Pacto Con El Vampiro de Jeanne Kalogridis r1.0

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Un gran libro para los amantes de los vampiros

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  • Sobre un montculo cubierto de hierba en los Crpatos, un joven recin llegado deLondres se encuentra junto al panten familiar. Lo que ve es una profanacinindescriptible, un crimen contra su padre y la familia Dracul.Un periodista ingls desaparece en un antiguo castillo; mientras, una joven aguarda elilcito abrazo de su to abuelo, el prncipe Vlad.En una tierra de supersticiones y fe se ha mantenido un pacto maligno durante aos.Ahora el joven Arkady Tsepesh ha regresado para heredar ese pacto, para conocer lasoscuras verdades que se apoderarn de su alma y de todo lo que ama

  • Jeanne Kalogridis

    Pacto con el VampiroLos diarios de la Familia Drcula-1

    ePub r1.0fenikz 11.11.13

  • Ttulo original: Covenant with the VampireJeanne Kalogridis, 1994Traduccin: Ester Menda Picazo

    Editor digital: fenikzePub base r1.0

  • Para S.

  • AgradecimientosEstoy enormemente agradecida a:

    Mi editora y siniestra gemela, Jeanne Cvelos, por su santa paciencia, sus constantes nimos, ysu inquebrantable fe en que este manuscrito, que llega con demora, algn da aparecera sobre suescritorio.

    Mi agente, Russell Calen, por su ejemplar profesionalidad y por sugerirme que probara con lafantasa histrica.

    Mi prima, Laeta Kalogridis, cuya esmerada edicin del manuscrito ha mejorado poderosamente aeste libro.

    Mi querida amiga, Kathleen OMalley, cuyos comentarios influyeron profundamente en el modoen que se ha contado la historia.

    Toby e Ilona Scott, que me ofrecieron sus conocimientos en lo que atae a Rumania.Especialmente a los dos hombres cuyo constante amor hace que todo el esfuerzo merezca la

    pena: mi padre, Irwin, y mi amado esposo, George.

  • rbol Genealgico de los Dracul

  • El demonio tambin es un ngelMIGUEL DE UNAMUNO

  • Diario de Arkady Tsepesh(Sin fecha, palabras garabateadas con letra puntiaguda en la cubierta interior)

    Dios, en quien no tengo fe, aydame! No creo en ti no crea en ti, pero si he de aceptar el infinitomal en que me he convertido, entonces rezo porque el bien infinito exista tambin y que se apiade delo que queda de mi alma.

    Soy el lobo. Soy Dracul. Sangre de inocentes mancha mis manos y ahora aguardo para matarlo

  • Diario de Arkady Tsepesh5 de abril de 1845. Padre ha muerto.

    Mary lleva dormida cuatro horas en la vieja cama nido en la que mi hermano Stefan y yo dormamosde nios. Pobrecita. Est tan cansada que ni el brillo de la vela la perturba. Qu extrao me resultaverla ah tumbada junto al pequeo fantasma de Stefan, rodeada de trastos de mi niez dentro deestos muros de piedra con techos altos y pasillos que resuenan con las sombras de mis ancestros. Escomo si mi presente y mi pasado de pronto hubieran colisionado.

    Mientras, me siento junto al viejo escritorio de roble donde aprend a leer y escribir y de vez encuando paso la mano sobre la superficie picada y marcada por sucesivas generaciones de inquietosjvenes Tsepesh. El alba est cerca. Por la ventana que da al norte puedo ver, contra el brillante cielogris, las majestuosas almenas del castillo familiar donde mi to an reside. Reflexiono sobre misoberbia herencia y lloro en silencio para no despertar a Mary, pero las lgrimas no me liberan de mipena. Escribir es lo nico que mitiga el dolor. Empezar a escribir un diario para dejar constancia deestos das dolorosos y para ayudarme, en aos venideros, a recordar mejor a padre. Debo mantenersu recuerdo fresco en mi corazn para que un da pueda pintarle un retrato verbal de su abuelo a mihijo, an no nacido.

    Haba tenido la esperanza de que viviera lo suficiente para verNo. Basta de lgrimas. Escribe! Hars que Mary se entristezca si se despierta y te ve as. Ya ha

    sufrido bastante por ti.En los ltimos das nos hemos visto envueltos en una actividad incesante, atravesando Europa en

    barcos, carruajes y trenes. Ms que atravesando un continente, me pareca estar viajando en eltiempo, como si hubiera dejado atrs mi presente en Inglaterra y ahora me moviera rpida eirrevocablemente de vuelta a un oscuro pasado ancestral. En el tren procedente de Viena y tendidojunto a mi esposa en la litera, que no dejaba de mecerse, mientras contemplaba el juego de luces ysombras contra las cortinas corridas, me quebrant la repentina y aterradora conviccin de que lafeliz vida que tenamos en Londres nos sera arrebatada para siempre. No haba nada que me atara aese presente, nada aparte del beb y de Mary. Mary, mi ncora de salvacin, que dorma profunda yapaciblemente, es inquebrantable en lo que concierne a su lealtad a su entusiasmo y a sus

  • convicciones. Estaba tumbada de costado, la nica postura que ahora, en su sptimo mes deembarazo, le resulta cmoda, y sus prpados de porcelana bordeados en oro cubran el azul ocanode sus ojos. A travs del fino lino blanco de su camisn observ su vientre, ese futuro imposible deadivinar que ah aguarda, lo acarici suavemente, para no despertarla y de pronto comenc a llorar,agradecido. Es tan inquebrantable, tan serena; tan plcida como un mar en calma. Intento ocultar millanto de emocin por miedo a que su intensidad la abrume. Siempre me dije que haba dejado eseaspecto de mi persona en Transilvania, esa parte de mi tan dada a los pensamientos sombros y a ladesesperacin, esa parte que jams haba conocido la verdadera felicidad hasta que abandon mi tierranatal. Escrib pginas y pginas de poesa oscura y perturbadora en mi lengua natal antes demarcharme a Inglaterra y una vez all, dej de escribir poemas definitivamente. Nunca he intentadoescribir una literatura que no sea prosa en mi lengua adquirida.

    Era una vida diferente, despus de todo. Ah!, pero m pasado ahora se ha convertido en mifuturo.

    Abordo del ruidoso tren procedente de Viena, me tumb junto a mi esposa y mi futuro hijo yllor; de alegra porque estaban conmigo, de miedo porque el futuro poda ver esa felicidad empaada.De incertidumbre por las noticias que me aguardaban en la mansin, en lo alto de los Crpatos.

    En casa.Pero con toda honestidad, no puedo decir que la noticia de la muerte de padre me haya

    impactado. He tenido una fuerte premonicin sobre ella durante el viaje desde Bistritsa (quiero decir,Bistritz. Debo escribir este diario en ingls, no vaya a ser que lo olvide demasiado rpido). Unaextraa sensacin de terror me ha invadido en el mismo instante en que he puesto un pie dentro delcarruaje. Ya me encontraba inquieto; habamos recibido el telegrama de Zsuzsanna haceaproximadamente una semana, no tenamos manera de saber si su estado haba mejorado oempeorado, y la reaccin del cochero cuando le he dicho cul era nuestro destino no ha hecho sinoalterar ms el estado de mi mente. El hombre, un anciano jorobado, me ha mirado a la cara y haexclamado mientras se santiguaba:

    Por Dios! Usted es un Dracul!El sonido de ese odiado nombre me ha hecho sonrojarme de rabia.El apellido es Tsepesh lo he corregido framente, aun sabiendo que no servira de nada.Como usted diga, seor. No olvide saludar amablemente al prncipe de mi parte! Y el

    anciano ha vuelto a persignarse, aunque en esta ocasin con una mano temblorosa. Cuando le hedicho que mi to abuelo, el prncipe, haba acordado que nos recogiera un conductor, ha comenzado allorar y nos ha suplicado que esperramos hasta la maana.

    Haba olvidado las supersticiones y prejuicios que proliferaban entre mis incultos compatriotas;es ms haba olvidado cmo era que te temieran y que, en el fondo, te odiaran por ser boier, unmiembro de la aristocracia. A menudo haba criticado a padre por el enorme desdn que mostrabahacia los campesinos en sus cartas y en ese momento me he sentido avergonzado al descubrir que esamisma actitud haba despertado dentro de m.

    No seas ridculo le he dicho de manera brusca al cochero, consciente de que Mary, a pesar deno hablar nuestro idioma, haba odo el miedo en el tono del viejo campesino y de que nos estabamirando con inquieta curiosidad. No te pasar nada.

    Ni a mi familia? Jrelo, seor!

  • Ni a tu familia. Lo juro le he dicho y me he girado para ayudar a Mary a subir al carruaje.Mientras el hombre caminaba de espaldas hacia el asiento del conductor, inclinando la cabeza ydiciendo: Qu Dios lo bendiga, seor! Y a la seora tambin, yo he intentado disipar la curiosidady la preocupacin de mi esposa dicindole que la supersticin que haba por esa zona prohiba que sebajara por el bosque durante la noche. Algo que, en parte, era verdad.

    Y as, hemos partido hacia los Crpatos. Eran altas horas de la tarde y ya estbamos exhaustospor todo un da de viaje, pero la urgencia del telegrama de Zsuzsanna y la determinacin de Mary deque llegramos hasta el carruaje que nos haban preparado nos han obligado a seguir adelante.

    Cuando hemos pasado con gran estruendo ante un panorama de verdeantes pendientes arboladassalpicadas con alqueras y alguna que otra aldea rstica, Mary ha hecho un sincero comentario sobreel encanto de la campia y con ello me ha animado, ya que me siento muy culpable por haberla tradoa un pas donde es una extraa. Confieso que haba olvidado la belleza de mi tierra natal despus deaos viviendo en una ciudad oscura, abarrotada y sucia. El aire es limpio y dulce, libre del hedorurbano. Estamos a comienzos de la primavera; la hierba ya est verde y los rboles frutales estnempezando a florecer. Unas horas despus de iniciar el viaje, el sol ha comenzado a ponerseproyectando un brillo rosa plido sobre ese teln de fondo, que surga imponente, formado por lascumbres de los Crpatos cubiertas de nieve ante las que incluso yo he contenido el aliento dado suimpresionante esplendor. He de admitir que, junto con la cada vez ms grande sensacin de miedo, heexperimentado un intenso orgullo y una aoranza de mi hogar que haba olvidado que tuviera.

    Hogar. Una semana antes, esa palabra habra significado LondresA medida que el anochecer ha ido invadindolo todo, una lgubre melancola ha impregnado el

    paisaje y mis pensamientos. He empezado a cavilar sobre el brillo de pavor en la mirada de nuestrocochero, sobre la hostilidad y la supersticin reflejadas en sus actos y palabras.

    El cambio producido en la campia ha sido un espejo del estado de mi mente. Cuanto ms nosadentrbamos en las montaas, ms angosto y retorcido se volva el camino hasta ascender unaescarpada pendiente cercana a un huerto de ciruelos deformes y muertos que se alzaban negros contrael evanescente crepsculo violeta. El viento y el tiempo haban encorvado los troncos, como lasancianas campesinas que llevaban a sus espaldas una carga demasiado pesada, y las ramas retorcidasestaban alzadas hacia el cielo suplicando piedad en silencio. La tierra pareca volverse cada vez msdeforme; tan deforme como su gente, lisiados ms por la supersticin que por cualquier dolenciafsica.

    Realmente podemos ser felices entre ellos?Poco despus ha cado la noche y el huerto ha dado paso a un pinar alto y recto. Las borrosas

    imgenes de los oscuros rboles contra las todava ms oscuras montaas y el movimiento delcarruaje me han hecho quedarme dormido.

