Muestrario Poético - Mariano Lebrón Saviñón (1922- )

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MARIANO LEBRN SAVIN (1922) Nace en Santo Domingo el 3 de agosto de 1922. Su nombre est ligado a La Poesa Sorprendida desde los comienzos de este movimiento, apareciendo como uno de sus codirectores. Ya haba dejado constancia de sus inquietudes en Los Trilogos, disquisiciones estticas a tres voces con Alberto Baeza Flores y Domingo Moreno Jimenes, publicadas en tres folletos. Es en el primero de dichos folletos donde aparece como pie de imprenta, el nombre de La Poesa Sorprendida. Este calificativo, iluminador de una condicin potica renovadora y que estaba llamado a perpetuarse en las letras nacionales, es feliz hallazgo de Mariano Lebrn Savin. Los Trilogos, a pesar de aquella circunstancia, constituyen una manifestacin independiente y aislada de sus autores. Lebrn Savin publica en 1944 su nico cuaderno potico en las ediciones de La Poesa Sorprendida, Sonmbulo sin sueo, donde se revela apegado a las frmulas tradicionales dentro de una gran libertad imaginativa. Como ensayista, autor de extensos trabajos de literatura hispnica y arbiga que ha publicado fragmentariamente en revistas, se nos presenta agudo y acucioso. Su Historia de la cultura dominicana, amplio panorama en 5 volmenes, es un trabajo que le ha dado prestigio como uno de los escritores de mayor sensibilidad y cultura de nuestro pas. Es en 1982 cuando recoge toda su poesa dispersa bajo el ttulo de Tiempo en la tierra, con prlogo de Manuel Rueda. Ha escrito teatro. Es doctor en Medicina, cuya profesin ejerce, profesor de la Universidad Nacional Pedro Henrquez Urea y Presidente de la Academia Dominicana de la Lengua durante largos aos. En 1993 le fue concedido en Mxico el Premio Jos Vasconcelos. Obras publicadas: Trilogos (1943), Sonmbulo sin sueo (1944), (Ediciones de La Poesa Sorprendida), Luces del trpico (1949), Historia de la cultura dominicana, 5 volmenes (19811982), reimpresa en 3 volmenes en 1995), Tiempo en la tierra (1982). DULCE TEMBLOR Qu hay despus del roco que te toca? Qu hay despus de esa nube que se escapa? Qu hay detrs de esa roca y despus de esa ruta supraestelar de mapa? Y detrs de tu sombra, oh, Dios! Cul es tu canto? Cul es tu meloda de msticas estrellas? Te busco por la torre quebrada de mi llanto Y en el hueco ms triste de mis huellas. En el confn de tu orbe donde llega con su gesto olvidado la vieja caravana, el torrente sin ruido donde el amor se anega y donde cae dormida la luz de tu maana. Yo voy buscando, cielo, los soles que t nombras oh Dios!, y tu pupila eterna en tus desvelos. Para mi fe le bastan tus infinitas sombras, para mi amor tan slo tu follaje de cielo. Yo seguir tu nombre de amor sobre los mares, sobre tu flor eterna como una mariposa, hasta que te estremezcas sintiendo mis cantares y bajes a mirarlos dormidos con tu rosa. FUEGO EN EL RO La sangre est corriendo por tus montes; la sangre se estremece en tu pradera; mancha, cubre, se inclina en tu horizonte con un silencio vivo de pantera. Sube la sangre, gime, el ro crece, se va al cielo, lo roba, lo transforma. Invade el caimital y lo estremece. Va al flamboynt para encontrar su forma. Chisporrotea en tu rbol, va a la vena, corre por las heridas de la arena, el fuego va a la sangre, corre al ro, el hombre muere, surge, grita: salta la sangre, el fuego corre vivo, asalta. Sangre, fuego de amor, trpico mo. GRILLO Gala del ruiseor, mnimo hermano que en soledad y amor hablas, te exhibes. Va subiendo tu voz, plata y pantano, por el torso del sol, el sol te inscribe. Pequeo torcedor que en la amargura al viento y al solaz vibras tu cuerda. Hablas en soledad que te recuerda. Gala del matorral, grillo en tu altura. MI CANTO Je chant la gran joie de te chanter Paul Eluard Rezo en el mundo mi cancin por la esperanza y por el aliento henchido de las rosas, por el empeo del ruiseor y por la inocencia de luz de los luceros altos. Por la cancin del viento alegre y sin sentido y por la ltima voz de los geranios en el jardn cansado y sin amor. Canto por el penar maldito de los tristes. Canto porque al cantar el canto mo me perfuma y me crea. Porque el mundo pequeo de mis sienes sin canto es imposible. Es imposible el mundo sin mi canto, y por eso en el ala de una alondra mi voz... y mi cantar. Canto para que no se rompa