Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

111
Crónicas del Indio Acostado: historias de despojo en San Juan de Arama Nathalia Guerrero Duque Trabajo de grado para optar por el título de Comunicadora Social con énfasis en Periodismo Director Juan Camilo Maldonado Tovar Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Comunicación y Lenguaje Comunicación Social Bogotá, D. C. 2015

Transcript of Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

Page 1: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

Crónicas del Indio Acostado: historias de despojo en San Juan de Arama

Nathalia Guerrero Duque

Trabajo de grado para optar por el título de Comunicadora Social

con énfasis en Periodismo

Director

Juan Camilo Maldonado Tovar

Pontificia Universidad Javeriana

Facultad de Comunicación y Lenguaje

Comunicación Social

Bogotá, D. C.

2015

Page 2: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

FICHA TÉCNICA DEL TRABAJO

Autor: Nathalia Guerrero

Campo profesional: Periodismo

Asesor del trabajo: Juan Camilo Maldonado

Título del trabajo de grado: Crónicas del Indio Acostado: historias de despojo en San

Juan de Arama

Tema central: Proceso de despojo de tierras en Colombia

Subtemas afines: Tenencia de tierras, restitución de tierras, conflicto agrarrio.

Fecha de presentación: 1 de junio de 2015

Page 3: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

RESEÑA DEL TRABAJO DE GRADO

Objetivo o propósito central del trabajo:

Comprender el proceso de despojo en San Juan de Arama desde sus diferentes aristas, a partir

de los relatos de los habitantes sanjuaneros víctimas de este hecho victimizante, los cuales en

conjunto representan diversos perfiles que completan el panorama de despojo en la

población.

Contenido

1. Agradecimientos

2. Introducción

- Planteamiento del problema

- Justificación del problema

- Preguntas de investigación

- Objetivos de investigación

- Objetivo general y específicos

3. Metodología

4. Cronograma

5. La tierra y la guerra: Marco conceptual

- Despojo

- Tenencia de tierras

Page 4: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

- Conflicto agrario

- Restitución

6. San Juan de Arama: la tierra del Indio Acostado

7. Crónicas del Indio Acostado: historias de despojo en San Juan de Arama

- Doble huida

- Volver

- Al lado del río Güejar

- Acá sigo

- El fin de la paz

Autores principales

1. Alejandro Reyes

2. Absalón Machado

3. Darío Fajardo

4. Francisco Gutiérrez Sanín

5. Gonzalo Sánchez

6. Marisol Gómez

Conceptos clave

1. Despojo

2. Tenencia de la tierra

Page 5: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

3. Conflicto agrario

4. Restitución

Proceso metodológico

1. Revisión del estado del arte

2. Definición del problema

3. Definición de los ejes conceptuales

4. Construcción del marco conceptual

5. Estudio previo acerca de las posibles historias de despojo

6. Trabajo de campo en el pueblo de San Juan de Arama

7. Realización de las entrevistas

8. Selección de las entrevistas

9. Transcripción de las entrevistas

10. Realización de las crónicas

Presentación de los autores principales trabajados en la investigación

El primer autor por medio del cual me aproximo a los conceptos escogidos es a través de

Alejandro Reyes y sus textos Guerreros y Campesinos (2009) y La violencia y el problema

agrario en Colombia (1987). Este autor ha dedicado su vida a entender cómo la tierra es el

factor de mayor importancia en el caso del conflicto colombiano, y ahí derecho cómo se

Page 6: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

circunscriben conceptos como reformas agrarias, restitución de tierras, tenencia de la tierra,

y cómo los actores se definen alrededor de estas dinámicas.

El antropólogo Francisco Gutiérrez Sanín también es un autor pilar de mi investigación,

pues en sus texto Propiedad, seguridad y despojo: el caso paramilitar (2014), el autor se

aproxima a la dinámica de la apropiación de la tierra en el país, es decir, la relación del

colombiano con la tierra, y en este caso se enfoca en la afectación de esta dinámica por

parte de los grupos paramilitares.

A pesar de no ser un autor específico, un texto clave para la fundamentación de mi trabajo

es una producción del Centro de Memoria Histórica que se llama El despojo de tierras y

territorios: una aproximación conceptual (2009). Como su título lo indica, el texto trata de

definir el concepto de despojo y de abandono de tierras, y cómo estos conceptos y su

aplicación en la historia del país se consideran fenómenos que afectan las relaciones

sociales y políticas que se tienen frente a un territorio. También se esfuerza en hacer una

división de las modalidades de despojo.

Aunque durante el marco conceptual no se mencionan, los autores Marisol Gómez y

Alfredo Molano fueron importantes para la realización del producto, pues sirvieron como

inspiración y guía narrativa para lograr lo que yo deseaba al final: relatos vividos acerca de

la problemática escogida, narrados en primera persona. A través de trabajos como

Desterrados (2005) de Molano, o Desterrados, las cicatrices de la guerra en Colombia

(2001) de Gómez, pude guiarme hacia lo que deseaba narrativamente.

Page 7: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

Reseña del trabajo

A primera vista, este trabajo de grado se puede ver como otra de las tantas profundizaciones

que se han hecho para tratar de sacar conclusiones respecto a una de las problemáticas más

latentes de nuestro país, que es el conflicto existente en la relación que tiene el hombre con

la tierra en Colombia. El trabajo se preocupa al inicio por las causas de la violencia en

Colombia, y escoge la tierra como una de las principales razones por las que nuestro país

lleva casi seis décadas sumergido en una guerra interna.

El trabajo empieza a desarrollarse a partir de cuatro bases conceptuales, cuatro términos que

guían el camino para el producto final: despojo, tenencia de la tierra, conflicto agrario y

restitución. A partir de una revisión del estado del arte se intentan definir estos cuatro

términos, sustentar su importancia para el producto final de este proyecto de grado, y aterrizar

cada término al contexto colombiano.

Sin embargo con el producto final, el trabajo da un giro inesperado y deja de ser la típica

indagación sobre la tierra como conflicto en el país, pues con estos conceptos claros en la

cabeza, y con un entendimiento mucho mayor de lo que ha significado y significa el proceso

de despojo de tierras en nuestro país, realizo un proceso de campo en una zona casi por

completo inexplorada, de la que se ha escrito muy poco, que es el pueblo de San Juan de

Arama, ubicado en el departamento del Meta.

Page 8: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

El trabajo, en vez de volverse una discusión en una sola vía acerca de conceptos y dinámicas

que ya se han repasado varias veces acá en el país, trata sobre cómo ocurren estos mismos

procesos en un pueblo pequeño en el Meta, que está ubicado en una de las zonas más

conflictivas del país. El formato de narración escogido para estas historias de despojo son

crónicas en primera persona, que se lograron gracias a un proceso de entrevistas realizadas

en el pueblo, con víctimas principalmente de despojo de tierras, que accedieron a contar sus

historias.

Los relatos entonces explican el proceso de despojo en San Juan de Arama, ubicado temporal

y espacialmente en el pueblo, exponiendo el panorama de esta problemática y los diferentes

ejes que se atraviesan en la realidad de este concepto, gracias a la diversidad de las historias.

Narcotráfico, secuestro, asesinatos selectivos, desplazamientos, despojo de bienes y

reclutamiento de menores, son algunas de las problemáticas paralelas que se encuentran

circunscritas en el proceso de despojo de tierras en este pueblo.

A la final, este trabajo explora una zona inexplorada hasta ahora, y se preocupa por generar

un documento que muestre de la manera más fiel cómo ha sido la dinámica en este pueblo,

de uno de los hechos victimizantes más comunes en nuestro país, como lo es el despojo.

Page 9: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

CONTENIDO

1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................ 1

Agradecimientos

Quiero agradecer, anteponiéndolos frente a todos los pensamientos que se me puedan cruzar,

a mi familia. Gracias por la vida que se han esforzado por darme, por cada día de crianza, y

por siempre ser capaces de darme una nueva oportunidad. Cada semestre fui muy consciente

del esfuerzo que todos hicieron para mantenerme en esta universidad, y siempre traté de

retribuirles en lo académico. Ahora se viene una nueva etapa que ya ha ido empezando, y

quiero hacerlos muy orgullosos con todo lo que haga de ahora en adelante.

Quiero agradecer a mi tutor de tesis Juan Camilo. No solo por ser mi tutor de tesis, sino mi

jefe, mi editor, mi consejero, y sobre todo mi amigo. Desde que te conozco has acompañado

muchos de los procesos más importantes de mi vida, y espero honestamente seguir estando

hombro a hombro contigo, al frente de ese barco Vice que tenemos que timonear con todos.

Gracias por la paciencia estos meses, y por los regaños, al fin lo logramos.

Quiero agradecer a Marisol, a Don Orlando, a Gabriel, a Melco y a Lizardo, los protagonistas

de este trabajo, el producto final de todo este esfuerzo. Gracias por haberme abierto las

puertas de sus casas, por haberse esforzado en poner un puesto más en la mesa para mí, por

dedicarme su tiempo, y sobre todo por abrirse y haberme dejado escuchar las historias de sus

vidas. Historias que no son fáciles de contar, y que duelen recordar muchas veces. Gracias

por los momentos íntimos, esos segundo fugaces donde los vi de frente y me vieron de frente,

y nos dolió este país de la misma forma, sin que dijéramos nada, pero entendiendo todo.

Page 10: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

Y gracias por último a San Juan de Arama, la tierra en la que me hubiera gustado nacer.

Este trabajo va dedicado a este pueblo, se lo debía.

Page 11: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

1

1. Introducción

A comienzos de marzo de 1998 me devolvía con mi familia de nuestra finca en los Llanos

Orientales y nuestro vehículo quedó atrapado en el segundo retén que planeó alias “Romaña”,

cerca a los túneles de Monterredondo, en el municipio de Guayabetal. Tenía seis años y no

entendía por qué tuve que quedarme esa tarde más de seis horas debajo de diferentes carros

con mi cara contra el pavimento, escuchando el silbido de las balas provocadas por el fuego

cruzado entre lo que luego distinguiría como la guerrilla de las Farc y las Fuerzas Militares,

a pesar de que debajo del carro para mí todas las botas eran iguales. Ese día bajo las órdenes

de “Romaña” sus hombres asesinaron a dos civiles y secuestraron a otros 32 en lo que los

medios de comunicación empezaron a bautizar como “pescas milagrosas”, una mezcla entre

retenes guerrilleros y secuestro, nueva forma de financiación para las Farc y nuevo factor de

miedo para la gente que se movilizaba por las vías terrestres de Colombia.

Nuestra finca en los Llanos está ubicada en San Juan de Arama, un municipio de 9.200

habitantes, mejor conocido como “la puerta de entrada a la Sierra de la Macarena” o “la tierra

del Indio Acostado”. San Juan de Arama se sitúa dentro de una zona denominada el Ariari

Guayabero. Para la época de la toma guerrillera, en 1998, en la región se ubicaron los frentes

7, 26, 27, 40 y 43 de la guerrilla de las Farc.

Ese día, cuando llegamos a Bogotá después de salir ilesos de aquella pesca milagrosa, se

trazó una marca de realidad en mi vida, y comprendí que mi país se encontraba en guerra, y

no en una guerra contra otro país, sino en guerra consigo mismo.

Page 12: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

2

El episodio determinó la forma en las que fui comprendiendo al país, y a este se le fueron

sumando más. Después de volver al pueblo, la situación estuvo lejos de mejorar, y cada visita

era una cifra diferente de la gente que había sido asesinada, secuestrada o desplazada.

Asesinaban vecinos, hijos de amigos, o vendedores conocidos por todo el pueblo. No puedo

decir que fuimos víctimas directas de la época guerrillera y paramilitar de San Juan de Arama,

pero al menos sé con certeza que fuimos víctimas secundarias. Caímos en una toma

guerrillera, nos abstuvimos de ir en algunas épocas, fuimos a funerales, lloramos varios

muertos y años después casi nos convertimos en víctimas de despojo por parte de grupos

paramilitares. Tuvimos miedo muchos años. Y es el miedo el común denominador, el hilo

más básico que nos enhebra a todos como víctimas en este país.

Los recuerdos en San Juan de Arama se terminaron convirtiendo en una preocupación

constante por entender la violencia de este pequeño pueblo, ubicado entre territorios

estratégicos para los grupos insurgentes. Comencé a buscar documentos sobre el tema, y al

ver que esta era una violencia que muy pocos habían intentado retratar, y que el pueblo tenía

muy poca visibilización en el panorama nacional, decidí hacer mi trabajo de grado sobre San

Juan de Arama para rescatar un pedazo de su memoria. A través de ella, quise construir una

óptica que permitiera comprender las dinámicas violentas del pueblo, y más allá de eso, que

visibilizara la historia de un pueblo que ha permanecido invisible durante mucho tiempo. Veo

mi trabajo como parte de la oportunidad actual que está teniendo el país de resarcir su

violencia y reparar a sus víctimas, siendo un documento que honre a sus habitantes y a su vez

sirva como herramienta para contribuir a su reparación.

Page 13: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

3

Basándose en la Ley de víctimas y restitución de tierras, la Unidad de Víctimas se ha

encargado de tipificar la violencia en nuestro país con cifras contundentes, y ha distinguido

trece hechos victimizantes, trece mecánicas que siguen reproduciendo la violencia en

Colombia. Estos son el abandono o despojo forzado de tierras, los actos terroristas, las

amenazas, los delitos contra la libertad y la integridad sexual, la desaparición forzada, el

desplazamiento, el homicidio, las minas antipersona, la pérdida de bienes muebles o

inmuebles, la tortura y el reclutamiento infantil.

De estos trece hechos victimizantes decidí que mi trabajo de grado se centraría

específicamente en el despojo ¿Por qué escoger el despojo? Si se revisan las cifras históricas

que tiene el Registro Único de Víctimas sobre despojo en el Meta, se encuentran solo 332

casos. Si se comparan estos números con las cifras por desplazamiento en el departamento,

190.205 casos hasta 2014, la diferencia es abismal. En muchos casos de desplazamiento

forzado existe el despojo de tierras, pero las víctimas no se registran por este último hecho

victimizante debido a desinformación. En este sentido, resulta importante visibilizar un tipo

de violencia que desconocen las víctimas en el momento de registrarse.

Este hecho victimizante puede ser causado por varios motivos. Puede que sean problemáticas

causadas por el control del territorio, o luchas por dominar los recursos naturales de la región,

o vías de acceso para narcotráfico, o las tres dinámicas juntas, recrudeciendo el conflicto por

la tenencia de la tierra. Si a esto le sumamos una frágil consolidación de los conflictos en las

regiones, y una irregularidad en la titulación de tierras por todo el territorio, esto genera una

mezcla de dinámicas que favorecen por todo lado el despojo.

Page 14: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

4

Ahora, muchos años después, hemos vuelto a hablar de paz, y necesariamente debíamos

hablar de tierra. No gratuitamente fue este el primer punto a discutir en las negociaciones de

paz de La Habana, en donde se recogieron todos los temas que relacionaban de una manera

u otra a la tierra y sus problemáticas en nuestro país, y se concluyeron implementaciones

como un fondo de tierras gratuito para la población campesina, créditos y subsidios más

completos para la compra de terrenos y procesos de reconversión en el uso de la tierra.

También consideraron importante delimitar por fin la frontera agrícola, e incluir a los

campesinos en una mayor participación a la hora de hacer un reordenamiento territorial. Si

actualmente estamos volviendo a hablar de tierra, ¿por qué no realizar un trabajo que hable

sobre ella?

Dicho todo lo anterior, el problema que va a intentar responder este trabajo de grado es

entender cómo se dio el proceso de despojo en el pueblo de San Juan de Arama durante

finales de la década de los noventa y los primeros años de 2000, a partir de la recopilación

de relatos de los habitantes del pueblo que de alguna u otra manera estuvieron involucrados

con este proceso. El trabajo se compone básicamente de un producto, cinco crónicas narradas

en primera persona después de varias entrevistas exhaustivas con los habitantes del pueblo,

que cuentan desde diferentes posiciones y con la vivencia de diversas problemáticas el

proceso de despojo en el pueblo. Con esto me refiero no solo a los actores que estuvieron

involucrados, sino a las modalidades de despojo que predominaron en el pueblo, el uso de la

tierra antes y después de que fuera despojada, las irregularidades en la titulación de la tierra,

la historia de desplazamiento de las víctimas, la restitución de la tierra (en el caso de que

haya sucedido), y la situación (tanto legal como informal) del terreno hoy en día.

Page 15: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

5

Mi trabajo de grado adquiere un valor periodístico debido a la investigación y al trabajo de

campo realizado, un periodismo de inmersión de casi un mes, en donde a partir de historias

reales de primera mano, se construyeron relatos en primera persona, crónicas periodísticas

que sirven como registro, y como un producto relacionado con mi énfasis.

Antes de escuchar y entender estas historias, construí una base conceptual a partir de diversos

autores y entidades como Centro de Memoria Histórica, el Incoder, el Instituto Geográfico

Agustín Codazzi, Alejandro Reyes, Marisol Gómez, Absalón Machado, Darío Fajardo,

Francisco Gutiérrez Sanín y Gonzalo Sánchez, para comprender el despojo empezando por

sus antecedentes desde inicios del siglo pasado, las reformas que influenciaron y afectaron el

departamento del Meta, los conflictos en la tenencia de la tierra en este territorio, la

confluencia de grupos al margen de la ley en el pueblo durante distintas épocas, el problema

de titulación de sus tierras y el enfrentamiento entre estos grupos por el control del pueblo, y

cómo este enfrentamiento afectó y determinó la relación de sus habitantes con el suelo que

pisan.

Luego de jerarquizar los logros que pretendía con este trabajo de grado, decidí que el objetivo

principal de mi trabajo iba a ser la comprensión del proceso de despojo en San Juan de Arama

desde sus diferentes aristas, a partir de los relatos de los habitantes sanjuaneros víctimas de

este hecho victimizante, los cuales en conjunto representan diversos perfiles que completan

el panorama de despojo en la población.

A partir de este gran objetivo, desglosé cuatro objetivos secundarios:

Page 16: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

6

- Comprender la relación de tenencia de la tierra que se ha desarrollado en San Juan de

Arama, y los usos legales e ilegales que perpetradores y despojados le han dado a

esta.

- Comprender cómo se ha llevado a cabo el proceso de despojo en San Juan de Arama,

teniendo en cuenta actores, modalidades, titulaciones y nuevos usos de la tierra.

- Entender el conflicto agrario en nuestro país a través de diferentes autores y distinguir

las causas que llevaron a esto sobre todo en el departamento del Meta, más

específicamente en San Juan de Arama.

- Poder definir el concepto de restitución como proceso y comprender cómo se ha

llevado a cabo en San Juan de Arama en los últimos años.

Sin embargo, más allá del compromiso que adquirí desde el inicio de esta carrera por hacer

un trabajo de grado, si examino las razones verdaderas de esto que estoy haciendo, la más

grande es una sensación, un sentimiento de que le debo esto a San Juan de Arama. A pesar

de no haber nacido en el pueblo, y de no haber vivido más que las temporadas vacacionales

en el lugar, San Juan de Arama se ha convertido para mi familia en el lugar en donde todos,

imaginando un futuro ojalá lejano, queremos terminar nuestros días. En su reciente novela,

La Oculta, uno de los personajes que crea el autor Héctor Abad Faciolince suelta la siguiente

frase: “Jon me enseñó qué quiere decir nostalgia. Nostos en griego me dijo es ‘regreso’, y

algia ‘dolor’, así como mialgia es dolor de los músculos, así mismo nostalgia es el dolor del

regreso. Todos los viajes, todos mis viajes, son viajes de regreso”. Así me siento cada vez

que vuelvo a San Juan, como regresando a lo que soy. Porque en ese lugar crecí, en ese lugar

vi construir, pero sobre todo, vi y entendí, de primera mano, lo que significaba la violencia

Page 17: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

7

de mi país, algo que muchos jóvenes de mi edad siguen sin entender, creyéndolo algo ajeno

a las calles y carreras que transitan en la ciudad.

Esta vez quise hacer un viaje de regreso físico, palpable. Un viaje de regreso donde no solo

regreso yo, sino que me llevo de la mano a muchas personas, que me cuentan sus recuerdos,

sus angustias y dolores frente a una problemática tan latente como lo es el despojo. Es un

viaje de regreso al que no estoy obligada, pero que quiero hacer en honor a un pueblo en el

que, sin importar lo convulsionado de sus días en el pasado, siempre encontré un pedacito de

remanso.

1. Metodología

Page 18: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

8

Este proyecto se inscribe en la modalidad producto. En este caso el producto consiste en

cinco crónicas narradas en primera persona, en las que cinco personajes diferentes narran sus

historias de despojo, exponiendo al mismo tiempo otras problemáticas que rodean este hecho

victimizante, ya sean como causa o consecuencia de este. Por esto mismo, el enfoque de este

trabajo de grado es netamente cualitativo.

Según Roberto Hernández Sampieri, Carlos Fernández Collado, y Pilar Baptista Lucio

(2006), el enfoque cualitativo de una investigación se define como:

Un conjunto de prácticas interpretativas que hacen al mundo visible, lo transforman y

convierten en una serie de representaciones en forma de observaciones, anotaciones,

grabaciones y documentos. Es un enfoque naturalista (porque estudia a seres vivos en su

ambiente natural) e interpretativo (pues intenta encontrar sentido a los fenómenos en términos

de los significados que las personas les otorguen).

Otra descripción sobre las investigaciones cualitativas es que se fundamentan en procesos

inductivos, es decir, se exploran y se describen realidades individuales para poder llegar a

una perspectiva más general. Por esto mismo es que este trabajo escogió como metodología

la entrevista a profundidad, debido a que esta lo que hace es una exploración minuciosa de

un caso específico (ya sea una situación, una persona, una historia, etc.), la cual se puede

hacer repetidas veces dentro de una población para exponer un fenómeno determinado en

una perspectiva amplia. Es como tratar de enfocar el mismo panorama parándose desde

distintas posiciones.

En el libro de Metodología de la Investigación, los mismos autores ejemplifican el carácter

inductivo de la investigación cualitativa: “en un típico estudio cualitativo, el investigador

entrevista a una persona, analiza los datos que obtuvo y saca algunas conclusiones;

Page 19: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

9

posteriormente, entrevista a otra persona, analiza esta nueva información y revisa sus

resultados y conclusiones; del mismo modo, efectúa y analiza más entrevistas para

comprender qué busca. Es decir, procede caso por caso, dato por dato, hasta llegar a una

perspectiva más general”. Así, de igual forma, se realizó el producto de este trabajo de grado.

Estos cinco personajes contaron con las siguientes características. La primera de ellas es que

accedieran a contar sus experiencias, algo a lo que no todos los habitantes del pueblo

estuvieron dispuestos ya fuera por miedo, por desconfianza, o porque simplemente se trata

de realidades difíciles de vivir y de contar. Segundo que los cinco personajes realizaron su

debido registro en la Personería como víctimas, pero no como víctimas de despojo, debido

a la desinformación que se explicó previamente en la introducción. Sin embargo todos hacen

parte del registro, y de alguna manera u otra hacen parte del proceso de reparación y

restitución de tierras por parte del Gobierno. Tercero que fueran historias de despojo que

provinieran de diferentes veredas en San Juan de Arama: Monserrate Alto, Monserrate Bajo,

Los Micos, Bocas del Zamza, etc. para que las historias no solo se distanciaran

territorialmente sino narrativamente, y expusieran dinámicas diversas para poder ampliar el

panorama del despojo.

Existe una razón adicional por la que se escogió la entrevista a profundidad como

metodología principal de este trabajo de grado, y es de peso periodístico. Las entrevistas

presenciales pueden llegar a ser experiencias muy íntimas entre la persona entrevistada y el

entrevistador, de las cuales no solo se recoge el testimonio de la persona; el entrevistador

queda también empapado de los gestos, expresiones, costumbrismos y formas propias de la

persona entrevistada, y así se puede hacer una imagen mental mucho más certera del

Page 20: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

10

personaje, o sumergirse más en la historia que se está narrando. Todos estos elementos a su

vez constituyen herramientas que ayudan a la construcción de los relatos de este trabajo, pues

las narraciones no solo van directo a la historia, sino que están llenas de detalles que

enriquecen la lectura, enriquecen el panorama del departamento del Meta de San Juan de

Arama y de los cinco protagonistas de este producto.

