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' PEDRO KROPOTKIN MEMORIAS DE UN HEVOLUCIOftAHIO VERSIÚN ESPA'ÑOLA POR ADRIÁN .VALVERDE TOMO 11 EDITORIAL ATLANTE CONTINUADORA DB LAS PU8LICACIONBS ORAN ADA DIPUTACIÓN, 844 8ARCBLONA

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'

PEDRO KROPOTKIN

MEMORIAS DE UN

HEVOLUCIOftAHIO VERSIÚN ESPA'ÑOLA

POR

ADRIÁN .VALVERDE

TOMO 11

EDITORIAL ATLANTE CONTINUADORA DB LAS PU8LICACIONBS

ORAN ADA ~44, DIPUTACIÓN, 844

8ARCBLONA

..

fNDICE

PARTe. CUARTA

l'·ll& estudios . 7

PARTE QUINTA

L:s fortaleza .-La fuga . . . 99

PARTE SEXTA

Europa occidental . 1.27

PARTE CUARTA

MIS ESTUDIOS

I

A principios de otofio del 67, ~ hermano, con su fa· milla y yo, nos hallábamos establ001dos en San Petersburgo. Entré en la Universidad, y me senté en los bancos entr~ jóvenes casi niños de mucha menos edad que yo. Lo que tanto lÍabfa anheládo durante loo últimos cinco años, se babia cumplido : podfa estudiar; y en conforn:dad con la idea de que un conocimiento completo de las matemáticas es la única base sólida para todo .estudio posterior, ingresé en la facultad fisico-matemática, en su sección dedicada a esta última. Mi hermano entró en la Academia militar de Jm·isprudencia, en tanto que yo abandoné por completo la milicia, <'On gran disgusto <de mi padre, a quien le repug­naba hasta la vista misma de un traje de p8Jiaano. Ahora, los dos no podíamos contar más que con nuestros propios recursos.

El estudio en la Universidad y un trabajo científico ab­sorbieron todo nri tiempo durante los cinco años poste· riores. Un estudian~ de la facultad de matemáticas tiene, po¡ supuesto, mucho que hacer; pero mis estudios previos en el cálculo integral, me permitieron dedicar una parte de ~ ti~mpo a l!i geograffa, y, además, no he.bfa perdido en S1berJa el háb1to d~ trabajar con fe.

La Memoria de mi última expedición estaba en prensa, presentándose al mismo tiempo un va to problema ante mis ojos. Los viajes que había hecho ¡por Siberja me ha­bían convencido de que las montañas que en aquella época figuraban en los mapa.s del Norte de Asia eran fantásticas en su mayoría, y no daban ni remota idea de la 1estructura del país. Las grandes mesetas, que son un rasgo tan ca·

8 D OPOTIIN

racterístico del Asia, no habían sido ni aun sospechadae por loe que trazaron los mapas. En su lugar, varias grau­~ cordilleras, tale como, por ejemplo, la parte or iental de Slanovói, que aparecía en lo mapa_ como una oruga negra, trepando hacia el Este, ha sido engendrada en los centro topográficos, contrario a las indicaciones y hasta a Jos P.lano~ de e\:ploradore~ . tales como L . chwnrlz. E."&s cordilleras no exi:.ten en la naturaleza. Los nacimientos de Jos ríos que oorren hacia el Océano Artico de una par te y al Pacifico, de otra, se hallan entrelazados en la s uper ­ficie de una gran me-seta. ten iendo u origen en los pan ­tanos mismos ; per~ en la imaginación del topó~rafo europeo, las mé.s alw cordilleras de montañas deben 1r asociadas a lag fuentes de los grandes ríos, y allí ha dibujado él unos E-levados Alpes, de los que no hay ni aun vest igios en la realidad. Muchas imaginarias mon tañas como esas, int er ­ceptaban el mapa del Norte de Asia en todas direcciones.

El descubrir los verdaderos principios fundamentales en la disposición de las montañas de Asia-la armonía de la formacjón ~ontafl.~-'·ino a ser ahora una cuestión que absorbió m1 atenCJóo algunos afios. Durante bastante t iem­po los .antiguos mapas, y más todavía las generalizaciones de ~eJandro von H~boldt, quien, después de un largo estudio de los ríos chinos, había cubierto Asia de una red de montafias, corriendo a lo largo de los meridianos y paralelos, me embarazaron en mis investigaciones hasta que al fin Yi que aun las generalizaciones de este' autor , a pesar de haberme sido de grao es timulo, no estaban de acuerdo con los hechos.

Emp~zando: pues, por el principio, en una forma pura­mente lllductLva, recolecté todas las ob ervaciones baro­métricas ?e viajeros anteriores, y de ella calculé centena­re de all1tud€'!:!; marqué en un mapa de grande escala todas aqu~llas, tanto .geológicaE como física , que habfan s ido r~1za~as por dtfcrentes exploradores; los hecho , no las hipótesiS; procp•ando averiguar qué línea~ de e tructura re~ponderían m~;jor a la c:. realidade observadas. Este tra­baJ? prepara torio me oc~pó . más de dos años, seguidos de mec:es de profunda~ medltactOnes, a fin de descubrir lo <{Ue el confuso cao.:; ~e disemi~adas observacione~ quer ía dwr ; hasta que ~n dta, repen tmamente, todo se me hizo claro Y comprens ible, como si hubiera s ido iluminado por una ráfaga de luz. La principales líneas de e tructura de Asia no. se ha~an dirigidas de Norte a Sur, o de Occidente a Ortente, sLno que vienen de Sudeste al Nordeste; así como en las Montañas Rocosas y las mesetas americanas aqué­llas vu del Nordeste al Sudeste, encontrándose sól~ algu·

VEWORIAS D! U!( BEVOLUCION~tO 9

1 d en opuesta dirección. na! cordilleras secundarlas C? oca 88 conjunto de in-Además, las montañas de Asl8 no son un ~ · ue se ha­dependientes cordilleras, como los. Alpes, ~~ ~iejo conli-

llanl suqubo;d~~ad:~roa ti~:~~e~riL::~n~ia el estrecho de nen e 1 h elevado a u cos-Be.hring. Alta. cordilleras lalern es se. an , tados en el transcurso de los SJglo~ ' nue .os terrenos, íor~d~ de sedimentos posteriores, han emergtd~ ~~~ mar, aumentando p~•· ambos lados la anchura de ese prJ IDl •vo es-

pinazo de Asia. . · 1 al Pocos placeres hay en la vtda ~umana que 1gua en.

roducido por la aparición repentma de una genera.hza­~ón que ilumina el. enle~d i~ento, después de un largo pe­ríodo de paciente mvesugaClón. Lo .que . durante años se presentaba muy caótico, muy co~~radlctor1? y muy proble­mático, toma de pron to su postClón pr?pta dentro de un todo armónico. Del eno de una confUSJón en~rme de he­chos y tras las sombras formad.as por. una multitud de con­jeturas-desvanecidas casi al m1sn;t~ tiempo de creadas,-un majestuoso cuadro hace su a-parlClón , como la cadena de montañas alpinas emerge súbitamente en todo su ~plen­dor de la niebla que momentos antes la. ocultaba, . brillando bajo los rayos del sol en toda su sencillez y varted~d, . en toda su grandeza y hermosura. Y cuando la g-enerahzac1ón se pone a prueba, aplicándola a centenares de. hechos se­parados, que un momen to antes habían pa l'ectdo ~rer ~ extremo contradictorios ca.d& uno de ellos asume la pos1 ción que le conviene, a'umentnndo lo impresivo del ouadro, acentuando algunos contornos generales o agregando un inesper ado detalle Heno de s ignificación : aquélla gana en fuerza y en extensión ; sus fundamen tos crecen en amp.li­tud y solidez; mientras que a lo lejos, a través .de las dis­tantes gasas que flotan sobre el horizonte, la v1s ta descu­bre las siluetas de nueva y más dilatadas generalizaciones.

El que durante su vida haya experimentado una vez este placer de creación cientifica , no lo olvidará. jamás ; sus:t>i­rará por renovarlo, y no podrá por menos de ver con trJa­teza que e ta olase de goces está reservada a tan pocos, cuando lan to pudieran disfrutar de ella--en mayor o me­nor e cala,- tan sólo con que los conocimientos cien tíficos y el poder disponer del tiempo necesario no fuera el pa­trimonio de una insignificante minoría .

Consid~ro esta obra como mi principal trabajo científico : mi primera inten~ón fué escr ibir un gran volumen, en el que las nuevas 1deas sobre las montafia.s y mesetas del Norte de Asia fueran robustecidas por un examen detallado de cada región separeda; pero en 1878, cuando compren41

10 DOPOTIJN

que me prenderían pronto, me limité sólo a · preparar un mapa que manifestara mis ideas, escribiendo al miamo tiem­po una Memori~ como explicación. Ambos fueron publica­dos por la Sociedad Geográfica, bajo la inspección de mi hermano, cuando yo ya estaba en la fortaleza de San Pedro y San. Pablo. Petermann, quien entonces preparaba un mapa de .Asia Y. conocía mi trabajo p~:eliminar, adoptó mis indi­caciOne , mcluyéndolas en él, las cuales han sido después ac~ptadas por la mayor!& de los cartógrafos. ID mapa de A .1a,. tal como ahor a ~ comprende, explica, segUn creo, los prmClpales aspectos fi JCOS del gran continente asi como 1~ di .tribu~ón de sus climas, faunas y floras,' y aun su bistor.J.a nusma, revelando también cómo pude ver durante mi último viaje. a. América, ~otables analogías entre la es­tru~ura . y crecunJento geológtco de los dos continentes del h~m1sfer1o Norte. Múy pocos cartógrafos podrían ahora de­CJJ' de dó~de . procede~ estos cambios en el mapa de Asia ; p~o ~n Clenct~ es meJor •que las nuevas ideas se hagan ca­mmo mdependienlemente del nombre de su enunciador : así los. errores, <ru:e son inevitables en toda primera generali: zaClón, se rectifican con más facilidad.

n

Al mismo tiempo yo trabajaba mucho para Ja Sociedad Geográfica rusa, como 6ecretario de su sección de geografía física.

Gran interés de~pertaban ~ntonces la exploración de Tur­que lán y del Pam1rs: de alh acababa de volver Syenertroff d~~ués. de varios años de viaje . Gran zoólogo, geógraf~ dts~mgu1do, y .uno de Jos hombres más inteligentes que ja­mfi~ he conOCldo ; él, como otros muohos rusos no era a c10nado a e cribir. De pués de hacer una com'unicación ?ral ~n una asamblea. de la Sociedad no había medio de l~duCll'le a ~cribir ni una palabra ~ás, !fuera de la revi­~~ó.n de flu dtscurso ; así que, todo lo que se ha publicado

aJO su rma no ba ta, ni con mucho, para hacer justicia ~ ~erdadero valor de las observaciones y generalizaciones

e f1:S por él. Esta repugnancia a escribir los resultados del estud1o. y la observación es, desgraciadamente, cosa común en Rusla. Lo que oi res.pecto a la orografia de Turquestán,

MEWORtAS DE UN REVOLUCtONARlO 11

8 la que repr esentan lo Júbridos en Ja. prod1u~~~ésde /~:~

vas e pecies de a,ves, y a otras cosa e 11gua • 1 ob~ ervaciones sobre la importancia . del apoyo mu.tuo en meo desarrollo pr ogre ivo <le las espeCtes, que h~ vtsto co 1 incidentalmente mencionadas en un par de r~nglones , a dar cuenta de una con(erencia. s uya, dan ~ufiClente mues­tra de un talen lo y or iginalidad poco . c~rnentes; pero no pose1& la exuberante fu erza ct.e expos~ctón 'e1l una forma hermosa y npropiada, que. hub1era •podi~o hacer de él uno de los hombres de cienCia más preemmentes de nuestra

época.. ¡· h . Miklukho-Maklay, muy conocido en Aus~ra 1a, >qUe acta el fin de sus días vino a ser su pais adopttvo, pertenecía a la mL ma clase de hombres ; a la de aquellos que han. ~s­crito mucho menos de lo que hubieran podido escr1b1r. Era un hombre pequeño y nervioso, sufriendo si'eiDIPre d.e malaria, y acababa. de volver del mar R?jo cuando lo co­nocí. Partidario de Haeckel, babia trabaJado muoho sobre los invertebrados mo.rinos en sus regiones naturales. Más adelante, la Sociedad Geográfica logró conseguir que pudie­ra ir en un buque de guerra a una parte desconocida de la Nueva Guinea, donde deseaba estudiar a los salva jes más primitivos. Acompañado tan sólo de un marinero, lo deja­r on en una playa agreste, cuyos habitantes t enían la r e­putación de ser caníbales terribles. Se oonstruyó una choza para los dos Robinsones, quienes vivieron año y medio o más oerca de una aldea de indígenas, teniendo con los mismos cordinle relaciones. El conducirse siempre con ~ilo de un modo r ecto y fol'IIDal, no engañándolos nunca, ni nun en lo má mJnimo, a un cuando pudiera ser con el mejor de los -propósitos, fué la base de s u línea de con­ducta, de la cual .jamás se apartaba. Cuando posteriormente viajaba por el archipiélago Malayo, lleva.ba en su compa­ñia un indígena ,que había entrado a su ser vicio bajo la expresa condición de no ser nunca fo tograJlado; :pues los naturales . del 'Pais, como todos saben, con ideran que algo e les qu1ta cuando se les hace un retra to fotográfico. Un

dia que el indígena dor~ía profundamente, Ma.klay, que es­taba recolectando material antropológico, oonlesó que estuvo rentado de fotografiarlo, ~on tanlo más motivo, cuanto que era un r epresentante típtco de su tribu, y jamás hubiera llegad? a sa?erlo ; p~ro r ecordó su promesa, y se contuvo. Al ~e1ar a .1'\ueva Gutnea, los indígenas le hioieron que pro­metiera volver; y algunos años después, a ¡yesar de .estar ha tant.e enfermo, cumplió su palabra y VQlvió. Y, sin em­bargo, este hombre to.n notable sólo ha publicado una parte

DOPOTK.ll'f

infiniteo;imal de las observaciones verdaderamente importan­te' que ruzo.

Fedcbt>nko, que haLla hecho extensas oh en·aciones zoo­lóg•ca-s eu Turquestán-en compañia de su esposa Oiga, que era naturalista tam~ién ,-tué, seg~o aco.stumbrábamos a decir , un «europeo occ1denta.l». TrabaJó con e»;lPeño para dar a Juz t!n adecuada forma los re:;ullado obtewdos ; pero, d~.,rac•adlimenle perdió la vida al subir a una monlaña t!D

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b utz.a · rebo~udo ardor juvenil, y lleno de confianza eu -.W) fa~ultades, emprendió una ascensión sin guías com­petentes, y fué 'fctirua de ur.a ~mp~lad de nie':e ·. Por fortuna, su \iuda comp letó la. publicac1ón de l! US V taJes, y creo que un h ijo de ambos continúa la obra de sus padres.

También conoci mucho de lo realizado por Prjevalsky, o, mejor dicho, Przewalski , que es cómo debe es<:ribirae su nombre polaco, a pesar de que a él, por su parle, le gu-s­taba aparecer como «patriota ruSOl> : era un cazador apa­eionado, y el entusia:;mo con que hizo s us exploraciones en el Aiia central fué debido, tanto a su de eo de cazar r eses de todas cla~~. como gamos, camellos y caballos salvajes, y otl'os animales p<>r el estilo, como a su in ter és por des­cubr ir tierras nuevas y de dWcil acceso. Al verse obligado a hablar de sus descubrimient.os, no tardaba en interrum­pir su modesta d~cripción con una entusiasta exclamación : ((1 Pero cuánts.:s re es babia alli 1 1 Qué cacerfal" , contando con vehemencia de qué modo se encaramó a tal o cual altura para tener a tiro un caballo salvaje. ~o bien se ha· llaba de vuelta en San Petersbu.rgo, cuando ya estaba pro· yectando una nue,-a expedición; procurando. mientras tanto, reunir todos · us recursos y emplearlos en jugadas de Bolsa, a fin ue aumentarlos para dioho objeto. Era el \ erdadero tipo del explorador, por su robusta naturuleza y sus condi· ciooes pura poder hacer durante largo Liempo la ruda vida del cazador de la montai\a: tal existencia era placentera para él; en · u primera excursión sólo le acompañaron tres amigos, y iempre ~ mantuvo en el:celenl es relaciones con los naturale<:.; sin embargo, como las posteriores tomaron algo de carácter militar, empezó desgraciadamente a con­fiar más en la fuerza de su escolta armada que en las rela~ ciones pacificas con los habitantes del pafs; y oí decir en círculos bien informados que, aunque no hubiera muert.o en el momento mismo de ponerse en marcha su expedición al Tibet- tan admirable y pacfficamente llevada a cabo des· pués por sus compañeros Pyentroff, Robaraus ky y KozloU,­es muy probable que no hubiese vuelto de ella vivo.

En aquel t iemp<> existía una oonsiderable actividad en la Sociedad Geográfica, siendo muchas las cuestiones cieotl·

tnMOI\1¡\S OZ UN IU~VOLUCJONA.RJO lS

. •ecre-'ó su consecuencl8 su -fica• en que nue~tra secct ?· y en d" . en su mayoría eran tari~ estaban vivamente mter~a o~ . aquí mención ; pero dema.siado técnica" para hacer d: ~e:~erló fa,·orable a los necesito aludir al dec:eo que ~astas las pe5querias , y el establecimiPotos ru~oc: t>n ~~ Océan~ Artico en esos años. C'Omercio en la parte _ru~a e ro llamado Sidoroli. con· Un comerciante Y mmero dequ~ s~ consiguiera tal resulta· tribuyó con sus e fu~nos a una pequeña ayuda en do ; pues había pre,,~~ ~,.s.qu~~ ~~}oración del mar Blanco forma de e~~elas na' a . ::asi como las pesq uerías Y la na· y otr~ del nusmo ~énero , odido adquirir un considerable ve,zaClón ruea, bubtera~ ~ta este pooo, desgraciad'8mente. desarrollo. Pero co~o ~ a r r San Petersburgo, Y necesiblba para r eallzar:.e pasa po. d d oortesana. boro­como los altos gohe~n~nt-es de esa. c~u a ra osible que crática, literaria, artt c:;l l<'a y c~s~opl ol:tla ponobr: Si~oro{f úni·

. por nada provmcta ..- . ee mtere~ar~ . . d' J' zad~ Sólo del ext.e r10r pod{a carneo te cons t¡:tnló el ser r t tcu • . . ó d la Sociedad de venir el impul o r¡ue llamara la at~ncl nd le -'s

If R h cia el PXtremo Norte e pw · Geo-;ral:s ~i~s ; e 1869·71 los intr épidos caladores d~ fo·

e:; ~orue o abriPron d~ un modo oompletamente Jt;t{'.S·

cas~do el ~a~ de Kara. a la. navegación. ~n extraordm~Í perr ia sorprec:a no entf'ramos un dfa en la Socledadl, que 4~ :

- · 1 d Nó á Zemlvá y a COS 14 Sl· mar situado entre ~a ts a e vav • · d ·h· beri~na y que confiadamente acostumbrábnmoshai de:e.crJhJr en nue~tras Memorias como «•permanenteme nte ~ a Oll, a· bía sido recorririo en todas direcciones por vartas goletas noruegas: ha ta el sitio -invernal. del famoso p.olandésb Ba· rentz que crefamos oculto para s1empre a la V1Sta del ~~­bre, por campos de hielo de centenares de años de ens· tencia, fué visitado por €'SOS aveotuye ros del Norte.

«&tacionrs excepcionales y tamb1én w;t _estado anorm~ del hielon, fué lo que dijeron nut>stros Vle]OS nave{l:antes_, pero, por lo menos, para algunos de nosotros_ result:aba eyt· dente que. con sus pequeñas goletas y r eduCidas trtpula.~o­nes los bravos ~~a7.adores noru egos que se hallaban faiD.lha· ri~dos con lo hielos, e habían atrevido a romper el flo­tante, que gener almente cierra el pas o de aquel mar; en tanto que los comanda~!es dt> los b'!ques de g?erra, oonte· n idos ante la responsabilidad del servtcto naval, Jamás se han arries~ado a barer otr o tanto. .

Estos de!'cubrimientos despertaron u n general mterés en las exploraciones árticas ; puede decirse con razón que fue­ron los cazadores referidos los que abrieron la nueva era de entusiasmo áftico, que dió por resultado la circunnave­gación de Asia por Nordenskjold, el reconocimiento perma.nen-

14 11\0POTJU!If

te de un paso Nordeste para Siberia el descubrimiento del !"orle de Groenlandia . e-fectuado por 'Peary, y la expedición del Fram. hecha por Nanc::en . También nue<:tra Sociedad Geo­~á~ra empezó a dar señales de vida, nombrándose una oo­~~•ón que prep~ar~ el pr oyt-clo de una expedición ártica e 1~d1.rac::e el trabaJo Cienlifico que pudiera realiza r. Los e pe­clah. t~c; tomaron a s u cargo ('1 escribir cada uno un capí­tulo ~Jenlffiro dr e<:ta ~femoria: pero, como suc.ede con fre­cuencia , !'?lo a l~no" sobre. botánica , ~e-oloEña y meteorolo­JZf~ .. estuv1eron 1•-to a su l1empo ; y el secretario de la co­ml 1_ón-e lo es, yo mismo-tuvo que escribir lo r estante. Var1o<: a_l';unlos. tale;; romo la zoología marina, las mareas, <>bser vac1ones del péndulo y f'l magnetism<> terr-e tre, eran comple ta mente nue,·os para mí ; pero la cantidad de trabajo que UI_l hombr~ . en . buen estado de salud, puede ejecuta r en poco tletnJl(). SI de~ra a él todas sus ener~ía y va der echo a la raíz de la cuec;tJón, no _es po· ible rakularlo de antemano, Y dt> e le m~do la Memor1a se conclu yó a !;U tiempo.

Ella termmaba recomendAndo una ~ran I'Xpedición ártica que de:-pr~lara en ~u ia un interés cons tan te en lodo lo refe: rente a dicha~ ~PgJones; y al mi<:mo tiemr<> que 6e efectua­ra, co~? prehmmar, otra en una ROleta fl etada en Nor ueoa que bl<'lera un reconocim_ient.o al Norte o Nordeste de Nó: vaya Zernlyá , la cual pud1era , segtín indic.unos, intentar Ue­flar , o _a l m('Do Vt>r , ~na t~erra de<;('onocida, que no debfa estar Sll~_oda ~ gran d1._lanc1a _de la isla indicada, cuya pro­hable ex1 tenr1a bahía ~~~ senalada por un oficia] de la ar ­ma~a rt~:sa. el barón Sclúlllng, en un excelente pero poco co­nocido mforme sobre _la!' rorriente en el Océano Ar tico. ~uando lef en es~ trabaJO, así oomo el viaje de Sülke a Nóvayá

emlyl\, Y me h1ce _ca rgo de la rondiciones ~nerales de esta parte del mar refer1do, vi de..,de luego que la urosición ten· que :o;er fundada. Debe haber li~ra a l Nordeste de Nóva

1~ Ze~1Yá , Y ha de_ alcan1ar una !a l it ud más alta que la ~e Si}tzberg : la J>?Slción fija del hielo al Üf'ste de la primera e antz<> Y la~ P!edr~c; que en fSl se encuenl ron , y otra vari~ Y. peque~as md1rac1one". confirmaban la hipóte_c; is . Además ~ ~ ta t ierra no se hallara allí . la corriente de bielo que s~

rige al Oe_s le de ~e el meridiano dr l e!'itJ·ccho de Behrin a GroenlandJa (corrient e 11ue arrac; tró a l Fram) lJPga ría com~ co~ ~azón ha oh t>rvado di rho harón, a alcamar el rabo 'Norte cu rlendo las co. tac; de. Laponia con mac;as de hielo. del mis~ lr!O m?cto Q1le ~o hace con la exlrPmidad Norte de Groenlan­~~~- P,l~~aS oorrlen t.e, templada solamente-débil conti nuación ~e hl~ tream,-no podía haber impedido la acumulación

e o en la <'os la Norte de Europa · Esta tierra com sabe, fué descuhierta un par de años. más tarde por la

0 e~~

V!MORUS D~ UN J\.ETOLUCIONA.l\10 16

poedici6n austriaca, y recibió el nombre de Tierra de Fran­cisco José.

La Memoria ártioo tuvo 'Para mf un result~do comple~­mente imprevjst.o : se me ofreció la dirección de la expedi­ción de reconocimient.o. a bordo de una góleta noruega fle~ tada con tal <>bjeto; a lo que contesté, como es n~tural , que no hab[a navegado por mar nunca ; pero me repl1caron que combinando la experiencia de un marino con la iniciativa de un hombre de ciencia , P<>drfa hacerse SJ11go de provecho ; y yo hubiera aceptado, e no haber opuesto su veto. al llegar aqu,í , el mini tro de Hacienda. cont~tando 'QUe el Tesoro no pod1a conceder los sebealta v cinco o cien mil francos que se nece­~itaban para la expedición. Desde aquella época Rusia no ha tomado parte en las .exploraciones de l<>s mares árticos . La tierra que distingu[amos a través de las bruma u_bJ;K>lares fué reoonocida por Pay-er y W eyprecht, y los arch tplélagos que deben exi tir al Nordeste de Nóvaya Zemlyá-de lo que estoy ahora má firmemente ~rsuadido que entonces,---están aún por descubrir.

• * •

En lugar de unirme a una expedición ártica, fui enviado ~por la Sociedad Geográfica a hacer un modesto viaje a Fin­landia y Suecia, para .explorar los de pósitos glaciarios : el cual me al'ra tró por otra dirección completamente <listinta.

La Arademia de Ciencias TU n enviaba aquel verano dog de sus miembros-el antiguo geólog<>, general Helmersen , y Fl"ederick Scllmidt, el incan able explorador de Siberia,.......a estudiar la estructura de esas largas cordilleras <le mon tes, conocidas con el nombre de dsar en Suecia y Finlandia. y con los de eskers, kames y otro en la islas Británicas. La So­ciedad Geográfica me mandó a Finlandia con igual objeto: los tres visitamo la hermosa cor dillera de Pungahá.rju , sepa­rándonos después. Trabajé ba tante durante el verano : viaj é mucho -por Finlandia. pasando luego a Suecia , donde vi co­Trer felioes horas en la agradable compañía de A. Nordensk­joló. Ya entonces-1871-me r efirió su proyecto para lle~ar a las desembocaduras de lo-:- rfos siberianos v aun al estrecho de Behring, por la ví8' del 1Norte. IDe vUelta e n Finlandia , continué mis inve tigaciones hasta bien entrado el <>toño, y re­col-ecté bastante cantidad de observaciones muy interesantes r elativas a la glaciación .del país: pero también pensé mucho dur~nlle este viaje sobre las cuestiones sociales; y estos ven­sanuentos ejercieron \1U6 ·influencia decis iva en mi desarrollo posterior.

16 DOPOTIIN

Yatnialec ~e import~cia de todas clases, relativoe a la ~~graCia de RUA~a, pasaron por mi mano en ~ Sociedad ~~­grefica, lo que me c:.ugirió gradualmente la 1dea de escr1b1.r una erten~ geografía física de esa inmensa ~ar.te del Mundo. Mi intención era el dar una completa descnpc1ón geográfica del paí-. basándola <>obre la ideas principales de la estructura !'uperficial , que empecé a dec:envoly~r en la parte corr~pon­diente a la Rus ia europea, bosqueJando ~n aquel trabaJO las diferentes formas de vida económica que debían prevalecu en cada región r e-.pt>cl iva. Tómense. por e jemplo. las dilatadas praderas de la Ru ia del ur, tan frecuentemente afligida por lA falta de lluvia~ y pérdida de las cosech~. &las calami­dades no deben 5'er consideradas como accJdentales : ellas ron un rasgo natura~ tan di tintivo d~ ~a región , como su posición en una vertlente Sur, su fert1bdad y demás 86pev­t~ caracterís ticos ; v tooa la vida económica de esas prade­ras necesitarfa organizar~ en previsión de las inevitables r epeticiones de tao periódicos males . Cada región del Imperio rn<:o dt>bería ~er objeto de igual t ratamiento científico, así como Karl Ritt~r lo ha hecho con partes de Asia en sus hermosas monograffas .

P ero un trabajo semejante hubiera requerido abundan· cia de tiempo y libertad completa por parte del autor; pen ­~do con frecuencia cuánto hubiera podido ayudarme en tal empresa el ser nombrado secretario de la Sociedad Geo­gráfica . Y en el otoño del 71, hallándome ocupado en Finlan­dia, caminando lentamente a pie hacia la costa, a lo largo del ferrocarril recientemente oonstruído, observando atentamente los parajes donde primero debieron aparecer las muestras in­equívocas de la prhnitiva extens ión del mar, que siguió al período glacial, recibí un telegrama de la susodicha corpora­ción , en el que se me decía: ccEl Consejo os ruega aceptéis el cargo de s ecretario de la Sociedad. n Al mismo tiempo, el· &eretario saliente me supl ic~ba encarecidamente que prestara buena acogida a la proposición.

Se habían realizado mis esperanzas; pero al mismo tiempo, otrac:. ideas y otras aspiraciones habían invadido mi pensll'f..> miento : después de meditar detenidamente sobre lo que .i&­bería. oontestar, telegrafié: e<Gracias encarecidas; pero no puedo aceptar. ))

m

Ocurre oon froouenci& que los hombres se ven envueltos en düicultades políticas, sociales o fami.lia.res, sencillamente

MJ::MORIAS DE UN REVOLUCIONARIO 17

por no haber tenido nunca tiempo para prcgu nl~r e si la pc>-ición en que ~e encuentran y el traba.jo que realiza n e-;tán en armonfa con la r azón; i us ocupac1ones r e::;pondcn ver­daderamente a u - inclinaciones y ca pacidade", dándoles las satisfacciones que todo tienen dere~h.o a e· pt>rar de n tr~­bajo . Los que c~ tán dotados de actl\' ld.a~ e hall~n má ex­pues tos q ue olro a encontr!lr e en po -lc!ón emeJanlc; cada día trae con,J~o nueva cnn lldad de tra~UJO, y uno se acue. la b ien entrada la noche in bab~r term1nado lo que ~pc.Nlha hacer durant e la jornada, co~r1endo dt:spué- , a. la 1g01ent e mañana , a continuar la faena mterrumpt<la. La v1da se . a a r posando, y no queda Liem~o pa~·a. pen a r , para con t~erar la dirección q ue loma la ex t .l~nc1a ; t ~ l me _Pasaba a m 1:

P ero ahora , duran te mi v1a1e por Fmland1a , tenia e l Ltem­po que ante-s m e fa llara a mi di posición¡ cuando cruzabSJ en mi carro finlandé de dos ruedo (/;anta) una llan ura. que ningún int.eré ofrecía a l geólogo, o cua ndo caminaba, co n el martillo al h ombl'o de un a. cueva de arena a otra . podia pen~ar : y en medio del in du dableme~ l e inl er~ao t e l~aba jo !CQiógico que traia e ntre manos , una tdea qu e me a l ra1a con mucha más fuerza aún que In gcologia, se elaboraba con persi tencia en mi imaginación . .

Vi la inmen ·a cantidad de trabajo que el campestno fin ­landés emplea en roturar la tierra y en romper el barro en­durecido. y me dij e a mf mismo : ~cEscribi,·é la ~eogt'a fia fis i­ca de es ta parl e de Rusia , y le diré al agricultor el mejor modo de cullivar el s uelo. Aquí, uu c.x lrar lor de raíces am e­rioa.no seria de gran valor ; a ll í la ciencia imlicaria loí' . i -tema má adeeuados de abonos ... é P ero de qué serviría ha­blarle de las máquina ~:< americanas. cuando a penas tiene lo !indispensable para poder vivir de una cosecha a o l ra, cuan­do la r enta que tie ne que pagar por ese horro duro crN·c cada vez má!', en proporción a lo m ejoras qu e introduce en el t err enoP Teniendo q ue roer s u tortas de harina de cen­teno, dura como la piedra , que cuece do veces nJ a ño, comiendo con ella un pedazo de baca lao h orriblem ent e sala­do y bebiondo un trago de leche desnatada, é cómo m e b e "" atrever a mencionarle tales máquinas, cuando todo lo qu e pueGe reunir apenas basta para pa gar r enta e Jmpn~sto P El necesita que yo viva en su compañia. q ue le ayude n que s ea el dne'lio o el l ibre poc;cedor de Ja ti erra que ocupa : cn­t oncc podrá leer l ibro con provecho, pero no ahora.»

Y 'IThiS pen amie ntos vagaban en tre los cam pesino de Fin­landia. y los de Nikolskoyc, a ,quicne hablo. Yis to úllima­m enl.e. Ahora son libre . lo que les place grandemente ; pero no .ttenen prado~. De un modo o de otro, lo grande terra­t~nJentes se han apoderado de todos, En Jlli infancia, 1~

2.- TOMO 11,

13 ll\0 POT ltJl'f

Scvokins acostumbraban a echar ol campo eeis. caballos a po lar durante l:l noche; los Talkachoffs tenían s1ete. Ahora e•ac: famil"o.: no t:enen m1s que tres cada una; y otras que ant;, disponfan dP esta cantidad, sólo cuentan c~n u no. i Qué puede haccr"C ~ólo con un m;serable caballo? 1 Sto prados no 11ov caballos ni abono" 1 i Cómo he de hablarles de sembrar hierbo. c~lando yo. nrru:nndos-tan pobres como Lázara-y a2 uardnndo dentro de algunos años serl.o aun más, a causa de u:sparntodns contribuciones) ¡Qué felices eran cuando les d"je que mi padre les daba perm1so poro segarla e_n el peque­fío ec:racio abierto que hnbla en su bosque de Kostms 1 <<V';les­lros cam pe~ino~ de N:kolskoye son feroces paro. el tr~baJO», ec; lo que comt\nmenlc se oro. decir .en nuestra vecmdad ; puo In tierra de pan sembrar que mt madrastra .hnbfa to­mnrlo de "11" lf'rrcno~. en virtud de la 11ley m.rmmnu- esa rláusulo dinból"cn inlroducida por los du "?~os .de Siervos cuno­do se les perm"tió revis~r la ley de ~":lanctpactón.-está ahora ruhiertn de monte ba¡o. no perm1t:éndose a los <<feroc~su trahajnuorcc:: C'ultharla. Y otr o tan lo sucede en. ~oda Rusta; aun en aquella época c>rn ev!denle, y los. com :s10nados ofi· c"ale• lo previnieron de antemano. que la pr .m ern cosecha que •e rerd ero en In n us'a centro l. darfn por r esultado un ham· hrf' tr rriblc. v ello vino en 1876, en 1884, en 1891, en 1895 Y la m h!én C'n 1898.

La ciencia es una cosa excelente; conocl sus goces Y pude nnrec·arloc::, tal vez más que lo mayoría de mis cole~as; a~m ahora. mienlra~ contemplaba los lagos y cerros de Fmland1~ , nu c,·ac:: y hermo"os generalizaciones se levnntabnn ~nl-e uus oios. Vi en un pasado bien remoto en ln aurora miSma del género humano. al hi elo acumulán do~e a~o Ira~ oüo .en los arrhipiébgos del Norle, sobre Escand:navta y Fmlon d1a. Un C'rec:mirnto inmenso de aquél invadió el Norte de Europa , ex· l endiéndo~c lentamente hasta llegar a su parte media ; la vida se extinguía en esa zona del h emisfer :o Norte, y extre· mndnmente pobre y vacilante. huyó más y más hacia el Sur, ante el soplo helado qu e venia de esas masas inmensas solí· fiC'adns por el frío ; y el hombre-miserable, débil e ignoran· Le-tenia que luchnr con todo ¡zénero de dificul tades para mnnlener una precaria ex:stencia. Muchos siglos pasaron antes que empc1ara el deshielo, y con él vino el periodo lacustre, en que se formaron en las cavidades innumerables lagos, v una raquflica ve¡zetac:ón subpolar com enzó trmidamente a invadir los in .. ondnbles terrenos pan tanosos que a aquéllos rodc>nhon; olra srrie de s:glos transcurrió an tes de que se inic'ora un procc~o ex tremodomf' nte len to de desecación, Y la ,·c,ze tación empezara su pausada invasión desde el Sur; hallándonos en la actualidad en un perfodo de rápida de-

ICDORUS DE U1'( 'RB'fOLUClO!'fAI\10 ¡g

~cación aeompafiado de la formación de t~eca~ .praderas "! estepas,' teniendo el hombre que busc~ los medios de cor trarrestarla. pues el A ia central ha stdo ya la primera ~e­tima de una calamidad q11e amenaza a la Europa del &-

diodfa. . 1 al hasta. La creencia en nna ropa de h.ie o que canza...~

la Europa central, era en aquel tiempo una verdadera bere· jfa; pero como ante mi vista. ~ destacaba ~n cuadro sor · pr endent.e yo nece itab& descr1b1rlo con lo m1les de detalles que en él' observé, para que sirvier~ de c1ave a la p~esent~ distribución de Oora c:: y faunas, abrtendo nuevos horizontes a la geología v geografía íf~ica.

