Nican Mopohua, castellano.Versión pbro Mario Rojas. (1978)

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    Co m e n t a r io p r e lim in a r :

    El texto expuesto a continuacin es la versin castellana que realiz el PresbteroMario Rojas sobre el Nican Mopohua, quizs la ms popular y conocida de todas lastraducciones. Fue publicada en el libro Dn. Antonio Valeriano, Traduccin del nhuatlal castellano por el Pbro. Mario Rojas Snchez de la dicesis de Huejutla, ImprentaIdeal, Mxico, 1978.

    Te x t o d e l N ic a n m o p o h u aTr a d u c t o r : P b r o . Ma r io R o j a s

    Aqu se narra, se ordena, cmo hace poco, milagrosamente seapareci la perfecta Virgen Santa Mara Madre de Dios, nuestra reina,all en el Tepeyac, de renombre Guadalupe.

    Primero se hizo ver de un indito, su nombre Juan Diego; y despus seapareci su Preciosa Imagen delante del reciente obispo donfray Juan de Zumrraga. (...)

    1.Diez aos despus de conquistada la ciudad de Mxico, cuandoya estaban depuestas las flechas, los escudos, cuando portodas partes haba paz en los pueblos,

    2.as como brot, ya verdece, ya abre su corola la fe, elconocimiento de Aqul por quien se vive: el verdadero Dios.

    3.En aquella sazn, el ao 1531, a los pocos das del mes dediciembre, sucedi que haba un indito, un pobre hombre delpueblo,

    4.Su nombre era Juan Diego, segn se dice, vecino de Cuauhtitlan,

    5.y en las cosas de Dios, en todo perteneca a Tlatilolco.

    6.Era sbado, muy de madrugada, vena en pos de Dios y de susmandatos.

    7.Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepeyac ya amaneca.

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    8.Oy cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pjarosfinos; al cesar sus voces, como que les responda el cerro,sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al delcoyoltototl y del tzinitzcan y al de otros pjaros finos.

    9.Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: Por ventura soy digno, soymerecedor de lo que oigo? Quiz noms lo estoy soando?Quiz solamente lo veo como entre sueos?

    10.Dnde estoy? Dnde me veo? Acaso all donde dejaron dicholos antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en latierra de las flores, en la tierra del maz, de nuestra carne, de nuestrosustento; acaso en la tierra celestial?

    11.Hacia all estaba viendo, arriba del cerrillo, del lado de donde

    sale el sol, de donde proceda el precioso canto celestial.

    12.Y cuando ces de pronto el canto, cuando dej de orse,entonces oy que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decan:"Juanito, Juan Dieguito".

    13.Luego se atrevi a ir a donde lo llamaban; ninguna turbacinpasaba en su corazn ni ninguna cosa lo alteraba, antes bien sesenta alegre y contento por todo extremo; fue a subir al cerrillo parair a ver de dnde lo llamaban.

    14.Y cuando lleg a la cumbre del cerrillo, cuando lo vio unaDoncella que all estaba de pie,

    15.lo llam para que fuera cerca de Ella.

    16.Y cuando lleg frente a Ella mucho admir en qu manera sobretoda ponderacin aventajaba su perfecta grandeza:

    17.su vestido reluca como el sol, como que reverberaba,

    18.y la piedra, el risco en el que estaba de pie, como que lanzabarayos;

    19.el resplandor de Ella como preciosas piedra, como ajorca (todolo ms bello) pareca

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    20.la tierra como que relumbraba con los resplandores del arco irisen la niebla.

    21.Y los mezquites y nopales y las dems hierbecillas que all sesuelen dar, parecan como esmeraldas. Como turquesa aparecasu follaje. Y su tronco, sus espinas, sus aguates, relucan como el oro.

    22.En su presencia se postr. Escuch su aliento, su palabra, queera extremadamente glorificadora, sumamente afable, como dequien lo atraa y estimaba mucho.

    23.Le dijo:- "Escucha, hijo mo el menor, Juanito. a dnde tediriges?"

