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  • La Historia Natural del Reino de Guatemala,de fray Francisco Ximnez, entre patria crio-

    lla y utopia americanista

    Catherine Poupeney HartUniversit de Montral

    La toma de conciencia y la expresidn de una especifici-dad americana se ha valido de un canal abierto muy tem-prano por los exploradores y administradores europeos delos nuevos territorios reinvidicados por la corona espaflola:el de los escritos sobre la tierra. Iniciado con Cristdbal Co-l6n, cuya sugerencia del espacio americano como paraisoterrenal o cornucopia proveer una tdpica contrarrestada porla del suelo y el cielo ingratos de la zona t6rrida, trabajadomuy exhaustivamente por Fernndez de Oviedo (Sumario dela natural historia de las Indias, Historia general y natural de lasIndias), y sistematizado a partir de los cuestionarios que da-rn lugar a las llamadas relaciones geogrficas, este "discur-so del espacio" (Carcia-Bedoya 2000: L35) se ve apropiadodesde una perspectiva americana: efectivamente la relaci6ndeterminista entre los astros, el clima, la tierra, por una par-te, y los habitantes, por otra, establecida por una doxaambientalistal que enfocaba negativamente a Amrica, lle-vd a los residentes de las Indias occidentales que se veian

    Vase Urteaga ,1993 y Lavall supra.

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  • CnrseRrrue Pouperuey y ALerNo Cxncor

    estigmatizados a emprender una apologia y defensa del con-tinente, y,por ende, de sus habitantes.

    Con respecto a este "discurso del espacio americano",surge una ser ie de interrogantes. ;Cules son lasmodulaciones y las funciones particulares de un esquema(una estrategia, unos lugares comunes) que tiende a repro-ducirse a lo largo del continente y de los siglos? ;Hasta qupunto dependen de un matiz regional de la politica impe-rial? 2Hasta qu punto de la afiliacin institucional de losautores, de sus vinculos con la metrpoli? aC6mo dialoganlos textos con los saberes inst i tucionales (o en via deinstitucionalizaci6n) de su poca? ;Con saberes alternativos(por ejemplo autdctonos)? 2Cmo se conjugan verdades re-veladas y observacidn?

    Propongo iniciar este recorrido con el examen de uno delos textos iniciales de las letras centroamericanas, la Historianatursl del Reino de Gtntemctla del fraile dominico FranciscoXimnez. Escasos datos biogrficos tenemos sobre este au-tclr. Como observa uno de sus criticos, "su personalidad nole condujo a ejercer importantes cargos dentro de la Ordenque merecieran ser recogidos por otros cronistasconventuales" (De la Torre 199I: 191), y nos tenemos quebasar sobre todo en los.elementos que l mismo provee ensus escritos. Nacido en Ecija en7666,llega a Guatemala a los22 afros como misionero (novicio de la Orden de Santo Do-mingo). Alli pasar toda su vida (muere hacia 7730), habien-do desempeflado cargos en la capital, entre elios el de procu-rador general, y logrado los titulos de predicador general ypresentado; lo encontramos tambign prior en San Salvadory cura doctrinero en varios pueblos del Reino (Senz 1977,Rodriguez Cabal 1986). Es justamente en uno de estos pue-blos, Santo Toms Chui l (Chichicastenango), dondeXimnez, por los afros 1701-1703, descubre el manuscritoconocido como Popol Vtth. Haber rescatado y traducido estetexto sagrado pone en evidencia la doble preocupacin inte-lectual -lingistica e historiogrfica- del autor. Se ha podido

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  • t- orscuRso coLoNtAL: Cousrnuccttt DE UNA DIFERENcIA AMERIcANA

    afirmar que "todo el trabajo de Ximnez tenia un senti-do eclesist ico : t rataba de ayudar a los rel ig iososdoctrineros en su labor entre indigenas" (Senz 1'977,XX),y fue ciertamente ste el punto de partida de sus activi-dades de investigaci6n y escritura, aunque no se qued6en un nivel prct ico2. Efect ivamente dej obras deenvergadura en los dos ramos mencionados: por encar-go de sus superiores y como complemento de la obrahomnima de fray Antonio de Remesal (1619), escr ibiuna Historia de Ia Proaincia de San Vicente de Chiapa y Cua-temnla3, que constaba de siete librosa. En cuanto a su obralingistica, se puede dividir, aclara Carmelo Senz deSanta Maria, "en dos grandes sectores : el uno corresPon-de a las Historias del origen de los Indios [el llamado PopolVuhl; el otro puede a su vez subdividirse en estudio te6-rico de las lenguas quich-cakchiquel-zutuhil; y aplica-ci6n prctica de este conocimiento al ministerio doctri-nal con los indigenas" (Senz 7977,XLVilI).

