Odisea Cristiana No. 45
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Odisea Cristiana 1
C O M U N I Ó N D E G R A C I A I N T E R N A C I O N A L
NÚMERO 45 Creciendo Juntos en la Vida y la Fe
CRISTIANA
LA BIBLIA: REGALO DE DIOS.p7 SANIDAD ES SANTIDAD P19
EL AYUNO QUE DIOS ESCOGIÓ p12 BUSCANDO UNA VIDA MEJOR P23
2 Comunión de Gracia Internacional
CONTENIDO
3 Nuestra historia de
adopción En cada paso del proceso de adop-
ción, oramos en familia por la direc-
ción de Dios, cual agencia utili-zar,
en qué país adoptar, qué tenía-mos
que hacer y qué sacrificios está-
bamos dispuestos a hacer. En cada
paso, sentimos que Dios nos estaba
guiando hacia Etiopía.
7 La Biblia: regalo de Dios
Parte II Por el Espíritu, Dios habló a través
de los profetas y luego de los após-
toles. Pero Dios continúa hablando,
por medio del mismo Espíritu, a
través de esas palabras escritas que
proceden del aliento de Dios.
12 El ayuno que Dios
escogió Hace varios años que yo no ayuno,
por lo menos no como comúnmente
se entiende el ayuno bíblico – abs-
tenerse de todo alimento y bebida
por un periodo de 24 horas (o más),
porque la Biblia habla de otro tipo
de ayuno: Aquel al que Dios llama
“el ayuno que yo escogí”.
16 ASÍ SON LOS MIEMBROS
Mujer edifica tu casa
18 TEOLOGIGRAMA
Introducción a Miqueas
19 REFLEXIONES TRINITARIAS
Sanidad es Santidad
23 EL PROPÓSITO DE LA VIDA HUMANA
Buscando una vida mejor
Odisea Cristiana NÚMERO 45 05-2013
Odisea Cristiana es publicada por
Comunión de Gracia Internacional -
Grace Communion International, PO
Box 5005, Glendora, CA, 91740;
Copyright©2013. Presidente: Joseph
Tkach. Directores de Misiones His-
panas: Centro y Sur América: Héc-
tor Barrero. EEUU y México: Lorenzo
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Editor: Rick Shallenberger. Editor
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COLUMNAS
Odisea Cristiana 3
Por Diane Frantz
ric y yo siempre quisimos una familia grande. Ya teníamos dos hijos cuan-
do nuestro tercer hijo, Stuart, nació prematuramente y pasó 10 semanas en el hospital. Fue diag-nosticado con parálisis cerebral espástica cuadripléjica. Los médi-cos no pudieron decirnos lo que causó su nacimiento prematuro, por lo que otro hijo biológico es-taba fuera de discusión.
A pesar de que queríamos tener más hijos, no nos atrevimos a arries-gar mi salud o la salud de otro niño, por lo que nos dedicamos a la crianza de nuestros tres hijos, educarlos en casa y proveerle a Stuart una familia amorosa y cuidadosa, incluyéndolo en todo lo que hacemos.
La idea de la adopción, sin embargo,
nunca la consideramos. Luego, en 2007, conocí a Patty. Patty me com-partió una foto de tres hermanos de Etiopía que ella y su esposo espera-ban para agregar a su familia. Ella me explicó que estaban a la espera de la llamada para ir a recogerlos, y no estaban seguros de qué tan pronto sería. Ella fue una inspiración para mí, pero no me imaginaba que ella, su esposo y toda su familia (actualmente 21 hijos: 8 biológicos y 13 adoptados, incluyendo varios con necesidades especiales) se convertirían en nues-tros mentores de adopción y buenos amigos cuando empezamos nuestro propio camino hacia la adopción.
Eric y yo asistíamos a un concierto en Cleveland en 2009, cuando uno de los artistas promovió una agencia de adopción internacional y nacional. Durante las pausas en la música,
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4 Comunión de Gracia Internacional
escuchamos historias conmovedoras acerca de la adopción y los niños necesitados de apadrinamiento. Miré a Eric y los dos nos comunicamos en "una mirada" que teníamos que ins-cribirnos para apadrinar a un niño.
ERIC, DIANE, SERKIE (LA MAMA ETÍOPE), LYDIA, KATELYN Y MAKAYLA — PRIMERA FOTO FAMI-LIAR DESPUÉS DE PASAR LA CORTE.
Más tarde, estábamos hablando de apadrinar un niño con nuestros hijos cuando Morgan, nuestro hijo mayor, nos preguntó si habíamos pensado alguna vez acerca de la adopción. Eric y yo respondimos: "Bueno, sí, lo he-mos pensado muchas veces, pero el tiempo no era correcto". "Bueno, ¿y qué tal ahora?" Tuvimos una plática más profunda y decidimos considerar seriamente la adopción.
Después de muchas pláticas familia-res, oraciones, investigación, conver-saciones con nuestros mentores, amigos, agencias de adopción y otros padres adoptivos, el viaje para hacer una diferencia en la vida de un niño comenzó en serio. En cada paso del proceso, oramos en familia por la dirección de Dios, cual agencia utili-zar, en qué país adoptar, qué tenía-mos que hacer y qué sacrificios está-bamos dispuestos a hacer. En cada paso, sentimos que Dios nos estaba guiando hacia Etiopía.
Para el 12 de junio del 2009, menos de seis meses después de haber co-menzado la planificación, teníamos los "papeles listos", incluyendo un estudio del hogar, toma de huellas dactilares y antecedentes, documen-tos y firmas notariales, la obtención de copias de partidas de nacimiento, nuestra licencia de matrimonio, regis-tros financieros, pasaporte actualiza-do y muchos otros documentos reco-gidos y procesados con nuestros gobiernos locales, estatales y federa-les. Estos documentos ahora llenan una "carpeta de adopción de 3 anillos de 12 cm. y varias otras carpetas.
Elegimos adoptar de la lista de "ni-ños y niñas en espera" de nuestra agencia, niños y niñas que son mayo-res y más difíciles de colocar. En pri-mer lugar, revisamos la lista el 15 de junio, pero ningún niño o niña "saltó" a nosotros. Teníamos la esperanza de adoptar una o dos niñas menores que Stuart, idealmente hermanas. Dos semanas más tarde nos llamaron para darnos una lista actualizada y nuestra agencia dijo que acababa de recibir un expediente con tres niñas hermana y nos preguntaron si que-
Odisea Cristiana 5
ríamos verlo. Ver el expediente de un niño es una experiencia intensa y personal, y quería asegurarme de que estábamos en serio antes de revisar-lo. Llamé a Eric y platicamos antes de decir sí. Al revisar el expediente, supimos que estas tres niñas eran la respuesta a nuestras oraciones. Ha-blamos un poco más y oramos por nuestra decisión, y en 24 horas nos habíamos comprometido verbalmen-te con ellas y luego firmamos los papeles para hacerlo oficial. Este fue el comienzo de esperar un proceso que duró 18 meses desde el momen-to del compromiso hasta traerlas a casa.
TODOS LOS DOCUMENTOS DE ADOPCIÓN, COMÚNMENTE LLAMADOS “EMBARAZO DE PAPEL”.
Durante esta espera, le pedí a Dios que me ayudara a entender los pro-cesos de pensamiento de su madre, una madre que había llegado al pun-to en que estaba dispuesta a renun-ciar a sus tres hijas preciosas. Sabía que si yo estuviera en su situación con mis hijos, sería el momento más duro que alguna vez experimentara. Fue entonces cuando sentí que Dios me movió a recordar la historia de dos mujeres que fueron ante el rey
Salomón discutiendo sobre un bebé (1 Reyes 3). La verdadera madre le dijo al rey que no era su bebé para que no se cortara el bebé por la mi-tad para compartirlo. Ella estaba dispuesta a sacrificar su derecho a su bebé con el fin de salvar su vida. Esta era la paz que necesitaba. No conocía las circunstancias de la madre, pero ella estaba dispuesta a hacer un enorme sacrificio personal para dar un mejor futuro a sus hijas. Tuve mi momento "Rey Salomón" el 2 de agosto de 2010, cuando ella se pre-sentó ante un juez de Etiopía, renun-ció a sus derechos, y dio a sus tres hijas la oportunidad de formar parte de nuestra familia.
El proceso de adopción llevó mucho más tiempo de lo que esperábamos. Hay corrupción en algunas agencias de adopción, y todas las adopciones en la región se detienen por un tiem-po. Nuestra agencia nos preguntó varias veces si queríamos cambiar nuestro compromiso, pero nos man-tuvimos firmes, y les dijimos que esperaríamos por nuestras nuevas hijas no importa el tiempo que hicie-ra falta. Creíamos que estas tres chicas tenían que estar en nuestra familia, y ni siquiera consideraríamos volver a empezar.
Poco después de nuestro compro-miso con ellas, hicimos un pequeño paquete de "bienvenidas a la fami-lia", y nuestra agencia lo entregó a las niñas. Formamos un vínculo con ellas a través de cartas y fotos que eran enviadas y traídas por otros padres adoptivos que van a Etiopía para recoger a sus hijos. Luego vino la mayor sorpresa de todas.
6 Comunión de Gracia Internacional
ESTA ES LA PRIMERA FOTO DE LAS TRES NIÑAS EN ETIOPÍA DADAS A LA FAMILIA FRANTZ.
Mi amiga y mentor, Patty, se ofreció a pagar mi viaje a Etiopía para que yo pudiera conocer a las chicas en per-sona. Tenía menos de dos semanas para prepararme, pero el 15 de enero de 2010 abordé un avión con destino a Etiopía. Este viaje cambió mi vida, y tuve la oportunidad de volver con Patty de nuevo dos meses después, en marzo de 2010. Esta vez, Morgan, nuestro hijo mayor, pudo venir. Fue una maravillosa oportunidad para él para reunirse y conocer a sus nuevas hermanas-y ver el mundo desde una perspectiva diferente. Morgan tuvo muchas oportunidades de servir a los demás en ese viaje, y los recuerdos durarán toda la vida para todos noso-tros.