    Inmediatamente he tenido un sueo: a travs de los ojos de un nio, he visto unos rbolesaltsimos en el bosque ensombrecido por el castillo de mi to abuelo. Las copas de los rbolesatravesaban la bruma como si fueran estacas, y el fro y hmedo aire que quedaba debajo ola a lluviareciente y a pino. Una clida brisa me ha levantado el pelo y ha removido las hojas y la hierbaresplandecientes, enjoyadas con gotas iluminadas por el sol.

    El grito de un nio ha roto el silencio. Me he dado la vuelta y en la veteada luz he visto a mihermano mayor, Stefan, un nio de seis aos lleno de alegra; con sus brillantes y picaros ojos negros

  • rasgados hacia arriba, su sonrojada cara con forma de corazn y esa amplia sonrisa de diablillo sobreuna barbilla estrecha. A su lado estaba el enorme Shepherd, medio mastn, medio lobo, que habacrecido junto a nosotros.

    Stefan me ha indicado que los siguiera, despus se ha girado y ha salido corriendo, con Shepherdsaltando alegremente a su lado, hacia el corazn del bosque.

    He dudado al sentir miedo de pronto, pero me he tranquilizado dicindome que estbamos a salvosiempre que Shepherd nos acompaara, ya que nunca hubo un compaero o protector ms leal. Yadems, por alguna razn saba, con la certeza de un soador, que nuestro padre estaba por all y nodejara que nos hicieran dao.

    De modo que he ido tras mi hermano, medio riendo, medio gritando de indignacin ame lainjusticia de que sus piernas fueran ms largas y de que, al ser un ao mayor, pudiera correr msrpido que yo. Se ha detenido para mirar por detrs de su hombro y ha visto con satisfaccin que mehaba dejado atrs antes de desaparecer de mi vista dentro del oscuro y refulgente bosque.

    He corrido agachado porque las ramas ms bajas parecan alargarse para araarme las mejillas ylos hombros y rociarme con las gotas de lluvia que haban capturado. Cuanto ms me aventuraba enel bosque, ms oscuridad haba, y ms me golpeaban la cara las ramas, hasta que se me han llenadolos ojos de lgrimas y mis risas se han convertido en gritos ahogados. He corrido ms y ms deprisa,forcejeando contra los brazos de los rboles que parecan demonios decididos a agarrarme, pero heperdido de vista a mi hermano y al perro. La resonante risa de Stefan se ha hecho ms distante.

    He seguido atravesando el bosque sumido en un oscuro pnico durante un rato que me haparecido una etrea eternidad, y entonces la risa de mi hermano se ha roto en seco con un chillidobreve y agudo. Le ha seguido un efmero silencio y despus un gruido grave y terrible. El gruido seha convertido en un rugido y mi hermano ha gritado de dolor. He corrido en esa direccin sin dejar degritar el nombre de Stefan.

    Y me he quedado paralizado de horror cuando al llegar a un claro y, bajo la bruma de sol que sefiltraba por los rboles, he presenciado un espectculo espantoso: Shepherd, agachado sobre elcuerpo inmvil de Stefan y agarrando con sus mandbulas el cuello de mi hermano. Ante mis pisadas,el animal ha alzado la cabeza y, al hacerlo, ha desgarrado un pedazo de carne tierna con esos colmillosafilados. De su hocico plateado goteaba sangre.

    Lo he mirado a los ojos. Eran plidos, carentes de color; antes, siempre haban sido los amablesojos de un perro, pero en ese momento lo nico que vea eran los blancos ojos de un lobo, de undepredador.

    Al verme, Shepherd ha sacado los colmillos y ha soltado un gruido enorme y grave. Lenta,lentamente, se ha agazapado y ha saltado, volando sin esfuerzo a travs del aire a pesar de la molede su cuerpo. Aterrorizado, me he quedado clavado en el suelo y he llorado.

    En ese momento he escuchado una explosin por detrs y un aullido estridente cuando el perroha cado muerto al suelo. Me he girado y he visto a mi padre. Rpidamente, ha bajado su rifle de cazay ha corrido al lado de Stefan, pero ya estaba todo perdido: a mi hermano le haba desgarrado lagarganta Shepherd, el que antes fuera un manso perro. He avanzado y he visto el tronco con el queStefan haba tropezado y la roca contra la que se haba golpeado la cabeza.

    Y entonces, con la exquisita claridad que marca las pesadillas ms vvidas y terrorficas, he visto ami hermano morir.

  • El pequeo corte que tena en la frente haba sangrado profusamente, pero no era nada comparadocon su garganta, que haba quedado tan destrozada que la piel que le haba sido arrancada colgaba desu cuello como una tapa sangrienta dejando a la vista hueso, cartlago y un brillante msculo rojo.

    Lo peor de todo era que segua vivo y estaba muriendo, dando con dificultad su ltimo grito, sultimo aliento; tena los ojos abiertos, cargados de horror, y estaban centrados en los mossuplicndome en silencio que lo ayudara. Unas diminutas y brillantes burbujas se formaban en sularinge expuesta, y cada una de ellas centelleaba como un prisma con la luz del sol, que se filtraba yformaba cientos de diminutos arco iris mojados en sangre. Las briznas de hierba ms cercanas seinclinaban por el peso de unas brillantes gotas carmes.

    Me he despertado sobresaltado de esa terrible visin cuando el cochero ha tirado de las riendas yha detenido a los caballos. He debido de dormir un buen rato porque ya habamos atravesado eldesfiladero de Borgo y habamos llegado a nuestro punto de encuentro. Al parecer, Mary tambinhaba ido durmiendo; por un instante pareca tan desorientada como yo, pero hemos reaccionado yhemos recogido nuestras cosas mientras esperbamos a que llegara la diligencia de to.

    Apenas llevbamos unos minutos sentados cuando hemos odo el estruendo de unos cascos yunas ruedas. La calesa ha salido de la bruma del bosque tirada por cuatro magnficos y nerviososcaballos negros como el carbn que se han estremecido, con sus ojos y orificios nasales bien abiertos,cuando el cochero de to ha bajado a saludarnos. El viejo Sandu haba muerto hace dos aos y esehombre era nuevo, nunca lo haba visto; tena el pelo rubio oscuro, un rostro anodino y una actitudfra y desagradable. No le he preguntado por padre y el cochero tampoco me ha pedido ningunainformacin a m; prefera recibir las malas noticias de la familia que de ese extrao silencioso ygrosero. Pronto, nuestros bales ya estaban colocados y nosotros dentro de la calesa cubiertos demantas, ya que la noche se haba vuelto fra rpidamente. As, Mary y yo hemos viajado hacia casaen un aletargado silencio. En esta ocasin no me he quedado dormido, sino que he empleado eltiempo para reflexionar sobre la pesadilla.

    Ha sido un recuerdo sooliento, provocado tal vez por el familiar aroma a pino. Aquel terriblesuceso haba tenido lugar cuando yo tena cinco aos y, en realidad, no me haba acercado demasiadoa examinar a mi pobre hermano ensangrentado. La verdad es que me desmay en el instante en que mipadre se arrodill junto a su hijo moribundo y solt un grito desesperado.

    Aos despus, cuando padre se haba recuperado, de algn modo, de la trgica muerte de Stefan(y de la culpa Oh, cunto se culp por confiar en ese animal!), me habl sobre lo que pudo habercausado la repentina ferocidad de Shepherd. Stefan se haba tropezado, dijo, y se haba golpeado lacabeza, lo que le caus una hemorragia. Shepherd siempre haba sido un perro bueno y leal, pero elolor a sangre le haba hecho volver a sus instintos depredadores, los mismos del lobo. El perro notuvo la culpa, insisti padre; ms bien, l fue el responsable por confiar en que el animal venciera sudoble naturaleza.

    El recuerdo de la muerte de Stefan ha hecho que mi sensacin de miedo se acrecentara hasta quedardel todo convencido de que, al final de nuestro viaje, nos aguardaba la peor de las noticias. Ydesgraciadamente, mi premonicin ha resultado ser acertada. Tras un interminable trayecto por

  • serpenteantes y arenosos caminos, hemos llegado a la propiedad de mi padre cerca de la medianochey el cochero y yo hemos ayudado a Mary a bajar de la calesa. (Se la vea bastante desconcertada porlas dimensiones y la grandiosidad de la casa, tan distinta a nuestro humilde piso de Londres. Supongoque no he sido preciso en lo que se refiere a la riqueza de nuestra familia. Qu dir maana cuandosalga el sol y vea el magnfico castillo que nos eclipsar?). He de admitir que me he asustado cuandoun enorme San Bernardo ha bajado ladrando los escalones de piedra para recibirnos, pero me heolvidado del perro cuando mi difunto hermano ha aparecido en la puerta.

    Stefan estaba all de pie, con una hilera de pelo azabache alborotado sobre su traslcida frente dealabastro, y a pesar de los veinte aos que haban pasado, era un pequeo y solemne nio de seisaos que ha alzado la mano lentamente para saludarme. He parpadeado, pero su espectro segua all;solo entonces me he dado cuenta de que esa plida mano levantada y el lino blanco de su camisarasgada estaban manchados de un rojo oscuro, que bajo la brillante luz de la luna se vea casi negro, yhe comprendido que no tena la mano alzada para saludar, sino para mostrarme la sangre.

    Mientras lo miraba, ha alargado su brazo y, con unos dedos pequeos que chorreaban sangre yroco, ha sealado algo que tenamos detrs. He lanzado una mirada furtiva sobre mi hombro,sabiendo que ni Mary ni el cochero compartan esa visin, pero no he visto ms que un bosqueinfinito de oscuros rboles.

    Me he vuelto hacia Stefan, que bajaba las escaleras en nuestra direccin y, silenciosa peroenrgicamente, segua sealando hacia el bosque.

    Sintindome mareado de pronto, he gritado y he cerrado los ojos. En mi pas existen leyendassobre los moroi, los errantes muertos condenados, por un pecado secreto o un tesoro oculto, a vagarpor la tierra hasta que la verdad sea revelada. Saba que el valiente y joven corazn de Stefan nocobijaba pecado alguno y tampoco imaginaba que hubiera posedo ningn tesoro. Saba que la tensindel viaje y el miedo por las noticias que me esperaban eran la nica causa de esa aparicin. Soy unhombre moderno que pone su esperanza en la ciencia y no en Dios o en el demonio.

    He abierto los ojos y he encontrado, no a Stefan, sino a Zsuzsanna en la puerta.Al verla, el corazn se me ha encogido de dolor. A mi lado, Mary se ha llevado una mano

    enguantada a los labios y ha emitido un grave gemido de pesar. Inmediatamente los dos hemos sabidoque padre haba muerto. Zsuzsanna iba vestida de luto y tena los ojos rojos e hinchados; aunqueintentaba sonrer, su fugaz alegra por vernos ha quedado eclipsada por una profunda pena.

    Ah, dulce hermana, cmo has envejecido en los pocos aos que he estado fuera! Solo es dosaos mayor que yo, pero parece tener quince ms. Su pelo, oscuro como el carbn al igual que el moy el de Stefan, ahora est surcado de plata en las sienes y en la coronilla, y su rostro est demacradoy cubierto de arrugas. Saba que la pena haba hecho mella en ella y me ha invadido la culpabilidadpor el hecho de que hubiera tenido que soportarla sola.

    He corrido hacia ella, atravesando el punto donde el fantasma de Stefan haba aparecido apenassegundos antes. Ha bajado un escaln cojeando antes de que yo la cogiera y la abrazara sobre laescalera de piedra. En ese momento, su amago de alegra se ha derrumbado y ambos hemos llorado sinreservas en los brazos del otro.

