N.º 47 · tu llanto silencioso de miedo, de alegría la noche que en tu lecho de niña y señalada...

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La colección un libro por centavos, iniciativa del Departamento de Extensión Cultural de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, persigue la amplia divulgación de los poetas más reconocidos en el ámbito nacional e internacional y la promoción de los nuevos valores colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante. Este número 47 es una antología de José Manuel Arango, seleccionada por Miguel Méndez Camacho para esta colección, con el título: Fe de erratas.

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La colección un libro por centavos, iniciativa del Departamento de Extensión Cultural de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, persigue la amplia divulgación de los poetas más reconocidos en el ámbito nacional e internacional y la promoción de los nuevos valores colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante.

Este número 47 es una antología de José Manuel Arango, seleccionada por Miguel Méndez Camacho para esta colección, con el título: Fe de erratas.

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N.º 47

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universidad externado de colombiafacultad de comunicación social-periodismo

2009

José Manuel Arango

Fe de erratasAntología

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isbn 978-958-710-411-0

© Universidad Externado de Colombia, 2009 Calle 12 n.º 1-17 este, Bogotá - Colombia

Fax 342 4948 [email protected]

www.uexternado.edu.co

Primera ediciónMayo de 2009

Ilustración de carátulaDavid Alba

Diseño de carátula y composiciónDepto. de Publicaciones

Impresión y encuadernaciónLadiprint Editorial Ltda.

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

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UniversidadExternado de Colombia

Fernando HinestrosaRector

Miguel Méndez CamachoDecano de la Facultad de

Comunicación Social-Periodismo

Clara Mercedes ArangoDirectora de Extensión Cultural

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contenido

Este lugar de la noche (1973)vi Armonía [8], vii Visita [9], xxi Ironía [10],

xxvii Insomnio [11], xxxii La emboscada [12],xxxiv Paraíso [13], xxxv [14], xxxvi [15],

xlv Estas manos donde el hielo deja su frío [16]

Signos (1978)v [18], x [19], xii [20], xiii [21], xv [22],

xviii [23], xx [24], xxi [25], xxiv [26], xxix [27],xxx [28], xxxv [29], xxxvii [30], xl [31], xliv [32],

xlvii [33], xlviii [34]

Cantiga (1987)La terca vida [36], Hay un lugar [37], Fe de erratas [38],

Como para el amor [39], Cantiga de amigo [40],Proposiciones tontas acerca de los árboles [41],Apalabrar [42], Ella viene [43], Extraños [44],

El oro en los dientes [45], Grammatici Certant [47],En la noche de carnaval [48], Una larga conversación [49],

Esta primera hora de la mañana [50]

Montañas (1995)Montañas / 1 [52], Hora [54], Ella [56], Hay gentes que llegan pisando duro [57], Lluvia [58], Obstinación [62],

Sonámbulos [64], Visión [65], Página en blanco [67]

Otros poemas

Pensamientos de un viejo [70], Talla en madera [73]

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E s t e l u g a r d e l a n o c h e(1973)

A Clara

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viarmonía

perdidopor los ciegos senderosde la música

tienes el rostroque tendrás en la muerte

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viivisita

si en mitad de la nochenos despierta un olor de incendio

y abrimos la ventana y entre los árboleshechos de dura sombra está sóloel aroma de las frutas en sazón

qué más sino la dolorosa alegríade que nos hayan visitado una vezlos rojos querubines del fuego

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xxiironía

ante el obstinado embate del pájarocontra el cielo falso de la vidriera

No cabeIronía

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xxviiinsomnio

aguas sombrías donde un pez de platacon su fosforescencia alumbra–para nadie– los restosde ignotos naufragios

toda la nocheel viento ha golpeadoen la ventana

toda la nochepasada en vela tratando de recordar un rostro

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xxxiila emboscada

mientras el viajerose calza para el camino

la muertese escondeen los espantapájaros

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xxxivparaíso

infanciavuelta a encontrar, al morder una frutaen su sabor olvidado

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xxxv

como tener algo vivo en las manos

una tórtola: su buche vibrantey en el ojo redondoun punto de fuego

y luego el aleteo contra el rostrosu urgencia alocada y el vuelobello y curvo sobre los árbolesvencidos: memoria del viento

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xxxvi

a vecesveo en mis manos las manosde mi padre y mi vozes la suya

un oscuro terrorme toca

quizá en la nochesueño de sueños

y la fría furiay el recuerdo de lugares no vistos

son él, repitiéndosesoy él, que vuelve

cara detenida de mi padrebajo la piel, sobre los huesos de mi cara

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xlvestas manos dondeel hielo deja su frío

el que después de una noche de terrordescubre en el espejo de su cabezablanca

¿podrá cumplir sus oficios de hombreempuñar el martillo, copular, dar la manocomo antes?

