Poética del gozo místico según San Juan de la Cruz · el tercer grado de oración, ... 540...

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Actas XV Congreso AIH (Vol. II). BERNARD SESÉ. Poética del gozo místico según San Juan de la Cruz - POÉTICA DEL GOZO MÍSTICO SEGÚN SAN JUAN DE LA CRUZ Mi corazón y mi carne se gozaron en Dios vivo (Sal 83, 3): así es como, según el Salmista, citado por Juan de la Cruz, se manifiesta el efecto de la llama de amor viva en el alma "que la hace vivir en Dios espiritualmente y sentir vida de Dios" (LB 1, 6). Gozo, o goce, divino: "gustar a Dios vivo, esto es vida de Dios y vida eterna" (LB 1, 6). Este rastro de vida eterna que se experimenta en esa vivencia espiritual es el colmo al que el alma puede llegar, estado a la vez de plenitud, puesto que gusta a Dios con "sabor y suavidad", y estado de imperfección, puesto que se trata tan sólo de "un viso de vida eterna" (LB 1, 6). A ese "estado perfecto de gloria", sólo se llega "por vía de paso", anuncio transitorio de "la copiosidad y abundancia de deleite y gloria" (LB 1, 14), que será perfecto en la otra vida. ¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste habiéndome herido: salí tras ti clamando, y eras ido (CA can 1). Imprecaciones, reproches, desamparo, herida, apuro, pérdida, juego de escondite, cruel, malévolo, del ser amado con tanta pasión. En aquellas estrofas primeras, de desesperanza y dolor, del Cántico espiritual se trasluce la plenitud del gozo. Plenitud del gozo, en su aspecto negativo, evidentemente. ¿A quién se le ocurriría gozar de un sufrimiento intolerable: decilde que adolesco,peno, y muero (can 2). Pero tal es, en efecto, lo propio del gozo: inexpresable en el lenguaje, se expresa en forma de síntomas para destruir al sujeto, dando rienda suelta a su pulsión de muerte, si el objeto del deseo escurre el bulto. Un "factor letal" obra siempre en el gozo. Evocando al alma en el tercer grado de oración, Teresa de Jesús escribe: " ... está gozando en aquella agonía con el mayor deleite que se puede decir" (Vida, 16, 1). El gozo tiene en efecto otra cara, de la cual aquella cara de muerte es sólo el reverso: una cara de gloria, de felicidad, de "torrente de deleite" (CB 38, 9), cuando se produce el encuentro con el objeto del deseo, la -11- Centro Virtual Cervantes

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POÉTICA DEL GOZO MÍSTICO SEGÚN SAN JUAN DE LA CRUZ

Mi corazón y mi carne se gozaron en Dios vivo (Sal 83, 3): así es como, según el Salmista, citado por Juan de la Cruz, se manifiesta el efecto de la llama de amor viva en el alma "que la hace vivir en Dios espiritualmente y sentir vida de Dios" (LB 1, 6). Gozo, o goce, divino: "gustar a Dios vivo, esto es vida de Dios y vida eterna" (LB 1, 6).

Este rastro de vida eterna que se experimenta en esa vivencia espiritual es el colmo al que el alma puede llegar, estado a la vez de plenitud, puesto que gusta a Dios con "sabor y suavidad", y estado de imperfección, puesto que se trata tan sólo de "un viso de vida eterna" (LB 1, 6). A ese "estado perfecto de gloria", sólo se llega "por vía de paso", anuncio transitorio de "la copiosidad y abundancia de deleite y gloria" (LB 1, 14), que será perfecto en la otra vida.

¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste habiéndome herido: salí tras ti clamando, y eras ido

(CA can 1).

Imprecaciones, reproches, desamparo, herida, apuro, pérdida, juego de escondite, cruel, malévolo, del ser amado con tanta pasión. En aquellas estrofas primeras, de desesperanza y dolor, del Cántico espiritual se trasluce la plenitud del gozo.

Plenitud del gozo, en su aspecto negativo, evidentemente. ¿A quién se le ocurriría gozar de un sufrimiento intolerable: decilde que adolesco,peno, y muero (can 2). Pero tal es, en efecto, lo propio del gozo: inexpresable en el lenguaje, se expresa en forma de síntomas para destruir al sujeto, dando rienda suelta a su pulsión de muerte, si el objeto del deseo escurre el bulto. Un "factor letal" obra siempre en el gozo. Evocando al alma en el tercer grado de oración, Teresa de Jesús escribe: " ... está gozando en aquella agonía con el mayor deleite que se puede decir" (Vida, 16, 1).