    Kasha repeta. Oh, Kasha El sonido del apodo con el que sola dirigirse a m me haencogido el corazn. (Era nuestro chiste secreto; kasha es un tipo de gachas que yo odiabaprofundamente y que nuestro cocinero ruso me serva siempre para desayunar. De nio, haba ideado

  • toda clase de mtodos ingeniosos para librarme de ellas y engaar al cocinero para que creyera que melas haba comido). Zsuzsanna pareca tan ligera en mis brazos, tan frgil y carente de vida que, enmedio de la pena por mi padre, he sentido preocupacin por ella. Nunca ha sido una persona fuerte,ya que lleg al mundo con la espalda y la pierna torcidas, y una constitucin frgil.

    Cundo, Zsuzsa? le he preguntado en nuestra lengua natal, sin ni siquiera darme cuenta deque haba dejado de hablar en ingls, como si nunca me hubiera marchado a Londres, como si en loscuatro ltimos aos no hubiera olvidado que soy un Tsepesh.

    Esta tarde. Justo despus de la puesta de sol ha respondido, y he recordado el sueo quehaba tenido en el carruaje. Al medioda ha cado inconsciente y no ha despertado, pero antes deque eso sucediera, ha dictado esto para ti Secndose las lgrimas con el pauelo, me ha entregadouna carta doblada que me he guardado en el chaleco.

    En ese momento, el San Bernardo ha subido las escaleras corriendo para situarse al lado de su amae involuntariamente he retrocedido.

    Zsuzsanna lo ha entendido, claro; ella tena siete aos cuando sucedi el incidente con Shepherd.No tengas miedo me ha dicho para reconfortarme mientras se agachaba para acariciar a la

    bestia. Brutus es de pura raza y muy carioso. Brutus! Es que no ha pensado en lo que esenombre implica? Se ha puesto derecha y, poco a poco y con dificultad, ha ido bajando las escalerashacia Mary, que haba estado esperando a cierta distancia para dejarnos intimidad. Le ha dicho eningls: Qu grosera estoy siendo. Aqu est mi querida cuada, a la que nunca he visto. Bienvenida.Ahora, despus de aos en Londres, su acento me resulta demasiado marcado y he podido ver queeso ha sorprendido ligeramente a Mary que, acostumbrada a leer la prosa tan potica y precisa deZsuzsanna, sin duda haba pensado que su ingls hablado sera tan perfecto como el escrito.

    A pesar del incmodo estado en que se encuentra, mi esposa ha subido las escaleras con bastanteagilidad y se ha apresurado hacia mi hermana para que ella no tuviera que moverse ms. Despus debesarla, le ha dicho:

    Tus hermosas cartas ya me han hecho quererte; siento como si llevramos aos siendo amigas.Qu feliz estoy de conocerte por fin y qu tristes las circunstancias!

    Zsuzsanna le ha tomado la mano y nos ha llevado dentro de la casa, alejndonos del fro aire de lanoche. En el saln principal, y entre sollozos y suspiros, nos ha hablado del curso de la enfermedadde padre y de sus ltimos das. Hemos conversado durante al menos una hora y despus Zsuzsannaha insistido en llevarnos a nuestra habitacin, mi antigua habitacin, ya que Mary estaba claramenteexhausta. Me he asegurado de que estuviera acomodada y despus he salido con Zsuzsanna para ir aver a padre.

    Hemos salido del extremo este de la casa para atravesar el montculo cubierto de hierba endireccin a la capilla familiar, o mejor dicho, a lo que haba sido la capilla, ya que padre fue unagnstico declarado que crio a sus hijos para que fueran escpticos de las palabras de la Iglesia.Incluso antes de que abriramos la pesada puerta de madera, he podido or, transportadas por el froaire de la noche, las dulces y temblorosas voces de unas mujeres cantando la Bocete, la cancintradicional del duelo:

    Padre querido, levntate, levntate.Seca las lgrimas de tu familia!

  • Despierta, despierta de tu trance,Di algo, mranos

    En el interior, el boato del cristianismo, los iconos, las estatuas y las cruces haca tiempo que sehaban retirado del altar, pero no pudieron ser eliminados de las paredes, ya que toda la superficieque quedaba libre resplandeca con mosaicos bizantinos de los santos; en el techo de la alta cpula, dedonde colgaba el enorme candelabro, el propio Cristo miraba hacia abajo sin el ms mnimoapasionamiento. Cuando he entrado, he visto las imgenes favoritas de mi niez: Stephen, el mrtir,al que siempre identifiqu con mi hermano, la calamitosa cada de Lucifer del cielo y el inquebrantableSan Jorge dando muerte al siempre hambriento dragn.

    La edificacin ya no hace las funciones ni de mausoleo ni de iglesia, sino de un lugar en el que losmiembros de la familia pueden encontrar un rincn para la soledad y la reflexin, y en efecto, anposee un aura casi espiritual que produce una sensacin de profundo respeto y calma. Padre habapasado horas all en los penosos das que siguieron a la muerte de su hijo.

    Hemos ido hacia el centro desde la parte trasera, donde unas placas grabadas en oro marcan dndedescansan nuestros ancestros en criptas construidas dentro del muro. Tantas generaciones deTsepesh yacen all que la capilla ya no puede albergar ms; un siglo y medio antes se tuvo queconstruir un nuevo lugar de enterramiento entre la casa y el castillo. He pasado por delante de losmuertos sintiendo sus ojos puestos en m, oyendo en el crujido de mi ropa y la de Zsuzsanna sussusurros de aprobacin, y sintiendo la misma consciencia del tiempo que haba experimentadodurante el viaje, con la diferencia de que ya no me mova hacia atrs en el tiempo, sino hacia delante,como si en ese momento hubiera salido de las entraas de mis ancestros, de la historia, y avanzaracon rapidez, como Stefan y Shepherd, hacia mi presente. Hacia mi destino.

    Al igual que el pequeo Stefan aos atrs, padre yaca en un atad de cerezo bruido abierto cercadel altar, que estaba cubierto por un pao negro y flanqueado por hileras de velas encendidas. Dosgrandes cilios ardan en unos pesados candelabros de latn a ambos lados del fretro. En la cabeza delatad, al otro lado, dos mujeres vestidas de negro cantaban a mi padre y le recordaban todo lo queestaba dejando en esta vida, como si de verdad creyeran que pudiera despertar despus deconvencerlo para que permaneciera en esta tierra. Me he apartado unos metros al sentir de pronto lanecesidad de no enfrentarme a mi dolor en presencia de testigos.

    Djame aqu, Zsuzsa le he dicho. Ve a descansar. Ya has cuidado de l todos estos aos,yo lo har durante esta noche. En nuestra tierra es costumbre que los hombres se sienten junto aldifunto (guardar la privegghia, as es como se le llama) y supongo que se debe a la ignorante creenciade que hay que proteger al alma de quienes la quieran robar. No hay duda de que mi padre se habranegado a seguir una tradicin de los supersticiosos campesinos, pero en ese momento querahonrarlo, mostrarle mi respeto, ayudar, aunque ya hubiera llegado demasiado tarde para eso, y no seme ocurra otra cosa que pudiera ofrecerle. Fue un hombre amable y tolerante, y s que me lo habrapermitido, que le habra hecho gracia y que as me lo habra expresado, con cario y con actituddivertida.

    Al mismo tiempo, y afectado por la irracionalidad del dolor, estaba furioso con las mujeres queno dejaban de cantar. Yo poda permitirme elegir honrar a mi padre siguiendo la costumbre que ldesdeaba, pero no poda aceptar que lo hicieran unas extraas.

  • Zsuzsanna no se ha opuesto a mi peticin, aunque se ha quedado un momento ms,observndome con unos ojos que brillaban de sufrimiento y amor y por el reflejo de la luz de lasvelas.

    Uno de los sirvientes ha trado una carta de to esta noche ha dicho y, tras sacarla de sucintura, donde la haba tenido guardada, la ha desdoblado para que pudiera verla. Escrita con una letraelegante y de trazos delgados, deca (como mejor puedo recordar y traducir):

    Mi queridsima Zsuzsanna,

    Permite que con esta carta te haga llegar mis ms sentidas condolencias. Compartoprofundamente vuestra prdida, ya que como seguramente sabrs, no tena a nadie ms cercano enel mundo que tu padre. Sin su brillante e inteligente administracin de los bienes y de la propiedad,yo no podra haber sobrevivido, pero hallar de estos aspectos de nuestra relacin parecedegradarla, ya que fue mucho ms que eso. Aunque Petru era mi sobrino, lo quera como a unhermano y a ti y a Arkady como a mis propios hijos. Creme, pues mientras tenga aliento, nada osfaltar ni a nada tendris que temer! Sois, despus de todo, los ltimos portadores del apellidoTsepesh y la esperanza para el futuro de nuestra ilustre familia. Si hay algo que necesitis o deseis,por favor, concededme el honor de pedrmelo y lo tendris.

    Saludos a nuestro querido Arkady, que ha regresado, y a su esposa, y mis ms sincerascondolencias tambin. Confo en que su viaje haya sido apacible y placentero. Es una pena que laalegra de su regreso se vea ensombrecida por la tragedia.

    He contratado a unas plaideras para cantar la Bocete para tu padre. Por favor, no ospreocupis por los preparativos. Me ocupar de todo. Con vuestro permiso, ir esta noche a ofrecermis respetos. Ser bastante tarde y de ese modo no os molestar. Lo nico que os pido es que dejisla puerta de la capilla abierta.

    Vuestro to que os quiere,

    V.

    He asentido con la cabeza para indicar que haba terminado. Zsuzsanna ha doblado la carta, la haguardado y nos hemos mirado; haba querido advertirme de que vera mi intimidad perturbada.Despus, se ha puesto de puntillas para darme un beso de buenas noches en la mejilla, pero antes seha vuelto hacia el atad de padre con una reverencia.

    Me he quedado all de pie, quieto, en silencio, escuchando los cnticos, las desiguales pisadas demi hermana contra la fra piedra y, finalmente, el crujido de la bisagra de hierro de la pesada puerta demadera cuando la ha cerrado tras ella.

    Me he vuelto hacia las mujeres y les he dicho:Marchaos.Los ojos de la ms joven de las dos se han abierto de par en par, asustados, pero ha seguido

    cantando mientras la mayor, con la mirada baja y con el mismo miedo que haba notado en el cochero,deca:

    Seor, no nos atrevemos! Nos han llamado para cantar la Bocete y si los cnticos cesan,aunque sea por un momento, el alma de su padre no descansar como es debido!

  • Marchaos he repetido, demasiado exhausto por la pena como para entrar en una discusin.Seor, el prncipe nos ha pagado una generosa suma de dinero. Se pondra furioso siOs libero de vuestra obligacin! Y con un gesto de la mano tan brusco que las dos mujeres

    han retrocedido, he sealado hacia la puerta. Si el prncipe se enfada, tendr qu enfadarseconmigo!

    Por fin estaba solo. He respirado hondo y he avanzado hacia el fretro para mirar a mi padre, a miamado padre. Fue un hombre alto y guapo, pero al igual que Zsuzsanna, haba envejecido dcadas enlos pocos aos que haba estado lejos de all. Su pelo negro azulado, profusamente marcado con unascanas plateadas cuando me march a Inglaterra, se haba vuelto completamente gris, y tena la frentesurcada por profundas arrugas. Su vida haba estado marcada por la tragedia; la locura y ladeformidad haban plagado las generaciones ms recientes de los Tsepesh, debido a matrimoniosentre familias boier. Su abuelo, su madre y su hermana se haban vuelto locos, otra hermana y doshermanos haban muerto por sus defectos de nacimiento y por la tisis. De su generacin, nicamentePetru y su hermano pequeo, Radu, escaparon de la maldicin familiar y vivieron hasta adultos; perodespus llegaron la enfermedad de columna y de pierna de Zsuzsanna, y su consecuente soltera;luego, la muerte de su esposa, y la muerte de Stefan. He sentido una abrumadora punzada deculpabilidad y tristeza al saber que mi marcha a Inglaterra sin duda se haba sumado a esa sensacinde prdida. Haba muerto sin ver a su nieto.