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S i g n o s(1978)

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v

como doncella que se adentra en el bosque en busca de miel silvestrey regresa trayendo en el pelo un extraño perfume de parásitasasí fuiste aquel año en que tu carne entraba en sazón

cuando en tu vieja ciudadlevantada entre un río y una colinavi tu cabeza oscura contra el muro de cal

cuando la inminencia del amor apuntaba en tu risamuchacha amarga

y tus senos latíanmaduros casi para ser acariciados

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x

como para cruzar un ríome desnudo junto a su cuerpo

riesgosocomo un río en la noche

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xii

porque esamada otra vez el comienzosi

ebrios de un vino oscuro, poseídosde un fuego oscuronos damos a los juegos sagrados de la noche

para que sean nuestros rostros máscarasque prefiguran rostrosy nuestros cuerpos sombrasque prefiguran cuerpos

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xiii

muchachaantiquísima

en el sabor a sal de los pechosen los dedos curvados en torno a una fruta

en el pubisherboso

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xv

qué solitariotu llanto silencioso

de miedo, de alegría

la noche que en tu lecho de niñay señalada con un trazo de sangreen una adolescente milagrosadespertaste transfigurada

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xviii

píntate los senosde achiote y negro

nos amaremosen el mediodía amarillocomo en un desierto

en la raya del albacomo en la frontera de dos reinos

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xx

es la lluvia en el dorsode la mano, el aroma acre, de tierra negra y muerteque despierta en el polvo

es la memoria transparentede la lluvia, cercándote

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xxi

ambigua entre la presencia y la memoriaretrocediendo a una infancia de niebla y frutas doradassonríes ajena

perdida en las visiones llameantesque emergen cuando miras absortala tersa piel del agua

contra tu rostro entoncescomo una mariposa cogida con los dientesla alegría aletea

mensajera venida de un país de lagosque traes una caracola colgada entre los pechos

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xxiv

llega de pronto, nadalo anuncia es una hojaque se perfila en la mañana intensalimpia: su forma de cuchillo

y te miras las uñasdiminutos espejos de la muerte:en cada una un rostrode distinta edad y apariencia

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xxix

una lluvia de tiza borra los techos

afuera por la calle desiertaoímos las palabraspulidas como negros cuchillosde piedra

de una lenta canciónque dice lo que ahora callamosy en la que alguien otrosin conocertete celebraba ya

hago de ellaun regalo imprevistopara tu corazón habituado a la lluvia

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xxx

la manoque ha sopesado un pájaroo una moneda

la que empuñó el cuchillo

es la misma que ahorate tocay te crea

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xxxv

parecesa la vez tan distantede ti misma y tan próxima

cuando vuelves de tu silenciocomo de un retiro en el bosque

y la luz que te ciegate es una máscaratransparente

(los dioses que visitan su alma cuando calla

la blanca estrella que habita cuando se alegra

los monstruos que se disputansus sueños)

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xxxvii

sus pechos crecen en mis palmas

crece su respiraciónen mi cuello

bajo mi cuerpo creceinconteniblesu cuerpo

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xl

desnuda eres más alta

desnudacuando cierras los ojosde cara al viento

esplendes como uncuchillo

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xliv

verdad de la noche que ha borrado los árboles

un rostro absortodetrás de los cristalesmira caer la lluvia

un rostro absorto oyela vieja voz que hablacon el alfabeto de la gota en la piedra

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xlvii

el viento trae una ráfagade rotas banderas

y los que se amaronhasta el canto del gallo

rendidos y desnudosde la mano

van por un mismo sueño

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xlviii

por qué arduos paísesen qué oscura guerrasin saberlo

he combatido y triunfadopara tenerte

mientras túretirada en tu adolescenciasorteando las pruebas de una soledadesplendorosa

te preparabas para mí

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Ca n t i g a(1987)

