Pentateuco

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PENTATEUCO: COMPRENDER Y ENFRENTAR AL MAL QUE DESTRUYE LA VIDA 1. SU NOMBRE "Pentateuco" es una palabra griega que significa "cinco estuches". Siendo cinco libros diferentes, escrito cada uno en un "rollo" y guardado en su propio estuche, estos libros dan cuenta de una misma historia, bajo una misma interpretación hecha a la luz de Dios. Pentateuco es un nombre complejo para una realidad compleja. Se necesitaron 5 libros y varias líneas de pensamiento teológico para cumplir el objetivo de explicar al pueblo el por qué de su situación crítica, e indicarle el camino a seguir. 2. CARACTERÍSTICAS GENERALES El Pentateuco tiene la mirada puesta en la historia de Israel. Su visión es universal, se mueve junto a una historia que valora la pluralidad y exige una unidad necesaria para darle pleno sentido a esa variedad. Por eso no nos extraña que el Pentateuco tenga un panorama amplio de tradiciones de pensamiento o relecturas de una misma historia (fuentes del Pentateuco) y que busque la unidad literaria y teológica en torno a una figura: Moisés, cuya autoría del Pentateuco debemos redimensionar, debido a la intencionalidad que tuvieron los verdaderos autores del Pentateuco. 3. LAS FUENTES DEL PENTATEUCO La teoría de las Fuentes es la que mejor explica la 1

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un estudio sobre los libros del Pentateuco..

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Claretianos - Palabra Misin

PENTATEUCO:COMPRENDER Y ENFRENTAR AL MAL QUE DESTRUYE LA VIDA1. SU NOMBRE"Pentateuco" es una palabra griega que significa "cinco estuches". Siendo cinco libros diferentes, escrito cada uno en un "rollo" y guardado en su propio estuche, estos libros dan cuenta de una misma historia, bajo una misma interpretacin hecha a la luz de Dios. Pentateuco es un nombre complejo para una realidad compleja. Se necesitaron 5 libros y varias lneas de pensamiento teolgico para cumplir el objetivo de explicar al pueblo el por qu de su situacin crtica, e indicarle el camino a seguir.

2. CARACTERSTICAS GENERALESEl Pentateuco tiene la mirada puesta en la historia de Israel. Su visin es universal, se mueve junto a una historia que valora la pluralidad y exige una unidad necesaria para darle pleno sentido a esa variedad. Por eso no nos extraa que el Pentateuco tenga un panorama amplio de tradiciones de pensamiento o relecturas de una misma historia (fuentes del Pentateuco) y que busque la unidad literaria y teolgica en torno a una figura: Moiss, cuya autora del Pentateuco debemos redimensionar, debido a la intencionalidad que tuvieron los verdaderos autores del Pentateuco.

3. LAS FUENTES DEL PENTATEUCOLa teora de las Fuentes es la que mejor explica la composicin del Pentateuco. Esta teora nace como fruto de la Ilustracin (ss. XVIII y XIX), perodo en que la ciencia reivindica su mayora de edad frente a la iglesia. Una vez superada una natural desconfianza por parte de la Iglesia oficial, fue aceptada por los catlicos (Po XII, Divino Afflante Spiritus, 1943). Lo bsico de esta teora es:

El Pentateuco tiene datos que revelan tiempos distintos de redaccin, aun tratndose de un mismo libro. Si hay tiempos distintos de redaccin, debe haber tambin autores diversos. En el Pentateuco no se da el mismo trato a los nombres de Dios (Yahv, Elohim), ni a las relaciones que l establece con el ser humano. Las tradiciones sobre las tribus tienen tambin diverso trato, segn se refieran a las tribus del Norte o del Sur. El culto oficial tampoco recibe siempre la misma valoracin. En general, hay diferente valoracin cuando se trata de personas y cosas que afectan a las tribus del Sur y cuando se trata de cosas y personas del Norte. Esto y ms ha llevado a la conviccin de que en el Pentateuco hay diferentes lneas de pensamiento, es decir, lneas de interpretacin diversas, que en un principio fueron consideradas documentos escritos, independientes, de los cuales se sirvieron los redactores del Pentateuco. Los cuatro documentos principales habran sido: Documento J (Yahvista), llamado as por el empleo del nombre de Yahv; Documento E (Elohista), que usa el nombre de Elohim; Documento D (Deuteronomista), heredero del pensamiento social del Deuteronomio; y Documento P (Sacerdotal), caracterizado por el pensamiento cultual del sacerdocio israelita. El papel del redactor o redactores del Pentateuco habra consistido en unir los diferentes documentos, dndoles la unidad que tiene el actual Pentateuco.

4. VENTAJAS DE ESTA TEORAa. Si no hablramos de Documentos: Como es obvio, esta teora tiene sus dificultades, pero tambin ventajas con relacin a otras teoras existentes acerca del origen del Pentateuco. Es la que ms dificultades resuelve acerca del texto bblico, y la que lo hace con ms lgica. Quisiramos sealar que esta teora quedara ms limpia si en vez de hablar de documentos, hablara de lneas de pensamiento o tradiciones teolgicas, que bien pudieron conservarse en escuelas de tradicin oral, sin necesidad de esperar la aparicin o descubrimiento de documentos an no conocidos del AT, que prueben su validez.

b. La pluralidad del pensamiento bblico: Lo singular del Pentateuco est en el trabajo del redactor o redactores, que tuvieron la capacidad de hacer una obra genial que se caracteriza por respetar las diferentes lneas del pensamiento teolgico israelita, tenindolas a todas en cuenta y dndole a cada una su puesto.

c. La unidad de la Historia de salvacin: Los redactores del Pentateuco supieron hacer con mucho arte la tarea difcil de integrar en una sola historia, lneas de pensamiento diferentes. Sin interesarse en borrar todas las contradicciones, le dieron a la Historia de Salvacin de Israel una visin unitaria.

d. El papel sobresaliente de la justicia: Los redactores del Pentateuco supieron unir diferentes corrientes del pensamiento teolgico israelita en torno a la justicia. Es cierto que el concepto de justicia pensada como fundamento de las relaciones humanas (tsdeq y tsedaqh) fue algo que Israel descubri poco a poco, a lo largo de su historia. Pero es precisamente ah donde est el mayor mrito de los redactores del Pentateuco: ellos releyeron su historia, dejando huellas de justicia desde el principio. Esta fue su tarea: hacerle ver a los lectores del siglo VI y V cmo toda su historia estaba penetrada por la justicia; fallarle a ella era fallarle a Dios. En esta tarea es notoria la labor del pensamiento teolgico de D.

5. LIMITACIONES DE LA TEORA DE LAS FUENTESa. Para qu hablar de Documentos: La mayor crtica a la teora documentaria del Pentateuco es la dificultad de probar que realmente existieron documentos que recogieron las diferentes lneas del pensamiento teolgico de Israel. La imposibilidad de mostrar con documentos estas corrientes, ha ido desacreditando esta teora y ha hecho que muchos especialistas la cuestionen. En realidad, cada vez se hace ms difcil encontrar testimonios escritos que ratifiquen esta teora. Pero como dijimos antes, su fuerza no est en encontrar documentos que la prueben. Un anlisis interno del AT bastara para probar su valor, siempre que no hablramos ms de teora documentaria y pensemos ms bien en corrientes de pensamiento o tradiciones teolgicas de Israel.

b. La asignacin de los textos a cada fuente: Otra de las dificultades que tiene la teora de las Cuatro Fuentes es la dificultad para asignar los textos que conforman el Pentateuco a cada una de las cuatro fuentes. Constantemente surgen revisiones. La falta de alguna obra crtica que recoja propuestas y le d cierta unidad a esta propuesta, dificulta la aceptacin de la misma.

c. El papel an no claro del redactor final: Una dificultad an no resuelta es el papel que juega el redactor final. Hasta ahora el trabajo ha sido asignar cada versculo del texto a su fuente correspondiente. Esto ha impedido ver el trabajo del redactor final que no aparece por ninguna parte. Un redactor no es una mquina ensambladora de textos, sino un ser pensante, con posicin teolgica propia. Su intervencin debera notarse de alguna manera. Por lo tanto, an falta establecer con claridad el papel del redactor.

6. DESCRIPCIN DE LAS TRADICIONES DEL PENTATEUCO6.1 La corriente teolgica J (Yahvista)a. Sitio de composicin: El Sur, concretamente Jerusaln, capital del Reino de Jud, la tribu privilegiada por la bendicin de Yahv a la dinasta davdica, de la que deben salir los reyes genuinos y el Mesas.

b. Tiempo de composicin: En torno al ao 950, durante el reinado de Salomn.

c. Causa por la que naci este documento: El pueblo haba alcanzado durante la monarqua cierta madurez de identidad, y era necesario darle sentido a la historia de la misma, para formar en ella al israelita del futuro. Adems convena que el pueblo viera que la monarqua tena sus races en el pasado, ya estaba en el plan de Dios.

d. El contenido principal del J: se centra en la salvacin que obtiene el pueblo a travs de las promesas de los patriarcas y de la liberacin obrada por Moiss. Es sobre el trasfondo del tiempo de la monarqua (vida sedentaria, culto a Yahv, bendicin de Dios, orgullo de ser israelita) que J plantea el problema del hombre, su debilidad, su pecado. La Historia de la Salvacin ser siempre historia de pecado. El papel que Dios juega en este tejido de gracia y pecad es el de un Dios que vive con el ser humano y que no se niega a intervenir en todo.

e. Una caracterstica de este documento es el uso casi exclusivo del nombre de Yahv, cuando se trata de nombrar a Dios.

6.2. La corriente teolgica E (Elohista)a. Sitio de composicin: El Norte, lugar de las tribus que formaron un reino independiente (Reino de Israel), a partir del 931 a.C. Estas tribus no estuvieron conformes con el modo de gobernar de la dinasta de David y fueron muy crticos.

b. Tiempo de composicin: En torno al 750, poco antes de la cada del Reino del Norte (722 a.C).

c. Causa por la que naci este documento: Gobernantes y gobernados perdieron el rumbo. De hecho, la corte de Samara lleg a ser en su momento, la corte del dios Baal. A un pueblo que caminaba hacia su destruccin era necesario recordarle su historia y contrsela segn las propias tradiciones del Norte, no segn las tradiciones del Sur.

d. Su contenido principal se centra en la Alianza del Sina y en Moiss, su mediador. Con esta doble idea, el Reino del Norte trata de legitimar su independencia de Jud y de explicar su propio ser. No es la alianza de Yahv con la casa de David, sino la original Alianza del Sina, en la que el pueblo se hace "herencia" de Dios. No es el rey el mediador de Dios, sino el profeta, el primero de los cuales es Moiss. Frente a esta mentalidad de Alianza, la transgresin se convierte en el pecado original. El papel que Dios juega frente al hombre, pecador por infidelidad, es de Dios soberano, Seor de la Alianza, reivindicador de fidelidad por parte del ser humano.

e. Una caracterstica de este documento es su preferencia por el nombre de Elohim para designar a Dios.

