NUEVOS TRASTORNOS ALIMENTICIOS SE SUMAN A LA BULIMIA Y ANOREXIAPersonas que padecen el síndrome del comedor selectivo, la ortorexia, permarexia y el trastorno por atracón son atendidas ahora por especialistas guatemaltecos.

Diana Choc dchoc@elperiodico.com.gt

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"Hoy se dice que todo hace mal. La grasa, los huevos, el azúcar, etcétera. Pero el organismo necesita diversidad de nutrientes, si los limitamos, de un momento a otro el cuerpo se descompensará y en lugar de verse como desea, su apariencia será la de un enfermo”.

 

Marco Antonio Garavito,director de la Liga de Higiene Mental.

os profesionales de la nutrición colocaron la bulimia y la anorexia como los viejos trastornos alimenticios. Hoy la ortorexia, el síndrome del comedor selectivo, permarexia y el trastorno por atracón se suman a la lista. La experta en nutrición Cristina Ozaeta califica estas enfermedades no solo como nuevas sino incluso como sofisticadas.

 

La especialista es parte del equipo de profesionales de la Liga contra la Obesidad, un centro para erradicar el sobrepeso, que cuenta con seis sedes en la ciudad. En este participan nutriólogos, cirujanos, nutricionistas, educadores, psicólogos, chefs y masajistas.

 

Según Ozaeta, a lo largo de estos siete años que tiene de funcionar han atendido a pacientes con obesidad, anorexia o bulimina. Pero ahora han diagnosticado otros casos. De cada 25 personas que atienden, al menos cinco sufren el trastorno por atracón (comedores

compulsivos), ortorexia (obsesionados con los alimentos saludables) o son comedores selectivos (no comen más de diez alimentos que ellos creen sanos).

 

La complexión de quienes sufren el trastorno por atracón es gruesa. Mientras que los comedores selectivos, los ortoréxicos y los que padecen permarexia (siguen dietas de famosos) tienen un aspecto similar a los anoréxicos. Además, explica, pueden tener problemas en la piel por falta de nutrientes.

 

La Liga contra la Obesidad no registra a sus clientes por su padecimiento, por eso no pueden cuantificar los casos. Tampoco lo hacen el Ministerio de Salud ni los hospitales públicos (Roosevelt y San Juan de Dios). Aunque todos afirman atender personas con estos síntomas, pero solo registran las consecuencias, como gastritis.

 

De la clase media a la alta

 

El director de la Liga de Higiene Mental, Marco Antonio Garavito, explica que los trastornos alimenticios son padecimientos que afectan a las personas de clase social media y alta. Esto porque tienen acceso a las “modas”, a conseguir las dietas de los famosos, a ir al supermercado y seleccionar los alimentos que se autorrecetan, elegir en qué lugar desean comer o tienen las condiciones para que alguna persona les prepare la comida que crean saludable.

 

En la tesis Incidencia de escolares que cumplen con los criterios para el diagnóstico de desórdenes alimenticios (2001) de la Universidad de San Carlos de Guatemala, fue incluido un estudio. En él participaron 495 alumnos de 13 a 19 años de edad, de los cuales el 25.85 por ciento padece anorexia, bulimia o trastorno por atracón. De este total, el 65 por ciento son mujeres.

 

El informe también refleja que el grupo socioeconómico alto es más susceptible de padecer estos problemas, sobre todo adolescentes que se encuentran entre los 17, 18 y 19 años de edad.

Es una adicción

 

Ana padece uno de estos trastornos alimenticios, es comedora compulsiva. A los 12 años comenzó a recurrir a la comida para controlar la ansiedad que le provocaba vivir con un padre alcohólico y una madre sobreprotectora, que en ocasiones estaba ausente. A los 23 años llegó a pesar 300 libras y tener una baja autoestima. Entonces supo que la manera como comía no era normal y que no podía controlar el tamaño de las raciones. Eso fue hace un año.

 

La terapeuta en adicciones Norma Barillas explica que las personas que tienen trastornos con la alimentación sufren casi de la misma forma que los alcohólicos. Ellos padecen ansiedad, baja autoestima, sienten temor, inseguridad o viven bajo la sombra de un trauma que marcó su vida y que no logran manejar de otra manera. Son adictos y necesitan saciar su necesidad de la forma que su cuerpo les pida. Algunos lo hacen con dinero, otros con las drogas o con el sexo.

 

Barillas ha trabajado con grupos anónimos de autoayuda. “Las personas con problemas alimenticios también tocan fondo. Se enferman, se aislan, se deprimen, incluso se sienten inferiores. Cuando la enfermedad llega a este nivel hay dos rutas nada más: o buscan ayuda o se tiran al abandono”, menciona.

 

Ana decidió pedir auxilio. Llegó al grupo de Comelones Compulsivos Anónimos (CCA) de Ciudad Vieja, ubicado en la 4a. avenida 7-34 de la zona 10. Y fue allí donde consiguió el apoyo y la atención que necesita. Ya ha perdido 25 libras.

 

En el grupo de CCA la ayuda se brinda por medio de la experiencia de otros que buscan apegarse a los 12 pasos, como el programa de Alcohólicos Anónimos, que ellos mismos han definido necesarios para controlar el trastorno. También puede apoyar a aquellos que no son comedores compulsivos, pero que tienen otros traumas asociados con la alimentación. Esto porque no hay otra agrupación que toque temas alimenticios.

 

El israelí Jaim Hay lleva 30 años de vivir en Guatemala. Su apoyo para el país lo ha hecho por medio de talleres que tocan temas relacionados con los grupos de autoayuda. Para él,

los trastornos alimenticios han ganado espacio entre los guatemaltecos. Considera que de unos cinco años a la fecha los casos han aumentado.

 

Según su experiencia por las charlas que organiza, los problemas relacionados con la alimentación no solo se originan por sentimientos que no se han logrado manejar o resolver, sino por el mundo de la publicidad que de manera erronéa se ha empeñado en vender los cuerpos delgados como la imagen de los “cuerpos perfectos”.