musica 9. introducción a la armonía del siglo xx

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MÓDULO 9. Introducción a la armonía del siglo XX INTRODUCCIÓN La música del siglo XX se caracteriza por la gran variedad de materiales que utiliza, desde la reutilización de los modos eclesiásticos (en estructura, no en comportamiento), ampliaciones de la armonía tonal, atonalismo, hasta nuevas formas de organización de los sonidos como el dodecafonismo o los modos utilizados por Messiaen. El abandono por parte de algunos compositores de esta armonía tradicional es consecuencia no sólo de la necesidad de encontrar nuevos caminos de evolución, sino también de que la tonalidad sufrió durante el siglo XIX tantas ampliaciones (tonalidad cromática) que continuar por ese camino significaría su destrucción, ya que abandonaba los principios estructurales tonales más básicos: la resolución en la tónica se alargaba cada vez más, las disonancias resolvían habitualmente de forma excepcional, los acordes podían cumplir cada vez más funciones simultáneamente, etc. A lo largo de este módulo vamos a ver algunas de las prácticas más importantes de esta época de grandes y rápidos movimientos que tienen en común la búsqueda de materiales alternativos a la armonía tonal. Modos Las diversas maneras que tienen los sonidos de organizarse alrededor de un sonido central dan lugar a la modalidad. En los módulos anteriores hemos visto las peculiaridades de los dos modos utilizados en la tonalidad: el modo mayor y el modo menor. Durante el siglo XX los compositores tomaron como material escalístico los antiguos modos eclesiásticos. Sin embargo, sólo se utilizó su estructura organizativa (relación de tonos y semitonos entre los grados) y no su comportamiento. Estos modos son: Ejemplo 1: Cada uno de estos modos tiene una estructura distinta, lo que le aporta un color y un carácter especial que lo diferencia del resto. El jónico corresponde estructuralmente con el modo mayor y el eolio con el modo menor. Esto hizo que se utilizaran con poca frecuencia, ya que se buscaba un distanciamiento de las relaciones tonales. El locrio

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MÓDULO 9. Introducción a la armonía del siglo XXINTRODUCCIÓNLa música del siglo XX se caracteriza por la gran variedad de materiales que utiliza, desde la reutilización de los modos eclesiásticos (en estructura, no en comportamiento), ampliaciones de la armonía tonal, atonalismo, hasta nuevas formas de organización de los sonidos como el dodecafonismo o los modos utilizados por Messiaen. El abandono por parte de algunos compositores de esta armonía tradicional es consecuencia no sólo de la necesidad de encontrar nuevos caminos de evolución, sino también de que la tonalidad sufrió durante el siglo XIX tantas ampliaciones (tonalidad cromática) que continuar por ese camino significaría su destrucción, ya que abandonaba los principios estructurales tonales más básicos: la resolución en la tónica se alargaba cada vez más, las disonancias resolvían habitualmente de forma excepcional, los acordes podían cumplir cada vez más funciones simultáneamente, etc.A lo largo de este módulo vamos a ver algunas de las prácticas más importantes de esta época de grandes y rápidos movimientos que tienen en común la búsqueda de materiales alternativos a la armonía tonal.

ModosLas diversas maneras que tienen los sonidos de organizarse alrededor de un sonido central dan lugar a la modalidad. En los módulos anteriores hemos visto las peculiaridades de los dos modos utilizados en la tonalidad: el modo mayor y el modo menor. Durante el siglo XX los compositores tomaron como material escalístico los antiguos modos eclesiásticos. Sin embargo, sólo se utilizó su estructura organizativa (relación de tonos y semitonos entre los grados) y no su comportamiento. Estos modos son:

Ejemplo 1:

Cada uno de estos modos tiene una estructura distinta, lo que le aporta un color y un carácter especial que lo diferencia del resto. El jónico corresponde estructuralmente con el modo mayor y el eolio con el modo menor. Esto hizo que se utilizaran con poca frecuencia, ya que se buscaba un distanciamiento de las relaciones tonales. El locrio tiene como acorde fundamental una tríada disminuida, que lo convierte en un modo muy inestable y, por tanto, poco recomendable.De los cuatro modos restantes, dos tienen una estructura de tonos y semitonos parecida a la del modo menor y dos a la del modo mayor. Son precisamente esas diferencias las que aportan a cada modo un rasgo distintivo (notas características):• El modo dórico (comparado con el modo menor, ya que su acorde fundamental es una tríada menor) se diferencia del modo menor en que tiene el VI grado ascendido. Por ejemplo, Re dórico tiene el Si natural, mientras que Re menor tiene el Si bemol.

