Pintura de La Naturaleza

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7/21/2019 Pintura de La Naturaleza http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 1/16 Tsu)ztK \ rsur§4}5H1 In\ruu^ p/ 39 EL AP]E JNICWES IV PINTURA DE I,A NATURALEZA I cnso no sea posible encontrar en toda Ia historia del arte *na /a-dif"r".rcia tan marcada como la que se advierte en el desarro- 11o de la pintura de la 'aturaleza, en Europa y en el oriente asiático. Así como en Europa el paisaje en sí vino a ser muy tard.e asunto de ta pintura, en.el oriente de Asia âparece ya en los orígenes de este arte (hacia el siglo rr cle J. c.). En la historia de la pintura europea, es preciso distinguir entre la pintura de paisaje como tal y la técnica paisajista, que probablemente ya existía en la antigua Grecia. pero el llamado cuadro de paisaje puro, en el cual la natarareza no sólo sirve de esceuario para las figuras humanas; sino que d.ebe represen- tar el principai papel, apenas se encuentra en el siglo xv, si bien a la sazón estaba bastante desarrollada la fina técnica paisajista. La única razón de que la pintura europea tuviera que recorÍer tan lar- go período antes de llegar al paisaje puro, se encuentra en el ya men- cionado concepto d.el mundo, que domina en occidente y que separa rígidamente la esfera del hombre d.e la esfera d.e la naturaleza. Este mundo del hombre, por el cual esencialmente no debe ente,derse otra cosa que el mundo espiritual *- ya que, como es lógico, el cuer- po pertenece a la naturaleza -, se basa, a sabiendas o sin saberlo, en la propia conciencia humana. Desde el punto de vista de esta conciencia, o sea del hombre individual, es diJícil tratar aúística- rnente la naturaleza infinita, que va muchísimo más allá d.el círcu1o visual de aquella. ;Cómo se pod.ía limitar este objeto sin término y extraão al hombre y circunscribirlo en un todo cerrado? ;Cómo se podía indicar en r1n espacio pequeío y limitado la infinitud, que es la propiedad rnás importante de la naturaleza? Este difícil probiema no se le planteó nunca a ra pintura orien- tal asiática, porque allí no se conocía en absoruto ra citada separa- ción del mundo del hombre y el de la naturaleza. El Todo fluye con el todo, de suerte que o no se puede trazar en ninguna parte una 1í- . nea divisoria, o se puede trazar donde se quiera. En el primer cas,o ANIN PINTURI, DE LA NATURÀLEZÂ 79 lrp puede surgir ningún cuaclro, y sólo e, el último es posible la pin- tura. cualcluier fragrnento, si es realmente una parte del todo, evoca a este, de suerte que su infinitud se nranifiesta por sí misnia, o por lo ,re*os se despierta por asociación de id.eas, en la fantasía de1 ob- servador. Así como se representaba al hombre solo en un cuadro, .también las diversas plantas, 1, mucho más aun los diversos ani_ nrales, podían ser asunto d.e la pintura. según el concepto oriental dei mundo la relación.de los tres con el todo no es esencialmente dis- tinta, y los tres son, por decirlo así, colegas. Fue, pues, muy fácil, como ya hemos dicho, comuniôar sentinriento a ]os animales, las plantas y hasta los ,rinerales. pero este sentimiento no se limitaba a seÍes aislados, sino que se extendía al Todo universal. En esto veo yo Ja verdadera causa cle que se borrara la línea divisoria entre el honrbre y l,a nat:uraleza. r,os pensadores del Asia oriental no llegaron jamás a 1a idea d.e "la naturaleza efl.í". El hombre pertenece a la naturaleza, porque la inversa se puede afirmar con iguar razón. Aunque s9 d.istingue' el cielo, la tierra y el hombre, los tres componen una sola unidad. serían inconcebibles un cielo y una tierra que, como les ordena su sistema propio, siguieran su camino de tar manera que sóro las con- secuencias físicas de esto actuaran sobre nosotros los hombres. IJna frase popular dice, para expresar lo includable de una cosa: ,,e1 cielo, la tierra y los hombres lo saben", porque los dos primeros se preocu_ pan por los rnás pequefros srlcesos del mundo hominal como por los stlyos propios. EI cielo, de una extensión que el hombre no puede representarse, nos mira con rrna atención a la que no pasan inadrrer- tidos 1os más míni,ros pornlenores; ra tierra, que crea u,a varied.acl eterna e intermiuable, tonra una parte sentirnental en los sucesos hurnanos; la misma historia del hombre es, igual qrle para el pensa_ ,riento europeo, infiuita como er ciero y la tierra. y ãsí co'ro nos- btros los individuos sólo podenros ver un fragmento de cielo y de tierra, lo mismo ocurre co' relación a las cosas humanas, porclue el concepto oriental asiático del nrundo no puede comprender proceso alguno fuera de Ia conexión con er rodo universal que todo entre- laza' Para un pueblo que siente sie,rpre su vida individual corno

description

Tsudzumi, Tsuneyoshi: El Arte Japonés. Bajo los auspicios del instituto Japonés de Berlin.Barcelona, Gustavo Gili, 1932. 326 Seiten, Frontispiz, mit 8 farbigen Bildern und 127 Illustrationen (con 8 láminas en color y 127 ilustraciones), Gr. 4°, illustr. OLeinen (cloth). - Buchkanten etwas bestoßen, Einband fleckig, berieben u. Leinen etwas wellig, 1 Ecke leicht gestaucht, sonst gut.Text: Spanisch; Prólogo/ Introducción/ La indelimitación como concepto fundamental del estilo artistico Japonés/ Arte de las formas naturales/ Jardineria/ Plantas de maceta/ Floristeria/ Pintura de la naturaleza/ Arte industrial/ Poesia inspirada en la naturaleza/ Arte religioso/ Arquitectura/ Escultura budista/ Pintura/ Poesia/ Arte de las formas de la vida/ Pintura/ Poesia/ Arte escénico y danza/ Musica/ Apéndice: Ejemplos musicales/ Indice Alfabético/ Lista de las láminas y figuras. ( Indice general).

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Tsu)ztK

\

rsur§4}5H1

In\ruu^

p/

39

EL AP]E

JNICWES

IV

PINTURA

DE

I,A

NATURALEZA

I

cnso

no sea posible

encontrar

en toda

Ia

historia

del

arte

*na

/a-dif"r".rcia

tan

marcada

como

la que

se

advierte

en el

desarro-

11o

de

la

pintura

de

la

'aturaleza,

en

Europa

y

en

el

oriente

asiático.

Así como

en

Europa

el

paisaje

en sí

vino

a

ser

muy

tard.e

asunto de

ta

pintura,

en.el oriente

de Asia âparece

ya

en los

orígenes

de

este

arte

(hacia

el

siglo

rr

cle

J.

c.).

En

la

historia

de la

pintura

europea,

es

preciso

distinguir

entre

la pintura

de

paisaje

como

tal

y

la técnica

paisajista,

que

probablemente

ya

existía

en la

antigua

Grecia.

pero

el

llamado

cuadro

de paisaje

puro,

en

el

cual la

natarareza

no

sólo

sirve

de

esceuario

para

las figuras

humanas;

sino que

d.ebe

represen-

tar

el

principai

papel,

apenas

se

encuentra

en

el siglo

xv, si

bien

a

la

sazón

estaba

bastante

desarrollada

la

fina

técnica

paisajista.

La

única

razón

de que

la

pintura

europea tuviera

que

recorÍer

tan

lar-

go

período

antes

de

llegar al

paisaje

puro,

se

encuentra

en el

ya

men-

cionado

concepto

d.el

mundo,

que

domina en

occidente

y

que

separa

rígidamente

la esfera

del

hombre

d.e

la

esfera

d.e

la

naturaleza.

Este

mundo

del

hombre,

por

el

cual

esencialmente

no

debe

ente,derse

otra

cosa que

el mundo

espiritual

*-

ya

que,

como

es lógico,

el cuer-

po

pertenece

a

la

naturaleza

-,

se

basa, a sabiendas

o

sin

saberlo,

en la

propia

conciencia

humana.