Convertir una entrevista en un relato como los que se encuentran en este trabajo de grado

requiere de todo un proceso, y fue todo un reto. Al llegar al pueblo durante los casi 30 días,

lo primero que se hizo fue contactar a los habitantes en el pueblo de manera directa, yendo

por ejemplo al barrio La Macarena (donde el Gobierno donó 49 casas a la gente desplazada

del pueblo) a presentar el trabajo de grado, buscando gente que hubiera perdido sus tierras y

estuviera dispuesta a contar su historia. En algunos casos un personaje remitía a otro, y así

sucesivamente.

Las entrevistas fueron realizadas en las casas de los personajes, y duraban en promedio hora

y media, tiempo en donde les hacía un cuestionario exhaustivo para entender la situación del

personaje antes, durante y después del despojo. Luego de esto se transcribieron las

entrevistas, entendiendo no solo toda la línea del tiempo y los movimientos del personaje,

sino teniendo en cuenta sus muletillas, sus costumbrismos y su tono de voz, todo lo que

pudiera tener en cuenta para poder construir un personaje real a la hora de escribir los relatos.

De esta manera empecé con ellos, poniendo especial atención en que la historia fuera fiel a

la entrevista, adquiriendo un tono específico para cada personaje y preocupándome porque

en cada historia se notara la problemática que rodeaba el proceso de despojo en cada caso,

Page 21: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

11

por ejemplo reclutamiento infantil, el negocio de la coca, asesinatos selectivos, secuestro,

etc.

Más que a una hipótesis, esta investigación va a intentar responder a una pregunta, como es

lo propio de las investigaciones cualitativas. Pero la va a responder a través de un producto,

con el que solo se va a aportar una visión respecto a la problemática, una posición.

Page 22: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

12

2. Cronograma

1 de febrero – 15 de marzo: Desarrollar Marco conceptual e introducción.

15 de marzo a 10 de abril: Revisión y correcciones Marco conceptual.

10 de abril al 25 de abril: Construcción de la entrevista

27 de abril a 30 de abril: Construcción de la entrevista y viaje para trabajo de campo.

1 de mayo a 22 de mayo: Trabajo de campo y escritura de las crónicas

22 de mayo a 1 de junio: Correcciones finales y finalización de la tesis.

Page 23: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

13

3. Marco conceptual: la tierra y la guerra en Colombia

Antes de la realización de mi producto, decidí cimentar mi trabajo de grado en la

aproximación conceptual hacia cuatro conceptos que considero clave para este y son: la

tenencia de la tierra, el conflicto agrario, el despojo y la restitución. A pesar de que el despojo

es el concepto principal, le rindo igual importancia al resto de conceptos, pues el primero

contextualiza cómo ha sido la relación que hemos tenido los colombianos con la tierra a

través de la historia; el segundo revisa las causas que generando y siguen reproduciendo el

conflicto agrario en Colombia; el tercero es una de las consecuencias de este conflicto agrario

y el centro de este trabajo de grado, y el cuarto término trata de exponer de qué manera se ha

tratado de resarcir una de las complicaciones de nuestro conflicto agrario como lo es el

despojo en nuestro país.

Tenencia de la tierra

El concepto de tenencia de la tierra, y más específicamente el concepto de “tenencia”, se

remonta a la época del feudalismo inglés. Una palabra cuya raíz etimológica viene del latín

posidere, que significa poder. Comentado [PM1]: Palabra en latín cuál es?

Page 24: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

14

El hecho de poseer la tierra se puede ver desde varias posiciones, por ejemplo la legal, con

el autor John W. Bruce, quien afirma que como término legal la tenencia de la tierra implica

el “derecho a poseer tierras, en lugar del simple hecho de tenerlas” (Bruce, 2000, p. 1). Más

allá de eso, la tenencia se refiere a “los términos bajo los cuales se posee algo, es decir, los

derechos y obligaciones del poseedor” (Bruce, 2000, p. 1), toda una posesión integral y

responsable. Bruce especifica afirmando que “una persona puede tener derechos legales

sobre tierras o recursos sin que esto implique que tomó posesión” (Bruce, 2000, p. 1), pues

hay muchas maneras legales de tener una tierra, pero solo una para poseerla, que es mediante

la obtención de una figura legal que represente la tierra, es decir, las escrituras. En resumen,

esto sería tener el “requisito de tener derechos totales sobre la tierra” (Bruce, 2000, p.1).

Eso de derechos totales sobre la tierra lleva inscrito de por sí, una tenencia segura de esta, en

la que ni personas físicas o legales, y ni siquiera el Estado, puede interferir con la tenencia

de la tierra de un individuo.

Así como se expuso antes, la tenencia se refiere a términos de posesión, es decir, que

necesariamente atraviesa muchas variables relacionadas con la tierra:

Un sistema de tenencia sólo puede entenderse en relación a los sistemas económicos,

políticos y sociales de los que es producto y con los que interactúa. Los sistemas de

tenencia pueden caracterizarse de acuerdo al país o tipo de sistema económico en el

que se insertan, como formales creados por estatuto legal o informales no escritos,

tradicionales; o como importados o indígenas. (Bruce, 2000, p. 2)

Es igual de importante tener en cuenta para este trabajo de grado la definición que la

Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) le

adjudica a este término: “la relación […] entre personas, en cuanto individuos o grupos, con

Comentado [PM2]: REDACCION

Page 25: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

15

respecto a la tierra (FAO,2003, p. 9)”. Como toda relación, esta también tiene sus reglas del

juego, establecidas por cada sociedad. Cada una determina cómo serán los derechos de

propiedad de la tierra en sus territorios, y cómo se va a utilizar la tierra, cómo se va a transferir

y cómo se va a dividir.

De igual manera, la FAO enlista las diferentes modalidades de tenencia de la tierra, que

aterrizadas a una estructura agraria real, siempre se encuentran entremezcladas:

- “Privada: asignación de derechos a una parte privada, que puede ser un individuo, una pareja

casada, un grupo de personas o una persona jurídica, como una entidad comercial o una

organización sin fines de lucro. Por ejemplo, dentro de una comunidad, las familias

individuales pueden tener derechos exclusivos a parcelas residenciales, parcelas agrícolas y

algunos árboles. Otros miembros de la comunidad pueden quedar excluidos de la utilización

de estos recursos sin el consentimiento de quiénes ostentan los derechos.

- Comunal: puede existir un derecho colectivo dentro de una comunidad en que cada miembro

tiene derecho a utilizar independientemente las propiedades de la comunidad. Por ejemplo,

los miembros de ésta pueden tener derecho a llevar su ganado a un pastizal común.

- De libre acceso: no se asignan derechos específicos a nadie, ni se puede excluir a nadie. En

este contexto se suelen incluir las actividades marinas, en que el acceso a alta mar está

generalmente abierto a todos; pueden incluirse también los pastizales, bosques, etc., cuando

todos gozan de libre acceso a los recursos (una diferencia importante entre libre acceso y

sistema comunal es que en virtud de este último quienes no son miembros de la comunidad

están excluidos de la utilización de las áreas comunes).

- Estatal: se asignan derechos de propiedad a una autoridad del sector público. Por ejemplo, en

algunos países las tierras forestales pueden quedar bajo mandato estatal, sea el poder central,

o un gobierno descentralizado (FAO,2003, pág 10)”.

-

Tanto Bruce como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la

Agricultura se refieren al hecho de la tenencia de la tierra como un “haz de derechos”, ¿por

qué? Esto es debido a que sobre un terreno se pueden tener multiplicidad de derechos, y no

necesariamente tienen que estar titulados a la misma persona. Dependiendo de la estructura

de tenencia, estos derechos se pueden compartir entre el propietario de la tierra y más

Page 26: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

16

individuos, alrededor de acuerdos de aparecería (contrato en el que un propietario cede la

explotación de su terreno a un segundo, a cambio de un porcentaje de lo producido), de

arrendamiento, de hipoteca, de compra de mejoras, etc.

La FAO simplificó todos estos derechos, y los clasificó en tres categorías, derechos de uso

de la tierra, derechos de control de la tierra y derechos de transferencia:

- “Derechos de uso: derechos a utilizar la tierra para el pastoreo, producción de cultivos de

subsistencia, recolección de pequeños productos forestales, etc.

- Derechos de control: derechos a tomar decisiones sobre la forma de utilizar la tierra, en

particular a decidir qué cultivos deben plantarse y a beneficiarse financieramente de la venta

de los cultivos, etc.

- Derechos de transferencia: derecho a vender o a hipotecar la tierra, a cederla a otros mediante

reasignaciones intracomunitarias, a transmitirla a los sucesores mediante herencia y a

reasignar los derechos de uso y control (FAO,2003, pág 12)”.

Todos estos derechos relacionados con la tierra, su uso, su distribución y su control es lo que

hace tan complejo el concepto de tenencia, pues hay derechos que son formales (o sea, que

se traducen en formas legales y son plenamente reconocidos por el estado), otros que son

informales y simplemente se acuerdan hablando entre partes, con el riesgo de ser incumplidos

en algún momento determinado.

“En algunos casos, los derechos de propiedad informales son ilegales, es decir, representan

una infracción a la ley. Un caso extremo es el de los invasores que ocupan un lugar en

contravención de un aviso de desahucio. En muchos países, los casos de tenencia ilegal se

producen por deficiencias del sistema legislativo. Por ejemplo, la legislación define algunas

veces el tamaño mínimo de una explotación, mientras que en la práctica éstas son a veces

mucho más pequeñas debido a subdivisiones informales realizadas entre los herederos. Los

derechos de propiedad pueden ser también ilegales debido a su utilización, por ejemplo, la

conversión ilícita de tierras agrícolas para actividades urbanas (FAO,2003, pág 13)”,

Page 27: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

17

Para el autor Hernán Echavarría la tierra es el recurso natural más valioso que tiene el país.

Si esta es el recurso más valioso, su acaparamiento, su valorización y su mala distribución va

a incidir inmediatamente de manera negativa en la población del país, sobre todo el sector

campesino, que es el que trabaja la tierra. Para Echavarría el panorama que se ve en todo el

país es preocupante:

Los dueños de la tierra rural poseen mayor extensión de la que ellos mismos pueden

trabajar, lo que los obliga a dejar grandes zonas incultas o semi-incultas. Nos

sorprendemos entonces de que la producción agrícola sea escasa, echándole la culpa

a la falta de incentivos a la agricultura. Por igual motivo la tierra alrededor de las

ciudades está acaparada en espera de valorización, cuando la población marginada

tiene que levantar sus viviendas en los cerros, a donde los servicios no pueden llegar.

(Echavarría, 1996)

La afirmación se sostiene en cifras. El índice GINI de tierras en Colombia está en un 0.87,

cuando 1 es el máximo indicador de tenencia o concentración de tierras en pocas manos. La

FAO afirma que hay aproximadamente 2.600 millones de hectáreas aptas para cultivar que

no están siendo aprovechadas. De estas 2.600 hectáreas, la mayoría se encuentra concentrada

en siete países: Congo, Angola, Sudan, Argentina, Bolivia, Brasil y Colombia.

Esta desigualdad de tenencia en la tierra colombiana se traduciría en las siguientes cifras:

- 86,3% de los propietarios tienen 8,8% de la superficie con propiedades de menos de

20 hectáreas.

- 10,7% de los propietarios tienen 14,6% de la superficie con propiedades de entre 20

y 100 hectáreas.

- 2,6% de los propietarios tienen 14% de la superficie con propiedades de entre 100 y

500 hectáreas.

Page 28: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

18

- 0,4% de los propietarios tienen 62,6% de la superficie con propiedades de más de 500

hectáreas. (Oficina Internacional de Derechos Humanos – Acción Colombia, 2013)

Es innegable la vinculación que tiene la tenencia de la tierra con el conflicto armado

colombiano. Desde los siglos pasados hasta hoy, todo tipo de actores se han enfrentado por

el acceso a la tierra: colonos, terratenientes, pequeños propietarios, y en los últimos 60 años

se han sumado a este enfrentamiento guerrillas, grupos de narcotraficantes, grupos

paramilitares y más recientemente bandas criminales, conocidas como Bacrim. Estos sesenta

años han dejado una cuenta de cobro de 6.163.315 desplazados (Unidad de víctimas, RNI,

2014) y de 8.010 personas que se han registrado como víctima de despojo, aunque la cifra no

es ni cercana. Esto sucede porque la mayoría de gente despojada de su tierra se registra en la

Unidad de Víctimas por hecho victimizante de desplazamiento, sin siquiera preocuparse por

su terreno perdido, básicamente por miedo.

Ana María Ibáñez afirma que un poco más del 60% de los hogares desplazados en el país son

pequeños propietarios de tierras, es decir que la mayoría de hogares desplazados fueron

dueños de un terreno.

Los hogares con tenencia de tierra escogen sitios de recepción cercanos a su

municipio de recepción probablemente para visitar y explotar la propiedad cada vez

que sea posible. Los desplazados han optado últimamente por migrar cerca de su

municipio de origen a la espera de una disminución en la intensidad del conflicto.

Dicha estrategia defensiva puede denotar un conocimiento profundo de los hogares

rurales acerca de la dinámica del conflicto y del comportamiento de los grupos

armados ilegales. (Ibáñez, 2004, p. 65)

Por último, si nos seguimos adentrando en la tenencia de tierras en el caso colombiano, es

más que necesario exponer una de las grandes problemáticas que tenemos, mencionada antes

por Alejandro Reyes, y es la irregularidad o informalidad en la tenencia de la tierra, que en

Page 29: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

19

nuestro país es muy alta, por varias razones. Según una investigación de la Universidad de

los Andes, la informalidad total asciende a 32,8%” (Oficina Internacional de Derechos

Humanos – Acción Colombia, 2013).

La informalidad de la tenencia de la tierra es un mal que tienen tanto los predios comunitarios,

como los individuales, las haciendas grandes y las casas pequeñas, las reservas indígenas, y

las reservas naturales. Por informalidad se pueden entender muchos significados: la no

titulación de la tierra, ocupación ilícita, trueques, contratos de aparcería o arrendamiento que

solo se “charlan”, etc. Esta informalidad en la tenencia se ve agravada por la poca efectividad

de titulación de territorios en todas las regiones (sobre todo rurales) del país, y por la

complicidad del Estado y sus figuras legales en la venta ilegal de territorios:

En algunos casos, los funcionarios de las notarías y las registradurías son cómplices de las

ventas ilegales e incurren en el delito de falsedad de documento público, entre otros delitos.

En otros casos, los funcionarios de entidades encargadas de registrar las transacciones de las

tierras han sido objeto de ataques, o los registros han sido desaparecidos o destruidos. Las

entidades estatales de carácter agrario o ambiental han posibilitado también la usurpación de

predios de personas desplazadas. Funcionarios públicos han participado en estafas o se han

negado a adoptar los procedimientos de su competencia para defender los derechos a la tierra,

al medio ambiente y a la vida digna de las personas campesinas desplazadas, las comunidades

afrodescendientes y los pueblos indígenas afectados. En otros casos, la Fuerza Pública ha

tolerado la ilegalidad, interviniendo directamente en los hechos que generaron el

desplazamiento forzado o haciendo caso omiso de las resoluciones de entidades ambientales

y de organismos de control que protegen los derechos de la población campesina, las

comunidades afrodescendientes y los pueblos indígenas. Esta conducta de los miembros de

la Fuerza Pública favorece la perpetración y la legitimación de situaciones ilegales. (Comisión Colombiana de Juristas, 2006, p. 29)

Conflicto agrario

La violencia en nuestro país tiene explicación, en gran parte, en como distintos actores han

procedido para ocupar la tierra y han ido sustituyendo esa ocupación, cómo el Estado ha

Page 30: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

20

tratado de intervenir y modificar estas ocupaciones, y cómo el campesinado, y más adelante

los grupos ilegales han resistido a estas intervenciones. Todo este proceso histórico con tintes

legales (aportado por el Estado y sus legitimaciones) e ilegales (aportado por el campesinado

y las modalidades de ocupación y despojo ilegal de grupos insurgentes), ha dejado ganadores

y perdedores a través de todos estos años, puestos que no son estáticos, sino que mutan.

No es fortuito que las zonas del país donde más ha calado la violencia, sean las mismas zonas

donde ha habido mayor concentración de tierra y colonización campesina en las últimas

décadas. Esta colonización, en vez de haberse presentado como apertura de territorios de

frontera agrícola y nuevos horizontes para la población rural colombiana, generó

problemáticas como la sed por más tierra en varias regiones como la andina, costos

ambientales alrededor de todo el país, y conflictos entre propietarios de tierras y campesinos

colonizadores que se volvieron una población itinerante en el territorio.

Para Reyes (1987), la solución al problema va más allá de decidir si hacer una nueva reforma

o no, o desde dónde iniciarla:

Cualquier intervención del Estado en la cuestión agraria debe empezar por reconocer la

existencia de verdaderos conflictos de intereses opuestos entre grupos humanos, con distinta

capacidad de articulación de sus demandas y de acceso a los recursos del poder.

Consecuentemente, el Estado debe garantizar las posibilidades de conformación de

movimientos participativos, que permitan a los actores colectivos trazar su "mapa de ruta",

luchar por su desarrollo y hacer posible la convivencia, al instituir la negociación y el respeto

a la legalidad de los derechos de los adversarios. (p. )

Aparte de los resultados de las múltiples reformas agrarias que se realizaron en el país, las

cuales se explicarán más adelante, en la historia de nuestra violencia se pueden identificar

dos puntos de inflexión, que Reyes considera errores estratégicos, por parte del Gobierno. El

Page 31: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

21

primero de ellos fue “aplastar con represión militar las movilizaciones pacíficas de las

organizaciones campesinas y por tanto cerrar la vía reformista, para enfrentar, a cambio, la

lucha insurgente de las guerrillas” (Reyes, 2009, p. 2).

De esta represión nacen las guerrillas, en la década de los sesenta. Grupos cada vez más

grandes de campesinos que empezaron por el camino de la resistencia y la revolución,

teniendo como íconos ideológico a Marx y su lucha de clases, y que poco a poco se fueron

distanciando de sus exigencias iniciales, pero no por eso dejaron de aumentar; ya para la

década de los ochenta parecían reproducirse solas.

El segundo error, otra vez por parte de la dirigencia del país, fue que “auspició la creación de

ejércitos privados para defender la propiedad, cuando la tierra estaba cambiando de manos

por la acumulación de divisas del narcotráfico” (Reyes, 2009, p. 2). Frente al narcotráfico las

presidencias fueron muy contradictorias, pues por un lado hubo comportamientos laxos por

parte de presidentes como López Michelsen y su “ventanilla siniestra” (Reyes, 2009, p. 2), y

por otro lado, presidentes como Gaviria y Samper se dedicaron durante sus gobiernos a

erradicar el narcotráfico, como quien erradica hojas de coca.

A su vez, para Bersarión Gómez, el conflicto agrario se define como

La carencia de una decisión política de reformar la estructura agraria en función de objetivos

de desarrollo y equidad de largo plazo. Es la no consideración del sector agropecuario como

un sector estratégico para la sociedad, tanto en términos de seguridad alimentaria como de

dominio territorial a través de actividades económicas lícitas, y también en calidad de sector

que contribuye con externalidades significativas en la conservación del medio ambiente y

calidad de vida (Gómez, 2011, p. 63).

¿Eso quiere decir que el Gobierno nunca ha reformado? ¿O que ha reformado mal? La

primera reforma por la que se debe partir para contar el impacto de las diferentes reformas

Page 32: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

22

agrarias en el país es la de Alfonso López Pumarejo en el marco de su llamada “Revolución

en marcha”, quién en 1936 presentó la ley 200 en el congreso sobre el régimen de tierras:

Esta ley pretendió modificar y modernizar la estructura de tenencia de la tierra y buscó regular

el proceso, dar un impulso sustancial a la utilización económica del suelo, clarificando los

derechos de propiedad y posesión sobre baldíos, encuadrar los conflictos agrarios a un nuevo

orden jurídico a través de la jurisdicción del Estado, dar un plazo a los propietarios de la tierra

para que la explotaran adecuadamente y neutralizar las protestas rurales iniciadas desde los

años 20” (Gómez, 2011, pág 70).

A pesar de la resistencia que esta ley tuvo, sentó los cimientos del primer intento del país por

realizar una reforma agraria. La ley 100 de 1944, por su parte, declaró de conveniencia

pública los contratos de aparcería entre terratenientes y campesinos, tratando de amortiguar

los efectos de la ley anterior, y volviendo a abrir una sujeción entre el campesino y el dueño

de tierras.

Luego de esto se creó la ley 135 de 1961, durante el Gobierno de Alberto Lleras Camargo,

generada después de la Violencia, y las diversas presiones que conllevó esta época. Con esta

ley se creó la figura de procuradores agrarios, para lograr mayor equidad en la tenencia de

tierras, y se creó el Instituto Colombiano de Reforma Agraria, Incora, que buscó la

modernización de las explotaciones en el territorio, y darle un buen uso a la tierra. Sin

embargo este ente siempre contó con muy baja inclusión participativa por parte del

campesinado, como la mayoría de reformas agrarias realizadas, y estaba altamente politizada.

Con esta reforma se pretendía modernizar el latifundio que había sido improductivo hasta

ahora, generar una producción más tecnificada para un desarrollo capitalista en el campo, y

la creación de unidades agrícolas para ampliar el mercado, que a la final terminaron siendo

minifundios inviables e improductivos.

Page 33: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

23

Casi paralelo a esta reforma, en el gobierno de Lleras Restrepo se creó en 1967 la ANUC,

Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, con más de un millón de afiliados, creado en

parte como modo de presión generada por el ex presidente para lanzar su propio intento de

reforma agraria, la ley 1 de 1968, la cual se enfocó en entregarle tierras a los campesinos que

la trabajaban mediante los contratos de aparcería, en darle un mejor uso a los predios que

estaban siendo inadecuadamente explotados, y en agilizar los trámites legales de todo tipo de

titulación o legalización que tuviera que ver con tierras. Este movimiento campesino empezó

a generar una politización en todo el país, que empezaba en las zonas rurales, pero como una

ola, llegaba a los centros urbanos de las ciudades empujado por el proceso migratorio que el

país venía desarrollando desde antes de la época de La Violencia.

Sin embargo, los impulsos de reforma infundados por Lleras Camargo y luego continuados

por Lleras Restrepo se estrellaron contra el Gobierno de Misael Pastrana Borrero, quien en

1972 firmó en Tolima lo que se conoció como el Pacto de Chicoral, una contrarreforma que

anulaba las anteriores, y trataba de restarle influencia a la ANUC, considerándolo un

movimiento campesino subversivo, mientras estos a modo de respuesta, reclamaron e

invadieron cerca de 2000 terrenos (Reyes, 2009, p. 28).

Luego, con la ley 6 de 1975, se buscó una manera en la que las explotaciones capitalistas

convivieran con las demás formas de producción en el campo, y volvió la tendencia de los

contratos de aparcería, que no revolucionaban para nada la eterna relación de sujeción entre

los terratenientes y los campesinos de nuestro país.

Page 34: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

24

Mientras tanto, las movilizaciones sociales a través del territorio continuaron, evolucionando

en algunos territorios rurales en acciones armadas por parte de la guerrilla, las cuales recibían

un tratamiento represivo por parte del Gobierno:

El tratamiento represivo dado a las expresiones de movilización de los grupos

excluidos llevó a debilitar aún más a los movimientos sociales y a las organizaciones

políticas de izquierda, amenazados por su propia desintegración interna a finales de

los años setenta. Paralelamente, este manejo de los conflictos amplió en la opinión

popular la credibilidad de las guerrillas, circunstancia a la que respondieron con su

extraordinario crecimiento numérico y geográfico de los años ochenta. (Reyes, 2009,

p. 31)

Esta expansión guerrillera de la década de los ochenta preocupó a los grandes propietarios

en todo el territorio, quiénes temían por sus predios, y reaccionaron inmediatamente, con la

“creación de fuerzas privadas, en concordancia con la estrategia que el ejército definió desde

fines de 1981, bajo el mandato del presidente Turbay, de crear sus propias bases civiles de

apoyo” (Reyes, 2009, p. 31). Luego, bajo el mandato del ex presidente Belisario Betancourt,

las fuerzas armadas en las regiones donde había más dominio guerrillero (Urabá, Córdoba,

Magdalena medio, Meta, Caquetá, Cauca y Valle) convocaron apoyo económico de los

hacendados, ganaderos y comerciantes, para fomentar la creación de grupos paralelos, grupos

de autodefensa, que mutaron en lo que hoy conocemos como grupos paramilitares.

