EL FAGOT ALEMÁN

ORGANOLOGÍA

El fagot es uno de los instrumentos más arraigados en la tradición musical de occidente y que tiene orígenes que se remontan al Renacimiento. Además, cuenta con un repertorio nada desdeñable que comprende obras de autores tan celebrados como Vivaldi, Mozart o Rossini, y desempeña un papel esencial en la moderna orquesta sinfónica. No obstante, también es uno de los menos conocidos por el gran público, a pesar de que genera una innegable atracción en el oyente por su extravagante aspecto y su personalísimo sonido.

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Textos: Raúl Jiménez

Cuando el espectador contempla desde su butaca en un auditorio la gran orquesta sinfónica, es cons-

ciente de que tiene ante sí uno de los espec-táculos más prodigiosos –culturalmente ha-blando– de nuestra civilización occidental. Se trata de una maquinaria sumamente compleja que incorpora una variada multitud de instru-mentos los cuales, en líneas generales, cuentan con una cierta aceptación popular. Sin embar-go, de entre semejante maraña emerge un ex-traño perfil, un tubo de madera coronado por un aro blanco, capaz de emitir el que quizá sea el timbre más exótico, enigmático y subyuga-dor de toda la paleta orquestal. Es el fagot, el gran desconocido por el gran público a pesar de su arraigada tradición en nuestra cultura; durante los siglos XVI y XVII se consolida

ESE EXTRAVAGANTE DESCONOCIDO

junto al órgano como elemento indispensa-ble de la liturgia en las iglesias de la Península Ibérica, y además goza de un secular y exten-so repertorio musical. A comienzos del s.XIX experimenta una radical transformación que revierte en una mejora de sus prestaciones so-noras y que le conduce a su mayoría de edad. A día de hoy es uno de los instrumentos me-nos conocidos debido a motivos variados y poco definidos como su elevado precio, su di-ficultad técnica o el simple desconocimiento de sus recursos y repertorio.

DESCRIPCIÓN ORGANOLÓGICA

Según el sistema de clasificación de Suchs, es un instrumento aerófono de tubo cónico y lengüeta doble, perteneciente a la familia del

sultados artísticos más que satisfactorios. Para un correcto entendimiento del contexto de esta transformación, debemos tener en cuen-ta que nos encontramos en un momento de notables avances científicos que sustentan la Revolución Industrial y que también afectan a la construcción de instrumentos; es la época de la gran transformación de los aerófonos y de la aparición un buen número de nuevos in-genios musicales como el saxo, el acordeón, la tuba wagneriana, etc.

LA TÉCNICA INTERPRETATIVA

En líneas generales, la técnica interpretativa es común a la de cualquier instrumento de

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viento, aunque con peculiaridades debido a la complejidad de sus digitaciones (es decir, las secuencias de posiciones de los dedos que se han de poner para obtener los sonidos desea-dos). Un interesante ejemplo de dicha dificul-tad es el caso del famoso “pulgar del fagotis-ta”. Dicho dedo de la mano izquierda ha de ocuparse en atender ni más ni menos que 10 llaves diferentes en un constante y vertiginoso baile. Aunque la respuesta al ataque de aire es rápida, la dificultad para cambiar a gran velocidad ciertas posiciones limita de alguna manera su agilidad en general.Otros aspectos de la interpretación compro-meten al aparato respiratorio como la aproxi-mación a la afinación de cada nota que

viento madera. Su tubo se divide en cinco sec-ciones desmontables (Campana, cuerpo cen-tral, culata, tudelera y túdel) que facilitan su construcción y transporte. En su fabricación se usan maderas blandas como el arce para el tubo acústico, metales como el níquel, plata y oro para las llaves, e incluso otros materiales menos nobles como el plástico para ciertos acabados aún en los mejores instrumentos del mercado, y caucho para el recubrimiento interno del tubo en las partes más expuestas a la humedad. Está dotado de unas 30 lla-ves (número que varía según los fabricantes) combinando platos abiertos, orificios y llaves propiamente dichas.El largo tubo de unos dos metros y medio (longitud comprendida desde el aro de la campana hasta el extremo del tudel en que se inserta la caña) ha obligado al fagot a reple-garse sobre sí mismo para conseguir la ergo-nomía adecuada, lo cual explica su extravagante aspecto.

