Panorama de los estudios linguisticos en occidente
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Panorama de los estudios lingüísticos en Occidente
Describir linealmente, en forma secuencial la cronología de los hitos en
el conocimiento del lenguaje y de las lenguas, no nos daría la verdadera
dimensión ni nos explicaría lo que la Lingüística es hoy, habida cuenta que el
lenguaje es una preocupación del hombre desde que es hombre y que el tratar
de explicarlo o comprenderlo, siempre fue, es y será un objetivo del
conocimiento humano.
Antes bien, podríamos trazar un panorama que contemple la ‘sustancia’
de las distintas etapas temporales de su historia y enmarcarlas en tanto que
tendencias contextualizadas, en una visión integral que no tendría que actuar
en desmedro ni en apoyo de ninguna tendencia en particular.
Dado que no es posible separar lenguaje de filosofía (es más, el origen
de su estudio así lo atestigua), es fácil caer en la tentación de sobrevalorar o
subvalorar y aún desdeñar, algunas de las etapas históricas por el simple
hecho de no coincidir o hacerlo demasiado, con distintas tendencias que hasta
pueden tener origen político, religioso y hasta económico; pero que, toman el
‘abordaje filosófico’ del lenguaje para excusarse de una postura que nada tiene
que ver con el estudio objetivo de las distintas etapas por las que pasó la
disciplina como tal. No se puede relegar al olvido a los escolásticos por
considerarlos oscurantistas, ni ponderar a los renacentistas por promover el
racionalismo; esto sería pretender un abordaje de la historia, con una
concepción actual que por ser tal, está totalmente descontextualizada.
Cada tiempo en el desarrollo del estudio del lenguaje fue consecuencia
directa de las circunstancias que lo rodearon y de los objetivos planteados en
ese momento que en forma alternativa (como bien lo puntualiza Coseriu)
teóricos o pragmáticos, marcaron una tendencia y una evolución determinada;
pero que en todo caso fue un aporte que cimentó el importante despliegue
lingüístico actual.
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La Lingüística en la actualidad entonces, no es mera acumulación de
hechos más o menos trascendentes en el intento de conocer mejor el lenguaje
y las lenguas, sino el resultado de un enfoque multifacético que se fue
desarrollando a distintos niveles y atendiendo a aspectos realistas e idealistas
en el devenir del hombre.
El lenguaje, como el bien más preciado del hombre y por el hecho de
intervenir en todo quehacer humano se torna habitualmente en algo tan natural
como el respirar o el comer; no obstante, siempre concitó una curiosidad
especial.
Fue a esta curiosidad a la que decidieron dar curso los griegos cuando
se preguntaban por ellos mismos, por su lugar en el mundo y por el sentido de
la realidad. En todas estas inquietudes siempre había un factor común: el
lenguaje. Como éstas eran cuestiones diversas pero que utilizaban el mismo
elemento para ser elaboradas o comunicadas, surge entonces dar un sustento
a tal elemento. Era tan natural como la vida?; o era producto de mera usanza y
tradición?
El cualquier caso, era evidente que constituía un modo de expresar la
realidad y como tal, comienza de alguna manera su estudio e indagación.
Los naturalistas aseveraban que era posible demostrar que todas las
palabras son apropiadas por naturaleza a las cosas que describen y esto era
así por el hecho de captar la realidad que subyace bajo la apariencia de tales
cosas.
Se crea la Etimología (etymo: verdadero o real) que al intentar descubrir
el origen de una palabra, dada la relación con lo natural, trataba de descubrir
su verdadero significado; la verdad natural. La relación más evidente entre una
palabra y la naturaleza fue la onomatopeya (‘creación de nombres’) a la que los
estoicos daban el rango de origen del lenguaje. Inclusive, para explicar la
escasez de tales palabras, invocan la metáfora como un nexo entre la
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aplicación primaria de una palabra a la realidad y alguna aplicación secundaria
que aportaba su identificación real.
Se advirtió la existencia de regularidades (analogías o proporciones) y
en función de ellas, se trató de establecer modelos para clasificar las palabras
(paradigmas: modelos o ejemplos). También se vio que no todo era regular y
proporcional. Había anomalías que no encajaban con estos patrones. Los
estoicos, como anomalistas, basados en la etimología, sentaron así las bases
fundamentales de lo que se conoció luego como Gramática Tradicional.
