Novena Franciscana

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NOVENA FRANCISCANA. 2013. Preparada del curso Básico del Carisma Misionero Franciscano. www.pjvofm.org/32apuntes/00menu.php

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Material de reflexión: Novena como preparación a la fiesta de San Francisco de Asís.

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NOVENA FRANCISCANA.

2013.

Preparada del curso Bsico del Carisma

Misionero Franciscano. www.pjvofm.org/32apuntes/00menu.php Encontrado en GoogleDa primero.El origen de la misin a la luz del misterio de la Trinidad.

Iluminacin.

Pas mucho tiempo, antes de que Francisco fuera comprendido. Primero lo hicieron Bernardo de Quintavalle y Pedro Cataneo, dos hombres ilustres de la nobleza de Ass. Ellos queran vivir como Francisco. Pero qu fundamento debera tener esta nueva comunidad?

Para encontrar respuesta a esto, los tres hombres fueron a la iglesia de San Nicols para all consultar la palabra de Dios. Pero ninguno de ellos conoca el manejo de la Biblia y de pronto a Francisco se le ocurri una idea.

No eran acaso ellos ahora tres personas con una misma meta? y no tiene Dios tres facetas? Entonces por qu no abrir tres veces seguidas la Biblia para as conocer la voluntad de Dios?

Dicho y hecho! y Dios les mostr el camino.(cf. TC 28s.)Reflexin. Francisco, se ve envuelto en el proceso vivo, en un ro de vitalidad que emana del la Santsima Trinidad y que quiere abarcar todo el mundo. Antes de enviar l a sus compaeros a los cuatro extremos del mundo (cf. 1 C 29), l mismo se reconoce como enviado, como misionero.

El comprende y vive tanto el lado "pasivo" como el lado "activo" de la misin. Francisco tiene la seguridad de estar encargado de una misin para transmitir y anunciar algo: "Puesto que soy siervo de todos, a todos estoy obligado a servir y a suministrar la odorferas palabras de mi Seor. Por eso,... me he propuesto comunicaros, a travs de esta carta y de mensajeros, las odorferas palabras de nuestro Seor Jesucristo, que es el Verbo del Padre, y las palabras del Espritu Santo." (2 CtaF 2s.).

La misin del Hijo. Jess es un mensajero poderoso del Padre y es su indiscutible Verbo. El Padre y el Hijo se corresponden uno al otro, y por eso Juan puede decir: "Y el Verbo se hizo carne" (Jn 1, 14). El Hijo representa muy bien al Padre; el que enva y el enviado se complementan: "El que me ha visto a m, ha visto al Padre" (Jn 14,9). Que Jess revela al Padre, lo relaciona Juan con otro trmino a lo largo de su Evangelio: el nombre, lo cual se hace ms evidente en el captulo 17. Francisco lo utiliza dos veces en partes decisivas de sus escritos y ms detalladamente en el captulo 22 de la Regla no bulada, que puede ser vista como "testamento espiritual". All la palabra aparece cuatro veces, para afirmar que de la misma manera que el Padre envi a su Hijo, as tambin l envi a sus discpulos al mundo; Francisco se deja envolver en esa misin y enva a su vez a sus hermanos.

Hacia el final de este captulo tan extenso, l exclama: "Atengmonos, pues, a las palabras, vida y doctrina y al santo Evangelio de quien se dign rogar por nosotros a su Padre y manifestarnos su nombre, diciendo: "Padre, glorifica tu nombre (Jn 12, 28)." (1R 22,41).

Jess completa la obra del Padre. Jess revela lo que su Padre es: amor. Este abraza a los hombres con el mismo amor que le tiene al Hijo. Jess vino, no slo para decirlo, sino para demostrarlo y por medio de acciones muy especficas lo revela: As es Dios! Este segundo aspecto de la misin de Jess, se describe en el captulo 23 de la Regla no bulada como una especie de prefacio (cf. 1 R 23,1-4). Despus, Dios se le revela al hombre, creando un mundo bueno, colocando la humanidad como su centro de atraccin y culminacin.

La armona, rota por culpa del mismo hombre, se restablece por la encarnacin, el sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios, el cual tambin intervino en la creacin del mundo. Despus l mismo ha de venir con "la gloria de su majestad", para juzgar y llevar todo a una armona y orden final. Creacin, redencin y glorificacin son la triple obra, por la cual Francisco agradece aqu y en otros lugares (cf. 1 R 16,7; ParPN 1).

El dirige sus agradecimientos al Padre quien es el que realiza la tarea redentora "por medio de tu nico Hijo con el Espritu Santo" (1 R 23,1). Del Padre emana todo, el Hijo lo lleva a su culminacin y el Espritu Santo da la fuerza necesaria para ello.El Espritu Santo como principio de vida

Sobre todos los hermanos y hermanas se posar el Espritu del Seor, cuando hagan penitencia, es decir, "amar al Seor con todo el corazn, con toda el alma... y a sus prjimos como a s mismos." (1CtaF 1,1.6). Estas palabras de Francisco, con las cuales comienzan, tanto la Orden regular como tambin la Tercera Orden Seglar, hacen claro, que la vida en penitencia es una vida carismtica, impregnada del Espritu.

Es esa vida espiritual, la que une a todas las rdenes franciscanas. Tambin la misin entre creyentes de otra fe, debe conducir a un "renacimiento", a una vida nueva. Aunque los religiosos deben al principio vivir sencillamente entre aquellos creyentes y dar testimonio de su fraternidad, s deben despus "cuando le agrade al Seor", anunciar la fe cristiana en la Santsima Trinidad entre los no creyentes, para que se bauticen, "porque, a menos que uno renazca del agua y el Espritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios". (1 R 16,7).

Francisco se refiere a unas palabras de Jess de Jn 3,5. Tal como en el Evangelio de Juan, Francisco relaciona al Espritu Santo con una fuerza revitalizadora, como principio vital sin el cual no existe vida. Esas convicciones, lo guan tambin en sus Admoniciones, en las cuales utiliza las siguientes palabras de San Pablo: "La ley escrita da muerte, mientras que el Espritu da vida" (2 Co 1,6). "y nadie puede decir; "Jess es el Seor" sino guiado por el Espritu Santo" (1 Co 12,3). Con las primeras palabras l advierte: "Al saber siga el bien obrar" (Adm 7).

Oracin.

"Omnipotente, santsimo, altsimo y sumo Dios, te damos gracia por ti mismo, pues por tu santa voluntad, y por medio de tu nico Hijo con el Espritu Santo, creaste todas las cosas espirituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y semejanza, nos colocaste en el paraso... Y porque todos nosotros, mseros y pecadores, no somos dignos de nombrarte, imploramos suplicantes que nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo amado, te d gracias de todo junto con el Espritu Santo Parclito". (1R 23,1-5).

La Palabra de Dios nos dice: Jn. 5,19-30.Salmo:27 (Confianza en el Seor)Al profundizar la dimensin Trinitaria de la misin franciscana, qu es lo que ms nos impacta?

Cmo se hace presente la accin del Espritu Santo, en nuestras hermanas y fraternidades?Da segundo. La misin Franciscana y el anuncio de la Palabra.Iluminacin:"Durante su permanencia en Siena lleg uno de la Orden de los predicadores, varn ciertamente espiritual y doctor en sagrada teologa. As que visit al bienaventurado Francisco, el uno y el otro se detuvieron largamente, disfrutando de una colacin dulcsima sobre las palabras del Seor. Y el maestro se anim a preguntarle sobre aquel dicho de Ezequiel: 'Si no le hablares para retraer al malvado de sus perversos caminos, yo te demandar a ti de su sangre'. "A propsito, mi buen padre --le dijo--, conozco a muchos a quienes, a pesar de saber que estn en pecado mortal, no les hablo siempre de su maldad. Se me pedir, por eso, la cuenta de tales almas?" El bienaventurado Francisco se le declar iletrado, y, por tanto, en el puesto de aprender, que no en el de responder a la sentencia de la Escritura. El humilde maestro aadi:"Hermano, aunque tengo odo a algunos sabios exponer ese pasaje universalmente, me gustara, no obstante, que me dijeras cmo lo entiendes t".