EL FAGOT ALEMÁN O SISTEMA DE HECKEL

Actualmente encontramos dos escuelas o sistemas en la construcción de fagotes que comprometen directamente la sonoridad y la técnica interpretativa: el sistema francés y el alemán. Dada la poca difusión del pri-mero, limitada casi en exclusivo y de forma anecdótica al país galo, podemos decir que el sistema alemán es el estándar en todo el mundo. El sistema de Heckel debe su nom-bre al constructor alemán de comienzos del s.XIX Johann Adam Heckel, quien asociado con Carl Almenräder desde el año 1831 rea-liza un buen número de mejoras técnicas que pasan por la adición de llaves (hasta un total de 24) que conducirán a un instrumento muy similar, en aspecto y prestaciones, al actual. Cabe citar los experimentos previos de Al-menräder en colaboración con el investigador acústico Gottfried Weber cuyos resultados están publicados en un tratado del año 1823. El fagot que podemos encontrar antes de la reforma de Heckel, es un instrumento rela-tivamente rudimentario desde un punto de vista tecnológico, ya que apenas está provisto de cuatro llaves y presenta ciertas limitaciones de tesitura y de equilibrio sonoro en algunos puntos de su registro, no obstante, permite re-

EL DIRECTOR MARK MINKOWSKI, QUIEN COMENZÓ TRABAJANDO COMO FAGOTISTA,

ASEGURA QUE ESTE INSTRUMENTO OFRECE UN PUESTO PRIVILEGIADO PARA EL

CONOCIMIENTO INTERNO DE LA ORQUESTA

se consigue con las mencionadas digitaciones, pero que el instrumentista ha de redondear y perfeccionar controlando la presión de sus labios y de la columna de aire insuflada en el interior del tubo; éstos son dos de los aspectos técnicos más delicados, ya que requieren una enorme pericia para alcanzar ciertos matices que en ocasiones sólo están al alcance de al-gunos músicos especialmente dotados.

LA CAÑA: EL ALMA DEL SONIDO

Un elemento indispensable en la producción del sonido es la doble lengüeta, más popular-mente conocida como caña. Se trata de una simple planta de riera que, adecuadamente se-cada, cortada en una fina lámina, doblada sobre sí misma, recortada y atada con alambres, es la responsable última de la producción de sonido al encargarse de poner en vibración la columna de aire. De ésta forma, si no disponemos de una buena caña, de nada nos servirá tener el mejor instrumento del mercado. La elaboración de la misma corre a cargo de cada instrumentista y potencia una curiosa faceta de artesano cercana a la “carpintería” que muy poco tiene que ver con la música. Por descontado, una sólida téc-nica de embocadura permite obtener el sonido deseado a pesar de la caña, pero esto es sólo teoría... Pensemos que el material básico para su elaboración es madera, un material orgáni-co que evoluciona y reacciona ante estímulos como el cambio de humedad relativa del am-biente y esto genera grandes quebraderos de cabeza a los fagotistas. Aunque los materiales para su elaboración están disponibles en tien-das especializadas, el ansia por disponer de una buena madera para fabricar la caña perfecta, ha generado algunas anécdotas curiosas de entre las que cabe destacar una que sitúa a un célebre fagotista (cuyo nombre omitiremos por discre-ción) deteniendo su automóvil en la cuneta de una carretera, apresurándose a saltar la tapia de una huerta, y sustraer así las cañas que sirven de calzas para evitar la rotura de las fecundas y pesadas ramas de los naranjos que pueblan el litoral levantino.

CUALIDADES SONORAS

Desde un punto de vista de las cualidades so-noras, el fagot es uno de los instrumentos más versátiles y personales de todo el muestrario

OBRAS PARA FAGOT• Carl Maria von Weber, Concierto para fagot en Fa mayor, op. 75• Edward Elgar, Romanza en Fa mayor para fagot y orquesta• Gioacchino Rossini, Concierto para fagot y orquesta• Paul Hindemith, Sonata para fagot y piano• Richard Strauss, Concertino para clarinete y fagot • Francis Poulenc, Trio para oboe, fagot y piano • Camilla Saint-Saëns, Sonata para fagot y piano op. 168 • Ferdinand David, Concertino para fagot y orquesta op. 12

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EN DEFINITIVA, SI TRATAMOS DE ELEGIR UNA ÚNICA PALABRA PARA DEFINIR AL FAGOT,

ESTA SERÍA SIN LUGAR A DUDAS VERSATILIDAD

Izquierda: espectrograma de cuatro octavas de un Si bemol de un fagot.Abajo: grabado de Johann Christoph Weigel de su Musicalisches Teatrum.Página 83: bajón.

organológico de nuestra cultura musical euro-pea. Su tesitura es bastante amplia, abarcando desde el Sib2 hasta aproximadamente el Sol5 (aunque la nota más aguda que se puede obte-ner varía en función de la pericia del fagotista, las calidad de la caña y la disponibilidad de determinadas llaves). Estas casi cuatro octavas le sitúan entre los instrumentos de viento con mayor amplitud de tesitura, siendo superado tan solo por la trompa.La naturaleza cónica de su tubo resonador, sumada a doble lengüeta y su condición de instrumento grave, le dotan de un peculiar timbre. Un análisis de su espectro sonoro nos revela una onda compleja y rica en armónicos que justifica su sonido denso y penetrante que no deja indiferente a nadie, y que quizá justi-fique su enorme poder de seducción. A esto hay que sumarle otras virtudes propias de los instrumentos de la familia de doble lengüeta tales como un expresivo vibrato, un amplio rango dinámico (que requiere cierto virtuo-sismo a la hora de obtener pianos en el regis-tro grave), un variado rango dinámico y otros efectos coloristas como el frulatto, sonidos multifónicos, etc. En definitiva, si tratamos de elegir una única palabra para definir al fagot, esta sería sin lugar a dudas versatilidad.