    (Querido hijo an no nacido, ojal hubieras conocido de primera mano la dulzura de tu abuelo, suamabilidad, la profundidad y constancia de su amor. Cunto te habra adorado, a ti, su nico nieto.Cmo se habra deleitado tallndote juguetes de madera, como hizo para Zsuzsanna, para Stefan ypara m. Para saber cmo era su rostro, no tienes ms que mirar al de tu padre; mis rasgos afilados yduros son de l, al igual que mi cabello azabache, aunque mis ojos son color avellana, una mezcla delos ojos verdes de mi padre y de los marrones de mi madre. Ojal pudiera decirte que conoc a tuabuela, pero los nicos recuerdos que poseo de ella son las historias que me transmiti padre. Muripoco despus de que yo naciera).

    He bajado la mirada hacia su plido y creo rostro de rasgos demacrados y afilados. Tena losojos cerrados y he dejado escapar un nico y desgarrador sollozo al darme cuenta de que jamsvolvera a ver esos maravillosos e inteligentes ojos verdes. He llorado amargamente al posar mi mejillacontra su fro e inmvil pecho y, como un nio, le he implorado que volviera a abrir los ojos, solo unavez ms, tan solo una vez ms.

    No s cunto ha continuado mi angustia; lo nico que s es que al cabo de un rato ya estaba losuficientemente sereno como para darme cuenta de que algo fro y metlico me araaba la mejilla. Helevantado la cabeza y he visto un gran crucifijo de oro engarzado a un rosario que alguien le habapuesto a padre alrededor del cuello. Sin duda, habra sido alguno de los supersticiosos sirvientes o lasmujeres que cantaban la Bocete, a pesar de saber muy bien que eso habra ofendido profundamente apadre. En un arrebato de furia, se lo he arrancado. La cuerda se ha partido y las cuentas han cadodentro del atad y se han esparcido por el suelo. He arrojado lo que quedaba de l hacia el otro ladode la habitacin y el crucifijo ha chocado contra la pared de piedra con un pequeo tintineo.

    He seguido enfurecido durante un momento y despus me he calmado; quien fuera que lo habahecho haba actuado nicamente de buena fe. Despacio, he recogido la cruz y las cuentas, me las hemetido en el bolsillo del chaleco, me he sentado en el banco de madera ms cercano al fretro y he

  • sacado la carta de padre, escrita con la artstica letra de Zsuzsanna. Deca:

    Mi queridsimo Arkady,

    Cuando leas esto, ya estar muerto. (Aqu haba una marca de agua sobre el papel, donde latinta se haba corrido). Con todo mi corazn deseo que t, tu esposa y vuestro hijo podis regresar aInglaterra para continuar con la vida que siempre has deseado tener, pero sin ti, tu to se veindefenso para administrar la propiedad. Debes ocupar mi lugar y hacer lo que sea que el prncipepida, por el bien de la familia. Es inevitable. No se puede hacer otra cosa.

    Sea cual sea el mal que recaiga sobre ti, hay una cosa que siempre tendrs que recordar: que tequiero con toda mi alma y que tu to te quiere a su manera, tambin. Que el saber esto te d fuerzasen futuros momentos de dolor.

    Adis! Todo mi amor para ti y para la nuera y nieto a los que nunca conocer.

    TU PADRE.

    He estado all un rato llorndolo. No puedo decir sinceramente que me sorprendiera la peticin demi padre para que ocupara su lugar. Mary y yo lo habamos estado discutiendo desde que habamosrecibido el telegrama de Zsuzsanna. Cuando me march a Inglaterra, lo hice con intencin de regresara casa al finalizar mis estudios para ayudar a padre a llevar la propiedad, pero en ese momento habadado por sentado que vivira ms que mi to y que heredara la propiedad, tal y como espero haceralgn da. En los aos que siguieron, acab acostumbrndome a mi nuevo pas, me enamor de unajoven inglesa, nos casamos y me olvid por completo de mi obligacin familiar.

    Pero ya no puedo seguir olvidndola. Nuestra lnea sangunea se ha enfrentado a una serie dedificultades como resultado de los matrimonios entre parientes. Han nacido nios deformes yenfermos, como Zsuzsanna, y tambin ha habido locura en nuestra familia, razn por la que fuereducindose a lo largo de los siglos hasta que ya nicamente quedaron mi padre y su hermano paradarle continuidad al apellido. Por fortuna, padre se cas con una persona de fuera, una fuerte mujerruso-hngara y tanto l como to tuvieron la amabilidad de darme su bendicin cuando anunci micompromiso con Mary. Pero cuando to muera, ser el ltimo Tsepesh o Dracul, si empleo eldetestable nombre que nos han dado los campesinos. Lo ms apropiado es que cre a mis hijos aqu yque les ensee a amar esta tierra como yo la amo y como mi padre y su padre y todos mis ancestrosla amaron antes que yo. Hemos estado en posesin de esta tierra desde hace casi cuatrocientos aos.No puedo abandonarla. Vendrsela a unos extraos sera impensable.

    Sin embargo, a pesar de lo orgulloso que estoy de mi familia, siento una aplastante sensacin deculpabilidad al pedirle a Mary que deje Inglaterra y se quede en este pas aislado y atrasado. Insisteen que siempre ha sabido que acabaramos viviendo aqu y en que est completamente preparada,pero eso no alivia demasiado mi preocupacin. No puedo ser feliz aqu si ella no lo es.

    En el lgubre silencio iluminado por las velas de la capilla, he hecho un solemne juramento; unapromesa a mi padre en su lecho de muerte, si bien con demasiadas horas de retraso: me quedara all,tal y como me peda, y cuidara de to. Mary y yo criaramos a su nieto aqu, en la propiedad quetanto am, y no me olvidara de hablarle a ese nio sobre su abuelo y todos los Tsepesh que vivieronantes que l.

  • As, he permanecido sobre el duro banco de madera llorando a mi padre como generaciones deTsepesh haban hecho antes que yo al velar a los seres queridos que haban perdido. Tras variashoras, me he quedado dormido y he cado de nuevo en ese sueo en el que era nio y corra por elbosque tras Stefan.

    Me he despertado con el sonido de unos aullidos sobrenaturales que se encontrabaninquietantemente cerca y en ese mismo instante, la gruesa puerta de madera se ha abierto con uncrujido y, por primera vez en muchos aos, he visto a mi to abuelo, Vlad.

    (Querido hijo, tu tatarato Vlad que, para cuando seas lo suficiente mayor como para leer estacarta, ya se habr ido de esta tierra, era un excntrico ermitao. Sospecho que se deba a un leve casode la locura familiar. Vlad era un agorafbico que rara vez sala de su castillo y que tema el contactohabitual con alguien que no fuera mi padre. Por esa razn, mi padre llevaba todos los asuntos de supropiedad y trataba con la mayora de los sirvientes. Aun as, V. era excesivamente generoso connosotros. Nos visitaba por los cumpleaos y se comportaba como el clsico to amable e interesadopor sus sobrinos, nos colmaba de regalos. No solo coste la educacin de mi padre, sino tambin lama y le salv la vida a Zsuzsanna al traer desde Viena a los mejores mdicos cuando estuvo enferma.Por desgracia, las excentricidades de mi to abuelo dieron pie a muchos rumores entre los sirvientes yentre los supersticiosos campesinos del lugar y esos rumores han generado mucha desconfianza hacianuestra familia por parte del pueblo. Estoy seguro de que oirs algo sobre sta).

    Era evidente que los dos nos hemos sorprendido por la presencia del otro. Se ha quedado en lapuerta un momento; una figura alta, con rasgos duros y una majestuosidad leonina vestida de luto. Hede admitir que con el paso de los aos haba olvidado la extraeza y severidad de su apariencia, y queal principio me he sentido intimidado por l, como me haba sucedido a menudo de nio. Porque tenauna tez fantasmal (como corresponde a una persona que vive recluida), estaba tan plido que eraimposible decir dnde acababa su piel y dnde comenzaba la espesa melena gris de su cabellera. Subigote largo y cado y sus cejas pobladas y salvajes eran del mismo color. Esa excepcional palidez eraacentuada por su capa negra y sus ojos verde oscuro; unos ojos fascinantes, viejos, del color delbosque, llenos de una veloz inteligencia.

    Por un momento, he sentido tanta atraccin como repulsin hacia ellos. Pero entonces, de pronto,se han suavizado al reconocerme, se han colmado de una extraordinaria amabilidad y l ha pasado deser un espectro terrorfico al carioso to que yo recordaba.

    He contenido el aliento al darme cuenta de que mi infantil oracin haba recibido respuesta. Habaolvidado el impresionante parecido familiar, pero ahora vea los ojos de mi padre una vez ms. Hahablado y he odo la voz de mi padre.

    Arkady ha dicho, cuyo nombre significa cielo. Qu agradable es volver a verte y cmolamento la situacin en la que nos hemos reencontrado.

    Vlad he respondido levantndome. Querido to. Al acercarnos, nos hemos estrechado lamano antes de darnos el tradicional beso en cada mejilla, una costumbre que haba perdido despus deaos viviendo en Londres. Deba de ser bastante viejo ya que, por lo que puedo recordar, su pelosiempre haba sido blanco plateado, y se mova con la parsimonia de la edad, pero su mano, aunquefra, era fuerte y desdeca su frgil apariencia. Por algn milagro, o por algn embuste de mi memoria,no haba envejecido. Hemos estado con las manos estrechadas y mirndonos a los ojos un momento.Me senta como si estuviera vindolas almas de todos mis ancestros concentradas en un nico

  • cuerpo.Te pido disculpas por molestarte. No haba esperado encontrarte aqu.No es molestia.Y cmo se encuentra tu querida esposa?Bien. Descansando.Eso est bien ha dicho con tono solemne. Debemos hacer todo lo posible porque cuide su

    preciada salud, por el bien del hijo que viene en camino. Ha echado un vistazo a la capilla, vaca ytranquila. Pero dnde estn las plaideras? Las que he pagado para que canten la Bocete?

    Se han ido. Les he dicho que se fueran. Es todo culpa ma. Espero que no te enfades, perodeseaba estar en silencio.

    Por supuesto ha respondido, como compadecindose, y ha agitado una mano para quitarleimportancia al asunto. Cmo has cambiado desde la ltima vez que te vi. Te has convertido entodo un hombre. Te pareces a tu padre; ms, incluso, que antes. Ha dado un paso atrs paraestudiarme mejor y ha respirado hondo, apenado. Es verdad. Tienes su cara, su pelo Eso lo hadicho con tono de aprobacin, pero despus, aunque seguro que eso me lo he imaginado yo, se hamostrado ligeramente decepcionado. Pero tus ojos tienen algo de tu madre.