é Pero qué ·derecho ten fa yo a estos goces de un orden elevado cuando todo lo que me r odeaba no era más que miseria 'y lucha por un triste bo<-ado de p~~· cuando por poco que fue5e lo que ~o ga.stMc 'Para poder viVtr . en aquel ~un do de agradables emocione . había .por nece-s1d~d de qu~tarse de la boca mi ma de Jos que cultJvaban el trtgo y .no llenen suficiente pan para s us h ijos? De la boca de a.lguten .ha de tomarse forzosamente, pu e t.o que la .aqregada producc1ón de la h umanidad permanece aún tan llm1tada. .

La ciencia es una fu er za inmensa; el hombre debe ilus­trarse. ¡ Mucho sabemos ya 1. ¿ J¡>er o qu~ ~ucederla si. aunque no fuera más que ese conoc~nto, vtmera a ser de la po­sesión de todos~ ~No progr esarla la ciencia m isma. con tal ímpetu haciendo que la humanidad ~vanzara tanto en 1~ producción , inventos y cr eaci?nes oc~ales, que basta ca~!l lnlp<>sible nos fuera ahor a med1r la ~ap1dez de tal CM'Tera ~

Las masas necesitan instruirse; tienen voluntad para apren­der y n o les falta capacidad. Alli , en la cresta de ese i":menso pr omontorio que ~e extiende enlr~ ~os lagos, com o .Sl unos gigan tes ~o hubieran formado pre~p1tadamente par~ enlazar ambas or1llas se halla nn oam;pesmo flnlan lés, sum1do en la contemplació~ de los he:rmosos lagos sembr ados de islas que se presentan an t.e él ; n inguno de estos aldea.n~, por pobre y desgraciado que MB, pac::ará por este l ';lgar s m detenerse a admirar 1a escena. O bien allá, a la or 11la de un lago se encontrará a otro agricultor cantando al «>o tan du lce y ftr­monioso que el mejor de los músicos le ~.nvi~iaría s u bal~da , a causa de su delica deza v s u fuer za meditativa ; ambos sten­ten. intensamente ambos· meditan , ambos piensan ; dispues­tos están a ensan'char sus conocimientos; sólo necesitan que se los propor cionen. que les den los medios de disponer de algún descanso.

En semejante dirección ~s en la que pienso ir, y es ta es la clase de gente por la que tengo que trabajar. Todas esas frases so~oras sobre el progreso que hace la hlu.:m.an ldad.

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mientra que, al DÚ6mo tiempo, los encargados de realizarlo permanecen alejado de aquellos a quienes pretenden me­JOrar, s on meros sofismas, forjados por imaginaciones de­seosa de librar::e de una irritante contradicción.

Por eso contesté negativamente a la Sociedad Geográfica.

IV

~ Jleter sburgo ha cambiado mucho de lo que era cuando lo deJé en 1862. <e¡ Oh, sf 1 conocistei · el San Petersburgo de Cherny~héu ky>l, ~ deda una vez el poeta. Máikoff · e~ vt>rdad, con?C~ a la ci udad de que aquél e ra el favorito ; ~pero cómo de!::Crtbtré a la que encontré a mi regreso~ Tal vez c~mo In ~apila) de los cafés chantants y de las sala~ de con­c•.criO", • la palabra «lodo San Peler sburgo)) han de sig­mfkar realmente lo altos círculos de la sociedad que 8¡. gu~n la norma de la corte.

Eu ~ La y aquéllos, las ideas liberales se hallaban en un d<'E;crédtto espantoso; todos los oombres preeminentes del 60, a~mque f~~ran tan. m~derado como el conde Nicolás Mura­vtoCC y N1colás M1lúltn, eran tratados como so pechosos · sólo n Dmitri Milúlin, e l mini tro de la Guerra habí~ servado Alejanddo IJ en su puesto, porque la refor~a que lenfo que lle':ar ~ cabo en el ejército necesitaba. mucho años para u r eullzactón. Todos lo demás hombres activos del perfodo r evolucionario habían sido barridos por la reacción.

Una vez hablé con un alto funcionario del ministerio de E. lado; él .~rilicaba con viveza a otro de igual categoria y como yo diJera en d~fensa de éste : «Sin embargo esto' al me nos, ~ay 9oe decir en su favor, que nunca aceptó ningún cargo baJo Ntcolás l. 11 (e¡ Y ahora s irve a la órdenes de Shuva­l? Hll, .fué la r espuesta, la cual ten admirablemente pintaba la s1tuaoón, que nada tuve que egregar.

El general ShuvaloU, jefe de la policía de Eetado y el ~eneral Trépoff, jefe de la de San PeteNSburgo eran ~ rea· ltdad los ' 'erdade_ro gobernantes de Rusia; Aiejandro n no era m ás que u tn trumento, su juguete y e llos dominaban por. el terror . Trépoff había atemorizad~ !hasta tal punto a AleJandro oon el espectro de la revolución que debfa estallar en San Pelersburgo, q~e s i el omnipote nte jefe de policía se retra aba algunos mmutos en venir a dar su parti} día·

MElfORIAS DE UN REl'OLUCIONARIO 21

río 6 palacio, el emperador soUa preguntar en el acto : ((e Oou­rre algo en la capital ?ll

Pooo de pués de haber Alejandro (tdespedido definitiva­mente)) a la p.rincesa X, contrajo mucha a mis tad con el ge­neral Fleury, el aiáe-d.e-camp de Napoleón m, aquel hombre s iniestro que fué el alma del coup d 'etat del 2 de diciembre de 1861 ; iempre e les vela juntos, y Fleury informó en una ocasión a los parisiense del gran honor de que era objeto por parle del zar de Rusia. Yendo el último en carrua.je por el Neu~ky Prospekt, vió al o tro y le invitó a montar en s u vehiculo, que era un égoiste, que no tenia más que un asient{) de 12 pulgadas de ancho para una sola persona, y el general francés r efería más tarde de qué modo el zar y él, comprimidos el uno contra el otro, terúan que llevar la mitad del cuerpo en el aire, a causa de lo reducido de aquél. Basta nombrar a este nuevo amigo :recién venido de Compiégne, p6l'a dar idea de Jo que esa ami tad signi­ficaba.

Shuváloff sacaba todo el mayor partido posible del actual estado do ánimo de su señor; preparaba una medida reac­cionaria tras otra, y cuando Alejandro manifestaba r epug­nancia a firmar alguna de ellas , aquél hablaba de la revo­lución que se acercaba y de la suerte que cupo a Luis XVI, implorándole, «por la salvación de la dinasUa)) que firmara la ~ nueva adiciones a las leyes de represión : A causa de todo esto, la tristeza y los remordimientos se apoderaban de t iempo en tiempo de Alejandro ; cuando esto suced.ia, se le vela caer en profunda m elancoUa y hablar con tri teza de lo brillante que fué el principio de su r einado y del carác­ter r~accionorio que iba tomando. En tales momentos Shuva­lofr organizaba una cacerfa de osos; tiradores, alegres cor­te anos '/ carruajes llenos de much6chas de la servidumbre de palamo,. iban a la floresta de Novgorod ; Alejandro, que er~ buen tirador, mataba un par de osos, dejando que los antmales l_lcg~ran a pocos metros de s u rifle, y allf, en medio de la exc1taetón de la fiesta. cinegética , obtenía. Shuváloff la firma de su señor para cualquier proyecto de r epresión o de robo en favor de sus clientes tramado por él. '

Alejandro ll no era ciertamente un hombre adocenado · pero dos personalidades distintas moraban en él, ambas fuer~ t emente ~sarrolladas y lu~hando una contra otra; y este combate mteroo se fué haCiendo cada vez más vivo con Jos afios. Podía ser de un trato exquisito, y un momento des­pués conducirse de ~n modo brutal ; poseí& un valor frfo y rawnado en presenc1a de un verdadero peligro, pero vivía e~ un temor constante de otros que sólo exi Uan en su ima­glnación. No era ciertamete cobarde, y esperaba al oso frente

a trente; eD una oc.a11ión, cuando el animal no habla 51do muerto del primer disparo y el hombre que ~ hallaba a su espalda e<>n una lanza, al a~lantarse, fué derribado por el oso, acudió el zar en su auxilio, matándolo casi a boca de jarro (supe esto por el mismo interesado), y sin embargo se vió toda su vida perseguido por temores é.ngendrados e~ su mente y por la intranquilidad de su. e<>nciencia. Era de maneras a!ab~s para con sus amigos ; pero esta bondad se hallaba contrabalanceada por una fria y terrible crueldad --an6Joga a la del siglo xvn,-de la que hlzo gala al sofocar la insurrección polaca, y más tarde, en el 80 cuando se to­maron idénticas medidas para dominar el le~antamiento de la juventud rusa; crueldad de ~e nadie le hubiera creido capaz. Vivía, pues, ~a d?ble eXJ.Stencia, y en el periodo de que. hablo firmaba Sin dificultad los decretos más reaccio­narlOs y después se arrepentia de haberlo hecho. Hacia el fin de sus dlas, esta lucha interna, como se verá más ade­lante, se hizo más activa aún, asumiendo un carácter poco menos que trágico.

En 1872, Shuv6Joff fué nombrado para la embajada de ln.glaterra; .pero su amigo el .general Potápoff continuó la ml.llma política hasla: el principio de la guerra turca en 1877 ; durante wdo e_s~ tiempo! las más escandalosas dilapidacicr nes de la HaCienda pública, así como de los bienes de la cor?na, de .los estados confiscados en Lituania después de la ulSu.rreccJón, de las tierras de Barhkir en Oremburgo y otras •. se efe<:tua.ban en gr~ escala. Algunas de estas «irre­gula:ldades» fueron posteriormente descubiertas y juzgadas públlcamente por el Senado, que aotua.ba como alto Tri­bunal Supremo, después que Potápolf per.dió el juicio, y Trépoff fué r eemplazado, procurando sus rlVales en palacio presentarl~s a ~ vi~ta de .Al~j~dro tales como eran. En una de. estas wveshgac1ones ]Odlctales se vino a saber .que un aJIUg~ de PotápoU habla del modo más vergonzoso robado sus tierras a los campesinos. de un estado de Lituania y despu~, apoya~o por sus amtgos en el ministerio dE:' la Go· berna01ón, oon.sigwó que los aldeanos que pidiuon justicia fue­r~n presos, apaleados bárbaramente y fusila~oo por la tropa· &endo ~La. una de las narraciones de este génoro más r;_ pugnantes que se encuentran en los anales rusos a pesar de que en ellos tanto abundan robos s emejantes Sólo des­pués que Vera Zasúlioh disparó contra Trépoff · hiriéndole (para vengar ~ que por orden suya hubieran ' apaleado a ;:: preso político en la prisión), fué cuando las inmoralida-·J de P~tánoff y .sus paniaguados llegaron a ser bien concr ~roas Y despedido. Creyéndose que ib& a morir Trépoff

Le.stamento, por lo cual ae aupo que este hombre, qut

babia hecho creer al zar que morfa P~.bre, d: r:r~arded~a h~~Ü­ocupado muchos años el pu~lo ucra ~~do d a sus herederos da de .... an Pttersburgo, deJÓ en rea i a 1 l" i una fortuna considerable. Alguno~. ~ortesané~~t~e y

0 c~~n~ce; paron a Alejandro ll, Trépo~! dP.er .id dsu cJel po:rtido de los fué c UUJ idO algunas de las m ¡goi a es S d Shuvt\ loH-Polápof1 y 1'répoff se presentaron ante e~ . enn: ~·

lla. se entregaban en todos los mmlsterlo~ ' es ;¡1J~~~e a ¿u:.elación con los ferrocarriles y toda c~a:::e dep eru{Jresas industriales, era v.erdaderamenle enorme, bab~én­do~e hecho en aquella época lDm.ensas [ortun-as . La .. marmfl , s~ t\n el mismo emperador dijo a uno de sus hiJOS, «Se h~~aba en los bolsillos de unos y otros». ~l costo de los f..:rrocarriles garantizados por el Estado era, mdudable:cnl~, tabuloso y en cuanto a empresas mercantiles, se sa a P • blicame~te que no babia manera de .fundar mnguna, . a. me· nos que un determinado ta?lo por .c:ent.o sobre los .d1v1den· dos no se prometiera a var1os !un~10nar1os de los d1feren~~ ministerios A u n amigo mio que 1ntentaoo montar una m dustria en · San Petersburgo, le dijeron [rancamente en e1 ministerio de la Gobernación que tendrla que pagar 25 por 100 del producto neto a una persona determtnada, 15 a. ~tra .en el ministerio de Hacienda, 10 a otra en el m.smo munslerlO, y 5 por 100 a una cuarta. .

El trato se hada sin r eserva alguna, temen~o de ello .co· nocim!ento Alejandro 11 ; sus proptas observac10n~s escr1~as .en las Mcmorius del interventor general! lo atesllguan b1cn claramente; ~ro como vela en los, band1dos sus protectores contra la r evolución, los manlema en sus puestos basta que los robos produdan un escándalo mon.umental.

Los grandes duques jóvenes, con . excepcló~ del presunto heredero más tarde Alejandro m, q~1eo [ué ~:;¡empre un eco­nómico pater familia s, segu{an el eJemplo de su pad:e; las orgias que uno de ellos solla celebrar en un pequeno r es­taurante del Neusky Prospekt era tan degradante~enle n~· torias, que una noche el jefe .de policl~ tu_vo ~~e mtervcn1r amenazando al dueño con env¡arle a SiberJa SI Jamá~ volví~ a admitir en su ((salón gran duque» n éste. ((¡ lm.ag1nod m1 perplejidad-me dedo. dicho hombre en una ocas1ón, cuan· do me enseñaba ese local, cuyas paredes y t echo se hallaban forrados de gruesos cojines de sat.é~ ;-de un lado tenia que ofender a un miembro de la fam1ha r eal, que podria hacer de mi lo que quisiera, y del olro, el general Trép<>H m~ pro­mella mandarme a s :beria 1 Pero, como es natural, b 1ce lo que éste me ordenaba, pues, como sabéis, el genera~ e::: ahora omnipotente.,, Otr o de los grandes duques se h !ZO so~pe· choso por sus cosLumbres, que pertenecen al dominio do la

2i r:ROPOUIN

p::icnpntfa, y un terct>ro fué d~t~rrado a Turquestán, después dt• ll(jber r obado los diamantes de ~ u madre.

l:a <'mpt.•ratriz Marfa Alexandrovna, abandonada por s u mando, ) probableme_nte hol'l'Orizada del giro que tomaba la ' <la de la eorle, ~e hJZo cada vez má devota, y pronto cayó ~n ~o~ dd c.·t•pellán m&)Or de palacio, representante de un tipo rompletamente nue~·o en la Jgle~ia rusa : el jesufti­C?· E le g~nero de clero actcalado y corrompido, realizó rá­p•d~ progre~oo. en aquella época; ya trabaja b&, enérgica­mente y con é ·1to para ronverti~e -en una potencia del Es­tado y apoderar, e de las e cuela.::

~ ~ -

:-:e ha demo.~trndo una y otra vez, que el bajo clero de Ru-.ta. -.e halla ta?1. ocupado con s us funciones-bautismos, ca ... anuen tos, adm•nJSt!·ar la comunión a los moribundoo y o~r~· co!'<a por el e~ tllo,--{¡ue sus miembro no pue den de­dtcar<:e con provecho a la en efianza . Aun cuando Je paguen en e! pueblo por dar lección de re1igión y moral -en la escuela Pllbltro, e~ cura, ~ener~lmente, le cede a. otro e l cargo por fa lta de l wm~o dl ' pon!ble. Sin embargo, el alto clero' ex­plola~do e! od•o de AleJandro n hacia el llamado espfritu re­v?JucJOnarto; empezó s u campaña para poner mano en lfl.S escu~l~ . «1\o haya má~ en eñanza que la ecle~iá tica)) fu é su di\ tsa.: ) aun <'~~do . toda Rusia reclamaba educació~. ni aun la rld_frula e •magmflcante cantidad de cuatro millones d: dur~ ~~<'l uf~os anualmente en el presupuesto para las rcuela o prlm~rt~~. llefffiban a inverlirse por el mini tro de n . tru<'c16n pub!J~a .. m1cntra que casi otro tanto ~e daba a<l _rn odo como auxilio para c. Labl~er escuela bajo la direc­

Ción ldde lo párro<'o . much{LS de las cuales exi tieron y figu­ran o a \ fa ~o lamente en el papel.

V

Cuando deJ'ába.mo;: a S'b · h bl m . h · 1 erJa, a ábamos con frecuencl·a 1 <•rmano Y yo d 1 . d . en ~nn Pclersbur~>oe a 'd' al mt~tual que encof!trarfa.mos

. áb o • Y e as mleresantes relac1ones que ~:pJerl amo. con trae~ en lo . cfrculo literario lo ,que en ver-•11 ogramo'-1, lo rnJs mo entre 1 d' 1 •

e, favúftlos mod1 ro.doo. pero d b 0 r~ Jea e que entre los Du<' ll'as a"'pirarioncs' Encontr~o:On esahr qul.e no llenaron lenl~--éstos no son . mue os .uombres exoe-

raros en Rusta ;-pero no respondían

arEMORIAS DE UN REVOLUCIONARIO 25

completam-ente a nuestro ideal del escritor poHlieo; los me­jores romo Chern~kén ~ky , MikháiloU y La rofí, e halla­ban desterrados o preso~ en la fortaleza de San Pedro Y ~an Pablo cual ocurria con Pisar rr ; en tanto que otros, . lm­presi~ados por lo ombrio de la s ituación, h_abfan camb•~do de ideale " inclinándose ahora hacia una espec1e de absoluCión paternal 'y lo má a peMr de no haber abjurado de sus ideas, s~ habfan hecho lan C8;Ulos en expre al'la ', que s u prudencia tenia vLos de deserción . . .

En el periodo efervescente del partido reforiDJsta, cast todos los que perleoecian a lo circulos literario avanzados hablan temdo algunas relaciones, ya co~ Hérzen o con Tur­guéneff y su amigos, o bien con Jns soctedades sec_retas Gran Rusa o Tierra y Libertad , que tenfan en aquel _ttempo una -existencia próspera, mienlra que ahora esos m1smos ho~­bres hacian cuanto en s u mano esta oo por ocultar us aula­guas impatra lodo lo má posible, a fin de no aparecer, por ningún conoepl<1, sospechosos.

Una o dos de la.s r evi tas liberales que se toleraba~ en &quel tiempo, debido principalmente al g~ talento diplo­mático de su directores, conlenian trabaJOS excelentes, en Jo que se mostraba la crecien~e miseria y 1~ desesperada con­dición de la ma a de lo agr1cultores, hac1endo patentes los obstáculo que se acumul6ban en el camino del progreso. La narración de esto hecho bastaba por s í sola para en­gendrar la desesperación ; pero nadie se atrevía ~ jndioar un remedio ni proponer ninguna acción para sahr de un estado de cosa que ~e ron ideraba irremediable .. Algunos escritor es abr·igahan aún la esperanza de que AleJandro n vol ie ra una vez má a asumir e l carácter reformista ; pero para la mayoría, el temor de ver s us pub1icaoio~es supri­midas y al director y redactare - camino del de t1erro, era una idoo que dominaba a todas las demás . El miedo y la es­peranl.a lo tenían igualmente paralizadoo.

Cuant.o más radicales habían s ido diez aiios antes, tanto mayores eran sus temore ; mi hermano y yo fuimos muy bien redbidos en uno o dos círculos llt.erarios, a los que concu­rrfamos algunas veces; pero desde el momento que la con­versación empezaba a perder su carácter trivial, o mi her­mano, que tenía mucha facilid6d para llamar la atención so­bre cuestiones interesantes, la dirigía hacia el -estado d el pafs, o resp~to de Franria, donde Napoleón III rápidamente preparaba su cafda en 1870, era indudable había de ocurrir alguna interrupción : «é Qué opináis, caballeros, de la úl­tima representación de La bella Elena?)) o «é Qué os parece tal o cual pescado ?)), preguntaba en alta voz una de las perso­nas de má edlld, y la cuestión seria quedaba cortada.

IBOPO'l&m

Fuera de los referidos centros, la situación era aún peor en tl año 60; Rusia, y <'n particular San Peter sburgo , es~a­ba llena de hombres de ideas avanzadas, que parecian d1s· pue!tos en aquella época. a hacer cualquier g~nero de sa­crificio por la causa que defendían ; «e Qué ha s1do de ellos? i dónde (·3tán?», yo me preguntaba; y si tropezaba con al­guno, inva.riablemente babia de oir estas palabras: <q Prurlen­cia, joven 1 El hierro es más fuerte que la paja. No se puede derribar un muro con la cabeza,, y otros mnu.merables pro­verbios parecidos, que, por desgracia, tanto abundan en la lengua rusa, y de los cuales habían formado un código de fi­losofía pró.ctica.-Nosotros ya hemos h echo algo, no hay que pedirnos más-o-tener paciencia ; esto no j)'Uede durar-era todo lo que nos declan, mientras que nosotros, los jóvenes, nos hallábamos dispuestos a renovar la lucha, a acudir a la acción, a sacrificarlo todo, si era necesario, y sólo le pe­diamos un consejo, una guia, alguna ayuda intelectual.

Turgué.neff ha exhibido en Humo algunos de esos ex re­formadores prooedentes de las capas más elevadas de lo. aociedad, y su cuadro es verdaderamente desconsolador; pero en las impresionables y apasionadas novela..s y trabajos lite­rarios de madamc Kobanovsky, que escribió con el seudó­nimo de «V. Krestauskyn (no se le debe confundir con otro novelista llamado Vsévalad Krestausky), es donde se puede 6eguir y apreciar los variados aspectos que la degradación de los <<liberales del 60)) revistió en aquel tiempo.

«El placer de vivirll-ta) vez el de haber sobrevivido a la catástrofe-vino a ser su dios desde el momento que la mul­titud anónima, que diez ar1os antes constituía el nervio del movimiento r eformistA, ~e negaba a oír hablar más de cctodo ese sentimentalismo)), corriendo a participar de las riquezas que venian a llenar las manos de los «hombres prácticos>>.

Muchos nuevos medios de hacer fortuna habían aparecido desde que se abolió la esclavitud, y la gente se lanzaba con avidez por tales vfas; los ferrocarriles se construían con ardor febril en Rusia; n los Bancos particulares recién fun­dados, acudían como moscas los terratenient~s a hipotecar aus fincas ; los notarios y abogados particulares acabados de establecerse en las audiencias, dis[rutaban de rentas impor­tantes; las CompafHas por acciones se multipl!caban con sorprendente rapidez, y sus promotores floredan. Una clase de hombres que anteriormente hubiera vivido en el campo con la modesta renta. de una pequeña propiedad, cultivada por un centenar de s1ervos, o del salario más modesto aún de un funcionario civil de poca categoría, ahora hadan fortuna o gozaban de tales rentas como las que en tiempos de ~

eenridumbre sólo podían tener los grandes propietarios te· rri torialee. . .

Los gustos mismos de la «sociedad, .se 1ban N!laJando cada vez más; la ópera italiana, en otro lle~po foro de las de­mostraciones radicales, estaba ahora desterta; la rus.a, que túnidamente venía afirmando el derecho de sus grandes. com­positores se vela sólo frecuentada por algunos entusiastas aficionad~s . Ambas eran calificadas de «insípidas,, y la crema de la sociedad de San Petersburgo acudía a un tealro vulgar, donde las estrellas de segundo orden de los pequeños. teatros de Parfs conquistaban fáciles laureles de sus adiDJradores los oficiales de la guardia, o iba a ver La belle H eléne, que se representaba en la escena rusa, mientras que nuestros dramáticos se relegaban al olvido. La música de OUenbach era la preferida, la suprema.

• • •

Hay que decir, sin embargo, que la atmósfera poHtica era tal que los hombres de buena voluntad tenfan razones, o al ~enos excusas, de consideración para permaneoer re­trafdos. Después de haber disparado Karakózoff contra Ale­jendro IJ, en abril de 1866, la polida de Estado se babia hecho omnipotente; toda persona sospechosa de <~r~dicalis­moll se hubiera o no metido en algo, tenía que v1v1r cons­tant~menle bajo la smenaza de ser el mejor dfa arrestada, tan sólo por haber demos trado alguna simpatia a tal o cual persona complicada en cuestiones poHticas, o bien por al­guna carta encontrada en un registro nocturno, o simple­mente por sus «peligrosas>> opiniones ; y la prisión política podfa lo mismo significar años de reclusión en la fortaleza de San Pedro y San Pablo, que destierro a la Sibcria, o tor­mentos en los calabozos de aquélla.

Este movimiento de los circulos Karakózoff ha permane­cido muy poco conocido hasta en lo. Rusia misma . Yo estaba en aquel tiempo en Siberia, y sólo lo conozco de oídas. Pa­rece , sin embargo, que dos corrientes distinta~ se combi­naban en él : una de ellas fué el principio de ese gran mo· vimiento popular que posteriormente tomó tan formidables proporciones; en tanto que la otra era principalmente poli· tlca. Grupos de jóvenes, algunos de los cuales ~e hallaban en camino de ser brillantes profesores de Universidad, u hombr-es notables como historiador~s o etnógrafos, se habían formado por el 64, con la intención de instruir y educar al pueblo, a pesar de la oposición del Gobierno ; ellos fue.rou

IROPOTJ[lK

como _impleo; art ~-:ano" a los gr~des centros industriales, fundando nl.lf soc1.edadc" cooperatm1s y eseu~las .populares, con la e<:pernnza de que, a fuerza de lacto y pac1enc1a, ~drino llf'gnr a educar u lcr: trn!Jajadores, creando a5i lo~ ¡)flm.eros núdt'<>~ dt• tlondP mejore..; y má e le ada concepc1on~ trra­díarfan gradualuwute t:nlre la-. ma~. u. aboegac1ón .e':8 muy grande; cott--ide1·ables fortunas e pus1eron al serV1c1o de ia cau,a, y me -.ienlo indinado a creer que. comp~rado con todoo; lo· movimiento~ s imilares que más tarde tu 1eron lugar , ~te fué el que tal vez se hallaba funda~o . ~ una ba'e má prác tica, estando, induuable~n te, s us mtctadores ba-;tante pró iroo<: a la clase productora.

De la otra, guiado por vario miembros d~ ~os circulos, entre los que c;e encon~rabo.n Karakózo~f, Is~uhn y u. más mtimos amigos, la acc16n .tomó una dirección determ~nad61. Durante lo" año. que med1aron del 62 al 66, la polftlca de Alejandro 11 asumió un carácter decididamente reaccionario; rodeado de los hombre má r etrógrados, tomándolos como su má inme diato conseje ro , las reformas mi mas que conc:tituyeron la gloria del principio de u reinado, eran ahora <.ub.- tiluida! por leye adicionales y circulares de los mini tro ; la vuelta a l pasado má o menos encubierta, era lo que francamente e e peraba en e l antiguo campo, no cre­yendo nadie en aquella época que la reforma principal-la abolición de .)a . ervidumbre-pudiera resi lir los asaltos di­rigidos contra ella de de e l mLmo Palacio d~ Invierno. Todo lo cual debió inOuir en e l ánimo de Karakózoff y us amigos, haciéndole" comprender que la continuación del r einado de Alejandro II seria una amenaza hasta para lo poco que se babia con eguido , y que Ru ia t~ndrfa que volver e los ho­rrorf' de Nicolá. 1 si aquél continuaba gobernando. Al mis ­mo tiempo, . e abrigaban grandes esperanza --esta es <mna hL toria a mPnudo repelida y iempre nueva1)-respecto a las tendenciru liberales del heredero del trono y u tfo Constan­tino. Debo también decir que, antes del 66, t&les temores y con ideradone:. perecidas e expresaban frecuentemente en cfrculos mucho más elevados de los que parece frecu entaba Karakózorr. De todos modos , lo cierto es que éste di paró un dfa sobre Alejandro JT en el momento que s alía del jardfn de ' eran o para tornar . u carruaje; pero no le dió y fué preso en e l ac to.

Katkoff, el jefe del partido reaccionario de Moscou , gran DU\P tro en el arte de sacar partido de cualquier aconteci­miento polftico, ocusó en el mome nto a todos los radicales y hombr~ de idea libre;: de complicidad en el atentada-Jo que, indudablemente, no era cier lo,-in inuando en s u perió­dico y haciendo que toda la ciudad lo creyera., que Kara.kózoU

tJEMOJ'IIA S DE N RE\'OLUCIONAIIJO 29

había "ido un mero in trumento en manos del gran duque Consta~tino , jefe del partido lioberal en lo c{~ulo ~leva~~~: Puede imaginarse ha. ta. qué punto los dos .go rnan es , valof! y Trépoff, explotarían es~as acu~c1one y los temo-r es que ello" de. perlaron en AleJandro II . .

1Mik.hael Muravioff, que había conqui tado. ~uran te la m­surrección polaca el apodo de . Ve~dugo, r ec1b1ó. ó rdenes de hacer una inve"ligarión muy IDJnuc1os~ y d~cubr1r por .todos ]o medio posibles la conju ra cuya ex1 t en~1a se . upoma. E!. de acu erdo con ta le in lrurciones, J:lrend1ó ~ d1~tro Y SI­n iestro en toda la.- cla e de la oc1edad, d1s pomendo cen­t enar~ de r<'gistro y jactándose de . qu~ <<encontrarla. el medio de hacer a los presos má comun1cal!vo n. No e r a Cier­tam ente de Jos hombre!\ que retroceden m aun ante la tor: tura , y la opinión pública en San Pe ter b~rgo estaba cast unánime en afirmar que J{arakózorr h abia s tdo .a t or~entado para ohl enE'r de él der.laracionec:; pero 'QUe no hiZO mn~una .

Los . ccreto de Estado se guardan .bien en la fortalezas , ~pecialmcnle en esa ~ran masa de p tcdra enrre~ te del Pa­lacio de lnvierno. que tantos horro_re-s ~a presenciado, dado 8 luz s ólo r ecicntemen te por lo!\ hts torHldores; B;lH .con erva todavía lo secr eto de <Muravioff; pero la 1g 111 ente 1ol vez arroje el~una claridad sobre este Asunto : .

En 1?.66 yo P~l~ha en iberia : 11110 M nu~t ros ofi c1alr que viaja ba de Ru 1>in a l rkuls k. hacia r l fin de aquel _año, encontró en uno de los paradorc!\ do" gendarm es , <1111ene había n acompniiado a Siheria a un empleado desterrado por r obo y volvian al -punt o de 11:1 rtida. El primero. que ora un l~omhrc mu v campechano. a l verlos lomando lé en u na fría noche de invierno . e sent ó a s u lado, poniéndose a conver<:ar r on e ll o;;; mie~lras se rambiahan los caballos; uno de los gendarmf'8 habla con o<'ido a Korakózoff .

((Era un homhre li-to-dijo él ;-cuando e. t.aba en la fortaleza, nos ordenaron a una par eja .que e r elevaba cada do hora . no dejarle dormj r . As f e que lo t.enfomos sentlldo en un bM1quillo, y en d momento de empezar a dar cabe-7.a<la . lo acudfamos para despabilarlo .. . - e Qué queréi ~-pre­g un taba; y nosotros con t.e c:: tábamos: -1 Cumplimos con lo que se nos ordena 1. .. Y mirad s i era vivo: e en taba con das piernas cruzadas, colump.iando una de ellas. para hacer­nos ci'OOr que estaba d espier to, y , mientra tanto. echaba un sueñecilo sin deja r de mover la p ierna; pero pronto des­cubrimos la treta. comunicándoselo a los que nos relevaron; de modo que se le sacudia y despertaba de cuando e n cuan­do agitara la piernn o n o. <<e Y cuánto duró eso ?n le pre­guntó mi amjgo. ((Oh. mucho dfas,; más de una semana.,,

El carácter cándido de es ta <lescripción es en si mismo

IOtOPOTXIl'f

una prueba de Yeracidad ; no es posible fuera inven.tada; y que se torturó aquél hasta e~e ~xtremo, puede constderarse como indudable .

Cuando ahorcaron a KarakózoH. uno de mis antíguos com­pafleros del Cuerpo dt> pajes se hallaba presente en la eje­cución con sn re¡rimiento de coracero . «Al sacarlo de la for­taleza-me dijo mi amigo-y verlo sentado en la alta J?lata­forma del carro, r¡ue trepidaba al pa<:ar por los glaClS de equ~Ua mi primera :mpresión fué que lo que conducían al patíbulo era un muñeco de goma elástica, y que Karakózoíl va había muerto. Imaginad que la cabeza. las manos y todo eJ cuerpo ~e hallaba completamente r elajado, COIDO SÍ DO eritttieran' los hue~oc:. o como si éstos hubieran sido todos quebrantados . Era terrible VeT equeUo y pensar lo que si~­niflcaba. Cuando 1~ c:oldados lo baiaron del carro. vi que movía las pierna<: y hacía desesperados esfuerzos par a anclar v subir las gradas del cadalso; de modo que no era un ma­ñiqui ni se puede decir que había per dido el conocimiento. Todos los oficiales quedaron sorprendidos de aquello que ninguno se acertaba a explicar.n Sin embar~o. al hacerle ob­eervar que tal vez el reo habría sido atormentado, se le 6Uhió la sangre al rostro y contestó: «Eso mismo pensamo' todos.»

La falta de sueño durante semanas entPras sería. por sf colo suficiente para explicar el estado en que aquel hombre, tan fuerte desde el punto de vista moral, se encontraba en el momento de la ejecución. Yo puedo agregar, por mi parte, que tengo la completa "egur idad de que, al menos en caso determinado se administraron dro.'!as a un pr eso de la for­taleza, Adrián Salviroff, en 1879. é Limitaría Muraviofi sólo a eqto la tortura? éSe le prohibió que pasara más adelante, o no~ Lo ipnoro; pero esto al menos sé: que a menudo of decir a altos funcionarios en San Petersburgo que en este oaso se llegó a apelar al tormento.

• • •

Mura"iof[ habfa pr ometido el desarraigar todo elemento radical en San Petersburgo, y todos los fllle t enían, más o menos marcados, algunos antecedentes radicales vivían ahora. bajo el temor de caer el dia menos pensado ~ las garras del opresor, por lo que procuraban , sobre todo vivir alejados de Jos jóvenes, por miedo de verse envuel to~ con e llos en aJ~na peligrosa asociación . De este modo, habfa una zanja a.bierta, no sólo entre loa ccpadres» y lo.s "hijos», oomo Tur-

lfnlOltJAS DE tTif REVOLt1CIOrfARl0 Sl

. 1 0 sólo entre las dos guéneU lo ha ~escnlo ~n c;u nove a, n s hombres que pa-Reneraciones .. smo lamblé~ entre todo~aÍJ~an en los veinte. 68..ban de tre1nla. años Y os que se · · t n el caso La juventud rusa se encontra~a. por const~Jen ae;l~s defensa: no sólo de ten.edr qube e cos~n~t~ ~~ J~sv~~ ~andonados asi­res de la servt um r ' bn.n a ee­mi"mo por s us hermanos mayore~, que s~ ~ega asta cu~darles en eus aspiraciones hac1~ el sOCJfalJsmod, Y ~ Ji.

t 1 ayuda en la contienda a avor e m ~~~f:~ ~~~U~~-~ Ha habido jamás en la Historial~ e ~~ RUnto a mf mismo-una juven~ud empefladah en u~ ~ tan n ica con tan formidable eneiWgo, qu~ <Se aya v s 0

abandonada , no sólo de sdus padr:Stoss lD1. ~ve~~~ ~~ ~~~~~e:~

manos mayor es, a pesar e que 11

, cometido más falta que tomar e pechos y pr?curar e\ ar 8

la práctica la herencia intelectunl de estos mtsmos pad~«;s1 Y hermanos~ ¿Se ha empeñado jamás un combate en con te o­nes más trágicas que éstas~

VI

El único punto brillante que vi en la vida de S~ Peters· burgo, fué el movimiento que_ tenía lugar e~tre la JUVentud de ambos sexos. Varias corrientes convergteron paro. pro­ducir la poderosa agitación , que pronto. tomó carác~er secreto y revolucionario embargando la. atenCión de Rus1a durante ios quince ouos 'posteriores . De ella hablaré en uno d~ los capflul os 5igulentes, limitándome ahora sólo a menc10nar el movimiento empr endido n la luz del día por ~uestras ~u­jeres, con el objeto de tener acceso a una educación supertor, v del cual era San Pe teN3burgo en aquella época el centro principal.