6.3. La corriente teolgica P (Sacerdotal)a. Sitio de composicin: El destierro de Babilonia.

b. Tiempo de composicin: en torno al 550, cuando los lderes del pueblo estaban desterrados y el pueblo que se haba quedado en la tierra de Palestina, se hallaba desorientado y desanimado.

c. Causa por la que naci este documento: El pueblo derrotado, despojado, golpeado en sus instituciones y en parte deportado, necesitaba mantener viva la esperanza. Por una parte, la existencia de una monarqua propia, tal como la presentaba el documento J desde el Sur, no era ya posible; por otra parte, la existencia de la Alianza del Sina, tal como la presentaba el documento E desde el Norte, haba quedado cuestionada por la derrota. Qu hacer?

d. Su contenido principal: se centra en la necesidad de mostrar que, pese a todo, el pueblo debe mantener la Alianza y esperar la restauracin de la monarqua davdica. Para esto nada mejor que reconciliarse con Dios, dndole mxima importancia a las mediaciones de culto, la ley, la pureza legal, la circuncisin. Dios santifica su nombre santificando al pueblo. Por eso el hombre desterrado debe recordar su puesto en la creacin y volver a liderar la historia como el Adn primitivo, siendo celebrante del verdadero culto. Es una necesidad retornar a las instituciones (Jerusaln templo monarqua), las cuales favorecen el culto. El hombre pecador, que no debe entrar a la tierra, es el que "no manifiesta la santidad de Dios", el impuro legalmente.

e. Una caracterstica principal de este documento es la maestra para confeccionar genealogas. Este gnero literario le va a servir para llenar grandes vacos en la historia, o para reformularla.

6.4. La corriente teolgica D (Deuteronomista)a. Sitio de composicin: Pudo tener origen en el Reino del Norte y despus ser llevada por los que huyeron del Norte hacia el Reino del Sur, y finalmente pudo haber sido concluido en el destierro de Babilonia.

b. Tiempo de composicin: S. VIII al VI, segn las partes de que se hable.

c. Causa por la que naci este documento: La decadencia de la monarqua, la toma de Jerusaln y la destruccin del Reino del Sur, exigieron reinterpretar tanto la Alianza davdica como la Alianza mosaica, junto con la promesa, el poder y la justicia de Yahv. Era necesario que surgiera una nueva esperanza nacional.

d. Contenido principal: Habla de una nueva Alianza que debe ser interiorizada. Con esto el Deuteronomio plantea una conversin interior que debe reflejarse en el cambio de las estructuras sociales, de las cuales debe desaparecer el hombre pobre. As como Dios da su amor gratuito a Israel, as ste debe dar su amor al prjimo. El rey debe ser hermano y recortar ventajas e intereses personales. Este abrirse a los otros es lo que demuestra la pertenencia a Yahv y lo que garantiza la pertenencia de ste al pueblo. Aunque los documentos P y D den respuesta al mismo problema, el documento D la da de manera ms comprometida con la realidad social.

e. Una caracterstica de este documento es el modo como est escrito, en forma de tres discursos de Moiss.

7. ALGUNOS ELEMENTOS HISTRICOS DEL PENTATEUCOEl Pentateuco tom su configuracin actual en el momento de la mayor crisis del AT y como intento de respuesta a la misma.

Ya sabemos que el Pentateuco es producto de una obra redaccional que comenz el siglo X y termin posiblemente el siglo IV. Los redactores tuvieron la tarea de ir mezclando las cuatro tradiciones con otras fuentes y aportes propios.

El estudio de las cuatro fuentes del Pentateuco (JEPD) nos muestra como las tres ltimas (EPD) responden a una relectura de la primera interpretacin de J, la cual era necesario revisar frente a nuevos sucesos que el pueblo va viviendo y que cuestionaban viejos planteamientos. EPD son respuestas a momentos de crisis! Respuesta a la crisis de integracin Norte Sur (E), respuesta a la crisis de la cada del Reino del Sur (P) y respuesta a la crisis de corrupcin monrquica y el descalabro que ella provocaba (D).

8. LA GRAN CRISIS CREADA POR LA CADA DEL REINO DEL SURSi recogemos los elementos globales que conforman la crisis de los ss, VI y V, podemos pensar en cosas como las siguientes:

a. Las tribus del Norte, parte de cuyos habitantes al caer su Reino (722) se haban refugiado en el Sur, con la cada del Reino del Sur pierden su ltimo apoyob. El Reino del Sur, que haba considerado como castigo la cada del Norte, queda ahora al mismo nivel moral que su hermano: desaprobado por Dios.

c. Las mediaciones religiosas ms sagradas quedan profanadas: El templo, residencia de Dios; el sacerdocio, animador de la fe del pueblo; el sistema de sacrificios y ofrendas; los rituales de purificacin y accin de gracias; las fiestas que giraban en torno al templo.

d. Las mediaciones polticas quedan desacreditadas: Jerusaln, donde confluyen los poderes econmico, poltico, militar, ideolgico y religioso; la dinasta davdica, objeto de grandes profecas y bendiciones; los gobernantes y comerciantes, lites siempre unidas bajo intereses econmicos.

e. La situacin del pueblo que haba quedado en Palestina es humillante: Sin derecho al culto; sin derecho a sus propios gobernantes; pagando tributos a extranjeros; invadidos por los mismos que lo han destruido.

f. La situacin de los desterrados es dura y casi insostenible: Sometidos a trabajos forzados; refugiados en suburbios; acosados por una grave crisis de identidad; sin derecho a vivir abiertamente su religin y principios morales; con la amenaza de muerte o castigos, si no reconocan el poder del rey de turno.

9. LOS GRANDES INTERROGANTES QUE NACEN EN ESTA CRISIS.Todo lo anterior llev al pueblo a la gran crisis de la cada del Reino de Jud, en la cual se plante grandes interrogantes acerca de la historia vivida.

Interrogantes frente a Dios. Dios que los haba sacado de Egipto y los haba llevado a la conquista de Canan, Yahv de la Alianza con los patriarcas y Alianza del xodo, el vencedor de los dioses del faran y de los dioses de la fertilidad de Canan, el Seor de la Historia, vencedor de Asiria y Babilonia, ha sido derrotado. La prueba es que la nacin que lo invocaba ya no existe. Vale la pena seguir con este Dios? Interrogantes frente a la religin. La religin de Israel, que haba generado instituciones religiosas generadoras de un culto cada vez ms organizado, que haba celebrado das de liberacin, que haba sabido ofrecer conversin y haba producido solidaridad y santidad, est oficialmente aniquilada. Vala la pena seguir sus duras exigencias para no lograr las ventajas esperadas? Interrogantes frente al pueblo pobre. Y las vctimas de todo esto, acaso no seguan siendo los mismos: pobres y dbiles, nios y mujeres, que incluso estn en Babilonia, en inmensa desventaja por ser emigrantes? El esfuerzo personal, el aguante de tantos siglos, tanta sangre derramada sirve de algo? Interrogantes frente al mal en general. El mal y todas sus formas de dolor y explotacin, de opresin y alienacin, de deshumanizacin y muerte, qu explicacin podan tener entonces?

10. EL PENTATEUCO, RESPUESTA A LA CRISIS Y A SUS INTERROGANTESEl Pentateuco hizo el esfuerzo de responder a los grandes interrogantes que se planteaba el pueblo en su crisis. Esto es la necesidad de explicar la presencia del mal en su vida y en su historia. El plan general del Pentateuco, en las cinco partes que lo componen, trat de ser la respuesta que la teologa israelita poda dar en ese momento al acuciante problema de la existencia del mal que se revelaba amenazante y destructor.

11. LOS LIBROS DEL PENTATEUCOLa lgica de los redactores era dar su respuesta en cinco grandes partes que son:

a. El libro del Gnesis.- Lo primero que intent el Pentateuco decirle al pueblo, a travs del libro del Gnesis, fue que Dios no era el causante del mal, puesto que la creacin sali "buena" de sus manos. Por algo P (Gen 1) lo repite hasta seis veces. Por tanto, Dios no ha fallado al pueblo y vale la pena seguir creyendo en l. La causa del mal hay que buscarla en otra parte, y a este propsito el Pentateuco da su propia palabra, a saber:

- El hombre aparece siempre implicado en la reactivacin histrica del mal; esta implicacin se da a travs de alguna forma individual, grupal o institucional, a travs de la cual el ser humano vive y refuerza su propio egosmo, real causa del mal. El Pentateuco seala seis formas principales de egosmo, las cuales estn agrupadas pedaggicamente en los once primeros captulos del Gnesis: El propio ser de creatura (su participacin de la vida del cosmos) que siendo es s mismo positivo, le ofrece al egosmo una entrada (Gen 12).

El propio egosmo convertido en norma suprema de accin (Gen 3). El egosmo organizado en grupos de poder que vienen a ser hijos de un padre asesino, maldito (Gen 4). El egosmo que se aduea aun de los grupos llamados a combatirlo (Gen 59). Los egosmos que se aduean de las grandes naciones que son hijas tambin de un padre maldito (Gen 10). El egosmo convertido en estructura socioreligiosa de opresin, confundida por Dios (Gen 11).

- El pueblo de Israel, a partir de sus ancestros los patriarcas, fue elegido para combatir este tipo de codicia y formar un pueblo que no est dominado por la misma.

- La intencionalidad del redactor del Pentateuco aparece clara: presentar en Gen 111 una clave de interpretacin y comprensin de la historia, a partir de Gen 12. Todas las narraciones que siguen deben ser vistas a la luz que ofrecen Gen 1-11. La mayora de las narraciones no van acompaadas de comentarios morales; basta que se tenga claro el punto de partida y el lector sabr interpretarlos. Es a partir de Gen 12 que se va desgranando las narraciones del Pentateuco, desde los remotos antepasados (Abraham, Isaac, Jacob), hasta los autores del xodo y la conquista de la Tierra Prometida.

- Sin embargo, la misma historia de estos patriarcas fue la mejor prueba de que algo ocurre en el ser humano: su ser de creatura y la bsqueda de intereses individuales o grupales lo lleva siempre a torcer su camino. Esto ocurri con Adn y con todos sus descendientes, incluidos los hijos de la Promesa, elegidos en Alianza gratuita.

- La conclusin es clara: pese a todo, Dios guard su promesa y cumpli su palabra. El grupo elegido, lo nico que hizo con su infidelidad fue retardar y complicar la realizacin de las promesas y bendiciones de Dios.

Todo esto es lo que narra el libro del Gnesis, combinando genialmente tres clases de tradiciones (J+E+P), aunque dndole preferencia a la tradicin J y a la Alianza de Dios con Abraham, padre de las tribus del Sur, en especial de la futura tribu de Jud, donde estar el poder central representado por la dinasta davdica.

b. El libro del xodo.- Las narraciones del libro del xodo van a complementar los planteamientos iniciales del libro del Gnesis:

- Aparece una forma desarrollada de egosmo, que es el modelo de sociedad faranica, donde los intereses del gobernante son luz suprema, donde los grupos de poder tienen nombre concreto, donde la ley del ms fuerte se impone, donde lo religioso est al servicio del poder poltico.

- El pueblo hebreo es la vctima de turno de esa codicia que define siempre al poder absoluto. Israel experimenta en carne propia el sufrimiento que genera ese poder, y la imposibilidad de que en ese tipo de organizacin social crezca el ideal de Dios de una comunidad fraterna. Aparece entonces Yahv como Dios del pueblo esclavizado; revela su nombre y, con la mediacin de Moiss, saca al pueblo de ese modelo social. Yahv quiere una sociedad distinta, que tenga por principio la vida del pueblo, la igualdad de derechos.

