Notas Para Una Lectura Del Estadio Del Espejo

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Notas para una lectura del “Estadio del espejo” de Jacques Lacan Alegre Luis, Andretta MIcaela El presente trabajo pretende ser una vía de acceso a la lectura del “Estadio del Espejo”, a partir de algunos de los antecedentes conceptuales tomados por Lacan que, por la condensación que presenta el escrito, son de difícil identificación y comprensión. La erudición y avidez de lectura de Lacan se ilustra a la perfección en la multiplicidad de fuentes que toma para llevar adelante su argumentación de este escrito. La etología, la filosofía existencialista, la fenomenología, el arte, la antropología, la psicología comparada, la psicología gestáltica y la filosofía cartesiana, entre otros. Además de lo que corresponda a la explicación de los autores citados, tomaremos relecturas que el mismo Lacan realizó de los conceptos abordados en el escrito. El Estadio del espejo es uno de los primeros escritos del Lacan psicoanalista. El 31 julio de 1936, siendo Lacan un joven psiquiatra, hasta ese momento desconocido en el medio psicoanalítico y apenas ingresado en la Sociedad Psicoanalítica de París, expone en el congreso de Marienbad un trabajo titulado “Estadio del espejo. Teoría de un momento estructurante, y genético de la constitución de la realidad concebido en relación con la experiencia y la doctrina psicoanalítica” . Posteriormente esta ponencia fue presentada en 1949 en el marco del XVI Congreso Internacional de Psicoanálisis, con el mismo título con el que lo conocemos, y que en 1966 fue incluido en la publicación francesa de los Escritos. 1

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Nota para una lectura del estadio del espejo

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Notas para una lectura del “Estadio del espejo” de Jacques Lacan

Alegre Luis, Andretta MIcaela

El presente trabajo pretende ser una vía de acceso a la lectura del

“Estadio del Espejo”, a partir de algunos de los antecedentes conceptuales tomados

por Lacan que, por la condensación que presenta el escrito, son de difícil identificación

y comprensión. La erudición y avidez de lectura de Lacan se ilustra a la perfección en

la multiplicidad de fuentes que toma para llevar adelante su argumentación de este

escrito. La etología, la filosofía existencialista, la fenomenología, el arte, la

antropología, la psicología comparada, la psicología gestáltica y la filosofía cartesiana,

entre otros.

Además de lo que corresponda a la explicación de los autores citados,

tomaremos relecturas que el mismo Lacan realizó de los conceptos abordados en el

escrito.

El Estadio del espejo es uno de los primeros escritos del Lacan

psicoanalista. El 31 julio de 1936, siendo Lacan un joven psiquiatra, hasta ese

momento desconocido en el medio psicoanalítico y apenas ingresado en la Sociedad

Psicoanalítica de París, expone en el congreso de Marienbad un trabajo titulado

“Estadio del espejo. Teoría de un momento estructurante, y genético de la constitución

de la realidad concebido en relación con la experiencia y la doctrina psicoanalítica”.

Posteriormente esta ponencia fue presentada en 1949 en el marco del XVI Congreso

Internacional de Psicoanálisis, con el mismo título con el que lo conocemos, y que en

1966 fue incluido en la publicación francesa de los Escritos.

Sobre el título “ El estadio del espejo como formador de la función del yo [je] tal

como se nos revela en la experiencia psicoanalítica ”.

Debemos partir de una aclaración sobre el título para que éste no se

preste a confusiones. Si bien Lacan ubica al estadio del espejo como formador del yo

[je], lo cierto es que debería decir: “… como formador del yo [moi]”. Pese a que para la

fecha de la conferencia Lacan no tenía elaborada la distinción entre Je y moi, para la

publicación de los escritos sí contaba con ella. Probablemente haya querido preservar

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el título original, de 1949, sin introducirle modificaciones. Lacan diferenciará a un

sujeto del inconsciente, yo sujeto, yo inconciente, ligado a lo simbólico, al que llamará

Je, de un yo moi, un yo imaginario. Je y moi son las dos maneras de nombrar el yo en

francés y que en castellano no podemos diferenciar. El pronombre personal Je en

francés, es equivalente al pronombre personal en primera persona del singular, o sea

el “yo”. En castellano, la presencia de los pronombres no es indispensable en el

armado de una oración como lo es en francés, debido a que los verbos están

marcados, indican en su terminación y en su declinación, la persona que está

hablando. No necesitamos decir yo al decir “yo hablo”, lo cual suena, en ocasiones,

casi como una redundancia, ya que la conjugación misma nos indica qué persona

habla. El moi, por otro lado, tiene una función enfática. Por ejemplo: si alguien quiere

decir en francés “yo hablo” y enfatizar que es él el que habla, tiene que decir “moi, Je

parle”, que en castellano, en una traducción literal, y por lo tanto incorrecta, sería “yo,

yo hablo”. Por eso, el Je simbólico es aquello que en castellano está presente

implícitamente y por eso suprimimos al hablar. Cuando decimos "yo", éste ya es una

enfatización, es el moi francés. En tanto, el moi imaginario está cercano al mí, al mí

mismo al Ich Freudiano, el yo, que con el ello y superyó, conforman la segunda tópica

freudiana.