Lo que sucedió muchas veces, fue que los narcotraficantes empezaron brindando el apoyo, y

terminaron asumiendo el control económico de estas autodefensas, que con el tiempo se

volvieron no solo escuadrones de seguridad contra las guerrillas, sino el terror de poblaciones

enteras:

El paramilitarismo fue acogido como el nuevo modelo de seguridad y

consolidación del dominio territorial. Dos quintas partes de los dos millones

de desplazados por la violencia perdieron su tierra a manos de grupos

paramilitares, que se apropiaron de ella como botín de guerra y la asignaron a

Page 35: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

25

sus protegidos para recomponer una base social sumisa a la gran hacienda.

(Reyes, 2009, p. 26)

Después del gobierno de Pastrana Borrero y su contrarreforma, pasaron años antes de que se

volviera a hablar de una reforma agraria en Colombia. Luego, en 1994, después de hablar de

compras de tierras a precio de mercado en 1982 y 1988, se genera bajo el Gobierno de Gaviria

la ley 160, la cual establecía “un subsidio a la compra de tierras por parte de campesinos y

trabajadores sin tierra, y (…) líneas de crédito para compra de tierras para pequeños

productores con tasas de interés cercanas a las del mercado” (Gómez, 2011, p. 75).

Esta reforma recibió muchas críticas debido a que los campesinos debían lidiar con

terratenientes que les cobraban mucho más por la tierra en venta, y debido a la corrupción

creciente del Incora, ente que terminó dotando de tierras a quien no necesitaba, haciendo

negocios con narcotraficantes, y realizando distribuciones de tierra a conveniencia de unos

pocos. Tal fue la corrupción del Incora, que fue desmantelado, dando paso al Incoder en el

2007.

Estamos a 2015, y el problema causado por nuestra tierra no se ha solucionado. El Estado ha

fracasado en diferentes proporciones para tratar de solucionar la desigualdad en la tenencia

de la tierra, su dominio o al menos su presencia sobre ella, haciendo que el primer afectado

sea el que vive directamente de ella, el que la trabaja, es decir, el campesino:

Los campesinos son las principales víctimas en ambos casos, y el costo de su derrota

lo pagan primero ellos y luego el resto de la sociedad. Hoy casi todas las ciudades

colombianas tienen grandes áreas tuguriales de refugiados de la violencia, dispuestos

a ser parte de la informalidad en todas sus manifestaciones para sobrevivir. (Reyes,

2009, p. 29)

Page 36: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

26

Todo lo que se ha visto anteriormente no parece sino hacer más complicado el conflicto

agrario que tenemos dentro de nuestro territorio. Un problema compuesto por muchísimos

elementos, que no están separados, sino que están más que relacionados, trenzados. Primero

está la distribución inequitativa de la tierra, los conflictos y enfrentamientos por el uso de

esta (por diversas razones, desde los recursos naturales y la calidad de la tierra hasta las

oleadas crecientes de narcotráfico), el abandono de la tierra por parte de campesinos

colonizadores, o el despojo de esta no solo causado por guerrillas y paramilitares, sino por

los mismos hacendados en pro de proteger su tierral, e incluso en algunos casos el mismo

estado. También está la corrupción en entidades estatales, el uso de tierras para lavado de

activos, el fracaso de las reformas agrarias enlistadas, y hasta la forma de hacer agricultura y

ganadería sobre los suelos de nuestro país, que amplían cada vez más la frontera agrícola. Es

difícil apuntar a uno de estos elementos y afirmar que esa es la verdadera causa.

El despojo

Según la Ley 1448 de 2011, más conocida como Ley de Víctimas y Restitución de Tierras,

el despojo se refiere específicamente a “…la acción por medio de la cual aprovechándose de

la situación de violencia, se priva arbitrariamente a una persona de su propiedad, posesión u

ocupación, ya sea de hecho, mediante negocio jurídico, acto administrativo, sentencia o

mediante la comisión de delitos asociados a la situación de violencia…”. Con esta definición,

la ley posiciona el despojo como uno de los elementos determinantes en la realidad del

conflicto armado en Colombia.

Page 37: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

27

Según cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas, entre 1985

y noviembre de 2014, se registró una cifra oficial de 335.121 personas desplazadas de los

municipios, con un pico máximo de desplazamiento y despojo entre 2002 y 2008, en donde

210.804 personas fueron despojadas de sus territorios. Asimismo, el Meta también es una de

las poblaciones que más población desplazada recibe; en ese mismo periodo recibió a

172.928 personas.

Luego de su definición, lo primero que se debe comprender acerca del despojo, es que este

deja de ser un hecho que se define aisladamente, para volverse la unión de varios engranajes

que son los que ponen a rodar el conflicto armado en el país. Una antesala que une varios

procesos sociales circunscritos dentro de una región, tal como lo describe el autor Alejandro

Reyes:

Bajo la apariencia de un fenómeno masivo y sistemático de expulsión de población y despojo

de tierras se esconde una gran diversidad de situaciones regionales y locales, de gran

complejidad, en la cual incidieron factores como la composición y conducta de los grupos

insurgentes anteriores, el ascenso de narcotraficantes a las capas dirigentes, la captura de los

estados regionales por los señores de la guerra, la influencia de las guerrillas en la población

rural, la complicidad o tolerancia de las fuerzas armadas y del Gobierno en consolidación y

posterior desmonte de los grupos paramilitares, y las reacciones de la justicia, que condujeron

a resultados diferentes entre una región y otra. (2009, p. 111)

Ni el abandono ni el despojo (dos términos que Reyes utiliza en su texto) pueden constituir

un fin último, sino que solo son un paso dentro del proceso del conflicto armado en nuestro

país, que afecta tanto a campesinos como a comunidades minoritarias, pasando incluso por

grandes propietarios que perdieron sus tierras. Asimismo, la complejidad del término radica

también en que existen pocas estadísticas acerca de cuánta tierra ha sido despojada en el país

exactamente, todas siendo el resultado de cálculos especulativos en gran parte, los cuales, a

Page 38: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

28

pesar de ser esfuerzos valiosos, quedan relegados en un vacío empírico poco comprobable,

en donde quedan también los análisis para determinar los procesos utilizados

sistemáticamente para despojar de su tierra a los habitantes de un territorio.

Por su parte el autor Francisco Gutiérrez Sanín, en su texto Propiedad, seguridad y despojo:

el caso paramilitar, se refiere al despojo como “activo”, centrándose en procesos de despojo

paramilitar, el cual considera

El acto planeado y consciente de quitar la tierra a alguien, con el fin de redistribuir

los derechos de propiedad entre otros agentes. En este tipo de desplazamiento el

agente despojador, o alguno de sus representantes, intenta explícitamente apropiarse

del predio y la víctima lo abandona porque alguien le exige entregarlo, y/o los papeles

que le daban derechos como posesión, usufructo y transferencia. (204, p. 45)

Sanín (2014) cierra mucho más el espectro, pues para él muchas veces el despojo tiene

objetivos diferentes, o incluso no tiene objetivo: “Por ejemplo, el combate entre dos grupos

armados puede generar grandes oleadas de migración forzada, sin que acceder a la tierra sea

el objetivo de ninguno de ellos” (p. 46).

Sin embargo la de Sanín (y sus consideraciones) no es la única definición pertinente para

tratar de definir el concepto de despojo. En un documento realizado por uno de los

departamentos del Centro de Memoria Histórica , se afirma que:

El despojo de tierras es tácitamente entendido como un hecho que genera perjuicios

sociales, económicos y emocionales a quienes lo padecen. Aun así, el país no ha

desarrollado mecanismos prácticos para enfrentar la magnitud de la tragedia ni para

mitigar su impacto sobre la estructura social, económica, política, cultural y

ambiental. Hasta el momento no existe una memoria del significado del proceso de

despojo. (Área de Memoria Histórica, CNRR, IEPRI, 2009, p. 13)

Luego de definir qué es el despojo, es importante ahondar en las maneras en las cuales se

lleva a cabo, las modalidades. Tanto el texto del Centro de Memoria Histórica como

Comentado [PM4]: referencia

Page 39: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

29

Gutiérrez Sanín y Alejandro Reyes encasillan diferentes modalidades por las cuales se puede

llevar a cabo el despojo, quizá ligada a dos criterios básicos que servirían como punto de

partida para la construcción de las calificaciones que se expondrán más adelante: el primero

tiene que ver con los medios utilizados por los victimarios para generar el despojo, y el

segundo tendría que ver con las formas posteriores de aprovechamiento de la tierra.

Basado en esto último, el texto del Centro de Memoria Histórica identifica cinco categorías

de despojo, incluyendo el testaferrato como una modalidad que vuelve el despojo algo

encubierto y un hecho que dificulta el real conocimiento de la estructura predial y la tenencia

de la tierra de un territorio específico.

Las siguientes están compuestas de esta manera:

- “Compra ventas irregulares: por la fuerza, por dolo, por inducción de error, precio que

no corresponde con el valor comercial, lesión enorme.

- Transferencia judicial: poseedores que se convierten ilegalmente en propietarios;

procesos ejecutivos a partir de los cuales acreedores se quedan con las tierras; casos en

los que los propietarios recuperan ilegalmente la propiedad definidos como procesos

reivindicatorios, y finalmente fraudes procesales definidos como conductas ilegales

dentro de los procesos judiciales.

- Transferencia de derechos a través de instancias administrativas: en esta modalidad

se categorizan prácticas de adjudicación de baldíos por autoridad competente, judicial o

registral; incumplimiento de condiciones resolutorias como ventas inconsultas antes de

los 12 años; revocatoria de la asignación y reasignación; aplicación de la caducidad

administrativa y reasignación a 15 años; ventas sin consentimiento del INCODER,

silencio administrativo positivo y posterior enajenación sin el cumplimiento de las

formalidades; extinción de dominio y asignación a ocupantes; falsedad ideológica en

documento público y el empleo de la figura de accesión para el cambio de propiedades

colectivas a particulares.

- Desalojo forzado por la violencia: Ocupación de hecho y abandono de baldíos”. (Área

de Memoria Histórica, CNRR, IEPRI, 2009, pág 14).

Por su parte, Reyes realiza clasificaciones menos desglosadas pero más numerosas acerca de

cómo los perpetradores despojan de la tierra a sus dueños y/o habitantes, teniendo como

Page 40: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

30

primera referencia los procesos de expulsión y las posteriores acciones militares y políticas

de los grupos paramilitares y de varios narcotraficantes:

- “Transferencia forzada de títulos bajo coacción a nombre del comandante o mando medio del

grupo paramilitar (o algunas veces guerrillero) implicado en el hecho.

- Corrimiento de cercas para englobar predios de desplazados.

- Uso de testaferros o familiares para ocultar la titularidad, hasta la adjudicación a combatientes

campesinos, o desplazados por las guerrillas.

- Venta a bajo precio.

- Compra de deudas hipotecarias y crediticias a los bancos y propietarios endeudados por parte

de mandos paramilitares y otros particulares.

- Venta forzada y a menor precio.

- Expropiación violenta sin contraprestación económica” (Reyes, 2009, pág 19)

A su vez, Gutiérrez Sanín caracteriza las tres formas más comunes de despojo activo, siempre

enfocándose en el despojo desde el lado del paramilitarismo. El autor los nombra despojo

estratégico, despojo clientelista y despojo oportunista:

El despojo estratégico podía estar orientado a vaciar el territorio. Aquí, la ampliación del

blanco llegó al extremo de incluir a un porcentaje significativo de la población. En ocasiones,

esto implicó después llevar a cabo operaciones de repoblamiento.

El despojo clientelista consistió en la transferencia de propiedades a los amigos y apoyos

sociales de los paramilitares. Esto en ocasiones hizo parte de una muy amplia maniobra de

consolidación de bases sociales y territoriales. De manera más prosaica ocurrió en el contexto

de pequeñas y cotidianas negociaciones con politicastros y burócratas, como parte del denso

flujo de favores que se produjo en el interior de las redes administradas por los paramilitares.

No solo estos pidieron a los políticos que les ayudaran a legalizar sus tierras, sino que también

les transfirieron tierras a ellos o a sus amigos

Por último, el despojo oportunista permitió acumular tierras a los miembros del grupo a todos

los niveles. Aquí se expropió a los campesinos para favorecer a los líderes paramilitares como

Page 41: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

31

individuos. Parte del proceso de expropiación mismo se relacionó con conflictos altamente

individualizados. La actividad paramilitar generó toda clase de animadversiones personales

y, en particular, deudas de sangre. Los paramilitares mismos estaban conscientes de eso y su

respuesta al desafío de las deudas de sangre varió de región a región. (…) Los parientes

cercanos (primer grado de consanguinidad) de las personas asesinadas a menudo protestaban,

propalaban amenazas (por ejemplo, en estado de embriaguez) y criticaban a las autodefensas,

sobre todo contra comandantes específicos. La solución a la amenaza fue a menudo

expropiarlos y expulsarlos del territorio (Sanín, 2014, pág 61).

Aparte de identificar y diferenciar las distintas modalidades de despojo, es necesario realizar

otra diferenciación. En su texto, Reyes utiliza los términos abandono y despojo para referirse

al mismo concepto, sin realizar una distinción clara. Sin embargo en el texto del Centro de

Memoria Histórica, la distinción sí se realiza, y para este trabajo de grado la distinción es

importante, ya que solo se centrará en el concepto de despojo, sus actores, y la forma cómo

se lleva a cabo. El Centro de Memoria Histórica define el abandono como “las privaciones o

limitaciones al ejercicio del derecho fundamental al territorio, es decir, al acceso, manejo y disfrute

pleno de los lugares de uso colectivo y de aquellos de uso individual por parte de las comunidades y

sus integrantes (Área de Memoria Histórica, CNRR, IEPRI, 2009, p. 22)”. Lo que se puede

inferir es que el abandono pareciera ser la antesala del despojo.

Dependiendo de qué tan prolongado en el tiempo sea el abandono, la persona o la comunidad

que abandonó la propiedad corre el riesgo de perderla definitivamente por una serie de

circunstancias. Como por ejemplo, el estabilizarse en otra región, no desear volver por la

persistencia de las condiciones que propiciaron el abandono y el desplazamiento. Ante esta

situación se posibilita que el bien abandonado sea ocupado por terceros o incluso, sea

despojado de los derechos de propiedad mediante diversos mecanismos, corriendo el riesgo

de perder el bien definitivamente, con lo que se entra en el ámbito del despojo. (Área de

Memoria Histórica, CNRR, IEPRI, 2009, pág 23)

Estos dos términos a pesar de ser diferentes, están relacionados, pues uno es el inicio del

resultado del otro. El abandono muchas veces puede conducir al despojo definitivo, pero el

despojo siempre incluye un abandono previo.

Page 42: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

32

Restitución

Nuestro país no es el primero en hablar de restitución ni mucho menos. Este término existe

desde la antigüedad, en un intento por tratar de reparar a las poblaciones que son víctimas de

situaciones violentas. Christopher Bright (1997) da un leve recorrido de las definiciones de

restitución a través del tiempo:

En un sentido tradicional, la restitución ha sido definida como "un pago monetario

que el delincuente hace a la víctima por el daño que fuera, razonablemente,

consecuencia del delito" (…). La restitución a la víctima puede realizarse en pagos

monetarios y servicios en especie (…). Según un diccionario jurídico, el ‘Black's Law

Dictionary’, restitución es ‘Acción de restaurar; devolución de algo a su legítimo

dueño; acción de hacer el bien o dar el equivalente por pérdida, daño o injuria;

indemnización’.

La ley 1448 de 2011 en Colombia afirma como garantía que:

Las víctimas del despojo y las que hubieren abandonado sus predios forzadamente,

tendrán acceso a medidas especiales de restitución de tierras, siempre y cuando dicho

despojo o abandono hubiera ocurrido con posterioridad al 1º de enero de 1991. La

restitución se realizará mediante un proceso judicial expedito, en donde la carga

probatoria estará en cabeza del presunto despojador; es decir, será el victimario el

que deberá demostrar que adquirió el predio de buena fe, y no se le pedirá a la víctima

que compruebe el despojo.

Sin embargo, para lograr todo lo que dice la ley, es casi un requisito que el Estado trabaje en

recuperar la soberanía de su territorio, protegiendo los terrenos que ya están en el lado de la

legalidad, y recuperando la administración sobre los terrenos que están del lado de la

ilegalidad. Es necesaria la distribución justa, de una vez por todas, de la tierra a los

Page 43: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

33

campesinos, la protección de las reservas indígenas y naturales, mejorar la productividad

agraria y la adecuada explotación de los terrenos de nuestro país, pero el primer paso es que

la tierra vuelva a manos del Gobierno.

Después de muchos años, el país vuelve a abrir la discusión respecto a temas de desarrollo

agrario, y el tema de la tierra como problema en nuestro país vuelve a sonar. Sin embargo

esta ley de 2011 puede fácilmente volverse un arma de doble filo, con elementos que

menciona la ley como que se basa en la buena fe de los registrados, y que no es necesario

demostrar el despojo. Esto podría generar una legalización de despojos anteriores, como

sucedió en su momento con el Incora.

Respecto a la ley de restitución Eduardo Arias realiza las siguientes observaciones. Las

cuales considera como requisitos para la ejecución de esta:

- “Es un componente del derecho de las víctimas a una reparación integral, por lo tanto es una

obligación del Estado que ha cometido o tolerado violaciones a los derechos humanos.

- Debe devolver a las víctimas, en la medida de lo posible, a la situación en la cual se

encontraban antes de la violación de los derechos humanos. Comprende la restitución de la

libertad, los derechos, la familia, la ciudadanía de las víctimas, el retorno, la reintegración a

su empleo, las propiedades, entre otros.

- Se deben contemplar medidas de protección de los territorios restituidos y garantías de

permanencia a través de mecanismos como la titulación colectiva de la propiedad, dando

prioridad y apoyo a la producción agrícola que garantice la seguridad alimentaria.

- Es necesario establecer un enfoque diferencial étnico, generacional y de género, que

garantice la diferenciación del grado de vulnerabilidad, y en el caso de las mujeres el acceso

a la restitución, ya que históricamente no han sido titulares de derechos de propiedad” (PAZ

planeta, 2012).

Sin embargo, a pesar de todas obligaciones por parte del Estado, existe un malestar cada vez

más grande a nivel nacional, acerca de si realmente el Gobierno está cumpliendo con la

restitución y la reparación de víctimas en Colombia. “La política de adjudicación de tierras

Page 44: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

34

a la población desplazada no ha dado resultados efectivos para garantizar una solución

duradera a la situación de desplazamiento forzado de millones de personas. Los obstáculos

consisten en la inadecuada formulación de los programas y la falta de voluntad de las

entidades encargadas de implementarlos adecuadamente. (…) El Gobierno ha adoptado

programas de acceso a la tierra para la población desplazada a través de predios de paso,

permutas y adjudicación de predios definitivos por medio de subsidios integrales. Según la

Procuraduría General de la Nación esos programas adolecen de varias dificultades:

1. No siempre incluyen un enfoque preferencial para las personas desplazadas, y en especial

los pueblos indígenas y las comunidades afrocolombianas.

2. El presupuesto es insuficiente y la cobertura de estos programas alcanzó solamente el 4%

de la población desplazada.

3. Muchos beneficiarios de los predios fueron víctimas de nuevos desplazamientos forzados

porque los predios de paso no cumplían con las condiciones para atender sus necesidades

básicas ni los requisitos para el desarrollo de actividades agropecuarias, por la falta de

asesoría y acompañamiento y por la falta también de condiciones de seguridad.

Adicionalmente, como ya se mencionó, la adjudicación de predios está supeditada a la

implementación de un proyecto productivo de carácter empresarial, disposición que pone

a las personas con mayor capacidad de inversión en situación de ventaja” (Oficina

Internacional de Derechos Humanos, Acción Colombia, 2013).

Aparte de esto, existe un elemento importante que resalta la Oficina Internacional de

Derechos Humanos, y es que “la política de restitución de tierras del gobierno actual carece

de un concepto claro de reforma agraria que incluya también campesinos que no hayan sido

víctimas del conflicto armado interno. Ya en el 2010 el Comité de Derechos Económicos

Sociales y Culturales de la ONU expresó su preocupación en sus observaciones sobre

Colombia ‘por la desigual distribución de las tierras, en posesión de una minoría de la

población, y por la ausencia de una reforma agraria genuina que responda a las

Page 45: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

35

recomendaciones formuladas anteriormente por el Comité’” (Oficina Internacional de

Derechos Humanos, Acción Colombia, 2013).

Es evidente que una política de restitución de tierras debe, de por sí, tener la idea de un

amplio alcance, espacial (no solo referente a espacio sino a inclusión de poblaciones) y

temporal, para realizar una reforma seria, lograr una estabilidad en la estructura agraria y por

ende en la estabilidad democrática de nuestro país, que siempre ha sido el reflejo de lo que

sucede alrededor de la tierra.

Page 46: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

36

4. Crónicas del Indio Acostado: historias de despojo en San Juan de Arama

San Juan de Arama: la tierra del Indio Acostado

San Juan de Arama es uno de los 29 municipios que componen el departamento del Meta,

colindando al oriente con los municipios de Fuente de Oro y Puerto Lleras, al occidente con

el municipio de Mesetas, al norte con el municipio de Granada y Lejanías y al sur con el

municipio de Vista Hermosa. Posee una extensión de 1.163 km² y tiene aproximadamente

10.000 habitantes, cerca de 3.500 en el casco urbano y más de 6.000 repartidos en 48 veredas

alrededor de este, tales como Monserrate Alto, Monserrate Bajo, Los Micos y Peñas Blancas,

entre otras. Asimismo, San Juan de Arama hace parte de una zona que se denomina Ariari–

Guayabero, la cual está conformada por los municipios El Castillo, El Dorado, Fuente de

Oro, Granada, La Macarena, Uribe, Lejanías, Puerto Concordia, Puerto Lleras, Puerto Rico,

San Luis de Cubarral, Mesetas y Vista Hermosa.

Este municipio es de gran influencia agrícola y pecuaria, esta es la base de su economía. Los

principales cultivos que se producen en la región son de arroz, palma africana, plátano, maíz,

cacao y cítricos. Aparte de esto, el pueblo también tiene cierto desarrollo en la piscicultura,

que se realiza en ríos y estanques artificiales.

Page 47: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

37

A pesar de que actualmente la seguridad del pueblo dejó de ser una preocupación para sus

habitantes , la situación de la población de San Juan de Arama, así como la del resto de

municipios, estuvo por muchos años ligada a la presencia, el paso y el accionar de grupos

ilícitos, primero de la guerrilla de las Farc (desde hace más de 35 años), y más adelante de

grupos paramilitares (desde hace menos de 20 años). San Juan no fue la única población

azotada por la violencia en años pasados. El Meta siempre ha sido un sitio estratégico para

las Farc, tanto territorialmente, como militar y políticamente. No por nada es el hábitat natural

del Bloque Oriental, considerado por muchos la subdivisión más fuerte de esta guerrilla.

Desde su propia consolidación, en el año de 1966, este pueblo se acostumbró a la presencia

guerrillera, que en esa década era causada por una migración de guerrilleros desde Tolima y

Cundinamarca hacia el Meta, cumpliendo con movilizaciones que en esa época se realizaban

con el Partido Comunista.

