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A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; tú aborreces a los que veneran ídolos inertes, pero yo confío en el Señor; tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro; no me has entregado en manos del enemigo, has puesto mis pies en un camino ancho. Piedad, Señor, que estoy en peligro: se consumen de dolor mis ojos, mi garganta y mis entrañas. Mi vida se gasta en el dolor, mis años, en los gemidos; mi vigor decae con las penas, mis huesos se consumen. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos me ven por la calle y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. Oigo el cuchicheo de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida. Pero yo confío en ti, Señor, te digo:"Tú eres mi Dios". En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Señor, que no me avergüence de haberte invocado, que se avergüence los malvados y bajen mudos al abismo; queden mudos los labios mentirosos que profieren insolencias contra el justo con soberbia y desprecio. Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos; en el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas; los ocultas en tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras. Bendito el Señor que ha hecho por mí prodigios de misericordia en la ciudad amurallada. Yo decía en mi ansiedad: "Me has arrojado de tu vista"; pero tú escuchaste mi voz suplicante, cuando yo te gritaba. Amad al Señor, fieles suyos: el Señor guarda a sus leales y paga con creces a los soberbios. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor. Para la Oración El salmo 30 (31) recoge las últimas palabras de Jesús según el evangelio de san Lucas (Luc 23,45). Pronunciadas por Cristo, estas palabras alcanzan su plenitud de sentido: abandono, sufrimiento, confianza, liberación. Desde esta experiencia, Cristo nos invita al amor y a la esperanza aún en el sufrimiento Jaén. Febrero 2007 La Pasión del Señor Parroquia de La Asunción de Martos. Diócesis de Jaén www.asunciondemartos.es Tema XX Catequesis Parroquial

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A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado; tú que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame: sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. A tus manos encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás; tú aborreces a los que veneran ídolos inertes, pero yo confío en el Señor; tu misericordia sea mi gozo y mi alegría. Te has fijado en mi aflicción, velas por mi vida en peligro; no me has entregado en manos del enemigo, has puesto mis pies en un camino ancho. Piedad, Señor, que estoy en peligro: se consumen de dolor mis ojos, mi garganta y mis entrañas. Mi vida se gasta en el dolor, mis años, en los gemidos; mi vigor decae con las penas, mis huesos se consumen. Soy la burla de todos mis enemigos, la irrisión de mis vecinos, el espanto de mis conocidos me ven por la calle y escapan de mí. Me han olvidado como a un muerto, me han desechado como a un cacharro inútil. Oigo el cuchicheo de la gente, y todo me da miedo; se conjuran contra mí y traman quitarme la vida.

Pero yo confío en ti, Señor, te digo:"Tú eres mi Dios". En tu mano están mis azares: líbrame de los enemigos que me persiguen; haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia. Señor, que no me avergüence de haberte invocado, que se avergüence los malvados y bajen mudos al abismo; queden mudos los labios mentirosos que profieren insolencias contra el justo con soberbia y desprecio. Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se acogen a la vista de todos; en el asilo de tu presencia los escondes de las conjuras humanas; los ocultas en tu tabernáculo, frente a las lenguas pendencieras. Bendito el Señor que ha hecho por mí prodigios de misericordia en la ciudad amurallada. Yo decía en mi ansiedad: "Me has arrojado de tu vista"; pero tú escuchaste mi voz suplicante, cuando yo te gritaba. Amad al Señor, fieles suyos: el Señor guarda a sus leales y paga con creces a los soberbios. Sed fuertes y valientes de corazón, los que esperáis en el Señor.

Para la Oración

El salmo 30 (31) recoge las últimas palabras de Jesús según el evangelio de san Lucas (Luc 23,45). Pronunciadas por Cristo, estas palabras alcanzan su plenitud de sentido: abandono, sufrimiento, confianza, liberación. Desde esta experiencia, Cristo nos invita al amor y a la esperanza aún en el sufrimiento

Jaén. Febrero 2007

La Pasión del Señor

Parroquia de La Asunción de Martos.

