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    Recibido 29-06-2010. Recibido con correcciones 29-09-2010. Aceptado 02-10-2010

    Dossier

    Revista del Museo de Antropologa 3: 225-238, 2010 / ISSN 1852-060X (impreso) / ISSN 1852-4826 (electrnico)Facultad de Filosofa y Humanidades Universidad Nacional de Crdoba - Argentina

    RMA

    Neoevolucionismo y ecologa cultural. Laobra de Julian Steward y la renovacin de la

    enseanza de la antropologa en la Argentina

    Gastn Julin Gil

    CONICET-Universidad Nacional de Mar del Plata. E-mail: [email protected]

    ResumenLa introduccin de la obra del antroplogo norteamericano Julian Haynes Steward (1902-1972) produjo una

    parcial renovacin de la enseanza de la antropologa en la Argentina desde mediados de la dcada del cincuenta.Principalmente en arqueologa (y ms tarde en lo que comenzara a llamarse antropologa social), el enfoquematerialista, neoevolucionista y ecolgico entr en tensin con la corriente histrico-cultural alemana que habahegemonizado el campo antropolgico nacional liderado por el italiano Jos Imbelloni desde la Universidad deBuenos Aires. La circulacin de estas nuevas ideas -que tambin provocaron fuertes polmicas en su mbito de

    gestacin original- es abordada principalmente a partir de la labor transformadora y revitalizadora de Alberto RexGonzlez, posgraduado en la Universidad de Columbia y alumno de Steward a fines de los aos cuarenta. De estemodo, se propone un anlisis de las maneras en que nuevos postulados conceptuales provenientes de una tradicinmetropolitana se difundieron en un contexto perifrico.

    Palabras Clave: Antropologa argentina; Neoevolucionismo; Ecologa cultural; Universidad

    Neo-evolutionism and cultural ecology. The Argentine Renovation of Anthropology Teaching under the influence ofJulian Steward

    AbstractThe introduction of the U.S. anthropologist Julian Haynes Steward (1902-1972) to the Argentine courses of

    Anthropology in the mid-50s, launched a process of partial renovation in Argentine anthropology. His materialistic,neoevolutionist, and ecological scope applied to Archeology and, later, to what would become Social Anthropology,differed from more established views such as German historical-cultural theory led by Italian anthropologist JosImbelloni and Austrian archaeologist Oswald Menghin. This paper describes and analyzes the arrival of Stewardsideas to some Argentine schools of Anthropology (Crdoba, Litoral/Rosario and La Plata) in the late 40s, by meansof archaeologist Alberto Rex Gonzlez, a Columbia Ph.D. and one of Stewards students. In fact, studying Stewardsdiffusion in Argentina may cast some light upon the ways in which concepts and theoretical frameworks born inmetropolitan anthropologies, reach peripheral contexts and are transformed within their new academic homes.

    Keywords: Argentine anthropology; Neoevolutionism; Cultural Ecology; University

    Encuentros y tensiones tericas en la antropologa

    argentina

    La circulacin local desde la dcada de 1950 de laobra del antroplogo norteamericano Julian HaynesSteward (1902-1972) fue una de las instancias a partirde la cual la hegemona de la corriente histrico-culturalalemana en la Argentina comenz a ser discutida. Comoconsecuencia, se generaran importantes tensiones quedaran lugar al desarrollo de otra concepcin de estaciencia y en particular de la subdisciplina arqueolgica,pero que tambin abonaran el terreno para el desarrollode la antropologa social desde los aos sesenta. En su

    contexto perifrico, la antropologa argentina lideradahasta mediados del siglo XX por el italiano Jos Imbellonidesde la Universidad de Buenos Aires-, reproduca los

    patrones historicistas que haban caracterizado una

    tradicin metropolitana (Cardoso de Oliveira 1995) -laalemana- que se encontraba en franca retirada en elescenario antropolgico mundial. Esta corriente histrico-cultural rechazaba, a grandes rasgos, al evolucionismoy a las antropologas que han tomado del lenguajesociolgico algo ms que el lenguaje (Imbelloni 1935:209), en alusin a la antropologa social britnica.Imbelloni fustigaba a la antropologa social por nutrirsede una matriz limitada por un pensamiento de extremarelatividad (Imbelloni 1935: 209). Al confiar en lasfortalezas de una aproximacin inductiva y filosficafrente a la concepcin prctica y normativa,

    condenaba aquellos intentos de priorizar la morfologainterna de una cultura (Imbelloni 1935: 209) que apenasreproduce frmulas caducas y cambiantes (Imbelloni

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    y no permitieron la generacin de espacios para eldesarrollo de otras concepciones terico-metodolgicasque caracterizaban los estilos disciplinares de lastradiciones metropolitanas norteamericana, britnicay francesa. De esa manera, la circulacin de autores yteoras que excedieran el mainstreamdifusionista fuerongestndose en espacios marginales de esas carreras, enotros espacios institucionales y a partir de la labor deinvestigacin, docencia y formacin de recursos humanosde personajes que, con mayor o menor capacidad deliderazgo, pudieron construir sus trayectorias acadmicas,tambin con impacto diverso.

    Como indica Altamirano para toda Amrica Latina, no esninguna novedad que nuestros pases ingresaron conretraso al mundo moderno y culturalmente continuarondesempeando el papel de provincias de las grandesmetrpolis, sobre todo de las europeas, que funcionabancomo focos de creacin y prestigio de donde provenan lasideas y los estilos inspiradores (Altamirano 2008: 10). Sinembargo, el modo en que las teoras circulan en un campodisciplinar desde una tradicin metropolitana a otraperifrica merece un anlisis detallado. Se trata de unaclase de intercambio internacional que, como los textosno importan su contexto con ellos (Bourdieu, 2000:

    161), abre un amplio espacio para una reinterpretacinen funcin de la estructura del campo de recepcin(Bourdieu, 2000: 161). En efecto, las maneras en quecirculan las ideas (en este caso, por ejemplo, comopostulados tericos) dan cuenta de las apropiacioneslocales de ciertos autores, de sus posiciones en las luchasde poder dentro de un campo, de la conformacin deliderazgos, del nacimiento de lneas de investigacin y elestablecimiento de genealogas acadmicas, explcitas einvisibles (Darnell 2001) y linajes ocultos (Guber 2006).Y por supuesto, tambin se pueden leer a la luz deesa circulacin de ideas- cmo interactan las nuevas

    perspectivas analticas con los cambios institucionales,principalmente en lo que hace a la consolidacin denuevas redes acadmicas emergentes con capacidadde producir alteraciones en el equilibrio de fuerzasde un determinado campo disciplinar. En relacin aello, Bourdieu entiende que la estructura del campouniversitario obedece a las relaciones de fuerzas queexisten entre los agentes que dan cuenta de un estadoen un momento temporal determinado. Esos agentesestn dotados de cuotas de poder que detentan attulo personal y sobre todo a travs de las institucionesde las que forman parte: la posicin ocupada en estaestructura est en el principio de las estrategias queapuntan a transformarla o a conservarla modificando omanteniendo la fuerza relativa de los diferentes poderes

    o, si se prefiere, las equivalencias establecidas entre lasdiferentes especies de capital (Bourdieu 2008:171).Pero adems, las transformaciones globales que sepuedan suscitar en el campo global (por ejemplo elaumento de la matrcula en un determinado momentopoltico, el aumento presupuestario para investigacin,

    fundacin de nuevas universidades) se traducen encambios morfolgicos evidentes que redundan en unamodificacin de la relacin de fuerzas entre las facultadesy las disciplinas, y sobre todo, dentro de cada una de ellas,entre los diferentes grados (Bourdieu 2008:171-172).Por ello, se hace necesaria una historia estructural delcampo universitario.

    Como sealan Darnell y Murray (2004) cuando en losaos sesenta se comenz a delinear en los Estados Unidosla especialidad de historia de la antropologa, se gestuna dialctica de praxis y reflexividad, una reinvencincontinua (Darnell y Murray 2004: xiii) de la disciplina. Enese contexto, los mismos autores afirman que se cristalizuna retrica de la discontinuidad que caracteriza a laantropologa norteamericana, a partir de la cual el legadoboasiano se invisibiliz y varias de las nociones centralesde su obra (el antirracismo, el relativismo cultural, la ideade pluralidad) se incorporaron al sentido comn de ladisciplina, naturalizndose y olvidando quines fueron suspromotores. De ese modo, se plasmaran genealogasinvisibles que estn encarnadas en las ideas, loscontactos personales y los acuerdos institucionales queson fundamentales para definir una identidad disciplinaria,en este caso la antropologa norteamericana. Eso le

    permiti entonces a las crticas feminista, posmoderna yposcolonial -principalmente desde sus inquietudes por lanarrativa y el dilogo- proclamar arrogantemente (Darnelly Murray 2004.) su autonoma y la inexistencia de vnculoscon el pasado. La propia Darnell sostiene adems quesi bien los antroplogos suelen situarse en genealogasexclusivas, sus propias prcticas denotan otro tipo deinfluencias y linajes mucho ms complejos que los queconscientemente proclaman (Darnell y Murray 2004).

