Pedro Lemebel - Notas

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estudio critico sobre Lemebel y su obra

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Pedro Lemebel

INTRO

Pedro Lemebel nació en Santiago de Chile en 1955, y se ha hecho especialmente conocido por sus crónicas urbanas. Las mismas han sido publicadas desde 1989 en medios nacionales e internacionales. A partir de 1996, comenzó a leerlas en su programa Cancionero, desde emisoras de radiodifusión. Luego de la caída del régimen militar dichos textos se han recogido y publicado en libros; el género de la crónica fue desarrollado por el escritor hasta el año de su muerte (2015).

Lemebel ha sido premiado dentro y fuera del continente, por su labor artística: del Fondo de las Artes de Chile, le beca Guggenheim, y el premio Anna Seghers de Alemania durante 2005. Dio charlas y conferencias en universidades chilenas, latinoamericanas, y en EEU en la universidad de Harvard, de San Marcos y de Stanford,esta última dedico un estudio crítico a su obra en 2009. Las crónicas de Lemebel se han traducido al inglés, al francés, alemán e italiano.

Este registro de oralidad característico de la radiodifusión tiñe toda la obra de Lemebel. Es un narrador que nos cuenta relatos en primera persona, con el efecto en vivo.

Lemebel conforma desde el año 1986 Las Yeguas del Apocalipsis, un colectivo a dúo con Francisco Casas que desarrolló acciones conceptuales, en distintas situaciones públicas, durante los años previos a la caída del régimen de Pinochet, y los años posteriores de comienzo de democracia. Este género del arte acción, arte político, también se hace característico de Latinoamérica como acción contestaría a los gobiernos de facto o dictaduras que se sucedieron desde los 60 a los 80 en el continente. El género de arte de acción o happening, es un género que busca desmaterializar al arte y llevarlo a los límites de la materia. Es decir, todo aquello que hasta el momento había sido característico: la materia pictórica/escultórica, los materiales, marcos, temas, es decir todo aquello que había conformado a las artes hasta mediados de siglo XX, se ve en crisis. Pensemos en el trabajo con el límite de la materia y los temas de artistas como Pollock, o los ready-mades de Duchamp. El arte “deja de ser arte”, y con eso repiensa su función social, pone en crisis el lugar que representa y las instituciones que lo conforman. La performance, lo performático del arte cobra una relevancia que no había tenido hasta entonces. Las Yeguas del Apocalipsis se inscriben en este marco de arte de vanguardia, y en el caso latinoamericano, ese arte pop o mejor dicho, popular, es un arte político: de acción. El arte entendido como arma contra el poder dominante. De eso se trata la poética de Lemebel, y no sólo en sus performance sino también en sus textos. Tengo miedo torero no se escapa de esa lógica.

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Háblame de amores – es un libro de crónicas publicado en 2013.

Recopila crónicas del autor así como también imágenes, recortes, de su vida. En la foto de tapa lo vemos al escritor de joven, en una fotografía tomada por su madre. Y hacia la mitad del libro encontramos el capítulo “Dehojando ese mirar” con publicaciones, recortes de diario de Yeguas del apocalipsis, estampitas, fotos, etc. Todos recortes fragmentos visuales que componen ese imaginario popular del autor.

El primer capítulo del libro se llama “Qué lástima, pero adiós”, y el primero texto crónica de la novela es “Morir de amor en el Amazonas”, donde el narrador cuenta su viaje a Iquitos, en Perú, en la selva.

En este caso vemos cómo esta “crónica urbana” tiene una fuerte relación con la naturaleza según la ubicación de ese poblado al que viaja el escritor. Por otro lado, es una crónica particular que se entiende según el género de relato – o crónica – de viaje. Muy particular no sólo del autor sino de escritores que viajaban a América y remitían lo explorado a sus países de origen: en el caso de Argentina tenemos a un gran número de ingleses que venían en calidad de “adelantados comerciales”: Bon Head, Hudson, etc. Mismo Hernán Cortés, y hasta en las cartas y los diarios de Colón, la crónica funda la literatura latinoamericana. Y, particularmente la crónica de viaje.

