Heine, Heinrich - Para Una Historia de La Nueva Literatura Alemana
P EL e Paz'~ A R - revistadelauniversidad.unam.mx · todo poeta, es el mis111.o su semeial1te....
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todos. Para ello habrá que regresar al tiempo original,cuando hablar era crear; cuando se daba la identidad entre la cosa y el nombre. Elpoeta dilucida que la poesíamoderna se mueve entre dospolos: por una parte, es unaprofunda afirmación de losvalores mágicos; por la .otra,una vocación revolucionaria.Las dos direcicones expresanla rebelión del hombre, nosdice, contra su propia condición. La poesía sigue teniendopor meta los sueños de doshombres profundamente reales: Marx y Rimbaud. "Cambiar al mundo", afirmó unavez el primero de ellos; "cambiar al hombre", sostuvo elpoeta de Bateau Ivre. ParaPaz, esto significaría, más omenos, un "hundirse parasiempre en la inocencia animal o liberarse del peso de láhistoria".
El poeta moderno -dirávive una situación marginaldesde el punto de vista social."La poesía es un alimento quela burguesía -como claseha sido incapaz de digerir. Deahí que una y otra vez hayaintentado domesticarla. Peroapenas un poeta o un movimiento poético cede y aceptaregresar al orden social, surge una nueva creación queconstituye, a veces sin proponérselo, una crítica y un escándalo. La poesía moderna seha convertido en el alimentode los disidentes y desterrados del mundo burgués. A unasociedad escindida corresponde una poesía en rebelión" (p.40). Esto es verdad. Los poetas domesticados son los quealcanzan los más altos puestos en la sociedad burguesa:se burocratizan, tienen abiertos los salones de la hiqh life,se mueven en círculos no dehombres de letras sino de poI íticos. no les interesa el p'ueblo sino la refinada élite, sonuniversales sin saber ser antes nacionales, etcétera.
Opina el autor de El arco,\1 la IÜ'a que los partidos ponicos modernos conviertel; alpoeta en un propagandista yque así lo degradan. Algo havde verdad en esa afirmación.N O5otro<; creemos que la acción individual del poeta, S111
embargo, sería incapaz de
conmover las bases de la podrida sociedad de nuestrotiempo. Sin descooncer quealguna vez pueda ser real loque sostiene: "I¡¡. soledad gesticulante de la tribuna es total e irrevocable. Ella -y nola del que lucha a solas porencontrar la palabra comúns~ que es soledad sin salida ySI11 porvenir." Se defiende asíel autor de los que le han llamado poeta de la soledad, deespaldas a su pueblo. No siempre la tribuna será soledadgesticulante. Muchas veces esconsubstanciación con el pueblo, empuje hacia el porvenir,meta revolucionaria del futuro. Sin la tribuna no hubiesesido posible la revolución francesa, entre otras.
La prosa de Octavio Pazen El arco 'V la lira es tensa:encadenamiento de ritmos quesólo un gran poeta es capazde crear. Sus palabras son encrespadas olas que se elevanplásticamente sosteniendo uninstante su gloriosa estructurasonora para caer, luego, enuna zona de viva quietud, degravedad intacta. Estas palabras, que son las matrices conlas que el lírico crea su emoción, nos embriagan con lamágica carga que transportan.La realidad aparece fresca ycomo recién creada, porqu'elas palabras se hacen imagen,correspondencias donde sedesploma 10 inefable, haciéndose materia de comunicación:algo hondamente expresable.Como en todo verdadero poeta, la prosa imantada de Octavio Paz posee el oscuro yprofundo movimiento de surespiración, el ritmo de su vida. Escapa a lo lineal parahacerse paso de danza: trasciende sus límites, salta la barn"ra y es ella misma poesía.
Recuerda el autor que Baudelai re ha dedicado páginasinolvidables a la hermosurahorrible, irregular. También,de acuerdo con el poeta de Lasflm'es del mal, todo hombre,todo poeta, es el mis111.o susemeial1 te. Heine desentrañóa su tiempo, esta realidad esen~cial. Paz dedica muchas páginas ele El arco y la lira aexplorar sagazmente esta situación. "Lo otro nos repele:abismo, serpiente, delicia,monstruo bello y atroz. Y a
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PARA nosotros, el mérito
mayor de este importante libro de OctavioPaz'~ consiste en que
trasciende los muros de lacultura occidental al realizar agudas incursiones porel misterioso e iluminado mundo de lo oriental, de donderetorna apto ;Jara realizar unasíntesis (eso e para nosotros,en última instancia El (J·rco yla lira) sobre 10 que es lapoesía. El poeta nos pareceque logra -a través de su dilatado conocimiento de la cultura antigua y moderna- realizar las nllpcias entre dosmaneras disímiles y en veceshasta antagónicas de acercarsea dilucidar la vida y la poesía.Según Paz, el occidente hacemuchos siglos que olvidó ellengua je del cuerpo. En cambio, en oriente, han logrado,a lo largo de milenaria lucha,establecer el diálogo entre elespíritu y la materia. Las técnicas de meditación orientales-sostiene- han reconciliadolos opuestos mundos del cuerpo y del espíritu. Para él, lapoesía es un instrumento deconocimiento e insiste en quela búsqueda de la poesia tiende a redescubrir o a verificarla uni\"Crsal .correS!pbndenciade los contrarios, reflejo desu original identidad.
