Pasiones, Simpatía e Intersubjetividad. Un Esbozo Del Problema en David Hume

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Artículo en el que se esbozan algunas generalidades sobre el concepto de simpatía según David Hume.

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  • Pasiones, simpata e intersubjetividad. Un esbozo del problema en David

    Hume

    Daniel Quiroz Ospina

    Universidad de Antioquia

    Resumen: Hume afirma que sus reflexiones sobre el funcionamiento de la mente

    humana y sobre las pasiones constituyen una sola cadena de razonamientos. Esta

    aseveracin obliga a hacerse la pregunta por el eslabn que une estos dos problemas

    en una sola lnea argumental. El texto mostrar de qu manera la simpata hace

    posible la ligazn aseverada; sin embargo, esto va de la mano con otro objetivo

    fundamental: mostrar que este mecanismo, al elaborar las pasiones propias y ajenas

    en la mente, hace posible la subjetividad y la intersubjetividad humanas. Esto se

    lograr en tres momentos: en el primero se describir el funcionamiento de la

    simpata a travs de las relaciones naturales de la mente; en el segundo se analizar

    cmo este mecanismo hace posible la creencia en los estados mentales ajenos; y en el

    tercero se elaborarn algunas consecuencias a partir de la simpata como base de la

    influencia social.

    Palabras clave: Simpata, identidad, relaciones naturales, pasiones indirectas,

    intersubjetividad, subjetividad.

    Abstract: Hume claims that his thoughts about human mind performance and passions

    become only one argument string. This asseveration leads to ask the question about

    link that connects these problems in one reasoning line. The text will show how

    sympathy makes possible the affirmed link; however, this goes hand in hand with

    another fundamental goal: show that this mechanism, in developing own and others passions in mind, makes possible human subjectivity and intersubjectivity. This will be

    achieved in three stages: first one, the performance of sympathy, which will be

    described through natural relations of mind; second one, it will be analyzed how this

    mechanism makes possible the belief in others mental states; third one, it will elaborate some consequences with the sympathy as the base of social influence.

    Key words: Sympathy, identity, natural relations, indirect passions, intersubjectivity,

    subjectivity.

  • 1. Introduccin.

    En la Introduccin al Tratado de la naturaleza humana, Hume afirma que sus ideas sobre

    el entendimiento y sobre las pasiones constituyen una cadena entera de razonamientos; as, estos

    dos temas no pueden tomarse por separado. Esto desde un punto de vista general. En forma

    particular, Hume insiste en el carcter analgico de ambas reflexiones, segn l: Lo ms notable

    de todo este asunto es la decisiva confirmacin que estos fenmenos proporcionan al sistema

    precedente relativo al entendimiento y, por consiguiente, al presente sistema relativo a las

    pasiones, dado que ambos son anlogos (T.2.1.11.8)1.

    El autor asevera esto tras exponer las principales caractersticas del mecanismo de la

    simpata. La razn: la simpata constituye, en el sistema de Hume, un eslabn fundamental en

    la cadena de razonamientos que l seala al inicio de su obra: las pasiones son posibles en el

    entendimiento gracias a un mecanismo por el cual la imaginacin acta en este sentido. Esto

    permite preguntarnos por la simpata como tal elemento. Por otro lado, Hume introduce este

    concepto y su funcionamiento luego de un anlisis de las caractersticas del orgullo y la

    humildad, y tras advertir que estas pasiones no marcharan de la misma manera si el individuo no

    tuviese una vida en sociedad. As, el orgullo y la humildad slo se dan en la vida comunitaria

    puesto que ella proporciona el campo de accin posible de la simpata, pues sta consiste en

    recibir los sentimientos de los dems, tener una idea de ellos y convertirla en su impresin

