Nicholas Wilcox Los Templarios Y La Mesa de Salomon

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LOS TEMPLARIOS Y LA MESA DE SALOMN

Nicholas Wilcox

LOS TEMPLARIOS Y LA MESA DE SALOMNTraduccin: Juan Eslava Galnmr ediciones

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EN EL PRINCIPIO...Ilustracin de las guardas: planos de las excavaciones del alczar de Arjona (Jan), por Jimena Jurado, ao 1628 Primera edicin: octubre de 2004 Ninguna parte de esta publicacin, incluido el diseo de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningn medio, ya sea electrnico, qumico, ptico, de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo del editor. Todos los derechos reservados. Ttulo original: The Templars and tbe Table of Salomn 2004, Nicholas Wilcox Primera edicin en ingls: Porkeaters Publishers Ltd, London, 2004 2004, de la traduccin, Juan Eslava Galn 2004, Ediciones Martnez Roca, S.A. Paseo de Recoletos, 4. 28001 Madrid www.mrediciones.com ISBN: 84-270-3067-3 Depsito legal: M. 38.386-2004 Fotocomposicin: EFCA, S.A. Impresin: Brosmac, S.L. Impreso en Espaa-Pnnted m Spam

Todo empez el 6 de abril de 1993. Yo intentaba escapar de la depresin que me produjo el fallecimiento de mi esposa, la biloga Elizabeth Wilcox, devorada por un tigre en la selva de Ranchipur. Me haba refugiado a rumiar mi amargura entre los hayedos del pas de Gales, en el viejo molino de Hay on Wye, que Elizabeth y yo habamos rehabilitado con tanta ilusin, pero aquella casa antao clida se haba convertido en un lugar desangelado y triste. Pasaba las horas frente a la chimenea apagada, contemplando las cenizas fras. Te vendr bien salir de aqu, trabajar, implicarte en algn empeo difcil, me haba aconsejado, con su sempiterna copa de coac Napolen en la mano, mi viejo amigo lord Riggulsford, en la ltima reunin de la Royal Ornithological Society. Segu su consejo. Acept un ofrecimiento de la BBC para colaborar en un documental sobre las aves de la sierra de Cazorla, en Espaa. Un cambio de aires me vendra bien. Llegu a Cazorla una semana antes que el resto del equipo de rodaje y me instal, como otras veces, en la torre del Vinagre, entre los espesos pinares que pueblan el pantano del Tranco, rodeado de belleza y de paz. Madrugaba todos los das y sala a ver aves. Un mircoles al amanecer, en las ltimas estribaciones del parque de Cazorla, observ un

Nicholas Wilcox ave de presa que volaba defectuosamente a poca altura. La segu con los prismticos. Era un halcn. Renqueaba del ala derecha. Se pos en la copa de una aosa encina. Lo observ ms de cerca. Ajeno a mi presencia, se despulgaba el pecho con su pico curvo. Quiz llevaba plomo en las alas. Plomo en las alas..., como yo. Un halcn con plomo en las alas no es probable que sobreviva. Llevaba un par de jaulas en la trasera del coche. Si se dejaba atrapar quiz podra salvarlo. Salvar el halcn, apostar por la vida, salvarme a m, por esas simetras que a veces urde el destino. Detuve a prudente distancia mi vehculo con traccin a las cuatro ruedas alquilado y me intern a pie por el pinar. Cuando el halcn descubri mi presencia, emiti su grito quec-quec-quec-quec y remont nuevamente el vuelo, esta vez hacia el crestn rocoso del cerro del Escribano, que separa el valle de la aldea de La Iruela. Lo segu con los binoculares hasta que lo vi trasponer un muro arruinado de la vieja fortaleza templada, entre las inmensas rocas grises. En el patio del castillo, un hombre fuerte y alto, bien parecido, con una hermosa barba azafranada, en la que el sol naciente arrancaba destellos de cobre,1 consultaba una brjula. A lo largo del muro ruinoso haba extendido una cinta mtrica. -Ha visto un pjaro grande por aqu? -le pregunt. -Menudo susto me ha dado el cabrn! -respondi-. Me ha pasado volando a un palmo de la nariz. Me parece que ha aterrizado en las ruinas de la iglesia. El halcn estaba atrapado en unas retamas. Me acerqu a l, lo tom con precaucin y lo introduje en la jaula. Los de la Estacin Forestal lo enviaran al Centro de Recuperacin de Aves de El Tranco1. Me sonroja tan favorecedora descripcin de mi persona, pero eso es lo que dice el texto original: a bold, fat, flabby man dtsgutsing bis congemtal ughness with an indocile beard. (N. del T.)

Los templarios y la Mesa de Salomn 5 y con un poco de suerte volvera a volar sin dificultad dentro de uno; meses. , Jt -Se come? -inquiri el de la barba, a mi espalda. Me volv. , ,.;

-No, no se come. Cmo se va a comer un halcn? -replitp,

-Es usted ornitlogo? >,, < -Algo as. ; r*.

-Pues yo soy castelllogo -inform tendindome una mane cordial-. Me dedico a estudiar castillos y murallas. Qu gusto da sei algo que acabe en -logo, verdad, usted? Nos sentamos en un mrete derruido. Se llamaba Juan y era profesor de ingls, pero le gustaba ms la historia. Estaba preparando su tesis doctoral sobre castillos. Aqul fue el comienzo de una buena amistad. Hoy, adems de amigo, es mi traductor al castellano. Estbamos en las ruinas de una iglesia de tres naves, sin ms teche que el pursimo cielo azul. Las higueras, la jara, el tomillo y los rosales silvestres crecan entre las piedras bellamente labradas. El conjunto le hubiera encantado a un viajero romntico. -Hermosa iglesia para un castillo! -coment. -No la hicieron para el castillo -replic el barbudo-. El castillo es medieval, del tiempo en que moros y cristianos se disputaban estos territorios, pero la iglesia data del siglo XVI, cuando ya no haba moros y Castilla era rica, o, al menos, el seor que la construy era rico. -He ledo en el cartel, ah fuera, que el castillo es templario. -Eso creen y hasta hay una calle de los templarios, pero me parece que se equivocan. Desde hace cien aos se viene diciendo que es templario, pero este castillo perteneca al arzobispo de Toledo. Nunca fue templario. -Entonces, por qu lo llaman templario? -Porque a principios del siglo XX existi una logia neotempla-

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ria que celebr algunas ceremonias secretas en las ruinas de esta iglesia. Sus motivos tendran, supongo, porque cuando la iglesia se construy haca ya doscientos aos que haban desaparecido los templarios. No obstante, si los secretos del Temple se transmitieron a otras organizaciones, hay razones para creer que don Francisco de los Cobos, el constructor de esta iglesia, perteneciera a una de ellas. No s si ha odo hablar del todopoderoso secretario del emperador Carlos V. l edific este templo siendo seor de La Iruela. El de los Cobos era muy aficionado a la arquitectura y admiraba a Vandelvira. -Vandelvira? -pregunt. -Andrs de Vandelvira, un arquitecto iniciado en los secretos de los antiguos constructores. Traz la catedral de Jan con el nmero de oro, la urea proporcin transmitida desde Egipto a Grecia, pasando por el Templo de Salomn. A la muerte de don Francisco de los Cobos, su biblioteca se perdi, y es lstima, porque seguramente contena las claves para desvelar muchos misterios. Tambin perdieron La Iruela sus descendientes porque en 1606, el arzobispo de Toledo, despus de mucho pleitear, consigui recuperarla para su dicesis. Conversamos un rato ms y nos despedimos. Juan estaba atareado con la medicin y estudio de los castillos de la comarca, pero cuando lo invit a almorzar, al da siguiente, en la torre del Vinagre, acept de inmediato. Unos das despus fui a Jan para arreglar los permisos de filmacin en el parque de Cazorla. Telefone a Juan, me recogi en el hotel del Psito, donde me alojaba, y paseamos hasta la cercana catedral. La catedral de Jan! Era la primera vez que penetraba en aquel monumento singular. Me cautiv inmediatamente por su contenida belleza. Aquellas altas y silenciosas naves en penumbra, como una armnica caverna tan slo iluminada por la difusa claridad que se filtraba desde las altas vidrieras coloreadas! Los templarios y laMesa de Salomn

11-Qu hermoso edificio! -murmur. -La armona de las proporciones, nmero y geometra, se es el misterio -me dijo Juan-. El cofre repleto de secretos! No lo entend bien, porque mi amigo tiene cierta tendencia a la metfora. Le dije: -Un cofre? Qu cofre?

Me mir severamente como si hubiese roto el hechizo que se esforzaba en crear con sus palabras. Quiz, tambin, reflexionaba sobre la conveniencia de comunicarme ciertas cosas. -No hay cofre -me dijo-. La catedral misma es el cofre y los misterios que guarda. Bajo este suelo, en estas paredes, en las miradas de los ngeles, de los santos, de los obispos de palo o de piedra que nos contemplan desde todas partes, indiferentes al tiempo, en apariencia mudos, pero bastante elocuentes para el que sepa escuchar. Ciertas cosas no se comprenden cuando uno ha pasado una mala noche y se ha despertado temprano. Debi de notar en mi semblante que no lo estaba entendiendo. -Ven, que te ensear algo. Me llev al coro de la catedral, una construccin barroca, tarda, que perturba algo la armona de la catedral renacentista. El coro de la catedral de Jan parece una fortaleza, es macizo y pesado, con adornos recargados que no concuerdan con la ligereza y la gracia del resto del edificio. Es como una caja rectangular abierta al altar mayor. Por una puerta lateral accedimos a un vestbulo oscuro abierto en el grosor del muro. Tanteando en la oscuridad, Juan encontr el picaporte de la puerta interior. La abri y entramos en el coro. Tres lados del rectngulo los ocupaba una sillera de madera oscura, en dos niveles. En el centro haba dos enormes facistoles con libros corales, grandes como albardas (Fig. 1).

12 Nicholas Wilcox < Fig. 1. Coro de la catedral de Jan.

-Qu te parece? -me pregunt. -Un coro muy hermoso -respond cortsmente, aunque no estaba impresionado en absoluto. A lo largo de mi vida profesional, he realizado algunos documentales de tema artstico para la BBC y he visitado docenas de catedrales antiguas con sus respectivos coros. No me pareci que el de Jan tuviera nada de extraordinario. -Es algo ms que un coro -dijo Juan reflexivamente-. Algunos creen que es un jeroglfico, un libro mudo, al estilo medieval, un libro de compleja lectura porque las pginas que lo componen estn desordenadas. Los coros de los edificios cristianos nos cuentan grficamente historias bblicas y representan personajes del Antiguo o del Nuevo Testamento, cada cual con su cartela correspondiente o con el smbolo que lo identifica. Son grficos dirigidos a impresionar a una feligresa analfabeta que recibe la doctrina a travs de los iconos. Convine en que as era. Los templarios y la Mesa de Salomn 13 -Los relieves de este coro reproducen escenas y personajes de la Biblia. En eso no se diferencia del resto. sa es la parte exotrica, externa, visible. Pero el de la catedral de Jan presenta una singularidad: entre las imgenes bblicas se han deslizado otras, o ciertos detalles, aparentemente innecesarios, que permiten una segunda lectura esotrica, secreta, y reservada solamente para iniciados. Este lugar oculta un complejo jeroglfico que en su momento los conocedores podran interpretar. Lo lamentable es que sus sucesivas reformas han alterado el orden de los elementos. Ahora resulta difcil, si no imposible, descifrarlo. Estbamos ante una de las sillas bajas. La talla del respaldo representaba la cada de san Pablo en el camino de Damasco. Record la historia. En los tiempos en que el cristianismo todava no era religin sino una hereja desgajada del judaismo, Saulo, el inquisidor fariseo, se dirigi a Damasco para reprimir un brote cristiano en aquella comunidad juda. En medio del camino, Saulo tuvo una visin cegadora que lo hizo caer del caballo. Cristo se le apareci y le dijo: Saulo, Saulo, por qu me persigues?. Llegado a Damasco, Saulo se convirti al cristianismo, se bautiz y desde entonces se llam Pablo. El relieve que representa a Saulo cado del caballo en el camino de Damasco cuida minuciosamente el detalle. Hasta las lazadas de las sandalias de los criados que lo acompaan se distinguen con claridad. El suelo sobre el que Saulo acaba de dar la costalada es una calzada romana. Mi amigo me seal tres misteriosas esferas en el ngulo inferior izquierdo del relieve, sobre las losas (Fig. 2). -Qu crees que son estas tres esferas? -me pregunt. Las examin. Desde luego, no eran frutos, ni piedras del campo, ni nada parecido a un objeto que pueda encontrarse en la naturaleza. Eran tres esferas aparentemente absurdas que no se integraban

en el conjunto de la escena representada de manera tan minuciosamente realista, ni parecan cumplir funcin alguna.

