Mousnier Absolutismo y Mercantilismo

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    Roland Mousnier: Los siglos XVI y XVII (En Historia General de las Civili-zaciones, bajo la direccin de Maurice Crouzet.

    CAPTULO IV

    EL RENACIMIENTO DEL ESTADO

    La fragmentacin en grandes estados

    Europa es una civilizacin, no una unidad poltica. La concepcin medieval de unaRepblica cristiana, dirigida en lo espiritual por el Papa y en lo temporal por el Empe-

    rador, ambos auxilindose mutuamente, no ha desaparecido, pero es inoperante. Laautoridad del Papa es negada o combatida, incluso en las cuestiones de disciplinareligiosa y en los Estados catlicos. La del Emperador es cada da ms limitada en elSacro Imperio Romano-Germnico y nula fuera del mismo, en los Estados que no go-bierna a ttulo de prncipe soberano o de seor. El individualismo del Renacimiento semanifiesta, en poltica, por la organizacin de Europa en un sistema de Estados, enfuncin del equilibrio de las naciones correspondientes. La concepcin de una igual-dad jurdica entre los Estados, individuos libres de costumbres e ideal semejante, aun-que divididos de hecho por la spera rivalidad de fuerzas antagnicas, substituye a laidea jerrquica de la Edad Media.

    Existe la tendencia a la constitucin de grandes Estados. El movimiento, iniciado en

    la Edad Media, est en vas de alcanzar un nuevo equilibrio relativo. Ciertos Estadoscomo Francia, han absorbido pases vasallos: ducados de Borgoa y de Bretaa, en1493 y 1532, respectivamente. Otros se unen por el matrimonio de sus prncipes o lacomunidad de soberano, como en Espaa, Aragn y Castilla por la boda de los here-deros de ambos, Fernando e Isabel, en 1469; luego, bajo Carlos de Gante, el futuroCarlos V, en 1516. En las Islas Britnicas, el principado de Gales es unido a Inglaterray sometido a la misma administracin en 1536. En el Sacro Imperio, los prncipestransforman sus dominios en verdaderos Estados. Italia contina dividida, indudable-mente porque sus Estados estaban slidamente constituidos, libres de ligmenes ydependencias entre ellos, y en equilibrio, antes de imponerse la necesidad de lasgrandes estructuras polticas.

    La geografa poltica y la decadencia de los Estados urbanos

    Los grandes Estados renacentistas, aunque de superficie menor que la actual(Francia: 480.000 Km.2 en 1492 y los Estados urbanos 550.000 en 1950), son, en rea-lidad, mucho mayores, teniendo en cuenta la lentitud de las comunicaciones y la me-nor densidad de la poblacin. Incluso son inmensos, constituidos o por grupos de ciu-dades o por grandes ciudades aisladas en distritos frtiles y poblados, que salpicanvastos espacios semidesrticos, bosques, laudas o estepas. Entre provincias y Esta-dos se encuentran "fronteras", como entre el Franco Condado y Suiza el inmenso bos-que de abetos seculares, desde el Jougne hasta los Rousses y desde el coto de Pon-talier hasta el collado de Saint Cergues. Los colonos del Franco Condado, partiendo,del Norte, vestidos con pieles de animales, azadn en mano establecieron all cultivos

    de trigo. A. su encuentro, las gentes del pas de Vaud ensancharon sus claros en elbosque con granjas y casas. El choque entre ambos fue muy duro, desencadenndose

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    una guerra de razzias y emboscadas que ningn acuerdo de los gobiernos respectivospudo detener.

