Poemas clandestinos

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Holandés en bicicleta No sé, en verdad no sé Sola está, una sombra frente a la inmensidad de un océano, grisáceo dulzor de arena, solo estoy, una sombra inmóvil en las miradas de nadie Desespero, poetizo entre zanjas de angustiados Cristos, medito, susurro, danzo, aún no sé cuál es el siguiente paso ¿Por qué no puedo ser el silencio, en lugar de ser ésto? ¿qué hay de los que no queremos ser? No sé, quisiera no ser hombre, quisiera tampoco ser mujer, anciano, niño, demonio, Dios, yo. ¿Cuándo se irá el extraño con el que siempre regreso? ¿me he ensartado en mi propio ojo? ¿quién es la aguja, quién es alguien? ¿Dónde está el hermoso exilio de los abrazos de los dioses? ¿qué soy dentro de éste hueso, dentro de ésta piel? La noche se forma penetrante y lúcida, parece trazada por niños autistas, mi noche, eres como un año de los humanos Quisiera saber: ¿cómo un miserable como yo soy un poeta, si hablo más por lágrimas que por palabras? Si el extraño me permite, quisiera no tener muerte, quisiera tampoco tener vida No sé, quisiera... quisiera tal vez dejar de desear, y simplemente, cerrar la mirada a todo... No sé

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Poemas, trazos de lengua humana.

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Page 1: Poemas clandestinos

Holandés en bicicleta

No sé, en verdad no sé

Sola está, una sombra frente a la inmensidad

de un océano, grisáceo dulzor de arena,

solo estoy, una sombra inmóvil en las miradas de nadie

Desespero, poetizo entre zanjas de angustiados Cristos,

medito, susurro, danzo,

aún no sé cuál es el siguiente paso

¿Por qué no puedo ser el silencio,

en lugar de ser ésto?

¿qué hay de los que no queremos ser?

No sé, quisiera no ser hombre,

quisiera tampoco ser mujer, anciano, niño,

demonio, Dios, yo.

¿Cuándo se irá el extraño con el que siempre regreso?

¿me he ensartado en mi propio ojo?

¿quién es la aguja, quién es alguien?

¿Dónde está el hermoso exilio de

los abrazos de los dioses?

¿qué soy dentro de éste hueso, dentro de ésta piel?

La noche se forma penetrante y lúcida,

parece trazada por niños autistas,

mi noche, eres como un año de los humanos

Quisiera saber: ¿cómo un miserable como yo

soy un poeta, si hablo más por lágrimas

que por palabras?

Si el extraño me permite,

quisiera no tener muerte,

quisiera tampoco tener vida

No sé, quisiera...

quisiera tal vez dejar de desear,

y simplemente, cerrar la mirada a todo...

No sé

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El juego de la ruleta

¿Cómo he de llamar grandeza a la bravura de mi corazón,

si sólo lloro y río cuando pienso que está bien?