este conjuro del cual yo soy. En la noche tambin alzo mi canto por el infanticidio tremendo del estril profundo que se hunde en su noche suburbana sin temor a las sombras; por la angustia sin fe de la recin parida polvorienta. Y por la niebla y por la piedra y por el cisne que muere y por la rosa que vive y por el agua oculta cuya cancin slo es manjar en sombras del sentido. Canto por el valor de las montaas bajo el furor del viento. Por el paisaje agreste, por la pasin del alba. Y por la simple sombra del roco. As una tarde o una maana sin atisbo de odio, sin escondida fuente de esperanza, sin medida de crcel reconcentrada y sola, alta y feliz, mi voz, esta voz ma sembrada en m, nacida en m no s desde qu estrella mi voz saldr a los aires por el ruido del tiempo siempre voz ma para decir mi canto, para decir mi asombro y mi esperanza. Descender mi voz por los jardines e ir con su alegra a la alegra del mundo. Aunque haya tristezas mi voz cantar alegre contra todas las sombras e ir a buscar vida donde exista: en el lagarto, en el insecto, en la amiba, en el glbulo, en el miedo, en el sol. Ir buscando vida con su sueo, a despecho de todo lo creado para negar la vida. En el abismo, en el misterio y en las cuevas del mar. Yo, como el otro poeta de la vida canto la gran alegra de cantar y es fe y es canto mi esperanza. Canto por cantar y por cantar mi vida es un sonoro y musical torrente de alegra. Ms que el amor y el sueo y que la vida es este canto mo, canto que es sueo, amor, canto que es vida. Poesa perfeccin imposible de mi sueo gozo la gran angustia de buscarte donde plidos enterradores de amor creen sepultarte y con mi voz y mi sueo desentierro al amor, y est dormido. Desconcertante y feliz, grvido y hondo heme aqu con tu luz y el canto mo vivaz, simple, glorioso, alto, cierne sus alas de arrebol soado, alza su luz con desazn de luna en una estrella. Canto, te llevo en la niebla, en la piedra en el cisne que muere, en la rosa que vive, en la alondra que nace, en el rbol y el sueo, en la gloria y la estrella, el lagarto y el insecto, y la amiba y el sueo y en el sentido excelso de eternidad, y etctera. ASOMBRO DE GUIJARROS Pulidos por las manos redentoras y puras de las aguas, tal, pedazos de joyas que cayeran a una remota playa para los abalorios de un salvaje as, en la dura arena, relumbran los guijarros. Son pedazos de espejos que endurece el coral. Como por un encanto, en la mano del nio rememoran boato insospechado desde su dura cuna de piedra, vulgar y spera, cuando no sospechaban que las manos tenaces de las aguas, cual joyero que talla los diamantes, iban a hacerle fras facetas de granito. Y desde el fondo del mar, junto al ramaje de las astas cervales que son el esqueleto del coral, van cayendo a la playa donde, para brillar, rompen fulgores a las hachas del sol y luego se humedecen y refrescan su inalcanzable sueo de diamante. Ms, yo tomo un guijarro y lo pongo contra mi corazn y recuerdo que ellos (los guijarros) como las caracolas guardan cantos del mar en la pulida chatura de sus torsos y son como pedazos de entraas de una estatua que parlara con congelada voz contra la eternidad. Y los pongo junto a mi boca para besar donde peces remotos pasaron el asombro de sus ojos insomnes. En la suave lisura de hielo de su duro cristal paso mis dedos como por una estrella que fragment sus vidrios junto al ruido del mar. Yo amo los guijarros; los amontono frente al abierto ventanal de mis recuerdos, y hoy son cielos cados o amontonadas joyas, luego rondas de nios o apretados ejrcitos, chicos delfines que piruetean dando saltos audaces sobre la piel del mar. As son los guijarros, roto clamor de falsas joyeras pulidos por el mar. GAYUMBA Rica en su paz pero pobre canta con voz monocorde. Desde su nica cuerda en su caja resonante ya resuena la gayumba en el cobre de la tarde. Y resuena con nostalgia de tristeza melanclica de selva, tambor y dioses. Y es la gayumba sonora. Sonora como el lenguaje del dolor. Sonora y limpia. Suea en mi amor la gayumba, suea en la luz de su lira; de su lira agreste y loca cual quejido de chicharra. Marimba doliente y sola, monocorde de nostalgia. Rica en su paz pero pobre, canta con voz monocorde. y se desmaya en la balumba de su slo bordn: la gayumba. POR TIERRAS DEL SUR Cuando a tus plantas, tierra ma, rueda la cansada