    Despus de sostenerme la mirada un instante, se ha vuelto hacia el atad. Una expresin de pesarle atravesaba el rostro cuando ha suspirado y ha dicho:

    Y aqu est nuestro PetruS he dicho, y me he retirado al banco para dejarle intimidad en su momento de dolor.Se ha llevado una mano a la cara a la vez que cerraba los ojos y, con un desconsuelo tan profundo

    que ha hecho que se me saltaran las lgrimas, ha preguntado:Hay algo ms horrible que la muerte? Ms terrible que darse cuenta de que lo hemos perdido

    para siempre?Y entonces ha bajado el brazo y se ha acercado al atad con actitud reverente. Tomando la mano

    de mi padre, y con una voz grave y vehemente, ha exclamado:Ah, Petru! Tanto se ha enfriado tu cuerpo finalmente? Y se ha inclinado para llevrsela

    mano a los labios y besarla. En ocasiones siento que he caminado demasiado tiempo por estatierra. Demasiadas veces he visto a mis seres queridos morir, demasiadas veces he besado un rostromuerto.

    Ha intentado soltar la mano de padre con algo de dignidad, pero finalmente el dolor lo ha invadidoy, como antes haba hecho yo, ha apoyado la mejilla sobre su pecho mientras le susurraba:

    Petru! Petru! Mi nico amigo de verdadY ha llorado. He cerrado los ojos y me he dado la vuelta, porque presenciar su sufrimiento no

    hara otra cosa que aumentar el mo. Tena un aspecto tan frgil y resultaba tan conmovedor verlo alltendido sobre el fretro que no he podido evitar pensar que pronto, demasiado pronto, l estaraocupando el suyo.

    Cuando por fin se ha serenado y se ha levantado, ha mirado a mi padre y he sabido que habaatravesado la palidez de la muerte para que l y todos mis ancestros le oyeran proclamar, con unaconviccin tan poderosa y apasionada que su voz ha resonado por las fras paredes de piedra:

    Te juro, por el apellido Tsepesh, que tu lealtad se ver recompensada.Con eso, ha venido a sentarse a mi lado y los dos hemos velado a mi padre en silencio. Poco

  • despus, los lobos han empezado a aullar de nuevo y parecan estar tan cerca que no he podido evitarmirar con nerviosismo hacia la ventana. Al verme, mi to ha sonredo ligeramente, de modotranquilizador.

    No temas, Arkady. No te harn dao.Pero el sonido se ha fijado en lo ms profundo de mi mente y al instante he cado de nuevo en el

    sueo de Stefan y Shepherd, en la pesadilla en la que corra por el infinito bosque. He corrido horas yhoras, gritando el nombre de Stefan mientras los lobos gruan en la distancia, y solamente entonceshe llegado a mi espantoso destino para ver el cuerpo ensangrentado de mi hermano y a Shepherdalzando su brillante y empapado hocico rojo para mirarme.

    De pronto he visto a mi padre de pie entre los dos, mostrando confianza en la bestia al darle laespalda. Me ha agarrado la mueca y me ha girado la tierna cara interna del brazo. No me he resistido;se trataba de mi padre, al que amaba.

    Un reflejo plateado ha descendido desde su brazo alzado hacia mi carne expuesta. He gritado,asustado por el dolor.

    Ante el roce de una fra mano sobre mi hombro, me he despertado respirando entrecortadamentepara encontrarme mirando a unos ojos blancos de lobo.

    Arkady ha dicho to con tono severo. Despierta. Ests soando.Cuando he parpadeado, los ojos del lobo se han convertido en los de mi padre, dentro del plido

    semblante de to. Fuera, la oscuridad estaba dando paso a los momentos previos al amanecer.He de volver ha aadido.Me he levantado y he ido con l hasta la puerta. Le he dado las gracias por haberme acompaado,

    pero alzando una mano para hacerme callar ha dicho:Es lo que corresponde. Se ha detenido y, por primera vez, he detectado un atisbo de

    indecisin en su actitud. Dime, te mencion tu padre en algn momento la posibilidad de queocuparas su lugar?

    S. Contaba con ello. Siempre haba sido mi intencin volver para administrar la propiedadalgn da. Me honrara hacerlo por ti.

    Ah. Excelente. Pero no hablemos de esos asuntos ahora que nuestros corazones estn cargadosde pena. Me ha puesto las manos sobre los hombros y nos hemos despedido de la formatradicional antes de tomar caminos separados hacia la noche que se estaba retirando.

    Los nuevos aullidos que se oan en la distancia me han hecho correr a travs de la hierba cubiertade roco en direccin a la casa. Al acercarme a la entrada este, he podido ver una imagen oscura yborrosa a mi izquierda y me he quedado paralizado por el pnico al pensar que poda tratarse de unlobo o un oso viniendo hacia m.

    Pero no era nada de eso. Al dirigir la mirada hacia la fuente de ese movimiento y cuando mis ojosya estaban adaptados a la penumbra, la figura ensangrentada de Stefan se ha fundido con la tenue luzde la luna.

    Mi hermano muerto estaba en el extremo ms alejado del ala este mirando hacia el bosque que seextenda entre la casa y el castillo. Con un fino brazo alzado, ha sealado exageradamente hacia losaltos pinos.

    Nuestras miradas se han encontrado. He mirado con solemne reproche, ya no quedaba nada deese diablillo sonriente; sus ojos marrn oscuro, que haba heredado de mi madre, enormes y

  • almendrados y con esa ligera inclinacin hacia arriba, descansaban sobre esa cabeza de niodemasiado grande an para su cuerpo ensangrentado. Por debajo de la barbilla le colgaba una capa depiel oscura y brillante y la luz de la luna se reflej en la blancura del hueso de su cuello. Una vez ms,ha sealado con su dedo ndice los lejanos rboles y ha dado una silenciosa patada en el suelo con esegesto de impaciencia tan caracterstico que no haba visto en veinte aos.

    Con un suave gimoteo de terror, me he arrodillado y me he cubierto la cara. He permanecido allunos minutos hasta que por fin me he atrevido a mirar entre unos dedos temblorosos.

    Stefan se haba ido. Me he puesto en pie, he sacudido las briznas de hierba mojada que colgabande mis pantalones y me he apresurado hacia la casa.

    Y ahora escribo. All donde miro, temo ver a Stefan; en la cama junto a mi esposa, fuera en el pasillo.S que esta aparicin es meramente el fruto de mi profundo pesar, pero aun as no puedo liberar a mimente de las leyendas sobre los moroi.

    Qu quieres que encuentre, pequeo hermano? Qu tesoro se oculta en el bosque?He escrito esto a un ritmo frentico. An es por la maana, pero el sol ya est alto en el cielo.

    Mary sigue durmiendo, pobre criatura, est exhausta. Ir a echarme a su lado y rezar para no soarcon lobos.

  • Diario de Zsuzsanna Tsepesh6 de abril.

    Escribo esto cuando ya ha pasado la medianoche, as que supongo que en realidad es 7 de abril. Ansodormir, estoy tan agotada. El da en que muri padre, me pas la noche entera llorando y tampocopude descansar bien la noche siguiente. Ahora que el dulce sueo por fin ha llegado, me handespertado los ladridos de Brutus. No deja de arremeter contra la ventana. Ahora est tranquilo, perosi vuelve a hacerlo, lo encerrar en la cocina antes de que despierte a toda la casa.

    Cuando he abierto los ojos y he mirado hacia la ventana, me ha parecido ver reflejado el rostro deto, pero no era ms que una imagen que an penda del sueo que estaba teniendo antes de despertar.Brutus estaba tan nervioso que al final me he levantado y he abierto los postigos para investigar, y hevisto algo agachado y gris corriendo por el jardn: un lobo.

    Haba pensado que no sera capaz de dormir despus del susto y se me haba ocurrido sentarme aescribir sobre la llegada de Kasha y Mary, pero el agotamiento vuelve a superarme. De modo que a lacama. Dulces sueos, Brutus!

    Diario de Mary Windham Tsepesh7 de abril.

    Este pas es bello, salvaje y extrao al igual que su gente y, segn parece, los familiares de mi espososon los ms extraos de todos.

    Me siento culpable al escribir semejantes palabras, pero debo aligerar de algn modo la carga queme supone el saber esto y no puedo decrselo a mi buen esposo, ni mucho menos a su familia. Sinembargo, en el momento en que empiezo a escribir me veo tentada a atribuir mis inquietantes

  • percepciones a un error, causado por mi estado. Tal vez todas las mujeres embarazadas sufren lasmismas preocupaciones

    Bobadas. Nunca he sido una mujer delicada, nunca he sido propensa a los males provocados porlos nervios. Arkady est orgulloso de mi sensatez y es cierto, provengo de una familia muy fra. Amoa mi esposo por su calidez, por su pasin, por sus atrevidos comentarios, que no brotan con tantafacilidad de mis labios. La mayor parte del tiempo envidio esas cualidades.

    Pero su to abuelo y su hermana las poseen hasta el extremo de la locura.No puedo decirle nada a mi pobre y querido Arkady, ya est demasiado afectado por la muerte

    de su padre. No tengo la ms mnima intencin de aumentar su pena, porque creo que ya esdemasiada. Me qued hurfana cuando tena trece aos. Tengo cuatro hermanas y tres hermanos,aunque todos crecimos separados en casas de familiares lejanos cuando madre y padre murieronprematuramente en aquel fuego. Desde entonces he deseado tanto volver a formar parte de unafamilia de verdad que se me saltaron las lgrimas cuando en Londres le las cordiales cartas del padre,de la hermana y del to abuelo de Arkady dndome la bienvenida a la suya. Me sent honrada de serparte de una familia que se remonta siglos atrs; fue como una bendicin para m. Supe que mis hijoscreceran sintindose orgullosos.

    Cuando por fin llegu a Transilvania, la exuberante belleza del paisaje me cautiv y lamagnificencia de los dominios de la familia prcticamente me corta la respiracin cada vez que centromi atencin en lo que me rodea. Apenas puedo creer que yo forme parte de esto, que ahora seaconsiderada la seora de esta inmensa mansin construida hace cuatrocientos aos. Mientras escriboestas palabras, puedo alzar la vista y ver por la ventana etreas nubes de flores donde los huertos decerezos y de ciruelos se extienden hacia la ladera de la montaa, junto al gran castillo de piedra delprncipe que se erige contra el teln de fondo de los Crpatos. Al otro lado de la ventana de enfrente,unos campesinos ataviados de forma extraa se ocupan de unos rebaos en el prado que linda con elfrondoso bosque, una imagen que no debe de ser distinta de la que contemplaron los habitantes deesta misma habitacin hace siglos. Arkady dice que tambin hay un viedo, y cuando venamos desdeBistritz seal los extensos campos que posea su to abuelo cerca de la aldea que hay en el valle ydijo que cuando llegara el otoo, el trigo los cubrira y los hara parecer de oro. La propiedad de losTsepesh sustenta a todo el lugar y bastante bien, pienso, ya que los campesinos parecen muchomejor vestidos y alimentados que cualquiera que haya visto por otras zonas de este imperio.

    Me siento abrumada y deseosa de demostrarme a m misma que soy digna de formar parte de estafamilia. Otra pualada de culpabilidad me atraviesa mientras escribo esto, ya que no me han pedidonada a cambio, no han hecho sino recibirme con los brazos abiertos. En el momento en que conoc aZsuzsanna, mi corazn se uni al suyo. Es tan amable y una criatura tan frgil y solitaria, lisiada,como parecen estar muchos de los campesinos. Arkady dice que se debe a su aislamiento y almatrimonio endogmico, una de las razones por las que su distinguida familia corre el peligro dedesaparecer. He sentido lstima por Zsuzsanna, sola ahora en esta enorme e inquietante casa. Me haentristecido la muerte de su padre, pero me siento dichosa de haber venido. Creo que nada la harams feliz que ejercer de ta de una horda de nios (y a m nada me hara ms feliz que ejercer de madrede uno). Ella en s es un poco como una nia al haber estado, igual que su gente, aislada del exteriordemasiado tiempo. Aunque es extraordinariamente inteligente; practicaba el ingls por diversincon Arkady antes de que l se marchara a Inglaterra, y las cartas que nos mandaba demostraron que

  • ella, al igual que su hermano, haba heredado la brillantez en el lenguaje de su madre poetisa. Adems,es absolutamente inocente.