Desde

el

punto

de

vista

de

esta

conciencia,

o

sea

del hombre

individual,

es diJícil

tratar aúística-

rnente

la

naturaleza

infinita,

que

va

muchísimo

más

allá

d.el círcu1o

visual

de

aquella.

;Cómo

se

pod.ía

limitar

este objeto

sin

término y

extraão

al

hombre

y

circunscribirlo

en

un todo

cerrado?

;Cómo

se

podía

indicar

en

r1n espacio

pequeío

y

limitado

la infinitud,

que

es

la

propiedad

rnás

importante

de

la

naturaleza?

Este

difícil

probiema

no se

le

planteó

nunca

a

ra

pintura

orien-

tal

asiática,

porque

allí

no

se

conocía

en

absoruto

ra

citada

separa-

ción

del

mundo

del

hombre

y

el

de la

naturaleza.

El

Todo

fluye con

el todo,

de

suerte que

o

no

se puede

trazar

en

ninguna parte

una

1í-

.

nea

divisoria,

o se

puede

trazar

donde se quiera.

En

el

primer

cas,o

ANIN

PINTURI,

DE LA

NATURÀLEZÂ

79

lrp

puede

surgir

ningún

cuaclro, y

sólo

e,

el

último

es posible

la pin-

tura.

cualcluier

fragrnento,

si es realmente

una

parte

del

todo, evoca

a

este,

de suerte

que

su

infinitud

se

nranifiesta

por

misnia,

o por

lo

,re*os

se despierta

por

asociación

de

id.eas,

en la

fantasía

de1 ob-

servador.

Así

como

se

representaba

al

hombre

solo

en

un cuadro,

.también las

diversas

plantas,

1,

mucho

más

aun los

diversos

ani_

nrales, podían ser

asunto

d.e

la pintura.

según

el

concepto

oriental

dei mundo

la relación.de

los

tres

con

el

todo

no

es

esencialmente

dis-

tinta, y

los

tres

son,

por

decirlo así,

colegas.

Fue,

pues,

muy

fácil,

como

ya

hemos

dicho,

comuniôar

sentinriento

a

]os

animales,

las

plantas

y

hasta

los

,rinerales.

pero

este sentimiento

no se

limitaba

a

seÍes

aislados,

sino

que

se

extendía

al

Todo

universal.

En

esto

veo

yo

Ja

verdadera

causa

cle

que se

borrara

la

línea

divisoria

entre el

honrbre

y

l,a

nat:uraleza.

r,os

pensadores

del

Asia

oriental

no llegaron

jamás

a

1a

idea d.e

"la

naturaleza

efl.í".

El

hombre

pertenece

a

la

naturaleza,

porque

la

inversa

se

puede

afirmar

con

iguar

razón.

Aunque

s9 d.istingue'

el

cielo,

la

tierra

y

el

hombre,

los tres

componen

una

sola unidad.

serían

inconcebibles

un

cielo

y

una

tierra

que,

como

les

ordena

su

sistema

propio,

siguieran

su

camino

de

tar

manera

que

sóro

las

con-

secuencias

físicas

de

esto actuaran

sobre

nosotros

los

hombres.

IJna

frase

popular

dice,

para

expresar

lo

includable

de

una cosa:

,,e1

cielo,

la

tierra

y

los

hombres

lo

saben",

porque

los

dos primeros

se

preocu_

pan

por los rnás

pequefros

srlcesos

del mundo

hominal

como

por

los

stlyos

propios.

EI

cielo,

de

una

extensión

que

el hombre

no

puede

representarse,

nos

mira

con

rrna

atención

a

la

que

no pasan

inadrrer-

tidos

1os

más

míni,ros

pornlenores;

ra

tierra,

que

crea

u,a varied.acl

eterna

e

intermiuable,

tonra

una

parte

sentirnental

en

los sucesos

hurnanos;

la

misma

historia

del

hombre

es, igual

qrle

para

el

pensa_

,riento

europeo,

infiuita

como

er ciero

y

la tierra.

y

ãsí

co'ro

nos-

btros

los

individuos

sólo

podenros

ver un

fragmento

de

cielo

y

de

tierra,

lo

mismo

ocurre

co'

relación

a las

cosas

humanas,

porclue

el

concepto

oriental

asiático

del

nrundo

no puede

comprender

proceso

alguno

fuera

de

Ia

conexión

con er

rodo

universal

que

todo

entre-

laza'

Para

un

pueblo

que siente

sie,rpre

su

vida

individual

corno

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7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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8o

EL

ARTr

laRoNÉs

nna parte

del todo,

debe

de ser

difícil

corlsidcrar colrro <lbra limita-

da

y

que

se

basta a sí

misma,

una

parte

de clichrr virla,

corrro

la

que

representa

un cuadró.

Si una escena

de

la existcucia

rlel hombre,

e1

fragmento de

un

acontecimiento

hrrmano,

I)ue(lcll

llegar

a

ser

asunto

pictórico,

con

igual

derecho

un fragurento

cle

paisaje,

una

escena

de

ia

vida

natural,

pueden

ser represelrtados

por

el

pintor.

I,a representación

parciai puede

aplicarse

tanto al hombre como

a

la planta.

Este

modo

de pensar

no es

distinto <1e1

clue ha

creado 1os

tres

géneros

de

arte

de

que

ya

tratantos.

Las

anteriores

explicaciones

sólo

demuestran

la

posibilidad

de

Ia representación fragnentaria

de

la

natrrraleza,

pero no significan,

ni

rnucho

menos, que sea

superflua

la

selección

artística entre sus

partes.

Iin

pura teoría

puede

decirse que

cada parte

de

la

realidad,

por

ser

una parte

del

Todo universal,

debe

en algírn

modo

evocar

este

Todo.

Pero

la

intuición

hurnana no

puede

hacerlo

pot

si

misma,

porque

el hombre

no

ha conternplado

ntlnca el

Todo. De haberlo

hecho,

en cada

fragrnento

de

la

reaiidad

vería

el Todo

universal

,

pero

al

propio tiempo

deiaría

de

ser

un

hombre

v

llegaría

al

Nirvana,

donde

e1

reposo

y

la

actividad

absoluta

son

una

misma

cosa.

La

limitación

del irombre

rlecesita

en

todo

caso auxilio

para

ilegar a tan elevada

concepción.

Sólo

clesde

este punto

de

vista

tiene

significación

la peregrina

fornra del antiguo

cuadro,

Ernakimono

(ro11o

pictórico),

en especial,

porqile se

proponía

única

y

exclusivamente

fines artísticos,

siendo

así

clue

1a

ma-voría

de

los

cuadros

del tiempo

antiguo

se

pirrtaban

en Fusuma o

puertas

correderas,

y

en biombos.

El

tamaão

del

Eruakimono,

eüe

usualmente

era

de z8 cms. de altura

y

de

longitud

incLeterminada

y

a

veces

increíble, es, desde

el

punto

de vista

práctico,

ei

más

incómodo

e

inadecuado.

Pero

en

carnbio venlos

en estas

obras el esfuerzo

inconsciente

del artista

antiguo,

por

indicar en forma

primitiva, pero inconfundible, la

no

interrumpida

continuidad

de

la

verdadera

f.gura del rnundo. Aãá-

dase

a

esto

que

1o

espacial se

trasladaba

a

1o

temporal,5,a

que

la in-

finitud

de1

tiempo nos

es

más

fácilmente

asequible

que la

del espa-

.

cio.

Esto

se

aplica

especialmente a1

Emakimono,

que representa

un

.,1

8r

INTURA

NE LÀ NÂTURAt,

IJZA

paisaje.

IJna superficie

pictórica

cle tarr

cs(.:lsíl

rrll,rrrr,

pt,ro

t'xt.rrror-

dinariamente

larga, no puede,

en efecto, corrt.crrrlrl:rrs(. llln(.:l

rlt.

rrrrrr

ojeada,

sino

que

1a

vista d.ebe

resbalâr

l)or

t«r<ll t.llrr,

rr,r'ouii,rrrlol;r

fragmentaria

y

sucesivamente;

adenrás

cstc

l)ro('(,so

:,t,

;rl:rrlirr

1r'r

l:r

manera

especial

y

casi

inexcusable

cle corrt,r:rrrplrrl lir

olrr:r,

l)u(,ri

la

reducida

vivienda

japonesa

no

perr.rritc

nrirnr r,l rollo

sirr,r

rl,.r

enrollando

con

la

mano

derecha

y

enrollalr<lo <rrrr lir iz.r;rrit.rrl:r, rlt,

suerte

que

a cada

momento se

tiene ante

l:r

vist.a

rrrr fnrllrrrt,rrto

rli:t

tinto,

el que

se

desea,

de

1o

representa«lo.