esquivez de mi tormento, mi corazn estalla, de latir cansado, en un lamento. Fulge la parda piel de tu frontera tierra ma que amo, polvo yerto. Al verte rompe mi pasin sus alas de tormento. Sequiza palma de reseca tierra; herida vena de agua ya apagada. Te miro, tierra, y el ocaso llueve sus llamaradas. Tierra de mi pasin, llena mi boca y junto a mis cenizas hazte eterna. Eterna como el cactus solitario de mi pena. AL NACIMIENTO DE NUESTRO SEOR JESUCRISTO Cado se le ha un clavel hoy a la aurora del seno, qu glorioso que est el heno porque ha cado sobre l! Gngora La nieve sobre el oro: clavel dormido que la rosa empurpura y el heno dora. Nace la luz de nuevo contra el olvido y al sonrosado albor el mundo adora. Suenan rabeles, cantan pastores, sonre el mundo, ren las flores. La rosa, con ser la rosa nunca se ha visto mejor con la risa candorosa del Seor transido en clavel de luz, montoncito de roco, all embriagado de azul ni en la nieve siente fro! Suenan rabeles, cantan pastores, sonre el mundo, ren las flores. El heno le dio su oro. La noche le dio su flor. Las estrellas, su tesoro y la maana su albor. Y los clarines del mundo melificaron su ley qu bello all, en lo profundo de las pupilas del buey! Suenan rabeles, cantan pastores, sonre el mundo, ren las flores. CANCIONCILLA Mariposa dorada del espejo del agua. No vas con tu ceniza que se queda en las alas, por la sombra del aire se te van las palabras. Mariposa dorada del espejo del agua. Alguien oy tu cantar que en la sierra se quebraba. Por el oscuro sendero se apagaron las campanas. Mariposa dorada del espejo del agua Tuya es el alba! VARIACIONES EN EL AMOR Aqu junto a mi mundo de estatuas destruidas donde el agua a su ro el alma no reposa, buscando intilmente por las cien mil heridas a donde va a su cauce el final de la rosa. Aqu con tus preludios remedando una flauta que prolonga su objeto por su razn sin cosa. El agua llega al mundo para trazar la pauta misteriosa y sonriente de la rosa. La rosa huele a rosa y a cielo. Va a tu vida; va a tu razn la rosa con su seda alumbrada va como una sirena sangrando por la herida igual que sangra el alma con simple llamarada. Y t, con tu silencio, habla y dime tu empeo. Yo alumbrar tu nombre al que nada le falta, y cuando vayas loca a la verdad del sueo sintindote ms cerca yo te pondr ms alta. Caminar mi olvido por tu avidez de canto que te busca sin trmino reptando por tus msculos. Ser manso de agua si se desborda el llanto e ir a esperarte, entonces, a orillas del crepsculo. All, como una estatua con las manos crecidas, crecidas en ramajes ya de tanto esperarte, errar por tu frente de lluvia amanecida vuelto espuma, oleaje de amor sin sospecharte. Y despus del silencio olvidar tu nombre. Ser raz de alondras, terral de mariposas. Ir, como una estrella por la espalda del hombre, a naufragar eterno, doliente por tus cosas. Amor, y cuando el mundo sea slo un asombro y el hombre slo un astro ignorado que alumbre, descender de nuevo al mundo en que te nombro para buscarte echado como un sol en tu cumbre. ROSA MEJOR Y cay un ruiseor y otra campana, y otro rosa mejor y otra maana, y otro ademn de amor y otro sentido y otro elevado acento del olvido. Tierno slo en mi fe, toma su escudo. Libre slo al amor, toma sus alas: nadie podr lo que mi amor no pudo. ARREBATADA MUERTE Tengo una parte aqu de tus cabellos (Garcilaso de la Vega) Rosa en botn en llama de la aurora, todo vino de ti: el mar, la risa, la caricia del sol que se acalora. La tempestad, enfado de la brisa, y el mejor ruiseor de mis cantares. T, mi rosa mejor, mi alba sonrisa. El ms alto llorar de mis llorares, mi pursima luz enceguecida, los nufragos encantos por mis mares. Se fueron por tus mrgenes dormidas. Rosa en mi soledad, recuerdo mo, ola del hondo mar que no se olvida. Mi mejor soledad, muerta de fro. Olvidarme en tu fe, llorar tu viento mi soledad de luz, tu inquieto hasto. Fue malherir mi ardido pensamiento, dejarme como ciervo en el olvido desesperado en tu dolor mi acento; Fue como nube en el dolor dormido, como locas campanas derramadas, como libres claveles desprendidos, t, mi rosa mejor, mi camarada, el nico habitante de mi hasto, que al hacerte ademn de la alborada, al llegar a mi mundo muerto y fro tu aletear de palomas en arrullo, te llam soledad, recuerdo mo. Hoy se mira mi amor en tu murmullo.