No todo lo griego fue filosofía sino que surge de ellos una primera
gramática estructurada que comienza a darle forma a las partes del discurso.
Se identifica de esta manera un Nombre que oficiaba de sujeto sobre el que se
decía algo; y un Verbo que decía algo de la cosa indicada como sujeto. Vienen
después las conjunciones, el género intermedio (neutro) y los tiempos de
verbo. De esta forma se llega a una de las primeras distinciones, entre Forma y
Significado (lo que significa y lo que es significado). Los estoicos que no
aceptaban que el lenguaje fuera un reflejo de la naturaleza, aportaron además,
la flexión (parentesco entre distintas formas gramaticales), el caso (o verdadera
forma del nombre) y la consideración del grado de logro de una acción por
parte de un verbo, fuera del tiempo (verbos activos, pasivos, transitivos e
intransitivos).
Los alejandrinos, siguiendo la tarea de los estoicos, dejaron establecida
la Gramática a la que llamamos Tradicional y que constituye la primera
gramática sistemática de que se tiene noticia. Los aportes hechos en esta
época fueron trascendentes ya que, fuera de la sintaxis (que no fue abordada),
se agregaron otras partes del discurso (adverbio y participio) y se clasificó
todas las palabras griegas según caso, número, género, tiempo, voz, modo,
etc.
Los romanos, al entrar en contacto estrecho con los griegos, se ven
influidos fuertemente por ese buen nivel de desarrollo de la lingüística. De
alguna manera se limitan a aplicarla al latín, dada la semejanza notable entre
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ambas lenguas; hecho este, que tuvo importantes derivaciones como por
ejemplo, el establecer que las categorías gramaticales que ellos aplicaban
provenientes del griego y que tan bien se adaptaban, eran necesarias y
universales.
No todo lo romano fue mera copia e imposición, ni tampoco una pura
mirada al latín de los clásicos, como lengua pura. Hubo aportes que deben
destacarse como fue el considerar en el léxico latino, las palabras flexionadas y
no flexionadas a las que se daba distinta función sintáctica. También fue objeto
de un estudio profundo el problema antinómico: Analogía-Anomalía;
estableciéndose que el lenguaje es básicamente regular (gobernado por reglas)
pero, que las excepciones no debían excluirse sino al contrario, aceptarlas y
considerarlas ya fuera que éstas procedieran de influencias vecinas, o del uso
de la lengua vernácula.
No obstante éste enfoque, en general la gramática latina estaba
orientada hacia la literatura y tenía más bien un fin didáctico.
El latín y su enseñanza se constituyeron desde el principio en el soporte
principal de la cultura cristiana y, dado el poderío del imperio romano, se
extendió como lengua universal de la educación y del uso internacional.
Así Europa ingresa a la Edad Media en donde el latín no sólo representa
un medio para la educación, sino que su gramática como tal, pasa a ser una
disciplina individual y central.
Como lengua oficial de la Iglesia, se sostuvo aún después de la caída
del Imperio y fue el único reducto ‘culto’ que progresó en lo lingüístico y en
otras áreas del conocimiento.
A no dudarlo, fue la alta Edad Media (alrededor del S.XII) la época de
mayor florecimiento, tanto en lo lingüístico como en lo filosófico. Los
escolásticos como dueños de la cultura y conocedores excelsos del latín,
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fomentaron un revivir de la cultura griega al traducir textos clásicos originales
(como los Aristotélicos, por ejemplo).
Aquí la gramática seguía siendo considerada una disciplina filosófica.
Mediante una reinterpretación de este enfoque filosófico se da nacimiento a
fenómenos que modificaron definitivamente el panorama cultural y del
conocimiento.
Por un lado, se concilia la lógica y metafísica Aristotélicas (con un
enfoque latino) con la fe cristiana heredada de los Padres de la Iglesia
(fundamentalmente San Agustín) dando origen al Tomismo; por otro, se
interpreta textualmente estas mismas enseñanzas griegas, produciendo el
germen de lo que sería la Filosofía Natural (Ciencia Natural).
