Nora, Pierre. “No hay que confundir memoria con historia”. E

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    "No hay que confundir memoria conhistoria", dijo Pierre NoraLa visin del filsofo y acadmico francs

    Mircoles 15 de marzo de 2006 | Publicado en edicin impresa

    http://www.lanacion.com.ar/788817-no-hay-que-confundir-memoria-con-historia-dijo-pierre-nora

    PARIS Adems de inventar una nueva forma de narrar la historia, Pierre Nora consigui establecer una lnea demarcatoria entre dos conceptos cercanos y con frecuencia contradictorios: No hay queconfundir memoria con historia, dice.

    De una curiosidad sin lmites, Nora siempre pens que, en un mundo presa de la inmediatez, lamejor forma de transmitir la historia de una nacin es a partir del presente. De esa conviccinnacieron, entre 1984 y 1993, una obra monumental y un concepto: les lieux de mmoire (sitios de lamemoria). Durante ms de diez aos, con la ayuda de 130 historiadores, estableci la geografasentimental de la nacin francesa.

    En esa obra, reunida en tres tomos, se combinan libros, hombres, parajes y conceptos: la catedral deReims, la batalla de Waterloo, el libro de Proust En busca del tiempo perdido, Vichy, Versalles,Juana de Arco, Vctor Hugo, La Marsellesa, la Repblica, el Tour de Francia, la Torre Eiffel y lasGaleras Lafayette.

    Una mitologa francesa sobre la cual su autor dice: Lo novedoso de esta manera de escribir lahistoria es que rompe con el hbito cronolgico. Partimos del presente para hacer un inventario deaquellos objetos, hombres o lugares que pertenecen a la herencia colectiva".

    Pierre Nora naci en 1931, en una familia juda de la burguesa parisiense. Hijo de un reputadocirujano, a los 12 aos salv su vida tirndose por una ventana para escapar de la Gestapo. Paraolvidar, consagr su vida al estudio: es doctor en historia, en letras y en filosofa; profesor universitario; ensayista, y miembro de la Academia Francesa.

    En 1980 fund la revista acadmica Dbat, que todava dirige. Desde 1966, cuando comenz acolaborar con Gallimard, es considerado el editor de ciencias humanas ms importante de sugeneracin: public, entre otros, a Pierre Foucault, Raymond Aron, Jacques Le Goff, GeorgeDumzil, Elias Canetti y George Duby.

    Quin mejor que l para explicar las razones de la crisis de identidad que atraviesa Francia en estosmomentos? Por qu este pas se debate entre las reivindicaciones de todas sus minoras -tnicas,religiosas o sexuales- que tratan de imponer sus propias memorias a la mayora nacional? En unmundo globalizado, el problema no es exclusivamente francs: las respuestas del historiador tienenalcance universal.

    -La agitacin de los ltimos meses en Francia da la sensacin de que la gente ya no sabe muybien la diferencia que existe entre memoria e historia. Cul es esa diferencia?

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    -Memoria e historia funcionan en dos registros radicalmente diferentes, aun cuando es evidente queambas tienen relaciones estrechas y que la historia se apoya, nace, de la memoria. La memoria es elrecuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razn, la memoria siempre es portada por gruposde seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, esafectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivastransformaciones, vulnerable a toda manipulacin, susceptible de permanecer latente durante largos

    perodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenmeno colectivo, aunque sea psicolgicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construccin siempre problemtica e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dej rastros. A partir de esosrastros, controlados, entrecruzados, comparados, el historiador trata de reconstituir lo que pudo pasar y, sobre todo, integrar esos hechos en un conjunto explicativo. La memoria depende en gran parte delo mgico y slo acepta las informaciones que le convienen. La historia, por el contrario, es unaoperacin puramente intelectual, laica, que exige un anlisis y un discurso crticos. La historia

    permanece; la memoria va demasiado rpido. La historia rene; la memoria divide.

    -Por qu ese abandono de una conciencia colectiva nacional en beneficio de esasreivindicaciones de la memoria?