    Julian Steward y la antropologa norteamericana

    La historia de la antropologa norteamericana difcilmentepueda comprenderse en forma cabal sin considerar endetalle la figura de Julian Steward (1902-1972), fundadorde lo que l mismo denomin ecologa cultural ypartidario de -tambin en sus propios trminos- unevolucionismo multilinear. Steward protagoniz -segnMarvin Harris (1997)- junto con Leslie White (1900-1975) y el arquelogo australiano Vere Gordon Childe(1892-1957), la restauracin nomottica, orientadaa reconducir los enfoques particularistas que, desde ladescollante labor de Franz Boas y sus discpulos, habanhegemonizado el campo de la antropologa culturalen los Estados Unidos. Steward concibi un proyectointelectual integrador de la disciplina antropolgicaque involucraba principalmente a la arqueologa y a la

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    antropologa social, pero tambin a una antropologaaplicada y de las sociedades complejas, modernas, onacionales, un trmino que utilizaba corrientemente.Esa poderosa impronta que dej en una de las msimportantes tradiciones antropolgicas metropolitanastambin se explica a partir de los vnculos y la influencia

    que ejerci durante su labor docente en la Universidadde Columbia. En su relativamente breve paso entre1946 y 1952 por aquella torre de marfil todavaidentificada con la figura de Boas, estudiantes queluego se transformaran en destacados exponentes de laantropologa norteamericana se nuclearon en torno a suliderazgo intelectual. Antroplogos de la talla de Eric Wolf,Sidney Mintz, Roy Rappaport, Morton Fried, John Murra,Elman Service, Andrew Vayda, Robert Murphy y RobertManners encontraron en Steward una atencin especialdurante sus seminarios pero sobre todo un enfoquematerialista que contrastaba notoriamente con la escuelade Cultura y Personalidad que encarnaba la otra figurapolar del departamento: Ruth Benedict. Esos estudiantesconformaron informalmente el Mundial Upheaval Society(MUS) denominacin irnica de connotaciones artsticas(upheaval significa trastorno). Segn Peace (2008) estegrupo presenta una importancia notoria para entenderla historia de la antropologa en los Estados Unidos ylas tensiones sociopolticas dentro de la academia antesy despus del Macartismo. Los integrantes del MUS,cuyos vnculos personales y acadmicos perduraronen el tiempo, eran mayormente militantes de partidosde izquierda (aunque Steward siempre se mantuvoalejado de la poltica) y rechazaron el relativismo y el

    particularismo dominantes en su medio, caractersticasdel legado boasiano. De ese modo, abrazaron las posturasneoevolucionistas y materialistas de autores como elpropio Steward y los mencionados Leslie White y GordonChilde, a quienes nunca interpretaron como antagonistas.Procedan mayormente de los estratos medios y medios-bajos, y haban accedido a la Universidad de Columbiagracias al GI Bill, un subsidio que le permiti a losveteranos de guerra acceder a estudios de postgrado quede otra manera difcilmente habran podido concretar.Una parte importante de los ms notables antroplogosnorteamericanos (Clifford Geertz, Marshall Sahlins, entre

    otros, adems de los mencionados de Columbia) fuebeneficiaria de ese subsidio oficial.

    Con la llegada de Steward a Columbia, no pocosestudiantes sobre todo los militantes de izquierda- sevieron atrados por el apasionamiento en sus clases y laposibilidad de trabajar con ejemplos contemporneosy polmicos, como considerar a la Revolucin Chinacomo un caso de cambio evolutivo independiente (Peace2008). Adems, Steward se involucr personalmentecon la formacin y el futuro acadmico de sus tesistas,muchos de los cuales, por ejemplo, obtendran plazas deprofesores temporarios en la Universidad de Illinois sudestino a partir de 1952- cuando escaseaban los puestosde profesores. El otro de los ejes que parece haber ejercido

    una notoria influencia fue la importancia que Steward leestaba empezando a asignar al estudio antropolgicode las sociedades contemporneas, enfatizando laespecificidad antropolgica frente a la sociologa en elestudio de los mundos modernos. Entre aquellos jvenesestudiantes de Columbia se encontraba un mdico

    argentino que sera una figura clave en la renovacin delcampo arqueolgico nacional desde los aos cincuentay que tendra una labor relevante como docente en laformacin de muchos futuros antroplogos sociales quetransitaban la universidad argentina en la dcada delsesenta: Alberto Rex Gonzlez.

    Rex Gonzlez y la antropologa argentina

    De acuerdo con los datos (testimonios y documentoscomo programas de materias) con los que se cuenta ylas fuentes indirectas, la tarea docente de Alberto RexGonzlez (n. 1918) en el marco de sus ctedras, resultvital para la difusin de nuevos autores que escapabana la lgica dominante de la corriente histrico-culturalalemana que emanaba desde el Museo Etnogrficoen la Universidad de Buenos Aires. Pero adems delo meramente formal de sus ctedras, es necesariodestacar la labor de formacin plasmada en los grupos deinvestigacin que se construyeron alrededor suyo y, sobretodo, en los espacios de cierta informalidad a partir desu liderazgo carismtico, entendido como una dimensindel poder, traducido bajo otro nombre de la legitimidad,producto del reconocimiento, del desconocimiento, dela creencia en virtud de la cual las personas que ejercen

    autoridad son dotadas de prestigio (Bourdieu 2007: 227).

    A su regreso de los Estados Unidos, los mtodos empleadospor Gonzlez entraron en tensin con los postuladosaceptados mayoritariamente en el campo antropolgicoargentino. Principalmente la utilizacin sistemtica dela estratigrafa y el empleo revolucionario del fechadoradiocarbnico, configuraron una nueva etapa para laarqueologa en la Argentina (Prez Golln 1998: 18),que empezara a incorporar preocupaciones y conceptosde la corriente histrico-cultural norteamericana(Politis 2001), como el de rea cultural, las tipologas

    y las influencias ambientales. Rex Gonzlez consiguirealizar en el laboratorio de la Universidad de Yale enlos Estados Unidos el primer fechado radiocarbnicodel pas, referido en este caso a las grutas de Intihuasi,pudiendo establecer as una antigedad en 6000 A.C.Este procedimiento posibilit, a modo de experimentocrucial, construir las primeras cronologas absolutas en laArgentina, hito que marca la extincin definitiva de todaespeculacin cronolgica. La consecuencia ms directaes que no qued ni el rastro de la certeza de Boman (ala que muchos adheran con absoluta fe ciega) de quelas poblaciones indgenas del NOA, apenas eran un parde siglos ms antiguas que la invasin europea (PrezGolln 1998:19). Ms tarde, ya como miembro activo delas distintas comisiones del CONICET, consigui el apoyo

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    de este organismo de investigacin del estado argentinocreado en 1958 para montar el primer laboratorio enel pas donde se desarrollara la tcnica del fechadoradiocarbnico, para la Universidad Nacional de LaPlata. Ello permiti, por ejemplo, aplicar para la reginandina un modelo diacrnico1de gran profundidad

    histrica para interpretar el desarrollo de las sociedadesindgenas del NOA (Prez Golln 1998: 18). De esaforma, se comenz a trabajar sobre cronologas culturales,principalmente basadas en un modelo de periodizacinpropuesto por Wendell Bennett (Bennett et al. 1948)para esa regin, pero influenciando notoriamente aotras reas culturales, no slo por un injerencia directaen la discusin sobre unas y otras sociedades, sino porla penetracin terico-metodolgica que ejerce sobreequipos diversos de investigadores que se desempeanen todo el pas (Boschin 1998: 12). Sobre estos nuevosparmetros, los grupos de investigacin que se formaronen torno a la figura de Gonzlez emprendieron trabajosde campaa que privilegiaban las labores de excavaciny que adems contemplaban la incorporacin deestudiantes y jvenes graduados inclinados hacia laantropologa social. En relacin a ello, como sealanaquellos jvenes (dedicados a la arqueologa pero tambina la antropologa social) que no estaban ligados (ni comoalumnos en instituciones o como parte de sus grupos deinvestigacin) formalmente a Gonzlez, lo reconocencomo un referente indiscutible. As, puede aparecer comoel maestro dedicado a despejar nuestros interrogantes(Boschin 1998: 13), o como quien les mostr el conceptode antropologa como totalidad pero, por sobre todo,

    un ejemplo tico que nunca dejaremos perder y quedeber orientar toda nuestra tarea profesional (Ratier1998: 45). En la misma sintona, la figura de Gonzlezha sido definida como el constante recordatorio de quehaba otra antropologa posible (Llamazares 1998: 61),adems de considerarlo como un atractor pregnante,como un maestro remoto (Llamazares 1998: 61).De un modo similar, quienes s fueron sus alumnos yoptaron por la antropologa social, tambin lo sealancomo un referente central en las inicios de la jovensubdisciplina, en un marco sociohistrico en el que lahistoria fundante es una historia de pequeos grupos,

    de personalismos que canalizaron el sentido social delperodo (Ringuelet 1998: 47). De hecho, fue Jos Cruz,2discpulo de Gonzlez, graduado en la carrera de historia