El Je simbólico, además, es lo que para los lingüistas representa el

concepto de shifter, una partícula de lenguaje, un índice que en el sujeto del

enunciado designa al sujeto en tanto que habla en el momento (o sujeto de la

enunciación, el que lleva adelante el acto de decir lo que dice); es decir que el shifter -

añade Lacan- " designa al sujeto de la enunciación, pero que no lo significa”1 (es

aquello que nos permite ubicar quien habla, pero no nos dice nada de él). 

Lacan, entonces, utiliza Je y moi respectivamente para nombrar a un Yo

más ligado a lo simbólico y análogo al sujeto del inconsciente, y un Yo imaginario

producto del estadio del espejo. En palabras de Lacan diríamos:

“El inconsciente escapa por completo al círculo de certidumbres mediante

las cuales el hombre se reconoce como yo (moi). Es fuera de este campo

donde existe algo que posee todo el derecho a expresarse por yo (je), y

que demuestra este derecho en la circunstancia de ver la luz

1 Lacan, J. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano. p. 779.

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expresándose a título de yo (je). Lo que en el análisis viene a formularse

como, hablando con propiedad, el yo (je), es precisamente lo más

desconocido por el campo del yo (moi)2”.

De modo que lo más correcto a nuestro entender, sería que el título

fuese “El estadio del espejo como formador de la función del yo [moi] tal como revela

la experiencia analítica”.

Respecto del concepto de estadio, vemos que en un escrito posterior

Lacan afirma: “A la posición de un problema como éste responde mi construcción

denominada "del estadio del espejo", o, como se querría decir mejor, de la fase del

espejo” 3 Si bien, en español y en francés, estadio y fase son casi sinónimos podemos

intuir que Lacan en la elección de un término u otro, haya preferido el término de fase,

más ligado a Freud y a sus fases del desarrollo de la libido, en vez de Estadio, más

ligado a Klein y sus estadios tempranos del conflicto Edípico.

La última parte del título (“… tal como se nos revela en la experiencia

analítica”) hace una clara alusión a que la idea del estadio del espejo como momento

constitutivo del Yo, no es una mera elucubración teórica, sino que ésta es producto de

la experiencia analítica, es decir, a su clínica.

Descartes y el Cogito Ergo Sum

“La concepción del estadio del espejo que introduje en

nuestro último congreso, hace trece años, por haber más o menos

pasado desde entonces al uso del grupo francés, no me pareció indigna

de ser recordada a la atención de ustedes: hoy especialmente en razón

de las luces que aporta sobre la función del yo [je] en la experiencia que

de él nos da el psicoanálisis. Experiencia de la que hay que decir que

nos opone a toda filosofía derivada directamente del cogito”. (p.86)4

2 Lacan, J. El Seminario 2, p. 18

3 Lacan, J. “Acerca de la causalidad psíquica”, Escritos I, p. 181.

4 Para localizar los párrafos ubicaremos entre paréntesis la página correspondiente a la edición 2002 de los Escritos que, si bien no es la última, es la que se utiliza en la cursada. Los subrayados son nuestros.

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La filosofía derivada del cogito hace referencia directa a René

Descartes (1596-1650) y a todos sus continuadores, principalmente los

racionalistas. Las referencias a este autor en la obra de Lacan son muy

extensas de modo que, para el presente fin, haremos una breve síntesis.

Descartes parte del problema de cómo llegar a un conocimiento

verdadero, confiable. Para esto, crea un procedimiento, la duda metódica, ya

que para Descartes sólo de la duda puede nacer la certeza máxima. A través de

este método Descartes procede a dudar de todo: las apariencias, las intuiciones,

y hasta incluso de las matemáticas. Es en este camino que se encuentra con la

idea de que, practicando esta duda metódica, mientras el espíritu piensa en las

posibles falsedades en las que incurre, hay algo de lo que no se puede dudar y

es que el sujeto lo piensa. La duda se detiene y se arriba a un pensamiento

fundamental, a una verdad inconmovible: puedo dudar de todo menos de que

dudo, y por lo tanto, de que estoy pensando. De aquí se deriva su

archiconocida fórmula Cogito ergo sum5, es decir, “pienso luego existo” o

“pienso luego soy”. El cogito hace coincidir al sujeto con una cosa pensante. El

psicoanálisis, ya desde Freud, trastoca esta lógica al descubrir que no necesito

de mi yo para pensar. La tesis que afirma que hay pensamientos inconscientes,

de los cuales el yo ni se anoticia, lo revela. Allí donde pienso conscientemente

con mi yo, no soy, ya que el yo es sede de desconocimiento, enajena al sujeto

de su verdad. Para decirlo sintéticamente: “Pienso donde no soy, luego soy

donde no pienso”.6

Wallon, Kohler y la psicología comparada

“Acaso haya entre ustedes quienes recuerden el aspecto del

comportamiento de que partimos, iluminado por un hecho de psicología

comparada: la cría de hombre, a una edad en que se encuentra por poco

tiempo, pero todavía un tiempo, superado en inteligencia instrumental por

5 Descartes, R., “El discurso del método”, Cuarta parte, versión digital.

6 Lacan, “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud” Escritos II; p. 484

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el chimpancé, reconoce ya sin embargo su imagen en el espejo como tal.”