Para RodrigoPara Tere y Gustavo Alberto

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la terca vida

Los pichones de la nueva nidada ya empluman para el vueloEl muchacho apresta su honda

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hay un lugar

Hay un lugar en la montaña, cerca del boqueróndesde donde el estrépito de la ciudad se oye con una nitidez alucinada

Posiblemente las paredes rocosas lo allegan por un efecto de caracola para devolverlo acrecido

Suena como un trueno, como el trote de muchas pezuñas, una recua de bestias en desbandada

Sentados a diez pasos del pinar, entre hongos, lo oímos largamente

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fe de erratas

He equivocado la palabra

donde dijo síquizádebió decir noy tal vez un poco más tardedonde dijo nodebió decir sí

El carpintero el lápiz en la oreja toma sus medidas

Un helicóptero pasa volando sobre las terrazas

Soldados de cabeza rapada vigilan las calles

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como para el amor

Desnudalas piernas recogidas un tantolas rodillas apartecomo para el amor

El inspector de turnodice ajusta los hechos a la jergade oficio el secretariocon dos dedos teclea

Yotambién me he anudado mi pañuelo en la nucamiro el pubis picoteado

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cantiga de amigo

Y tras la incertidumbre de un instantefrente al desconocidoque luego por virtud del gesto recordadovuelve a ser el amigo que después de la lluviallama a la puerta

lo ayudamos a desnudarsecolgamos sus ropas a secar junto al fuego

y oímos el relato de su viajereconociéndonos en sus manerasde náufrago

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proposiciones tontasacerca de los árboles

1Los árboles no tienen caraLos árboles no hablanLos árboles no van de aquí para alládesasosegados

2Un árbolun arrimo

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apalabrar

Pero al niño ciego le dicen ésta es la lluviay él la acepta en el dorso de la mano

y le dicen éste es el azulejoy él pasa suavemente las yemas por el cuellocorvo

Lluvia, azulejo: nombrespara las perplejidades del niñociego

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ella viene

Ella viene caminando en puntillasÉl no la oyeDesde atrás unas manos lo vendanQuién soy es la pregunta la voz suena mudadaÉl quiere responder y no atinaPero sonríe adivinando que es ella

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extraños

O la cariciade una pareja anónima entre extrañosque miran

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el oro en los dientes

Lo que los distingue es sobre todo su apariencia anacrónica. El corte de cabello recto y como hi-erático, los rapados parietales. Alguno lleva todavía una trenza de brujo que le cuelga sobre la nuca. Frecuentan las calles aledañas al mercado donde venden sus mercaderías.Aunque hablan aún la vieja lengua de la tierra, se los oye vocear en el idioma de todos: el de la ciudad, el de los vencedores. En él aprendieron a tasar. Sólo un deje, un modo excéntrico de decir traiciona en ellos al extranjero. En otros tiempos traían al mercado hermosos utensilios: cestas primorosamente labradas, mantas, vasijas. Bajaban de sus montañas a la ciudad con pájaros en el hombro y ofrecían sombreros tejidos de plumas de guacamaya. Hoy sus mercancías son bastas, pobres trebejos que incluso llegan a comprar en las tiendas de baratijas para revenderlos.

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Por la noche se emborrachan en alguna taberna de mala muerte. Beben en silencio y las caras sin edad, como de niños viejos, tienen un aspecto que es curioso e indiferente a un tiempo. De tanto en tanto recuentan las monedas del día.Luego, ya bebidos, hablan en su lengua. Como a retazos, como si recordaran a ráfagas hechos muy antiguos. Es un canturreo gangoso que por momen-tos llega a parecerse a un canto.Y esa extrema risa de oro: el oro en la risa, en los dientes.