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Fig. 2 San Pablo cae en el camino de Damasco. Relieve del coro de la catedral de Jan. /. Galn Rosa, 1975.

-No tengo ni idea -admit. -Sin embargo, alguna funcin deben de tener -insisti-. El tallista no pudo colocarlas ah por casualidad o por capricho. Convine en que llevaba razn. Unos asientos ms adelante, la tabla tallada representaba a un obispo vestido de pontifical, con bculo y mitra. -San Nicols -seal-. Mi santo patrn, por eso lo conozco. Un santo popular en el Reino Unido. -La representacin exotrica de san Nicols -corrigi Juan-, el guardin de los tesoros ocultos, segn la tradicin. Quiz no sea casual que t te llames as. Observa aqu, a su derecha, esta cuba que aparece en la vieta y, dentro de ella, tres hombres que parecen rezar. No son mrtires arrojados en una caldera de agua hirviendo, puesto que la cuba es de madera y no se advierte debajo de ella representacin de fuego. Son simplemente tres nefitos que acaban de recibir el bautismo. En muchos ritos antiguos (de los que el cristianismo lo toma) el bautismo es una forma de renovacin, de iniciacin. Uno Los templarios y la Mesa de Salomn15 Fig. 3. El obispo, los tres iniciados y las tres Vrgenes portadoras de esferas en el coro de la catedral de Jan. /. Galn Rosa, 1975.

abandona una vida anterior y renace a la nueva tras sumergirse en el agua sagrada. Y aqu, a la izquierda del prelado, tres doncellas arrodilladas que presentan al obispo sendas esferas (Fig. 3). Tres esferas, de nuevo. Nos miramos. Mi amigo sonri. -Otra vez el enigmtico tro de esferas, como las de la cada de Saulo en el camino de Damasco. Tres hombres que se dan el bao inicitico y tres doncellas con tres esferas. Parece que haya cierto paralelismo.Fig. 4. San Martn comparte su capa con un mendigo. Coro de la catedral de Jan. /. Galn Rosa, 1975. Fig. 5. Detalle del relieve de Cristo en casa de Marta y Mara. Coro de la catedral de Jan. /. Galn Rosa, 1975.

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Fig. 6. El rey de la espada, la esfera y el hombre del turbante. Catedral de Jan./. Galn Rosa, 1975.

Pasamos a otro relieve del coro: san Martn cortando su capa para entregarle la mitad a un mendigo. Juan me seal el ngulo en el que apareca nuevamente un objeto esfrico (Fig. 4). En el relieve siguiente, Cristo en casa de Marta y Mara, volvemos a encontrar las tres enigmticas esferas, esta vez en forma de tres panzudas vasijas a los pies del Maestro... (Fig. 5). -Parece que al tallista le gustaba la forma pura de la esfera -observ. -No hemos terminado -me advirti-. He dejado lo mejor para el final. Esta vez me llev al lado opuesto del coro y me seal una de las tallas altas. -Mira esa escena. El relieve representaba a un rey cristiano, con capa de armio y corona real, que levantaba una espada. A su lado, un sabio moro o Los tmplanos y la Mesa de Salomn

Fig. 7. El obispo Surez y sus tres colaboradores. Coro de la catedral de Jan. .Galn Rosa, 1975.

judo, con un turbante en la cabeza, le sealaba un grupo de lias. Entre el rey y el sabio haba una gran esfera, tan grande q\ llegaba a la altura de las rodillas (Fig. 6). -Nuevamente la esfera -observ-, aunque esta vez de i o mucho mayor. Qu significan estas esferas? -Lo que signifiquen no lo s -dijo Juan-, pero es segu no las han colocado ah por azar. Es evidente que el escultor r instrucciones muy precisas. -Estoy de acuerdo -dije-, pero instrucciones de quii Mi cicerone me condujo al sitial que preside el coro. Me la talla del respaldo, -Te presento a don Alonso Surez de la Fuente del Sauc po de la dicesis de Jan entre 1500 y 1520, y a sus secretario tienes al obispo que hace de san Nicols y a los tres persona) cuba (Fig. 7).

18 Nicholas Wilcox Contempl la cara huesuda, la frente despejada y noble que el tallista haba representado con artstico empeo. -El otro da te interesabas por don Francisco de los Cobos y la iglesia templaria de La Iruela. Probablemente, sus conocimientos procedan de don Alonso Surez, un iniciado en la doctrina secreta de los templarios que plasm sus conocimientos en este coro. Era la primera vez que escuchaba el eufnico nombre del hornbre que inspir y financi la sillera del coro: don Alonso Surez de la Fuente del Sauce. Antes de llegar a Jan haba sido inquisidor general. Juan me cont la historia. Hacia el final de su mandato como inquisidor, y an despus, tuvo ciertos problemas, derivados de su benevolencia en el puesto. -Un inquisidor sospechoso de apiadarse de sus vctimas? -me extra. De pronto el relieve de la cada de Saulo en el camino de Damasco adquira un nuevo sentido: san Pablo, inquisidor contra los cristianos, sufri una revelacin y se convirti en el gran apstol del cristianismo. La venda cay de los ojos de don Alonso Surez, inquisidor contra los herejes, y se convirti en valedor de aquellos a los que antes haba perseguido o, al menos, en protector de ciertas doctrinas que antes haba intentado erradicar. Don Alonso Surez se haba identificado con el Saulo evanglico y haba colocado aquellos tres guijarros en la calzada que recorra san Pablo en su camino de Damasco, los mnimos obstculos con los que su caballo haba tropezado, gracias a lo cual le sobrevino la revelacin que cambi su vida. Tres guijarros representativos de las tres esferas que luego se repetiran, ms o menos disimuladas, en otros relieves del coro de la catedral. Tres esferas relacionadas con tres muchachas, las que presentan las esferas al obispo. Tres muchachas cuya larga cabellera hasta la cintura significaba en tiempos de don Alonso que eran doncellas en cabello, es decir, vrgenes. Los templarios y la Mesa de Salomn 19 Tres esferas correspondientes a tres vrgenes... Se haca tarde y yo tena que gestionar la solicitud de grabacin para el equipo de la BBC en la oficina correspondiente. Me desped de mi amigo y acordamos encontrarnos de nuevo. Por la tarde, de vuelta al hotel, no dejaba de pensar en lo que haba visto por la maana. Un jeroglfico medieval en las tallas del coro de una catedral espaola. Un inquisidor que se vuelve tolerante con las doctrinas herticas que antes persegua, que las representa en la forma de tres esferas en el camino de Damasco, tres esferas que tres Vrgenes ofrecen al obispo... Aquello me intrigaba.

En los das siguientes indagu sobre las Vrgenes de la catedral de Jan y me top con una noticia sorprendente. En la Edad Media y en tiempos del obispo Surez existi en la catedral jiennense una Virgen del Soterrao, es decir, del subterrneo, pero luego le cambiaron el nombre y la llamaron Virgen de la Antigua, una advocacin bastante comn entre las Vrgenes espaolas. Qu razn aconsej este cambio? Evidentemente, alguien haba tratado de ocultar el primer nombre de la Virgen. Soterrao significa subterrneo. A alguien no le interesaba que se recordase que aquella Virgen haba estado primitivamente en un subterrneo. Me reclamaron de Londres. Haba que aplazar la grabacin de Cazorla porque dos miembros del equipo haban contrado paperas en la estepa de Kazajastn durante el rodaje de un documental sobre los mamuts sepultos en los hielos perpetuos. Mientras tanto, urga montar mi ltimo documental sobre la danza nupcial de la gaviota pizpicn norteamericana. Cuando estoy en Londres suelo instalarme en uno de los hotelitos de Bloomsbury Square, a un paso del Museo Britnico. Una tarde ociosa me dirig al museo, penetr en la enorme sala de lectura y consult el fichero informatizado: Catedral. Jan, escrib en la pantalla. En

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Nicholas Wilcox un segundo, el rectngulo luminoso registr media docena de entradas. Una de ellas remita a los documentos de una arqueloga de los aos cuarenta, una tal Joyce Mann, que haba adjuntado sus notas a los papeles de una fundacin, la Research Into Lost Knowledge Organisation (RILKO). Busqu RILKO y la pantalla me remiti al legado particular del benefactor sir Thomas Morley, que haba cedido a la British Library el archivo particular de un tal Patrick ONeill, presidente de una Sociedad Benfica y Cultural extinta en 1922. Una nota avisaba de que estaba pendiente de catalogacin y ordenacin.2 Un revoltijo de papeles, pens, donde me puedo extraviar. No obstante, movido quiz por un palpito que me alertaba sobre la posibilidad de que all se encerrara una buena historia, decid dedicarle aquella tarde. La bibliotecaria a la que me dirig, una chica de cuarenta aos, melenita corta teida de caoba, gafitas de miope sobre su naricilla pecosa, los pechos voluminosos y algo cados, la mirada de ave de presa tras los vidrios, me evalu con un rpido vistazo. Creo que me aprob. Mi vida deportiva, sana, al aire, me presta un bronceado natural que contrasta con mi cabello trigueo, y eso les suele gustar a las mujeres. Me sonri brevemente al recibir la ficha que le entregaba. -Los papeles de la fundacin RILKO? -dijo-. Uff! No s si podr encontrarlos. No es la clase de legajo que la gente solicita a menudo. Sonre. -Creo que usted debe de ser bastante eficiente, seorita.2. En la ficha de entrada de los documentos en la British Library figuraba la fecha, 1969, y la direccin postal del RILKO: All Communications to: Mrs. Janette Jackson, 34 College Court, Hammersmith, London, W.6. He realizado gestiones para contactar con la organizacin sin xito. En la casa de College Court se han sucedido desde entonces varios inquilinos. Cabe la posibilidad de que dieran una direccin falsa.

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Me devolvi la sonrisa, a pesar de que se me haba escapado una expresin machista, hoy en desuso, afortunadamente. -Aguarde en su asiento, por favor.

