Poemas de Lopez

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EL TUERTO LOPEZ PARECE QUE HAY UNANIMIDAI) en la opinión crlüca eobre la. poesía de Luis C. López para manifestar sdmiración por la ma- ücia,la ironla y Ia sáüra que conlleva, y por el dignificado que üene en la hietoria de la poesla colombiana: la de ssr un eficaz contrapunto a cierta aensiblerla en qua se cotrompe y falsifica el espléndido inpulso románüco, y ser, ademáe,una espscis d6 antídoto de la retórica caribe y de la mitologfa tropical. Esa ad- miración es probablemente unánime también con rslacién a eu estilo y a gu tono, sobriog, inmsdiatos y exactos. L6pezB8,püoe, un poeta ds vasta y aólida fama entre letradoe y no letradoa, unos y otros eeducidos por su gracia verbal y Ia bulda inteu- ción y el perfecto diseño de los croquis, retratoe e instantáneae sn que condensó su amarga y sonrefda vieión del muado y de los curiosos ssras que lo pueblan. Es notorio en au poeala un mecanismo üterario de su propiedad e inventiva, que 8e reeol- verla en monétona repeücién de sus efectoe ei el ingenio del poeta no diera con el haüazgo caüficaüvo, el trazo caricatural y la sorpresiva asociación de les fg¡minss de la metáfora. Eeto úItimo, entre otros factoree, le da a la poesla de López una fresca nodernidad. tópez no parace un poeta de su üomFo cronológico, del tiempo de su generasión, ni perteneciente al

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poesia del tuerto lopez

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  • EL TUERTO LOPEZ

    PARECE QUE HAY UNANIMIDAI) en la opinin crlca eobre la.poesa de Luis C. Lpez para manifestar sdmiracin por la ma-cia,la ironla y Ia sra que conlleva, y por el dignificado queene en la hietoria de la poesla colombiana: la de ssr un eficazcontrapunto a cierta aensiblerla en qua se cotrompe y falsificael esplndido inpulso romnco, y ser, ademe, una espscis d6antdoto de la retrica caribe y de la mitologfa tropical. Esa ad-miracin es probablemente unnime tambin con rslacin a euestilo y a gu tono, sobriog, inmsdiatos y exactos. L6pezB8, poe,un poeta ds vasta y alida fama entre letradoe y no letradoa,unos y otros eeducidos por su gracia verbal y Ia bulda inteu-cin y el perfecto diseo de los croquis, retratoe e instantneaesn que condens su amarga y sonrefda viein del muado y delos curiosos ssras que lo pueblan. Es notorio en au poeala unmecanismo terario de su propiedad e inventiva, que 8e reeol-verla en montona repecin de sus efectoe ei el ingenio delpoeta no diera con el haazgo caficavo, el trazo caricaturaly la sorpresiva asociacin de les fgminss de la metfora. EetoItimo, entre otros factoree, le da a la poesla de Lpez unafresca nodernidad. tpez no parace un poeta de su omFocronolgico, del tiempo de su generasin, ni perteneciente al

  • ej6rcito suramericano de epgonos de las modas y escuelaepredominantes en Europa, por entonces, ni tampoco se le pue-de identificar con la aititud intelectual de la mayor parte deIos poetas colombianos contemporneoe suyos.'La actud crlti-ca que revelen sus varsoa no 6ra el dsnominador comrin de lapoesia en boga. Un examan a fondo de la poesla colombianadesde los aos finales del siglo XIX hasta-la generacin delCentenario, demostrara lo solitario de la actud de Lpez, ex-presada en su inconformidad espiritual para no participar eiiel culto de ciertos mitos, de ciertos sagrados lugares comunes,de ciertas creencias que constuyen el tejido primordial yoculto en que ss apoya la obra de muchos de nuestros postas,inclusiva de algunos nuy c6lebres.

    A diferencia de ellss, L&pez inetala, mediante su era, larealidad de lo cotidiano, tal y como es, con su carga de tedio,de vulgari{ad, de comicidad, de sabor pintoresco t de exqnis-to ridculo. ta mxima sorpresa de su deecubrimiento egt ansu veracidad. Esa realidad rutinaria v concreta no habia eido.hasta 1, tratada en la poesa colombiaa como elsnsnto at.tico. Lpez la toma en sus manos y la devuelve intacta, perntransfigurada en obieto potico. Esa es su etupenda iven-cin, su esplnda hazaa. En medio de la marsa de fondo delromanticismo que sobrellevaba en la punta de eus oles a laeescuelas.simbolistas, parnasiana y modernista, nueetra poe-sa, en el momento de l aparicin de Lpez, sra, en lo genral,una sucesin de ecos, de resonancias subaltornag, y, excep-cionalmente, de honorables experimentos de laboratorio parafiltrar y transformar esencias importadas. Hubo aciertos evi-dentes y de notable calidad en esa tarea. Y algiunos poetas ypoemas de la poca sealada enen y morscen un puesto dehonor en la poesa de lengua espaola.