(p.86)

Pese a no hacer una mención explícita a Wallon, es de éste de quien

Lacan toma la experiencia del niño frente al espejo. Henri Wallon (1879-1962) fue un

médico psiquiatra francés, filósofo e investigador en psicogenética. Wallon reflexiona

sobre la psicogénesis del cuerpo propio y la unidad del yo, en el marco de una

psicología centrada sobre la primacía de la conciencia, donde lo inconsciente no tiene

lugar. Para él, la experiencia del espejo muestra cómo el niño, al ubicarse frente al

espejo, logra paulatinamente diferenciar su propio cuerpo de la imagen allí reflejada;

siendo factible tal operación gracias a la comprensión simbólica que el niño hace del

espacio imaginario en el cual se esboza su unidad.

En un texto de 19437, Wallon describe los cambios observados en el

interés manifiesto del niño ante su imagen reflejada en el espejo. Para el autor, los

cambios dan cuenta del progreso del bebé, que va de una percepción parcial de su

cuerpo a una global; desde una percepción con existencia en dos espacios (uno real y

otro virtual, en el espejo) a una existencia en un espacio unificado donde la imagen

tiene valor virtual.

Para aceptar el hecho de su existencia espacio-temporal el niño debe

subordinar, progresivamente, los datos de la experiencia inmediata a la pura

representación, es decir, pasar de la percepción de un doble real a la percepción de

un doble virtual. La experiencia del espejo serviría al niño, anuncia Wallon, para

introducirse en el juego de la diferenciación y equivalencia de las imágenes. A través

de esta experiencia se formaría la idea de cuerpo propio conducente a la unidad del

yo. La noción de cuerpo propio no es concebida por Wallon como el resultado de una

combinación automática entre las diversas sensibilidades (idea de Piaget), sino de la

integración progresiva del cuerpo físico a su yo; indicación que es crucial para Lacan.

Es hacia el décimo mes del bebé, cuando el niño extiende los brazos

frente al espejo hacia la imagen y el júbilo impregna la escena. La subordinación de la

imagen reflejada a la imagen real es ya un hecho.

7 “El origen de carácter en el niño: los preludios del sentimiento de personalidad”

5

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Wolfang Köhler (1887-1967) fue un psicólogo representante de la

Escuela de la Gestalt. Las investigaciones de Köhler sobre el comportamiento del

chimpancé ante el espejo, indican cómo éste se interesa por su imagen especular: a

los seis meses capta la ilusión de la imagen reflejada, e intentando comprobar dicha

realidad a través de complejos métodos, como tratar de aprehenderla manualmente,

llevando su mano detrás del espejo; el chimpancé intenta atrapar a ese otro de su

misma especie, y cuando no logra nada que aprehender allí, se torna furioso y se

niega a repetir el experimento. Kölher deduce una inteligencia a nivel de la ejecución,

mayor que la del niño a la misma edad de seis meses; mayor por cuanto tal forma de

inteligencia solo se observará en el humano durante un momento, al final del primer

año, cuando el niño accede a un nivel de inteligencia instrumental similar a la ya

alcanzada por el mono al sexto mes.

Respecto a esto, es de notar que, si hacia el año de vida el niño pasa

su mano detrás del espejo, no es con la intención de buscar su doble, como lo hace el

chimpancé, sino de saber cómo tal ilusión especular acontece. Si el niño de seis

meses es superado en habilidades instrumentales por el pequeño chimpancé, aquel

da muestras de reconocer ya su imagen especular; logro no alcanzado jamás por el

primate. Es cierto que el niño de 6 meses es superado en habilidades instrumentales

por un chimpancé de la misma edad. Pero la capacidad del chimpancé es práctica y

no repetible: si se cambia la experiencia, el animal no logra tener un referente, lo cual

indica que dicha inteligencia es básicamente intuitiva. Aquí el niño marca la diferencia,

pudiendo reconocer su imagen en el espejo.

Leemos en Lacan al párrafo siguiente:

“Este acto, en efecto, lejos de agotarse, como en el mono, en el control, una vez

adquirido, de la inanidad de la imagen, rebota en seguida en el niño en una serie

de gestos en los que experimenta lúdicamente la relación de los movimientos

asumidos de la imagen con su medio ambiente reflejado, y de ese complejo

virtual a la realidad que reproduce, o sea con su propio cuerpo y con las

personas, incluso con los objetos, que se encuentran junto a él.