    A pesar de pertenecer a una de las figuras sefreras de lasletras guatemaltecas, la Historia natural del Reino de Cuatema-la sigue siendo relativamente ignorada por la critica, nacio-nal e internacional. Una obra clave para el periodo, el ensa-yo de Severo Martinez Pelez, La Patria del criollo, no la men-ciona, y sin embargo est dedicado en gran parte a laRecorda-cin florida de Fuentes y Guzmn, obra anterior de menos de

    Deja constancia concreta de la ambici6n de su propsito el que mandara dosde sus obras a Europa para que se imprimieran (la Primera parte del Tesoro delas Lenguas asi como el primer y el segtrndo tomo de la Historia de Ia Prortincinde San Vicente de Chiapa y Guatemala) (Senz 1985, 9).Se trataba en efecto de reafirmar la labor pionera de los dominicos en la evan-gelizaci6n inicial de Guatemala, frente a las alegaciones contrarias expresadasoor el franciscano Francisco Vzquez en su Chronica de la Proaincia del Santsi'mo Nombre de less de Guatemala y l cronista criollo Francisco Antonio de Fuen-tes y Guzmn ensuRecordacin.florida (Sen21977: XXXN).Se ha perdido el tercero, y se inici6 s6lo en 1929 la publicacin de la obra,inaugurndose asi la prestigiosa serie de la Biblioteca Goathemala de Ia Socie-dad de Geografia e Historia de Gutemala.

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  • CntHeRrrue Poupelrey v Alerruo CHnclt

    un cuarto de siglo, y de la que subraya el critico guatemaltecolos resortes de la preocupacin nafuralista. En cambio si serefiere Fuentes ala Historia de la Proaincia. Andr Saint-Lu esel rinico, que yo sepa, en haberle dedicado una atencidn siste-mtica y perspicaz, en dos artfculos publicados en 1983 y 1986.Fue "ignorada" la Historis natural talvez por no haber encon-trado su priblico acadmico: por no tener evidentes preocu-paciones historiogrficas o estticas, por versar sobre cuestio-nes de inters secundario para los antropdlogos descripcio-nes de faun a, flora, paisajes-, por mantenerse en mbitos prc-ticos de la realidad, con un cierto grado de anecdotismu. Espor lo tanto slo una prctica de dilogo interdisciplinario,entre especialistas de literatura colonial (entendiendo litera-tura con un criterio abierto al "texto de cultura,,) (Mignolo1982: 57), historiadores, antropdlogos, etnobotanistas, en par-ticular, etc. la que permitir redescubrir textos como ste.

    Entre una perspectiva "imperial", apegada a los intere-ses de la Corona espaflola en Amrica, y una postura criolla,defensora de la clase encomendera y terrateniente, yemblem ticamente manifes tada en la Re c o r daci n flor i da, 2quotras vias caben en la Guatemala letrada de principios delsiglo XVIII? Una seria la opci6n americanista6, tal iomo se

    si tomamos el solo caso de lo literario, la exclusi6n critica no ha podido ser msexplicita' Efectivamente, al hablar de los cronistas yzquez, Fuetes v cuzmn.Xrmenez, en su rnportante Historn de Ia litnatura guatmnlteca 119g1j, FranciscoAlbizrez Palma puntualiza que "estamos ante un conjunto de obras de induda-ble valor para el conocrmiento de la poca colonial, incluso, precolombina, textoscuyo anlisis debe caber, sin duda, dentro de una historia de la culturaguatemalteca, pero cuyo valor literario, segrln se desprende de su lectura, es nulo.,,Y continrla, haciendo uso de la negrita, para recalcr con ms fuerza todavia suposicin : "No los juzgamos significativos en la literatura nacional, no s6lo oorsu indole (son obras de erudici6n, no de creacidn artGtica), sino porque aun en sucondici6n erudita no tienen caracteristicas capaces de otorgarlei uniierto intersesthco. Adems, estas obras no establecen irna tradici6n ni ponen en marcha unproceso; en otras palabras, no son f'ndadoras de nuestrasletras ni ialones rm-portantes en el crecrmiento de stas.,, (Albiztirez 19gl:71).Concuerdo con Andr saint-Lu, quien es el primero en haber caracterizadoasr esta perspectiva (1983, 1986).