- La marcha por el desierto, dominada por el simblico nmero de cuarenta tiene una doble finalidad: primero, establecer un tiempo, ms simblico que real, destinado a la conversin del pueblo, al cambio en la forma de pensar a la sombra del modelo faranico. El "hombre viejo" deba dar paso al nacimiento del "hombre nuevo", el cual deba conquistar y poseer la "nueva tierra", donde deba aparecer una nueva forma de sociedad, igualitaria, fraterna, tribal.

- La segunda finalidad de la marcha por el desierto era establecer una Alianza con Yahv. Naci as la famosa Alianza del Sina, el pacto clave en toda la historia de Israel, Alianza que la tradicin E recogi y agrand, con toda la exquisitez literaria que tuvo a su disposicin. La Alianza del Sina, entre Yahv y el Pueblo, siempre tuvo riesgo de romperse, cuando el Pueblo se apoyaba en otros dioses o cuando se perverta la concepcin original de Yahv, haciendo de l un Dios como los dioses que no tenan inconveniente en dar su bendicin al poder egosta, como es el caso del dios Baal, enemigo de Yahv. Como es natural, en todas estas ideas predomin la tradicin E, aunque tambin las otras tradiciones estn presentes, llenando vacos y complementando las narraciones.

c. El libro del Levtico.- Las narraciones del Levtico, la mayor parte de las cuales fueron escritas a finales del siglo VI y principios del siglo V a.C., tuvieron a la clase sacerdotal como autor y estuvieron destinadas a:

- Hacerle ver al pueblo que los rituales de los sacrificios, que las ceremonias del culto, que las leyes sobre lo puro e impuro, que el calendario litrgico, etc. pertenecan a la ms genuina y antigua tradicin del Pueblo. Por eso les sealan su origen en el desierto, antes de la conquista de Canan.

- Es obvio que con esto el P, tradicin que conforma el libro del Levtico, buscaba complementar a J y a E, dndole una concrecin a la Alianza, la cual deba ser vivida en la vida cultual, de cuya fiel prctica dependa, segn el autor, la existencia de Israel.

- Sin embargo, el Levtico no perdi del todo su visin social, ya que le dio valor al ao sabtico y al ao jubilar, destinado ste a celebrarse cada 49 aos, con la finalidad de volver a nivelar socialmente al pueblo, haciendo que cada uno recuperara lo que haba perdido en relacin a los bienes fundamentales: tierra, casa, libertad y bienes de subsistencia.

- Las bendiciones y maldiciones de Lev 26 no son otra cosa que el resumen e interpretacin religiosa de todos los acontecimientos que a lo largo de la historia golpe al pueblo. Bendicin y maldicin forman parte de la estructura histrico literaria de los cdigos de leyes.

d. El libro de los Nmeros.- Las tradiciones del libro de los Nmeros estn constituidas en su mayora por la tradicin P, la cual viene complementada por una mezcla de las tradiciones J y E.

- El tema principal de este libro es la travesa del desierto, as venga esta, a veces, opacada por relatos de leyes cultuales.

- Aqu aparece con claridad el proceso espiritual por el cual deba pasar el pueblo, cambiando su rebelda (= races mentales que lo unan al modelo faranico), por fidelidad a Yahv y a su mediador Moiss, quienes le ofrecan la novedad de una sociedad igualitaria en la tierra prometida.

- En este sentido, pueden entenderse los intentos fallidos de conquista de Canan, los cuales muestran un pueblo an no preparado para ello. La conquista de la tierra ser siempre bendicin de Dios, como lo muestran las narraciones del ciclo de Balaam.

- Como vemos, el libro de los Nmeros refuerza con tradiciones muy antiguas, las tesis fundamentales del Pentateuco: Israel, desde un principio, enturbi los planes de Dios con su rebelda, pues no quiso renunciar a las formas de codicia. Es notorio el contraste que presenta este libro con relacin al tema fundamental de la tierra; mientras en Egipto la tierra perteneca al Faran, la tierra de Canan debe pertenecer a las tribus; la reparticin se har segn la necesidad de cada tribu y de acuerdo al nmero de familias que tenga.

e. El libro del Deuteronomio.- Las tradiciones del Deuteronomio proceden casi en su totalidad del documento D, el cual comienza a redactarse antes que el P, aunque su redaccin termina despus de ste.

- El Deuteronomio tena como tema fundamental, la reconstruccin del pueblo con base a la genuina tradicin social que deba ser el cimiento de una sociedad igualitaria. Por eso, podemos decir que es el libro de ms contenido social del AT.

- Para que el pueblo y, sobre todo, la monarqua, le dieran credibilidad a sus tesis sociales, era necesario poner todo su contenido en boca de Moiss, autoridad moral suprema en toda la historia del Pueblo.

- Frente a un pueblo propenso a darle a la prctica de la ley un valor supremo, el Deuteronomio insista en que el valor supremo segua siendo el amor gratuito de Dios que no se mova por la belleza moral del Pueblo Israelita, sino por la gratuidad de su amor.

- Esta mezcla entre Gracia y esfuerzo humano, eleccin divina y compromiso social, queda en el Deuteronomio bellamente planteada como un desafo entre la pobreza que genera la sociedad y el esfuerzo por impedir que esta pobreza se constituya en situacin social permanente. Pese a esta belleza, el Deuteronomio no dej resuelto el problema del antivalor de la monarqua, la cual histricamente haba enredado a Israel desde el siglo X a.C. El Deuteronomio, aunque con reservas y correcciones, sigue creyendo en el sistema monrquico tradicional.

12. EL PENTATEUCO CLARIFICA PUNTOS BBLICOS FUNDAMENTALESNo podemos dejar de recoger pastoralmente algunas enseanzas que se deducen del proceso seguido hasta aqu acerca de la formacin del Pentateuco. Nuestro saber como evangelizadores no debe ser slo cientfico, sino pastoral.

a. En relacin a la historia.- El proceso del Pentateuco nos ensea que:- La Biblia no es mera crnica de hechos, sino fundamentalmente interpretacin de hechos que sus autores juzgan importantes.

- Tampoco es interpretacin de todos los hechos que podan ser interpretados. Por eso, fuera de la Biblia qued viva una corriente de tradicin oral y escrita que aunque no perteneci a lo que llamamos Palabra de Dios, sin embargo, para la Ekklesa del AT y del NT tuvo un valor teolgico de revelacin.

- El definir la Biblia como interpretacin religiosa de la historia implica la necesidad de tomar elementos que aunque no pertenezcan estrictamente a la historia, s pertenecen a la interpretacin de la misma. Esto sucede cuando el Pentateuco incorpora formas literarias cuyo valor es ms interpretativo que histrico (sagas, leyendas, mitos, etc.).

- Los datos histricos que maneja la Biblia estn subordinados a la interpretacin. Es sta quien les da su sentido.

b. En relacin a la interpretacin.- El hecho de que la Biblia sea interpretacin de la Historia, nos lleva a deducir que:

- El autor sagrado, en la medida que es ser humano, procede como todo autor: compone su obra con una fin, con una clave bajo la cual se interpreta su obra.

- Slo en la medida en que nos acercamos a la clave en que fue escrita, podremos entender en toda su dimensin el texto sagrado.

- La verdad de la Biblia no est slo en la letra, sino que su texto se hace verdad plena, se hace vida, en el momento en que es captado, interpretado.

- Cuando cada autor bblico interpreta la historia de su pueblo, lo hace desde la perspectiva que l tiene de las cosas.

Ya vimos cmo cada documento tuvo determinado inters por interpretar la historia de acuerdo a criterios que juzgaba correctos. J, E, P, D tienen los criterios de sus grupos y autores, criterios que siente es la voluntad de Dios. Tanto el AT como el NT juzgan que Dios respalda este criterio de verdad, el cual afecta tambin al texto. Estos son caminos que hay que andar en busca del verdadero sentido de la inspiracin bblica, un tema que an inquieta al estudioso bblico.

13. CONCLUSIONES CON RELACIN A LA VERDAD

Siempre hemos dicho que Dios es autor de la Biblia porque l la inspira en la medida en que respalda con su autoridad divina las afirmaciones de la misma. De esto podemos deducir cosas como estas:- La verdad en la historia no responde a un concepto unvoco sino anlogo de la misma; es decir, el hombre no capta la verdad en su totalidad, sino que la va construyendo. Esto es aplicable a la Biblia.

- Por eso, la verdad que va recogiendo la Biblia es verdad que va descubriendo el israelita paso a paso; es la verdad de la conviccin de quien escribe, que a su vez se basa en los principios socioreligiosos que lo orientan. Es verdad completada, corregida, contemplada en cada una de las tradiciones del Pentateuco.

- Lo hermoso es que Dios respalda determinados juicios o interpretaciones del autor sagrado, aunque la historia posterior se encargue de poner dichas verdades en su punto, modificndolas, completndolas, etc.

- Por tanto, la verdad que Dios garantiza, no es la verdad absoluta, inamovible, definitiva, sino la verdad humana que el hombre, paso a paso, construye. A cada pequea conquista de la verdad, Dios le da su asentimiento.

- No debemos caer en el error de que algo, por estar en la Biblia, ya est aceptado por Dios o por el autor humano. La Biblia, como obra humana tiene sus formas de denunciar, aclarar o corregir lo escrito. A veces lo hace abiertamente, otras lo hace con disimulo, sutileza, astucia, dejando una palabra o idea para que el lector la descubra.- Esto significa que el lector de cada poca queda implicado en el contenido de la Biblia, y a l le toca aclarar aquello que el texto pedaggicamente apenas insinu en su momento. A nosotros, pues, nos queda la tarea de interpretar con claridad, para poder anunciar y denunciar abiertamente la verdad insinuada.

- No es suficiente la simple posesin del texto para entrar en posesin de la verdad, as sea esta parcial; es necesario buscar apasionadamente la interpretacin ms correcta, la ms cercana a la verdad original. Sin sta, podemos convertir al texto sagrado en una mentira.

- Por eso, cuando estudiamos a fondo las diversas tradiciones que conforman al Pentateuco, podemos decir que cada una de ellas es verdadera reinterpretacin de la historia.

- Finalmente, conviene recordar que a la hora de la verdad, la Biblia no nos dice lo que debe ser, como si estuviera dando preceptos para el futuro. Lo que nos dice es sencillamente lo que aconteci, y la interpretacin que en determinado momento se dio. De aqu se pueden deducir obviamente normas de conducta.

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TEMA 1DIOS Y EL HOMBRE ANTE LA CREACIN Y LA HISTORIA

TEXTO: Gen 1: Es Dios responsable del mal presente en la Historia? Qu clase de mundo le entreg Dios al Ser Humano?1. Interrogarse sobre el actuar de Dios en la Historia La primera dificultad que se planteaba el pueblo fracasado era la responsabilidad de Dios en la catstrofe del pueblo. Si Israel haba aceptado a Dios, qu haba ocurrido, pues su pueblo estaba sumido en un hondo fracaso? Sin duda, una tarea delicada de los telogos del pueblo fue dar una respuesta adecuada a este interrogante. Serle fiel a Dios, valorar positivamente su realidad slo cuando las cosas iban bien, era mala seal. Lo menos que esto poda significar era la vivencia de una religin interesada y, por lo mismo, falsa.

Dios no haba puesto al ser humano en el mundo para hacerle las cosas, para decirle qu deba hacer en cada momento. Esta posicin era indigna para Dios y para el ser humano. Del primero haca un dspota y del segundo un eterno nio. El ser humano, por definicin, debe caracterizarse por la libertad, y esto implica responsabilidad, an con riesgo de equivocarse. Al pueblo no se le deba decir una verdad diferente, aunque le doliera. Esto fue lo que hicieron, como punto de partida, los que reestructuraron el libro sagrado.