Todas las tardes, la joven esposa de mi h ermano, al vol­ver de la escuela n ormal de maestras a que conourr!a, tenia algo nuevo que contarnos r especto a la anima~ión que allí se advertfa; presentándose 'P\oyectos para. abrtr unll: acade­mia de Medicina y Univers1dades femeninas ; orgamzánd~se debates sobr e las escuelas y m étodos de enseñanza r elaCio­nados con el curso, tomando centenar~. de ~ujeres un in­ter és apasionado en estas cuestiones, discutiéndolas una y otra vez en sus reuniones privadas. Se formaron sociedade&

32 POPOTIUN

de traductora . editora", impre oras y encuadernadoras, a fin ere proporcionar trabajo a las más pobres de la hermandad que alluran a la capital, dL~ue~tas a hacer todo lo que ~ pre ... eolar&, alentando tan ,ólo la esperanza de que también ella algún dfa podrfan adquirir má instrucción. En esto centro' reinaba uoa vida poderoc:a y exuberante, contra"­tando notablemente ron lo que en otra parte.- vi.

Ik de que el Gobierno se mo.;:;tró re uelto a no admitir mujere en las Univer..;idade". ella hahfan concentrado todo 6U e"fu erros ron el propósito de abrir otras para ~;u uso particular ~e hab(a dicho en el ministerio de Instrucción pú­blica, que la jóvene" que habfan r ecibido la egunda en e­fianza en Jo" lo"'titutos de tinados n ~u ~exo, no ~taban preporadas para los curc::o<; de la Univer idad , a lo cual con­t slaron · nPerfeetamente: permitidno abrir cla~es inte rme­dio' preparatoria para la Univer idad , e impone<lnos el pro­,Rrama que máq 0" a~rade ; no pedimo subvención al¡wna del Ec:tado ; dadnos ólo el permiso, y lo demás corre de nue . tra . cuenta. u Pero, como era de esperar, aquél no se con­cedJó.

Eotonce or~tanizaron curso' privado- y conferencia de Falón ~n t~o~ lo. oor:ios de la ciudad . Mucho profesores de U_mverstdad. stmpaltzando con el nuevo movimiento c:e ofrecteron a dar leccione in retribución a l¡wna, y a ~ar de ~r.l>Obre_, se mostraron en este punto intran igentes. Excurstones de ciencias naturales se efectuaban todos los v~rani?S en las inmediaciones de San IPe te r burgo, bajo la dtrecctón de cal.edráliros de la. Univer idad, en la que el <'lf'mento fem~nmo c. taba en mayorfa. En los cur 0 de matrona..". obhflaban a .lo profesores a tratar cada materia con ~:!lucha más ~~ten•nón de la exigida en el programa, o ~ a.hrtr cursos adJctonales. De todo, ha ta de los detalles más IO"St#llllflrantes, se aproYechaban para quebrantar la fortaleza. Y penelr~r en su recinto. Lle-garon a ser adiiÜtidas en el la-!>oratorto an.alómico del viejo doctor Gruher . y por s u ad· m~rabl~. trabaJO ~tannron a su causa a tan en tu iasta anató· ~tco. Si e ~n teraban de que un profe'\or no tenía inconve­Dlente. en <leJarla" traba jar en u laboratorio lo dontingos Y de noche los demá dfas, al momento aceptaban la oferta:

Al fin , no ohsbmte toda la O'J)OSición del ministerio ahrtt>ron lo<i cur..;o intermed ios. n lo que cambiaron única~ men te ~1 nombr~ .. dándole el de clasP peda,gógkas. ~Acaso E'ra postble 'P~Obtbtr ~ los futuras madre- q11e ~ Ludiaran los etst.emas de mst~ucc•ón P Pero romo los de enseñar la bo­t.ámca o malemáhca. no. podían darse a ronorer en abstracto, ésta , como otra cteocJas, fueron introducidas entre el nú·

IIIIEMORIAS DE UN REVOLUCIONARlO

mero de conocimientos de los curso~ ped.agógicos, que vinie­ron a ser prepara torios para la Untverstdad.

Paso a paso, iban las mujeres de este modo ensanchando sus conocimientos y afirmando su~ der~chos. En cuanto tu­' ieron noticias de que en cierta 01ver tdad alemana un pro· fe sor determinado abr(a su clase a . a.lgunas de .ella~, otras llamaron a -u puerta y fueron admitidas .. Es lud1aron . Dere· cho e Historia en lleidelberg, y matemállcas en Berl~; en Zurich, má~ de cien mujeres, jóvenes ~ ad~lla , estudiaban en la Univeddad y en la escuela Pohlécntca, gan~n.do am algo que vale m~s q~e e l grado de doct~ra en l\I~IC!Da : el aprecio y la e timaCJón d~ los catedrá.ttcos más 1lus trado ~ quieues lo expresaron púbhcamenle anas veces. Cuando fut a c~ta última ciudad en 1872 y vine a conocer ~ algunas d~ las estudiantas, me quedé admirado nl ver a J ~vcn~s, ca 1 niñas, que Eeguían un cur -o en •la ~cuela Polllécntca, re· 8olver intrincados problemas de la tco rta del calor , con ayuda del cálculo diferencial, con lan la facilidad como s i hubie· ran e ludiado 811os enteros matemáticas. Una de la mucha· ella rusas que estudió dicha asi·gnalura en .Berlill, en la. cJa e de Weiers tsar ~ llamada ofía 1\o,·alcuskt, llegó a con · qui Lar tonta fama c¿mo mat,emálica, que tué in vitada a ocn· par una. cátedra en F..stocolmo; s iendo ella, según creo, la primera mujer en nuestro siglo que ha ocupado tal pues to en una Universidad de hombres. Tan joven era, que en Sue­cia Lodos la llamaban por s u diminutivo nombre de ooya.

A pe~ar del odio <rue abiertamente profesaba Alejandro H a las mujeres instruidas-euando e ncootr11ba en su · paseos una joven con lentes y gorra redonda ~aribaldina , empezaba a temblar, pensando si seria una. nihil! la que venia a mo­leslarlo,-no obstan Le .Ja encarnizada oposición de la policía de Estado, que calificaba a todas las que estudiaban de r e· volucion611'ias, y a pesar de los dardos y de las vi les acu­saciones que Katkoff lanzaba ooo lra el movimiento en gene­ral en casi lodos los números de su envenenado periódico, las mujeres consiguieron, en las barbas mismas del Gobierno, abrir una serie de Institutos de segunda enseñanza. Cuando varias de ellas obtuvjeron e l grado de doctoras en e l extran­jero, obligaron al Gobierno ru o en 1872 a que les permi­tiera abrir una academia de Medicina con sólo s us propios r ecursos, y cuando aquél llamó a las que estaban en Zurich, para evitar se rel.aciooaran con Jos r efugiados pollticos, alcan­zaron que les deJara establecer en el país cuatro Un iversida­des femeninas, que pronto llegaron a tener mil alumnas. Parece oo a increíble; pero es un hooho real, que, s in em­bar~o. de todas las persecuciones por que la acade mia de MediCina para la mUJer LUVQ qu e p85Al'1 r SU cl~usw·a ~CHl·

~.-TOMO U,

DOPOTI:m

roral. haya ahor11 Po Rusia más de seiscientas set~nta prac­ticando la medicina.

* * *

FufS ciertamente un ~ao movimiento, ac:ombroso por su re ultarlo v altamPnte inc:tructivo; sohre todo. a la ilimi­tndR ahoPuarión de nna aerupación de mujeres de todas r la P Y condirionec: fué a lo que ~e dehió Pl éxito obtenido; h11biPndo va c:en ·ido romo R Prmana;; de la Caridad en la /ZHPrra fip CrimPe, de> or,l!'ani7adoras dP escuelac; dec:pu~~. de ac:idua maPc:trac: Pn lo put>bloc:, v romo matrona<~ in~truídas v avu­dan tac: mfdiras entrP loe:' campe-c:inoc;. M~~ adelant~ fuer on. romo m~dic1c: y Pn'PrmPra<~. a lo;;; ho~nit al es invadid o<~ por l a<~ ~PhrP~ duran te la ,l!'uerra turca dP 1 7S. conquic;tando la fl dmmtrión de loe: jpfpc: militare;; v del mi m o Alejandro JT. f ono1co a do ~f>ñONI . ambas muv «buscarlas)' por la poli­r ía dP F tarlo. r¡ue irvieron df' E'nferm erns durante la .I!Uerra hnio eurlónimo . tPnic'ndo como ,l!'nrantía p8·"8TlOrt e falsoc: · una de Pllac:. la más c<criminnl" de lac: rloc:, que había tomad~ una 'PartP importante Pn mi fu /la. fué nomhrada encar¡zada dP la Pnfermería e~ un eTan b.oc:pit al de soldados hPri dos, "n. t11nto rrue c:u am•ea pc:tu,·o a punto rl r morir diO' fi ebre t i­fmrlen: ~n c:uma: la;; mujrr es a<'udi eron a cualquier cosa, ro: ht!mtlde quP fnera en la escaia c:ocial. y sin r eparar en prl\'artonec;, r on tal de poder ser de aleún modo útil e<~ al TlllPhlo, v esto no Pn rorto número. sino por centenares y ~ilf'c:. Filas rmup1is taron sus derechos en el verdadero sen-1tdo de la Tlalabra.

Otro rac:eo dP ec:te movimit>nlo era que en él la sima entre l a~ rlos eeneracionec:-la hermanas mayores v menores-no PXI , tfa, ~ al men.o~ ~ahfa sido en gran TlBrte cegada . L8 que ~ahí.'l n c:tdo_ lac: mtctarlorac: del movimiento rle<:de su origen, )amá rompJPron lo lMos fraternales que las unfan a las de­má . aun cnando la má~ modernas tuvieran ideas más avan­zada rrue las uvas

~n imad~ por s~n limiP~to . levant ados, aunque se man· tu \ tr ron ajenas. a t oda ag1tactón polftica. nunca cometieron <'1 (>r ror de olvtdar que c:u VP.rdadera fuerza se encontraba ~n la masa" de la Jóvene , de la cuaJe un gran número 1 7 1lrc~a roo fi~alme_n te en los cfrculos radicale o revoluciona­r os. E tac; d1rectrtce ~ran la corrección misma ; en mi con­cepto lo _fueron demas1ado ; pero no cortaron las r elaciones que 1& hgaban con aquella$ de las más jóvenes que iban por

MEMORIAS D! tm 1\EVOLUCIONAI\10

todas parte como nihilista~ típicas, con el cabello corl~ . des· dei\audo el cr inolín • revelando u carácter democrático en lodos sus acto-;, y aunque las más ~raves no se con funuier~n con ella-., ) alguna \ ece hubo rozamien tos, jamás las rcp~dta­ron tamporo; co"a imTlortante. según creo, en aquellos ltem­po-- de la'- loca y feroces per;;;ccuciones.

Parecía como i dijeran al eh'mcnto jo,·en y mt\s demo­cráliro: <<l'-.:m~mo:;; 1me~lro, trajf'8 de terciopelo y nue tro clá ico peinado, TlOrque tenemo que tratar con necio que dan a la aparlrncia una impor taucia excepcional ; pero vo -otra . las jóHme . c¡nedá i en l iber tad de procedr r <.egún vupc: tros fW t o~ é ioclinacionrc:.n Cuando la que estudiaban n Zurich rerihie1·on orden dcl Gobierno ru o de voh·er, e las

correct a~ s('ñora no r ompieron con la que e rebelaban, li­miLándo'P s decir al Gobierno: <<~ o os acomoda que e ludie­mos aquí? Puc bien ; abr id Univel'Sidade femenina.;; en el in­terior; de lo con trar io, nue tra bijn irán al extranj ero en mayor número a1ín, y claro es que entrarán en relacione con los emi,eraclo poHlicos.>' Cuando se les acusaba de fom~ntar la revolttrión v ernn amenazada oon el cier re de s us acude- , mia y Univcr"idades. couleslaban : << r. e verdad que mu­chas e:;;tudian tas se hacen r evolucionnria ; r. pero acaso es ~o motivo para s uprimir la instrucció n ~" 1 Qué poco jeies

de partido tienen el alar m o rol de no rcnce:ar del elemento mác: avanzado de u misma agru pación política !

El secreto real de su acertada a feliz término conducida act itud, fué que ninguna de J o ~ 'muieroeo; que con liluyeron el alma del movimiento era mera fPnlini la , deseando tan sólo una per ticipación en lo privilcgioc: que dic:frulahl\n las rl~c. uperiorcs en la sociclad y en el Estado ; lejos de eso, las impalía<~ de la mayoría de ellas er an a favor de la ma­sa . Recuerdo la parte lan activa que la señorita Stá ova, la más veterana de la ae-it l\ción, lomó en la r uestión de las "cuelas dominicales en 1 61 ; la ami tod que ella y s u compa­

ñeras contrajrron ron las jóvene" trahajadoraR de las fábri-as; e~ inter~s que se tomaron por ellas v e l comhale que ostuvteron con s u codicioso Tl8lrono . No he olvi dado el

mejor de eo que es tas mu ieres manifcc:tMon en las academias pedagógica . en las escuelas de lo pueblos y en los tr·abaj o~ de los pocos que, como el barón l{orff, pudi eron duran te algún t1empo l~arer -algo en lal di rección , y , finalmente, en ~1 carácter c:oc1al rrue nalpitaba en lodo el movimiento. Los derechos por que luchaban . tan to lac: que formaban a la cabe­z~ como la gran mayoría de la ink iadas, no era sólo e l indi­VIdual a una instrucción má · superio r· , s ino mucho, ba · tan te más, el derecho de set· trabajadora útiles entre el pueblo entre las masas. De ah1 e l gran éxito que alcanzaron. '

36 IROPOTKll't

VII

En .el tran.::rur.::o de los úllimoc:: a ii os. la ~ alud de mi padre hulua .1110 de mal en peor , y .cuando mi hermano Alcjnndro" ' o ~u•mo' a w rlo .~ n la prtmavera del 71, nos dijeron lo' m~d!ro.;; qu.e la~ J.mmeras heladas de otoño se lo llevarían. Hahm C§!utdo vtv1endo como ante , en el taraya J{onu t'-heu. nn.\ a, r.ero en. torno _uyo todo bahía variado en e te ha. rrto . ar •.:: locr tí llco: lo. ~ico . propietar io de -siervo.;;, que un ~ llrmpo lanto se dt ltngUtan allí, ya no exL t ían ; de . PUl" de ~1a~r 1!8"tad~ . de muy mala manera el dinero de la ~dcnc1ón , que recthteron al emanisparse Jo s ie1·vos, l de h1 pot.ccar una y otra vez sus estados en los nuevos Bao. roe; t crrttorialcs qu e enf!ordaron a s u oo La se r etiraron al fi~ al campo o ~ alguna capital de provincia, ' para allí umer· ~ • r--e (>O el olVIdo. "' us ca as fueron ocupada¡:; por «los in· tru..;o-.,-eomerciant~ r icos y grandes indu triales,--<!n tanto que en el seno de ca i ~oda las antiguas familias qu e aun pcrmane~fnn en el barr•o de los Viejos Caba llerizos. una nu.evn ' tda luchaba por abrirse canllno a través da las ruma.;; di' la an ter ior. Un par de generales re tirado que maldecían de todo Jo . . nuevo, y se consolaba n anunctando par·a ~~·a una. rtí pid~ y segura caída bajo e l actual orden ~ed co. f": o algun parten te q~c casualmente le visitaba, eran 0 ~ 08 Qu.<'. ahora acompanaban a mi padre. no lodas la

m uf' 111 ~ famJ)m~ con quienes estábamos empar entado" ólo ~n Mo<:ro

1 u du~ante mi juventud, únicamente do con-Lioua-

l ou en n cap•tal v é t h b' ] 1 r '.· . as a 1an en trado por la rorrieule

' f' nc; re orma d'"" t ' d 1 , t. . """ u ten o a madr es con sus hiJ'os cues· •one-; como lac:: de la ¡ · . . . s e!'cue as popular es y Unn·crsHlades para muJer<"' fi pad 1 · ba 1 t . · re as m•ra con dcspTecio : mi ma-ilr: dora h~c~~ ~~~~~na ~?nor, Pauli!la, que no hahía carn-

E' en~onlraba o. po an por annnarlo ; pero a ~u vez, Jos r odeaba. n tambtén molestas en el nuevo ambieHtc que

~li padre nunca había id mi hermano Alo'ond . 0 muy am~ble Y arectuo•o con r rncor : cuando ~n tr~o ' ~rohébc: ~e ~ra mcapaz de g ua:·dorle doln con la mirada en a a 1t.ac•ón del enfe rmo, ll ·mín­ozulcs y con una P~~funda Y .t•erna de sus gr·aodcs ojos

caunosa sonr•sa que r evelaba. la bo11 dad

MEliORlAS Dt UN BEVOLUCtONARtO 91

de su cotazón, procurando inform-arse oo. lo .q11e po~ra hat'er para que re ult~ ra meno penosa la s~tuacJón , Y ~Je ·

uhíndolo con tonta na turalidad como si s 1empre hublc'e e tado al lado de mi padre, é-.te e quedaba admirado, con­h mplándolo . in poder e ·plicarse ? ien l o que pa aba. ~ue -tra Yisita reanimó aquella casa lr l$Le y ombría : 1 tn ' lcn­cia del enfermo se hizo má llevadera; mi madrastra , Pau­l ina, Jos cr iados mismo cobraron más aliento , y mi padre tocó la consecuencia '.

Habfa una o.::a, sin embargo, que le in trigaba: hubiera quer ido vernos venir como h ijos arrepentidos, implorando s u ayulla · pero cuando intentaba dar ese giro a la con­ver ación,' nosotros le i ntcrrumpfamo~ diciendo jo ialmen­le: <~No o preocupéis de eso; nos ar reglamo· muy bien,; lo que hacfa aumentar más u preocupación. El h ubie e es­perado unn escena a la antigua ; a lo hijo pidiendo perdón ) dinero; tal vez sin lió que e lo no ocurriera; pero nos miraba con cariño . Al separarnos, los t res nos afectamos mucho ; él parecía ca i como si tenliera vol er a. u tri -te soledad, ~mtre el derrumbamiento de un is lema que dw·ante su vida había procurado o tener ; pero Alejandt·o tenia que volver a su obligación y yo marchar a Finlandia.

Cuando me llamaron de nuevo de aLlí a casa, oor ri a 1\Ioscou, Jleoando en e l momento que empezaba el servicio re1igioso en la misma iglesia roja donde mi padre fué bo.u-1 izado, y se entonaron la ú ltimas plegar ia por la memoria de u madre. A medida que el cor tejo fúnebre r ecorría las calles, cuyas casas me eran tan familiares en mi infancia, noté que é to.- hablan cambiado poco, sabiendo, s in embar­go, que en todas ellas había empezado un nuevo régimen de vida.

En la casa que an tes per teneció a mi abuela pat,crna, después a la pr incesa Mir ki , y ahora era del general N.­nn tiguo vecino del bar rio,-la hija única de la familia man­tuvo duran te un par de afi os una ter rible lucha conlra s us bueno , pero ob tinado padre , que la adoraban, mas no quer ían dejarla estudiar en los curso de la Uni ver idad que se había abier to para las seiloras en Moscou : al fi n se le 1permilió concurrir a ellos. lleYándola en elegan te carruaje, bajo la inmediata igilancia de su madre, quien valero a­m ente pa aba la lloras sentada en los bancos en tre las ~tudianta . a l lado de su querida hija ; a pesar de lo cual <los afio después ésta in ore ó en el partido r evolucionario: fué presa, y pasó un año en la fortaleza de San Pedr o y San Pablo.

En la casa opuesta, los despóticos cabezas de familia el oonde y la condesa Z. , s e hallaban en ardiente luc~

36 IJlOPOTIIl'l

VII

En 1'1 tran~rur.;o de loe: último~ aiío~. la ~alud de mi padre huhi i•lo de mal en pl'()r, y ruando mi hermano A lcjandro y , o fuimn.: n vrlo f'n la primavera del 71, no dijeron los mtStlko~ fllll' )a;;: primera helada de oloiío ~e lo lle\'arlan . llahfn , euido dviendo como ante, , ro el .., la rnya KOJm <:bcu-111\\0, pl'ro en torno sm~o lodo habla variado en e~ Le ba­rrio nri .. tocriÍtiro: lo rico propietario de iervo", que u u li• m¡\0 lnnto ~e dLtinguían allí , ya no exL tfan ; d~. ­¡tu,~ .. de haber J:!8"lndo de muy mala man era el dinero de la ~deneión, que recibieron a l emani~parse lo siervos, y dt> hipoLC(·ar uua v otra vez ~u· estados en lo n uevo Bau­I'O" lt'rritoriulr" que en~rordaron a u co la, se r etiraron al fin al mmpo o a al,guna capital de provincia, para a lH umer­J;lir .. c ('ll d ohido "u~ ca a fueron ocupada" por ((los in­lru .. o·u-<.'omercinntt.>S ricos y grande industriale~.--e n lanlo que en el sf'no de ca i toda las antiguas familias qu e aun flt'rmnnl'rfnn <>n el barrio de los Viejos Caballerizos. una nul'\a 'ida luchaba por abrirse camino a través de las ruina.. de la anterior. Un par de generales retirado que maldedau de lodo lo nuevo, y se consolaban anuncian do para Rusia una r1ípida y egura caída bajo e l ar lual orden de coro-:, o alg!Ín pariente que ca ualmon Le le vi itaba, eran lod~ lo-: CJUP ahora acompaiíaban a mi padre. n e todas las nwr hn-: familio;; con quienes es tábamos emparentados ólo en ~ro~cou durante mi juventud, únicamente do. conlinua­ron en la cupi la l, y é. las habían entrado por la ror-riente d.f> In · rrforma", d; entiendo las madre con su hi jo cue -tiOn<"' C(tiDo la~ de las e~uela populare y Uni\(~rsidade para mujrr<'~. \1i padre la miraba con de ·pr ecio: nú ma­d~nslra y !DI hermana menor , Paulina, que no hahía cam­lnado. hoc1an cuanto. podfan por animarlo; pero n " U vez, .. ,, enron lrahan también molestas en el nuevo ambie11te qu e Jo rod!.'aba.

. ~Ti padre nun.ca había ido muy amable y a[cctuo• o C{)n mt het·mano AleJandro; pero é~te era incapaz de g ua:·dar le r rncor : cunndc:> entró en la habi tación del en[e rmo, ll · ru~ n­doln con la m1rada profunda y tierna de • u grantl<'s ojos aL.ules > con una cariñosa sonrisa que revelaba. la boudad

lrEVORIAS DE tm llEVOLUCIONARIO S1

de su corazón, procurando informarse de. lo .que po~ía hacer para que re ullara m enos penosa l~ s~tuactóo , Y ~J;· cutúndolo con tanta naturalidad como st stemp~e lwblet~e e todo al lado de mi padre, éste se quedaba admJrado, con ­l • mplándolo in poder e.·plicar e _bien lo que pasaba. ~ues­tra Yi.sila reanimó aquella cru;a triSte y ombría: la aslslen-ia del enfermo se hizo má llevadera; mi madra · tra, Pau­

lina, lo · crial.lo mismos cobraron más al ientos, y mi padre tocó la con ecuencia .

Habla una co~a. sin embar go, que le .in.trigab~: hubiera querido ' 'ernos venir como hijos arrepentidos, ¡mploraodo $ U ayuda; pero cuando intentaba dar e~e. giro .n ~n con­' er adón nosotros le interrumpíamos d101endo JOVtalmen ­t l': «No ~s preocupéis de eso; nos arreglamos muy bien »; lo que hacía aumentar más u preocupación . El hubiese es­perado una escena a la an tigua; a los hijo p idiendo perdón ) dinero; tal vez s intió que e to no ocurriera; pero nos miraba con carii1o. Al separarnos, los tres nos a reclamos mucho; él parecfa ca i oomo i tenúera vol er a s u tri -te soledad, entre e l derrumbamien to de un s is tema que durante su Yida había procurado os tener; per o Alejandro tenía que volver a su obligación y yo marchar a Finlandia.

uando me llamaron de nuevo de alli a casa, oorri a Mo cou, llegando en e l momento que empezaba el ser vicio rel iglo~o en la mi ma iglesia roja donde mi padre íué bau-1izado, y se en tonaron la úllimas plegar ias por la memoria de u madre. A medida que el cortejo fúnebre r ecou fa las <'n ll e", cuyas casas me eran tan familiares en mi in[ancia, n olé que é ta-; habían cambiado poco, sabiendo , s in embar­go, que en todas e llas babia empezado un nuevo r égime n de ida.

En la casa que antes perteneció a mi abu ela paterna <lespués a la princesa Mirsk.i, y ahora era del gene ral N,_: antiguo vecino del barrio,-la hija única de l& fam ilia man ­tuvo durante un par de a fi os una t errible l ucha con tra us bueno , pe.ro ob tina.dos pad•·es, que la adoraban, mas no (JU('rfan deJa,rla e tud1ar <m los cursos de la Univer idad que se h~~fa a bterlo . para las señoras en Mosc{)u : al fin se le pe~mll1ó. concu.rrtr a. ~llos .. llevándola en elegan te carruaje, baJO la wmedl8ta vJgll ancla de s u madre, qu ien valero~a­men~ pa aba las horas sentada en los bancos en Lre las ~tu ch~nta . al lado de ~u querida hija; a pesar de lo cual, <dos auos despué;; ésta m gresó en el partido r evolucionarlo 1ué presa, y pasó un año e n la fortaleza de San P edro y' San Pablo.

En la casa opuesLa, los despóticos cabezas de familia e l conde y la condesa Z., se hallaban en ardien te Iuc~

con 5US dos hijru!, qniene estaban cansadas de l ll monó­tona P. inútil e Uencia que u _ padres l~s obligaban a <~oporlar d _eando untr--e a aqueUa" otras jóvene que, li­Lrt V contenta ' afluían a 1~ cur~o~ de la Universidad. La ro.ntienda duró Yario aiio"; los padres no cedían en lo m6" mJnLIDo, y el r eo;ullado fué que la mayor e enve­nenó, debido a lo cual , ~e permitió a la otra que siguiera u propia~ inclinaciones.

En la inmediata, en que mi familia había vivido un año, cuando entré en ella con Tchaykóusky, para cefcbrar alH la primera reunión secreta de un circulo que lundamo en ~l o ... cou , en el acto reconocí la habitacione , en las que por toda~ parte hallaba r ecuerdo de mi in fancia y ras tros dP una atmó--fera tan di tinta de la actual. Ahora pertene­cfa a la famil ta de Natalia Armre:d; e a simpática «con­finada de Kará ,, a quien Jorge Kennan ha descri to con tant.'\ delicadeza en <~u libro sobre iberia. Y en otra casa pró,ima a aquella en que mi padre había muerto, a los poco ffi{''-'M de tan t ri lf> acontecimien to. r ecibía yo a tep­niak., ve-.lido de campesino, que se había e"capado de u na aldf>a donde fu~ detPnido por propagar ideas sociali tas entre 1~ a~n>ic ultore .

Tale e ran le<: cambios que el bar r io de los Viejos Cabn-11 riz~ había e'<pf>rimentado durante los úl timo quince ai\o : la po trer trinchera de la antigua nobleza era inva­dida por la~ nuevas ideas.

•' vm

El año Pi,!!'Uiente, al empezar la primavera, h ice mi pri­mPr viaje a la Europa occidenta l. Al cruzar la fron tera r usa , experimPnté lo que todo ruc:o •:iente a l dejar a la madr e patriB. ~fientraq que el tren corre por te rritorio ruso, a trav~q de las poco poblada<:. pr ovincia , parece como si so caminara pol' 'UD desierto ; cen tenares de ki lóm etros es tán rob~rlos de mon te bajo, que apenas merece el nombre de bo que; aqn l y allá, la vista descubre una pequeña y pobre a_ldea enterrada entre la n ieve, o u n cami no vecina l imprac· ttrable, eqtrecbo y cenagoso. De p ronto, todo cambia, tan Jue¡:w como el tren penetra en Prusia, con sus limpios pue blos y granjas, s us huertas y s us buenas carreteras,

VOIORIAS DE tm REVOLUCIONARlO S9

haciéndose el oontraste cada vez mayor a medida que se penetra en Alemania; hasta el tri~te Berlín P_SJ"ece anllllado, si se le compara con nue tras c1udades rusas.

1 Y que dllt!rencia de cltma 1 Dod dlas antes ba~ía de· jado a ~11n Pel~t>:>burgo den ameule ubtei"lo de n 1e' e, Y ahora, en d centro de Alt manla, andaba in sobretodo por lo andcue del ferrocarril en una atmósfera templada, ad· mirando las planta que' empezaban a florecer. Después "\lUlO el R.hin y más adelante Suiza, baiiada por lo rayos de un hermoso ol, cou ~us pequeii~ y cur1os?S hoteles, donde se irvió el almuer zo al aire libre, a la ISla de ~as m onlaitas cubierta' por la nieve. Ha la &>e momento, )a­m ú me había hecho comple tamente cargo de lo que. stg­n Lil'a la posición Norte de Rusia, y de qué modo s u his~o­r ia ha sido a (ectada por el hecho de que sus centro~ prlll· c1pales hayan tenido que desarrollar e en ~las l~tltudes, tan a l Norte como la orillas del golfo de l<mland1_a; sólo entouces pude comprender bien la irresis Uble atr·acctón que la tierras del ur han ejercido en los ru os, los esfuerzos colosale que hao hecho pw·a lleg~r ~l mar N~gro , y la con tanle presión de los colonos s1bertanos hac1a el Sur, avanzan do más en la Manchuria .

* * *

En aquella época , Zurich estaba llen&~ de estudiantes ru os de ambos sexos; la famosa Obers Lrass, cerca de la escuela politécnica, puede deci rse que era una parte de Ru­sia donde se hablaba su lengua mucho más que todas las' otras. Los e tudiantes vivían , como lo hacen la mayo· r fa de los de Rusia en particular la mujeres, con muy poco : pan y te, alg~na leche y un . pedacito. de carne pr~­parada obre una lámpara de esp í:r~ tu de v~~· entre am­madas discu iones sobre la!! má reCJentes nollc1as del mu~­do socialista, o r especto al último libro leido, er a su a li­m en to ordinario. Los que con taban con más recursos que los nece arios para vivir de aquella manera, lo daban para la causa común : la bibUoteca, la Revista rusa que se iba a publicar, y la ayuda pr estada a la. prensa o brera del pafs. En cuanto al vestido la mós estr1cta economía se obser ­vaba en tal dirección .' P u.,hkin ha escrito en un verso muy oonocido : «e Qué no en tará bien a los diez y seis años~» Y nue t ras jóvenes r esidentes en Zuric~ parecían resuelt~ a lanzar esta inteiTogación a los. hahttantes . de la antl­sua ciudad : «¿ Puede haber un t raJe, por f>OClllO que sea,

tRO~

quP no ]P e iga bien a una joven, cuando, además de 1os J>O; o- wio-, e._ in t. Ji gen le y llena de energfa ~"

Ue <'·lP. modo, 1 p queiia y activa comunidad trabajó murlJo ruó-, de Jo que uunca lo han h echo lo estudiantes d• tle 'lue l.t)- 'nh·~r ... idades ex.i~ten, y lo catedráticos de die ha rtudad no :>e can,aban jamá. de mostrar el progre-o rt'8li7tHio por la mujere n la Univer idad, a fin de

que .. in iPra de ejPmplo a lo ' arone .

* * *

DuranlP murhoc- 3iio h abfa yo anhelado conocer de­talladamente todo lo que se re!erfa a la Asociación Inter­nacional de Trabajadore~ ; lo periódicos ru~ os aludfan a t•ll. con frecuencia en u~ columna , pero no se le permi­lfu hablar de u principios ru del trabajo que efectuaba ; ) o pn·-u·nlia que debfa ser un moYimiento de importancia, 1I_t'nO de pon·eni_r; pero no podfa apreciar bien u a pira­('lOn~ y tendenc1a ; y ahora, que e .. taba en ui za, determiné . ati-facer mi deseos.

Lá ;.odnción S(' hallaba entonces en la cú pide de s u de~rroUo. Grande"1 <' peranza se hnbfnn despertado en lo aii0"1 que mediaron del 40 al 48 en el corazón de lo tra­J,ajad_ore" europeo ; sólo o.bora empezamo a comprender la í? rmlda?le cantidad de literatura socialista que se puso -en <'lrculaclón en aque~o años por lo partidarios de e La_ idea , dP toda.;: las den~mmaciones, socialLtas cri liano~ sociali las ()e e<:tado, Cnricrll~la~ . sansimoniano , oweni las 'y o tro ; y ~>ólo nrt u_aii?en le com<>mamos a aprednr la profundidad de <' le monrruento, a l de cubrir ba la qué punto mucho de Jo que nue lra generación ha conqudado como el producto de un ~rabajo intelectual con temporáneo, e<: laba ya desarrollado ) • d1cho-a men'!JdO con má pene tración-durante aquello tuto • 1 ?· r cpubltrano e~le_ndían en lon('efl bajo el nombre de <<.repuhl•ra,, ~lgo muy_ dt ttnlo de la organización democrá­tica del Gob1erno cap1 tnl i la que nl10ra se conoce con e te nombre Cuando hablaban de ~os EstadoQ Unidos de Europa, entendfan por ello la frat ern1dad de los trabajadores las arma<: e in<~l_rumentos de guerra convertidos en herrari:llen­ta~ de trabaJO, que dc..~berfan ser manrjado por todos los ~1embro de la ociedad en bl.'neficio de la masa entera · ((el b1erro uelve al trabajador,, como dec[a P ierre .Dupont en uno de. su ranto . No sólo significaban tale idea el reinado d_e la uwald~d en lo _r eferente nl der~cho pena.l y polftico, &loo en part•cular la 1gualdad económtca también . Los mis-

lttMOltUS DE tm RE'tOLUCtONAIUO 41

moo; naclonalL.:: ta~ ' ieron en ~u ensueiio<~ a la joven Italia, a la joven lemania y a la joven Hungría to~ar la inicia­tiva en radicale~ reforma agrarias y económicas.

La derrota de la in urrección de junio en París, la de Jlungrfa por los ej~rdto de icolá~ 1, • la ~e ltali!l por lo fr:mN'Ses au trineos, y la e panto·a reacc1ón poh­t ica e intelectual que iauió por toda parle en Europa, de -truyó totalmente aquel movimiento ; u litera tura, ~u obra~. su mismo principios de revolución económica y fra tern•­dad unh·er a l, fueron completamen te olvidados, perdido' , durante lo Hinle años po~teriore .

in embargo, una idea ha 6obrevivido; la de una her ­mandad in ternacional d<' todos lo trabajadore , que unos pocos emigrados france es continuaron propagando en los E~t.ados Unido , los partidarios de Roberto Owen en Jnp;la­terra. La inteligencia a que se llegó por algu nos trabajado­res ingleses v uno cuanto francese· que fueron como de­legados a la· Exposición J~t crnacional de. Londre ~e _1 62, Yino a er el punto de parllda de un formtdn.ble m ovtm1enlo, que pronto ~ esparció por toda Europa, incluyendo varios millone~ de trabajadore . Las esperanzas que habfan e lado adormecidas d\lrante veinte años, se despertaron una vez má~. cuando e llamó a lo trabajadores a que se unieran, ccsin d~tinción de creencias, sexo, nacionalidad, raza o co­lor~>, para proclamar que cela emancipación de los trabajadoroo debe er obra dP lo mi mos,, )' echar el peso de una fu erte y unida organización internacional en la evolución del géne­ro humano; no en nombre del amor y la caridad, sino en el de la justicia, en el de la fuerza que r epresenta une a¡zru­pacióo de h ombres impulsados por un conocimiento ra7Álnado de s us propias aspiraciones y deseos.