Este acontecimiento puede producirse, como es sabido desde los trabajos de

Baldwin, desde la edad de seis meses, y su repetición ha atraído con frecuencia

nuestra meditación ante el espectáculo impresionante de un lactante ante el

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espejo, que no tiene todavía dominio de la marcha, ni siquiera de la postura en

pie, pero que, a pesar del estorbo de algún sostén humano o artificial (lo que

solemos llamar unas andaderas), supera en un jubiloso ajetreo las trabas de ese

apoyo para suspender su actitud en una postura más o menos inclinada, y

conseguir, para fijarlo, un aspecto instantáneo de la imagen”. () Falta cita

Köhler y la Aaha-Erlebnis.

Reconocimiento señalado por la mímica iluminante del Aha-Erlebnis, en

la que para Kohler se expresa la apercepción situacional, tiempo esencial

del acto de inteligencia. (p.86)

Köhler, tal como ya lo dijéramos, realizó investigaciones experimentales en las que

estudió la percepción y el aprendizaje en los monos, transpolando sus resultados a la

inteligencia humana. De sus investigaciones, Lacan toma la expresión alemana Aha-

Erlebnis que significa revelación. Este es el momento en el cual la comprensión

intelectual (Einsicht) se combina con la experiencia emocional (Erlebnis) y aparece un

significado completo.

Al respecto, y para ejemplificar como llega a este concepto, puede citarse su conocido

experimento del bastón y la banana: Köhler observó un chimpancé en una habitación,

en la cual se había colgado del techo una banana y en un rincón de la misma se había

dejado un bastón. Al principio el animal daba saltos una y otra vez para alcanzar la

banana sin lograrlo, hasta que, en determinado momento, el animal parecía 'ver' por

primera vez el bastón (al cual sin embargo había mirado antes sin interés). Entonces,

en lugar de volver a saltar, el mono utilizó el bastón para golpear la banana y hacerla

caer. La conclusión de Köhler es que, en determinado momento, el animal pudo

reorganizar su espacio perceptivo y así enlazó en una relación significativa dos objetos

que, hasta ese momento, percibía por separado (la banana y el bastón). Es en este

sentido que la apercepción puede ser leída como una “percepción comprensiva”.

Podría pensarse cómo en el Estadio del Espejo se toma esta idea para plantear el

instante en el que el niño es capturado por la imagen de completud. Considérese en

este sentido el termino instante, por diferenciarse de la idea de proceso, en tanto lo

que sucede, y puede leerse en el texto que nos convoca, es justamente el júbilo por

aquello que sorprende habiendo estado siempre allí.

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Sobre el conocimiento paranoico

“Esta actividad conserva para nosotros hasta la edad de dieciocho meses el

sentido que le damos, y que no es menos revelador de un dinamismo libidinal,

hasta entonces problemático, que de una estructura ontológica del mundo

humano que se inserta en nuestras reflexiones sobre el conocimiento

paranoico”. (p.87)

En este punto hay que volver a realizar comparaciones entre el hombre

y el animal. El animal posee un conocimiento in-noico, un saber “interior” ubicado en

los instintos, heredado filogenéticamente. En el hombre, si bien hay componentes

heredados biológicamente, lo que prevalece es lo que le es otorgado desde el exterior,

desde el campo del Otro. El prefijo griego “Para”, en una de sus acepciones, significa

“lo que viene de afuera” y “noiesis” significa conocimiento.

Por otro lado, en el Seminario III Las psicosis, en la clase del 30 de

Noviembre de 1955 Lacan afirma:

“El conocimiento paranoico es un conocimiento instaurado en la rivalidad

de los celos, en el curso de esa identificación primera que intenté definir a

partir del estadio del espejo. Esta base de rivalidad y competencia en el

fundamento del objeto es, precisamente, lo que es superado en la palabra,

en la medida en que concierne al tercero.”

En esta cita se ve cómo Lacan remite el término paranoico a otra vertiente. La

paranoia es un tipo clínico dentro del grupo de las psicosis que se caracteriza por

presentar un delirio sistematizado. De los posibles delirios (persecutorio, celotípico,

erotomaníaco y de grandeza) que presenta la paranoia, Lacan alude

fundamentalmente al de persecución.