    (T.2.1.11.2). sta y la intersubjetividad estn mutuamente implicadas, por lo que se hace

    necesario pensar tambin este problema. Esto nos dice algo fundamental, lo cual ser el tema

    central de esta disertacin: la simpata, que funciona a partir de los principios de la mente, hace

    posible la intersubjetividad, y esta ltima forma la personalidad de cada individuo, su

    subjetividad. La simpata conecta el entendimiento del individuo con los dems y contribuye a

    formar su yo, y con ello se convierte en la base de la sociabilidad y, por ende, de la moral. Si

    bien Hume afirma esto ltimo en el tercer libro, no es algo evidente, pues la simpata tiene

    muchos matices destacables; sin embargo, el problema y la hiptesis ya estn dados y es lo que

    vamos a mostrar en este texto. As, la pregunta que nos guiar es: cmo es posible el mecanismo

    de la simpata como base de la intersubjetividad? Se responder en tres pasos: 1) Describiremos

    el funcionamiento de la simpata a partir de las relaciones naturales. 2) Analizaremos este

    1 Las referencias al Tratado se harn as: (T. Libro. Parte. Seccin. Prrafo).

  • mecanismo respecto a la relacin entre el yo y los otros; mostraremos su papel en la creencia

    del individuo en la existencia de otras mentes. 3) Describiremos sus consecuencias en la

    intersubjetividad y miraremos cmo la simpata es una influencia social.

    2. El mecanismo. Simpata y relaciones naturales.

    La importancia del concepto de simpata para explicar las pasiones y la moral se deja

    entrever, primero, cuando Hume afirma que la reputacin y el buen nombre son consideraciones

    de gran peso en la vida de cada ser humano. Adems, la tendencia a tener en estima las opiniones

    de las personas cercanas a nosotros y no de todas en general hace notar tambin que el fenmeno

    de la simpata tiene una proximidad fundamental con las relaciones naturales y espontneas del

    entendimiento humano. Para explicar esto ltimo hay que anticipar algunas cosas que an no son

    evidentes y que trataremos ms tarde, como la creencia del individuo en la existencia de estados

    mentales ajenos. Sin embargo, esperamos poder explicar el papel que juegan estas relaciones

    espontneas de toda mente a la hora de tener ideas de los sentimientos ajenos y sus posteriores

    impresiones, y tambin el hecho de que, segn la fuerza de estas relaciones, tambin se puede

    hablar de grados de fuerza de la simpata, lo cual se confirma en 3.3.1.

    Desde el principio de 2.1.11., Hume deja ver que, sin la relacin de semejanza, la simpata

    no sera prcticamente nada: hombres de gran juicio y entendimiento encuentran muy difcil

    seguir su propia razn e inclinaciones cuando stas se oponen a las de sus amigos y compaeros

    habituales (T.2.1.11.2). Las opiniones de mis cercanos son importantes, al punto de influenciar

    las propias, slo porque hay una relacin fuerte de semejanza acompaada de la contigidad que

    implica su parentesco o cercana; sin embargo, hay relaciones ms dbiles de semejanza que slo

    requieren el hecho de que el otro que me comparte sus sentimientos sea tambin un ser humano al

    igual que yo. Tal semejanza, con lo simple que es, tiene una consecuencia fundamental: es lo que

    permite la formacin de sentimientos morales que permiten juzgar el comportamiento de todos

    sin que sea necesaria una cercana de parentesco o amistad; gracias a ello, la simpata permite

    concebir un bien de la humanidad y nos proporciona la posibilidad de aprobar naturalmente las

    acciones de los otros (T.3.3.1.10). As, para responder emocionalmente a los dems, nos

    formamos ideas de sus pasiones y emociones (Baier. Waldow, 2008, p. 62), y ya que el

  • mecanismo de la simpata implica la posibilidad de convertir dichas ideas en impresiones,

    podemos decir que la fuerza de este mecanismo aumenta a medida que el individuo encuentra

    ms cosas en comn con quienes simpatiza: vemos que all donde existe, adems de la

    semejanza general de nuestra naturaleza, una peculiar similitud en nuestra forma de ser,

    carcter, pas o lenguaje, todo ello facilitar la simpata (T.2.1.11.5).