RELATOS/ TEXTOS DE VIAJE: Crónicas, biografías, diarios, mapas, notas, grabados, fotografías han expuesto aquellas geografías y tiempos de “contacto” que establecieron el encuentro con los “otros”. Sin embargo, esta mirada le ha permitido al viajero establecer una relación con su mundo “interior”, y esa relación ha modificado su sensibilidad y reflexividad. Desplazarse, como intersticio, significa establecer una conexión entre el mundo “exterior” y la identidad de quien se traslada.

Volviendo a Iquitos, Lemebel recala en esta ciudad: “La Babilonia vegetal” (Lemebel, Háblame de amores, p.15), en avión. Y se sube al mototaxi de Mario David, que “transpira un aroma vegetal”. Este personaje va a ser su compañero de viaje, en fin aquel que movilice, o ayude al desplazamiento del viajero dentro de la ciudad. Lo lleva en mototaxi, le recomienda el restaurante, lo acompaña en el viaje en barco por el río (le consigue con quién y a dónde) para luego llevarlo a su propio barrio, en Belén. Allí Lemebel recuerda – el lugar que visita llama a ese recuerdo en su memoria – su barrio de origen: La Aguada, en las afueras de Santiago.

La experiencia de viaje, el relato de viaje, implica llegar a otro destino que es distinto de casa, y sin embargo la refiere.

El narrador describe la ciudad y también a su personaje principal: Mario David. El relato avanza raudamente, como en el montaje cinematográfico (operación muy puigense), los personajes están en el restaurante Fitzcarraldo, hablando del tour por el agua y, como por corte, el párrafo siguiente es la mañana antes de embarcarse. Esta forma de la escritura le imprime una velocidad a

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la escritura que condensa, no sobreexplica ni cae en detalles. Más bien elige, encuadra y va construyendo la narración como el montaje de una película – por fragmentos de escenas y aquello que el narrador selecciona.

Fitzcarraldo, el nombre del restaurante, refiere a la película mítica de Werner Herzog, de drama y aventura de 1982, que fue filmada en Iquitos.

Fitzcarraldo es una película alemana de drama y aventura de 1982 dirigida y escrita por Werner Herzog, y con Klaus Kinski, Claudia Cardinale, José Lewgoy, Miguel Ángel Fuentes, Paul Hittscher, Huerequeque Enrique Bohorquez, Grande Otelo y Milton Nascimento como actores principales.

La historia, ambientada en el siglo XIX, es la de Brian Sweeney Fitzgerald ("Fitzcarraldo"), obseso de la ópera que desea construir un teatro en la selva. Para lograrlo, tendrá que hacer una fortuna en la industria del caucho, y su astuto plan consiste en transportar un enorme barco por el río y pasando una pequeña montaña con la ayuda de los indios locales.

Hasta la actualidad, Fitzcarraldo es considerada la película más notable en la historia de la Amazonía peruana e Iquitos, y también una de las mejores, según Herzog. Además, la película es conocida por casi fracasar durante su rodaje y por otros obstáculos.

La producción de la película fue realizada con muchas dificultades enteramente en la Amazonía peruana. Durante el rodaje había conflictos debido a las limitaciones técnicas, la tensión entre las culturas de la producción y los indios locales, y una incipiente enemistad entre Kinski y Herzog. Originalmente, la película tenía un elenco diferente, que incluía a Jason Robards y a Mick Jagger (de The Rolling Stones); pero Robards cayó enfermo de disentería y no pudo volver al rodaje.

Lemebel escribe en el restaurante “El aluvión deja vacía la terraza que bordea el rumoroso gruñir de la foresta. Parece un film, una película del cincuenta” (Lemebel, 17). La película que imagina el narrador no es la alemana de Herzog sino más bien una de la época dorada de Hollywood.

