Patrimonio cultural

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Patrimonio cultural Buenos Aires. Arqueología urbana. Investigación socio-histórica

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Hay dos ciudades en este continente que se parecen en muchas cosas, y son Mxico y Buenos Aires

Hay dos ciudades en este continente que se parecen en muchas cosas, y son Mxico y Buenos Aires. Son similares en densidad de poblacin, formas de crecimiento, tipologas de arquitectura y problemas sociales, pero inslitamente han generado polticas patrimoniales y formas de hacer arqueologa que son profundamente diferentes.

Vamos a tratar de acercarnos hacia lo que habitualmente llamamos patrimonio desde una mirada especial una de las muchas que se pueden tener sobre cualquier cosa-, que es la de la arqueologa; nos preocupa, nos interesa, el pasado destruido, el que est bajo tierra con suerte-, porque en Buenos Aires la historia urbana ha sido devastada.

En cualquier pas europeo, por no venir a este mismo continente, ver un edificio del siglo XVII no es algo raro, est en la calle en uso, y a veces incluso del siglo XII, o de cualquier otro en ruinas; en cambio aqu nada ha quedado anterior a la mitad del siglo XIX, y eso con cambios, restauraciones y alteraciones. Hemos borrado nuestros tres primeros siglos de historia de la arquitectura.

Bruselas, Blgica. Edificios del siglo XVII

Entendemos que hablar de patrimonio significa traer al discurso del presente las obras y hechos significativos que hacen a la identidad de un grupo social, que son el soporte de la memoria. Obvio que son resultado de historias distintas, aunque una mirada mayor podra decir que no lo son tanto. Y ... siempre es bueno mirar hacia los lados y ver qu sucede en otras tierras, para evaluar mejor lo que uno mismo hace.

Mxico es una ciudad que tiene por debajo de s una larga secuencia cronolgica. Buenos Aires en cambio no tiene nada anterior a la llegada de los espaoles, salvo algn fragmento de cermica olvidado, o un par de puntas de flecha de piedra y ni siquiera se ha logrado saber con certeza dnde fue fundada en el siglo XVI. Para el arquelogo esto puede simplificar las cosas hay poco que hacer-, pero en realidad debera transformar ese corto pasado existente en algo muy importante, que resultara imposible e impensable de destruir o perder. A esto vamos, aunque prevengo que, al contrario de lo habitual, el narrar cosas hermosas de su pas o ciudad, en este caso no va a ser as.

2 Buenos Aires: arqueologa de una ciudad que no quiere conocer su pasado

Qu significa hacer arqueologa en una ciudad de diez millones personas en la cual priman los intereses inmobiliarios y donde el Estado no avanza ms all de lo declarativo y emocional, incluso actuando como demoledor de bienes?

Qu hacer tras 25 aos de trabajo durante los cuales se logr establecer el reconocimiento de parte de la comunidad a la labor patrimonial, a la arqueologa de la ciudad y hasta alguna legislacin preservacionista, pero donde casi no se toma medida concreta alguna ya que se da prioridad a los negocios inmobiliarios sobre la preservacin? Cmo actuar ante una realidad contradictoria que se inserta en una tradicin de arqueologa prehistrica y de conformacin corporativa, que recin incorpora el concepto de patrimonio? Qu hacer con una ciudad que ha borrado en forma absoluta o que ha sido distorsionada hasta ser irreconocible- toda traza de su arquitectura fundacional, colonial e incluso de la primera mitad del siglo XIX?, Qu hacer cuando lo que descubrimos con la arqueologa es precisamente la afirmacin de esa forma de ser y pensar: que cada generacin rehace su hbitat a nuevo?

Declaraciones de un vecino del barrio Alberdi, representante de la multisectorial formada por entidades zona, contra las demoliciones actualmente en curso

Lo que voy a tratar de trasmitir son esas experiencias en el marco de una Amrica Latina que ni es homognea como muchos querran, ni funciona de la manera en que me gustara que funcionara, ni siquiera con la lgica con que avanzan, bien o mal, la mayor parte de los pases del mundo. Quizs alguno pueda pensar, y con razn, que estoy viejo y agotado de pelear contra los molinos de viento, como el Quijote; aunque la sociedad aun me critica el actuar como Sancho Panza, embelesado ante la posibilidad de regir la utpica (aunque en realidad existe) nsula de Barataria. Quienes estamos preocupados por la preservacin siempre hemos asumido el papel de redentores sociales, de quienes detentbamos una verdad que debamos revelar a los pobres de espritu que aun no lo conocan; debamos evangelizar, educar al soberano al decir de nuestro Sarmiento. Esta peligrosa parfrasis religiosa es un tema aun vigente y genera parte de las contradicciones bsicas que tendremos que discutir; y eso lo publicbamos hace veinte aos (Schvelzon 1981,1984).