Diócesis de Jaén www.asunciondemartos.es

Tema XX

Catequesis Parroquial

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Lectura Bíblica

Salmo 21 (22)

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza. Dios mío, de día te grito, y no respondes; de noche, y no haces caso: aunque tu habitas en el santuario, esperanza de Israel. En ti confiaban nuestros padres, confiaban, y los ponías a salvo; a ti gritaban, y quedaban libres, en ti confiaban, y no los defraudaste. Pero yo soy un gusano, no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo; al verme se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre si tanto lo quiere". Tu eres quien me sacó del vientre, me tenías confiado en los pechos de mi madre; desde el seno pasé a tus manos, desde el vientre materno tú eres mi Dios. No te quedes lejos que el peligro está cerca y nadie me socorre. Me acorrala un tropel de novillos, me cercan toros de Basán; abren contra mi las fauces leones que descuartizan y rugen. Estoy como agua derramada, tengo los huesos descoyuntados; mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas; mi garganta está seca como una teja, la lengua se me pega al paladar; me aprietas contra el polvo de la muerte. Me acorrala una jauría de mastines, me cerca una banda de malhechores: me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos. Ellos me miran triunfantes, se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. Líbrame a mí de la espada, y a mi única vida de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león, a este pobre, de los cuernos del búfalo. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo, linaje de Jacob, glorificadlo, temedlo, linaje de Israel. Porque no ha sentido desprecio ni repugnancia hacia el pobre desgraciado; no le ha escondido su rostro: cuando pidió auxilio, lo escuchó. El es mi alabanza en la gran asamblea, cumpliré mis votos delante de sus fieles. Los desvalidos comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan: viva su corazón por siempre. Lo recordarán y volverán al Señor hasta los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias de los pueblos. Porque del Señor es el reino, él gobierna a los pueblos. Ante él se postrarán las cenizas de la tumba, ante él se inclinarán los que bajaban al polvo. Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá, hablarán del Señor a la generación futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: todo lo que hizo el Señor.

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ACTIVIDADES

LEER Lee Filipenses 2,5-11 y señala las frases en las que se indica que Jesús baja y las frases en las que se dice que Jesús sube. ¿Cuál es la causa de esa subida? Lee Isaías 52,13-53,12 y señala las frases que recuerdan pasos concretos de la Pasión del Señor. VIA CRUCIS Participa en alguna celebración del Via Crucis (Camino de la Cruz) REFLEXIONA ¿Por qué mataron a Jesús? ¿Siguen pasando cosas así? ¿Sabes de cristianos que hayan muerto por causas parecidas a las de Jesús? ¿Qué sabes de los mártires cristianos? ¿Cómo luchar contra los males que siguen casando la Pasión de Jesús hoy ? Cuando tú sufres ¿Piensas que Jesús ha compartido nuestros sufrimientos y que así se ve que Dios está siempre de nuestra parte? ¿Conoces algún caso en el que se vea claro que el sufrimiento de algunos lle-vado con amor, haya dado como resultado el triunfo de la verdad, la justicia o la bondad?

Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.

Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino,

y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca;

como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.

Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron. (Isa 53,4-6)

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SENTIDO DE LA MUERTE DE JESÚS Para los discípulos, como para todo el que se enfrenta seriamente a las preguntas que plantea la muerte de Jesús, esta resulta desconcertante. No es fácil comprender ni aceptar que Dios fracase y pase por la muerte más ignominiosa. Antonio Machado expresó muy bien el escándalo que supone la cruz cuando en su conocido poema La saeta dice: “No puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero sino al que anduvo en la mar.” El mismo Jesús y sus discípulos , los primeros cristianos, encontraron el sentido de la cruz en los textos de la Sagrada Escritura, sobre todo en los salmos y en el profeta Isaías. En Isa 5,13-53,12, se habla de un personaje al que se le llama “El Siervo de Yah-weh” , que con sus sufrimientos salva a su pueblo. San Juan lo expresa inmejorable-mente en su evangelio cuando dice: Tanto amó Dios al mundo que entre-gó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. (Juan 3,16) Jesucristo nos libró de nuestro mal ofreciendo el sacrificio de su vida en la Cruz para obtener el perdón de nuestros pecados y devolvernos la gracia y la amistad con Dios. El podía obedecer porque era hom-bre verdadero. El quiso sufrir tanto para mostrarnos su amor y la malicia de nuestro pecado. Su muerte fue salvadora para todos los hombres que crean en él, pues por su muerte dios perdonó todos los peca-dos de los hombres y estableció una nueva Alianza con toda la humanidad.