Pero

si

atribuyo

a esta

corrdición cxterrra

l:r

fragrrrent.rrrirr rrur-

nera

de representación

de

la

pintura asiática

(frres

ya

en

la

antigtrrt

China existían estos rollos

pintados)

se

me

podrá tildar r1e

exagerar

mucho las cosas.

Esta

ocasión casual c1e representación

fragnrenta-

ria la

dan

también

al artista

otras

srlperficies

pictóricas, como

las

puertas

correderas y

especialmente los

biombos,

ya

que

unas pue-

den estirarse

y

los

otros

se

colllponen de diversas

partes

unidas.

Se

da

acluí, pues,

la

diferencia

de

que

tanto

en

e1

biombo

como en

la

puerta

corredera,

compuesta

de cuatro partes,

los

puntos

de inte-

rrupción

están

ya

prefijados desde

el

comienzo, al

paso que

en

el

ro11o

pictórico

esta interrupción se hace puramente

a capricho. Has-

ta

aquí velnos

en

el rollo

incorporad.a con toâa fortuna la ilación

de

pensamientos, guiada

por

t1n concepto característico del mundo,

que

condujo

a

1os

asiáticos orientales a la representación fragmentaria.

En

Europa,

donde

siempre se consideró a1 hombre como

el

cen-

tro de

1os sucesos

de1

mundo, la figura humana

era

singularmente

apropiada

para asunto

del arte,

y

por

tanto

y

especialmente de

1a

pintura.

En

cambio, en e1

Oriente

asiático

el hombre,

a

no

ser

que

se

idealizara su figura

desde

un punto de

vista

religioso-simbólico,

quedaba

reiegado

a

segundo

término

como

objeto de

1a

pintura,

poÍçlue desde

1os

tiempos antiguos

se

estimâba

mucho más

la

na-

turaleza.

Podemos

hallar

la

razôn

de

esto,

de un

lado

en el

senti-

miento estético

de

los

asiâticos orientâles,

çlt1e

consideran

1a

natura-

leza mucho más be1la

que

e1

hombre, porque

muy Íara

vez

aparece

un ser

humano

de belleza absoluta,

y

en cambio

la

mayoría

de

las

plantas

son

prlras

y

bellas. Pero podemos encontrâr

otra razôn mâs

Page 3: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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8z

EL

ÁRre

;anoNÉs

poderosa

en el

hecho de que

la

planta,

aunque se

ra represente

ais-

ladamente,

sigue indicando

que

pertenece

a la naturaleza,

al paso

que

nuestra

conciencia

de

nosotros

misraos

propende

a ver

en la

figura

humana

r1n cosnlos indepencliente,

y

se

opone a

aquer

concep-

to

oriental del

rnundo.

Aãádase

a

esto

la

viva

sensibilidad

del

asiático

oriental,

que

encuentra simbolizada en

la planta

la

belleza

espiritual del

hombre,

es

decir, todas

sus virtucles.

El

loto,

por ejemplo,

çlue

ya

de

suyo

representa

un

gran

papel

en

el

budismo,

aparece

cornoel

símbolode

nn

alma

jamás

extraviada,

que

se

mantiene

siempre

pura,

aunque

des-

tinada

a

vivir

en la

cienaga,

en la

cual

se

puecle

ver

una irnage,

de

este

mundo

pecador.

como el

pino

conserva

su

ver<lor

en

el

curso

tle

las

estaciones,

se

ve

en

él

una

fidelidad

en que

no

influye

e1

paso

dcl

ticnrPo.

En

el

crecinriento

recto

del

bambú

se ve la

virtud

de la

sirrceridad,

y

crrando

se

rompe

bajo

ei peso

<1e

la

nieve, recuerda

el

trligic.

clesti.o

que

nluy

a menudo

aguarda

en

este

mundo

de

per-

Iirlia

al

honrbre

verídico y

de

corazó,

franco.

citemos

otras

dos

liluutas

de

las

que

con rnás

frecuencia

se

pintan.

El

ciruelo,

especial-

nrente

con

sus

flores blancas

en

el

verdor

de sus

tiernos retoãos,

se

con-

sidera

como

rln

santo

por

\a pureza

de

todo

su

aspecto, y

el

cerezo,

que

por

lb común

no

es

en

el

Japón

árbol

de

fruta,

sino

de

flor,

re-

presenta

para

el sentimiento

de

los

japoneses

la personificación

de

un

alma

elevada sobre

la gloría

del

mundo,

pues

florece

a

nraravilla

por

breve

tiempo

y

muy

pronto

cleja

que

el

viento

arrebate

toda

su flor.

De

este

modo, se

destruye

er

rímite

entre er

hombre y

ra

pranta,

de

srrerte que

el

mismo

hombre

se

ecluipara

a

esta

última.

sobre todo

Para

la

belleza

de

las

mujeres

se

buscan

metáforas

casi

sin

excep-

ción en las plantas.

En

este

sentido

es interesante

saber

que

uno

de

los cuadros

más

antiguos

que

conservamos

representa

a

un.a

mujer

hernrosa

rodeada

de plantas

(fig.

:l).

Esta manera

d.e

contemplar

la

nataraleza

animándola,

permitió

ya

en

ros más

antiguostiempos

hacer

una obra

c1e

arte

con

la

representación

aislada

d.e

Ia

planta,

muchas

veces

sin

casi

nada

que

la

rodeara,

y

preferirla

al retrato.

hurnano.

Fig.

3r,

-

Ilionrbo

con

Ia

llamada

.,Darna

de.las

plumas

de

ave,,.

Page 4: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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84

EL ÀRTE

JÀPoN

lis

La

absorciórt

del observador

ert

ltt

lrltrrrl:t

tcprt:seutada

resulta

tanrbien favorecida

por

la técnica tle

lrirrl.rtr"

('()rr

tin

fino pincel,

que

fija corr

1íneas

el

contorno del objeto

1ritrl.trtlo.

I'ara

esto

tiene

sin-

gular

irnportancia

que

e1

observador

puerlll

ver

clarantente

1os tra-

zos

de1

pincel

en

las

1íneas

del cuadro terttrittaclo, o

sea

e1

proceso

de

su creación,

1o cu.al le permite

segtir

la activirlad

espirituat

del

ar-

tista.

Ilsto

resttlta

aírn

rnás

claro

si no

se

olvicla clue

1a

forma

y

nla-

ljig.

32.

-

Itlag11sn[6 de

un rollo

pictórico, por

Toba-soyo

nera

de

ilevar

e1 pincel

en

1a

caligrafía

asiática

oriental

revela

e1 ca-

rácter

c1e1

qire

escribe,

-v

que

1a

pintrrra

fue

influída

por

ella

rlescle

sus

corttienzos.

para

tnostrar

un

buen

trazo

de

pincel

y

aducir

adenrás

u1l 11o-

ta|1e

ejenililo

c1e

1a absorción

de1

honibre

e1

el

mundo

anil11al,

da-

nros

aquí

uua

parte

del

más celebrado

ro11o

pictórico

(fig'

32)'

fil

pintor

niás

antiguo

y

mejor

conociclo,

Toba-soyo

(ro53-rr4o

de

J

'

C'),

rlue

procedía

de

una

familia

principal

-"-

llegó

a

1as

más

altas ciigrri-

,1".1es

corrro

sacerclote

bud.ista,

es el

autor

de

este

cuadro.

lin

torl«r

el

ro11o no

aparecen

nrás cpre

auimaleS:

111o11oS,

liebres,

zorfas,

ral1es,

Page 5: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 5/16

PINTURÂ DE LÀ NATURALEZA

('l(

i'1.('rlr,

(luc

rcpresentan

satíricamente a

los

hotnbres

de

1as más

rlivcrs:rs clrrscs.