Ejemplo 2:

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• El modo frigio (comparado con el modo menor ya que su acorde fundamental es una tríada menor) se diferencia del modo menor en que tiene el II grado rebajado. Por ejemplo, Mi frigio tiene el Fa natural, mientras que Mi menor lo tiene sostenido.

Ejemplo 3:

• El modo lidio (comparado con el modo mayor ya que su acorde fundamental es una tríada mayor) se diferencia del modo mayor en que tiene el IV grado ascendido. Por ejemplo, Fa lidio tiene el Si natural, mientras que Fa mayor lo tiene bemol.

Ejemplo 4:

• El modo mixolidio (comparado con el modo mayor ya que su acorde fundamental es una tríada mayor) se diferencia del modo mayor en que tiene el VII grado rebajado. Por ejemplo, Sol mixolidio tiene el Fa natural, mientras que Sol mayor lo tiene sostenido.

Ejemplo 5:

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De la misma forma que los modos mayor y menor utilizan una organización jerárquica de sus acordes, tomando como tríadas básicas de la tonalidad el I, el V y el IV y como tríadas secundarias el resto de los grados, el comportamiento modal utiliza como tríadas fundamentales la tríada sobre el I y las tríadas de los grados que incluyan su nota característica. El resto de grados se utilizan como tríadas secundarias.

Ejemplo 6:

Todos los modos incluyen una tríada disminuida que suele ser evitada: recuerda inevitablemente a una dominante, lo que nos alejaría de nuestra fundamental. Por ejemplo, DoLidio tiene la misma armadura que Sol Mayor (Fa#). Si en la escritura lidia se utilizara el IV grado (Fa#-La-Do), éste cumpliría la función de dominante (sin la fundamental Re) de Sol Mayor y provocaría que nuestro oído esperara una resolución. Por tanto, se eluden todas las tríadas disminuidas y por extensión todas las relaciones de tritono por sus fuertes connotaciones tonales.En todos los modos pueden utilizarse acordes de séptima y novena, excepto aquellos que contengan una relación de tritono.Todos los modos guardan una estrecha relación con una tonalidad mayor, ya que comparten armadura y, por tanto, el material escalístico. Para evitar la atracción que ejerce esta tonalidad mayor en el discurso armónico y melódico, suelen utilizarse progresiones y motivos melódicos recurrentes que garanticen la permanencia dentro del centro tonal propio del modo. Sin embargo, este recurso conlleva a menudo monotonía que puede ser contrarrestada con la modulación modal. Este tipo de modulación supone un cambio de centro tonal dentro del mismo modo. Por ejemplo, un Do mixolidio puede cambiar de centro tonal hacia un Sol mixolidio. Tomando un ejemplo ya conocido, el proceso es igual que una modulación de Do Mayor a Sol Mayor.Otro recurso que aporta variedad es el intercambio modal: se cambia el modo pero no el centro tonal. Un ejemplo de este tipo es un Mi frigio que pasa a ser un Mi lidio y después un Mi dórico. La combinación de ambos recursos (pasar de Mi frigio a Sol lidio) supone un cambio de modo y de centro tonal.

La escritura modal utiliza las melodías y las armonías en el mismo modo y centro tonal. Sin embargo, los modos y centros tonales pueden combinarse dando lugar a escrituras polimodales y politonales:• La polimodalidad aparece cuando se combinan varios modos con el mismo o distintos centros tonales: por ejemplo, Fa lidio en la melodía y Fa frigio en la armonía.• La politonalidad supone la utilización de diferentes centros tonales con el mismo o distintos modos: por ejemplo, Do mixolidio en la melodía y Sol mixolidio en la armonía.

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Un pasaje en el que se superpongan Re lidio y Sol lidio es politonal (tienen distintos centros tonales) pero no polimodal (ambos utilizan el modo lidio), mientras que un pasaje que utilice Sol lidio y Sol mixolidio es polimodal (los modos son distintos) pero no politonal (el centro tonal es el mismo). Para combinar los dos tipos de escritura es preciso que se den simultaneamente varios modos distintos con centros tonales distintos: por ejemplo, Re lidio y Si frigio.

