OCURRIÓ EN MALLORCA / CARTOGRAFÍA Gabriel … · conocimientos más actuales del ... día a los...

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S egún relata George Sand en Invierno en Mallorca, aquel tintero volcado sobre la carta de Gabriel de Vallseca provocó el temor de todos los presentes. Pese a aquel capítu- lo, los ‘líos’ de propiedad de la obra siempre dificultaron su divulga- ción. Tal vez Sand sí sabía que es- taba ante la única carta náutica his- pánica medieval que se conserva en España. Cartógrafo, pintor y mercader, Gabriel Vallseca nació en Barcelo- na, descendiente de judíos conver- sos. Antes de 1433, se había con- vertido ya en ciudadano de Mallor- ca. «Su llegada coincidió con la desaparición del último taller car- tográfico de la Isla», explica el ar- chivero y medievalista Ramon Jo- sep Pujades. Un vacío comercial que el catalán aprovechó para re- conducir su talento miniaturista. En la parroquia de la Santa Creu, en pleno barrio marinero y comer- cial, Vallseca instaló su taller. En aquel siglo XV la Escuela Cartográ- fica Mallorquina se convertía en uno de los grandes centros produc- tores de cartas de navegación jun- to con Venecia y Génova. Sin maestro alguno, el barcelonés no heredó ningún modelo: «Su patrón era una mezcla que aglutinaba los conocimientos más actuales del momento. Buscó ejemplos de los mejores cartógrafos, incluso italia- nos», afirma Pujades. Aquel taller, como cualquiera, producía cartas náuticas más sen- cillas por iniciativa propia que ven- día a los marineros por 2,5 libras mallorquinas. El de Vallseca –segu- ramente con toda una serie de ayu- dantes– era capaz de crear una a la semana. Para algunos autores la producción seriada de estos talle- res fue el precedente medieval más importante de la imprenta. Sin embargo, la carta más impor- tante de Vallseca, la única medieval de autoridad hispánica conservada en España, es la muestra de su ta- lento más absoluto como miniatu- rista y pintor. Fechada en 1439, y estética apar- te, la carta de Vallseca es un fiel re- trato de la política del momento: escudos y banderas dibujados en cada territorio indican a qué seño- río pertenecían. «En lo geográfico abarca todo el Mediterráneo. Limi- ta al norte con Escandinavia, al sur con Somalia. Al este con la penín- sula arábiga y Turkistan; y al oeste, el Atlántico. Es la primera carta que incluye las Islas Azores descubier- tas sólo doce años antes», detalla el archivero. La carta del catalán pertenecía a la primera hornada de cartografía real, versemblante. Pujades –autor del libro La carta de Gabriel de Vallseca que acompaña a la edición facsímil de la misma publicada por Lumenartis– reconoce que no es «un mapa de precisión»: «Las Ba- leares están mal ubicadas, Mallor- ca aparece el doble de grande de lo que es según la escala, y el Puerto de Mahón ocupa media Menorca». Los cerca de 2.000 topónimos contenidos aparecen en catalán co- mo ya era costumbre en la Escuela Mallorquina, «en parte consecuen- cia de que tanto los judíos como sus clientes apenas sabían latín». Salvo que se trató necesariamen- te de un encargo –que se deduce del lujo de la pieza– nada se sabe sobre el comprador de la carta náu- tica. En su reverso, una nota indica que fue propiedad de Américo Ves- pucio. «No tiene ninguna credibili- dad. Fue una nota añadida por los anticuarios que la vendieron al Cardenal Despuig para cobrarle más. En la época de Vespucio la carta estaba desfasada tanto por estética como por conocimientos», afirma el archivero. Con el Cardenal Despuig –que adquirió la obra en Florencia antes de 1785– comienza la sucesión de propietarios de la carta. Él la depositó en Raixa donde también la conservaron sus herederos, los condes de Montenegro. Y fue uno de ellos quien en 1839 mostró el documento a Fréderic Chopin y George Sand. «Como se guarda- ba enrollada, la carta tendía a ce- rrarse. Por eso pensaron en colocar un tintero para mantenerla abierta, pero el pergamino pudo más y el tintero se volcó», relata Pujades. Un accidente del que habla un bo- rrón sobre el Atlántico y las Cana- rias fruto del intento de limpiar la mancha. Años después de que el conde de Montenegro se desprendiera de la colección del Cardenal Despuig, el Institut d’Estudis Catalans adquirió la carta y la dejó en exposición en el Museo Marítimo de Barcelona donde aún se exhibe. Ahora sí, una vitrina salvaguarda su integridad de la torpeza del más curioso. B @ LEÓPOLIS EL MUNDO NUMERO 45 / MARTES 12 DE ENERO DE 2010 [email protected] >OCURRIÓ EN MALLORCA / CARTOGRAFÍA Nombre: Gabriel de Vallseca Época: siglo XV Natural de: Barcelona Profesión: Pintor, cartógrafo y comerciante Popular por: ser autor de la única carta náutica medieval –fechada en 1439– de autoría hispánica que se conserva en España. Una obra de lujo en la que las Islas Azores aparecen localizadas por primera vez. DNI La llegada de Gabriel de Vallseca a Mallorca coincidió con el cierre del último taller cartográfico de la Isla. Un vacío que aprovechó para dedicarse a la producción de cartas náuticas. Una de ellas, fechada en 1439, la única medieval de autoría hispánica que se conserva en España. Por Laura Jurado El ‘borrón’ medieval de Chopin La carta de Gabriel Vallseca con el borrón por el accidente de Chopin y Sand a la izquierda. / EDITORIAL LUMENARTIS

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Page 1: OCURRIÓ EN MALLORCA / CARTOGRAFÍA Gabriel … · conocimientos más actuales del ... día a los marineros por 2,5 libras mallorquinas. ... del libro La carta de Gabriel de

Según relata George Sanden Invierno en Mallorca,aquel tintero volcado sobrela carta de Gabriel de

Vallseca provocó el temor de todoslos presentes. Pese a aquel capítu-lo, los ‘líos’ de propiedad de la obrasiempre dificultaron su divulga-ción. Tal vez Sand sí sabía que es-taba ante la única carta náutica his-pánica medieval que se conservaen España.