Dos huelga ocurrida en Pnrfs el 68 y el G9, más o menos sosten idas con pequeños au. ilios enviados del exte­rior especialmente de Inglaterra, aunque en el fondo eran in iguificanle , y la per ecuciones que e l Gobierno imperial fran cés dirigió contra Ja Int ernacional, vinier on a ser el ori­gen de un movimiento inmenso, en el cual se prorlamó la solidaridad de lo trabajador es de todas las nactones frente a la rivalidades de lo '&lados: In idea de la unión inter­nacional de todo Jo oficio , y de la lucha contra el capital, con ayuda del auxilio internacional, arrac; lraba en pos de í ha ta a los clás indlfeTentes. El movimi ento so extendió

como un r eguero de pólvora -en Francia, Italia y España, sa­cando a luz un gran número de trabajadore inteligentes, activos y abne9ados, y a trayendo hacia s f algunos hombres y mujeres, dec1didamen Le s \1periores, procedentes de las da­ses más cullas y acomodadas. Una fuerza, cuya existencitl

jamás . e había ~ospochado, crecía cada vez con más rapidez en Europa; y si el movimiento no se hubiera vi to detenido t>n u marcba por la guerra franco-aleman6, grande oosas bubie en probablemente s ucedido en esta parte del ~-~~.do, modülcando en gran manera el a peclo de nuestra C1 lhza­ción, y acelerando indudablemente el progreso humano. Pero la ' ictoria completa de los alemanes trajo condiciones anor­males; detm o por un cuarto de _iglo e l desarrollo regular de Francia , y arrojó a toda Europa en un periodo de mili­tarismo en el que aun vivimos en la ~p0081 actual.

• • •

olucione parciales de todas clases de la gran cu estión social, circulaban profusamente entre Jos trabajadores: co­operación, a.::ociacione de producción ostenidas por el Estado, Banco populares, crMito gratuito, y otras cosas de la. m is­ma índole. Cada una de estas oluciones era presentada, primero a las secciones de la Asociación , y después a. las asambleas de las federaciones locales, comarcales, nacionales e int-ernacionales, donde e di~cutian apasionadamente. Cada Congreso anual de la Asociación, marcaba un nuevo paso hacia adelante en el desenvolvimiento de ideas relativas al gran problema ocia!, que se levanta ante n uestra genera­dón pidiendo ser olucionado. La cantidad de co_as inteli­gent-e que se dijeron en e-<:.as asambleas y congresos, y las ideas cientlficamenle correctas y profundamente pen~adas que en ello circularon-todo obra del trabajo intelectual colecti­vo de los trabajadore -aun no ha s ido lo bastante apreciado; pero no hay e ageración en decir que todos los proyectos de reconstrucción social que están ahora en boga , con el nombre de cc ociatismo cientlficon, o ((anarquismo11, tuvieron su origen en las discusiones y Memorias de los diferentes congresos de la internacional. Lo pocos hombres in truídos qu e se unieron al movimiento, no hicieron más que dar forma práctica a lo juicios y aspiraciones que se habían expresado en la seccione , y posteriormente en los congresos, por los mL mo trabajadores.

La guerra. del 70 al 71 hahfa entorpecido -el de~arrollo de la Asociación, pero no lo detuvo : en todos los centros indu triales de mza exi~tían secciones de la Internacional, numer osas y animadas, y miles de trabajadores acudfan a sus m ítines. en loo. que se declaraba la. gu erra al actual si Lema de propiedad privada de la tierra y las fábricas, proclamán­dose el próximo fin del sii lema capitalista. Se celebraron

Mt.a0Rt4S b! tm Rl:VOLUCIO ARIO

congrt>S<>s regionales en varios punto del _pa~. y en todos ello" fu eron discutido los má arduo y d•fictles . p~oblemas de la presen te organización social, con tal conocimiento de cau a y tanta profundidad de idea , que alarmaron a la clase media más aún de lo que lo habla h(>ChO el número de adherentes que formaban las seccio~es o grupo de la Inter­nacional. La rivalidade y prevenc10ne. que _h~ ta. entonces hablan existido en u iza ent re los oficto pr•v•legtado (re­lojero y platero ) y l<;>S comun~ (teje-dores y otros) que fueron motivo a tmpedtr una acc1ón comt\n .en las luchas entre el capital y el trabajo, jban desapareciendo. Los tra­bajadores afirmaban cada vez con !O~. in istet.tcia y mayor convencimiento que de toda la d1VL" 10nes ext tentes en la m oderna sociedad, la más importante es la. que separa . a los dueñO<; del capital, de aquellos que vienen al mundo m r ecursos yjéndo e condenados a no er más que producto­r e de ~na riqueza que sólo di frutan lo menos. .

llalia especialmente el centro y Nort~ de la m1sma, es­taba ~e~breda de gru pos y ecciones de la Internacional, eu los cuales la lmidad italiana. por la qu e tanto se había com­batido era calificada de mera i lusión . Se llamaba a los l~a­bajndo'rcs a que hiciero n la r evol.ución en prov~o prop1o, a tomar la tierra para los campesmo y las fá~r1cas para l~s obrer()'; aboliendo al mismo tiempo la opre tVa y cent:rall­zada. organización del f..stado, cuya mi«ión hi lórica fué siem­pre proteger y mantener la explotación del hombre por e l h ombre.

En E paña, una oraanización 8emejan te se e~tendfa pol' Cataluña, Valencia y Andalucía, ayudada y sostem da por ~as potentes uniones de oficios de Barcelona , que ya ha~lan m­troducido la jornada ~o _ocho hora~ en los pertenec1en_tes a la con trucción de ed 1fic1os. No bajaban de ochenta m1l los miembro de la Internacional cp.te cotizaban regula:nnent~ en el paí , comprendiendo entre e llos el elemento act1vo e mte­iigent.e de la población, que, al n egarse a tomar parle en las in triaas política durante los años 7l y 72, habla con­quistado

0en alto grado las s impatlas de _lao. masas. Los tr~­

bajos de sus congl'eSOS com8il'cales y nac1on~les, y los mani­fi e-stos que publicaron eran modelos de. l_6g1ca y _severa crf­t ica de lo exis ten te, asf como una exposiCión admirablemente luminosa de los idE>a les del proletariado. . .

En Bélgica, Jlolanda y aun en Portugal , el miSmo movi­miento se oeneratizaba, habiendo ya atraldo al seno de la ac;ociación :J m ayor mímero y los mejores elementos de los minero de carbón y tejedores belga . J!dl Inglaterra, las uniones de oficio , a pesar de su8 tedenc1as conservadoras, ee hablan asociado también al movimiento, al menos en

prindpio, y in declarar'e francame.l'lfe a favor del sociaJig .. wo .. hallaban di. .. pu~ta a so.tener a sus hermanos del on'tincnt n ~u lul•ba contra ~1 capital; eobre todo en la

bu Jea~. En Alemania , lo ~ociali ta~ habflltl concertado la unión con Jo, numeror-os partidario de Las~alle, fundAndo e o-,.f la baH" de un partido ~ociaJi ~ta democrático; Austria ' Jlungrla . oufan igual sendero; y a pesar de no ser en­ionce-- posible en Fran ·ia ningw1a organización internacio­nal , tra la derrota de la Commune y la r eacción que vino dl"PU ~,., (habiéndose promuJaado leyes draconianas contra lo partidario de la ociación), lodo el mundo estaba, sin embargo, per uadido de que tal período de represión no sería durauero, y pronto podría Francia volver a ingresar en el movimiento general y ocupe.r en él un lugar preeminente.

uando vine a Zurich , entré en una de la .. ecciones de la A ociación Internacional de Trabajadores, preguntan do a mi amjgo rusos dónde podrfa in!ormarme má delallada­mente r e ptcto al gran renacimiento que se operaba en otros paf~ . «Lee>~, fué su conte lación, y mj cuñada , qu e estaba ntonces ludiando aUf, me dió un gran número de libros

y coleccione de periódicos que comprendían los dos últi­mo OJ1o~; a su lectura dediqué los días y las noche , reci­biendo una impresión tan profunda, que no hay nada que pueua borrar; haUándoso asociado en mi mente el despertar de un torrente de nuevas ideas, con e l recuerdo de un cuar­tito limpio y aseado en el Ober lrass, desde uya ventana se YeJa el laao azul, y en el fondo las mootai1as donde pe­learon Jo. , uizos por su independencia, y las altas torres de la antigua ciudad, teatro de tanta' Juc.b.1 re ligio a .

La literatura sociaJLla nunca ha ~ido r ica en libros: de­dicada a lo - trabejadore<;, para quienc la moneda de cobre es djnero. u fuerza principal estriba en u pequeños fo­lletos y us periódico~ . Además, el que bu ca alguna infor­mación en los libro~ respecto a sociali mo, encuentra en t>llo.; poco de lo que má. necc ita . Es verdad que contienen Ja tcorfa de l o~ argumentos cien lffico~ en favor de la a pi­racionf'S social istas, pero no dan idea de cómo las aceptan los trabajadores ni de qué modo podrfan llevarse a la prác­tica . l\o queda otro recur o que tomar coleccione de perió­(fico~ y leerlos por completo, lo mi mo la noticia que Jos articulo de fondo, má ~ aún, i cabe, las primeras que los último:-. o mundo completamente nuevo de r elaciones so­<'lale' y modos de pen ar y de proceder se revela por estas h~rturo..~, qu e permiten ver el fondo de lo que no puede ha­llar e en otra parte, e~to es, la profund idad y la fuerza moral <l t> l mo,imiento, <>1 ¡zrado en que tán los hombre imbufdos en las nue,·as leorfa , y su dispo;;ición para obrar de con-

;

K EMORIAS DZ UN BBVOLUCIONARIO 45

formidad y 'arrificarse por ellas. Toda di~cu'i~n re,peclo a la impracticabilidad del ocia!. ~m o y la necesartS; 1 nllt ud de la evolución. :-on de poco ,·alor, porr¡ue la \ eloc1dad d ésl_a .,ólo puede E'r juzgada por meilio de un .P\Ofundo conoc!­miento del H r humano, de cuyo dcsenvolvlmleoto no;; 'e~J­mo ocupando. é Pero cómo se puede apreciar una suma m cono~r ~ us componen te ?

~neutra ~ mú:; lela, má me hada cargo de <lue tenia ante mi;; ojo' un mundo nuevo, de conocido l'Uro ~~~ .. ~· l o t~llmt>u­le tamhirn para lo fnndndor<'"' de teorio,:; ~oc!nhs lns, mundo que . ólo rodía conocer viviendo en la Asocu1c1ón de lo. Tra­uajadores y C'\ l.lndo en con tan le conl~clo con ello;:, por e u ~~ razón dN'hli haeer dicha cla~e de tda un p~r de '?'e.e., mi ami~o rui:os me ani~aron, y a lo ~O('(lS d1a _de ~"tanc 1a ~n 7.urirh. marché a Gmebra,. que Cin cntoncc~ un gran ..-~otro del movimiento inlernac10nal.

* * *

El Ju~a r donde la~ eocio~e tle dirha ci .. ud~t~ ~co~.tum­braban a rr uni rse, era el ri: par ~~ Trmplo J\la ÓIII CO, llldS de dO" mil hombN>.<; pod ian I'('Uil trse en . u ~ran ~a l6n en la a..:amhlca ~c>n{' ral e , en tanto que t o~la'l la n och~ la" ~c­rion<' de todo Jo oficio. y lo colJUiés de 1& IDI ' Tl.la;;; re­lc>hraban su' ~ iooe en la "ola laterale , en 1~- que tam­bi tsn se dahnn cla~e de. hi toria, rr--ica, ~erámea '! ol ras materias. AlH .e proporctonaha en E'ñan.zn lthre .a los traba­jadores l'Or Jos hombres de 1~ clase mcd~a._poro , muy pocos en verdad. r¡uc e habían nntd? al movtmtcnt o, y cuya ma­yoría e talla compuesta de em1grado !rn nc_e"c~ proced ntr de la Communr. Aqudlo era una Umver:Hdad popular, al m· roo tiempo que un foro del pu~bl_o .

no de Jo principales del _movlmJen_to en el Tetn_Plo ~e­fer ido, era un ru o ll amado N1col6.s Oot1n, hombre v1vo~ ln-1-eligent.e y activo; pero . el alma . de todo era una .R('HOt'a ru <:a, en extremo impáltra, a qu1cn lodo lo trnhajadorcs conociao con r l nombre de Madama Ol,ga, que e~n 1~ r¡ue animaba la sociedad e innura en todas u". dete rnllliUCIOttc . Ambos me r<'rihieron cordialmente, me pu 1e!·on rn con_taclo con lo hombres má notMies de cada ecc1ón de ofic•o1 y me invitaron a presenciar las r euniones ~e éstas . ~sí lo hioe, pero prefería estar oJo con los trabaJadores m1 roo : to­mando un vaso de vino áspero en una de las mesas del salón, acoRtumbraba n enlarme all í todas la :noche entre los obreros, y pronto enlabié amislad oon vano:; de ellos, espe-

DOPOTJ:Il'f

cialmente con un cantero de Alsacia, que habla abandonado a Francia d~pu~ de la in-..urreccióo de la Commune. E~te tenfa hijos, arro'\imadamPnle de la mi. ma edad de los do que mi hermano habla per<lido tao repentinamen te algunos m eses ant , y por Ja mediación de aquéllo me pu e fácilmente en rel:trione · ron la familia v sus ami~o ; pudiendo de e le modo ... ~uir la a~itacióo de de ~ u m:...mo fondo, y conocer la ma.n r dt' apre<'iar la de lo' trabajadores.

f.élo-5 hablan fundado tollas u "J)eranza en el movimien­to int roarionaJ ; ohrero de toda la edade . oncurr ían al local m4'nrionado. d ~pué~ de su lar~a jornada de trabajo, a TeCOJ!Cr la poca in~ trucción que podfan all! adquiri r , o a e-<:cuchar a lo ... oradores, que Je prometían un g ran por enir, basado en la po... ióo en común de todo lo que el l10mbre nece-..i ta para la producción d~> la riqueza, y en la fraternidad de todo~ lo. hombrE' . .,¡o di linción de casta. raza o nacio­nalidad . Todo confiaban que una gran r evolución ocia!, fuera o no parifica, \endría pronto a cambiar tota lment e la~ condirione_ económicas ; ninJ!UnO deseaba la ,guerra de clases; pero todo decían que si lo privilegiado la bacian ine,·ilahle, a cau ... n de su cir,l!a ob tinación. tendrla que da t"e la ba ta lla, con tal de q ue trajera el bien y la libertad para Ja explotadas ma~.

necesita hab r vh ido entre lo. l rabajadore'. en aque­lla érora, para formar'e idea del efecto que el rápido desa rro­llo de la A ociadón produjo en u imaginaciooe ; la con­fianza que en ella dPposi la ron . el amor con qu e hablaban de la m i .. ma y lo ~cri ficios que hicieron en s u ob eQuio. Todos 1 dfa;;: , {'mana tr·a~ emaua y año tra a fio, miles de t ra­b8jadoN' daban u tiempo y s u din ero, e un pasando nece­sidadt'«, ron objt>to de so;:; t<'ner la vida d e cada gt•u po, ayudar 8 la publicación del periódico, a tender a los ~:tas to del con­I!Teo:o y pr ~ tar a uxilio a l compañ ero que ufría por causa de la orl-!anizacióo, no fallando jamá a lo mitínes y maní­re lariODf><: . Otra CO'<a que ID t> impr~ iooó profundamen te lué la innuenda que ejer·ció la Internacional en la elevación de lo. caractere~ : la mayor ía de lo in ternacional ca,¡: i apenas probaban la b bida , v todo. hablan renunciado al tabaco. •ce A Q\J ~ he de mantener, ctecfan , esta dPbilidad ?u Y lo ruin y t rh ial de<:apo.r era par a deja r el paso franco a las grandes y t>levada in piracione .

Lo- extraño n unca comprendían los sacrificio que lle­, a~sn 8 tabo lo trabajador a fin de Oi!' tener viva la agi­~artón . No e~a poco eJ valor mo':fll que e necesi taba para m¡rr 'ar ptibltcamcnle eu una ecctón de la Tnt ernacional de­< afiando el de contento del patrón y e. poniéndo e a ser ' des­pedido a la primera oportunidad; · s u!riendo después largos

MEMORIAS DE U!f R.EVOLUCIONAJUO 41

mese s in trabajo, romo ocurre con frecuencia. Aun bajo _las más favorable~ condiciones ro- ibles, e l pertenecer a una ~ntón de oficio o a cua lquier partido avanzado, exige una ser te de uo interrumpidos s ufrim ientos. Ha~ta Jo_ réntimo da~os para la causa común imponen una carga en lo pobres mgresos del trabajador europeo, y on muchos Jo q'!e hav qu~ ~e -embolsar cada semana: la frecuen te a<:uslenc1a a lo Dlltmes representa también un saCl'i ficio, pue- i para nosot ros puelle er un placer el -pa ar a ll f un par de h_or a , l)ara aquel~os cuya

jornada de traba jo E'mpieza a las cmoo o a l~ et de la mañana, e a horas hay que robarla al desean o del dia.

En esta abnegación del obrero encontré el mayor de los reproche~ : Yi lo ávido de instrucción que ('Stá aquél, y qu6 poco on desgraciadamente. lo que e hallan dt puestos a rláNe-la ; ~mprendf la necesidad QtJ e t~enen la masa tra­bajadora de er ayu dadas por ho~bres ms trufdo y que pue­dan di poner del t iemno nece.sarto. oen us e fuerzos para E' xtender y desarrollar la or gan ización. 1 Pero qué -poco eran los que acudfan a prestS!' u ~oncurso .. sin la inten ción de eacar partido de e la m1 ma 1mpotencta del pueblo 1 Cada vez fui má, y má conociendo que debla hacer causa común con lo de heredados. Dice tepniak , eu s u Ca,-,·era de un nihilista, que todo r evolucionar io tiene ciert o momento en

u vida en q ue un 8('0n tecimienlo, p<>r insignificante que ~ea, lo ha he<:ho dedicarse por en tero a la cau a de la r evolución . Conozco e te m omento; m e he encontrado en él después de una de las asamblea en el Templo Masónico, en cuyo instan­te enti con mayor inten si dad que nunca. la dolorosa impre-ión causada por la cobardfa de los hombres cultos, que va­

cilan en poner su s conocimien tos, s u ilus tración y u ener­g ia al ser icio de aqu ellos que con tanta necesidad la r e­claman. «Aqu( hay hombres-me decía a mí mi mo--que tienen conciencia <le s u esclavitud , y qu_e 1 rabajan por l iber-1 ar e de e lla ; e! pero quién le a ·u da ~ t! Dónde e t.án los que hao de venir a ser ir a las masas y no a utilizar las en s u provecho?))

Gradualmente, sin embar~o. la duda empezó a .surg ir en mi mente r especto a la im nortancia de la agitación fo­m en tada en el local r E'fer ido. Una noche, un abogado mu y conocido en Ginebra, el señor A .. vino a la asamblea, mani­festAndo que si ha la entonces no habfa entrado a formar pa r te clP la A ociación, era por tener que arreglar sus a unto par­ticulares; pero que, u na vez e3to terrninndo, venía a ingl'e­ear en el mo imieoto popular . Tan cloica decla ración me pr odujo un efecto denlorable, v cuando e ·lo cmuniqué a mi amigo el cantero, él me explicó que, habiendo s ido der.ro­tado este caballero en las pasadas elecciones, en Jas que es-

peraba cer ~tenido por el partido radical, confiaba triunfar ahora. grada al voto de lo· trabajadores. ((Aceptamos los

r' kio de eea e ole por el momento--dijo en conclu ión mi ami:zo ·-pero cuando venga la revolución los arrojaremos todo al a'"'ua.,,

Trao: e .... to, se celebró un gran mitin, convocado precipi­ta•! mente, para rrotestar . .:;egún e dijo, contra ~· lac: calu~­nia"'' del Joumnl dr Geneve, por habcro:e alrendo a dec1r e ... ,,. órpano eJe 1 " cla--c con ... ervadorac: r¡ue algo e tramaba t•n 1'1 Templo ~In ónit•o, preparándo~e loe: con trur lores de NliliriOf\ a hacer otra huelJ,!'a ~eneral romo la realizada en el G9 La a"amblP~l, presidida por los jefes, fu é numerosa; a ella ''oncurrieron mileo:: de lrahajadore". y Ootin pidió apro· Lnran una propo .. ición, cuyos t tsrmino_.:; me parecieron . bien

xl nño. ... : en ella 'e hacia con-. ta r una protesta de indJ¡zna­ci6n ront ra la .... u¡)() ... ición inofensi' a de que lo:" obrero iban a t!t•darar ... e en huel¡:!n. !C( Por qué ha de cooc:iderar e eo:o t·omo una rnlumnin?-me pre~untaba yo a mf mis mo :-é E e~·a o un crimen el paroJu Ootiu, después de un precipitado tli~·urc:o, terminó diciendo: ((.._ i aprobáis, ciudadanos, esta proposición, la enviaré dec:dc lue~o a la pren, au; y ya se tli ... ponía a drjar la tribuna, ruando alguien ob er vó que no t·stal'(a de má.:; el que -:e di cutiera: y entonces, lo represen­tan! s de toda" la.;; ffciooes de la Unión de Con tructores de Edificio" hicieron uso de la palabra uce i'·ament.e, mani­ft ~tando que Jo~ jornale habían bajado tan to en poco tiem­po, que rosi era imp<>l'ible vivir sólo con ellos, y que, como ron la rntrada de la primavera se presentaba bastante tra­bajo a la ' u la, pen. nban apro echarse de ello para pedir un aumento. dispue~lo a recurrir a la huelga general, en caso de no 8er atendidos.

quE>llo me dL ruc: tó sobremanera, y a l i~ulente d[a re· prorh~ acaloradamente a Ootin por 'SU conduela. <~Como jefe -le dijo--deLfas Fabt>r que verdaderamente e habia tra tado algo de Ja huelga., Yo. inocen temen te, no habfa so pecbado la razón de aquello, , iendo nece, ario que el mismo Ootin me hiciera comprender que una huel¡za en tales momentos seria de a lrooa para la elección del abo~ado eñor A.

'o podía ooncilia:r c~lc tira y a floja de los jefes con Jo~ fo¡w"O!l di cur o. que le hahfa oído pronunciar eo la tribuna. lo que me produjo tan ta desilu ión , que le indiqué a aqutsl mi in ten ión de ponerme en contacto con otra a~upación de la A, ociación Internacional de Ginebra, que era conocida por la "bakunianon, porque la palabra 1cannl'qui la» no e taba aún muy grneraliz.ada. Ootin me dió en el acto cuatl,'o le tras para otro ;u--o Uamado Nicolás Jonhóu ky, que pertenecía a cUn, y IDJrándome fijnmen~e a la cara, m e dijo ~ 11spirando;

M!:MOBU.S DE UN BEVOLUCION.UliO

«Y& no volveréis más a nuestro la~o ; os quedaréis con ellos.» Y acertó en su pronóstico.

IX

Primero fui a !'ieucha.tel , paS&ndo después una eemana o poco má" entre los r elojeros de las montaiias eel 1u.ra ; de este modo conoc[ por primera ' 'el: esa f~o.sa FederaCJ?n del Jura. que durante lo primeros atios 51gmen t~ .:Sn ~por: tante papel r epr esentó en e l desarrollo del sOCJ~lismo, ~lro duciendo en él el no-gobierno, o t:ea la tendenCJa anarqwsta .

En el 72, la Federación r efe rida o<:e empezaba .a rehelar contra la autoridad del con ejo gene~a.J de lB; A OC18Ción In · \('rnacional de Trabajador(' . E!! ta tema e .cnCJalmente un c&· rárt~r obrero, cons iderándola as( lo .t rabaJado~e.s. Y n o como partido poUtico. En el Este de Bél~1ca, por eJemplo, habían introducido en los E"Statut.os una cláu uJa, en vu-tud de la cual nadie que no hiciera un trabajo manual podría pertene­cer a la secciones, quedando excluidos bMta los capa~ .

Lo trabajadores eran, s in embarg?· federales en prlDCI· pioc:. · cada nación cada separada r og¡ón Y hasta onda sec· ción ' local debla cjuedar en tibertad de d~envolverse ~egún sus deseo' ; pero los revolucionarios de la clase med~a de 161 antigua escuela, que babfan entrado en la Jnt~maCJonal , imbuido como estaban con 1~ noción . de ~as soc~dades se· cretas centralizadas y orgamzadas p~rauudalm~nte de los pa..o::ados tiempos, in trod_ujeron las mJ mas n oCiones . en la Asociación de lo TrabaJadores . Además de los conse.1os f~­derales y 10acionales , se nombró u no ~en«:ral . ~n res1~nc~a en Londres destinado a servir como peCie de mteNDedJano en tre lo d~ las diferente nacione . . Mux: y Engels eran los dos in piradores de éste ; pero pront? se cayó ~n la cuenta de que el mero beoho de tener semeJ&:n te or¡:rarusme central S(' tornaba en fuente de verdadera dificultad . No oonten· tándose el con ejo general con el papel de cen tro de corre5· pondencia. intentó dirigir el movim1enlo: &probando o oen ­~'• rando los actos, no sólo de la federaciOnes locales Y sec· .iones s ino basta de los mi mos individuos. Cua':ldo empezó en Pa~f.s la insurrección de la Commune-no pudt~ndo hacer lo!'. jefes más que (cdejarse ir,, sin poder de~mar dón_de se hallarían a las veinticuatro horas,--d conseJO general m-

4. -TOMO O.

DOPOTIDl

sistió en querer dirigirla desde Londres ; pedía partes dia­r io"' de los acontecimientos. dab6 órdenes, favoreda esto o dificultaba Jo otro; poniendo asf en evidencia la desvent~ja de tener un C('ntro directivo, aun dentro de la Asociación, lo que se hizo mác: pat~nte, cuando en una conferencia secreta, c-elebrada en el 71, el con ejo general , so tenido por algunos d~>lepado , decidió dirigir Jac; fuerzas de aquélla hacia la agi­tación electoral , dando e to lugar a que la gente se echara a pen"'ar c:obre los maJe d~> t.odo gobierno, por democráliro que ea s u origen . E ta fué la primera chispa del anarqui mo, convirtiéndo~e la Federación del 1ura en centro de oposición 6l con ejo geni!I'a.l.

• • •

La separación entre jefes y obreros, que yo había notado en Ginebra. en el Temp!o Masónico. no existía en las mon­tafias del ]ura: había alH un cierto número de hombres que eran más inteligentes y en po.rticular más activos que los otroc:; pero nada má . ]aime Guillaume, una de las personas má<~ ilu trada!< y culta que jamás he conocido, era un co­rrector de pruebas y el encargado de una pequeña. impl'enta, siendo tan poco lo que por este concepto ganaba. que tenia que emplear us noches en traducir novelas del alemán al francé . por las que le pagaban 1 ocho francos por diez y seis páginas 1

Cuando lle,~roé a 'euchatel , m e dijo que, desgraciada­m ente, no podfa dedicar a hablar con lo amigos ni un par de horas iquiera. Aquella t arde e tiraba en dicho estable­cimiento el primer número de un periódico local, y , además de u ocu paciones habituales, tuvo que escribir Jas dir ec­ciones de mil sujetos a quienes se hablan de enviar los tres primerO'! números, teniendo que poner él m i mo las fajas.

Me ofrecf a ayudarle a escribir afJUéUac;. ; pero no fué po· sible, porque o eran lomadas de memoria o estaban escritas en tiras de papel con una le tra ininteHgible. En vista de lo cual dije : ((E<~tá b ien , vo!veré má larde y mientras yo pongo las fajAR me dedicaréis e l tiempo 'que os economizáis de e e modO.ll

Nos entendimos perfecta y mutuamente. Guillaume m e dió un . fuerte apretón ~e man~. y ese fu é el principio de una am1<~tad estrecha e mquebrantable. Pa amos tod& la primera noche e n la ~mprenta ; él escri.biendo las direcdones, yo pe­@ando las faJas, y un comunista francés, que era rajista, charlando con nosotros, al mismo tiempo que oomponfa una

MEMORIAS DB UN 1\EVOLUClONARlO 61

~oYela , in tercalando en la conversación las sentencias que iba levan tando y que lefa en alta voz.

HLa. lucha en la~ ~alleS-decfa , por ejempl~e hho muy encarmzadall .. . ((Quertda Marra, yo o amo,J ... c<Lo~ trabaja­dore e~taban furtosos y se batieron como leones en Monl­~artrell ... ((y cayó de ~odilla . ante ellall ... ((Y aquello con­tmuó .d~rante cuatro d1a .· sabtendo que GalliHet fu ' ilaba a l? prt:-tonero.' ; lo que d1ó a pecto más iniestro 8 la coo­hendall :. contmuando de este modo, sin dejar de componer con raptdez.

Ya era bien en~rada la ~oche cuando Guillaume se quitó s u blusa de trabaJo, y M li.Dlos, departiendo amigablemente durante .un par d~ horas, teniendo él después que r.eanudar el trabaJo como dtrector de El Bolet&n de la Federación del ]ura.

En ~euchatel adquirf también relaciones con Malón : ha­b~a nactdo en una aldea. y fu é pas tor en su jU\·entud · vi­menda má~ tarde a Par[;;, donde aprendió un oficia-d de b~n~tero-y, .como el encuade:nador Varlín y el carpintero Pind) , con quien~ e·tuvo a oc1ado en la In ternacional, lleoó a ser mu y conoc1do como uno de los jefes de la Asociación cuando é~ ta fu é re.r!;eguida en el 69 por Napoleón III. Todo' tres ~ab1an oonqu1 l~do por completo las s impatías de los trabaJadores de Parfs, y cuando e talló la ins urrección de 1~ Commune fueron e legidos miembros del consejo rom 11•

nt ta por una ~ran mayo~fa . .Mo·lón íué también alcalde de u!lo de lo . barr1o de Par~ , y ahora en uiza se ganaba la \'lda traba1a~do en. u oficto en un cobertizo, en las a fuerA de la poblac1ón , s 11uado en la vertiente de un oerro que habia arre~dado por po~o dinero, y de de donde pod.f~ con­templar, ~~~ntras trabaJaba, una extensa vista del lago. n e noche escr1b1a carlas, un libro sobre la Commune y arlkulos rara la. prensa obrera, llegando de eso modo a convertirse en e crttor .

. Todos Jos dfas iba yo a v<>rlo y oir Jo que aquel comu­n!:'la de ancha faz a lgo poeta, laborioso, de carácte r pa­cifico Y. de corazón excelent e, tenia que contarme de la in­surrecetó.n . en que 1?mó parle preeminente, y que acababa rle descr1b1r en s u libro La tercera derl'ota del pl'oletariado francés.

oa mañana, de. pués de ha~er subido Ja cue ta y llega­do a u pobre morada, me alió ru encuentro r adiante de ale2l'ía. dic-iendo : «¿No ~abéi<; lo que hRy ~ 1 Pindy está vivo 1 H.e aquí una carta suya; e tá en ujza.>> Nada se hab[a s a­btdo de él desde que fu é vis to Ja ultima vez el 25 6 26 de ma o en Jas TuBerías, se le tenfa por muerto cuando en realidad lo que OC'W'rió fué que estuvo oculto 'en París Y

POPOTIUC

mientra lo~ dedos de ~!alón continua~an oprim.ien~o el mim· bre. r ematando una elegante can~hlla , me r efirió con su v(lz tranquila. que ~ólo temblaba ligeramente a Yeces, cuán­to ... hombrf'" habían sido fusil~do por las trop~- versall~s. en la upo,ición de que eran Pmdy, Varlin, él JDJ mo, o alguo otro jefe ~fe contó lo que sabia sobre la muerte de _VarHn -el encuadernador a quien tanto querian lo trabaJado!es de Parí",-la del antiguo revolucionario Dcle~cluze, qu1en no qui!"o ob~,·ivir a aquella nueva derrota, Y. la de otrQi: murho', r elatándome lo horrores que presenctó durante el

arna' al sangriento con que las clases acomodadas de Pa:í~ cel l'braron u ,·uelta a la capital, y '9ue d~p_er:t.ó e l espintu de repre:-alia en una parte de la multitud, dmgtda por Raoul nigault , la cual ru, iló a los rehen~ de la Com.mune.

u<: labio;;; e agitaban convulslv'6mente al hablar _del he­rof;:mo de lo niJioc:., conmoviéndose bastante a1 r efer1rme la hb.tor in de aquel muchaeho a qui~n. la tro_pas de V_ersall" "' ~staban a punto de fu ilar. y que ptdiÓ permlSO _al oficl&l para ir a enlre;:tar un reloj de plata a ~u madre: que v1vfa a_IH _r crca. El milita r. movido por un impulso de p1e~ad, lo deJÓ 1r, es­perando probablemente que jamás volverla; pero un cuarto d~ hora de<:pu~ retornó la criatura, y ocupando s u Ju.~ar cnt re lo-. radáverec;, que se hallaban a~ pie del _muro: dtJ?: u¡ E ... toy lb lo !n poniendo la5 balas térmmo a su mfanttl e:os tencia:

Creo que nunca he s ufrido tanto como cuan~o leí esr lJbro terrible, titulado: Le Livre Rouge de Ca J us ttce Rurole. que no contenía mú:- que ex tracto- de lac; 011 rta!' de lo<: co­rre pon!>alc.<: del tandard, el Daily Teleqraph y The Times. eqcrila"' desde Parí durante lo últ imos dia de mayo del 71 . r ela tando lo horrore., cometido por e l e jércit o ve_rsallés " la óruene de Galliffe l. con alguno recort e<~ del Ptgaro, do Parí , en la<: que r ebosaba una sed de · angre popular . La lectura de dkha página me prod ujo una profunda de es­pcradón re~perto al porvenir de Jn humanidad , y en ellll hubil' ra p<>r,.,btido, a no. haber bal~a~o después entre aquellO! dr lo~ vcnoidos que hab1an sobNWWtdo a tanto horro~. esn falla de odio, ... a confianza en el triunfo final de su 1d~s .

' a tranquila nuni'Jue triste mirada diri~ida hacia el porvemr . v "<\ pr edic;po. ición a olvidar lo e pan toso en ueño- del pa~do, que tanto ll:lman 1~ atención en Malón, y puede de cirl'e que en todo. los eiDJ~ndos de la 9omn~une que eo ­roolr~ en Ginebra, y que aun_ eo en LUt.sa M1cbel, Lefra.n ci .. , Eli"eo Reclus y otros am1gos.

De Nrurhat.el fui a Sonvillier . En un pequeño valle de ltl !(iE'rra del Jura hav una s ucesión de pequeñas poblaciones Y aldeas, cuyos habitan~. que hablaban el [ranoés, se ve{aJL

WCWORL\ DE UN REVOLUCIO. At\10

n aquella ~poca ocupado<:: por rom plcto en la<:: \'ar ias rama<: de Ja indu · tri relojera, trabajando familia · entera en pe­queños talleres. En una de eUn· encon tré otro de lo je[C.!!, Uamado Adllemar S hmitguébel, con quien también cont.rajc Intimas r elacione . uando lo vi por primera vez, ~taba Eenlado en compañia de unos doce jóvenes, que grababan caja<: de reloje de oro y plata; me i n itaron a tomar iento en un banco o obre una mesa, y pronto no vimo todos enredado en una animada conversación sobre ocialismo, gobierno o no gobierno y los congresos próximos.

A la noche e desencadenó una furiosa tempestad de nieve que nos cegaba y helaba la angre en nue~ tra ena , en la penosa marcha aJa inmediata población; a pesar de lo cual, romo unos cincuenta con tructores de r elojes, en u mayo­r la gente de edad, inier on de los pueblos y aldeas inme­diatas--alguno ha la de má de diez kilómetros de distalll­cia-para a istir a una pequei\a asamblea in importancia que debfa tener lugar aquella noche.

La _organización del oficio de r elojer o, que per~ilc a lo operariOs que se conO'zcan a fondo y puedan trabaJar en s us mismas casa , donde iempre se habla libremente, explica por qué el nivel del desarrollo intelectual en la indu tria es má elevado que e l de los trabajador es que e pa~nn toda la vida, desde s us primeros año , en las fábrica~ . Induda­blemen te .hay más independencia y más originalidad entre los obreros de la pequeila industria; pero la fa lta do división entre loo jefes y las masas, en In federació n del Jura fu 6 también mo livo para que no hubiera ninguna cuestión sobre la cual todo.s lw miembro de la n~ociación no pr ocurnra rL formar s u opinión pnr·liculor e independiente. Aquf ob ervé que lo trabajadores no eran una masa que e pre, lnbn a ser dirigJda y mauejnda para servir los fir tes polllicos de uno cuanto ; _u jefes no eran sino los compar1eros más ac ti o ; más que tal jefes, eran s impleme nte iniciadores. La cla­ridad de In penetración, lo razonado del juicio y la capacidad para de entra11ar complejas cue liones sooinle que noté en tre lo obreros, e n particula r en los de mediana edad, me impre­s ionaron profundamente; y tengo la firme per ua ión de que s i la federación del 1urn ha representado un papel im­porta nte en e l de arrollo del sociali mo, no ha sido sólo por Ja bondad de Jas jdea de no gobierno y federales, de las que era el portaestandarte, sino también por la feliz ma­n era de expresarla , debido a l buen ...,entido de aquéllos. in su concur~o. estas concepciones hubieran permanecido s iendo meras abs tracciones durante mucho tiempo.