El gozo tiene en efecto otra cara, de la cual aquella cara de muerte es sólo el reverso: una cara de gloria, de felicidad, de "torrente de deleite" (CB 38, 9), cuando se produce el encuentro con el objeto del deseo, la

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unión, la fusión, la embriaguez de transformarse el uno en el otro: el gozo resulta ser entonces el colmo del deseo: definición misma de toda experiencia mística; es decir, colmo de vida y colmo de muerte, conjunta-mente.

Es en esta perspectiva, fundamentalmente ambivalente, como quisiera tratar de aclarar el gozo místico, el cual, más que una suerte de goce, es quizás el modelo de cualquier gozo, tanto en los escritos místicos como en los textos profanos, por ejemplo, en El Burlador de Sevilla, atribuido a Tirso de Malina, donde la palabra gozar se repite como el leitmotiv esencial de la pasión erótica.

Después de estudiar el campo léxico e imaginario del gozo, se intentará una descripción fenomenológica de ese estado de ánimo, antes de proponer, en tercer lugar, una interpretación de tipo teológico y psicoanalítico del alma en "su negocio ... (de) sólo recibir a Dios" (LB 11, 9), como dice Juan de la Cruz.

CAMPO LÉXICO E IMAGINARIO Si la palabra gozo irradia en las obras de Juan de la Cruz, hay que señalar primero que el hecho mismo de escribir es una forma fundamental de gozo, que explica sin duda alguna la abundancia -a veces torrencial- de textos escritos por los místicos: " ... hay efectivamente -declaraba Roland Barthes- un gozo de escribir y ... escribir demuestra cierto erotismo. Pero de ese gozo de escribir, no se sabe nada ... " Y añadía:" ... un gozo, puesto que hay un Eros de la Escritura, aunque permanezca enigmático1

". A este propósito, pensando en ciertos místicos, (San Agustín, Catalina de Siena, Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila, Francisco de Sales, Madame Guyon, Edith Stein ... ), se podría hablar de una libido scribendi, y hasta, en algunos casos, -por alusión al furor sanandi, que denunciaba Freud- se podría constatar el furor scribendi, que mueve ciertas plumas místicas.

"Gozo. (Del lat.gaudium). Sentimiento de complacencia en la posesión recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles. Alegría del ánimo". La definición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, parece insuficiente con respecto a la plenitud del ser que la palabra sugiere a Juan de la Cruz, cuando evoca: " ... este huerto de llena transformación, el cual es ya gozo y deleite y gloria de matrimonio

1 Citado por ELISABETH RENAUD, Le sangde l'écriture, Éd. du Rocher,Mónaco, 2002, pp. 114 y 119.

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espiritual ... " (CB 22, 5). La locución popular, que cita Covarrubias2,

corresponde más a la palabra en su sentido místico: "No caber de gozo, estar tan contento que sale de sí y muestra por de fuera el alegría de su ánimo". Y este proverbio, citado por el mismo lexicógrafo, se puede aplicar a la experiencia mística: "En esta vida no hay gozo ni alegría cumplida". Porque, en efecto, el gozo sanjuanista, si bien se cumple, no permanece.

El gozo espiritual, que orienta la aventura de Juan de la Cruz, no es el gozo sensible, pasión natural3, contra el cual pone en guardia: su único objeto es Dios, como lo expresa en el Prólogo de los Dichos de luz y amor." ... ¡oh Dios y deleite mío!..."

La palabra deleite aparece 342 veces en las Obras de Juan de la Cruz, acompañada de delectación (5), deleitable (26), deleitablemente ( 1 ), deleitar (81 ), deleitoso (13), con un total de 468 casos para esta familia. La palabra gozo se emplea 320 veces, mientras que gozar llega a 372 empleos, y gozoso sólo a 2, con un total de 694 casos, para esta familia.

Estas dos palabras parecen delimitar el campo semántico del gozo místico, según Juan de la Cruz; a ellas se juntan o se añaden otros términos. Así habla del gozo y fruición de las dívinas noticias que el alma recibe en el vino de amor que el alma da por bebida a su Dios (CB 37, 8), (se puede observar aquí el intercambio entre sujeto y objeto de la experien-cia mística). En otro lugar habla de una fruición y deleite de amor, que es bebida del Espíritu Santo ( CB 37, 8). La palabra fruición sólo se utiliza 33 veces, mientras que la serie jubilación (9),jubilar (2),júbilo ( 4), sólo llega a 13 empleos. En la "declaración" de la "canción 39" del Cántico espiritual (CB 39, 2), es notable advertir el segundo término de lo que el alma espera, en la" beatífica transformación", que recibe de su Esposo: la jubilacwn a Dios en la fruición de Dios. Esto sugiere que Juan de la Cruz preserva matices importantes entre todas las palabras derramadas en el campo semántico del gozo, cuya variedad corresponde a distinciones muy finas en los estados espirituales.