El viajero compara, inevitablemente. Aquello que ve y que es nuevo con lo ya conocido. La temporalidad del viaje, además, es otra que la de la cotidianeidad, el reposo o la de la vida ordenada en el hogar. Además, en su diferencia, aprende del lugareño: los mosquitos que atacan a los turistas que utilizan “repelente carísimo” y ellos los que habitan en el Amazonas, utilizan un remedio casero y efectivo: ”Nosotros nos echamos alcohol con hierba amarga, ni se acercan”. (Lemebel, 18).

Luego llega la descripción de los animales de la isla. Los animales y las metáforas con ellos aparecen constantemente en esta crónica, son un personaje más que habita en Iquitos. Desde la rata gigante Fujimori (en referencia al ex presidente peruano), la tortuga, la boa, los monos… el chiste que hace al lugareño de la isla que dirige el tour, cuando su mujer se encuentra lidiando con unos monos encadenados y Lemebel se acerca y se lleva bien con ellos. Les responde “alguna vez fui mona, y aunque me vista de seda…” y todos ríen. Ahí se ve ese espacio de hostilidad y distancia entre el viajero –turista- y el local, que el protagonista rompe con el humor.

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Luego, Mario David lo lleva a su barrio : “Sin luz eléctrica, ni agua, ni alcantarillado, era trágica y gloriosa la belleza podrida de Belén”, a la deriva de su florida reproducción” (Lemebel, 20). Aquí en este espacio de pobreza es que el yo recuerda el Zanjón de la Aguada de su infancia: su lugar de origen.

Los seres vivos precisan de pulsiones de movimiento, del deseo incontrolable de traslado. Si bien el viaje no tiene una “esencia” natural ni una característica

intrínseca, la economía del viaje supone el distanciamiento del oikos, de un hogar o lugar de “comodidad”, en relación al cual el viaje puede ser entendido. Está combinado incluso con un tránsito espacio-temporal y, en ocasiones, con un regreso a “casa” o, en su defecto, un destierro definitivo.

Los viajes conforman verdaderos “ritos de paso”, en la acepción propuesta por Arnold van Gennep (2008), transiciones constituyentes y esenciales de la vida social, que se celebran o sufren de forma ritual, individual y comunitaria. Al fin y al cabo, el desarrollo social de un sujeto o de un colectivo depende de llevar a cabo numerosas conversiones, entre la niñez, la juventud y la edad adulta, entre la soltería y la unión, entre pertenecer y no pertenecer, entre viajar y retornar. Por esto los viajes tienen algo, o mucho, de trascendencia. Importan, tanto por lo que provocan como por lo que representan.

El viaje de Lemebel – o del yo del relato – termina en ese barrio pobre a donde pertenece Mario David, primero en la mototaxi “Todo su cuerpo era tensión…” y luego caminando juntos. La sensualidad está en el cuerpo de Mario David y también en el aire, en los olores, los animales, la selva… Finalmente el viaje se ve clausurado: el avión sale en una hora. “Pero ni siquiera nos hicimos cariño, murmuró con fracaso. ¿Le parece poco?, para otra vez será… ”. En esta crónica vemos cómo se construye el cariño entre los dos personajes que primero son desconocidos y a partir del tiempo juntos y las aventuras se van acercando. Cuando comienza el relato, el yo describe cómo los niños y los jóvenes se ofrecen sexualmente a los turistas por poco dinero. La explotación sexual, la pedofilia y la prostitución conforman el paisaje urbano de Iquitos. Sin embargo el yo que narra no participa de ese espacio, sino que entabla con el otro de esa ciudad, una relación de cariño y acompañamiento, una relación breve pero amorosa, y que abre la puerta a la esperanza de un reencuentro.

Las Joyas del golpe pertenece a De perlas y cicatrices, el tercer libro publicado por el escritor chileno Pedro Lemebel. Esta recopilación de crónicas salió originalmente en 1998, en LOM Ediciones, Santiago de Chile. Se trata de textos para el programa Cancionero de Radio Tierra. Presentado por el mismo Lemebel, el volumen está dividido en 8 partes y contiene 71 crónicas. Seix Barral Chile la reeditó en 2010.