Era justo echarle la culpa a Dios? Era falso decir que las cosas haban terminado mal, porque el mundo que Dios haba dado al ser humano estaba mal hecho o estaba dominado por el mal. La reaccin contra esta falsa posicin fue la que hizo que los redactores emplearan la tradicin P, recreando un conocido mito de creacin, hacindole las transformaciones necesarias, hasta convertirlo no slo en obra literaria exquisita, sino en leccin teolgica sobre la bondad del mundo que Dios haba dado, para que el hombre lo perfeccionara. Por eso, a lo largo de los seis das de creacin, repite con insistencia: Dios vio que era realmente algo bueno. La ltima vez recalca: realmente era muy bueno (1,4.10.12.18.21.31).

La poesa de Gen 1: La poesa es un gran medio para indicar la belleza o bondad de algo. Gen 1 est redactado en forma de poema. Posiblemente el mito de Gen 1 estuvo escrito como poema en su redaccin original, sin embargo, la tradicin P supo adaptarlo y enriquecerlo. As lo prueban las tcnicas usadas en el relato:

- La forma septenaria que le sirve de columna vertebral al mito.

- La simetra o quiasmo en los contenidos del relato.

- El uso repetido de elementos claves, como los nmeros perfectos: 3, 5, 10.

La forma Septenaria: Escribir poemas en forma septenaria era costumbre de las culturas orientales. Consista en relatar el desarrollo de una accin en siete das. Ejemplos los encontramos en el Poema Babilnico de Guilgamesh que narra el final del diluvio y el envo de la paloma en forma septenaria: Por el monte Nisir llega la nave. // El monte Nisir detuvo la nave, no la dej moverse; // un da, un segundo da... // El monte Nisir detuvo la nave no la dej moverse; // un tercer da, un cuarto da... // El monte Nisir detuvo la nave, no la dej moverse; // un quinto da, un sexto da... // El monte Nisir detuvo la nave, no la dej moverse. // Cuando lleg el sptimo da // hice salir la paloma, la dej andar (Poema de Guilgamesh, Tabla XI, lneas 141-147).La forma septenaria del relato de la creacin bien pudo ser ampliada y retocada, hasta convertirla en el largo y bello poema que tenemos hoy. Una inmediata consecuencia poda ser tomar el nmero 7 como elemento literario y no histrico. Esto nos lleva a preguntarnos una vez ms, qu vamos a hacer con la catequesis que siguen tomando al pie de la letra los siete das de la creacin.

El quiasmo: consiste en que los elementos de un relato se van presentando en forma de equis, haciendo que lo primero tenga correspondencia con lo ltimo, y que los elementos centrales tengan correspondencia entre s. En el quiasmo de Gen 1,1-2,4a hay una simetra entre sus elementos, basada en una repeticin de 7 elementos, as: (1) Introduccin (y dijo Dios); (2) Mandato (Hgase); (3) Ejecucin (y as se hizo); (4) Descripcin (del hecho); (5) Nombre y bendicin (y llam Dios... y los bendijo); (6) Declaracin de la bondad (y vio Dios que era bueno); (7) Conclusin (hubo tarde y hubo maana).

La repeticin armoniosa de esos siete elementos se da en la siguiente forma: si ponemos en una columna las cuatro primeras obras de la creacin (luz, firmamento, tierra y hierbas) y en otra columna las cuatro ltimas (astros, aves-peces, animales terrestres y ser humano), encontramos que las cuatro primeras obras responden, con lgica, a las cuatro ltimas: a la luz corresponde los astros; al firmamento, las aves-peces; a la tierra, animales, hierbas y el ser humano:

Como podemos constatar a simple vista, no hay inters en resaltar el orden histrico como aparecieron las cosas creadas, sino mostrar la bondad del mundo, donde cada cosa tiene su oficio, su servicio y su utilidad para toda la creacin.

El uso de los nmeros perfectos: El uso de los nmeros perfectos puede ser juzgado tambin como elemento artstico.

- El nmero tres. Suele encerrar la totalidad del ser y, en este sentido, es perfecto. Hay que entenderlo no como nmero, sino como terna en torno al cual el hagigrafo agrupa los elementos de la creacin. Ejemplo de ternas son los elementos del universo catico (1,2), los elementos de confusin (1,2), las obras de distincin (1,4.6.9), las clases de plantas (1,12.29.30), las clases de astros (1,16), la finalidad de stos (1,17-18), las cosas que stos presiden (1,14), los animales del mar (1,21), los animales terrestres (1,25), los animales del universo (1,28), las bendiciones de Dios (1,22.28; 2,3), los elementos de la bendicin (1,22), las veces que habla Dios refirindose al ser humano (1,26.28.29), el uso del verbo bar (crear) para el hombre (1,27) y el da sptimo (2,2-3). Tomar como dato histrico cada una de estas ternas es darle otro sentido a la simple armona y bondad que el autor quera darle a los grandes elementos de la creacin.

- El nmero cinco. Para la idea de crear, el hagigrafo us el verbo asah (hacer) y el verbo bara (crear). Tomando como punto de referencia la creacin del hombre, tenemos que los verbos hacer-crear se usan cinco veces antes de la creacin (1,7.7.16.21.25); cinco durante (1,26.27.27.27.31) y cinco despus de la creacin (2,2.2.3.3.4).

- El nmero diez. Dios aparece hablando diez veces, diez veces creando por la fuerza de su palabra (1,3.6.9.11.14.20.24.26.28.29).

- El nmero siete. Los das de la semana de la creacin; es un nmero perfecto, en cuanto es la unidad resultante del mes lunar de 28 das (o cuatro semanas), ciclo lunar vital para las culturas campesinas y nmadas.

No hay, pues, razn para darle valor histrico a las diez veces que habla Dios o a las quince veces que acta -creando o haciendo-. En cambio, vale la pena prestarle atencin al uso de los verbos bara (crear) y asah (hacer). Por qu cuando se trata de la creacin del hombre se usa bara? No significa esto que el hagigrafo piensa que el ser humano es fruto de una accin especial de Dios?

2. El empleo de los mitos de creacin La idea principal que los sabios de Israel tenan en mente, luego de la destruccin del Reino del Sur, era hacerle ver a Israel, que cuestionaba la accin de Dios en la historia, que dicha crtica no era correcta. No lo era por la simple razn de que el mundo que Dios haba entregado al ser humano era esencialmente bueno. Era el ser humano, con su egosmo, quien lo haba daado. Por tanto, la presencia del mal no es responsabilidad de Dios, sino del egosmo del ser humano.Para probar esta idea, los sabios escogen unos relatos mticos que tratan de la creacin, con la intencin de probar no el modo de la creacin, sino que el hombre es responsable de haber daado el mundo bueno que Dios le entreg.Como es obvio, esto presupone que el pueblo crea que su Dios era Creador del universo y de todo lo que ste contiene. Nada impeda, por tanto, que los redactores del Pentateuco se sirvieran de mitos ya conocidos que ciertamente hablaban de la creacin, pero que ellos podan utilizar para probar el resultado bondadoso de los actos de Dios, cuyo hondo significado, por ser imposible de conocer y expresar, era mejor manifestarlo en forma de smbolo o mito.

Creer en el mito no es tomar al pie de la letra sus imgenes. Es leer y comprender las verdades subyacentes a las mismas y apoyarse en ellas para darle sentido a la vida. Es precisamente por ello que Israel no tiene inconveniente en tomar mitos de otras culturas, adaptarlos a su fe, y desde ah darles toda la amplitud, altura y hondura humanas. Es necesario conocer, siquiera superficialmente, algn mito de creacin de las culturas vecinas a Israel, a fin de ver en qu y por qu Israel los retoca o cambia.

La cosmogona egipcia: Existen unas aguas primordiales de donde procede Atum-Re, dios creador; los miembros de Atum-Re son dioses: el cielo es un dios femenino (Nwt) y la tierra un dios masculino (Geb); estando juntos Nwt y Geb, viene el aire (Sw) y los separa; Nwt se arquea sobre la tierra, a la cual toca con las punta de los pies y las manos; la tierra se agita y produce los montes; de la tierra y el cielo nacen el Nilo (Osiris) y el Limo (Isis) que fecunda los campos.

La cosmogona asiria: Existe una masa acuosa eterna; Asur, dios supremo, procede de aqu; tiene un orden de creacin como el del Gnesis; la creacin del ser humano es decidida en una asamblea de dioses; Asur crea la humanidad.

La cosmogona babilnica: Los dioses y el mundo proceden del mismo elemento primordial que es acutico; la divinidad original es masculina y femenina y de ellos nacen los dioses, incluso el dios que va a crear la humanidad; Marduk, propiamente el dios creador, mata a sus padres y de sus despojos crea cielo y tierra; los astros son divinidades; la creacin est acompaada de imposicin del nombre; para la creacin del ser humano hay consulta de los dioses y se emplea sangre de una divinidad; los dioses celebran la terminacin de la creacin.

El pueblo israelita que ciertamente bebe de estas cosmogonas, modifica sus contenidos teolgicos:

Cambios en torno a la figura de Dios: Dios es el creador del elemento primordial y es el nico en escena; todo lo hace con su palabra y su espritu; de sus manos salen creaturas y no pedazos de divinidad; los astros no son divinidades, sino luminarias servidoras del hombre; Dios y el Hombre le imponen nombre a las cosas; Dios delibera consigo mismo para crear al hombre y lo crea a su imagen y semejanza; finalmente, reposa y santifica el da sptimo.

Cambio en torno a las cosas creadas: Dentro de los elementos de bondad del mundo, se destaca la finalidad que Dios le haba puesto a la creacin: estar al servicio del ser humano. Esta era la finalidad de los astros, que deben lucir, presidir y dividir, y sealar las estaciones, los das y los aos, siempre en servicio del ser humano.

Cambio en torno al ser humano: El ser humano haba cambiado esta relacin. Se haba puesto l mismo al servicio de los astros, a los que ador y sacrific hasta sus propios hijos. Lo mismo haba ocurrido con las aves del cielo, los animales y reptiles de la tierra y los peces y monstruos marinos. El ser humano deba dominarlos; sin embargo, se haba dejado dominar por ellos, sirvindolos como dioses. Era el mismo ser humano quien haba vuelto el mundo al revs.

3. La bondad de la creacinY vio Dios que su obra era buena... El documento P habla tanto de la creacin del mundo como del ser humano, y cuando lo hace confronta al pueblo con Dios y le dice incansablemente que el mundo sali bueno de manos de Dios y que, por lo mismo, Dios no es culpable del mal que ahora lo aflige. La frase Y vio Dios que esa obra era buena, est repetida seis veces en Gen 1 (vv. 4.10.12.18.21.31).

La creacin, obra del Espritu. Adems, este mundo es bueno porque procede del Espritu (ruah) de Dios (1,2) que no puede ser otra cosa que bondad, dado que, a travs de toda la historia ha sido el encargado de poner en marcha la vida, conservarla y resucitarla, enfrentndose a todo aquello que trata de exterminarla. La materia, por ser obra del espritu del creador, nunca podr ser mala. Quedan as desautorizadas las tendencias filosficas-teolgicas que consideren la materia como algo malo y peligroso.