Le respondi el bienaventurado Francisco: "Si hay que entender el pasaje universalmente, yo le doy el sentido de que el siervo de Dios debe arder por su vida y santidad, de forma que con la luz del ejemplo y con el testimonio de la vida reprenda a todos los malvados. Quiero decir que el resplandor de su vida y el aroma de su fama harn saber a todos su iniquidad". Muy edificado, por consiguiente, aquel varn, dijo a los compaeros del bienaventurado Francisco al despedirse: "Hermanos mos, la teologa de este varn, asegurada en la pureza y en la contemplacin, es guila que vuela; nuestra ciencia, en cambio, queda a ras de tierra." (2 C 103).

Reflexin:1. La comunidad como portadora del anuncio.Pablo VI declar que las comunidades "siendo destinatarias privilegiadas de la evangelizacin, ellas mismas se convertirn rpidamente en anunciadoras del Evangelio." (EN 58). Entonces, la pequea comunidad es el lugar del anuncio. A esas pequeas comunidades locales les deben servir los hermanos y hermanas orientados en el espritu franciscano.

De esa manera se cumple un principio fundamental del anuncio: Nosotros predicamos por medio de nuestra vida en fraternidad. All radica el hecho, de que los hermanos deban andar por el mundo de dos en dos para anunciar el Evangelio por medio de su vida y su llamado a la penitencia. Se podra hablar de comunidades de la fe itinerantes, que hablaban de amor y esperanza y que no tenan miedo a demostrar que son hermanos. La imagen del monje solitario que va predicando por el mundo, no slo est en contra de los deseos de Francisco, sino tambin de la tendencia fundamental de la historia franciscana.

2. Predicacin y estilo de vida.El anuncio y la vida se pertenecen una a la otra. Cmo se puede exigir una conversin, si uno mismo no est convertido? Quien est comprometido con la Sagrada Escritura, no se puede limitar nicamente a las meras palabras. Para entender el significado de la exigencia de concordancia entre anuncio y estilo de vida en el movimiento franciscano, es importante tener en cuenta el contexto histrico.Teniendo en cuenta esto, tal vez se nos hacen comprensibles las palabras un tanto extraas de Francisco, que, ya cercano a la muerte, le dice a un hermano que quera leerle de las Escrituras:

"Es bueno recurrir a los testimonios de la Escritura, es bueno buscar en ellas al Seor Dios nuestro; pero estoy ya tan penetrado de las Escrituras, que me basta, y con mucho, para meditar y contemplar. No necesito de muchas cosas, hijo; s a Cristo pobre y crucificado" (2 C 105).

Solamente puede anunciar aquel que lleva la Buena Nueva en el corazn. Es ms: Slo se puede ser convincente si uno mismo se ha convertido a la Buena Nueva. Obviamente esto vale tanto para hermanos y hermanas como tambin para sus comunidades. Inspirada por las palabras de San Francisco, la regla de la Tercera Orden regular muestra la manera de "ir por el mundo":"Y cuando anuncian la paz con sus labios, deben tener cuidado de albergarla aun ms en su corazn. Nadie debe ser conducido por culpa de ellos, a la ira o a palabras ofensivas; todos deben ser ms bien llevados por su humildad, a la paz, la benevolencia y a la bondad. Las hermanas y hermanos estn llamados a sanar a los enfermos, a curar a los heridos y volver al camino a los extraviados" (Art. 30)

3. Predicar partiendo de situaciones vividas.La contemplacin no es un escape de la realidad en las comunidades de hermanos y hermanas. Es ms bien una introspeccin dentro de nosotros mismos en una situacin concreta.

El predicador representa a la comunidad al expresar sus deseos, al nombrar sus demonios, capacitando as a la comunidad para que entiendan y dominen lo malo que los aflige; su sermn es pastoral y muestra un conocimiento sensible y sentido de las luchas, preocupaciones y alegras de los miembros de una comunidad local; el escuchar atentos a las Escrituras y a las personas, es una forma esencial de la oracin.Esta aproximacin corresponde a la tradicin franciscana. El xito de Bernardino de Siena, no solamente era debido a que era un hombre contemplativo que viva en una comunidad y que viajaba, sino tambin que conoca a la perfeccin a sus gentes, sus ngeles y sus demonios, alegras y luchas, sus oraciones y escapes. Por eso l distingua tres clases de predicacin:

"Algunos predican la vida y no la doctrina. Otros predican la doctrina pero no la vida. Unos pocos predican ambas cosas, doctrina y vida" (Opera II, 396).

Por eso no era suficiente ser telogo. Tambin se deba estudiar la sociedad en la que se viva, se deba meditar sobre ella y orar por ella. Las cartas de Pablo podran ser un modelo para esto. Pablo que era un buen telogo y un hombre contemplativo, es consciente de las necesidades y anhelos de su gente, de sus pecados y sus carismas. El no teme acercrseles con una fuerza y seguridad que no slo proviene del conocimiento de sus situaciones vividas, sino tambin de la sabidura que se obtiene de la oracin.Oracin. Francisco dice:"El predicador debe primero sacar de la oracin hecha en secreto lo que vaya a difundir despus en los discursos sagrados; debe antes enardecerse interiormente, no sea que transmita palabras que no llevan vida." (2 C 163).

La Palabra de Dios dice:(Ez 2, 8. 3, 1-4) Salmo: (118)Cmo podemos convertir la propia historia en predicacin de la Palabra de Dios? Componer un polisalmo comunitario teniendo en cuenta el tema del da.

Da Tercero.

Francisco de Ass y la opcin por los pobres.

Iluminacin.Texto tomado de las Fuentes

De la dignidad de los pobres.

Francisco se pareca en todo a los pobres. El quera ser como ellos, incluso no poda soportar que alguien fuera ms pobre que l. Y por eso entregaba lo que tena de ms que el pobre. Un da lleg un hombre pobre y enfermo al sitio donde estaba trabajando Francisco. Francisco al ver su doble calamidad, pobreza y enfermedad, se lament.

Conmovido y lleno de compasin, empez a hablar con su compaero de la pobreza. Pero ste opinaba: "Hermano, s es pobre el hombre, pero de pronto no existe ninguno en la regin que anhele tanto la riqueza como l".

Entonces Francisco lo reprendi y su compaero reconoci que haba hecho un juicio temerario. Francisco le orden: "Ve y qutate t hbito! Y luego pstrate a los pies del pobre y declara tu culpa! Y no le pidas slo su perdn, sino tambin su oracin!" El compaero le obedeci: Fue, hizo lo que se le dijo y luego regres.

Entonces Francisco dijo: "Hermano, cuando ves a un pobre, ves un espejo del Seor y de su madre pobre" Reflexin:

1. La experiencia de Francisco de Ass:

En el punto central de las experiencias de Francisco de Ass est el Jess de los Evangelios, cuyos rastros y enseanzas deben ser descubiertos y seguidos sin omitir nada. Jess no es tanto aquel que realiza milagros y habla palabras poderosas, sino el Cristo pobre: sin pertenencias, desnudo en el pesebre, desnudo en la cruz. Desde este punto de vista Francisco observa el mundo, los hombres y Dios.

La mendicacin de los hermanos no es un ejercicio de humildad, sino una necesidad. Es el resultado de la decisin de ser pobres y sencillos. Los pobres y los sencillos experimentan que les es retenida su paga:

"Y cuando no nos den la paga del trabajo, recurramos a la mesa del Seor, pidiendo limosna de puerta en puerta" (Test 22).

En los eremitorios Francisco quera que los hermanos mendigaran por solidaridad hacia los pobres, la comida de sus propios hermanos (cf. REr 5). La experiencia vergonzosa de tener que mendigar es cambiada positivamente por Francisco con la indicacin de que Cristo y Mara fueron pobres ellos mismos y que vivieron el mismo destino (1 R 9,5).