    Sin embargo, donde se nota ms la fuerza de la simpata es en la relacin de contigidad. Si

    bien el individuo es capaz de formarse la idea de la pasin de otra persona y convertirla en la

    impresin correspondiente, este proceso es ms notorio si la persona que me comparte sus

    emociones tiene una cercana especial. Los sentimientos de los dems tienen poca influencia

    cuando esas personas no tienen relacin con nosotros; es necesaria la contigidad para poder

    comunicar los sentimientos en toda su integridad (T.2.1.11.6). La diferencia fundamental

    estriba en la influencia que pueda resultar de la simpata; aunque pueda recibir los sentimientos

    de cualquiera y comprenderlos, si el otro slo tiene en comn conmigo el hecho de ser humano,

    es ms difcil que stos influyan en el propio carcter; sin embargo, es claro que la posibilidad

    existe, pues de lo contrario no se podra concebir un bien de la humanidad que genere

    sentimientos con los cuales hago juicios morales en general. En este orden de ideas, la relacin de

    contigidad se encarga de hacer ms vivo este mecanismo para el individuo, pues el yo est

    mucho ms ligado a la idea del otro con quien me comunico; la imaginacin, dice Hume desde

    1.1.4, acta con ms facilidad cuando la relacin es ms estrecha.

    Ahora bien, estas dos relaciones anteriores no tendran asidero sin la relacin de

    causalidad. En efecto, sta es considerada por Hume como la ms fuerte y extensa; que dos ideas

    sean ligadas por la imaginacin a travs de la correspondencia causa-efecto constituye la mayor

    parte de nuestros razonamientos, pues la mente une una idea o impresin a otra que, segn su

    percepcin, le sigue constantemente; la experiencia nos muestra la conexin una y otra vez y la

    imaginacin la concibe como necesaria (T.1.3.1.1). Esto se hace fundamental para el mecanismo

    de la simpata a partir de dos aspectos: el primero tiene que ver con la semejanza ms simple

    entre dos personas: consiste en que, en este proceso, lo primero que percibimos son los efectos

    del sentimiento en la otra persona; si, como Hume afirma sobre las distintas mentes, no hay

    ninguna que sea movida por una afeccin de la que, en algn grado, estn libres las dems

    (T.3.3.1.7), el efecto proyectado por la otra persona puede ser comparado con alguna idea

    semejante en m mismo y concebir una causa. Por otra parte, cuando comprendo la causa de esa

  • emocin del otro, mi imaginacin concibe el efecto con ms vivacidad, lo cual facilita tanto la

    conversin de la idea en impresin como la comprensin de que tal fenmeno puede producir tal

    emocin. El ejemplo de Anik Waldow refleja muy bien este proceso complejo (Baier et al., 2008,

    p. 72): sabemos que un hombre no puede sentir el dolor de un parto, pero si ve la expresin de la

    mujer y su angustia, podr saber que ella est viviendo algo que lo causa; si busca en su mente

    algn dolor que l pueda equiparar al del parto y puede ligar las ideas de las causas, podr de

    alguna manera simpatizar con lo que ella est viviendo, sin necesidad de haber experimentado un

    parto. Toma algo semejante y lo hace representar como lo que se vive ah. Este ejemplo refleja la

    afirmacin de Hume: Ninguna pasin ajena se descubre directamente a la mente: slo

    percibimos sus causas o sus efectos. Por estas cosas es por lo que inferimos la pasin y son ellas,

    en consecuencia, las que dan origen a nuestra simpata (T.3.3.1.7).

    La causalidad es fundamental para la simpata porque las ideas ligadas por esta relacin son

    las que permiten a la imaginacin del individuo buscar en su mente algo con lo que pueda

    comparar la pasin del otro; la conversin de la idea en impresin implica que la simpata es una

    suerte de imagen que representa esta pasin ajena; no puedo sentir exactamente lo que siente el

    otro, sino que me baso en mi propia experiencia. Este aspecto de la causalidad en la simpata,

    viendo el ejemplo esbozado, juega el papel de convencer a la imaginacin de la realidad de lo que

    siente el otro (T.2.1.11.8) y de hacer de la idea impresin segn una imagen basada en nuestra

    experiencia. Seguiremos hablando de ello ms tarde.