Diez minutos ms tarde, la eficiente bibliotecaria descarg sobre el pulido pupitre tres gruesas carpetas atadas con cintas. -Los papeles de Miss Mann -me dijo. Los examin. Haba una docena de cuadernos repletos de notas arqueolgicas y dibujos. Entre las anotaciones referentes a la catedral de Jan me llam la atencin la fotografa de un documento en papel pautado. Hacia 1943, cuando la arqueloga Mann investigaba, no era muy corriente fotografiar un documento, a no ser que fuera muy importante. Qu tena de excepcional aquella lista de nombres cornpuesta por una annima mano de finales del siglo xix bajo el encabezamiento: Los que buscaron la Cava? Entre los nombres de la lista figuraba el del obispo Surez, el prelado que inspir las enigmticas figuras del coro de la catedral. Qu era la Cava? En su acepcin antigua, la palabra significa cueva u hoyo. La lista de los que buscaron la Cava, luego lo supe, inclua a varios personajes notables que vivieron entre los siglos XIII y XVIH. A juzgar por el epgrafe, estos hombres haban buscado una cueva u hoyo, es decir, un subterrneo. Estaba relacionado con la Virgen del Soterrao y con las otras dos Vrgenes portadoras de esferas que aparecan en el relieve del coro? Quiz alguna vez existieron esas esferas relacionadas con el culto a las tres Vrgenes. A primeros de septiembre, telefone a mi antiguo conocido el profesor Angus Chipneck, del Departamento de Estudios Medievales de la Universidad de Oxford y asesor de documentales arqueolgicos de la BBC. Me recibi aquella misma maana en su gabinete de trabajo, entre montaas de libros apilados en el suelo y sobre las mesas que no dejaban ms espacio que el necesario para dos

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Nicholas Wilcox ajadas butacas y una mesita, en la que pronto humearon dos tazas de t. -La doctrina secreta de los templarios? -rezong despus de or mi relato y de contemplar algunas fotografas del coro de la catedral de Jan-. S, es posible. Los templarios descubrieron en Tierra Santa una sabidura milenaria transmitida por una cadena de iniciados con la que intentaron acrecentar su poder. -Sabidura y poder no siempre caminan juntos -coment melanclicamente. -Casi nunca. Los templarios lo intentaron. Su ideal y su ltima meta eran la Sinarqua, el gobierno del mundo por los sabios, sin guerras de religin, sin abusos de los poderosos, sin tretas de las multinacionales. Las multinacionales del tiempo de los templarios eran las ciudades mercantiles de Italia, Genova, Venecia, Pisa... Aquellos y otros mercaderes de Europa fueron la causa verdadera de las Cruzadas. La religin fue slo un pretexto. Detrs de tanto sacrificio slo haba una desmedida codicia de la oligarqua, los aliados del Papa y de los monarcas cristianos de Europa. Los templarios concibieron la idea de redimir a la humanidad de sus sufrimientos, alcanzar el imperio de la justicia, la paz universal, la primaca de la razn frente a la pasin destructora. -Son hermosas palabras, profesor -coment-, pero enteramente utpicas. Los templarios acabaron en la hoguera. -Que los templarios fracasaran en la empresa no significa que sus herederos, si los hubiera, no puedan culminarla con xito. Me hizo pensar. Mediado septiembre, regres a Espaa y pas unos das en Sevilla arreglando permisos de filmacin en el departamento correspondiente de la Junta de Andaluca. Un da, al pasar por la plaza del Salvador, observ una esfera de piedra que serva de peana a una sencilla cruz de madera en un ngulo achaflanado de la vetusta iglesia (Fig. 8). Los templarios y la Mesa de Salomn23Fig. 8. Esfera de piedra cristianizada en la iglesia de El Salvador, Sevilla. Gemma Carbonell, 2004.

Record inmediatamente aquella esfera del coro de la catedral de Jan, la del rey cristiano y el sabio con turbante que sealaba las estrellas. Telefone a Juan para comunicarle mi hallazgo.

-He encontrado una esfera como la del relieve de la catedral. -Cerca de una iglesia? -En una iglesia. En El Salvador de Sevilla. -sa es la primera iglesia de Sevilla, la ms antigua -me dijo-. Esa esfera debi de pertenecer al santuario primitivo. Cundo vuelves por Jan? -Maana. -Te preparar una visita guiada a cierto lugar. Al da siguiente, despus de un almuerzo copioso con Juan, fui a Arjona siguiendo sus indicaciones. Arjona es un pueblo blanco sobre un cerro que se alza como una isla en medio del ocano de los olivos, a cuarenta kilmetros de Jan y a slo diez o doce de la autova de Andaluca. Al llegar telefone a Pepe Alcntara, concejal de cultura,

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amigo de Juan, y me cit con l en la parte ms alta del pueblo, la plaza de Santa Mara, una explanada desde la que se divisa un dilatado y bello paisaje de la campia olivarera, con la Sierra Morena al norte y la pea de Marios y los montes de Jabalcuz al sur. Pepe es un hombre joven, delgado, de mirada inteligente. Me estrech la mano con fuerza. -Juan me ha encomendado que te ensee la piedra. Cruzamos la plaza empedrada. -Ah tienes tu esfera de piedra, la que aparece retratada en la sillera del coro de la catedral -me seal. En el centro de un mirador con tres cipreses haba una gran esfera de piedra caliza de algo ms de un metro de dimetro. La examin en su contorno. Era similar a la que haba visto en la iglesia de El Salvador de Sevilla. No pareca esculpida, sino natural, a juzgar por las pequeas concavidades que punteaban su superficie. Record que esas concavidades o cazoletas, llamadas en ingls cups, son frecuentes en los monumentos megalticos (Fig. 9).Fig 9. La piedra de la Luna, en la explanada de Santa Mara de Arjona. N. Wilcox, 2003.

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-Es la esfera de la catedral de Jan? Cmo demonios ha llegado hasta aqu? -La trajo Juan. Hace veinte aos apareci debajo de los cimientos del bar Sanatorio, en el subsuelo de la primitiva catedral de Jan. Mi amigo le dio unas pesetas al camionero que evacuaba los escombros para que, en lugar de arrojar la piedra al vertedero, la trasladara a una finquita de su padre, cercana a la ciudad, entre el Puente de la Sierra y el Puente de Jontoya. Con el tiempo peregrinaba tanto dominguero a ver la piedra que temi que acabara adornando el jardn de algn chalet hortera y la trajo aqu. Ha aparecido en algunas revistas. Viene bastante gente a verla. La llaman la piedra de la Luna, supongo que por los crteres que tiene, y aseguran que da suerte. Los visitantes la tocan y enuncian un deseo. De vez en cuando le ponen velas, especialmente en la noche de San Juan. Ves esa hendidura? Me sealaba un retallado cuadrado de unos diez centmetros de lado por otros tantos de profundidad en la parte de la esfera.

-Ah es donde se encajaba la cruz o la imagen de la Virgen. -Entonces es cristiana? > -Digamos que la cristianizaron. -Qu sentido tiene aqu? -No s si sabes que en esta cumbre existi hasta el siglo XVIII una ermita de San Nicols, sobre un santuario prehistrico cristianizado. Ahora ha desaparecido, pero en el solar que ocup se encontr hace unos aos una esfera algo menor que sta. La tenemos en el museo. El Museo Arqueolgico de Arjona, en la misma plaza de Santa Mara, ocupa la planta baja del santuario de los Santos. Su director, Pepe Valenzuela, me acompa en la visita y me mostr la esfera de San Nicols. Era ms lisa que la piedra de la Luna y tena una proyeccin, resto de un primitivo pedestal con el que formaba una sola pieza. Unos extraos signos recorran la superficie (Fig. 10).

26 Nicholas Wilcox Fig. 10. Betilo del santuario de San Nicols. Museo de Arjona. N. Wilcox, 2003.

-Qu pone aqu? , -Ni idea. Es ibero y no se ha descifrado -me respondi el director. Me desped del concejal y pase por el pueblo, compr unos dulces en la confitera de Campos, como me haba recomendado Juan, y regres a Jan. Le envi un fax, con fotografas de las piedras, al profesor Mortimer Thomson, mi antiguo tutor en Oxford. Al da siguiente recib la respuesta: Quendo Wilcox: Muy interesante el material que me enva. Son piedras sagradas o betllos, las imgenes anicnicas que representaron a los dioses antes de que los devotos los imaginaran como personas o animales. El betilo puede adoptar forma esfrica o de columna redonda o cuadrada, acaso rematada en un capitel. Se supone que los betilos son una herencia oriental, semita, llegada a Espaa con los fenicios, pero nada nos desautoriza a pensar que los indgenas no veneraran ya sus propios betilos en la forma de esas esferas de piedra. En cuanto a la inscripcin indescifrable del betilo menor de Arjona es posible que sea el nombre del dios o de la diosa que representa. Lo digo porque en el templo de Edeta Los templarios y la Mesa de Salomn 27 (en San Miguel de Liria, en Valencia), capital de la Edetania ibrica, una cabeza femenina representativa de la diosa cartaginesa Tanit lleva escritas en la frente las palabras Dea Caelestis, la denominacin latina de la diosa. Espero haberle sido til, Con mis mejores deseos Mortimer Thomson, PhD.

Juan haba quedado en recogerme en mi hotel para salir de tapas. Lleg poco despus de las siete.-Antes del papeo quiero ensearte algo -dijo.

Atravesamos la plaza de la catedral y nos metimos por la calle de los Abades, en realidad, una calleja estrecha y silenciosa, con el suelo de losas y geranios en los balcones. Nos detuvimos ante una hornacina callejera que contena un crucifijo (Fig. 11).

-Qu ves al pie de la cruz?-Tres huevos? -aventur sin dar crdito a mis ojos. -En efecto: tres huevos. Algunos creen que es una copia del CristoFig. 11. El Cristo de los Tres Huevos. Jan, 1972

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de Burgos, pero los del barrio lo llaman el de los Tres Huevos. La imagen original era antiqusima pero se perdi en 1936.3 -Crees que hay alguna relacin entre los tres huevos y las tres esferas de la vecina catedral? -Desde luego, no tienen explicacin lgica, a no ser que simbolicen algo. Aquella noche indagu en Internet. El huevo es uno de los raros smbolos universales en cuyo significado parecen coincidir las antiguas civilizaciones. Es el germen del universo a partir del cual se genera la Creacin. Simboliza la renovacin de la naturaleza, por eso aparece en tumbas de muchos lugares del mundo. Los tres huevos del Cristo de la calle de los Abades eran una pervivencia del smbolo cultural que en la vecina catedral representaban las tres esferas de piedra. Esas esferas eran emblema de la Virgen, pero tambin eran huevos, es decir, centros del mundo a partir de los cuales se regenera la Creacin.5 Al da siguiente, Juan me llev a un cerro de la campia a varios kilmetros de Jan. -Ahora vas a ver la esfera de Perulera, si no se la han llevado ya. Lo digo porque hace aos que no la visito. Dejamos el todoterreno a la entrada del carril y remontamos el3. Esta hornacina estaba en la fachada posterior del nmero 24 de la calle Veracruz, que da a la calle de los Abades. Hoy ha desaparecido. Tambin se perdi en el mismo ao el Cristo de los Tres Faroles de Bargas, un pueblo de Toledo, que tena tres testculos muy hermosos en el lugar adecuado. Por suerte, queda el testimonio del estandarte bordado de la cofrada en el que el Cristo luce sus tres huevos bajo un pdico faldelln, al que llaman de los Tres Faroles. 4. MORALES Y MARN, JOS LUIS: Diccionario de iconologa y simbologa, Taurus, Madrid, 1984, p. 180. 5. No es casual que la comida tpica del domingo de Resurreccin sea el hornazo, un bollo con un huevo sujeto por una cruz hecha con dos tiras de pan. Vase RAFAEL ORTEGA SACRISTA: Escenas y costumbres de Jan, Instituto de Estudios Giennenses, Jan,

1977, p. 94. Antiguamente, el hornazo se coma precisamente al paso de la procesin. Era una comida imcitica que conmemoraba la resurreccin de Dios con que se abre simblicamente el nuevo ciclo creador que el huevo representa.