“Para eso exactamente sirve el estadio del espejo. Evidencia la naturaleza

de esta relación agresiva y lo que significa. Si la relación agresiva

interviene en esa formación que se llama el yo, es porque le es

constituyente, porque el yo es desde el inicio por sí mismo otro, porque se

instaura en una dualidad interna al sujeto. El yo es ese amo que el sujeto

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encuentra en el otro, y que se instala en su función de dominio en lo más

íntimo de él mismo. Si en toda relación con el otro, incluso erótica, hay un

eco de esa relación de exclusión, él o yo, es porque en el plano imaginario

el sujeto humano está constituido de modo tal que el otro está siempre a

punto de retornar su lugar de dominio en relación a él, que en él hay un yo

que siempre en parte le es ajeno. Amo implantado en él por encima del

conjunto de sus tendencias, de sus comportamientos, de sus instintos, de

sus pulsiones. No hago más que expresar aquí, de un modo algo más

riguroso y que pone en evidencia la paradoja, el hecho de que hay

conflictos entre las pulsiones y el yo, y de que es necesario elegir. Adopta

algunas, otras no; es lo que llaman, no se sabe por qué, la función de

síntesis del yo, cuando al contrario la síntesis nunca se realiza: sería mejor

decir función de dominio. ¿Y dónde está ese amo? ¿Adentro o afuera?

Está siempre a la vez adentro y afuera, por esto todo equilibrio puramente

imaginario con el otro siempre está marcado por una inestabilidad

fundamental.”8

Gestalt

“Es que la forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelanta

en un espejismo a la maduración de su poder, no le es dada sino como

Gestalt, es decir en una exterioridad donde sin duda esa forma es más

constituyente que constituida, pero donde sobre todo le aparece en un

relieve de estatura que la coagula y bajo una simetría que la invierte, en

oposición a la turbulencia de movimientos con que se experimenta a sí

mismo animándola”. (p .87-88)

La teoría de la Gestalt nace en Alemania y se dedica al estudio de la percepción.

Frente al asociacionismo imperante, que plantea la integración de los contenidos de la

conciencia a partir de las sensaciones que, al sumarse, dan cuenta de tales

contenidos (percepciones, sentimientos o pensamientos), la teoría de la Gestalt afirma

que las imágenes se perciben como una totalidad. Gestalt entonces alude a patrón, a

forma en el sentido de organización, como configuración de elementos por oposición a

la mera adición de las partes.

8 Lacan, J., Seminario III, Clase 7, p. 134/5, Paidós, Buenos Aires, 1984.

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Ahora bien, la Gestalt se constituye pero igualmente es constituyente,

representa la posibilidad de ver el mundo y de fundar una imagen de sí. La totalidad es

constituyente, la Gestalt es aprehendida como una totalidad que permite al sujeto

tomarse como totalidad, como unidad, con cierta permanencia en el tiempo y no como

sucesión de estados de ánimo, sensaciones, impresiones. En esta organización

perceptual se pasa por alto lo incompleto en la organización sensorial, pero se percibe

una totalidad que no está dada de entrada.

“Así esta Gestalt, cuya pregnancia debe considerarse como ligada a la

especie, aunque su estilo motor sea todavía confundible, por esos dos

aspectos de su aparición simboliza la permanencia mental del yo [je] al

mismo tiempo que prefigura su destinación enajenadora; está preñada

todavía de las correspondencias que unen el yo [je] a la estatua en que el

hombre se proyecta como a los fantasmas que le dominan, al autómata,

en fin, en el cual, en una relación ambigua, tiende a redondearse el

mundo de su fabricación.” (p.88)

Hacia 1910, Wertheimer, Köhler y Koffka toman el modelo de la teoría del

campo. La teoría de la Gestalt formaliza sus conceptos en leyes o principios con los

cuales interpreta la información sensorial. Entre ellos se destaca un principio que

puede ser denominado de varias maneras: buena forma, de organización, de

estructura o de pregnancia.

La pregnancia es una cualidad de las formas visuales que captan la

atención del observador por la simplicidad, equilibrio o estabilidad de su estructura.

Así, Lacan postula que antes que haya coordinación vinculada a la integración motora

se bosqueja una globalidad corporal asumida como un todo a partir de la identificación

a la imagen especular. (Sólo explican la pregnancia, ya que están podrían explicar los

otros dos principios)

Vemos en el siguiente párrafo de Lacan como es tomado el fenómeno

de la Gestalt en la captación de la imagen en el niño:

[…] He aquí, una primera captación por la imagen en la que se dibuja el

primer momento dialéctico de las identificaciones. Está ligado a un

fenómeno de la Gestalt, la percepción muy precoz en el niño de la forma

10

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que ya se ve, fija su interés desde los primeros meses incluso para el

rostro humano desde el décimo día”9.

Uexküll y el Umwelt animal

“La función del estadio del espejo se nos revela entonces como un caso

particular de la función de la imago, que es establecer, una relación del

organismo con su realidad o, como se ha dicho, Innenwelt con el Umwelt.