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  • halla encarnada en la Historia natural.;Cmo se afirma conrespecto a las otras? aRepresenta un camino practicable? Esbo-,ut-ot un cuadro de la organizacin general del texto y suscaracteristicas ms sobresalientes, antes de centramos enel "PrGlogo" ,por la respuesta que pueda damos a estos interrogantes,como lugar privilegiado de enunciacin de un Programa'

    Conervado en la biblioteca de la Academia de Geogra-fia e Historia de Guatemala, el manuscrito de la HistoriaNattral del Reino de Guatemala ha sido editado por primeravez en Guatemala en 1967, en el marco de las conmemora-ciones del tricentenario del nacimiento del autor. El titulopor el que se conoce la obra no es original, y aunque se halonsidrado que convendria agregarle "el de'Historia Na-tural de las Provincias de Chiapa y Guatemala"' (Herrera1967:25),no debemos olvidar que la perspectiva de Ximnezse quiere claramente continental : aunque tiendea Proyec-tar iobre el conjunto de Amrica condiciones climticas,orogrficas y otras propias del altiplano guatemalte-co, afal-ca h-"asta Nueva Espafra, el Reino de Lima, el Gran Rio de laPlata, la Nueva Francia . ' .

    Obra trunca (sin cartuIa, ni conclusi6n, ni indice), su pr-logo y el orden adoptado dejan suponer, sin embargo, que espoco-lo que falta: trece "Titulos" (o capitulos), que siguen lairrlrid.r lricu de los tres reinos de la naturaleza -animal, ve-getal y mineral-, tratan desde los "Animales", propiamenteiahor (los mamiferos), las "Culebras" , " Aves" , " Abeias" ,"Hormigas " , elc. " drboles", "Flore s" , etc., o sea/ en orden des-cendent y sin rigor excesivo, de los "vivientes sensibles" (fuerade los "racionales"), y luego "vegetables" o "insensibles"(Ximnez, 135), hasta las "Piedras", y los "Minerales"T' Si parece

    7 El orden exacto seguido es ste: "Animales", "Culebras" , " Nes", " Abeia2" '"Hormigas", "Monies y volcanes"," Agoas","Peces", "Sabandijas chicas", "Ar-boles", ;Flores " , "Pieras" , "Minerales". El criterio de seleccin parece habersido la singularidad del obieto con resPecto a Europa, y, en la mayoria de loscasos, su pioximidad a la experiencia personal, directa o indirecta, del autor.

    El orscuRso coLoNtAL: Corusrnucctru DE UNA DIFERENcIA AMERICANA

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  • Cnrrenrrue Poupenev v ALerNo Cunclr

    presentarse el texto, bsicamente, como un catlogo, ofrece dehecho a su destinatario (el "cristiano lector") un discurso entreepidictico (sobre "criaturas") y didctico (sobre "55neros"), en-tre sermn e inventario cientifico, con muchas ocasiones de acer-carse al quehacer cotidiano de un cura doctrinero entre indios.

    Obra de transicin en la reorganizacidn del z6caloepistemolgico que se ver i f ica a lo largo del s iglo XVII I , IaHistoria Natursl de Ximnez intenta conciliar prop6sitos ymetodologias procedentes de universos encontrados8.Como es propio para la obra de un religioso, el objetivodeclarado de la Histor ia natural es espir i tual (el " f in quepretendo en aquesta obra, [ . . . ] es que alaben y bendigan alsoberano hacedor" 45)e; de ahi que cada objeto descritosea enfocado como "pregonero mudo" (45,764) de la Di-vina Providencia. Se trata de un aspecto de la espirituali-dad que otra obra de Ximnez reconoce en la cultura indi-gena y presenta como lo propio del hombre: esta capaci-dad, y obligacin, de rendirle gracias al creador la vemosexpuesta en la transcripcidn de las antiguas historias delQuich contenida en la Hisloria de la Proaincia (1977: ,III,89). Sin embargo, y dificilmente podia ser de otro modo,la fuente directa de inspiraci6n de Ximnez es europea: laIntroduccin del Simbolo de la Fe de fray Luis de Granada.Se trata de una referencia explfcita que responde a ciertaspreocupaciones de nuestro autor que intentaremos acla-rar. Efectivamente, se ha podido notar el carcter secun-dario en la perspectiva de un misionero de una empresa

    Asi su mtodo oscila entre una fuerte conciencia de las limitaciones del enten-dimiento humano (con respecto a lo sobrenatural, a lo divino), la dependen-cia de las Escrituras y el paradigma de la semefanza (Foucault 1966,32y sig.)(vase como ejemplo el recurso a las figuras de "simpatia/antipatia" ,168, y la"analogia" 271). Sin descartar el papel de primer plano de la obsen'aci6n, conalguna que otra expedmentaci6n elemental.Son trminos muy similares los que emplea Jos de Acosta en su Historia natu-ral y moral: "El fin de este trabajo es, que por la noticia de las obras naturalesque el Autor tan sabio de toda naturaleza ha hecho, se le d alabanzay gloriaal Altisimo Dios, que es maravilloso en todas partes." (1987: 58).