    El segundo aspecto en el que la causalidad juega un papel fundamental para la simpata

    tiene que ver con la doble relacin de impresiones e ideas que posibilita a los seres humanos tener

    pasiones indirectas. Dicha relacin doble consiste en que la idea de la causa de la pasin produce

    una impresin placentera o dolorosa; sta genera la impresin propia de la pasin, la cual se

    dirige a su objeto (otra persona o yo) que a su vez est ligado a la idea de la causa de la pasin.

    Qu pasa cuando la pasin indirecta es causada por el elogio o la censura de alguien ms? Hume

    razona teniendo en mente el orgullo y la humildad. Quien realiza el elogio simpatiza con el

    orgullo de la persona a causa de algo; luego dirige el encomio hacia l y ste simpatiza a su vez

    con lo que siente el otro al elogiarlo. Esta simpata le genera un placer adicional y refuerza su

    orgullo. En este caso la doble relacin de impresiones e ideas en el orgullo se ve reforzada por

    otra causa: el elogio del otro, que a su vez proviene de la simpata de quien alaba hacia el orgullo

    primario del individuo. Es cierto, pues, que si una persona se contemplase a s misma desde

  • igual perspectiva en que aparece ante su admirador, obtendra en primer lugar un placer

    singular, y luego un orgullo o satisfaccin propia, segn la hiptesis antes explicada

    (T.2.1.11.9). La doble relacin que primero produce la pasin se ve complementada con otra

    relacin doble que consiste en la simpata hacia la emocin y el placer que siente el otro cuando

    elogia, lo cual produce una sensacin placentera, y un orgullo mayor, igualmente dirigido al yo,

    pero esta vez ligado a la simpata por el elogio. As, se puede ver el papel fundamental que

    juegan, primero, la causalidad en la simpata, y luego sta en las pasiones indirectas. Tambin

    hablaremos de esto ms tarde. Lo que se puede decir ahora es que el papel de las relaciones

    naturales en la simpata se ha hecho clara; es posible afirmar que la semejanza y la causalidad la

    posibilitan, mientras que la contigidad le da ms fuerza y vivacidad en la mente humana.

    3. La simpata y la concepcin de otras mentes.

    Nuestra explicacin de las relaciones naturales en la simpata dej por supuesto que el

    individuo le concede una identidad a los dems y concibe sus emociones, pasiones y

    comportamientos como estados mentales pertenecientes a ellos. Ahora vamos a mirar de qu

    manera la simpata es la encargada, en la imaginacin de la persona, de hacer que sta conciba la

    existencia de otros yo. Haremos esto resolviendo dos problemas que se presentan a esta

    posibilidad de la simpata: 1) Si ya Hume demostr que la identidad personal no es ms que una

    ficcin de la imaginacin (T.1.4.6), cmo concebir ahora que se pueda otorgar existencia a otras

    mentes? 2) Si la simpata no significa que sentimos las mismas pasiones de los otros, sino que

    nos hacemos la idea y posterior impresin de stas a partir de nuestra propia experiencia, cmo

    saber que efectivamente son experiencias de los otros? O en otras palabras, de qu manera la

    simpata nos saca de nosotros mismos y nos hace ver a los dems como otros?

    Cuando Hume piensa en algo as como el yo, no encuentra algo sustancial; no hay una

    impresin duradera que se pueda identificar como el yo, sino que se piensa siempre en una

    percepcin cualquiera que se ha tenido o se est teniendo, pero que no permanece todo el tiempo

    en la mente. El yo no es ms que una coleccin de percepciones ligadas por la imaginacin, y

    nos atribuimos una identidad gracias a la confusin de la sucesin de percepciones semejantes

    con la invariabilidad y unidad (T.1.4.6.6). Esta unin de percepciones se da por semejanza y