2. La experiencia de Clara de Ass

Clara segua, lo mismo que Francisco, el Evangelio. Su actitud est basada en el asombro profundo, en el silencio maravillado, en la meditacin comprensiva del hecho de fe de que Dios se haya revelado de una manera tan increble: El se hace hombre, carne, pobre. Esto es el centro del carisma franciscano-clariano.Ella amaba la pobreza por una sola razn: descubri que sta es amada por Jesucristo. Clara no formula una teologa de las virtudes: su religin no se basa en una enseanza abstracta; es esencialmente una relacin viva. Para ella la pobreza y el amor es una sola cara: Jesucristo, pobre y crucificado, "santa pobreza". Clara invita a mirar hacia Jesucristo con fe y amor, a descubrir en l el ejemplo de la perfeccin, y seguir su modelo.

Esta pobreza es real, tiene bases, no se puede renunciar a ella porque est arraigada en la vida. Con sus hermanas ella se coloca en el mismo plano del pueblo pobre. Esto significa para ella primero un duro trabajo, inseguridad, sacrificios, humillaciones... pero despus tambin libertad y realizacin interior."Pues creo firmemente que Vos sabis cmo el Reino de los cielos se promete y se da por el Seor slo a los pobres. En la medida en que se ama algo temporal, se pierde el fruto de la caridad. No se puede servir a Dios y al dinero, porque se amar a uno y se aborrecer al otro, o se entregar a uno y despreciar al otro" (1 Cta 25s.).3. El movimiento franciscano: de los pobres a la pobreza.

Francisco busca la solidaridad concreta con los pobres. Slo en raras ocasiones habla de la virtud de la "pobreza". Segn Francisco se da una nueva forma de leer el Evangelio al cambiar el punto de partida. Las cosas, incluso toda la vida aparecen bajo una nueva luz. El encuentro con los leprosos les da un vuelco a todo: Su visin del mundo desde la atalaya de aquellos "que son grandes y muy excelentes ante Dios" (1 y 2 CtaCus) cambia a favor de aquellos que son despreciados, insignificantes y sencillos entre los hombres.

Clara en cambio, que por su experiencia de vida diaria slo se encuentra pocas veces con los pobres en su ambiente concreto, utiliza con frecuencia el trmino abstracto de "pobreza". Ya en ella se tiene la impresin de que pasa de los pobres a la pobreza y que hace de ella algo as como una persona. Por eso ella habla maravillada de: "Oh, bienaventurada pobreza!" La pobreza es meditada, cantada, glorificada, elevada a todos los cielos.

Este desarrollo tambin se hace palpable en Toms de Celano. Describiendo la comunidad, estando Clara an viva (1228), l habla de una edificacin espiritual en la cual se le asigna a la pobreza la funcin de piedra final. Las piedras de base o pilares son el amor fraternal y la inclinacin contemplativa hacia Dios sobre ellas se construyen la humildad y la paciencia y luego la virginidad y el silencio. Pero todo esto es mantenido por la pobreza (cf. 1 C 19): En la segunda biografa, Toms de Celano le pone en boca de San Francisco las siguientes palabras:

"Dios se complace con la pobreza, sobre todo con la que se practica en la mendicidad voluntaria. Y yo tengo por dignidad real y nobleza muy alta seguir a aquel Seor que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros" (2 C 73).

Oracin. Francisco dice en la Regla no bulada captulo IX: Todos los hermanos empense en seguir la humildad y pobreza de nuestro Seor Jesucristo, y recuerden que ninguna otra cosa del mundo entero debemos tener, sino que, como dice el Apstol: Teniendo alimentos y con qu cubrirnos, estamos contentos con eso (cf. 1 Tim 6,8). Y deben gozarse cuando conviven con personas de baja condicin y despreciadas, con pobres y dbiles y enfermos y leprosos y los mendigos de los caminos. Y cuando sea necesario, vayan por limosna. Y no se avergencen, sino ms bien recuerden que nuestro Seor Jesucristo, el Hijo de Dios vivo omnipotente, puso su faz como roca dursima (Is 50,7), y no se avergonz. Y fue pobre y husped y vivi de limosna l y la bienaventurada Virgen y sus discpulos. Y cuando la gente les ultraje y no quiera darles limosna, den gracias de ello a Dios; porque a causa de los ultrajes recibirn gran honor ante el tribunal de nuestro Seor Jesucristo. Y sepan que el ultraje no se imputa a los que lo sufren, sino a los que lo infieren. Y la limosna es herencia y justicia que se debe a los pobres y que nos adquiri nuestro Seor Jesucristo. Y los hermanos que trabajan adquirindola tendrn una gran recompensa, y hacen que la ganen y la adquieran los que se la dan; porque todo lo que dejarn los hombres en el mundo perecer, pero, de la caridad y de las limosnas que hicieron, tendrn premio del Seor. La Palabra de Dios dice: Flp 2,6-11 Salmo 48. (Vanidad de las riquezas.)Qu nuevas formas de pobreza franciscana propones para la sociedad de hoy, temiendo en cuenta el contexto econmico, poltico, tecnolgico y ecolgico?Qu acciones concretas de desapropio seran posibles o deseables en nuestra Provincia y Fraternidad?Da cuarto.La labor franciscana por la paz.

Iluminacin."Porque Dios es Seor nuestro y de ellos, y los puede llamar hacia s, y, una vez llamados, justificarlos. Deca tambin que quera que los hermanos respetaran a estos hombres como a hermanos y seores suyos, pues son hermanos, en cuanto han sido creados por el mismo Creador, y son seores, en cuanto que, proveyndoles de lo necesario para el cuerpo, ayudan a los buenos a hacer penitencia. Y segua diciendo: 'Tal debera de ser el comportamiento de los hermanos entre los hombres, que cualquiera que los oyera o viera, diera gloria al Padre celestial y le alabara devotamente'. Todo su afn era que as l como los hermanos estuvieran tan enriquecidos de buenas obras, que el Seor fuera alabado por ellas. Y les deca: 'Que la paz que anunciis de palabra, la tengis, y en mayor medida, en vuestros corazones. Que ninguno se vea provocado por vosotros a ira o escndalo, sino que por vuestra mansedumbre todos sean inducidos a la paz, a la benignidad y a la concordia" (TC 58).

Reflexin.1. El compromiso por la paz

Casi ningn deseo de San Francisco es tan actual como su compromiso por la paz. En todas partes donde se habla de paz, tambin es nombrado l. Muchos de los que se comprometen por la paz y la justicia, se remiten gustosos a Francisco quien fue un hombre de paz en el siglo XIII.

Lo primero es entender bien la palabra paz. En todos los tiempos se habla de la paz, pero cada uno entiende cosas diferentes. Francisco habla de la "verdadera paz" basndose en la tradicin agustiniana.

Francisco tambin debi hablar de la "verdadera paz", porque la ciudad de Ass con sus pactos de paz de 1203 y 1210 desarroll concepciones concretas de la paz que se diferenciaban de la forma de vida de Francisco. Francisco viva una forma de vida alternativa con sus hermanos, naturalmente de una manera no polmica. Respecto a esto, se debe hacer una distincin muy concreta que hace Francisco entre las personas y el sistema injusto en el que viven las personas. Para el ser humano todava existe una esperanza partiendo de Dios. Dentro de la alternativa que vive Francisco, pero tambin en la relacin con la sociedad, se deben considerar la capacidad de conflicto y de sufrimiento del Santo. La paz no es una cuestin del mundo santo, sino de dolor diario y esfuerzo diario.

Debemos liberarnos de una concepcin superficial de la paz. Francisco de Ass habla por eso de "paz verdadera del cielo" y de "caridad sincera en el Seor" (2 CtaF 1). Segn esto para l la paz es un don del cielo. La paz est relacionada esencialmente con Jesucristo (cf. Ef 2), "en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra han sido pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente" (CtaO 13).