Ejemplo 7:

Nuevos acordes: por terceras, por cuartas, por segundasAcordes por tercerasLa armonía tonal tradicional ha utilizado los acordes por terceras como base de su organización. Estos acordes, como ya hemos visto, se relacionan fundamentalmente por quintas (V-I ó IV-I), relación que dio lugar al ciclo de quintas de las tonalidades. En el siglo XX se buscan otro tipo de relaciones, formando ciclos de terceras o de segundas.Si en el ciclo de quintas los acordes primarios están a distancia de quinta en relación a la tónica (grados V y IV), en el ciclo de terceras estos acordes estarán a distancia de tercera (grados III y VI) y en ciclo de segundas a distancia de segunda (grados II y VII). Por tanto las relaciones fuertes dejarán de ser V-I y IV-I, y pasarán a ser III-I y VI-I en el ciclo de terceras y II-I y VII-I en el ciclo de segundas.

Ejemplo 8:

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Este cambio de relaciones no significa el abandono de los criterios de organización de los progresiones de la armonía tonal, sino una sustitución de los grados primarios y secundarios. Por tanto, las progresiones utilizadas anteriormente pueden ser rearmonizadas con las nuevas relaciones. Así, una progresión típica de la armonía tradicional como VI-II-V-I, pasaría a ser VII-VIII-I en el ciclo de terceras y IV-III-II-I en el ciclo de segundas.Estos nuevos ciclos pueden utilizarse además de en las escalas mayor y menor, dentro de cualquier otra escala o modo.

Ejemplo 9: SAMUEL BARBER, Adagio for strings (Archivo PDF, 500k). Audición 1 (Archivo

En la armonía tradicional, los acordes de séptima y novena eran considerados acordes disonantes y, por tanto, tenían que ajustarse a unas normas de comportamiento: preparación y resolución. Sin embargo, en la armonía del siglo XX desaparecen estas restricciones y se convierten en acordes estables con entidad propia, pudiendo aparecer incluso en el acorde de tónica.Todas las relaciones armónicas posibles con las tríadas pueden ser también utilizadas con los acordes de séptima y novena.Los acordes de oncena y trecena tienen el mismo comportamiento que los de séptima y novena, pero deben ser utilizados con mayor precaución, ya que son acordes muy densos y menos flexibles.También hay que prestar especial atención a la disposición en la que se colocan los acordes de 11ª y 13ª. Si se utiliza una disposición cerrada por terceras, el acorde puede sonar demasiado pesado. Al cambiar la disposición se pueden crear varias unidades triadicas superpuestas dando lugar a poliacordes, con lo que se pierde el color propio de este tipo de acorde. También pueden disponerse por cuartas, de forma que cambie totalmente su sonoridad.

Ejemplo 10:

Un recurso muy utilizado es la sucesión de acordes paralelos (tríadas, séptimas, novenas, etc.)Ejemplo 11: DEBUSSY, Preludio nº10 Libro II. Audición 2 (Archivo MP3, 3,8Mb)

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Las octavas y quintas paralelas que se producen no pueden ser consideradas como una infracción de las reglas de la armonía tradicional. Esta infracción se produce cuando voces independientes coinciden en octavas o quintas paralelas, abandonando así su independencia.Por el contrario, en el caso de los acordes paralelos no existe la idea de varias voces sino de una sola voz triplicada o cuadruplicada a diferentes distancias con el objetivo de enriquecer el color armónico de la melodía.

La escritura paralela puede ser tonal o real. En la armonía paralela tonal, las relaciones interválicas vienen determinadas por la escala utilizada, de forma que los intervalos varían en cada acorde. Por ejemplo, si realizamos el movimiento paralelo de las tríadas de los grados I-II-III dentro de Do Mayor, la primera tríada será mayor y las otras dos serán menores: Do-Mi-Sol; Re-Fa-La; Mi-Sol-Si. Es decir, se mantienen las alteraciones propias de la escala.La escritura paralela real supone mantener intactas las relaciones interválicas en cada transposición, independientemente de la tonalidad o el modo en el que nos encontremos. Si tomamos el ejemplo anterior (los grados I-II-III en Do Mayor), y realizamos el movimiento paralelo real, tendremos como resultado tres tríadas mayores: Do-Mi-Sol; Re-Fa#-La; Mi-Sol#-Si. De esta forma, las relaciones interválicas se mantienen.

Ejemplo 12: DEBUSSY, La Soirée dans Grenade. Audición 3 (Archivo MP3, 5,4Mb)

Ejemplo 13: BARTOK, Cuarteto nº1. Audición 4 (Archivo MP3, 5,4Mb)

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Un claro ejemplo de escritura paralela real es El juego de las copias del Concierto para orquesta de Bartok. Cada melodía es expuesta por una pareja de instrumentos (dos fagots, dos oboes, etc.) con movimientos paralelos reales. La primera melodía es presentada por los fagots en sextas menores paralelas. Después continuan los oboes en terceras menores y los clarinetes en séptimas menores. Más adelante aparecen las flautas en quintas justas y por último las trompetas en segundas menores.

