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por el que Júpiter Ia absuelve de Ia responsabilidad de su libertad, noes más que Ia expresión de su inautenticidad.

Por Ia exposición precedente de Ia problemática de Ia libertad secorrobora el eminente carácter filosófico de Lea Mouches, y con eUoIa afirmación inicial de que, desde el punto de vista filosófico, el pro-pósito fundamental de Sartre en esta obra es, en efecto, el de con-tribuir a Ia liberación metafísica del hombre. Bien. Justamente comoparte integrante de esta liberación metafísica entendemos nosotros losmúltiples elementos de crítica religiosa contenidos en esta pieza. Escierto que Sartre, al menos en Io que alcanza a ver nuestro conoci-miento actual, no ha subrayado nunca en forma expresa el contenidoantirreligioso de Les Mouches. No obstante, esperamos poder mostrara continuación que Ia crítica de Ia religión, en cuanto consecuenciaimplícita de Ia concepción sartriana de Ia libertad humana, conformauna parte esencial de Les Mouches, en el sentido de que Ia envuelvecomo un momento importante de su mensaje general de liberaciónmetafísica.

V.—LES MOUCHES- Y LA CRITlCA DE LA RELIGION

Aunque pueda parecer un tanto paradójico, partimos de Ia convic-ción de que el trasfondo y Ia estructura general de Ia elaboraciónsartriana de Ia materia mitológica de Ia tragedia griega resultan incom-prensibles sin Ia influencia de Ia religión cristiana. Pero esta influenciase tiene en cuenta precisamente para criticar al cristianismo, tanto ensu contenido religioso como en su función social.

Como efecto de esta influencia cabría señalar, en un primer mo-mento, el hecho de que Sartre designe el primer crimen al que se hacealusión en Les Mouches, a saber, el asesinato del rey Agamenón, conel nombre de un concepto central del cristianismo: el pecado original ».En Ia perspectiva de Ia pieza, sin embargo, esta falta original se pre-senta como un sentimiento de culpabilidad provocado por Ia inautenti-cidad humana. Con Io cual se quiere dar a entender que Ia religión,en su mismo contenido esencial, no es sino Ia proyección objetivizantedel más doloroso de los traumas engendrados por Ia existencia inautèn-tica: el trauma del sentirse culpable ante una realidad superior y extra-ña. El hombre se convierte así en el esclavo del producto de su propiainautenticidad. El naufragio del hombre en el océano de Ia esclavitudes, pues, Ia consecuencia fundamental de su «pecado original». Símbolosconcretos de esta esclavitud resultante del «pecado original» son lasmoscas y Ia ceremonia penitencial de los muertos, por las que Sartrequiere resaltar, además, cómo el sentimiento religioso de Ia culpabilidades explotado tanto por Júpiter como por su cómplice Eglsto para susfines de dominación.

Las moscas obedecen a Júpiter. Más aún, han sido enviadas por él

22 Cf. Jean-Paul Sartre, ibid.. p. 20. Sobre este aspecto puede consultarse tambiénel artículo citado de Karl Kohut.

Universidad Pontificia de Salamanca