    24.Y l le contest:_ "Mi Seora, Reina, Muchachita ma, all

    llegar, a tu casita de Mxico Tlatilolco, a seguir las cosas de Diosque nos dan que nos ensean quienes son las imgenes de NuestroSeor: nuestros sacerdotes"

    25.En seguida, con esto dialoga con l, le descubre su preciosavoluntad;

    26.le dice: "Sbelo, ten por cierto, hijo mo el ms pequeo, que yosoy la perfecta siempre Virgen Santa Mara, madre del verdadersimodios por quien se vive, el creador de las personas, el dueo de lacercana y de la inmediacin, el dueo del cielo, el dueo de la tierra,mucho deseo que aqu me levanten mi casita sagrada.

    27.En donde lo mostrar, lo ensalzar al ponerlo de manifiesto:

    28.Lo dar a las gentes en todo mi amor personal, en mi miradacompasiva, en mi auxilio, en mi salvacin:

    29.Porque yo en verdad soy vuestra madre compasiva,

    30.Tuya y de todos los hombres que en esta tierra estis en uno,

    31.y de las dems variadas estirpes de hombres, mis amadores, losque a m clamen, los que me busquen, los que confen en m,

    32.porque all les escuchar su llanto, su tristeza, para remediarpara curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores.

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    33.y para realizar lo que pretende mi compasiva miradamisericordiosa, anda al palacio del obispo de Mxico, y le dirs quecmo yo te envo, para que le descubras cmo mucho deseo que aqume provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo lecontars, cuanto has visto y admirado, y lo que has odo.

    34.y ten por seguro que mucho lo agradecer y lo pagar,

    35.que por ello te enriquecer, te glorificar;

    36.y mucho de all merecers con que yo retribuya tu cansancio,tu servicio con que vas a solicitar el asunto al que te envo.

    37.Ya has odo, hijo mo el menor, mi aliento mi palabra; anda, hazlo que est de tu parte".

    38.E inmediatamente en su presencia se postr; le dijo:"Seorama, Nia, ya voy a realizar tu venerable aliento, tu venerable palabra;por ahora de Ti me aparto, yo, tu pobre indito".

    39.Luego vino a bajar para poner en obra su encomienda: vino aencontrar la calzada, viene derecho a Mxico.

    40.Cuando vino a llegar al interior de la ciudad, luego fue derecho alpalacio del obispo, que muy recientemente haba llegado,gobernante sacerdote; su nombre era D. Fray Juan de Zumrraga,sacerdote de San Francisco.

    41.Y en cuanto lleg luego hace el intento de verlo, les ruega a susservidores, a sus ayudantes, que vayan a decrselo;

    42.despus de pasado largo rato vinieron a llamarlo, cuando mandel seor obispo que entrara.

    43.Y en cuanto entr, luego ante l se arrodill, se postr, luego yale descubre, le cuenta el precioso aliento, la preciosa palabra

    de la Reina del Cielo, su mensaje, y tambin le dice todo lo que admirlo que vio, lo que oy.

    44.Y habiendo escuchado toda su narracin, su mensaje, como queno mucho lo tuvo por cierto,

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    45.le respondi, le dijo: "Hijo mo, otra vez vendrs, aun con calmate oir, bien aun desde el principio mirar, considerar larazn por la que has venido, tu voluntad, tu deseo".

    46.Sali; vena triste porque no se realiz de inmediato su encargo.

    47.Luego se volvi, al terminar el da , luego de all se vino derechoa la cumbre del cerrillo,

    48.y tuvo la dicha de encontrar a la Reina del Cielo: all cabalmentedonde la primera vez se le apareci, lo estaba esperando.

    49.Y en cuanto la vio, ante Ella se postr, se arroj por tierra, ledijo:

    50."Patroncita, Seora, Reina, Hija ma la ms pequea, miMuchachita, ya fui a donde me mandaste a cumplir tu amablealiento, tu amable palabra; aunque difcilmente entr a donde es ellugar del gobernante sacerdote, lo vi, ante l expuse tu aliento, tupalabra, como me lo mandaste.