Los*tetnplarios y la Mesa de Salomn 29Fig. 12. La esfera de piedra de Perulera. N. Wilcox, 2003

olivar hasta el indcil escarpe del cerrete. En la hondonada de la tierra de labor, semienterrada, haba una esfera de ms de un metro de dimetro, con una escotadura tallada de unos seis centmetros de lado y algunos ms de profundidad (Fig. 12). -La esfera o betilo de Perulera. Despus, Juan me mostr una fotocopia de la pgina de una antigua revista de antropologa. -La esfera que hemos visto la descubr, por pura intuicin, interpretando la oracin de un gitano. Imagnate: un misterio templario transmitido por una oracin sanadora que recitaba un analfabeto. -No termino de entender... -confes. -A principios del siglo xx los curanderos gitanos sanaban las mataduras de las caballeras recitando una oracin al tiempo que aplicaban sobre la parte daada pergaminos de un libro, supuestamente encuadernado con la piel del lagarto de la Malena. El libro aluda repetidamente a la virtud de la Mesa de Salomn. -La Mesa de Salomn? -El gran tesoro de los templarios. El libro del que arrancaban las hojas tena unos signos dibujados a fuego sobre las guardas.66. Describe brevemente el libro, cuyo contenido estaba grasicnto e ilegible, el antroplogo Celedonio Tocino Vira, Paseos folklricos por Andaluca, La Luz Occidental, nm. 2, Granada (julio, 1912), pp. 12-18.

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En cuanto a la oracin del gitano, el texto deca: Por la mesa del moro onde est el lagarto, que te cures pronto con este emplasto/pacto? La Tinaja la Tina el losn del Veleta i y el cao santo. it Por el pen de Uribe ,, , que est en palacio la piedra el macho,

el peral de la era se est secando, (l j is J .

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que se seque esta pupa que estoy untando.

Haba anotado algunas conclusiones de Miss Mann. En los das siguientes visit los lugares en torno a Jan que la investigadora seal en sus apuntes bajo el epgrafe El camino templario. El camino templario? Hasta donde mis modestos conocimientos sobre historia comarcal abarcaban, Jan y su entorno haban sido en la Edad Media lo que se llaman tierras de realengo, es decir, directamente controladas por la corona. All no haba habido templarios. Por qu, entonces, el camino templario? En la sierra de Otar, a quince kilmetros de Jan, est el cerro Veleta, con sus cuevas con pinturas prehistricas y su dolmen a media ladera. Dos kilmetros ms adelante, en el barranco de la Tinaja, existe un antiguo santuario prehistrico en el que destacan insculturas en forma de crculos concntricos y una venus en relieve (Figs. 13 y 14).Los templarios y la Mesa de Salomn 31 Fig. 13. El barranco de la Tinaja. Al fon- Fig 14. Detalle de las insculturas del sando, el santuario prehistrico. N. Wilcox, tuario prehistrico del barranco de la 1986 , Tinaja. N. Wilcox, 1986

Otar, cerro Veleta, barranco de la Tinaja... Haba algo familiar en la asociacin de aquellos nombres... Me record la oracin del curandero: ... la Tinaja la Tina la piedra el macho el losn del Veleta...

El losn del Veleta poda referirse a la piedra superior del dolmen del cerro Veleta, que es, en efecto, lo que podra describirse como losn. La Tinaja estaba clara: era el barranco de la Tinaja. La Tina podra ser corrupcin de Otar. Sera la Tinaja de Otar. Poda ser.

Pero y la piedra del macho? Se refera a la cantera del Veleta o a otro megalito todava no descubierto o ya destruido? Un menhir quiz? El pen de Uribe era un peasco que existi hasta principios del siglo XX en Jan, en el callejn de los Uribes, barrio de la Magdalena, no lejos del solar de los llamados Palacios de los Reyes Moros, luego convento de Santo Domingo. El peasco, que sobresala del sue-

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lo empedrado a un lado del callejn, medio empotrado en el muro colindante, estaba tallado en forma de cubo y presentaba canaletas en la parte superior, ms lisa, por donde debera fluir la sangre de los sacrificios o los lquidos de las libaciones. La roca natural, recortada para evitar que estorbara el trnsito de los carros, formaba una especie de poyo o banco en el que se sentaban los ancianos de la vecindad para hacer tertulia. Tambin serva de podio al pregonero para vocear su pregn. En cuanto al Cao Santo, deba de ser algn manantial. Siendo Santo bien podra tratarse del manantial de la catedral, al que se atribuan propiedades medicinales. De este Cao Santo, cuya arqueta de registro existe todava en el muro de la calle Valparaso, se surtieron las casas de la vecindad hasta hace pocos aos. La alusin al pen de Uribe donde est el palacio me anim a desentraar el sentido de la oracin sanadora. Los lugares mencionados se integraban dentro de una lnea recta. El lugar donde est el lagarto se refera forzosamente al manantial de la Magdalena, escenario de la famosa leyenda. El conserje del hotel me cont la historia: un lagarto monstruoso, ms grande que un cocodrilo, habitaba en el manantial de la Magdalena, en el centro del Jan medieval, y devoraba a las personas y a los rebaos. La poblacin estaba tan aterrorizada que comenzaba a emigrar. Entonces, un condenado a muerte se ofreci a matar al monstruo si le perdonaban la vida. La autoridad accedi, lo liber y puso a su disposicin los medios necesarios, pero l rechaz las armas que le ofrecan y slo pidi un caballo y un cordero. El cordero se lo comi la vspera de la hazaa en compaa del capelln de la crcel. -Cmo pudieron comerse un cordero entre dos hombres? -inquir. -A fuerza de pan, claro! -respondi el conserje-. Al daLos templarios y la Mesa de Salomn33

siguiente, al clarear el da, subi al caballo y se dirigi al manantial. Llegado al borde del arroyo dio unas cuantas voces y, en cuanto vio salir al monstruo, le lanz la piel del cordero rellena de yesca bien seca, que previamente haba encendido. El lagarto lo tom por un cordero vivo, se lo trag entero, la yesca le abras las entraas y revent. -Una buena historia -reconoc. -Cuando yo era nio, la piel estaba colgada de un muro de la iglesia de San Ildefonso -dijo el hostelero-. Ahora lo nico que queda es un monumento con la escultura del lagarto en piedra, cerca del manantial (Fig. 15).

En el corazn del barrio de la Magdalena, el ms antiguo de la ciudad, an se muestra el famoso manantial donde habitaba el mtico lagarto (Fig. 16).

Fig. 15. Monumento al Lagarto en el barrio de la Magdalena. M. Rodrguez Arvalo, 2004. Fig. 16. El manantial del Lagarto de la Malena. N. Wilcox, 1986.

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Record la oracin del gitano: < ;

-Y el peral de la era? -me pregunt.

La lgica sugera que estara integrado con los otros topnimos de la oracin en una lnea recta que apuntase preferentemente hacia el norte. el peral de la era se est secando... El cerro Perulera, hacia el norte. El peral de la era de la oracin? -Ya s cmo diste con la esfera de Perulera -le dije a Juan en nuestro encuentro siguiente. Mi amigo sonri. En efecto, siguiendo el mismo razonamiento fue a Perulera dispuesto a remover cada piedra en busca de un monumento prehistrico, pero la esfera de piedra se le vino casi a la mano. Juan me seal sobre un mapa los lugares mencionados por la oracin. El santuario prehistrico del barranco de la Tinaja (o de los Neveros), el dolmen del Veleta, el Cao Santo de la catedral, el pen de Uribe, el manantial de la Malena, mtica guarida del lagarto y la esfera de piedra del cerro Perulera quedaban inscritos con toda exactitud en una lnea recta de doce kilmetros de longitud, tendida por encima de la ciudad en direccin sudeste-noroeste (Figs. 17 y 18). Inmediatamente pens en las lneas ley descubiertas por Alfred Watkins. Watkins, arquelogo aficionado de Hereford, gran amigo de mi to abuelo Henry, descubri que muchos lugares significativos de la campia inglesa se alineaban en perfectas lneas rectas, indiferentes a los accidentes del terreno. Las ley, como Watkins llamaba a estas lneas que enhebraban monumentos, constituan una red invisible que recorra la superficie de la tierra. Lo interesante era que donde dos o ms ley se cortaban sola haber una antigua iglesia, un cerroLos templarios y la Mesa de Salomn 35Bonita de la

Vfcsen Blanca

\ CcrrattebtUnot

Ermita del Santsimo Cristo OTfARl

Fig. 17. Mapa de los alrededores de Jan. Los lugares mencionados en el texto se encuentran a lo largo de la lnea que atraviesa la ciudad.

significativo, una ermita, un cementerio, una gruta, un monolito, una cruz del camino o cualquier otro hito de carcter sagrado.

Su teora origin una viva controversia en los medios arqueolgicos del Reino Unido. Los acadmicos la rechazan, aunque cuenta con entusiastas defensores que editan una revista y consagran las vaca-

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Nicholas WilcoxCASTILLO OE SANTA CATALINA

Fig. 18. Plano del casco antiguo de Jan.

ciones a estudiar el territorio en busca de nuevos ley. Pueden parecer personas extravagantes, sin embargo, ellos insisten en la certeza de las observaciones de Watkins.7 -Yo no supe cmo interpretar mi descubrimiento -continu Juan mientras se serva queso aejo, acodado en la barra de la taberna del Gorrin, cerca de la catedral-, pero al poco tiempo encontr una pista que me ayud a devanar la madeja.7. En 1922 lo explic en su libro Early Brttish Trackways, que en 1925 complet con The Od Straight Track. (N. del Autor.) Una reciente encuesta entre los suscriptores de la revista Tracks in the Lanscape revel que los aficionados a buscar ley consideran su actividad la ms placentera que se puede realizar sin quitarse los pantalones. (N. del T.) /O .Mesa de Salomn 41Fig. 20. La macroaldea de Marroques Bajos que pudo inspirar la Atlntlda (Universidad de Jan). |

-Cmo se explica una obra de ingeniera tan compleja en aquel tiempo? -le pregunt a un arquelogo con el que coincid en la sala. -Vaya usted a saber -se encogi de hombros-. Como parecerse, se parece a la Atlntida descrita por Platn, aunque est aqu, en medio del secano, y no en el fondo del ocano. A no ser que algn superviviente de la Atlntida llegara aqu y fundara una ciudad o macroaldea con ayuda de los nativos.

En Marroques Altos se encontraron cuatro cuevas artificiales, de corredor acabado en cpula y nichos laterales. Una de ellas contena dieciocho esqueletos flexionados y colocados en crculo, con la cabeza apoyada en la pared, que estaba teida con pintura roja.14 Luego estaba el asunto de las venus: en la regin abundan las figuraciones de la Diosa Madre ancestral en forma de pinturas, relie14. VALIENTE MALLA, JESS: La primera Edad del Bronce, Historia de Espaa, Historia 16, Madrid, abril, 1980, p. 30.