    -Hubo un cambio en la naturaleza misma del trabajo del historiador. Los historiadores fuerondurante mucho tiempo los depositarios de la memoria comunitaria en la medida en que tenan, casi,el monopolio de la interpretacin, que, de paso, no era libre, porque con frecuencia el historiador erainstrumento del poder. Con el tiempo, el historiador se independiz, para asumir una actitudcientfica. Pero casi al mismo tiempo apareci una vida meditica densa, que contribuy a crear unaforma de memoria colectiva, independiente del poder puramente cientfico. Las tragedias del sigloXX contribuyeron, en gran medida, a democratizar la historia, es decir, a hacerla vivir. El hombrecomenz a sentir que lo que viva era la historia, contrariamente a lo que suceda en las sociedadescampesinas tradicionales. Cuando un campesino viva, no tena el sentimiento de que lo que haca seinscriba en una gran corriente o tena un significado que superaba su propia vida y la de su familia.Todo cambi cuando el hombre comenz a decirse que no viva en la tradicin, sino en la historia.

    -En qu momento comenz ese proceso?

    -Simblicamente, cuando Goethe dijo en Valmy: "Usted podr decir yo estuve [se refiere a unafrase del autor alemn en su libro "Campaas de Francia y de Maguncia", publicado en 1817, sobrela batalla de Valmy entre franceses y prusianos]". En otras palabras: "No crea usted que estviviendo un hecho anodino; est viviendo una batalla de gran importancia histrica". Desde entoncesel mundo comenz a valorar al testigo. El testigo se transform en aquel que conserva la memoriaviva para hablar del drama europeo de 1914, del drama comunista, de la guerra de colonizacin, dela colonizacin mundial. El problema es que ese personaje tiene un gran valor histrico, pero nodecisivo. All es donde comenz el drama actual. Lo que vivimos desde hace 20 aos es el paso deuna memoria modesta, que quera hacerse reconocer, de una cantidad de vctimas que queran quesus penas y sufrimientos fueran tenidos en cuenta, a una memoria que se pretende duea de la verdadhistrica, ms que toda otra forma de historia, y que est dispuesta incluso a querer cerrarles la bocaa los mismos historiadores. En 20 aos, hemos pasado de la defensa del derecho a la memoria a ladefensa del derecho a la historia.

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    -Esto quiere decir tambin que las sociedades de los pases occidentales -Francia, porejemplo- estaran en vas de dejar de vivir su historia para vivir numerosas y diferenteshistorias?

    -El ejemplo francs es muy apropiado. Creo que Francia es, en este momento, una especie de caldode cultivo particularmente sensible por numerosas razones. La primera es que siempre tuvo unarelacin particularmente intensa con la historia. Desde el siglo X, la relacin de Francia con su

    pasado se intensific cada vez ms, porque la historia fue el instrumento formador de la concienciacvica y nacional. La historia fue la disciplina prioritaria que haca de los nios unos autnticosfranceses. De esta manera, la historia cumpli un papel capital, porque consigui reprimir lasmemorias, limitarlas al seno de las familias, al ejercicio privado. Un nio poda ser hijo o nieto de unaristcrata asesinado en la Revolucin, hijo de un obrero asesinado en la Comuna, judo emancipadodesde haca poco, inmigrante o bretn? Pero cuando estaba en la escuela era un pequeo francscomo cualquier otro, que recitaba "nuestros ancestros, los galos". Lo que sucedi en los ltimos 40aos es que se rompi ese doble registro privado/pblico y que esas memorias particulares de lasminoras en vas de emancipacin y de integracin en el colectivo nacional reclaman ser como lasdems, reconocidas por la mayora nacional, y, a la vez, conservar algo de sus identidades. Algo quellaman "su" memoria.

    -Y que lo es...

    -S. Cada comunidad tiene su propia historia. Los obreros tienen una memoria obrera que comenz aestablecerse cuando la clase obrera estaba desapareciendo. Comenzamos a hablar de memoriacampesina en los aos 70, cuando no haba ms campesinos en Francia. Por entonces, el porcentajede la poblacin activa ocupada en la agricultura cay por debajo del 10%, mientras que despus de laSegunda Guerra Mundial alcanzaba el 45%. Se comenz a hablar de memoria femenina slo con laemancipacin y la integracin de la mujer en la sociedad francesa.

    -En otras palabras, la memoria sectorial o comunitaria aparece despus de una conmocin ode una tragedia?