    51.Me recibi amablemente y lo escuch perfectamente, pero, porlo que me respondi, como que no lo entendi, no lo tiene por cierto.

    52.Me dijo: "Otra vez vendrs; aun con calma te escuchar, bienaun desde el principio ver por lo que has venido, tu deseo, tuvoluntad".

    53.Bien en ello mir, segn me respondi, que piensa que tu casaque quieres que te hagan aqu, tal vez yo nada ms lo invento, o quetal vez no es de tus labios;

    54.mucho te suplico, Seora ma; Reina, Muchachita ma, que aalguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado,honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tuamable palabra para que le crean.

    55.Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal,soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito serconducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mdetenerme all a donde me envas, Virgencita ma, Hija mamenor, Seora, Nia;

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    56.por favor dispnsame: afligir con pena tu rostro, tu corazn; ira caer en tu enojo, en tu disgusto, Seora Duea ma".

    57.Le respondi la perfecta Virgen, digna de honra y veneracin:

    58."Escucha, el ms pequeo de mis hijos, ten por cierto que noson escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes encargu quelleven mi aliento mi palabra, para que efecten mi voluntad;

    59.pero es muy necesario que t, personalmente, vayas, ruegues,que por tu intercesin se realice, se lleve a efecto mi querer, mivoluntad.

    60.y, mucho te ruego, hijo mo el menor, y con rigor te mando, queotra vez vayas maana a ver al obispo.

    61.y de mi parte hazle saber, hazle or mi querer, mi voluntad, paraque realice, haga mi templo que le pido.

    62.y bien, de nuevo dile de qu modo yo, personalmente, lasiempre virgen santa mara, yo, que soy la Madre de Dios, te mando".

    63.Juan Diego, por su parte, le respondi, le dijo: "Seora ma,Reina, Muchachita ma, que no angustie yo con pena tu rostro, tucorazn; con todo gusto ir a poner por obra tu aliento, tu palabra; deninguna manera lo dejar de hacer, ni estimo por molesto el camino.

    64.Ir a poner en obra tu voluntad, pero tal vez no ser odo, y sifuere odo quizs no ser credo.

    65.Maana en la tarde, cuando se meta el sol, vendr a devolver atu palabra, a tu aliento, lo que me responda el gobernantesacerdote.

    66.Ya me despido de Ti respetuosamente, Hija ma la ms pequea,Jovencita, Seora, Nia ma, descansa otro poquito.

    67.Y luego se fue l a su casa a descansar.

    68.Al da siguiente, domingo, bien todava en la nochecilla, todo anestaba oscuro, de all sali, de su casa, se vino derecho aTlatilolco, vino a saber lo que pertenece a Dios y a ser contado enlista; luego para ver al seor obispo.

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    69.Y a eso de las diez fue cuando ya estuvo preparado: se habaodo misa y se haba nombrado lista y se haba dispersado lamultitud.

    70.Y Juan Diego luego fue al palacio del seor obispo.

    71.Y en cuanto lleg hizo toda la lucha por verlo, y con muchotrabajo otra vez lo vio;

    72.a sus pies se hinc, llor, se puso triste al hablarle, aldescubrirle la palabra, el aliento de la Reina del Cielo,

    73.que ojal fuera creda la embajada, la voluntad de la PerfectaVirgen, de hacerle, de erigirle su casita sagrada, en donde habadicho, en donde la quera

    74.Y el gobernante obispo muchsimas cosas le pregunt, leinvestig, para poder cerciorarse, dnde la haba visto, cmo eraElla; todo absolutamente se lo cont al seor obispo.

    75.Y aunque todo absolutamente se lo declar, y en cada cosa vio,admir que apareca con toda claridad que Ella era la PerfectaVirgen, la Amable, Maravillosa Madre de Nuestro Salvador NuestroSeor Jesucristo,

    76.sin embargo, no luego se realiz.