A medida que el proceso de adop-ción se prolongaba, comenzamos a pedir a otros orar. Lo llamamos nues-tra campaña P.U.S.H. (Orar hasta que algo suceda [Pray Until Something Happens]). Mantuvimos el envío de cartas y fotos a las chicas, y seguimos creyendo que algún día pronto, a pesar de que no sabíamos cuándo, se firmarían los papeles y se procesaría toda la documentación necesaria.
El 30 de junio recibimos la buena noticia de que toda la documentación estaba completa a excepción de sus certificados de nacimiento. Sus certi-ficados de nacimiento estaban listos a los pocos días, y al final nuestro caso fue sometido a la Corte. Nuestra fecha de audiencia fue fijada para el 02 de agosto, y Eric y yo viajamos para estar presentes en la corte en Etiopía. Teníamos menos de dos semanas para hacer todos los arre-glos, ¡pero nos estábamos acercan-do!
Finalmente, el 2 de agosto, después de muchos meses de retrasos e incer-tidumbre, nos encontramos ante el juez, y decretó que las niñas eran ahora nuestras. Se habían convertido en nuestras hijas, pero no pudimos llevarlas a casa todavía. Todavía que-daba un obstáculo más: la aprobación definitiva de la Embajada de EE.UU. Regresamos a los EE.UU. y espera-mos. Aproximadamente un mes des-pués, Trevor, nuestro segundo hijo, y yo jubilosamente viajamos de regreso a Etiopía. Nuestra familia tiene tres importantes celebraciones cada mes de septiembre: el 7 de septiembre es el día “Las obtuvimos”, cuando pudi-mos recoger a las niñas y llevarlas a nuestra casa de huéspedes. El 8 de septiembre es el día “pasamos la Embajada”, cuando el gobierno de EE.UU. declaró que las niñas eran oficialmente nuestras y las podíamos llevar a casa. Por último, el 14 de septiembre, celebramos el día en que Makayla, Katelyn y Lydia Frantz pisa-ron suelo americano por primera vez, convirtiéndose en ciudadanas de Estados Unidos y llegaron a su "Hogar para siempre". ◊
Odisea Cristiana 7
n el primer artículo de esta
serie consideramos cómo las
Escrituras son un regalo del Dios
viviente y hablante. Pero este don
no está separado del dador. Por el
Espíritu, Dios habló a través de los
profetas y luego de los apóstoles.
Pero Dios continúa hablando, por
medio del mismo Espíritu, a tra-
vés de esas palabras escritas que
proceden del aliento de Dios. De
hecho, si Dios se quedara mudo y
cesara de comunicarse activa-
mente con nosotros, en y a tra-
vés de esas palabras escritas, no
tendríamos una palabra de Dios
verdadera y autorizada por la que
se da a conocer a sí mismo. Pero
el Dios viviente y hablante de la
Biblia no permanece a una dis-
tancia deísta, zigzagueando su
Biblia y luego enviándola mecáni-
camente como información sobre
Él. La misma naturaleza de Dios
es comunicarse él mismo, darse
a conocer para que podamos
comunicarnos con él como sus
hijos y así compartir en santa y
amorosa comunión.
Un punto más, dado en la parte
primera de esta serie, confirma
todo esto. El acto personal de
comunicación de Dios es en y a
través de su Hijo, la Palabra Vi-
viente. La totalidad de las pala-
bras escritas de los profetas y los
apóstoles dirigen nuestra aten-
ción a la Palabra Viviente, Jesús,
el Hijo de Dios encarnado. Este
Jesús es la propia comunicación
de Dios mismo, su propia revela-
ción de sí mismo a nosotros.
Jesús no nos da palabras de Dios,
É mismo es la Palabra de Dios
para nosotros. Él expresa el
mismo carácter de Dios como un
E
8 Comunión de Gracia Internacional
Dios hablante y comunicador.
Escuchar a Jesús es escuchar a
Dios mismo hablándonos, direc-
tamente, en persona, cara a ca-
ra.
Así Jesús está en el centro de la
Palabra escrita, las Escrituras.
Pero él está detrás de todas las
palabras, la totalidad de la Biblia,
como su fuente, como el discurso
de Dios a nosotros. Él es la Pala-
bra original y la Palabra final de
Dios, el Alfa y la Omega. En otras
palabras, por la encarnación de la
Palabra de Dios el autor de la
Palabra escrita de Dios entra en
la escena, se muestra en la per-
sona de Jesús. Y como su autor,
Jesús mismo indica que Él está
en el centro y detrás de todo. Por
eso cuando los fariseos tratan de
usar las Escrituras, y su interpre-
tación de ellas en contra de Je-
sús, Él los confronta y les dice:
“Ustedes estudian las Escrituras
con toda atención porque espe-
ran encontrar en ellas la vida
eterna; y precisamente las Escri-
turas dan testimonio de mí. Sin
embargo, no quieren venir a mí
para tener esa vida” (Juan 5:39-
40 Biblia Dios Habla Hoy 2002).
Jesús tiene que decirles que Él es
el autor [Señor] del Sábado (Lu-
cas 6:5) y que no están en posi-
ción de juzgarle por su compren-
sión previa del Sábado. Cuando
el autor de las Escrituras se
muestra, tenemos que dejar de
interpretar a Jesús en términos
de nuestra comprensión previa
de las Escrituras, e interpretar las
palabras escritas en términos de
Jesús, la Palabra Viviente.
Por medio de su interacción con
los discípulos camino de Emaús,
después de su resurrección, Je-
sús nos instruye sobre como
aproximarnos a la Palabra de
Dios escrita. Para ayudarles a
entender quién era y por lo que
había pasado, esto es lo que hi-
zo: “Entonces, comenzando por
Moisés y por todos los profetas,
les explicó lo que se refería a él
en todas las Escrituras” (Lucas
24:27). Un poco después les
explicó: “Cuando todavía estaba
yo con ustedes, les decía que
tenía que cumplirse todo lo que
está escrito acerca de mí en la
ley de Moisés, en los profetas y
en los salmos. Entonces les abrió
el entendimiento para que com-
prendieran las Escrituras” (Lucas
24:44-45).
La Palabra de Dios es para ser
interpretada a la luz de la Palabra
Viviente, porque el propósito de
la palabra escrita es dirigirnos a
la Palabra Viviente, para que
podamos conocer quien es Dios y
lo que ha hecho por nosotros.
Cuando nos aproximamos a las
Escrituras con Jesús mismo como
la clave interpretativa de ellas,
Odisea Cristiana 9
entonces escuchamos la palabra
de Dios como se pretendió que
fuese escuchada. Thomas F. To-
rrance lo explicaba de esta for-
ma: “Es como leer por segunda
vez una novela sobre un asesina-
to misterioso. La primera vez
buscamos las claves sobre ‘quién
lo hizo’. Pero no todo queda cla-
ro. Algunas cosas tienen sentido,
otras no. Algunas parecen impor-
tantes, otras triviales. Pero en
una buena novela de misterio
hay muchas claves. Tantas, que
cuando finalmente se revela
quien cometió el crimen nos que-
damos sorprendidos, pero al
mismo tiempo satisfechos porque
tiene sentido. Decimos: ‘Sí, había
claves a lo largo de la novela solo
que no sabíamos a las que pres-
tar atención ni veíamos como se
unían unas a otras’”.
“Ahora, ¿qué sucedería si leyé-
ramos la novela de misterio por
segunda vez? Sabiendo ‘quién lo
hizo’, esas primeras claves no
serían irrelevantes. Al contrario,
veríamos cuán significativas eran
realmente. Seríamos capaces de
discriminar las claves irrelevantes
de las importantes. Esas claves
sobresaldrían como más extraor-
dinarias. ‘No nos sorprendería
que el sospechoso A dijera X. Ni
que el sospechoso B dijera Y’.
Veríamos lo que significaban y
como señalaban a quien cometió
el crimen. Terminaríamos valo-
rando esas claves, y sabiendo
que escondían mucho más de lo
que pensamos en la primera lec-
tura”.
Y eso es muy parecido a lo que
sucede cuando leemos la Biblia
apropiadamente. Sabiendo que
todo lleva a lo que Dios ha hecho
en Jesucristo, no dejamos ese
conocimiento al margen. Al con-
trario, interpretamos la totalidad
de la Palabra escrita en términos
de su centro: La Palabra Viviente
de Dios. De esa forma toda la
Escritura se interpreta y el regalo
de Dios se recibe apropiadamen-
te.
Otra forma de decir todo esto es
que la misma Biblia nos dice de
quién es esta Escritura. Sabemos
quién es el autor y de dónde
viene la Biblia. No es anónima.
Otra analogía sería que leer la
Biblia es como leer una carta de
alguien que conoces y que te
conoce a ti, no como recibir pu-
blicidad de alguien que no cono-
ces y que no te conoce ni le im-
portas. Leer estos dos tipos de
correo son experiencias total-
mente diferentes. ¿No es así?
Algunas veces cuando recibo
cartas, o incluso mensajes elec-
trónicos, de alguien que conozco
bien, a medida que leo lo que
escriben puedo casi escuchar sus
10 Comunión de Gracia Internacional
voces. Sé justo como lo han di-
cho. Suena “a ellos”. Leer la Bi-
blia debe ser como eso. Cuanto
más conocemos el corazón, la
mente, el propósito y las actitu-
des de Jesús, más oiremos su
voz a lo largo de todas las Escri-
turas, y como señalan al Hijo y
su misión como la revelación
propia del Padre y del Espíritu.
Al leer y tratar de comprender
las Escrituras, teniendo como
centro saber de quién es Dios,
surge otro aspecto de una pers-
pectiva apropiada: El propósito
principal de toda la Escritura es
revelarnos quien es este Dios.