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ves o estatuillas femeninas: la del santuario del barranco de la Tinaja, la de la cueva natural de Cao Quebrado,15 la de Torredelcampo16 (Fig.21). Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar. Pero cul era el denominador comn de todos estos yacimientos? En primer lugar, la obsesin por el crculo: los relieves de Otar, el dolmen y las pinturas del cerro Veleta, las tumbas de corredor de Marroques Altos, la esfera de Perulera, la macroaldea de Marroques Bajos. En segundo lugar, la presencia de agua: en el barranco de la Tinaja, en el cerro Veleta, regado por el ro Quiebrajano, en el Cao Santo de la catedral, en el manantial de la Magdalena... En tercer lugar, la fecha: todo ello puede datarse en la poca neoltica y, ms exactamente, en la Edad del Bronce. Qu gente calcul, construy, esculpi y pint este enigma encadenado? Cules eran sus creencias? Por qu se interesaron los templarios por estos lugares tres mil aos despus? En un viaje a Londres, visit al profesor Mortimer Thomson en su cottage de las afueras de Windsor. Estaba leyendo en el jardn posterior, en una vieja hamaca, rodeado de rosas y de enanos de cemento. Me escuch con atencin, despus carraspe ligeramente y me pregunt:15. Marroques Altos y Cao Quebrado se han fechado entre principios del segundo milenio a. de C. y el Bronce tardo, estrado ya el primer milenio a. de C. 16. ARROYO SEVILLA, EDUARDO: Algunas aportaciones al acervo arqueolgico y artstico de la provincia, B.I.E.G., nm. 7 (enero-marzo, 1956), p. 15. CARRASCO RUS, JAVIER: op. cit., p. 33.

Fig.21. Venus de, Torredelcampo. Los templarios y la Mesa de Salomn43

-Conoce el fundamento de las lneas ley? -Me temo que no. Ni siquiera saba que usted creyera en las lneas ley. -En el mundo acadmico hay que ser cautos -murmur con una sonrisa de conejo-. Digamos que, oficialmente, no creo en las lneas ley, y sin embargo...

Las corrientes telricasLleg la hija del profesor con una bandeja, una doncella talludita y rubia que me profesa gran simpata porque una vez la asist en un desmayo durante unas excavaciones en Baalbeck (una vieja historia que no viene a cuento). Tras saludarme con la circunspeccin que impona la presencia del patriarca, me sirvi un t de Ceiln, espeso y amargo, y le sirvi a l una taza de vino de Jerez, dado que el t lo pone nervioso. Cuando se retir, reanudamos el debate acadmico. -Comenzaremos por el principio, antes de llegar a las lneas ley -propuso Thomson-. Te supongo enterado de que la evolucin de la especie humana ha supuesto para el hombre un progreso que lo ha llevado a erigirse en rey de la Creacin. Al evolucionar, el hombre ha ganado en capacidad craneal, en habilidad y en inteligencia, pero, paralelamente, esta ganancia acarrea una prdida del instinto. Desde que tenemos calculadora de bolsillo, hemos olvidado multiplicar y desde que desarrollamos la inteligencia hemos descuidado ese sexto sentido. El profesor Thomson bebi un sorbito de su taza, chasc ligeramente la lengua y prosigui: -El hombre actual ha perdido su instinto. Es incapaz de presentir reveses de la naturaleza, como hacen otros animales menos evolucionados, que barruntan el incendio, la inundacin, el terremoto, el buque que se va a pique o cualquier otro tipo de peligro. Muchos

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animales se tornan irritables y nerviosos cuando ventean el peligro, avisan de que algo va a ocurrir, intentan huir. En algunos casos incluso han sido capaces de barruntar la muerte propia o la ajena. Ya conoce el sorprendente suceso de lady Pendelbury. Muri la anciana, aunque vigorosa, seora y su perro lobo alemn cruzado con belga, que tanto la haba acompaado durante sus ltimos aos de viudez, se recluy en las caballerizas del castillo emitiendo aullidos lastimeros, se neg a comer y muri de tristeza una semana despus del fallecimiento de su duea. Asent. El caso apareci en los peridicos sensacionalistas. Incluso la propia reina se haba interesado por la suerte del perro. -Y luego est lo de la prodigiosa memoria gentica -prosigui el profesor-, esos animales capaces de recordar durante toda una vida un complicado camino que recorrieron solamente una vez. Incluso existen especies capaces de recordar un camino que no recorrieron nunca, los salmones que trabajosamente remontan las corrientes de los ros para depositar sus huevos en los cursos altos, obedientes a un mandato gentico. En fin, que los animales estn integrados en la naturaleza. El hombre no lo est y hoy menos que nunca, cuando se ha transformado en un peligroso agresor de la naturaleza. Apareci nuevamente la hija del profesor. Esta vez la vi llegar y pude admirar sus armnicas proporciones. -Se quedar a cenar Mr. Wilcox? -Me encantara, pero tengo un compromiso -ment. En realidad, slo me esperaba mi desangelada habitacin de hotel, pero no quera molestar al profesor. Ella pareci contrariada. Desde el desmayo en Baalbeck senta una especial simpata por m. -Hubo un tiempo en que el hombre entenda la naturaleza y colaboraba con ella -dijo el profesor dirigiendo una mirada melanclica a los setos lejanos, que comenzaban a oscurecerse-. AquelLos templarios y la Mesa de Salomn 45

hombre primitivo, con una inteligencia y una capacidad craneal todava limitadas, conservaba an la facultad de percibir ciertas vibraciones de la naturaleza, de la tierra y del cielo. Porque la tierra no es un soporte inerte. Por el contrario, est dotada de vida, es la matriz y el origen de la vida de las criaturas que sustenta, incluido el hornbre. Las

vibraciones de la tierra son especialmente intensas en determinados lugares recorridos por corrientes telricas. -Qu son corrientes telricas? -indagu. -Pulsiones electromagnticas que recorren nuestro planeta a ms o menos profundidad, segn el relieve, la conductibilidad de los terrenos y la presencia de agua.17 Abri un libro y me hizo leer un prrafo en voz alta: -De esas corrientes telricas las hay que nacen de los movimientos de las aguas subterrneas; otras de fallas de terrenos que han puesto en contacto suelos de diferentes naturalezas, que acusan diferencias de potencial en los cambios de temperaturas y otros ms que vienen de lo ms profundo del magma terrestre.18 -Hoy se empieza a admitir que el hombre no es ajeno a las leyes generales que afectan al universo -prosigui-. El universo est sujeto a una serie de ritmos interrelacionados, a manera de un gigantesco aparato de relojera en el que unas piezas regulan el funcionamiento de otras. Podemos hablar de ritmos solares, lunares, planetarios e incluso galcticos. Esos ritmos afectan a la naturaleza desde el organismo ms simple, incluso desde el objeto de apariencia ms inerte, hasta el ser ms complejo que llamamos hombre.17. DEQUELOR, CHRKTINE: Las aves mensajeras de los dioses, Plaza y Janes, Barcelona, 1980, p. 75. 18. CHARPENTIER, LOUK: El enigma de la catedral de Chartres, Plaza y Janes, Barcelona, 1978, p. 25.

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E1 hombre est sometido a una serie de biorritmos (respiratorio, cardaco, etc.) relacionados con la naturaleza exterior. El equilibrio de un ser exige su adaptacin a los ritmos del lugar en que habita. En los lugares recorridos por corrientes telricas, la naturaleza ejerce profunda influencia en el hombre.19 Me seal otra pgina de otro libro y me hizo leer: -En estos lugares, las personas con facultades supranormales vibran como arpas, captan, transmiten mensajes, entran en comunicacin con entidades y revelan ms claramente los poderes de que gozan.20 E1 dolmen es piedra de religin. Est situado en un lugar donde la corriente telrica ejerce en el hombre una accin espiritual; est situado en un lugar donde alienta el espritu. Recrea la caverna en el seno mismo de la tierra, en la habitacin dolmnica, donde el hombre va a buscar el don terrestre.21 -Los antiguos santuarios y lugares de culto suelen situarse donde las corrientes telricas son ms evidentes -concluy-. Esto presupone un cierto conocimiento de tales corrientes por parte del hombre primitivo, que podra remontarse al Paleoltico. Los lugares donde, a causa de sus naturalezas, se juntaban las corrientes telricas y las corrientes areas originaban dragones, tarascas y Melusinas.22 -Como el dragn representado por el lagarto de Jan -dije. -Exacto. Como se y muchos otros. Algunas de estas corrientes eran positivas, pues favorecan la fecundidad de la tierra o de los animales. Se sealaban con piedras enhiestas o menhires, que, adems, contribuan a fijarlas y a recoger las corrientes celestes. Eran19. CHARPENTIER, LOUIS: Los gigantes y su origen, Bruguera, Barcelona, 1972, p. 178. 20. Ibid., p. 76. 21. CHARPENTIER, LOUIS: El enigma de la catedral de Chartres, op. cit., p. 27. 22. Ibd., p. 26.

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piedras de fecundidad, pues acumulaban las propiedades fecundadoras de la Tierra y del Cielo.23 La existencia de menhires y piedras enhiestas nos demuestra que el hombre primitivo conoca los factores telricos que condicionaban su entorno natural, y los modificaba en su

provecho. Los que levantaban megalitos practicaban una especie de acupuntura terrestre. Igual que el cuerpo humano o animal, la tierra est recorrida por corrientes diferentes de las magnticas y bastante mal conocidas en su naturaleza, pero que no pueden permanecer inactivas en las capas geolgicas que atraviesan y, por lo tanto, no pueden quedar inactivas sobre la vegetacin.24 En las regiones donde los megalitos abundan, los campesinos los respetan aunque estorben el laboreo de sus campos. Estn convencidos de que atraen la lluvia y fertilizan la tierra.25 Pocos das despus regres a Espaa. Cuando comuniqu mis descubrimientos a Juan, coment: -Parece que todo encaja. En el Jan del siglo x todava se tena conciencia de la existencia de una poderosa corriente telrica que recorra su territorio. El nombre que le daban entonces era la carrera de las nubes. Segn el historiador rabe Al-Himyari, el valor de una finca en Jan dependa de su ubicacin respecto a la carrera de las nubes.26 Si la finca estaba comprendida dentro de dicha carrera, alcanzaba un precio mucho ms alto que si no lo estaba, puesto que su tierra se consideraba ms frtil. La explicacin cientfica que le daban a este hecho era que, por alguna razn desconocida, las23. Ibd., p. 26. 24. CHARPENTIER, LOUIS: Los gigantes y su origen, op. cit., pp. 164, 165. 25. Ibd. 26. AL-HIMYARI, RAWD: La Pnmsule benque au Mayen Age, daprs le Kitab alRawd al-Mi ta fi-habar al-aqtar dlbn o Abd al-Mu nim al-Himyan, traduccin de E. Lvi Provencal, Leyden, 1938, p. 71.

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nubes solan agruparse a lo largo de este corredor y descargaban all su lluvia. Evidentemente, se trata de una explicacin forzada, porque a cualquier observador actual se le alcanza que a lo largo de aquella pretendida carrera de las nubes no llueve ms que en sus contornos. Sin embargo, el agricultor de la poca de Al-Himyari todava estaba dispuesto a pagar mucho ms por a tierra situada a lo largo de aquella lnea misteriosa que discurra entre Otar y Perulera.27 El cerro de las peas de Castro est partido cerca de su cima y forma dos ncleos rocosos que recuerdan las tetas de una cabra. Por todas partes se descubren restos de poblacin antigua, especialmente musulmana. En la cima quedan ruinas de una atalaya y de un lienzo de muralla, de dos eras y de un molino aceitero de poca musulmana. A sus pies se levanta el impresionante paredn de la torre Bermeja. En las peas de Castro aparecen restos prehistricos de la poca en que se pintaron los abrigos del cerro Veleta y se esculpi el santuario del barranco de la Tinaja: hachas votivas donadas por los devotos al santuario o lugar santo del monte y dos corredores, uno de ellos tallado en la roca viva al pie de la pea, con pinturas prehistricas similares a las de Otar y cerro Veleta. Desgraciadamente, el corredor est cegado y no se sabe adonde conduce. El segundo tnel es natural y atraviesa de un lado a otro la cima de una de las peas de Castro. En una de sus paredes, algo desdibujados por el tiempo, aparecen tres trazos convergentes (\!/) parecidos al signo del libro del gitano sanador sobre la Mesa de Salomn.27. Al-Himyari no menciona estos topnimos, pero habla de la Sierra de Qastruh correspondiente a las actuales peas de Castro, un cerro distante de Jan dos kilmetros, al sur. Estas peas de Castro reciben tambin el nombre de Silla de la Reina, denominacin relacionada con la esencia misma de la corriente telrica que discurre por ellas.