Luego, en la década de los setenta, a pesar de que este grupo guerrillero estuviera posicionado

en toda la zona del Ariari Guayabero, debido a un incremento de flujo de gente que llegó a

la región por el crecimiento de cultivos de marihuana y coca en todo el país, las Farc tuvo

que replantear su dominio en la zona y sacarle el mayor provecho posible, empezando a

cobrar a algunos sectores de la población lo que denominaron “gramaje”, es decir un

impuesto sobre los cultivos ilícitos que tenían campesinos, comerciantes y hacendados. Este

recaudo colaboró con su expansión a nivel departamental.

Al inicio de la década de los ochenta, más específicamente en 1982, este grupo guerrillero

acordó, después de su Séptima Conferencia realizada en la región del Ariari Guayabero,

iniciar una invasión sistemática de la cordillera oriental, y crear una cadena de doce frentes

Page 48: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

38

que partirían el municipio de Uribe, y llegarían hasta la frontera con Venezuela. Dos años

después, el presidente de la época, Belisario Betancourt, firma con las Farc el acuerdo de

Cese al Fuego y Tregua, en 1984, año en el que se conocen las intenciones de este grupo

guerrillero por incursionar en el ámbito político, gestionando la apertura del partido político

Unión Patriótica. Tras el asesinato casi en masa de más de 5.000 integrantes de la Unión

Patriótica, el acuerdo de Cese al Fuego y Tregua se termina en 1987. Cuando esto sucede, el

país descubrió que durante esos años, y gracias a la incursión guerrillera en los cultivos

ilícitos, habían surgido nuevos frentes guerrilleros, llegando a ser un total de 39, en esa época.

En la década de los noventa cinco frentes se posicionaron en la zona del Ariari Guayabero,

el 7, el 26, el 27, el 40 y el 43. Pero para esta época (sobre todo en la segundo mitad de la

décdada) la guerrilla ya empezó a disputarse el territorio con grupos paramilitares, en este

caso el Bloque Centauros, para ver quién obtenía el dominio de las zonas más aptas para

cultivos ilícitos, y quién se apoderaba de las vías y corredores más estratégicos para tráfico

y estrategia militar.

A finales de los noventa, en 1998, se creó la zona de distención, bajo el Gobierno de Andrés

Pastrana, la cual si no incluía a San Juan de Arama, se erigió muy cerca de este pueblo. El

Caguán generó un replanteamiento de la estrategia militar por parte de las Farc en todo el

Ariari Guayabero para lograr una ampliación de su dominio territorial y fortalecer su

economía aún más, incrementando las zonas cultivadas en toda la Sierra de la Macarena y

Vistahermosa. Sin embargo los grupos paramilitares no se detuvieron por esto, y se

disputaron a sangre y fuego territorios como San Juan de Arama, Vista Hermosa y Fuente de

Page 49: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

39

Oro con la guerrilla de las Farc, creando al comienzo una invasión en forma de anillo, para

rodear a los pueblos y dejar arrinconadas a las tropas guerrilleras.

La zona de distención no iba a durar para siempre, y en 2002 Pastrana dio la orden tajante a

la guerrilla de que la desalojaran, dándoles un plazo de 48 horas. Acto seguido, ejecutó la

operación “Tanatos”, donde más de siete mil soldados se encargaron de retomar el control de

esta zona.

La operación “Tanatos” luego pasó a ser el Plan patriota, con la llegada de Uribe al poder, en

ese mismo año. El Plan Patriota, enmarcado en la política de seguridad democrática de Uribe,

se ensañó con los frentes guerrilleros alojados en el departamento, porque lo consideraban

uno de los ejes más importantes tanto política como económicamente de las Farc. Estas

operaciones del Plan Patriota hicieron que, una vez más, las Farc volvieran a diseñar su

estrategia, y optaran por replegarse. Muchos de los combatientes fueron enviados hacia las

zonas rurales de La Macarena, Vista Hermosa, La Uribe, Lejanías y San Juan de Arama, para

minimizar de alguna forma los combates terrestres y aéreos con las fuerzas militares. Este

repliegue fue aprovechado por el Bloque Centauros de las autodefensas, quienes en vez de

apuntarle a las zonas rurales, le apuntaron a los cascos urbanos de esas poblaciones,

obteniendo un mayor dominio del territorio.

Paralelo a esto, se producía un aumento en las hectáreas cultivadas en todo el departamento,

incluyendo San Juan de Arama. Según un informe del Acnur de primer semestre de 2007, el

Meta pasó de tener 9.222 hectáreas cultivadas en 2003, a 18.740 hectáreas en 2004, un

aumento del 46%.

Page 50: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

40

Según el mismo informe del Acnur, el año más crítico para San Juan de Arama y para el

departamento fue el 2003, en el que el municipio tuvo 449 muertes por cada cien mil

habitantes. Esto se debe primero a la reorganización de los frentes tras el final de la zona de

distención, segundo a la respuesta agresiva por parte de la guerrilla frente a las diferentes

estrategias militares que querían disminuirlos, tercero a que a través de estos homicidios la

guerrilla implantaba el miedo en la población, y cuarto, a que tanto San Juan de Arama, como

El Castillo y San Luis de Cubarral componían la frontera entre ambas agrupaciones ilegales.

En 2004 se inició una disminución en la tasa de homicidios en el municipio y en el resto del

departamento, pero seguía muy alta, superando los 200 homicidios por cada cien mil

habitantes. Los homicidios cometidos en San Juan de Arama durante esa época obedecían a

asesinatos colectivos que cometían con “lista en mano”, una lista de personas que

supuestamente colaboraban al bando contrario, es decir a los paramilitares. El resto de

asesinatos eran resultado del fuego cruzado entre los bloques 27 y 43 de las Farc y el Bloque

Centauros de las AUC.

En 2005 inician las desmovilizaciones de los grupos paramilitares en el país, y varias

facciones pertenecientes al Meta se desmovilizaron, incluyendo la mayoría del Bloque

Centauros. Paralelo a esto, el ejército inició la Operación Emperador, dirigida a los

municipios de Vista Hermosa, Puerto Rico, Puerto Lleras, Uribe y Mesetas (todos muy

cercanos o colindantes con San Juan de Arama), donde hacían presencia los frentes 27 y 43

de las Farc. El objetivo era debilitar los frentes que comandaban la región, afectando su

economía, a través de aspersiones de glifosato y erradicación manual de los cultivos de coca,

destrucción de laboratorios, incautación de armamentos, y la incentivación de sus integrantes

Page 51: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

41

a que se desmovilizaran. Las tropas pertenecientes a esta operación se ubicaron entonces por

todo el Meta, ocupando carreteras, puentes, ríos, veredas, trochas, sin cederle el más mínimo

espacio a los guerrilleros. En respuesta a esto, y para proteger los cultivos ilegales, las Farc

empezaron a plantar minas antipersona en las zonas rurales de los departamentos, incluidas

las veredas en San Juan de Arama, que se volvió el segundo municipio con más minas del

departamento. El primer lugar lo tiene Vista Hermosa, el cual es el territorio con más historial

de minas antipersona en el mundo.

La siembra de minas, junto con las amenazas a los habitantes y las tasas de homicidio fueron

las principales causas del desplazamiento forzado en la región de San Juan de Arama, que

junto con otros municipios como Mesetas y Puerto Concordia, sus cifras llegaron a 500 en el

2005. Los años más críticos de desplazamiento que tuvo el municipio fueron el 2004, 2005,

2006 y 2007.

Desde el 2007 en adelante las cifras de todos los hechos victimizantes han ido disminuyendo

progresivamente. Se podría afirmar que la seguridad democrática de Uribe sí fue muy útil

para el pueblo, donde después de muchos años, se volvió a vivir una relativa calma, o al

menos eso es lo que afirman varios habitantes.

En 2013 y 2014, el frente 27 de las Farc alcanzó a generar cierto pánico en la población al

volar algunos tramos de la vía que conecta al municipio con Vista Hermosa, arremeter contra

postes de energía en fincas aledañas al casco urbano y secuestrar a cuatro contratistas de una

Page 52: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

42

petrolera durante algunas horas. Sin embargo, un artículo reciente publicado en El Tiempo

afirma que el frente 27 va en declive, y ha perdido a 119 guerrilleros en 18 meses: “Édgar

Salgado Aragón, alias ‘Cadete’, llegó hace dos años al mando del frente 27 de las Farc con

la misión de cumplir el ‘plan de campaña ‘Raúl Reyes’ ordenado por el Secretariado, pero

en los últimos 18 meses su estructura ha sufrido un acelerado declive en el que ha perdido a

119 subversivos, según cifras de la Fuerza de Tarea Conjunta Omega del Ejército”.

Al parecer este plan “Raúl Reyes” se trata de aumentar las acciones terroristas en contra de

las tropas del ejército (toma de bases militares, atentados a uniformados, etc.) atacar

construcciones de infraestructura del Estado, y la captación de adeptos a través del Partido

Político Clandestino Comunista Colombiano. “Las cifras de Omega revelan que en el frente

de ‘Cadete’ han muerto 27 guerrilleros, 47 han sido capturados y 45 se desmovilizaron”.

A pesar de las cifras de desplazamiento, solo ocho personas en XX años se han registrado

por el hecho victimizante de despojo. Esto sucede primero por falta de información y

capacitación acerca de cuáles son los hechos por los cuales uno puede registrarse; segundo

porque la mayoría de habitantes no tienen ningún interés en volver al terreno o recuperar lo

que tenían allá, y tercero por miedo a las consecuencias que tenga registrar su predio, quizá

con la guerrilla o grupos paramilitares.

Page 53: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

43

Doble huída

Marisol. 48 años. Mariquita Tolima.

Yo hace ya más de 15 años que no veo a Yeimy. Tenía esa misma cantidad de años cuando

se la llevó la guerrilla, y digo cantidad como burlándome, porque es que quince años ¿cuánto

es? No es nada, apenas está iniciando la vida de uno.

Yo tenía cinco años más que eso cuando llegué a San Juan, póngale usted en el 87, más o

menos. Esta tierra ni siquiera me pertenece, pues de nacimiento, porque en vida sí le he dado

todo. Le di casi todos mis hijos, que llegan a una decena, le di mis muertos, que por fortuna

han sido pocos, y le di mi dolor. Todas estas veredas tienen regado mi dolor, cuando me tocó

correr de un lado a otro, como dejando un trazo zigzagueante de esa tierra roja que uno ve

por acá, que no se ve en ningún otro lado.

En fin. Yo me vine a los veinte años porque Manuel Camacho, el tío de Acevedo, el que era

el marido mío en ese tiempo, (y el papá de seis de mis hijos), se consiguió una finca como

en el 82, trajo a Acevedo a trabajar jornaleando, y Acevedo me trajo a mí, a que le cocinara

a los trabajadores en la finca. Esa finca quedaba entre Bocas del Zamza y Peñas Blancas, dos

veredas más bien retiradas de lo que es pueblo, pueblo. Era grande, de 100 hectáreas, una

finca más que nada ganadera, aunque también cultivábamos café, plátano, yuca… pero

bueno, usted sabe que uno acá termina es… mejor dicho, yo creo que aquí todo eso lo termina

Page 54: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

44

matando la coca, le soy honesta. Yo no sé cuántas hectáreas había de eso de hoja de coca,

póngale una a lo mucho, ahí, al ladito de los cultivos porque a Manuel no le gustaba eso, de

hecho cuando compró la finca el cultivo ya estaba ahí. Es que en esa época era muy raro el

dueño de finca que no plantara coca, porque eso daba muy bueno en la época. Manuel compró

la finca fue por el ganado, y por lo barata, aunque no recuerdo a qué precio la consiguió, es

que ya son muchos años de haber sido eso.

Las fincas acá salen muy baratas porque no tienen escrituras, no pueden tenerlas. Estas tierras

le pertenecen al Estado porque ya alcanzan a ser parte de la Sierra de la Macarena, que es

una reserva natural. Entonces lo que uno hace es negociar con cartaventa, que es un papel

donde dice que uno no compra el terreno sino lo que hay dentro: la casa, el ganado, los

cultivos… todo menos el terreno. Uno se va con esa cartaventa a la notaría del pueblo y la

legaliza, y pues a la final se queda con terreno y todo, porque si uno siembra, trabaja y se

funda allá, ¿Quién le va a decir a uno que no? Así ha vivido mucha gente todos estos años,

¿a la final quién va a ir hasta allá a quitarle a uno eso? Pues nadie.

La finca también le salió barata porque el anterior dueño, un ganadero de nombre Gonzalo

Montaño, tuvo que salirse de allá por problemas con la guerrilla. Yo no sé qué problemas

tendría, pero es que por allá es así; llegaban a las casas o a las fincas de los que habían bajado

al pueblo por algo y les decían: “tiene dos o tres horas para que desocupe la vereda” y pues

a uno le tocaba salir. Había gente de buenas a la que le daban dos o tres días para irse y

conseguían rápido alguien a quién venderle la finca, pero eso sí, tocaba casi que regalada. Yo

creo que así la consiguió el tío de Acevedo, y allá nos quedamos trabajando como cinco años.

Page 55: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

45

Luego yo me separé de Acevedo, o más bien él se separó de mí, porque se fue con otra. Era

de por ahí, de la vereda. Me dejó botada con los niños quién sabe para dónde, y yo no vi más

suerte que seguir trabajando en fincas de por ahí, por Río Nuevo, por Peñas Blancas, por

Bocas...la mayoría del tiempo sirviéndole almuerzos a los jornaleros, y otras veces raspando

hoja por ahí en fincas. Sirviéndole el almuerzo diario fue que conocí a Ricardo después de

unos años, el papá de mis otros hijos, ya que en paz descanse. Conocí primero a un cuñado

de él, y luego ya me veía a Ricardo todos los días. Con él fue que conseguimos la finquita de

los dos, por Río Nuevo.

Era más bien chiquita, 20 hectáreas, pero era nuestra. Un señor viejito se la ofreció a Ricardo

porque ya por la edad no podía volver, y prefería venderla. No recuerdo el nombre del señor

pero tenía un restaurante en el pueblo, de eso sí me acuerdo mucho. Al principio solo le

trabajábamos la finquita, y nos quedábamos ahí mismo. Hasta que el señor por ahí a los seis

meses nos la ofreció a ocho millones en esa época, descontado a cuotas de a tres meses, y

obviamente con cartaventa en vez de escrituras. Ocho millones no fue ni muy muy ni tan tan,

porque la finca no es que tuviera muchos accesos ni nada. Tenía aguacates, árboles de mango

y café. Luego nosotros empezamos a sembrarle pasto, mata de plátano, yuquita, café… a esta

finca sí no le metimos cultivo de coca ni nada de eso.

Al final nunca terminamos de pagarla completa. De esa finca no nos queda ya ni el recuerdo.

Allá se quedó la cartaventa, las yucas, los plátanos, hasta el pasto que vendíamos para el

ganado. Todo. En esa zona siempre estuvo la guerrilla, el frente 27. Pero pasaban nada más,

nunca se quedaban, ni comían por ahí; solamente pasaban para estar pendientes de qué gente

entraba, qué gente salía, y averiguar quiénes eran. Hacer esas cuentas en Río Nuevo no era

Page 56: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

46

muy complicado, haga de cuenta usted que esa vereda son como diez finquitas reunidas, era

poquita gente, y quedó más poquita luego de que cogieron a matarnos a todos.

Dicen que ellos cogieron a matar fue por la coca, siempre es por la coca. Aunque en nuestra

finca no habíamos sembrado, en muchas fincas sí llenaban de cultivo, recogían la hoja y la

procesaban para hacer lo que llaman la harina, que es pasta de coca; eso se cristaliza después

y es lo que se vende. La guerrilla hacía reuniones en la vereda una vez por mes, y en esas

reuniones nos decían cuánto producido de harina iban a recoger, cuándo, y quién iba a

recogerla, pero siempre advertían que solo se la vendieran a ellos, para podérsela vender

luego a narcos grandes, o terminarla de producir y mandarla por sus rutas, sin que los paras

vieran un peso de esa harina. Pero muchas veces los guerrilleros eran malapagas, o pagaban

muy poquito, entonces ahí los paracos o algunos narcos venían y se llevaban el producido, o

la gente misma de la vereda bajaba hasta el pueblo a venderles, eso sí guardando un puchito

para venderle a la guerrilla y que no se dieran cuenta.

Pero los guerrilleros sí se dieron cuenta y no estuvieron de acuerdo, entonces empezaron a

matar gente. Lo que le digo, por la coca. Empezaron a matar a los dueños de los cultivos que

dividían la venta de harina, o a la gente que bajaba a venderla, y a lo último ya simplemente

mataban porque sí. Uno se empezaba a dar cuenta que la vaina estaba dura por las reuniones

mensuales, porque cada vez ponían más y más prohibiciones. A las reuniones todo el mundo

tenía que ir, era obligatorio. Si uno no iba le sacaban multa de 200 mil pesos, 300 mil pesos,

y uno no estaba para ponerse a pagar esa plata, si apenas podía uno llenar las bocas de los

hijos míos. Al comienzo en las reuniones nos decían que no podíamos quemar montaña, que

no podíamos contaminar los ríos, que protegiéramos la capa de ozono… que en vez de hacer

Page 57: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

47

eso sembráramos árboles y no dejáramos secar los ríos; ellos pensaban bien bonito en una

época, eso sí para qué. Luego de un tiempo nos empezaron a prohibir salir muy seguido de

la vereda cuando llegaron los paracos al pueblo, porque sospechaban que uno estuviera

llevando información, o llevándoles producido; mejor dicho que uno estuviera jugando del

otro bando. Pero eso no pasaba, uno simplemente salía al pueblo para comprar su mercadito

(que era mucho más barato allá) o sus herramientas para trabajar, para nada más salía uno, o

al menos hablo por lo que yo vi. La prohibición de no salir se fue poniendo peor, y entonces

ya no eran semanas sino un mes, mes y medio. A lo último ya nos dijeron a Ricardo y a mí

que no podíamos salir sino cada dos meses, y luego cogieron a Ricardo para decirle que ya

no podía volver a salir, que si no le parecía que se fuera, y entonces eso hicimos.

Pero era porque Ricardo y yo éramos un caso diferente, un caso más de malas, pienso yo.

Desde que llegamos a la vereda la guerrilla fichó a Ricardo porque él había prestado servicio

militar, pero hacía años. Yo no sé cómo hicieron para averiguarse eso, o si se acordarían de

la cara, no sé, pero desde que llegamos lo frentearon a preguntarle si había sido militar, y

desde ahí lo vigilaron bien cerquita. Ricardo les dijo la verdad, que sí había prestado servicio

pero que ahora estaba trabajando, que no tenía nada que ver con ellos; igual ni que fuera

pecado, usted sabe que eso es obligatorio, de la nada cogen un muchacho y se lo llevan para

reclutarlo. Pero ellos no le tenían confianza y mantenían pendientes de uno, a ver qué

hacíamos, vigilándonos. Nunca nos dijeron nada, pero siempre sentía uno esa espinita de que

la cosa no estaba muy bien con ellos.

El verdadero problema fue cuando la mamá de Ricardo se enfermó. Ella vivía en el pueblo,

entonces Ricardo trataba de salirse de la vereda cada ocho, cada quince días a lo mucho, para

Page 58: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

48

estar seguro que la mamá estuviera bien, o si necesitaba algo. Ahí fue que nos

emproblemamos con la guerrilla, porque luego empezaron a acusarnos de informantes, que

por qué Ricardo entraba y salía. Entonces después de una de las reuniones mensuales, citaron

a Ricardo solo, el capitán Patapicha me acuerdo; a ese como que lo mataron. El caso es que

en la reunión Patapicha le dijo a Ricardo que no podía salir más, y que si seguía saliendo

ellos no respondían, y uno les creía toditico porque como hacía unos días habían matado a

un señor de la vereda que salía mucho por lo que tenía tienda y le tocaba surtirla a cada rato,

entonces uno ya se daba cuenta de que no les temblaba la mano.

La familia de ese señor sigue viviendo allá, qué más iban a hacer. Y nosotros de pronto

hubiéramos hecho lo mismo, sino fuera porque la mamá de Ricardo nos cedió un lote que

ella tenía con una piecita construida. La piecita la gustaba mucho a un señor que vivía en el

pueblo, y a cambio nos ofreció una finca pequeña en la vereda de Monserrate Bajo; haga de

cuenta como una permuta. La otra finca la dejamos por allá abandonada después de haber

vivido tres años allá. No nos llevamos nada, igual no había nada que llevarse; pues la ropa

porque qué más. Nos llevamos la ropa y un poco de loza en una yegua que teníamos y ya,

pare de contar.

Fue allá, antes de irnos, donde se me llevaron a Yeimy, cuando tenía 15 añitos. En esa época

estaban reclutando mucho menor, y ese día Yeimy cogió para la vereda de Costa Rica con

una amiga. Con tan mala suerte que la guerrilla por allá las convenció, y ellas ahí mismito se

metieron. Al momentico un amigo de ellas corrió a contarme, entonces yo me fui para Costa

Rica a buscarla, a que se devolviera. En esa época la guerrilla acampaba al lado de esa vereda,

porque estábamos en plena zona de distensión y la guerrilla prácticamente vivía arrimada al

Page 59: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

49

pueblo. Hasta allá llegué con Ingrid, mi hija más chiquita, preguntando por Yeimy, y los

guerrilleros me dijeron que la habían mandado a cobrar unas multas a Peñas Blancas. Ya me

estaba devolviendo yo cuando me paró un carro rojo y me preguntó que para dónde iba. Le

dije que para Peñas y me llevó.

Al momentico lo reconocí, era ese tal patapicha, el comandante. A mí me dio como… yo me

quedé callada todo el viaje, y tranquila. Pero ya al final del camino el comandante me

preguntó que yo a qué iba a Peñas, y pues yo ya no tenía nada que perder, yo sabía que ellos

se la habían llevado, entonces le conté la verdad. Patapicha me dijo que sí, que estaba en

Peñas, y me dejó en donde estaba cobrando las multas. La vi ya con el camuflado puesto

encima, con un muchacho, y se lo juro que yo por dentro me quería morir toda.

Yo no la creía viéndola ahí, con un fusil colgado y con apenas quince años. A mí se me

largaron las lágrimas y me puse fue a llorar. Cuando Yeimy me habló ya no me dijo mamá,

allá como que les prohíben eso. Y tampoco me dejó decirle por su nombre, allá apenas llegan

se los cambian por nombres de guerra; el de ella como que siempre fue Olga. Me decía era

cuchita, y me dijo que no me preocupara, que ella ya estaba adentro. Yo le rogué que se

devolviera para la casa, me faltó arrodillármele, que se regresara con sus hermanos, conmigo,

pero me dijo que ya no la dejaban, que si se devolvía ellos la mataban. Y así me tuve que

devolver, para la vereda, sin mi hija, yo sin saber qué hacer. A los ocho días de haberla visto

Pastrana levantó el despeje, y los guerrilleros tuvieron que perderse de toda esa zona, o al

menos hundirse monte adentro, y nunca más la volví a ver. ¿Usted sabe lo que es acostarse

cada noche pensando en si su hija está viva o muerta entre el monte? No, usted no sabe, no

tiene ni idea lo que es eso.

Page 60: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

50

Lo que he podido saber así más o menos es que Yeimy está bien. O al menos eso llegaron

contando unos muchachos amigos de ella que lograron devolverse para la casa, acá en el

pueblo, que estaba bien y que se había organizado con un comandante, y cuando uno se

organiza con altos rangos le va mucho mejor por allá. Lo último que supe era que andaba en

una escuadra móvil con el Mono Jojoy, haciendo de personal médico. A Yeimy siempre le

gustó hacer curaciones, siempre fue muy guapa para eso.

A Monserrate llegamos en el año 2002, y llegamos a lo que siempre llegábamos, a trabajar.

Esa finquita también tenía sus 20 hectáreas, pero así trabajables por ahí unas ocho. Allá

sembramos papa, sembramos café, y para qué decirle mentiras, sembramos coca, porque

estábamos al lado del caño y los guerrilleros podían transportar más fácil la harina, entonces

todas las fincas de por ahí estaban cundidas. Pero no la sembramos en nuestra finca, sino que

trabajábamos sembrando y raspando hoja en otras fincas, y al final del día nos íbamos para

la nuestra. De esos cultivos ya no quedan ni los chamizos, los militares acabaron con todo

eso.