Esto es, trasmitirnos la naturale-
za, el carácter, el propósito y las
actitudes de nuestro Dios Crea-
dor y Redentor es central al men-
saje de todos los escritores bíbli-
cos. Sobre todo quieren que se-
pamos no solo que existe alguna
clase de dios, sino Dios en parti-
cular y cómo es. Y quieren que
sus lectores conozcan quién es
Dios, porque el Dios que conocen
quiere ser conocido y está ac-
tuando por medio de ellos para
lograr justo eso.
Pero la revelación que Dios está
dando no tiene el propósito de
ser una información abstracta e
impersonal. Es conocimiento que
revela a un Dios que nos ha
creado para tener relación, co-
municación y amor santo. Cono-
cer a este Dios involucra interac-
ción de fe, confianza, alabanza,
adoración; relación y comunión
que incluye que sigamos en sus
caminos; esto es, nuestra obe-
diencia. Y esta interacción no es
solo un “conocer sobre” sino un
conocer en un sentido similar a
como oímos que Adán conoció a
Eva y concibieron un hijo. Por los
actos de revelación de Dios lle-
gamos a conocer profundamente
quien es este Dios realmente. El
amor por este Dios, la adoración
de este Dios, confianza o fe en
este Dios, son nuestras respues-
tas a quien es este Dios. El ver-
dadero conocimiento de Dios,
que es preciso y fiel, lleva a la
verdadera adoración y a vivir
confiando en él.
A lo largo del Antiguo Testamen-
to la descripción de la naturaleza
y carácter de Dios, más a menu-
do y extensamente repetida, es
su “misericordia es para siem-
pre”. Solo en los Salmos la mise-
ricordia para siempre del Señor
se destaca casi 120 veces. El
Salmo 136 proclama, en el estri-
billo de todos sus 26 versículos,
que para siempre es la misericor-
dia de Dios. Una descripción ex-
pandida, pero un poco más com-
pleta, que se encuentra a lo largo
del Antiguo Testamento reverbe-
ra lo que el Señor reveló de sí
mismo a Moisés: “El SEÑOR, el
SEÑOR, Dios clemente y compa-
sivo, lento para la ira y grande en
amor y fidelidad”. Los profetas
del Antiguo Testamento comuni-
caban a sus oyentes la naturaleza
Debemos interpretar las pa-
labras escritas en términos
de Jesús, la Palabra Viviente.
Odisea Cristiana 11
y carácter de Dios, el único digno
de su fidelidad y adoración. Sin
embargo, la plenitud de lo que
significa su amor infinito no se
muestra en plenitud hasta que lo
vemos corporalmente en la en-
carnación, la vida, la muerte, la
resurrección y la ascensión de
Jesús junto con la promesa de su
regreso.
Jesús mismo le dio una gran
importancia a inquirir y a conocer
quién era él. Sus enseñanzas y
acciones están diseñadas para
motivar la pregunta: “¿Quién,
entonces, es este?”. Sus parábo-
las incitan a sus oyentes a pre-
guntarse más profundamente. Y
por supuesto, Jesús incluso con-
fronta a sus propios discípulos
con esta pregunta en dos niveles:
“¿Quién dice la gente que soy
yo?”, y luego incluso más al
grano: “Y ustedes, ¿quién dicen
que soy?” (Marcos 8:27, 29).
Jesús mismo hace del Quién la
pregunta central. Nosotros tene-
mos que hacer lo mismo si va-
mos a oír la Palabra de Dios,
Viviente y escrita, como se pre-
tendió que se oyese.
Lo que se mostró en Jesús, y
fue preservado para nosotros en
las respuestas de los apóstoles y
en sus escritos, es que Dios no es
solo graciosamente amoroso con
nosotros, sino que el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo tienen su
ser en una santa relación de
amor unitrino desde antes de que
hubiese una creación. Jesús es
quien es en su relación eterna de
amor santo con el Padre y con el
Espíritu eterno. Ese es el nivel
más profundo de la revelación
propia de Dios, donde descubri-
mos quien es Dios en su vida
unitrina interna y eterna.
Así que debemos de acercarnos
a nuestro estudio de la Biblia
teniendo como nuestra primera
meta, escuchar y aprender de las
Escrituras quien es nuestro Dios
unitrino, como es revelado en
Jesucristo. Entonces podemos
interpretar las Escrituras correc-
tamente partiendo de ese centro.
Esta perspectiva significa que
otras preguntas que puede que
nos gusten o deseemos hacer
primero, serán secundarias. Por-
que las Escrituras, con Jesús en
el centro, no solo nos proveen de
ciertas respuestas, ¡nos dicen
cuáles son las preguntas correc-
tas! Así que las preguntas:
¿qué?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por
qué? o ¿cómo? deben de supedi-
tarse a la pregunta ¿Quién? Por-
que es la clave de todas las
otras.
Ahora hemos establecido la
orientación básica para nuestra
comprensión de las Escrituras y
sobre cómo acercarnos mejor a
ellas. En la parte siguiente consi-
deraremos algunas implicaciones
más para escuchar la Palabra de
Dios. ◊
Este artículo es el segundo de una serie de seis por
el Dr. Gary Deddo, sobre la interpretación de
la Biblia.
12 Comunión de Gracia Internacional
El Ayuno
Que Dios Escogió Por Wilfrido González
¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso;
humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? (Isaías 58:3)
ace varios años que yo
no ayuno, por lo menos
no como comúnmente se en-
tiende el ayuno bíblico – abs-
tenerse de todo alimento y
bebida por un periodo de 24
horas (o más) – porque la
Biblia habla de otro tipo de
ayuno: Aquel al que Dios lla-
ma “el ayuno que yo esco-
gí”. ¿Qué tipo de ayuno es
ese?
Al principio de mi conversión yo
ayunaba por lo menos una vez al
año, en el Día de Expiación, como
lo indica Levítico 16:29-30: “Y
esto tendréis por estatuto perpe-
tuo: En el mes séptimo, a los
diez del mes, afligiréis vuestras
almas, y ninguna obra haréis…
porque en este día se os reconci-
liará para limpiaros; y seréis lim-
pios de todos vuestros pecados
delante de Jehová”. Y, aunque
aquí no dice qué significa “afligi-
réis vuestras almas” eso nos lo
interpreta el Salmo 69:10: Y
lloré afligiendo con ayuno mi
alma… Así que “afligir nuestras
almas” significa ayunar. (Énfasis
mío en todo el artículo).
Y muchos cristianos acostum-
bran ayunar con cierta regulari-
dad o de vez en cuando. Yo res-
peto ese ejercicio espiritual y
entiendo que quien lo practica lo
hace con firme convicción (por-
que no es fácil), y entiendo que
los creyentes en general vemos
el ayuno como un medio de acer-
carnos a Dios pero en mi pere-
grinaje cristiano personal he pa-
sado por varias etapas en mi
práctica del ayuno.
Primero lo hacía por cumplir el
mandamiento de Levítico
16:29. Luego, cuando en la Igle-
sia entendimos que el Antiguo
Pacto está obsoleto (Hebreos
8:13), dejé de practicar el ayuno
como un mandamiento pero se-
guía procurando practicarlo sim-
plemente como un medio de
acercarme a Dios. Pero yo tenía
un problema: Después de medio
día de ayuno me debilitaba tanto
(sí, yo no aguanto mucho) que
no podía hacer nada más que
estar en cama. No me podía con-
centrar en el estudio bíblico, en
la oración ni en la meditación,
mucho menos podía servir a
quienes necesitaran algún tipo de
ayuda. Para mí en lo personal eso
H
Odisea Cristiana 13
no parecía de provecho alguno
(ni para mí ni para Dios ni para
otros a quienes yo pudiera ayu-
dar en circunstancias normales).
En mi mente parecían resonar las
palabras de Dios registradas en
Isaías 1:11: “¿De qué me sirve
la multitud de vuestros sacrifi-
cios?” Y yo no encontraba una
respuesta convincente en la prác-
tica del ayuno tradicional. Tenía
que haber algo más…
Al paso del tiempo
me llamó la atención
el ayuno parcial
como el que se des-
cribe en Daniel
10:2-3: En aquellos
días yo Daniel estuve
afligido por espacio
de tres semanas. “No
comí manjar delicado,
ni entró en mi boca
carne ni vino, ni me
ungí con perfume,
hasta que se cumplie-
ron las tres sema-
nas”. Eso tenía senti-
do para mí, y lo em-
pecé a practicar: Lo
que hacía era abstenerme por
algún período de tiempo de algu-
nos alimentos, condimentos o
bebidas que me gustan mucho
como, por ejemplo, pan dulce,
café y chile (ají) o me abstenía
de ver en la televisión alguno de
mis programas favoritos… ¡hay
tantas opciones para este tipo de
ayuno! La idea es que deseas
algo pero te lo niegas volunta-
riamente porque buscas acercar-
te a Dios – un ejercicio espiritual
que ciertamente puede ser bene-
ficioso para el creyente. El caso
es que con ese tipo de ayuno ya
no me debilito, y puedo hacer
mis actividades regulares mien-
tras me mantengo en “sintonía”
con Dios – y por eso sigo practi-
cando el ayuno parcial en dife-
rentes formas. Pero yo sentía que
debía haber algo más...
Finalmente, en mi estudio y
meditación del tema encontré
nuevo significado en
lo que Dios nos dice
por medio del profeta
Isaías: “¿Es tal el
ayuno que yo escogí,
que de día aflija el
hombre su alma, que
encorve su cabeza
como junco, y haga
cama de telas áspe-
ras y de ceniza?
¿Llamaréis esto
ayuno, y día agrada-
ble a Jehová? El
ayuno que yo esco-
gí ¿no es más bien
desatar las ligaduras
de impiedad, soltar
las cargas de opresión, dejar ir
libres a los quebrantados y rom-
per todo yugo? ¿No es que com-
partas tu pan con el hambriento,
que a los pobres errantes alber-
gues en casa, que cuando veas al
desnudo lo cubras y que no te
escondas de tu hermano?”