La creacin y la fuerza de la palabra. Tambin es buena la creacin porque es objeto de la Palabra de Dios. Dijo Dios es una expresin que se repite diez veces en Gen 1 (1,3.6.9.11.14.20.24.26.28.29). Bien saba el pueblo que la Palabra de Dios les haba hecho disfrutar los bellos momentos de su historia. La creacin es fruto de la palabra de Dios y es Palabra de Dios, en cuanto puede hablarle al ser humano de la presencia bondadosa de Dios.La creacin, lugar de comunin entre Dios y el ser humano. Si quisiramos resumir en una palabra el modo como el documento P presenta a Dios, diramos que Dios se muestra como el Ser que hace al hombre y a la mujer partcipes de su proyecto. l entra en comunin con el ser humano y lo compromete a cuidar esa vida. Esa es la intencin de autor, cuando presenta a Dios comprometiendo al ser humano en el gobierno del mundo (1,28) y hacindolo consciente de esa gran responsabilidad: miren -caigan en cuenta de- lo que les he dado (1,29).

La bondad de los sexos. Cre Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios lo cre, macho y hembra los cre (1,27). Hombre y Mujer son pensados bblicamente como hijos de Dios. Son algo que pertenece al mbito divino, sin que su corporalidad masculina o femenina lo impida. Si en algn momento la mujer, por su sexo o su cuerpo, ha sido rebajada de calidad o considerada algo impuro o menos bueno, Gen 1,27 lo desautoriza y le devuelve su dignidad. Parece que el israelita del siglo VI a.C. tuviera presente todas las vejaciones que ha sufrido la mujer a lo largo de la historia y quisiera dignificarla, ponerla a la altura de su creador. Lo mismo que con la creacin, el texto destruye toda postura negativa frente a la corporalidad masculina o femenina. Todo es bueno, porque todo ha salido de la mente, el corazn (1,26) y de las manos del Creador (1,27; 5,1-2).

La bondad de la fecundidad humana. Dios bendice a la pareja para que sea fecunda, se multiplique y llene la tierra (1,28). Sabemos que Israel se llen de leyes de pureza en relacin a los fenmenos sexuales y a la relacin matrimonial. La vida y sus fenmenos de sangre lo llenaron de temores. El texto abre una nueva visin de alegra y bondad el amor de la pareja.

Destronar a los dioses dominadores. El mundo reconstruido por la Biblia es precisamente todo lo contrario al mundo sacralizado de las otras cosmogonas. stas sacralizaban al mundo, porque haban convertido sus elementos en divinidades: los astros del cielo y las aves que los habitaban; la tierra y los animales que vivan en ella; los monstruos de los abismos. El mundo estaba cargado de sacralidad opresora. Aqu sacralizar al mundo significaba poner al hombre al servicio de estas criaturas sacralizadas. En cambio la Biblia hace todo lo contrario: considera a todos los seres de la creacin elementos que deben ponerse al servicio del hombre. Es ste quien debe sealarles la razn de su existencia y no al contrario. Con esta revolucin que la Biblia hace del mundo le quita al ser humano todos los temores que le agobian frente a una creacin mal entendida. El hombre comienza a ser plenamente hombre, porque recupera en gran parte su libertad frente al mundo. A partir de aqu el hombre se hace ms responsable del mundo y de lo que suceda en l, porque est en sus manos darle al mundo un nuevo sentido, su verdadero sentido.

TEMA 2DIOS REVELA A MOISS UN PROYECTO DE LIBERACINTEXTO: Ex 1,1-6,13El xodo y la figura de Moiss pertenecen al patrimonio cultural de la humanidad y han dado origen a una tradicin que renace continuamente y se manifiesta en el ansia de libertad y en la esperanza de los pueblos. El xodo ocupa el mismo lugar que el evangelio en el NT: contiene una Buena Nueva (3,13.16), nace en l la fe dada la intervencin de Dios (14,30-31), Dios acoge al creyente y hace con l una Alianza (19,46), l es el fundamento de la vida de Israel y as es proclamado (Sal 114,67; 95).

Relato de vocacin: Nos encontramos al pueblo bajo la opresin del Faran. En la historia de Jos, Dios est silencioso en Egipto. Ahora Dios va a hablar en el Sina, lugar solitario y extrao a Egipto. Dios habla a Moiss (3,1-4; 6,2-7). El lugar de la zarza ardiente no era ningn santuario. Moiss, que se acerca por curiosidad, va a ser receptor de un mensaje que redimensiona completamente su vida. Ex 3,1-6 parece una "historia fundacional" incorporada al AT. Sorprende su semejanza con Jos 5,13-15, dos historias que terminan con la orden de quitarse las sandalias.

La vocacin de Moiss son una verdadera antologa de temas bblicos (teofanas, vocacin, misin, signos, promesas, etc.) en las que se conjugan las distintas tradiciones. La vocacin de Moiss est plasmada en el modelo clsico que anuncia, por ejemplo, al Juez-Salvador que se hace a Geden (Jue 6,12-14).

La narracin ms completa est recogida en el Ex 3, que se consigna la llamada (v. 10), la objecin (v. 11), los signos y la proteccin (v. 12). Ex 4,1-7 traza la vocacin segn un modelo que combinan dos retratos complementarios de Moiss: el Taumaturgo y el Profeta. Ex 6,10-12 es una presentacin menos dramtica, pero ms teolgica de la vocacin de Moiss, incluida en un esquema concntrico: vocacin, misin, objecin que se repite en vv.2830.

1. Diversos aspectos de la narracin de la vocacin de Moiss:Dios habla a Moiss perdido en la soledad del desierto. Moiss recuerda la situacin de sus hermanos y oye la llamada de Dios que quiere encomendarle una misin liberadora (Ex 34). Este texto describe las caractersticas del encuentro del hombre con Dios. La irrupcin de Dios es siempre inesperada. Moiss no va en busca de Dios, es Dios quien irrumpe en Moiss. Israel entiende el contacto con Dios no como algo que alcanza el hombre con sus tcnicas de contemplacin, aunque haya restos en la actuacin de algunos personajes (Eliseo, 2Re 3,15).

La reaccin de Moiss. Es de temor por la experiencia de la indignidad. Se quita las sandalias (Cf. Is 6,5; Lc 5,8). Dios le llama para una difcil tarea a favor de su pueblo. Ser larga y con dificultades: Liberar a su pueblo del Faran; acaudillar al pueblo a travs del desierto; forjarlo como nacin a pesar de las rebeldas. Esta es la misin encomendada a Moiss. Moiss tiene miedo ante su propia indignidad y se siente abrumado ante la debilidad y la incapacidad.

Objeciones por el sentimiento de indignidad e incapacidad. A Moiss le falta el don de la palabra, desconoce a Dios, teme la incredulidad de los israelitas por su vinculacin anterior al palacio. Dios resuelve las dificultades y promete asistencia eficaz. Pero no hay confirmacin palpable de que la vocacin viene de Dios. No se le resuelven las dudas. Se le da un signo de que la vocacin es genuina, pero no es ninguna manifestacin externa de la presencia de Dios. La vara para obrar milagros se le da despus (4,1-5) y procede de E. en oposicin a J. El nico signo (3,10) se encuentra en los acontecimientos futuros no cumplidos.

La actitud de Moiss es de una inequvoca ambivalencia. La experiencia de lo santo atrae al hombre, pero le llena de temor porque la experiencia de lo santo es la experiencia de la propia indignidad. El hombre reconoce que ni el quitarse las sandalias, ni otra purificacin cualquiera, puede prepararle plenamente. Cuando Isaas vio al Santo de Israel y oy el canto se llen de temor (Is 6,5), igual Pedro al reconocer a Jess despus de la pesca milagrosa (Lc 5,8). Lo mismo le ocurre a Moiss: curiosidad profana primero, despus se cubre el rostro y teme mirarlo.

2. Ubicacin del texto en el libro del xodo.En la redaccin actual del libro del xodo, Moiss tiene una importancia especial. Es el paso de las narraciones patriarcales a la formacin del pueblo. A travs de los que bajaron a Egipto empalma con los patriarcas y presenta a Moiss como el escogido por Dios para formar un pueblo. Ah radica la importancia de la misin de Moiss, su preparacin y su experiencia de Dios y del pueblo.

Para comprender el valor de la experiencia del xodo hay que partir de la palabra fundamental: XODO, salida. En este libro se usa 94 veces: 62 en la forma simple de "salir" y 32 en la forma causativa de "hacer salir" (Cf. 3,8.10.12.16; 4,23; 6,1.11.13.26.27; etc.),En las lenguas orientales es frecuente recurrir a pares de palabras que expresen dos extremos antitticos de determinada realidad o accin. Al indicar los dos polos se quiere abarcar toda la realidad incluida entre ellos.

Para la pareja verbal "salir entrar" se puede incluir toda la vida del hombre: desde que sale del seno materno para entrar en el mundo hasta salir del mundo para entrar en el seno de la madre tierra (Is 26,19). "Salir y entrar" en el xodo no se limita a un hecho lejano experimentado por unas tribus, sino que est presente en la vida cotidiana. "Salir" puede desvelar nuevos aspectos: Psicolgica: se presenta el trauma de salir de la seguridad del seno materno para entrar a la libertad (Gen 25,26ss).

Sociolgica: las emigraciones con los relativos cambios de cultura y mentalidad (Gen 10,11.14; Deut 2,23).

Existencial: describe la opcin de la persona de salir de la situacin presente para embarcarse en una aventura riesgosa, v.g. el matrimonio (Gen 2,24).

Poltica: fundamental en el xodo de Israel, pues sale en busca de la libertad.

Religiosa no marginal: La vocacin es autntica salida (Gen 12,1; Mc 1,1618).

3. Situacin del grupo que baja a EgiptoEx 14 resume una situacin en lamentacin nacional. La poltica nacionalista de Ramss II y el deseo de hacer ms homogneo el gigantesco reino que rega, constituido por tantas etnias, explica los campos de trabajo forzado y el brutal control de la natalidad. Matar a los nios es la manera de diezmar al enemigo.

El grupo de Moiss en el conjunto de las tribus: Israel se presenta en forma estilizada en la totalidad de las Doce tribus. Ex 1,1-7 ofrece los primeros datos sobre el xodo sellando la historia de Jos y abriendo la historia del pueblo. Cul es el grupo que baj a Egipto y cul el grupo que Moiss sac de Egipto?

Podemos pensar que algunos componentes del clan de Jos haban estado, desde haca tiempo en Egipto y ms tarde se unieron al clan de La. Por Jue 1 sabemos que las tribus israelitas se instalaron en el pas de Canan por diversos caminos. El impulso principal lo dio Josu, jefe de la tribu de Efran, que conquist la regin central. La Biblia presenta a Josu como ayudante de Moiss (Ex 24,13; 33,11; Num 11,28). El grupo de Moiss, al salir de Egipto, est formado bsicamente por la casa de Jos: Efran, Manass, Benjamn. Pero con ellos sale un grupo mixto, que no eran descendientes de Jacob (Cf. Ex 12,38; Num 11,4). Era la expresin de universalidad del pueblo de Dios.

La situacin del grupo: La afirmacin de que "Jud e Israel... coman, beban y se alegraban" (1Re 4,20) bajo el rgimen de Salomn debe ser matizada leyendo entre lneas otras noticias transmitidas en el mismo libro. La lista de abundantes vveres exigidos por la casa real (1Re 5,2-3) y la funcin de los gobernadores "que provean al rey y a su casa" (1Re 4,7) hacen pensar en crecientes cargas para el pueblo, obligado a transferir sus bienes y trabajo para el sostenimiento de la opulencia de la familia real y de los funcionarios y del ejrcito regular de Salomn.