En esas no duramos sino dos años porque allá también nos cayó la guerrilla. De hecho en

esta vereda hacían más presencia, pasaban con más frecuencia. Eran del mismo frente, el 27,

pero acá se demoraron menos en empezar a matar campesinos. Recuerdo una vez que

mataron cinco personas en una semana, porque algún chino loco esparció el rumor de que

había gente en la vereda que eran informantes de los paracos, y los guerrilleros sin averiguar

ni nada los fueron matando a todos. Los fusilaron. Los sacaban de sus casas, o de donde

estuvieran trabajando y los bajaban así por toda la carretera, llegaban a una trocha que tenía

una loma y ahí los hacían arrodillar y los mataban. A veces los amarraban, a veces los dejaban

Page 61: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

51

en medio del camino. Esa misma semana fue cuando nos tocó salir a todos porque por ahí

decían que la lista que tenían era bien grande, y todos atemorizados nos vinimos para el

pueblo.

Para acá nos bajamos en 2004, con 40 personas más. Apenas llegamos a la personería nos

llamaron a los de la Cruz Roja para que nos asistieran. En la personería uno declara como

desplazado, para que le brinden la ayuda humanitaria de la Cruz Roja, y le den las remesas

después. La ayuda humanitaria era lo inmediato, un lugar para quedarse a dormir mientras

tanto (nosotros corrimos con la suerte de tener familia en el pueblo, pero muchos durmieron

por Idema, por la iglesia, la alcaldía, donde los acomodaran) y la salud, y la remesa es un

mercado que nos dieron por tres meses, ya después nada. Cuando uno se registra allá en la

personería entra en un proceso de dos meses para que lo aprueben como desplazado, y luego

lo incluyan en uno de esos programas de vivienda. Eso es con una ley, la 194 creo, algo así,

yo no sé casi de esas cosas. Yo solo sé que a mí me aceptaron con una carta que llegó a la

personería, que me dieron un código que es el mismo número de cédula, y que me llega cada

año una platica de subsidio, que no me alcanza para nada.

Al mes de haber llegado al pueblo ya estábamos viviendo con Ricardo y los hijos míos en

arriendo, en dos habitaciones por las que nos cobraban 70 mil pesos en esa época. Menos mal

Ricardo tenía muchas amistades en el pueblo, entonces sacaba trabajo para jornalear en las

veredas, pero ya mucho más cerquita, por Aguas Claras. Yo me quedaba acá y hacía trabajos

aseando casa, o lo que me saliera pero siempre por acá. Luego conseguí un trabajito con la

trabajadora social del pueblo, como censando a la gente desplazada para que ella diera las

remesas, y ella me daba remesa en forma de pago.

Page 62: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

52

Para Monserrate no volvimos, ni volvimos a saber nada de por allá. Los psicólogos que nos

pusieron como ayuda cuando salimos desplazados nos preguntaban que si queríamos volver,

o retomar las tierritas allá, pero nosotros nunca quisimos, ni de fundas. Hubo gente que sí se

fue, que regresó y siguen allá, en Monserrate o en Bocas. En nuestro caso, así quisiéramos,

no podemos. No podemos porque Ricardo por haber prestado servicio le iban a volver a

montar la perseguidera, y no podemos porque si a nosotros nos ven por allá nos matan,

después de lo de Yasmín.

Porque es como si mi Dios no le hubiera dado suficiente lucha a uno, y le pusiera más y más.

Yasmín es otra hija que me reclutaron ya nosotros estando en el pueblo. Ese día Yasmín se

fue para Bocas del Zamza a acompañar a una amiga de ella que estaba trabajando,

cocinándole a los trabajadores por allá en una finca. Yasmín no trabajaba, solo estudiaba y

estaba de vacaciones, pero cuando subió a la vereda la amiga ya no estaba, se había ido con

la guerrilla. Al otro día esos malandros fueron y la convencieron, diciéndole que su mejor

amiga ya se había ido, que eso por allá era mejor vida, que no sé qué.

Al final la convencieron y se me la llevaron. Quince años tenía también, pero ella sí volvió,

se voló a los trece meses. A mí un hijo que estaba trabajando cerca a esa finca me llamó a

decirme que se la habían llevado, otra vez esa sufridera. Como con la vez de Yeimy, me fui

hasta la vereda a hablar con ella, pero no quiso hablar conmigo. Solo quiso hablar el hermano

un minuto, y le dio una carta donde le decía que estaba bien, que no nos preocupáramos por

ella. Es que allá es como si les hicieran una lavada de cerebro en minutos, yo no sé qué tanto

les dicen pero ellos quedan transformados, aunque eso no les dura mucho cuando empiezan

a sufrirla por allá en el monte.

Page 63: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

53

La pelada dice que estuvo por el lado de Mesetas, que luego por Costa Rica, luego que

Monserrate… todas esas montañas se caminó Yasmín. Que le tocaba cargar maletas, no hizo

más que eso. Cargar maletas de un lado al otro, y cargar doble maleta, si algún compañero

se cansaba. No estarse quietos y sobrevivir a los bombardeos cuando llegaban los aviones,

que… ush, yo rezo porque ningún hijo mío vuelva a sentir eso; Yasmín me dice que eso era

como sentir la muerte bajar desde arriba, o muchas muertes, porque esas eran unas ráfagas

que parecían eternas; una vaina aterradora.

Yo no entiendo para qué los tenían allá, porque no hacían sino eso, moverse de un lado a

otro. Un acabadero de vidas es lo que es eso, una bobada, se lo juro. Yasmín empezó a planear

la escapada con otros dos amigos, pero todo muy en secreto sin confiar en nadie para que no

los sapearan, porque allá escaparse significa pena de muerte, nadie se salva.

En una semana planearon todo. Armaron trochas para irse directo al caño, y en un bombardeo

aprovecharon y se fueron río abajo. Llevaban revólver, la ropita y camuflados, no tenían nada

más. Solo dos pudieron escapar, a un amigo sí lo cogieron y Dios sabrá que habrán hecho

con él. El otro escapó pero se separaron de Yasmín porque los empezaron a perseguir. A mi

hija la buscaron mucho porque ella ya tenía un rango alto allá, ya era una ficha clave.

La guerrilla bajó por Monserrate buscándola, y de allá me llamó mi cuñado, que vivía allá, a

decirme que la estaban buscando, que se había escapado. Finalmente Yasmín consiguió

minutos con una señora y nos llamó, que había salido por el lado de Peñas, que fuéramos a

recogerla. Allá llegamos en moto. La señora le había pintado el pelo y le había dado ropa

para que se cambiara, y apenas la llevamos al pueblo llamamos al batallón y de ahí se la

Page 64: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

54

llevaron para Granada, no sin antes hacerle un interrogatorio, algo que hasta el día de hoy no

alegamos, porque interrogar a un menor de edad está prohibido, y nosotros lo sabíamos.

A nosotros nos dijeron que nos iban a dar una plata por ella haber salido de la guerrilla. Tres

millones, de parte de la Dian, o de educación, el Gobierno, yo no sé quién. El caso es que

nunca vimos esa plata porque la cogió un amigo de ella. A mí igual no me importaba, lo

importante es que mi hija estaba bien. Pero por ser menor de edad se la llevaron a un hogar

del Bienestar Familiar en Medellín, porque acá en el Meta no la dejaban, que era muy

inseguro. Por allá cerquita sigue Yasmín, en Chigorodó, viviendo con la suegra y cuidando

a la hija que tuvo, solita, porque al pelado, al papá, lo mataron los paras por allá, ¿no le digo

que es una tras otra?

Ni a Monserrate ni a Río Nuevo volvimos. Lo máximo que pudimos hacer fue venderle la

finca a una hermana de Ricardo que sí volvió por su tierrita a 600.000 pesos; eso fue lo único

que recibimos por la finca. Pero nosotros nos asomamos por allá y nos matan, después de lo

de Yasmín.

Yo tengo ahora 48 años y aunque ya todo está calmado yo me siento muy cansada. Es como

si la historia mía se me hubiera repetido, dos desplazamientos y dos hijas reclutadas. Es como

si mi Dios no se hubiera acordado de la suerte que me dio y la hubiera vuelto a hacer. Hoy

vivo con cuatro hijos míos en el barrio La Macarena, en unas casas que el Gobierno acá dio

en la segunda época de Uribe para la gente desplazada, y yo me gané una. Escasamente

cabemos, y no será una finca ni nada, pero al menos ya acá estando dentro del pueblo sé que

es muy difícil que esta vez se nos metan y nos saquen de acá.

Page 65: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

55

Volver

Orlando. 57. Muzo, Boyacá.

Yo siempre he dicho que la venganza es algo que no le toca a uno. La venganza uno se la

deja a mi Dios y a la consciencia de la persona, por qué para qué meter mano ahí, si son cosas

que no le tocan a uno. La verdad no es que siempre lo haya dicho, sino que siempre lo he

pensado. Nunca se lo dije a los milicianos de las Farc cuando mataron a mi papá en el 99, ni

a la gente del Banco Agrario cuando nos robaron de frente la finquita que teníamos en

Tacuya, ni a los narcos con los que trabajé, ni mucho menos a los guerrilleros que nos sacaron

corriendito de Monserrate.

Nunca les dije, pero no era porque no lo pensara. Yo sé que a más de uno ya la vida lo puso

en su lugar, como cuando vi a la esposa del Zarco vendiendo arepas en la calle, después de

tener tanta plata que ya ni el banco se la recibía, porque esos billetes les faltaba ser de color

blanco por la cocaína.

Eso de la coca no se veía por donde yo nací, en Muzo Boyacá, en el 58. Allá lo que se veía

era esmeraldas, y ya después se veía era pura sangre, rojo y verde en las minas. Yo me fui

de allá cuando a esa guerra le salía una cabeza detrás de la otra, entre el 85 y el 88. Me vine

yo, mi mamá y mis nueve hermanos detrás de mi papá, porque un amigo de él le había dicho

que esta era tierra muy buena. Y para qué decirle que no si sí, esta era tierra muy buena, se

daba de todo, y los que la trabajábamos nos llevábamos muy bien. No solo eso, sino que por

Page 66: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

56

esos años usted salía tarde y no encontraba un alma, no veía nada raro, no como después en

los noventa cuando la guerrilla empezó a darle plomo a La Uribe y las balas fueron llegando

hasta por acá.

Nos vinimos primero para una vereda que se llama Tacuya. Allá mi papá había conseguido

desde hacía años 18 hectáreas de tierra, se las compró a un señor de nombre Delfirio Pedraza

el 13 de diciembre del 73, si no estoy mal. Don Delfirio le cobró en esa época a mi papá

20.000 pesos, que, siendo familia pobre cómo éramos, no teníamos completos. Lo que

resolvimos fue pedir un préstamo a la Caja Agraria, lo que ahora es el Banco Agrario, e ir

pagando el préstamo en cuotas. La tierra daba muy bueno: daba buen plátano, tenía matas de

café, tabaco, y empezamos a montar una finquita con guadua que nos regalaban los vecinos.

Don Delfirio nos vendió esa finca en Tacuya sin escrituras ni cartaventa ni nada, así pelada,

desprotegida, porque en cualquier momento podían llegar del Gobierno a quitarnos esa tierra.

Menos mal a los poquitos años de eso se aparecieron por allá los topógrafos del Incora, que

ahora es el Incoder, yo no entiendo por qué le cambian tanto el nombre a las cosas si a la

final todo termina siendo lo mismo. El caso es que allá llegaron, nos midieron la tierra, y a

los poquitos días la tierra ya era de nosotros. Las 18 hectáreas.

Todo nos estaba saliendo bien allá en Tacuya, y con el tiempo pedimos otro préstamo y nos

hicimos lo de otra finquita. Conseguimos por el lado de Monserrate a Hernando Riaño, que

nos cobró un millón y medio por 300 hectáreas de finca, sin escrituras ni nada tampoco,

nosotros mismos hicimos la cartaventa a puño y letra, y bajamos a autenticarla al pueblo, así

de fácil era. 300 hectáreas suena a un montón de tierra, pero es que así tierra plana donde

usted pudiera apoyar el pie eran solo 60. Lo que hicimos con el resto de tierra que era pura

Page 67: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

57

falda fue usarla para sacar madera, y las 60 hectáreas las usamos un pedacito para construir

rancho y vivir todos allá, y el resto lo fuimos llenando de café, plátano, maíz, fríjoles, pero

más que nada café. Así duramos como diez años, con ambas fincas lleniticas de comida, no

crea que todo fue coca desde el comienzo.

Las cosas empezaron a chuequear incluso antes de que mataran a mi papá, cuando hasta

Monserrate subió un tipo de nombre Nicolás Rincón, de la Federación Cafetera. Estábamos

en el Gobierno de Pastrana recuerdo mucho, y nos querían llevar a uno de nosotros al

Quindío, para que viéramos cómo se plantaban otras cosas, y las plantáramos acá. No sé por

qué esa gente quería convencernos de no seguir sembrando café, pero me escogieron a mí,

yo que siempre he sido bueno para hacer de representante, y me llevaron para el Eje Cafetero

como ocho días. Allá me di cuenta que esa gente lo que está es montada; allá cultivan de

todo, tienen la maquinaria, las ayudas, la gente, trabajan la tierra lo más de moderno. Tenían

técnicas que yo nunca había visto, y querían replicarlas en los llanos, uno que acá

escasamente usa la peinilla el azadón y las manos; también querían sembrar cosas que uno

sabía que no se daban allá, algunas frutas o cebada, cosas que es muy difícil para que den, la

tierra del Meta es buena pero no tan buena. Luego de mostrarme esas bellezas me llevaron a

conocer el Parque del Café en Montenegro Quindío, una cosa muy hermosa.

Yo volví e intenté hacer lo que me mandaron a hacer pero eso no daba; eso fue casi como si

Pastrana nos hubiera quitado el café y nos hubiera empujado de a poquitos hacia la coca,

porque nos empezó a ir mal. Pero ahí todavía nuestras fincas estaban limpias de eso porque

mi papá no dejaba asomar una hoja de esas, ni porque se lo propusiéramos.

Page 68: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

58

Luego un mal día en ese mismo año, el 99, vinieron y mataron a mi papá. Lo mataron en la

finca de Tacuya, una noche de sábado que se fue para allá a pasar la noche solo, para llevarnos

a todos el mercado al otro día. En la mañana de domingo él ya no estaba vivo. Nunca supimos

por qué lo habían matado, pero sí supimos que habían sido los milicianos de las Farc, que

son haga de cuenta usted como guerrilleros infiltrados en las veredas, haciéndose pasar como

campesinos.

Así estuviera muerto mandamos llamar un médico, yo ya no me acuerdo por qué. El caso es

que el médico era de Mesetas, estando en plena época de la Zona de Distensión, entonces al

pobre le tocó poner en el parte médico que mi papá se había muerto era de un infarto, cuando

el balazo le quedó clavado justo entre los ojos. Ni rabia nos dio, era solo un pobre ocultando

la suerte de otro pobre para no terminar como él.

Ahí fue que todo se empezó a venir para abajo, porque sin mi papá las cosas ya no nos salían.

Por ejemplo, apenas lo mataron nos fuimos para el Banco Agrario con un hermano mío a

exponerles la situación, y a pedir que nos dejaran seguir pagando en nombre de mi papá el

préstamo que él había sacado para terminar de pagar la finca de Tacuya. El banco de una nos

dijo que no, que el seguro había pagado toda la plata, y nosotros ni sabíamos de qué seguro

estaban hablándonos. Uno como es bruto pues no pregunta, y como para nosotros era mejor

que se hubiera saneado esa deuda pues no dijimos nada. Cuando nos dimos cuenta fue que a

los poquitos días los mismos del banco nos habían falsificado todos los papeles, hasta mi

cédula, y nos habían robado la finca. Claro, es que las escrituras estaban allá hipotecadas por

el otro préstamo que habíamos sacado, entonces ellos no vieron problema en falsificar el

resto de papeles y venderle sin agüero nuestra finca al vecino, casi nadie, que sabía que eso

Page 69: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

59

era nuestro pero poco le importó. Todo esto lo sé porque un amigo que trabajaba allá nos

contó; yo creo que por allá debe seguir la investigación pero no volvimos a preguntar por

eso, lo que le digo, mi Dios ya habrá vengado ese despojo, porque eso sí fue un despojo, y

del mismo Gobierno, para que vea que uno acá no sabe quién es el malo. Menos mal ya no

vivíamos allá, simplemente llegamos un día a la finca y nos dimos cuenta que ya no era más

de nosotros.

Seguimos con lo que teníamos en Monserrate, pero la cosa con los cultivos no estaba

prosperando después de esa visita de la Federación, y como mi papá ya no estaba, pues

empezamos a plantar coca. El cambio no fue que un día teníamos café y al otro día ya todo

estaba lleno de coca, fue algo gradual. Por ejemplo yo empecé sembrando maticas por dentro

de los cultivos de café, y cada hermano empezó a plantar su pedacito dentro de la finca, y así

fuimos agrandando el cultivo. Cuando nosotros empezamos en eso ya varios tenían en

Monserrate: Alfonso Duque, Dumar Ortiz, Hernando Vargas, y ya después todo el mundo se

pegó de eso.

Yo todavía me acuerdo bien de la procesada de la harina. La cogida de la hoja por arroba

valía cinco mil pesos, y ya un gramo procesado valía entre 1.800 y 2.200 pesos, entonces

póngale que el kilo valiera sus dos millones de pesos en esa época. Para usted sacar la harina

primero pica la hoja bien picada. Luego la sala con cemento o cal y a veces amoniaco, para

dejar ese hoja bien quemada, mejor dicho, le da pata hasta dejarla hecha trizas. Luego esos

pedacitos de hoja los mete en canecas llenas de ACPM, y las deja remojando diez o quince

minutos. A eso se le echa agua más 70 centímetros de ácido sulfúrico, para que lave todos

los mugresitos que tenga el ACPM, y luego se mete eso en una prensa, como un gato

Page 70: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

60

hidráulico para no botar el ACPM que es bien caro. Lo que sale de la prensa es como un

guarapo; uno esclara ese guarapo con más ácido sulfúrico y mete eso en un tambor. Cuando

uno completa por ahí cien litros de guarapo, empieza a cortar uno esa mezcla con soda

cáustica o amoniaco, y a mezclar despacito. Uno vuelve y saca esa mezcla, y le echa encima

otras canecadas de agua bien cargadas de sulfúrico. Después de hacer como tres veces el

mismo proceso le va a salir un menjurje lechoso bien espeso. Eso es lo que se llevan al

cristalizadero los compradores para volverlo cocaína, que yo ese proceso si no me lo sé. La

harina está lista solo para fumar, eso es lo que se llevan a las ollas, lo que uno conoce como

basuco.

Yo me volví duro haciendo harina porque recogiendo hoja me iba muy mal, me cogían unos

dolores en la cintura que me dejaban postrado. Entonces yo me metía al cambullón a aprender

y me volví un duro en eso, por allá cuando estuve por el Vaupés. Es que no crea que yo vine

a saber de la coca acá en San Juan, yo ya era un duro en eso cuando pronunciar esa palabra

acá todavía era pecado. Por eso es que teníamos idea de plantarla con mis hermanos y yo me

fajé construyendo un cambullón en la finca para trabajar, todo en cemento y lata. Quedó tan

bien hecho que es lo único que sigue de pie desde que abandonamos la finca y se la empezó

a comer el rastrojo.

La primera vez que yo me fui a trabajar en eso de coca tenía 24 años, cuando cogí para

Miraflores Vaupés. En ese tiempo vivíamos en Tacuya, y unos amigos que ya habían estado

allá nos convidaron a un hermano y a mí, que eso por allá era muy bueno, que pagaban muy

bien. Entonces empacamos los chiros y nos fuimos, dos horas en avión y once en lancha. Eso

sí es la pura selva, desde que usted llega es cielo, tierra, agua y las mismas caras todos los

Page 71: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

61

días, usted no veía más. Ah bueno, y pues la coca por todo lado. Allá nos llamaban la gallada

sanjuanera, que era la más grande. Éramos 16 cristianos raspando hoja de sol a sol, menos

yo que a los días me pegue del cambullón a hacer harina.

Allá en Miraflores éramos más de 120 trabajadores, todos los días al mando del Sarco Jesús

Montoya, un narco que ya murió. Ese tipo manejaba mucha mercancía, mucha plata y se

movía como pedro por su casa en todo el Vaupés, pero tenía un problema muy verraco y es

que él, la mujer y los hijos eran todos basuqueros. Entonces de noche se metían y sacaban

puchos de la mercancía en cajas de Marlboro, y todo se lo fumaban ahí mismo. A mí me tocó

probar de eso una vez, cuando la guerrilla me cogió de andariego por Miraflores, es que yo

siempre he sido muy andariego. Me acuerdo tanto que a uno de los hijos le decían “el rey”,

porque a ese le gustaba fumar una mezcla de marihuana con basuco. Una vaina miedosa.

El Sarco no le vendía nada a nadie. Él tenía su negocio completo: las hojas, el cambullón

gigante, la harina, el cristalizadero que tenía en otra finca ya pegadita al Brasil que se llamaba

Cañabrava, y allá mismo tenía las pistas con sus aviones para transportar la mercancía y

también cargar armas. La plata la lavaba comprando fincas en Puerto López y otro pueblo

que no me acuerdo cuál era. Allá la tierra lo desconoce a uno, y me tocó devolverme a los

dos meses por lo lejos y porque me dio paludismo. Del Zarco no volví a saber sino lo que le

dije, la esposa vendiendo arepas al lado de una carretera, y el Zarco pues muerto. Quién sabe

qué habrán hecho con toda esa plata, yo creo que se la fumaron toda.

Al par de años otros amigos me volvieron a sacar con mi hermano de San Juan para el

Guaviare, que era más cerquita. Allá sí era muy diferente, cada finquita tenía su propio

cambullón, y el dueño de cada finca manejaba su propio negocio. Llegamos allá por Rómulo,

Page 72: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

62

que luego me enteré que lo habían matado no sé porque. Allá uno no llegaba a raspar hoja de

una vez, sino que tocaba hacer el amague de llegar a coger maíz. A los dos días un señor nos

cogió y nos dijo “eso qué se van a poner a coger maíz, más bien caminen para acá”. José

Anel Ramos se llamaba. Un boyaco más buena gente con uno, pero malo a morir, eso sí. El

que le caía mal lo iba pelando sin preguntar el nombre siquiera. José Anel Ramos no tenía

más gente que nosotros, otro señor Victor, y la mujer en la finca que era pura montaña, yo

nunca terminé de andarla toda. Nosotros andábamos felices con nuestra platica, pero todo el

mundo nos recomendaba que no le sacáramos la piedra porque ahí perdíamos, nos quebraba

el boyaco.

A los primeros días que estuvimos trabajando ahí me acuerdo que le disparó a su vecino,

Germán, que lo estaba acusando de haber matado a su hermano. Lo más triste del cuento es

que José Anel sí lo había matado, pero no le importó, igual le dio su pepazo a Germán y casi

lo mata. Jose Anel le tuvo que dar 120 mil pesos en esa época para indemnizarlo por orden

de la guerrilla. Porque eso sí, José Anel podía ser todo lo malo que quisiera, pero allá

mandaba las Farc, gústele a quien le gustara. Compradores podía haber muchos, pero todos

sabían que tenían que pagarle el gramaje a la guerrilla, que eran 40 mil pesos por kilo.

Entonces si alguien iba a comprar, primero tenía que hablar con algún guerrillero para que lo

autorizara, y para que le recibiera la plata del gramaje. Por allá sí que abundaba la guerrilla,

me acordaba a Costa Rica en sus peores días, o en sus mejores días, cuando solo se veían

camuflados y costales de plata.

En Guaviare nos fue bien, duramos como tres años yendo y viniendo entre fines de semana.