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grammatici certant

El nosotroslo saben los gramáticoses un curioso pronombreQuiere decir tú y yosin ély también él y yosin tiy también él y yocontigo y contra el restoEn todo caso excluye siempre a alguienDe esta parte nosotrosde la otra los otros que nosotros

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en la noche de carnaval

En la noche de carnaval cada quien se hace una máscaranadie sabe quién es quiénnadie es nadie

en el paraíso del carnavalel tigre de talante apacible y colmillos que son un gozova a beber acompañado de la gacelay el lobo y el cordero se miran con un escalofrío

en la noche de carnaval la víctima y el asesinobailan

después iránun trechode la manosecretamente unidos en el pasocomo los amantesen el movimiento del amor

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una larga conversación

Cada noche converso con mi padreDespués de su muertenos hemos hecho amigos

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esta primera hora de la mañana

Esta primera hora de la mañana es buena para ver la ciudadsalgo a primera hora y echo a callejear los ojoslas plazas todavía no están atestadastodavía no es la vida a codazos

las trampas aún no se han armadola muerte aún no se deja ver por las callesla muerte descansa a esta horaanoche tuvo mucho trabajomatar debe ser fatigoso

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M o n t a ñ a s(1995)

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montañas / 1

1Nada en ellas es blando.No son éstas, por cierto,las formas de una tierrallana y amable.

Aquí hay breñas y riscos, no redondascolinas. Su aparienciahace saber la rocade la entraña: osaturas,declives mondos.

Ya los mismos nombrescon que hablamos de ellasdicen lo que son: una sierra,el boquerón, el cerro,la cuchilla.

Líneas secas,tajantes.

Y esa luz,esa reverberación de la luz,esos desfiladeros deslumbrantes.

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2Dáme, dios,mi dios,mi diosecito pequeño,rústico:

tú,a quien creo acariciarcuando le paso por el lomola mano a mi perro,

dámeesta dura apariencia de montañasante los ojossiempre.

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hora

1Sí,tocarte.Pero todos esos muertos rondando.Sus sombras oscurecen los vanos de las puertas.Son una algarabía silenciosa.

2Te desnudas y ellos te miran,todas esas calaveras mironas.Te rodean, se apiñanen torno tuyo

3Alzo la mano para acariciarte.Y los muertos acuden,manotean sobre tus pechos

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4Pongo mi mano en tu cintura.Y ya, debajo de la mía,hay otra mano.

5Tantos muertos.Y qué hacen aquí,quién los ha invitado.

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ella

De qué manera silenciosatrabaja.Sin dejarse oír,como si fueralo mismo que una bailarinaen puntas de pies.Sin dejarse ver,como si no fuera.

Ella,la que poco a poco lo ensordece,la que imperceptiblemente lo ciega,la que, delicadamente,le tuerce los huesos.

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hay gentes que llegan pisando duro

Hay gentes que llegan pisando duroque gritan y ordenanque se sienten en este mundo como en su casa

Gentes que todo lo consideran suyoque quiebran y arrancanque ni siquiera agradecen el aire

Y no les duele un hueso no dudanni sienten un temor van erguidosy hasta se tutean con la muerte

Yo no sé francamente cómo hacencómo no entienden

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lluvia

1Y, de pronto,sin aviso, la lluvia.Gruesos goterones comienzana rodar en el polvo.

2El olor de la tierra cuando viene la lluvia,ese olor íntimo de hembra.(El toro echado alza,ávido, la cabeza.)

3La lluvia:un librolomo arriba, dejadosobre el muslo, abierto.

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4Llueve,sobre un párpado llueve;llueve en los huesos,en el silencio de los pájaros.

5Acurrucado dentro de sí mismo,el niño ciego oye la lluvia.

6Qué demonios tiene la lluvia, qué duendes,que así los ensimisma.Qué tiene en su meollo,que así les desafiebra las manos.

7Como niñosencerrados por la lluvia en los cuartos.

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8Y la cara que ponenpara mirar la lluvia:como una máscara.

9Los lienzos de la lluvia en la ventanacopian tus sueños.

10Repentinos embates, ráfagasbruscas: hay timbales en ella,voces.

11La lluviasobre el caparacho del armadillo.

12Bajo el alero,por sobre tu hombro,miro la lluvia.

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13Quizá no es más que esto:la criatura de cabeza hinchada,el grotesco niño hidrocéfalo.

Tiene en los ojoslegañas todavíade agua materna.

14Como niños que ruegan:Aguamadre,aguamuerte.

15Pero la lluvia amaina.Algo en su ritmo diceque va a cesar,que está completa.

16Y me levanto,como después de haber oídouna música. El librocae al suelo, cerrándose.

