Ortega, Julio - Se Busca Lector

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Se busca lector ¿Te acuerdas, ocupadísimo lector, de aquellas maravillosas novelas cuyo personaje central eras tú? Presuponían que el lenguaje no tenía la obligación de ser literal; y hacían de tu lectura un proyecto de invención. ¿Habrá pasado la hora del lector? Yo protesto que no, porque no me resigno a darte por perdido. Prefiero creer que tu mejor hora apenas empieza. Es cierto que todo conspira para someterte al regimen laboral del lenguaje normativo, programado como un mapa al tamaño de lo real. Pero, en español, contamos con el mejor remedio para ello: elQuijote, que se debería recetar a los adolescentes hispanofónicos para que aprendan a tiempo el arte de leer creativamente. Nos dice la novela que cuando Don Quijote está frente a la imprenta, en Barcelona, lee escrito en la puerta: “Aquí se imprimen libros.” Wittgenstein aprobaría esa ironía contra el lenguaje tautológico. “Aquí” está de más, no es en otra parte; “se imprimen” es redundante, no se dibujan ni pintan; y “libros” sale sobrando, ese es su oficio. Bastaría con una palabra: “Imprenta”, que contiene todas las palabras. La crítica del circunloquio, que ignora la agudeza y el sobrentendido, recorre el Quijote, y tiene en el refranero de Sancho su énfasis cómico. Mi tesis es que la novela le enseña a leer a Sancho para que se lea a sí mismo. Y en feliz lección moderna, Sancho, al final, aprende, y lee. Lo demuestra en su Insula, cuando lee cada caso como una novela, pero ya no desde la carencia de lo literal sino desde el horizonte de la lectura y su promesa. El ocio y la poca fe de la crítica tiene mucho que ver con esta validación del lenguaje como sopor del mundo. La pesadumbre del habla de cada día ha consagrado el pleonasmo, y se ha perpetuado en una prosa “municipal y espesa.” Esa servidumbre referencial explica, por ejemplo, que la poesía del Aleixandre de la “comunicación” sea considerada superior a su poesía, más intrigante, de los cuadernos “parasurrealistas.” O que los profesores taciturnos prefieran el luto de La colmena al goce verbal de laMazurca. Es la misma tozudez que descarta la inventiva como mera “experimentación.” Es una crítica que declara su nombradía con la monotonía de Mario Benedetti. Contra el pesimismo que ese modelo de leer impone, y que casi todos los escritores de éxito han terminado por asumir (con la valerosa excepción de algunos autores mayores que siguen haciendo camino al desandar), las literaturas alternas a las obligaciones domésticas del lenguaje están abriendo espacios no cartografiados. Recuperan la interacción trasatlántica, no se resignan a las representaciones sancionadas, y registran una

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Se busca lector

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  • Se busca lector

    Te acuerdas, ocupadsimo lector, de aquellas maravillosas novelas cuyo personaje central eras t?

    Presuponan que el lenguaje no tena la obligacin de ser literal; y hacan de tu lectura un proyecto de invencin.

    Habr pasado la hora del lector? Yo protesto que no, porque no me resigno a darte por perdido.

    Prefiero creer que tu mejor hora apenas empieza.

    Es cierto que todo conspira para someterte al regimen laboral del lenguaje normativo, programado como un mapa al tamao de lo real.

    Pero, en espaol, contamos con el mejor remedio para ello: elQuijote, que se debera recetar a los adolescentes hispanofnicos para que aprendan a tiempo el arte de leer creativamente.

    Nos dice la novela que cuando Don Quijote est frente a la imprenta, en Barcelona, lee escrito en la puerta: Aqu se imprimen libros. Wittgenstein aprobara esa irona contra el lenguaje tautolgico. Aqu est de ms, no es en otra parte; se imprimen es redundante, no se dibujan ni pintan; y libros sale sobrando, ese es su oficio. Bastara con una palabra: Imprenta, que contiene todas las palabras.

    La crtica del circunloquio, que ignora la agudeza y el sobrentendido, recorre el Quijote, y tiene en el refranero de Sancho su nfasis cmico. Mi tesis es que la novela le ensea a leer a Sancho para que se lea a s mismo. Y en feliz leccin moderna, Sancho, al final, aprende, y lee. Lo demuestra en su Insula, cuando lee cada caso como una novela, pero ya no desde la carencia de lo literal sino desde el horizonte de la lectura y su promesa.