Por otra parte, las numerosas construcciones emprendidas por el rey trajeron al pueblo trabajo forzado y progresivo endeudamiento frente a los reinos vecinos, lo que justificaba el creciente descontento frente a una monarqua represiva.

Esto explica la queja a Roboam, que Jeroboam expresa en nombre del pueblo, a modo de definicin del reinado de Salomn "Tu padre ha hecho pesado nuestro yugo... aligera la dura servidumbre de tu padre y el pesado yugo que puso sobre nosotros" (1Re 12,4)

Bajo estas circunstancias y otras similares, que se dieron posteriormente en el Reino del Norte a partir de la dinasta de Omri, la figura de Moiss es la que encarna todas las vicisitudes de Israel: esclavo, peregrino, libre: el J, al que debe asignarse la vocacin de 4,1-17, seala el aspecto siniestro de la represin (1,812); el E, que predomina en la relato de vocacin de Ex 3, describe con ms precisin el genocidio del Faran (1,1521).

La trgica situacin en que se encuentra Israel en Egipto se define como "pobreza", debilidad, miseria (J, en 3,7) y como opresin (E, en 3,9). Este clima trgico viene recordado tambin por J (1,22), pero se introduce un elemento de esperanza a travs de una serie de figuras femeninas: las comadronas (1,15-19), la hermana de Moiss, la simpata materna de la hija del Faran, etc.

Por qu Dios no ha liberado antes a este pueblo? Por qu esper a que incluso se olvidaran de l? La liberacin ha de ser asumida por el pueblo. Slo cuando un pueblo o persona es consciente de la opresin puede ser liberado. Ahora el pueblo clama (Ex 2,23). Y an as aorar volver a ser esclavo. Haba que hacerle tomar conciencia de la opresin. Fue el primer paso de la misin de Moiss.

4. La Palabra de Dios acontece en la vida de la persona y del puebloMoiss tiene una relacin distinta con Dios, con el pueblo y consigo mismo. Se interesa por el proyecto de Dios, por la situacin del pueblo oprimido y asume conscientemente las consecuencias que esta nueva relacin le suponen. Ha descubierto la iniciativa divina que no puede determinarla el hombre a su gusto. Ya no es l quien decide, es Dios quien le enva. Moiss ha llegado a escuchar la verdad y ya no se escucha a s mismo. El descubrimiento es significativo. Propsito liberador de Dios (Teofana Ex 3,6). El Dios que se manifiesta a Moiss en la zarza es Dios fiel que anuncia la prxima realizacin de lo que prometi a los Patriarcas; Dios salvador de los oprimidos, que es reconocido en las situaciones desesperadas; Dios que quiere asociar al hombre a su obra. Moiss es la mejor expresin de esta voluntad en el AT; Dios que hace penetrar en la intimidad al revelar su nombre; Dios dinmicamente presente en el pueblo; Dios santo; Dios dominador que conoce de antemano las resistencias y las vence.

Desde la experiencia de Dios, Moiss ha cambiado radicalmente su tctica para liberar al pueblo. Desde la actuacin que ha tenido estando todava en Egipto de liberarlo confiando en su habilidad, sabidura e influencia a confiar slo en Dios y verse totalmente incapacitado para realizar la misin que se le confa.

Moiss ahora ya no se presenta como un lder o guerrillero. Tomando las palabras que despus usar David dice: Yo voy en nombre del Dios de los ejrcitos (1Sam 17,45). No se mira a s mismo, sino que mira y busca nicamente el bien del pueblo y deja que sea Dios quien acte. El modelo de relacin con Dios y de relacin entre los hombres -el nuevo modelo social- se basa en el corazn de Dios. Por ello, para realizarlo habr que destruir nuestros egosmos y confiarnos a su gracia.

TEMA 3LA PALABRA DE DIOS Y LOS IMPULSOS DE AUTODESTRUCCIN

TEXTO: Num 11-14

En los acontecimientos del Sina Israel pact la alianza y recibi una legislacin y construy su santuario (Ex 19,2b40,38), organiz su culto (Levtico) y dispuso un ejrcito para la marcha (Num 1,110,10). El primer movimiento de esa marcha se relata en Num 10,1112, pasaje que conecta con la accin de Ex 19,12: en ambos textos se seala el 'mes" y el "ao" y aparecen mencionados "el desierto de Sina" y la forma verbal "partieron".

La marcha por el desierto hasta los lmites de Moab va a ser el objeto de la narracin hasta Num 21,9. El recuerdo de ese camino est ligado ntimamente al recuerdo de las rebeliones del pueblo. Num 1114 es parte de la primera etapa de ese camino rebelde.

Estos captulos repiten constantemente la noticia del "llorar" del pueblo. Este considera que est frente a la muerte. Pero, a diferencia de otros textos (Lev 10,6; Num 20,29; etc.) donde se nos coloca en presencia de personas que acaban de fallecer, aqu el pueblo llora a causa de las situaciones en que se encuentra: falta de alimentos, poder de los enemigos.

Esta actitud de Israel o de ciertos personajes (Mara, Aarn, los exploradores) se expresa, tambin, con muchos otros verbos: "quejarse amargamente", "despreciar a Yahv", "hablar contra", "hablar mal", "gritar", "murmurar contra", "rebelarse", "desconfiar", "no escuchar la voz de Yahv", "poner a prueba a Yahv", "pasar por encima de la orden de Yahv". Por su infidelidad el pueblo recibe el calificativo de comunidad amotinada.

Estos captulos nos presentan otros personajes con actitud opuesta a la anterior. La encontramos en Moiss que "clama a Yahv", "intercede" por el pueblo, "habla" a Yahv. Tambin Josu y Caleb, en declaracin solemne, aseguran que la tierra es "buena". A veces, el mismo pueblo cambia de actitud y "clama", y Aarn "pide perdn".

Las distintas actitudes ante las acciones de Yahv revelan una mezcla en el pueblo. Los relatos repiten, a menudo, la palabra "en medio de". En medio del pueblo estn Yahv y Moiss, pero tambin la chusma; "en medio de l" Yahv ha dado seales.

Cada una de las personas hace su propia valoracin despus de un examen detallado de la situacin. Junto al "por causa de" aparecen frecuentemente trminos ligados a la visin: el verbo "explorar", el "ver (o no ver)" referido a la tierra, los gigantes, la gloria y seales de Yahv, la desventura de Moiss, el valor de la Palabra de Yahv, y la repeticin de la mencin de los "ojos" que aparece traducido tambin por "aspecto", "cara" y "parecer".

1. Los relatos de "la rebelin"

Los trminos utilizados estn tomados, en gran parte, del mbito de la acusacin judicial. "Hablar mal", por ejemplo, es dar un juicio condenatorio, "murmurar" pertenece al gnero y a la situacin de enfrentamiento previo a un proceso. Por eso, este ltimo verbo va, generalmente seguido de la preposicin "contra" con el nombre de la persona acusada.

En lugar de "acordarse" de los mandamientos, de que Yahv los hizo salir de la esclavitud de Egipto, el pueblo "se acuerda" de la comida de Egipto (pescado, pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos), da un juicio negativo sobre la tierra, prefiere la muerte en Egipto o en el desierto, intenta nombrarse un jefe para volver a Egipto.

El juicio que el pueblo entabla en contra de Yahv se convierte en juicio de Dios contra su pueblo. De ah que el castigo est ntimamente ligado a la naturaleza del pecado: la carne que se desea "sale por las narices", produciendo la muerte; la crtica por la aceptacin en el pueblo de la esposa kusita de Moiss, excluye a Mara del pueblo; el deseo de muerte en el desierto se realiza; la intencin de volver a Egipto hace caminar en el desierto "en direccin del mar de Suf".

Madre y padre del pueblo, Yahv "tolera iniquidad y rebelda aunque nada deja sin castigo". De esa forma se logra un campamento purificado donde no hay ms muerte (las codornices), ni lepra (exclusin de Mara) ni rebeldes (muertos en el combate).

2. Los hechos y la memoria"Ciudad" y "aldea", como formas organizativas en conflicto, parecen estar en el origen de estos captulos. Podemos vislumbrarlo a travs de dos indicaciones de los textos: no se trata en ellos de un conflicto tnico y todos los relatos tienen conexin con el modo de ejercer el poder.

Componentes del pueblo: A primera vista, se nos presenta un pueblo integrado por pescadores y agricultores salidos de Egipto (cf. 11,5), pero se puede entrever la presencia de otros elementos, a travs una lectura ms atenta. Es el caso, en primer lugar, de "la kusita", esposa de Moiss (12,1) y de otros personajes.

El trmino kusita, usualmente aplicado a los etopes, en referencia a la esposa de Moiss debe indicar una persona originaria de Kushan. Este nombre aparece en paralelismo con Madin en el cntico de Habacuc (Hab 3,7) y, por los relatos del xodo, conocemos una esposa madianita de Moiss (Ex. 2,18) y a su padre Jetr (Ex 18,2; Num 10,29) como "sacerdote" de Madin, lo que alude al culto como el lugar de esa conexin entre Israel y Madin.

Otro personaje extranjero es Caleb. Los calebitas, a diferencia de los efraimitas de Josu, no tuvieron xito en su primer intento de penetracin desde el sur. Su antepasado Caleb, hijo de Yefun, aparece como parte de la tribu de Jud en Num 13,6, pero en realidad, conforme a Jos 14,14, slo en un momento posterior ser asimilado a dicha tribu y, a travs de ella, a Israel.

En la seccin ms amplia de Num 1020 encontramos tambin a edomitas y quenitas. Num 10,29 nos habla de Jobab que, segn Jue 1,16, es quenita. Dichos quenitas tenan su nido (quen) cerca de los amalecitas. En Num 16, Cor es levita, pero en Gen 36,14.18 se lo presenta como edomita, lo mismo que a Zraj y Quenaz, que slo posteriormente se incorporan a Jud.

Los hechos relatados: No difieren de lo relatado antes de la llegada al Sina: don de la Ley (Ex 15,25; Num 1519); presencia del suegro de Moiss (Ex 18,112; Num 10,29); rebelin por la comida y llegada de las codornices (Ex 16,113; Num 11); rebelin por la falta de agua as como el agua de Merib (Ex 17,17; Num 20,113); el recuerdo de una batalla contra los amalecitas (Ex 17,816; Num 14,3945); la institucin de los jueces (Ex 18,1327;Num 11). Esto revela que la naturaleza de los conflictos est dada en torno a cuestiones de ejercicio del liderazgo, sobre todo en lo que concierne al aseguramiento del alimento.La rebelin reflejara el enfrentamiento de dos modos de organizacin social: la estatal, construida en analoga al esquema faranico de ejercicio del poder, y la carismtica, semejante a la de los Shosu de Edom, tal como los describen los egipcios: organizacin nomonrquica. Num 14,4 dice: "nombremos un jefe", lo que parece indicar que no slo se trata de desandar el camino recorrido, sino de reiterar el modelo faranico de ejercicio del poder. El enfrentamiento de dos modelos llev al pueblo a tomar una decisin, cerca de Cades.