  • causalidad, y su punto de partida es la memoria. Surgen las preguntas: si la identidad no es ms

    que un cmulo unido por la imaginacin con base en la memoria, cmo aqulla une unas

    percepciones ajenas, de las que no tiene plena conciencia como suyas, y las atribuye a otro

    individuo sin tomar como base su memoria, pues no puede penetrar en ella? Podemos responder

    que, en primer lugar, cuando la imaginacin de un individuo hace que ste se otorgue una

    identidad, no se limita al conjunto de las percepciones pasadas, a su memoria. As, Hume afirma:

    Pero una vez que hemos adquirido por la memoria esa nocin de causalidad, podemos extender

    ya la misma cadena de causas y, en consecuencia, la identidad de nuestra persona ms all de

    nuestra memoria, y comprender tiempos, circunstancias y acciones que hemos olvidado y que

    slo suponemos que han existido (T.1.4.6.20).

    As como nos damos identidad ms all de lo que recordamos, no necesitamos limitarnos a

    los recuerdos y percepciones actuales de la otra persona para saber que ella ha tenido una historia

    y es la misma persona desde que naci. Sin embargo, en este caso ya se supone que las

    percepciones, actuales o no, son de ese otro. As, otra forma de responder es a travs de la

    existencia corporal: las percepciones son asignadas a un cuerpo determinado que corresponde a la

    persona a quien identificamos; unos seres cuyos cuerpos se asemejan a los nuestros y se

    comportan de formas semejantes a nosotros debera bastar para otorgar identidad a los dems

    fuera de m. Sin embargo, eso sera admitir que el yo es sustancial y que est en el cuerpo; y

    ste es tanto o ms cambiante que cualquier objeto externo, lo cual lo hundira en las mismas

    dificultades y confusiones que Hume le atribuye a la existencia de los objetos externos. Solo

    queda lo que Tony Piston (1996) explica: Por un lado, Hume parece aceptar que el contenido

    de la mente de otra persona no es inmediatamente percibido por nosotros y slo es conocido por

    sus signos o efectos (p. 258). En efecto, como se afirm ms arriba, uno de los momentos

    claves de la simpata es que slo podemos percibir los efectos de la pasin en la otra persona;

    dichos efectos se reflejan en sus expresiones y su comportamiento. Si bien el cuerpo no es el yo,

    ni es lo que atribuye directamente la identidad, es en quien vemos esos efectos. Por tanto, hay una

    conexin causal que va desde los signos que son efectos de la pasin, el comportamiento del otro,

    a la atribucin de estados mentales que vendran siendo propios de esa persona y que se

    representan a travs de dichos signos (p. 258). La imaginacin concibe unas causas para esos

    efectos del comportamiento; es por esto que Piston (1996) concluye: El punto crucial parece ser

    este: que en aras de justificar la adscripcin de estados mentales a otros con base en su

  • comportamiento debemos haber descubierto una conjuncin constante entre estos tipos de causa

    y efecto (p. 260).

    Todo esto responde a los dos problemas planteados al inicio de este apartado; gracias a que

    la imaginacin concibe la conjuncin constante de los efectos de las pasiones en el

    comportamiento e infiere unas causas de ello, podemos justificar la atribucin de unos estados

    mentales a otros yo, con todos los problemas que implica hablar de una identidad personal,

    tanto propia como ajena. Gracias a esta creencia es posible que la simpata nos haga concebir la

    existencia de otros yo. Ahora bien, cmo se refleja esto la interaccin humana? Es lo que vamos

    a tratar a continuacin.