Ejemplo 14: BARTOK, Concierto para orquesta. El juego de las copias. (Archivo PDF,1,3Mb). Audición 5 (Archivo MP3, 9,1Mb)

El particular color de cada una de estas melodías viene dado no sólo por el timbre de los instrumentos, sino por el intervalo elegido para la duplicación. Las sextas y las terceras menores tienen un color más cálido que las quintas justas, y las séptimas menores y las segundas mayores resultan más inestables y disonantes. De esta forma, se produce un crescendo en la tensión interválica, pasando de intervalos consonantes (la sexta y la tercera menor) a otros cada vez más disonantes como la séptima menor y la segunda mayor.

Nuevos acordes: por terceras, por cuartas, por segundasAcordes por cuartasDe la misma forma que en la armonía tradicional se utilizaban los acordes surgidos por la superposición de terceras, en el siglo XX empiezan a incluirse otro tipo de formaciones, como los acordes construidos por la superposición de cuartas. Este tipo de acordes debe disponerse preferiblemente por cuartas (o al menos, la mayor parte de sus miembros), ya que de lo contrario pueden perder su sonoridad característica y recordar a acordes por terceras.En los acordes de tres sonidos por cuartas son posibles tres tipos de combinaciones interválicas:

Ejemplo 15:

La peculiaridad de los acordes formados por dos cuartas justas es que cualquiera de sus notas puede ser, potencialmente, la fundamental del acorde, siendo así un acorde tonalmente ambiguo. Esto mismo sucede con otros acordes simétricos como la tríada aumentada, la tríada disminuida o el acorde de séptima disminuida.

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Igual que las tríadas, los acordes por cuartas pueden disponerse en estado fundamental y en sus dos inversiones.Los acordes por cuartas suelen ser utilizados en combinación con otro tipo de acordes (por terceras o segundas) para evitar la monotonía que puede producir en pasajes largos su sonoridad tan peculiar.

Ejemplo 16: BENJAMIN BRITTEN, Peter Grimes, Interludio IV (Archivo PDF, 161k). Audición 6 (Archivo MP3, 4,8Mb)

Acordes por segundasAdemás de terceras y cuartas, los acordes también pueden estar construidos por segundas.En los acordes de tres sonidos por segundas, pueden utilizarse todas las combinaciones de segundas mayores y menores, dando lugar a cuatro tipos de acorde:

Ejemplo 17:

Al invertirse, los acordes pasan a disposiciones más abiertas y también más ricas interválicamente al incluir una segunda, una sexta y una séptima.

Ejemplo 18:

Como hemos visto en anteriores módulos, las segundas y su inversión, las séptimas, son intervalos disonantes que tienden a resolver en intervalos consonantes. Así, los acordes por segundas (en cualquiera de sus inversiones) pueden tener la tendencia a resolver en estructuras triádicas consonantes. Por esta razón, al utilizar acordes por segundas es conveniente no combinarlos con formaciones triádicas y evitar así esta atracción, al menos hasta que los intervalos de segunda o séptima se hayan admitido (auditivamente) como entidades estables por sí mismas.Los acordes formados por un número considerable de notas a distancia de segunda, son llamadas clústers, que pueden estar organizados diacrónica o cromáticamente. Generalmente, son las notas extremas las que tienen más importancia en los clústers. En este sentido, el timbre juega un papel fundamental:En el piano, los clústers tienden a sonar como una unidad haciendo difícil la distinción entre los sonidos, pero cuando son interpretados con diferentes instrumentos, el timbre y la dinámica ayudan a destacar alguno de los elementos del clúster.

Ejemplo 19:

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Tonalidad y atonalidadA lo largo de los módulos anteriores, hemos visto las características más importantes de la armonía tonal tradicional y cómo las relaciones tonales fueron ampliándose con el tiempo y las disonancias se convirtieron cada vez más en un elemento fundamental de la evolución. Esta ampliación de la tonalidad fue acelerándose a partir del Tristán de Wagner a mediados del siglo XIX hasta que, a principios del siglo XX, el camino se dividió en dos tendencias que, partiendo de la tonalidad, acabaron abandonándola en distintas direcciones.