    77.Dijo que no slo por su palabra, su peticin se hara, serealizara lo que l peda,

    78.que era muy necesaria alguna otra seal para poder ser credocmo a l lo enviaba la Reina del Cielo en persona.

    79.Tan pronto como lo oy Juan Diego, le dijo al obispo:

    80."Seor gobernante, considera cul ser la seal que pides,

    porque luego ir a pedrsela a la Reina del Cielo que me envi".

    81.Y habiendo visto el obispo que ratificaba, que en nada vacilabani dudaba, luego lo despacha.

    82.Y en cuanto se viene, luego le manda a algunos de los de sucasa en los que tena absoluta confianza, que lo vinieran

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    siguiendo, que bien lo observaran a dnde iba, a quin vea, con quinhablaba.

    83.Y as se hizo. Y Juan Diego luego se vino derecho. Sigui lacalzada.

    84.Y los que lo seguan, donde sale la barranca cerca del Tepeyac,en el puente de madera lo vinieron a perder. Y aunque portodas partes buscaron, ya por ninguna lo vieron.

    85.Y as se volvieron. No slo porque con ello se fastidiarongrandemente, sino tambin porque les impidi su intento, los hizoenojar.

    86.As le fueron a contar al seor obispo, le metieron en la cabeza

    que no le creyera, le dijeron cmo noms le contaba mentiras, quenada ms inventaba lo que vena a decirle, o que slo soaba oimaginaba lo que le deca, lo que le peda.

    87.Y bien as lo determinaron que si otra vez vena, regresaba, alllo agarraran, y fuertemente lo castigaran, para que ya novolviera a decir mentiras ni a alborotar a la gente.

    88.Entre tanto, Juan Diego estaba con la Santsima Virgen,dicindole la respuesta que traa del seor obispo;

    89.la que, oda por la Seora, le dijo:

    90."Bien est, hijito mo, volvers aqu maana para que lleves alobispo la seal que te ha pedido;

    91.con eso te creer y acerca de esto ya no dudar ni de tisospechar;

    92.y sbete, hijito mo, que yo te pagar tu cuidado y el trabajo ycansancio que por mi has emprendido;

    93.ea, vete ahora; que maana aqu te aguardo".

    94.Y al da siguiente, lunes, cuando deba llevar Juan Diego algunaseal para ser credo, ya no volvi.

    95.Porque cuando fue a llegar a su casa, a un su to, de nombreJuan Bernardino, se le haba asentado la enfermedad, estaba

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    muy grave.

    96.Aun fue a llamarle al mdico, an hizo por l, pero ya no eratiempo, ya estaba muy grave.

    97.Y cuando anocheci, le rog su to que cuando an fuere demadrugada, cuando an estuviere oscuro, saliera hacia ac,viniera a llamar a Tlatilolco algn sacerdote para que fuera aconfesarlo, para que fuera a prepararlo,

    98.porque estaba seguro de que ya era el tiempo, ya el lugar demorir, porque ya no se levantara, ya no se curara.

    99.Y el martes, siendo todava mucho muy de noche, de all vino asalir, de su casa, Juan Diego, a llamar el sacerdote a

    Tlatilolco,

    100.y cuando ya acert a llegar al lado del cerrito terminacin de lasierra, al pie, donde sale el camino, de la parte en que el sol semete, en donde antes l saliera, dijo:

    101."Si me voy derecho por el camino, no vaya a ser que me veaesta Seora y seguro, como antes, me detendr para que le lleve laseal al gobernante eclesistico como me lo mand;

    102.que primero nos deje nuestra tribulacin; que antes yo llame deprisa al sacerdote religioso, mi to no hace ms que aguardarlo".

    103.En seguida le dio la vuelta al cerro, subi por en medio y de ahatravesando, hacia la parte oriental fue a salir, para rpido ira llegar a Mxico, para que no lo detuviera la Reina del Cielo.