    1Carbonari y Figini (1998) destacan en la obra de Gonzlez la calidadde los estudios diacrnicos, contextuales (no tipolgicos) como un in-tento explicativo de los procesos culturales.2Cruz dej su cargo tras la Noche de los Bastones Largos en 1966 yse radic en la ciudad venezolana de Mrida. Su lugar fue ocupadoMario Margulis, un entonces joven contador pblico y graduado de laespecializacin en sociologa de la Universidad de Buenos Aires, queluego establecera una larga y sostenida trayectoria en el campo de lasciencias sociales argentinas (exilio mexicano mediante durante el Pro-ceso militar de 1976) que se prolonga hasta la actualidad. Su llegada

    a La Plata result problemtica para aquellos ayudantes alumnos quecompletaban la ctedra de Antropologa Social, algunos de los cualesfueron reemplazados en sus funciones docentes en las ctedras, segnrelatan los implicados, por diferencias polticas.

    de la Universidad de Crdoba, quien se hizo cargo de lactedra de antropologa social, materia optativa del plannaturalista y arqueolgico del Museode la UniversidadNacional de Plata.

    Ese vnculo entre las subdisciplinas antropolgicas se

    sostendra en una obra enfocada a mostrar que esposible buscar una interpretacin integral de la culturasin perder por ello el rigor en el nivel ms bsico dedescripcin arqueolgica o desatender el desarrollo detcnicas refinadas de recopilacin e interpretacin delmaterial de campo tanto propio como ajeno (Ceballose Hidalgo 1998: 19). Las mismas autoras sealan queGonzlez desarroll un proyecto ambicioso quegir en torno a tres dimensiones fundamentales: larelevancia de la investigacin emprica; la utilizacin denuevos y ms rigurosos mtodos y tecnologas; y laarticulacin en explicaciones abarcativas y unificadastericamente (Ceballos e Hidalgo 1998: 20). Todo elloen pos de lograr una sntesis entre una aproximacindescriptiva (clasificaciones, tipologas, seriaciones) y unaaproximacin interpretativa o explicativa de escenarioshistricos (Ceballos e Hidalgo 1998: 20). Precisamente,uno de los tantos alumnos informales de Gonzlez,destaca en relacin a su afiliacin terica adquirida enlos Estados Unidos que el neoevolucionismo prestabaatencin a los procesos actuales. La evolucin no habacesado o amenguado y el inters por lo contemporneo seextenda a sociedades campesinas o an urbanas (Ratier1998: 49). Del mismo modo, Ratier considera que aquelloque en los aos sesenta se denomin antropologa

    social por sus primeros cultores fue antes que nada unaactitud hacia el estudio del presente y las pretensiones deaplicabilidad del conocimiento eran la frontera. En BuenosAires dimos en llamar antropologa social a aquella queprivilegiaba la problemtica actual y aspiraba a interveniren la resolucin de problemas (Ratier 1998: 43).

    Aunque para muchos arquelogos no estn demasiadoclaros los fundamentos neoevolucionistas en gran partede los trabajos de Gonzlez, nunca dej de afirmarque su bsqueda analtica fue siempre la evolucincultural. Mientras que, por ejemplo, Mrquez Miranda

    daba cuenta de una homogeneidad socio-cultural delas poblaciones de los Valles Calchaques a los que sedenominaba diaguitas desde la conquista espaola,Gonzlez:

    se esforz por identificar una pluralidad deadaptaciones culturales locales en una dinmicacultural regional ms amplia que comprendaal noroeste argentino inscripta junto con susreas aledaas, sealando que era un craso errormetodolgico no slo atribuir homogeneidad a esasculturas, sino presuponer la existencia necesaria decualquier continuidad cultural entre las poblacionesprehispnicas y las que hallaron los conquistadoresespaoles en el siglo XVI (ver Soprano en este volumen).

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    Aqu la nocin de rea cultural cumpla un papel relevanteen las interpretaciones, descripciones y clasificaciones, yaque se pona el nfasis en la relacin de las respectivaspoblaciones con su medio ambiente, consideradasms directas en aquellas culturas de menor desarrollo(Gonzlez y Prez 1972). Ello no exclua, la existencia de

    un gran centro de irradiacin de civilizacin: el CentroNuclear Andino.

    De cualquier manera, mucho tiempo despus de suformacin en Columbia, Gonzlez segua confiandoen que la idea de Evolucin y la explicacin de susmecanismos es uno de los objetivos fundamentalesde la ciencia (Gonzlez 1998: 364). As, le adjudicabaa la complejidad de la cultura la imposibilidad dehaber encontrado todava explicaciones anlogas alas de evolucin biolgica. Entonces, abogaba por laformulacin de explicaciones evolutivas de la culturaque contemplen todos los subsistemas de ese procesode cambio constante en el tiempo hacia formas mscomplejas. Al considerar al proceso evolutivo de la culturacomo un hecho incontrovertible (Gonzlez 1998: 364)postulaba la utilizacin de un enfoque descriptivo(cmose desarroll la evolucin) del que deben hacerse cargola prehistoria y la arqueologa, y el restante explicativo(por qu ocurrila evolucin) tarea de la antropologasocial y cultural (Gonzlez 1998: 364). De cualquier modo,Gonzlez (1974) haba insistido en desligar cualquier tipode relacin mecnica entre el desarrollo tecnolgico y susaplicaciones prcticas, ya que los sistemas simblicospueden intervenir y llegar a jugar un rol decisivo. Pero

    esto no significa que no exista otro procesoparalelo eindependiente que origine el cambio a partir de inventoso creaciones cuyo origen sea directamente el de llenarnecesidades prcticas inmediatas (Gonzlez 1998:369). Por consiguiente, el proceso de Evolucin Culturalestara basado en la interaccin permanente entre lossistemas simblicos y los tecnolgicos, junto a los bio-demogrficos. Actuando en conjunto como un todofrente a los procesos ecolgicos de adaptacin al medionatural como al cultural (Gonzlez 1998: 372).

    Steward y las corrientes histrico-culturales

    Tanto Steward como White (aunque con diferentesenfoques) recuperaron en la antropologa social losaportes de los principales autores evolucionistas delsiglo XIX, con particular nfasis en el legado de LewisHenry Morgan pero tambin del britnico Edward Tylor.Aunque ambos estaban influenciados por el marxismo,discreparon notoriamente en la clase de generalizacinque postulaban (de mayor alcance en White), ademsde que el trabajo de Steward era bastante ms sensiblea los cambios no evolutivos y a las especificidades decada cultura. Steward coloc un nfasis marcado en lasdeterminaciones ecolgicas, a diferencia de White queestaba ms interesado en la produccin energtica decada cultura. La adopcin de un enfoque neoevolucionista

    fue sistemtica durante toda su trayectoria intelectualpero se concret progresivamente, ya que se formcomo antroplogo en un medio en donde primaban losenfoques histrico-culturales que ponan un nfasis enlos fenmenos de difusin. Tras graduarse en zoologa ygeologa en la Universidad de Cornell, Steward ingres

    con 23 aos en 1925 en la Universidad de California,Berkeley, cuyo departamento de antropologa estabaconducido por dos de los primeros y ms famososboasianos: Alfred Kroeber (1876-1960) y RobertLowie (1883-1957). Pese a la resistencia que Stewardira evidenciando con los postulados tericos de susprofesores y que eran ampliamente aceptados en elcampo disciplinar de la poca en los Estados Unidos, lostrabajos en el marco de su posgrado respetaran a grandesrasgos el clima de ideas y enfoques dominantes. Kroebery Lowie mantenan adems estrechos contactos con losdifusionistas alemanes. Uno de sus principales referentes,Wilhelm Schmidt (1868-1954), pas un semestre enBerkeley desarrollando una intensa actividad acadmicae interactu de forma fluida con los estudiantes, inclusivecon el mismo Steward.