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obstinación

1Porque así de obstinadosson los muertos, así de duratienen la calavera.

En las tardes solasvienen los muertos. Hablanmientras callamos, nos dictanademanes, memorias.

Los muertos de risa amarilla.Un adentro dentro de otro,dentro de otro adentro

2O en las noches heladas,cuando desde sus cobijoslos animales oyen la lluvia,llegan los muertosy nos miran mientras dormimosy su mal de ojo nos gasta,nos envejece.

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3Quizá creemos iry los muertos nos llevanlos pies,creemos hacer y los muertosnos empujan las manos,creemos deciry los muertos nos dicen,se nos adelantan en la risa.

Compartimos con elloslos gestos, los guiñosde los que hablan una misma lengua.

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sonámbulos

Te hablo y mis palabrasse rompen en el borde de tu sueño,se entretejen con él,se mudan.

Me das la manoy no recibo tu mano en mi sueño,porque allí no penetra tu manoque se hace otra para ser mía.

Alguien dice algo según su sueñoy alguien otro lo oye desde el suyo.Alguien entrega algo a algún otroy este otro recibe otro algo.

Si me contaras tu secretono lo comprendería.Paso mi palma delante de tus ojosy no me reconoces.

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visión

Cada poema un lento naufragio del deseo…Álvaro Mutis

1Tiene algo de felinocuando está así, sentadamedio desnudaen su cama revuelta.

Recogidas las piernas,se abraza las rodillas.

Y va pintándoseuna por unalas uñas de los piescon esmero de gata.

Sí, tiene algode gata o de tigrillaque se lame la garra.

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Y en tanto canturreacomo ronroneando

y mueve la cabezamarcando un ritmo suyo,

los pechos aplastados contra los muslos.

2Y ahora acaba de pintarsemorosamentelas uñas de las manos.

Y para que se sequenlas menea en el airecomo iniciando un pasode danza.

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página en blanco

Escriboy la mirona, por sobre mi hombro,escruta lo que escribo.

Siento en la espalda el tactode sus manos calizas,adivino la muecade su ironía silenciosa.

Escriboy la mirona, por sobre mi hombro,leey al leer borra lo que escribo.

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Ot r o s p o e m a s

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pensamientos de un viejo

Para Fernando González hijo

1Usa bordón: de guayacán o de guayabo.Todavía, con todo, es un viejo derecho y ágil.Quizá la mano tiemble un tanto, la mano de dedos nudosos,pero el bordón es sólo un resabio de caminante.

2La boina cubre la gran testa pelada.Cabezón pero infiel, así me parió mi madre.Algunas hebras canas asoman en la nuca, en las sienes.

3Dos rasgos, sobre todo, resaltan en el rostro magro:la quijada salientey los ojos de una inquietud atenta.Van del sarcasmo a la inocencia, al gozo, a la duda.Ya estudian burlones a la gente que pasa.Ya se fijan, mansos y lúcidos, en las palomas.

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Oler es el primer acto del amor.¿No me deleito yo oliendo las cabezas de mis hijos?

14Es preciso, dijo, acallar la propia algarabíael silencio es una conquista, un fruto difícilY quedarse donde lo coja a uno el amor,solo, despacio, paladeando, tocando.

15Y allá va la negra. Va erguidacomo si llevara en la cabeza un cesto de fruta.La cadera es exacta, el vientre justo.es Eva, grávida ya de Caín.

16Porque el hombre, animal saltarín, animal triste,¿de qué puede ser medida?Como útero herido por el partero con la uña.Sabe: pasó por el infierno y las siete soledades.

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17Me gusta imaginarlo sentado a la sombra de su ceiba.Pondera el tronco, grueso y negro, como de un vigor antiguo,pondera las raíces retorcidas.

Remira el verde de la hoja, tan tierno contra el tronco sombrío.Esta vieja ceiba es casi toda raíces.

18Y allá va la negra: senos altos, puntudos, que tiemblan al paso.Los senos, lo primero que se pudre.