    Pero el to abuelo, VladDe l no s qu decir, excepto que me asusta, me desagrada y me cautiva. No quiero que est

    cerca de mis hijos y tal vez vea mi deseo concedido, ya que se le ve terriblemente dbil y plido, yque, segn Arkady, tiene tantos aos que resulta imposible calcular su edad.

    Cuando salimos de Bistritz, vi miedo en el viejo cochero y hoy lo veo a diario en los ojos de midoncella, Dunya. Ella y el resto de sirvientes se encogen cuando yo o algn otro miembro de lafamilia nos acercamos a ellos y nunca nos miran a los ojos. Despus de ver al prncipe, comprendopor qu. Hay algo en l que resulta terriblemente perturbador, algo que da pavor. No puedocalificarlo, ya que todo tiene que ver con el instinto y nada con la razn. Incluso el perro, Brutus, losiente y huye de la presencia del prncipe.

    Pero Arkady y Zsuzsanna no. Lo miran con tanto amor, con tanta devocin. Hablan de l con lamisma veneracin que otros se reservan para Dios y no le dan importancia a eso que ellos llamanpequeas extravagancias. Vlad ni siquiera asisti al funeral, pero nadie se ofendi. Es como si lostuviera hipnotizados.

    Por el contrario, la noche siguiente a nuestra llegada s que asisti a la pomana de Petrus, unacomida tradicional celebrada en honor de los muertos, para la que se prepararon todos los platosfavoritos del difunto: mamaliga, que son gachas de maz cubiertas de huevos escalfados, col rellena ypollo con una salsa roja picante. Fue una reunin pequea y triste. En el grande y tenebroso salnestuvimos esperando Arkady, Zsuzsanna y yo, los apenados beneficiarios de un exceso deopulencia, rodeados de candelabros de plata de cientos de brazos, de una cubertera de oro puro y delms fino cristal tallado cuyas caras reflejaban miles de relucientes lenguas de fuego. Estbamossentados a una larga y amplia mesa de madera en la que fcilmente habran cabido treinta personas, yen el otro extremo del saln haba una segunda mesa de la misma longitud, pero de menor altura que,supuse, era para nios. No pude evitar pensar que resultaba muy triste que la familia hubieraquedado reducida a nosotros tres, adems del to. Al parecer, no fui la nica que pens en ello, ya queZsuzsanna se volvi hacia Arkady y con una leve alegra forzada dijo:

    Kasha, recuerdas cuando ramos pequeos y to Radu vena a visitarnos desde Viena?Mi esposo asinti, mientras responda con una voz an aplacada por el dolor:Lo recuerdo. Traa a nuestras primas con l.Seis hijas dijo Zsuzsanna con una sonrisa temblorosa. Sus grandes ojos negros

    resplandecieron con la luz de las velas y unas lgrimas contenidas. Se supone que la pomana tieneque ser una celebracin alegre, el recuerdo de lo bueno de la vida del difunto, pero ella pareca estartambalendose al borde de un precipicio emocional, no segura de si rer o llorar.

    Todas tan joviales, y tan precoces! Nos sentbamos con ellas en esa pequea mesa de ah dijo sealando y empezaban a cantarle a los mayores. Te acuerdas? Y cant una estrofa que am me pareci parte de una cancin de cuna tpica de Transilvania; su voz era clara y hermosa. Ypap guiaba a los mayores para cantarles el estribillo a ellas. Volvi a cantar y, al hacerlo, unanica lgrima se desliz sobre su mejilla. Cuando termin, su vacilante sonrisa se hizo ms amplia y,con la misma generosidad emocional que me hace amar a su hermano, se volvi hacia m y exclam:Estoy tan feliz de que hayis venido! Me ha entristecido tanto ver a nuestra familia separada por la

  • distancia Pero ahora volveremos a tener nios rindose por estas habitaciones!Conmovida, le agarr con fuerza su delgada mano. Antes de poder responder, Arkady se gir

    sobre su silla y Zsuzsanna mir hacia la entrada. Al instante supe que el prncipe haba llegado ysegu sus miradas, impaciente por ver, al fin, al benefactor que nos haba prodigado tanta amabilidad asu familia y a m.

    Al verlo, apenas pude contener un grito ahogado de pavor. Su aspecto era bastante ttrico. Estabaen la puerta; una figura alta y majestuosa que representaba, de pies a cabeza, al tpico prncipe. Perose le vea consumido, medio hambriento, y tena una lividez tan horrorosa que pareca que no tuvierasangre. A su lado, la plida y extenuada Zsuzsanna pareca una rosa floreciente. Mi primeraimpresin fue que sufra de anemia o de alguna de esas espantosas enfermedades que consumen a lagente. Su tez combinaba casi a la perfeccin con su cabello plateado y, bajo la titilante luz de lasvelas, su piel se tea de un extrao tono fosforescente. Tuve la impresin de que si hubiramosapagado todas las velas y nos hubiramos quedado a oscuras, l habra relucido como una lucirnaga.No obstante, a pesar de su palidez, sus labios eran de un intenso rojo oscuro y cuando se separaronen una sonrisa al vemos, por debajo aparecieron unos dientes de marfil excesivamente largos yafilados.

    Aunque parezca mentira, ni Arkady ni su hermana parecan atribulados ni por el extrao aspectode su to, ni por sus ojos terriblemente atrayentes. Esos ojos me recorrieron con una intensidad tandepredadora que me hicieron temblar, sent fro, como si una repentina corriente de aire hubieraentrado en la sala, y mi mente pens: est hambriento, terriblemente hambriento.

    No dijo nada, pero se qued all quieto como una estatua hasta que Zsuzsanna grit To! To!con tanto entusiasmo y jbilo que cualquiera haba dicho que su padre acababa de regresar de latumba. Con dificultad retir su pesada silla, como si pretendiera salir corriendo hacia l como unania pequea.

    Por favor, pasa!Ante la invitacin, l cruz el umbral de la puerta. Tanto Arkady como Zsuzsanna se levantaron

    e intercambiaron besos con l, uno en cada mejilla. l se qued junto a Zsuzsanna, la rode por lacintura con los brazos y

    Que Dios me perdone por pensar mal si es inocente, pero yo no soy una persona dada ni a lafantasa ni a las habladuras. S lo que vi. Ella alz la vista hacia l, con los ojos brillantes deadoracin, y Vlad la mir con unas ansias claras e inconfundibles. Por un momento me pareci que lecostaba controlarse y entonces me mir, vio mi expresin crtica y sus labios se curvaron hacia arriba.

    Bajo el escrutinio de esos ojos verde oscuro, sent una repentina confusin, como si micomprensin de la realidad parpadeara por un instante al igual que las velas. Un nuevo pensamientosustituy al primero, pero fue como el de un extrao, no fue un pensamiento que me perteneciera am: Seguro que ests completamente confundida. Mira, la ama simplemente como un padre ama auna hija

    Esos ojos me arrastraron como una marea. Sent una sensacin extraa, sent cmo tir de m paraluego soltarme. El pulso se me aceler an no s si de excitacin o si de miedo, y el nio que llevodentro se revolvi. De manera instintiva, me puse la mano sobre la tripa y en ese momento vino haciam, me cogi la otra mano y se inclin para besarla.

    Su tacto era tan glido que luch por no temblar, pero me fue imposible cuando al momento sent

  • sus labios separarse y su lengua recorrer suavemente el dorso de mi mano, como si estuvieraprobando mi piel al igual que lo hara un animal. Se puso derecho y de nuevo vi el brillo del apetitoreflejado en esos ojos de encantador de serpientes.

    Pero ests confundidaQuerida Mary dijo con un marcado acento ingls y una voz tan cadenciosa, tan musical, tan

    absolutamente encantadora queme derret al instante y sent una enorme oleada de culpabilidad porhaber pensado cosas tan terribles sobre un anciano verdaderamente amable y generoso. Me mir latripa, y con esa misma ansia

    O se trataba de un calurossimo amor?Querida Mary, qu gran placer conocerte! An tena mi mano entre las suyas, tan fras y

    grandes. Lo nico que quera era soltarme y limpirmela con la falda de mi vestido, pero me quedquieta educadamente mientras me recorra atentamente con la mirada. Arkady tena razn al decirque eres muy bella: ojos como zafiros y cabello como el oro. Una joya de mujer!

    Me sonroj y tartamude al darle las gracias. Esas palabras tan insinuantes me sorprendieron,pero Zsuzsanna y Arkady nos miraron con sonrisas de aprobacin, como si el comportamiento de suto abuelo no fuera el de una persona libidinosa, sino uno perfectamente apropiado. Decid que talvez las pautas de conducta britnicas eran muy distintas a las de Transilvania.

    Al finalizar su momento de fluidez en ingls (al parecer, su potico cumplido haba sidocuidadosamente ensayado), Vlad pas a hablar en rumano y Arkady lo tradujo:

    Qu agradable es conocerte por fin y poder agradecerte en persona la fresca alegra que hastrado a nuestra familia. Cmo te sientes tras el largo viaje?

    Bastante bien, seor respond, y escuch los extraos y sibilantes sonidos que Arkadyemple para comunicarle mi respuesta a Vlad. He estudiado algo de latn y de francs, y pude captaralgunos significados. La verdad era que no me senta del todo bien ya que empec a marearme y lonico que deseaba era sentarme.

    Me alegro! exclam Vlad efusivamente. Tenemos que cuidarte mucho y asegurarnos deque ests bien en todo momento porque eres la madre del heredero Tsepesh.

    Durante el resto de la noche, Vlad habl principalmente en rumano y Arkady fue traducindolo,aunque en alguna ocasin nos atrevimos a comunicarnos directamente en un pobre alemn. Porcomodidad redactar nuestra conversacin como si se hubiera desarrollado totalmente en ingls.

    Le di las gracias por sus amables cartas e intercambiamos ms comentarios educados antes detomar asiento en la mesa. El perro, Brutus, que se haba acurrucado a los pies de Zsuzsanna, grusin piedad a Vlad y despus sali de la habitacin para no volver a aparecer por all en toda la noche.

    A pesar de todo, Vlad demostr ser tan encantador como aterrador. Pronunci un pequeodiscurso sobre su sobrino fallecido y fue tan conmovedor y sincero que a los cuatro se nos saltaronlas lgrimas. Despus se sirvi la cena, durante la cual cada uno cont entraables historias sobrePetru y se hicieron muchos brindis. Los sorbos que le di al vino fueron ms bien simblicos ya quebeber no me sienta bien por lo general y peor incluso desde que estoy embarazada. Me llam laatencin que, durante los brindis, Vlad se llevara la copa a los labios, pero fingiera beber. Tampococomi, aunque s que alz el tenedor en varias ocasiones. Al terminar la noche, tanto su vino como suplato de comida estaban intactos y lo ms sorprendente fue que ni los sirvientes ni la familiaparecieron darse cuenta. Estaba segura de que la familia lo interpretaba y aceptaba como una ms de

  • las excentricidades del prncipe, pero cuando ms tarde le hice a Arkady un tmido comentario alrespecto, pareci que pensara que estaba bromeando:

    Por supuesto que to ha comido su cena. Le haba visto comer y beber con sus propiosojos!

    Me result increblemente extrao, pero no le dije nada, no fuera a ser que pensara que elembarazo me estaba haciendo perder el juicio y crendome ideas descabelladas.