    Cuando su obra alcanz la madurez, Steward planteexplcitamente la contradiccin entre las aproximacioneshistricas, particularistas, frente a los planteos cientficosque buscan generalizaciones, a los que l adhera. Ensus propias palabras, la ciencia antropolgica deberaintentar clasificar fenmenos en categoras ordenadas,para reconocer las consistentes interrelaciones entreellas, y as establecer leyes o regularidades, y hacer

    formulaciones que tengan un valor predictivo (1972: 3).De esa manera, consideraba que el concepto de difusinhaba impedido la consideracin de las relaciones decausa y efecto en la explicacin de la historia cultural. Deacuerdo con Steward, los postulados difusionistas acercadel origen de los rasgos culturales no alcanzan a explicarnada, ya que la difusin se vuelve una causa mecnica eininteligible, aunque universal, y es utilizada en contrastecon otras clases de causas para dar cuenta de casi el 90%de la cultura mundial (Steward 1972: 182).

    Steward abogaba por explicaciones de otro tipo que

    revelaran el modo en que se aceptan determinados rasgosculturales que, en definitiva, constituyen particularismosque distinguen las sociedades pero obscurecen lasregularidades. Como consecuencia, las regularidadesculturales se pueden formular en diversos niveles, cadauno de ellos en sus propios trminos. A la difusin slole corresponden los aspectos secundarios de la cultura,y no los del ncleo cultural, es decir los tipos bsicosde los patrones sociales, econmicos y religiosos(Steward 1972: 208). De esta manera, conceda quees posible encontrar fenmenos de difusin inclusoentre hemisferios pero de ningn modo como primeraexplicacin del desarrollo cultural, que es ms bien elproducto de la interrelacin funcional de los patrones desubsistencia y asentamiento, la poblacin, la estructura

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    social, el trabajo cooperativo, la guerra y la religin.Todos ellos tienen sus formas distintivas y requierenformulaciones especiales. De esa manera, Stewardpropona una metodologa que fuera capaz de determinarregularidades de forma, funcin y procesos que ocurrentransculturalmente entre sociedades que se encuentran

    en reas geogrficas diversas.

    Steward aclaraba que la ecologa cultural no era una teorasino un mtodo, el cual consista en que las regularidadestransculturales que surgen de procesos adaptativossimilares en condiciones ambientales tambin similares sonfuncionales o sincrnicos por naturaleza (Steward 1972:5). As, supona que los cambios culturales apuntan a unamayor complejidad cultural, por lo que el evolucionismomultilinear es bsicamente una metodologa que suponeque se producen regularidades significativas en el cambiocultural y que estn determinadas por leyes culturales. Deeste modo, Steward era partidario de un evolucionismoque buscara formas recurrentes, procesos y funcionesantes que esquemas universales omniabarcativos. Lastaxonomas se construyen entonces a partir de las diversasclases de paralelismos y similitudes que existen en lasdiversas culturas pero que se distinguen por su limitadaocurrencia y especificidad. As, le interesaban los trminossociolgicos (banda, clan, clase, estado) que se usan paradescribir caractersticas que se encuentran repetidamenteen culturas que no han tenido contacto probado. Allsurge la importancia del concepto de tipo culturalque se diferencia de rea culturalen varios aspectos.En principio, se trata de caractersticas seleccionadas

    y no de un contenido total de elementos. Lo que sehace es seleccionar constelaciones especiales de rasgoscausalmente interrelacionados que se encuentren entredos o ms culturas, pero no necesariamente en todas.Pero esa seleccin de caractersticas debe realizarse enfuncin del enfoque y del problema, por lo que cualquieraspecto de la cultura puede adquirir una importanciaprimordial. A diferencia del concepto de tipo cultural,la nocin de rea culturalsupone ciertas similitudesconductuales que se dan en regiones con uniformidadesambientales. La cultura sera entonces una especie deajuste a las presiones ambientales particulares, aunque

    Steward admita que varios patrones diferentes puedenexistir en cualquier rea y que diferentes culturas puedenexistir en similares condiciones ambientales (Steward1972: 35).

    Steward y el estudio de los mundos contemporneos

    A finales de la dcada del 30, Steward haba abandonadosus estudios sobre los nativos norteamericanos y seencamin a organizar estudios enfocados regionalmentehacia Latinoamrica, estimulado por la inquietudde generar conocimiento y formulaciones tericasuniversalmente vlidas para la comprensin del cambiocultural. Patterson y Lauria-Perricelli (1999) aseguranque se inspir en dos investigaciones a las que ayud

    a organizar: el Proyecto Vir Valley (desarrollado porWilliam Strong, Gordon Willey y Wendell Bennett),y el Proyecto Yucatn (financiado por la CarnegieFoundation y liderado por Robert Redfield). Ello coincidicon un enfoque estratgico de las agencias oficialesnorteamericanas hacia Amrica Latina, acompaado

    por el inters de las fundaciones filantrpicas. De hecho,hacia mediados de la dcada del 30 comenzaron a serfinanciadas actividades orientadas a ese subcontinente,tanto por organismos oficiales como el Social ScienceResearch Council (SSRC) como por las fundacionesGuggenheim, Carnegie y Rockefeller. Con el ingreso delos Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, seintensificaron adems los programas de entrenamientoen lenguas extranjeras, en un marco general en el que lasuniversidades fueron puestas al servicio de los esfuerzosblicos. La Fundacin Rockefeller ocup una posicinclave en el financiamiento de esas actividades desde1940 -incluso antes de desatarse la guerra- cuando bajola tutela de Nelson Rockefeller, el gobierno federal habacreado la Office of the Coordinator of InteramericanAffairs (OCIAA), la cual provey el financiamiento de lamayor parte de las iniciativas acadmicas hacia AmricaLatina (Patterson y Lauria-Perricelli 1999: 221).

    Principalmente a partir del proyecto Puerto Rico (1948-1949), Julian Steward se vincul de un modo directo conuna antropologa de las sociedades complejas, o ms biende las sociedades nacionales como sola denominarlas.El Proyecto Puerto Rico fue financiado por la FundacinRockefeller con la intencin declarada de contribuir a la

    formulacin de planes de desarrollo que favorecieranla transformacin industrial y la estabilizacin poltica.Ello encuadraba perfectamente en las inclinaciones deSteward hacia cierto desarrollismo, dado que confiabaen que las sociedades marchaban hacia una sucesin deformas ms complejas y emergentes. As, planteaba -apartir tambin de los hallazgos de Redfield en Yucatn-que la integracin poda producirse con la urbanizaciny el abandono de los patrones folk culturales y socialespero tambin con la incorporacin al estado nacional detodas aquellas subculturas especializadas regionalmenteque no se hayan urbanizado completamente y que se han

    readaptado antes que transformado. De todos modos,tambin conceba que la transicin de lo tradicional a lomoderno produce una serie de conflictos principalmentegeneracionales- entre los patrones de cooperacin ycomparticin ms tempranos y los objetivos de maximizarel beneficio econmico (Clemmer y Myers 1999). En elestudio de lo contemporneo Steward se vio atrado porla oposicin folk-urbano de Robert Redfield (1897-1958),ya que consideraba que las culturas tribales presentabancaractersticas similares a las folk: pequeas, aisladas,homogneas, cerradas, con patrones que giran entorno al parentesco, orientadas hacia objetivos y valorese impregnadas por un supernaturalismo general(Steward 1972: 53). Siguiendo tambin la lgica deRedfield, consideraba que las sociedades en proceso

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    de urbanizacin se caracterizaban por estar altamentedesorganizadas a partir de un rpido cambio que lasllevaba hacia la secularizacin, la individualizacin y laprimaca del conocimiento cientfico.