Pero esta relación con la naturaleza está alterada en el hombre por cierta

dehiscencia del organismo en su seno, por una Discordia primordial que

traicionan los signos de malestar y la incoordinación motriz de los meses

neonatales.” (p.89)

La noción de Umwelt fue acuñada por el etólogo y filósofo alemán Jakob Johann von

Uexküll en su libro “Umwelt und Innenwelt der Tiere” (“Mundo circundante y mundo

interno de los animales”) de 1909. En dicho libro Uexküll introduce los dos conceptos

incluidos en el título. Umwelt, mundo circundante o medio vital e Innenwelt, mundo

interno o interior, para desarrollar toda una teoría respecto de la unidad funcional que

se ubica entre los animales, cualquiera sea su nivel de organización, y su ambiente.

Uexküll llama “‘coordinación biológica’ a “la fuerza que actúa en el mundo viviente y

produce esa universal adaptación de los seres vivos”10

Plantea la idea de que existe un círculo funcional entre el Innenwelt y el Umwelt

conformando un todo el cual es construido en conformidad a un plan biológico

adaptativo:

“La afirmación de que los diferentes individuos de una especie estén más o

menos bien adecuados a su mundo circundante o Umwelt está totalmente

fundamentada. Todos y cada uno de los individuos son diferentes, de

acuerdo a su variable plan, pero perfectamente ajustado a su medio

ambiente [Umgebung o entorno físico]. Esto es debido a que el proyecto, o

9 Lacan, J. “La agresividad en psicoanálisis”, Escritos I, p.117.

10 Uexküll, Jakob von. (1920) Ibid. Pág. 79.

11

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Bauplan, en gran medida, se limita al mundo circundante o Umwelt del

animal”11.

Pero para Lacan, dicha relación está en el hombre alterada; no se puede hablar de

adaptación, ni de coordinación al mundo externo. Esto se debe a la dieshiencia

(abertura) producida por la fetalización o prematuración del nacimiento en el hombre; y

además esta mediatizada, subsanada de algún modo, por el estadio del espejo. El

círculo que hay en el animal entre el Umwelt y el Innenwelt está roto en el ser humano.

Hay una dehiscencia, una abertura, cuya causación Lacan ubicará más adelante a la

introducción del lenguaje que desnaturaliza los objetos despojándolos de su mítica

significación natural y abriéndolos a una infinidad de significaciones posibles, alejados

ya de la necesidad:

“El mundo humano no es para nada estructurable como un Umwelt

ensamblado con un Innenwelt de necesidades; no está cerrado, sino

abierto a una multitud de objetos neutros de extraordinaria variedad,

objetos que incluso en su función radical de símbolos, ya nada tienen que

ver con objetos.”12

Fetalización-Prematuración

“Pero esta relación con la naturaleza está alterada en el hombre por cierta

dehiscencia del organismo en su seno, por una Discordia primordial que

traicionan los signos de malestar y la incoordinación motriz de los meses

neonatales. La noción objetiva del inacabamiento anatómico del sistema

piramidal como de ciertas remanencias humorales del organismo materno,

confirma este punto de vista que formulamos como el dato de una verdadera

prematuración específica del nacimiento en el hombre.

Señalemos de pasada que este dato es reconocido como tal por los

embriólogos, bajo el término de Fetalización, para determinar la prevalencia de

los aparatos llamados superiores del neuroeje y especialmente de ese córtex

11 Uexküll, Jakob v. (1909) Umwelt und Innenwelt der Tiere. Berlin: Verlag von Julius Springer. Pág. 5. Citado en Castro García, O., “Jakob von Uexkull - El concepto de Umwelt y el origen de la biosemiótica”, inédito.

12 Lacan, J., Seminario II, p. 156., Paidós, Buenos Aires, 1983.

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que las intervenciones psicoquirúrgicas nos llevaran a concebir como el espejo

intra-orgánico”. (p. 89-90)

Ya Freud, sentó antecedente de una explicación respecto a la prematuración de la cría

humana en 1895 en el apartado sobre la vivencia de satisfacción dentro del “Proyecto

de psicología para neurólogos”. Explica:

“Aquí una cancelación de estímulo sólo es posible mediante una

intervención [….] y ella exige una alteración en el mundo exterior (provisión

de alimento, acercamiento del objeto sexual) que, como acción específica,

solo se puede producir por caminos definidos. El organismo humano es al

comienzo incapaz de llevar a cabo la acción específica. Esta sobreviene

mediante auxilio ajeno: por la descarga sobre el camino de la alteración

interior, un individuo experimentado advierte el estado del niño. Esta vía de

descarga cobra así la función secundaria, importante en extremo, del

entendimiento (o comunicación) y el inicial desvalimiento del ser humano

es la fuente primordial de todos los motivos morales.” (362)

Desde el punto de vista biológico la teoría de la prematuración plantea que a partir del

hecho de que nos traslademos en dos patas, de que los humanos sean bípedos, se

modificó el aparato músculo-esquelético, sobre todo la posición de la pelvis, lugar por

donde el bebé nace. Y en la medida en que la pelvis se redujo, el nacimiento del bebé

se tuvo que anticipar porque si éste creciese posteriormente, no pasaría por el canal

de parto. Todo esto justifica el hecho de que seamos una de las especies que trae al

mundo sus bebés en un estado prematuro. Esta prematuración genera,

necesariamente, dependencia.