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El mismo signo que apareca en un ladrillo del manantial de la Malena. Los lugares de la oracin sanadora se localizan en una lnea recta de doce kilmetros de longitud que sigue el trazado de una corriente telrica. En algn momento de la prehistoria este trazado qued fijado por una serie de hitos. Probablemente, los hombres que levantaron estos monumentos haban evolucionado tanto que ya no eran capaces de detectar por instinto la presencia de las corrientes telricas. Eran todava conscientes de su influencia, pero no saban ya explicarla. Por lo tanto, aquella sucesin de lugares adquiri para ellos un significado religioso. De este modo se explicaba la existencia de un Cao

Santo, en un lugar todava hoy sagrado de la catedral, y un poco ms lejos la leyenda del lagarto de la Malena, el dragn resultante de la confluencia de una corriente telrica y otra area. No nos fue difcil alcanzar una conclusin lgica. Todo lo que habamos descubierto a lo largo de aquella lnea ley pareca relacionarse con los cultos a la fecundidad. Las piedras esfricas eran imagen del Huevo de la Creacin. La Diosa Madre o Virgen, asociada a estas piedras, era imagen de la naturaleza fecunda que da vida a ese Huevo. Para el hombre primitivo fecundar es crear, es dominar la naturaleza, es hacer que la naturaleza se someta a sus leyes. La Fecundidad es el conocimiento de la clave de la Creacin, la primera preocupacin inteligente de la especie humana.

LA ESPIGA Y LA DIOSARecordaba al profesor Robert Deianus de mis das escolares: alto, moreno, algo chepudo, delgado, con aspecto de jefe indio, solemne y serio. Su colega Mortimer Thomson le habl de mi investigacin y tuvo la deferencia de recibirme. -No tiene usted aspecto de perseguir quimeras -coment a guisa de saludo. A primera hora de la tarde, la sala social del Marson College estaba desierta. La tenue luz de las melanclicas lmparas de visera verde competa con la del da invernal que se filtraba por las vidrieras emplomadas. Deianus me ofreci asiento en un ajado sof chster y l se acomod en su silln de orejas favorito, tapizado en cretona estampada, de un color indefinible. Escuch, con el ceo fruncido, el relato de mis descubrimientos. Despus reflexion un momento y dijo: -Hace unos doce mil aos ocurri lo que los arquelogos e historiadores llamamos revolucin neoltica o revolucin agrcola. Le supongo enterado. Asent. Aos atrs se lo haba odo contar ante una clase de veinte alumnos. -En qu consisti esta revolucin? -prosigui-. Hasta enton-

52 Nicholas Wilcox ees el hombre haba vivido de los frutos, semillas, races que recolectaba, o de lo que cazaba, o pescaba. Cuando los alimentos comenzaban a escasear, la horda se trasladaba a otra regin menos explotada. Haba mucho espacio, la naturaleza era virgen y la tierra estaba poco poblada. Aquellos hombres eran simples depredadores. Pero, de pronto, la invencin de la agricultura alter profundamente la vida y el destino de la humanidad. De ser depredador de la naturaleza, el hornbre se convierte en su colaborador. El vagabundo recolector abandona su vida errante, echa races en un territorio que considera suyo y se convierte en productor. Es un cambio que acarrea muchos cambios. El hombre tiene que inventarse el concepto tiempo. Tiene que pensar en el futuro, labrar y sembrar hoy para recoger maana. Guardar lo necesario para subsistir hasta que llegue la prxima cosecha, reservar la simiente... Estos cambios implicaron una revolucin en el pensamiento. El hombre toma conciencia de los ritmos superiores que rigen el cosmos. Tambin se produjo un cambio social. Hasta entonces los hornbres se haban ocupado de la caza y las mujeres, de la recoleccin. La aparicin de la agricultura, que potencia la tradicional tarea de la mujer, acarrea una nueva valoracin del elemento femenino. La recolectora pasa a un primer plano. Se instituye el matriarcado. Cuando aument la poblacin, la vida de los primeros agricultores se torn ms difcil. La obsesin por asegurar la fecundidad de la tierra y de los animales, de la que dependa la supervivencia de la comunidad, se concret en unas prcticas mgicas centradas en torno a la estrella Spica y a la Luna. Un bedel asom la cabeza. Deianus alz una mano a guisa de saludo y despedida. El bedel desapareci. -En la profunda noche de los tiempos -prosigui-, el hornbre primitivo contemplaba fascinado la bveda celeste. Adoramos

Los templarios y la Mesa de Salomn53

aquello que no nos explicamos y, al propio tiempo, nos esforzamos en penetrar y dar sentido a lo que ignoramos.En los inicios de la revolucin agrcola, hace unos catorce mil aos, el equinoccio de primavera tena su punto vernal (o punto del sol en el ecuador celeste) en latonstelacin de Virgo. Los sumerios llamaban a la constelacin Bad-Tibira y a su estrella principal, Sib (la Spica actual). Los primeros agricultores relacionaron la constelacin de Virgo con la diosa de la fertilidad Demter, Ceres, Persfone y los distintos nombres de la Diosa Madre que, andando el tiempo, se ha transformado en la Virgen o Madre Divina.28

El hombre primitivo observ que la estrella Spica, la principal de la constelacin que hoy llamamos de Virgo, desaparece en el horizonte del cielo nocturno el quince de agosto, lo que coincide con el agostamiento de la vegetacin. Era el tiempo de recoger el trigo ya seco y maduro. Spica vuelve a aparecer en el cielo nocturno el ocho de septiembre, coincidiendo con el momento de la sementera.29 La mente primitiva asoci el ciclo agrcola, del que dependa la fecundidad de las cosechas, con el de la misteriosa estrella Spica, que, de algn modo mgico, rega la alternancia estacional que hace crecer el cereal. Por eso precisamente la llamaron Spica, espiga. Entre los egipcios ocurre lo mismo, pero all la referencia del ao agrcola la suministra el orto helaco de la estrella Sirio (su pri28. Mi buen amigo Juan Sol me aporta algunas precisiones astronmicas: Tomando como referencia lo establecido por Richard Henning en Grandes enigmas del Universo, y ayudndonos de un soporte informtico (Starry Night Pro [www.starrynight.com], teniendo en cuenta el cambio de eje de giro de nuestro planeta, fenmeno conocido como precesin y el cambio del calendario Juliano al Gregoriano, podemos concluir que hacia el 15 de agosto del ao -2000, la estrella Spica se dejaba de ver al atardecer justo despus de la puesta de sol, e inmediatamente se pona al oeste por el horizonte, fenmeno conocido como Ocaso Helaco. A partir de ese da dejaba de verse durante unos cuarenta das. Asimismo, hacia el 9 de septiembre del ao 500, ocurra el fenmeno opuesto, conocido como Orto Helaco, es decir, que la estrella Spica apareca por el este al amanecer y se vea unos minutos justo antes de que el resplandor del sol cegara su brillo. 29. La desaparicin es el ocaso de la estrella; la aparicin, su orto helaco.

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mera aparicin al amanecer), que coincida con la primera inundacin anual del Nilo, que cubra la tierra con una capa de limo fertilizante. La constelacin de Orion preceda a Sirio en una hora. Estaba claro: en diversas culturas de la Antigedad, las piedras sagradas son la representacin de la divinidad vinculada a cultos astrales de significado agrcola. -La fuerza fecunda de la tierra y de las hembras se personificaba en la Diosa Madre, Gran Diosa o Diosa Blanca -prosigui el profesor-. Aquellos agricultores comenzaron a venerar pequeas figurillas de exagerados rasgos femeninos que los arquelogos denominan, un tanto humorsticamente, venus.30 Cada pueblo, cada religin del Mediterrneo, tuvo una Diosa Madre, representante de la estrella Spica dispensadora de fecundidad. La Diosa Madre se asociaba a la estrella, era reina del cielo y madre de los otros dioses que se derivaron de ella. Por todas partes la misma historia. La Diosa Madre recibe distintos nombres en distintas culturas: la Sarrat Same de los babilonios; la reina de las espigas, Ishtar, como nombraban al planeta Venus; la egipcia Isis y Hathor; la india Lacksmi; la Cibeles de Asia Menor; la fenicia Astart; la cartaginesa Tanit... Hubo un momento en que los cultos de Venus, Astart e Isis se confundieron, ya en los albores de nuestra era, cuando el imperio romano uniformaba el mundo conocido. Pero entonces lleg el cristianismo, que hizo tabla rasa de los cultos anteriores. A pesar de todo, la Diosa Madre, la constelacin de Virgo, la estrella Spica, perduraron confundidas en la Madre de Cristo, la Virgen Mara. -Eso parece una afirmacin arriesgada, profesor -objet. -Arriesgada? Nada de eso. Los das de la Diosa Madre eran el 15 de agosto y el 8 de septiembre, ocaso y orto helaco, respecti30. La evolucin de estas figurillas arranca ya desde el perodo anterior, el paleo! itico.

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vamente, de la estrella Spica. En el calendario cristiano la Asuncin de la Virgen Mara se celebra el 15 de agosto y el nacimiento de la Virgen, el 8 de septiembre. La coincidencia de los acontecimientos astronmicos es tan grande que puede considerarse excluido el azar.31

Hoy se ha perdido la memoria de estas asociaciones, pero en la Edad Media, cuando se construan las catedrales gticas, estaba todava presente en el conocimiento de unos pocos iniciados. Esto explica que la Virgen y el Nio representen el signo de Virgo en el zodaco de la vidriera de la catedral de Notre Dame de Pars y explica tambin que los templarios se interesaran por los santuarios matriarcales y los cristianizaran instituyendo en ellos el culto a las Vrgenes Negras. -Y el culto a la Luna? -pregunt. -Junto a la estrella Spica, la Luna ocup un lugar importante en el culto a la fecundidad. De hecho, aquel gran escenario de la noche pareca existir slo para que la cambiante Luna ejerciera su fra fascinacin. Noche tras noche, el disco de plata cruzaba la bveda celeste, creca, decreca, mora y resucitaba. El hombre primitivo se percat de la influencia del astro fro sobre las aguas. La Luna rega las mareas, por lo tanto, tambin tena poder sobre la lluvia, de la que dependa el crecimiento de la espiga. La Luna era seora de la vegetacin. Todava hoy el aparcero de una finca de Pembroke aguarda a que la Luna est en cuarto menguante para recoger sus hortalizas o a que brille la luna nueva para sembrar.32 -Adems, el ciclo lunar de veintiocho das se relacionaba con el ciclo menstrual de la mujer -apunt. -Claro! Por eso la Luna se consideraba seora de la fecundi31. HENNING, RICHARD: Grandes enigmas del Universo, Plaza y Janes, Barcelona, 1971, pp. 193-200.32. ELIADE, MIRCEA: op. Clt., vol. 1, p. 196.