En

e1

fragnrento

reproduci(lo vcllros un

juego

de

Ilrlrirr,

(llL(^

cn

ac1ue1

tiempo

era

cuitivado exclusivamente

por coÍ-

1t'sruros.

l.os

aninrales

llevan

gorras y

calzarlo

hechos de hojas

tle

Írlrol,

r.'(Lu(', rr

ltesar

de sr1 fornla grotesca, Íecuerdarl

bastante

el

1.r'rrjc

rie

colte.

Con

representarlos

eu todo

1o

demás

desnudos,

se

ex-

l)Ícsull

gráficanrente

1as

características

de1

cuerpo

animal,

-v

al

irro-

irio

tierrrpo se reproducen

aÍtísticalnente

los

tipos

estereotipados

de

los cortesan<>s.

Por

ejenrplo,

en

la

rana que ha tirado

a

1o

alto el ba-

lón,

reconocenros

a un palaciego olvidado que

se

ha

vuelto

rechon-

cho

y

adiposo por la

ociosidad,

etc.

I,os

contemporáneos,

çlue

com-

prendían de primer intento

toda alusión, debieron

de

percibir

aún

rnás

intensamente

que nosotros el inagotable hu.morismo

de

estas

representaciones.

El

trazo libre

y

arrdaz del pincel

dice suliciente-

mente cuán

sin

trabas se sentía

e1

artista,

incluso

cuando se

trataba

de

sr'l

propia

clase,

y

eso

que pertenecía

a 1a

nobleza,

y

por tanto

vivió siempre en

íntima relación

con

palacio.

Si

Ia

descrita

forma de

contemplar

la

naturaleza

anirnándola

permite

clue

la

planta

y

e1 anirnal aislado

sean objeto

de

represen-

tación,

es

natural

que

tambien

puedan

apaÍecer en el cuadro

las

plan-

tas agrupadascon

1o

que las rodea, 1o

cualnosconduce

yaalapintura

de

paisaje.

No es,

pues,

asombroso

que

esta

últirna

tenga en

ei Asia

orieutal

utra historia nlucho urás antigua

que

eu

Europa.

I,a dife-

rencia

en

la forma

de

observar

ha produciclo un fenónteno

interesan-

te en

la historia

de

la

pintura.

Así

cotro

los

paisajes

de

J.

Patinier

y

de

Jan

Brrreghel

llevan

títulos

tonados

de

la rnitología o de

la his-

toria

bíblica, inspirados en

las

insigniâcantes

y

poco destacadas

figu-

Ías que en ellos aparecen-en

1o cual

vemos

cuánto

tardó

el pintor

euÍopeo

en representar el paisaje solo o en considerar

1as

figuras

de

é1

como nrero

aconrpaiarniento,

pues

en

realidad

éste

representa,

in-

ciuso

cuando es

dinrinrrto, un papel

importante para

redondear

el

cuadro

-;de1

rnistno

rrrodo

los

artistas

antiguos de

Orieute

dabau

sin

rebozn

el nornbre de

"1;aisaje"

a

cuadros

que tenían por centro figu-

ras

humanas

(lírnrina

II).

pt

grabado

uluestÍa

en

parte uno

de

los

paisajes rnás :rrrtiguos que

conservamos

(Bzo

de

J.

C.

aproxima-

85

'i,

i.

rrl

:

.

'

.iili;:*,,i

r,,,

,.-L}

,.

,ri,'"

r^

$i:t;

Í":.*

l:',

r

'.É-r,.'

ll.

:íl:

r,'.,,

il..Í:L

.-l

Page 6: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 6/16

\

L

ARTE

JAPONÉS

damente); por

desgÍacia su

autor nopuede

deternrinarse,

pero por

e1

estilo

del

cuadro

tiene

que

ser

uÍt

japonés,

si

bien

las

personas re-

presentadas se

revelan

corno

chinos por alguuos detalles

impercep-

tibles del traje,

y

según la

tradición

e1

cuaclro

procede

de

la

China.

IJna

ceremonia budista

de

Ia secta

Shingon,

procedente de

la

India,

debía

de

celebrarse

primitivamente

en las

tiontaãas,

y

por tanto

el

biombo de

que

el

cuadro forma

una parte

se

utilizaba

como

símbolo

de esta antigua costumbre,

porque

en

el

Japón

la

ceremonia

no

se

reaTizaba

ya

al

aire libre,

sino

en

ei

templo.

Para

introducir

en la

historia

del paisajismo

japonés

el concep-

to de

"pintura

c1e

paisaje

puÍa",

tengo

que

dar

especial

importancia

a

la

representación

de

la

propiedad más esencial de

la

naturaleza,

o

sea

la infi.nitud, porque, como

ya

he dicho, así

1o

pirle

el

concepto

clue

de1 mundo

tiene

nuestro

pueblo;

y

el

concepto

de

la pintura

de

paisaje

pura, entendido

como

si el paisaje en cLlanto

tal

formara el

asunto de la misma,

apenas puede

tener

sentido para

nosotros. Cierto

clue

segÍrn nuestro concepto del mundo,

todo fragmento

de

la

realidad,

seleccionado

a

capricho,

puede aludir

a1

conjunto

del

mundo,

pero

si e1

arte

se redujese

únicamente

a este coÍlcepto,

no podría

hablar-

se

de

progreso

artístico. I,os

artistas del

Asia oriental

se

esforzaban

positivamente

por conseguir este

objeto,

y

a1

propio

tiempo

por cÍear

su estilo

característico,

y

también

en

los

artistas

europeos

se

veía

el

esfuerzo

por

representar

1a

sensación de

1o inflnito,

condición

im-

prescindible para

la

pintura de paisaje pura.

Só1o

cuando

se cumple

esta

condición puede el artista

dar

a1

paisaje

una

forma lírica,

por

decirlo

así,

prestánc1ole

una sensibilidad humana

y

e1 tono

corres-

pondiente.

Según

e1 concepto europeo de

la

pintura,

que

es mucho

rnás realista

que

el

oriental,

1a coloración

sentimental

de

1o

repre-

sentado

debe basarse

en

la

verdad

nâtural,

de suerte

que

la

propie-

dad

suprerla de

1a naturaleza,

1a infinitud, tiene

que

representarse

directamente

en

1a

te1a, en

cualcluier forma

que

sea; así

la mayoría

de

1os

artistas

europeos pintan

rnetód-icamente

el

cielo

y

Ia tierra,

como si

la

extensión

infinita

se

dilatara

hacia

1o

profundo

de

la

su-

perficie

pictórica.

Toda

1a

composición

se concentra

en la

perspec-

tiva.

Con

pleno derecho

se

pued.e

liamar

esto una

representación

de

la infinitucl,

al

paso

que ia manera

de pintar

del Oriente asiático

tiende

rnás

bien a

una

alusión a 1o infinito,

dejando

que

la mirad.a

continúe

por toclos

lados

más allá

de

la

superficie

del cuadro. Por

eso,

en los

cuadros

europeos la

vista debe

avanzar en el sentido

de

la profundidad, y por

<lescontado

el

pintor

debe

hallarse

en

e1

plano

horizontal

de la tierra

y

contemplar

1o pintado como

algo

que

está

enfrente

de

é1.

Para

lograr

esta

representación

en profundid.ad de la extensión

infinita,

el

pintor

europeo

dedica a todas las

partes

del

cuadro

el

mayor

cuidado,

pero

da

la

máxima

importancia

a

la

pintura del

cielo.

Se ha dicho

que sólo

puede

llamarse

pintor paisajista a1

que

pinta

bien

el

cielo.

lPor

que

es

tan difícil

pintar el cielo? Porque

se

tiene

que

representar

tambiên

con efecto

de

profundidad.

Esta

for-

ma

de representar

el cielo,

que

no se observa con verdadera eviden-

cia

hasta los cuadros

de

Hércules

Seger

y

de Rembrand.t,

se

ha

con-

siderado

como

el momento supremo

del

paisajismo puro.

El

cielo

representado

debe

en

1o

posible tocar con la

llanura

en trn

punto del

cuadro,

o bien, si esto

no ocurÍe, debe

mostrar

una tendencia

a

fun-

dirse con

ella, de suerte

que el

paisaje

europeo

dedica a la

represen-

tación

de1

cielo

una

parte

mucho

más considerable

de

su

superficie

que

el

del Oriente

asiático.