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Cada una de las partes o "capítulos arranca de una o más referencias al cancionero popular, las que les dan sentido y les proporcionan una atmósfera, como señala su autor. Estas crónicas contribuyeron a afianzar "su singular voz literaria, que mezclaba lo barroco y lo marginal en un tono de provocación y resentimiento"

“Las joyas del golpe” refiere a la asunción del gobierno militar encabezado por Augusto Pinochet, quien sería presidente de facto de Chile durante diecisiete años. El relato se basa en la campaña de la dictadura de donación de joyas para solventar la “reconstrucción nacional”, hecho verídico que sucedió durante el comienzo de la dictadura en Chile.

Augusto Pinochet fue designado Comandante en jefe del Ejército de Chile el 23 de agosto de 1973 por el presidente Salvador Allende, en reemplazo del renunciado general Carlos Prats. El

11 de septiembre de 1973 dirigió un golpe de Estado que derrocó al gobierno de Allende, poniendo fin al período de la República Presidencial a partir de asaltar la Casa de la Moneda y provocar el suicido del presidente electo Allende. Desde ese momento, Pinochet gobernó el país, primero como presidente de la Junta Militar de Gobierno, al que se sumó el título de Jefe Supremo de la Nación el 27 de junio de 1974, que le confirió el poder ejecutivo. El 16 de diciembre de ese año asumió como presidente de la República, cargo que sería ratificado tras un cuestionado plebiscito y la promulgación de una nueva constitución en 1980. Su mandato acabó por la vía democrática con el plebiscito de 1988, tras el cual fue sustituido por Patricio Aylwin el 11 de marzo de 1990. Pinochet se mantuvo como comandante en jefe del ejército hasta el 10 de marzo de 1998, y al día siguiente asumió como senador vitalicio, cargo que ejerció efectivamente por un par de meses.

Así es que comenzó el período denominado Régimen Militar en Chile, que fue parte de la Operación Cóndor en Latinoamérica, orquestada por el gobierno de Estados Unidos y los servicios de inteligencia. El Régimen Militar comenzó en 1973 con el asalto a la Casa de Moneda y finalizó en 1990, cuando asumió Patricio Aylwin, luego de que se reformara la constitución a partir del plebiscito del 5 de octubre de 1988, oportunidad en que resultó ganadora la opción «No» (a Pinochet), con un 54.7 % de los votos, contra un 43.01 % para la opción «Sí».

El cuento Las joyas del golpe, es protagonizado por Mimí Berrenechea, una mujer de la alta sociedad chilena que apoya al golpe, que tiene un marido militar, y que encabeza la campaña de donación de joyas para solventar el régimen. Mimí alienta a sus amigas y a otras mujeres a que donen las joyas de la familia hasta que es interpelada por una de ellas para que done ella alguna joya. Así es que le quitan el prendedor de zafiro y lo echan en la bolsa. En ese momento, es que Mimi cae en la cuenta de que no tiene noticia de los datos, la cuenta del banco y la manera en que se demostrará públicamente cuánto fue recaudado y de qué manera será utilizado. El cuento

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termina con que la embajadora de EEUU tiene el zafiro que dice, le ha regalado el presidente Pinochet con mucho pesar porq era una joya de la familia.

El relato de Lemebel es una crónica que mezcla realidad y ficción para contar, por un lado, los hechos de corrupción que llevó adelante el gobierno de Lemebel, así como las relaciones políticas y de amistad que ligaron su gobierno con EEEUU y la operación Cóndor, ambas cuestiones que eran generalmente conocidas pero que salieron a la luz luego de la llegada de la democracia.