    4. La intersubjetividad. La simpata como influencia social.

    Una de las consecuencias ms fuertes de todo lo anterior es que la identidad humana, la

    identificacin de estados mentales en uno y otro individuo, siempre se da con relacin a las

    emociones de cada quien; ese conjunto de percepciones que se reflejan en efectos del

    comportamiento, y no algo as como un ego sustancial o trascendental, es la base de la

    identidad propia y de los dems. La mente se considera como un sistema causalmente

    interrelacionado de percepciones (Baier, 1991, p. 129); entre ellas, las pasiones son las que

    posibilitan la concepcin de una personalidad individual, y como todas las percepciones son

    cambiantes e inestables, dicha personalidad tambin es cambiante. El yo es complejo,

    cambiante, dependiente de otros para poder ser, para su vida emocional, su autoconciencia y sus

    autoevaluaciones (Baier, 1991, p. 130). Y si es dependiente de otros, se puede decir que hay

    una interdependencia, pues la simpata no es algo unilateral, sino que los hombres estn

    compartiendo sus sentimientos en todo momento y los estn recibiendo para comprenderlos y

    entender las emociones, el comportamiento y la personalidad de s mismos y de los dems. No es

    gratuito que Hume afirme que los juicios acerca de nuestro propio carcter estn siempre

    acompaados de pasin (T.2.1.11.9), pues stos, por lo general, expresan el amor o el odio de

    los dems hacia nosotros; si uno es el objeto de una pasin ajena, nuestra imaginacin realiza el

    proceso de la simpata hacia esa emocin expresada por el otro, lo cual genera placer o dolor y,

  • como el objeto de ello somos nosotros mismos, produce orgullo o humildad segn el caso, tal

    como lo mencionamos cuando hablamos acerca de la doble relacin de impresiones e ideas.

    Las pasiones, al menos las indirectas, slo pueden ser percibidas a partir de una vida en

    comunidad, ya que, sea la causa o el objeto de la pasin, siempre hay una persona involucrada,

    sea uno mismo o alguien ms; y si estas pasiones son las que permiten identificar y atribuir una

    identidad a uno mismo y a los otros, se puede decir que stas son la base del reconocimiento, la

    sociabilidad y la propia personalidad a travs de su comunicacin por la simpata. Y si sta

    comunica eminentemente placeres y dolores de distintas clases, tambin se puede decir que es la

    base del sentimiento moral.

    Hay bastantes afirmaciones concluyentes en lo anterior, por lo que es bueno mirar cmo se

    refleja esto en el texto humeano; el apartado 3.3.1 nos mostrar todo lo anterior a travs de un

    segundo tratamiento del concepto de simpata.

    Segn Hume, lo que se califica en un juicio moral son los caracteres o las cualidades

    mentales, y no tanto las personas como tal (T.3.3.1.6) (Baier, 1991, p. 134). Tales cualidades,

    como ya hemos mencionado, son las que constituyen la personalidad y se forman a travs de la

    comunicacin de sentimientos, de la simpata. Esta se basa en la semejanza de las mentes

    humanas, lo que permite que quien reciba la emocin de otro pueda hacerse una imagen de ella a

    travs de los efectos que genera en quien est sintiendo, ya que no es posible sentir la pasin del

    otro (T.3.3.1.7). La simpata, como ya lo explicamos ms arriba, tiene ms influencia cuando la

    persona que comunica tiene una relacin ms estrecha con el receptor; sin embargo, dos o ms

    personas extraas pueden comunicar sus sentimientos y hacer de sus ideas impresiones, la

    diferencia es que la posible influencia sea menor. Es por esto que, segn Hume: el placer de un

    extrao con quien no tenemos amistad nos agrada slo por simpata (Ibd.). Ahora bien, si es

    posible la simpata entre extraos, es posible de alguna forma entre cualesquier personas.

    A partir de esto, Hume afirma que el mecanismo de la simpata es el principio de los

    sentimientos morales (T.3.3.1.8). Si como dice Baier (1991), el libro dos del Tratado comienza

    encargndose de las pasiones sobre las que se basan los juicios sobre uno mismo (p. 134), el libro

    tercero se encarga de las evaluaciones entre los dems y uno mismo mutuamente. Nuestras

    evaluaciones morales son generales, y hechas desde un punto de vista general, mientras que las

    evaluaciones sobre las que se funda el amor propio son ms particulares y directamente

    hednicas (p. 135). Tal generalidad posibilita virtudes como la justicia y la obediencia a la ley,

