País en crisis

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País en crisis Hablar de la cuestión política en la Argentina sin perder objetividad parece ser una misión imposible por estos días. Sin embargo como país debemos participar con nuestra opinión no solamente el día de las elecciones sino cotidianamente, debemos opinar sobre lo que nos está pasando como sociedad, sobre el país que queremos, sobre las políticas a aplicar en cada área de interés social y no quedarnos simplemente en la crítica constante. Es una característica propia de nuestro pueblo, lamentablemente, echar culpas y cargar de responsabilidades al otro para no aceptar los propios errores. Ese otro pueden ser los países extranjeros, los gobiernos de turno, la oposición, las crisis de otros países, etc, etc. Pero mientras miramos hacia otro lado, los problemas siguen estando y no podemos vernos a nosotros mismos capaces de darnos las soluciones. Ya lo decía Ortega y Gasset "argentinos a las cosas". Han pasado muchos años desde que se dijeran esas palabras y aún tienen plena vigencia en la Argentina actual. Entristece ver a un país con riquezas naturales, culturales y también sociales, que sigue padeciendo viejos problemas, en el que la brecha económica entre los que más tienen y los que no, es cada vez mayor (igualándose con los países más pobres de la región en este sentido). Igualmente entristece ver la baja calidad de nuestros dirigentes no sólo políticos si no también sindicales, empresariales, religiosos, comunicacionales que la mayoría de las veces tiñen sus actos de intereses propios, mezquinos, infundados, dejando de lado el interés común, la visión social de un todo. Es por eso que hoy la Argentina se encuentra dividida, fragmentada en múltiples sectores que pelean por defender lo propio ("su quintita", como es frecuente escuchar), parece una lucha de todos contra todos. Los municipios responsabilizan a las provincias por la falta de recursos, las provincias culpan a la Nación por no coparticipar sus fondos, la Nación a los acreedores. Así sucesivamente se dan cruces verbales que el ciudadano de a pie contempla aturdido ante tanta información que no puede decodificar. Y sin contar con las herramientas necesarias (educación, instrucción, conocimientos) opta por no escuchar, por no participar, por evitar hablar de política para no involucrarse o

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País en crisis

Hablar de la cuestión política en la Argentina sin perder objetividad

parece ser una misión imposible por estos días. Sin embargo como país

debemos participar con nuestra opinión no solamente el día de las elecciones

sino cotidianamente, debemos opinar sobre lo que nos está pasando como

sociedad, sobre el país que queremos, sobre las políticas a aplicar en cada

área de interés social y no quedarnos simplemente en la crítica constante. Es

una característica propia de nuestro pueblo, lamentablemente, echar culpas y

cargar de responsabilidades al otro para no aceptar los propios errores. Ese

otro pueden ser los países extranjeros, los gobiernos de turno, la oposición, las

crisis de otros países, etc, etc. Pero mientras miramos hacia otro lado, los

problemas siguen estando y no podemos vernos a nosotros mismos capaces

de darnos las soluciones. Ya lo decía Ortega y Gasset "argentinos a las cosas".

Han pasado muchos años desde que se dijeran esas palabras y aún tienen

plena vigencia en la Argentina actual.

Entristece ver a un país con riquezas naturales, culturales y también

sociales, que sigue padeciendo viejos problemas, en el que la brecha

económica entre los que más tienen y los que no, es cada vez mayor

(igualándose con los países más pobres de la región en este sentido).

Igualmente entristece ver la baja calidad de nuestros dirigentes no sólo

políticos si no también sindicales, empresariales, religiosos, comunicacionales

que la mayoría de las veces tiñen sus actos de intereses propios, mezquinos,

infundados, dejando de lado el interés común, la visión social de un todo. Es

por eso que hoy la Argentina se encuentra dividida, fragmentada en múltiples

sectores que pelean por defender lo propio ("su quintita", como es frecuente

escuchar), parece una lucha de todos contra todos. Los municipios

responsabilizan a las provincias por la falta de recursos, las provincias culpan a

la Nación por no coparticipar sus fondos, la Nación a los acreedores. Así

sucesivamente se dan cruces verbales que el ciudadano de a pie contempla

aturdido ante tanta información que no puede decodificar. Y sin contar con las

herramientas necesarias (educación, instrucción, conocimientos) opta por no

escuchar, por no participar, por evitar hablar de política para no involucrarse o

simplemente elige criticar a todos por igual. Después de nueve años de haber

vivido una de las crisis más profundas de las que tengamos memoria, es

necesario reflexionar acerca de lo que estamos construyendo como país

porque si para algo deberían servir las crisis, es para aprender. Como la

palabra lo indica crisis significa crecer...

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