Por la forma en la que utiliza el humor, y los recursos burlescos y de parodia, podemos decir que el texto de Lemebel es una sátira. Una sátira es un género literario muy popular durante la época latina, aunque también se inspira en la poesía yámbica de los griegos. Básicamente se expresa indignación hacia alguien o algo, con propósito moralizador, lúdico o meramente burlesco. Se puede escribir en prosa , verso o alternando ambas formas (sátira menipea). Luego tiene especial relevancia durante la Edad Media y el Renacimiento, con propósito educativo aunque también artístico de subversión del orden de la realidad mediante la risa del grotesco. Su principal representante es el francés Rabelais, con sus novelas Gargantúa y Pantagruel, aunque también se considera a El Quijote de la Mancha de Cervantes como un texto satírico.

El tema del asalto a la democracia y el Régimen Militar, son material textual de la literatura y la acción artística de Lemebel.

En La noche de los visones de Loco afán. Crónicas del sidario, tenemos la historia de un grupo de locas festejando el año nuevo 1973, el año del comienzo de la dictadura.

Loco afán: crónicas de sidario es el segundo libro del escritor chileno Pedro Lemebel, publicado originalmente en 1996 por LOM Ediciones en Santiago de Chile. Como la mayoría de su obra, corresponde a una recopilación de crónicas relacionadas con la homosexualidad de su país y de Latinoamérica. En este caso las crónicas además enfatizan el tema del sida y la marginalidad travesti.

El año 2000 el libro fue publicado en la colección «Contraseñas» de la editorial española Anagrama, lo que marcó para el escritor el comienzo de su proyección internacional, impulsado por el escritor Roberto Bolaño . Para esta nueva edición se agregaron y quitaron algunas crónicas. Además se cambió la portada, pero se conservó la idea de incluir en ella una fotografía de Pedro Lemebel con Francisco Casas, en una de sus performances de 1990 de Las Yeguas del Apocalipsis. Posteriormente, en Chile el libro fue reeditado en octubre de 2009 por la colección «Biblioteca breve» de la editorial Seix Barral.

Loco afán es la letra de un tango escrito por Enrique Cadícamo: Por la vuelta

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¡Afuera es noche y llueve tanto!...Ven a mi lado, me dijiste,hoy tu palabra es como un manto...un manto grato de amistad...Tu copa es ésta, y la llenaste.Bebamos juntos, viejo amigo,dijiste mientras levantabastu fina copa de champán...

La historia vuelve a repetirse,

mi muñequita dulce y rubia,el mismo amor... la misma lluvia...el mismo, el mismo loco afán...¿Te acuerdas? Hace justo un añonos separamos sin un llanto...Ninguna escena, ningún daño...Simplemente fue un "Adiós"inteligente de los dos...

Tu copa es ésta, y nuevamentelos dos brindamos "por la vuelta".Tu boca roja y oferentebebió en el fino bacarát...Después, quizá mordiendo un llanto,quedate siempre, me dijiste...Afuera es noche y llueve tanto,... y comenzaste a llorar...

Esta esa escena de volver a verse de los amantes, luego de la separación y brindar por la “vuelta”, hay un juego comparativo con la historia del país de Chile. Esta idea, además de que la historia se repite. El brindis “por la vuelta” es por la vuelta de la democracia.

En una nota inicial en forma de versos, el autor incluye agradecimientos a su abuela Olga, a su madre Violeta, y a sus amigos Carmen Berenguer, Francisco Casas, Polo Escárate, Elías Jamet, Néstor Perlongher, Juan Edmundo González y Sigifredo Barra.

La noche de los visones (o la última fiesta de la Unidad Popular) es el recuerdo, a partir de una fotografía, de la gran fiesta gay organizada durante la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), por el humilde Palma, vendedor de pollos en la Vega Central. La fiesta se realizó en la casa de Palma en Recoleta, Santiago, el 31 de diciembre de 1972, para celebrar el Año Nuevo. La foto dice Lemebel, parece augurar el declive de la Unidad Popular y el Golpe de Estado de 1973, además de la muerte y el sida. Entre las locas fotografiadas, además de Palma están la Chomilou, prostituta travesti, y la Pilola Alessandri, opositora a Allende y pariente de militares, que perdió esa noche unos abrigos de piel de visones que le robaron las locas. La Chamilou, la Pilola y la Palma murieron de sida, luego que la epidemia llegara a Chile a comienzos de los años 1980. La Chomilou, última víctima de las tres, murió en 1988, el mismo día del retorno a la democracia, en medio de una fiesta en que el movimiento gay ya se había institucionalizado, siguiendo un modelo estadounidense muy alejado al homosexual de la época de la Unidad Popular.