  • ya que hay ciertas cosas que en su momento no generan un bien, pero que aceptamos porque en el

    fondo es lo mejor y representa un bien para la humanidad en su conjunto. Tal es el caso de la

    justicia: hay ciertas decisiones y hechos en torno a ella que no representan un bien para la persona

    y que la mayora juzga como injustos; sin embargo, nadie cuestiona la necesidad de un sistema de

    justicia para garantizar la buena convivencia en una sociedad, pues ello representa un bien para

    todos; as, Hume afirma que la simpata tiene la capacidad de ponernos fuera de nosotros mismos

    para poder juzgar los actos de los dems tal como si stos nos afectasen a nosotros (T.3.3.1.9).

    Ahora bien, la simpata no slo posibilita los juicios morales desde un punto de vista

    general, sino que tambin permite, incluso con ms facilidad, juzgar los actos particulares e

    individuales que representan un bien o un mal; lo que Hume llama virtudes naturales

    (T.3.3.1.10). En estos casos el principio de la simpata es mucho ms slido que en la justicia

    porque los actos que aprobamos siempre y en todo caso tienden a un bien que no es para un

    conjunto ms all de cada caso particular, sino para cada individuo. Los grados de simpata

    difieren cuanto el punto de vista es ms general; sin embargo, esto no cambia el hecho de que

    tenemos la tendencia a aprobar o desaprobar ciertas cosas. Finalmente, podemos decir que el

    mecanismo de la simpata, al permitir la comunicacin de emociones y dar como resultado el

    sentimiento moral general o particular, es la base de la vida en sociedad, de la personalidad de

    cada quien, ya que sta se forma recibiendo impresiones, pasiones, por cuenta propia y por los

    dems; un hombre en solitario no podra jams sentir orgullo, envidia, humildad, etc., pues estas

    pasiones deben ser comunicables y comunicadas necesariamente.

    5. Conclusin.

    Hemos visto y explicado a lo largo de la disertacin el papel fundamental que juega el

    mecanismo de la simpata, en primer lugar, en la comunicacin de emociones a travs de las

    relaciones naturales; en segundo lugar, en la identificacin y asignacin de una identidad

    personal a m mismo y a quienes me rodean, no como un yo sustancial, sino como una

    personalidad cambiante e inestable, pero que de alguna forma permanece en el mismo individuo;

    y en tercer lugar, en la vida en sociedad, pues al ser la manera de comunicar los sentimientos, es

    lo que nos permite saber y generalizar lo que produce placer y dolor tanto a uno mismo como a

  • los dems, lo que a su vez posibilita conocer las distintas pasiones y tener sentimientos que nos

    permiten juzgar moralmente los actos de los dems, sea cual sea la conexin entre esas personas

    y el individuo. Hemos visto tambin que este mecanismo tiene unos grados que varan conforme

    la cercana de quienes comunican sus sentimientos hacia el individuo; sin embargo, Hume afirma

    que es este mismo mecanismo el que permite saber lo que sienten personas completamente

    extraas a uno, por lo que, a pesar de las variaciones, la simpata es lo que permite juzgar los

    hechos, no desde nuestro punto de vista egosta y particular, sino desde la generalidad, que no es

    otra cosa que el bien de la humanidad como conjunto. Se puede decir que la simpata es,

    abusando un poco de las palabras de Hegel, lo que nos permite salir de s para volver a s.

    5. Bibliografa.

    - Baier, Annette. (1991). A progress of sentiments. Reflections on Humes Treatise. Cambridge:

    Harvard University Press.

    - Baier, Annette y Waldow, Anik. (2008). A conversation between Annette Baier and Anik

    Waldow about Humes account of Sympathy. Hume Studies, Vol. 34 (1), p. 61-87.

    - Hume, David. (1981). Tratado de la naturaleza humana. Trad. Espaola de Flix Duque.

    Barcelona: Orbis.

    - Piston, Tony. (1996). Sympathy and other selves. Hume Studies, Vol. 22 (2), p. 255-272.