En sus penetrantes exploraciones sobre lo poético esencial, Octavio Paz revisa lomás sigliificativo del pensamiento del hombre: antiguoclásico )' moderno. Desd~Aristóteles hasta el existencialismo, en ocidente, pasandopor' Descartes, Kant, Marx,Hegel, Goethe, Baudelaire,etcétera; y, en 10 oriental, porlos Upanishad, el BhagavadCita, Laotsé, el teatro de Kalidasa, el taoísmo, etcétera.Bástenos recordar que su índice de nombres engloba lasuma de cuatrocientos dos-entre obras y autores~:
oriente y occidente: Buda,Lutero, Con fucio, Maquiavelo,Laotsé, Copérnico, Engels,Chuangtsé, Lenin, N ovalis,Freud, Bretón, Sartre, etcétera.
Entre la prosa y la poesía,Paz halla esta diferencia esencial: el poeta pone en libertad su materia; e! prosista, encambio, la aprisiona. Sin dejar de ser lenguaje -expresa- el poema es algo que estámás allá del lenguaje. La poes!a no es nada sino tiempo,fltmo perpetuamente creador,lo que nos rcc' el'da un poco aAntonio Machado.
Octavio Paz piensa que alguna vez se realizará aquí enla tierra la profesía de IsidoroDucasse, Concle de Lautréamont: la poesía será hecha por
* OC.TAVTO PAZ: El m'co y la lira,colecclOn Lengua y Estudios Literarios, Fondo de Cultura Económica, México, 1956, pp. 286.
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esa repulsión sucede el movimiento contrario: no podemosquitar los ojos de la presencianos inclinamos hacia el fond¿del precipicio. Repulsión yf~scinación. Y luego el vértIgo: caer, perderse, ser unocon Otro. Vaciarse. Ser nada:ser todo: ser. Fuerza de gravedad de la muerte, olvido desí, abdicación y, simultáneamente, instantáneo darse cuenta de que esa presencia extraña es también nosotros. Esto que me repele, me atrae.Ese Otro es también yo."
El poeta moderno siempree~ un deste~Tado porque semega a serVir, se rebela contra quienes pretenden transformarlo en un utensilio enla época mecanizada y torpeque nos ha tocado vivir. Estolo expresa claramente Paz'"El poeta moderno se rehus~a servir. Y a servirse de los
t ""\T •o ros. 1., precisamente poreso, "el acto mediante el cualel ~o~bre se funda y revelaa SI mismo es la poesía". ParaOc~avi.o Paz la ".oz del poetasera siempre SOCIal y comúnaun. en el caso del mayor her~metlsmo (p. 160). Para élnuestra época es de un horrorsin paralelo. Baudelaire, Mallarmé y Poe criticaron sutiempo porque era abominable. Lo mismo -dirá- hacen los poetas modernos. Pero no solamente la critican:también exaltan optimistamente la esperanza de una vida mejor: vaticinan un futurodonde la revolución haya destruído eso que Paz: llama "ladialéctica infernal del esclavoy del señor". Tiene razón Octavio cuando expresa que laempresa poética coincide conla revolucionaria. Por eso "las<'\scrituras del mundo nuevoserán las palabras del poetarevelando a un hombre librede dioses y señores, ya sin intermediarios frente a la muerte y a la vida. La sociedadrevolucionaria es inseparablede la sociedad fundada en lapalabra poética" (p. 233).