(Isaías 58:5-7)
¡En estos versículos encuentro
un significado tremendo! ¡Revo-
lucionario, diría yo! Dios nos está
diciendo que El prefiere otro tipo
● ● ●
La idea es que
deseas algo pero te
lo niegas volunta-
riamente porque
buscas acercarte a
Dios – un ejercicio
espiritual que cier-
tamente puede ser
beneficioso para el
creyente.
● ● ●
14 Comunión de Gracia Internacional
de ayuno: El AMOR en dos aspec-
tos generales: Relaciones posi-
tivas (“desatar las ligaduras de
impiedad, soltar las cargas de
opresión, dejar ir libres a los
quebrantados y romper todo
yugo”, y ayudar a los necesi-
tados (“que compartas tu pan
con el hambriento, que a los po-
bres errantes albergues en casa,
que cuando veas al desnudo lo
cubras y que no te escondas de
tu hermano”).
¿Cómo puede ser eso – que
amar (ágape) sea una forma de
ayunar? ¡SI! El que ama vive en
un ayuno perma-
nente porque
aunque sienta el
impulso de tratar
mal a alguien
tendrá piedad de
él, no lo oprimirá,
no lo quebrantará
sino que le quita-
rá el yugo de su
desprecio. Esto
puede “afligir tu
alma” porque va
contra los impul-
sos naturales de
tu mente carnal pero estarás
sirviendo a Dios porque con tu
actitud reflejarás y comunicarás
su amor a los demás, y promove-
rás la armonía y la paz – la pre-
sencia de Dios en la Tierra.
Así mismo el que ama vive en
un ayuno permanente porque
“comparte su pan con el ham-
briento”. Y no te imagines sim-
plemente que tienes una pieza de
pan que vas a comer, y que la
partes y le das la mitad a alguien
que no tiene nada que comer –
esa es una forma muy simplista
de verlo. Imagina más bien que
recibes tu salario (o comisión de
ventas, o pensión, etc.) y con-
sistentemente apartas una
ofrenda para la proclamación del
Evangelio (compartir el “pan de
vida”), y apartas un donativo
para alguna organización de ayu-
da humanitaria o personalmente
das ayuda (en efectivo, despen-
sa, etc.) a alguien que tiene una
necesidad real, y te abstienes tal
vez de algunas idas al cine o al
restaurante o te conformas con
tu televisor de pantalla de 22
pulgadas y no te compras ese
magnífico televisor de 40 pulga-
das de alta definición. O en algu-
nos de tus fines de semana, en
lugar de ir al parque o a la playa
(o de simplemente “flojear” en
casa), te voluntarias para servir
en alguna actividad de ayuda a
los necesitados. Y afliges tu alma
porque le niegas algunos placeres
pero lo haces para partir tu pan
Odisea Cristiana 15
con el hambriento,
cubrir al desnudo, y
hacer obras simila-
res en “sacrificio
vivo”. A fin de cuen-
tas te estás acer-
cando a Dios porque
“en cuanto lo hiciste
a estos mis herma-
nos más pequeños
a mí me lo hiciste”
(Mateo 25:40), y
de manera tangible
llevas el Reino de los Cielos a sus
vidas – llevas a Cristo a sus vi-
das. Y cuando recuerdes la pre-
gunta de Dios – “¿de qué me
sirven tus sacrificios?” – te ale-
grarás al responder: “Sí, lo que
hago sí le sirve a Dios – permito
que Él obre por medio de mí”.
Imagínate que pasaría en este
mundo si todos practicáramos el
“ayuno que Dios escogió”. ¿Acaso
no se acabaría el hambre?, ¿acaso
no se acabarían las guerras?
Por todo eso yo he adoptado este
tipo de ayuno, y te aseguro que
es una maravillosa forma de
ayunar, y después de 35 años de
haber aceptado andar el Camino
de Cristo creo que este ayuno es
lo más provechoso que puedo
hacer como cristiano porque me
beneficia a mí (me acerca a
Dios), beneficia a otros, y mis
“minas” y mis “talentos” rinden
ganancia para Dios porque su
riqueza (almas que lo conozcan y
lo adoren) estará creciendo. Y no
digo que dejes de practicar el
ayuno tradicional pero imagínate
que pasaría en este mundo si
todos practicáramos el “ayuno
que Dios escogió”. ¿Acaso no se
acabaría el hambre?, ¿acaso no
se acabarían las guerras?, ¿acaso
no se acabarían los divorcios, la
criminalidad y el maltrato a niños
y a ancianos? ¿Acaso no estaría
preparado el camino para la se-
gunda venida de Cristo? ¡Yo creo
que sí!
Así veo que tiene mucho sentido
“el ayuno que Dios escogió” y
ruego al Padre que, en Jesucris-
to, su Espíritu me fortalezca para
practicar ese ayuno de manera
cada vez más consistente y que,
por medio de este escrito, Él
inspire a muchos a hacer lo mis-
mo. Amén. ◊
Wilfrido González vive en Ti-juana, México, y es co pastor
de la congrega-ción de la Co-munión de Gra-cia Internacio-
nal en Tijuana, México.
16 Comunión de Gracia Internacional
Mujer edifica tu casa Por Sonia Orozco de Vengoechea
dificar sobre la roca, tiene
resultados firmes y dura-deros. Lo he experimentado
en mi vida. Cuando enfocas tu sentir, tus pensamientos en la
Palabra de Dios, siempre sa-les victorioso sea cual haya
sido la prueba vivida.
Vivo con mi esposo, nuestro
único hijo se casó, conforma una
hermosa familia, con un niño de
cinco años y asisten a una Iglesia
cristiana. Hace 28 años conocí de
verdad a Dios, porque antes co-
mo dijo Job: "de oídas le había
oído, más ahora mis ojos le ven".
Fui católica practicante, me gra-
dué de maestra, me casé, ambos
laborábamos, desde el principio
procuré que tuviéramos nuestra
vivienda y las cosas necesarias.
Situaciones difíciles me llevaron a
renunciar al cargo oficial del ma-
gisterio, luego estudié auxiliar
contable en el Servicio Nacional
de Aprendizaje SENA, y laboré en
la empresa comercial. Pero des-
pués de varias experiencias no
satisfactorias, y que mi esposo
quedó cesante, le pedí a Dios mi
“escuelita” y un trabajo para mi
esposo, que nos sustentara, Y
para finales de 1984 fundé la
escuela y él comenzó a laborar.
Mi madre cristiana me hablaba
de la Palabra, yo me molestaba,
luego acepté sus oraciones y
empecé a participar un poco. Me
fue muy bien con el Colegio y
para 1986 estaba aprobado y con
mucha acogida en sus alrededo-
res. En 1988 conocí más de Dios,
en mi convalecencia después de
dos intervenciones quirúrgicas.
Mi forma de ver la vida cambió y
comencé desde mi colegio a ser-
vir al Señor, con la oposición de
mi esposo, quien veía en la igle-
sia un rival. Terminé la Licencia-
tura y luego un Postgrado en
E
ASÍ SON LOS MIEMBROS
Odisea Cristiana 17
Educación. Con el pasar de los
años, el Colegio tiene un edificio
de dos plantas, con restaurante
escolar, enseñanza Prescolar,
Primaria, Secundaria y Media y
es la sede de la Iglesia de Dios
Universal Barranquilla una con-
gregación de Comunión de Gracia
Internacional, allí se realizan los
servicios. Fui ordenada Diaconisa
de la Iglesia.
Cuando todo esto comenzó a
suceder, el Colegio fue atacado
por unos vecinos mal intenciona-
dos que querían perjudicarlo en
su integridad moral y física, ata-
cando a sus dueños, pero salimos
victoriosos.
Somos diez hermanos, he orga-
nizado con todos reuniones don-
de siempre está presente la pala-
bra de Dios y las oraciones. Mi
madre siempre les predica. En
mucho han sido influenciados a
un cambio de actitud. Ya somos
seis congregándonos.
Éramos pocas personas. Había
miembros mayores y la denomi-
nación no ordenaba mujeres en
el ministerio. Pero con la pasión
por enseñar la Palabra, que Dios
me ha dado, Él fue añadiendo,
padres de familia, maestras y
estudiantes de mi Colegio a la
Congregación y fue añadiendo
sus familiares y hoy somos unos
60 entre miembros y asistentes.
Y un grupo de jóvenes de 15-20
muchachos se reúnen cada vier-
nes. Habían pasado 10 años,
cuando me arriesgué a predicar
temas para la mujer desde el
púlpito, lo cual tuvo oposición de
un miembro mayor, que me dijo:
“hay que tener cuidado, las mu-
jeres no predican” pero seguí
adelante. A veces me sentía sola,
a veces lloraba (yo arreglaba el
templo, yo atendía los asuntos de
la Iglesia, yo visitaba y llamaba a
los miembros…). Los pastores de
Bogotá y sus líderes, oraban al
Señor pidiéndole un equipo de
trabajo que me apoyara en la
obra, Dios me llevó a tomar las
riendas del grupo con el apoyo
del Pastor Héctor Barrero, un
equipo de trabajo
comenzó a surgir, el
pastor Barrero, nos
llevó varias visitas
de ministros de USA
y en 2007 fui orde-
nada Pastora.
Tenemos un Se-
minario anual con
asistencia de unas
60 personas e invi-
tados de otras re-
giones. Realizamos
varias actividades
18 Comunión de Gracia Internacional
evangelistas: Banquetes gratis al
vecindario, Escuela para padres
de la comunidad y Curso para
Matrimonios.
Poniendo a Dios como prioridad,
hemos edificado el hogar sobre la
roca que es Jesucristo y segui-
mos tratando de que la familia no
siga edificando sobre la arena.