Pero con el tiempo conseguimos trabajos por ahí cerquita a San Juan, y nos terminamos

Page 73: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

63

quedando del todo. Recuerdo uno de esos trabajos que solo me duró 20 días por La Uribe,

recogiendo arroz en la finca de un señor que se llamaba Miguel Sarta. Me tocó devolverme

porque un día la guerrilla hizo reunión en el pueblo y dijo que todos teníamos que

carnetizarnos con un carné de la UP. No me acuerdo cuánto valía pero yo sí quería comprarlo

y carnetizarme, porque supuestamente con ese carné a uno le daban finca y fundos por allá.

Pero Miguel Sarta me dijo que no, que eso era venderse, y me devolvió para mi casa.

Bueno pero todo eso venía a que yo no era un novato con eso de la coca, yo ya me sabía bien

el cuento. Por eso siempre quise cultivar en la finca propia, en vez de ir a trabajar a otras

fincas más lejos, hasta que lo pude hacer por fin, allá en Monserrate. Cuando nos dio el año

2003 ya teníamos toda esa finca cundida de coca hasta las cachas, fue en esa época que

mataron a los milicianos en la vereda, y que Monserrate se empezó a plagar de guerrilla de

verdad verdad. A los milicianos los mataron otros milicianos más viejos, porque se estaban

propasando con la gente del pueblo, y tuvieron que ponerlos en su lugar; mataron a tres, dos

se salvaron. Desde ese día uno empezó a ver guerrilla en la vereda casi a diario, hostigando

a la gente y con lista en la mano, pendientes a ver quién hacía un movimiento medio raro

para quebrarlo.

Aparte de eso, otros milicianos dejaron entrar por error a la vereda a unos paras, en la época

en la que ya estaban llegando los paras al pueblo. Entraron tres, y se pistearon todo el negocio,

cómo lo tenían armado, los compradores, los vendedores, cuánta harina se producía, cómo la

transportaban, mejor dicho todo. Ahí sí fue que se alebrestó la cosa, y empezó la matazón:

mataron a Otoniel, al finado Jaime Gonzalez, a Ronaldo…ya el día que mataron al finado

Page 74: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

64

Juan Indio nos vinimos, ya estaban matando mucha gente y en cualquier momento acababan

con todos.

Nos vinimos el 13 de enero de 2004, recuerdo muy bien la fecha. Llegamos 54 familias, yo

representándolas a todas en la personería. En esa época el ex alcalde Diego Meyer era el

personero, y eso corría de un lado para otro buscándonos colchonetas, buscándonos comida,

mientras el Gobierno nos solucionaba algo. Nosotros contábamos con la suerte de que yo

hacía años le había comprado una casita a mi mamá que me había costado cuatro millones a

plazos, entonces allá fuimos a arrimarnos todos mientras tanto.

Acá no fue sino llegar y ponernos a aprender de todo para trabajar: jornaleamos, pelamos

vacas, limpiamos potreros, echamos guadaña, motosierra, lo que nos saliera. Luego me entró

la idea de irme para Bogotá, entonces cogí a mi mujer, a mis cuatro chinos y nos fuimos para

Soacha. Allá intenté montar un negocio de venta de fruta, pero eso no prosperó y me tocó

cerrarlo porque era más lo que perdía que lo que estaba ganando. Luego conseguí trabajo en

construcción, en un edificio por la 127 que se llama Batel II, donde vivía Yidis Medina. Yo

soñaba con poder hablarle un día y contarle mi tragedia, lo que le había pasado a mi papá en

Tacuya, y lo que me había pasado a mí en Monserrate, a ver si alguien me respondía con

algo, porque aparte de las ayudas humanitarias y la remesa anual, nosotros no habíamos

recibido nada. Nunca pude hablar con Yidis, pero mi Dios sabe cómo hace sus cosas, porque

imagínese en todos los líos que terminó metida esa señora, qué tal me hubiera enredado a mí

en algo.

A San Juan nos devolvimos porque nos llamaron que estábamos seleccionados para unas

casas que estaba dando Uribe, a través de la caja de compensación. Las casas resultaron ser

Page 75: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

65

cartacheques de ocho millones, con lo que negociamos y compramos esta casa donde estamos

ahorita. Al comienzo tenía no más esa piecita de allá, y ahí poco a poco levantado, me falta

un baño que siempre digo que voy a construir pero están las solas paredes no más.

Nosotros nunca vendimos en Monserrate porque algún día pensábamos volver, y eso es lo

que hemos empezado a hacer. Fuimos en diciembre a ver cómo estaba todo, y luego en enero

fuimos todos con machete en mano a tumbar maleza de la finca. Encontramos poquitica

gente, la mayoría se fue y los que ahora son dueños de las fincas es gente nueva, de otros

lados, de los viejos solo queda Carlos Julio. Encontramos todo enrastrojado, todo

abandonado. Lo único lindo fue que dentro de la casa creció una mata de orquídeas lo más

de bonita, esa sí no la hemos quitado. En medio de todo nos alegra que la finca esté así,

porque al menos sabemos que nadie cogió la casa ni nada para vivir, aunque nosotros

preguntábamos por la finquita a cada rato, y un hermano venía cada año, miraba de reojo a

ver cómo estaba todo, y se devolvía corriendito. El ganado lo cogió el vecino, y los cultivos

de coca se acabaron todos, lo único que se nota todavía es el cambullón, no lo tumbaron

porque nadie estaba trabajándolo.

Yo acá me volví el representante de Asopaz, una asociación de desplazados, porque ahora si

usted no está asociado a algo y aparece registrado en la unidad de víctimas, el Gobierno ni lo

voltea a mirar para botarle alguna ayuda. Como representante del pueblo tengo que ir a las

reuniones que hacen en Villao sobre justicia transicional, o pelear en la Alcaldía si a alguien

le están incumpliendo con los subsidios de la remesa. Yo acá me la paso agarrado con la

personera del pueblo, pero es que acá no tenemos personera, solo una persona que se gana el

sueldo, no hace nada más. Por ejemplo, no mueve un dedo con lo de las indemnizaciones. En

Page 76: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

66

la ley 1448 dice que el gobierno debe darle a cada miembro de la familia hasta 17 salarios

mínimos de indemnización, pero a nosotros no nos han dado nada. Yo lo único que recibo

son ayudas para comida por lo que ya tengo dos nietas, pero hasta ahí.

A mí me toca ir a todas esas reuniones donde se la pasan hablando de restitución aquí y

restitución allá y el proceso de paz en La Habana. Y yo no veo la restitución en ningún lado,

porque es que eso significa darle la misma tierra a las personas que la perdieron, en total

seguridad. Yo no soy iluso, eso de retornar en seguridad es imposible, yo eso lo sé. Mire si

yo me voy ahorita para Monserrate no hay ningún riesgo, pero espere no más a que se firme

el tratado, a ver qué pasa con todos los paramilitares que se desmovilizaron, que les tocó

pagar cárcel y andan viviendo por acá. Esa gente está emputada, usted cómo cree que les va

a dar cárcel a ellos y a las Farc ni un año, ¿es que ellos no hicieron nada o qué?

Con las cosas como están en San Juan, que no hay trabajo, yo menos vendo. Y no vendo

porque es que yo soy campesino, a mí me criaron para trabajar fue la tierra, para nada más.

Para las cosas de la ciudad yo no nací, que me haya tocado aprender por la necesidad es otra

cosa. Yo sí quiero regresar con mi familia, pero que el Gobierno me tienda la mano porque

así solos sí es muy difícil. Si mi Dios es capaz de impartir venganza, también es capaz de

repartir recompensas, y yo todavía sigo esperando la que le tocó a mi familia por tantos años

de sufrimiento.

Page 77: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

67

Al lado del río Güejar

Melquisidel Prada. 54 años. Tolima

A mí el río Güejar me ha enseñado todo lo que sé, o de pronto le estoy exagerando, pero es

que sí me ha enseñado muchas cosas. Me enseñó a nadar, me enseñó de animales, me enseñó

a ubicarme en este llano que a veces parece todo igualito, y me enseñó a pescar, que así es

como he mantenido a mi familia toda la vida, o al menos una buena parte. Mientras yo pueda

asomarme al río, llego con alguna vaina a la mesa. Vea por ejemplo, esto que estoy haciendo

acá se llama atarraya, uno la bota al río y recoje puros bocachicos o sardinas; a veces sale

uno que otro bagresito pero eso es muy raro que uno de esos animales se pegue a la red.

Si a mí se me diera eso del canto yo a lo primero que le cantaría sería al Güejar, se lo juro.

Le cantaría sobre las veces que casi me ahogan sus aguas, o los morichales que me prestó

tantas veces para llevar a mis amores, o el sonido del agua estrellándose en las piedras que

me arrulló toda la vida hasta que tuve que salir de allá. Le compondría una de esas llaneras

bien bonitas que uno oye tocar en la concha acústica del parque en ferias y fiestas, viendo

amanecer en el pueblo. Así en una de esas noches fue que me mataron a uno de mis hijos

apenas comenzó este año, la madrugada del primero de enero. Desde ahí me quedé con tres

hijos no más.

Fue en el Güejar que encontramos a mi papá a los cuatro días de haberlo matado, en el 2002.

Los guerrilleros lo tiraron a un zanjón que lo arrastró hasta una palizadita donde nosotros

Page 78: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

68

íbamos a pescar siempre, pero igual quedó perdido entre el agua. No fue sino hasta que el río

aguató que lo encontramos en un cañito que se forma ahí al lado del río, con el cuerpo lleno

de piedras por dentro. Al cuchito le abrieron toda la barriga, se la llenaron de piedras

grandotas y lo volvieron a coser. Así fuimos, lo sacamos y lo trajimos aquí para darle la santa

sepultura. Acá quedó.

Yo me llamo Melquisidel pero todos en el pueblo me conocen como Melco, Melco Prada.

Yo no sé mi mamá qué se puso a pensar hace 54 años para ponerme un nombre tan feo. Si le

hablo con la verdad yo sé que soy de Tolima, pero no sé ni de qué pueblo soy ni nada, a mí

me trajeron muy sardino para San Juan, para Los Micos. Yo prefiero pensar que nací allá en

Los Micos, y que el Güejar me vio nacer, en vez de ponerme a pensar por qué terminé en

estas tierras y si habrá sido buena idea venirnos, o qué andaríamos haciendo por allá en el

pueblo que fuera si no hubiéramos echado raíces por acá.

A mi papá le comentó un día un señor Esteban de que acá estaba vendiendo esa finquita, y a

lo último como que el señor ese se la dio barata, porque andaba como aburrido de la vida por

allá. Eso me parece que fue comprado en 1500 pesos en ese tiempo, 60 hectáreas. Pero eso

de finca no tenía nada, era más bien un fundo, como una tierra lejos lejos. Pues no más dígame

usted, que en ese tiempo le tocaba a uno en bestia a toda hora, porque eso no entraban carros

ni nada. Para allá nos fuimos los nueve hermanos, cinco varones cuatro mujeres, y mi señora

madre, que en paz descanse también.

Page 79: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

69

Por esa tierra a mi papá no le dieron sino una cartaventa, en esa época no se usaba eso de las

escrituras. Ya después fue que nos empapelaron esas hectáreas pero yo ni me acuerdo cuándo

fue eso. Es que por decir, todo lo que es del Güejar para acá tenía escritura y papeles para

mostrar, y todo lo que era más allá del Güejar nada, eso ya es muy lejos y por eso tampoco

es que valiera mayor cosa. Igual lejos y todo eso prendía muy bueno: sembrábamos maíz,

arroz, plátano, yuca, y ya a lo último pues pasto porque algo tenían que comer los animales,

¿no? Pues tampoco es que tuviéramos ganado porque mi papá era una persona muy pobre y

como no teníamos ayudas del Gobierno ni nada; cuando más tuvo así de propiedad fue por

ahí diez animalitos.

El arte nuestro era la pesca, ahí en el Güejar. Yo allá podía durar todo el día sin descanso,

sacando bocachicos de la atarraya, y ya uno se comía eso o lo vendía. Vendimos muy poco

porque la guerrilla no dejaba vender pescado, no dejaba vender nada, ellos allá eran como si

fuera el Gobierno. En la finca nosotros vimos guerrilla siempre porque quedábamos así en

un cruce donde había dos carreteras; una cogía para Costa Rica y la otra para Peñas Blancas

y a la guerrilla le servía mucho eso, entonces por ahí se la pasaban para coger las dos

carreteras.

Ya después el otro problema que se vino encima fue lo de la coca, que empezó como en el

2003, el 2004, pero ni a mi papá ni a mis tres hermanos los mataron por eso, los mataron fue

por otras vainas. Pero sí, claro que tuvimos cultivo, para qué se va a poner uno a decir que

no. El que diga que no tuvo cultivo en esa época es como si estuviera negando a la mamá,

porque es que diga usted, ya el uno tenía un cultivo y entonces como eso les daba platica, ya

el otro sembraba y el otro y el otro y así se fue plagando todo.

Page 80: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

70

Al comienzo el negocio funcionaba muy bien con la guerrilla, porque ellos desde el comienzo

empezaron a que ellos cogían toda la mercancía y compraban ahí mismo, pero ya después no

compraban sino que le daban un vale a la gente que decía “venga dentro de ocho días o dentro

de quince días y le pagamos a la fija”. Y a veces sí pagaban a la fija pero otras veces pagaban

solo una parte, y ya al final no pagaban nada, pero seguían con la orden de que la harina era

solo para ellos y el que se pusiera a venderle a otro lo mataban, entonces así muy difícil

porque ni compraban ni dejaban vender. Eso era un desastre con esa humanidad al final.

Pero eso no fue el problema nuestro, nosotros apenas teníamos unos poquitos cultivos. Esta

es la hora que yo pienso y pienso y no sé cuál fue el problema nuestro, por qué a nuestra

familia le fue tan mal si uno veía a otra gente haciendo peores cosas, o es que todas las

familias por allá tuvieron calvarios parecidos, no sé. Con decirle que a Ramiro, el primer

hermano que nos mataron, ni siquiera lo encontramos, y eso que lo mataron dentro de la

finca, pero ya para los lados del río. Pues al menos eso fue lo que averiguamos, que lo vieron

corriendo por los lados del río y que lo estaban siguiendo los del frente 27, hasta ahí sé yo.

Ramiro lo único que andaba haciendo era buscando una semilla de cacao para sembrarla, él

en esa época no trabajaba en coca ni nada de eso; el negocio de él era vender pasto dulce para

los ganados. El único que supo dónde lo habían dejado después de matado fue un amigo de

nosotros que nos dijo que sabía dónde le habían dado muerte y luego dónde lo habían llevado.

Un hermano mío le dijo “si usted sabe a dónde quedó, por qué no va y nos dice para que

nosotros vayamos y recojamos aunque sea los restos, ¿no?”, pero el hombre se mamó a lo

último: que no sabía, que no tenía tiempo, y así Ramiro se perdió bien perdido para siempre.

Page 81: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

71

Como a los cinco años de eso mataron al otro, a Hugo. Ese estaba trabajando de vaquero por

allá por el lado de la Recebera, que es un pedazo del Güejar que llaman así porque allá es

donde van los pescados machos a resobar sus huevos. Un señor que tenía una finca cerca le

dijo: “Ole Hugo, usted que es tan buen trabajador ¿Por qué no me consigue unos animales y

le mete acá a esta finca?”. Entonces él se puso a buscar y Don Saturnino, un señor que era

dueño de un almacén por allá, le ofreció a Hugo unos chivos, que si no quería llevarlos para

allá para que dieran cría.

Pues Hugo se cargó los chivos y ese mismo día lo cuestearon los guerrillos y lo mataron a la

orilla de la Recebera. Lo mataron porque dizque les informaron que él se estaba llevando

esos chivos robados y cómo le digo, en ese tiempo cualquier cosita eso era de una vez dando

candela, ellos no investigaban ni nada, sino que de una vez le daban a uno. Por eso fue que

lo mataron, por unos chivos. Otro señor que iba con él y no le hicieron nada fue el que nos

avisó y fuimos a recogerlo.

Y ya como a los tres años de eso nos mataron a Dagoberto, que esa sí fue peor la miserableza

por lo que lo mataron. Imagínese que el hermano mío también tenía un cultivo chiquito de

coca, se fue a vender por ahí un puchito de mercancía al pueblo, y luego se compró una

empanada pero no tenía sencillo, entonces le dijo a un señor que estaba ahí que le hiciera el

favor y le descambiara el billete, y el señor de una vez le fue diciendo “no, yo no tengo plata

para cambiarle a ningún hijuetantas, ni más faltaba”. Dagoberto de una vez le fue

acomodando la mano y el tipo le dijo “tranquilo que usted no se queda con esas”. Pues resulta

que el mugre ese era un miliciano ahí del pueblo, y como a los 15 días que Dagoberto volvió

ahí estaba otra vez el maldecido ese, que ya le había pasado el informe al comandante y ya

Page 82: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

72

tenía la orden de quebrar a mi hermano. Entonces de una vez le fue cayendo, a los que estaban

con mi hermano les dijo que se abrieran rápido, y ahí mismo pao pao, y lo dejaron en el piso

muriéndose, todo por haberle zampado la trompa a un porquería mugre de esos.

Por ahí derechito siguió mi mamá, la mató la pena moral porque Dagoberto era el último, el

cuba le decíamos, porque era el más menor, tenía 22 años, pero era el más grandote de todos.

Nosotros ya después de lo de Dagoberto le decíamos a mi papá “papá vea, venda esa finca,

cómprese una casa, monte un negocito y nosotros lo ayudamos”, pero nos decía que no, que

no vendía porque se ponía a darle cada pedazo a la gente y se quedaba sin nada. Ahí se paró

en la raya sin saber que el siguiente turno le tocaba a él. A los diítas llegaron unos malnacidos

milicianos que se lo llevaron, lo mataron y lo botaron al río.

En Los Micos nosotros teníamos la orden de la guerrilla de que cuando sintiéramos entrar al

ejército avisáramos ahí mismo, que los dueños de finca tenían que avisar, y resulta que ese

sábado entró el ejército y mi papá estaba acá en el pueblo porque yo lo había convencido. Yo

acababa de sacar una casita a millón quinientos en el pueblo para organizarme con la mujer

mía, y esa noche le dije al cuchito “ole papá pero usted ¿cuál es el afán de irse? Usted ya no

tiene obligación ni nada, por qué no se queda y nos tomamos una cerveza y va y derrocha

por ahí un rato”, que cuando se sintiera cansado pues íbamos y nos dormíamos. Pues al final

lo convencí y nos quedamos tomando en el pueblo, con tan mala suerte de que preciso esa

Page 83: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

73

noche entró el ejército y se escampó en la finca de mi papá, a lo mejor por lo que la vieron

sin luz prendida ni nada.

Eso se demoró más mi papá en volver a Los Micos que los desgraciados milicianos en sacarlo

de la finca. Lo sacó uno al que mi papá le fiaba todos los días, porque él tenía un chucito de

cerveza ahí en la misma finca. El señor le decía que le fiara que él estaba creciendo unas

hojitas de coca y que ya en unos días le pagaba; pues que pagarle ni que nada, lo sacaron

entre él y otros milicianos, engañándolo que había una reunión y que el que no fuera tenía

que pagar multa, y ahí ya usted sabe el resto de la historia. Murió de 72 años mi papá.

Después del entierro yo no volví a subir por allá. Me quedé en la casa que le digo con mi

mujer y mis hijos, muerto del miedo pero sin atreverme a decir nada. Allá nadie decía nada,

todo el mundo seguía la vida sin más; ¿Pero es que qué iba a decirles uno? Esa porquería de

plaga hacen las diabluras y los daños y nadie les protesta nada, es como si fueran los dioses

del cielo y de la tierra, los dueños de la voz y el voto en todos los pueblos.

Yo sí nunca me la dejé montar, ni les pagué un peso ni nada. Me acuerdo una vez que me

iban a sacar una multa porque pues yo vivía de la pesca y vendía mis pescados en el pueblo

a ratos, y eso ellos lo tenían prohibido. Entonces de una vez me citaron para los lados de

Costa Rica que tenía que pagar 500.000 pesos de multa. Yo sí me les fui parando y le dije al

comandante “no, ¿sabe qué? Yo no tengo plata para mantener a mi familia, mucho menos

para darle a otro, por qué no se corre más bien para acá a donde no le pegue el sol”. El

comandante me dijo que si yo me estaba burlando de él, que no sé qué, y le respondí que no

era por burlarse, que es que ellos no conocían las necesidades de la gente, así yo ya todo

toreado. Un hermano que fue conmigo me calmaba y me decía que le diera al menos 200 y

Page 84: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

74

ya, que saliera de ese problema. “Pues usted que tiene platica déselos que yo de mi parte no

se comen nada” le dije, y sí fue cierto que no les di nada, y así quedó la vaina.

De todos mis hermanos quedó solo una frenteando la vaina allá en Los Micos con el esposo.

Pero al poquito tiempo se vinieron porque les ganó el miedo, como a todos, y dejaron eso ahí

completamente solo. Es que después de perder un papá, una mamá y tres hermanos ya

cualquiera se asusta, yo duré años sin poder ir a pescar del miedo de que me mataran, o

porque me agarraba una nostalgia muy horrible pensando en mi papá ahí tirado en el charcón.

Imagínese el miedo y la tristeza tan verraca que tenía adentro que le ganaron hasta al hambre.

Apenas se fue mi hermana la guerrilla nos empezó a minar la finca, o al menos eso era lo que

nos contaba la gente que bajaba de Los Micos, y nos moríamos de la angustia. Que minaron

porque ya a la vereda entraron de lleno los paracos y que apenas llegaron se alojaron en

nuestra finca, con la guerrilla acampando al otro lado del río, al frente de ellos, entonces que

se daban candela ahí en nuestro fundo todo el tiempo. Eso dizque que se formó un desorden

tremendo, que murió harta gente por las minas y por las balaceras que se daban esos dos a

toda hora.

Mientras tanto yo sin poder pescar estaba viviendo muy mal en el pueblo, entonces decidí

irme para Puerto López y dedicarme a la pesca más bien allá. Cómo sea vendí la casita que

tenía acá y pagué la mano de deudas que tenía, y ya me iba a ir con el otro pedazo de la plata

cuando me dijeron que si es que yo no creía que allá también había paracos. Pues a mí no me

preocupaba mucho porque yo conocía algunos paracos y no eran tan malos, ellos solo matan

a gente con lista en mano, pero todos me decían que no fuera guevón, que la iba a embarrar

y que allá iban a pelar a toda mi familia. ¡¿Entonces qué hacía?! Ya había vendido la casa en

Page 85: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

75

San Juan y ya me había gastado un pedazo de esa plata pagando deudas, ya no me alcanzaba

para una casa ni para nada. Ahí sí fue que nos llegaron las maduras, yo estuve a nada de pedir

limosna en el pueblo de la desesperación de ver a mis cinco chinos con hambre. Me puse a

vivir de arriendo y mi mujer todos los días me cantalateaba que porque no bregaba a ir al río,

pero yo no era capaz de poner un pie afuera del pueblo.

A mí la necesidad me hizo ir hasta donde José Luis, el alcalde del pueblo en ese tiempo, que

era como el 98 o el 2000. No me acuerdo del apellido pero sí me acuerdo que tenía un Toyota

azul lo más de bonito. Yo llegué allá a rogarle que me regalara un lotesito para ver si me

hacía lo de una casa con unas tejas de zinc que había dejado en Los Micos, que no tenía

dónde vivir con mi familia. Pues José Luis se compadeció y me cedió un lote en el barrio La

Esperanza, y yo mandé recoger esas tejas porque ni loco pisaba yo esa finca. Me las trajeron

y ahí empecé a armarme un ranchito, pero allá la gente de La Esperanza comenzó a pelear,

que cómo iban a dejar meter un cliente con una casa de esas así tan ordinaria, si las casas allá

eran de ricos, y pues yo bien pobre. A la final la gente peleó tanto que me quitaron el lotesito,

y se lo dieron por allá a otro parroquiano. Así tuve que vivir de arriendo como cuatro años,

y trabajar en lo que me saliera para el sustento del día. Me mandaban a tejer chinchorros y

más o menos era de eso que vivía.