Por prematuración del nacimiento, Lacan remite al estado

anatómicamente incompleto del sistema piramidal, a la falta de coordinación motriz y

del equilibrio de los primeros meses; fenómenos que asocia a la teoría de la

fetalización de Bolk:

”…lo que he denominado prematuración del nacimiento en el hombre, o

sea, en otros términos, la incompletud y el "atraso" del desarrollo del

neuroeje durante los primeros seis meses, fenómenos bien conocidos por

los anatomistas y, por lo demás, patentes, desde que el hombre es

hombre, en la incoordinación motriz y equilibratoria del lactante, y que

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probablemente no carece de vinculación con el proceso de fetalización, en

el que Bolk ve el resorte del desarrollo superior de las vesículas

encefálicas en el hombre.

Es en función de este atraso en el desarrollo que la maduración precoz de

la percepción visual toma su valor de anticipación funcional. Resulta de

aquí, de un lado la marcada prevalencia de la estructura visual en el

reconocimiento tan precoz de la forma humana. De otro lado, las

posibilidades de la identificación a esta forma, si puedo decirlo, recibiendo

un apoyo tal, decisivo, que va a constituir en el hombre ese nudo

imaginario absolutamente esencial [...] nombrado como narcisismo.”13

A propósito de las sensaciones interoceptivas, dicen los estudios sobre

este tema que en los primeros seis meses de vida domina un malestar. Para Lacan, la

asfixia del nacimiento, el frío, el malestar laberíntico (que no es ajeno a la satisfacción

experimentada por el niño al ser acunado), son sensaciones que hablan del tono

penoso de la vida orgánica que impregna estos primeros meses, y que incluso el

esmerado cuidado materno no logra atenuar completamente. Y añade, la causa de

este malestar radica en una insuficiente adaptación ante la ruptura de las condiciones

del ambiente y de la nutrición brindadas por el equilibrio parasitario de la vida

intrauterina.

Podemos retomar, en este sentido, recortes de las citas anteriores del

texto que nos convoca. Entendemos que cuando Lacan dice “dinamismo libidinal hasta

entonces problemático” así como cuando describe “una simetría que se invierte, en

oposición a la turbulencia de movimientos con que se experimenta a sí mismo”, hace

referencia al malestar que domina ese período. Malestar vinculado a este cuerpo aún

no constituido, dominado por los hechos biológicos anteriormente descriptos. Hasta el

advenimiento del estadio del espejo, lo que se encuentra es un organismo. El

atravesamiento por el estadio del espejo tiene como uno de sus resultados la

constitución de un cuerpo. Hay un efecto unificador sobre las pulsiones parciales, un

efecto de síntesis por la aparición de un objeto hasta entonces inédito, es decir del yo.

13 Lacan, J., Acerca de la causalidad psíquica, Escritos I, p. 176.

14

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También del objeto cuerpo, aunque ambos son para nosotros análogos, ya que, tal

como lo plantea Freud el yo es la proyección de una superficie corporal14.

Además, Lacan señala cómo el momento en que el bebé se sobrepone

a este malestar provocado por el retraso físico, coincide con aquel en el cual logra

reconocer su imagen en el espejo y el júbilo impregna la escena.

Ahora bien, contrasta con este no acabamiento del bebé durante los

primeros meses, su marcado interés por la imagen del otro. Lacan califica este interés

de estructural: es en razón al retraso del desarrollo, que la maduración precoz de la

percepción visual toma su valor de anticipación funcional. Entonces: cuerpo inacabado

en el terreno de la realidad orgánica, pero anticipación imaginaria de la aprehensión y

domino de la unidad corporal en el plano psíquico.

La forma total del cuerpo, gracias a la cual el sujeto se adelanta en un

espejismo a la maduración orgánica, solo le es dada como una Gestalt: “[…] reconocer

en la captura espacial que pone de manifiesto el Estadio del espejo, el efecto en el

hombre […] de una insuficiencia orgánica de su realidad natural”. (XXX Estadio)

Lacan, con la teoría de la prematuración del nacimiento, interroga la teoría adaptativa,

de actualidad en la psicología de comienzos del siglo XX, y muestra cómo la

configuración psíquica del sujeto no depende ni va al ritmo del desarrollo neurológico:

las sensaciones estero, propio o interoceptivas, no estarán suficientemente

coordinadas hasta después del año de vida, para que se haya completado el

reconocimiento del propio cuerpo y correlativamente la noción de lo que le es exterior:

“[…] no existe ningún paralelo entre la diferenciación anatómica del

sistema nervioso y la riqueza de las manifestaciones psíquicas, sean ellas

de inteligencia, como lo demuestran un inmenso número de hechos de

comportamiento en los animales inferiores”15. (Lacan, 1984: 181)