2. Alternativa no controvertida.La forma de vida franciscana est determinada esencialmente por el "abandonar el mundo" (cf. Test 3; 1 R 22,9). Slo puede ser totalmente comprendida como alternativa a la vida ciudadana. Esto tambin se refiere a la manera como se cubren las necesidades bsicas: En vez de que todos luchen por el dinero y posicin, y de que traten de solucionar sus propias necesidades por sus propias fuerzas, por una afirmacin y fijacin egosta, Francisco confa en el cuidado mutuo, en la entrega, en la confianza de que cada uno vele maternalmente por el otro (cf. 1 R 9).

Pero la alternativa va ms all del plano econmico: tambin se trata de que uno se comporte en forma deferente para con el otro: no debemos ser lobos entre nosotros, sino hermanos y hermanas. Francisco no representa esta alternativa ni agresiva ni polmicamente. El ms bien est convencido de que una nueva comunidad pacfica slo se puede crear cuando la meta y el mtodo estn en un mismo plano.

El discurso de la misin evangelizadora (cf. Mt 10, 1-42) que esencialmente se ha compenetrado en la forma de vida franciscana, contiene, entre otras cosas, el convencimiento de que slo se puede crear paz por medio de la paz. Por eso Francisco vive con sus hermanos como principio establecido el que no se "promuevan disputas y controversias" (1 R 16,6) y "si vemos u omos decir o hacer mal o blasfemar contra Dios, nosotros bendigamos, hagamos bien y alabemos a Dios" (1 R 17,19). Aunque le parecen errneas y malas las tendencias de Ass, Francisco quiere, por un compromiso total, movilizar otras fuerzas y crear otras realidades histricas por el testimonio evanglico. Tambin es muy importante el hecho de que Francisco s sabe diferenciar muy bien entre sistema e individuo. Por muy maligno que le parezca a Francisco el sistema, l no quiere condenar moralmente a las personas que viven en ese sistema. "Amonesto y exhorto a todos ellos a que no desprecien ni juzguen" (2 R 2,17

3. Brindar la paz sin violencia

Francisco era un pacificador reconocido. No slo era un hombre pacfico, sino uno cuya misin es crear paz. Sin embargo, esta declaracin se debe defender de malentendidos para que pueda tener su efecto pleno. En un comentario a Mt 5,3 ("Felices los que tienen espritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos"), Francisco relaciona la actividad pacificadora del hombre con su capacidad de sufrimiento, lo que en l significa lo mismo que actuar sin violencia. La capacidad de sufrimiento se entiende con demasiada frecuencia, al igual que la paciencia, como un comportamiento pasivo. Ms bien significa fuerzas interiores que se oponen al sufrimiento. A Francisco le importa que tanto el pensamiento y el sentimiento (=alma), como tambin el comportamiento social (=cuerpo) estn impregnados de la paz:

"Son verdaderamente pacficos aquellos que, en medio de todas las cosas que padecen en este siglo, conservan por el amor de nuestro Seor Jesucristo, la paz en el pensamiento y sentimiento (= alma) como tambin en el comportamiento social (= cuerpo)." (Adm 15).

La no violencia no slo aparece aqu como un programa, sino tambin como una cultura del trato. Cada una de las propiedades nombradas en la cita son importantes, si se quiere entender la actitud bsica franciscana. Con esta actitud, le es posible a Francisco brindar la paz en diferentes ciudades italianas.

Oracin. Elevemos nuestra oracin al Dios de la paz, madre y padre de todos los pueblos del mundo. A cada peticin responderemos con una aclamacin cantada o diciendo: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz" Amamos la vida como don sagrado de Dios y primer derecho de las personas, sean quienes sean, estn donde estn. Que nadie mate, torture o atente contra su integridad. Queremos defender la vida de toda persona... Por eso decimos: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz" Creemos que Dios es el amigo de la vida y contrario al partidismo econmico o ideolgico de los hombres para defensa de sus territorios de poder, prestigio o riqueza. Que "no se utilice el nombre de Dios en vano"... Por eso decimos: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz"

Creemos en la capacidad de las personas y pueblos para resolver sus conflictos por caminos de paz. Queremos apoyar y favorecer comportamientos y cauces democrticos en libertad... Por eso decimos: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz"

Creemos en la fuerza pacificadora y liberadora de la verdad. Rechazamos la mentira como instrumentos de estrategia y la manipulacin interesada de la verdad... Por eso decimos: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz"

Apelamos a la fuerza social del perdn para construir el futuro. Que ni la venganza ni los odios nos encadenen y que el perdn colectivo sea tambin fuente de paz... Por eso decimos: Con todos los pueblos, oh, Seor!, te pedimos por la paz" La Palabra de Dios dice: Rom. 14, 13-19. Salmo: 140.

Cul debe ser el aporte de las franciscanas a la vivencia de la paz en los lugares donde hacemos presencia?Cul es nuestra actitud ms frecuente ante los conflictos?Da Quinto. Fraternidad universal: reconciliacin con Dios, la humanidad y laNaturalezaIluminacin.

Todas las criaturas son hermanas y hermanos

"Al encontrarse en presencia de muchas flores, les predicaba, invitndolas a loar al Seor, como si gozaran del don de la razn. Y lo mismo hacia con las mieses y las vias, con las piedras y las selvas, y con todo lo bello de los campos, las aguas de las fuentes, la frondosidad de los huertos, la tierra y el fuego, el aire y el viento, invitndoles con ingenua pureza al amor divino y a una gustosa fidelidad. En fin, a todas las criaturas las llamaba hermanas, como quien haba llegado a la gloriosa libertad de los hijos de Dios, y con la agudeza de su corazn penetraba, de modo eminente y desconocido a los dems, los secretos de las criaturas". (1 C 81).Reflexin.1. Reconciliacin universal.Los ejemplos de Francisco y Clara, nos invitan a hacer realidad aquella familia armnica que Dios tena como propsito. Como hermanos y hermanas, todos los hombres y dems criaturas, deben estar reconciliadas entre ellas y con Dios.

Los grados de enemistad que se manifiestan entre los seres humanos, son aterradores. Las guerras actuales y los actos de violencia, el odio, la avaricia y la xenofobia, demuestran una falta de disposicin para el amor. Nosotros estamos llamados de manera muy especial a respetar todas las criaturas, por el ejemplo de vida de Francisco de Ass. Las historias que se cuentan acerca de Francisco, son de gran belleza potica. Existen tantas, que aunque algunas de ellas supuestamente son floresillas, est clara la afirmacin bsica: Francisco se acerca a todo lo viviente y no viviente como slo lo puede hacer una persona con un corazn radicalmente reconciliado. Es sorprendente ver cmo acoge en su corazn incluso las piedras y las flores. El Cntico del hermano Sol, que Francisco, muestra que no se trata de encuentros nicos y casuales con animales o con la naturaleza. All Francisco designa a todas las criaturas sin excepcin, como "hermano" y "hermana": el sol, la luna y las estrellas, el fuego y la tierra, la muerte y la vida.

Todo est reconciliado en pares uno con otro: la luna y las estrellas con el sol, el agua con el viento, la tierra con el fuego, la muerte con el amor. Todos son hermanos, una familia nica ante Dios. Que Francisco abrace la muerte como a su hermana, demuestra algo fundamental: vida y muerte, que por lo general son vistas como opuestos, estn incluidas en el mundo reconciliado entre s y con Dios. Ya no existe enemistad. Hasta el animal ms salvaje, el lobo, es su hermano, aunque Francisco naturalmente prefera especialmente a los corderos y todos los seres mansos.

2. Utilidad, significado simblico y santidad interna de todas las cosas creadas.

El valor de la utilidad: La tragedia de la historia occidental est dada por querer reducir las frutos de la tierra a un plano de utilidad prctica. Somos felices si podemos utilizar el agua y las cosas de este mundo para nuestro bienestar. El hombre tiene una serie de necesidades bsicas que slo pueden ser satisfechas aprovechndose de la naturaleza. Contra esto, bsicamente no se puede decir nada. Sin embargo esto se hace peligroso cuando el hombre toma una posicin absolutista, crea cada vez ms necesidades nuevas y , con el fin de satisfacerlas, pone a su disposicin toda la tierra para la satisfaccin de sus necesidades y de esa manera menosprecia el valor propio de las criaturas.