Los aspectos teóricos del anarquismo, segtln empezaban

lROPO'ttm

a expr~e en la federnción del Iura , particularmente por Bakunin ; la crítica del sociali mo de E tad()..-..el t emor del de-polismo eoonómlco, má peligr oso todavfa que el mera­mente polític~e <>[ formular all í, y el carácte r r evolu­cionari<> de la agttación, dejaban honda hu ella en mi mente. Pero las relaciones de igualdad que encontré en las monta­ña jurúo:ica::, la independencia de pensamiento y expre ión «Jue vi de"arrolla~e entre l<>S trabajadores y su il imitado amor a l ca.u-.a, llamaron con IW1 h terza aún a mi sentimien­tO', ) cuando dejé la m<>nlaña, de pués de haber pa...qado una ..,.mana con los relojeros, mis iuea obre el sociali<:mo se hallftm definido: era un anarquista.

Un viaje que poe<> de pués hice a Bélgica, donde pude com­parar u na vez más la centralizada agi tación politica de Bru­~Ja.:~ con la económica e independien te que fermentaba entre 10'1 tejedores de poilo de V ervrers, sólo sirvió para forta­lecer mis opiniones. Esto trabejadores industriale forma­ban uno de los centro de PQblación más impáticos que ja­más he encontrado en la Europa occidental.

X

Bak unin estaba en aquel tiempo en Locarno; no lo vi, y ahora lo siento mucho, porque, cuando volv[ a Suiza cuatro e.t1~ después, ya habfa muerto. E1 fué quien ayudó a lo~ amtgos deJ J ura a despeja r s us idea y a formular .sus aspi· raciones; él quien 1 in piró un podero o, ardient~ e irre· i tibie entusiasmo revolucionario. Tan pronto como vió que

un pequeiio per ióclico q ue Guillaume empezó a publicar en In . terra del Jura (en Locle), hacfa vibrar una nueva nota de independencia de la i dea, en el movimiento ocialista, fu é allf. Jlab!ó, du rante dia y noches enteras a s us nue­'.o amigo- , sobre In necesidad de un nuevo p~so en direc· Cl{m de Ja anaJ·quía; e cr ibió para aquella publ icación u na E<~rie .de profundos y .brillan tes artículos sobre el progreso h1 tór•co de ln humanidad en su ma rcha hacia la libertad· infundió entu~ insmo entre aquellos compañ eros, cr eando es~ centro de pr opaganda, desde e l cual se extendió más tarde la i d~:a a otros puntos de Europa.

Despué qu e él se tra ladó a Locarno, desde donde inició I1Jl movimiento simila r en Italia , y por medio de su simpá·

MI!MORIAS DE UN REVOLUCIONARIO

t ico e inteligente emisario, Fanelli , en España también, la ob1'6 que él había comenzado en las montaña jurásicas, fu é contin uada independientemente PQr lo habitantes del país. El nombre de «Miguelll, aunque sonaba con fr~uencia en la com·ersaoiones, no era como el de un iefe au ente, cuyas opinione se consideraban como leyes, smo como el de un amigo ~rsonal, de quien todos hablaban con amor , en un espirilo de compañ erismo. Lo que má llamó mi aten· ción, fu é qu e la influencia de Be.kunin se hacia m ucho menos

entir como la de una autoridad intelectual que como la de una personalidad moral. En las conversaciones sobr e el anarquismo, o r especto a la actitud de la federación, jamás o( decir : ctBakunin opina de este modo)) o <<Bakunin piensa de este olroll, oomo s i eso r esolyjera la cue tión. Sus es­critos y s us palabras no eran mirada como leyes, oomo des­graciadamente ocurre con frecu encia enb'e los pollticos. En todos aquellos asuntos en que la inteligencia es el juez s u­premo, cada uno usaba en la discusión sus argumentos pr o· pios. La idea fundamenta l pudo haber .sido s uger ida por Bakunin, o éste haber la tomado de sus amigos del Jura; pero, en uno u otro caso, el argumento conservaba siempre su carácter individual. Sólo una vez oí invocar su nombre con carácter de a utoridad, Jo que me impresionó tan to, que aun hoy dfa r ecuerdo el sitio en que tuvo lugar la conversación y sus íntimos pormenores. Algunos jóvenes se permitfan ha­blar con poco res~to del sexo débil, cuando una de las mujeres que estaban presen tes puso término a la cuestión , exclamando: u¡ Qué lástima que Miguel no esté aqu[; él os har[a entrar en r azón lll La coJosal fi gura del revolucionario, que lo había dado todo para el triunfo de la r evolución,

iviendo ólo para ella y Lomando de s u concepción el modo más e levado y puro de apreciar la vi da, continuaba inspi­rándolos. ·

* * *

Volv( de este viaJe con ideas sociol6gicas claras y pre­cisas, que he conservado de de entonces, haciendo cuan to me ha sido posible por desarrollarlas en forma oadn vez más definidas y concretas.

Habfa , sin embargo, un punto que no acepté sin haber antes dedicado a él una profun da r efl exión y muchas horas de la noche. Vi claramente que el cambio inmenso que pon­drfa en manos de la sociedad todo lo que es necesario para la vida y la producción-bien sea el Estado comunista de

Jo~ demóaatas socialistas, o la unión de grupos libremente ~ociado , que Jos anarqui la ' tlefienden-implicar(a una re­,·olución mucho má" profunda que todas las re~tred t n la lli toria. Ademá., en semejante caso los trabaJadores ten­drfan en _u oontra. no ya la caduca generación de aristó­cratas, contra quien los campe inns y republicanos fran­ce'~e ' tu~ieron que luchar .el ' iglo pa-ado-y que, a f y todo, fué rontienda bten enca;mzada,-smo J~ clase media, que es mucho :tná podero"3, tntelectual y flstcamente, teniendo a ~u rnCJo todo el potente mecanismo del Estado moderno. Pen ando sobre . ' lo ob ervé q ue ninguna r evolución, bien ~ pacffica. o violenta, ee ha llevado jamás a cabo sin que los nuevo tdeale ha. an penetrado antes profundamente en la clase ~ma cuyo privile~o económicos y polltioos se hablan de a altar. Yo pre.<:('n té la abolición de la servidum­bre en. ~u"i.a, y sabia qu~ i Ja conciencia de la injusticia de - U prJYllt'@'lOS no hubtera extendido ampliamente entre la

la-.e mi ma de los dueños de siervos (como con ecuencia de la propia 6\0lución ~ re_voluciones realizadas en la Europa OC'Cldental), la emo.nctpactón de los mi mos no se hubiera ~k>vado a efecto ~n tanta facilidad oomo e lilio en 1861. No tgnoraba que la tdea de. eman~ipar a. los trabajadores del presente SIStema de salarto, se 1ba abr1endo camino entre la mi ma cla e media . ~a<~ta los ~ ardie ntes partidarios del actual e tado económiCo ya bao abandonado la idea de de­recho al defender us actuales privilegios, no discutiendo aho­r~ m~ que Ja oportunidad del cambio. No niegan la com•e­ntencta de alguna de ~ .variaciones; sólo preguntan i reala:K>~te. la nueva org!lmzaCJón econórruca, preconizada por los ocial1 las, erá meJOr que la a ctual · si una sociedad ~n que Jo trabajador lleven la \'OZ cantante e encontrará _on m~di?S. de manejar .la producción mejor' que los re.pita­h!' l~ mdiVldua)~. moVltlos sólo por meras consideraciones de mteré part1cular, lo hacen en e l pre en te momento.

A~emá , empecé a oom prender gradualmente que las re­volu tones, . to es, lo . periodos de evolución rápida y acele­J'ad6 y cambtos repentmos, on tan naturales en las socie­d_ades humana como la Jt>nta evolución que incesantemente tten~ ahora lugar entre las razas más civilizadas de la bu­mamdad, y que cada vez que emejante periodo de acele· rada evolu ción y r econ tntcción en gran escala comienza es muy prob&ble que la guerl'6 civil estalle en mayor o m~nor ~la. La cuesti~n es, pues, no tanto de cómo se han de evttAr las revoluc1ones, ~omo de obtener los mayores r e ul­tadoe . con la menor can~1dad po ible de guerra civil, el más reducido número de vfchmas y el mínimo de mutuos enoonos '1 utagoniBID06. Para conseguir tal ft.D, sólo hAy un medio,

Mt WORlA.S DE UN RtfOtUClOfHRfO 61

fl!iA> es, que la parle oprimida de la sociedad se forme 14 mli clara oncepción po~ible de Jo que e propone realizar y del medio de ne ,·arlo a cabo, ltallándo'e al mLmo tiempo dominada por el entu ia mo que se n e-si~ para la ejecu­ción de tal empresa, teniendo, en tal ca.o, la eguridall de poller contar con el concurso de 1 fuerza inteleeluale más puras y lozana de la cla...~ privilegiada .

La Commune de Parfs fué un terrible ejemplo de un al­zamiento sin ideales uficientemente determinados. Cuando Jos trabajadores se hicieron duenos, en marro del 71, de Ja gran ciudad, no atacaron los derechos de propiedad in eslid~

n la clase media y elevada ; por el contrario, pusieron esoi derecho bajo su protección, cubriendo los jefes con SU8 cuerpos el Banco Nocional ; y no ob., lante la cri is, que hAbfa paralizado la indu tria, y la con iguiente falta de r e­e~ de una gran mas& de obreros , prote~ieron con sus decre tos Jos derecho de los amos de las fábrtcas, de los es­tablecimi~nto indu triales y de los dueños de la propiedad urbana. Sin embargo, cuando fu é ofocado y vencido el al­zamiento, para nada se tuvo en cuenta, por J?Srte de las cla a omodadas, lo mode to de la prelenslones comu­nistas de los in urrecto ; habiendo vivido do me e en cons­tante temor de que los trabajadores atacaran sus derechos de propiedad, los hombres ricos de Francia se vengaron de aquéllos con el m · mo encarnizamiento que si lo hubiesen hecho realmente. Ceroo. de 30,000 de ellns fu eron sacrificados, como es sabido, no durante la batalla, sino después que la perdieron. Si hubieran dado algunos pasos hacia la socia­lización de la propiedad, Ja venganza no hubiese podido ser más terrible.

Si, pues-ven{a yo a concluir,-bnv perfodo en el des­t>nvo)vimiento humano en que el conOiclo es inevi table y la guerra civil estalla independientemente por completo de la voluntad de individuos dete rminados, que al monos aquéllos tengan por ideal, no vagas y poco definidas a piraciones, sino propó itos concreto ; no puntos secundarios, cuya in-ignificancin no di m.inuye lo vjolencia del conOiclo, ino am­

plias idea que alienten a los bombres por la grandeza de lo horizontes que abren ante u vista. En este último caso, el conOicto en ~ f dependerá mucho meno de la eficacia de los fusiles y caflones, que de la fuerza del genio creativo que entre en acción a l emprenderse la obra de r econstruir la sociedad ; dependerá má principalmente de que esas fu er -2M constructivas tomen ~e momento un libre giro ; de que su aspiraciones sean de un carácter más elevado, ganando e s{ más simpal(a aun entre aquellos que, como clase, son opuestos al cambio. Empetlado de este modo el comoo~ sobre

ó8 ti\OPOTKIN

un11 base mác; ex:t.tnsa, se purificará la misma atmósfera sG­cial, y ~1 número de victimas por ambas partes erá indu. dablemente mucho menor de lo que hubie e ~ido si la luclla fuera por cuestiones de una importancia secundaria, en cuyo ca<:o los bajos instintos del hombre encuentran terreno apio. piado para desarrollarse.

Con ta idee.s volví a Rusia.

D

Durante mi viaje compré muchos libros y colecciones de periódkoe sociali las ; en Rusia, los primeros se hallaban <tab· _olutamente prohibido ,, por 1~ censuro, v algunos rle los ~gundos, así como Ja Memor1as de los Congresos interna· CJnal.es. no podían encontrarse a ningún precio, ni aun en B ~1 ~• n .<~~ Me de. prenderé de todo e to, cmwrlo mi bermnno y mt awgos gozarían tanto con tenerlo en San Petersburgo?», me pregunté a mf mi mo. decidiendo introducirlo en Rusia por todos lo medios posibles.

. Volv( a San Petersburgo por la Yía de Viena y Varsovia. Mile de judíos vivfan del cont.rehando en la frontera po· la~a , '! pen.sé que si conseguía dar tan sólo con uno de ellos, m1 hbros pasarían con facilidad al otro lado. Sin embargo, el apear~e en una pequeful. estación de ferrocarril cerca ~ la raya, mi entras que Jos demás viajeros continuaban en el tren, y ponerse alH a buscar gente dedicada al contraba.n· do, hubiera .i~o, poco raw~able; así que, tomando una via ln t~ral, me dirtgt a CracoYia. «La capital de la antigua Po· lo01a está c~r~ de la frontera», pensé, «y en ella he de en· contr3r algun JUdio que me ponga en relación con los bom· bres que nece ito.,,

Llegué n la ciudad, en otr o tiempo r enombrada y brillen· te, por la noche! y a la maña!la siguien te , muy temprano, eaH del hotel, dlspue lo a realizar mi ojeo. Pero, con gran so~presa mfa, me en.contré con que a la vuelta de cada es· qwna, Y en cualquter parte del desierto mer cado adonde dirigie~a la vi. t.a. se tropezaba con uno de ellos que, con el túmco tradiCional y largos cabellos, en la mjsma forma que lo u!!6ban us antepasados, aguardaba que algún noble o comer ciante lo ocupara, dándole por el mandado algunas JDODedas de cobre. Me bada falta encontrar UD judío, y

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ahora eran muchos los que me sallan al pac;~ . ~ A cuál ~­tcrrogaría ~ Despué de r«orrer toda la poblactón, Y ya d~ · e,neTado, decidi abordar al que. se ba~aba a la ~o trada mlS· mn de mi hotel inmen<:o palacto antiguo, cuyo ... salone e habían vi to en 'otro tiempo invadidos por una elegante mul· tilud ve tida de vhos c-olor es .Y. entregada a _In d~nza , Y ahora tenia la más mode. ta mtsión de dar. ho..,pedaJe. a al· guno que otro Yiajero, explicándole al c;u)e~o menciOnado mi deseo de in troducir ec;:et~menlc en R usta un paquete al o pe"ado de libros y per.1ód1COS. . .

1cEsto se hace fácilmente,,, me replicó. nllaré vemr al re·

resentanle de la Compañia Unh·er al de (co~ perdón sea ~icho) Trapos y Huesos. 1Iaoen el mnyor neg.oc1o de .contra· bando del mundo, y es seguro le han de serv1r u. M.ed•a hora despu6s volvla , en efecto, con el tol r epresentante, )OYen e le· gantí"imo, que hablaba perfectamente el ruso, el alemán Y el polaco.

Miró el paquete, lo tomó en peso y me preguntó qué cla e de libros contenía.

<<Todo están prohibidos por la censura, le r espondl, Y por eso hay que introducirlos de esa manera .,,

<lLos libros, dijo él , no se hallan exactamente com.pren· didos entre los arllculos que operamos; nue tro ?egocJO es· triba en sedas de valor. Si hubiera de pagar a D?• gente c~n arre.Rlo a nuestra tarifa de seda , tendria que pedir un prec•o e~orbitanle. Ademá , paro decir verdad . no .m~ g':ls ta mucho mczclnrme en a untos de libros; lo más Jnstgn~ficante J?O· drla dar luaar a vernos envuel tos en una cuestt~n po!ltica que oca-- ionara a la ompaiiía quebran tos de con Idernci ~n .l)

Yo debf parecer muy contrariado, por~e el susodicho joven inmediatamente agregó : <<N<> pa ét;;: cu1dodo ; él (seña­lando ol mandadero del hotel) lo arreglará de alguna u otra manero.»

<<Ya lo creo; hoy mil ~odos de con.cer.tar el ac; unlo pnra servir al caballero,), montfestó éste ¡ovialrnen lc antes de

par~r .lo hora estaba de vuelta con otro jov~~ ; és t.e lom~ el bullo lo colocó a l lado de la puer ta y diJO: <<E lá bten; si pa~Us mañan!l. encontraréis vue tra<: libros ~n._. ta.

1 esta·

ción rusan, explicándome cómo se di'l'Cglnría el nec. OCIO. ué Cuánto costará», pregunté. ''é Cuánto estáis dispuesto n pagar ?» ... (ué la respuesta: Yo vacié mi bolsa sobre la mesa y dlJe: <<E'3LO para m1

Yiaje ; el r esto para vosotros; iré en t~rcera . n . ,,. Cómo ¡, exclamaron ambos a un tiempo. ué Qué d1ce us·

ted 1señor? 1'semejante caballero jr en tercera 1 ¡1amás 1 No,

no; eso no es posible... Con cinco duros para nosotros Y

i.nOPOrtttf

uno, poco m.á" o meno , para el mandadero, se lte,•ará to que u ... led q~tera . No somo-; --alteadore de camino, «ino gent.e honrotJ6..,, I ~e !legaron re,uellamente a tomar mi\<: dinero.

on frecu ~ncta había oído hablar de la prohidad de lo ontrabandi ... ta .... hebreo de la frontera; pero nunen e::,peré nconlrar , meJ!llle prueba de ella. Pooteriorm ente, <.uando

nue-. tro círculo tmportó much ~ libro;;; del extran jero, 0 má t:1r~·· toda\ ía, cuando tanto-: r evolucionarios y emigrado' tU \ ' tt'ron que cruzar la frontera a l entra r en n u ia o salir de ella, n~ hubo un olo ca o en que lo contraoondi ta5 t?mpromelle~a~ a ninouno ni ~e valieran de las circunstan· cuc, para ~nt:pr un precio exorbitante por c;u ~rvicio;;; .

Al ~rn stgu1ente abandoné a Cracovia, y en la e tación ru 8 oom·entda, un mozo .e acer có a mi dcpertamento y hablan­do en alla 'oz. a fin de que lo oyera e l genda~me que e pru;eaba a lo la~go del andén, me dijo : e( qui es tá el aco que 'u aJteza deJó el otro dú.u1, y me dió e l precio~o paquete.

Tanta aleerfa. me ca~~ó el recooerlo, que ni a un me de· tu ·e en Yar<:ovta, conUnuando mi viaje directo a an Pe­ter · burgo para enseñar mi valiosa adquisic.iones a mi her­mano.

XII

. Uo movimiento formidable se iba desarrollando al mi ' mo 1.1empo ntre la parte má il u'l trada de la juven tud ru<:a. La se¡· ,·ulumbre • taba abolida ; pero una exten-:a r ed de hábitos Y o~ t~m~~e" d~ esclavi tud domé tica, de comple to de precio de la mdn'luua lid~~ hu~ana,. de despo lismo por part e de los pad~~ Y de ... umuóo h •pócr tla por el de la, espo_a .,, hijo e h•Ja ., _ e h abla d~arrollado d ul\8Jl tc Jo do oientos cin-

uen ta . ano que. c1la duró. En toda Europa, a l principio de ._. ... te tglo, domm~ba ~n gran de poli mo domé tico; de ello dan ~uen tc:! t•monto la obras de Tack eray y Dik en.; pero en nmguna o tra parte alcanzó ta n extraordina rio de -arrollo ~omo en Ru?ia . Toda la vida r w:;a , en la familia , en lo relacione ntre Jef " y ubordinado , ofioia le. y soldados, ~ patrou o. Y obrero • ll eva impre~o u sello. Todo un mundo de costumbre ' y modo de pen. ar, de preocupaciones y falta de. valor . mor a_! y de hábito creados a l calor de una Ján· guula ext tenctn, habla tomado cuerpo a s u sombra. Hasta

IIIEIIIOBUS DE UN REl'OLUCIONARIO 61

]os h ombres mejores de la época pagaban un gran tributo a e.ctos productos del perfodo de ervidumhre.

A la ley no le era dado intervenir en tales cosa ólo un vigoro,;o mo,·im.iento I':OCial que atacara las rafee mi -mas del mal h ubiera podido r eformar los hábito"' y co lum­bre~ de la vida <'orrienle. y en Rusia esta acción , esta r e­heldfa del individuo, tomó u n <'a rácter má en~rgiro, y se hizo má radical en su aspiraciones que en nin1n1na otra N~rle de Europa o mé.rica. ccNihilismoll fué el nombre qu Tur~otuéneff le dió t"n u novela, que hará época e n la h i -toria. titulada Padres e Hijos.

Thte movimien to ha s ido mal comprendido en la Europa occidental ; la pren"a. por ejemplo, lo <'Onlunde continua­men te con el t error ismo. La agitación r evoludonari.a que e taDó en Rusia hacia el fin del reinado de Ale jandro IT, y que terminó en <:u t rá~ica muert e, es d<'"cr ita con tantl'­mente como nih ili.,rno. lo cua l f', . s in emhar¡w, u na equi­vocación. El confundir el nihilismo con el terror i mo, e 11m erróneo <'Omo el tomar un movimiento fi lO!ófico, romo el e~toico o {'1 positivic;ta . por uno polfl ico, como, por ej(.'m­plo. el republicano. El terrorismo vino a la exi tenda t.rafdo por cierlac; condicion es e-c;peciales de la lucha polftica , en un momento h is tórico de ter minado: ha ivido y ha m uerto ; puf'de renacer y volver a morir . P ero el n ibili mo h a mar­cado su huella en 111 v ida entera de la parte más linteli ~{'n t e de Ja sociedad ru~<a, y n o es posible que éo;ta se borre en mu<'ho años. Es el n ih ilis mo de pr ovisto de su as~cto más violento--cosa imposible de evi ta r en todo nuevo mo­vimiento de e!'ta fndole,-1o que da ahora a la V'ida de una ~ran parle de la cla e mi\ ilu trada de Ru ia, u n cierto ca­rácter pecul iar que noso lro , lo ru 0", entimos no enrou­trar en la de la de igu al índole que h abita el occident e e u­ropeo; él ~ también . en s us varias manifestaoione , lo que da a mucho de nue Lroc; escr it.ores e a n otable s inceridad y ~a ostumbre de ((pensar en alla vozn, que sorpr ende a los lectores de aquella pa rte de nu e tro contin en te .

Ant~ todo. el n ihilismo declaró la guerra a lo que put'de con ider.ar M como ((la mentiras convt>ncionales de la hwna­nidad chilizadan . Una sinceridad absolu ta e ra su rasgo dis­t intivo, y en nombre de ella, 61 renu nciaba .Y. pedía a .1~ demás que lo h icieran tamhi~n . a eros. superstiCiones, PJ_'CJU~ ­cios, hábitos y co tumbres que s u crtLer•o no l?grara JUSh­ficar. El se negaba a inclinai'Se an te. toda auto~da~ q~e no fuera la de la razón, y en el anális1s de cada 10sL1tuctón o

DOPOUUI

hábito coclaJ, @e rebelaba contra toda clase de sofismas mú o meno enm8Earado '

:El nihilkta romp~ó .. como e natural, con la ~upersticiG­~-~ de ~U' padr -.. 1endo en con~e~iones filosóficas un ~~­tl,~t~. un .a noti~ta, un evoluCiorusta spenceriano del ma. terJ_ali..,mo c1entr~oo; ~·_aun cuando jamás atacaba la sencilla Y smcera creencm ~ehgHl6a, que es una nece ' idad psicológica de en t1.r , luchó abiertamente contra la hipocresía que con­duce a las gent_e a cubrirse con la má cara de un~ religión, de la que repeltdament{" ... e de.prenden como de lastre inútil

La \'ld6 de la. sociedad ch·ilizada e.."'lá llena de pequeña~ menhr convenciOnales. Persona que se odian mutuamen~ al encontrarse. e.n. la calle cambian una fal"'a sonrisa, e~ tanto que el n!hJh ta sólo demuestra su satisfacción al en­contra_r a aJgUJen . di,~tno de aprecio. Todas esas formas de cumplido' U;perfic1ale . que n~ son más que mera hipocre-ía, le e!an Igualmente repul 1vas, mostrando cierta a pere­

za e'\':terJor como protesta contra la exagerada cortesía de . u !Davore . _Los había ,.¡,.to hablar apao:;ionadamen le oomo 1~eab Las ~entrmeotale , . al mic:.mo tiempo conducirse como ' erdaderos bárbaros con su e--posa e;, s us h ijo y u sier­vos ; Y e declaró en rebeldía contra e::>a clase de en-,i­blerfa qut> ~ _de·pu<~ de lodo: tan fácilmente se acomodaba a la cond1c1one puramente ~~ealcs de la vida ru a . El arte t'e ha llaba _envuelto en la miSma negación niveladora. Un hablar ron_lmuo sobre la hf!rmosura, lo ideal, e l arte por el arte, e ... tét1ca .'! otras cosa por el ~- tilo , de que tanto e hacía ;"ala-m1entra que todo objeto nrtf tico , e compraba con dmc:ro extraído de JO' hambrientos a~ricullores 0 de los e«qUJ_lmados ob~ros, y el llamado <ccuJto a la bellezau n.o era 1~0 ~ antifaz para encubrir la más ulgar disolu-ón.-le u!'Pll'aban un ~ran desprecio, y la critica del arte

que Tol t01, uno de lo más grande.." arti tao:; del si lo ha formuJado a b_ora con tanta energfa, e l nihilista la exgr~ba ~o ta t~rmmante aftrmación: c<Un par de botas tiene más und. po~~<.'l8 que todar vue. tras nuzdonnas y todas vuestra' IS<¡lHSICJon~ ~bre hakespear e.11

El_ matr1.mon1o !\in _amor y la familiaridad sin el afecto ran ~~ualmcnte repudiados. La jo,·cn nibili ta, obliAada po;

su padres a ser un autómata n tma c.1sa de muñecas y a chontraer un enJacP de con\'eniencia preferfa abando~ar su 0°8r , u.:: lraj' "" d d • .

C' - ~ ...., e ~e a, ponerse un ve tldo de lana !lC~~o de la_ cla e IDÁS inferior, cortarse el cabello e ir a un ~~htut~ , diSpuesta a ~anar allí su independencia per~onal.

muJer que había VI ~o que s u ca.amiento no tenía ya eJín~ácteÍ de tal. que ru el amor ni la ami tad servían de v o a os qoe legalmente eran cons!<lerados como esposos,

Ja110JUAS DZ Ul'( BEfOLUCIONAJ\10

optaba por romper un lazo que no conservaba n~guno de ~us ~ os esencial e . De acuerdo, pues, con e. ta 1deas, @e tba fr~uentemente con sus hijos a arrostrar la miseria , prefirien­do la pobreza y la soledad a una vida que , bajo condiciones roo,·eocionales, hubiera sido una negación completa de s{ mLma.

El nihilista llevaba s u amor a la sinceridad ha la a los detalles más minuciosos de la vida corriente, descartando la forma con,·encionales del lenguaje de sociedad y e ·pre-88ndo su opiniones de un modo claro y preciso, no despro­visto de cierta determinada afectación de rudeza externa.

• * *

En Irkut k acostumbrábamos a frecuentar los bailes se­manales que se daban en uno de los ~asinos. Durante al­gún tiempo fuí concurrente a estas so1rées; pero despué¡:, teniendo que t rabajar, me vi obligado a abandonarlas. Una noche <:uando bada varíe· semanas que yo no parec[a por alli u'na de las señoras le preRuntó a un joven amigo mfo por' qué no asistfa yo a su reuniones: «Ahora sale a caballo cuando quiere hacer ejercicio,,, fué la. poco atenta cont.e la­ción que dió aquél. <~Pero podr[a vemr y pasar un p.ar de horas con nosotra , aun-que no bailasen, se aventuró a decir otra de ellas. A lo que replicó mi niWlista amigo : «¿ Qué habfa de Iw:er aquí, hablar con vosotras de modas y ador­nos? Ya está cansado de tales impleza .n «Pero é1 va a ver algunas veces a Fulanitan, observó tímidamente u~a de las jóvenes presentes. «Sí, pero es una. muchacha estud1osa- re -pondió bruscamente él.-y le ayuda a r epasar el alemán .11 Debo agregar que esta manera, indudablemente poco cor~é . de conducirse dió su resultado, porque mucha de las Jóvenes de Irkutsk 'empezaron a acosarnos a mi hermano y a mi amigo y a mí con preguntas r especto a lo que les acon.sejarfamos nosotros que ~eyeran o estudiaTan . . ..

Con la misma franqueza hablaba el nlblits~ a sus rela­cione , diciéndoles que toda u charla compastva respecto B los pobres, e ra pura hipocresía_. viviendo el_los, oomo lo ha­cien del mal retribufdo trabaJO de esa IDJsma gente cuya s uer'te aparentaban lamentar. sentados ami~able y cómod~­mente en sus dorados y Jujosos salon~. Y con ~ prop1a d"6Senvoltura declaraba el alto funciooarJO que, endiosado en u pomposo carAo, la s ituación del pueblo l e importaba

uo pito y que él como todos los empleados, no era más que un 'ladrón ; y ~tras verdades de igual calibre.

DOPOTJIJ(

Con cierta au_teridad, él reprendia a la mujer ~ 161o u ocupaba de ~ frívolas, haciendo gala de SU! di8tinpi. ~~~::> manera - y ele~ant~.s vestid05, diciendo, sin rodeo!, a una JOven hermosa : ((i Cómo no os da vergüenz.a de h&.blu We. ton!erfas y de ue,·ar ~a trenza de pelo postiro?u En la muJer de-5 aba encontrar una compañera, una personalidad humana-no una muñeca o una esclava de haren,-neg~n­doo:e n ~luto & tomar parte en esos pequetios actos d~ cortesía que taot.o _lo hombres prodigan a la que Jue o 6e complacen en oon.tderar como uel sex:o débiln. Cl14Ddo en­traba un~ .eñora en una habitación, no salt6.ba el nihili!t& de u a~enlo para ofrecérselo, a menoo que no paree~ C&D"4d& Y DO hubiel"6 otro desocupado, tratándola como lo haría con un comp~ñero de u mismo sexo ; pero si una d11ma-aun cutu1do J&más la hubiera conocido-manifestara de~os de 6prend*'r algo que ignoraba y que él sabia, ir!a l~da la noche<:. de un extremo a otro de la más populooa ctudad para ~rnrla.

D~ ~trand ' noveli ta~ ru5os, Turguéneff y Goncharoff, hao wteotado repre:;entar este nuevo tipo en u novelas· pero el e~tundo, en Precipicio, tomando como tal uno que: aunque ':rda~<'ro, no e. hallaba den~ro . de la generalidad de la. cla'i!, h110 ~na cartcatura . del nthihsta, en tanto que el pnmero, demastado buen arlt la y lleno de admiración ror e l carácter que e .Propon{& describir, para incurrir en tal ~ef.~to, no logró, sm embargo, dejarnos &t.isfechos con u ~ihih la Bazarofl. Lo enoontramo muy poco cariñoso ea

parltcular en sus relaciones con us anciano padres, y , ~bre lodo. le reprochamos el aparentar el olvido de s us deber -de ciudad~no. La juv~ntud rusa no podía quedar sati fecha on la. ~ctttud puramente n~gativa del héroe de Tur~uéneff .

El níh1lt. m o, ron s u afirmación de los derechos del individuo Y . u condenaci~n de .toda. h ipocresía, no era más que un pr1mer. pa11o ~acta un hpo .más ele~ado de hombres y mujeres r¡ue, Siendo tEtualmen te hbre ·, vtven para hacer pro~tresar una gran cau a. Lo nihilis t4.5 de Chernysheu ky, según se rerr Pntan en s u novela, meno.s ideal que las menciona· da", é Qué ha de hacerse?, se acercaba más a la verdad.

• • • 1

,,, Qué amar~o e el pan que amasan Jos eiclavos f,. babia dtrho nut>~lro poPta ekrawff ; y la nueva ~eneración ~ nt~taha Ahora " romer ese pan y d isfru far de lai riquezas que hablan sido acumuladas en las casas de s us padres por

XENOBIAS M U, Rl:l"OLUCJOXARIO 6S

m dio del trabajo E'rvil, ya fu eran los trabajadore verda· deros ierv~. o e<:clavo· del presente estado indu trial.

Toda Ru_ia leyó con a~ombro en la acu~ción presentada ante el tribunal oonlra Karakozo[f · us amigos, que estos jóvenes, dueño de considerabl : fortuna , acostumbrab6n a vh·ir tre o cuatro en la mi~ma babilación, no ga tando má, que cinco duro~ cada uno al me~ para atender a toda la~ necesidades, y dando al mismo tiempo cuanto poseían pa.r6 !a fundación de sociedade cooper ativas, tallere coope· rath·o;:; también (donde ello~ mismo<~ trabajaban) otras obra análoga;; inoo año;:; despué , miles y mHe de la juventud ru--a-la flor de la misma.-secrufan ese ejemplo. Su lema era : los años comprendido"' entre el 60 . el 65, en ca i to da."' 1<1 Vnarod !n (Vayamos al pueblo, uná.mono a ~1. ) Durant los año~ comprendida<: entre el 60 y el 65, en ca..~i todas las casa de l a::~ f6.1Dilia ;:; rica<: c:e 8oslen1a una lucha encar­nizada entre 1~ padre~. emp.,ñado en mantener la" viejas lradicione<:, y lo hijo~ e hija , que defend!an u dt>recho a di--poner de ;:;u e~i<l tt'oria ... egún us idoo.le . Lo jóvcn abandonaban el c;pn ido mili 1M, lao:; casa de comerdo, las tienda<~, y allufan a 1 ' ci udade~ u ni,·ersi tarias; la mucha· c.ha . criAda en el eno df' la familias mác; aris tocráticas, rorrían in r erur<:o. a n Peter bur~o. ~{oscou Kieff, ávi­da<: de aprender una proft>Sión que las librara drl ugo do· mé lico, y tal vez al~ún dfa tambi~n del po<>iblP de un e poso, lo que muchA"' df> ellas cons.i;ruieron de pu~ de duros y a iduos trabajo . Procurando ahora harer partícipe al pueblo de los conocimiPnto<: que las emanci)l6J'on, en lugar de utili · zarlos !'ólo en prove<>ho propio.

En cada población ru<:a, en cada barrio de an Petersbur· go, se fonnaron pe-queño~ grupos para el mejoramiento y educación mutua ; las obra ' de los fil ósofos, los trabajos dE' los economista . las invc?sligaciones hi tóricas de la nueva ~uela de la historia ru so, eran leídas detenidament-e en aquellos cfrculoc:, siendo eguida la lectura de di cu iones interminable . El objeto de todo aquel batallar no era otro sino el de r esolver e l ~ran problema que se levantaba ante su vi~ta. 1! De qué modo podrfan ser útiles a las masas? llegando gradualment~ a la conclusión de que el único medio de conseguirlo t'ra el vi\rir entre el pueblo y participar de eu suerte. Los jóvenes fueron a lo pueblos como médicos, practicantes, mae tras y memorialistas, y aun como agricul· tores, herreros, lelladores y otras ocupacione similar~ . pro· curando vivir aur en estrecho ron tacto con los campesinos; ellas. después de haberse examinado de maestrM, aprendían el oficio de matronas y se iban a oentenares a los pueblos,

6.-TOMO U.

dtdic6n por completo a la parte más pobre de sus ba-bitanl •

t jóv~ de ambos ~ex01'1 no lle\'·aban en su mente nJn n tdtal d r«onc:trocción ial ni pen aban en la re­,l)lo n • :ólo #> preocupab:m de en eñar a la maqa de los

m' a k!tr , in,truirl obre otro-. particulares: pr . ¡ ten ·a médic-a v avudarl. por todo lo med1os po­

a Mlir de o o · rÚridad y núseria, aprendiendo al m· mo til!mpo ruál eran los idea!~ populares re!'pecto a una ' ida ~al m~jor

1 voh r d 'uiza hallé e te movimiento en todo su eo.

xm

Corrí a compartir con mi~ ami&tos mi impresiones re~­pedo a la A ociación Internacional de Trabajadores y mi~ libro!. F.n 1.3 Univer:sidad bien puede decirse que no tenfa ami~ ; yo en\ mayor que la generalidad de mi compai'l.e~. y entre ntr. joven una difer encia de al~o años es siPm­J! re un ob táculo para una franca intiuudad. Hay que decir también que, d,.c:de que lo~ nuevo r eglamentos de admisión en la Unive~idad e po<~iPron en vigor en 1861, lo mf'jor de la jovt>ntud- loc: m~s li los y máR independientes de ca· r6clt"T-fu~on <>liminados de los institutoc:, no pudjendo, J!()r ron!igui ntf>, lle!.!a.r a entrar en la Univel"Q.idad Debido a ~t?, la mayoría de mic: compañeros era de buena mdole, abor:~~. J!I'TO no se tomaban interéc: en nada que no se

r 1 c1ona~ con lo, e'<ám~ne . Yo tenía ami tad sólo con uno df> l'lll>'l, a quiPo lllmaré Dmitri Kelnitz; era hijo de la Rusia ~~".1 ur, y aunquP d!' apellido alemán, apenas hablaba este 1d1oma y u fi~onomfa tenfa má~ de rusa del Sur que de t otóni~ . Era muy in t~liaente, babia leido mucho y pen­!3do f>r111m nte c:obre ello ; amaba la ciencia y la re petab6 pmrund~"n!e; pero. como mucho~ dt> no~otro , vino a llegar a, la • r.onc.u •ón dP . que el c:egoir la carrera de hombre de ('..:ffi~ll\ ~uponfa PI mm-r-c:: r en P I C"ampo de los filisteos, y que. haMn h'l«tant" trabtlJO, mlí ur~ente y necesar io que ~h741'.: Y. dP 11~erdo con talec: ideac;, a~i tió a loe: cursos nnJvl"~tlartl)!! rlM ailO"I , aban. onándolO'c: dec:.pu~. y dedí­~ndoee por entero a la ('U tión •ocial. Vivfa de cualquier

KEMORIAS DE UN REVOLUCIONARIO 61

modo ; bac:ta dudo que lu,;era residencia fija. Alguna vece ~Ha venir a pre:runtarme : ((1! Tenéi papel ?11 Y, una vez ob­tenido, se ~enlaba en la esquina de una mesa durante una o dos hora , haciendo diligentemen te traducdon ; y con Jo poco que ganaba de tal manera. tenia más que suficiente para satisfacer toda ~u limitadas necesidad . De,pu.és de lo cual, . e tras!adaba inmediatamente a una parle di~ tan le de la población para ver a un compailer o o pre tar auxilio a un amigo necesitado, o atravesaba a pie -.:an Pet~Nburgo, vendo a un barrio e ~tremo, a fin de obtener la admisión ~ratuita en un colegio de un muchscho por quien se inte­r~ban lo compañeros. Era indudablemente un bombl'e de relevant~ eualidade ; en el Occiden te europeo una persona de tal aptitudes hubiera conqui tado un Jugar preeminente en el c.smpo polftico o ocialU a ; pero jamá fueron esas su ac:piraciones. El dirigir a loi demá no era por ningún concepto S'U ambición, ra~go que, n verdad , no caracleri­taba sólo a él : todos los que habían vivido algunos 81108 en l os d reulos de estudiante de aquella época, lo po eran en alto grado.