Comentario sobre la teoría del doble

El concepto del doble es introducido al psicoanálisis por Otto Rank, psicoanalista de la

primera generación. El fenómeno del doble es un fenómeno que se ubica 14 “O sea que el yo deriva n última instancia de sensaciones corporales, principalmente las que parten de la superficie del cuerpo. Cabe considerarlo, entonces, como la proyección psíquica de la superficie del cuerpo…” (Freud, S., El yo y el ello, p.27-28, Amorrortu editores, T. XIX, Buenos Aires, 1992). 15 Lacan, J., Acerca de la causalidad psíquica, Escritos I, p. 188, Siglo XXI editores, Buenos Aires,2008.

15

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principalmente en la literatura fantástica. Es un concepto que Lacan menciona por

reflejar a la percepción su propia teorización en este escrito. En su texto “El doble”,

después de dar una larga serie de ejemplos literarios, Rank realiza la siguiente

síntesis:

“Hasta este punto, se trató, o bien de un doble físico (que adopta una

forma relacionada de modo más distante, en las comedias de identidades

equivocadas), o de una semejanza que se ha separado del yo y convertido

en un individuo (sombra, reflejo, separado del yo y convertido en un

individuo (sombra, reflejo, retrato)”16.

Se trata de apariciones de otros yo que duplican al protagonista

de la historia y que, además, se presentan como una amenaza para éste, de

modo que las historias suelen iniciarse presentando una escalada de violencia

entre el protagonista y su doble que por lo general terminan con la muerte del

primero. También Freud hace mención de este fenómeno en uno (el único) de

sus textos. Y dice allí:

“La presencia de «dobles» en todas sus gradaciones y plasmaciones, vale

decir, la aparición de personas que por su idéntico aspecto deben

considerarse idénticas ; el acrecentamiento de esta circunstancia por el

salto de procesos anímicos de una de estas personas a la otra –lo que

llamaríamos telepatía-, de suerte que una es coposeedora del saber, el

sentir y el vivenciar ele la otra; la identificación con otra persona hasta el

punto de equivocarse sobre el propio yo o situar el yo ajeno en el lugar del

propio –o sea , duplicación, división, permutación del yo-, y, por último, el

permanente retorno de lo igual, la repetición de los mismos rasgos faciales,

caracteres, destinos, hechos criminales, y hasta de los nombres a lo largo

de varias generaciones sucesivas”17.

Algunos términos que es necesario tener en cuenta:

16 Rank, O., El doble, p.33, JVE Editores, Buenos Aires, 1993.

17 Freud, S., Lo ominoso, Amorrortu editores, T. XVII, p.234.

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Imago. Este es un término que se le debe a Jung, de escasa aparición

en la obra freudiana, más aún, después de su distanciamiento. Término derivado del

latín (imago: imagen). Es una imagen que se fija en el inconciente del sujeto y orienta

posteriormente su conducta y su modo de aprehensión de los otros. Se refiere a un

prototipo inconsciente de personajes que orienta electivamente la forma en que el

sujeto aprehende a los demás.

Infans. Hace referencia al niño en la etapa anterior al habla. Es una

palabra latina, infantis (nominativo -infante- y genitivo -del infante- de singular). Está

compuesta por el prefijo in-, que significa negación, y por el participio presente del

verbo fāri: «hablar». El hecho de que el niño no hable, no quiere decir que no esté ya

atravesado por el lenguaje. El lenguaje pre-existe, es constituyente, el niño adviene a

un mundo de lenguaje. El término, entonces, sólo alude a que aún no hace uso del

mismo para comunicarse.

Transitivismo. Por último mencionaremos el concepto de transitivismo

que Lacan mismo explicita haberlo tomado de la psicóloga alemana Charlotte Buhler

(1893- 1974). Hace referencia las dificultades en la diferenciación entre el yo ya

existente y su relación con el otro semejante. Afirma Lacan:

“El momento en que el estadio del espejo desaparece, presenta una

analogía con el movimiento de báscula que se produce en ciertos

momentos del desarrollo psíquico. Lo podemos verificar en esos

fenómenos de transitivismo en los cuales la acción del niño equivale, para

él, a la acción del otro. El niño dice: Francisco me pegó, cuando en

realidad fue él quien pegó a Francisco. Entre el niño y su semejante existe

un espejo inestable.”18

“Entre niños pequeños lo que sucede entraña ese transitivismo

fundamental que se expresa en el hecho de que un niño que le pego a otro

puede decir: el otro me pegó. No miente: él es el otro, literalmente.”19

18 Lacan, J., Seminario I, p. 252, Paidós, Buenos Aires, 1981.

19 Lacan, J., Seminario III, p. 60-61, Paidós, Buenos Aires, 1984.

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Page 18: Notas Para Una Lectura Del Estadio Del Espejo

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