Octavio Paz es un poetarevolucionario en la maneraen que lo son los surrealistas:trata de hallar una tercera vía(como Bretón, Peret y Camus, etc.) que concilie poesíay revolución. Esa ha sido laposición de! grupo bretoniano:anti-imperialista y anti-soviético, pero siempre acentuandomás lo último que lo primero.Los surrealistas -dicenaman la libertad ante todo,rindiéndole a veces un c\llto abstractamente desmesurado ... Se han olvidado de quepara que todos los hombresdisfrutemos alguna vez de unareal libertad antes hay quecambiar el mundo que habitamos, reencontrar lo humanoesencial, que significa modi-
(Pasa a la pág. 30)
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humano se recobrará y conciencia v existencia serán unasola y I~isma realidad. En unasociedad comunista el automatismo poético, lejos de ser unaparadoja, sería el estado normal de los hombres. El trabajo se convertiría, según laconocida frase de Lenin, enarte. Y a medida que la conciencia humana sometiese laexistencia a su voluntad, todosseríamos poetas porque todosnuestros actos serían poemas,es decir, creaciones" (pp. 245Y 246).
Extraordinario el libro deOctavio Paz. Le auguramosuna amplia resonancia polémica, porque muchos no estaránde acuerdo con sus enfoques,pero no podrán dejar de reconocer en el autor a uno delos poetas y ensayistas másaltos de nuestra española lengua.
(Viene de la pág. 4)
ficar al bestial y mercantilizado homo terrenalis que florece en nuestro tiempo.
El poeta es aquel que sí lepide peras al olmo. Así lo hanproclamado los su rrealist:ls."El surrealismo -sostieneOP- no le propone tanto lacreación de .poemas como latransformación de los hombres en poemas vivientes." Lospartidarios' de esta escuelapoética, por eso, han hechouna consigna de las famosasfrases de Marx y de Rimbaud.Por eso mismo, Octavio hallegado a sostener lo siguiente: "Apenas cesen las oposiciones de clase. se liquide elEstado y la dialéctica infernaldel esclavo y el señor se resuelva en una real comunidad,se acortarán las distancias entre el hombre y los hombres,el hombre y las cosas, el hombre y su conciencia. El ser
un alejandrino, y consideraque él mismo es lo novelable,lo pictórico, lo poetizable. Elarte gana en sinceridad, encalor humano, en comunicación emotiva, pero debe renunciar a lo perfecto, a lo clásico.Por esto los románticos handejado una obra informe, conmucho de bueno y de malo.Los temas, de tendencia sombría, la falta de humorismo ycierta teatralidad buscada, definen al romántico como undesmesurado.
Souto abarca el romanticismo en conjunto, más como unacorriente ideológica y estéticaque como U1~a lista de nombres, y estudia la personal,idadromántica a través de cuatrofiguras: Goethe, Scott, Byrony Hugo.
Goethe es el Jano bifronteque mira tanto al romanticismo como al clasicismo. "Enun siglo estéril fue el únicohacedor, el único poeta". Yaen los últimos años de Goetheencontramos la definición delromanticismo como un excesopatético, como algo enfermizo.
Por lo que se refiere a Walter Scott, ¿ cabe considerar :l
este abogado apacible y burgués como a un romántico?Si nos fijamos bien, Scott nohace más que aportar el, mundo novelesco tan caro al romanticismo, pero sus novelashistóricas no están escritas ala manera romántica, no expresan el )'0 del artista, condición sine qua nOn del romántico. En la obra de Scott"alternan belleza y folletín",
TOMÁS DÍAz BARTLETT, Condisplicencia de árbol. Poemas.Dibujos de Elvira Gascón.México, 1955. 64 pp.
Pocos han intuído como Tomás Díaz Bartlett la clave delquehacer poético. Pocos hansabido, como él, no llevar laspalabras más allá de la vivencia y utilizar sólo aque].Jos elementos que han nacido en launidad del poema. Elementosno surgidos para embellecerlosa posteriori de la idea.
Así estaré despiertoy más de pie que nunca;con displicencia de árboly la pupila de agua,de agua que no pregunta y que
(sucede.
o sea: renuncia. Se renuncia a la belleza que uno nocrea, a la belleza que está ynada más. Se busca otro camino, más difícil, un caminoque ha de abrirse en un mundocontrario, a veces hostil. Haypoemas que van diciendo cosasterriblrs con un sereno fluirpoético, sin alaridos, sin choques:
El mundo se ve así, desdeadentro. El poeta, sin embargo,no ha caído en imágenes crípticas. Habla de sí mismo.-¿ cómo no, siendo poeta?-
. pero da todo.Bartlett se distingue por ese
mundo trasparentado. La forma se adelgaza para hacer visible todo lo que le bulle y leinquieta; nunca para dolersede su interioridad -soledadpor fuera-; más bien par~afirmarla.