Valor propio: Francisco se opuso decididamente al intento de convertir toda la naturaleza en un objeto de consumo, porque todo lo que es, es un ser autnomo: por eso los rboles talados deben tener la posibilidad de retoar; las hierbas silvestres deben tener la oportunidad de poder crecer en el huerto... Llevan su justificacin y su valor simblico en s mismas. Como criaturas, son nuestros hermanos y hermanas.

Valor simblico: Todo lo que existe se trasciende a s mismo: Todo lo que exista era para Francisco un portador de un significado que lleva consigo el sentido de todo lo abarca. Lo que Francisco dice del sol es que lleva la seal de Dios "de te Altissimu porta significazione", se puede decir bsicamente de todas las cosas y de toda la creacin. Todo se remonta al Creador. Ellos son la expresin sacramental de la Palabra eterna. 3. Cercana a Cristo.

Francisco estaba convencido de que podemos tocar en vida al Dios invisible, teniendo como mediador a Jesucristo. De su experiencia de respeto profundo y alegra por la presencia divina en cada una de las criaturas, l encontr su comprensin de Cristo.El conocimiento de Cristo, el primognito de toda la creacin y la creencia en la presencia misteriosa de Cristo en los corazones de cada criatura, son bsicas para la vida franciscana. El que est consciente de ese misterio y el que por encima del valor propio de cada persona y cada ser reconoce la presencia de Cristo, no puede hacerle dao a ninguna criatura. Tal pensamiento y comportamiento es necesario en nuestro tiempo y es lo que se espera de la familia franciscana.

La condicin para una accin concreta, tambin aqu es una posicin interior. En el principio est la disposicin de abrir los ojos, los odos y los corazones a la belleza de todo lo creado. Porque slo podemos amar aquello que conocemos. Toda persona que se inspire as en el Santo de Ass, se sabe llamada a trabajar con todas las personas de buena voluntad en la preservacin de la creacin.

La condicin para una intervencin ecolgica, es el conocimiento acerca de la posicin del hombre en el conjunto de la creacin. El no est por encima de ella, sino dentro de ella. La humildad es la actitud adecuada. La palabra latina para humildad (humilitas), es muy expresiva: el hombre est relacionado con el humus de la tierra y fue creado de l, segn el relato de la creacin.

Oracin.

PADRE NUESTRO

Padre nuestro que ests en el cielo: que todos nos sintamos hermanos y hermanas.Que sepamos santificar tu nombre con obras de caridad.

Que venga a nosotros tu reino de justicia, de amor y de paz.

Que aprendamos a hacer tu voluntad y a amarnos en la tierra,

como se aman tus hijos e hijas en el cielo.

Da a toda persona el pan de la fe, de la esperanza y del amor.

Haz, Seor, que olvidemos odios y rencores.

No permitas que nos acostumbremos a vivir divididos.

Perdona las separaciones, debidas a nuestro orgullo, a nuestra incredulidad, a nuestra falta

de comprensin y caridad. La Palabra de Dios nos dice: Romanos 8,18-25. Salmo: 146. (Poder y bondad del Seor.)Cmo podemos lograr la armona relacional con nosotros mismos, con Dios, con las personas y con la naturaleza?Cules seran los frutos de la reconciliacin universal?

Da Sexto.Hermanas y hermanos en un mundo secularizado Iluminacin.

El mundo entero es nuestro convento

Una vez, Francisco subi con sus hermanos a una colina alta. Desde haca un buen rato la dama pobreza los estaba esperando all. Cuando Francisco y sus hermanos al fin llegaron, su alegra fue muy grande. Ella abrazaba a cada uno de los hermanos y cenaron juntos. Hablaron entre ellos acerca de Dios, el mundo y cuando terminaron la cena, se prometieron fidelidad mutua.

Pero la dama pobreza quera saber algo con certeza: "Dnde vivs?" pregunt ella, "dnde est vuestro convento?" Pero los hermanos ni siquiera saban lo que era un convento real... Sin embargo hicieron un gesto que abarcaba a todo el mundo y dijeron: "Esto, todo el mundo, es nuestro convento" (cf. SC 63).

Reflexin.

1. Cristo santifica todas las realidades humanas

Jess es el primer mensajero de la Buena Nueva. El fue enviado por el Padre al mundo para renovar la humanidad. El se hizo hombre, semejante en todo a nosotros a excepcin del pecado (cf. Heb 4,15). De esta manera l se uni con cada hombre (cf. GS 22). El comparti nuestras experiencias humanas: alegras, preocupaciones, xitos, comienzos, tentaciones, la presencia y la prdida de amigos, traicin, sufrimientos, abandono de Dios, muerte y sepultura. As lo podemos encontrar en todas nuestras experiencias humanas. Cristo santific todas las realidades que forman parte de la vida humana: "Trabaj con manos de hombre, actu con voluntad humana y am con corazn de hombre" (GS 22). A ejemplo de Cristo, para poder asumir la responsabilidad de los hermanos y hermanas y de la historia debemos buscar la totalidad humana. Y esto se debe hacer tanto en la vida individual como tambin en las comunidades.

Existen ciertas cualidades humanas que se ven con frecuencia como especficamente 'femeninas': entre otras el cuidado, la amabilidad, la confianza, el sentimiento, la intuicin, la capacidad de comprensin... stas deben ser buscadas por todos, puesto que son muy necesarias para nuestro tiempo. La humanidad en realidad ha llegado a un punto crtico de su historia. A juicio de muchos, esto es en parte el resultado del nfasis unilateral de las as llamadas caractersticas 'masculinas': como capacidad de rendimiento hasta la dureza, lucha por las metas, racionalismo. Como consecuencia de esto se puede ver: explotacin desmedida del hombre y de la naturaleza y la creacin de una sociedad impersonal y puramente funcional. Todo hombre debe esforzarse en reunir y cultivar las cualidades mencionadas. Slo as el hombre y la mujer pueden tomar conjuntamente su responsabilidad de la historia de este tiempo tan crtico.

2. La bsqueda de un sentido ms profundo de la vida intramundana

Si queremos descubrir el Evangelio dentro de un mundo secular, debemos conscientizarnos primero de nuestras propias experiencias en su dimensin ms profunda. Poco a poco encontraremos el camino desde una posicin ms o menos superficial hasta la profundidad, hasta la fuente de todas las relaciones: a lo santo que est presente en el centro de la vida humana. Si nosotros nos capacitamos y si nos ayudamos mutuamente, entonces estaremos conscientes de nuestra responsabilidad cristiana - franciscana de la historia.

"No se equivoca el hombre cuando se reconoce superior a las cosas corporales y cuando se considera algo ms que una partcula de la naturaleza o un elemento annimo de la ciudad humana. Con su capacidad de interiorizacin supera la universalidad del cosmos y es capaz de tocar esas profundidades cuando mira a su corazn, donde le espera Dios, que escruta los corazones, y donde slo l puede decidir su propio destino ante los ojos de Dios." (GS 14).

En la sociedad consumista actual, el constante llamamiento a la satisfaccin de necesidades creadas artificialmente, obstaculiza la investigacin seria por la necesidad real, el sentido de la vida. El hombre debe aprender de nuevo cmo preguntarse por el sentido en su propia vida y en sus propias experiencias, no por fuera ni de manera paralela a la vida. Esto entonces puede llevar a la decisin de comprometerse por una fraternidad mayor y de llevarlo a cabo en determinada comunidad; o escoger un estilo de vida ms simple que trata con respeto las cosas materiales.

3. La renovacin de la liturgia

La presencia sanadora y salvadora de Dios en medio de la vida diaria deben convertirse en experiencias bsicas de todo hombre (cf. GS 19,21 , 38). El culto al Dios cristiano debe tener sus races en esa experiencia y debe estar en constante relacin con sta. La experiencia de lo santo en la vida diaria llevar a que de nuevo se recuperen la participacin en la liturgia eclesistica y la prctica de los sacramentos y su significado para la vida.