TRIDUO PASCUAL Son los días en los que cele-bramos la muerte y Resurrección del Señor: Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección. Se llama Pascual porque son los días en que se celebraba la an-tigua Pascua judía, el memorial de la salida de Egipto. La primera luna llena de primavera. El triduo tiene una apertura solemne con la celebración de la Cena del Señor el Jueves Santo. En la Cena el Señor nos dejo el sacerdocio, la Eucaristía y el Man-damiento Nuevo. del amor frater-no. Las celebraciones son estas: Jueves Santo: Misa Crismal por la mañana y Misa de la Cena del Señor por la tarde. El día tiene un tono festivo. Viernes Santo Celebración de la pasión del Señor. No hay Misa. El centro lo ocupa la cruz. El tono de este día es serio y meditativo. Día de ayu-no. Sábado Santo No hay celebraciones Domingo de Resurrección Vigilia Pascual. Es la gran fiesta de la resurrección, el día del bautismo. Es el gran día de la ale-gría desbordante por el triunfo de Jesús.

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LA PASIÓN DEL SEÑOR

Era corriente entre los autores antiguos citar sólo las primeras pala-bras para indicar todo el texto cuan-do este era conocido. Parece, pues que los evangelistas nos están di-ciendo que este salmo expresa bien los sentimientos de Jesús en la Cruz. Estos sentimientos van en dos direc-ciones, por un lado el sufrimiento y el abandono, por otro lado confianza y súplica. Toda la segunda parte del salmo es una acción de gracias por la liberación. Nosotros sabemos que esa liberación se produjo por la resurrección del Señor.

Era una tortura físi-ca terrible a la que se unía la tortura moral, ya que el condenado era clavado en un lugar público para escarmien-to de todos.

Dios aceptó ser contado entre los malhechores. Jesús ocupó el último lugar entre los hombres y sufrió nuestros do-lores. FLAGELACIÓN Era una tortura que se apli-caba a los condenados a la crucifixión antes de llefarlos a la cruz. Consistía en azotarlos con látigos de varias colas en cuyas puntas había bolas de plomo y hueso. Los judíos aplicaban el castigo de la flagelación por diversos delitos pero estaba

prohibido dar más de cuarenta latiga-zos. CORONACIÓN DE ESPINAS A los condenados se les ofendía con burlas relacionadas con el motivo de su condena. En el sanedrín trataron a Jesús de falso profeta y lo abofetea-ron diciéndole que adivinara quién lo golpeaba. Los soldados lo trataron como un rey de burlas, pues el motivo de la condena era político.

RELATOS DE LA PASIÓN Los relatos de la Pasión del Señor son muy largos y por tanto tienen un gran relieve en los cuatro Evangelios. Eso prueba la importancia que se le concedía a estos momentos de la vida de Jesús. En el resto del Nuevo Testa-mento son muchas y constantes las alusiones a la Pasión y a su significa-do. CRUCIFIXIÓN Este suplicio lo reservaban los romanos a los esclavos rebeldes y a los que se sublevaban contra el poder romano. Los ciudadanos romanos no podían ser crucificados.

EL SALMO 21(22) En los Evangelios de san Mateo y de san Marcos se nos dice que Jesús pronun-ció en la cruz las palabras iniciales de este salmo.