    Pero el caso y el puesto de Lpez son nicoe y excepcio-nales como actud y comb reeultado. Su poeala

    "r s ti6lfmax

    de la poesa reinante en su pas y en su hora. Su gran golps demano desarEa o, cusndo menos, pone an entrecho, vuelvesospechoso el aparato de una cierta retrica ms o menos h-bil y diestra, pe"o qne paraliza dentro de sus mqcanismos todanueva experiencia. Su gesto intelectual descubre una perspec-va inexplorada hasta entonces en la poesa colombiana: ladel poeta satrico en quien la noein crca de la readad tomael cauce del bunor, simultneamente cruel y piadoso, parapintar las alternavas de la incurable vanidad y tontera de lacriafura humana. L6pez Bs ess gran poeta eatrico que realizaia tarea dc reducir a sus modestas proporcionee buena partede los elementos que componen la miaologfa sentimental, hist-rica y h 'mana que encuentra en torno suyo. Su verein de "lacomedia tropical" en que se hallaba sumergido carece de an-tecedenles en la poesa de su paa. Es inconfundible. Despusde l vienen los imitadores que quedan esclavog de su pca,de su frmule y de su vocabulario, y que, por 1o migmo, son in-significantes. Su versin del trpico y de su fauna humana esinimitable, como toda creacin original y verdadera en el arte.

  • Despus de 1, el paisaje, Ias cosas'y los pereonajos que ee reen sus versos aparecieron a los oios da sus'lectores,tal como:.los vio, los calific1 les dio sio.y nacimiento sn su poeafa.Quedaron vertidos, incorporados a la readad que el poetadescubri. No es poca cosa como creacin y descubrimiento.

    De esta suerte, Lipez se presenta con thilos inob'ietablespara situarlo como un gran poeta satrico de la poesa espa-ola. Pero, ello'quiere decir tambi6n que ss un poeta tangrande como los ms grandes de su lengua y de otras lenguas?Gertamente, no. Su poesa es de primera clase en rn gneromenor, en un gnero que no es de primera clase. Me doy cuen.ta de que pedirle a t$pez un signo potico diferente del suyopropio, el d la poesa pica, lirica o dramtica, por eiemplo, yjuzgarlo de acuerdo con lo que no poda ser ni lo fue, resultarauna'simple insensatez critica. En su especiadad, en su zona,es-el primero, el meior y probablemente el finico'en la poesacolombiana. Otra cosa es que los colombianoe olvidemos conmucha frecuencia, al examinar la tarea artfsca de nueetroscompatriotas, la bxistencia de un orden y de una jerarqula uni-versales de ios valores. El gnero de la poesla de Lpez excluye

    _de por s el acceso a la categorla de lo estcamente sublime ycrea otra clase de mritos, otro po de respuestas y ds rego-nancias. La sra social y la humana, lo que se refieie a la in-voluntaria ridiculez y vacuidad de lae accioneg del hombre, ala trgica y sonriente domicidad que nace de la representacinque cada ser hace de su.propio personaie, es la materia de ela-boracin para esa poesa. Es el territorio natural de su oera-cin arsca. Pero hay territorios ms altos, zonas ms eleva-das y ms puras, donde la respiracin poca ee ms diffcil yel acceso ms exclusivo y privilegiado. En la ndole de la poeslade nuestro autor, estaba dada por ancipado eu categorla yprefijados sus llmites y posibilidades. El acierto, la deetreza, lagracia con que trabaia dento de eea categorla, sgss lfmi{6s yposibrilidadea, ss la prugba de su talerlto poc, de su poderde invencin, ds su originalidad.

  • Pero todo ello, me prece, no permite violar el orden de lasjerarquias para situ.ar su obra en el alts cielo donde legialanlos supremos sacerdotes de ia poesia. Su sitio est en otr par-te, con todo hono y todo merecimiento: en el gentil valle po_co donde brota la flor del h 'mor y de la eonriea. La graa poe-sa, en su sentido ms obvio y autntico, traeciende con otrossignos espirituales. Sonrisa y hmor no son patrimonio de lams alta poesa. Esta ivoluca en su signo el misterio de lapersona humana y el enfurna del universo. Toda gran poesla esun baibuceo metafrsico, un cierto golpear a las puertas quecierran el acceso final y absoluto a Bas oscuras regionee delser en donde Dios y la Muerte y el Amor y la Vida modulan suems graves iaterrogaciones.

    La poesa de Lpez est plena de mritos. Enaayar ubicarlaen la situacin que le corresponde merecidamente ss una ma-nera de rendirle los honores a que ene derecho. Colocarla enregiones donde su contexto, su signo, sus caracterlscas y eusignificado no enen mbito ni cabida, esr ms atrevo a creerlo,un empeo intil y perjudicial. La literatura colombiena, ydentro de ella, la poesa, han sido objeto muchae vecee de estaclase de desrdenes crlcos, inspirados en la necegidad en-gaiosa de mantener una artificial perepectiva patritica de loevalores. L6pez es un gran valor de esa literatura y de esa pos-sa.

    Tiene un puesto de primer rango n un gnero determine.do, pero ese gnero no es el primero ni ei ms alto en el ordende la creacin potica. Disminuye por eo su mrito? No" Eael reio de la poesa hay una justicia inexorable que stribuyeadecuada y misteriosamente los dones y las glorias. pero estaren ese reino es ya una gloria suficiente.

    EI Tiempo, abril T de 1963

    Estos notos sobre lo poesfo de Luis C, L6p* fueron escritcs con motjvo delo aporicin de lo oxcelente ontologfo qu-e de los vesos del posto cotoge-nero-ocobo de pubcor lorge Zalomea bojo al tltttlo de ' Lo Comsdio Tio.picol", editodapot "La Nuevo Pienso". Sbbo decjr que elbrcve prlocode Zalamoa es uno interprefocin justo y equitotivo de oo a*rt

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  • Ir Hernando Tllez