En este libro además, se encuentra el manifiesto Hablo por mi diferencia , discurso político, donde realza la valentía de aceptar su homosexualidad y pone en duda que la homofobia se vaya a acabar luego del retorno a la democracia. El mismo fue realizado por Lemebel en 1986, durante un acto acto político de la izquieda en septiembre de ese año, en Santiago de Chile.

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Tengo miedo, torero

Tengo miedo torero, es su primer y única novela, publicada en 2001. En la experimentación con este género, la narración se construye como un montaje cinematográfico. En ese sentido, la relación de afiliación con Puig es ineludible. Además, cuenta la historia de amor entre un joven marxista y revolucionario y unx transexual. Carlos y La Loca del Frente no se encuentran en una celda, pero sí aprisionados bajo un régimen violento que gobierna el país y que es personaje además: el líder y presidente Augusto Pinochet, y su mujer: Lucy.

Pedro Lemebel pone en la voz de La Loca del Frente su propia voz, su poética, que se construye de fragmentos de boleros, melodramas y demás géneros de la cultura popular. Mezclados también con referencias de la “alta” literatura, como Cumbres Borrascosas.

Como en El beso de la mujer araña y la poética de Manuel Puig, en Lemebel encontramos un constante manejo y entrelazamiento de distintos lenguajes, que parecieran disímiles, imposibles de aunar; el rompimiento de las jerarquías – de la “baja” y “alta cultura: pintura, música, literatura, etc.

Otra referencia de La Loca del frente es Sarita Montiel, estrella musical y cinematográfica, nacida en España y nacionalizada mexicana.

“En una España gris condicionada por la dictadura y las limitaciones económicas, Sara Montiel fue la cara más barroca y sensual del espectáculo, gracias a sus papeles de mujer fatal y a sugerentes vestidos que tentaban la censura”.

Hay algo de esa referencia en La Loca, las escenas en las que cruza la ciudad convulsionada y ella, en sus ropas y su ser transexual, agita esas calles con todo su teatro. El teatro de la loca, la revolución que presenta (y representa) con el sólo hecho de existir y vincularse. Por su diferencia, o por romper – explotar – los condicionamientos sociales y morales al respecto de la sexualidad, el género y los roles. Este tópico de la poética lemebeliana es compartido por Manuel Puig, que expone en su manifiesto El error gay y que se ve en el trabajo de El beso de la mujer araña: en la relación entre los personajes – la identidad trastocada, la fusión, los roles, etc. – y en la voz de la danesa feminista de las notas al pie: Aneli Taube.

Con el tema de Sarita Montiel y la película que ES/HACE la loca, vemos cómo se torna material textual de la novela la referencia a las divas cinematográficas, las heroínas de Hollywood; como sucede con Molina, la Loca del Frente también va a hacer su sacrificio por amor, jugándose la vida.

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Finalmente, todo ese devenir de ideas, que conforman la poética de este escritor, va a llevarlo adelante en otro género o rama de las artes, que es la performance.

La historia de amor con Carlos – cuya identidad también es difusa o está en el margen – ya que no conocemos su verdadero nombre porque vive en la clandestinidad. La loca encuentra el carnet de identificación olvidado después de quedarse dormido ebrio en la casa de ella. Sin embargo prefiere no verlo: no conocer su verdadero nombre. Dejarlo en ese lapsus de irrealidad – de fantasía y novela. Al fin y al cabo, ella sabe que es un amor imposible.

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