Jesucristo dice: "he aquí yo estoy
a la puerta y llamo, si alguno
viene a mí yo entraré y cenaré
con él" y “por nada estemos afa-
nados, sino que nuestras peticio-
nes sean puestas delante de Él y
Él hará”. Yo le pedí, esperé y Él
hizo en mi vida de acuerdo con
su voluntad.
Cómo pensar que al darme "la
escuelita" recibiría tantas bendi-
ciones y que allí iba a estar su
Iglesia. Él quiere lo mejor para
nosotros.
Hoy mi esposo acepta con
agrado, asiste y me colabora en
mi servicio al Señor, anualmente
me acompaña al Seminario en
Bogotá y cada tres años a la Con-
ferencia Internacional en USA.
"Edifica sobre la roca y lo verás"
“Por tanto, el que me oye y ha-
ce lo que yo digo, es como un
hombre prudente que construyó
su casa sobre la roca. Vino la
lluvia, crecieron los ríos y sopla-
ron los vientos contra la casa;
pero no cayó, porque tenía su
base sobre la roca” Mateo 7:24-
25. ◊
Sonia Orozco de
Vengoechea es Pastora de la Iglesia de Dios
Universal, la con-gregación de Co-
munión de Gracia Internacional
en Barranquilla, Colombia.
TEOLOGIGRAMA
Introducción a Miqueas Destrucción
Partes que a la gente
le gusta citar
6:8
Odisea Cristiana 19
n el principio, cuando no
existía lo que conocemos
como la materia, el universo y
todo cuanto nuestros ojos
captan; Dios, que es eterno,
decidió crear a los seres hu-
manos uno a uno, de tal for-
ma que a partir de ese instan-
te estableció una relación di-
recta, íntima y única del ser
humano con su Creador, San-
to, Puro y Todopoderoso, una
relación increíble para la mente
humana y que trasciende nuestra
realidad: “Incluso antes de haber
hecho el mundo, Dios nos amó y
nos eligió en Cristo para que
seamos santos e intachables a
sus ojos”. (Efesios 1:4)
Santos y sin mancha porque Él
es santo y sin mancha. Es un
gran privilegio poder compartir
con el Creador de todo cuanto
existe en una relación santa, sin
mancha y a la vez, personal e
íntima, gracias a que Él mismo se
hizo humano en la persona de
Cristo para que todos nosotros
pudiéramos gozar de esa comu-
nión con la que Dios mismo cum-
ple su plan desde el principio:
vernos cara a cara y fundidos en
un solo ser.
Esto sobrepasa nuestro enten-
dimiento y a la vez resulta ilógico
a nuestros ojos; pero no a los
ojos de Dios. Ese es el regalo
más grande que puede ambicio-
nar el hombre: equipararse y
fundirse con el gran Dios de todo
cuanto existe, visible e invisible.
Cristo ha hecho una obra
de sanación tan grande
que ha abarcado a toda
la humanidad.
Obviamente que la realidad que
vemos y vivimos hoy en día no
tiene nada de santa; sin embar-
go, Cristo ha hecho una obra de
sanación tan grande que ha
abarcado a toda la humanidad:
hemos sido sanados total y ple-
namente. Ese ha sido el deseo de
Dios desde el principio y se cons-
tituye en una realidad, lo crea-
mos o no.
Desde el Antiguo Testamente
nos ha venido diciendo que solo
piensa en nuestro bienestar físi-
co, emocional y espiritual cuan-
do, a través del profeta Jeremías
nos da palabras de aliento y es-
peranza aun sumergidos en la
E
REFLEXIONES TRINITARIAS Por Rubén Ramírez Monteclaro
20 Comunión de Gracia Internacional
tristeza de la tribulación, de la
desesperanza, de la depresión y
la desesperación: “Pues yo sé los
planes que tengo para ustedes —
dice el Señor—. Son planes para
lo bueno y no para lo malo, para
darles un futuro y una esperan-
za”. (Jeremías 29:11)
Y aunque en primer plano esta
declaración estuvo dirigida a su
pueblo que había tocado fondo en
el pecado, experimentando la
dolorosa deportación a una tierra
que no era la que Dios les había
entregado, rica y fértil; como Él
es el mismo ayer, hoy y por
siempre, esos deseos fueron los
mismos para Adán y Eva y son
los mismos para nosotros que
formamos parte de una humani-
dad redimida y perdonada, sana-
da total y plenamente.
Al declararnos nuestro origen
santo y sin mancha, Dios nos
asegura que en Cristo seamos
una humanidad santa y sin man-
cha: sanada total y plenamente.
Dios nos ha creado trinos, como
Él. Somos cuerpo, alma y espíri-
tu; así que en Cristo nos ha sa-
nado espiritual, emocional, men-
tal y físicamente; si no es así,
¿Cómo hemos de entender a un
Cristo resucitado todo humano y
todo eterno? Ese cuerpo humano
ya no se deteriora con el paso del
tiempo, ese cuerpo es para siem-
pre.
Cristo es la imagen, o mejor di-
cho, la realidad que Dios nos ha
prometido desde el principio; por
eso entendemos la declaración
del apóstol Juan, cuando en su
carta dirigida en primer término a
Gayo, nos dice:
“Querido amigo, espero que te
encuentres bien, y que estés tan
saludable en cuerpo así como
eres fuerte en espíritu”. (3 Juan
2).
El apóstol Juan escribe el deseo
de sanidad física tal como es la
sanidad espiritual, porque enten-
demos que Gayo es un cristiano
en comunión con Dios. Al haber
sanidad física y espiritual, por
lógica, la hay mental y emocio-
nal, aspectos que pertenecen al
alma humana.
Y es que la sanidad total tiene
lugar con la santidad que sólo
Dios nos da.
La obra de Cristo
(encarnación, vida, muerte,
resurrección y ascensión)
es una obra total de sanación
triuna: del cuerpo, del alma
y del espíritu, traducida
como santidad.
“Ciertamente él cargó con
nuestras enfermedades y so-
portó nuestros dolores, pero
nosotros lo consideramos herido,
golpeado por Dios, y humillado.
Él fue traspasado por nuestras
rebeliones, y molido por nues-
tras iniquidades; sobre él reca-
yó el castigo, precio de nuestra
paz, y gracias a sus heridas
fuimos sanados”. (Isaías
Odisea Cristiana 21
53:4-5)
La obra de Cristo en la cruz tie-
ne mucho que decirnos acerca de
la sanidad: “Él mismo, en su
cuerpo, llevó al madero nues-
tros pecados, para que mura-
mos al pecado y vivamos para la
justicia. Por sus heridas uste-
des han sido sanados”. (1 Pe-
dro 2:24)
Ni el profeta Isaías, ni el apóstol
Pedro hacen distinción entre las
enfermedades del alma y del
cuerpo, las enuncian como un
solo tipo; veamos, el apóstol
habla de pecados y de sanidad en
el cuerpo de Cristo y el profeta
habla de enfermedades y dolores,
junto con rebeliones e iniquida-
des, todo sanado por las heridas
del cuerpo de Cristo, lo que nos
lleva a reafirmar que el ser es
uno: cuerpo, alma y espíritu.
La obra de Cristo (encarnación,
vida, muerte, resurrección y as-
censión) es una obra total de
sanación triuna: del cuerpo, del
alma y del espíritu, traducida
como santidad. Los apóstoles
Pablo y Pedro llaman santos a
todos los cristianos en la saluta-
ción de sus cartas porque desde
el principio Dios nos declaró san-
tos y sin mancha en Cristo.
Para reafirmar lo expuesto has-
ta este momento, quiero citar la
única Escritura don-
de Jesús, haciendo
uso de su naturaleza
divina, nos expresa
la sanidad como
santidad, teniendo
frente a Él un caso
de enfermedad físi-
ca: Mateo 9:2; Mar-
cos 2:5 y Lucas
5:20, traen a la luz
la famosa frase de:
«¡Ánimo, hijo mío!
Tus pecados son
perdonados», cuan-
do los amigos del
paralítico lo llevan
ante Jesús para que lo sanara del
cuerpo, sin embargo Jesús lo
sana TOTALMENTE al declarar:
“Tus pecados son perdonados”,
porque para Dios la salud del
alma es la más importante, el
cuerpo será glorificado, así que
no importa si está enfermo o le
falta algún miembro, pero el al-
ma es la misma esencia ontológi-
ca del hombre. Al final, para no
dejar duda alguna, para los que
sólo ven con los ojos del cuerpo y
no con los del alma, Cristo re-
afirma: “Entonces Jesús miró al
paralítico y dijo: «¡Ponte de pie,
22 Comunión de Gracia Internacional
toma tu camilla y vete a tu ca-
sa!»(Mateo 9:6)
Si usted cree en Jesús, enton-
ces es un cristiano; y si es un
cristiano es por la gracia de Dios,
tal como Jesús mismo
le dice en Juan
6:44: “Pues nadie
puede venir a mí a
menos que me lo
traiga el Padre, que
me envió, y yo lo
resucitaré en el día
final”. La última de-
claración es una póli-
za de seguro de vida
eterna, porque, así
como Jesús resucitó a
la vida eterna con un
cuerpo humano in-
mortal y glorificado;
Él nos ha prometido
resucitarnos también
de la misma forma
como Él vive y es
hoy, y se encuentra
sentado a la derecha
del Padre compar-
tiendo el poder y la
majestad de quien es el único y
Todopoderoso Dios del universo.
Así que si usted le ha pedido a
Dios que lo sane de alguna en-
fermedad, tal vez reciba como
respuesta la sanidad del cuerpo;
pero no olvide que lo más impor-
tante para Él es la sanidad total.
Si algún ser querido ha muerto
por causa de una enfermedad y
usted le pidió a Dios que lo sana-
ra; tenga la seguridad de que, en
el día final, Cristo lo traerá a la
vida con un cuerpo libre de en-
fermedades e imperfecciones
para vivir juntos una vida eterna
llenos de Dios y en perfecta ar-
monía y comunión con el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo.