Buenos Aires es una ciudad totalmente urbanizada con lmites puestos en el siglo XIX, cubriendo lo que eran reas semirurales; pero hoy su realidad no se acaba en una calle o avenida limitante, ya que contina en un conurbano gigantesco, ms grande de lo que uno puede conocer en su propia vida, ni hablemos de estudiar o ayudar a generar proyectos. Crece ms rpido de lo que podemos comprender o aprehender.

Imaginemos una Buenos Aires en donde si por milagro de alguna divinidad cada obra de construccin que se iniciara pidierasupervisin arqueolgica y slo eso, e incluso pagndolo muy bien- todos los arquelogos del pas (cerca de 250 trabajando de manera parcial o total, ms otros 50 inactivos) mal alcanzaran para un solo da de trabajo! Al da siguiente todo seguira sin poderse cubrir ya que aunque la demolicin y excavacin para los nuevos cimientos llevara al menos un mes, slo despus de ese tiempo se tendra a los profesionales listos para una nueva obra. El promedio de edificacin (legal) en cincuenta aos es de un milln de metros cuadrados anuales, lo que no llega a cubrir el 1 % del total edificado que es de 120 millones de metros cuadrados(datos a 1998), y hay 120 mil edificios en altura. En el ao 2000 se construyeron cerca de 1.700.000 metros cuadrados; el ao pasado se superaron los tres millones. Hay en la ciudad 863 hectreas de verde, lo que es muy poco pero en superficie es casi el doble de una ciudad mediana. El parque de Palermo cubre 190 de ellas y esa superficie, arqueolgicamente, es ya una cifra colosal. Un solo barrio nuevo como es Puerto Madero, totalmente reciclado de construcciones del siglo XIX y rellenos histricos, mide 170 hectreas y la Reserva Ecolgica tiene 300 has, hecha con rellenos slidos que muestran la vida urbana previa. La ciudad tiene dentro de sus lmites polticos 195 kilmetros cuadrados de superficie con 12 mil manzanas edificadas y cada una de ellas de ms de 10 mil metros cuadrados de superficie promedio, las que estn cubiertos por cerca de 310 mil lotes y 1.2 millones de unidades de vivienda; adems hay 2100 calles y avenidas que ocupan superficies importantes y las obras de subterrneos que se extienden por toda la ciudad.

Imagenes de la edificacin compacta en el barrio de Balvanera, uno de los ms antiguos de la ciudad de Buenos Aires

Tomemos un sector de muestra: Palermo Viejo ahora rebautizado como Palermo Soho; la enorme mayora eran casas del siglo XIX tardo o inicios del XX lo que daba un muy alto nivel de conservacin del suelo; en el 2001 se construyeron cuarenta edificios en altura en cien manzanas, para julio del el 2008 ya haba 58, y las cosas se detuvieron un poco despus por la nueva crisis de la construccin.

Construcciones recientes en pleno barrio de Palermo, Buenos Aires

Pero esto significa que en slo dos aos tenemos un promedio de ms de una torre nueva por cada cuadra del barrio y si se mantiene la tendencia en cinco aos no habr un metro cuadrado por excavar, o preservado para cualquier cosa como apreciarlo o gozarlo o simplemente respetarlo y recordar que alguna vez fue un barrio.

Como datos, en la ciudad, en lo que va del siglo se edificaron promedio mil edificios en altura, siendo el rcord el ao 2001, crisis mediante, de 1220 de ellos. Barrio Norte, ms aristocrtico reuna una importante cantidad de petit-hotels de gran categora; estos casi ya desaparecieron y la informacin para 2007 era de que se demolan dos al mes, aunque un relevamiento preliminar indica que an quedan cien completos y otro tanto alterados. Esto nos da un futuro ms lejano, de cerca de diez aos para acabar con todo...