Además

el artista relega muchas

veces

al

fondo todo 1o

que

es

movimiento

en el cuadro,

poÍ

ejemplo

el

agua

corriente,

las figuras

que

caminan, los

send.eros

queculebrean.

De

esta maneÍa

redondea

un

fragmento

de paisaje

y

le

da una exis-

tencia

autónoma,

que

es indispensable

para la obra de

arte

según

la

concepción artística

europea.

Con

respecto al

tratamiento pictórico de

Ia extensión infiníta

de

1a

naturaleza, el paisaje

japones

es

completamente

distinto, por-

que

en

e1

Japón

el

artista

puede presuponeÍ en el observador e1 ca-

racterístico

concepto de1 mundo

que

muchas

veces hemos

mencio-

nado.

En

cambio el subconcepto

de 1o

fragmentario

representa

aquí

un

gran

papel.

Incluso

en

la pintura

de plantas aisladas trata

el

ar-

tista su objeto fragmentariamente. IJnas veces

representa la plan-

ta

como

si no

se

preocupara en absoluto del

límite

de1 cuadro, de

suerte

que

la

raiz

y

el

ápice

de

aquella

quedan

fuera del mismo,

PINTURA

DE LÂ

NÂTURÂLEZA

87

Page 7: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 7/16

89

8

EL

ÀRTr

ynnoNÉs

qtle

sólo

Íepresenta

una

parte del vegetal

(fis.

::).

r,a

reproduc-

ción

fragmentaria, y

eitrazo

a$daz

del

pin-

ceI,

dan al

cuadro una

fresca

vitalidad;

casi

oímos cómo

la

suave

brisa susurra

entre

las

hojas

del

bambir,

en la

paz de Ia

noche

apenas

iluminada

por

elocaso

de la luna

ligeramente

nublada.

Este

efecto

puede

estar,

por

una

parte,

en

que

el

pintor

ha

recortado,

por de-

cirlo

así,

un fragnrento

impresionante

de

la

realidad,

y

por

otra

parte

en que

se da

al

espectador,

con

1o

fragmentario

y

Ia

pin-

celada

vigorosa, oca-

sión

de

seguir pintan-

do

con la fantasía.

Esta

explicación

de la

representación

fragmentaria

se

aco-

moda

nruy bien

a

un

cuadro

sencillo,

espe-

cialmente

a la

pintura

con

tinta

china, pero

no

es

suficiente

para

todos.

Podemos

en-

PINTURA

DE

Lâ. NATURÂLEZÂ

c.rrt.rarlc

una

razón

aun

rrás

honda

en

la

comprensión

de

las

cosas

Pccrtliar

del

puebio,

para

quien

todo

1o

existente,

aunque

desd"e

el

Pturt.

cle

vista

cotidiano

parezca

tener

vida independiente,

no

es

en

esercia

otra

cosa

que

un co,rpo.ente

dei

cosmos.

El

artista cluiere,

l)lres,

corl

1a

representación

fragmentaria

apartar

al

espectador

del

c«rucepto

vulgar-humano,

para hacerlo

penetrar

en

la

esencia de las

cosas.

Acaso

se

consideren

demasiado

idealistas

estas últimas

pala-

bras,

porque

no

es','erosímil

que

todo

artista

tenga tal sentido

filosó-

fico'

Pero

yo

sólo

quisiera

indicar

la

tenclencia

general

de

la

pintura

oriental

asiática,

pues

el concepto

del mund.o

clue

pod.ríamo,

11.-",

sintético

y

que

tiene

profundas

raíces

enel

espíritu

de

los

orientales

de

Asia,

induce

al

artista

a

abandonar

por

lo úrenos

el

punto

de

vista

vttlgar-humano,

1o

cual

puede

ser

en

todo

caso un

paso

trascendental

para

la

concepción

fi.losófica.

Irasta

cuando

no

ocurre

más que

esto

surge

1rn cuadro

completamente

distinto

del

ordinario

(fig.

34).

El

cuadro

nos

da la singular

sensación

de

que estamos

contemplando

un

mundo

que nos

es

ajeno.

Este

efecto

proced.e

visiblernente

de la

representación

fragmentaria del

árbol. En

Ia

vid.a

d.iaria

conocemos

muy

bien

la garza

real

v

el

cipres,

y

sin

enrbaÍgo,

en el

cuad.ro pa_

recen

proceder

ambos

de

un mundo

diferente

y

peregrino.

No

sólo

ia

característica

representación,

sino

también

la

courposición

en-

tera,

representan

aquí

un

papel

nruy

significativo.

por

lo

que ataõ.e

a la

última,

hay

que

tener

cuenta

especial

de1

punto

"r,

qr"

se en-

cuentra

e1

pintor,

el cual

evidentemente

parece

no

estar sobre

la

tierra,

sino

contemplar

e1

objeto pintado

cerriiénciose

en

el

aire.

Con esto

hemos

llegado

al

segundo

carácter

importantísimo

de

1a

pintura

asiática

orieutal,

es rlecir,

a

la

posición

del

pintor.

En

la

pintura

europea

esta

posición,

ora

se

elijá

e,

el mo,ie,

ora

er

un

buque,

es

siempre

realista;

en

cambio

en la pintura

asiática

oriental

es

fantástica.

EI

pintor

en

oriente

se

pernúte una

ribertad

grande

en

la

elección

de su

situación

i,raginaria,

cuand.o

sólo desde

la po-

sición

elegida se

puede

realizar

la

concepción

artística.

Empero

está

casi

excluída

la

idea,

por

ejemplo,

de

proyectar

una composición

artís-

tica, con

perspectiva

a vista

de pájaro,

coruo

indudablemente

ia

po-

dría

elegir

el pintor.

La

raz6n

de

esto

creo que

pued.e

explicarse

de

Fig.

S:.

-

BambÍres.

Pintura

en

tinta

chjna

Page 8: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 8/16

EL

ARTE

JAPONÉS

la siguierrte

forma. La

Post-

ci(rn

<1e1

pintor,

elegida

ar-

bitrariamente,

contribul'e,

1o

mismo

que

la

ÍePresen-

tación

fragmentaria,

a

çlue

el

artista

sustraiga

al

es-

pectad.or

al

concePto

ml-

gar-humano;

Y

la

Pers-

pectiva

a

vista

de

Pájaro

no sería

ciertamente

hu-

mana,

pero

no

Por

e11o

de-

jaría

de

ser

realista,

lo cual

por

dos

motivos

no

co-

rresponde

a

los

recluisitos

artísticos.

En

general,

se-

gún

1a

noción

de1

arte,

1a

obra

artística,

a

Pesar

cle

todas

1as

diferencias

de

es-

tilo,

tiene

que

ser

en ú1timo

término

humana,

Y

el

Pun-

to

peculiar

en

que

se

coloca

e1

pintor

asiático

oriental,

no

debe

ser

humano-lrrlgar

pero

humano-general;

no

realista,

sino

fantástico'

Según

e1

concePto

artístico

de

1os

jaPoneses,

debe

re-

presentarse

1a

realidad

qtle

vemos

en

tod-o

momento

Y

en

la

cual

vivimos'

Por

tanto

1o

rePresentado

debe

guardar

siemPre

semejanza

con

e1

mundo

que

coüoce-

nlos;

y

si

un

Pintor

eligiera,

por

ejemPlo,

su

Posición

en

'ig.

:+.

-CaÍza

reai

err

el

árbol

Éig.

:S.

.-

Estanque

de

lotos

Page 9: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

http://slidepdf.com/reader/full/pintura-de-la-naturaleza 9/16

92

EL

ÂRTE

JAPONÉS

un

dirigible,

el raundo

representado

parecería

tan distinto

de1

cono-

cido,

que

el espectador

sólo

experimentaria

la

sensación

de1

globo,

sin

poder llegar

a compenetraÍse

con 1o representaclo;

por esto

la

que

nrás

se

elige

es

una

situación

algo elevad

a,

y

así ocuÍre

con

frecue,cia

especial

en

el paisaje

(fis.s5);

si

bien esta peculiarid.ad.

deI

estilo,

1o

mismo

que

la

fragmentariedad,

no se

pueden

denrostrar

sin excepción

en todos los

cuadros

japoneses.