Otras palabras asociadas a gozo en las Concordancias de los escritos de San juan de la Cruz, como alegría, dicha, felicidad refrigerio, regalo, satisfacción, solaz, ventura, etc., sugieren, prefiguran o anuncian la plenitud de satisfacción

2 SEBASTIÁN DE COVARRUBIAS, Tesoro de la lengua castellana o española, 1611, ed. Martín de Riquer, Harta, Barcelona, 1943.

3 En los poemas del amor cortés, eljoy (< gaudium) designa la satisfacción sexual cumplida.

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del deseo que designa directamente el vocablo gozo. En todo caso, el gozo se diferencia del placer y de la posesión o propiedad.

Hay otra palabra esencial: gloria, empleada 267 veces, la cual, con los vocablos afines de gloriar ( 11 ), glorificación (2), glorificar (23), gloriosamente ( 1 ), glorioso (30) suma un total de 334 empleos. A diferencia de los vocablos anteriores, que expresaban más el deseo según la vertiente erótica, gloria, asociada a bienaventuranza, celestial, vida eterna, se orienta hacia la realización espiritual, como lo manifiesta la "declaración" de la canción tercera de Llama de amor viva, detallando lo que le ocurre al alma abrasada por las lámparas de fuego: "Finalmente gusta la gloria de Dios en sombra de gloria que hace saber la propiedad y talle de la gloria de Dios" (LB 3, 15). En el comentario de la primera estrofa, el poeta explicaba que aquella llama "cada vez que llamea, baña al alma en gloria y la refresca en temple de vida divina" (LB 1, 3).

La gloria "a vida eterna sabe" (LB 2, 20). Pero es notable que en esta etapa de la dichosa ventura, como a lo largo de todo el proceso místico, el cuerpo comparte el advenimiento del alma: gozo espiritual o gloria sensitiva no se diferencian: " ... de este bien del alma a veces redunda en el cuerpo la unción del Espíritu Santo, y goza toda la sustancia sensitiva, todos los miembros y huesos y médulas, no tan remisamente como comúnmente suele acaecer, sino con el sentimiento de grande deleite y gloria, que se siente hasta los últimos artejos de pies y manos. Y siente el cuerpo tanta gloria en la del alma que en su manera engrandece a Dios, sintiéndole en sus huesos, conforme aquello que David dice: todos mis huesos dirán: ¿Dios, quién semejante a ti? (Sal 34,10)" (LB 2, 22). Con el remedio de una persona a quien conoce (ella misma), describiendo el tercer grado de oración, Teresa de Jesús escribe: "Todo su cuerpo y alma querría se despedazase para mostrar el gozo que con esta pena siente." (Vida, 16, 4).

El gozo místico sólo se experimenta por "visos de gloria" (LB 3, 11 ). La riqueza y la variedad de la red de representaciones, a las cuales da lugar muestra bien que su expresión se libra del registro del lenguaje. Sólo la imagen o la simbolización lo sugieren. Elementos naturales, el agua y el fuego, al mismo tiempo que designan un estado espiritual remiten a emociones o sensaciones sensibles, como los "ríos de gloria, abundando en deleites" (LB 1, 1 ), o "el infinito fuego de amor que endiosa y deleita" (LB 2, 2, 3).

Las imágenes del gozo sugieren la desaparición del sujeto místico, que, absorbido "poderosa y fuertemente en el abrazo abismal" de la dulzura del Amado (LB 1, 15), se ahoga "en mares de fuego amoroso" en

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los que el alma "está engolfada" (LB 2, 10), o bien se abrasa en "un inmenso fuego de amor" (LB 2, 11). Juan de la Cruz concluye la evocación de aquel "toque sólo de la Divinidad" (LB 2, 9) con esta observación: "Y lo que aquí goza el alma no hay más decir ... " (LB 2, 11 ).