3 Las complejidades de la arqueologa urbana

La arqueologa urbana, por otra parte, tiene caractersticas propias: tcnicas y mtodos que obligan a trabajar en el duro cemento, al uso de maquinaria pesada y a procedimientos poco ortodoxos, a veces violentos, la falta de tiempo, la convivencia con empresas de construccin y la rapidez con que se generan las propuestas y hay que dar respuestas, o hacernos responsables de no darlas. Hemos presentado casos en que para excavar bajo una casa, al no contar con autorizacin, lo hemos hecho lateralmente desde el stano de un vecino haciendo una excavacin lateral muy compleja de registrar, incluso de explicar. Otras veces hemos encontrado stanos cuyo piso, varios metros debajo de la capa original del suelo, haban conformado un nuevo suelo, que despus de un siglo ya era posible excavar. Y muchas veces hemos trabajado en la basura y escombro de destrucciones recientes, hechas delante nuestro, recuperando lo que slo pocos das antes estaba entero y hubo que esperar su demolicin para poder actuar. Trabajos en que nos han dado slo pocas horas antes de destruir los contextos, o que debamos usar mtodos como el soborno a los capataces o darles vino a los operarios para tener un da ms: usamos desde credenciales oficiales falsas hasta llamadas telefnicas apcrifas a nombre de funcionarios importantes, lo que ayuda a abrir puertas. Son los malabares de la gestin en una ciudad que no quiere que se haga arqueologa, si es que esa entidad, la ciudad, existe como tal o realmente la representan sus gobiernos de turno.

Hubo dos casos que tuvieron repercusin en los medios de comunicacin, llegando uno a sede judicial, en los que un grupo de arquelogos actu en obras nuevas y por su falta de capacidad de gestin terminaron siendo desplazados y ambos sitios rellenados de concreto. El mismo secretario del juez que detuvo una de esas obras estuvo de acuerdo en irse y dejar todo, cuando los arquelogos le pidieron el dinero para trasladar los objetos recobrados ya que no tenan ni siquiera cmo hacerlo.

Es decir, no se puede hacer arqueologa o preservacin desde la improvisacin.

Podemos entonces hablar de cmo ha sido necesario generar una concepcin que ha llevado mucho parir y aceptarla, donde la destruccin urbana del suelo y subsuelo no deben ser considerados como enemigos a combatir si no como aliados potenciales para generar trabajo y conocimiento; o nada.

Absurdamente fue necesario combatir las posturas de la ortodoxia arqueolgica que prefera nada a un levantamiento de datos o una excavacin poco regular, o peor an, los que consideraban que esto pona en relacin de dependencia a la arqueologa con otros campos del conocimiento. La toma de decisiones ejecutivas es, muchas veces, dolorosa, ya que siempre implica dejar destruir algo, o mucho. Pero esta forma de trabajo abri las puertas a las arqueologas contractuales, de colaboracin con la restauracin del patrimonio y ms que nada, la municipal. Se pueden discutir en muchos casos los objetivos y fines de cada una de ellas, para tratar de entenderlas mejor, pero permiten ver cmo las ortodoxias, buenas en s mismas, pueden variar ante condiciones inimaginables para quienes las establecieron. Obviamente a Sir Mortimer Wheeler jams se le ocurri excavar en una terminal de autobuses o en una precaria villa miseria manejada por la droga. Ni hablar de sitios altamente contaminados o donde la napa fretica ha subido y slo permite excavar medio metro de los casi cinco que tienen los restos de ocupacin.

Por otra parte estas formas de hacer arqueologa parten de hiptesis que no son generadas en mbitos universitarios sino institucionales; por lo general al inicio son simples preguntas a responder por los polticos.

Este es otro tema que resulta tentador para asomarse y mirar dentro, ya con experiencias. Por supuesto estamos hablando de un pas y una ciudad en donde los organismos institucionales que deberan dedicarse a construir un sistema de arqueologa de rescate y brigadas de rpida intervencin recordemos que no es un pas con la arqueologa centralizada como sucede con el Instituto Nacional de Antropologa de Mxico, no slo no lo hacen, ni lo harn en mucho tiempo, ni siquiera ha sido posible hablar del tema. Al menos en el Gobierno de la Ciudad intentamos hacerlo desde 1996, pero fracas y veremos por qu; el rea de Arqueologa Urbana tiene un nico arquelogo y una sola restauradora, quien a su vez tiene por tarea hacer burocracia legal para satisfacer la nueva legislacin impuesta por la Secretara de Cultura de la Nacin de hacer fichas de cada tepalcate, lo que a su vez es recibido por dos arquelogas de la Oficina de Registro y por las tres abogadas que hacen la auditora de los procedimientos. Es decir: uno para excavar, uno para hacer fichas, cinco para supervisarlas. Desde el ao 2000 y hasta el 2007 los organismos municipales no autorizaron financiar excavaciones ni siquiera si eran pedidas por otras dependencias del mismo gobierno. Por eso y con total independencia de para qu excavamos, es decir cules son los objetivos cientficos que se establecen, debemos poder imaginar el desafo de proteger y estudiar y frustrarse al no poder hacerlo-, de 200 millones de cuadrculas arqueolgicas potenciales, bajo una intensa y millonaria presin inmobiliaria.