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  • El orscuRso coLoNrAL: ColtsrRuccton DE UNA DIFERENCIA AMERICANA

    que versara sobre naturalezalo. Aparte de que IaHistoria nattrral es una obra tardia , realizada por el fraile cuando ya habiacumplido con creces con su responsabilidad, elaborando unahistoria de la orden en Guatemala y material (diccionario, gra-mtica, catecismo etc.) que facilitara la labor evangelizadora,es posible que este recurso a la gran figura de la orden domi-nica le proveyera un respaldo institucional, asi como una jus-tificaci6n personalrl. Adems, en un contexto probable de ac-ceso limitado a modelos relacionados con la historia naturall2,es posible tambin que la lntroduccin le inspirara un marcode exposicin sistemtico situado en las antipodas de esta "en-salada de todas hierbas" que constituye para lLa Recordacinflorida (Histaria de la proaincin I, XL, 734), y de la que suPoneSaint Lu que fue de hecho su fuente directa de inspiraci6n(Saint-Lu 1986:30). Y afladirfamos, su repoLtssoir (el antece-dente directo contra el que se construye el proyecto, pero alque se castigar por el silenciamiento de su aportacidn)13.

    La perspectiva encomistica que vertebra la empresa defray Luis no deja de entrar en conflicto con dos aspectos

    IJ

    "Por lo expuesto [en el Pr6logo], en la escntura descriptiva de la naturaleza, pudie-ra intuirse que la concesin y permiso de sus superiores para dedicarse a tal obra,no fue del todo uniinime; es indudable que pudiron-se a4gii,ir opiniones sobre queexrstia ms premura y urgencia de dedicarse al estudio de las lenguas v la prepara-cin de catecismos para explicar la doctrina cristiana." (Herrera 1967 :74).El prlogo dela Printera parte tlel tesoro da una buena idea del criterio de servi-cio, de utilidad, que parece haber sido una procupaci6n autntica: "He em-prendido esta obra [a redacci6n del Tesoro] gustoso por hacer servicio a Diosy a mis prjimos y ocupar el tiempo en cosa de que Dios no me tome estre-cha cuenta, movido de la grande falta que hay de vocabulario copioso destastres lenguas" (Ximnez 1985, 43)(Subrayamos).Lo cual no quiere clecir que la obra de Plinio no funcionara como base de referen-cia: la prueba ms obvia de ello la tenemos en el nicio de la enumeracin deXimnez, con la danta, de la que apunta "que sin duda es el elefante" (51). Coneste mismo animal empez6 su inventario el nafuralista latino, y aqui Parece Pr-ferir Ximnez el peso de la autoridad libresca al de la ms elernental observacin.Este silenciamiento contrasta con la presencia obsesiva de Fuentes (y su"muy amigo" Yzquez) enla Historia de la Proz,incia. No slo le reprocha elhaber minimizado el papel fundacional de la orden de Santo Domingo enla historia el Reino de Guatemala, el ser representante de la aristocracia

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  • CnrneRrrue Poupetey v Alerruo CHncr.r

    claves de la obra de Ximnez. El primero, que salta a la vistadesde el Prlogo, es la desviacin que opera con respecto almodelo "granadino" tal como lo ha resumido J.M. Balcells:

    Fray Luis, partiendo de una concepcidn teleolgica del mundonatural, atiende con preferencia a aquellos aspectos de la natura-leza que ms certifican, por sus caracteristicas, la grandeza, sab!duria, poder, bondad y providencia de Dios, asi como la bellezadivina, propiciando por esta via la dimensi6n contemplativa delhombre. Como ilustracin de estos atributos o perfecciones, eidominico pasa revista, por el procedimiento de la teologia afir-mativa, a los rasgos centraies del mundo mayor y de sus partesbsicas, como son el sol, aire, tierra, plantas y animales, fbricastodas que proporcionan nuevas de la omnipotencia del Creador,aunque insiste en que los corpezuelos ms diminutos del mbitoanimal declaran arin ms su sabiduria y generosidad, a causa deun artificio ms primorcso cuanto ms extraordinaria es su pe-quertez. (1989 :69)