La

figura

35

nos

iieva

al

propio

tiempo

a tratar

del

tercer ca-

rácter

importantísimo

de

Ia

pintura

de

paisaje

del

oriente de Asia,

o

sea

la

asimetría

de la

composición.

Todo

1o

que

debe

tener

iurpor-

tancia

en

el

cuadro

se

ÍepÍesenta

muy

desprazado

hacia

la derecha.

Los

pintores

europeos

suelen

concebir

con razón

Ia

composición

de

stis

cuadros

simétricamente,

porque

su

obra

artística,

segr-u

ya

di-

jirrr.s,

debe

ser

un

todo

cerrado,

algo que

vive

autónomanrente.

La

rt'1rrt'scrrtnción

asimétrica

del

paisaje

corresponde

exactamente

a

lo

l'r:rgrrrcrrtario

de la

planta,

de

suerte

que

ra composición

asi'rétrica

l,rreric

considerarse

como

una

forma

c1e

manifestarse

1o

fragmentario.

Iil

cuarto

carácter,

que es, como el

anterior, un medio

c1e

expre-

sión

de la reproducción

fragmentaria,

y

que

tambien

represe,ta

un

papelimportante

en la pintura

oriental,

debe verse

en

que

Io

clue

ro-

dea

el

objeto pictórico

principal

se

suele

verar

con

vapores,

,ieblas

o nubes

(fig.

S6).

De

este

modo

se 1ogra

el mismo

efecto que

conse-

grría

Rembrandt

con

su

claroscuro.

En

esto

veo

yo

la

razón

de que

Rembrandt

sea para

los

japoneses

el nrás

conrprensibre

c1e

1os nrâes-

tros

europeos,

pues

el

claroscuro

se

âcomoda

por ,rodo

excelente,

,o sólo

a

su

gusto,

sino tambien

a

su

concepto

del

munclo.

Ad.emás

cle esto, la

laz

y

la

sourbra

son

los

dos írnicos

elementos

que

abarcan

el

todo

universal

en que

las

cosas

se

sumergen y

sumen.

Ei

ambiente

real

del

objeto pictórico,

que

siempre

d"epend.e

del

rimitado

concep-

to

humano, en

estós

cuadros queda

envueito

en

1a

sombra,

al

paso

que

el objeto

importante

surge

en lal"z,

que

es el

eleurento

que bafra

el Todo

universal.

Esta

explicación

es

ciertanrente

muy

japonesa,

peÍo los

japo_

neses

no

se

dan

habitualnrente

cuenta

de

este pÍoceso

psicológico,

porque

el

goce

estético

no es

en absoluto

razonad.o.

:1.'l- T.,

à,.ç:*

i"iil

;,I

ii';

ii.l

i;

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7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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\

94

EL ARTE

]ÂPONÉS

no

ha

renunciado

a los

colores

chillones,

quiere

ahorrar también

todo

lo posible

el trazo

del

pincel,

para

profundizar

espiritualmente

en lo

pintado. Para ello es

muy

adecuada

la

mencionada

forma de

Fig.

:7.-

Paisaje

en tinta

china

fusión

de

la tinta;

de manera

que

1as

han

adquirido

para

el

espectador

más

ran

amplianrente

pintadas.

Es,

pues,

pincel

tengan

menos

importancia

en

representación,

velada

misteriosarnente

(fig.

37).

El

cuadro

reproducido es

de uno de

los

pintores

más

farnosos,

Sesshu,

y

repre-

senta

un paisaje.

Sobre

las

rocas,

junto

a un

arroyo,

se alzan

algunos

árboies,

tras

cuyas

copas

colurnbrarnos

en

Ia leja-

nía

un par

de

picachos

que

parecen

surgir

en

un

suefro.

Todo

ello

está

pin-

tado

con tan

pocas pin-

celadas

que

casi pueden

contarse.

Debajo

de

e1las

no vemos

apenas ninguna

línea,

como

las

que

en

otros

cuadros

japoneses

reproducen

el

contorno

del

objeto

pintado,

sino

qrre las

superficies

planas

clel paisaje,

que

se

elevan

borrosamente,

están he-

chas

con trazos

anchos

de

pincel,

porque

el pintor

las

articuló

hábilmente

con

la

mayoÍ

o

menor

di-

partes

que quedan

en

blanco

importancia

que

si

estuvie-

singular

que

los

trazos

del

mismos

que

en relación

PINTURÂ

DE L1\ NATURAI,EZA

corr

las

lrartes

no

pintadas,

con

1o cual

hau adqr.rirido una

asonl-

lrrost lcrtilidad.

Si

se

me

permite

filosofar 1111

poco,

dire que

la

NrLda

eugendra

el

Todo

y

1o

dice

todo,

de igual uranera

c{ue

el Nir-

vrrllÍr

es al propio

tiempo

el

no

hacer

y

el hacerlo

todo.

Âunque

esta

tcudencia

a

la

economía

en

los

medios es

aplicable

a

todo

el

Orien-

tc

asiático,

distingue

singularmente

a los

japoneses,

1o

cual

es al

propio

tiempo una ventaja

y

un punto

flaco.

El

japonés

la ha reali-

zaclo

en todas las fases

de

su vida, c1e

donde

nacen

Ia exagerada

es-

timación

del

silencio,

el retraimiento

y

Ia

modestia,

el

horror

a la

pompa,

la

aversión

injustificada

de toda

propaganda

1,

otras

co-

sas

más.

Como

se

verá probablenrente

siu.

dificultad,

el pintor

oriental

puede

proyectar

esta composición

suponiendo

fuera de1

cuadro,

por

decirlo así, las

partes

de

la

tela

que quedan

err

blanco.

Así Io po-

demos

reconocer

en el

cuadro

\ra

nlencionaclo

(fig.:S),

donde

en-

contranros adernás

otra razón

de

la

composición

asinretrica.

El

es-

pejo

acuático

de1

estanque

o del

nraÍ

en calma,

aunque tuviera

ma-

),or

extensión

en el cuadro, se

despacharía

en

esta tecnica

con

unas

crlantas pinceladas

suaves,

y

es

también el

más adecuaclo

para

rles-

plazarse

fuera

de

la

superficie

pictórica,

si bien

todas

las partes

po-

sibles del paisaje

sufren

este

tratamiento.

En

contraposición

con

el

paisaje

europeo, todos los

objetos

pictóricos extendidos

en el

cuadro oriental

se representan

con

Ia máxima

frecuencia

a

lo

ancho,

de

suerte que

la pintura

no

termina con

el

cuadro,

sino que

se

pro-

longa

nrás

allá

de

el. Vease,

pues,

cómo

puede

seguirse

ei concepto

de la

indelirnitación

en la

descripción

que

venimos haciendo

de la

pintura

japonesa

de

1a

naturaleza.

Para

terrninar

este

capítulo

analizarernos

cuál

es la

situación

de

la perspectiva

en Ja

pintura

del

Oriente asiático.

Esto

tiene espe-

cial

interés

por

cuanto

en tiempos

antiguos

un crítico

japonés

con-

sideraba

falta

de perspectiva

Ia

pintura

de

su

país.

Debió

de

equivo-

carse, porqrle con simplicidad

excesiva

se

admiraba

de

la engafrosa

verclad

cofl que los

pintores

europeos

sabían

reproducir

1o

profundo,

y

cludaba

que la

representació*

oriental

de

este

itltitno,

tan

distinta

de

la

europea,

rnereciese

siquiera

el

nonrbre

de

"perspectiva".

El

Page 12: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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EL

ARTE

JÂPON

íJS

punto

un

ta11to

elevado

en

que

se

colocrt

el,Pintor'

',1::,:"1]'"*ot

mencio[ado

coll

otÍo

nrotivo'

tieue:

tarrrlliórr

irnportancia

esencial

para

1a

perspectiva,

)'

es al

propio

tictrrptl

cl

írnico

caÍácter

que

ha

determinadolagrarrcliferenciaerrtrelirsclosnraperasderepresen.

tación.