Recordemos que la mayor parte de la ciudad ha sido nivelada durante el siglo XIX aunque se inici antes-, rellenndola con basura domstica e industrial durante ms de un siglo, alterando el paisaje hasta en varios metros de altura y generando un potencial de riqueza inimaginable. Es por eso una aventura intelectual pensar que un edificio de slo veinte pisos ya los hay de cincuenta-, tiene una presin de U$ 50.000 por metro cuadrado, es decir por cuadrcula y necesitamos excavar all! Es as posible imaginar que la vida de un investigador queda expresada en la excavacin de una manzana que tiene diez mil cuadrculas de un metro cuadrado. Obviamente no es necesario excavar todo, sea cual fuere el proyecto, pero s es necesario definir, qu podemos y qu queremos estudiar y proteger para que sea excavado en algn momento, suponiendo que pudiera hacerse. Absurdamente el Plano de Potencial Arqueolgico de Buenos Aires, proyecto que intentaba identificar los sitios de alto valor y obligar a su supervisin, obviando lo dems salvo los hallazgos casuales, fue boicoteado por los mismos arquelogos tradicionales que vean una privatizacin del patrimonio. Entre eso y el rechazo desde los organismos del Estado, nada se hizo: el temor al cambio slo le sirvi a los destructores...

Las arqueologas urbana e histrica en Argentina pusieron en el frente el tema patrimonial desde sus inicios, por eso no es casual que all llegue tanta gente a trabajar sin formarse en la arqueologa propiamente dicha a la que el patrimonio no le ha sido significativo. Viendo que es un tema de interdisciplina y por ende generando conflictos juridisccionales comprensibles ha atrado muchos intereses, voluntarios y recursos. Tampoco es casual que la nueva carrera oficial de Restauracin y Preservacin de Bienes Culturales est asociada a las Bellas Artes y no a la arqueologa, mientras que los cursos de posgrados en preservacin generalmente dependen de la arquitectura o de lo urbano. Es cierto que en los ltimos tres o cuatro aos varios grupos de arqueologa han aceptado la presencia de un conservador o restaurador, pero creemos que es precisamente resultado de este proceso.

Al excavar, adems de informacin cientfica se produce un patrimonio que la comunidad exige ver y que se lo expliquen, y los municipios estn ah, o deberan estarlo. En Mxico es diferente: est el INAH, bien, mal o como puede, pero existe alguien; aqu no. Adems, la arqueologa urbana por su propia especificidad excava en edificios ya reconocidos como patrimoniales, lo que si bien produce mayores costos tambin genera la necesidad de una interdisciplina en relacin dependiente con la restauracin y conservacin.

4 Qu nos pasa en Buenos Aires frente a nuestro propio pasado?

Qu clase de ciudad es Buenos Aires y su sociedad que actan de esta manera incoherente? Recordemos que el siglo XX, al menos desde 1930, es una secuencia poco interrumpida de dictaduras que entronizaron una historia nacionalista, burda, asocial, apoltica y clasista, no interesada en preservar sus monumentos, ya que desde el mismo Cabildo hasta la Casa de la Independencia fueron demolidos y fue necesario reconstruirlos en 1940. Slo se interesaron en la simbologa de poder que implicaban, en reafirmar a Buenos Aires sobre el resto del pas.

La historia de la manera de ver y entender lo que era o no patrimonio surgi del Nacionalismo, pas por lo clerical y militarista y, cuando hubo movimientos populares desde el Socialismo hasta el Peronismo- jams se preocuparon del tema. Pero, y resulta interesante, la democracia conquistada desde 1984 no ha logrado resolver el tema patrimonial, el que apenas si le ha interesado.

La realidad es que la ciudad de Buenos Aires sigue liberada a los intereses inmobiliarios, los que no son malos de por s, slo que tienen sus propios objetivos; para cuidar el patrimonio estn el Estado y ms que nada las organizaciones pblicas y entre ellas las asociaciones de profesionales. Pero hasta hoy, las ideas del progreso infinito materializado en el recambio urbano, parecen seguir triunfando casi sin oposicin: para la gran mayora un edificio escolar eficiente implica un edificio nuevo, jams uno antiguo restaurado. Es esto un escollo a superar, una decisin consensuada por la sociedad, un supuesto plan malfico del mercado inmobiliario?, es slo la corrupcin de los funcionarios pblicos?, qu es?, Tendremos que aceptar que puede existir o seguir existiendo- una arqueologa desligada del patrimonio si la sociedad as lo requiere?