    Si alabanza de la creacidn divina hay en la Historia natu-ral,llama todavfa ms la atenci6n la que realizacon respectoa la singularidad deAmrica, eue le hace sobrepasar al Viejocontinente en prcticamente todos los dominios14. Entra tam-bin en desajuste la perspectiva encomistica cristiana conotro propdsito declarado en el "Prlogo" bajo la forma de uncontrato de veridiccidn, un propdsito didctico, que se po-dria caracterizar como protocientffico;

    criolla ("explotadora" de las poblaciones indigenas), sino tambin el haberseapropiado ilegitimamente del titulo y funcibn de cronista o historiador, pro-duciendo una obra fantstica y desordenada. Asi concluye el Libro primero :"Son tantas las falsedades, como se irn viendo de aquesta Crnica v el nin-gn orden que lleva, que a la verdad yo no le tomo pis ni cabeza; p.o .,o

    ",mucho que mi corto talento se ofusque con aqueste libro que no merece sinoel titulo de Libro de Caballeras, porque tal desorden no se ver en historiast . . .1" (r , xL[, 184).

    14 Un ejemplo entre muchos, en el que se explaya la imagen ednica, t6pica, del"nuevo" continente: "[...] con mucha propiedad se puede decir que aquestaes la tierra en que corre la miel y la leche en arroyos [...]" (107-108).

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  • El orscuRso coLoNtAL: ConsrRuccttt DE UNA DIFERENoIA AI,4ERIoANA

    aunque personalmente no he lustrado todas las partes de aquestaAmrica, para hablar de todo kr que digo como testigo de vista, heandado, visto y observado lo bastante y mucho ms he sabido depersonas fidedignas, y ayudado con 1o que hallo escrito de auto-res fidedignos pueda dar alguna noticia de las marabillas con queel Autor sobrenatural ha ilustrado aquesta America. (1967 : M)

    Dos soluciones parece Presentar el texto a lo que (sobre tododesde Llna perspectiva modema, tal vez) se Percibe como ten-si6n entre los dos regishos -sagrado e intelectual- : la primeraconsiste en definir dos grandes mbitos, regidos segn relacio-nes incomensurables de causalidad : lo natural / lo sobrenatu-ral. La otra se inscribe de lleno en la tradici6n retrica, en la quetanto el autor como sus lectores iniciales se encuentran irunersos/subrayando la diferencia de propsito: a medida que avanza eltexto,los prembuios de los diferentes capitulos, que anuncianlas temticas particulares remitindolas a la dimensin esPiri-tual de la obra, tienden a escribirse en estilo sublime, repleto defiguras de estilo. Lo vemos claramente en este extracto, sacadodel Prembulo al Titulo M, "De los montes y volcanes":

    Y lo mismo se hallar por todas partes de montes eminentissimos,e inaccessibles, y al mesmo paso barrancas profundisimas, Pordonde el Divino Hacedor di6 salida a las muchas aguas con quesu Divina Omnipotencia riega todo aqueste Suerto, que se Pue-de llamar de delicias, asi por lo benvolo de su temperamento,como por la gran fertilidad, de sus incontables frutos como Porla frescura de sus grandes y caudalosos rios, compuestos, quelos muchos que de las eminencias de los montes baxan desata-dos en arroyos de plata, y de cristal. (135)

    A continuaci6n, el cuerpo pismo del inventario, que co-rresponde a la descripcin de los objetos animados e inanima-dos de la naturaleza, es redactado en estilo templado (o llano):

    Pero el que ms tira a remedar a la seda de Espafra es un gusanoque he visto aqui en Zacapulas, que se cria en unas higueras, queaqui tengo en el claustro. Y ser como de dos dedos de largo, ygrueso en buena proporci6n. Por arriba es blanco, y de medio

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  • Clrsenrrue Pouperev v ALarNo nnctt

    costado los pies y barriga es acanelado, haciendo onda un colorcon otro. Tiene sobre la trasera el piquito como los gusanos de laseda de Espana, pero en el cuerpo le hace otros piquitos por loscostados y el lomo. (222)

    La perspectiva encomistica nunca est muy lejos, por cier-to, del registro meramente descriptivo o de la nrraci6n de anec-dotas ilustrativas, y tiende a producir una construccin clara-mente idealizada del Nuevo Mundo. Sin embargo, aunque cier-tamente vinculable con las posiciones lascasianas (y su aclhesi6nal postulado generalizado de un determinismo ambiental queafectarfa las capacidades fisicas y mentales de los humanos), di-cha corstruccin no se halla puesta de manera tan clara al servi-cio de la clefensa de la dignidad del Indio. Mienkas encontrarnos(tal vez aun ms enla Historia natural que en la Historin de laProuincia) una critica feroz de la administraci6n colonial, y de laarrogancia y la desidia de los Esparloles radicados en Amrica,no opera el discurso, por otra parte, ninguna idealizacin nota-ble del indigena: aparece ste sin pasado (o casi), y ciertamentesin futuro. 561o en su cotidianeidad de ser actuante en pequefraescala, informante de un medio que conoce bien, pero sobre elque no parece tener un impacto notable, y como ser sufriente,necesitado de atencin en sus funciones ms elementalesls.