    A diferencia de las sociedades tribales o primitivas

    caracterizadas por la homogeneidad, el escaso margende desviacin y el alto nivel de integracin, Stewardaseguraba que las sociedades nacionales no puedenpensarse sobre la base de patrones culturales porque secarece de esas uniformidades en la conducta individual.En contraposicin, opt por analizar el carcter nacionala partir de los niveles de integracin sociocultural, comoun comn denominador de la conducta que puede verseafectado por factores tales como la crianza en el senode la familia, las presiones institucionales (principalmentelas escuelas) y los medios de comunicacin de masas.En lo que consideraba una marcada heterogeneidadde las sociedades modernas, Steward propona elconcepto de niveles de integracin sociocultural comouna herramienta metodolgica capaz de dar cuentade los diversos grados de complejidad de las culturas,ya que nos provee un nuevo marco de referencia y unnuevo significado al concepto de patrn; y facilita lacomparacin transcultural (Steward 1972: 52). SegnWolf, el concepto de niveles de integracin socioculturalconstituye un intento de generar una construccinterica para entender el microcosmos estudiado en uncontexto ms amplio (2006: 28), y que en el marco de laidea de evolucin emergente, tuvo por objeto sugerir quelas unidades de la misma clase, cuando se hallan sujetas

    a procesos integrativos, podran dar unidades nuevasque no solamente incluyeran las del nivel inferior sinoque tambin mostraran caractersticas cualitativamentediferentes en el nivel superior, emergente (Wolf 2006:29). Tambin Wolf seala que Steward us el conceptopara rebatir argumentos que trataban a la comunidadcomo una pequea reproduccin de la nacin, comosi se tratara de fenmenos estructurales cualitativamenteidnticos. Sin embargo, enseguida procedi a erguir unedificio conceptual en el cual las unidades del nivel familiarse convertan en partes de un nivel regional, y en que lasunidades del nivel regional se volvan partes del nivel de

    la nacin (Wolf 2006: 28-29).

    Steward en la antropologa argentina

    La obra de Steward fue introducida en la Argentina caside un modo contemporneo con sus trabajos y sus textosestuvieron presentes en las carreras de antropologade Buenos Aires y La Plata y en carreras de historiacomo Rosario y Crdoba. Adems, la figura de Stewardgozaba de una presencia relevante en Amrica Latinadebido a sus tareas como editor del Handbook of South

    American Indians, gestado en el marco de Bureau ofAmerican Ethnography (BAE) del Instituto Smithsoniano.El Handbookhaba sido una idea original de Robert Lowiepero se desech en los difciles tiempos de la depresin

    econmica que sigui al crack de Wall Street en 1929.Cuando el proyecto se reflot en 1939 el BAE aprob elfinanciamiento y le encomend a Steward una tarea queiba necesitar de un gran esfuerzo colectivo. La edicindel Handbookfue un trabajo de largo aliento para el queSteward debi realizar diversos viajes a Sudamrica, entre

    ellos la Argentina,3

    a cuya capital consider como unsumamente animado centro de civilizacin (Kerns 2003:227). Este ambicioso proyecto se encuadr perfectamentecon su idea cada vez ms slida de estudiar en su totalidadlas diferentes culturas humanas, de las ms simples a lasms complejas. All, pudo capitalizar provechosamentela tarea de ms de 80 acadmicos, la mayora de ellosarquelogos y etngrafos respaldados por trabajosde campo en las diversas sociedades sudamericanasconsideradas. A partir de su rol de editor, pudo imponerlos formatos de los artculos, instruir a los autores paraque cubrieran las temticas sobre la base de un ordeny criterio determinados. Como seala Kerns (2003), entodo el Handbook sobrevuela implcitamente la distincinanaltica entre el ncleo culturaly los rasgos culturalessecundarios. Por eso, el sumario destaca cuestiones talescomo los patrones de asentamiento, la tecnologa, laeconoma y las formas de organizacin social y poltica. Porel contrario, quedaron relegados aspectos tales como losciclos vitales, mitologa, religin y folklore. Steward utilizuna serie de cuatro tipos culturales (The Marginal Tribes,The Andean Civilizations, The Tropical Forest Peoplesy The Circum-Caribbean Peoples) para organizar elHandbooky presentar de forma ordenada una cantidadtan grande de informacin histrica, arqueolgica y

    etnogrfica, basada en el criterio de que los datos seorganizaran que categoras que tuvieran un significadoreal e histrico (Patterson y Lauria-Perricelli 1999). Cadatipo se bas en la interpretacin de aspectos tales comolas prcticas econmicas, la organizacin sociopoltica ylas actividades rituales antes que en elementos socialeso histricos contingentes que producen la diversidad.

    Los autores argentinos que participaron del Handbookfueron Fernando Mrquez Miranda (The Diaguita ofArgentina y The Chaco-Santiagueo culture, envolumen 2), Salvador Canals Frau (The Huarpe, volumen

    1 y Expansion of the Araucanians in Argentina, volumen2), Antonio Serrano (The Charrua y The Sambaqus ofthe Brazilean Coast, volumen 1), Eduardo Casanova (Thecultures of the Puna and the Quebrada de Humahuaca,volumen 2), Francisco De Aparicio (The Comechingnand their neighbors of the Sierras de Crdoba, volumen2), Joaqun Frenguelli (The present status of theoriesconcerning the Primitive Man in Argentina) y JosImbelloni (Chefalic Deformations of the Indians inAregntina, volumen 6). Mrquez Miranda, que definacomo monumental al Handbook, destacaba que a partirde esa publicacin Steward arriba al establecimiento de

    3. Segn sugiere Kerns (2003) uno de los principales problemas queSteward tuvo con los antroplogos argentinos fue que algunos deellos no entregaron sus contribuciones a tiempo.

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    reas que participan de las caractersticas socio-poltico-religiosas, triple basamento que, cuando se logra, puededar mejor el cuadro general de las regiones culturalesen esta parte meridional del Continente americano(Mrquez Miranda 1958: 29). Incluso se refera a Stewardcomo mi amigo (Mrquez Miranda 1958: 29), ms

    all de que comentara con cierto escepticismo dadasu adhesin al mtodo histrico-cultural- sobre elinesperado retorno hacia el evolucionismo (MrquezMiranda 1958: 35) del que realiza un anlisis algoesquemtico e incompleto. De todos modos considerabaque Steward encara de una manera indita el problemadel desarrollo cultural. Los autores anteriores duranteel medio siglo transcurrido- sostienen o demuestran, ensu casi totalidad, la imposibilidad de formular leyes queesclarezcan el desarrollo de la cultura (Mrquez Miranda1958: 35).

    En la difusin de la obra de Steward ocup un lugarprivilegiado el arquelogo Alberto Rex Gonzlez, quien-como ya se ha mencionado- form parte del primergrupo de alumnos de Steward en Columbia. Su llegadaa esa universidad se vio facilitada gracias al contactoque el arquelogo Antonio Serrano4 le proporcioncon el propio Julian Steward. Los aos que Gonzlezpas en esa prestigiosa universidad norteamericanafueron determinantes en su formacin e indirectamenteimpactaran con fuerza en la renovacin de ideas y prcticasen el campo antropolgico local, tanto los postuladostericos que Steward le inculc a sus alumnos como lasmodernas tcnicas de investigacin arqueolgica, que los

    estudiantes de Columbia concretaban en la Universidadde Arizona. Su contacto como estudiante de Steward enun seminario de etnografa americana result, segn supropio relato:

    fundamental porque me haca ver la importancia decomparar los distintos pueblos americanos conocidospor la etnografa y tratar de buscar explicacionesde tipo cultural; esto para una formacin generalms o menos amplia, no dogmtica, tratar de

    juntar distintas ramas de las ciencias del hombre,de la antropologa, para tener una visin integral

    de los pueblos. Creo que en m eso repercutiprofundamente y hasta ahora. La visin que hetenido de mi trabajo toda la vida obedece, en buenaparte, a esa formacin (Bianciotti 2005: 171-2).

    4En algunas entrevistas que le realizaron, Gonzlez no menciona lalabor de intermediacin de Serrano y suele explicar su decisin deemigrar a los Estados Unidos en el consejo que le habra formuladoel antroplogo francs de origen suizo Alfred Mtraux (1902-1963),que haba trabajado durante una dcada en la Universidad de Tu-cumn (Bianciotti 2005). Los intercambios epistolares durante 1945entre Steward y Serrano (a quien el norteamericano se refera comoquerido amigo) muestran que en efecto Serrano lo haba recomen-

    dado a Gonzlez para estudiar en Columbia y que el propio Stewardhaba iniciado gestiones para que se le otorgue una beca. Debo estosy otros documentos a Mirta Bonnn, directora del Museo de Antrop-ologa de Crdoba.

    Como recuerdan los alumnos de Gonzlez durantela dcada del sesenta, sus clases tenan a Theory ofCulture Change. The Methodology of MultilinearEvolutioncomo un eje central, como las otras dos figurasdescollantes de aquella restauracin nomottica(Harris 1997), Leslie White y Gordon Childe. Pese a los

    debates que Steward mantena con ellos, sus alumnosse resistieron sistemticamente a concebirlos comoverdaderos antagonistas y los consideran como partede un triunvirato (Peace 2008) verdaderamenterevolucionario en el campo de la antropologa. Porsupuesto, esa revolucin no fue bien acogida porel campo antropolgico local que, liderado por JosImbelloni y Oswald Menghin,5rechazaba las corrientesnorteamericana y britnica y se aferraba a la teoraalemana de los Kulturkreise. El mainstream argentinoprefera recostarse sobre una visin humanstica (propiadel historicismo alemn) y era incompatible con lasteoras que buscaban leyes y regularidades, como elneoevolucionismo y, particularmente, la ecologa culturalde Steward.