Dicho

ptinto

ha

ayudad.o

inrrcho

al ârtista

oriental

a

prodtl-

cir

1a

sensación

de

perspectiva

por

el

arttoutonamiento

de

1o lejano

sobre

1o

próximo.I,os

artistas

sabían

muy

bien'

en

efecto'

poÍ

su

pro-

pia

experien.i,

ai^'à,

qt'"

io

q'"

está

lejos

pârece

siempre

más

pe-

queío

que

1o

que

está

cerca'

Pero

a

rruestro

juicio trataban

de

sos-

layar

en

1o

posible

este

hecho

de

perspectiva'-lin

'"

O*":',-?-1.

vemos

un

cuadro

en

tinta

";i';,

ael

g"niat

pintor

Sesson'

que

vivió

hacia

r48o-r56o,

-Y

qtle

í'"i"*f'"

"^do'u"io'

a1

maestro

Sesshu'

que

1e

llevaba

cincuenta

náot'

I"'

6'guras

humanas

que

e11

el

cuadro

ve-

mos

desperdigadas

a

diferente-clistancia'

-v

1os

árboles

que

están

en

1o

alto

en

prirner

pl^'o

y

1os

que

t"

'1"r'

"

to

1"iot

en e1

camino

de1

monte,

no iueron

reproducidos

por

el

maestro

en

1a

diferencia

de

taurafro

clue

exige

1a perspectiva

europea'

A

pesar

cle

esto' el

paisaie

produce

una

buena

inlpi"'io'l

de

perspectiva'

El

artista

la

logró

pintándolo

colno

si

1o

conternpl"'^

'-"i""do

oblicuamente

hacia

abaio

d.esde

,,,

,o"'o

po"o

"1"vudo'

Ésta

es

1a

característica

de

1a

i];:;";a*.siáii.,

orià,tal,

q*e

cierta,rente

se

inventó

en

e1

orien-

te

de

Asia,

aunque

por

desgracia

no

podenios'decir

quien

fue

e1

in-

rrentoÍ.

,

-:t

consiste

I,o

peculiar

de

esta

representación

de

la

perspectrva

en

que

reduce

"r

"*p"à""n"'"inrieT

to.irreaf

imputable

ai

engaío

de

la'u.ista,

y 1o

reerlplaza

pot

sellsaclon

<1e

nrovitniel,t-o:.t:"ut

n"t-

ceptible.

En

circr"'st^u"iàt

favorables

podemos

seguir

muy

bien

en

nosotros misnlos

"'t"

p'o""'o

psicológico'

Por

fortuna

puedo

mos-

trar

aquí

un

ejemplo

à"tt'^do

"'-'

1a

flgura

39'

E1

cuadro'

que

pÍo-

ced"e

c1e

un

pintor,

Busorr,

i11uv

conocido

ar

propio

tiempo

como

poeta,

representa

lrn

paisaje

bastante

extenso'

mediante

el

audaz

anrontonamiento

<1e

to'

io"aot

sin

etupequeflecimiento

importante'

con

1o

cual

tiene

e1

espectador

la

singular

impresión

1:,:::

el

artis-

ta,

rnientra,

pi'Àu'"1

cuadro'

carnbió

de

lugar

varias

veces'

La

posición

del

pintor

cLetermina

naturalnrente

1a

de1

espectador'

de

Fig.

38.

-

Paisaje

de

irlviertro,

por Sesson

7.

EL

ÀÂ,TE

J.{PONES

Page 13: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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98

Fig'

gs

Regreso del

pastoreo

(paisaje)

EL

ARTE

llnoNÉs

lnanera

que este siente

involun-

tariamente

manaÍ

del cuadro

una

trerza

que 1o

arrastra.

Si

se me

permite

llamar

"estática"

la pers-

pectiva

europea, la nuestra

podrá

talvez merecer

el

nombre

de "pers-

pectiva

de

movimiento".

La

técnica

de

velar

con va-

pores,

nieblas

y

nubes contribuye

además

de

u.n

modo

accesorio

al

efecto

de perspectiva,

aunque no

es

otra cosa que

lo

que

en

la

pin-

tura

europea se llama

perspectiva

aérea.

Mas

únicamente

cuando

adquiere

Íasgos

estilizados

se con-

vierte

en algo

peculiar

del asiáti-

co

oriental

(ejernplos

de eIlo pode-

mos

verlos eu

la

lámina

II,

de

que

ya

hemos

hablado y

tanrbién

en

los

grabados

siguientes)-

Pero ahora

vamos

a tratar

de

la

estilizaciôn

del

paisaje

en

general,

que

es

el

rasgo

más

irnportante

de

la

pintura

del

Oriente

asiático

y

en

especial

de

la

puramente

japonesa.

En

la

pin-

tura

con

tinta china,

cuyo

origen

debe

buscarse

en

Ia

misma

China,

si

bien se

desarrolló también

mu-

cho en

el

Japón,

encuentro

yo

me-

nos estilización

que en la

genuina

piutura

japonesa.

En

los

grabados

anteriores

he

tenido

que

tomar

los

ejemplos

de

paisaje

en

su ma-

yoría

de la

pintura

con

tinta

chin.a,

pues sus

artistas

elegíau

con

l)rc-

Fig.

4o.

-

Kimono

con

pintura

de plantas,

por

Ogata I{orin

Page 14: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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;"r""

e1

paisaje

".rr.

;r".:;ffi""

y

acler.ás

se

esforzaban

en

lograr

la

mayor

naturalidad posible,

si

llierr

cle

anternano

se

re-

sentían

de

1a

gran limitación

de1 color.

Conto

es

fácil

comprender,

han

de

tener

el

afán de dar

a

sus

paisajes,

a

pesar

de

esta

limitación,

una

naturalidad

ficticia,

y

no pierden

e1 tiempo

en

sitnbolizarla

más

aun

d.e

1o

que resuita simbolizada

por la falta

de los

colores'

2Qué

entendemos

por

la

paiabra

"estilización"?

Esta

significa

1o mismo

que

formular

con

e1

pensamiento

el aspecto

natural

de

seres

-v

cosas.

si

se

quiere

situar

la pintura

del

natural

en

un

ambiente

humano,

por

ejemplo,

como ad.orno

en un

objeto

de

uso,

se

la so-

mete

a

una

estilización

que

permite

acomodarla

de

la

manera

más

aclecuada

a cada

caso.

Ind.ud.ablemente

e1

pintor

japonés

emplea

1ltl1y

poco

1a

estilización

en este

sentido,

porque

la

característica

más

notable

de

su arte

consiste

en

que

la

pintura

de1

natural

puede

pasar,

sin

mod.ificaciones

singulares, a

las

artes

industriales,

como

ocurre,

sobre

todo,

con 1a pintura

de

plantas

(fig.+o).Ê1 notable

kimono fué

pintad.o, seguramente

para

un rico

comerciante,

por Oga-

ta

Korin

(ú6:r-t7t6

de

l.

C.),

maestro

el

más

conocido

de

la

pin-

tura

decorativa,

y

nos

persuade del

fabuloso

lujo

de

los

poderosos

de

entonces

Por

consiguiente,

para

f,nes

decorativos

el

artista

japones

no

se

ve

forzad.o

a estilizar

su

pintura, 1o cual

no

quiere

decir

que no

co-

nozca

1a

decoración

estilizada,

sino clue

la estilización

la

emplea

ar-

|itrariamente

y

ha

tomad"o u1a

dirección

peculiar,

que

acaso

podría-

nros

califi.car

d.e

exageración

estilista

de1 carácter

de

1as

formas

na-

turales.

Esto

es

probablemente

1o

mismo

que

llamamos

caricatura

cuaüdo

se

reflere

a

la

figura

humana.

Pero

1o

notable

es

que

esta

exageración

ernbeliece

1a

forma de

los

vegetales,

al

paso

que

afea

la

de1

hombre,

y

que

ha

allanado

a1

artista el

camino

de

1a

estiliza-

ción

en

la

pintura

de

paisaje,

1o

cual

es

segufamente

un

fenómeno

raro

en la

historia

general del

arte.