En lo estrictamente lingüístico había consenso en cuanto a que los
escolásticos (tal cual lo hicieron los estoicos) veían en el lenguaje una
herramienta para analizar la ‘estructura de la realidad’, pasando al primer plano
la cuestión del significado o de la significación.
Los ‘modos de significar’ dieron base a la Gramática Especulativa (de los
Modistas), en donde el lenguaje era considerado un ‘espejo’ (speculum latino)
que reflejaba la realidad que subyace en los fenómenos físicos. Todo el
esfuerzo se centró en buscar los principios por medio de los cuales la palabra,
considerada como ‘signo’ (tal cual lo había definido San Agustín), se
relacionaba con el intelecto por un lado, y con la cosa representada o
significada, por otro. A estos principios se los consideró ‘universales’.
Debido al franco predominio filosófico en la gramática, lo especulativo se
extendió en tres niveles distintos: el de la existencia o de la realidad externa, el
del conocimiento y el de la comunicación. Estos ‘modos’ quedan integrados
fuertemente a la potente filosofía católica que, junto a las demás ciencias
conforman la visión del mundo que ofrecía la fe cristiana.
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Tres aportes fundamentales surgen de los escolásticos. Una teoría
general abstracta de la sintaxis, una teoría de la Gramática Universal
(Universales Lingüísticos) y una base sólida sobre la que se edificó la
Semiótica actual. La Gramática Universal también es de enorme trascendencia,
a tal punto que, llegó casi intacta (aunque con otros fundamentos) hasta
nuestros días.
Los especulativos rechazan básicamente lo que representaba la
Gramática Literaria (aquella basada en el ‘buen uso’ de la lengua hecho por los
clásicos). A pesar de su concepción universalista (el mundo era uno; las
disposiciones mentales de todos los hombres eran las mismas; por tanto, el
lenguaje era uno y el mismo), consideraron a las lenguas vernáculas aunque,
sólo como ‘accidentes’.
La Gramática Literaria, a pesar de haber sido considerada pagana
(motivo por el cual fue combatida), siguió su evolución y encuentra a Europa
ingresando en el Renacimiento; época ésta en la que precisamente se asiste a
un ‘redescubrimiento’ de los clásicos griegos y romanos.
Si bien no se produjo durante esta época, ninguna nueva teoría
lingüística, sí se asiste a cambios en el pensamiento europeo que modificarán
radicalmente no sólo a Europa sino también, toda la parte del mundo que
estuvo bajo su influencia. Estos cambios tienen origen primero, en el resurgir
del saber clásico y el abandono de los ‘barbarismos’ escolásticos. Centrando
como el mejor ‘estilo latino’ el de Cicerón, del que procedía el ideal de
‘humanismo’ (opuesto a barbarismo) como sinónimo de ‘civilización’; hecho que
se vio enormemente facilitado con la aparición de la imprenta (final del S.XV).
Otro de los orígenes de este profundo cambio, fue el desafío que significó
dentro mismo de la Iglesia, la Reforma y por último, de la conjunción del
humanismo y del protestantismo, la aparición concreta de las Ciencias
Naturales en donde, no era ya el argumento de la autoridad eclesiástica o
divina, desde donde derivaba el conocimiento sino, de la experiencia y de la
observación.
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Las bases de la Gramática Especulativa fueron retomadas en Francia y
allí, durante el S.XVII, los maestros de Port Royal, en 1660 publican Grammaire
Géneralé et Raisonnée con la intención de dejar sentado que la estructura del
lenguaje humano es producto neto de la razón. Esto no significó ninguna
novedad particular pues, operaba en los límites de la tradición clásica. El
gramático debía descubrir el ‘buen uso’ del lenguaje y las reglas gramaticales
eran tomadas como derivadas de las tendencias naturales de la mente. Sin
embargo su influencia se hizo sentir fuera de los límites de Francia.
