Pasion Cristo

2
La pasión del Doctor Lutero. Augsburgo, 1521. (Comparación con algunos fragmentos de los relatos evangélicos). Lutero y sus discípulos cruzaron al otro lado del Rin y entraron en Worms, donde César mantenía una Dieta. Sabiendo que él venía, los sumos sacerdotes y fariseos se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote de Maguncia, llamado Caifás, y consultaron con los escribas el modo de traicionar el salvoconducto de Lutero, para prenderle con ingenio y así poder quemarlo. Pero dijeron: no durante la Dieta, pues existe el peligro de provocar agitación entre la gente. Entonces, mientras Lutero estaba en casa de los Caballeros de San Juan, Carraciolo, más conocido como Pedico, y Aleander, el  judío, intentaron traicionarle con el beso de la paz. Pero Lutero, conociendo las cosas que se le venían encima, se adelantó y preguntó: “¿A quién buscáis?” Ellos respondieron: “Al doctor Lutero”. Y él dijo: “Yo soy”. Cuando llegó la mañana, los papistas y los Sumos Sacerdotes decidieron en contra de Lutero, proponiendo quemarlo con el fuego. Entonces le cogieron y lo llevaron ante el arzobispo de Tréveris, quien le preguntó: “¿Eres doctor del Evangelio y la verdad?” Y Lutero le dijo: “¿Preguntas por ti mismo o te lo han dicho de mí los romanistas?” Y dijo el arzobispo: “¿Acaso soy romanista? Los romanistas, que no pueden soportar la verdad del Evangelio y las palabras de Pablo, te han entregado a mí. Dime, ¿qué has hecho?” Lutero respondió como un cristiano: “Mis escritos no son de este mundo, sino de Dios...” Y el arzobispo de Tréveris preguntó: “¿Eres doctor de la verdad evangélica y de San Pablo?” Y respondió Lutero: “Tú lo has dicho. Nací para esto, y para esto vine al mundo, a restaurar a su prístina pureza las palabras del Evangelio y de San Pablo, porque los papistas las han distorsionado e n su beneficio y de la Curia Romana, para gran detrimento de la nación alemana”. Entonces el gobernador vio que eso era bueno y que se había originado un gran tumulto entre el gentío contra los romanistas, porque habían mostrado mucho dinero y grandes dignidades. Entonces tomó agua, y lavándose las manos en presencia del pueblo, dij o: “Soy inocente de la sangre de este hombre cristiano”. Y todo el clero y los romanistas respondieron: “Su sangre pesará sobre nuestras cabezas”. Entonces el gobernador les entregó los libros de Lutero para que los quemaran. Los sacerdotes los cogieron y cuando los príncipes y la gente habían abandonado la Dieta, hicieron una gran pira enfrente del palacio del Sumo Sacerdote, donde quemaron los libros; y colocaron en la cima la imagen de Lutero con la siguiente inscripción: “Este es Martín Lutero, doctor del Evangelio”. Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos (Jn, 18, 1). Se reunieron por entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo en el palacio del pontífice, llamado Caifás, y tomaron consejo entre sí del modo de apoderarse de Jesús con engaño para darle muerte. Pero se decían: Que no sea durante la fiesta, no vaya a alborotarse el pueblo. (Mt, 26, 3-5). El beso de Judas: Mt, 26, 47-49; Mc, 14, 44-46; Lc, 22, 47-48. Conociendo Jesús todo lo que iba a sucederle, salió y les dijo: “¿A quién buscáis?” Respondiéronle: “A Jesús Nazareno”. Él les dijo: “Yo soy” (Jn, 18, 4-5). Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron consejo contra Jesús para quitarle la vida; y atado lo llevaron y entregaron al gobernador Pilato (Mt, 27, 1-2). Entró Pilato de nuevo en el pretorio y llamando a Jesús le dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Respondió Jesús: “¿Por tu cuenta dices eso o te lo han dicho otros de mí?” Pilato contestó: “¿Soy yo judío, por ventura? T u nación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué has hecho?”. Jesús respondió: “Mi reino no es de este mundo; si de este mundo fuera mi reino, mis ministros habrían luchado para que no fuese entregado, pero mi reino no es de este aquí”. Le dijo entonces Pilat o: “Luego ¿tú eres rey?”. Respondió Jesús: “Tú dices que soy rey. Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz”. Pilato le dijo: “¿Qué es la verdad?”. Y dicho esto, de nuevo salió a los judíos y les dijo: “Yo no hallo en él ningún delito” (Jn. 18, 33-38). Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que el tumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó las manos delante de la muchedumbre diciendo: “Yo soy inocente de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Y el pueblo contestó diciendo: “Caiga su sangre sobre nosotros y nuestros hijos” (Mt, 27, 24-25). ... Y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, se lo entregó para que lo crucificaran (Mt, 27, 26). ... lo crucificaron... sobre su cabeza pusieron escrita su causa: “Este es Jesús, el Rey de los judíos” (Mt. 27, 35- 37).

Transcript of Pasion Cristo

7/24/2019 Pasion Cristo

http://slidepdf.com/reader/full/pasion-cristo 1/1

La pasión del Doctor Lutero. Augsburgo, 1521. (Comparación con algunos fragmentos de los relatosevangélicos).