    104.Piensa que por donde dio la vuelta no lo podr ver la queperfectamente a todas partes est mirando.

    105.La vio cmo vino a bajar de sobre el cerro, y que de all lo haba

    estado mirando, de donde antes lo vea.

    106.Le vino a salir al encuentro a un lado del cerro, le vino a atajarlos paso; le dijo:

    107."Qu pasa, el ms pequeo de mis hijos? a dnde vas, adnde te diriges?":

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    108.Y l, tal vez un poco se apen, o quiz se avergonz? o talvez de ello se espant, se puso temeroso?

    109.En su presencia se postr, la salud, le dijo:

    110."Mi Jovencita, Hija ma la ms pequea, Nia ma, ojal queests contenta; cmo amaneciste? Acaso sientes bien tuamado cuerpecito, Seora ma, Nia ma?

    111.Con pena angustiar tu rostro, tu corazn: te hago saber,Muchachita ma, que est muy grave un servidor tuyo, to mo.

    112.Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va amorir de ella.

    113.Y ahora ir de prisa a tu casita de Mxico, a llamar a alguno delos amados de Nuestro Seor, de nuestros sacerdotes, paraque vaya a confesarlo y a prepararlo,

    114.porque en realidad para ello nacimos, los que vinimos a esperarel trabajo de nuestra muerte.

    115.Ms, si voy a llevarlo a efecto, luego aqu otra vez volver parair a llevar tu aliento, tu palabra, Seora, Jovencita ma.

    116.Te ruego me perdones, tnme todava un poco de paciencia,porque con ello no te engao, Hija ma la menor, Nia ma, maanasin falta vendr a toda prisa".

    117.En cuanto oy las razones de Juan Diego, le respondi laPiadosa Perfecta Virgen:

    118."escucha, ponlo en tu corazn, hijo mo el menor, que no esnada lo que te espant, lo que te afligi, que no se perturbe tu rostro,tu corazn; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni

    cosa punzante, aflictiva.

    119.no estoy aqu, yo, que soy tu madre? no ests bajo misombra y resguardo? no soy, yo la fuente de tu alegra? no ests enel hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? tienes necesidadde alguna otra cosa?.

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    120.que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe; que note aprietecon pena la enfermedad de tu to, porque de ella no morir por ahora.ten por cierto que ya est bueno"

    121.(Y luego en aquel mismo momento san su to, como despusse supo):

    122.Y Juan Diego, cuando oy la amable palabra, el amable alientode la Reina del Cielo, muchsimo con ello se consol, bien conello se apacigu su corazn,

    123.y le suplic que inmediatamente lo mandara a ver al gobernadorobispo, a llevarle algo de seal, de comprobacin, para que creyera

    124.la Reina Celestial luego le mand que subiera a la cumbre del

    cerrillo, en donde antes la vea;

    125.Le dijo: "Sube, hijo mo el menor, a la cumbre del cerrillo, adonde me viste y te di rdenes

    126.all vers que hay variadas flores: crtalas, renelas, ponlastodas juntas; luego, baja aqu; trelas aqu, a mi presencia.

    127.Y Juan Diego luego subi al cerrillo,

    128.y cuando lleg a la cumbre, mucho admir cuantas habaflorecidas, abiertas sus corolas, flores las ms variadas, bellas yhermosas, cuando todava no era su tiempo:

    129.porque de veras que en aquella sazn arreciaba el hielo;

    130.estaban difundiendo un olor suavsimo; como perlas preciosas,como llenas de roco nocturno.

    131.Luego comenz a cortarlas,, todas las junt, las puso en elhueco de su tilma.

    132.Por cierto que en la cumbre del cerrito no era lugar en que sedieran ningunas flores, slo abundan los riscos, abrojos,espinas; nopales, mezquites,

    133.y si acaso algunas hierbecillas se solan dar, entonces era elmes de diciembre, en que todo lo come, lo destruye el hielo.