Cartógrafo, pintor y mercader,Gabriel Vallseca nació en Barcelo-na, descendiente de judíos conver-sos. Antes de 1433, se había con-vertido ya en ciudadano de Mallor-ca. «Su llegada coincidió con ladesaparición del último taller car-tográfico de la Isla», explica el ar-chivero y medievalista Ramon Jo-sep Pujades. Un vacío comercialque el catalán aprovechó para re-conducir su talento miniaturista.

En la parroquia de la Santa Creu,en pleno barrio marinero y comer-cial, Vallseca instaló su taller. Enaquel siglo XV la Escuela Cartográ-fica Mallorquina se convertía enuno de los grandes centros produc-tores de cartas de navegación jun-to con Venecia y Génova. Sinmaestro alguno, el barcelonés noheredó ningún modelo: «Su patrónera una mezcla que aglutinaba losconocimientos más actuales delmomento. Buscó ejemplos de losmejores cartógrafos, incluso italia-nos», afirma Pujades.

Aquel taller, como cualquiera,producía cartas náuticas más sen-cillas por iniciativa propia que ven-día a los marineros por 2,5 librasmallorquinas. El de Vallseca –segu-

ramente con toda una serie de ayu-dantes– era capaz de crear una a lasemana. Para algunos autores laproducción seriada de estos talle-res fue el precedente medieval másimportante de la imprenta.

Sin embargo, la carta más impor-tante de Vallseca, la única medievalde autoridad hispánica conservadaen España, es la muestra de su ta-lento más absoluto como miniatu-rista y pintor.

Fechada en 1439, y estética apar-te, la carta de Vallseca es un fiel re-trato de la política del momento:

escudos y banderas dibujados encada territorio indican a qué seño-río pertenecían. «En lo geográficoabarca todo el Mediterráneo. Limi-ta al norte con Escandinavia, al surcon Somalia. Al este con la penín-sula arábiga y Turkistan; y al oeste,el Atlántico. Es la primera carta queincluye las Islas Azores descubier-tas sólo doce años antes», detalla elarchivero.

La carta del catalán pertenecía ala primera hornada de cartografíareal, versemblante. Pujades –autordel libro La carta de Gabriel de

Vallseca que acompaña a la ediciónfacsímil de la misma publicada porLumenartis– reconoce que no es«un mapa de precisión»: «Las Ba-leares están mal ubicadas, Mallor-ca aparece el doble de grande de loque es según la escala, y el Puertode Mahón ocupa media Menorca».

Los cerca de 2.000 topónimoscontenidos aparecen en catalán co-mo ya era costumbre en la EscuelaMallorquina, «en parte consecuen-cia de que tanto los judíos comosus clientes apenas sabían latín».

Salvo que se trató necesariamen-te de un encargo –que se deducedel lujo de la pieza– nada se sabesobre el comprador de la carta náu-tica. En su reverso, una nota indicaque fue propiedad de Américo Ves-pucio. «No tiene ninguna credibili-dad. Fue una nota añadida por losanticuarios que la vendieron alCardenal Despuig para cobrarlemás. En la época de Vespucio lacarta estaba desfasada tanto porestética como por conocimientos»,afirma el archivero.

Con el Cardenal Despuig –queadquirió la obra en Florencia antesde 1785– comienza la sucesiónde propietarios de la carta. Él ladepositó en Raixa donde tambiénla conservaron sus herederos,los condes de Montenegro. Y fueuno de ellos quien en 1839 mostróel documento a Fréderic Chopiny George Sand. «Como se guarda-ba enrollada, la carta tendía a ce-rrarse. Por eso pensaron en colocarun tintero para mantenerla abierta,pero el pergamino pudo más y eltintero se volcó», relata Pujades.Un accidente del que habla un bo-rrón sobre el Atlántico y las Cana-rias fruto del intento de limpiar lamancha.

Años después de que el conde deMontenegro se desprendiera de lacolección del Cardenal Despuig, elInstitut d’Estudis Catalans adquirióla carta y la dejó en exposición enel Museo Marítimo de Barcelonadonde aún se exhibe. Ahora sí, unavitrina salvaguarda su integridadde la torpeza del más curioso.

B@LEÓPOLISEL MUNDO

NUMERO 45 / MARTES 12 DE ENERO DE [email protected]

>OCURRIÓ EN MALLORCA / CARTOGRAFÍA

� Nombre: Gabriel de Vallseca� Época: siglo XV� Natural de: Barcelona� Profesión: Pintor, cartógrafo ycomerciante� Popular por: ser autor de la únicacarta náutica medieval –fechada en1439– de autoría hispánica que seconserva en España. Una obra de lujoen la que las Islas Azores aparecenlocalizadas por primera vez.

DNI

La llegada de Gabriel de Vallseca a Mallorca coincidió con el cierre del último taller cartográfico de laIsla. Un vacío que aprovechó para dedicarse a la producción de cartas náuticas. Una de ellas, fechadaen 1439, la única medieval de autoría hispánica que se conserva en España. Por Laura Jurado

El ‘borrón’ medieval de Chopin

La carta de Gabriel Vallseca con el borrón por el accidente de Chopin y Sand a la izquierda. / EDITORIAL LUMENARTIS