    Marca el principio de la locura creer que yo soy la nica que est cuerda?En un momento de la cena, Vlad sac una carta para Arkady y se mostr muy impaciente porque

    la tradujera ya que estaba en ingls. Al parecer, era de un caballero britnico que haba estadoplaneando visitar la propiedad antes de la muerte de Petru. Me pareci que no era el momentoapropiado, teniendo en cuenta las solemnes circunstancias, pero Arkady se la tradujo de muy buengrado y le prometi que ms tarde le ayudara a escribir una respuesta. Vlad se gir hacia msonriendo y me dijo:

    Los dos tenis que ayudarme a aprender ingls!Halagada, le respond:Y usted tiene que ayudarme a aprender rumano.Vlad dijo que eso no sera necesario, ya que ahora que Petru se haba ido, su intencin era viajar a

    Inglaterra. Petru se haba sentido muy vinculado a la tierra, dijo, pero l, por su parte, estabaimpaciente por salir de all. Transilvania era un pas atrasado y supersticioso, adems de pequeo, yla aldea estaba convirtindose en un lugar solitario ahora que tantos campesinos estaban marchndosea las ciudades. Senta que ya no poda confiar en el entretenimiento ocasional proporcionado por losvisitantes, que le contaban historias sobre lo deprisa que estaba cambiando el mundo al otro lado delbosque.

    Es mejor no quedarse atrs con respecto a esos cambios dijo alegremente que quedarseaqu aislado. La supervivencia la consiguen los que se adaptan a las exigencias de los tiempos! Seapresur a aadir que el traslado se llevara a cabo en un ao aproximadamente, despus de quenaciera el beb y hubiera crecido lo suficiente para viajar. Adems, para entonces su ingls ya serafluido.

    Bueno dije yo, pensando que la actitud progresista de Arkady era hereditaria, sin duda mealegrara y me sentira una privilegiada por servirle como instructora y gua de viaje. Pero ya quedespus regresaremos a Transilvania, me vendra bien aprender el idioma

    Ah replic l, pero sa no es mi intencin. Pretendo instalarme en Inglaterraprobablemente de manera definitiva aunque, por supuesto, la nostalgia me har regresar de tanto entanto para visitar la propiedad familiar

    A decir verdad, mi corazn se alegr ante la idea de volver a casa, pero en ese momentoZsuzsanna se levant de su asiento en un arrebato de genio que nos sorprendi a todos.

    Lo prohbo! grit con una extraa mezcla de ingls y rumano, como s no pudiera decidir siquera que la entendiera Vlad o yo. Lo que escribo aqu es lo que fundamentalmente logr captar.No podis iros! Sabis que estoy demasiado dbil como para viajar con vosotros y si me dejis,morir!

    l volvi la cabeza hacia ella rpidamente. La luz de las velas se reflej en sus ojos hacindolosparecer rojos, como los de un animal, y por un instante sus duras facciones se contrajeron de ira

  • hacindome creer que estaba mirando la cara de un monstruo. Pero se recompuso enseguida y su tonoson calmado mientras habl con dulzura. Cuando ms tarde le pregunt a Arkady sobre esemomento, dijo que Vlad le asegur a Zsuzsa que jams nos marcharamos a menos que ella estuvieralo suficientemente fuerte como para acompaarnos, y que si segua sintindose as de dbil,contratara a un mdico para que la hiciera recuperarse.

    Ella rompi a llorar y su voz tembl al decir:Cmo podis pensar en marcharos? Padre est aqu, Stefan est aqu. Todos nuestros

    recuerdos estn aqu.l sigui reconfortndola con sus palabras hasta que finalmente ella se calm y volvi a tomar

    asiento. La cena concluy de manera cordial y sin ms incidentes, pero yo me senta muy inquieta.He visto cmo la mira, y cmo ella lo mira a l Est locamente enamorada y me temo que Vlad

    puede estar aprovechndose de ello. Mi inocente esposo no tiene la ms mnima idea y no s cmodecrselo.

    Diario de Arkady Tsepesh7 de abril.

    Malditos campesinos! Malditos sean todos! Al infierno con ellos y con su supersticin yestupidez!

    Apenas puedo escribir sobre lo que ha sucedido es demasiado monstruoso, demasiadodoloroso, demasiado grotesco. Y aun as, debo hacerlo; alguien debe dejar constancia del mal causadopor la ignorancia.

    Ayer le dimos sepultura a padre junto a Stefan y madre en el panten familiar, situado en elmontculo entre la mansin y el gran castillo. No quera que Mary asistiera, ya que estaba plida ycansada y que haca un fro y ventoso da de primavera, pero ella se mantuvo firme alegando que eralo mnimo que poda hacer por el suegro que nunca haba conocido. El panten la impresionprofundamente y se detuvo para leer en la pared exterior la lista de nombres de cada una de laspersonas all enterradas. A pesar de mi tristeza, sent cierto orgullo ante el seorial panten y elhecho de que, incluso las inscripciones ms antiguas, las que databan de comienzos del milsetecientos, an fueran legibles, ya que haban sido cuidadosamente grabadas en mrmol blanco juntoa las fechas para que el nombre de ese antepasado nunca fuera olvidado ni se perdiera con los aos.(Algn da le mostrar la capilla y las criptas que datan del siglo XV).

    Fue una pequea ceremonia celebrada al medioda. Enterramos a padre en un pequeo nicho juntoa Stefan y la madre que nunca conoc. De acuerdo con sus deseos, no hubo ni sacerdote, ni lectura delas Sagradas Escrituras, ni funeral. La gran puerta del panten no tena el candado echado y lossirvientes portaron el atad hasta el interior para colocarlo sobre un catafalco rodeado de velasencendidas y decorado con fragantes flores blancas. Los seguimos, le dimos nuestro ltimo adis ypronunci unas breves palabras, sintiendo una vez ms el escrutinio y la palpable presencia de mis

  • ancestros fallecidos. Casi me haba esperado ver al pequeo Stefan entre el pequeo cortejo fnebre.Vlad no vino, algo que no sorprendi especialmente a nadie, aunque coste una inscripcin de oroexquisitamente grabada (la cual deca: PETRU TSEPESH, amado padre, esposo y sobrino), otro parde cantantes de la Bocete y una bella cascada de rosas que adornaban el fretro y que dejamos en elsepulcro con padre.

    El da pas de forma tranquila, y tambin el siguiente. Desde mis previas anotaciones sobre elviaje, Mary y yo hemos discutido la conversacin con Vlad y el hecho de que vaya a quedarme aqupara ocupar el lugar de padre, y casi ha logrado disipar mi sentimiento de culpa por pedirle a miesposa, una mujer de ciudad, que pase el resto de su vida en el salvaje bosque carpatiano. Bistritz esla ciudad ms cercana y no puede sustituir a Londres ni por lo ms remoto; para enviar, recibir correoo comprar en los modestos establecimientos que hay all, hay que hacer un viaje de ocho horas encarruaje (y eso sin mencionar el trayecto de vuelta!) por unas serpenteantes carreteras de montaa.Durante la poca de las tormentas de invierno, estaremos verdaderamente aislados.

    Mary dice que no tiene importancia, siempre que pueda permanecer a mi lado. Yo, por mi parte,no puedo imaginar qu clase de acto piadoso comet en mi infancia para verme recompensado consemejante esposa.

    Al da siguiente, Mary pareca fsicamente exhausta y se qued en la cama hasta bien avanzado elda. Yo descans, le una novela de la bien surtida biblioteca de padre y tom la decisin de ir a hablarcon Vlad esa misma noche. La pena an me embargaba en momentos, pero supe que el aburrimientono era el modo de disiparla. Deseaba estar ocupado con algo, y saba que alegrara mi corazn al haceralgo que habra complacido a padre.

    As, part hacia el castillo poco despus del crepsculo. Apenas es un paseo de quince minutoshacia el norte por la verdeante y poco inclinada pendiente, un simple estiramiento de piernas para unhabitante de ciudad. La luz del sol se filtraba por las ramas de los altos pinos situados al oeste; el aireestaba cargado de una ligera calidez primaveral y del dulce y alto canto de los pjaros. A pesar de losidlicos alrededores, una cada vez ms intensa inquietud fue embargndome, y no fue hasta que o elfrentico ladrido de un perro en la mansin que tena tras de m que pude determinar su causa: habaolvidado por completo que los lobos deambulaban por all al caer la noche.

    No era tan peligroso como en invierno, cuando se agrupaban en mortferas manadas, pero pensaren poder toparme siquiera con un nico lobo me hizo aligerar el paso. No obstante, me permitdesviarme hacia el panten familiar para pasar un momento a solas con padre.

    Pero segn me acercaba a la verja negra de hierro, pude ver a travs de las barras una extraaimagen: los cadveres de dos lobos justo al otro lado del portn, que se encontraba completamenteabierto. Enseguida supe que algo iba mal, espantosamente mal. Ech a correr y cruc la puerta abierta.Los lobos yacan de costado, el uno al lado del otro, con los ojos nublados por la muerte; uno de ellostena el crneo hecho aicos y el estmago del otro estaba cubierto con sangre seca. Sin duda habanatacado a algn visitante que les haba disparado y haba huido con tanta prisa que no haba cerrado elportn.

    Pero haba ms. Alc la vista de los lobos y vi que la puerta del panten haba sido abierta.Horrorizado, corr hacia all; la entrada estaba bloqueada por otro lobo muerto. Salt por encima delcuerpo y me apresur al nicho donde yaca padre.

    Haban entrado en el sepulcro y, efectivamente, la ltima morada de padre haba sido profanada.

  • Haban apartado a un lado las bellas rosas rojas y estaban esparcidas por el suelo de mrmol blanco.En cuanto al fretro, haban desenroscado los tornillos y levantado la tapa, que estaba apoyadacontra la pared ms cercana. La cubierta de plomo estaba cortada y levantada.

    Dentro del atad yaca el cuerpo de mi padre, destrozado. Una gruesa estaca de madera leatravesaba el pecho, como si la hubieran incrustado con un mazo. Le haban abierto la boca y le habametido algo dentro (en un principio pens que se trataba de un pauelo), y su cuello

    Oh, Dios! Stefan! Padre!El autor de ese vil acto le haba cortado tres cuartas partes del cuello, pero se haba detenido antes

    de cercenar la cabeza por completo. Como padre llevaba dos das muerto, haba poca sangre y en elrostro segua teniendo una expresin de tranquilo reposo. Pero el peso de su crneo, ahora separadode los msculos delanteros del cuello, haba hecho que la cabeza se le fuera ligeramente hacia atrs yque tuviera la barbilla alzada, revelando as una enorme sonrisa carmes por debajo de su mandbula.El profanador haba cortado tan profundamente que, incrustada dentro de la masa roja y purpurea demsculo y venas, pude ver su columna vertebral. Por un instante, me sent como si me hubieratransportado dos dcadas atrs para contemplar una vez ms la garganta desollada de mi hermanoStefan.

    El impacto me provoc una sobrecogedora visin que habra interpretado como un sueo con losojos abiertos si su viveza no me hubiera convencido de que era real: de nuevo, mi hermano de cincoaos mir a mi padre. Lo vi claramente como el hombre que haba sido una vez, ms joven y con elpelo negro. Vi, bajo la titilante luz de las velas, amor y sufrimiento en sus ojos mientras tomaba mipequeo y fino brazo en su gran mano. Me di cuenta de que l ya no estaba en el bosque enjoyado delluvia, a la luz del da y con el perro lobo a sus espaldas gruendo sin cesar, sino que se encontraba enun lugar oscuro y enorme rodeado de temblorosas sombras. Un reflejo plateado destell junto a sucara. Yo levant la vista, indefenso como Isaac cuando Abraham alz su cuchillo.