Entonces se vivir en la Eucarista, llenos de alegra, la realizacin de su propio anhelo: el amor que se comparte; el gran Tu que se entrega, la mesa que rene a todos; el abrazo que une a todos los hermanos; la paz que no puede dar el mundo y que sin embargo se puede vivir una y otra vez. De nuevo uno se querr sumergir en el agua que renueva y que reaviva la presencia de Jesucristo en nuestros corazones.

Para poder revivir esta dimensin del culto, el hombre moderno secularizado debe encontrar un camino para reconocer y vivir lo santo y esto es primero ms dentro y a travs de las relaciones personales de su vida diaria que por conceptos, ejercicios y ritos religiosos. Porque stos se han convertido para l en relativamente insignificantes, pero bajo nuevas condiciones se podran convertir en una nueva fuente de fortaleza.

Oracin.

El testimonio franciscano hoy

Hoy en da lo ms importante es el apostolado de una presencia sencilla (cf. EN 69). En nuestro mundo esencialmente secular, muchos hombres todava saben muy poco o nada acerca del Evangelio, del Reino de Dios y de la fe. Sin embargo ellos aprecian cualidades como el amor, la fraternidad, la disposicin de ser menor en el servicio a los pobres, la justicia y la paz: todos estos tambin son valores franciscanos. Estos son la esencia del Reino de Dios. Donde hay amor est Dios, reina Dios, est el Reino de Dios y vive la fe. Donde se viva esto, acontece el Reino de Dios. Estos valores tambin son la expresin concreta y el testimonio viviente de las necesidades y anhelos ms profundos del hombre moderno secularizado.

El mundo actual secularizado se diferencia mucho del mundo de San Francisco, sin embargo Francisco tena bases que tambin en el mundo actual son de significado extraordinario y que deben ser vividas por los hermanos y hermanas del movimiento franciscano: Libertad y alegra; Confianza en todos; Fraternidad con todos los hombres y criaturas; Estar conscientes del amor de Dios que abarca a todo el mundo; Capacidad de reconocer el rostro de Cristo en los pobres; Sentimiento de responsabilidad por la misin en el mundo, por nombrar solo algunas facetas. El mundo secularizado nos ofrece posibilidades para desarrollar plenamente las bases franciscanas. La Palabra de Dios nos dice: Heb 4, 12-16. Salmo:103 (Accin de gracias a la misericordia de Dios)Cmo puede responder el humanismo franciscano a los anhelos ms profundos del hombre posmoderno?Qu hacer para encontrarle un sentido ms profundo a la vida, superando la superficialidad de los tiempos modernos?

Da Sptimo.UNIDAD ENTRE CONTEMPLACIN Y ORACIN.Iluminacin.

Desde siempre Francisco se senta atrado por el misterio de Dios. Durante horas poda estar retirado, orando y meditando. Nadie ni nada deba interrumpirle en esto. Pero l se haba decidido por una vida en el mundo: quera ser pobre con los pobres.

Al contemplar la cara alegre de Clara y la de las dems hermanas que vivan retiradas del mundo en San Damin, se le vino una pregunta a la cabeza: No debera tambin l retirarse definitivamente del barullo del mundo? No sera mejor vivir all arriba en las Carceri o en algn otro lugar solitario? Rehuir a las personas y sus asuntos? Estar dedicado slo a conocer a Dios y orarle tranquilamente por el mundo? Cmo podra obtener una respuesta? Francisco saba que l solo no podra encontrar una respuesta.

Necesitaba el consejo y la oracin de otros. As que envi a consultar a Clara, su amada hermana, y al hermano Silvestre.

Y ambos le dijeron lo mismo: Francisco, Dios no te ha llamado slo para ti mismo; debes embarrarte los pies. No te puedes retirar definitivamente del mundo, los hombres te necesitan. Debes hacer lo mismo que Jess, que anduvo los caminos terrenales de los hombres, para que experimentaran su presencia.

Las respuestas idnticas de las dos personas amadas, eran como si fueran la voz de Dios mismo.

Y de esta manera Francisco se mezcl en los destinos del mundo, enteramente como el Hijo de Dios, que se involucr en las vicisitudes de los hombres (segn Flor 16 y LM 12,1 s.).

Reflexin.

1. Nuestro mundo anhela la alegra, el amor y la unidad

Nuestro mundo vive con muchas clases de miedo y temor; anhela la alegra, el amor y la unidad y no los puede encontrar. Esa desazn que experimentan los hombres, los lleva a todas las formas posibles de bsqueda y divagacin. Esto alcanza a tocar incluso a las comunidades religiosas. Tambin nosotros estamos afectados hasta cierto punto por esta enfermedad del espritu.

Necesitamos de orientacin, de contemplacin, para decirlo con otra palabra. Antes de Cristo esta palabra significaba la actividad de los sacerdotes antiguos, que delimitaban un espacio en el cielo, en donde observaban el vuelo de las aves, para tratar de reconocer o adivinar la voluntad de los dioses.

En la tradicin cristiana, se trata de contemplar a Dios y cmo se manifiesta en la naturaleza, en la historia y en su revelacin, para encontrar orientacin para una vida segn su voluntad.

En nuestro tiempo redescubrimos lo que los msticos de todos los tiempos han experimentado: la contemplacin como apertura silenciosa a lo divino y como liberacin de todas las fuerzas del espritu y del alma para abrirse a la presencia de Dios.

Francisco y Clara de Ass estn comprometidos con dos cosas: la orientacin hacia la voluntad de Dios y su revelacin y el acallar todos los lenguajes ante el misterio de Dios, a quien ellos experimentan en una relacin muy personal. Al mismo tiempo, ellos quieren integrar el mundo entero en la dinmica de la voluntad de Dios. Contemplacin y misin son para ellos dos polos de una misma realidad.

2. Francisco: Ninguna otra cosa, pues, deseemos...El que lee los escritos de San Francisco, de inmediato siente la profunda dimensin contemplativa. Cuando Francisco habla de "Dios" o de "Jess", su lenguaje cambia: de escritor torpe, se convierte en poeta. Diestro con las palabras y potico, formula su devocin hacia Dios.

Es como si Francisco hubiera conocido el mtodo de oracin asitico, que consiste en concentrarse en una sola palabra y expresarse completamente en esa palabra (=mantra). Lo que diferencia a Francisco de ese mtodo, es que dirige esas palabras a un grande e incomprensible "T".

Es comprensible que Toms de Celano vea en Francisco el ideal de toda oracin: Y, en efecto, para convertir en formas mltiples de holocausto las intimidades todas ms ricas de su corazn, reduca a suma simplicidad la que a los ojos se presentaba mltiple. Rumiaba muchas veces en su interior sin mover los labios, e, interiorizando todo lo externo, elevaba su espritu a los cielos.

As, hecho todo l ya no slo orante, sino oracin, enderezaba todo en l - mirada interior y afectos - hacia lo nico que buscaba en el Seor. (2C 95). Claro est que para lograr esto, tambin Francisco tuvo que recorrer un largo camino.

Segn Francisco, Dios debe tener la mxima importancia: ninguna otra cosa debe competir con El. Ninguna otra cosa, pues, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos agrade y deleite, sino nuestro Creador, y Redentor, y Salvador, solo verdadero Dios, que es bien pleno, todo bien, bien total, verdadero y sumo bien... (1 R 23,9). Este texto muestra sin duda alguna: lo que Francisco quera con su grupo, era una comunidad que se determinase completa y totalmente por la contemplacin, la oracin y el servicio a Dios. Con esto no se dice nada acerca de la manera como Francisco quera poner en prctica la dimensin contemplativa de su vida.

Oracin. Testimonio de ClaraUna de las partes ms impresionantes en que Clara habla de contemplacin, est en una carta a Ins de Praga: Fija tu mente en el espejo de la eternidad, fija tu alma en el esplendor de la gloria, fija tu corazn en la figura de la divina sustancia y transfrmate toda entera por la contemplacin, en imagen de su divinidad. (3Cta 12s.).