    Esta geografa, resultado de la Historia humana, favorece un cierto aspecto federa-tivo, que presentan los Estados del Renacimiento en grados distintos. En Francia, lasprovincias ms recientemente incorporadas al dominio real, se unen por medio de pac-

    tos que especifican la conservacin de sus privilegios y costumbres, as como el dere-cho de ser administradas por naturales. En Espaa, la Corona de Aragn conservasus instituciones caractersticas, etc. Pero slo los grandes Estados poseen la profun-didad suficiente para no perecer ante los movimientos de los ejrcitos, as como losrecursos indispensables para practicar una poltica internacional de altos vuelos. Elsiglo XVI presencia la decadencia relativa de los Estados medios, de los que podra-mos llamar, en relacin con los grandes. Estados regionales, como el Franco Conda-do, as como de estos Estados desarrollados por las grandes ciudades comerciales,como Venecia, que podramos calificar de Estados urbanos. Tales Estados, o no sonms que comparsas o han sido conquistados e incorporados a los grandes Estados,como Constantinopla en 1453, Novgorod la Grande en 1478, Granada en. 1492, etc.No se resignan de buen grado a su decadencia y sus revuelas suelen ser frecuentes y

    graves. Slo Venecia, aunque disminuida, juega todava un papel considerable tantoen las guerras de Italia cuanto en la lucha contra los turcos.

    I. EL PROGRESO DE LA MONARQUA ABSOLUTA.

    SUS CONDICIONES

    La mayor parte de los Estados renacentistas evolucionan hacia la monarqua abso-luta. Existe esta guando el rey, encarnando el ideal nacional, posee, adems, dehecho y derecho, los atributos de la soberana: poder de hacer las leyes, de adminis-trar justicia, de percibir impuestos, de tener un ejrcito permanente, de nombrar a los

    funcionarios, de hacer juzgar los atentados contra el bien publico y, en particular, dedelegar jurisdicciones de excepcin cuando lo considera conveniente. La idea de mo-narqua absoluta se aade, sin destruirlas, a las viejas concepciones de contrato y decostumbre, reglamentando las relaciones de los reyes con sus vasallos y sbditos.Estas relaciones templaron o moderaron el absolutismo monrquico.

    El patriotismo

    Los grandes Estados del Renacimiento son vivificados y unificados por un pujantepatriotismo, que de un modo extrao se mezcla con el patriotismo local y con el senti-miento de fidelidad hacia el prncipe soberano. Este patriotismo, muy antiguo, se ex-pansiono debido a las grandes guerras con los extranjeros, que hicieron tomar con-

    ciencia de los intereses comunes; por la accin de los funcionarios reales y de lasnuevas relaciones econmicas, y, sobre todo, a causa de la influencia de los humanis-tas sobre los cortesanos y los grandes burgueses, que dan el tono a las sociedades delos distintos pases. El humanismo procura a este sentimiento, nacido en lo ms pro-fundo del individuo, de la reaccin del hombre en su medio, motivos suplementariosque acrecientan su pujanza: claridad, precisin y forma. En Francia, Bud tiene con-ciencia de que su pas est animado por un alma colectiva, de que es una persona, ydedica su tratado De Asse al Gnie de la France. Los humanistas galos proclaman laprimaca francesa: Gaguin, impulsado por el amor a la patria, su madre, enumera lasvirtudes particulares de Francia: bravura caballeresca, amor al trabajo y al ahorro, dul-zura de la vida, humanidad de las costumbres. Valeran de Valerannes sostiene queFrancia es la nacin-jefe: los galos conquistaron Grecia, Jonia, Macedonia; tomaron

    Roma y civilizaron la Cisalpina; sus descendientes sometieron la Germania, fundaronel Estado pontificio y detuvieron el avance de los sarracenos por Occidente. Y en estas

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    conquistas, misionera de ideas, Francia ha sido siempre fiel a su genio de desinters eidealismo (1508). Otro humanista, D'Angleterre, celebr la victoria de Carlos Martelsobre los sarracenos, que dio a Europa, como presente de Francia, la libertad. Losfranceses se imbuyeron de estas ideas, que valoraban profundos sentimientos pre-existentes, en los que el ideal del caballero cristiano se troc en patriotismo a la anti-gua. Galiot de Genouillac, capitn general de la artillera de Francisco I, comunica alrey la muerte de su hijo en la batalla de Cerisoles. Galiot dice simplemente: "Os doygracias, Dios mo: el hijo que me disteis, me lo habis quitado cuando os ha parecido",y volvindose hacia el rey, aade: "Me alegro, Sire, de haber tenido este hijo que hamuerto valerosamente por vos y por la patria." El citado jefe de la artillera francesa seinteresaba por la cultura antigua y su hijo tena un preceptor humanista. Castellanos,ingleses, flamencos, etc., en nada cedan a los franceses.