La

estilización

clue

encontranros

en

los antiguos

cuadros

pro-

piarnente

japoneses,

tiene

poco

d.e1 carácter

clue

acabamos

de

rles-

cribir

y

que, como

es

natural,

peftenece

a

una

fase

superior

de

des-

aíí6tto;

antes

bien,

consiste

principalmente

en

la

sirnplificación

c1e

g

Page 15: Pintura de La Naturaleza

7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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PINTURA

DE

LÂ NATURÀLEZA

,ft

las foruras

realgs_de

1as

çosas

(lámina

II). Se

limita casiexclusiva-

l.'

rrrerlte

a la nakwalera,

ai paso

que

los

hombres,

las cosas

pertene-

cicntes

a

la vida humana,

yãa"orÀt

los animales,

se

pintaban

con

rela-

..

r,r

tivo

realismo.

La

estilización

empezó,

pues,

con

plantas,

pero induso

,.;iu,i

,,,;gstag.-urisrnas

aparecían siempre

sólo

imperceptiblemente

estilizadas.

,

'1'

''1'o,corrsiguiente,

en la estilización

primitiva

se

trataenrealidadsolo

it.:

d.e

montalas y ríos,

niebla,

vapoÍes

y

nubes. Estos

aparecen en

todos

,'

los

cuad.ros

casi

en las

mismas formas, que

soú menos

caracterGticas

que

típicas.

Aquí

debe

recordarse

que

e1

arte

d.e

la

jardinería

de

la

época

correspondiente

sólo sabía

representar

e1 paisaje

en

forma

estereotipada. E1

espíritu

de la

época,

como

puede deducirse

de

esto,

se

preocupaba muy

poco por la

verdad

escueta,

y

hermoseaba

el

paisaje

mediante la simplificación. Se

gozaba

del

paisaje

más

bien

en

la naturaleza"

y

en

el

jarrtín

que en el cuadro.

lste

debía

de tener

por tanto.

semejanza con el

paisaje

imitado en

el

jardín,

y

solía

representar

al propio

tiempo un

momento de

la

vida

del

hombre.

Cuando

he

llamado

japones,

a pesar de

las f.guras chinas,'

a1

cuadro

reprod.ucid.o en

la

lámina

II,

1o he hecho

baúndome

en

qqe su

pai-

saje

esta estereotipado

en

forma

genuinamente

japonesa.

-

Como

ejemplo del arte

estilista

de un

período

más desarrollado

de

la pintura,

mostrare

aquí

un

fragmento

de

oleaje

que

pintó el

ya

mencionado

maestro

Ogata

I{orin, en

toda

1a superficie

de

un

biombo

de

dos

partes

(lámina

III).

Cierto

es que las olas

no eslán

repgesentad.as

rn:ás

qtre

por

líneas, pero no han

perdido

nada

en

naturalidád.

Sólo

por

ser demasiado bel1as

se podríau

acaso

en-

contrar

antinaturales, pues

la

estilización,

como

ya

hemos

diúo,

surgió del

embellecimiento,

y

éste

a

su vez

de la

exageración de

la

forma

característica.

Pero

como

encuentro

el cuadro demasiado

frag-

mentario

para

poderlo

llamar

paisaje, quisiera

citar aquí un

segun-

d.o

ejemplo.

B1

paisaje de

la

lámina

IV

procede

d.e

uno

de los pin-

tores

más

conoci,los

en

Europa,

Hokusai

(176o-ú49),

eue

.

se

dis-

tinguió

por

1o

genial

de

la

composición

y

que

pintó

la

mohtãfra

sa-

grad.a

Fuyi desde

todos

los

puntos

de

vista,

en

treinta

y

seis

cuadros,

uno

de

los cuales

rqrroducimos.

Se

tituJ,a

El Fuyi

en

la torntenta.

I,a montaía,

cubierta

de

nieve

en

toda estación del alo,

se alza

por

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7/21/2019 Pintura de La Naturaleza

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'

,r;;;i";;.,

.ro2

EL

^RTB

y4roNús

tt

t'

i

'',t',t'.ij,

,.

,.t,',

oima,dglla§'nubes

de

tormenta,.en

el aire claro

y

sêreno,

a." srrerrte'

.,11

que

ve bramar

la fempestad por

debajo. Por 1o

que se

refiere

a..la'

ÃtiUo"iO", es apücable

aqui àao 1o

que

hemoé

&"Uo

hasta

úôàl

,.,.

Ira.Í*tili7aci6n

de 1a

pintura

de

paisaje

coÍÍes.pord"e,a

la

ld§ma

.'l

ide4,que.condujo

a

formar

e1

concepto

de

la

'lindelimiAación",

pues

i

cuando

reprqduce las formas naturales,

según

las"

ideas humanas,

su.

'

'

prime

el

límite

entre la

riaL;uralsza.

y

e1

mundo

de

los

hombres;

al

paso,qüe

e1

pintor

eurõpeo,

por ejemplo en

1as

naturalezas

muertas,

sólq encaja

en

e1

mundo

hominal

fragmentos

de.la

naturaTeza"

arya.n-

.1,

cadqs

a

ésta.

IJna

vez

que

los

artistas

japoneseq

hubieron aprqndido

de 1oi

chinos

la pintura

de

paisaje,

le dieron realmente

más

profun-

didad

por

medio

de

la

estilización que

les

es característica,

y

que

constituye la

seãa1

inconfirnd.ible

de 1a

pintura verdaderamente

ja-

ponesa.

Aquí

d.oy también un

ejemplo de esta pintura

llanada Va-

mato-e

(lámina

.V)

y

con

ello

cierro

e1

capítulo.

Aprovecharemos

1a

ocasión

para echar un

breve

viitazo a

La

evolución

de1 Yamatot, pues así pod.remo5 çsmprend.er mejor la

sig-

nificación

del

cuadro

que

acabamos

de

citar.

Como

se

dijo

en

La'

introducción

de

este libro,

en tiempos antiguos

predominaba en

este

terreno

artGtico la

imitación

de

la pintura

china.

Pero a contar

de

mediados

.de1

siglo x, empeá

la pintura

japonsa

a

sustraer§e a esta

inÍuencira

y

formó

poco

a

poco

srl

estilo caracteútico,

de

suerte

que

e1

nombre

de

Yamato-e

(pintura

japonesa),

fácilmente

comprensi-

ble

por

mi56e,

tenía

en aquellas circunstancias

su sentido

como

nombre

genérico

de

las

escuelas que

daban

singular importancia a

la

nacionaüdad.

Entre

ellas

pronto

se

distinguió

matrifiestamente

la

de Tosa.

Nuestro

más

notable piator,

Toba-soyo,

cuyo

más

i*pot-

tante

rotlo

pictórico

de animalg5 1o

hemos visto

en

la figura

32,

se con:

sidera c.omo

el

prêcúrsor,

si

no

de

todas las

escuelas

de

Yamato-e,

por

1o menos de

1a

escuela

de

Tosa.

Esta,

que después

produjo mu-

úqs

.q*istas

notables,

conservó su

influencia

dominante

por espacio

cinco'giglos,

a

1o

cual

contribuyó

mucho sin

dudq

t

prÀt"oiàn

impg,

,

,

rial,y:só1o

d.espues

comenzó su

d.ecad.encia.

Ira'escuela Kano,

,quà.i:

cuftinaba

especialmente

Ia

pintura

con

tinta

china,

y

que

por ciiri,

,

"

,§igiii*itê-.rio,es

del

todo,

jpponesa,

y

a

la

cual peúenegieron

los

.niaE§r,',

i

,r

'

r

PTNTI'RÀ DB LÂ NATURÂLAZÂ

$$hu

y

SesCon, dominó

y

expulso a

l,a

escüi:lâ

de

Tosa.

El

pin

,s"

ffir"-iji

(1598-167o),

ll"mado

también

Sumiyoshi

Vokei,

hütO

et

paisaje reproducido en

la

lámina

V,

fué

un

valeroso

fi-

ae h

escuela

Tosa,

que

ya entonces

se consideraba medio

i;;pues

mantuvo

sus

obras absolutamente;libres

de

la iufluen-

iF?,'qr"

a la

saz.ôn

se habíâ

puesto'de

rmqd.a.

Dicha

obra

-paÍte

de

un

rollo,

a

la

manera

habitual de1

Yamato-e de

tiem-

iidnfggos;'.que ,comúnmente

contiene

adémas el texto de