Al menos la experiencia parecera mostrar que si la Nacin hace leyes patrimoniales, hubiese sido mejor que no las hubiera hecho... porque slo fortalecieron las corporaciones, generaron burocracias reafirmando el poder de los organismos y abortaron proyectos: el saqueo y trfico ilegal est feliz, ya que en realidad lo que vio es subir los precios de los objetos en el mercado al tener el cliente ms complicaciones para su comercializacin; los saqueadores ni se enteraron.

Por otra parte y a diferencia de Mxico, la arqueologa urbana argentina ha sido pensada como no centralizada, rompiendo monopolios de poder y tratando de hacerse desde los municipios; es un pas Federal que aprendi tras medio siglo de dictaduras a reforzar lo local y a desconfiar de lo nacional.No quiero juzgar si eso est bien o mal, pero as es. Y tambin aprendi que sus arqueologas de los afro descendientes hoy desaparecidos, y de la conquista y de la inmigracin europea, y de los desaparecidospor las dictaduras, son fundamentales para la construccin de su identidad, no slo lo indgena

Vista del acceso a las obras de excavacin del Proyecto Templo Mayor, Mxico D.F., 1913

Si el Instituto Nacional de Antropologa e Historia de Mxico tiene unos 700 profesionales dispersos por todo el territorio en un sistema de centros regionales, su supuesto similar, nuestro Instituto Nacional de Antropologa tiene 14 investigadores, todos en el mismo edificio en Buenos Aires. Como concepcin es, desde el inicio, diferente. Y ni un solo sitio arqueolgico o histrico depende de ellos.

Por supuesto uno se pregunta qu hacer; nosotros creemos que en las ciudades ese es nuestro terreno-, hay que excavar en dnde se pueda y cmo se pueda, ya que toda dilacin es irreversible ante la destruccin inmobiliaria.Tanghotel Bolvar, donde intervino el equipo de Schvelzon, encontrando una enorme cantidad de cermica indgena, criolla y espaola de la primera mitad del siglo XVII.

Pero a su vez, en lugar de centralizar hay que fortalecer los municipios y la arqueologa conectada con la comunidad a travs de los organismos no oficiales. Hay que consolidar las ONG, hay que construir una masa crtica de estudiantes y nuevos profesionales de la arqueologa, hay que romper monopolios de poder de interesados en su promocin institucional y los presupuestos del gobierno y generar discursos comprensibles para instalarlos con los medios de comunicacin en la sociedad. Y ms que nada, seamos modestos ubicndonos en nuestro espacio real en la sociedad, que es muy pequeo.

5 Un ejemplo que encierra una leccin

Valga un ejemplo: la casa que estaba ubicada en la avenida San Juan 338, propiedad de la Secretara de Cultura del Gobierno de la Ciudad: desde 1999 haba sido identificada por su alto valor para la arqueologa y la historia, se la excav metdicamente por cinco aos y luego fue demolida para quedar el terreno abandonado con la justificacin de ampliar un museo el que aun no se hizo. Para esa poca los medios de comunicacin dieron una noticia que gener muchas expectativas: se haba descubierto la casa ms antigua de Buenos Aires. Lo interesante casi absurdo- es que se haba descubierto una casa que an estaba entera que se vea desde la calle.

El problema fue que eso nos cre responsabilidades porque no estaba demostrada su antiguedad; la verdad era que la importancia del sitio no radicaba en ello si no en su capacidad para responder preguntas sobre el pasado. Pero el que la Municipalidad estaba a punto de demolerla para ampliar el Museo de Arte Moderno vecino, ubic nuestro trabajo en el centro de una serie de conflictos de intereses entre preservacin y obra nueva. Estamos hablando de interferir en una construccin ya licitada de varios millones de dlares que llegaban por un crdito internacional acordado. Pese a eso se comenz un operativo histrico, arqueolgico y de preservacin.