FENOMENOLOGÍA DEL GOZO

La vivencia mística consiste en un "toque de Dios", que Juan de la Cruz define así: " ... este toque es toque de sustancias, es a saber de sustancia de Dios en sustancia del alma, al cual en esta vida han llegado muchos santos" (LB 2, 21 ). El colmo del gozo es el colmo de la relación con el Otro. En ese colmo de la alteridad el alma recibe a Dios tanto como Dios recibe al alma. Según Maurice Zundel, Dios sólo existe comunicándose.

La canción 35 del Cántico espiritual (CA 35; CB 36) expresa el proceso de aquel intercambio de amor, de esta efectuación de la alteridad:

Gocémonos, Amado, y vámonos a ver en tu hermosura al monte y al collado do mana el agua pura; entremos más adentro en la espesura.

Esta estrofa evoca lo que se podría llamar la triada mística; los tres elementos que la componen -el gozo, la semejanza, el conocimiento-están vinculados estrechamente entre sí, de una manera indisociable. Es decir que si falta uno, el conjunto se esfuma, y también que a cada uno de esos elementos se superponen los otros dos. Esta triada es el modelo del amor auténtico: plenitud del gozo, realizada en "el vuelo del espíritu fuera de la carne, donde libremente se goza" (CA 12, 4).

De estos elementos se podría decir exactamente lo que San Juan escribe de las cuatro pasiones del alma: " ... están aunadas y tan hermana-das entre sí... que donde actualmente va la una, las otras también van virtualmente; y si la una se recoge actualmente, las otras tres virtualmen-te a la misma medida también se recogen" (S 3, 16, 4). Lo mismo ocurre con las virtudes: " ... porque las virtudes así como donde está una están todas, así también donde una falta faltan todas" (CA 22, 2).

Así como en el misterio de la Trinidad, según la teología católica, Dios es Uno en tres personas, el goce místico es único en tres manifesta-ciones, que quizás se podrían poner en relación con las tres potencias del alma: entendimiento, voluntad, memoria. De todas formas, como lo

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destaca Eulogio Pacho, es fundamental para Juan de la Cruz "la unidad radical del ser humano4

".

En Llama de amor viva, el alma expresa así "el gozo y sabor del amor" (CB 36, 3): " ... te puedo amar y gozar, estando toda convertida en amor divino ... , eres la gloria y deleites y anchura della ... (de mi alma)" (LB 1, 26). Mas es notable cómo el sujeto místico invita al Amado a un goce recíproco: Gocémonos ... Y, en efecto, " .. .le parece al alma que no tiene él {Dios) otra cosa en que se emplear, sino que todo él es para ella" (LB 2, 36).

Lo que expresa la segunda invitación es también un proceso en advenimiento: ... y vámonos a ver en tu hermosura. Semejarse uno al otro es otra modalidad del amor: "Y así gusta el alma de todas las cosas de Dios, comunicándosele fortaleza, sabiduría y amor hermosura y gracia y bondad, etc." Pero ¿cómo puede Dios, siendo objeto de perfección, hacerse semejante al alma? Tan sólo enseñándole a amar "con el mismo amor que él se ama" {CA 37, 3).Juan de la Cruz imagina esa lección de amor: " ... amorosísimamente se comunica él todo a ella, transformándola en sí -en lo cual le da su mismo amor ... con que ella le ame- es propia-mente mostrarla a amar, que es como ponerla el instrumento en las manos, y decirle él cómo lo ha de hacer, e irlo haciendo con ella; y así aquí ama el alma a Dios cuanto de él es amada" (CA 37, 3). Recuerdos de su infancia, sin duda: la comparación sugiere al artesano enseñándole su arte al aprendiz que, antaño, fue Juan de Yepes en Arévalo {1548-1551) y en Medina del Campo (1551-1564).

Este verso sugiere una magnífica declaración al poeta, con un matiz notable entre la versión A y la B; la primera empieza así: "Hagamos de manera que por medio de este ejercicio de amor ya dicho lleguemos a vernos en tu hermosura; esto es, que seamos semejantes en hermosura ... " {CA 34, 3); la versión B matiza así: " ... vernos en tu hermosura en la vida eterna ... " (CB 36, 5).

El último verso de la estrofa 35 sugiere el tercer proyecto esencial de la relación mística: ... entremos más adentro en la espesura. Juan de la Cruz no se cansa de repetir que "Dios a quien va el entendimiento excede al entendimiento, y así es incomprensible e inaccesible al entendimiento ... " (LB 3, 48). Sin embargo, este verso sugiere que el alma que goza de Dios puede ir empezando a conocer sus secretos: el gozo es siempre una forma de conocimiento. " ... ésta es la propiedad del amor:

4 "Alma humana", en Diccionario de San juan de la Cruz, Monte Carmelo, Burgos,2000, p.63.