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    134.Y en seguida vino a bajar, vino a traerla a la Nia Celestial lasdiferentes flores que haba ido a cortar,

    135.y cuando las vio, con sus venerables manos las tom;

    136.luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco desu ayate, le dijo:

    137."Mi hijito menor, estas diversas flores son la prueba, la sealque llevars al obispo;

    138.de mi parte le dirs que vea en ellas mi deseo, y que por ellorealice mi querer, mi voluntad.

    139.y t..., t que eres mi mensajero...., en ti absolutamente sedeposita la confianza;

    140.y mucho te mando, con rigor que nada ms a solas en lapresencia del obispo extiendas tu ayate, y le ensees lo que llevas.

    141.y le contars todo puntualmente le dirs que te mand quesubieras a la cumbre del cerrito a cortar flores, y cada cosa que viste yadmiraste,

    142.para que puedas convencer al gobernante sacerdote, para queluego ponga lo que est de su parte para que se haga, se levante mitemplo que le he pedido".

    143.Y en cuanto le dio su mandato la Celestial Reina, vino a tomar lacalzada, viene derecho a Mxico, ya viene contento.

    144.Ya as viene sosegado su corazn, porque vendr a salir bien, lollevar perfectamente.

    145.Mucho viene cuidando lo que est en el hueco de su vestidura,

    no vaya a ser que algo tire;

    146.viene disfrutando del aroma de las diversas preciosas flores.

    147.Cuando vino a llegar al palacio del obispo, lo fueron a encontrarel portero y los dems servidores del sacerdote gobernante,

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    160.Y el gobernante obispo, en cuando lo oy, dio en la cuenta deque aquello era la prueba para convencerlo, para poner en obralo que solicitaba el hombrecito.

    161.Enseguida dio orden de que pasara a verlo.

    162.Y habiendo entrado, en su presencia se postr, como ya antes lohaba hecho.

    163.Y de nuevo le cont lo que haba visto, admirado, y su mensaje.

    164.Le dijo:"Seor mo, gobernante, ya hice, ya llev a cabo segnme mandaste;

    165.as fui a decirle a la Seora mi Ama, la Nia Celestial, Santa

    Mara, la Amada Madre de Dios, que pedas una prueba parapoder creerme, para que le hicieras su casita sagrada, en donde te lapeda que la levantaras;

    166.y tambin le dije que te haba dado mi palabra de venir atraerte alguna seal, alguna prueba de su voluntad, como me loencargaste.

    167.Y escuch bien tu aliento, tu palabra, y recibi con agrado tupeticin de la seal, de la prueba, para que se haga, se verifiquesu amada voluntad.

    168.Y ahora, cuando era todava de noche, me mand para que otravez viniera a verte;

    169.y le ped la prueba para ser credo, segn haba dicho que me ladara, e inmediatamente lo cumpli.

    170.Y me mand a la cumbre del cerrito en donde antes yo la habavisto, para que all cortara diversas rosas de Castilla.

    171.Y cuando las fui a cortar, se las fui a llevar all abajo;

    172.y con sus santas manos las tom,

    173.de nuevo en el hueco de mi ayate las vino a colocar,

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    174.para que te las viniera a traer, para que a ti personalmente telas diera.

    175.Aunque bien saba yo que no es lugar donde se den flores lacumbre del cerrito, porque slo hay abundancia de riscos, abrojos,huizaches, nopales, mezquites, no por ello dud, no por ello vacil.

    176.Cuando fui a llegar a la cumbre del cerrito mir que ya era elparaso.

    177.All estaban ya perfectas todas las diversas flores preciosas, delo ms fino que hay, llenas de roco, esplendorosas, de modoque luego las fui a cortar;

    178.y me dijo que de su parte te las diera, y que ya as yo probara,

    que vieras la seal que le pedas para realizar su amadavoluntad,

    179.y para que aparezca que es verdad mi palabra, mi mensaje,

    180.Aqu las tienes, hazme favor de recibirlas."

    181.Y luego extendi su blanca tilma , en cuyo hueco haba colocadolas flores.

