Poemas de Miguel Hernández

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Poemas de Miguel Hernández LAS ABARCAS DESIERTAS Por el cinco de enero, cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría. Y encontraban los días, que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. Nunca tuve zapatos, ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras. Me vistió la pobreza, me lamió el cuerpo el río, y del pie a la cabeza pasto fui del rocío. Por el cinco de enero, para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería. Y al andar la alborada removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas. Ningún rey coronado tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana.

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Poesia española Generacion del 27

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Poemas de Miguel Hernndez

LAS ABARCAS DESIERTAS

Por el cinco de enero,cada enero ponami calzado cabreroa la ventana fra.

Y encontraban los das,que derriban las puertas,mis abarcas vacas,mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,ni trajes, ni palabras:siempre tuve regatos,siempre penas y cabras.

Me visti la pobreza,me lami el cuerpo el ro,y del pie a la cabezapasto fui del roco.

Por el cinco de enero,para el seis, yo queraque fuera el mundo enterouna juguetera.

Y al andar la alboradaremoviendo las huertas,mis abarcas sin nada,mis abarcas desiertas.

Ningn rey coronadotuvo pie, tuvo ganapara ver el calzadode mi pobre ventana.

Toda la gente de trono,toda gente de botasse ri con enconode mis abarcas rotas.

Rabi de llanto, hastacubrir de sal mi piel,por un mundo de pastay un mundo de miel.

Por el cinco de enero,de la majada mami calzado cabreroa la escarcha sala.

Y hacia el seis, mis miradashallaban en sus puertasmis abarcas heladas,mis abarcas desiertas.

VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN

Vientos del pueblo me llevan,vientos del pueblo me arrastran,me esparcen el corazny me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,impotentemente mansa,delante de los castigos:los leones la levantany al mismo tiempo castigancon su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,que soy de un pueblo que embarganyacimientos de leones,desfiladeros de guilasy cordilleras de toroscon el orgullo en el asta.Nunca medraron los bueyesen los pramos de Espaa.Quin habl de echar un yugosobre el cuello de esta raza?Quin ha puesto al huracnjams ni yugos ni trabas,ni quin al rayo detuvoprisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,vascos de piedra blindada,valencianos de alegray castellanos de alma,labrados como la tierray airosos como las alas;andaluces de relmpagos,nacidos entre guitarrasy forjados en los yunquestorrenciales de las lgrimas;extremeos de centeno,gallegos de lluvia y calma,catalanes de firmeza,aragoneses de casta,murcianos de dinamitafrutalmente propagada,leoneses, navarros, dueosdel hambre, el sudor y el hacha,reyes de la minera,seores de la labranza,hombres que entre las races,como races gallardas,vais de la vida a la muerte,vais de la nada a la nada:yugos os quieren ponergentes de la hierba mala,yugos que habis de dejarrotos sobre sus espaldas.Crepsculo de los bueyesest despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidosde humildad y olor de cuadra:las guilas, los leonesy los toros de arrogancia,y detrs de ellos, el cieloni se enturbia ni se acaba.La agona de los bueyestiene pequea la cara,la del animal varntoda la creacin agranda.

Si me muero, que me mueracon la cabeza muy alta.Muerto y veinte veces muerto,la boca contra la grama,tendr apretados los dientesy decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,que hay ruiseores que cantanencima de los fusilesy en medio de las batallas.

EL NIO YUNTERO

Carne de yugo, ha nacidoms humillado que bello,con el cuello perseguidopor el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,a los golpes destinado,de una tierra descontentay un insatisfecho arado.

Entre estircol puro y vivode vacas, trae a la vidaun alma color de olivovieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empiezaa morir de punta a puntalevantando la cortezade su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y sientela vida como una guerra,y a dar fatigosamenteen los huesos de la tierra.

Contar sus aos no sabe,y ya sabe que el sudores una corona gravede sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabajamasculinamente serio,se unge de lluvia y se alhajade carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,y a fuerza de sol, bruido,con una ambicin de muertedespedaza un pan reido.

Cada nuevo da esms raz, menos criatura,que escucha bajo sus piesla voz de la sepultura.

Y como raz se hundeen la tierra lentamentepara que la tierra inundede paz y panes su frente.

Me duele este nio hambrientocomo una grandiosa espina,y su vivir cenicientorevuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,y devorar un mendrugo,y declarar con los ojosque por qu es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,y su vida en la garganta,y sufro viendo el barbechotan grande bajo su planta.

Quin salvar este chiquillomenor que un grano de avena?De dnde saldr el martilloverdugo de esta cadena?

Que salga del coraznde los hombre jornaleros,que antes de ser hombres sony han sido nios yunteros.

EL LTIMO RINCN

El ltimo y el primero:rincn para el sol ms grande,sepultura de esta vidadonde tus ojos no caben.

All quisiera tendermepara desenamorarme.

Por el olivo lo quiero,lo persigo por la calle,se sume por los rinconesdonde se sumen los rboles.

Se ahonda y hace ms hondala intensidad de mi sangre.

Los olivos moribundosflorecen en todo el airey los muchachos se quedancercanos y agonizantes.

Carne de mi movimiento,huesos de ritmos mortales:me muero por respirarsobre vuestros ademanes.

Corazn que entre dos piedrasansiosas de machacarte,de tanto querer te ahogascomo un mar entre dos mares.De tanto querer me ahogo,y no me es posible ahogarme.

Beso que viene rodandodesde el principio del mundoa mi boca por tus labios.Beso que va a un porvenir,boca como un doble astroque entre los astros palpitapor tantos besos parados,por tantas bocas cerradassin un beso solitario.

Qu hice para que pusierana mi vida tanta crcel?

Tu pelo donde lo negroha sufrido las edadesde la negrura ms firme,y la ms emocionante:tu secular pelo negrorecorro hasta remontarmea la negrura primerade tus ojos y tus padres,al rincn de pelo densodonde relampagueaste.

Como un rincn solitarioall el hombre brota y arde.

Ay, el rincn de tu vientre;el callejn de tu carne:el callejn sin salidadonde agonic una tarde.

La plvora y el amormarchan sobre las ciudadesdeslumbrando, removiendola poblacin de la sangre.

El naranjo sabe a viday el olivo a tiempo sabe.Y entre el clamor de los dosmis pasiones se debaten.

El ltimo y el primero:rincn donde algn cadversiente el arrullo del mundode los amorosos cauces.

Siesta que ha entenebrecidoel sol de las humedades.

All quisiera tendermepara desenamorarme.

Despus del amor, la tierra.Despus de la tierra, nadie.