    lC6mo calificar por lo tanto la postura de Ximnez? Nose puede en ningrin caso caracterizarla como fenmeno decriollizacin, lo cual implicaria, como en Fuentes y Guzrnn,

    15 Si atribuye el locutor un alto y especifico nivel de conocimiento de la naturalezaa los indigenas, stos parecen mantenerse enun estado constante de pasividad :a pesar de ser "muy cientificos en cosas del campo" (110), dependen del misio-nero para la aplicacir5n ritil de dicho saber ("Esa [fruta del piin] es mi boticapara con aquestos pobres, que como no saben de medicinas, no tienen msmdico que al P[adre]" 253). No menciona el misionero ni su actuaci6n sobre lanaturaleza (como la domesticaci6n de las especies, el rnaiz, por ejemplo, pre-sentado aqui como don de la Dvina Providencia; o las actividades de siembra ycosecha), ni sus realizaciones del pasado : la preocupaci6n de Xirnnez por losvestigios arqueol6gicos, sin ser nula (327-328), dista mucho de la que encontra-mos en un Fuentes y Cuzrnn (Chinchilla Mazariegos 1999).

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  • Er orscuRso coLoNtAL: Consrnucctru DE UNA DTFERENctA AMERtcANA

    la defensa de unos intereses, americanos, es cierto, pero inte-reses de clase. ZQu impl ica entonces su innegable"americanismo"? Quisiera completar esta apreciacin con unexamen del autodenominado "Pr6log;o", del que darn unabuena idea las primeras frases del texto:

    Feliz xito me prometo, dando principio a aquesta obra en elfest ivo dia en que N[uestra] S[an]ta M[adr]e Igl[esi]a celebra lasglorias de la ms fragante Rosa, mi querida singular Patrona yM[adr]e, porque siendo descripcin de la[s] marabi l las de natu-raleza de aquesta America con que el Divino hacedor la enrique-ci ya con la diversidad de fieros animales, aves, y dems vi-vientes, que pueblan, y habitan sus inmensos desiertos; y ya delos diversos rboles, yerbas, flores y plantas que adornan y her-mosean la tosca rusticidad de sus inmensos e inaccesibles mon-tes, valles y barrancas de que se comp()ne ioda aquesta America,ya de las piedras y otras marabi l las que toscamente se adivinancon singular belleza, tan singulares y proprias de aquesta inmensaquarta parte de el mundo, todo lo qual el Divino Esposo hacedorde todo, sujet al imperio de su querida Esposa Rosa, por privi-legio singular de la gracia, para cjue a todas aquestas criaturasIas ocupase en las alabanzas de su Divlno Artifice. (1967, 43-41)

    El pr6logo se inicia con unas palabras que lo sitrian comoanterior a la elaboracin ciel textor6. En una prctica que seasemeja a las dedicatorias a la Virgen de la literatura de via-jes maritimoslT, en la que el locutor, antes de emprender unviaje azaroso, se coloca bajo la protecci6n de una figura

    Que se trate de un recurso ficticio, cle un artificio, lo evidencia la discrepanciaentre la fecha anunciada en el titulo de la dedicatoria del Pr6logo ("De aquestacassa de Zacapulas, y lo dedica a la Prqsidenta y S[enora] de las plantas s[anta]Rosa de Slan]ta Mahial mi madre Ano de 7722" y la mencin reiterada de1721 como presente de la escr i tura (153,205).Fuera de unas contadas excepciones en las que se obsen'a un autntico desa-rrollo potico del "topos", en la mayoria de los diarios maritimos dicha dedi-catoria se limita a asociar a Dios y a la Virgen en una fdrmula estereotipada detipo "Diario que con el favor de Dios y de su Ssma. Madre [de los Dolores etc.]comienza a hacer Iva a executat o pretende hacer] D[...]" (vase Ms 170, fol2;Ms.792, fol.2 etc., Museo Naval, Madrid). Sin querer exagerar la importan-cia de esta analogia entre el Prcilogo de a Historia Natural y las dedicatorias

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  • CerHeRrrue Poupexev v ALarNo Cxncoru

    femenina'sagrada, figura materna ("Santa Rosa mi madret...] mi querida singular Patrona y Madre")(43), solicita laatenci6n y la emocidn de su lector, y le anticipa la disposi-ci6n (paratctica) y el contenido de la informacin ofrecida,anuncindole un recorrido por "aquesta inmensa quartaparte de el mundo" (44), que dar lugar a un inventario de"fieros animales, aves [...] rboles, yerbas, flores [...] montes,valles y barrancas [etc.]" (43).