Casa antigua en Avda. San Juan 338, Ciudad de Buenos Aires

Esa pequea casa result ser representativa de la arquitectura anterior a la Real Ordenanza de 1784 y por lo tanto la nica en su tipo que quedaba en la ciudad-, ya que fue la legislacin colonial que oblig a construir sobre la lnea municipal; la casa conserv bajo el suelo hasta el fogn cavado en la tierra, los pisos de ladrillos y de tierra, el aljibe, algunas de las vigas originales del techo; los pisos y los muros de ladrillos unidos con barro haban sido recubiertos con una capa de cemento que pudo quitarse y se encontr hasta la primer pintura color rosa intacta. El techo en buena parte haba sido destruido veinte aos antes para hacer uno nuevo por funcionarios historiadores de la arquitectura- que quisieron hacer una casa tpica colonial, aunque en estilo Neocolonial, destruyendo partes originales. Tal como la excavacin demostr tenamos un piso que no haba sido modificado desde la fundacin.

Buenos Aires es, con absoluta certeza la nica ciudad de Amrica Latina que ha destruido casi toda evidencia arquitectnica de los 250 primeros aos de su historia. Y si fue fundada en 1580 no casualmente la ciudad no tiene ni un solo ejemplo de arquitectura fundacional (siglo XVI); queda un nico fragmento rehecho de una fachada de iglesia del siglo XVII y ninguna casa entera del siglo XVIII, tampoco hay un edificio pblico no transformado; las iglesias y conventos de ese siglo se conservan muy alteradas, sin ninguna fachada original. Es decir que ya no hay nada reconocible o autntico anterior a la segunda mitad del siglo XIX o ms.

Por eso es que se torna importante que en el ao 1833, se demuestre con los documentos elevados a un juez de la ciudad por una viuda y sus hijos, cuyo marido y padre Don Marcos de la Rosa haba muerto durante la segunda invasin militar de Inglaterra a estas tierras, la edad de esa casa. Esto sin duda debe haber pasado disimulado entre las muchas escrituras de propiedad que hubo y no hay duda que ellos no tenan idea que esa casa iba a sobrevivirlos y que slo sera demolida por quienes cobran un sueldo por conservarla en el siglo XXI.

Pero por qu nos preocupaba una casa familiar? No es slo por prurito cronolgico aunque s fuera la ms antigua de la ciudad-; nos interesaba porque, aunque parezca poco creble desde otras latitudes, queramos indagar acerca de una de las constantes urbanas sostenidas a lo largo de 400 aos: la de la no permanencia de los inmuebles.

En un libro resultado de casi treinta casos estudiados (Schvelzon 1999 y 2000) y que hoy son muchsimos ms, se llegaba a la conclusin que las viviendas privadas se demolan o transformaban al menos cada veinte aos; y que los edificios pblicos no alcanzaban los sesenta aos sin al menos enormes cambios. Ms all del puro conocimiento cientfico el significado que esta costumbre tiene para la historia de la arquitectura, de la ciudad y ni hablar para el patrimonio, es enorme y preocupante. Esta pequea casa resultaba as excepcional para entendernos a nosotros mismos.

En el ao 1996 se haba iniciado en la ciudad lo que conoceramos como arqueologa municipal (Schvelzon 2003). No era la primera vez que en el pas se hacan trabajos de arqueologa en edificios histricos en relacin con municipios, incluso haba ya buenas experiencias, pero la posibilidades que brindaba la apertura democrtica de un Intendente elegido por votacin posibilit nuevas alternativas. En este caso se organiz un equipo que actuara en funcin de los requerimientos municipales y no de un sistema universitario. Eso no fue fcil de definir, es decir: lograr establecer los lmites entre una y otra manera de actuar, ya que no implicaba diferencias tericas o metodolgicas sino el aceptar que los proyectos surgan en funcin de necesidades, preguntas y programas patrimoniales que eran gestados en instancias externas a la arqueologa misma; y algo aprendido fue que lo hecho por el municipio implicaba la inmediata difusin del conocimiento generado y la exhibicin del material cultural transformado en patrimonio histrico. Es en mucho similar al accionar del INAH pero sin el Estado nacional.

El Palacio Municipal en la calle Bolvar, barrio de Monserrat, construido entre 1890 y 1893

Las preguntas que se nos hacan eran claras porque haba que tomar decisiones: 1) la antigedad de todo y de cada sector de esta construccin, 2) la valoracin patrimonial, 3) la funcin original y 4) deslindar los agregados recientes. Pero esto era arqueologa histrica, o como se la ha denominado por sus problemticas especficas, arqueologa urbana, y por lo tanto no se poda desprender de sus propia especificidad.

Por lo tanto se establecieron objetivos puramente cientficos: 1) aportar al conocimiento de la vida domstica en la ciudad en una rea fuera del centro; 2) definir tendencias de consumo alimentario para los cambios entre el final del siglo XVIII e inicios del XIX y 3) ampliar el conocimiento de la cultura material en los momentos anteriores a la construccin de la casa ms antigua.