Ya no soy un hombre de familia,

ahora vivo acampando en la noche de mis sábanas y,

pensando en ella

cada que un desconocido canta sus canciones,

en la esquina de mi cuarto

Porque no soy más ese juvenil

que se aterrorizaba de la vida y del amor

ahora sé que tengo un nombre y una madre,

no me arrastro tembloroso en el suelo sucio bajo mi cama,

buscando encontrar en los llantos de las sombras

lo que jamás he tenido

El cabello ya no me creció y,

las esperanzas de barba se disiparon,

soy un hombre dicen algunos,

pero yo no estoy seguro

de quién es ese hombre que conocen

La sueño tanto, que a veces olvido que

tengo una vida en la que hay que salir de la cama,

mover las piernas y saludar a las personas,

que los libros se leen y no sólo se abrazan,

que mi alma teme a la muerte y mis ojos se cansan

Lo lamento,

mi guitarra en las noches llora sola y

no sé cómo consolarla,

pues estoy tan ocupado pensando en ella,

que olvido que tengo hambre, tengo madre y,

que soy un niño que ya sabe leer,

no sé si este cuerpo sea de hombre,

pero en lo que a mí respecta,

acabo de darme cuenta que estoy dormido

Page 3: Poemas clandestinos

Un árbol llamado Oso

Hombre, oh silueta eclipsada de sol

he de llorar en tus boreales saberes agridulces

pero hoy no, golpeado estoy en la ventisca

intacta del murmullo de mi cabellera

consternado, debilitado, tal vez vivo

hambriento de sed he de estar

cansado de caminar en la llaga de mi ingravidez

y sin hogar ni memoria falto de dolor

en posición fetal preparo mi ritual

de plegaria y, un frío azul se avecina

En mi cantar binaural a la noche pregunté

¿qué ha sido del sol que ayer me quemaba?

pero ella, tan hermosa en su lejana quietud

me derribó con su rechazo de palabra

en la cima de mi ferocidad de árbol, y hoy,

en silencio, sigo esperando al anciano sabio

que algún día en una fogata frente a la última

constelación de mi párpado me diga, que aún vivo

Page 4: Poemas clandestinos

El laudero o el miedo al acróbata

¿Y qué es el pétalo si no un beso jamás recogido?

¿y el vértigo? ¿qué es sin alguien que juega

a tener miedo en los telares de la insensatez?

y si el viento, y si tu abuela, y si tu mano

no se mueven,

¿por qué no preguntar si jugamos a ser humanos

y reímos cada que la lágrima de una pésima actriz

calla los zumbidos?

¿Y si la ventana es todo lo que tengo para

que me crean que veo?

pero

¿y si no he de ser yo quien está aquí en un siempre?

quizá el tiempo es quien me niega en cada mirada

bajo el telón

¿Qué demonio soy?

Grité con un angustioso pésame

a Freud compungido a mi costado por mi propia humanidad

¿si todo es sexo, por qué yo no lo veo?

y una artrítica caricia es la respuesta

que mi pierna fría recibe,

quizá soy el genio maligno que aterrorizaba

a Descartes en sus noches de vigilia solipsista

abrazando con entera estupidez a su mejor amiga

la lágrima negra que hoy vocifera

¿Y qué haremos si ya es tiempo

Page 5: Poemas clandestinos

de ser más acróbatas y más lauderos?

tal vez es hora de ungir a nuestra abuela

en su pavor de lecho

ya es hora de bailar en la nada

y

al responder cuando mi nieto me pregunte:

¿qué se siente sufrir el corazón de otro

y usurpar su tiempo de vida?

quizá diré:

se siente ser un fantasma miserable

pero

el me robó mi muerte

Page 6: Poemas clandestinos

El canto de la musa

Me oíste caer entre las canciones,

con tu vientre me levantaste.

Y fuimos árbol que gritó infinito

ante los sordos mundos y los ciegos hombres.

Extendiste tu carne,

el silencio orquestal fue pintando rocío,

cuando las esferas se desojaron con homofobia,

y un niño de arcilla por el alba fue otorgado.

Y el cielo, tornasol sangró en el reflejo

de tu ojo de agua.

La espera que me azota

es mi esterilidad de ser,

pues la vida es ya una espera,

que en el pulso quemado de los lazos, no calla de tu vid.

Cuando niño soñé que nací,

¿he muerto el sueño?

Me perturba pensar que moriré,

pero me aterra aún más el olvido.

Del infierno del verbo,

no hay abrazo que refugie.

La espera se presenta como la noche,

arde en quimeras de mi tumba.

La tarde que mi mujer abandone

sus hijos con un hombre que no es fuerte, no puedo esperar,

no puedo esperar a un hombre, tan frágil, que para protegerlos

depende de un Dios para bastar su amor…

No puedo esperar, el amor no espera,

que si caigo en las torturas de este frío, no hay más que un gracias,

por siempre un gracias.

.

Un tú que no se va, un niño que descansa en su seno memorial.

Por amor el universo me recordó y, por amor nunca morirás…

Gracias, yo te recuerdo.