O F E R T O R I O

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O F E R T O R I O El sol nuevo eclipsa oscuridades; otros vientos rejuvenecen la edad de aprender a levantarse, de creer en la esperanza. Vierto mis dones, en lo posible, para que más almas derramen una lágrima sobre la rueda de un mundo transparente aquí conmigo. Las manos de Cristo se acercan, los retos se abren, las heridas se cierran. Escucho el tañido aproximándose, de una dicha empequeñecida por la humildad de un Jesús que todo lo perdona. Mientras, llueve un río de velas carcomidas por la ciudad recién bañada del cielo que se esparce en la impertérrita negrura. Y esa oscura Reina de la Noche distiende las promesas más anheladas que por mínimo esfuerzo y más deseo se cumplen hacia la nómina de cada ser impenitente. Larga juventud, ventura, dicha, así las vanas espigas oscilen a través del paisaje de baldíos o breñales. Mirar a los ojos de a quienes se regala el mendrugo o el diamante; sonreírle al juego vital recomenzado. Por los ríos que no cesan su fortuna de espíritu. Por todas las manos que al unísono refulgen toda la luz del mundo necesaria. Para no partir sin el más desconocido, hacia ejidos diamantes que el consuelo de vernos desde adentro no traiciona. En la pureza como en el corazón delatando la presencia floral de pura calma. ¡Felices corazones en la estación de flamas despertadas! ¡Felices en la dicha que un sol nuevo vierte en la luz necesaria! Jack Farfán Cedrón Navidad 2015

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Feliz Navidad 2015!

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O F E R T O R I O

El sol nuevo eclipsa oscuridades; otros vientos rejuvenecen la edad de aprender a levantarse, de

creer en la esperanza.

Vierto mis dones, en lo posible, para que más almas derramen una lágrima sobre la rueda de un

mundo transparente aquí conmigo.

Las manos de Cristo se acercan, los retos se abren, las heridas se cierran.

Escucho el tañido aproximándose, de una dicha empequeñecida por la humildad de un Jesús que

todo lo perdona.

Mientras, llueve un río de velas carcomidas por la ciudad recién bañada del cielo que se esparce

en la impertérrita negrura.

Y esa oscura Reina de la Noche distiende las promesas más anheladas que por mínimo esfuerzo y

más deseo se cumplen hacia la nómina de cada ser impenitente.

Larga juventud, ventura, dicha, así las vanas espigas oscilen a través del paisaje de baldíos o

breñales.

Mirar a los ojos de a quienes se regala el mendrugo o el diamante; sonreírle al juego vital

recomenzado.

Por los ríos que no cesan su fortuna de espíritu.

Por todas las manos que al unísono refulgen toda la luz del mundo necesaria.

Para no partir sin el más desconocido, hacia ejidos diamantes que el consuelo de vernos desde

adentro no traiciona.

En la pureza como en el corazón delatando la presencia floral de pura calma.

¡Felices corazones en la estación de flamas despertadas!

¡Felices en la dicha que un sol nuevo vierte en la luz necesaria! Jack Farfán Cedrón

Navidad 2015