No olvide que a Dios
le importa usted todo
entero (cuerpo, alma
y espíritu); así que si
ha escuchado o está
seguro de que sus
pecados han sido
perdonados; entonces
usted tiene vida eter-
na y la seguridad de
que en el día final
gozará de un cuerpo
humano glorificado y
eterno para vivir en
plena alabanza con el
Padre, el hijo y el
Espíritu Santo.
De esa manera Dios
habrá llevado a su
culminación el plan
que estableció desde
el principio cuando
usted fue concebido(a) “santo(a)
y sin mancha delante de Él en
Cristo”: Ser un solo ser en plena
pericoresis con el Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo. ¡Aleluya! ◊
Rubén Ramírez Monteclaro es
profesor de Educación Primaria y Secundaria y Pas-tor Regional de la Comunión de Gra-
cia Internacional en Veracruz, Méxi-co.
● ● ●
Si usted le ha
pedido a Dios que
lo sane de alguna
enfermedad, tal
vez reciba como
respuesta la
sanidad del
cuerpo; pero no
olvide que lo más
importante para
Él es la sanidad
total.
● ● ●
Odisea Cristiana 23
uchas personas emigran
cada día a los Estados
Unidos de América. Estados
Unidos ha estado poblado por
inmigrantes, desde su funda-
ción hasta el día de hoy. ¿Por
qué la gente emigra hacia
Estados Unidos? En la mayo-
ría de los casos, es porque
piensan que su vida allí sería
mejor que si vivieran en otro
lugar. Estamos buscando una
vida mejor. Tendríamos más
cosas buenas en otro lugar que
donde estábamos antes. Un me-
jor trabajo, un mejor lugar para
vivir, mejores ropas, y otras co-
modidades.
En este artículo veremos que
debemos buscar una vida mejor
en un sentido diferente: tenemos
que ser mejores personas. Te-
nemos que vivir de una manera
mejor. Tenemos que ayudar a los
demás, y tener mejores relacio-
nes con los demás. No sólo que-
remos un mejor nivel de vida,
también queremos una vida de
mejor nivel. Queremos que la
vida sea más de lo que actual-
mente es.
Sabemos que Dios quiere dar-
nos una vida mejor – y subraye-
mos la palabra “darnos”. Efesios
2 nos dice que ya somos salvos
por gracia. ¿Y ahora qué? Tene-
mos una nueva vida en Cristo,
pero, ¿qué significa esto en la
vida real? ¿Cómo se manifiesta
esto en nuestras amistades y
relaciones con otras personas?
Leamos Efesios 4:22 y exami-
nemos lo que dice el apóstol Pa-
blo acerca de lo que significa en
realidad la buena vida. Pablo les
dice a sus lectores, y eso nos
incluye a nosotros hoy en día:
”que en cuanto a la anterior ma-
nera de vivir, ustedes se despo-
M
EL PROPÓSITO DE LA VIDA HUMANA Por Michael Morrison
24 Comunión de Gracia Internacional
jen del viejo hombre, que se
corrompe según los deseos en-
gañosos”.
Pablo aquí está describiendo un
cambio de conducta. El viejo
hombre estaba corrompido –
putrefacto – y el problema era
causado por la forma en que
pensábamos. Queríamos cosas
que no son buenas para noso-
tros. Nos engañábamos a noso-
tros mismos al pensar que la
felicidad se obtiene por medio de
bienes materiales, de placeres
sensuales, de pensar que somos
mejores que otras personas, de
obtener logros en diferentes aé-
reas de nuestra vida, de ganar
las rivalidades que tenemos con
otros. Ésta básicamente era una
perspectiva egoísta de la vida, la
cual termina por hacerle daño a
otras personas y a nosotros mis-
mos. Así que Pablo dice que en
Cristo se nos ha enseñado a de-
jar atrás nuestros viejos caminos
de vida y a encontrar una nueva
perspectiva por la cual vivir.
Creados para ser como Dios
Continuemos en Efesios 4:23 y
24: “Sean renovados en el espíri-
tu de su mente, y vístanse del
nuevo hombre, el cual, en la
semejanza de Dios, ha sido crea-
do en la justicia y santidad de la
verdad”. Entonces, puesto que el
problema con el viejo modo de
vida estaba en nuestros deseos,
la solución envuelve una nueva
actitud – necesitamos centrar
nuestra mente en algo diferente.
Necesitamos tener deseos que no
nos engañen – necesitamos
desear aquello que en realidad es
mejor para nosotros.
Aquí Pablo nos dice que nuestra
nueva humanidad es creada para
ser como Dios – ése es el propó-
sito para el cual fuimos creados,
y así es como debe ser nuestro
nuevo carácter. Hemos sido
creados para ser como Dios. No
en poder y resplandor, pero sí en
justicia, en nuestra actitud de
hacer lo que es correcto. Fuimos
hechos con ése propósito. Dios
quiere que vivamos con él para
siempre, y nos está diciendo qué
tipo de vida será ésta. Esto es a
lo que llamamos la Vida Trinita-
ria: la forma en la que el Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo viven el
uno con el otro. Si lo tuviéramos
que describir con una sola pala-
bra, le llamaríamos justicia – o
también podríamos decir santidad
– o amor, gozo, paz, fidelidad,
mansedumbre y bondad.
Ésta es la forma en que la vida
funciona mejor. Si vamos a vivir
para siempre, y eso es lo que
Dios nos está ofreciendo, enton-
ces necesitamos vivir de manera
que no les causemos problemas a
otros. Si es que vamos a ser co-
mo Dios es justo, entonces nece-
sitamos primero saber cómo es
Dios y después actuar conse-
cuentemente. Pero como Pablo
nos dice en otros textos, no po-
demos vivir la vida de Dios por
nosotros mismos – esto es úni-
camente el resultado de Dios
viviendo en nosotros. Dios es
quien lo logra, nuestro papel es
Odisea Cristiana 25
sencillamente el estar de acuerdo
con lo que él quiere hacer en
nuestras vidas.
Decir la verdad
Pablo nos da ejemplos específi-
cos comenzando en el versículo
25: “Por lo tanto [o sea, ya que
hemos sido creados con el propó-
sito de ser como Dios], dejando
la mentira, hable cada uno a su
prójimo con la verdad, porque
todos somos miembros de un
mismo cuerpo”. Así que lo prime-
ro que Pablo menciona es que
debemos decir la verdad. Debe-
mos dejar de engañar a los de-
más, ya que eso realmente arrui-
na nuestras relaciones.
Engañar destruye la confianza,
y las relaciones están basadas en
la confianza. No podemos tener
lealtad a largo plazo sin verdad y
confianza. Cuando engañamos a
otras personas y ellas se dan
cuenta, se sienten traicionadas y
heridas. En la eternidad, no ne-
cesitaremos empleos, casas,
ropa, ni ninguna necesidad mate-
rial. No nos preocuparemos por
nuestra salud ni por nuestras
finanzas. Pero tendremos relacio-
nes – eso es lo que tendremos
por toda la eternidad, así que es
importante que aprendamos a
relacionarnos con los que nos
rodean.
Eso es lo que significa “ser jus-
to” – comportarnos correctamen-
te en nuestras relaciones. Ser
justo no significa nada respecto a
cómo tratamos a las piedras. No
existe una manera “correcta” de
tratar a una piedra. El concepto
de justicia tiene un gran signifi-
cado para las relaciones, espe-
cialmente para nuestras relacio-
nes con otras personas, y eso es
algo que sí durará por toda la
eternidad. Así que para ser como
Dios, para participar en una vida
como la de Dios, necesitamos
verdad en lugar de falsedad – y
notemos la razón que Pablo nos
da: “porque todos somos miem-
bros de un mismo cuerpo”. Es-
tamos juntos en esto – vamos a
vivir juntos un largo tiempo, así
que si herimos a alguien, eso es
herirnos a nosotros mismos.
Pablo nos dice que la razón
principal para portarnos correc-
tamente es por el bien de los
miembros del cuerpo. Somos una
comunidad, somos un pueblo.
Dios nos ha hecho para que sea-
mos como él en justicia en la
forma en que tratamos a los de-
más. Dios nos creó para justicia,
y eso significa llevar buenas rela-
ciones.
El enojo
Veamos el siguiente ejemplo,
en los versículos 26 y 27: “Si se
enojan, no pequen. No dejen que
el sol se ponga estando aún
enojados, ni den cabida al dia-
blo”. El enojo, por sí mismo, no
siempre es malo. La Biblia des-
cribe a Dios enojado con las co-
sas que hacen los seres humanos
las cuales hieren y hacen daño a
personas indefensas. Los padres
de familia están en lo correcto al
enojarse con uno de sus hijos
26 Comunión de Gracia Internacional
quien a propósito daña a otro de
sus hermanos. Amamos a nues-
tros hijos, pero al mismo tiempo
nos enojamos cuando actúan de
mal manera.
Así que en teoría, el enojo no
siempre es incorrecto. Pero en la
práctica, usualmente lo es. El
enojo es muy destructivo en las
relaciones humanas, así que Pa-
blo nos dice que tengamos cuida-
do con nuestro enojo. No perma-
nezca enojado, no vaya a dormir
enojado, ya que si continúa ali-
mentando un resentimiento con-
tra alguien, está actuando como
el diablo; usted está acusando a
otros y siendo su adversario. Este
tipo de actitud destruye las rela-
ciones.
Robar
Pablo nos da otro ejemplo en el
versículo 28: “El que robaba, que
no robe más, sino que trabaje
honradamente con las manos
para tener qué compartir con los
necesitados”. No basta el dejar
de robar, o el sencillamente dejar
de hacer cosas malas. No, nece-
sitamos comenzar a hacer el
bien. No es suficiente el sencilla-
mente pasar de malvado a neu-
tral, de hacer el mal a no hacer
nada en absoluto. Más bien, ne-
cesitamos reemplazar nuestro
mal comportamiento con hacer el
bien. En este caso, significa tra-
tar de ganar suficiente dinero
para así poder ayudar a aquellos
que lo necesitan.