Lutero y sus discípulos cruzaron al otro lado delRin y entraron en Worms, donde César mantenía unaDieta.

Sabiendo que él venía, los sumos sacerdotes y

fariseos se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdotede Maguncia, llamado Caifás, y consultaron con losescribas el modo de traicionar el salvoconducto deLutero, para prenderle con ingenio y así poder quemarlo.Pero dijeron: no durante la Dieta, pues existe el peligrode provocar agitación entre la gente. Entonces, mientrasLutero estaba en casa de los Caballeros de San Juan,Carraciolo, más conocido como Pedico, y Aleander, el

 judío, intentaron traicionarle con el beso de la paz. PeroLutero, conociendo las cosas que se le venían encima, seadelantó y preguntó: “¿A quién buscáis?” Ellosrespondieron: “Al doctor Lutero”. Y él dijo: “Yo soy”.

Cuando llegó la mañana, los papistas y losSumos Sacerdotes decidieron en contra de Lutero,proponiendo quemarlo con el fuego. Entonces lecogieron y lo llevaron ante el arzobispo de Tréveris,quien le preguntó: “¿Eres doctor del Evangelio y laverdad?” Y Lutero le dijo: “¿Preguntas por ti mismo o telo han dicho de mí los romanistas?” Y dijo el arzobispo:“¿Acaso soy romanista? Los romanistas, que no puedensoportar la verdad del Evangelio y las palabras de Pablo,te han entregado a mí. Dime, ¿qué has hecho?” Luterorespondió como un cristiano: “Mis escritos no son de

este mundo, sino de Dios...” Y el arzobispo de Tréverispreguntó: “¿Eres doctor de la verdad evangélica y de SanPablo?” Y respondió Lutero: “Tú lo has dicho. Nací paraesto, y para esto vine al mundo, a restaurar a su prístinapureza las palabras del Evangelio y de San Pablo, porquelos papistas las han distorsionado en su beneficio y de laCuria Romana, para gran detrimento de la naciónalemana”.

Entonces el gobernador vio que eso era bueno yque se había originado un gran tumulto entre el gentíocontra los romanistas, porque habían mostrado muchodinero y grandes dignidades. Entonces tomó agua, ylavándose las manos en presencia del pueblo, dijo: “Soyinocente de la sangre de este hombre cristiano”. Y todoel clero y los romanistas respondieron: “Su sangre pesarásobre nuestras cabezas”.Entonces el gobernador les entregó los libros de Luteropara que los quemaran. Los sacerdotes los cogieron ycuando los príncipes y la gente habían abandonado laDieta, hicieron una gran pira enfrente del palacio delSumo Sacerdote, donde quemaron los libros; y colocaronen la cima la imagen de Lutero con la siguienteinscripción: “Este es Martín Lutero, doctor del

Evangelio”.

Salió Jesús con sus discípulos al otro lado deltorrente Cedrón, donde había un huerto, en el cual entrócon sus discípulos (Jn, 18, 1).

Se reunieron por entonces los sumos sacerdotes

y los ancianos del pueblo en el palacio del pontífice,llamado Caifás, y tomaron consejo entre sí del modo deapoderarse de Jesús con engaño para darle muerte. Perose decían: Que no sea durante la fiesta, no vaya aalborotarse el pueblo. (Mt, 26, 3-5).

El beso de Judas: Mt, 26, 47-49; Mc, 14, 44-46;Lc, 22, 47-48.

Conociendo Jesús todo lo que iba a sucederle,salió y les dijo: “¿A quién buscáis?” Respondiéronle: “AJesús Nazareno”. Él les dijo: “Yo soy” (Jn, 18, 4-5).

Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotesy los ancianos del pueblo tuvieron consejo contra Jesúspara quitarle la vida; y atado lo llevaron y entregaron algobernador Pilato (Mt, 27, 1-2).

Entró Pilato de nuevo en el pretorio y llamandoa Jesús le dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” RespondióJesús: “¿Por tu cuenta dices eso o te lo han dicho otrosde mí?” Pilato contestó: “¿Soy yo judío, por ventura? Tunación y los pontífices te han entregado a mí; ¿qué hashecho?”. Jesús respondió: “Mi reino no es de estemundo; si de este mundo fuera mi reino, mis ministros

habrían luchado para que no fuese entregado, pero mireino no es de este aquí”. Le dijo entonces Pilato: “Luego¿tú eres rey?”. Respondió Jesús: “Tú dices que soy rey.Yo para esto he venido al mundo, para dar testimonio dela verdad; todo el que es de la verdad oye mi voz”. Pilatole dijo: “¿Qué es la verdad?”. Y dicho esto, de nuevosalió a los judíos y les dijo: “Yo no hallo en él ningúndelito” (Jn. 18, 33-38).

Viendo, pues, Pilato que nada conseguía, sino que eltumulto crecía cada vez más, tomó agua y se lavó lasmanos delante de la muchedumbre diciendo: “Yo soyinocente de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Yel pueblo contestó diciendo: “Caiga su sangre sobrenosotros y nuestros hijos” (Mt, 27, 24-25).

... Y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, se loentregó para que lo crucificaran (Mt, 27, 26).

... lo crucificaron... sobre su cabeza pusieron escrita sucausa: “Este es Jesús, el Rey de los judíos” (Mt. 27, 35-37).