A mí hasta el momento la registrada en la personería y el código de desplazado no me había

servido de nada, no más para las remesas y la ayuda humanitaria, lo que le dan a todo el

mundo acá mejor dicho. En el caso de mis hermanos muertos y mi papá se supone que

tenemos que recibir un subsidio; a mi papá me lo pagaron, pero esta es la hora que seguimos

esperando el desembolso de lo de mis hermanos y nada. Yo lo que pude medio entender fue

Page 86: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

76

que a los diez años de desplazado me daban mi indemnización y que mientras tanto me daban

subsidios por ahí cada cuatro meses, y eso de la indemnización tiene que pasar este año

porque yo fui desplazado del 2005. Por ejemplo a mi hermana ya la llamaron que no le iban

a dar más remesa porque ya la iban a indemnizar, yo no sé a mí por qué no me han llamado,

creo que me pusieron en una fecha más corrida pero no sé.

Bueno pero le estaba diciendo que a mí esa registrada no me había servido para nada hasta

que se me apareció la virgen, porque fue en esa época que Uribe empezó a dar eso de las

carta cheques que eran por diez millones me parece, y también quedé beneficiado para unas

49 casas que estaban dando acá en el barrio La Macarena para la gente desplazada, y al mismo

tiempo resulté también dizque beneficiado con seis desplazados más de acá de San Juan para

unas casas en Villavicencio, que si uno pagaba diez millones doscientos le daban vivienda

por allá. Se me apareció la virgen tres veces y al tiempo, mejor dicho. Entonces lo que yo

resolví fue dar el carta cheque para la casa en Villao porque todos me aconsejaban que

después eso lo podía vender en 25 millones y con eso me devolvía y compraba una casa bien

bonita por acá. Eso sí me tenía que quedar cinco años viviendo en Villao, porque la condición

era que a los cinco años de vivir uno ahí, el Gobierno daba las escrituras, para que uno no

vendiera ahí mismo como yo estaba pensando hacer. A la casa de La Macarena renuncié y la

personera me trató lo más de mal, yo que tanto había jodido con que no tenía casa y que había

cedido lo de La Macarena, pero yo no cabía de la felicidad porque me iba a ir para Villao con

mi familia y con otro hermano que había quedado favorecido también.

Page 87: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

77

Pues póngale cuidado que acá les fueron poniendo las casitas a todos los desplazados en La

Macarena una a una, y esta es la fecha que en Villavicencio no nos han dado nada. Y para

peor mi suerte, una de las beneficiarias de Villavicencio me ocupó el lote que me habían

asignado allá. No es que mejor dicho. Yo un día fui para allá y el señor de la constructora me

estaba buscando. “¡Melquisidel! Usted cayó como anillo al dedo”, me dijo. Lo que pasaba es

que una señora me había invadido mi lote y me estaban buscando para ver qué

solucionábamos. Ella también tenía un lote asignado ahí mismo, en el barrio San Antonio es

eso, pero mi lote estaba más adelantado porque ya estaba en viga de amarres, y el de ella eran

apenas las bases.

Yo me fui a hablar con ella. Se llama María Edilma y me explicó que le había echado mano

a mi lote porque tenía siete hijos y no tenía dónde quedarse, que mi corazón decidía. “Ay de

por Dios no me vaya a desalojar de acá” me decía, que si yo quería hiciéramos un negocio y

cambiábamos lotes, que eso a la final era lo mismo y que antes el lote de ella quedaba más

cerca del centro. Pues yo a la final mal qué bien estaba viviendo de arriendo en un ranchito,

y como soy tan compadecido pues hicimos el negocio y cambiamos los lotes, pero esta es la

hora que nada de nada, y la señora si siguió viviendo por allá, pero tampoco le han construido

bien.

Nosotros tenemos tutela sobre eso, se llama creo que Convivir o algo así, pero es que no me

recuerdo ahorita, por ahí debo tener la carta y todo entre todos esos papeles. Al comienzo de

eso había un contratista de nombre Óscar que se robó toda la plata; ahora hay un nuevo

contratista pero igual vamos a volver a entutelar para que también nos paguen daños y

Page 88: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

78

perjuicios por la demora, porque esa primera tutela la ganamos como en diciembre y vea en

qué mes vamos y no nos han entregado nada.

Mientras esperábamos nos conseguimos esta casa que es propia, porque eso viviendo de

arriendo no le alcanza a uno la plata para nada. Esta casa la conseguí por millón ochocientos

pero eso fue casi a las malas que me pude quedar acá. La señora al comienzo nos tenía

arrendada la única piecita que tenía este lote, y un día llegó diciéndonos que nos vendía

barato, que a millón ochocientos, que necesitaba la plata urgente porque al hijo que se había

ido a trabajar con los paracos lo había cogido una mina y lo había matado, y se tenía que ir a

hacer vueltas por allá para que le colaboraran con el muchacho.

Todo lo que teníamos para ofrecerle era un televisor y una grabadora de CD, era todo lo que

teníamos nosotros. El resto yo como le digo, yo vivía casi que pidiendo limosna. Le dije

“señora Cecilia, yo con qué le voy a comprar si no tengo”, y ahí me cogió y me dijo que

entonces tenía quince días para desocuparle la pieza. Yo le rogué que al menos me dejara

pisarle el negocio con doscientos mil pesos que era lo único que tenía pero qué va, nosotros

no teníamos en ese tiempo ni para comprar el gas que valía 25.000 pesos, nos tocaba era con

pura leña. Yo me recordé que en el pueblo había una viejita que recibía prendas en empeño,

lo que eran las motos, los televisores, y como la viejita nos conocía a nosotros, pues allá fui

a rogarle a que me recibiera esos trastes a ver cuánto me daba por eso. La señora no me los

quería recibir pero le rogué y le rogué hasta que me dijo que le trajera las cosas y ¡tran! Me

dio los 200.000 pesos de una. Yo ni calenté esa plata en el bolsillo, llegué de una vez y le

dije “vea Señora Cecilia”, y la mujer mía lo más de feliz porque ya éramos dueños de esta

casita. Y así de chichigüita en chichigüita le pagué el millón ochocientos a la señora.

Page 89: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

79

Nosotros dejamos abandonada la finca de Los Micos cinco años. En cinco años, nadie se fue

a asomar ni para ver cómo estaba eso, solo sabíamos por lo que nos decían de vez en cuando.

Hasta que a lo último un muchacho que se llama Félix que era conocido de nosotros nos dijo

“ole, eso en cuánto me arriendan esa finca y yo le pongo mano”. Nosotros le echamos cabeza

y pues pensamos que a la final eso estaba minado como un verraco, que la finca prácticamente

la teníamos perdida, y era preferible dejarle que trabajara la finca en vez de perderla del todo.

Entonces acordamos que se la dejábamos por un año, que él iba a cercar, a bajar monte, a

cultivar y a meter animales, y nosotros de paso rescatábamos la finquita, así no ganáramos

nada por ella al comienzo.

Como eso era un nido de minas, el hombre empezó a soltar ganado porque cómo el decía “si

se matan que se maten las reses y no uno”. Pues sí señor que eso empezaron a volar para

arriba reses para un lado y para el otro como en una fama, pero así se desminó un poco la

finca. El ejército ya había desminado un poco también, porque eso hubo hartos muertos de

todo: civiles, soldado, paracos y hasta los mismos guerrilleros se salían un tantico de la

carretera y ¡tran! Le ponían le pata a una mina y chao. Uy, eso hubieron muertos por allá

como un verraco, como en el 2007, 2008, eso fue una guerra… uy virgen santísima.

El año se cumplió y Félix bajó a decirnos que ya nos había quedado la finquita por allá. ¿Pero

yo qué hacía con esa finca? Yo que hasta ahora estaba siendo capaz de ir al río a mojarme

los dedos de los pies apenas por el susto que tenía todavía. Entonces me resolví y le dije a mi

hermana “¿sabe qué Elcira? Yo le vendo la parte mía”, y como no sabíamos dividir partes ni

nada de esa finca, le pedí siete millones de pesos, sabiendo yo que ahorita esa finca está

valiendo un poconón de plata, por ahí más de 200 millones. Pero dígame yo bien aburrido,

Page 90: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

80

bien pelado, sin nada ya uno casi para volverse es ladrón, y aguantando hambre qué más

hacía. Pisamos el negocio con una moto Yamaha que tenía Duván, el hijo de ella, que la

valoramos como en dos millones y pucho. Y como ella si tiene formita, me fue pagando de

a 500, de a 200, y así hasta que ya me completó los siete millones y se quedó con ese pedazo

de la finca. Allá no viven pero sí suben todos los días porque tienen como 20, 25 reses.

Yo aquí estoy esperando a que alguien me dé algo. Ni esa gente en Villao me ha dado nada,

ni el Gobierno que se supone que indemnización y que tierra y que no sé qué más cosas

tampoco. Porque eso nos dijeron a nosotros, que si uno perdió su tierra o su finca, que

entonces le daban a uno otra tierra y otra finca, que si uno quería la misma o en otra parte,

pero uno para saber cómo está eso por allá en otros lados, muy verraco. Yo sé que cuando

estuvo el presidente Uribe sí hubo un control muy bueno, o al menos acá se arregló un poquito

la vaina, y yo ya salía a pescar porque sabía que ya no había guerrilla por ahí, que la guerrilla

ahora quedaba por allá lejos. Ahoritica es que se está volviendo a desgraciar esta joda. Al

menos mientras andaba esperando me reconcilié con el río, me hacía mucha falta.

Page 91: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

81

Acá sigo

Lizardo y Marina, 49 años, Cunday Tolima.

Algo que la gente en las ciudades no tiene ni idea es que a los que pisamos minas la guerrilla

encima nos cobra lo que vale, que es un millón doscientos mil pesos. O sea, usted termina

muerto, regadito en pedazos o incompleto y aparte a su familia le toca pagar por lo que pisó.

A nosotros no nos la cobraron, en vez de eso a los quince días nos dejaron un letrero que

decía “FELIZ NAVIDAD LES DESEA EL FRENTE 27 DE LAS FARC”, colgado en dos

guaduas cargaditas de explosivos a la entrada de la finca. Ese fue el regalito que nos dejaron,

que ni era navidad, porque estábamos a finales de octubre.

Yo le voy a decir por qué tanta gente del Tolima terminó por acá. Lo que pasa es que en la

época de La Violencia, como en el cuarenta y algo, mucha gente se vino para el Meta, por lo

que de aquí al Tolima es cerquitica. Lo que más encuentra uno acá son tolimenses y

santandereanos, pero criados por acá cerca; digamos, yo soy de Cunday Tolima, pero crecí

desde los seis años en San Martín, porque mi papá se vino desde muy temprano con toda la

familia (somos seis hermanos) a manejar unas haciendas por allá, él era administrador

general.

Ya después mi papá se dedicó a comprar y vender ganado ahí mismo, en San Martín. Para el

ganado le arrendaban un potrero, por el que pagaba mil quinientos pesos en ese tiempo, el 78

79. Yo terminé el bachillerato en el 85 y después me fui a prestar servicio militar a

Villavicencio, en la fuerza aérea. Después de eso me devolví a San Martín, y ahí fue que

Page 92: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

82

conocí a Marina, mi mujer, cuando ella estaba estudiando un auxiliar en contabilidad. Desde

ahí no nos hemos despegado.

Nos fuimos a vivir ahí mismo, de arriendo, al pie de la casa de mi mamá, y ahí empecé a

trabajar en Vichada y en San Martín acompañando a un ganadero muy nombrado en el Meta,

como haciendo de escolta, yo era uno de los hombres de confianza. Con ese señor trabajé

como dos años, pero después fue que nos vinimos para acá para San Juan.

Acá en San Juan siempre estuvo la oportunidad de trabajar porque el papá de Marinita, que

también es del Tolima tenía una fábrica muy famosa de muebles acá mismo, muebles Borda

se llamaba. Usted vaya a cualquier casa acá en el pueblo y seguro tienen al menos un mueble

de los Borda, eran una familia muy nombrada en ese tiempo acá en San Juan. Intentamos

venirnos la primera vez a trabajar ahí en la fábrica pero las cosas no se dieron con el suegro

entonces nos fuimos para Bogotá y allá duramos siete años, desde el 88, más o menos.

Allá llegamos a vivir a Kennedy y a Florida Blanca, por el lado de Alamos, en el

noroccidente. Empecé a trabajar de una vez con unos ingenieros y unos arquitectos, como

haciendo de consultor de ellos, y Marina se quedaba en la casa cuidando a los niños, que ya

en ese entonces habían nacido los tres. No es que fuera machista ni nada, es que Marina

siempre ha sido de la casa y ella es muy apegada a los hijos, aparte no había la necesidad

porque a mí me estaba yendo bien. Pero mi mujer mantenía muy enferma por el clima y la

altura, le daba una gripa y de una vez la atacaba el asma, entonces eso nos obligó a

devolvernos para acá para el llano.

Page 93: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

83

Llegamos de una vez a San Juan, a la finca del suegro donde quedaba la misma fábrica. Esa

finca queda en la vereda Angosturas, es aquí no más a cinco minutos saliendo del pueblo,

por el kilómetro 7 vía Vista Hermosa, cerquitica. Allá en la finca vive toda la familia de

Marina: el papá, la mamá, el hermano mayor, todos. Nosotros sí hemos tratado de ser más

bien independientes, incluso cuando vivíamos por temporadas allá todo lo nuestro era muy

aparte.

Esa finca la consiguió mi suegro hace como 38 años. La fue comprando por pedazos, algunos

con carta venta y otros con escritura, y alcanzó a medir en total como sus 100 hectáreas. Yo

le pongo que en esa época costó 35 mil pesos, algo así, que a uno se le hace muy barato por

lo que todos venimos del Tolima y allá la tierra es muy cara, entonces mi suegro sin pensarlo

mucho la compró. La finca se usaba para dos cosas no más: para procesar la madera y hacer

los muebles, y para la ganadería, porque la familia de Marina tenía más o menos como 120

reses. Es que eran buenas épocas ¿no le digo? A todos nos iba bien y había modos. Aunque

después de que el suegro murió la finca la empezó a manejar el hermano mayor de Marina y

ya no se llevaban tan bien las cosas, y luego pasó lo de la mina y eso sí fue cierto que se

volvió invivible por allá.

Pero antes no había problema. Eso sí siempre estaba por ahí la guerrilla, pero solo pasaban.

Por ahí se asomaban a la hora del almuerzo a pedir que les vendiéramos tres almuercitos, y

pues uno claro, les vendía. Luego más en la tarde aparecían con pan, o mataban un bicho, un

gurre o alguna cosa y nos daban para que comiéramos, como de agradecimiento. Esa era la

relación, ellos nunca nos comprometieron con nada ni se nos metieron con nada; para este

lado no alcanzó a llegar lo de la coca, yo si sé que por Peñas Blancas y Monserrate todo eso

Page 94: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

84

es lleno, pero acá no se miraba nada de eso, nunca en la vida, era una convivencia muy

pacífica.

Las cosas se empezaron a poner malucas fue cuando se empezaron a arrimar los

paramilitares, y la zona donde vivíamos se volvió un punto estratégico, porque ahí

permanecían los unos y los otros y a raíz de eso fue que empezaron a minar. Para mí que no

solo los guerrillero minaban, sino también los paramilitares pero yo no tengo cómo

comprobarle eso. Son puras estrategias para detener un poco a la fuerza pública, pero los que

pagaban eran los civiles que no tenían nada que ver en eso.

También en esa época empezó lo de Casa Bomba. Eso era un lugar en frente de la finca que

lo empezaron a llamar así porque ahí era donde bajaban a la gente que viajaba en las flotas y

los mataban por ahí. La guerrilla empezó a hacer retenes en esa carretera, luego también los

paramilitares, y eso mataban gente y dejaban los cuerpos botados. Pues no era que uno saliera

y encontrara el cadáver, sino que contaban, que habían encontrado a tal, o que mataron a tal

otro. Esa época sí fue fea, porque los sicarios de la guerrilla se la pasaban por ahí con lista en

mano, ese tal patapicha y alias gomelo; esos eran los matones.

Mire esas cosas pasaban pero uno se podía acostumbrar a eso, uno al fin convivía viendo eso.

Pero ya fue el apogeo de las minas como en el 2004 que nos fregó la vida bien fregada por

allá en la finca. Nosotros fuimos los primeros que caímos en esa zona, y detrás de nosotros

siguió una ola de gente que empezó a caer y a morirse ahí mismo.

Page 95: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

85

Nosotros no caímos al momentico. Antes nos fuimos otra vez para San Martín como cinco

años, yo trabajé como técnico en una empresa de arroz, nos compramos una casita, volví a

trabajar de escolta por épocas con ganaderos, criamos un ratico a los hijos…mejor dicho,

hicimos nuestra vida por allá otro rato. Y cuando ya teníamos una platica guardada, ahí sí

nos resolvimos volver para empezar a comprar ganado para vender, así como mi difunto

suegro, que murió de peritonitis, se salvó de la muerte natural de acá que es la plomonitis.

En esa época una vaca se vendía en un millón, millón cien, y yo las compraba siempre en

900, así le ganaba alguito al negocio.

Fue ahí que nos pasó, el 18 de octubre del 2004, cuando la vida nos estaba sonriendo a mi

familia y a la de mi mujer. Yo nunca he cuestionado a Dios, él hizo su voluntad, y yo no

puedo renegarle; pero desde ese día la vida a todos nos cambió mucho, y él lo sabe, él cada

día se da cuenta. Nosotros nos levantamos temprano con un cuñado mío a revisar una cerca,

ahí mismo en la finca. Me acuerdo que yo acababa de comprar un ganado y estábamos

reforzando las cercas. No fue sino que pusiéramos un pie en la vía pública, en la carretera, y

ahí fue, el hermano de Marina fue el que la pisó. Yo hasta ahí me acuerdo.

Apenas pasó nos llevamos a mi hermano y a Lizardo para el Centro de Salud de San Juan,

luego para Granada y luego para Villao porque acá no era mucho lo que podían hacer, los

dos estaban muy mal. Mi hermano falleció al otro día, y yo ni tiempo tuve de llorarlo porque

me tocó salir corriendo detrás de mi marido para Bogotá, a ver si allá lo salvaban. Mi esposo

tuvo perforación de oído, pérdida parcial de la visión, se le reventó el estómago, quedó sin

mucha piel y sin mucha carne. Pero acá está. Acá estamos.

Page 96: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

86

Duramos seis meses y medio en el hospital de San Carlos, en la UCI, que es allá donde llegan

todos los desbaratados de Colombia a ver si se van de este mundo o se quedan. Nos la

pasábamos de operación en operación, de recuperación en recuperación, de reconstrucción

en reconstrucción, fueron unos días muy tenaces. Nosotros pudimos hacerle todas esas

operaciones porque Saludcoop ponía el 75% y no nos tocaba tan duro para pagar el resto,

pero siempre se nos fueron más de veinte millones en operaciones.

Yo sufría de ver a mi esposo todo hinchado y aparte imagínese usted yo lejos de mis hijos,

porque ellos se quedaron en San Juan con la abuela cuidándolos, pero estaban muy chiquitos

todavía. El que más sufrió fue mi mono, Guillermito, el más grande. Me acuerdo que ese día

él estaba presentando lo del Icfes en San Martín, y no le quisieron dar la noticia sino hasta

por la tarde, después de hacer el examen. Él fue el que más cuidó a los hermanitos y con solo

16 años, y luego le tocó empezar a trabajar muy sardino para ayudarnos económicamente

porque apenas salimos del hospital Lizardo no podía hacer nada. Yo por mi parte ayudaba

con un puestico de cárnicos porque yo hice un curso de eso en el Sena cuando vivíamos en

Bogotá, y una ONG nos ayudó dotándonos la maquinaria para iniciar ese negocito, pero eso

ya fue después.

Esa yo creo que fue la parte más dura de haberme recuperado y de poder pararme después de

seis meses, ver que no podía hacer era prácticamente nada, yo que siempre le había proveído

a mi familia y nunca había habido problema por eso. Lo otro duro fue que nos tocó empezar

a vender las cosas por los gastos del hospital, imagínese yo seis meses allá metido.

Empezamos vendiendo lo que habíamos comprado en San Martín, y luego ya nos tocó

empezar a salir del ganadito. Yo creo que en total vendimos entre todo unos sesenta millones

Page 97: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

87

de pesos. Quedamos mejor dicho como quién dice, con una mano por delante y otra por

detrás.

Cuando pasó lo de la mina en la finca estaban todos. Estaban otros cuatro cuñados, las

mujeres, como seis sobrinos y mi suegra, casi veinte personas. Y cuando nos llevaron al

cuñado y a mí para el hospital allá siguieron todos, muertos de miedo viviendo en la finca,

porque de todas formas para dónde iba a agarrar tanta gente. Pero como a los quince días

pusieron el cartel ese, con las guaduas llenas de explosivos, que yo creo que eso lo hicieron

ya para terminarnos de sacar de allá, pero quién sabe por qué sería, nosotros nunca tuvimos

problemas con ellos. De pronto fue por haber caído en la mina, porque como eso le cuesta a

la guerrilla, no nos la cobraron pero sí nos echaron de la finca. Mi suegra no pudo más del

miedo y se fue con todos; no quería más muerte.

Después de que todos salieron de allá nos contaron que un perro se asomó cerquita a las

guaduas a orinar o yo no sé y toteó una guadua. El pobre animal voló en mil pedazos, y la

otra guadua quedó según esos encima de la carretera, por allá por dónde se entraba a la finca.

La gente le dio aviso acá a la Policía, a la Alcaldía, hasta a los paramilitares que se la pasaban

por acá y todos que sí, que iban a ir y qué, eso duró harto tiempo ahí botado. Hasta un primo

de Marina fue a intentar totearla, fueron y le amarraron una piola, se metieron debajo de una

alcantarilla y empezaron a halar para ver si toteaba pero nada.

Lo que pasaba es que eso era muy nuevo para la gente, hasta ahora estaban empezando esas

maldades por acá y a la gente le daba miedo arrimarse porque no sabían cómo iba a estallar

una vaina de esas. Al final me parece que el ejército o la policía fue y quitó esa guadua, y

también desminaron un poco la zona en donde habíamos caído nosotros.

Page 98: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

88

Acá a nuestra llegada al pueblo vivimos en varios lados. Llegamos a vivir en arriendo en una

casa de dos pisos que quedaba cerca de donde una hermana de Marina, y luego pasamos a

cuidar una casa en La Esperanza lo más de bonita, y nos pasamos a vivir ahí cerquita. Así

nos tocó a todos los que vinimos, de aquí para allá en San Juan pero en arriendo todos. Esta

es la hora que nadie ha conseguido vivienda de nada.

Lo mismo con el trabajo, todos a trabajar en lo que saliera, porque como mi cuñado el que

murió era el que manejaba la fábrica de muebles, pues todo eso se vino abajo y nos quedamos

todos sin trabajo. Igual como la fábrica era ahí en la misma finca pues eso quedó abandonado,

todo se acabó. Desvalijaron el tractor, se robaron el ganado que quedaba, se robaron un

montón de maquinaria aunque pudimos salvar una poquita. Nosotros dejábamos así porque

nadie era capaz de entrar, y eso como que cada vez minaban más y más.

Pero un cuñado mío sí hacía siempre la labor de ir hasta allá e intentar limpiar porque

igualmente el anhelo era de volver a la finca todos, allá nos amañábamos mucho. Al año

después de pensarlo, intentamos volver todos, como a finales de 2005, sabiendo que eso

seguía minado y todo, pero es que la finca era la finca, imagínese esa familia teniendo eso

por 40 años, e irse de la nada, muy duro. Volvimos con Marinita, la mamá y todo pero no, ya

no fue igual nada. A mi suegra le entraba mucha falta el hijo, y la gente nunca volvió a ser

igual de unida, no se pudo por el miedo y por los recuerdos. Nos terminamos devolviendo

Page 99: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

89

todos, y esta es la hora en que eso sigue por allá, solo. Nosotros vamos, miramos y nos

devolvemos, así nos la pasamos.