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escudriñar todos los bienes del Amado" (LB 2, 4 ). Palabra muy sugestiva, "escudriñar", sólo empleada cuatro veces por Juan de la Cruz, el cual explica así la tercera propiedad del amor, en el comentario de este verso: " ... es escudriñar y saber las cosas y secretos del mismo Amado" (CB 36, 3). También aquí actúa el proceso de reciprocidad "cuando él (Dios) tiene por bien abrirle la noticia" (LB 3, 2) entonces el alma empieza a ver distintamente los innumerables atributos de Dios. Este "altísimo conocimiento de Dios" (LB 3, 4), que experimentó Moisés en el monte Sinaí, fue también "subidísimo deleite de amor y fruición" (LB 3, 4). El deseo de conocimiento de los secretos de Dios, también lo comparte Dios: " ... gozarán y gustarán ella y el Esposo el sabor que causa el conocimiento de ellos ("los subidos misterios de Dios y hombre") ... (CA 36, 1 ).

Este análisis sólo quería poner de manifiesto cómo toda la "canción" del gozo es una exaltación de la reciprocidad en sus tres componentes. El gozo del sujeto no se puede pensar fuera del gozo del Objeto.

INTERPRETACIONES El campo semántico del gozo místico se extiende desde el cielo hasta el infierno -o, dicho de otro modo, desde la satisfacción plena del deseo hasta el tormento desesperado, su signo inverso-, desde el fuego de amor vivo hasta la noche tenebrosa del desamparo (derelictio). Juan de la Cruz evoca la "noche de gozo", es decir "los gozos que se niegan" (S 3, 26, 8), que exige el gozo enderezado o recogido "a Dios" (S 3, 27, 5), el único del cual goza Dios.

Si Dios es "incomprensible", como dice San Agustín (Si comprehendis, non est Deus5), "incogitable", como afirma Juan de la Cruz (LB 3, 52), el Amado de los poemas es su figura amante y amada que permite experimentar este "milagro de la salida de sí mismo", según la expresión de Emmanuel Levinas6 que constituye la relación al otro. El gozo místico, que se realiza cuando el alma se une a Dios por participación, es paradójico: a la vez transformación del uno en el otro y advenimiento del uno en el otro, de uno por otro. Desde el punto de vista de la teología se podría decir que la criatura adviene en el Creador, y que el Creador adviene en la criatura.

Se trata de una vivencia radical de la alteridad. En este estado el sujeto queda como petrificado, con el sentido "de todo sentir privado" (P IX).

5 San Agustín (354-430), Sermón 77 7. 6 EMMANUEL LEVINAS (1905-1995), De/' existence a!' existant, 1947.

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El gozo místico, opuesto al "gozo vano" (3S, 28, 1), o a la "pasión de gozo y gusto" (3S, 29, 2), se realiza en lo que Juan de la Cruz llama "divina unión con Dios" (2S, 28, 1), "endiosamiento" (CA 17, 11), o también "junta del alma con Dios" (3S, 2, 14). Esta última expresión tiene una connotación erótica7

• Si el cuerpo, así sugerido, forma parte de la experiencia mística, también participa la psique en su dimensión inconsciente. Es esta dimensión consciente e inconsciente del gozo la que aclara el psicoanálisis.

En primer lugar, la idea de pérdida, de ausencia, de abandono mortal, que se expresa patéticamente en la primera estrofa del Cántico espiritual, manifiesta que el gozo místico se refiere al deseo inconsciente, con su carencia esencial; más allá de la satisfacción y de la certidumbre de la significación, corresponde a la pulsión de muerte.

En segundo lugar, siempre desde el punto de vista del psicoanálisis, el gozo místico, en su aspecto inconsciente, se sitúa en el registro de lo real, "de lo que se resiste absolutamente a la simbolización", según la teoría de J acques Lacan. Se trata de lo que Lacan llama "el gozo otro", o "suplementario" -distinto del "gozo fálico"- que se libra del orden simbólico, (lo simbólico expulsa lo real fuera de la realidad). Juan de la Cruz insiste mucho en esa incapacidad de traducir en palabras la vivencia del gozo: " .. .la delicadez del deleite que en este toque se siente es imposible decirse ni yo querría hablar en ello, porque no se entienda que aquello es más de lo que se dice, que no hay vocablos para declarar cosas tan subidas de Dios como en estas almas pasan, de la cuales el propio lenguaje es entenderlo para sí y gozarlo y callarlo el que lo tiene ... Y así, sólo se puede decir, y con verdad, que a vida eterna sabe" (LB 2, 21).