    En la Italia de las naciones veneciana, florentina y napolitana, ciertos humanistas,como Maquiavelo, propugnaban en sus escritos la unidad y la independencia de todala pennsula. En las mltiples naciones del Sacro Imperio, humanistas como el estras-burgus Wympheling conservaban el ideal de la unidad alemana. Y este patriotismolleva en s mismo el germen de un nacionalismo.

    El culto del hroe

    El progreso de la monarqua absoluta no se debi solamente al deseo natural de losreyes de aumentar su poder. El renacimiento del Derecho Romano ya haba difundidoen el siglo XIII, la idea de un prncipe absoluto, que concentra todos los poderes en supersona y cuya voluntad es ley. La moda de la Antigedad dio, en el siglo XVI, un nue-vo impulso al Derecho Romano, al que aadi la idea clsica del "hroe", del semidisdominadorybienhechor. Pero no hay solo representaciones mentales que se imponenal individuo y determinan en adelante sus actos. El Derecho Romano debi su xito alhecho de haber brindado formulas cmodas para expresar las tendencias profundasde los contemporneos. El hroe es el modelo del ser al que los pueblos tienen nece-

    sidad de entregarse. La doctrina del absolutismo responde a las necesidades domi-nantes de estas sociedades y a un deseo del cuerpo social.

    Luchas de naciones

    La necesidad de un poder fuerte era impuesta desde luego, por la lucha entre lasnaciones. Las grandes guerras por el predominio econmico y poltico comenzaroncon la constitucin de grandes Estados, bastante vigorosos para que sus jefes no fue-sen ya absorbidos por luchas intestinas, lo que les permitira proyectar su fuerza alexterior. La guerra impuso el refuerzo de la autoridad, de los Gobiernos, con decisio-nes rpidas, y fielmente ejecutadas por todos.

    ParticularismosLa necesidad de un poder fuerte procede de la misma composicin de las naciones.

    Estas son una yuxtaposicin de comunidades territoriales, provincias, pases, munici-palidades, comunidades de lugares y de cuerpos, como los rdenes; clero, nobleza,tercer estado; como los cuerpos de funcionarios, las universidades, las corporacionesde oficios. Con todos ellos, la monarqua tiene sus contratos, y cada comunidad, cadacuerpo, posee sus privilegios, sus costumbres, sus reglamentos, sus exenciones, sujurisdiccin, sus bienes, sus jefes y sus representantes, y constituye una potencia.Cuerpos y Comunidades se oponen sin cesar entre si por sus intereses particulares.Es preciso que el rey sea bastante fuerte para arbitrar sus conflictos y coordinar susesfuerzos en vista del bien comn. Pero sus divisiones le dan la posibilidad de apoyar-

    se en unos contra otros.

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    Rivalidades seoriales

    Existan tambin rivalidades entre las grandes familias: bolis y Albas en Espaa;Chalons, Horns y Egmonts en los Pases Bajos y Franco Condado; Borbones, Mont-morencys, Guisas y Conds en Francia, etc. Son muy peligrosas a causa de las su-pervivencias de sentimientos y hbitos de la Edad Media. Los lazos de vasallaje crean

    clientela de "devotos" y de "criados", dispuestos a dejarse matar y a traicionar porellos. El mismo, sentido tienen los vnculos familiares, de tal modo fuertes que elhecho de casarse con una prima lejana de un gran seor, significa asegurarse a per-petuidad la proteccin del mismo, as como el compromiso de seguir sus pasos inclusocontra el rey. El rey encuentra clientela y clanes alrededor de las grandes familias, y, ala vez, posee su propia clientela de fieles y devotos. Contra los rebeldes encuentra amenudo el apoyo y la obediencia de sus rivales.