En este momento estamos intentando venderla. A la gente le ha gustado mucho por lo que

está tan cerca del pueblo y porque tiene buena tierra, pero por lo que es tan grande nos toca

parcelarla porque nadie ha llegado con la plata completa. En esas anda Marina, hablando con

los hermanos a ver cómo la dividen o qué hacen.

Yo quedé registrado como víctima de minas por una cuñada que fue a hacer la vuelta a la

personería apenas caí herido; pero hasta hace como año y medio la personera nos hizo caer

en cuenta que yo no era solo víctima de eso, sino que yo también era víctima de

desplazamiento con toda mi familia, entonces nos registramos todos. Yo he tenido un montón

de problemas con eso de las indemnizaciones porque yo por ser víctima de minas mi ayuda

humanitaria no era la remesa y eso como le dan a todos, sino me daban ocho millones de

pesos, eso según la ley 418. Pero esos ocho millones de ayuda inmediata o de ayuda

humanitaria no me sirvieron porque me llegaron a los tres años, cuando uno ya estaba más

endeudado que el cachas.

Luego voltearon esa ley por la 1448, la ley de víctimas y restitución, y según el registro a mí

ya me dieron mi indemnización, pero eso era la ayuda humanitaria de la ley anterior. Mejor

dicho, entre ley y ley me dejaron viendo un chispero, y solo me dieron los ocho millones,

hasta me tocó volver a registrar a mi familia y todo, porque con la nueva ley ya no aparecían.

A lo que le estoy apuntando ahorita es a eso del 50+1 que es como una prueba piloto que está

haciendo el Gobierno en los departamentos más afectados por minas: Antioquia, Santander,

Page 100: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

90

Caquetá y acá, y es que si uno después de una mina queda con más de 50% de discapacidad,

el Gobierno nos da una pensión. Imagínese yo que quedé con 63.85% de discapacidad total.

Se supone que esa ley debe repararnos, y eso significa muchas cosas. Digamos como víctimas

tenemos derecho a pasar por 49 instituciones del Estado; que psicosocial, que vivienda, que

empleo, que proyectos, un poconón de cosas y no vamos sino en la cuarta o quinta., yo ni

siquiera recibí ayuda psicológica, al contrario, me he vuelto psicólogo para los demás.

Yo a raíz de lo que me pasó empecé a asumirme y a movilizarme como víctima de minas

antipersona, y me di cuenta de que había mucha desinformación en el departamento, y nadie

sabía cómo ayudarlo a uno. Lo primero que hice fue meterme al Centro de Salud del pueblo

a ayudar a la gente herida, pero sobre todo a la gente que llegaba herida por minas, que cada

vez eran más. Así yo no estuviera el médico me llamaba “Lizardo, véngase ya para acá que

en dos horas va a llegar un herido por mina para que lo ayude”, y así, yo iba y ayudaba en lo

que podía, así fuera pidiendo fiado un almuerzo para el familiar que llegaba pasmado con el

herido, llevándolo a la Personería, a la Alcaldía. Luego de eso me fui a estudiar a Medellín

de 2008 a 2010 todo lo que tenía que ver con minas antipersonales, y ya terminé fue dando

charlas acá y en Villavicencio sobre el tema.

A raíz de todas estas cosas y de ver que las víctimas de minas no estaban ejerciendo sus

derechos, creé mi asociación, que se llama Asociación de Víctimas y Sobrevivientes por

Page 101: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

91

minas Antipersonales y Munición sin Explotar de San Juan de Arama CAMINEMOS, que

es la única en el Meta. Está creada desde 2012 pero ahorita hasta finales de 2014 fue que la

legalizamos en la Dian, la Cámara de Comercio y eso. Tenemos hasta cuenta de ahorros, pues

plata no tiene, pero ya somos legales que es lo importante. En este momento somos 22

miembros de acá del pueblo. No hemos dejado que gente de otros pueblos entre porque

estamos haciendo la prueba piloto a ver cómo nos resulta todo y después de eso la idea es

colaborarle a Vista Hermosa, que es el primer municipio a nivel mundial con más víctimas

por minas antipersonales. San Juan es el segundo municipio a nivel departamental, y ahí se

va a quedar porque todavía siguen poniendo minas.

Cuando no estoy en eso de CAMINEMOS, me la paso ayudándole a Marina acá en la tienda,

que abrimos con un préstamo blando que nos dio el Banco Agrario, porque yo fui a hablar

con la gerente y le conté la situación tan tenaz en la que estábamos, y pues ella misma nos

vio muy mal. Abrimos la tiendita y ahí va, de a puchitos pero esto es lo que nos ha dado la

tranquilidad de tener la comida segura, lo de los arriendos y eso. Y con este negocio yo le

puedo dedicar tiempo tranquilo a la asociación. Es que yo después de tantos años de

preguntarle a mi Dios por qué, concluí que esa era la función mía acá, que el cuchito me

había dejado era para esto. Mocho y atontado, pero me dejó.

Page 102: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

92

El fin de la paz

Gabriel. 74 años. Planadas Tolima.

Yo fui de los pocos que alcanzó a ver a San Juan en santa paz. Llegué antes que muchos, y

ya muchos de esos se han ido, los han echado o los han matado y yo sigo acá, firme en este

pueblo. Tengo 74 años y llegué a San Juan hace 50. Dejémoslo en que yo llegué por

andariego, yo siempre he sido muy andariego, nunca me quedaba quieto de joven, me fui de

Planadas Tolima muy chiquito, que fue donde nací yo. Hasta que por ahí a los 25 años dejé

de andar tanto porque conocí yo a la mujer mía acá, a Myriam, fue por eso que me quedé, yo

creo. Con los años vi la violencia llegando como en olas al pueblo. Era como unas ondas de

mugre que crecían y crecían, hasta que alcanzaron a mi familia.

Yo había llegado al pueblo hacía poquito, antes de conocer a Myriam. Acá no había carreteras

ni nada, a uno le tocaba a base de mulas todo el día para trabajar o moverse. A mí me estaban

pagando por hacer arriería, bajar arroz y maíz en mulas hasta un punto en el camino que se

llama Puerto Caldas, porque hasta allá llegaba la carretera en ese entonces. Ya luego hicieron

el puente Guillermo León Valencia en Granada, que ese puente no se lo llevó la guerrilla ni

los paras sino se lo llevó el Río Ariari en los noventa con sus aguas.

En el pueblo no duramos sino viviendo un año con Myriam, mi mujer, aunque en ese año

éramos novios no más. Vivíamos por el lado de Caño Piojo, ahí donde la gente se pega sus

bañitos los fines de semana, al lado de esa carretera. Eso ahorita hay un montón de caserío,

Page 103: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

93

pero cuando yo vivía con Myriam no más éramos cuatro casitas pegadas, que se llenaban de

mugre por todo lado porque los caminos eran pura tierra pisada.

Las cosas con Myriam se enseriaron. Ya yo me casé con ella y el suegro nos llevó a vivir a

Los Micos, una vereda de por acá, bajando. La finquita era pequeña, de 60 hectáreas no más,

y pues al ser reserva no le dieron sino la cartaventa, como con todo por ahí. Allá en Los

Micos yo le trabajaba al suegro, le ayudaba a recolectar maíz, plátano y caña, sacábamos

mucha panela de esa finca. De resto nada más, el suegro no tenía ganado ni nada, a lo mucho

unas bestias para montarlas y trabajar lo diario.

Con el tiempo mi suegro vendió la finca y se fue para La Uribe. Me parece a mí que no vendió

sino que hizo un cambio con Quintín Vanegas, un señor que tenía tierra por allá. Yo no me

quería largar para La Uribe y me quedé, pero el viejo nos dejó sin fundo ni nada, imagínese

yo con 40 años y sin tierra propia para trabajarla.

Me puse a buscar y a buscar hasta que encontré fundo por allá en las Bocas del Zamza, otra

vereda. Se lo compré a Alirio Cadena, por dos mil pesos y como el viejo no se convencía le

encimé una mula, y ahí sí fue que hicimos negocio; me dio la finquita sin papeles ni nada,

solo cartaventa notariada. Yo creo que Alirio ya hasta se moriría. Me pasé con mi mujer y ya

dos hijos que tenía de los ocho que tuve, y allá sí fue que vivimos un poconón de años.

Fueron 53 hectáreas las que conseguí para trabajar. Apenas me dieron la carta venta me fui

para el Banco Agrario porque así le daban préstamo fácil a uno. El préstamo lo cogí para las

Page 104: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

94

cosechas, para sembrar arroz y para poner pasto. Es que en esa época prestaban plata muy

fácil a los que teníamos fundo, no se necesitaba sino algún papel del terreno, la firma de uno

y una recomendación para que el banco soltara la plata y ya. Después de ese préstamo cogí

otro y otro y así. Con esa plata fui levantando la finquita, los cultivos de arroz, maíz, pasto,

yuca, café, me hice lo de una vaquita, luego lo de otra y luego el resto de animalitos: las

cabras las bestias y un reguero de gallinas que mantenía mi mujer. En veces mantenía por la

finca hasta cinco trabajadores, y cuando menos por ahí dos. Myriam me ayudaba dándoles el

diario, y de resto cuidando a los hijos.

En mi finca nunca se llegó a ver eso de coca, yo siempre procuré que mantuviera muy limpia

de eso. Decidí no meterme a plantar por tanta cosa que veía yo de problemas, que el que

cogieran con coca lo metían a la cárcel, y eso cuando les iba bien, porque a muchos los

mataron por esa condenada hoja. Nunca le puse atención a eso. Yo prefería quedarme con mi

plátano y mi yuquita, levantarme pero honradamente. Y así fui haciendo, con mañita,

trabajándole a la finca me fui sacando lo de 50 reses, que fue lo más que tuve antes de que

secuestraran a los hijos míos y me tocara salir casi hasta de los chiros.

Yo sí había empezado a ver gente que dizque guerrilleros. Uno se daba cuenta solo mirando

que no eran soldados; por el uniforme, por las armas que cargaban y porque ellos llegaban y

sin ningún agüero se iban presentando: que buenos días buenas tardes buenas noches, que

nosotros somos del frente no sé tantos y venimos a no sé qué, y así. Yo apenas los veía y ya,

no les hablaba ni nada. A mí se me hacían como locos, ahí metidos viviendo entre el monte,

qué vida puede ser eso. Pero pues dejarlos porque qué más iba a hacer uno. Ya echaron a

llegar más y más y más y se quedaban por allá en el monte, no molestaban para nada.

Page 105: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

95

El problema fue que a los jijuemadres vagos les dio por empezar a pedir vacuna de todas las

fincas que había por ahí. Eso cobraban yo no sé cuánto pero al que se le diera por no pagar

lo iban matando. Entonces a través de los años empezaron a haber muertos en la vereda,

después de yo haber visto todo tan tranquilo. A mí nunca me cobraron vacuna pero luego fue

como si me las cobraran todas juntas, porque se llevaron a tres de los hijos míos secuestrados.

En ese tiempo yo ya me había devuelto para el pueblo con Myriam, en el 2002. Me vine

porque mi señora estaba muy enferma, y a cada ratico tenía que llevarla al hospital, entonces

para no andar subiendo y bajando nos vinimos para esta casa, que ya me había conseguido

antes. Es acá donde sigo viviendo, quince años después. Se la compré a un señor Don Orlando

para tener dónde quedarnos cuando bajáramos al pueblo. A ese lo mataron pero no recuerdo

bien por qué fue.

Mis hijos sí siguieron trabajando la finca y tres vivían allá, los otros cinco se habían ido para

Bogotá y trabajaban por allá en lo que les fuera saliendo. Primero se llevaron dos. Dicen que

un grupo armado pues la guerrilla, porque quién más iba a ser, en esa época era muy raro que

uno viera paramilitares, y menos por el monte, al lado de las veredas. Los guerrilleros les

cayeron a mis hijos ahí a la finca y los engañaron, que habían citado a una reunión, que era

obligatorio ir que no sé qué y se los llevaron.

No solo se cargaron a los hijos míos esa vez, fue a muchos los que secuestraron de un

viajadón. Se llevaron a Rafico, a Adolfo, a Don Isidro, a mis hijos…ocho personas se llevaron

en total ese día. Yo me enteré porque este señor de la tienda…se me olvidó el nombre. Ya,

Don Pedro Sarco se llama. Bueno Pedro Sarco yo no sé por qué sabía pero llegó al pueblo

diciendo eso, que no sé cuántos secuestrados y que dos hijos míos estaban en esa colada. Será

Page 106: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

96

tan de malas el Pedro Sarco que después de dar la noticia se subió para Los Micos a revisar

una tierrita que también tenía por allá y lo cogieron ese mismo día también.

Yo subí enseguida y no me dejaron hablar con nadie. La guerrilla solo mandó la razón de que

tocaba pagar 20 millones por cabeza, imagínese. La razón la mandaron con un miliciano, un

chofer ahí, que también nos dijo que teníamos veinte días de plazo para conseguir la plata.

Pues todo el mundo la tenía de cabeza pero nosotros sí estábamos graves porque cuarenta

millones en veinte días no los conseguía por nada. No iba a vender el ganado que tenía en

veinte días, entonces me resolví a empezar a pedirle prestado a mucha gente en el pueblo.

Cada uno me fue ayudando de a dos, de a tres, de a ocho millones. Pero no conseguí la plata

completa y le rogué a esa gente para que me dieran un plazo y me lo dieron, pero me clavaron

20 millones más dizque por intereses. Sesenta millones ahora. Ahí como pude los conseguí,

les entregué la plata y me entregaron a mis chinos.

Cuando volvieron nos contaban que por allá los humillaban, que todo el tiempo les decían

que los iban a matar, que los llevaba a cañadas por ahí por los lados de Costa Rica pero más

lejos, y que empezaban a pegarles tiros al lado de la cabeza para asustarlos y torturarlos. Pero

volvieron sanos los dos. Volvieron sanos todos los ocho, pero las familias quedamos muy

mal, todo el mundo tuvo que salir de sus cosas y vender lo que fuera para salvar a su familiar.

Muchos tuvieron que vender la finca para levantarse la plata porque no tenían más, y después

de eso irse pitados del pueblo.

No había ni pasado un día de haberlos soltado que yo ya estaba vendiendo el ganado para

empezar a pagar la plata a toda la gente que me ayudó. Imagínese usted en días vender el

trabajo de treinta años, porque yo me demoré toda la vida consiguiendo esas 50 reses, que

Page 107: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

97

era poquito pero bien trabajado, y ahora venderlo bien mal por el afán y todo. Así me fui por

todo el pueblo saldando deudas, entregando los millones chan con chan, mientras salíamos

de más y más ganadito.

Pero como si no tuvieran descanso esos muérganos, a los veinte días me agarraron a mi otro

hijo, a Gustavo. Me volvieron a cobrar 20 millones y otra vez corra a pedirle prestado a la

gente, y luego vuelva a vender el poquito ganado que me quedaba para pagar las deudas. A

Gustavo también me lo devolvieron enterito, pero yo quedé sin nada. La casa y la sola finca

pero pelada, sin nada adentro. Ochenta millones tuve que sacar, en medio de dos meses, eso

deja limpio a cualquiera.

Después de lo de Gustavo la finca quedó sola muchos días, no recuerdo cuánto tiempo fue

pero ninguno de los tres hermanos se asomaba por allá, del miedo que los volvieran a coger.

A mí ni me daba miedo que cogieran esa finca, total ya no tenía nada de animales y yo llevaba

años sin trabajarla, por mí que la ocuparan esos de la guerrilla e hicieran lo que quisieran, así

mis hijos ya no tuvieran con qué colaborarme. Con el tiempo la necesidad de trabajar les

ganó a mis hijos y fueron subiendo de a poquitos a la finca, a asomarse, luego trabajaban por

el día pero no se quedaban, y luego ya empezaron a quedarse, a vivir y a apropiarse del fundo

otra vez, no se lo dejaron quitar a la final.

El pedacito de tierra lo seguimos teniendo ahí, pero eso sí desde el secuestro no volvimos a

recuperar ni media res. Es que lo que le digo, eso fue bien luchado, era el trabajo de 30 años

mío y de mi señora. Ahorita la finca no más tiene pastico y a veces se arriendan pedazos y y

ya, tampoco es que le andemos sacando mucho provecho a lo que no quedó.

Page 108: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

98

Bibliografía

Acción Social y Comisión Europea. (2011). Campesinos, tierra y desarrollo rural:

reflexiones desde la experiencia del Tercer Laboratorio de Paz. Recuperado de

http://eeas.europa.eu/delegations/colombia/documents/projects/cartilla_tierra_y_desarrollo_

lab_paz_iii_es.pdf

Acnur. (2007). Diagnóstico Departamental Meta. Recuperado de

http://www.acnur.org/t3/uploads/media/COI_2193.pdf?view=1

Acnur. (2012). Operación Colombia: Tierras. Recuperado de

http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/RefugiadosAmericas/Colombia/2012/Situa

cion_Colombia_Tierras_-_2012.pdf?view=1

Baquero, J. (2006). Inequidad, violencia política y el papel de la reforma agraria. Análisis

Político, 58, 112-131. Recuperado de http://www.bdigital.unal.edu.co/44283/1/46265-

224918-1-SM.pdf

Baud, M. (1988). [Review of the book Frontier Expansion and Peasant Protest in Colombia,

1850-1936 by C. LeGrand]. Boletín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe. 44, 90-92.

Becerra, C. A., Oyaga, F. y Publicaciones ILSA. (2011). Desplazamiento forzado y despojo

de tierras en Chibolo : la comunidad campesina de la vereda El Encanto, que enfrentó la

alianza entre el paramilitarismo y los procesos de adjudicación de tierra. Bogotá: ILSA.

Blu Radio. (2014, 19 de marzo). 5 trabajadores de una petrolera fueron secuestrados en San

Juan de Arama, Meta. Pulzo. Recuperado de http://www.pulzo.com/nacion/5-trabajadores-

de-una-petrolera-fueron-secuestrados-en-san-juan-de-arama-meta-103306

Bouley, C. Revertir el destierro forzado: Protección y restitución de los territorios

usurpados. Obstáculos y desafíos para garantizar el derecho al patrimonio de la población

desplazada en Colombia. Bogota: Comisión Colombiana de Juristas

Bright, C. (1997). Restitución. Justicia restaurativa en línea. Recuperado de

http://www.justiciarestaurativa.org/intro/practices/restitution

Bruce, J. (2000). Conceptos sobre tenencia de la tierra. Tenure Brief, 1, 1-8. Recuperado de

http://ageconsearch.umn.edu/bitstream/12816/1/ltctb01s.pdf

Brungardt, M. (1986).[Review of the book Frontier Expansion and Peasant Protest in

Colombia, 1850-1936 by C. LeGrand]. Albuquerque: University of New Mexico Press.

Consejería en Proyectos y Planeta Paz. (2012). La cuestión agraria en Colombia: tierra,

desarrollo y paz. Recuperado de

http://www.hss.de/fileadmin/americalatina/Colombia/downloads/cuestion_agraria.pdf

Page 109: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

99

Centro Nacional de Memoria Histórica. (2013). ¡Basta ya! Memorias de guerra y dignidad.

Recuperado de

http://centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/capitulos/basta-

ya-cap2_110-195.pdf

Cruz, L. (2010). Una gorbernanza responsable en la tenencia de la tierra: factor esencial

para la realización del derecho a la alimetación. Recuperado de

http://www.fao.org/fileadmin/templates/righttofood/documents/RTF_publications/ES/LTW

P15_UnaGobernanzaResponsibleEnLaTenenciaDeLaTierra.pdf

Echavarría, H. (1987). La tenencia de la tierra y el desarrollo económico y social. Bogotá:

Academia Colombiana de Ciencias Económicas.

El Tiempo. (2015, 4 de mayo). Frente 27 de las Farc ha perdido a 119 guerrilleros en 18

meses. El Tiempo. Recuperado de http://www.eltiempo.com/colombia/otras-

ciudades/frente-27-de-las-farc-pierde-a-119-guerrilleros/15679876

Fajardo, D. () . Tierra, poder político y reformas agraria y rural.

http://www.kus.uu.se/CF/Cuaderno_01.pdf

FAO. (2003). Tenencia de la tierra y desarrollo rural. Roma: FAO

Gómez, B. (2011). La tenencia de la tierra y la reforma agraria en Colombia. Verba Iuris,

63-83. Recuperado de: http://www.unilibre.edu.co/verbaiuris/25/la-tenencia-de-la-tierra-y-

la-reforma-agraria-en-colombia.pdf

Gutiérrez, F. (1994, 11 de diciembre). ¿Una historia simple? Recuperado de

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/comisionPaz2015/GutierrezFrancis

co.pdf

Ibáñez, A. M. y Querubín, P. (2004). Acceso a Tierra y desplazamiento forzado en

Colombia (CEDE 2004-23 ISSN 1657-5334). Recuperado de

https://economia.uniandes.edu.co/components/com_booklibrary/ebooks/d2004-23.pdf

Ibáñez, A. M. (s.f.). La concentración de la paropiedad rural en Colombia. Recuperado de

http://www.fichl.org/uploads/media/Ibanez__PowerPoint_090605-

06_seminar_Bogota_.pdf

Ley 1448 de 2011. Diario oficial No. 48.096 de Colombia, 10 de junio de 2011.

Machado, A. (s.f.). Tenencia de tierras, problema agrario y conflicto. Recuperado de

http://www.piupc.unal.edu.co/catedra01/pdfs/AbsalonMachado.pdf

Page 110: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

100

Murad, R. (2003). Estudio sobre la distribución espacial de la población en Colombia

(Serie población y desarrollo – 48). CEPAL. Naciones Unidas. Recuperado de

http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/7186/S0311812_es.pdf?sequence=1

Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. (1991).

El derecho a una vivienda adecuada (Art.11, párr. 1). Recuperado de

http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/BDL/2005/3594.pdf?view=1

Oidhaco. (2013). Tierra en Colombia –Entre despojo y negocio Presentación de la situación

actual de una problemática al centro del conflicto. Recuperado de

http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones84/Nota10.pdf

Red Nacional de Información. (2015). Cifras Unidad de Víctimas. Reporte general.

Recuperado de http://cifras.unidadvictimas.gov.co/Home/General

Reyes, A. (1987). La violencia y el problema agrario en Colombia. Análisis Político, 2, 40-

61. Recuperado de http://www.iepri.org/portales/anpol/02.pdf

Roldán, S. (2011, 17 de mayo). Conceptos básicos sobre la restitución de tierras en

Colombia [web log post]. Recuperado de http://sergioroldan.co/blog/2011/05/conceptos-

basicos-sobre-la-restitucion-de-tierras-en-colombia/

Salas, R. E. y Zorro, A. P. (2012). Las reformas agrarias en Colombia: la lucha campesina

en el marco del desplazamiento forzoso. Recuperado de

http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/od/elotrdr044/refor.pdf

Sánchez, G. y Meertens, D. (2000). Bandoleros, gamonales y campesinos. Bogotá: El

Áncora Editores

Verdad Abierta. (s.f.). Así creció el paramilitarismo en los Llanos Orientales. Recuperado

de http://www.verdadabierta.com/victimarios/3056-asi-crecio-el-paramilitarismo-en-los-

llanos-orientales

Vivas, J. A. (2012). Pasado y presente del conflicto por la tierra en Colombia. En S.

Astorga, M. Ayala y E. Campos (Ed.), Historia Contemporánea de Colombia. Conflicto

Armado, régimen político y movimientos sociales. (pp. 372-386). Mendoza: Centro de

Estudios Trasandinos y Latinoamericanos, Universidad Nacional de Cuyo.

Wills, M. E. (2015). Los tres nudos de la guerra colombiana: Un campesinado sin

representación política, una polarización social en el marco de una institucionalidad

fracturada, y unas articulaciones perversas entre regiones y centro. Centro Nacional de

Meemoria Histórica. Recuperado de

http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/comisionPaz2015/WillsMariaEmm

a.pdf

Page 111: Nathalia Guerrero Duque - Javeriana

101