Este ejemplo es una buena ilus-
tración de cómo reemplazar la
conducta destructiva con una
conducta constructiva. Esto
muestra un cambio de actitud de
codicia y egoísmo a generosidad
y servicio. Es un cambio de una
actitud de “obtener” a una actitud
de “dar”. Hasta ahora, Pablo ha
mencionado: Las palabras que
usamos: verdad en lugar de fal-
sedad. Las actitudes que tene-
mos: paz en lugar de ira. Y las
acciones que tomamos: dar en
lugar de robar.
Nuestro lenguaje
Ahora, en el versículo 29, nos
da otra ilustración acerca de
nuestro lenguaje: “Ninguna pala-
bra corrompida salga de vuestra
boca, sino la que sea buena para
la necesaria edificación, a fin de
dar gracia a los oyentes” (Versión
Reina-Valera 1960). ¿Qué quiere
decir Pablo con “palabra corrom-
pida”? Parece hablar de palabras
que destruyen a otros en lugar
de edificarlos; de chismear sobre
lo malas que son las personas.
Por ejemplo: “Nunca llegarás a
ser nadie; eres demasiado feo;
eres demasiado pecaminoso para
que Dios jamás se fije en ti.” Este
tipo de comentarios dañan las
relaciones y se oponen al propó-
sito que Dios tiene para nuestras
vidas.
¿Entonces qué hay que hacer?
Necesitamos hablar con los de-
más teniendo en cuenta sus ne-
cesidades; eso les beneficia en
algo. Acciones que los animan,
los ayudan a mejorar, les hacen
saber que alguien piensa en ellos
Odisea Cristiana 27
y desea que les vaya bien en la
vida. Éstas son palabras que
expresan al mundo que Dios el
Creador del Universo, que los
hizo con un propósito, y que él
nunca los abandonará. Palabras
que fortalecen los lazos de amis-
tad, palabras que expresan leal-
tad en lugar de traición, palabras
que construyen una comunidad
en lugar de demolerla.
En Efesios 4:30 Pablo escribe:
“No agravien al Espíritu Santo de
Dios, con el cual fueron sellados
para el día de la redención”. Has-
ta ahora esta parte de la epístola
Pablo ha hablado de nuestras
relaciones los unos con los otros.
¿Por qué de repente se muestra
preocupado con nuestra relación
con el Espíritu Santo? ¿Por qué
dice, no agravien al Espíritu San-
to?
Hace esto por dos razones. Pri-
mera, al Espíritu Santo sí le im-
porta cómo nos tratamos y el tipo
de palabras que usamos los unos
para con los otros. Cuando usa-
mos nuestra lengua para des-
truirnos en lugar de edificarnos,
el Espíritu Santo se entristece –
se entristece por lo que le hace-
mos a esa relación, se entristece
por la manera en la que herimos
a alguien en el mismo cuerpo, se
entristece de que reforcemos en
nosotros un hábito nocivo.
Segunda, el Espíritu Santo es la
fuerza divina que trabaja en no-
sotros. Él es quien nos da ánimo
para hacer lo correcto, para tener
esperanza, para ser veraces.
Cuando rehusamos escuchar a su
consejo, lo rechazamos, y eso
hiere nuestra relación con él. Al
Espíritu Santo le importa lo que
hacemos, pero le importa aún
más qué tipo de personas somos.
Ahora bien, todos fallamos . En
algún momento de nuestras vi-
das, todos nos decepcionamos a
nosotros mismos, y en ocasiones
actuamos en contra de lo que
Dios trata de hacer en nuestras
vidas. Pero Pablo nos dice que no
hay razón para desesperarnos,
ya que la relación que el Espíritu
Santo tiene con nosotros no es
una relación frágil. Él no está
buscando una excusa para sepa-
rarse de nosotros y abandonar-
nos a nuestra propia necedad.
No, Pablo dice que el Espíritu
Santo nos selló para el día de
redención – ese momento en el
futuro cuando seremos resucita-
dos y nos serán dados cuerpos
transformados mucho mejores
que los que ahora tenemos. Él
nos selló, nos marcó para ser
parte de la familia de Dios. Él
quiere que estemos allí, y nunca
nos repudiará.
Su lealtad para con nosotros es
intensa, y aun cuando en ocasio-
nes le somos infieles, él es siem-
pre fiel para con nosotros. Hemos
sido sellados para la salvación, y
Dios nunca nos abandonará. Por
eso es que le importa tanto lo
que hacemos y cómo vivimos –
porque viviremos con él, y los
unos con los otros, por toda la
eternidad.
28 Comunión de Gracia Internacional
Hasta ahora Pablo nos ha dado
ejemplos específicos. En el ver-
sículo 31 nos da un paquete
completo: “Abandonen toda
amargura, ira y enojo, gritos y
calumnias, y toda forma de mali-
cia”. ¿Por qué da la Biblia tales
reglas? ¿Acaso quiere Dios dar-
nos una prueba que Él sabe que
no podemos pasar? ¿Acaso hizo
estas reglas simplemente para
hacernos la vida difícil? ¡Claro
que no! Él quiere hacernos la
vida más sencilla, no más com-
plicada. Éstos son ejemplos de
cosas que destruyen nuestras
vidas.
Abandonen toda amargura, ira
y enojo, gritos y calumnias, y
toda forma de malicia. Éste es el
tipo de actitudes que hacen daño
a otros seres humanos, y Dios
dice: “Oye, espera un minuto. Yo
quiero a estas personas tanto
como a ti, y no quiero que les
hagas daño con tus palabras de
ira, o con tus calumnias, y tam-
poco quiero que ellos te hagan
daño a ti de esa manera. En la
vida de mi reino no hay lugar
para ese tipo de puñaladas por la
espalda, y ese no es un buen
hábito. Deshazte de él, y de esa
forma la vida será mejor para
todos. La amargura daña tu sa-
lud, y no es buena para tus rela-
ciones. La ira y el enojo son peli-
grosos, y pelear es sencillamente
tonto. ¡Y deshazte de esa actitud
llamada malicia! No abrigues
malos pensamientos hacia otros
ni desees que les pase nada ma-
lo. No fue para esto que fuiste
creado. Quizás eso es lo que
hacías en el pasado, pero ese no
es el futuro que he creado para
ti.”
Ahora, después de este canasto
de fruta podrida, Pablo nos da un
canasto de fruta fresca en Efesios
4:32, con cosas buenas que re-
emplazan la malicia y la ira: “Más
bien, sean bondadosos y compa-
sivos unos con otros, y perdó-
nense mutuamente, así como
Dios los perdonó a ustedes en
Cristo”. Ser compasivos. Amar a
nuestro prójimo. Ésa es la regla
básica para las buenas relacio-
nes. Ésa es la guía básica de lo
que significa ser como Dios en su
justicia: el no ver nuestras rela-
ciones como una competencia
para determinar quién es mejor,
quién es más importante o quién
estorba.
Aprender a perdonar
Pero en este mundo imperfecto,
las cosas no siempre salen bien.
Los demás no siempre nos tratan
bien, aun cuando lo están inten-
tando. En ocasiones aún las me-
jores personas hieren nuestros
sentimientos, hacen algo que nos
decepciona, nos avergüenzan o
nos hacen la vida difícil. Y cuando
eso sucede, la regla básica para
las buenas relaciones es el per-
donarnos unos a otros. Solamen-
te recuerda: Tú fuiste creado
para ser como Dios, su Espíritu
vive en ti, así que permite que
haga en ti y por medio de ti lo
mismo que Dios hace por ti: per-
donarte continuamente.
Odisea Cristiana 29
Así que deberíamos estar dis-
puestos a perdonar a otros por lo
que nos hacen. Dios perdonó a
aquellos que mataron a su Hijo.
En Hechos 7, Esteban perdonó a
aquellos que lo estaban matando.
Dios estuvo dispuesto a perdo-
narnos sin importar lo que le
hicimos, aun cuando éramos sus
enemigos, así que debemos estar
dispuestos a perdonar a otros sin
importar lo que nos hayan hecho.
¿Es difícil perdonar? Por su-
puesto que sí. Pero aun así nece-
sitamos perdonar a los demás –
por nuestro bien así como el de
ellos. Mientras el resentimiento y
el deseo de venganza nos con-
suman, seremos sus esclavos. Es
sólo cuando olvidamos las heri-
das del pasado que podemos ser
libres de una carga que nunca
debimos haber llevado.
Algunos llevan un gran dolor y
se niegan a perdonar a alguien
que les hizo mucho daño. Si es-
toy hablando de usted, esta acti-
tud no lo está ayudando mucho,
¿o sí? Le sugiero que platique con
alguien al respecto. Eso puede
ayudarle a quitarse esa carga que
en realidad es demasiado pesada
para cualquier ser humano. De-
pendiendo del tipo de dolor que
usted lleve, podría tomarle un
largo tiempo el procesarlo. Pero
mientras más pronto comience,
más pronto terminará.
Así que necesitamos aprender a
perdonar. Aprendamos a ser co-
mo Dios en ese sentido. Ésa es la
vida a la cual nos está invitando
para que la disfrutemos por toda
la eternidad. No permitas que
algo que te sucedió hace años te
aprisione en sus garras. No per-
mitas que esa persona malvada
que te hizo daño te mantenga
encadenado(a) hasta el día de
hoy. Aprende a olvidar, aprende
a perdonar, ora por tus enemigos
en lugar de albergar malicia hacia
ellos. Pablo resume su enseñanza
en el capítulo 5, versículo 1: “Por
tanto, imiten a Dios, como hijos
muy amados”.