Para responder fue necesario un estudio interdisciplinario en que intervinieron varias vas de bsqueda de informacin, de tal forma que al contrastar los resultados tuviramos respuestas ms precisas. Y, como cosa poco comn en la arqueologa argentina, se invit a diferentes arquelogos y sus equipos a excavar en la misma casa, para tambin contrastar los resultados en una experiencia enriquecedora.

Las vas de investigacin fueron: A) arqueologa; B) anlisis cronolgico de restos de cultura material, C) historia documental; D) estudios de arqueofauna; E) arqueologa de la arquitectura; F) historia oral; G) historia de la arquitectura e I) iconografa; en todas ellas se hizo hincapi en el fechamiento. Se logr as una reconstruccin nica del proceso de construccin de la casa, de sus transformaciones, del uso del terreno e incluso poder asomarse a la vida cotidiana del lugar a lo largo de 250 aos, incluyendo su uso por los nios (Schvelzon 2005).

Los resultados mostraron que se estaba ante una casa de excepcional valor ,y para inicios del 2000 ya exista un nuevo proyecto de puesta en valor. Paralelamente se hicieron conversaciones con el arquitecto, residente en Estados Unidos, quien haba obsequiado el proyecto de ampliacin del vecino Museo de Arte Moderno. Este mostr su asombro porque nadie se lo haba dicho y visit el lugar entendiendo la necesidad de conservar esa casa en el interior de la nueva obra. Pero los responsables consideraron que el proyecto estaba hecho y cambiarlo implicara tiempo y dinero, lo que se supona que no se tena. Mientras se seguan las excavaciones y estudios ya en forma espordica.

Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Reinaugurado el 23 de diciembre de 2010 el edificio de la Avda. San Juan data de 1918

En plena crisis econmica y social, en marzo de 2003 el Movimiento de Trabajadores Desocupados ocup el lugar que vea vaco e instal una escuela, un comedor infantil y viviendas. Era gente que haba sido desalojada de la manzana de enfrente que por su antigedad pas tambin a la Secretara de Cultura y que aun hoy sigue desocupado. Absurdamente all iba a ir el museo de la arqueologa de la ciudad, para el cual se gast el presupuesto de la obra en dibujar el proyectoY sigui vaco y abandonado.

La gente que all viva en situacin ya muy precaria cruz la calle y tomaron el lugar, entendiendo que si el sitio era para la cultura, nada mejor que darle ya esos usos. El tema gener un escndalo pblico porque los antroplogos y arquelogos apoyaban al MTD en sus demandas. Pero antes de fin de mes la justicia y la polica desalojaron el predio a pedido del Museo de Arte Moderno.

La casa ocupada por el MTD en Avda. San Juan 338

Todo sigui igualmente suspendido con el aumento del deterioro y denuncias pblicas sobre las contradicciones de demoler para preservar, estudiar una casa popular para impedir que vivan all habitantes del pueblo, hacer un nuevo edificio para la cultura de lite impidiendo que funcione una modesta escuela. Lo que estaba en crisis era el patrimonio mismo.

Y sigui todo igual hasta octubre del 2004 en que se volvieron a anunciar las obras del Museo, las que salvo por haber vaciado el existente nada se haba hecho. Tampoco nadie avanz en modificar los planos y ya haban pasado cuatro aos, siete del proyecto inicial, y sigui pasando el tiempo...

Fue en el 2005 cuando algo se decidi: preservar slo los cimientos de la casa antigua, demolindola, lo que era el absurdo de conservar lo nico que no se haba hecho para ser visto, los cimientos, y destruir muros, pisos, patios, fogn, aljibeY se contrat una empresa para hacer una losa de concreto sostenida por columnas enterradas, para que al excavar los stanos del nuevo museo esos cimientos quedaran en el aire a cinco metros de altura y luego se construyera en torno a ellos. Jams se contrat un conservador para el tema que supervisara eso. No haba tiempo ni dinero para hacer lo adecuado pero s para el delirio: y eso se hizo: en el 2007 se excavaron los cimientos sin avisar a los arquelogos. Hoy todo sigue igual aunque con obras en la parte nueva, pero sin museo, sin ampliacin, sin casa antigua, sin escuelita, sin nada...

6 Para un final de la historia

Ahora y sin hacer historia contrafctica, podramos preguntarnos si sta no era una historia que ya estaba escrita, si la arqueologa no lo estaba diciendo al mostrarnos una repeticin ms de una ley del comportamiento porteo: que los edificios se demuelen o se transforman en cada generacin.