Poco despué de mi r greso, Keln;tz me invitó a ingresar ~ un cfr C11lo, que era conocido entre lo jóvenes por el de «Tchaykou ky, , el cual, bajo este nombre, desempt>t16 un importante papel en la hi tor ia del movimiento social en Rucia, y con el que también pac:ará a la posteridad . << u miembros -me dijo mi amigO-han sido ba<>ta ahora en su mayoría con~t i turionales ; pero on buena gent~. di puesta en favor de toda noble idea ; tienen mucho ami¡ro~ en lodo el país, y mb adelante Yeréi lo que ¡;e puede hacer .11 Yo ya conocra a Tchaykousky y algunos miembr~ de e t.e círculo ; aquél habla ganado mi afecto de"de nuestra primera entrevista, permaneciendo nue tra ami;:tad inallerable du ran te veinti-iete a11o .

Dicha socit>dad eiJl¡>ezó por un grupo in5ip;nificante de jó­vene de ambo t>xos---entre los que se hallaba Sofía Perous­kaya,-quien entró en él con objeto de mejorar y perfeccio­nar e-u educación ; y en "'U r;:eno c:p encontraba también el ami~o ante!' mencionado. En 1869, Necho.ief! habla intentado formar una organiMción revolucionaria secreta entre la juven­tud, imbuida del de eo anteriormente referido de trabejar entra el pueblo , y pa:ra coo<>eguir tal re ultado, apeló a Jos recurso. <le lo anti,~ru os ronspirarlores. sin retroceder ni aun ant~ lo desengañ~. al pretender que RU ac:ociados se conformaron con n dirección. Tales procedimienl.os no po­dfan prosperar en Rusia, y pronto su sociedad !;e d i~olvi ó . Todos su~ miembros fuer on deten idos, y algunos de los jóvene · má! entusiastas y docidicJ~ fqeron desterrados a iberia

lflUfORH <: OC t tN RP.VOLUCIONA8tO

Jdo _lo primer?S en ! eirno" de SE'mejo.nte" ceremoni , y Kt>lnttz no hub1e~ dt>Jad pa<:ar la oportunidad de ha er u. o de una de su" llN'áslira" oh en-a iooe , capaz de con­cluir con cualquier r i!ual. ~o ('Xi Han ni aun e~ la tuto , acep­tando. sólo romo. soc1?" a aquella persona que e ran bien con<>CMal< y habtan , tdo probadas en varias circun- tMda.s y de quiene ~ sabía que . e podia confiar en abc:oluto' Aot de admitir un nuevo miembro u antecedente · disc~tr~':l con la franqu eza y formal id~d que caracte rizaban al mbJit t.a. El m enor asom o de falla de ~inceridad o de amor propio le hubieran rerrado la entrada. ~o se preocu­paba el círculo en cuanto al número de ~u individuo ni propendfa a conceoLrar en !:U S mano toda la actividad 'que

. n~tab6 entre la juventud , o a ind uir en una sola orga­mzartón lo nu~eroc:oc: que e. istran en la capital y en pro-\'UlCias. Con ca 1 tod ellos man tenía amL lo r elacione a_,-udándono mu~uameute, cuando e l caso se presentaba: ..tn que la cu estión de autonomfa u!riera el m enor me­no: abo.

El c.frculo prefer~a perm~oecer icndo un grupo de ami­gos nhmamenle umdO!' , y Jamá ~ encontré en ninguna otra part~ tal número de homhr y mujeres superiort'S, como aquello que conocr al asistir por pr imera yez al círculo de Tchaykousky, intiendo toda,•fa una ' 'erdadera satUaccióo al recordar fu f admitido en s u eno.

XIV

. Cuando entré de ocio en aquel crrculo, ha ll~ a us mtembros dLcuti endo acalorodamenle la dirección que de­bfan dar a u actividad . Uno eran partidarios de que e oon.tinuara haciendo pr opaganda radical y ociali la entre la _JUvent.ud ilu c: trada, <>n tanlo que olro opinaban qu e el úmco obJeto de el!te trnbajo debt-rfa cr el pr eparar hom­bres que fu eran capacec: de levantar a la grande!'~ e inertes cla¡;es trabajadoras ; debiendo, por con iguienle, dedicar todas eu energfa a ·la propaganda entre lo camp c:inos y lo operarios de la poblaciones. En todos los cfrculos y gru­po que en aquel tiempo !'e formaron 81 cenlenare en a n Petersburgo y en provincias, el mis mo tema e discutfa,

10

. toda.a parte la ~unda proposición pr e' leció s obre

.,. nue tra ju,entuu útl"t.~ente hubiera aceptado el '(}­~IUll_JO e ah<t ~o, ~ bu~t ~ t.l do por satí.sf 'ha con f1!l& .'lDlP~ dt~clar&dóo u~. prlndpios, in~uyendo, como . P ÓD l !if cd.a po vo en común de lo~ m~trumento~ de produ t~u·! • con . o:-14!ner al n:n,.mo tiempo alguna

de a '. 1~0 pulltJ ~urho soualistas políticos de 1& d~ med ~.n el Oc ·u ole de Euroru. y en Amé · corúol1D1Ul • tal .•. . ,_ r tca .,e L.&b n .' Utr . utr~tón. Pero nue tra juventud

• t mpr-:n~litio t>l OCJiiliill!o de otra manera · no eran ~la t rtOOD ; lHI~llilJ aprendido 1 :ooc.taJLm~ viviendo

~J ~mo qu 1~ trabaJ;.¡uor :::; no hllCiendo distinción entre o' U) O ~ )(1 _mw~~ t'l~ ~u:- círculos, . ntgándose a gozar en

ftab~hoh p~utv 1 rtqu~za:. que h~redaron de s u padre . ind" d 1,;' ' ~o r llsClóo al t: pttaJ 'mo, lo que To~toi

• lt. ~r-.e re:::pccto a lu guerra, cuando ~n-d i&WJi!~:blo_r1:re, en .' ez de crttkarla y ~guir usando iOld do y elor;:;r:r ~ ~:~~sueD t:ada uno por • u par te a ~er ' ntud ~ tle ambo a · e 1ll1 manera, n uestra ju­apro' hu~ oon ¡

1'e o~ t>e negaba indhiduaJmen a

dr • t'fir e r per,onal de las renta~ de :bl ~X~ :odo1r~~ id~~ti~can;e .con el ~ueblo era, in~~~ y LemLra- , h~tiJiun. a.bantloÚ d mil ~e JÓvenes, ' arou a.hor 'h k 'con Ju.. Ut'bl a o -...u ,. ogares, procurando kldu lo~ modo~ po,il;e 0

,- Y poLlacwnes in~~t ria!es de hw oo, -.ino uuo de carAct o era é-.te u n movJmtento com ­en ciert~ J~rfod del er .general, de esos que ocurren humana. r ahora que .. r:l~~~~no d~pe.rtar de Ja conciencia I or anizat~o d' - ~o con .. htuído pequeño gru-t' ' • 1'PUe to, a utlent r un I . k'O JI ra diluudir id~a..~ d~> libe 1 d e. uerzo st.Slemá-

ee ' l n obli ado a e ten r a , Y de rebeldía en Rusia, DJ .. de Jo;¡ {:IUJl~,,j00_ ) ~~r ~~J!ropag~nda entr~ las d~ \ art e-.critort.-. han t Jadore. de las cmda­mv·nto c:bada el put>hlo» po n;ta~o de e:(plicar e te movi­t'l trall ; qlo ... 11 Íladort-~ e~h~.nl!llroduccJón dt> in fluencias p rt "• era UJJ t'l.Pli"" .ó Jeros se hallan en toda Qu . -.uCJ n muv generalizad V n uestra Jtl\entud O)ó la iJ a. erdad es ~ue 1 ~i~dón dt• la A ociaci: r~ a vo_z de Bakunin , y

o t'JeNJó o o otro~ una . n ern!l('IOnal. de Trabejtl-;mtargo, l movimiento tenía unmnu~ncta fasctnadora. Sin undo; m~zó anlt-... que u'o' . origen mucho más pr (}-

lillltlut la juvrotud ru~ ' . agttatlore extran jero » ha-dacióo de 1 Intern&:Jo~ai a;: con anter ior idad a l& fu o­pupos de KaraJ..ozoff en 1~ . ' 0 us COmienzos en 101:1 )'a eo el 69 lo inili.có , ' • Turgu.éoeU Jo vió venir, y

gamen~. llice cuanto p ude por

MEllORUS DE UN REYOLUCJO~.UUO 11

impul.Mr tal movimiento en el Circulo Tchaykauslt;y; pero me í voreció la marea que s ubia y era infinitamente más poder<nl que cualquier sfuer~o indhidual.

Bablá.bamo oon frecuenCJa, como es de ~uponer, de la nece:.idad de una agitación política contra nuestro gobierno absoluto. Ya entonces veíamos que los campesinos en masa eran arrastrados a una completa e ine itable ruina por lo ab-w-do de los impuestos y por la gran insensatez de con­fiscarl el ganado para cubrir los alr sos. Nosotro , los c\kJonario », entimos aprorim.arse esa total ruina de toda una población, que a la hora pre~nte ya, por desgracia , sc: ha realizado en un grado alarmante en la Rusia ceoLral, y que oonfie~a el Gobierno mismo. Sabiamos cómo, en todas direcciones, era el pais aqueado del modo más ' candaloso; conocíamos y comprobábamos má y más diariamente de qué manera los funcionarios púbUcos despreciaban la ley y la cra5a ignorancia que a muchos de ellos caracterizaba. Oíamos continuamente hablar de amigos cuyas casas eran asaltadas durant-e la noche por la policfa, que desapar ecian en las prisiones, y qu&- egún después supimoS-hablan s ido transportados, in forimlción de causa, a algún ob curo pue­olo de una remota provincia ru a . Comprendiamo ', por con-

iguiente, la necesidad de la lucha poUtica con tra tan t.e­r rible poder , que trituraba las mejores fuer zas int.electuales de la nación; pero no hallábamos un terreno legal, o semi­legal iquiera, don de poder dar la batalla.

• uestros hermanos mayores no participaban de nues­tras a piraciones sociali tas, y nosotros no podíamos des­prendernos de ellas; pero aunque alguno lo hubiera efec­tuado, de nada la h ubiese servido. La n ueva generación, en su conjunto, era considerada como << ospecho a», y la an~ rior temia tener contacto con ella. Todo joven de tendencias democráticas, t.oda joven que siguiera un curso de ense­ñanza super ior , era m otivo de recelo para la policia de ~­tado, ) denunciado por Kalk.oU como un enemigo del Es­tado. Una muchacha con el cabello corto y len IR's azules, o un estudiante que Ue a~e en in ierno una man la escocesa en vez de un sobretodo, signos ambos de sencillez nihilista y costumbres democrá ticas, eran denunciados oomo ((~enLe de poca confianza,,. i la ca a donde se hospedaba el es tu­diante era (recuen remente visitada por sus compañer os, la policla de Estado la regis traba periódicamente. Tan corrien­tes eran estas irrupciones nocturnas en determinados al(}­jamientos de estudiantes, que Kelnitz di jo '\.Ula vez, con la ruave ironía que le caracterizaba , al oficial de policía en­cargado del registro : ((~ A qué o¡¡ molest4is en recorrer tod~ nuestros libros cada vez que venfs a hacer un r econ()C!-

DOPOT.nl

p CoD t.m r una li•la de ello-=. a!!re!!ando a aquéll de nu , ~ t)(){lfrontarl<~t> mf'flSUI\lm ole

Lodo taba terminado.u El m " pequeño indido d qu , upaba d Utic oo,laoo pt~ra .. ar n un jo,eo de

una ruperior, ten rlo Yari ~ m preo:o y, por dJtim mandarlo a al a reroo pro,·inci de 1 ra-1 ~por Ü!>mpo indefintdo», como se t'O'tumbrnLa d ·tr en la jfr a buroorática. Aun en la época en que el cfr ulo de T.:b } tou::k)' no h ía JD6, que C:Ji,trihuir libro a probado:. por la e&ura, el amito que daLa nombre a aq~t\.1 fu~ pr~ do ' , pa! ndo roatro o .-~· m " - en prt-.tón, la 'e-

lflda en un mom oto aitiro de '" carr~a de farmacia.. u­m l ,ado o: hablto puhlil'ado recientementP en el Bo lttín dt la t C4d 11ria dt Cttnda . di .. poniéndo:-.e a pa ar ~ o n.ámtn unhe ltari \1 fin fué pu w eo libertad , por­que la polief no pudo de ubrir .. ufi ·ieo t s prueba contra él para apli rl el de-.tierro a lo:o ral . nPe.ro .,i os voiYe­mo a arre5tar otm ' ezu, le dijt>ron . ••or:. e o iar m o a "'ibe­ria.» n , en ' rdad , uo -.u ~o fn,orito de Alejandro IJ el formor en ahruna part de la. e lepa' un población e pe­dal, tuardad noche y día por p3trulln de OO'aco adonde ,..,. pud iera ma.ndar a la ju, entud '0"J1ed l0sa, y con-tltuir ron

Da una ciudal tk tl.iPz o 'einte mil habitant . ólo el t emor de Jo qu mejeotP. «>ntro c.lt> poblaci6u pudiera llegar a er alvún dfa, eYitó qu lle' ara a cabo e'- te proyecto verdadera­meot a iáUoo.

* • *

Uno de nu . tro compaoero de circulo, que era oficial, bab~ ~rten ·•d? a un grupo de jó en , uya ambición <"';>D". tf en ntr _en. 1 Ztm.stvo provinciales (con~ejos de djgtr1to y de pro' mcta ) Ello<t con 1deraban todo trabajo en tal . nt!do como. e.ltamente ~rov echo-.o, y ~e preparaban para ~ltar.o, tu~ta.ndo ddemdamente las condicione econó­nu "' dt; la ~u ... ta e otra~ ~ucho~ de Jo jóven s alimentaron por aJ u~ h mpo e ilu-ton ; pero toda . e desvanecie­run al pr1mer conta~to con In máquina gubernamental.

Habiendo conc dido un forma muy limitada de auto no­mla a ~rt provmCJ ru~'. el Gobierno dirigió inmedia­t.m nt tk. f!Ué . lod_os ~u .... (~erzo, a anular! , privándola ~ tod u Slgllificac1óo y \ ttahdnd. La uautonomia)) provin­cial lu"'o que contentarse on ~ la mera función de agente6 ~1 Elta<J:o enc~tad de rec.audu impue~to local adicio­D&Iee, e m\·erhrl06 en la' neccsidadc pro,inciale de aquél.

Vl:lfORlAS DJ: UN Rt:VOLUCJONAR10 ?S

Todo intento de las diputacion~ de provine' par8 tODllU' iniciath ~. mejoras agri~o~a', t> tc • era mirad?. por e! go­bierno central oon preveodón y hao:ta con hoshhdad , ~1endo denunciado por la Gactta dt .\fo cou oomo <e eparalismo», como la crea ión de ((un E~tado dentro del ~tado» y como rebeJdta cootMl la autocracia. . . .

Si alguien h• ra a con tar la verdadera ht~tor1a, por eJem ­plo, de Ja e"cueln normal de Tver , o de otra empre ,l\8.recida de los Ztmstvo en ~quella época, ron toda la rum pu­.. eeuciooe.,, prohibidoue . u~~o,iones y todo género de difkultade~ con que ~e trataba de embarszar la marcha de la institución, ningún lector del cci<.lente europeo, y n par­ticular americano, lo creería. Arrojaría el libro a un lado, diciendo : <<~o put'de . <.>r Yerdod ; e dema iado in\'ero !mil para que lo ea.n Y, o:in embargo, nada má cierto. Grupos entero. de lo representante· ell'Cto· de arios Z('mstvos eran privado' de u cargCkl, arrojados de us pro iocias y ~us E 'ladO"~, o simplemente de~terrsdo , por habel"Se atrey¡do a pedir al emperador, del modo má' r e petuoso postb~e, algo de lo que legalmente corre · pondfa a d1chas corporacJO­JH!S . 11Los diputados provindale no deb~o. er má que fun­cionarios m ini teriales y obedecer al mm• tro de Ja Gober­nación. >> Tal era la teoría del Gobierno de ... o Pe ter ~urgo . En cuanto a 1~ gente de segunda fila-ma ' tros, médicos y empleado de toda da e"i a l ervicio de los municipios,-eran separados de su pu e to y ~e terrados por .la polida de Es­tado en veinticuatro horas, s1n mA ceremonta ~e una ? rdeo de la omnipotente ción Tercero. de ~a cnocillerfn tmpe­rial in ir má allá del aüo anter1or, dtré que una eñora cuy~ esposo es rico terrateniente y ocupa una ~ición dis­tinguida en uno de lo Zernst~os, y <zye !! l~alla mt-eresada en todo Jo r eferente a in trucC'Ión pública, mv1tó a ocho pro­fe or de primera en ..,ei'lanz.a a una fi esta qu.~ daba cory mo­tiYo de u cumpJeaño·. ((Pobre gente~>, se d iJO a f .m1: ma ; <csin otro trato que el de los campe~mo . u Al dfa tgUJente la policía llamó a u pu erta, pidiendo los nombres d e los ocho maestro que hablan a"istido al r~ferido acw . ~u ob­jeto de comunicar el hecho ~ la autorld.~d re pecUvn~. Y como la ~eñora e n egara a darlos, le d t]eroo : ~~~tá b1e.n; ya los en contrarem o in embargo, y se trao lllJltrá el m­forme. Los maestro ~o deben r eunir. e, y si lo h.a.oen , hay que dar parte .» 6\o la elevada posición .de la ~ama p~do escudar a aquéllos en eo; te caso ; si la reuntón hub•era ten1do lugar en casa de una per~ooa menos importa~ te, de pués de ser visitados por la pol1cfa de E ,tado , la mtt~d: cuando m nos hubieran s ido dado:; de baJa por el m.m1 tro del ramo ;' y si, por ventura, una palabra más alta que otra se

DOPOlCI'f

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. Cuando la ene l1ón de agillll"''e en favor de una coos­titucJón era continuam nle tem d~ discusión en nuesll'6 so-

~11101\lAS DE UN &EVOLUCIONARlO 75

dedad, propuse yo una vet que se .considerase . 1 a~~nto en _erio. adoptándo e un plan convemente de acctón : .u!m­pre opiné que cuando e ~omaba un acuer.do por .unanlDlldad, cada miembro debla deJar aparte us mclm tones perso­naJe~ y poner en la empre sa tod u en ergías. (<~i r e olv~i<~ pro, ocar una agitación con el fin indicadon .. le . dije, «he ~qu( mi plan; me separ aré de .v~o~ro en apar1e~c 1a, mante~ten­do relaciones eólo con un mdl\' tduo de la soc1edad- por eJem­plo, Tchaykousky,-por qu ien tendré noticia de la mar cha de vuestros trabajo y podré comunicaro de un modo general los míos. Mi campo de ción _erá entre lo cortesano y altos funcionarios ; tengo en el seno de e_a cla e muchas relaciones y conozco a un grao número de pe r, onas. que se hallan disgustadas con la itua ión act~al . La apr~xu~aré y uniré si es posible en s lguna e pec1e de or gan1zactón, y desp~és, en un momento dado, es indu~able e ha de pre­sentar la oportuni dad de poner en acCJón ~as . fuerta , a fin de obligar a Alejandro n a dar una Con tttuClón al pals. Llegará de fijo un momento en que toda esa gente, .a! er~~ comprometida, por inler~ ' propio dará un pa o dec1 .1\10 . 1 es nece_ario, algunos de nosotros, .d~ los que. han -ldo ofi­ciale , podrl\n prestar mucho ervtcto extendtendo la pr()­paganda entre s us antiguo ' compañeros de armas; pero este trabajo debe ir completamente separado ~el vue<~troz aunque caminando paralelamente con él. He meditado . detenidamente sobre ello ; conozco bien el personal en qu1énes s e puede tener confianta y ha ta creo que algunos de lo d conten­to ya h an pensado en mí como po ible cenlro d~ acció!l para algo par ecido . E~ La Hnea de conducta no la s~~wr~a úm­camenle por mi voluntad ; pero i vo~otros la con tderát con­veniente a ella me dedicaré por completo.>>

El c~culo no aceptó e la proposición . Conociéndose unos a otros tan bien oomo e conocían mi compañeros, creye­ron probab!emente que, si yo me .lnnzab!l en tal dirección, dejarla de es tar de acuer do conm1~o ~1smo. En nombre, pue , de la tranquilidad de mi conCiencia y de la conserva­ción de mi vida, nunca agradeceré ahora lo bastante el que entonces no se adm itiera mi propuesta. Porque de haberlo sido, me hubiera vis to obligado a caminar por u na enda poco en armonla con mi na turaleta. no encontrando en ella la felicidad que he hallado siguiendo o.lros derroteros . Mas cuando seis 0 siete a.Uos después e vteron empeñados los terroristas en su t-errible ·lucha contra Alejandro U, lamenté que no hubiera h abido alguien que hubie e hecho la cla e de trabajo que yo me ofrecf a efectuar en los .círculos ele­vados de San Petersburgo. Jlabiéndose e. labl~ctdo de ante­mano alguna inteligencia, y con las ramtficac10nes que és\4

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IIDIORlAS DE N BEVOLUCIONU\10 11

pro,;nc· " del ur a an Pe ter-burgo con la firme intención de matar a Alejandr o II, y alrnno~ de los miembro del circu­lo Tchaykou ky se en teraron d 1 pro) eelo, no ólo emplt>a ­l"'ll todo 1 argumento~ imaginables para di uadirlo, ino que , al ver que --to no era po ihle, le manire~l.6ron que le vigilarran y le impedir [an por la fue rza t'l llevar a abo e­mejtmle atentado. Conociendo bien lo poco re"guardado que se b8.lla.ba en aquel tiempo el Pala io de Invierno, bien e puede afirmar que le "a l aron la vida al emperador . Jlasta ta l punto era opue;ta la juventud en dicha época a la guerra en que má tarde , cu ando rebO"ó la copa de us ::.ufriruiento~ , ~ vieron obligados a par ticipar.

XV

~ dos años que pa ~é en el circulo de Tchaykou~k . ante de que me prendieran , influ yeron podero~ameole en m i po terior modo de s r y de pen . ar. Duran te e to dos año p uede decirse que era vi i r a alta pre~ión ; era expt'r imenlnr e«a e:xuberoncia de vida en que e iente a cada momento t>l completo la tir de I <XI n~ la fi bra del yo int erno, y tiene conciencia de que vale la pena de vivir . Me hollaba como en familia en u na asociación de hombres mujeres, tao Últimamente unido por u na aspi ración com ún y tao amplia y delica damente humano en su" mutua r elacione . que no puedo r ecor dar ahora un -:olo momen to en que un pasaj ero rozamiento vin ie e a turba r la armonia general . Lo que no conouan por experiencia lo que f'" vivir en el seno de una agitación polrt ica , apreciarán el valor de ·lo manile lado.

Antes de aban donar por completo mi carrera cientrfica , me con-.ideré obligado a terminar la Memor ia de m i viaje a F in landia para la ociedad ~gráfica , así como otro trabajo que tenia entr e manos par a la mi~ma ; y mi n uevo ami­gos fueron lo pr imer o en con fir ma rme en tal deci ióo , di­ciendo q ue no estada bien proceder de otra manera. A í es qu e trabajé con fe para terminar pronto mis libros de geo­grafía y de geología .

La se~iones de nuestro d rcu!o eran frecuentes y jamás falté a ellas . Entonces nos reu nfamo· en uno de lo barrios extremos de San P etersburgo, en una casita de la que Sofía Peróu.skaya , con el nombre supue!lo y pasapor te falsificado

un obr ro, era la inquilina. Era hija de una • t tiea y u pe~ fué durante ah:ún tiempo

M'D8'11or mill.tu d ~an Petersbur@"O ; pero, de acuerdo ma re, la adoraba, abandonó u hogar para in-

un i tituto d e~nda en_eiiam.a , fundando con herman Korui U-hijas de un rico ind u .. trial-

peq O.o circulo de mutua cultura, que más tarde se ,i rt ió en él no tro. .\hora, pr entándo e como mujer un v - , con tr~je de al~odón Y bot4S de hombre,

la za ~.:ubitrl oon un pañuelo ordinario, y acarreando cubo! d arua del ;:\e' , nadie hubiera podido reconocer

.o eD6 a 1 jo"en que poros al\o<; antes brillaba en uno de alon m ... elt>t . nt de la capital Era a todos simpá-

r , ) no habfa nadie que al entrar en la <'&~ no la salu­d&l'a CQO una Mnri·a : ba .. ta cuando, haciendo cuest ión de honor t>l t nn- el local lo m~<~ limpio po..,ib~e. no reprendía por «!1 barro que n otr , ' tido con pieles de carnero y calzando 001 _ alta-., como las que 115M 1 campe<~inos, traía­

del e~terlor, ck>spué' de haber atrave ado la calles de lo nburbi~ . En tales ca os procuraba dar a

infantil , inocente y pe.qu ilo r ostro lleno de inteligencia la •e\era up ión p~ible. En su concepción de la moral f'ra • ri · tau, ~ro no del tipo dt' la aficionadas a

rmOJM>e.r. u:mdo --taba d~ gmtada de la condu ta de al· tuno. ~ diritfa una gr&se mirada , frunciendo ligeramente tl entr j ; ~ro ha-.ta en lo e advertla la bondad de u aui t r y 1 noblt za de . u corazón, que abfo apreciar todo

lo que humano. ólo ro un punto era inexorable . ccEl bomb~ de '~ria . muj r "· dijo una vez, hablando de alguno, ~ la .~ :pr tón y el modo de decirlo, in interrumpir u tra JO: futron t.ale-c , que c::e grabaron Jl8ra iempre en mi memona .

Peróu•J.:.aya era una ''popur la» hac::ta ~1 fondo mi mo de oorar6n, y al mi ~o tiempo una r.evo~ucionaria y una

lurh dora de energía tnC'omparable y <~m tgual. ·o n ecesi· t ba ~m be U r . al obrero y al campe in o con virtudes ima· ,Inarr.a.-- ron obJeto de amarlo.s y trabajar por u redención . la tomaba tal como c::on , y me d'jo una ' 'ez : ctHemos mJptZAifo una tran obra . Tal vet surumban dos generad o· n . ant ~ de Ue:rar a la meta ; pero, a1 fin eUa e alC3ozará.»

mruna df' 1 muj,. de nuec::tro círcÚJo hubiera de ma· _do •nte ,.J temor de morir ~>o el cada! o; toda hubieran

mtrado a la mume cara a cara ; pero en 8.1JUel per íodo de n lra rrora~randll no lt>nhn motivo al.1n1no pera esperar tal ultado. FJ tan <'Onocido r elato de Peróuska ·a es ver· d;t . ramm te nota~lf' : .~1 n . trae a la m moria s u valor s in hm1te, 1u clara lnldtgenCl6 y la delicadeza de 6us senti·

MEliORlAS DE UN RETOLUCIONAlUO 79

miento . La carta que ec::cribió a s u madre, h oras ant de ir al petfbulo, ~ una de la expre~ione~ m~ tiern de amor filial que el cora:r:ón de una mujer ha podido dictar jamás.

El 8iguiente uce.so m trará lo que eran la demá de nue~tro circulo . Una noche, Kupreyanoff y yo fuimo a ct\!la de Bárbara B, a quien teníamos que comunicar algo urgent&. Era má de media noche; pero ,.¡endo luz en u entana , rnbimo la eecalera . Ell se hallaba en u pequeiia babil6ción sentada a la mesa copiando un documento del circulo. Y co· nociendo lo re uelta que ere, e nos ocurrió la desgraciada idea de darl una de e<~a broma impertinentes, que los hombre~ alguna vece con ideran graciosa . ((B.- le dije ,- ve­nfamos a buscarte: amos a intentar la poco meno que loca ~pTe<~a de libertar a los compañeros que s e hallan pre~os en la fortaleza.)) Ella no hizo ninguna ob er vación : d jó tranquilamente la pluma , se levantó de la s illa y sólo dijo: ccVamOS.ll Habló con voz tan r eposada y natural, que desde luego compr endí lo neciamente que había procedido, y le manüesté la verdad. Entonce se dejó caer desplomada en u asiento, v con lágr imas en lo ojos y palabra en que se revelaba la emoción, me interrogó de esa manera : cci No era má que una chanza? i Por qué dai broma emejantes ?n :&lo me hizo compr ender la crueldad de lo que yo habfa hecho.

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Otro muy apreciado de nuestro circulo era Serghéi Krane· chh·ki , que tan bien conocido llegó a ser, ta~to en Inglate:ra como en los E~tado Unidos. con el seudóntmo de Stepmak A menudo e le llamaba cela Criatura11, debido a lo poco que se preocupaba de su propia seguridad ; pero este descuido de s f mismo no era sino el resultado de la falta complet.a de temor , lo cual, de pué~ de !odo .. es la. mejor poHtica para aquel que ~s objeto de la vigtlancta policíaca . Como pronto se dió a oonocer por su propaganda en lo drcul.os de 1~ trabejadore , con u verdadero nombre de Serghéi, la poh· da deseaba echarle el guante; a pesar de lo cual no tomaba ninguna precaución para ocultarse, y r ecuerdo que u~ dfa fué severament~ amone<~lado en una de nu~ lra ~ reu01ones por lo qu e e calificó de gran imprudencia. Habiéodo e re· tra.c::ado para venir a la es.ión, como le pa.saba ~on frecuen· cia, y t eniendo que al~·ar una. gran d1 tanc~a antes de llegar a nuestra casa, mo vestido de campe mo, con u -c:orrespoodienle zamarrA, y a la carrera por el centro de

lttWO l~S DE t7'1 ftt:TOLT'CJO~AIUO 81

~n rorreo:pondencia con él ; pero romo ~ ;e.mrre le di"~'\L l3ba cribir en cilrac:, propme un medio de e muni ción que

ya ~e habla u do en lac: con piracion~s. era el iantknte: ~ e.o:cribe una carta <'Orriente, hablando de una multitud de roo:as, pero ólo ciertft ~ p.alabra~uponga.m ~ que ea cada cinc~n l&S que han de tener~ en cuenta dice pot' ejemplo : «Excus r lo pr~dpitado de ~ta ca.rta • 'o d sean, o jamá' ; noche tras nO<'he trabajo, y o a<:e~uro que ayuda nunca e pero » Y no leyendo má'l que cada quinta palabra,

encuentra: ((E la noche o espero .,, Tal proceder n obli­t ab4 a ~cribir carla<: de ei o iete página., para transmi­tir una información, tE-niendo que poner a prut>ba nue~ tra imaginación a fin de llenar aquéllal:> con toda cla~ de asuntoc: y poder introducir lac: palabra que e nt><'e itabftn . Mi tuni~o. a quien no era po ible hacer que o:e irYiera de una clave, se aficionó a t> ta cla"t' de correspondrnda y oHa eO\iarme cartac: <'Onleniendo cuentos, ron delallt' intere nn­~- y d~enlar dramático-.. Deo:pués me dijo que emejante ejercido le Sir\ ió para d~arrollar sus !acultnde lit raria". La viTdad ~ que cuando <:e tiene capacidad, lodo con tribu) e a su desenvolvimiento.

En enero o febrero del 74 ec:taba yo en Mo rou en una de la-; ca~ en quP pa é mi infancia ." De mnñana ~e anun­ciaron que un cnmpp ino d Paba YPMDe : saH v me enrontré con Ser¡:théi que acababa de e.:<'aparc:e de Tver.' Era de fuerte comple ión, y él y otro ex oficial llamado Ro .. arhoff , dotado también de grande<: fuerza~ (fc:ica«. babfan ido recorriendo el paf como ac::erradore« de madera. El trabajo era bit'n peno o, e pecialmen le para gente no aco~tumbrada a él, pero a ambo les 81!fadaba, y nadie hubiera podido Imponer eran oficiales di fraMdos aquellos do robu.: to trabajadore~ . Viajaron de tal modo durante quinc-e dfac:;, sin despertar sospechas, e hicieron propaganda revolucionaria a derecha e ir,quierda sin temor el¡runo. Otra veoec:: , el primero . que ~i se sabfa de memoria el uevo Te-;tamento, se diri¡:da a 1~ campec:;inos aparentando ser un predicador religioso, demo trándoles con citos de la Biblia que debfan iniciar una revolución. En otra oca-;iones bac::aba su argumentos en las doctrina expuesta por )o<; economic:tac: , Fiendo siempre e.seuchado por el pueblo )o<; dos romo verdadero apó-<:to;eg, llevándolo de casa en ca'l3 , y nPgándoc:e a recibir nada por el alojamiento. En ec:os pocos dfas produ jeron una verdadera conmoción en varia' poblariones y aldea-; : u fama se iba extendiendo en todas direccione ; y lo trahajadore , lo mi . mo jóvenes que viejos, e dt>dan mutuamente con cierta r e­serva en lo granero algo rec:;pe~to a los ((delegndosu, con­cluyendo por alzar la voz y mamfestar, más enérgicamept~

6.- TOMO 11,

amh que los tert'8tenient ~ eer{an. expropiado üern , r ·~·t,¡¡ do fD cambio una pt>n~1ó~ de_l Zar

jo'en ll.iZD m ~ 8~'iva ~ de ord1nar1o roo r la d. 'wdole : • I!USNad un poco, que ya llegad

F.tn ' z; \1J tro reinado, como ,.1 de llerod~. no ha 1 ab lar o.• P r<> ~a fama de los do a<>er radore a of 1 antorida.de_, ~n•lOEe la o~en de que

duj a la t dón d~ <pOl.cl. má~ próXIma, que ~ a di z ' • kilómetroo: de dl.5tan& .. ~'t1U'ClD ,todíado<: p<lr , ·artúS la.brtego~. y en el tuvi ron qu,. pa,ar por un lu"a.r que celebr~ su i ? t.á hien ; equí cabemos todo'>>, diJeron pu b!o, que bebían Lod en honor del dia. Alli pa·

a part d ~te, ll~>vándolo;¡ la gente de una pa~te a otn · o qui6ndolo ron c~>rveza cac:era. A los guardlft·

no Ítabfa que decfr~elo do;; Ye~ · bebieron, y se empe­o r¡tl" l mbién bebieran lo;: pr""'OS «Afortunadamen·

t-d• r hti-Pa l n la cer\'ez.a en t:m grandes tazonet~ de m d .. ra que 'o podí ha r como que bebía <:in que nadie 1 rdbi.i de i lo hab{n hecho o no.1> Al llegar la nodlf', 1 encar do d aC'ompat\ar lo-; pre<:~ e taban todos bri , '! no fJU'"riendo pr ent rse de tal ~o~o a las auto­

r id ~. decidieron Mrmaneo:-r allf ha tala s1~u1ente mañana. Di.cho amigo, aprovechando la coyuntura, no dejó el u<>o de la palabr : " todos lo e cu<'baban con int.eré~. lam en tando qu tan bu ·oa pel"'ona hubiera ido detenida. Cuando ya ibe.n dormir, un joven e mpe-:ino le dijo al ofdo, al amigo

clonado: erAl ir a cerrar ~a puerta dejaré s in echar la lla\'P,» rnMi y u comp&ií~>ro no charon en saco roto la indk-&ción, y tan pronto como la<: otros se durmieron se J ntaroo en la r Uf", poni~nt.IO"P a caminar a buen pa o, y

& inro d~ l mafian ~ encontraban a treinta y cuatro kil6metr d 1 lu ar, en una pequefla estación de· ferroca· JTll d nde tnmaron el primer tren para Mo cou, en cu '8 c1ud&i quedó mi ami o, y cUSJido no~ ,:>rendieron a todos eo . an P •tPrst,ur_go, f'l cfrcu:o de aquélla . bajo s u inspira· dóo · la de Yoioaralsk ·, vino a eer el centro principal de la agitación.