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LA ENTRADA DEL SEÑOR EN JERUSALÉN

(Mat 21,1-9; Mar 11,1-10; Luc 19,28-40; Juan 12,12-19) Jesús entra en Jerusalén como el Rey salvador anunciado por los profetas: ¡Exulta sin freno, hija de Sión, grita de alegría, hija de Jerusalén! He aquí que viene a ti tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna. (Zac 9,9). No llega como rey guerrero a caballo ni en carro de guerra, sino como el que trae la paz. En su entrada triunfal en Jerusalén Jesús anticipa su resurrección. LA CENA DEL SEÑOR (Mat 26,26-29; Mar 14,22-25; Luc 22,15-20; Juan 13,1-20 ; 1Co 11,23-26) Entregando su Cuerpo y su Sangre como pan y vino y lavan-

do los pies a sus discípulos, Jesús anticipó su entrega en la Cruz. (Ver el tema XIX) LA ORACIÓN Y EL PRENDI-MIENTO EN EL HUERTO

(Mat 26, 36-56; Mar 14,32-52; Luc 22,40-53; Juan 18,1-11) Jesús siente la angustia de la muerte cercana e inmerecida. En su soledad nadie lo comprende. Ora ante el Padre aceptando su volun-tad y en esa aceptación encuentra consuelo. La traición de Judas hace que detengan a Jesús. Los otros discí-pulos intentan una violenta defensa pero Jesús lo impide. La violencia no es lo que salva sino la entrega generosa. NEGACIONES DE PEDRO Y SUICIDIO DE JUDAS (Negaciones : Mat 2669-75; Mar 14,66-72; Luc 22,54-62; Juan 18,15-18.25-27. Muerte de Judas: Mat 27,3-10; Act 1,18-19) Pedro y Judas han traicionado a Jesús de diversa manera y de diver-

Momentos importantes de la Pasión del Señor

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TRES PERSONAJES CAIFÁS José Caifás era el Sumo Sacerdo-te judío. Presidía el Sanedrín o Con-sejo superior judío. Su suegro ANÁS, que había sido Sumo Sacerdote años antes, era quién tenía el verdadero poder e influencia en todos los asun-tos del país, pero gobernaba desde la sombra. HERODES ANTIPAS Hijo de Herodes el Grande, go-bernaba Galilea y Perea por conce-sión de los romanos con el título de Tetrarca. Él fue quien hizo matar a Juan el Bautista a causa de su mujer Herodías. Pensó que Jesús era un mago y le pidió prodigios cuando se lo mandó Pilato para juzgarlo. Jesús no se dignó contestarle. PONCIO PILATO Gobernador romano de Judea y Samaría. Sólo él podía firmar penas de muerte en su territorio. Residía habitualmente en Cesarea, puerto fundado por Herodes el Grande, pero durante las fiestas se trasladaba a Jerusalén. Allí tenía su residencia en el antiguo palacio de Herodes, pero algunos asuntos los atendía desde la Torre Antonia, junto al Templo. Con su gesto de lavarse las ma-nos, pretendió inútilmente eludir su responsabilidad en la condena de Jesús.

dado confirmó su muerte cla-vándole una lanza en el corazón. Del corazón roto de Jesús manó sangre y agua. LOS SIGNOS DEL FIN DEL MUNDO (Mat 27,45.51-54; Mar 15,33.38-39; Luc 23,44-45.47-48) Al morir Jesús se describen una serie de fenómenos que in-dican que el mundo antiguo ha terminado y que empieza una nueva humanidad: las piedras se rompen, hay un terremoto y ti-nieblas, resucitan los muertos y se rasga el velo del templo. Pe-ro lo más sorprendente de todo es que son los paganos los pri-meros que reconocen a Jesús como Hijo de Dios. SEPULTURA (Mat 27,57-61; Mar 15,42-47; Luc 23, 50-56; Juan 19,38-42) José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús y

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maderos, ya que el otro estaba fijado en el lugar de la ejecu-ción. Jesús estaba tan débil que no podía con ella y tuvo que ser ayudado por Simón de Cirene, el padre de Alejandro y Rufo. LA CRUCIFIXIÓN Y LA MUERTE (Mat 27,33-56; Mar 15,21-41; Luc 23,26-49; Juan 19,17-30) Los soldados se repartieron las vestiduras del Señor y lo cla-varon en la cruz hacia las nueve de la mañana y permaneció cla-vado hasta después de las tres de la tarde. En el letrero donde se ponía la causa de la ejecución decía: Jesús el Nazareno, el Rey de los Judíos (I. N. R. I). Tuvo que sufrir injurias y burlas de los que pasaban por allí y de los mismos bandidos que estaban crucificados junto a él. Perdono a los que lo mata-ban, pidió agua, se sintió sólo y abandonado hasta del Padre, pero mantuvo su confianza en el Padre hasta el final.