    En lo que atafle a su disposici6n general, el prdlogo a laHistoria natural junta dos modalidades, la dedicatoria (a laSarrta) y el proemio al lector (cristiano), que suelen ser elobjeto de un tratamiento aislado en otras historias naturaleso informes americanos : es tambin lo que propone Ximnezenla Primera parte del Tesoro, donde el prembulo consta, poruna parte, de una "Dedicatoria a la Virgen del Valle", patro-na de cija, ciudad natal del misioner, y de un "Prdlogo"que introduce, muy sistemticamente, el componente inte-lectual del proyecto. La f6rmula escogida para la Historianatural pone de relieve, en cambio, la centralidad de la figu-ra de Santa Rosa de Lima, ya que aparece tanto al iniciocomo en la conclusi6n de esta secuencia inicial del texto.

    Si no deja de sorprender un poco al lector moderno di-cha invocaci6n a la santa peruana para introducir una mate-ria explicitamente centroamericana (por designarla o enfo-carla segn criterios modernos, otravez), una primera ex-plicaci6n la hallamos en los vinculos biogrficos de la santa,terciaria de Santo Domingo, y la propia afiliacin de nuestroautor a la orden de predicadores, asi como tambin, posible-mente, en el afecto particular que sintid el misionero por elBeaterio de Santa Rosa en Guatemla, "colegio de'nifras de

    maritimas, notemos la familiaridad del Padre Ximnez con los viajes en bar-co : en su ida a Cuatemala, por supuesto, y en su tentativa, malograda por lapresencia de fuertes temporales, de viaiar a Espaia en los meses que prece-dieron la redaccidn de la Historia natural.Muchas de las observaciones conte-nidas en la obra fueron tustamente recogidas durante su viaje a Vera Cruz yCampeche y el camino de regreso por tierra.

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  • Et- orscunso coLoNlAt: CorusrRuccltt DE UNA DIFERENcIA AMERIcANA

    la primera nobleza"'(Senz XXIII), del que fue vicario du-rante ms de veinte aflos (Rodriguez Cabal 1986,45). Cabriatambin recordar, y no es lo de menos, que, desde 1670,5an-ta Rosa habia sido nombrada patrona de Amrica y no sola-mente del Perri (1669). La referencia inicial a su nombre pa-rece actuar por 1o tanto como anticipacin y justificaci6n deuna ampliacidn del marco geogrfico de la obra: autorizauna perspectiva ms continental. De hecho, incluye Ximnezmenciones de fenmenos naturales propios de otros mbi-tos -novohispanos y peruanos, en particular-, y por otra parterecalca constantemente la homogeneidad o peculiaridad con-tinental de la mayoria de las especies enumeradas.

    Otra explicacin complementaria de la elecci6n de lasanta como "protectora" de la emPresa escritural la encon-tramos en la adecuacidn -estamos en el mbito retdrico deldecoro- entre las imgenes vinculadas tdpicamente con lasanta y la temtica tratada. Efectivamente, tanto los episo-dios de la biografia de Rosa conservados, o recreados, porsu hagiogr afialg, como las metforas asociadas con su nom-bre (la "ms fragante Rosa" del "Prlogo")1e, remiten reite-radamente al dominio de lo vegetal, de lo telrico, mbitoprivilegiado en la Historia.

    Adems de estas asociaciones evidentes, nos Parece re-lacionarse la invocaci6n a Santa Rosa con otros niveles de laexperiencia americana, niveles seguramente ms problem-ticos en el contexto colonial y ms dificiles de circunscribiranaliticamente. Hist6ricamente, la exaltaci6n colectiva deciertas figuras religiosas femeninas est estrechamente vin-culada con la emergencia de sentimientos (proto)nacionalesen Amrica: es lo que atestigua'el trabajo clsico de Jacques

    Recuerda Luis Millones la importancia, en el "listado de episodios que se re-piten en la hagiografia de Santa Rosa", de "su relacin con la naturaleza" y lamenci6n de "las plantas y animales de su huerto" (1993: 56)."Esta santa es la primera flor que Dios nuestro Seflor habia sido servido plan-tar en su Iglesia" es un eiemplo de la tipica metfora floral vinculada a sacie-dad con la Santa (Leonardo Hansen, cit. por Luis Millones, 1'993:39).