Fuimos creados para ser como
Dios, así que en todas estas ins-
trucciones Pablo nos está dicien-
do cómo es Dios. Puesto que
somos sus hijos, necesitamos
actuar como él. Esto no es algo
que hacemos para ganarnos un
lugar en la eternidad – no, Pablo
dice que ya somos parte de la
familia de Dios. Sólo necesitamos
aprender cómo vive esta familia
para que también podamos vivir
de esa manera. Y la palabra que
sintetiza la vida de Dios es
“amor.” Como nos dice Pablo en
el versículo 2: “Y lleven una vida
de amor, así como Cristo nos
amó y se entregó por nosotros
como ofrenda y sacrificio fragan-
te para Dios”.
Una vez más, Dios nos da el
ejemplo. No nos está pidiendo
que hagamos nada que él mismo
no esté dispuesto a hacer. Dios
es amor, la Biblia lo dice, y eso
describe la relación que debemos
tener con todos aquellos que nos
rodean y describe también la
relación que tendremos por toda
30 Comunión de Gracia Internacional
la eternidad. Pero no podemos
sencillamente inventar nuestra
propia definición de lo que es el
amor. Nuestra cultura habla de
“hacer el amor,” pero en la ma-
yoría de los casos parece tender-
nos una trampa para traicionar-
nos. Usa la palabra “amor” con
fines egoístas, y eso es exacta-
mente lo opuesto a su significado
real.
¿Qué es el amor?
En las epístolas de Juan, el
apóstol nos dice lo que en reali-
dad es el amor. El apóstol nos
dice, en esto conocemos lo que
es el amor: que Cristo murió por
nosotros. Amor significa estar
dispuestos a aceptar un poco de
incomodidad para ayudar a otros.
Significa pensar en cómo pode-
mos ayudar a los demás, no en
cómo podemos obtener lo que
queremos. Significa decir la ver-
dad, significa deshacernos de la
ira, significa trabajar para poder
compartir con aquellos que tie-
nen necesidades, significa decir
palabras de aliento en lugar de
palabras que degradan a otros.
Significa pedir perdón por el daño
que hacemos, significa perdonar
cuando alguien nos hiere. Signifi-
ca ser como Dios en justicia y
santidad. Significa vivir como
Dios vive, significa dejar que Dios
viva en nosotros.
Todos los que han inmigrado lo
hicieron porque buscaban una
vida mejor. Ahora pensemos
sobre otra inmigración – una
inmigración al reino de Dios. Allí
ciertamente hay una vida mejor.
Allí hay cosas mejores, y noso-
tros somos un mejor pueblo. El
reino de Dios es un destino ma-
ravilloso precisamente porque allí
hay gente mejor, y nosotros
también seremos mejores. Dios
nos ha diseñado con ése propósi-
to, y no desistirá de las cosas
buenas que quiere darnos. Él
siempre es fiel a su propósito.
¿El reino de Dios está en el
futuro o en el presente?
No tenemos que esperar al fu-
turo para ser mejores personas,
para tener una vida mejor. El
reino de Dios existe aquí y ahora,
en todos los hijos de Dios, en
todos aquellos en quienes mora
el Espíritu Santo. ¿Por qué? Por-
que Jesús se entregó a sí mismo
por nosotros como una ofrenda y
sacrificio fragante. Jesús hizo
todo lo necesario para que ten-
gamos el favor de Dios. Jesús
pagó el precio, o cualquier otra
metáfora que usted quiera usar,
para que podamos estar allí.
Somos parte de su familia; aho-
ra sólo nos pide que actuemos
como tales, que dejemos que el
Espíritu Santo haga su obra
transformadora en nosotros para
cambiar nuestros deseos y acti-
tudes, para fortalecer nuestras
relaciones, para permitir que
amor y la lealtad escriban la his-
toria de nuestra vida y no lo ha-
gan la traición y la amargura.
Pero esto requiere cambios fun-
damentales en la manera cómo
vivimos. Pablo nos dice que de-
Odisea Cristiana 31
jemos atrás nuestro estilo co-
rrupto de vida. La mayoría de
nosotros ya comenzamos este
proceso, en un grado u otro.
Pero nadie ha terminado el pro-
ceso. Siempre podemos mejorar,
siempre podemos llevar una vida
mejor, porque Dios nos ofrece la
mejor vida posible: su vida mis-
ma, la cual quiere que compartir
con nosotros por toda la eterni-
dad. Nos está ofreciendo el amor
perfecto que define a Dios Padre,
Dios Hijo, y Dios Espíritu Santo.
¿Cómo describimos esta vida de
amor divino? Una forma de des-
cribirla es: justicia, verdad, servi-
cio y perdón. Eso es lo que Pablo
dice que nosotros, como hijos
amados de Dios, necesitamos
escoger. Ésta es la vida que nos
ofrece, y él espera que la acep-
temos no solamente en el futuro
distante, sino por el bien que nos
hará en nuestra vida y en nues-
tras relaciones aquí y ahora. Pero
esto requiere un cambio – un
cambio en la forma como vivimos
nuestras vidas, y un cambio en la
forma como es la vida para la
mayoría de las personas.
Pablo nos dice en Efesios 5:3:
“Entre ustedes ni siquiera debe
mencionarse la inmoralidad se-
xual, ni ninguna clase de impure-
za o de avaricia, porque eso no
es propio del pueblo santo de
Dios”. ¿Debemos evitar aún la
apariencia de inmoralidad sexual?
¿Por qué? No porque Pablo sea
un santurrón, sino porque Dios
creó el sexo para algo más im-
portante que la diversión casual y
las relaciones superficiales. El
sexo fue diseñado para fortalecer
la relación exclusiva que llama-
mos matrimonio, ésa relación
que da a los hijos la estabilidad y
la seguridad indispensable para
desarrollar confianza en sí mis-
mos. Cuando el sexo es usado
fuera del contexto de esta rela-
ción exclusiva, se debilita su pa-
pel en el matrimonio.
Éste no es el tema de Pablo en
estos versículos – es sólo un
ejemplo de las muchas cosas de
las cuales debemos mantenernos
alejados. Necesitamos también
evitar la deshonestidad y la codi-
cia, porque son lo opuesto de
cómo debe ser el pueblo de Dios,
por la sencilla razón que son lo
contrario de la naturaleza de
Dios.
Efesios 5:4 dice: “Tampoco de-
be haber palabras indecentes,
conversaciones necias ni chistes
groseros, todo lo cual está fuera
de lugar; haya más bien acción
de gracias”. Así que debemos
mantener nuestro lenguaje y
nuestras bromas y chistes limpios
y sanos. No contemos chistes
sucios que manchan algo que
Dios hizo bueno. Lo que necesi-
tamos, dice Pablo, es una actitud
de agradecimiento. En lugar de
tener nuestra mente en la cloaca,
o en la alcantarilla, necesitamos
fijar nuestras mentes en las co-
sas de arriba, en las cosas bue-
nas que Dios está preparando
para nosotros. O quizás debemos
decir que Dios está preparándo-
32 Comunión de Gracia Internacional
nos para las cosas buenas. De
cualquier manera, es bueno, es
su dádiva para nosotros, y de-
bemos estar agradecidos por ello,
porque es mucho más de lo que
merecemos. Cuando recordamos
el futuro que Dios nos tiene pre-
parado, podemos de verdad estar
agradecidos por nuestro presen-
te.
“Porque pueden estar seguros
de que nadie que sea avaro (es
decir, idólatra), inmoral o impuro
tendrá herencia en el reino de
Cristo y de Dios” (Efesios 5:5).
Ahora bien, en otras epístolas
Pablo dice que así era nuestra
forma de ser. Acostumbrábamos
conducirnos de forma contraria al
reino de Dios. Pero hemos sido
perdonados, lavados, apartados
para el propósito de Dios por su
gracia, y el Espíritu Santo que
ahora vive en nosotros nos ha
transformado en algo mejor.
Si usted es codicioso, Pablo dice
que usted adora a un ídolo. Si el
obtener bienes materiales es más
importante para usted que el
seguir a Dios, entonces usted
adora a un ídolo. Si la inmorali-
dad es más fuerte en su vida que
su deseo de seguir a Dios, enton-
ces usted adora a un ídolo. Si
usted de verdad disfruta de la
impureza, entonces usted adora
a un ídolo. Y no piense que puede
traer la idolatría al reino de Dios.
Eso sencillamente no encaja. Si
usted en realidad quiere esos
deseos corruptos, entonces usted
ni siquiera quiere estar en el
reino de Dios, porque tales de-
seos no están allí. Si usted está
haciendo tales cosas, entonces
usted no está participando del
reino de Dios.
Eso no significa que estemos
condenados a fallar. No – Pablo
solamente está diciendo que al
final de cuentas conseguimos lo
que queremos. Si amamos la
codicia y la corrupción, entonces
eso es lo que obtendremos. Pero
si queremos ser rescatados de la
codicia y la impureza, entonces
seremos rescatados en el reino
de Dios.
¿Quieres vivir una vida mejor?
Te invito a emigrar, si así lo
deseas, al reino de Dios. Cristo
ya te habilitó para estar allí, pero
no te forzará a entrar. Ésta no es
solamente una vida mejor – es la
mejor vida – la vida de Dios, la
cual él quiere compartir contigo.
Michael D. Morrison tiene un
doctorado del Seminario Teológi-co Fuller. Es Jefe de redacción de la revista Odisea Cristiana, ins-
tructor adjunto en la Escuela de Posgrado de Teología Azusa Paci-fic y Decano de la Facultad y profesor de Nuevo Testamento
en Grace Communion Seminary. También es pastor asociado de NewLife Fellowship en Pasadena,
California, EEUU.
Para comentar 1-¿Por qué muchas personas emigran a otro país? 2-¿Qué debemos cambiar para tener una vida mejor? 3-¿Podemos vivir en el Reino de Dios ahora?