En conexin con la forma de asegurar la alimentacin ambas formas de sociedad se organizan de manera diferente: a la concentracin de poder, corresponde una concentracin de riquezas. En una sociedad de este tipo la forma de procurar los bienes est ligada al comercio, que se rige por leyes imperiales. Israel, por el contrario, busca una mayor distribucin de los bienes, y la memoria de la marcha de los grupos pre-israelitas por el desierto le posibilita adoptar, en vistas a la adquisicin de los bienes necesarios para su sustento, otras formas de organizacin econmica, en base, fundamentalmente, del trueque.

Significado del desierto: El desierto, segn esto, adquiere pronto una doble dimensin: tiempo de actuacin privilegiada de Dios en favor de Israel y reacciones negativas del pueblo a esa actuacin divina.

En el primer caso, la inmediatez de la conduccin de Yahv hace innecesario el sometimiento a los lderes impuestos por los enemigos circundantes, posibilita la eleccin libre de sus propios lderes y asegura la sustentacin del pueblo al margen de las leyes imperiales del comercio de sus vecinos.

En el segundo, se condenan los cansancios y las actitudes de defeccin en la lucha por la construccin de una nueva sociedad y se fortalecen actitudes de fidelidad en los conflictos que deban sostenerse a este fin. Cades est ligada a estas opciones como refleja su nombre alternativo de "pozo del juicio" (Gen 14,7).

Todo el camino recorrido es el mismo en xodo y Nmeros, y coincide con la noticia de Jue 11,16: "Cuando subi de Egipto, Israel camin por el desierto hasta el mar de Suf y lleg a Cades".

El Yahvista: La memoria de las rebeliones del pueblo frente a la accin prodigiosa de Yahv estar presente en toda la historia de Israel. En la euforia del advenimiento de la dinasta davdica, J recurrir a ellas para recordar que la mediacin de Moiss est por encima del privilegio dinstico, aunque reconoce la legitimidad de ste. El Elohsta: Recordar estos hechos en un contexto de desigualdades causadas por la monarqua, y con la advertencia del peligro de la rebelin procurar ahondar la comprensin de Israel como pueblo purificado.

El Sacerdotal: En pocas de ruina procurar reconstruir la esperanza del pueblo recurriendo a la memoria del desierto y del liderazgo de Yahv, a travs de Moiss. La Ley, interpretada por los sacerdotes aaronitas, se convertir en el modo de preservar la identidad del pueblo amenazada por la opresin.

3. Exigencias del poder liberador de DiosEn medio de un mundo de muerte, Dios se hace presente con su ofrecimiento de vida. Dios, que es Dios de la vida, se hace presente en las vicisitudes del desierto. A El se lo comprende desde la analoga de la relacin maternal: ha concebido y dado a luz a un pueblo con el que ha establecido una relacin ntima. Todo el camino del pueblo est marcado por las acciones de Dios "en quien todos viven": se puede experimentarlo en la columna de nube y en la columna de fuego, da y noche.

Todo se ordena a ese proyecto de vida. Para ello, Dios habla con sus mediadores y profetas y para ello concede el Espritu que reposa sobre algunos miembros del pueblo, para que cumplan responsabilidades compartidas. En contra de Josu, que intenta prohibir que stos profeticen, es deseo de Moiss que todo el pueblo de Yahv se convierta en pueblo de profetas, imbuido del Espritu de Yahv y portavoz de su Palabra (Num 10,32: "si vienes con nosotros, te haremos partcipe del bienestar con que Yahv nos va a favorecer").

Los deseos de volver a proyectos anteriores: Est en nosotros la posibilidad de rechazar este proyecto de salvacin. Toda situacin lmite puede conducir al corazn de la relacin religiosa, a la montaa del Sina dnde es posible experimentar la presencia salvadora de Dios. Sin embargo, la misma situacin abre al hombre a otra posibilidad, trgica pero real. Rechazar este proyecto de salvacin se presenta en estas situaciones como el desierto de la tentacin.

Las dificultades y obstculos del camino pueden llevar a interpretar este proyecto de liberacin como proyecto de perdicin y muerte. Surgen en nosotros resistencia a la salvacin, mayor y ms peligrosa que la resistencia externa. Dicha resistencia, debido a la prdida de seguridades que comporta el camino hacia una vida solidaria ms plena, lleva a una comprensin falsa de los hechos salvadores.

Esta incomprensin culmina en la "rebelin" del hombre que, en su orgullo, se cree capacitado para determinar el tiempo, rumbo y etapas de su caminar. Por ella procuramos anular la accin de Dios en la propia vida y en la propia historia.

Tratando de condenar las intenciones de Dios, se pone en discusin toda la historia de salvacin: La esclavitud de Egipto es elevada a paradigma para el hombre que pone, por encima de todo, satisfacer sus necesidades inmediatas al margen del proyecto salvador, sacrificando de este modo la libertad, logrando no la condena de Dios, sino la propia condena que revela el alejamiento de Dios.

Dios asume, entonces, las caractersticas de padre que corrige y purifica. Siempre tiene un futuro preparado para su pueblo y ste es posible gracias a aquellos que aceptan y se comprometen con ese futuro: Moiss, Caleb y Josu. Ellos, entre otros, defendiendo los intereses de Yahv, defienden los intereses del pueblo. Su lamento no es lamento contra el plan salvfico sino contra los que no entienden dicho plan. Ellos son los encargados de rectificar y poner de manifiesto el sentido de la accin divina, su meta. Slamente ellos, desde su profunda comunidad con Dios sern los portavoces capaces de convencer de la necesidad de seguir afrontando el duro caminar diario, la hostilidad del desierto y de la dureza de sus condiciones.

De esta forma, ellos son la base a partir de la cual, puede formarse una comunidad, purificada por la esperanza, que sepa aceptar los dones de Yahv.

TEMA 4LA ALIANZA, DON DE AMOR, TRASCIENDE EL LEGALISMOTEXTO: Dt 6-7No deja de ser significativo que un libro como Deuteronomio que sin duda desde las primeras redacciones fue concebido segn el modelo de un cdice de la Alianza sinatica, escogiera el gnero parentico, tan poco legal, para gran parte de la obra, incluso para muchas leyes.

El gnero parentico es tpico de la literatura sapiencial, y se basaba en el aprovechamiento de la costosa experiencia del Maestro, para evitar al discpulo sinsabores y facilitarle el camino de una conducta prctica, ordenada y prspera. Para ello deba ante todo crear una actitud de confianza, respeto, admiracin y obediencia en el discpulo, para que aceptara con docilidad las enseanzas de la experiencia del Maestro. La exhortacin resultaba sumamente eficaz, sobre todo porque muchas enseanzas eran comprensibles a largo plazo y contrariaban a veces la experiencia inmediata.

1. El Segundo Discurso de MoissEstos captulos forman parte del segundo discurso de Moiss que comprende Deut 4,44-28,69 donde encontramos la siguiente estructura: presentacin del Soberano Yahv, de su mediador Moiss, relaciones histricas Dios-Pueblo y necesidad de la nueva Alianza (4,44-11,32); cdice de la nueva Alianza (cc. 12-26); rito, bendiciones y maldiciones (27-28).

El primer bloque ofrece casi en su totalidad la esencia del ideal deuteronmico: se inicia con un proemio y el declogo (4,44 - 5,33) y contina con una desordenada unidad que comienza en el c. 6 hasta el final del c. 11, destinada a convencer, ms que a ensear, un poco al estilo de muchos discursos sapienciales. Podemos distinguir en ellos las partes siguientes:

El c. 5, introduce el Declogo (5,6-21) -palabras directas de Yahv al pueblo sin mediar Moiss (5,22)-, que se distingue cuidadosamente del cdigo deuteronmico -mandamientos, preceptos y normas- directamente confiado a Moiss (5,31), fundamentando su legitimidad (5,23-33). El c. 6 inculca el constante retorno de corazn al Yahv del xodo y la Alianza, para revivir la prosperidad como Don de Yahv y evitar sus las tentaciones que pudiera traer. El c. 7 invoca el xodo como prueba del poder de Yahv para entregar en manos de Israel pueblos ms fuertes y numerosos; y manda su aniquilacin -fruto de su iniquidad (9,5)- para evitar la tentacin fascinadora de sus dioses y sus riquezas y sociedad idoltricas e injustas. El c. 8 inculca la necesidad del continuo reencuentro de la experiencia del desierto, para crear una sociedad prspera, pero justa. Los cc. 9-11 recuerdan las infidelidades del desierto, para precaverles de que las tentaciones en la prosperidad son peores e insuperables si no se da un constante aferramiento del corazn a la Ley.

2. Estructura interna de Dt 6-7En el c. 6 domina un Yahv como Dios de la Fertilidad, en continuidad con el Yahv del desierto (8,12-18), eco de la rivalidad Yahv-Baal.- 6,1-3: La fecundidad es obra de Yahv y slo puede alcanzarse con la Ley.

- 6,4-9: Slo Yahv es Dios y su Ley es problema de amor, del corazn.

- 6,10-19: Peligros de la prosperidad: Olvidar a Yahv, perder su temor (confiar en otros dioses), tentarlo (dudar de su poder).

- 6,20-25: El Yahv de la prosperidad (Ley), slo es asequible desde la experiencia del Yahv del xodo.

- 7,1-6: la Tierra don de Yahv: aniquilar los pueblos cananeos.

- 7,1-11: El xodo, prueba de la fidelidad y poder de Yahv para elegir, amar y salvar al esclavo y aniquilar al soberbio.

- 7,12-16: La fecundidad es obra de Yahv y slo se alcanza con la Ley.

- 7,17-24: La conquista y posesin de la tierra supone confianza en Yahv, que los haba sacado de Egipto. Esa confianza exige cumplir la Ley.- 7,25-26: No codiciar y aniquilar las riquezas idoltricas cananeas.

La compleja historia de la composicin del Deut. se manifiesta en muchos detalles: cambio frecuente del singular "t" al plural "vosotros" en las exhortaciones al dirigirse al pueblo (para algunos supone una doble fuente, aunque es cosa normal en la literatura sapiencial), dos discursos introductorios de Moiss (1,1-4,43 y 4,44-11,32), dos series de bendiciones y maldiciones al final.

A partir de los datos precedentes podemos reconstruir el marco histrico de la composicin del Deuteronomio.

En los hechos-memoria: De la deportacin asiria a la reforma de Josas. La primera referencia histrica que parece vinculada al Deut. es la reforma de Josas, con el hallazgo del libro de la Ley en el Templo (622) y su campaa anti-idoltrica calcada en el cdigo Deut. Por estas fechas el Deut. abarcaba, por lo menos, las partes donde predomina el singular "t" (cc. 5-26).

El 722 sobrevino la tragedia de la deportacin asiria: con la deportacin de toda la clase noble e instruida, surgi la necesidad de reunir las leyes y tradiciones amenazadas de extincin, y, sobre todo, reflexionar sobre la situacin dura, prevista por los profetas: Por qu Samara haba acabado en ruinas? Cmo se poda mantener la fidelidad a Yahv en medio de un ambiente pagano?

De esta actividad, seguramente desarrollada en el refugio de Jud, naci la obra del autor deutoronmico que comprenda el cdigo deuteronmico (Dt 12-26), al que se antepuso predicaciones de diversas pocas sobre el mandato principal (Dt 4,44-11,32). Este material es deudor de la antigedad de la tradicin del norte y de la riqueza de la influencia de la experiencia proftica.

La perspectiva no es, ante todo, regular la vida concreta, sino una idealizacin: lo que Israel hubiera de haber hecho para evitar la ruina. Esta idealizacin puede explicar la reticencia de Jud en aceptar el Deut. como norma. Slo despus del cambio de rgimen, fruto de la predicacin de Sofonas, producido tras los reinados de Manass y Amn, con el ascenso al trono de Josas, se producen las condiciones para su aceptacin en el Reino del Sur.