    Por el contrario, el objetivo explcito en la obra deImbelloni consista en dar una idea general de la relacinentre el hombre y la civilizacin (Imbelloni 1935:23), enel marco de la cual defina cultura como una entidadabstracta y potencial del espritu de una sociedad humanaorganizada (Imbelloni 1935: 33). Para Imbelloni, lacultura tambin aparece como una entidad provista devida autnoma,suficienteen relacin a las necesidadeshumanas, internamente organizada yoriginalen cuanto

    a la solucin de los problemas de la vida material,social y mental del hombre (Imbelloni 1935: 150).Este proyecto intelectual daba forma a una Etnologaque para desarrollarse como sntesis de las culturas delmundo necesitaba los materiales de disciplinas como laEtnografa, la Lingstica, la Arqueologa y la Musicologa,entre las ms importantes. Incluso aseguraba que laEtnologa es la ciencia de nuestro siglo, y hacia ella seorientan todos aquellos que desean penetrar a fondolas instituciones humanas, por ejemplo, el derecho. O

    5Oswald Menghin naci en Austria (1888-1973) y desde su llegada

    a la Argentina en 1948 ejerci una notable influencia en el campoarqueolgico argentino que se mantuvo inalterado por dcadas. Losms firmes cuestionamientos que recibi estn vinculados con lasactuaciones polticas en su pas natal, por las que fue consideradoprisionero de guerra (liberado luego en 1947) tras la derrota alemanaen la segunda guerra mundial, principalmente por su participacincomo Ministro de Cultura y Educacin del gobierno pro-nazi de Seyss-Inquart en 1938. De todos modos, y aunque su compromiso tan directocon el nazismo fue relativizado (sobre todo por su militancia catlica),Kohl y Prez Golln (2002) analizan en detalle su obra e interpretanla carrera de Menghin como una muestra de los extraordinariospeligros de combinar poltica, religin y prehistoria (Kohl y PrezGolln 2002: 561). Por ello, la trayectoria acadmica de Menghinilustra los peligros de enfatizar la relevancia del conocimiento deun especialista de prehistoria para resolver problemas polticos y

    sociales contemporneos (Kohl y Prez Golln 2002: 562), del mismomodo que su rigidez ideolgica lo llev a involucrarse en actividadespolticas censurables y a distorsionar e interpretar tendenciosamentelos registros etnogrficos (Kohl y Prez Golln 2002: 562).

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    las directrices esenciales de nuestra mente: religin, artey filosofa (Imbelloni 1935: 43). Dentro del proyectoglobal de la Etnologa, el autor italiano desarroll elneologismo de Culturologa a la que defina como:

    la ciencia que estudia la vida de las Culturas, como

    producto de la actividad de las sociedades humanas.La palabra vida comprende ya, claramente, tantoel concepto de formacin y desarrollo, como el dedifusin, predominio y sucesin; en una palabra,todas las etapas de su proceso histrico. Por otraparte, en la idea de Cultura estn concebidos, en sutotalidad, los elementos patrimoniales del hombre.Luego, son partes analticas de la Culturologa: lahistoria de la economa, de la tcnica, de la religin,del arte, del estado, etc. (Imbelloni 1935: 182-183).

    En definitiva, los postulados tericos que -aunquecontemplaban los fenmenos de difusin cultural-prestaban especial atencin a los condicionamientosmedioambientales, a la identificacin de tipos culturalesy reas culturales, al desarrollo tecnolgico de lassociedades y que privilegiaban la construccin decronologas absolutas, no podan encajar en la propuestade Culturologa y en las diversas utilizaciones deldifusionismo alemn. De hecho, los primeros trabajos deGonzlez no contienen demasiadas referencias tericasque busquen polemizar con el mainstreamdominante,mucho ms cuando se trataba de publicaciones gestadasen los espacios institucionales controlados por Imbelloni.No por ello, esas producciones se privan de formular

    observaciones crticas a las ideas dominantes en el campoantropolgico local, en especial las metodolgicas. Porejemplo, un artculo publicado en Runaindicaba que:

    No es imposible que algn da podamos vincularespecficamente algunos de los antiguos horizontesde cazadores de Amrica del Norte con sus similaresde Amrica del Sud y Mesoamrica y elaborarsecuencias vlidas de gran amplitud geogrfica,pero debido a la enorme variedad y a la diversidadtipolgica de los instrumentos utilizados habrque tener mucha cautela en la valoracin de estas

    afinidades (Gonzlez 1952: 129).

    En ese mismo artculo prefiguraba que la etapa deinvestigacin inevitable que se nos impone es la detratar de hallar y definir los grandes complejos dentrode las distintas reas, para lo que se requiere mucha ycuidadosa labor en el terreno, tarea ms que olvidadaentre nosotros (Gonzlez 1952: 130).

    Gonzlez se inici en la docencia en la UniversidadNacional de La Plata en 1949 (Soprano 2006) en lactedra de arqueologa que estaba a cargo de EnriquePalavecino.6Muy poco tiempo despus, ya entrada la

    6Gonzlez identifica a Palavecino, junto con Serrano y Vignati, comoarquelogos de la vieja guardia que concentraban su actividad en

    dcada del cincuenta, Serrano le ofreci hacerse cargode la ctedra de Arqueologa Argentina de la Facultad deFilosofa y Letras de la Universidad del Litoral en Rosario,7que l mismo dictaba y que haba dejado vacante paraensear en la Universidad de Crdoba. Segn sus propiostestimonios, Gonzlez se vio obligado all a perfeccionar

    sus lecturas y ofrecer un panorama terico ms compactopara sostener ambas ctedras (Bianciotti 2005), lo quesera sustancial en la formacin de futuros arquelogosy antroplogos sociales. Desde sus ctedras8 intentrecalcar la necesidad de que el arquelogo se proveyerade una slida formacin en teora de la cultura. Enlneas generales enfatizamos, hacia aquella dcada, laspropuestas formuladas por Gordon Childe (Gonzlez1991-1992: 102).

    La influencia de la obra de Steward en la enseanza dela antropologa argentina puede apreciarse tambin atravs de la labor de aquellos alumnos y discpulos dede Gonzlez que se hicieron cargo de ctedras que ldictaba o que l mismo promovi. El caso ms evidentetal vez sea el de Jos Cruz, el discpulo propuesto porGonzlez para dictar las materias de antropologasocial/cultural en las instituciones en las que pudoconcretar un mayor peso institucional. Cruz era ungraduado de Historia (con orientacin en antropologa)de Crdoba que adems haba participado en lostrabajos de campaa arqueolgicos encabezados porGonzlez, puntualmente en Laguna Blanca (Catamarca).Cruz enseaba Antropologa Cultural en la FacultaddeFilosofa y Humanidades de la Universidad Nacional de

    Crdoba y la misma materia, denominada AntropologaSocial (optativa de la carrera de Antropologa), en laFacultad de Ciencias Naturales y Museo de la UniversidadNacional de La Plata. Como consta en el programa de1965 de Antropologa Cultural en Crdoba, Cruz planificuna materia con una densa carga de contenidos queofreca un panorama actualizado de la disciplina en la quepredominaban ampliamente los autores norteamericanos.Y por supuesto, la obra de Steward y otros materialistas,como White, ocupaba una porcin significativa de esoscontenidos. En la primera parte del programa (dividida a suvez en tres unidades) Cruz planteaba una aproximacin

    trabajos de campaa o de etnohistoria (Gonzlez 1991-92: 93). Salvoa Palavecino, los consideraba desactualizados en la moderna teoraantropolgica. Precisamente, Palavecino era uno de los dos profesores(junto con Ciro Ren Lafn) que ensearon a Julian Steward en la ca-rrera de antropologa de la Universidad de Buenos Aires en la dcadadel sesenta.7El Instituto de Antropologa de la Universidad Nacional de Litoral fuecreado en 1951 en Rosario y comenz a funcionar un ao ms tarde.Desde su creacin fue dirigido por Antonio Serrano, siendo luego re-emplazado por Alberto Rex Gonzlez. Garbulsky (2004) seala que lareforma del plan de estudios de la carrera de historia en 1957 (y queentr en vigencia en 1959) permiti la creacin de una orientacin enantropologa, en la que Gonzlez tuvo una activa participacin.8

    Por ejemplo, en la carrera de La Plata, Gonzlez dict durante ladcada de 1960 en los sucesivos planes materias como ArqueologaAmericana (culturas pre-cermicas), Arqueologa Americana (cultu-ras agro-alfareras), Prehistoria General y Arqueologa Argentina.