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Nicholas Wilcox dad en sus ms variados aspectos. Era femenina, desapareca del cielo, mora, y luego volva a resucitar. La vegetacin, que le estaba sometida, tambin mora y resucitaba, siguiendo el ritmo de las estaciones. Pero el hombre tambin mora. Por consiguiente, su resurreccin, su inmortalidad, dependeran del poder mgico del astro fro. Deianus hizo sonar una campanilla y el bedel apareci portando una bandeja con dos copas de oporto que deposit en la mesita delante de nosotros. Tomamos el primer sorbo en silencio. -Qu hermosa la vida! -murmur Deianus, paladeando el licor-. Otro smbolo relacionado con la Luna es la serpiente -prosigui-. El agua nace en los manantiales y luego se desliza por entre las piedras, serpeando como la serpiente que abandona su escondite subterrneo y avanza con movimiento ondulante, tan imposible de seguir por el ojo humano como el rpido curso de las aguas. La hmeda serpiente se asoci a la Luna, seora de las aguas, la lnea ondulada simboliza por igual las aguas y la culebra. El smbolo de la serpiente es tan antiguo que ha ido enriquecindose con gran cantidad de atributos: es la fuerza de la Luna, es la inmortalidad por metamorfosis (puesto que la serpiente se renueva, pierde la piel vieja y renace), es la fecundidad lunar y es la ciencia y la profeca, la sabidura y la magia. Como inmortal, encarna los espritus de los muertos.33 En la mente del hombre primitivo se formaron asociaciones que inspiraron dioses y mitos: Luna-lluvia-fertilidad-mujer-serpiente-muerte-regeneracin peridica.34 E1 hombre se aferraba a la continuidad de la vida ms all de la muerte, del eterno retorno, de una fuerza que se manifies33. Ibd., p. 199. 34. Ibd., p. 204.

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ta en el ritmo de la fecundidad, en el revivir de la vegetacin en la armona de un cosmos o mundo ordenado.35

El Rey SagradoEn los tiempos del matriarcado, una mujer a la que denominaremos reina gobernaba la tribu como encarnacin de la Diosa Madre, pero, al igual que ella, necesitaba un hombre que la

fecundara y asegurase, a travs de ella, la fecundidad de la tierra, de la que dependa la supervivencia de la tribu. El cnyuge de la reina era el Rey Sagrado. La ceremonia de su designacin simbolizaba la unin del rey Sol con la reina Tierra. El ritual inclua el asesinato ficticio del rey durante la ceremonia del bao. Tena que morir como miembro de la tribu o clan al que haba pertenecido para resucitar como miembro de la tribu o clan de la reina. Como se sabe, el bao es imagen de muerte y renovacin.36 ste es tambin el sentido primigenio del bautismo cristiano. Record los tres Reyes Sagrados que reciben su bao inicitico en el coro de la catedral de Jan. En los tiempos ms remotos, se sacrificaba al rey en cuanto la rei35. VALIENTE MALLA, JESS: La primera Edad del Bronce: op. cit., p. 26. La Diosa Madre necesitaba el concurso de un varn que la fecundase a imagen de lo que ocurra en la naturaleza. Por lo tanto le inventaron una pareja. Este compaero de la Diosa era un personaje menor, plasmacin de los fenmenos atmosfricos, que unas veces se asimilaba a la Serpiente de la Sabidura y otras a la Estrella de la Vida. El Hijo naca de la diosa cada ao e iba creciendo con las estaciones, finalmente mataba a la Serpiente y de este modo lograba el amor de la Diosa. Luego pereca y de sus cenizas naca de nuevo la Serpiente. La Diosa coma el Huevo de la Serpiente y el Hijo volva a nacer de ella (vase ROBERT GRAVES: La diosa blanca, Alianza, Madrid, 1983, p. 544). El Hijo y la Serpiente son fundamentalmente la misma persona fecundadora de la Madre. Cada uno de ellos es el padre del otro para reflejar la alternancia estacional de la naturaleza. El Hijo Estrella es el espritu del Ao Creciente; la Serpiente, el del Ao Menguante. El drama de su enf remamiento refleja el progresivo debilitamiento del Sol en el otoo e invierno y el subsiguiente fortalecimiento en primavera y verano, un proceso del que depende el ciclo agrcola. 36. ELIADE, MIRCEA: op. cit., vol. 1, p. 229.

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na quedaba embarazada. La preez de la reina, y por lo tanto de la Diosa Madre, era la imagen de la Creacin del cosmos y el cosmos slo se crea por el sacrificio o autosacrificio de un dios.37 El rito exiga el sacrificio del rey al final de cada Ao Sagrado, pero como la idea de morir no entusiasmaba al monarca, con el tiempo se consigui que un sustituto, a menudo un nio, ocupase su lugar, o que su castracin o cojera simbolizasen su muerte.38 Finalmente, se humaniz an ms la ceremonia y la cojera real era solamente fingida.39 El Ao Sagrado no debe entenderse como un ao de 365 das, sino como Gran Ao, o perodo en el que el ao solar y el ao lunar del solsticio de invierno se sincronizan y coinciden, lo que sucede cada diecinueve aos.40 Comenzaron a llegar otros profesores para la tertulia acadmica de la tarde y me desped de Deianus. -Tngame informado de sus investigaciones -me dijo- y procurar ayudarle.

Asesinato en el baoLa conversacin con el erudito me suministr materia para pensar. Los Reyes Sagrados moran en el agua, segn el rito ms antiguo, el de los tiempos de la Diosa Madre, que deja su huella en algunasj. 37. Ibd., p. 126.

38. GRAVES, ROBERT: La diosa blanca, op. cit., pp. 165, 31S, 68?. 40 fbfi p La cojera es vestigio de una danza ritual, en espiral, inspirada en

las danzas dflpareamiento de las aves, en particular ^.Pf^.^ La diosa blanca, PP. 459, 460,464.) La cojera es signo de iniciacin^ La no ses o hroes cojos es bastante extensa. Adems, tiene una ^^ de la herrera, que fue magia en sus principios (vase ROBERT GRAVES: op ^6 468). Lo que nos retrotrae a otro suceso que marc profundamente la vida de los pue blos: la aparicin del hierro.

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tradiciones histricas: Osiris, Hrcules, Minos y Agamenn perecen asesinados en el bao.41 Haba algo en estas historias que resultaba familiar. Una antigua tradicin de Jan sealaba el asesinato de un rey moro en los baos de la Magdalena, en el subsuelo del actual palacio de los condes de Villardompardo, un tal Al, muerto el 22 de marzo de 1018.42 Record el pen de Uribe, mencionado en la oracin del gitano y su emotiva leyenda: un muchacho casadero que llevaba al hospicio a su padre impedido lo deposit sobre el pen de Uribe para descansar y despedirse de l. El anciano rompi a llorar. Por qu lloras, padre?, pregunt el hijo. Porque recuerdo el da en que llev a mi padre al hospicio, como ahora haces t conmigo. Tambin yo lo sent en esta piedra para despedirme de l. El hijo, arrepentido, carg de nuevo con el padre y lo condujo de vuelta a casa. Las versiones ms arcaicas de esta leyenda inmemorial sugieren su origen astral. El joven es el Ao Creciente; el viejo, el Ao Menguante; la mujer con la que se casa el joven es la Diosa Madre. Cada Ao Sagrado, el Rey Sagrado se renueva y el que llega se deshace de su predecesor hasta que un acto de piedad interrumpe la cadena (el cambio de religin, que acaba con el rito sacrificial del Rey Sagrado). La localizacin del cambio de Ao, precisamente sobre el pen de Uribe, sugiere la funcin que el mtico altar de piedra tuvo en la ceremonia. Es posible que fuera el altar de sacrificios lo que explicara las extraas incisiones y escotaduras labradas en su superficie. Dos tradiciones inmemoriales del barrio de la Magdalena aludan claramente al sacrificio del Rey Sagrado en los tiempos matriarcales,41. bd., pp. 442,450. 42. AGUIRRE SDABA, JAVIER y JIMNEZ MATA, CARMEN: Introduccin al ]an sltmco (Estudio geogrfico histrico), Instituto de Estudios Giennenses, Jan, 1979, p. 182.

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cuando la Diosa Madre ordenaba el mundo desde el santuario dolmnico y el orculo de la fuente de la Malena. Segu investigando el misterio de Jan, mientras el cmara David OConnor continuaba postrado a causa del virus marroqu. El forzoso aplazamiento me estaba resultando de lo ms fructfero. Senta que, por un azar del destino, tena tiempo para desenredar la madeja templada. Continu investigando. Supe que hace cuatro mil aos ocurri uno de esos cataclismos que alteran el rumbo de la historia. Una serie de tribus indoeuropeas procedentes del Asia Central irrumpieron en el Mediterrneo y Oriente Medio.43 Esta vez no eran agricultores, sino ganaderos que practicaban la trashumancia y habitaban en chozas.44 Los machos, toros y moruecos, encabezaban sus rebaos, marcando la direccin y el ritmo de la caminata, mientras las hembras, vacas y ovejas, los seguan sumisas. Estos pueblos se gobernaban por un sistema patriarcal basado en el predominio del principio masculino y solar.45 Los recin llegados derrotaron a los pueblos autctonos, agrcolas y matriarcales, antes de convivir y fusionarse con ellos. Entre el Dios del Trueno de los pastores y la Diosa Madre de los pueblos sometidos se estableci una rivalidad que todava perdura en las invisibles races de nuestra sangre o en eso que llamamos, de un modo impreciso, cultura europea. Esta rivalidad entre los principios solares y los lunares se manifiesta en los mitos de lucha caractersticos de las religiones mediterrneas. Uno de ellos origin la leyenda del lagarto de la Malena. El lagarto es la serpiente que habita en la gruta del manantial matriarcal, lunar, del santuario jiennense. El preso condenado a muerte que mata al lagarto es el hroe solar de los pueblos patriarcales. Su pri43. Los arquelogos espaoles los denominan pueblos del Vaso Campaniforme.44. VALIENTE MALLA, JESS: Op. Clt., p. 34.

v 45. La palabra dios, de origen comn para todas las lenguas indoeuropeas, incluid l castellano, es, por consiguiente, masculina.

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sin es el recuerdo del sacrificio de los Reyes Sagrados en los tiempos del predominio matriarcal. El caballo que monta el hroe es el animal solar caracterstico de estos pueblos,

junto con el carnero, representado por la piel de cordero que sirve de cebo. Y el fuego que abrasa las entraas del monstruo, y lo mata, es el Sol mismo. Esta dicotoma solar-lunar no poda durar eternamente. El anhelo natural del hombre era conciliar los dos principios, abolir dualismos, trascender su condicin humana para reintegrarse en la unidad primordial.46 sa fue la gran obra de la sabidura de Salomn que los templarios intentaron rescatar dos mil aos ms tarde. Transcurri casi un milenio antes de que se alcanzara una solucin de compromiso entre los principios lunar y solar. La informacin que tenemos es fragmentaria, pero sabemos cmo resolvieron este dilema los pueblos que ms han influido en la cultura europea, los griegos y los hebreos. Era necesario un dios nuevo que desposara a la Diosa Madre. El Dios del Trueno de los pastores se cas con la diosa matriarcal y engendr en ella a dos mellizos: un varn y una hembra.47 Los griegos adoptaron una religin eclctica, capaz de satisfacer a las dos partes. En adelante, compartiran el poder el principio solar, patriarcal (el Dios Trueno, Zeus), y el principio lunar, matriarcal (la Reina del Cielo, Hera). Zeus y Hera se casan, y todos los dioses menores sern sus hijos.48 Los hebreos estaban divididos en doce tribus patriarcales y una matriarcal. La devocin predominante era el dios-toro El, proceden46. ELIADE, MIRCEA: Op. cit., vol. 1, p. 219.