Podemos decir que: la contemplacin es la admiracin que brota espontneamente del corazn y se convierte en alabanzas y agradecimientos. Tambin significa quedarse en silencio y sumergirse en Dios, con quien estamos reconciliados por Cristo. La contemplacin es la obra de Dios en nosotros. Nos abrimos a Dios, para dejarnos transformar por l. La contemplacin significa asombro, respeto, bondad, emocin. Nos permite reconocer nuestra "nada", experimentar el dolor de nuestro vaco, pero al mismo tiempo tambin nos da la conciencia de nuestra dignidad. La contemplacin no es otra cosa que una total sinceridad y apertura de nuestro corazn con Dios. La Palabra de Dios nos dice: Mc 1, 35-38. Salmo: 148.Qu significa para nosotras dejar el mundo, permaneciendo dentro del mundo?Cmo estamos viviendo la dimensin contemplativa de la vida franciscana?

DA OCTAVO.La misin franciscana segn las fuentes modernas.Iluminacin.

Si un movimiento se quiere llamar franciscano hoy, debe representar de manera creble el deseo de San Francisco. No puede haber ninguna duda de que Francisco vivi como misionero, tanto entre los cristianos en Italia, como "entre los sarracenos".

El anunciaba el Evangelio, "paz y salvacin" y quera que todos se convirtieran a Cristo y que encontraran su salvacin en el encuentro con l. Por la forma de vivir y actuar, Francisco se convirti en un nuevo impulso para la tarea misionera de la iglesia. Difunda el Evangelio por toda la tierra (1 C 97).Reflexin. La manera de ser de la misin franciscana.Confianza en la vida.Las franciscanas y los franciscanos no deben proyectar tendencias pesimistas, sino anunciar confiadamente la Buena Nueva de una vida realizada. Por eso tambin es vlida en el sentido franciscano original, la prioridad de la vida sobre la ley.

Bsqueda comn de la verdad.

Esto no debe ocurrir por manipulacin o por absolutizacin de nuestra verdad, sino en el dilogo fraterno y en la bsqueda comn de la verdad.

"Fieles a las exigencias de nuestra minoridad, buscamos ganarnos el corazn de los hombres, por el camino del dilogo, del respeto mutuo, de la escucha mutua, de la comprensin y aceptacin mutuas. Si somos portadores del mensaje y de ciertos valores, debemos al mismo tiempo estar dispuestos a reconocer el mensaje y los valores que estn presentes en otros. Debemos anunciar al Seor pero tambin debemos escucharlo humildemente cuando nos habla a travs de todas las cosas y a travs de todos nuestros hermanos. "(Mattli 1978, N 13)

Fraternidad creble

"Nuestro estilo de vida en fraternidad puede ser un signo para el mundo actual, ansioso de comunin, que quiere una sociedad nueva y ms humana... Entreguen un testimonio de fraternidad, como el mejor medio de evangelizacin: "En esto conocern todos que ustedes son mis discpulos..."(Jn 13,15; cf. EN 69). As, nuestro estilo de vida sera una invitacin para que tambin otros compartan lo que son, lo que tienen y lo que hacen" (Baha 1983, N 23; cf. todo el captulo 2: "Enviados como hermanos"). En la regla OFS dice: "El sentido de la fraternidad los har felices y dispuestos a identificarse con todos los hombres, especialmente con los ms humildes, para los cuales se esforzaran en crear condiciones de vida dignas de criaturas redimidas por Cristo." (Cap. 2,13)

Trabajo conjunto interfranciscano

En la regla OFS dice: "Entre las familias espirituales suscitadas por el Espritu Santo en la Iglesia, la familia franciscana comprende a todos aquellos miembros del Pueblo de Dios, laicos, religiosos y sacerdotes, que se sienten llamados al seguimiento de Cristo, tras las huellas de San Francisco de Ass. En maneras y formas diversas, pero en recproca comunin vital, quieren los diversos grupos hacer presente el carisma del comn Padre Serfico, en la vida y en la misin de la Iglesia."

Trabajar por la unidad de la humanidad

Francisco y Clara estaban unidos a todas las personas. Deberamos tomar como nuestro anhelo, el trabajar por la unidad de la humanidad. Por encima de todas las formas de nacionalismos, por encima de todos los intereses particulares e ideologas de eleccin, debemos seguir difundiendo y anunciando el mensaje liberador del amor de Dios hacia los hombres.Oracin. Paz y Salvacin Bajo la influencia especial de los obispos latinoamericanos, el Snodo episcopal de 1971 en Roma, explic que el compromiso con la justicia y el desarrollo de los hombres, es una dimensin fundamental de la evangelizacin misma. (cf Lecs. 19 y 20). Esta deba ser tomada en serio por todos aquellos a quienes de veras les importa la evangelizacin. Tal esfuerzo por el bienestar terrenal ya no consiste solamente en limosnas y ayuda a personas desvalidas, sino tambin en el cambio de estructuras injustas, que causan las situaciones carentes de paz y salvacin."Cada vez se ve con mayor evidencia que el desarrollo y la liberacin no se pueden imponer desde fuera. Es preciso hacer que los pueblos tomen conciencia de su propia condicin y ayudarles a que promuevan ellos mismos su propio desarrollo. Este mtodo de concientizacin es muy eficaz. Mediante el dilogo, excita la voluntad de cambiar la propia condicin y promover con sus propias fuerzas la vida humana." (Medelln OFM 1971, N20)."Francisco descubri a Cristo a travs de los ms pobres entre los pobres, los leprosos. El amor del Padre se le hizo presente en el Nio pobre de Beln y en el Siervo doliente del Calvario. Francisco vivi y trabaj con los leprosos y los pobres para compartir su "bienaventuranza". Lo llenaban de gozo su condicin humilde, su carencia de poder, su gran confianza en la Providencia y su libertad. Seguidores suyos, tambin nosotros hemos de encontrar a Jess en los pobres, viviendo para ellos, con ellos y como ellos. As es como a travs de la pobreza y minoridad seremos evangelizados y evangelizadores" (Baha 1983, N28).

La Palabra de dios nos dice:

Salmo:

Qu sello Franciscano le ponemos a la misin que realizamos?

Nos sentimos misioneras desde lo que realizamos, cmo lo hacemos evidente?Qu nueva iniciativas profticas, proponemos para la evangelizacin?

ORACION POR LA MISIN CONTINENTAL.

Seor Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, rostro humano de Dios y rostro divino del hombre, enciende en nuestros corazones el amor al Padre que est en el cielo y la alegra de ser cristianos. Ven a nuestro encuentro y gua nuestros pasos para seguirte y amarte en la comunin de tu Iglesia, celebrando y viviendo el don de la Eucarista, cargando con nuestra cruz, y urgidos por tu envo. Danos siempre el fuego de tu Santo Espritu, que ilumine nuestras mentes y despierte entre nosotros el deseo de contemplarte, el amor a los hermanos, sobre todo a los afligidos, y el ardor por anunciarte al inicio de este siglo. Discpulos y misioneros tuyos, queremos remar mar adentro, para que nuestros pueblos tengan en Ti vida abundante, y con solidaridad construyan la fraternidad y la paz. Seor Jess, Ven y envanos! Mara, Madre de la Iglesia, Ruega por nosotros. Amn.DA NOVENO.El discernimiento espiritual Franciscano.Iluminacin.

La experiencia del discernimiento

En Francisco slo muy ocasionalmente hallamos el vocabulario especfico del discernimiento espiritual, lo cual, sin embargo, puede ser irrelevante visto el escaso uso que de estos trminos hace el Nuevo Testamento, e incluso algunos de los maestros del discernimiento en la tradicin cristiano como es el caso de San Ignacio que, segn creo, en los "Ejercicios" usa tan slo una vez el trmino discernimiento. Pero s hallamos en los escritos de Francisco, y es sumamente determinante y frecuente en l, ese otro vocabulario que expresa la accin del discernimiento, el discernimiento en ejercicio: Son frecuentes en sus escritos las referencias al Espritu Santo y a su accin: la transformacin del corazn creyente, la unin a Cristo (cf. 2CtaF 51), la purificacin, la iluminacin en orden al conocimiento de la voluntad de Dios.Reflexin. 1) La oracin ante el Cristo de San Damin

"Sumo y glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazn, y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Seor, para que cumpla tu santo y veraz mandamiento".