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  • CerneRrrur PoupenEv v ALatNo CHncor

    I-afaye sobre Quetznlcatl y Gmdalupe, cuyo subtitr'rlo no podiaser ms explfcito: Lafornacin de la conciencin rucional en Mxico.Comparando la fortuna respectiva de la Vrgen de Guadalupe yla de Santa Rosa de Lima, y retomando la lectua que hizo delfenmeno Elena Vargas Lugo, Luis Miguel Glave llega a conclu-siones interesantes para el texto que nos ocuPa: "Es importantenotar que el siglo del barroco en Mfco fue de perseanci6n alcuito de la Vkgen de Guadalupe, por sus implicaciones criollistasEllo explica la devocin -autorizada por la jerarquia eclesistica-aJ, galardn del cielo para la evangelizacin americana, que podfaexhibirse como estrelln del Per, adomando las fachadas de tem-plos enbultos de piedra, enesculturasy, finalmente, en esplndi-das pinfuras y sennones barrocos de escritores criollos. Entoncesse convirti6 enbandera del cnollismo." (1998 184) to.

    Justamente, la antinomia reiterada "aquesta Amrica/nuestra Europa", y la paradoja (la ambigtedad) de un ha-blante sujeto que exalta un universo ("aquesta Amrica")ajeno a la comunidad discursiva cuya pertenencia reivindi-ca ("nuestra Espafla"), no dejan de plantear el problema desu posici6n con respecto a la cuestin colonial. Un elementodel prlogo parece prestarse particularmente a la dilucida-cin de esta incgnita: el tratamiento estilfstico de la temti-ca imperial. No quisiera yo negar el contenido semnticodifuso del trmino hasta el siglo XVIII (Pagden 1'995 :12), nisu empleo reticente para caracterizar a Espafra y sus Pose-siones de ultramar2l. Tomando en cuenta este contexto, meparece sin embargo que la presencia del trmino en el Prlogo

    Y sigue: "Esta fue una preparaci6n para el guadalupanismo mexicano que, apartir de 1737, cuando se nombrd a la Guadalupe como patrona de Mxico,comienza su camino a convertirse en aglutinadora del nacionalismo mexica-no [ . . . ] " (1998: 185).Se suele preferir la denominacin de "monarquia". En cambio, "imperio" convieneperfectamente para designar sistemas ms aleiados: asi, en su obra historiogrficalo usa Xrmnez, para caracterizar las federaciones prehispnicas (de hecho, en estecaso, habla tanto de monarquia como de imperio: "aqueste imperio quich y meii-cano" (1,128) "aquesta monarquia de los indios quichees" (I, 129).

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    no es totalmente inocua (o ingenua), y me atrevo a interpretarlacomo contradiscurso. En una estrategia consciente o no/ se oPe-ra un vaciamiento del trmino de su contenido politico (colo-nial) concreto, borrando por lo tanto la presencia espaflola, y sulegitimidad : "[...] aquesta inmensa quarta parte de el mundo,todo lo qual el Divino Esposo hacedor de todo, sujet6 al irnpe-rio de su querida Esposa Rosa" (44), "Y pues el Divino Autor[...]las sujetd al imperio, y mando de su querida y singular Es-posa Rosa 1...1" (44). Aparentemente remitido a la esfera de losagrado, ese emplen es entonces tambin suscept ible("subliminalmente") de una interpretacin ms terrenal: la exal-tacin de una perspectiva autnoma sobre Amrica. De estecontinente se subraya a saciedad la inmensidad (por ejemplo :"no sin furrdamento se podia dudar si era cada Prov[incia] otrcrnuevo mundo") (44), abrindose, aunque no llega a formular-se,la posibilidad de una nueva propuesta politica, que no im-plique el mismo tipo de subalternidad.

    Expresa explicitamente la obra un cuestionamiento delorden colonial espaflol, del que deuuncia la brutalidad. Sinembargo, no es, ni mucho menos, la tonalidad que prevale-ce: se aleja radicalmente la Historia natutnl del ambiente depolitiqueria y de miedos difusos y constantes (a terrenrotosfisicos y administrativos), propio del mundo urbano colo-nial tal como lo evoca la Historia de ls Proaincia de Chinpn,cuya redaccin es probablemente inmediatamente anterior,por no decir paralela (Rodriguez Cabal 7986,59-6q. Ningtinprograma efectivo de acci6n, futuro o presente enla Historinnatural, ninguna base social evocada que permita su realiza-ci6n: el planteamiento americanista de la obra Permaneceut6pico, espacio textual fuera de lugar, fuera del tiempo.

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    HerediaEUNA2002