La 'tonalidad melódica'La música de Debussy y otros compositores de la época parte de la idea fundamental de la tonalidad: las notas se organizan alrededor de un centro tonal. Sin embargo, la novedad radica en el abandono de las relaciones armónicas tradicionales como elementos estructuradores, es decir, huye de los procesos cadenciales clásicos (II-V-I) para conducir sus melodías. Estas melodías se mueven libremente sin llevar implícita una armonía que obligue o condicione su continuación, como suele suceder con las melodías clásicas.Esto no significa que carezcan de centro tonal, de continuidad y de puntos de tensión y reposo, sino que estos no son los mismos que habitualmente se utilizaban en la música anterior.Así, tenemos dos formas distintas de tonalidad, que Rudolph Reti denomina "tonalidad armónica" y "tonalidad melódica":[...] "De esta forma podemos comprobar que existen por lo menos dos tipos de tonalidad (tonicalidad) en la música. Uno de ellos está basado en la estructura armónica y rítmica del grupo en cuestión. Su nombre es el de tonalidad armónica. Es la conocida tonalidad de la música clásica.Pero hay también otro tipo que acabamos de describir, que se manifiesta solamente a través de la melodía. De ahora en adelante nos referiremos al mismo con el nombre de tonalidad melódica."

Rudolph Reti: Tonalidad, atonalidad, pantonalidad. Madrid: Rialp, 1965.

Veamos los ejemplos que el propio autor utiliza para explicarnos las diferencias:

Ejemplo 20a:

Ejemplo 20b:

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Ejemplo 20c:

En el ejemplo 20a podemos comprobar que la melodía podría interrumpirse en cualquier punto y regresar al Mi como centro tonal sin eliminar el sentido melódico del grupo (Ejemplo 20b).Esto quiere decir que no existe una armonía implícita que obligue a la melodía a continuar de una determinada forma. Sin embargo, esto mismo no puede hacerse con la melodía del ejemplo 20c, ya que desaparece el sentido lineal de la frase. Es decir, la melodía del ejemplo 20c está íntimamente relacionada con un esquema armónico, mientras que la del ejemplo 1a se organiza mediante la relación de sus notas con su centro tonal (Mi).En esta nueva tendencia tonal, compositores como Satie y Debussy utilizaron la modalidad como nuevo material para organizar tonalmente sus composiciones, pero abandonando las relaciones armónicas basadas en la cadencia (II-V-I), como se ha visto en el apartado dedicado a los modos.

AtonalidadPor otro lado, Arnold Schönberg evolucionaba en otra dirección. En su primera época, Schönberg siguió el camino de Wagner, Mahler y Strauss intentando continuar con la tonalidad cromática. Sus primeras obras son claramente tonales como La noche transfigurada o Pelleas y Melisande. Sin embargo, más adelante, su música, cada vez más cromática y con las relaciones tonales cada vez más encubiertas, evolucionó hacia lo que él consideraba que era el único camino lógico y posible: el abandono total de la tonalidad. Así, en 1909, publicó sus primeras obras atonales: las Piezas para Piano, op. 11.En este estilo, las doce notas de la escala cromática quedan liberadas de cualquier jerarquía: ninguna nota es más importante que el resto. Armónicamente, se evitan todo tipo de relaciones interválicas que recuerden a la tonalidad: tríadas, progresiones por cuartas y quintas, etc.De esta forma, las funciones tonales que anteriormente servían para estructurar una obra tanto a pequeña escala (frases o períodos) como a gran escala (por ejemplo, para la forma sonata, exposición: I-V; desarrollo: modulación entre grados; recapitulación: I-I) ya no tienen validez en el estilo atonal. Por esta razón, el motivo melódico y rítmico se convierte en el elemento estructurador más importante, de tal forma que el desarrollo contrapuntístico recobra importancia en este estilo compositivo.

Audición 7: SCHÖNBERG, 3 Piezas para piano op.11, nº1 (Archivo MP3, 2,7Mb)

RESUMENLa disolución de la tonalidad a principios del siglo XX provocó la necesidad de buscar nuevos materiales tanto melódicos como armónicos. Se empezaron a utilizar los modos eclesiásticos

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desde un nuevo punto de vista funcional. Además, se amplió el material acórdico con estructuras por cuartas o segundas. También hemos visto brevemente las nuevas direcciones seguidas por compositores como Debussy o Schönberg.Sin embargo, todo esto no es sino una muestra de las múltiples tendencias surgidas a lo largo del siglo XX: dodecafonismo, politonalidad, serialismo, música electroacústica, minimalismo, nuevas tendencias instrumentales o nuevas posibilidades rítmicas.