LAS SIETE PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ

Los Evangelios nos han trans-mitido siete frases de Jesús dichas desde la Cruz: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Luc 23,34) Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso. (Luc 23,43) Dice a su madre: « Mujer, ahí tienes a tu hijo. » Luego dice al discípulo: « Ahí tienes a tu madre. » (Juan 19,26-27) Tengo sed (Juan 19,28) Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado? (Mat 27,46; Mar 15,34) Padre a tus manos encomiendo mi Espíritu (Luc 23, 46) Está completado. ( Juan 19, 30)

Al pie de la Cruz estaban su Ma-dre y la hermana de su Madre otras mujeres y el Discípulo a quien ama-ba Jesús. Éste encomendó al Discí-pulo el cuidado de su Madre y a su Madre le dio al Discípulo como hijo. En el Discípulo estábamos re-presentados todos los cristianos y por eso decimos que en la Cruz Je-sús proclamó a María madre y pro-tectora de todos los hombres. Finalmente, dando un fuerte gri-to, Jesús entregó el Espíritu. Un sol-

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sa manera se comportan al darse cuenta de la maldad cometida. Pe-dro llora y se deja mirar por Jesús. Judas no espera la salvación y mue-re de mala manera. PROCESO (Mat 26,57-27,31; Mar 14,52-15,20; Luc 22,63-23,25; Juan 18,12-19,16) El proceso judicial contra Jesús tuvo dos partes, una religiosa ante Anás, Caifás y el Sanedrín; y otra civil ante Pilato y Herodes. En el proceso religioso Jesús fue condenado como blasfemo por aten-tar contra el templo y proclamar que era el Hijo de Dios que estaría sen-tado junto al Padre. Sin embargo las autoridades manipularon la acusa-ción a la hora de presentarla al go-bernador Pilato y lo denunciaron como pretendiente al trono de Israel falso Mesías, y por tanto rebelde al Emperador de Roma. En ambos casos hubo torturas y burlas ya que unos se mofaron de él y lo abofetearon como falso profeta y otros le pusieron una corona de espinas y un manto de púrpura y lo golpearon entre insultos como falso rey. Finalmente condenado a morir en la Cruz EL CAMINO DE LA CRUZ (Mat 27,32; Mar 15,21; Luc 23,26-32; Juan 19,17) El reo llevaba el instrumento del suplicio. Jesús tuvo que llevar su cruz, en realidad sólo uno de los

LA LANZADA A los crucificados se les quebra-ban las piernas para acelerar su muerte. Como Jesús había muerto muy pronto, le dieron una lanzada en el corazón para asegurar su muerte..

En la sangre y el agua que brota-ron de su corazón hemos visto los cristianos un símbolo del Espíritu Santo y de los sacramentos que Dios da a su Iglesia.

Del costado de Adán salió Eva. Del costado de Cristo nace la Igle-sia.

MONTE CALVARIO El monte Calvario era un alto-zano junto a la muralla de Jerusalén por el Oeste. Allí clavaron a Jesús. Según una leyenda , había en él una cueva donde estaba la tumba de Adán, y por eso se llamaba Lugar de la Calavera La sangre de Jesús cayendo sobre Adán purificó al gé-nero humano. Junto al Calvario había un huerto donde enterraron a Jesús en un sepulcro nuevo excavado en la roca, propiedad de José de Arima-tea.

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Visión de conjunto de los relatos de la Pasión de Señor en los cuatro Evangelios

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Visión de conjunto de los relatos de la Pasión de Señor en los cuatro Evangelios