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talla en madera

Ah, síla muchachasorprendidadesnuda

Y cómo se encorvalevementesíy cruza sobre los pechosel antebrazo

Y sonríesísonríecasi avergonzadacasi perversa

Y juntas las rodillasy deja una manosísísobre el pubisabierta

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josé manuel arango

(Carmen de Viboral, 1937 - Medellín, 2002/ Antio-quia). Poeta, traductor y editor. Licenciado en filosofía y educación de la Universidad Pedagógica de Tunja. Magister en filosofía y literatura en la Universidad de West Virginia (USA). Profesor de lógica simbólica y filosofía del lenguaje en la Universidad de Antioquia. Cofundador, coeditor y redactor de las revistas Acuarimántima y Poesía, en Medellín.Publicó su primer libro Este lugar de la noche, 1973. Otras publicaciones: Signos, 1978; Cantiga, 1987; Poemas escogidos, 1988; Poemas, 1990. Como traduc-tor, publicó En mi flor me he escondido, con versiones de tres poetas norteamericanos: Walt Whitman, Emily Dickinson y William Carlos Williams, 1991; Poemas de Emily Dickinson, 1994; Montañas, 1995. Poemas reunidos, 1997; La sombra de la mano en el muro, 2002. En 1988 fue galardonado con el Premio Nacional de Poesía, de la Universidad de Antioquia.

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colección un libro por centavos 1. Postal de viaje, Luz Mary Giraldo 2. Puerto calcinado, Andrea Cote 3. Antología personal, Fernando Charry Lara 4. Amantes y Si mañana despierto, Jorge Gaitán Durán 5. Los poemas de la ofensa, Jaime Jaramillo Escobar 6. Antología, María Mercedes Carranza 7. Morada al sur, Aurelio Arturo 8. Ciudadano de la noche, Juan Manuel Roca 9. Antología, Eduardo Cote Lamus 10. Orillas como mares, Martha L. Canfield 11. Antología poética, José Asunción Silva 12. El presente recordado, Álvaro Rodríguez Torres 13. Antología, León de Greiff 14. Baladas – Pequeña Antología, Mario Rivero 15. Antología, Jorge Isaacs 16. Antología, Héctor Rojas Herazo 17. Palabras escuchadas en un café de barrio, Rafael del Castillo 18. Las cenizas del día, David Bonells Rovira 19. Botella papel, Ramón Cote Baraibar 20. Nadie en casa, Piedad Bonnett 21. Álbum de los adioses, Federico Díaz-Granados 22. Antología poética, Luis Vidales 23. Luz en lo alto, Juan Felipe Robledo 24. El ojo de Circe. Poemas escogidos 1995-2005, Lucía Estrada 25. Libreta de apuntes, Gustavo Adolfo Garcés 26. Santa Librada College and other poems, Jotamario Arbeláez 27. País intimo. Selección, Hernán Vargascarreño 28. Una sonrisa en la oscuridad, William Ospina 29. Poesía en sí misma, Lauren Mendinueta 30. Alguien pasa. Antología, Meira Delmar 31. Los ausentes y otros poemas. Antología, Eugenio Montejo 32. Signos y espejismos, Renata Durán 33. Aquí estuve y no fue un sueño, John Jairo Junieles 34. Un jardín para Milena. Antología mínima, Omar Ortiz 35. Al pie de la letra. Antología, John Galán Casanova 36. Todo lo que era mío. Antología poética 1947-2007, Maruja Vieira37. La visita que no pasó del jardín. Poemas, Elkin Restrepo38. Jamás tantos muertos y otros poemas, Nicolás Suescún39. De la dificultad para atrapar una mosca, Rómulo Bustos Aguirre40. Voces del tiempo y otros poemas, Tallulah Flores41. Evangelio del viento. Antología, Gustavo Tatis Guerra42. La tierra es nuestro reino. Antología, Luis Fernando Afanador43. Quiero escribir, pero me sale espuma. Antología, César Vallejo44. Música callada, Jorge Cadavid45. ¿Qué hago con este fusil?, Luis Carlos López46. El árbol digital y otros poemas, Armando Romero47. Fe de erratas. Antología, José Manuel Arango

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Editado porel Departamento de Publicaciones

de la Universidad Externado de Colombiaen mayo de 2009

Se compuso en caracteresSabon de 10,5 puntos

y se imprimiósobre papel periódico de 48,8 gramos,

con un tiraje de11.000 ejemplares.Bogotá, Colombia

Post tenebras spero lucem