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    epistemolgica de la disciplina, en la que se advierteuna exposicin eclctica de autores (Schobinger, Evans-Pritchard, Beals, Kluckhohn, Herskovitz y Haddon) queno exclua a Imbelloni con su Eptome de Culturologa,lo que completaba un panorama amplio de las distintastendencias y subdisciplinas de la ciencia antropolgica,

    que implicaba al problema terminolgico. La lneaepistemolgica se continuaba en la segunda unidad, endonde ya se comienza a advertir una toma de posicinterica en la eleccin de los autores y las problemticas,como la relacin de la antropologa con la historia y engeneral con las diversas ciencias del hombre. El perfilde la subdisciplina de la antropologa cultural se definecon mayor claridad en la tercera unidad (La practicidadde la antropologa). En ese segmento del programa yase postulan las problemticas contemporneas y hastase llega a plantear una nocin de gran relevancia en lapoca (y mucho ms todava en los aos venideros),como la de compromiso.9Directamente ligado a ello, seconsideraban la antropologa aplicada, la problemtica delcambio dirigido y los estudios de desarrollo. Se destacanen esa parte autores como Sol Tax, Raymond Firth yGeorge Foster.

    La segunda parte del programa (bolillas10 4 y 5),denominada Aproximacin metodolgica, considerabalos mtodos etnogrfico, comparativo y genealgico,adems de ocuparse puntualmente de la vinculacinde la antropologa con la sociologa. En los aspectosespecficamente referidos al mtodo etnogrfico seanalizaban problemticas tales como la aceptacin,

    identificacin y adaptacin, el uso de idiomasindgenas, el informante clave y los estudios dereas culturales, todas ellas de histrico peso en laetnografa norteamericana. Ya en esta parte comienzana aparecer trabajos de Steward como referenciascentrales, aunque siempre en medio una gran cantidadde culturalistas norteamericanos, lo que queda muy claroen la sexta unidad (La Cultura) en la que predominanantroplogos como Kluckhohn, Kroeber, Lowie, Bealsy Herskovitz. Ser en la sptima bolilla (Dinmicae interpretacin de la cultura) cuando pueda notarsecon mayor claridad la influencia de Steward, no slo

    por los textos de lectura obligatoria sino por el enfoquepropuesto, en donde se destacan los integrantes de aquelmencionado triunvirato materialista y neoevolucionista:Steward, Childe y White. All es donde se postula la

    9 La nocin de compromiso adquiri en los aos sesenta unaimportancia vital en las representaciones de los cientistas sociales, cadavez ms vinculados con la poltica, lo que dara una notable relevanciaa la figura del intelectual comprometido, frente al experto del perododesarrollista y al anterior intelectual humanista (Suasnbar 2004; Gil2010). Anclada en la concepcin sartreana, comenz a ligarse cadavez ms en Amrica Latina con los proyectos revolucionarios a losque muchos de sus componentes adheran en ciertos casos de formaexplcita, en un contexto en el que la revolucin fue para muchosciudadanos y dirigentes una declaracin de principios (Ollier 2005:

    10). Guber (2008) se ha ocupado detalladamente de cmo se utilizesa categora en la antropologa social argentina.

    10Con ese trmino aparecen segmentados los contenidos.

    problemtica del cambio cultural, se retoma el conceptoclsico de evolucin para luego s focalizar en las nuevasformulaciones tericas sobre ese mismo concepto,adems de considerar especialmente la ecologa culturaly su aplicacin al origen de las primeras culturasurbanas. Steward adquiere en esta parte del programa

    una significativa importancia, configurndose dentrode un grupo de autores relevantes en la disciplina- comouna de las referencias privilegiadas. Las restantes otrasbolillas tambin descansaban sobre el arsenal tericode la antropologa norteamericana,11y estaban dedicadasa la Escuela de Cultura y Personalidad, La Familia, Lasinstituciones polticas y econmicas, La religin en lasociedad grafa y La aculturacin.

    El programa de la materia que el propio Cruz dictabael mismo ao en La Plata estaba estructurado sobreprincipios similares pero no era exactamente igual.Constaba de siete unidades y era algo ms restringidoy especfico de antropologa social. Esa asignaturadictada en La Plata tambin contena una proporcinalta de autores antropolgicos norteamericanos, aunquetambin agregaba algunos referentes de la sociologade ese pas, como Talcott Parsons y Robert Merton.La primera unidad, de contenido epistemolgico, seposicionaba sobre densas problemticas disciplinares,como el objeto de estudio, sus principales categoras deanlisis y retomaba, entre otros aspectos, la nocin decompromisodel antroplogo. Tambin se desarrollabaen este segmento el contexto histrico del surgimientoy el desarrollo de la antropologa social. Los enfoques

    materialistas y neoevolucionistas (Steward, White yChilde) aparecan en la parte final de la segunda unidad(Aproximacin Gnoseolgica), denominada Estructuray Cultura. Steward12volva ser referenciado en la terceraunidad (aproximacin metodolgica). Precisamente,como muestra Soprano (en este volumen) en un anlisisdetallado de los programas y la labor institucional deactores claves en el escenario antropolgico platense,

    11Por supuesto, entre las citas dominantes se destacan varios de losya nombrados, juntos con otros de gran relevancia en la tradicinnorteamericana (Lowie, Kroeber, Linton, Redfield, Mead), perotambin aparecan, siempre en menor cantidad, de otras tradiciones,

    como Firth, Malinowski (los britnicos ms referidos), Frazer (parala parte de magia) y sobre todo en las primeras unidades- Lvi-Strauss.12Una de las tantas caractersticas de la obra de Steward es que nuncahizo un trabajo de campo intensivo, sino que concret estadas cortasdesde una perspectiva naturalista y empirista. Sus trabajos en el terrenoestaban enfocados en obtener informacin confiable y nunca leprest demasiada atencin tal cual era costumbre en la antropologanorteamericana de su poca- a las formas de interaccin con losnativos. Trabajaba prioritariamente con entrevistas a informantes enel marco de un trabajo intensivo con unas pocas fuentes, aunque conun nfasis marcado en la observacin del paisaje y de los recursostecnoambientales. Y adems, le preocupaban los patrones de laconducta y la actividad social directamente observable. Las carenciasanalticas de su trabajo de campo quedaran expuestas ms tarde en

    el proyecto Puerto Rico, cuando sus estudiantes se vieron obligados aconstruir sus herramientas metodolgicas durante el mismo procederdel trabajo de campo. Steward tampoco era demasiado sensible aconsiderar las denominaciones emic.

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    Cruz pona un marcado nfasis en la investigacin sobreel terreno, para el cual haba planificado en 1965 una seriede reuniones de seminario preparatorio para los trabajosde campaa, orientados hacia el anlisis de comunidades(como el que haba hecho en Laguna Blanca con elequipo de Rex Gonzlez), pero tambin haba planificado

    ejercicios de etnografa urbana orientados hacia losbarrios de emergencia, concebidos para preparar losdiseos de investigacin previos a la labor de campoque se cumplirn en el perodo de receso de la actividaddocente. Lo restante del contenido de la asignatura(unidades denominadas partes especiales) estabareferido a los estudios de comunidades, los sistemas deparentesco, la aculturacin y la antropologa aplicada.

    Una instancia que podra haberse transformado enun punto de inflexin en la enseanza y prctica dela antropologa social es la materia de ese nombre(obligatoria para los alumnos de ciencias antropolgicasde la UBA) que dict en 1962 el destacado antroplogonorteamericano Ralph Beals, quien se desempe comoprofesor visitante en el departamento de Sociologa. Enaquellos aos, merced a los subsidios internacionalesque la gestin encabezada por Gino Germani obtuvode fundaciones filantrpicas (Ford y Rockefeller) y dela UNESCO, fueron muchas las destacadas figuras delas ciencias sociales metropolitanas (Cicourel, Balan,Touraine, Silvert, Horowitz, Heintz, entre otros) queformaron parte del plantel docente de Sociologa en laFacultad de Filosofa y Letras. Un antroplogo que anno haba iniciado la carrera en 1962 defini a aquella

    materia como una leyenda13y no recuerda con precisina compaero suyo de los aos superiores que la hubieracursado. Ms all de la mayor o menor presencia de losestudiantes de antropologa en las clases de Beals, nose ha detectado vnculo posterior o influencia algunadeclarada por antroplogos locales.14Beals haba sidocompaero de Steward en Berkeley y luego siguieronteniendo estrechos vnculos personales y profesionales. Enla materia que dictaba en la UBA, Beals apel a numerosasreferencias de Steward, sobre todo en la segunda parte

    13Comunicacin personal.