    El ocio y la poca fe de la crtica tiene mucho que ver con esta validacin del lenguaje como sopor del mundo. La pesadumbre del habla de cada da ha consagrado el pleonasmo, y se ha perpetuado en una prosa municipal y espesa. Esa servidumbre referencial explica, por ejemplo, que la poesa del Aleixandre de la comunicacin sea considerada superior a su poesa, ms intrigante, de los cuadernos parasurrealistas. O que los profesores taciturnos prefieran el luto de La colmena al goce verbal de laMazurca. Es la misma tozudez que descarta la inventiva como mera experimentacin. Es una crtica que declara su nombrada con la monotona de Mario Benedetti.

    Contra el pesimismo que ese modelo de leer impone, y que casi todos los escritores de xito han terminado por asumir (con la valerosa excepcin de algunos autores mayores que siguen haciendo camino al desandar), las literaturas alternas a las obligaciones domsticas del lenguaje estn abriendo espacios no cartografiados. Recuperan la interaccin trasatlntica, no se resignan a las representaciones sancionadas, y registran una

  • ms libre percepcin. Se trata de una mirada que fluye entre la cultura popular, el repertorio tecnolgico, el descentramiento del sujeto, las lenguas migratorias, el humor truculento, las elisiones en la gramtica del relato, y la invencin operativa del lector.

    En efecto, las nuevas narrativas te asignan la conduccin del aparato novelesco y te convierten en un lector pasajero.

    Porque el lector o el espectador de hoy ya no se debe a los cortes delcollage y los recortes del montaje. Su percepcin deja de ser homloga a la imagen-tiempo del cine, cada vez ms dado a los efectos especiales. Se hace, en este siglo de anticipaciones, en la fragmentacin y lo discontinuo, entre tensiones que despliegan un campo de fuerzas en flujo que resisten su rearticulacin. Seguramente sabremos cada vez ms sobre la construccin tecnolgica de la representacin y la percepcin biolgica del objeto artstico. En todo caso, el arte incorpora sus mediaciones y la mirada sabe que una obra no es del todo literal. Slo la pornografa es transparente, dice Rosalind Krauss.

    Pues bien, las nuevas literaturas empiezan a demostrar su funcin en este debate sobre los modos de desrepresentar lo ideologizado y liberar la lectura. Y es una demostracin de los turnos en relevo el que algunas editoriales mayores busquen sintonizar con la diversidad proteica de esta nueva narratividad trasatlntica. Se trata de una Comedia de la Lectura que trama las varias orillas del lenguaje literario, entre Espaa, Estados Unidos y Amrica Latina. Esa triangulacin hace del espaol internacional una intermediacin horizontal, dialgica y celebratoria. Con inteligencia, con humor, con audacia, estos textos preguntan por el lector venidero, lo imaginan, incluso lo inventan; y le hacen lugar en la pgina para que se reconozca de paso, pasajero.

    En mi prxima conversacin dar noticia de algunas lecturas recientes. No dir nada de best-sellers, que contribuyen con el calentamiento global, sino de libros que te buscan porque requieren de un gran lector.

    Tenemos, en espaol, una extraordinaria literatura contempornea. Lo que no tenemos son mejores lectores. Y sin grandes lectores no habr una literatura mayor.

    Pero, antes, te invito a listar las frmulas en sobreuso que habra que descartar este fin de ao. Propongo dos: el voluntarioso en definitiva (reemplazarlo por en total incertidumbre) y el grito callejero Venga! (decirlo interrogativamente). Juan Goytisolo propone combatir el abuso del idiotismo paradigmtico, y jura haber escuchado la variante diminutiva es un libro muy paradigmtico.

    Te dejo con una parbola.

    Contaba Borges que el maravilloso pintor Xul Solar haba declarado una guerra personal contra el gerundio: vea uno y lo tachaba con su lpiz. Una tarde, despus de varias batallas, lleg al caf con la gran noticia:

    -Amigos, el gerundio ha muerto!

    Una dama contertulia exclam:

    -Pobrecito. Quin era?

  • Xul Solar fue quijotesco. La seora, literal.

    14 de noviembre de 2011