    182.Y as como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas,

    183.luego all se convirti en seal, se apareci de repente la AmadaImagen de la Perfecta Virgen Santa Mara, Madre de Dios, enla forma y figura en que ahora est,

    184.en donde ahora es conservada en su amada casita, en susagrada casita en el Tepeyac, que se llama Guadalupe.

    185.Y en cuanto la vio el obispo gobernante y todos los que allestaban, se arrodillaron, mucho la admiraron,

    186.se pusieron de pie para verla, se entristecieron, se afligieron,suspenso el corazn, el pensamiento.

    187.Y el obispo gobernante con llanto, con tristeza, le rog, le pidiperdn por no luego haber realizado su voluntad, su venerable aliento,su venerable palabra,

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    188.y cuando se puso de pie, desat del cuello de donde estabaatada, la vestidura, la tilma de Juan Diego

    189.en la que se apareci, en donde se convirti en seal la ReinaCelestial,

    190.Y luego la llev; all la fue a colocar a su oratorio.

    191.Y todava all pas un da Juan Diego en la casa del obispo, anlo detuvo.

    192.Y al da siguiente le dijo:_"Anda, vamos a que muestres dndees la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templo.

    193.De inmediato se convid gente para hacerlo, levantarlo,

    194.Y Juan Diego, en cuanto mostr en dnde haba mandado laSeora del Cielo que se erigiera su casita sagrada, luego pidipermiso:

    195.quera ir a su casa para ir a ver a su to Juan Bernardino, queestaba muy grave cuando lo dej para ir a llamar a unsacerdote a Tlatilolco para que lo confesara y lo dispusiera, de quien lehaba dicho la Reina del Cielo que ya haba sanado.

    196.Pero no lo dejaron ir solo, sino que lo acompaaron a su casa.

    197.Y al llegar vieron a su to que ya estaba sano, absolutamentenada le dola.

    198.Y l, por su parte, mucho admir la forma en que su sobrino eraacompaado y muy honrado;

    199.le pregunt a su sobrino por qu as suceda, el que mucho lehonraran;

    200.Y l le dijo cmo cuando lo dej para ir a llamarle un sacerdotepara que lo confesara, lo dispusiera, all en el Tepeyac se le aparecila Seora del Cielo;

    201.y lo mand a Mxico ver al gobernante obispo, para que all lehiciera una casa en el Tepeyac.

  • 7/30/2019 Nican Mopohua, castellano.Versin pbro Mario Rojas. (1978)

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    202.Y le dijo que no se afligiera, que ya su to estaba contento, ycon ello mucho se consol.

    203.Le dijo su to que era cierto, que en aquel preciso momento losan,

    204.y la vio exactamente en la misma forma en que se le habaaparecido a su sobrino,

    205.le dijo cmo a l tambin lo haba enviado a Mxico a ver alobispo;

    206.y que tambin, cuando fuera a verlo, que todo absolutamente ledescubriera, le platicara lo que haba visto

    207.y la manera maravillosa en que lo haba sanado,

    208.y que bien as la llamara bien as se nombrara; la perfectavirgen santa Mara de Guadalupe, su Amada Imagen.

    209.Y luego trajeron a Juan Bernardino a la presencia delgobernante obispo, lo trajeron a hablar con l a dar testimonio,

    210.y junto con su sobrino Juan Diego, los hosped en su casa elobispo unos cuantos das,

    211.en tanto que se levant la casita sagrada de la Nia Reina allen el Tepeyac,; donde se hizo ver de Juan Diego.

    212.Y el seor obispo traslad a la Iglesia Mayor la amada Imagende la Amada Nia Celestial.

    213.La vino a sacar de su palacio, de su oratorio en donde estaba,para que todos la vieran la admiraran, su amada Imagen.

    214.Y absolutamente toda esta ciudad, sin faltar nadie, seestremeci cuando vino a ver a admirar su preciosa Imagen.

    215.Venan a reconocer su carcter divino.

    216.Venan a presentarle sus plegarias.

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