Comentando la estrofa 3 de Llama de amor viva escribe: "Todo lo que se puede en esta canción decir es menos de lo que hay, porque la transformación del alma en Dios es indecible. Todo se dice en esta palabra: que el alma está hecha Dios de Dios, por participación de él y de sus atributos, que son los que aquí llama lámparas de fuego" (LB 3, 8). A este propósito, la última reticencia de Llama de amor viva es admirable: "En aquel aspirar de Dios yo no querría hablar, ni aun quiero; porque veo claro que no lo tengo de saber decir, y parecería menos si lo dijese ... " (LA 3, 17).

Entre el sujeto místico y el objeto místico, el gozo señala un modo de relación que pasa por los "significantes inconscientes". Las imágenes -significantes conscientes-, como "fuego de la unión" (LB 1, 4), o las que

7 juntar: "9. Tener el acto sexual'', Real Academia Española.

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sugieren la ambivalencia del gozo, como "regalada llaga" (P VIII), tratan de suplir esa imposibilidad.

El gozo -"gustar a Dios vivo" (LB l, 6}- parece ser un elemento presente en todos los escritos místicos. Si las vivencias de este deleite son siempre singulares, se podría sin duda aplicar a todas esta observación de J. Lacan, a propósito de la estatua de Bernini ( 1598-1680) representan-do la transverberación del corazón de Santa Teresa: " ... ella goza, no hay ninguna duda. ¿Y de qué goza? Está claro que el testimonio esencial de los místicos, es justamente decir que lo experimentan, pero que no saben nada de ello"8

CONCLUSIÓN En la figura del MONTE CARMELO, diseñada por Juan de la Cruz, la palabra gozo se sitúa en "el camino de espíritu de imperfección del cielo" y en el "camino de imperfección del suelo", pero también en el "arco de frutos, virtudes y dones." Ambivalencia del gozo, que sólo alcanza su apogeo y su fecundidad en su dimensión mística: Paz, gozo, alegría, deleite, sabiduría, justicia, fortaleza, caridad, piedadi.

En el gozo coexisten el nacimiento y la muerte: advenimiento de la plenitud y muerte del deseo que inspira su busca. Desde el punto de vista psicoanalítico, la sustancia misma del gozo es la repetición de la pérdida y la vuelta del objeto deseado: el puro gozo es una abstracción. Al contrario, el místico considera a Dios como a "un Otro que tiene sustancia de Ser, única posibilidad de colmar el inaguantable hueco originario del sujeto"w.

Toda esta comunicación se dedíca a "la gloria esencial, que consiste en ver el ser de Dios" (CB 38, 5). Aquel "endíosamiento" (CB 26, 14), al que aspira, o que experimenta, el místico, es la realización perfecta del gozo imaginario. El gozo soñado del alma "bañada en dívinidad" (CB 26, 1) se refiere siempre, sin conseguirlo nunca al gozo absoluto, que sólo se realiza en Dios.

8 " ... elle jouit, ~a ne fait pas de doute. Et de quoi jouit-elle? 11 est clair que le

témoignage essentiel des mystiques, c'est justement de dire qu'ils l'éprouvent, mais qu'ils n'en saven trien ",JACQUES LA CAN, Encore, Seuil, Paris, 197 5, p. 70-71.

9 SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras completas, 3ª ed., Editorial de Espiritualidad, Madrid, 1988, pp. 127-136.

IO RAYMOND ARON, "11 pose Dieu comme un Autre ayant une substance d'Etre, seul moyen de com bler l'insoutenabl.:: trou originaire du sujet",jouir entre ciel et terre. Les mystiques dans l'(J!uvre de]. Lacan, L'Harmattan, Paris, 2003, p. 83.

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Ésta es la referencia esencial: el gozo de Dios; el único proyecto del Padre es compartirlo con la Esposa (la creación) que da al Hijo divino para que se gocen juntos "en eterna melodía'', antes de que sea llevada al Padre "donde de el mismo deleite/ que Dios goza, gozaría" (Rm 4 ). Con aquella magnífica sugestión de lo que se podría llamar su Romancero de la salvación, se comprende que el gozo es la base primordial de toda la concepción del mundo de Juan de la Cruz, de toda su experiencia mística.

BERNARD SESÉ

Université de Paris X -Nanterre

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