En el libro anterior ae DíazBartlett asistíamos al despliegue de un carácter senS'ualvertido sobre la naturaleza ysobre temas ic1íl,icos. Es decir,un mundo que ya es poético,pero de una poesía demasiadoexplícita, demasi~do espectacular qu.e lo muestra todo, que nos.e .deJa buscar, que no se justIfIca con un pequeño misterio."Tiene ojos para oír y sentimientos 'para mirar", decía,con una curiosa concepciónsinestésica, Carlos Pellicer en
. el prólogo a ese primer librode Bartlett, "Bajamar".
eon displicencia de árbolnos presenta a un poeta queha vuelto los ojos y el sentimiento a otro mundo, a unmundo que no es poético, perodel cual se va extrayendo lapoesía. Poesía que se crea deuna voluntad de fortalecerseen el dolor y la soledad, en lugar de destruirse en ellos. Intuición de las cosas, de su lenguaje oculto. Espera de lasrespuestas que ineludiblementevendrán:
No; aquí mejor, por dentro,y no saber siquiera si se inflama
(un rosal.si una estrella se fuga,si se marchita el viento.
A veces,cuando me acuesto a remontar mi
(sangrey veoque de mi árbol genealógicosoy la parte que duele,le digo a mi tri~teza
que soy de las paredes,que he de usar una muerte
(indi ferente,de esas que no trasciendanmás allá de mi cuerpo ...
El cuerpo es forma de lamuerte; no hay que llevar lamuerte más allá del cuerpo.
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dice Souto; más folletín quebelleza, creemos nosotros.
Byron es el romántico-tipo,tanto en obra como en vida:más pasión que intelecto ymenos contemplación que acción. Sus creaciones están saturadas del tono romántico:vaguedad, frustración vital,melancolía, luz y sombra.
Rugo es el atleta, el cantorde lo ép1co popular, y parecebuscar más la fuerza que labelleza; describe la titánicaformación de Notre Dame, losmovimientos de las multitudes,de los pueblos; lucha por lajusticia social, por el idealcristiano, y tiende al simbolismo.
Finalm~nte, el libro repasalos doculT)entos capitales en lamateria, estudia el ambientehistórico, hace una estupendarevisión de los temas románticos, termina con un cortopanorama del romanticismo enEspaña Y' México, y presentauna buena bibliografía.
J. de la C.
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en lo que a los asuntos nacionales se refiere (dada la altaestima de la individualidad).
De estas consideraciones pasa el autor al estudio propiamente del tipo brasileño, "elhombre cordial", como el mismo lo llama, el hombre llano ycortés (con cortesía nacida,no adquirida) hospitalario,generoso, que se encara conla vida sin ambages, y que lleva su cordialidad irrespetuosa(toda cordialidad es irrespetuosa) hasta el acercamientode tú a tú casi, en el terrenoreligioso. "Lo que representasemejante actitud -dice elautor- es una transposicióncaracterística, al dominio de loreligioso, de ese horror a lasdistancias que parece constituir, por lo menos hasta ahora,el rasgo más peculiar del espíritu brasileño." ... "una religiosidad de superficie, menosatenta al sentido íntimo de lasceremonias que a su coloridoy pompa exterior"... "un cuIta que sólo apelaba a los sentimientos y a los sentidos ycasi nunca a la razón y a lavoluntad". Nada extraña, después de esto, el apogeo del positivismo o la ausencia de unamoral sólida fundada en lareligión.
Concluye el libro con importantes ideas acerca de la Revolución brasileña. El autor seenfrenta aquí con la problemática que un movimiento socialasí, implica. Sugiere que la revolución no fué un suceso determinado y circunscrito en eltiempo y en el espacio, sinomás bien, un lento proceso demaduración nacional, de desarraigamiento de Portugal para ser más auténticamente Brasil, complejamente unido a losproblemas rurales, y a ciertorudimentario e incierto "Americanismo" aún no plasmadointeriormente en el hombrecomún.
El libro es, en resumen, sincero y atrevido, hace llegar lacrítica (siempre llena de sugerencias y posibles soluciones) a sinceridades dolorosaspero necesarias, indispensablesen nuestros países tan predispuestos naturalmente a la placidez de mentiras reconfortantes y grandezas ilusorias.
A. C.
ARTURO SOUTO ALABARCE, ElRomanticismo. Editorial Patria, México, 1955. 96 pp.
Este librito, aunque desti-nado a la divulgación de algulIas ideas generales sobre elromanticismo, aporta una visión propia del tema. Nosmuestra cómo el románticorompe con una estética queestablece un estilo ideal y universal. El romántico prefieregritar donde el clásico escribe