    14Es importante resaltar que, en los primeros aos de la carrera deciencias antropolgicas, el Museo Etnogrfico de Buenos Aires fue elescenario central de una vida intelectual intensa, a partir de las clases yconferencias que all se impartan, pero tambin por los materiales quehaba a disposicin, como colecciones, cajas, estantes y documentosque favorecan un contacto continuo entre profesores y alumnos. Comoespacio propio y claramente separado de las aulas de la facultad, era elpunto de encuentro predilecto y distintivo del ambiente antropolgicoporteo (Guber 2006). Aquella unidad inicial (Guber 2006) deprofesores y alumnos en El museo se manifestaba especialmentefrente a los otros estudiantes de la Facultad de Filosofa y Letras y a losdems estudiantes de antropologa en el resto del pas. Inclusive desdesociologa, uno de los estigmas que sola proyectarse sobre la carrerade antropologa era cueva de fascistas (Guber 2006). Sin embargo,luego de una primera etapa de plena identificacin de estudiantes y

    profesores, aglutinados por el mbito comn y sagrado del Museo,aquellos primeros graduados comenzaron a alejarse de sus maestros apartir de una serie de enfrentamientos disciplinares y polticos (Gubery Visacovsky 1999; 2000).

    del programa, bajo los tems referidos a los sistemasecolgicos, a las teoras y conceptos evolucionistas,a las culturas pre-neolticas, y las culturas neolticasy postneolticas. Otros autores citados eran White,Nadel, Manners, Redfield y Lewis. Uno de los ltimostems del segundo y ltimo segmento del programa,

    denominado el estudio de las culturas modernas y elcarcter nacional, tambin contaba con referenciasde Steward, adems de, por supuesto, Ruth Benedict yMargaret Mead.

    Por supuesto, los canales de difusin que se hanmencionado no pueden presentarse como las nicasvas de acceso en el campo antropolgico argentinode la obra de un autor descollante en la historia dela antropologa del siglo XX. S tal vez fueron las msevidentes, principalmente a travs de las ctedras y laformacin de recursos en investigacin de campo. Msall del real impacto que el mtodo de la ecologa culturaly sus consiguientes enfoques neoevolucionistas hayaproducido entre los diversos actores del campo local,signific un aporte altamente contrastante con el tipode antropologa que, a grandes rasgos, se enseaba ypracticaba en la Argentina.

    Conclusiones

    La antropologa argentina comenz a experimentartransformaciones sustanciales en la segunda mitaddel siglo XX, vinculadas con cambios relevantes en laestructura de funcionamiento de un campo disciplinar que

    estaba atravesando su definitiva institucionalizacin. Peroesas transformaciones transitaron caminos con ritmosmarcadamente diferentes en las distintas subdisciplinas.Mientras que la antropologa social encontr seriosobstculos (institucionales, de liderazgos, etc.) parapoder desarrollarse, la arqueologa experiment mayoresposibilidades de progreso alternativo a los lineamientosdominantes impuestos por el Kulturhistorische Methodeen las carreras de las universidades centrales de BuenosAires y La Plata. La renovacin metodolgica y tericano exclusiva por supuesto- que propici el liderazgode Alberto Rex Gonzlez a partir de su formacin en

    los Estados Unidos impuls la introduccin de nuevosautores, en especial desde su tarea como formador endocencia en distintas universidades, pero tambin en supapel de maestro informal que le reconocen muchosde sus discpulos indirectos. Lo mismo le correspondea los grupos de investigacin que se formaron alrededorsuyo. As, la antropologa experiment un flujo deideas por distintos canales, ya sea institucionaleso parainstitucionales, que progresivamente fueronimpactando en otros referentes locales del campoformados en otra matriz disciplinar. De ese modo, enel marco de la hegemona que el difusionismo alemnsigui detentando en los espacios institucionales deBuenos Aires y La Plata, otros espacios de formacinse continuaron abriendo tambin con otros referentes

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    (por ejemplo Augusto Cortazar, Enrique Palavecino, CiroLafn,15Susana Chertudi) que progresivamente fuerondifundiendo en sus ctedras las nuevas ideas y enfoquesque se imponan en el campo antropolgico mundial.

    Claramente se ha presentado aqu un relato vinculado con

    las estrategias de posicionamiento del propio Gonzlez yde sus intrpretes autorizados. El anlisis detallado de suobra, como de las huellas discursivas ms puntuales desus posicionamientos tericos requiere una investigacinmucho ms detallada y de largo alcance. Por ello, en esteartculo se ha presentado uno de los modos en los queimpact en la Argentina un clima intelectual preciso queen un espacio de origen tambin propici una importanterenovacin terico-metodolgica. En ese sentido, Stewardes un autor clave en el desarrollo de la antropologa,tanto en su pas como en la Argentina. Su obra, gestadaen un marco culturalista con el que nunca dej de estar

    vinculado, se fue posicionando cada vez hacia posturasmaterialistas y neoevolucionistas. Sin embargo, ello noimpidi que muchos de los alumnos que se nuclearon entorno a su liderazgo y fueron directamente influenciadospor l, desarrollaran importantes trayectorias acadmicasen las que incorporaron herramientas analticas mspropias de la tradicin britnica, muy firmes en laUniversidad de Chicago, institucin en la que ademsse formara Esther Hermitte,16otro referente importanteen la renovacin de la antropologa argentina. All,investigadores que participaron del Proyecto PuertoRico como Eric Wolf (y algunos otros en institucionesdiferentes, como por ejemplo Sidney Mintz desde Yale)

    llevaran adelante trabajos que de algn modo sintetizaranla tradicin britnica de trabajo de campo con losenfoques materialistas y de reas culturales en los que seformaron. Precisamente, los estudios sobre campesinado

    15El arquelogo Ciro Lafn, aunque formado en el marco histrico-cultural y discpulo orgulloso de Imbelloni, estimul el desarrollo de laantropologa social en la UBA a la que consideraba un un signo demodernizacin y nacionalizacin que no implicaba negar las ramasclsicas, ni introducir una bandera extra acadmica, esto es, polti-ca (Guber 2007; Visacovsky et al. 1997). Inclusive en los aos setentase pronunci favorable a una antropologa al servicio del pas, desus hombres y de sus instituciones (Lafn 1974: 313). Adems de

    la condicin militante que implicaba proporcionar conocimiento paradar testimonio de la situacin real en la que estamos viviendo (Lafn1974: 313), Lafn aseguraba estar intentando iniciar una Antropolo-ga Nacional, no dependiente, empezando por ensayar la elaboracinde nuestro propio modelo. Que es COMPROMETIDO CON NUESTROPAS (Lafn 1974: 332).16Hermitte regres de Chicago en 1965 y encontrara serias dificulta-des para insertarse en la estructura de enseanza de las universidadesrioplatenses. En la primera parte de 1966 tuvo a su cargo en la carrerade ciencias antropolgicas de la UBA un seminario sobre etnografade los mayas contemporneos con el mismo enfoque estructural-funcionalista que haba aplicado en su tesis doctoral (Guber 2007:281). Las posibilidades de esta innovacin se cortaron con las renun-cias masivas en la UBA luego de laNoche de los Bastones Largosalas que se pleg Hermitte, a partir de lo cual continuara su labor en

    el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) del Instituto Di Tella, unorganismo privado que result central en el proceso de modernizacincultural que atraves la Argentina de la poca y en el estmulo de la in-vestigacin en ciencias sociales segn los parmetros internacionales.

    latinoamericano se constituiran en referencia ineludiblede los futuros antroplogos sociales de fines de losaos sesenta y principios de los aos setenta en laArgentina (Guber y Visacovsky 2000). De ese modo,el contexto perifrico de la antropologa argentinaque estaba extremadamente ligado a una tradicin

    metropolitana en retirada, comenz a experimentar unamayor cercana con otras tradiciones con mayor vigoren el campo antropolgico mundial. Pero ese contactofue extremadamente fragmentado (por ejemplo en loinstitucional, lo geogrfico) ya que adems las sucesivasinterrupciones institucionales cortaron procesos (comoocurri en 1966 a partir de la Noche de los BastonesLargos) de una renovacin ms incipiente, sobre todoen el espacio institucional clave de la Universidad deBuenos Aires (Guber 2007). Esas limitaciones que ibansurgiendo de los avatares de las poltica nacional seiran haciendo cada vez ms determinantes en la dcadadel setenta, cuando distintos proyectos acadmicos ytrayectorias profesionales encontraran obstculos todavamuchos ms serios que los que se haban producido conanterioridad. Pero esa es otra historia.

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