    Un cepo pareci agarrar mis sienes con una fuerza tan implacable que me sujet la cabeza; laimagen se desvaneci de inmediato y qued relegada por un convincente pensamiento: seguro queestoy loco.

    Ca al suelo, de rodillas y con las manos apoyadas sobre el fro suelo de mrmol, y vaci miestmago. Supongo que me desmay, ya que por un momento fui incapaz de pensar. Cuando por finlogr ponerme en pie sobre unas piernas temblorosas y vacilantes, vi en el suelo, junto a m, losinstrumentos de profanacin: un pesado mazo de hierro, un serrucho de acero oxidado y unascabezas de ajo. Al parecer, el profanador los haba dejado caer asustado y haba huido antes determinar su tarea.

    Una nueva clase de locura se apoder de m, una triste combinacin de furia e histeria. Si mehubiera encontrado con el autor en ese momento, sin problema lo hubiera matado sin ms armas quemis manos. Saba que no poda volver a la mansin Dios, no! No le he hablado a Mary de esto, yno lo har, porque un impacto tan espantoso sin duda les hara dao a ella y al beb. Por el contrario,sub la pendiente sur corriendo como un loco y al rato llegu, jadeando, a las enormes puertas demadera del castillo bajo el gran arco de piedra.

    Estaba convencido de que V. era el nico que poda ayudarme; solamente V. lo entendera.Me ech contra ella y la aporre con furia, ignorando las tachuelas metlicas que estaban rasgando

    mis puos. Al no recibir respuesta inmediata, comenc a gritar el nombre de to.

  • Tras un momento que pareci una eternidad, la puerta se abri lentamente unos treintacentmetros y ah se qued. Bajo las sombras de la lgubre entrada, haba una sirvienta rellenita y depelo blanco vestida con el atuendo campesino tradicional: el largo mandil doble blanco, por delante ypor detrs, encima de un vestido de colores vivos; sobre el pecho del delantal descansaba un grancrucifijo de oro. La mujer se me qued mirando sin intentar disimular su confusin y consternacin.

    Vlad! grit. He de ver a Vlad inmediatamente!Ella asom la cabeza para responder y pude ver que su pelo no era blanco, sino rubio con

    mechones grises en las sienes, y que no era tan vieja como me haba parecido en un principio, sinoque padeca del mismo y peculiar envejecimiento que aquej a mi padre y a mi hermana. Su cara meresultaba vagamente familiar, pero entre mi anterior pesar y mi actual desesperacin, haba olvidadopor completo hasta ahora, mientras escribo estas palabras, que esa mujer haba asistido al entierro demi padre y que haba visto su cara, de cuando en cuando durante mi niez, entre las de los otrossirvientes.

    El voievod no recibe a nadie.A m s me recibir! le respond con indignacin. Mi padre Me detuve, al borde del

    llanto, incapaz siquiera de hablar de lo que haba sucedido.Ella se inclin hacia delante para verme mejor y contuvo el aliento al llevarse una mano a los

    labios.Pero si es el hijo de Petru! Buen seor, perdneme. Mi visin es escasa, de lo contrario le

    habra reconocido inmediatamente. Se parece tanto a l. Por favor, pase Y me indic que entrara.Tengo que ver a mi to inmediatamente! logr decir con una voz temblorosa, a lo que ella

    respondi:Joven seor, lamentablemente no es posible. An no se ha levantado.Pues entonces despirtalo! exig y su ojos grises claros se abrieron de par en par.Eso no es posible, seor dijo con un tono que expres asombro ante mi ignorancia. Nadie

    debe perturbar su sueo ahora, y nadie, a excepcin de Laszlo, tiene permitido verlo o hablar con l.Pero se levantar en breve y s que le atender. Djeme acompaarlo a su saln, all podr esperarloms cmodo.

    Estaba en un estado de nervios tal que no protest, sino que la dej acompaarme con su delicadamano empujndome por el hombro mientras recorramos unos estrechos pasillos y una escalera decaracol de piedra. A pesar de todos los aos que haba jugado bajo la sombra del castillo, apenashaba estado dentro, y esa novedad se sum a mi nerviosismo y me dej bastante abrumado.

    Para cuando entramos en el saln que, a pesar de no tener ventanas, estaba confortablementeamueblado y tena un ambiente alegre y clido gracias a la chimenea encendida, estaba tan trastornadoque no la o invitarme a pasar y la pobre mujer tuvo que empujarme literalmente para llevarme hastaun silln cerca del fuego.

    Arkady Tsepesh dijo inclinndose hacia m y yo reaccion ante el sonido de una extraa vozque repeta mi nombre. Ante mi gesto de sorpresa, sonri ligeramente y me explic: Conoc a supadre, joven seor. Era muy amable conmigo y hablaba de usted a menudo. Su expresin se tornsombra. Me apena verle tan consternado. No puedo quedarme aqu mucho tiempo el amovendr pronto, pero deje que le traiga algo para calmarle. T, o tal vez algo ms fuerte?

    Brandi.

  • Solo tenemos slivovitz, seor.Entonces treme slivovitz dije, pero cuando se dispuso a marcharse, la toqu y se volvi

    hacia m. Conociste bien a mi padre?Ella asinti una sola vez, con tristeza y solemnidad. La mezcla de pesar y verdadero afecto en sus

    ojos grises atraves esa capa de estremecimiento para llegar hasta mi corazn y le pregunt:Cmo te llamas?Masika, joven seor.Hablas con acento ruso, Masika, pero tu nombre es hngaro.Mi padre era ruso, seor.Y se llamaba? le pregunt, queriendo saber su patronmico. Por muy afligido que me

    encontrara, deseaba ser educado ya que ella estaba dirigindose a m con tanta amabilidad.Sus redondeadas mejillas se tieron de rosa.Ah, seor, solo Masika. No quisiera darme importancia delante de usted. No soy ms que una

    vieja sirvienta.Eras amiga de mi padre. Por favor, me gustara saberlo.El tono de sus mejillas se intensific hasta llegar al rojo, pero respondi diligentemente:Ivan, seor.Ah, Masika Ivanovna, no puedes imaginarte el horror que acabo de presenciar! Ante el

    recuerdo, me llev una mano a la cara e intent contener las lgrimas. Ella se arrodill a mi lado y metom la mano, tal y como lo habra hecho una madre, mientras yo le relataba con la voz entrecortada,y sin detalles, el acto de profanacin del sepulcro de padre.

    Su expresin se endureci y me fue imposible interpretarla cuando los ojos se le humedecieron.Durante un rato estuvo acaricindome la mano en silencio; al final, habl con apasionada conviccin.

    S que semejante panorama debe haberle partido el corazn, al igual que me sucede a m. Perono debe olvidar, joven seor, que su padre ahora duerme entre los bendecidos y que ni nada ni nadiepuede perturbar su sueo. Est con Dios.

    Habra objetado con respecto a esa ltima frase, pero la anterior me dio cierto desasosiego, aligual que lo hizo su sincera y maternal preocupacin. Separ los labios para hablar y despus Vacil,como s hubiera algo ms que deseara decir, pero a lo que no pudiera dar voz.

    Qu sucede? le pregunt suavemente.Me mir sobresaltada y en sus ojos vi arrepentimiento mezclado con un inconfundible pavor.Nada respondi, bajando los prpados para ocultar su miedo. Absolutamente nada.

    Ahora, deje que me vaya rpidamente, seor, y le traiga el slivovitz antes de que llegue el prncipe. Se levant bruscamente con un gemido y sali corriendo.

    Me sequ las lgrimas con mi pauelo e intent recomponerme y organizar mis ideas mientrasmiraba al fuego. No s exactamente por qu corr hasta to para suplicarle que me ayudara; aunquetcnicamente nosotros, los Tsepesh, seguimos perteneciendo a la realeza, que posee ciertos derechoslegales sobre el campesinado, el alcance de esos derechos se ha visto desdibujado con la llegada de lostiempos modernos. Mientras que Domnul Bbescu de Valaquia puede reconocer la autoridad de V.como prncipe, Transilvania ahora est bajo el gobierno de Austria y la acusacin de criminales sueledejarse a las autoridades de Bistritz; pero, por otro lado, en nuestros dominios nunca se ha producidoun crimen del que hablar y nosotros, personalmente, nunca nos habamos visto atacados de este

  • modo.Por la memoria de padre, no poda permitir que este acto quedara impune. No, aunque tuviera

    que encontrar al criminal yo mismo. Tuve la impresin de que el cuerpo de mi pobre padre se habaconvertido en un smbolo de cmo el campesinado ha injuriado nuestro apellido durante los ltimoscuatro siglos, y me jur con vehemencia que pondra fin a sus difamaciones para siempre, que losobligara a respetar el apellido Tsepesh.

    Masika Ivanovna regres enseguida con el slivovitz en una fina copa de cristal tallado, que dejcon una pequea reverencia tras murmurar rpidamente:

    Que Dios le reconforte, joven seor. Y se dio la vuelta para marcharse.Le agarr la mano.Por favor, qudate un momento. Su mera presencia me tranquilizaba y quera preguntarle

    sobre los ltimos das de padre en la mansin y sobre lo que no haba querido decirme.Se qued tensa por el pnico e involuntariamente sus ojos se movieron hacia la puerta situada

    enfrente de la otra por la que habamos entrado. Delicadamente, pero con firmeza, se solt.Oh, seor! No puedo. El sol casi se ha puesto y debo marcharme a casa enseguida!Dej caer mi mano. Si no hubiera visto la inquieta mirada que haba dirigido hacia la puerta, habra

    sospechado que tena que atravesar el bosque para ir a su casa y que, con toda razn, tema toparsecon los lobos. Pero ante el sonido de las pisadas que se aproximaban por la puerta ms alejada, sesantigu, se alz las faldas y sali corriendo por la puerta que daba al pasillo. La cerr tras ella conun brusco portazo.

    El sonido resonante reaviv mi angustiada furia. Ya que to es dado a viejos hbitos y que existeun malentendido en lo que concierne a nuestro apellido, los campesinos lo temen por considerarlo unmonstruo y han generado muchos mitos sobre l incorporando sus ridculas supersticiones; lasmismas supersticiones que les han hecho cometer ese espantoso crimen contra mi pobre padremuerto. Por un instante, mi afecto natural hacia Masika Ivanovna qued reemplazado por el odio. Apesar de su amabilidad, tema a to y probablemente pensaba que lo que haba sucedido en el pantenfamiliar era necesario para que el alma de Petru descansara en paz.

    La puerta se abri con un chirrido y tras ella apareci to, alto y grcil, pero con cierto aire dedebilidad y con la misma inquietante palidez de las dos ltimas noches. Al verme, y al ver mi agitadaexpresin, sus pobladas cejas blancas se enarcaron de asombro sobre esos ojos que tanto se parecana los de padre y, una vez ms, habl con su melodiosa voz, haciendo que me fuera mucho ms difcildar la noticia que tena que comunicar.

    Arkady! Querido sobrino! No haba esperado verte tan pronto. Pero qu sucede? Estsdisgustado

    Rpidamente, me llev la copa a los labios y le di un largo trago al slivovitz, que hizo que meardieran las fosas nasales, la nariz y la garganta, pero que no me result del todo desagradable.Reprimiendo la necesidad de toser, dije con una naturalidad que me sorprendi:

    El sepulcro de padre ha sido profanado. Han mutilado el cuerpo conl alz una mano, incapaz de or ms, y se volvi hacia el fuego con la cabeza agachada y una

    mano contra el corazn. Me puse derecho en el silln, dej la copa y me levant, pensando en unprincipio que tal vez haba su