    -En cierto sentido. Las guerras, los genocidios, los totalitarismos? La Shoa es el ejemplo perfecto dela matriz memorial. Fue justamente Auschwitz lo que dio origen a la expresin "deber de memoria".

    -Esta necesidad de memoria particular parece estar provocando una crisis de identidad

    nacional en Francia.

    -Porque el sujeto nacional portador de esa ideologa de la nacin est en grave crisis. A las guerras, ala reduccin del podero, a la crisis del modelo, a la dificultad de la transmisin del mensaje seagregaron cantidad de cosas en los ltimos 40 aos. Francia tiene, desde entonces, una historia enmigajas que provoc una profunda fisura en el nivel de su memoria. Piense en la Segunda GuerraMundial y en el gobierno colaboracionista de Vichy. Francia sali de esa experiencia trgicamentedividida: haba una memoria de los resistentes, una memoria de los racistas, una memoriacolaboracionista, una de los ocupados y otra de los no ocupados, de los prisioneros...

    -Por qu ese desgarramiento?

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    -El problema es que esa izquierda ha dejado de existir. La actual ya no tiene ms nada que decir ynada ms para hacer. Le queda una sola cosa: indicar lo que est bien y lo que est mal. Entonces seapodera de los temas histricos y trata de convertir la historia en purgatorio de la humanidad.

    -Pero por qu la gente es ahora sensible al ejercicio de la memoria sectorial en vez de pensaren la historia?

    -Debido a la supremaca del presente. En el mundo actual, el presente se ha vuelto el juez supremo.Es el registro de temporalidad con el que vivimos nuestro cuerpo, nuestra vida familiar, nuestro

    placer y nuestro juicio del pasado. En Francia, el peso del presente se traduce, por ejemplo, en algotan simblico como haber permitido a las parejas dar a los nios el apellido paterno o maternoindistintamente. Eso es una ruptura de la genealoga y de la filiacin. Dentro de dos o tresgeneraciones, nadie sabr de quin desciende. Y nadie parece darse cuenta del significado profundoque tendr ese cambio para la sociedad. Esto quiere decir, entre otras cosas, que las personas handejado de vivir para sus hijos: slo viven para s mismas. Creo que estamos ante un oscurecimientocompleto de la proyeccin de futuro.

    -En otras palabras, el hombre moderno ha dejado de saber adnde va?

    -As es. Cuando uno saba vagamente, o crea saber, adnde iba, era posible saber de dnde vena.Usted y su familia se transformaban, entonces, en un instrumento de transmisin, aun cuando loshistoriadores eran quienes permitan al pasado preparar el futuro. Pero a partir del momento en quelos hombres dejan de saber adnde van, que las cadenas interpretativas han dejado de permitirles

    proyectarse en el futuro, es necesario constatar que estamos en una situacin totalmenteimprevisible.

    -Chesterton deca que cuando los hombres dejan de creer en Dios terminan creyendo encualquier cosa. Eso se podra aplicar a la historia?

    -Perfectamente. Y si se deja de creer en la historia, en cualquier historia, que vaya hacia alguna parte, tampoco se sabe qu es lo que hay que retener del pasado para justificar el futuro. Es entoncescuando el hombre se pone a vivir bajo el control absoluto del presente y termina por juzgar lahistoria con los criterios del presente. Esa idea de crimen contra la humanidad que invocan todosesos grupos memoriosos es una nocin que data de Nuremberg. La idea de aplicarla a fenmenosque sucedieron hace cinco o seis siglos es aberrante. Esto no quiere decir que no hubo horrores. Alcontrario. Toda la historia de la humanidad est repleta de crmenes contra la humanidad. Pero sitoda la historia se vuelve una serie de crmenes contra la humanidad, por qu ensearla? Slo nosqueda expiarla.

    -En esas condiciones, cul es el papel que le queda al historiador?

    -Creo que somos ms necesarios que nunca. En un mundo delirante, es imprescindible quereasumamos una misin de vigilancia intelectual, racional y cvica. La tarea del historiador es ayudar a la sociedad a reflexionar sobre s misma, pero sin emitir juicios de valor. No tiene razn de ser unhistoriador obligado a llegar a conclusiones polticamente correctas. Los historiadores no tienenlugar en un mundo donde slo reinan el "bien" y el "mal".

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    Por Luisa CorradiniPara LA NACION