EL FAGOT EN LA ORQUESTA

Gracias a las mencionadas cualidades, el fagot se sitúa en una posición de excepción ya que puede desempeñar papeles tan dispares den-tro de la orquesta que abarcan desde la ejecu-ción de solos hasta el refuerzo de bajos. No en vano, el director Mark Minkowski, quien comenzó trabajando como fagotista, asegura que este instrumento ofrece un puesto privi-legiado para el conocimiento interno de la or-questa, que entendemos por su posición física en el corazón de la misma (junto a los clari-netes y frente al director), y por la variedad de sus funciones musicales. Un análisis del repertorio orquestal –dejando aparte el camerístico para no meternos en

camisa de once varas– nos permite avalar esta teoría acerca de su polivalencia; si excluimos todas las obras en las que el fagot desempeña un papel propiamente solista como los con-ciertos, nos vamos a encontrar con un abun-dante y dispar número de ejemplos musicales que demuestran su increíble capacidad, casi camaleónica, para mutar; pensemos en la va-riedad de momentos en que se muestra como un instrumento sumamente dramático como en el tremendo solo que abre la sexta Sinfonía op. 74 “Patética” de Piotr Illich Tchaikovsky, o lírico y exótico como en el célebre solo del poema Seherezade op.35 de Rimsky-Kor-sakov, grotesco como en la Alborada del Gra-cioso de Maurice Ravel, bucólico como en la sexta Sinfonía op.68 “Pastoral” de Ludwig van Beethoven, enigmático como en el Aprendiz de brujo de Paul Dukas, místico como en cier-tos puntos del Réquiem Alemán op. 45 de Jo-hannes Brahms, delirante como en la Sinfonía fantástica op.14 de Hector Berlioz, y así un largísimo etcétera que nos pasearía por todo el repertorio de los siglos XIX y XX. Un caso

extremo nos remite al estreno parisino del ballet de Igor Stravinsky la Consagración de la Primavera, en que el público quedó descon-certado al no poder identificar el instrumento solista que iniciaba la obra a pesar de que lo tenían ante sí: era un fagot tocando en el hasta entonces inexplorado registro sobreagudo. En su faceta más funcional que, podemos corro-borar en cualquier sinfonía de orquestación académica como las de Beethoven, Schubert o Mendelsshohn, encontraremos al instru-mento doblando bajos (generalmente con los violoncelos y contrabajos) para otorgar a la cuerda un sonido más denso y consistente, o trabajando en bloque con los demás vientos.A la vista de todo esto, podemos concluir que el fagot, gracias a sus posibilidades sonoras, es un instrumento sumamente polifacético y con una gran capacidad de adaptación, capaz de realizar las más diversas tareas dentro de la orquesta, y de satisfacer las más variadas expectativas mu-sicales de generaciones de compositores. Pese a todo, a día de hoy es uno de los instrumentos menos conocidos por el gran público.

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ALGUNOS NOMBRES DE CONSTRUCTORES MÍTICOS • Heckel, Screiber, Fox, Yamaha, Moosman, Amatis, Sonora, Signet

DISCOGRAFÍA RECOMENDADAHUMMEL.WEBER.CONCIERTOS

Klaus Thunemann, fagot. Sir Neville Marriner, director. Orquesta St. Martin

in the FieldsPHILIPS 4320812. 1991

HUMMEL. WEBER.VARIOSMilan Turkovic, fagot. Karl Böhm, director.

Orquesta Filarmónica de Viena. UNI722282. 2002

ROSSINI. CONCIERTO PARA FAGOTSergio Azzolini, fagot. Georg Egger, director.

Accademia d´Archi di Bolzano.ARTS - 47634-2. 2003

KAIPAINEN. CONCIERTO PARA FAGOTOtto Virtanen, fagot. Hannu Lintu, director.

Tampere Philarmonic Orchesta.ODE 1089-2. 2006

MIURA. ISHII. SADLER. VARIOSBerliner Fagottquartett y Tokio-Fagottiade

(Octeto Tokyo-Berlín), fagotes.MEMBRAN 60168. 2007