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Aquf y allá. PNJUt'UO ~upos de contrabandistas ee ha­blan formado PD poblacion llrandes y pequeñas bajo dife· rent. con(~plo¡;¡ mo~taron ta~ere~ de herrerfa, y se esta· bJilC! ron peiJUeñ - sranJa , trabaJando en unos '/ otras jóve-

llrEliOftlA DB ~ RZTOLUCl01(ARIO

ne de l clases más pudientes, a fin de estar en contacto diario e~~ las .ma..~ trabajadoras En ~foscou, mucha~ jóven de !8Jll.i.li " r1 , que hablan hefho us estudio'! en la Uni· Yersidad de ~urich y fu ndado una organi1.ación especial, lle· varo?- tan leJos su amor a la idea, que ha.sta entraron en fábricas. d~ algod~n: trabajando de catorce a diez y seis hora - dtar1as, y 1 nendo en la barrac " de la fábrica en comJl:8.iHa d~ las pobres muchachas ru.a~. Yerdad~ra eScla­va mdu lr1ales. Era ~n gran movimiento en que, por lo menos, de dos a tre mtl persona~ tomaron una parte activa, en tanto que dos o tres voo ~ e~e número de impatizadores y amigos ayudaban {le arios modo los trabajos de la van­guardia. Con una mitad, más bien má que mi'no-; de ese eié,rcito, nuestro crn:wo ~e .. n Pete~burgo estnb~ en re· gu.ar correspondenCJa ; su~mpre, por upuesto, sirviéndose de clave.

La lit~atura qu.e podia P.ublicarse en Rusia, bajo una oen u ra Tl{:!Uro a.......s1~n~o motivo de prohibición la más pe· q_ueña alus1ón al ~OClahsmo,-pront() se vió que era in ufl· c1ente, y monta mos por nu . tra cuenta una imprenta en el exterior : Hubo que e~cribir folleto para los obreros y l~ campesmo , y a nuestra ((comi :ón literar io.n, a la que y~ {>Utenecfa, nunca le faltaba algo qué hacer .... erghéi e . cnb1ó dos de eso opú¡:cuJos, uno en el estilo de Lamen­neis y otro conteniendo una exposición del sociali'mo en un cuento fantástico, teniendo ambo gran cireulación . Lo Hbros y folletos que se imprimían fuera entraban a millare de con trabando, en Ru ia, y se depOsitaban en determin~dos s~U~, r emitiéndose luego ~ los círculos locale , que los dlStribufan entre Jos trabaJadores. Todo esto e. igfa una ' ·asta organización , asf como un viajar con tante y una co-­losal ~orrespondc~cia , para ~ner a nuestros amigos y nue<~­tros libros al abr1~o de la 'J>Ohcfa. Teníamos claves diferentes para cada pr ovinCia , y con fr ecuencia, despué de haber em· pleado seis o siete horas en discutir todos los detalles la mujeres, que no se fiaban mucho de n uestra escrupul~idad en esta clase de correspondencia se pasaban toda la noche cubriendo pliegos de papel con i1úmeros y fracciones caba· Us ticas.

La m ayor cordialidad reinaba siem pr e en n uestras reunio-­ne . Pr esidencias y for malidade de toda cla.<>cs, on ca· sos tan compl-etamen te r epulsivos para el carácter ru o, que las habíamos suprimido ; y a pesar de que nuestros de· bates eran alguna veces e. t.remadamente acalorados, obre todo cuan~o se di"Clltrnn <<cuestiones de principiosu, nos pa­sábamos s1n •las formalidade de Occiden te. Un& since r idad &l>soluta, un general deseo de resolver 1as dificulta-des to

-nt"eC·o francarot'Olfl' e ·pre,;ado df' m , mtn.mo r,.,"i_tiera af •t ri~n te.at_r ,

re 1 ce•n i alrono di'! nO"olro~ e hub1e_ra turad a bu, f, t - oretori ~ por roed o de un dt -0 b d bu n ~énero ¡ .. hubi f'O d mo"trado de::;de 0 ' el peror r no e t ha )a ~ mod_ .\ men~11lo tenla-qu ~ er durant ,t ~ " -ione'~ !'\u lro ~l1ID• oto e ola in~ar l.llemente de J'ftO di" ~nteno pepmo, un pe­

llo d qu o v té el ro en abondan<'ia para ap !! ~ la ed. y no 61l q falt el d'nuo ; •iempre había «ufi 'lente, y , in ~bar o nunca l'nt t.a .. tante rara ha~r frente a lo­

t , que 'no d j Lan de "t!!nir c~eciendo, _de imprenta . tr port"" d libr , ocultar a lo" all!tg a qrneneJ bu<:caba 1 pe l1 l ' t>rop nd r oue\'o-5 tnbaJ .

n r t lmr~o pronto adquirimo<: .amplia relacio­.,_ J, . , ltrt! , ""rdul.óff, jo\ en de educación e~:merada,

Ll.a rontnthio mi,t:ttl coo , ·ari mt'Cánic . la mayor Jl&l'le roloc do en unll fAbric del E..-:tado del d parlamento d artillcrla ' reaniraJo ttdemA<: un drculo compuf'l'lto

~ . . d u~ tre.tntl\ mi mbro<:, que aco<:tumbraben a reunt~e r ra ) r ' di,cufr l o< meroni 0" e•tAn bft;;t. nte bien re-tribold in dicha C'&pit 1, y lo" olter~ lo pa-<aban regular

nto haUaron famili.ari7ado<: ron la literatura radical ' ori'\l] .. ta l'lOrri ul ; lo nombrE' de Bu kle, "alle, Draper • t• lha~ n e hi ¡,ron fami:ia~ para t>ll~. . por . u a pec-to t ohr ro~ intelit<Pnlt-'> c:e d"ferenriaban bien poco de 1 todumtr~ 11 ndo Keloitz, r,ahéi y yo entramos a furm r parte d•l cr,.. ulo, vi it~bamos con frE'<'uen<'ia <~u ~rupo, dl\ndo aUi ('llnff'N'DC'Íil"' famili&ff'< '=ObrE' diversid d dP ma­teri . in f'mb r~o . nne,tra' eo;peram.a M que e«o~ jó,•e­n hubi~ran df' JIP,Ar 1\ convcrti,rqe en ardient~ propagan­d , ~ en t rf> la' cla ~ meno~ prh·ilPgiada-. dP trabajad ore , no r ' Jizllron por completo. En un par libre, hubie"cn ~ido , ~ orarior hnbituale.;; de lo« mitint>«. pero, como los tr bajadol"t. ~ t ... pec-illle;:: dP la indu . tria reloj~ra en Ginebra, ml.rahen a lll" ma~" q1.1e trabajaban en lac; f;1hrica <"On una e~~ de de~r ·do, y no <~e daban pri<:a en convertiNe t'n m~rt ir dP la <'llU"a -=oc'ali~ta. ólo de<:pu6• de haber ido ar . tarlo•, ~- ra•l\r tre" o cuatro aiios t>n pri ión por

lfnPr tl atre,im~nto de ]Wno:ar como socialistac;, sondeando ll\ profundidad d 1 ab~oluti~mo ro"O, fué cuando muchos de ello Yln:4'ron a •er 1\rdiente· propagandi tas, pr incipalmente d ) r \'O)Ución )'lOHtica.

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~t.llfOI\b DE RE OLUCJONA..l\10

Mis simpaU_ ~ diri ( n E~pecialmente b ci lo' t~j e-dores y operartos de 13 fabrk ~ de al,odt'n ll ' m 1~ de dios n San Pet r;::bur o que traba,an alll dur · nte el in­,; rno y vueh en los tr me"c" de ' eran o a ... u put>blo n tal para las faena del campo ~ ~endo medio cam~~in ~ me­dio. obre.t'O';, h~bl n, por lo general, rou::,en3do el .:aricter octal del labriego ruso. Entre ello;:: . e e temhó el mo\i­

miento con ~orprendente rapidt z; hab¡endo neee~tdad de cont~ner eJ celo de los r ociéo 'enidos, pue5<, de lo ~·ontrnrio, hubieran traldo otr nue,·os a centenar ~. lo mi--mo jó­vene que adultos . La ma~ oria ,.h lan a"ociado., por grup o artels, tomando entre di z o doce ~r:.on un d~p rtamento común, comiendo junta y pagando cada una al mes u parte cor.l'E""poodiente del ga:.to general. A 1 idencias de e tos grupo5- era adonde aco,lumbrábamo' a ir y pronto los t jedore no pusieron o contacto con otro: ·audlog de canteros, carpiuler013 y demá ofici '. En alguno' d(' e lo artel erghéi, Kelnilz y dos má de nue -tro amigo' se hallaban como en su a ~a. pasando noches enter hablando sobre ocialismo. Además, tenlamo' en dtferente paraj de la capital, local ~pecial , a oorgo 0e al!-!uno de 1 ' nuestro , adonde roncurr(an de diez a doce lrabajadorc todaa las noches para aprender leer y escribir y hablar d pués un ralo. De t iempo en tiempo, uno de no~otr~ iLa a los pueblo de e! os amigo' y pasaba un par de semana' haciendo una propaganda poco meno que pública entre 1 agricul· tores.

Por upueslo, que todos no'Olros, al tener que tra tar con e la cla'~e de trabajad ore , hablamos de 'estiro o como ellos, n<'Cesitando u~ar el mismo traje. La im.a que ~epara a los campe inos de las clases más ele ada es tan grande en Ru ia tan raro el cont~clo entre ambas, que no sóla la presencia en los pueblos de un hombre vestido con el traje de la población promueye la general curiosidad, sioo que, hasta i se ve en una reunión de camp<>sino u obrero a una ~rsona cuyo aspecto difiere de ello , al punto ~e des­pierta la uspicacia de ~a polida. «i Para qué habla de ir ooo gente baja como no ea on mala intención ?ll, decfao los extraños. Con frecuencia, despué de Wla comida en ca•a de algún potentado o aun en el mLmo Palacio de In ierno, adonde iba a menudo a er un amigo, tomaba un carruaje, corrla al pobre alojam iento de un estudiante en uo barrio extremo, cambiaba mi traje de etiqueta por una cami a de algodón, botas alta de campesino y una zamarra de piel de carnero, y bromeando con los operarios que encontraba al paso, me dirigla a a1gún tugurio en bu ca de mi amigos

los trabajadores. Yo les contaba lo que habla islo del mo-

DL lnt

en fl ~ rior. Ello me escuchaban atenta· in rde:r una <palabra de lo que deda ; Y. d pué.s

' t • .:¿ Oué podem bacler aquP» «AL!tlad .• or-p ~ DU • tr roowt :.ión,-hay que abr~e f4IDID? »

le(am un u uto popula.r d la voluCJón f:ranc~. t.ación d 1 dmirable H~toria dt un CamptSt~to,

a Jann· .ha trian. Tod~ admiraban a . Chovel, ~~ tba """'la'"a..udo por 1 pnehlo~ di..:tribu)endo hbro~ prohibtdos,

ardian en d e<>::' d s guir _us hu~lla nJl blad 1 d { mo• ,-J.rocurad que la gente e una ; y

m má ... num~;rO-'()', 'er~mo- 1<! que e pu~e comprendieron [H'rfectamente, stendo nece arto,

timularl ", contenerlo. . . . . 11 ,¡ e rrer 1 , hora' más ft:hces de mt " !da.

El dfa d· av • u•'' o dPl 7 t, _obre todo, que e: el úlhmo que pa en Ru a eu libertad, fué para mf particularm~te m orahl . La nocl anterior habra e-.tado .en unn reumón de 4.1 di-.tinguil.l "• donde se pronunetaron e l<_>cuente di! n;o obre 1 , d bt>r ' del ciudadano, la prospertdad del pe. y otras \&r clones sobre el mio::mo tema. Pero en el fuudo de tAn JKllllpostl' arengas, una nota -obresaHa. ~De qu~ modo 1 rfa po ble a cada orador poner a lvo u b -lar particular) Y. -.in t>mbareo, ninguno tl'n[a el valor d decir fran y ab1• rt:unente que t; ... tal~.n pro?IO a todo lo que no le pudi rn perjudicar ... ofi,ma mlermtnable so~re la 1 utitud de la e,·olución, 1 inercia de la clase-. infc:tO·

la inutilidad del -acrifido fueron e ·pue. tos para JU.S· tifi ar 1 falta d~ inreridad ; todo mezclado con las egu_ri­dad que d ba da cual de su ardiente deMo de sacrtfi­car-e por eoJ. bien ajeno Volvf a ca a afectado por la profunda tri~teu que me habla producido tanta palabrería. .

A la m iiana ~igui ·nte fuf a una de nu~tras reumones de tej do <~ que e efectuaba n un ótano donde apenas pen traba la' luz. Yo iba ve;;tid.o, como otr.o mu~ho , con mi tra~ de pielt ; y mi compai'iero, a quten conocían ~os trabaj dore:-, me pre-.entó, diciendo ~enciUa.menle: «Borodm, un amifO.• «~ nif lad, Borodin-aJZregó,-lo que habéis vis­to en el e~-tranjero • Y yo hablé del movimiento obrero en la Europa occidl'ntal, sus luchas, us dificultades y sus es-perantas. .

D auditorio, compue to en su mayorfa de adulto-, pareció extraordinariamf"ntt> interesado en la narración. Me hicier on pN:gunl . todas pertinente.~. re_pecto a los más minuciosos de-tall de 1 umoue - de oficios, las a piracione de la Aso­ci ión Internacional y u probabilidades de éxito. lnterro­p.ndome despu obre lo que podrfa hacerse en Rusia y las oonsecu ocia de nuestra pr opaganda. Iamás traté de

WEllOJ\aS DE UN RE\OLUClO • .UUO ' di-minuir lo peligr de nu tra &"'ilación, diciendo franca­mcnl lo que .,en tia. <1A nosotro no - em iard.n a Sibtria uno de e.stos día"; y uno parte de '~otros , por lo meno~, pa.a.rá largos m& en prtStón ~r h~o~ escuchado. • te por' en ir ~ombrto no lo int midó. uDc.-pué · de t o, en 'i­beria hay hambres ; no todo son os . Donde un b ro­bres vh en, otros pueden 't\ ir. El diablo no e tan terrible romo lo pintan. Quien tema 41 lobo que no 'a) a al bo.sqne•, dijeron al partir. Y cuando, má~ tarde, mucho de ellos fue­ron detenidos, casi todos condujeron dignamente, procu­rando ~ah·arnos y no haciendo traición a ninguno.

XVI

Durante los do3 a~o de que vengo bablnndo e hicieron muchas detencion~. tanto en an Petersburgo como en pro­vincia . No se pasaba un mes sin que experimentára.mo la pérdida de alguno, o supiéramos que cierto~ mie.mbroo de

te o de aquel grupo provincial hablan de'laparecido. llacia fines del 73 los arre tos e hicieron cada vez más frreuen­tes. En nov'iembre uno de nuestros principales centros, si­tuado en un barrí~ e tremo de la capital, Iué invadido por la po-licía. Perdimo a P eróu kaya y tres a~igos má , te­niendo que s uspender toda ' nuestras ~elaClone' con loo obreros de este arrabal . Fundamos un nuevo punto de r e­unión má a la afueras todavfa, pero pronto hubo que aban­donarlo. La policía extremó la vigilancia, y la presencia de un e tudiante en los barrios de los trabajadores era al punto advertida circu lando e.<pfas entre los obr eros, a quienes no se perdra' de vista. Dmit.ri, Kelnitz, rghéi. y yo, con nu~ -tras zamarras y nuestro a ·pccto de campesmos, pa~amos m­advertidos oonlinuando frecuentando el terreno OJeado por el enemig¿; per~ ellos, cu~os nombres ~abfan adquirido grnn notoriedad en dicho· barrto , eran obJelo de todas las pes­quisas; y si hubieran sido hallados casualm«:nte en uno de los r egi tros nocturnos en casa de algún ro01go1 e.n el a~to los hubieran pr o. Hubo perfodo en que DID1LJ:l necestt6 buscar diariamente un lugar donde poder dorm1r en una seguridad relativa. <<~Puedo pasar aquf la noche?>>,. solla preguntar al presen tarse en casa de un amigo a las dtez. d.e la misma. «¡ lmpo 'ible l-era la r espuesta ;-estoy muy vtgl­lado actualmente. Mejor ser á que vayas a la de N.>> ((1 Pero

OPOnílt

0 dt aill y me ha dicllo lo m:sm.o 1• •tntot1-M., gnlD amigo mio y no inlunde ~os-

p 1 j de aqui y h y que to~ar un coche : 1 ~1 dinno.• U , por cue' tión de prinetp1os, no quería

~ d earru je~. ) ibe a pie al otro extre~o d& bw de un refu io, o en últtmo ténnmo a

..... ..,.p;:J> en J alojamiento de un mi o, am~·naz.ado de ser , • •t.ado a os mom nto por 1 policí~.

AJ c:om ur enero d J 74, .. perdtó otro centro, que era el rinc·pal qu ten1am para 1 propaganda entre los ~e-

o . Yariu de nu •tl'06 m jor compañ~ros desapar~e-ron apr' ,· oo&d entre 1 rr&$ de l IlllSterto' a Secctón

e ' ra. • u tro d.n::ulo se lué ~~t:E!C~ ndo, l. . a ambl nera hadan e da , tz má diflclle , e hlctm . supre-~ ~fuer ¡oara formar olr nuev donde los JÓvenes

pod o wotinuar nu~ll'\\ obra, cuando a todos no~oy 1i hubkra.n inutiliuu1o Ttba. lwusk.) ~e hallaba en el .ur, ) ob:i amos a Dmitri y .... er héi a que e m rcba~ tamb!én, l ni ndo mat,.rialmrote que forz.arl a que lo h.cteran. Sólo

U(>da.m ~ cinco o :i para de pachar lodo los asunto del drenlo. ro ~osaba, t.an pronto como hubie.;e entregado mi llemori a .. ~ad Gto ráfi( , irme al u de te del pal! ) formar aDl una li a agraria, parecida a la que tanto im· pul-o acJquirió en lr!arula del 75 al 80. . . .

Despu de d03 m - de relatha tranquthdad o:;uplmos, a medt dos de marzo, que cn.i todo el eh-culo de los mecá· n habta sido det nido v con Uo un joven ex e tudiante, llamado r\izoulcin quten de,graciadamente habla ganado u

onlianta, y que 'tenlamo . la seguridad tratarla de salvarse nlando todo lo que .. uptcra respecto de no otro . Ademá

de Dmilri ) ..,ergMt, conocía a erdukóíf, el fundador del dl'\:ulo, y a mf, ) ra indudable que nos nombraría en cuanto Jo ac ar n con preguntas. Pocos dlas de pués, dos t.ejedore -genl~ de JXX'8 confianz.a que ba"ta e hablan quedado con fondos pertt:nedentes a ~u compañero , y que me conod ao por Borodin-fueron arr&;lad05 . E ' los dos, de seguro pon· drfan a la policla obre la pista de Borodio, el hombre que \ e::.lido como Jos campesinos hablaba en la.s r eunioo&; de 1 t jl'dore . Aun no habla tran cu!'T'ido una emana cuando tod~ los miembro' de nue,tro clrculo, e ·ceptuando a Ser· dukóU y a mf, eetahao presos.

'o nos quedaba má recurso que huir de San Pe tersbur· flO; pero ~lo preci--amE>nle era lo que no querfamos hacer . Toda nu · tra tnmen"a organización para imprimir folletos n 1 exterior e introducirlo5 de contrabando en Ru ia ; toda

la red de círculoo, granjas y e tahlecimiento con que e tá· b&mos oo corr poodencia en oerca de cuarenta provincias,

.. UIOR lAS DI! t II.EYOLtJCJO •.. U\10

de las cincuenta qu h y en la Rtkii europea, obra rlel Lrabajo lento . peno~o de los d till1mo.s año ; y, finalm~nte, out> • tras grupos de obrtros en ..,an Peters.burgo y nuestro cua tro oentr diferent&; para h cer propa and entre lo trabaJa· dore de la capital, i cómo era p<ktble que l aban don e­mas, !in haber encontrado a otr qut mant U\ ieran o u tr rel iones y corre-pondenc· ~ Serdukóf( )' ) o d~.: 1~1mo ad­mitir en el d rculo do nue o miembr • y tran ferU' a U lo que habfa que hacer. ~os reunlam().:) tod ' 1 • noche· en lugares distinto , y como nunca guardá.be.m direcciones o nombres escritos-<:ólo lo correspondiente al contrabando .., hallaban, en i!rac. guardadas en ti io se uro,-1 m tmo que enseñar a los recién venid~ cententu:e. de un y ot ros, ro unión de una doc-ena de cifro ~, repttu~ndo lodo una y otra vez hasta que con. egufan aprenderlo de memori Toda 1 noches recorr famo de e~ te modo el mapa de Ilusia, de· teniéndonos partí ularmeote en la frontera occidental, que e taba embrada de hombres y mujeres ocupados en I'{'Cibir libro de los cootraoondi t.as, y e~ las pro,incia or! nt 1~ , donde tenlamos lo centros pr inetpale . Después, 10 deJar el fu fru tenlamos que poner en contacto a 1 oue' os amigos con lo que simpatizaban COn t:J IDO\ imienlo en 1 ciudad, y pre eotar!os a aquello trabaJadores que aun no hablan sido detenido .

En tal si tuación , lo que habla que hac r era d apare­cer d 1 alojamiento habi tual, y andar a sallo de mata va­r iando de nombre con !recuencia A l lo hizo erduk6U, pero como no tenia pasaporte, e ocultaba en ca<>a. de los ~igo . Yo debl haber hecho lo mi mo, pero una CJreun -tancla ex­traña me lo impidió. Acababa de terminar mi MeD:Joria obre las formaciones glacia!es en Finlandia 'f en Ru 1a, la cual debla er leida en una se. ión de la oocdad Geográfica. Ya se hablan repar tido las in itacione , cuando ocurrió que, n el dla _e ilalado, las dos sociedades geológicas . d.e ao Pe­

tersbur go tenlao que reunirse en asamblea, y p1d1eron a la otra que a plazara dicho ac to por una semana. e "'l.bfa que yo habla de pre entar ciertas ide~ respecto a. la exten tón de la capa de hielo basta el oentro mtsmo de Ru 1a, y n~es t~os geólogo con la excepción de mi amigo y ma tro Frtedrtch Scbmidt,' con ider aba n tales afirmaciones d~ un carácl~r de· ma iado atrevido y deseaban fueran detenidamente di~uti­das. Durante otra emana más, por consiguieut~. no me era posible partir.

Gente extraña hormigueaba en torno de mi casa y pre­guntaba por mi usando lo más fanlá licos pretextos: uno querla comprar ' un bo que en mi E lado de Tambof, don de no h abía má.s que prados desprovistos de arbolado. Vi rondar

ooPont.'t

mi calle---la ~t n! M~U)a--o.no de lo dos te-J • de qu n be b~ho menci~~· lo qu~ me oon-

rmó en 1a id d que ml ca~a ~taba ·tailad m embar-~ ita.ba pareutar no dume eutota de todo aqut llo,

.noJI'UlJ~e el pró.».:imo ,iern -. ~r la noche tenía que pre~entar-n "ón de .:ociedad Ge<>mfiea. .

El t.o al fin d tuó : l~ di.s u~ion • fueron mu y am-d , y por lo meo - una ~a quedó d~0,5tr da . ..,e re-

ó qu tod . la antirua~ teorw concerOJentes al perfodo diluviaDo en Ru--ia caree ao oomp!etamente de. fund~n!-0, y qu era n io tomu otro punto de varttd_a en _la m­' ti ón ~ tod ~a cu ... f ón, ~oiendo la atLfaCClón de olr d.ecit a nu -tro má d"~tingutdo geóloftO, Barbot-de-

nv : • lla\& bab5do c. de hielo o no, debtmtos reeono-r • O<>re • qu todo lo que hemos dicho h 'la ahora .,obre

la ' ón d ' ¡ bi 1 flotante · no tiene confinnadón nlg_una n ~ actua ¡ploracion ~ . Y fui propuesl? en . dicha

ióo para la r Id ncia de la e«ióo de .s 04rra!ta fí tea, , en tanto que _o me pre. uot _i _aquell mt~m~ noche no tria a d r ron mi bue=o en t prt•tón de la ... Clón Tercera.

Uubiera 6ido m j<>r no haber vuelto a ~a-.:a; pero ~t:tba rt'ID~ "do de e t lea a cau" del mucho trabaJo de 103 últtmo eH y a cll fuf La n()('be e pa ó in novedad . Eché una OJ d ·a mi p p4>l '· ~-tru{ todo lo que pu diera comprometer a l~ien , ~ é mi" efecto~ y me dt pus a marchar. abfa que mi domicilio estaba ' iE!i lado; J>t ro peraba que la po­lid no , ini ra a , ¡ itarme ha la bi~n entrada la noche, y al o _ ur r pod(-r salir :'i~ilo<:lllDente in que e notara. Ll 6 la hora pera da. y cuando ya me di ponía a partir , una d las muchft<'.ha.s de "«.:rvicio me dijo: << erá mejor que bajéi" por la e calera interior >1 omprend( s u intención , y bajé rápid!llDent~. _ali~ndo de la ca.;a A la pu erta no bahía m4, qu~ un coche de pon to; monté en él , y el oonductor me u,.,.ó al grao Neuskv P ro pekt. Al pr incipio nadie no per -

tula y me consideré en ~alvo ; per o a poco observ6 que otro carru je ' -enia a lodo correr tra.s el nuestro, y habiendo ~nido qu moderar u marcha e l caballo que no- conduda, aque nos tomó la delantera.

En él vi con corpr a a uno de los dos tejedores que habían ido pre...~. acompañado de otra persona. El me hizo sefias

con la mano, como ci tuviera algo que decinne, y yo ordené al cochero que perara . <cTal vez.-pensé-haya sido puesto

n 1iber t d y len,.a al~o importante que oomunica r me.n Pero tan pron to como nos detovim~. el que acompaiiaba al teje­dor~ra un polida~itó : <<f eilor Borodin , príncipe Kro­potkin, qu~dAi.s d~l nido In Hizo seña a los gua rdias , que \anlo abundan en las principales calles de San Petersburgo,

Ml:MORl\ DI Ul'OLUClO. \ JUO 91

y al mismo tiempo altó a mi coohe. . me . ~ostr6 un pa~l con el ello de la policía de la ~ptt 1, dtCleo do al mtsmo ti ropo : «Tengo or den de c:on\lu iros aott' el gobernador . e­neral para que dei~ un e plk i~u .» La _re..5t ... t ncta era tm­po ... ible--)a e hallaban do-. u.ardl ~ pro un no~otro .­' le diJe a l cochero que ' o! \lera y no' U ara e ... a del funcionario referido, permant.'citndo entre t nto e l t JNOr en el o tro carruaje que ~e"uía al nue· tro: .

Ahora re-.ultaba edd nte que la pohd habla \8CJI do durante di z dlas, no decldiénd~F.le a prend nne por_ no tener la _egu ridad de que Borodin ) )'O (uéramo' una ~~~m per­son ; pero m i contestación a 1 ~eua del tejedor d1~1pó l 1 ~~- .

O"'urrió que , al alir de mi ca~a. encontré un JOVen que Hnfa de ~o::.eou y me trola do~ carta~ : una de mt mtgo Voinarol~kY y otra de Dmit~i dirigida a nu~.,t~o compal\ero Polalr.óU. m primero aounc1aba 1 e.table<'ID!H~nto dt .u.n imprenta ~1-.~ndestina . en Mo~ou , ~' ~ enía llenn. ~de n_ottct~ ~:-a tis(üclort , concerutt>nlt>" al monmtento t>n da:ha cmdaJ , de pué.s de leerla La rompí, y como la segunda no contenía nada de particular , la E!uardé. Per? ahora _q~H.' e~talla pr_e -o me pa_redó mejor de- truirla t.amb1~n y pultt•ndo al pohcfa que me en eii.ara otra 'l' Z sus papele-., me a pro' e<.'h~ del m omento que empleó en r egi tra r ::-e el bol! illo paro tirarla ~n que lo notara . in embnrgo, al llep:ar a la. ~ru-a del ~.ober­nador gen eral se la dió el tejedor al otro ~tctendo : «Vt que el señor a r rojó esta carta y la he recogulo n

Después vinieron largao; hora de tener- que aguardar al repre entante del podl'r ch il , esrecie de procurador o. fi ca l. EBte funcionario sir ve de te~t aferro en manos de 1~ .~h~fa de Esta do, que se vale de él en su regi tro domtctltar~o· , a fin de dar un aspecto legal a sus at~opeltos. ~fuello llempo pa 6 antes de que e encontraJ"t\ e ht~tera veotr a <'~~ caba­llero, para que d~~ñac;e s~ . íunctone como ~ugido re­'Presentante de la JUSllcta. Me hic1eron olver. a mt casa, ha­ciéndose un escrupulo'o regi t ro de t.odos mt papel_ s; to doró ha ta las t res de la mañana, pero no reveló nt lo máa mfnimo que pu diera perjudicarme ni causar daiio a los demás. .

Desde allí me llevar on a la ecdón Terc~ra , e a omD1f?O· tente in t itución que ha gobernado en RMia de · de el pr m­cipio del reinado de Nicolá 1 ha la la fecha, y que es. pue~o decirse un verdadero «Estado en el ~ tadon . Empezó baJO Pedro '¡ con el n ombre de Departamento Secreto, donde los adversar ios del fundador del Imperio militar r uso er~ some tidos a los má abominables tormentos , que sólo teruu­n 8.ban con la muerte ; contin uó más tarde con el de Can-

~ acu.:a-me dijeron c:olemnement.e-de haber per­l.(>o. do a una ociedad 'ecreta que teofa por ob¡cLo la des· tru dóo de la actual forma de ~obierno y consptrar contra fa - rada per _o na de "u imperial maj tad. i Sois culpable de t.al delito?

- lfa·ta que no e me lleve ante un tribunal donde pueda h blar públicamente, no O' daré ninguna contestación.

- -..cribid-dijo el procurador a <.<u ayudante: -ce~ o se reron()(le culpdble.n Ademá~ontinuó diciendo después de una pa~a.-d bo hacer ciertas preguntas. ~Conocéis una J rsona llamad .L'\ikolai Te ha' kou-.k} ~

i in h·U en ioterroganne, e~ribid entonces ceNo» a todo lo que tengáis a bien preguntarme.

MtVOftH, D t ' J\E OLUClO. \J\10 9S

--i Pero y .:i 0" pr '!Unto .. ¡ t'OOOCéi', por ejemplo, al eiior Polakóff, dt> quien hab'astf:i.: ha~ pcxo)

-Ik::d~ t i mvmt oto qu me bn , i-. t. 1 pr ~nt no ' a­dl~ic:: ~~ribid <•~o \ si mt pr untá.i.: d t'ODOZ<'•l a mt hermano, mi ht:nnana o mi madr c:tra, e"cr•l id , ' o l\o rf'dbiÑis dt mi otra re,pu( ta: porqut i <'Onlt t ra ~<Si .. con rel8Ción a cu lcJUiHa, de-.de lue~o pro~ t>C larl.ti al ün mal ooutra e;:;a per-ona, regi-.trando su d m:dro o hal'it:ndo al o peor y maniie•tando de-pué..; que 'o la hab!.1 norubr~do .

... e leyó una l r~a lista de pre• unta ' a 1 " que I ct~n ­lemtnte conte,..tt< cnda \ et F,;;cribid 11. o•, Aqut'llo duró -.obr un3 hora, durante la cual pude allquirir 1 t'\'rl~ta de que todo-. los detenido,, cept uando a Jo,;; do tt•j,>Qnr~ '. se hablan conducido muy bil"n Lo' mencionad obrero t>6lo ~abran que ) o babia 8.5 i<.<lldo do. Ytces a una rl"uni6n. ~t> una docena de trabaj ~dore , ) Jo., gendarme no tenia nollrta alguna r t:speclo 11 nue«lro drculo

--i Qué tái-. baciendo, prítl('lpe ?-me diJO un ofkinl dt' g~ndarmt al conductrrue a mi celda -El Dt"l!ar•e a rt · ponder a la pre~unla' ~e conHrtirá tn un arma terrible contra vo

-R--toy en mi dt>~ho, ~no e« \'erdad? f, pero . ) a . nbéi . nt -l'o. que encontr~i .. ~la habi­

tación ronfortablc .. e ha mantemdo caldeada d~de que o arrestaron.

La hallé efeclhamente, t>n buena" condtdone~. ' pronto caf en un profundo ~u('i\o '\ la maiiana íguiPll t(' fui dt · perlado por un gendarme que mP lrafa el ttS de ro-. tumbrP .~ poco entró otra pi'Nona que con la mayor naturalidad mt> dijo a media voz · ccAqur hay una cuartilla de papd y un h\piz : escribid vue-;trn carla.,, Era un impali1ador ron la idea , y a quien conoda de nombre y que no ~('!'\la de in­termediario con los prPSO!I de la ('Cción Tercera

Procedentes de distinto" htgtU'('S ora golpe-. en el muro, que se sucedfan rápidamentE' Eran 1~ pre~o~ comuni<'ándo'IP unos con otros por el medio indirado ; pero como red~n llegado nada pude 5arar en cloro de un ruido que parecta venir de toda parles a la 'ez.

• • •

Una co"a me preocupaba · mieotra~ "e rel{i traba mi ca~. pude coger al vuelo a'go dicho con cautela por el procu­r ador al oficial de gPndarmpc:, re 'ptclo a ir a hart>r otro tao~o en el domicilio de mi amigo Polakóft, a quien iba diri·

OPO~

1 a. rt · tro t hir.o, in embar~o; JWrO ~ le dió una pró·

rN a dP. t ~ dfa p.; rs f1ue pudiPra P aminnr e Poco Mc;­pu fu[ lliUilado ante el prOMlrador , quien ron aire triunfal m en !!fl" un ~hr"P r:nto d-e mi pmio v 1 trn. " en él una

l , tamhi~o mf" qnt dedil " f : «Tened ln bondad de llevar t ¡pequf"l~ a Y E y enrar~ad lo J.!UBrdPn ha la qu.e ~ra la.m do d,. un modo comemente .n La per~onn a QUien la

nota ,. diritrfa no e taba <>n ella con ignada ,,p_ la rarla _-hjo el l'rocurador,__c:¡o enronlró en cac:a de PolakóU ; y ah ra, prmd)'f' . u ~uPrl ~>. e tá en nte tr manO'>. i mi'

quién ~ Y E. , Pl pfíor Polnkórf QUrdará en libt>Mad : J'('ro i o nP!.! i a llo, eguirá detenido h~ta que se decida a d m el nomhrt'! de el'a per,onan.