47. El dios varn ser Apolo (el Sol); la diosa ser el reflejo, cada vez menos importante, de la propia Diosa Madre (vase ROBERT GRAVES: La diosa blanca, op. ctt., p. 544). 48. GRAVES, ROBERT: Los dos nacimientos de Dionisio, Seix Barral, Barcelona, 1984, p. 65. Este compromiso se refleja en la situacin poltica. Seis estados griegos son matriarcales y otros seis patriarcales. Su federacin garantiza el equilibrio de los dos principios. Con el tiempo este equilibrio se altera fatalmente, puesto que un nuevo dios, Dionisos, viene a usurpar el puesto de una de las diosas, Hestia (Vesta).

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te de Asia, al que incorporaron creencias de la religin solar de Akenaton durante su permanencia en Egipto, pero cuando se asentaron en Canan, la tierra prometida, encontraron que los agricultores cananeos adoraban a la diosa lunar Ashera. Durante un tiempo, el conflicto entre autctonos y forasteros pareci insoluble. Hasta que Salomn, el sabio, resolvi la pugna de modo pragmtico: en la nueva capital de su reino, Jerusaln, levant su famoso Templo dedicado al dios solar Yahv (otro nombre de El), pero muy cerca construy otro templo dedicado a la diosa Ashera.49 En la mitologa hebrea, Yahv estaba casado con Ashera, la Sabidura, y con otra diosa de nombre Anatha. Las noticias que transmite la Biblia estn manipuladas para adaptarlas a las creencias religiosas de cada perodo, pero, a pesar de este enmascaramiento, diversos indicios revelan que en Jerusaln hubo otros templos y otros dioses adems de Yahv. El matrimonio de conveniencia entre Yahv y Ashera, que aseguraba la pacfica convivencia de principios solares y lunares, no dur mucho. Despus de la muerte de Salomn, en tiempos de Josas, se prohibi la adoracin de Ashera y Anatha. El dios ElYahv rein en solitario, como dios absoluto. Las cinco diosas griegas fueron ms afortunadas. Aunque estaban en minora frente a los siete dioses varones, mantuvieron su influencia hasta que la religin olmpica se sustituy por el cristianismo, una religin patriarcal, solar y rgidamente monotesta derivada de la juda. El establecimiento de esta religin patriarcal en las sociedades mediterrneas oblig a reajustar los mitos lunares. Se suprimi la muerte sacrificial del Rey Sagrado y se impuso el hroe solar vencedor de la Serpiente o de la Muerte, tan frecuente en la mitologa de49. GRAVES, ROBERT: Los dos nacimientos de Dionisio, op. ci., p. 59.

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los pueblos pastores que originaron las naciones histricas (indoeuropeos, judos y turcomongoles).50 El hroe solar es el salvador del mundo. Es Teseo, Ddalo, Sansn, Hrcules, Osiris, Minos, Agamenn.51 Cristo tambin. Generalmente, el hroe solar es traicionado por una mujer y asesinado en el bao. La oposicin de la mujer-luna y el bao lustral, donde muere el Rey Sagrado, son elementos familiares desde el mito antiguo de la Diosa Madre.

Las primitivas religiones de Iberia dejan su rastro en algunos mitos mediterrneos, especialmente en los grecolatinos. Existen razones para creer que los mitos griegos ms antiguos proceden del sur de la pennsula Ibrica, la tierra de Hspero, del Ocaso, del fin del mundo, donde sitan los griegos tres regiones fundamentales de su mitologa: los Campos Elseos, el Hades y el Jardn de las Hesprides, as como el Erebo y el Ocano, donde se enfrentan los titanes y los dioses del bosque tartesio, el imperio de Urano y el reino de Cronos.52 En estas regiones habitan tambin las tres Hesprides, las tres Gorgonas, las tres Parcas, las tres Moiras o hijas de la noche, los tres Cclopes y los tres Hecatnquiros. Las tres Hesprides son las hijas de Atlas, que custodian las manzanas de oro de la Sabidura en un jardn o paraso hasta que Hrcules se las roba. Las tres Gorgonas son Estero, la fuerte; Euriala, la que salta lejos, y Medusa, la reina, de la que desciende Gerin, el gigante enemigo de Hrcules. Las tres Parcas (Cloto, que hila; Lquesis, que mide, y tropos, que corta) son las hijas de la Noche, como tambin lo son las Moiras, (y la noche es Occidente, el Ocaso).50. ELIADE, MIRCEA: Op. Ctt., vol. 1, p. 182.

51. GRAVES, ROBERT: La diosa blanca, op. cit., pp. 137, 442. 52. PAREDES GROSSO, JOS MANUEL: El jardn de las Hesprides, Madrid, 1985, p.37.

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Los tres Cclopes son Brontes, Estropes y Argos. Los tres Hecatnquiros son Coto, Briareo y Giges.53 En estos mitos clsicos ms arcaicos los personajes se presentan en grupos de tres y son femeninos, o gigantes (resultantes de la demonizacin de antiguos principios femeninos). Estas tradas descienden de la Triple Diosa que reinaba en los santuarios occidentales en los tiempos del matriarcado.54 En los relieves del coro de la catedral de Jan, tres Vrgenes se simbolizan con tres esferas de piedra, imagen del Huevo primordial de la Creacin. Y hay tres Reyes Sagrados en un bao inicitico, todo ello presidido por la imagen del obispo. El obispo Surez, que plane la sillera del coro, era consciente de estas asociaciones del antiguo santuario de la Diosa Madre que perduraban en el cristianismo, las haba acatado y quera transmitirlas. Sobre mi mesa de trabajo tena la fotografa aumentada del relieve en el que el hombre del turbante muestra un grupo de estrellas al rey. La composicin era simple: arriba, las estrellas; abajo, la piedra esfrica; a los lados, las dos figuras humanas. Era evidente la relacin entre el mundo de arriba, las estrellas, y el mundo de abajo, la piedra. La piedra ya estaba identificada. Era aquella misteriosa esfera53. Ecos del segundo de ellos alcanzarn a poblar los sueos febriles de Don Quijote. 54. Incluso algunas de las ms significadas diosas individuales del panten grecolatmo proceden de cultos matriarcales de Occidente. Atena, la diosa de la Sabidura, quiza la ms caracterstica del conjunto de dioses griegos, procede de Libia, a orillas del lago Tritn, donde parece haber sido primitivamente la diosa triple Libia Neith a la que los griegos llamaban Libia o Lamia (vase ROBERT GRAVES: La diosa blanca, op. cit., p. 304). El rbol tutelar de esta diosa de la sabidura sera el olivo. Y la Triple Diosa del Sur de la pennsula Ibrica, remoto origen de aquella advocacin, tiene precisamente al olivo y al manzano como aspectos del Ao Creciente y del Ao Menguante en que se divide su ciclo ritual.

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hallada en la catedral, el Huevo primordial del culto a la Virgen. Pero y las estrellas? Las estrellas eran seis, dispuestas de este modo peculiar: Seis estrellas. Sin embargo, el grupo de estrellas quedaba tan limitado por el marco superior del relieve que quiz el artista haba querido sugerirnos que estaba incompleto. Algunas estrellas habran podido quedar excluidas por falta material de espacio para representarlas.

La Diosa Madre se identificaba con la estrella Spica de la constelacin de Virgo. Seran estas estrellas representacin de Virgo?Zavijavah

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Nicholas Wilcox Si comparamos la constelacin de Virgo con las estrellas del relieve catedralicio, el resultado es que coinciden. Si dividimos esta constelacin con una lnea imaginaria a la altura del marco del relieve, el nmero y la disposicin de las estrellas coincide:

1

Tau

Auvvijavah

Es ms, la mano del hombre del turbante parece dibujar un arco que enmarca la estrella Spica, que el artista ha diferenciado del resto tallndole cinco puntas, en lugar de seis. El cinco, precisamente, uno de los nmeros sagrados de la Diosa Madre. El mensaje del obispo Surez est claro. La asociacin entre la esfera de piedra, la constelacin de Virgo y el culto a las Vrgenes. Un sabio moro o judo, el hombre del turbante, haba transmitido el secreto de la Diosa Madre a un rey. El rey tiene la espada desenfundada y en alto. Ataca al hombre del turbante? No. El hombre del turbante no parece sentirse amenazado. Entonces, qu sentido tiene la espada en alto? La espada es el smbolo de un rey que ejerce el poder de las armas. De un rey conquistador. Qu rey conquistador pudo recibir el secreto del hombre del turbante en Jan? Slo uno. El rey cristiano que conquist la ciudad y su territorio a los moros. Fernando in de Castilla, llamado el Santo. En principio slo era una hiptesis...

LA MESA DE SALOMNLa oracin de los gitanos sealaba la existencia de un antiguo santuario asociado a una serie de lugares en los que el hombre prehistrico dej su impronta. El primer verso de la oracin se refera a una mesa: ( i Por la mesa del moro onde est el lagarto... Esta evocacin inicial pareca ms importante que el resto y de algn modo lo condicionaba.

La mesa del moro. Qu podra ser la mesa del moro? Aluda a una de tantas leyendas de tesoros ocultos por los moros? Quiz un tesoro oculto en la guarida del mtico lagarto. Tena sentido la aparicin de Salomn en el libro del curandero gitano? -En algunas variantes de la leyenda del lagarto de la Malena se mencionaba que el lagarto custodiaba la Mesa de Salomn me confi mi amigo Juan mientras degustbamos un vino acompaado de queso aejo y rosquillas en la taberna del Gorrin-. Era tan poco significativo que no lo tuve en cuenta cuando escrib mi

68 Nicholas Wilcox libro.55 Hasta que por casualidad supe que Salomn haba construido una mesa mgica que vino a parar a Espaa. Pero empecemos por el principio. Segn una antigua tradicin oriental mencionada en el Corn, al final de los tiempos aparecer un animal monstruoso que llevar como distintivo el bculo de Moiss y el sello de Salomn.56 En Oriente, un animal monstruoso custodia los objetos mgicos de Moiss y Salomn. En Jan, el mtico lagarto custodia la Mesa. Es evidente que se trata de una misma tradicin hoy perdida, que permaneca vigente en el ao 711, cuando los moros cruzaron el estrecho de Gibraltar y conquistaron el reino visigodo de Espaa. Las circunstancias de la conquista de Espaa por los moros son tambin legendarias. Los historiadores coinciden en sealar que en una ciudad de los godos exista un palacio cerrado, un espacio sagrado en el que nadie, ni siquiera el rey, poda penetrar... Cada nuevo rey godo aada un nuevo cerrojo a la puerta, pero ninguno se atreva a abrirla porque la tradicin aseguraba que si un rey violaba aquel recinto, el reino se perdera irremisiblemente. Don Rodrigo desafi el tab, hizo saltar los cerrojos y penetr en el palacio. Entonces los moros conquistaron la Pennsula. Cuando los invasores llegaron a este palacio hallaron en su interior un tesoro compuesto de joyas maravillosas, que los historiadores rabes enumeran, entre ellas, un espejo mgico, grande y redondo que hizo Salomn, hijo de David (sobre ambos la paz!). El que se miraba en ese espejo poda ver en l la imagen de los siete climas del Universo.5755. ESLAVA GALN, JUAN: La leyenda del lagarto de la Malena y los mitos del dragn, edicin abreviada de a Caja de Ahorros de Crdoba, Crdoba, 1980; edicin cornpleta en Universidad de Jan, 1989. 56. Corn, Sura XXVII, 84. 57. Libro de las mil y una noches; noches 202 y 203.

Los templarios f 1a.*MeisMe Salomn 69 Este espejo era a la vez espejo y mesa, puesto que estaba provisto de cinco patas (cinco, nuevamente el nmero de la Diosa). En