Un desarrollo casi paralelo tuvo la revaloración de las lenguas
vernáculas que, sin descuidar el resurgimiento del griego y el latín, hicieron los
gramáticos de la época. En varios países europeos surgieron estudios
comparativos básicamente históricos, de distintas lenguas y, a finales del
S.XVIII con el conocimiento del sánscrito, se opera una explosión de una
enorme variedad de estudios de una base esencialmente práctica, que al
descubrir las semejanzas entre esta lengua clásica india con el griego y el latín,
permiten la aplicación de la mejor desarrollada estructura de investigación, con
que contaba la gramática sánscrita. Se llevan a cabo estudios fonéticos,
fonológicos, morfológicos, sintácticos, léxicos y semánticos.
Todo lo anterior preparó a los lingüistas para que en el S.XIX pudieran
establecer los principios y métodos para construir las ‘familias’ de lenguas y
poder así desarrollar una teoría general sobre la evolución de las mismas y el
‘parentesco’ lingüístico. Durante éste siglo el mundo occidental asiste al
nacimiento del estudio científico del lenguaje. Científico aquí se debe tomar
como la intención expresa de excluir el razonamiento ‘a priori’ como argumento,
a más de una más precisa observación y recopilación de los hechos. El punto
de quiebre se produce al cambiar la teoría ‘providencial’ de la Historia (tradición
cristiana) por teorías evolutivas del desarrollo humano. La aparición de El
origen de las especies de Darwin da un respaldo al propósito de la Lingüística
Comparativa recientemente surgida, de aclarar el hecho evidente de que las
lenguas cambian y de que las distintas lenguas están relacionas entre sí, en
distintos grados. Esto último, hace prácticamente abandonar el supuesto
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escolástico de que todas las lenguas presentaban la misma estructura
gramatical.
Mientras el gramático tradicional, tomaba la analogía como principio de
‘regularidad’ de la lengua, el lingüista comparatista de la última parte del S.XIX,
la tomaba como el principal impedimento para la evolución regular de las
lenguas. Esta aparente contradicción se diluye si tenemos en cuenta que la
lengua está estructurada en un determinado número de niveles. Esto nos
introduce a la Lingüística Estructural del S.XX.
Es patrimonio del S.XX el haber establecido que la observación de una
lengua no debe estar enmarcada en un análisis ‘secuencial’ en donde sus
entidades se van sumando una a una sino que, debe tener como marco de
referencia el todo estructurado en donde, los distintos niveles (léxico,
gramatical y fonológico) establecen relaciones heterárquicas (las que tienen
con elementos del mismo nivel).
Otro aspecto importante que surge aquí es las distinciones conceptuales
que se introdujeron al plantear el estudio diacrónico y sincrónico del lenguaje
(Saussure). El primero contempla su desarrollo histórico (a través del tiempo) y
el segundo, el ‘estado’ concreto en algún punto del tiempo. La Lingüística
Comparativa del S.XIX prestó atención sólo al aspecto diacrónico. La teoría
lingüística del S.XX establece que los aspectos históricos carecen de valor para
la investigación de los ‘estados’ concretos de una lengua.
El rasgo más característico de la Lingüística actual es, como también en
otras ciencias, el estructuralismo. En otras palabras, cada lengua es
considerada como un sistema de relaciones (o sistemas interrelacionados)
cuyos elementos, analizados aisladamente, carecen absolutamente de sentido,
al perder las equivalencias y contrastes que mantienen entre sí.
Este enfoque le dio a la Lingüística un marcado y preciso rigor que
permitió lograr muy buenas aproximaciones en la descripción de numerosas
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lenguas pero, surge la necesidad de no sólo describir sino también de explicar
y de entender lo que pasa entre un hablante y un oyente.
Es claro que, bajo estos aspectos y otros que contemplan además el
contexto en donde se desarrolla y usa una lengua, se da paso a un punto de
vista no sólo estructural sino también psíquico, biológico y social. Resurge la
Gramática Universal como un patrimonio biológico que condiciona la
adquisición del lenguaje (Chomsky). Es la lengua vista como una manera de
acceder a la intimidad de los procesos mentales y se ve al proceso que
supuestamente el hombre lleva a cabo para producir el lenguaje, como el
paradigma del conocimiento humano. En fin, se ve al lenguaje como el
aglutinante de la vida de relación que da paso al elemento que en apariencia,
integra lo psico-bio-socio-cultural.
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LYONS, J. (1968) Introducción en la Lingüística Teórica. (Trad. cast. Teide, Barcelona.
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23 de agosto de 2006