~liraodo al ~bre, quP t'Slnoo e<:cri to <'<ln lápiz de carb6o, ) a la carta. qutt lo habla c:ido con uno de plomo ordinar io,

ll'dé inmediat~ment<P 1 ci.rcun<~landa ro q11e se ~cri­bieron am~. nTenco la c:ernridad~ rlamtS al punto--dP Q11"' la nota y 1"1 c:obre no ~e ncontraron junto~. Vos eoi qui~n ha~ic: pu~to la una den tro del otro.n

F.1 prOC'U.rador e:(' Mlboritó, y vo continué didPndo: 1<~ Pre­tPnM' hacermf" crM>r. que c:iPndo un hombre práctico, no hahé' notado QUt> lo<: do ~lán (><lrritoc: con lápice dife­~nl ~? 1 r nor lr11 tái de que la ~enll' ac<~'ple como cit>rto lo 'fll" tan ltj ,. lá dt- la v rdad 1 Puec~ biPn . oc: digo ter­minllnl meot,. que ln rarta no Pra pera Polakólf. n

D dudó un momento ; pero luego, r ecobrando su au dacia,

WDIOBU Dll mf B.ETOLUCIO!U.JUO 95

• ó : nP olakóll hn admitido que esta cart 'u -tze era para él.•

En esto sab~a yo qm ~lía . Pola.kóff bublt'r ~t~o para ~{ cualqw r . g~nero de re pon~ bdid d; ~ro hubiet:e prefendo 1 d . !t<'rro a . iberia antes de comprom ter a otro. A _r q11e, m1.r~ndole fi)Mlente a la ara, re-()liqué « o, efior ; 1amá ha d1cho él e~o. y ~~lS ~rf t mtnte bien

q11e vu lra palabr <'tu' n de veracidad 11

J:? .. e _pu'40 Curio. o ? npu_enló que e po~fa , didendo a conhnuac1ón : <<Pues hH.:n : .1 guardái aquí un mOOlento <>;:; traeré la confirmación e cr ila de Polal.:órf ~obre 1 par­h culu ; él c:e halla en la habitación inmediata ded Nllldo 11

«F.l!loy di pu lo a eo:perar todo el tiempo que ~u t~i 11

Me . nté n un -or~ nlH fum é innumerable d¡mrrillo' · nada ,,no entonce m de pués, porque tal co~a no e i. Ha .

. ;En el 7 en o!l~ré a Polak~ff n Ginebra , t>n cura époc hiclDlos una delic1oo:a e~cUMión al gladario de Alet<:eh. Creo inútil decir que u coot• :o: tarione fueron tale como yo las . peraba : ne~ó k'ner ningún cooocimit>n lo de la carta m de la pe Nona repr e entada por la. inidal V. E. Muchos libro pa aban oon frecuencia de mi a él y vicever, a , y la ~Ma se halló en uno de ellos, mient rn que el sobre aparec1ó en el bol. illo de un gabán viejo. v tu vieron &·

r1a -. maoa ~re o. recobrando_ de.,pué la lihertad , grada a la lDlervencJón de . u r ela 100 científica. . o e mo­le tó a V . E. 'f mi pe.pele~ foeron e!llref!&dO'l a u tiempo

No me volYieron a la celda , media hora de pué vino 1 procurador acom-pañado de un oficial de gendarm .

<e ueslra mi Jón- me dij~tá ya terminada · vais a eer conducido a otra parte.n '

Más adelante, cada V<'t que lo ve[a , siemprr le lomaba el pelo diciendo : <e¿ Qué hay soLre tla dedaracióu de Polakócr?n

• • •

Un coche de cuatro rueda aguardaba a la puerta. M indicaron que montara en él , y un corpulent o o ficial de gen­darmes de origen circasiano se sentó a mi lado. Le hablé, p('ro me re pondió con un gruñido. El carruaje cruzó el Puente Colgante, pasó después el lugar de tinado a la paradas, corriendo a lo largo del c.·mal, como procurando evitar lo eili0'3 de más trán~ ito. ((i Vam a la pri ión de Utov k y ?>! , le pregunté a mi acompañante, sabien do que muchos de mis compañeros estaban ya allf ; pt>ro tampoco me contestó. El eis~a de silencio absoluto a que e me sometió durant-e 108

'

1 • ient empe'l~Ó en eEl~ vehkulo ; mas cuando

~ 'por el Pu ,.. Ó' P ' io, comprendí que iba C&·

o la f rtal za d.- ~ n PeJro Y .,.an Pablo dmlrabe h o.:ura del rto. • abiendo que no lo Yol-

, -uf,a a , r en al llo t i mpo : el ol marcllab6 a su ocaso; nu .: a rupab&n en 'i~ente _obre el

nl&n ia, en t nto que otn mt1 l tgeras notaban i c za d jando ' aqui ) all! p rtes del azulado

lo De pl'Oillo 1 e he tornó a 1 iz.quierda, pen trando r r un puaj abo' edad o, que era la entr&da a la for taleza ...

• \ ra tendrl que ~"ar qul un par de ado », le diJe 4} c;..bo .al • "o é por qu~ ha de r tanto?», con te l~ el circasiano, qut..- una ez en el intr r ior de la pr' ión babia recobraoo f'1 de la relabra •VUP•tro a •onto está pró imo a ter·

in& , v podri pa~ar a 1 audiencia dentro de quinoe dlas.• ·~1 ~ tlón-r pliqu6--e,. bien . encill ; pero ant~ de

De~ rm ante un tribunal intent4réi pr ender a todo los • ta ... de Ru ia, y como .. on tanto . en do aiios no ba-

b terminado vu tro cometido » Entoo no pude apre-ciar tOtio lo prof ' ttca que era mi ob~en-ación .

El rruajP. <katu' o a la puerta d 1 comandante mili-tar d,. 1 for talf'UI ' t>ntram~ en .. u ..,a lón de recibo. El ge­nere! Kor5t koff, hombre delpado y ya de edad, e presen tó ron una marcada expre-ió n de di"gu~to en s u n~onomla . El otki ~ le dijo al o a med•a voz, a lo cual oont tó : ccF.6tá bi n•, mirtndolo de un modo al{lo deo::precialivo y volviendo d 'PO 1 vis1a hacia mf. Era evidente que no le agradaba m u o reribir un nuP' o hu~ped y que e hallaba un pooo 1\ ~r onzado de u mi i.ón ; pero parec[a agregar : ccComo

t1ado no ba~o má. que cumplir con mi deber .,, Pooo des­put ' otvim a rubir al car ruaje; pero pronto se detuvo anl,. otra can<'ela. donde no hicieron e perar largo ra to hasl4 qu~ ' ino dPl interior a abrir!a un de~ tacamento de soldados.

aminando a pie Jl<lr pa.-:adito<; es trechos llegamo a una puer­ta dt> hi· ""!'· que daba are~o a una o~cura galerla, tras la <'oal no~ YJmos en una pequeña habitación, notable por la faJt dP lut ~- la buml'dad.

\'a;i, oti ial francos de ervicio , pertenedentes a la '-"arntr •ó.n de la fortaleu SP movlan de un ledo e otro sin hartt ru1do con u-; bota~ de fielt ro alfombrado, ni hablar una Fo palahrn ; en tanto que el gobernador fi rmaba en el libro del ciml ... inno. el J'ffibo de un nuevo pr eso. e me or· dl!tlá que . rJ? d pclJ8_1'0 d toda mi ropa y me pusiera el traje ~ la pr t •ón. con 1-.t nte n una bala de franela ver de, tnmen ~ed~ de lana de un gro~ e traoTdinario y chi· netas tmar tlla en forma de barcaza, tan grandes, que ca i

lilE)( U. DE t.:!'f U OLUClO. A.l\10 97

~~ me ~an de lo~ pie· al quere dar bat.a;S ~-. 1 c:hlnela Slt'IDpre m h:},[ an d con ell . Le

~ med¡a · gru - )ami\ me , &n o repulsh a , y prenderme de una cami et.a ~:.tron . n t tu \' que d . humedad de la fort leza, m hub~e% di~ ~a que, d. ~a l pero no .,e podta permitir que 1 00

, n de gr;m utihd d ; natu ral, mpec-é a protestar Y que· d an I o, como e ~ má~ o menos, me -la de\'oh·i~=-epoe ~~~· ) . a ~, la hora, Kor sákoCf. r un.1 n uo eneral

D pué ' me lle\'a.ron a tra' ~ de un · el cual , ; et>ntinela armado' que pa ~ obscuro, en ron n una ce!d . . Una pesad" pue;t.a pd~ robl • y me melie· de ml, la llave giró en la oorradura e ~rró trae local donde apenas en traba la luz. • Y quedé olo en un

7.-TOMO 11.

PARTE QUINTA

LA FOBTAUZA -L.<l rUGA

E.c:ta era , pue~. la terrihle fort11.lt>r.a dond tant dP 1 H'r­dadera vitaJidad de Rui'ia habla pcrt'<'ido durant 1 d t\1-timo siglo', y cu ·o nombre e pronuncia iempre a mt"Jia voz tn ""an Peter burgo

Aquí, Pedro r atormentó a u lli¡o Ale ¡,. "U propi mano ; 8lJU(, la prinr~ Tnrakáoo\a tu' o ence­rrada en una celda que fu~ tan imadi!U por 1 agu durante una inundación, que la ralM e ~ubfo.n obre Ua p ra li­bral"'e de una muerte egurn ; aquí tambi~n 1 terrible Mi­nich martirizaba a uc; enemig~. y talina TI en t rraba vi os a •los que no aprobaban el que hubiera a inodo a u marido. Y de de lo, tiempo<: de Pt'dro J, durant cit•o to e­lenta ai'los , lo. anale'l d la m11 a dC' piedra que, !'urgien­do d l e a, ~e 1 vanta frente al Pruacio d Invi roo, lo fueron de a ec:inato • tortura ; de hombre enterrados vh·os, condenado- a una muerl lenta o nrra<~trado a la demencia en la oledad d ob<;cura y húmed rn62Jllorr

Aquí, 106 decembric:ta , que fu eron lo primet:o. en de -ple-gar la bandera de •la Reptibli a y de la abohCJón de la servidumbre, sufrieron ~u !(lrimero mortiri , pudiendo aún enoonlrarse u huella en la Ba-tiUa ru<l3. Aquí, igual­mente, tuvieron preso los poeta Ryl~eH, hevchénko, D toyu k, Bakunin, he.my beuc:ky, PisareU y tantos otro de nuestros mejore escritore contemporáneos. Aqul, larakórolf fué atormentado y murió en la borea.

Aquí, e.o cierta parte del reveUfq de Alexis, aun se h.ftlla

1 v o a 1 1

muro. En '1 !oodo t cMn lt !ti, un l. 'allO , un ru -:a pu rt ~e rohlt, ,.n la qth Otilé un po-,llgo tern'ldo

por Iutl'8 d .. llnado. 11 p 'O d hl... ~imt nh, y un a UJt' J'O ~JUtllo, con ~o aHal ) un 1 p que podl, 1 , nlan, de.-dt> tl f' t. r10r ; t>'_l• t·J'8 , 1 , Jud .. u, tra' ~-- dd t u 1 el pr o podía .er ~'I'I do t t1a momt>nlc), El u·nttnd tlUtl -.taba en ~1 Pt~:'ad•zo le' ntaha con fret u n i 1 , rN d~ r

uuraba aJ wter1or , o ~ndo .. c> ' 1 crujir de ... u -. bola tU, ndo t acere3oo e la puerta. Tr t de hahlarh• ; pccro t'Jllt1nc

t! OJO que se Yeí al ()fro lacio del t'ri-.t:~l tomó una e pr _ ~>Ión de t~rror y aqu <Jia ' cerró al ruom nto. abri~ndo~e fur­t~ ,·~enle un par de . minuto~ dt>'f'Ut~:; p~ro no m fuá po­~tb.t> ob.ten~ de ~1 m una palt~bra.

El ~•lt nc1o má a~oluto r ein ba a mi aJreJedor Arri­mé el banco. a la ' enl8na ' m ir~ 8 la Pt'\lUei)a partt> de fi¡ lo que era posible ver;, procuré recogf'r alg1.\n sonido d 1 e\ a o de la parte de la cm liad ~e e .... tá 1 otro Indo dt 1 rlo 1wro no pude con e¡.ruirlo E'-le ::-llt•ncio 'epukral t-m pu6 8 t;ntr -le rme • traté de can tar, primero en \ OZ baja ) má alto d pu .

ccé lle de de<:pedirme en tonce~ del amor par, .::iempre ),, m~ en onlré. que cantaba, de mi ópera ra, orita Ruslm1 y LuJ. nula, de Ghnka ...

-Sellor, baga el rn, or tlt' no cantar-dijo una \ Ol algo apagada que ~ oía a lra' ~" de la ' otaniUa

--Quiero cantar. · -F..stá prohibido. -Pue , in embargo, cantaré. Entonce vino el gol)(>rnador, quit>n intentó per<:uadirme

~ que no debía hart>rl~. pnrtlt~<' lt ndrln que dar parte al Jt'!e de la !or.taleza. harten do, adcnu\. , ob~l'r\ odooe~ nca­mmada al Ull'~mo fin . ~ero ~e me cer rará la ~or~an la y perderán s u fuerrra lo

pulmones 1 no pul'do hablar ni cantar- traté de conlt' tnr --Lo ~ejor será que procuréi~ cantar en un tono mú" uaJo

que <' stenta _Jo m en0'3 po~ible--d ijo el 'it•jo gobemador d~ un modo upllcan te.

Pero todo . lo r ~u1l6 ..; lé ril , porqut> al~uno- dla<~ d -pué-s e m e quttó por comple to el de-soo del canto. Inl<'nlé hacerlo como cue llón de mantener lo afirmado t><'l'O no me fu é posible. '

((L? p rincipal-dije para mf-<' ron r ar mi Yigor rr ioo · no qtuero caer enft>rmo. Me imapinaré obli~ado a p:t .. ar un pa~ de ~~o en l!D8 cabat1a en el e, -trerno 'orle, duran te una e -P~diclól_l árllca. Haré ba~tante e jerC'irio, me dedicaré n la gtmno ta y no me dejaré dominar por lo q11e m rodea Diez pa OIS desde un ángulo a o tro de la habitación e ya oigo¡

l - M MO lA' D \.;. Ol.UCIO RIO lOS

~". ~pu por rompleto !'U lnnc : e p.'Ul .... l\8 n tu­ral t . P<A."' d pu ,.. de mi rtcre:s.o de ~ Euro 0<:'\':hh-ntal, ~1 dó ft Suiza. decidi ndo e l bl T'e alll nc~de que

rd1ó d _ biJ~uno d~ rol ra en pocai' bor s · otro de n--unción,--.~ P lersburto .. le hito doblement in-soportable.

· hermano no babf tomado pa.rt~ en nu -.tra pro · da. ·o creta en 1 po;;ibilid d de un alr.:uni nto popular,

y no con cebí la r t \ olu ión sino como la obra d uo l Uerpo repr ent th·o, ~emt•jan t.e a l .\sambl n don 1 fran~. d li""9 En cuanto l agitac1ón ~iali,:, t • ólo 1 nocla por los di UI'S() qu ,e pronundaban en 1 r\'UDIODl pú-bli , no teniendo ide d la propa~and ~ rt'ta qu ~'l . bam a punto de rt~alu r En ln{llaterra babrf, ido parti-dario d 1ohn Bright o de 1 ca rl• ta . "'i .e bubie-.co ncon­t.rado n Parí cuando la re' oluCión de junio dd !. , e u­ramente habri batido en l barricada al lado dt'l último puñade de t..rabejadore~ ; pero en 1 per íodo r'-·parat r io hubiera eguido a LedMl-Rollin o a Luis Rlano.

Cuando fué a uíza, fi jó u r J deocia en Zurk h , imPft· tiz.ando alH ron un gru po moderado de 1 Internacional . Socialista en pr incipio, <:US idea~ inOu{au naturalmente en

u género de id , por demá !ru~al ~ laborio...a ; lr bajó con pa ión en u gran obra cientUica-d objetho priucip&l de u e -¡ t ncia .-obra que había de hacer di~mo ptndafl t en el pre ente , iglo, on los famo,-os Cuadro dt la Na turalt:a de los nciclopedi t~ llegó a ser ¡m m amigo pt>r , onal del antiguo emigrado 1 cor onel P dro Laurofl, s iendo ambos par­tidarios de las idea filo ófica . de Kant.

En cuanto Alejandro se nt.eró de mi detención, lo aban­donó todo-la obra de u vida, ~u ida m i m d liberl~d, que le era tan neoe aria como el aire a la e i lencia del aH•, - y volvió a an Pct<>r~ llurgo . que dc t~laba , con 1 oto pro· pósito de tratar de endulzar mi cauUv('r io.

Nue tra entre i la fué conmov~ora . Mi hermano (' lab& muy el:ci tado. La vL t ólo del uniforme ozul de lo genda.r­m~-lo verdugos d todo pen amiento libre en Ru ia- 1 t>r odiosa> y francam nte m anifestó Cfle eulimiento d<'lanl~ de ellos. En cuanto a mí, u pr sencia n la pi ta l in pi­ribame la más vi va inquietud. entrame feliz al cr u ro tro qu r ido, u ojos llenos de ter nura, y abcr que me permitir1an comunicar con él una vez al m ; no o~tnnle, hubiera preferido erlo a centenares de leguas de aquel lugar, al qu e bahía ll e~odo en plena libertad ; pero adonde podía volver en cualqUier m omento escollado por los ~en­darmes ~Por qué bas verúdo a meterle en la boca del lobo~ Parl-e en s eguida,>-Pen aba yo entre m1 ¡ pero también com-

n

1 Y a pod1a lrabojar 1 "' rlame impo ibl pre:;sr ahora 1 inmenso con uelo que

entCJn ntl al saber que podía ,·olYer a .cribir. Hu biera f•MeTido ' tvir ólo de pan y a~a en el má infecto de lo e.a.l , con tal de poder ocuparme en algo.

r? ·, !n embar~o, el t1nioo pre<:o que gozaba de e pen01 •. ~ arto .. de mts compañero que tuvteron encarce­'l4d t o IDA, aí\o., ant de la vi ta d •l ramoso prooe.o de J~ «Tr ~e_· nt noventa y tresu, ~ólo pudieron obtener una . mple ptl.llrra. ~aturalmente, a falta de co a mejor, en medto ~ u lúgubr soledad, aquélla era bien recibida. Em­P! "áh4nla para escribir lo tema_ de los idiomas que estu­diaban, o para rt~ lver problema d matemáticas · pero todo lo qu en ella fi jaban desaparccia al cabo de aÍgunas horu.

D ~ equel in. tante, ~ vida de cautivo se adaptó a una forma m4 ~ar. leruendo ya un objetho inmediato. A . nue' e de la mañana tenía ya casi completados los tl' entos pa a ll"avés de mi celda, y esperaba los lapi-cuoa Y plumaa que debían t.ra.enne. El trabajo que prepa-

" n I.t'CI JO 1~

raba para 'a ~ forme Hbr" l ' t: pl r i n , n Finl ndi lk prin ipiO' ... o~ 1~ l u, 1 ... u ' fl&i 1

S Ltendo .~ r>Ollta d 'Í Ont'r de ti{mpo ilimitaJo, me dt . Jdi 1 r.lnr . de nu ., o ' ampli. r ~'t p rte de mi tra-baJO. La Al· dt'mt d.- l th i pu ... o :m admirable bibliot a m_i d 'PO~ítión, ) T ron lo ... e Ut>nó un rincón de mi ld d 1i.br?" ~ ~ pa-., lltdU~ t'ndo ~ 1 total d 1 " ID\ ti ic: o ~l"'lógtc ;; Ut'tl '• un . rol•'\ción r ,¡ ompld de M mo­rra.-, d~ tod ~ 1 .., t' l' dH'I()O ' árllca , y tod 1 ~'01 ·ión d~l Quarterly l otnlw.l de 1 "' iedad G~lógka Londín~n. . Mi _obra. llegó a _formar d~ 1-!rU os \ olúm n ~. n prim ro • mlprlmtó deh1do lt ' t' UHI clt' d~ mi berro no , dt l'o-­lakóff (en 1 ftm~rith d 'a ~ocit>dad Goomfk ) "en tanto ~ e! e~~do, que no hahla t~rminado por compi lo cu. n­do nu e\ a.stón qut dó en púdcr de la ~ :x-jón Ttrcera m manuscr~lo no pudo ballar,e ba"l3 el 95, qu tué entr · do a la Sociedad Geográfit.:a , la ~ual, a ~u \ ez., me lo r miltó a Londres.

A la cinco d la tarde-lre" en inviern0--8.1 mi mo tiem ­po que me t:raian una pequl'ña lámpara, inc ut~ban de lo l~pi~ros y plum , ' íéndome obligado a uspender el trabaJo.

Entonces 1 fa generalmente li11ros de fii ;:toria En la fortaleza habla llegado a formsr una bibliot a complM durant la uoo. ión de rre~os poUticos que en ella fueron oon finados. fe permitieron agre~ar a aquélla nlgw\o libroe de le to obre la bi ' loria de mi par , y junto con lo qu me lle aban mi pariente . pude leer la mayor parte de la obras y de las coleccione de actas y document que se refieren al perfodo m~covila de la bi toria de Ru ia.

Dedicábome con ~u lo, no ólo a la l~lura de lo anal rusos, particularmen te los n \ rdad admirabl de la de-mocrátioo repúblira medieval de P ,kov-1 m jor quizá d Europa en Ja hh.toria de la ciudadec; de ... a ~poca,- ino t4IDbJén a la de toda cla e de documentos anlifl\los, a la de las Vid de los nto~. que a vece cont ienen h hos de la vida real de la masa que no e puedt>n encontrar en otra parte. Lef también durante dicho J'l('rfodo d tiem­po gran número de novel , oomo igualmente l . Cuento• de Navidad, de Dicken , que me mandó mi familia , J)l'ecl ­samente en esos dfo del afio, y que me hizo pa ar dicha fiesta riendo y llorando al contemplar las soberbia creacio­nes del gran novelista.

1

w

101

Too L b por d tio l pr· ión F~t ¡ tio teu un ducido pentá no, oon un !k ra .. tr, ha y en el centro un pt"QU ilo tlt1icio d -.tin tio cu to d bailo; pero, así y t do, -O- p ~eo me l!ndll.b4n.

La n ~esid d d nue\ lDlp ... ion --e~h :-entl.r tM lo en la pri~ión, que cuando me pa aba por tan ~trHho sitio, fij ba con::lantemente 1 \i-.t en 1 flecha J or. J de l e l d.ral d la forl lez.a De t lod ' lo obJeto que IUe ro­d han era el único que ~bi d a-. lo, , m --taba ' rl d lu.m.bN!.nte como el oro r u ndo t>l sol Lrillal en un

lo claro y d SJ)eJ do, tom ndo un a--pedo fa.nt :-ti\:o cuan­do una gasa de azul~ neblina emohl l ciud d o d­quiriendo el color r1 deJ lk~ si t:'( nube. ol~o: ur -fan el firmamento.

Durante tos pa-.t'OS ~H ' r algun ... '~'e: a la h11a del gobernador, muchacha de dlez ) ocho a dil•t. ) nun e ano~. cuando ~a dt>l paht>U\\u d • -.u I dr ) ltui, t¡tk au­r.ar nuestro patio para dirigirse a la pu rta de entrad , únka salida del efido. 1 •mpre lo b ·( r pidament ron loi OJ baJ~. como ,j e int1 ra ergonl6da d cr 1 b ija de un carcelero. u bermttoo menor, por d e ntMrio, que era un cad te a quien ' i una o d ' en dicho 1~ r , siempre me miraba tan OJam ole 1 cara on l4.1l r ne expresión de t:impat!n, qu no pullo por meno d Uamur m1 atención , y ha«ta lle r a mencíon~lo a al..,"Uno de pu~ d mi alida uatro o inco ailo d 'PU~ , ·n8ltllo ) ~1 er ofi .ial, fué dcslNrado a iberia. llab! iogre- do en el par­tido revolucionario ) upon¡zo a} udó a que oomunicarnn lo' amigo con lo-. pr ~~ de la for taleta.

El invierno ec; trHe y ,ombr!o eo dill Pt'tt•r ... l.Jurgo para los que no pueden pe ea.r por l calle brillanlt•meut ilu­minada ; pero lo toda' !a má~ para 1 que e tá en el fondo de una ca::.amata. La humedad ra p or que lu o~curtll d. Para pr e<:ervarm de ella , ralenlal el IO<'al bu- la un grado tan a lto que ll<.'galJa a >:entir \ttrd tlera ... O(O(•<lriÓll; [ rO, en ambio, cuando p ude oo'-eguir que hoJnra uu ¡xKo In lt•m­

peratun, la bum dad tra pasó }Q<; muro , corriendo 1 agua a lo lar go del papel, y bien pronto l u! prc .. a de agudo do­lores reumáticos.

* * *

A pesar de todo, mi e p!ritu no d008!a, y ronliouaoo cribiendo y trazando carta geográfica en la ob¡,curidad , amando los lapiceros con un pedazo de 'ic.lrio que h bla po-

1 H D U RE'fOLt.:CIO.: U\10

" 'isla , i lirta ru- , ~ rp - $US temort>, um~ - ~ ur ;;:to' qu

t ~poni ron franc}u r.a tiro

109

La culll fu é iotem-ptad en \ por 1 2 dón T r · ~r , . en la nochP. de · ' 1dad fut"ron a rt" 1~tr r <:U ( , lo que efeduaron d modo m -.. brul 1 t'n qu~ d ._ rdin • r io. 'pu~ - de m di noche, 'ario hombr."' hidt>rvn un .irrupción en . u departamt'nlo, revoh i~nd11lo toJo. 1l ta

pu~de. fueron reconoc1d ~; el nii\o enft>rmo fu~ do de la cama, a fin de in. f\é: CÍ(II\ar la rOfld" '! roldu nt romo nada había, nada pudieron enl'Ontrar .

><le rt'~i~tro irritó a mi hermano, qukn, oon ~\1 ero ~um­brada franqueu, dijo al ofkial d~ ¡rentl.'lriD•· qllt lo diri~otl

on lr Y , e pitán, no <:ienlo renoor ~ett tdu ión ha sido limitada Cl\$1 no rompreotiP lo qut" <' 1 h. ~it•ndl) Fn cuanto a Y~--<'ontinuó d iritdt~ndo<:e al procurt\dor,-debo de· cirle que no ilrooT't\ el p pel qu~ repre,enta en todo , lo; h r t><.'ibido una edur ci6n u ni' I'Nitaria . ronore la le) ) ~ que la e tá arra trando por los url • . d ndo ron u prt>-6ellcia una aparil'nda dt 1 !:!alid3d 1 s.cto ttrhi t rar1o c1u com«"l n o e;birro.: ; ~¡ , pu~. un mi"' rahl~ ••

Aquellos bombreq le jurnron un odio mortal. Lo tuviel'\ll\ encerrt\do en la , N'Cit~n Tl'rrc ra ha.;;t ma o El hiJO de mi hermano-un niJ1o t'Ol'antador, a quien lB enfernwdad ha bfa vuelto má af('('luo"o ~ inl~>Ji~eote toda' l ~--taht'l al11 cado de una fiebre con unlha, bahienclo df'dart\do 1 m~­di<'os que no lt>ola r emedio. A lc•jandro, qut> ~ttmá' hab!a pedido el menor fav or a u.;; enemigo , 1<'"> uphc6 enlon qu le permitieran vc.>r tt 11 hijo por la L\ltima vr1.. ~ ro~ó que lo dejaran ir, bajo palabra de honor , durante un hor a u ca a , o que lo conduj t>r ru1 coo,•enienlemcnt.- ru lodiado. Pero e llo 1 rclm"aron LP fa, or; no qui ieron privu ~ del placer de la nn~an:r.a

El niño murió, ) poco de~pu~~ la de"graciada madr , ca i rnloquedda de dolor, redhió la noticia de qu su t'"'~O habfa ido de«terrndo por ti mpo indefinido a ' Iinu in k, pe· queño pueblo de la ib ria oriental , debi«"ndo hat r 1 iaje en carreta entre dos ~endanne.: Ella e taba autorizada p11rll

eguir 1o, pero ólo desput\!<, porque no e 11' permiHa hacer el viaje juntos

ccDecidme, al m nos, cuál e mi crimenn-pre~n taba mi hermano Pero n inguna acu'"8.<'ión fH" aba obre ~. apar te de la cart.\ mencionadft u deportación apareció como un acto tan arbitrario, como una ven aoza tan evidente de la ción Tercera , que toda nue:o; lra famil~ creyó que no sa pro-

1l

" i ría d~ añ , y no Yolvió

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d~ muj r , y al~ron minuto .. d 'Pu~ ... pud fra-ment ~ de una con\ r, '.ión. l na ' 1 r nina d .. ct 1 cdda, ' otra h ".i . ....Jndudahlemente l d 1 (')('Jlti· nela-docfa altto 'E'n oout ,lt\cit\n. n{ 'Ptlt" rt 10 { d '<~nido d la' E'l)purla del 001'1.1nel, .. u 1 • prt i~»t J • """ ~ prime-nda .... a aquél ' t>1 ruido tpl h d 1 ll ' 1 ,i r n ' N rradura. F.l dijo aleo qut no pud t nlutdt r . ) un ' vt de mu je-r 1, ronl~: -.h\ t n ton() t>levado " () h ahl1\ m ; ) O no bict> mn' que roL' rl qu 11 m ra al dit al de u r­diu, ~rrándo-.e la pu rl a <'Oil tinu ción, ' olvi tlo d nue' o l ~ZOht rnlhior a r pNnd r al rentint ( a Ul\\dl voz

Yo no est, ha pu ', olo; h·nia un \ ( in qu , de-,da f\1 primer mom n lo hahl lo!!rado qut'brantar la .. \ & dis· ciplin que ha .... la en ton ;; l't'jnam en 1 !ort lt Ul.

D de aqut'1 díl\ llh 1 redt d~ 18 pri ión, lfllt" hahian permancddo muda.~ durante Jo .. \\ltimo ... quinc~ m , 8d· quir ieron animftri6n. nt' toda... f'(lrt •;; -.e t)!lln golpt que daban con el pie t>n el ue1o; uno, do', trt' , t•uetro, on~. ' intk uatro, quin('e ¡!e lpc ; d -:¡m~ uM p u... ... auida dt\ t~ má' y u nn larg ure,ión de treinta ' lrt'"· Lo (\1 1 s repella en 1 mi,mo ordt'n , h --ta qM t•l \t'<'IOO llt hft ~ompr<.>nder tfUt' ~o Qllt'ria dt·cir: u~ 1\to t'lf ) • (¿ Qn tkl ·~ i ?), ieodo la letra v la ter•·era d nu ... tro alf hl'to Dt' le

modo pron to "t' <>nhlhlRbn la ronY\:1'61\dón, <f'W, ptlr lo F nt·ral. mant~nfa irYit<ntlt dt'l alfallt' lo abre\ iado, t ·lo e ,

ee le dhide en "'eis hilera' ,Je cint'O lcl l'a rntla un11, mar­cándo"' cada l t>l rn por :su hil•'ra y rl lupar <f'H' ocup n la misma.

Con gran . ali fa('tión de<:.<'uhrf qu lt'nfa 8 mi i7qlJi<"r· da a mi ami,:to ... erdukóft, con quirn pronto p<~drla h t.IM d todo, particularmenlt' al u~r DIH''Ilra clnve Pero e ta comunicación con mi emrj:mlt> produ jo Jlt'O lo mi mo que alt>grfa.s Mi amigo tulablaba ra"i lotlo lo<: df:~ oon­Yer ación, por el procrdimieoto indirado, tOn un t'8lllfl\:'lno a quien no cono<'fa, que e enronlrnha en un crl~la . iluada bajo la que YO ocupaba, y murha \ t>C• • aun <~.JD quer <>r ,

gufa , mien lra trabajftbft, su diálogo Tnmbit<n ) o hllblts con él. i el ei--lamien lo ab--olulo , in n inguna <'18 6 de trabajo es duro para hombres qut' le.rH!an in,.trucdón, lo e infinitamt>n l.e má f'(l ra un rampe-siDo, ll('O,Iumbrado a la labor fisica qu e no <'"~ po"ible pa't> ai'l~ f'nt<>roR dt>dicado a la lectura . La Rituación de e le pobre ami¡lo Pra bi n la­mt>ntable, puf> habit>ndo pa .. ado c(.•r t·a dt> do-.. ai\o en otra prisión ante;;: d(' traerlo a la forta!et.a, " U án.1mo t bellaba profundam n le quebrentndo. u d h to con~ t ;; t {a PO haber oido prop6fll\r el sociali ... m() Pronto rmp('{'f a notar ('.OD

terror que de tiempo en tiempo ~ razón dhagaha ; n adual-

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un la?

• • •

El gran duque ·,_

-Cada uno titne eu maner de pen~ar-repliqué . !te ta , i <"ret'i- que era nece~ario pro' ocar una

r vol ución? e ,ué.~eb{a ~o <'Ont~tar ~ i re'q\()ndía que J, dar fa lu~ar

a qu d•Jenn que )O, que ID*' habi o ~ado a lll6oife«tar nada a 1 end.arm , ec lo decl raba todo al hermano del Zu». e p&ri:"Cfa jt fe ~ una -cu la militar cuando trnla de h u lar a un cadete. Y, in embargo, tampoco po­dla decir no, porque hubiera sido una mentira . No sabiendo,

, qué ront la r , opté por no decir nada -Lo ; o, .av~r onzáis 8hora de vue tro proceder.

ta !ra e me 1rr1tó ) en el acto le repliqué con viveu : , -l'a hfl' ooot · tado al juez instructor y no tengo que da­

dir n da nu vo. ~\1 nt.relia que no comprendáis--me dijo en un tono

fiDU r-qu no os hablo como un juet, ino como imple p&rt ular, completamente oomo tal~gregó bajando la voz.

n aquel mom nto invlld.ió mi mente una mu1titud de peoae .. aueotos i Tenla que proceder oomo el marqué! d~

MUO U DB 113

r ? i Dtbf d ir a l dor, por rondu to ~ ~u htrma­no, quto Ru ·a t:"-taba d lad , que 1 ~ m · , e ba­Uab&n arruin d ~ . qu 1 funcionario~ públi( ·•,_ ~tan to? el ... e dt' crímt'n , qu en poe~pecth a ~t pr ~l'nt le· rr1bl.! • ameou dor t>l tro del hambrt ~ i H brl de m • ni1 ,lar qut' lo que no" pro~nf m • t' vuda.r a loe coem-pe;,ino a al1r de u dt', ,~rad ltu cióu: a h qu 1 ' tnlaran 1 bez.a. y pr urar 8"{, por tod 1 ~ m di po.. "bies, inOuir en el ánimo dt Altjandro ll ?

;;;t ~n~amien t ~ pa- ron r pid uc-e~h m~nt por mi imuinación , ha~ta que, al fin , dij para ml ·

-¡ 1amás; qué tonterfal Todo o lo n t-llo dtma-. do ; pero ..,on enemigo~ del putblo, y .. ~mej nt , palabra

no les harlan cambiar Le cont t~ . pues, que para mf iempN' erfa una persona

ofkial, . que no podla considerarlo en ol ro <'On~to Entone empttó a ha rme pre unt~ , al pclrt><.' r indi-

(t'!"t'nt . --"'{ o fu~ en i~ria , <'0 0 1 docembrista , dood com n-

m tei~ a u .. tenlar tal id ? - o ; ólo cooocl a uno de ello , y no hAblé con él nada

de particular. • -i ~é aca o en n Pet r8bur o Mnde 1 adquiri t('i ? -Stempre he pen~ado de igual modo -1 Cómo 1 i Tenlai em*'iant id uando e tab61 ~n

tl cuerpo de paj ?- me preguntó con ombro. :-AUr era un niilo, y lo que . e encut"nt.ra ind flnldo en

la JUven tud loma forma aráclt>r en la t>dad adulta D pués me h iw otra preguntas de 1 mi mo índole, y

a medida que hablaba me pdfecla leer en • u pen ami~nlo u intención . Era indudable que .,e proponía .,acar dt' ml al!O ooncreto, pttra poder decir a su hermano: aLoe jue son unos imbécile ; a ello nada ha conte-stado, v o, e.n menos de diez minuto , be logrado hacerle on! • r 11 Esto ero­petaba ya a ca.r~arme, motivando que, al p~' guntarme ·

---;Qué querfais hacer con esos ca.mpe<~tn y gente d • oonoctda?, le r e pondiera secamente : . - Ya os he dicho que he conte lado al juez de instruc·

CJÓD.

Entonce el gran duque se marchó bruscamente de mi oelda.

Los soldado de la guardia forjaron una leyenda sobre la cita.da vi it~. Por parecerse ligeramen te al 10'80 duque

icolá la per ona que vino en carruaje a recogerme en el momento de mi fu ga, Ue a.r como aquél gorra militar y tener también barba rubia, upusieron que habla sido el !Tan duque en persona quieq JDO bahía prestado tal ser-

~.-TOMO 11.