Josas asume elementos de la reforma social de los sectores que lo haban llevado al trono, pero en contra de stos, lleva adelante una fuerte centralizacin del culto en torno a Jerusaln, aprovechando la rpida decadencia del poder asirio que acontece estos aos. Ambos intentos del rey abortarn con su muerte.

En el perodo inmediato que sigue a la cada de Jerusaln, el texto sirve de fundamento a una corriente de teologa que lo convirti en la norma para juzgar la historia del pueblo, desde su entrada en la Tierra. Los libros llamados histricos, desde Jue hasta 2Re son fruto de esta corriente y no tratan de hacer historia, sino iluminar cmo se debera haber comportado el pueblo y los reyes para evitar la destruccin de Israel y la deportacin de Jud.

3. Reflexin teolgica

La imagen patriarcal del Dios de los padres, que sabiamente cuidaba las relaciones humanas dentro del grupo y lo guiaba en el peligroso peregrinar a que estaba ligada su subsistencia, no poda menos que ser entraable; y la Promesa de que se realizara el sueo de poseer una tierra propia, sin duda aglutinaba al grupo dndole un sentido de finalidad.

La fuerza que Yahv haba mostrado en el xodo, derrotando a los temidos y sofisticados dioses egipcios, tuvo la fuerza de aglutinar a su alrededor las tribus que se iban asentando en Canan. Pero el asentamiento mismo quit gran parte de fuerza a la Promesa y los tiempos de esclavitud iban quedando en mero recuerdo hasta en las tribus que lo haban experimentado.

Por otra parte, se convirti en algo cotidiano el contacto, no slo con el libertinaje y problemas morales de una sociedad culta y prspera, sino con la refinada mitologa y cultos de la fecundidad, hechos a medida para aquella vida agrcola. Lo normal es que Israel hubiera aceptado la nueva cultura, quizs cambiando los nombres de algunos dioses. En gran parte as fue, pero no falt un fuerte grupo fiel a la tradicin, del que surgieron Elas y los primeros profetas conocidos, que opuso una dura resistencia a esta tendencia acomodaticia.

Pero la oposicin no poda quedarse en un mero conservar: era vital una renovacin jurdica y teolgica, segn las necesidades de la nueva sociedad. Y las fuentes principales haban de ser lgicamente cananeas. Oseas es el mejor testigo que tenemos de este cambio, y sin duda influy en la teologa del Dt. desde sus comienzos.

Imagen de Dios: "Yahv es nuestro Dios, es nico" (6,4). El punto de partida es la exclusividad de la relacin que Yahv ha establecido con Israel, al hacerlo pueblo de su posesin, salvndole de la esclavitud, dndole la posesin de la tierra y revelndole el secreto de la felicidad.

No se trata de teora, sino de aceptar de corazn la eleccin de Yahv: "Amars a Yahv, tu Dios, con todo tu corazn, con toda tu alma y con todo tu poder". No hay posibilidad de pertenecer realmente al pueblo de Yahv, si este amor no imbuye completamente el corazn. No slo olvidar a Yahv, sino negarle parte del corazn, conduce al exterminio, a perder la ciudadana (8,14).

"Yahv tu Dios que est en medio de ti" (6,15). Tambin el Dios de los Padres acompaaba a su clan peregrino, dejando hacer al hombre e interviniendo slo en casos de grave peligro o injusticia. En el Deut. se acenta la actuacin maravillosa y constante de Yahv en todos los aspectos de la vida social y natural, con sus maravillosos ciclos de vida y muerte, renovacin y fertilidad, tan bien interpretados estaban en la mitologa cananea.

Este Dios prximo habita en medio de su pueblo, con y a pesar de su propia santidad. Hace residir su nombre "en el Templo" (c. 12); "en el pueblo", a travs de la sabidura y mandamientos (4,6-7) y responde siempre al que lo invoca y vivifica por mil generaciones (5,10).

Dios se abre al hombre en un ofrecimiento que es, a la vez, garanta todo bien y felicidad. Ha elegido a Israel por puro amor (7,7) hacindole su posesin personal y habitando con l; liberndolo de Egipto, guindole e instruyndole en el desierto, como un padre instruye y gua a sus hijos (8,1) e introducindolo en una tierra que mana leche y miel, con campos y ciudades que otros haban construido.

Es Un Dios Generoso: Dispone todas las cosas para el bien y la felicidad de su pueblo, hasta el menor detalle: Usa su poder para liberar al pueblo de Egipto; gua, alimenta y hace brotar agua en el desierto; da fuerza a su pueblo dbil, para que venza al fuerte y tome posesin de su tierra frtil y ciudades amuralladas.

Es un Dios Sabio: Lo tiene todo medido para el bien de los que le aman, desde la iniquidad de los cananeos (9,4) hasta el hacer pasar al pueblo hambre y sed, o saciarlos; en el desierto gui, castig y prob al pueblo (8,15-16), como el padre hace con su nio. Ahora le da una ley para que, como adulto, sepan vivir en la prosperidad; para que viva consciente de que hay algo ms importante que el pan para dar la vida: La Palabra (8,2-5).

Es un Dios fiel a sus planes: Todo lo tiene previsto; fiel a la promesa hecha a Abraham, fiel en la alianza hasta mil generaciones, fiel en salvar a su pueblo, fiel en darles todo lo que su corazn poda pedir e irresistible contra todo y todos los que a sus planes se oponen. Ni siquiera la repetida iniquidad del pueblo puede torcer esa fidelidad, aunque el pueblo haya llegado repetidamente al borde de la extincin (6,16; Cf 9,20) o aunque sea realmente exterminado (7,4.9-10,16.26; 8,19-20).

TEMA 5LA PALABRA, MEMORIA Y FUERZA DE FUTUROTEXTO: Josu 24La intervencin de Dios une el pasado y el presente del pueblo. Ya desde el origen, el ncleo histrico de la salida de Egipto y la entrada a la Tierra sirve para interpretar otros hechos e integrarlos en una secuencia ms amplia. Entran, as, las historias de otros grupos que se transmiten oralmente: primero, las de Jacob, luego las de Abraham.

A lo largo del tiempo, irn surgiendo hombres urgidos a relatar de nuevo dicha historia fundacional de Israel hasta su ingreso en la Tierra, motivados, no slo por las preocupaciones de informar sobre el pasado, sino tambin por las incidencias que esa historia tiene, en el presente de su obra, para la vida del pueblo.

Jos 24, aunque en forma breve, es una de estas distintas relecturas de la historia de Israel y puede ser puesta junto a aquellas que presentan las principales tradiciones, que podemos recordar antes de abocarnos a la lectura del texto.

1. Ubicacin en JosuEn el libro de Josu nos encontramos con los relatos de la conquista y el reparto de la Tierra. Como conclusin se narra la despedida de Josu que marca el fin de esa etapa sumamente importante para la historia del pueblo. La despedida comprende dos discursos de Josu. El captulo 24 nos transmite el segundo de esos discursos y se cierra con la noticia de la muerte y entierro de Josu y del aaronita Eleazar y con la sepultura de los huesos de Jos.

"Credos" y "sumarios". En el trmino de una etapa, se da suma importancia a la historia del pueblo. Importancia que se manifiesta en la presencia de dos credos histricos en Jos.24. Uno, ms extenso, en los vv.2b13, y otro, ms breve en 17b18a. Dichos credos eran parte esencial de la conciencia de la identidad de Israel. Ellos eran proclamados en el culto para recordar las intervenciones de Dios en el pasado. Su contenido esencial estaba dado por la mencin de la salida de Egipto y de la entrada a la tierra. Ese ncleo fue creciendo a medida que el pueblo hizo nuevas experiencias de la actuacin divina.

Pero la conciencia histrica no se expresaba solamente en la confesin de fe. Apareca constantemente en toda la vida de Israel y permita agrupar acontecimientos de perodos ms o menos largos de la vida del pueblo. El sumario de Jos. 24,2831, como todos los "sumarios", posibilita la conexin entre los acontecimientos de mayor significado. Se resume as el perodo intermedio y se tiene presente la unidad de la historia que se est relatando.

Constantes terminolgicas. En conexin con la conquista, encontramos una fuerte presencia del vocabulario relacionado con la tierra: se menciona la "heredad", referida al lugar donde son enterrados Josu y Jos, y referida a las propiedades donde el pueblo retorna despus de haber sido despedido por Josu.

La tierra se ha convertido en heredad por don, compra o conquista. A Pinjs le ha sido dada una ciudad en la montaa de Efraim; la parcela de campo ha sido comprada por Jacob a los hijos de Jamor, padre de Siquem; el pas ha sido arrebatado a los amorreos (vv.15.18).

La mencin del "morir" de Josu y de Eleazar, lo mismo que el "ser sepultado" de los mismos y, tambin, de los huesos de Jos, hace definitiva la posesin de la tierra e indica, por otra parte, la sucesin temporal y el cambio generacional que se han producido en el pueblo.

La temporalidad est indicada, primeramente, por "da" o "das". El singular seala el hoy de la eleccin y de la alianza en los vv.15 y 25. En plural, se indica la vida en general: "todos los das de Josu y todos los das de los ancianos que siguieron viviendo (extendieron sus das) despus de Josu..." (vv.31).

En el "despus" predomina el uso temporal: "bajaron a Egipto. Envi despus a Moiss y Aarn... (vv.4b5a); "despus de estos acontecimientos..." (v.29); para el caso de infidelidad se habla de un posible cambio en el comportamiento de Yahv "despus de haberos hecho tanto bien" (v.20); adems del v.31 ya citado.

La emergencia del pasado en el presente se seala por la frecuente mencin de "padres" e "hijos". La relacin familiar biolgica inmediata predomina en este ltimo caso: Balaq es "hijo de Sippor", Josu es "hijo de Nun", Eleazar es "hijo de Aarn". Pero puede indicarse, tambin, la relacion con un antepasado remoto: "los hijos de Jos". Con "padres" tenemos el fenmeno inverso: dos veces solamente se menciona la relacin familiar: "Traj, padre de Abraham y de Najor" y "Jamor, padre de Siquem". En todos los otros casos, se apunta a una relacin global del pueblo con los antepasados: "vuestro padre Abraham" (v.3); "saqu a vuestros padres de Egipto" (v.6), a otros dioses "sirvieron vuestros padres ms all del Ro y en Egipto" (v.14) y "servan vuestros padres ms all del Ro" (v.15); "Yahv hizo subir, a nosotros y a nuestros padres, de la tierra de Egipto" (v.17).

Esa relacin global de todo el pueblo con su pasado motiva y fundamenta el "servicio a Yahv". Se multiplica el uso del verbo "servir" referido a Yahv y referido a los otros dioses. La posibilidad de elegir entre ambos recalca la libertad que el pueblo tiene en dicha eleccin. De ah, la importancia del conocimiento de los hechos histricos: "visteis con vuestros propios ojos" (v.7); "delante de nuestros ojos obr tan grandes seales" (v.17), los ancianos "saban todas las hazaas que Yahv haba hecho con Israel" (v.31).

2. Los hechos y la memoriaJosu. El sucesor bblico de Moiss es miembro de la tribu de Efraim (Num 13,8), a cuya tradicin pertenece nuestro texto. La frecuente participacin en