Era esta una excepcin de una casa la primera- que no se demoliera?, podamos ser tan omnipotentes de creer que realmente lo habamos logrado?, qu mostraba la arqueologa ms all de ese proceso en que la casa cambi constantemente? No nos dimos cuenta que la tendencia estaba escrita en la arqueologa; y si la comparamos con construcciones ya excavadas vemos lo siguiente:

RELACION ENTRE OBJETOS: LOCAL E IMPORTADO

Vajilla y cocina (%)

Sto. Dgo.

Fonda

Pea

Ezcurra

Cobo

Pozo 10

SJ.338

Local

9.21

0.59

0.57

6.76

1.91

7.13

20.12

Importado

90.79

99.41

99.43

93.24

98.19

92.87

79.88

Este cuadro compara los porcentajes de productos materiales importados con los producidos local o regionalmente (sin restos seos o materiales de construccin), que muestra una relacin siempre asimtrica, siendo mayoritaria la presencia de lo importado. Muy pocas ciudades deben ser las que arrojan una presencia de objetos importados que llega al 99.43 % de promedio en todos sus niveles sociales (Schvelzon 2000 y 2005).

De esta manera, intentamos acercarnos a la explicacin de una hiptesis producto de la observacin recurrente: la sistemtica transformacin de los inmuebles en el tiempo y, por ende, la obvia dificultad de establecer polticas patrimoniales. Vemos en este caso un rancho en la periferia urbana que creci hasta ser una casa de tres ambientes, luego una residencia modesta de patio cerrado, luego se tuguriz, se demoli en parte y termin como casa colectiva, la que retomada por el patrimonio termin demolida por los mismos que deban protegerla. Es decir: un caso ms, nada ms que eso. Esto nos obliga a pensar primero por qu sucede esto?, y segundo: era esto algo del pasado que las polticas modernas de patrimonio no han logrado revertir porque nunca lo entendieron?

Lamentablemente la primer respuesta no la podemos dar con certeza porque supera los lmites de la arqueologa; nos habla de un tipo de sociedad que se construye a si misma sobre una peculiar idea de progreso infinito. Arraigada desde la Ilustracin reconstruida por el Liberalismo positivista- y vuelta a rearmar por el Nacionalismo, esa sociedad que se identifica con un imaginario colectivo que la acerca a una Europa ideal o un Estados Unidos ficticio, para despegarse de cualquier tradicin supuestamente indgena o Latinoamericana, unida a la idea de que preservar es una actitud polticamente reaccionaria o conservadora. Una ciudad formada, o re-formada por la Gran Inmigracin de 1900, que borr primero al indgena con un genocidio brutal y luego a los afroporteos con otra forma de desaparicin menos violenta pero no ms benigna, para ser, o imaginarse, blanca, occidental y cristiana.

Entrevista a Norberto Cirio, autor de Tinta negra en el gris del ayer. Los afroporteos a travs de sus peridicos entre 1873 y 1882

Absurdamente, para un pas en que el Nacionalismo ha sido una constante en sus polticas, siempre se consider que el recambio inmobiliario era un smbolo de crecimiento econmico y de mejora social. Es por eso que aun no existe una poltica concreta de preservacin. No es que no se trabaje en ello, es que no se resuelve el problema estructural, las concepciones mismas de identidad, de memoria y de patrimonio.

Quizs los porcentajes de basura importada sirvan para ejemplificar este puerto ms conectado culturalmente con Europa que con su propio territorio. La pequea casa de San Juan 338 ha sido demolida pese a que se demostr que era la ms antigua de la ciudad, por la Secretara de Cultura del propio Gobierno de la Ciudad, para en trece aos que lleva esta historia no poder ampliar un museo de arte moderno. Puede parecer absurdo: demoler lo original y autntico para hacer una pequea parte de la ampliacin del museo vecino sin siquiera dejarla dentro, pero s aceptaron dejar los cimientos a la vista con costos millonarios. Esto es real. Y quien quiera ms datos, recordemos que en noviembre 2006 el Gobierno de la Ciudad perdi un juicio por haber autorizado demoler la casa ms antigua del barrio (colonia) Flores (la Casa Milln, en J. B. Alberti 2476), declarada patrimonio por ellos mismos poco antes. Lo ms simptico es que el fallo del juez obligaba al Gobierno a destinar ms fondos al rea de preservacin; posiblemente ese dinero se us para demoler la otra casa histrica; o no, es difcil probarlo, pero... queda el interrogante abierto.