Esta oracin va considerada una verdadera y propia splica de la gracia del discernimiento: Francisco pide al "Sumo y glorioso Dios" iluminacin del corazn (el discernimiento en ltima instancia es cuestin de iluminacin del Espritu, y antes que conocimiento desde la racionalidad humana es intuicin de fe que nace de la vinculacin personal a Dios, del corazn), "sentido y conocimiento" (que son trminos caractersticos de la tradicin espiritual para hablar de la obra del espritu en el corazn del creyente, que le permite reconocer la voluntad de Dios y su accin), y todo ello "para que cumpla tu santo y veraz mandamiento", horizonte de todo verdadero discernimiento.

La Oracin ante el Cristo de San Damin va colocada en el marco de la conversin de Francisco, y, por ms que su forma definitiva y actual pueda ser algo posterior en la vida del santo, refleja el momento primero de todo discernimiento: "Seor, qu quieres que haga?: es la pregunta sobre la voluntad de Dios, como base de la propia opcin de vida y de la orientacin fundamental de la propia existencia.

2) La oracin conclusiva de la Carta a toda la Orden (CtaO 52-54);

Omnipotente, eterno, justo y misericordioso Dios, concdenos por mismo a nosotros, mseros, hacer lo que sabemos que quieres y querer siempre lo que te agrada, a fin de que, interiormente purificados, iluminados interiormente y encendidos por el fuego del Espritu Santo, podamos seguir las huellas (cf. 1Pe 2,21) de tu amado Hijo, nuestro Seor Jesucristo, y llegar, por sola tu gracia, a ti, Altsimo, que en perfecta Trinidad y en simple Unidad vives y reinas y eres glorificado, Dios omnipotente, por todos los siglos de los siglos. Amn. "Esta oracin es un verdadero mini-tratado sobre el discernimiento espiritual franciscano.

El objetivo de la splica de Francisco es tambin aqu la accin del Espritu, que viene descrita con los trminos caractersticos de las mociones del Espritu en el Nuevo Testamento y en la tradicin del discernimiento:

la purificacin interior, que libera al hombre del centramiento narcisista sobre s mismo, y le lleva a poner el sentido de la propia vida e hacer la voluntad de Dios;

la iluminacin interior, que gua al hombre para el conocimiento concreto de la voluntad de Dios y su accin, y a su cumplimiento; y

el fuego interior, expresin de toda una serie de acciones del Espritu directamente relacionadas con la experiencia del amor?

Y el horizonte de esta splica de la accin del Espritu, es doble: Seguir las huellas de Cristo, en el aqu y ahora; y, llegar al Altsimo por sola gracia, en el futuro de Dios. Y uno es el quehacer del hombre para ello: hacer la voluntad de Dios, y querer siempre lo que le agrada, trminos que evocan directamente el vocabulario paulino del discernimiento.

Esta oracin supone, pues, ya hecha la opcin de vida, que configura marco de referencias del propio discernimiento: el seguimiento de "las huellas de Cristo"; y lo que pide ahora es la gracia del discernimiento de voluntad concreta de Dios en el seguimiento de "la pobreza y humildad de nuestro Seor Jesucristo", y la identificacin afectiva y efectiva con ella: "querer siempre lo que te agrada".

Y, porque obras son amores, junto a la enseanza de Francisco en sus escritos --en su mayora textos ocasionales y en ningn caso la fuente nica para conocer sus ideales, su espiritualidad y, sobre todo, su vida-- est el mimo, el gesto, el ejemplo de su vida. Hay en las fuentes biogrficas sanfranciscanas toda una serie de hechos, gestos, que hacen verdad aquello que San Buenaventura -el telogo de la historia de Francisco de Ass y su fraternidad-, teniendo como trasfondo la teologa paulina del discernimiento, dice del Santo al hablar de su peticin a Clara y a Silvestre de que trataran de discernir en oracin la voluntad de Dios sobre l: "Su mayor preocupacin consista en averiguar el camino y el modo de servir ms perfectamente a Dios conforme a su beneplcito. Esta fue su suprema filosofa, ste su ms vivo deseo mientras vivi" (LM 12,2).Principales criterios de discernimiento de la experiencia espiritual y vocacional franciscana.El amor a Dios.Francisco, evidentemente, se sita aqu en la ptica cristiana del Nuevo Testamento. La existencia cristiana est radicalmente fundada en el amor primero de Dios, en su gracia salvadora, en su misericordia entraable, hecha manifiesta en la entrega a la muerte de Jess el Hijo. Sobre este amor radical y primero se funda la existencia evanglica de los Hermanos Menores, y la incondicionalidad y radicalidad de su entrega (cf.1R 23,8).

El amor al hermano.Fiel a la originalidad de la experiencia cristiana, y en la coherencia interna de su proyecto, Francisco trata continuamente de desenmascarar en su hermanos, la falsa pretensin espiritualista de quien vive la experiencia y la ascensin espiritual como liberacin de lo sensible, incluido el hombre hermano y su sufrimiento. La experiencia espiritual franciscana es siempre una experiencia de fraternidad y comunin, por ello tiene como criterio de discernimiento de la propia fidelidad vocacional y del amor a Dios el amo de verdad y con obras al hermano (cf. Adm 9), que no se mide sobre mnimos sino sobre los mximos posibles, desde la bsqueda creativa d aquello que ms le agrada y conviene.

La desapropiacin.A lo largo de las Admoniciones asoma con energa la solicitud de Francisco por situar a los suyos en la verdad. Denuncia las desfiguraciones de la vida espiritual de aquellos que han hecho objetivo base de su vida seguir la pobreza y humildad de nuestro Seor Jesucristo; e indica los signos que descubren certeramente, bajo las apariencias ms virtuosas y ms religiosas, la voluntad posesiva, tales son la turbacin, la irritacin, la impaciencia, la agresividad, que manifiesta el hombre en las contrariedades, la envidia, etc. (cf. Adms 4;8;13;14;15;..) estas cosas son, a sus ojos, los sntomas ciertos de la voluntad posesiva frecuentemente inconsciente.

Por el contrario, son signos indudables de desapropiacin: la apertura humilde, el reconocimiento agradecido de los dones de Dios en la propia pobreza radical, y un corazn fraterno y reconciliado. La autenticidad de la desapropiacin queda pues sometida al criterio del amor.

La humildad agradecida y solidaria

Es ste, junto con la obediencia, un criterio de discernimiento de espritus al que la espiritualidad tradicional concedi una excepcional importancia y hasta un primado. Detrs de ello haba y hay una percepcin particularmente certera de la experiencia espiritual: sin la humildad Dios no hace su obra, r por ms maravillas que hayamos hecho. La humildad es como el subsuelo de la vida espiritual, el humus de las virtudes teologales.

El error quiz haya estado en confundir la humildad con sus sucedneos, y especialmente la auto-humillacin y la inhibicin. La humildad no es cuestin de actos de auto-humillacin sino de verdades: la verdad de nuestra finitud, la verdad de nuestros montajes, la verdad de nuestro pecado, y la verdad del amor infinito de Dios. Y, por lo mismo, la humildad verdadera est hecha tambin de aceptacin propia en la autoestima, de autoconciencia de dignidad. de agradecimiento de audacia y de esperanza.

Oracin.

La Palabra de Dios nos dice: Ecle. 6, 18-37.Salmo: 25 (A ti Seor Dios mo elevo mi alma.)Por qu es importante el discernimiento personal y comunitario en la coyuntura actual de la Vida Religiosa?

Cmo podemos ser hoy en la iglesia memoria viviente de lo que como franciscanas estamos llamadas a testimoniar?