    La lucha de clases

    La monarqua absoluta es un resultado, tambin, de la rivalidad de dos clases bur-guesa y nobleza. El rey, que necesita a los burgueses para BUS finanzas y sus cuer-

    pos de funcionarios, as como para resistir la presin de los seores feudales, obtienefcilmente su obediencia y apoyo. El poder real enriquece a los burgueses con susemprstitos, hipoteca de dominio, arrendamiento de impuestos, monopolios de explo-tacin, proteccin contra las leyes de la Iglesia sobre la usura; las trabas seoriales aldesarrollo del comercio y los privilegios de las corporaciones. El poder real salva a losmaestros de oficios otorgando un estatuto legal y una proteccin judicial a sus corpo-raciones. De este modo defiende su clientela y susbeneficios contra los capitalistas. Elpoder real protege a la burguesa mercantil e industrial contra el nuevo proletariado. Laaspiracin suprema de estos burgueses consiste en ennoblecerse. Slo el rey lespuede proporcionar el ascenso de categora social confirindoles cargos pblicos,otorgndoles obispados o abadas o hacindoles merced de patentes de nobleza. Losburgueses ascienden al grado nobiliario y, en este sentido, cabe decir que la burgues-

    a se aristocratiza. Pero estos burgueses ennoblecidos conservan sus hbitos origina-rios de economa y calculadora prudencia. Un Perrenot; conde de Granuela, obispo deArras y canciller del Imperio, incluso en loa momentos ms crticos de la poltica a laque esta vinculado, anota las relaciones de BUS intendentes sobre las cosechas detrigo y estado del mercado, decide por s mismo el momento de vender y escribe car-tas de cuatro pginas sobre las precauciones a adoptar para que no dejen escapar deuna herencia una porcin de algunos escudos. En este sentido, la nobleza se abur-guesa. Sin embargo, si algunos nobles de sangre adoptan hbitos semejantes y estascostumbres se insinan en otras familias por las esposas de origen burgus, en el con-junto existen dos categoras nobiliarias la vieja nobleza de espada, desdeosa y altiva,y la nueva nobleza, que slo a la larga, cuando algunos de sus representantes hanejercido el oficio de las armas, logra hacerse reconocer la "calidad".

    La nobleza solo puede defenderse contra la burguesa por el favor del rey. En gene-ral, considerando solo como profesin noble el ejercicio de las armas, la aristocraciadescuida sus tierras y sus derechos feudales. Por otra parte, la depreciacin de la mo-neda redujo sensiblemente las rentas fijadas en dinero. Desde luego, la nobleza podavivir en sus tierras con las rentas en especie y los servicios de los cultivadores; pero leatraan mucho ms la vida cortesana, los salones y cenculos de las ciudades, y lasexpediciones lejanas, s va arruinndose tanto mas rpidamente cuanto que el lujo esuna obligacin seorial. Hacer larguezas; es una tradicin noble que cada da se con-vierte en ms imperiosa, cuando la ascensin de la burguesa impone, por un senti-miento nietzscheano, erigir en virtud los mismos defectos de la nobleza para distin-guirse de los burgueses. Las casas nobiliarias poseen un verdadero ejrcito de servi-

    dores y criados. Las bodas son una ocasin para ofrecer torneos, danzas y diversosespectculos. Los funerales implican centenares de misas, capillas ardientes, desfiles

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    de pobres vestidos de duelo, de viudas y hurfanos con cirios y de limosnas que amenudo absorben la renta anual de una buena familia burguesa. De este modo elaristcrata se ve obligado a colocarse al servicio del rey, a solicitar, segn su rango,gobiernos de provincias o de plazas fuertes, regimientos, compaas o simples plazasen ellas, pensiones para casar a sus hijos o abadas y obispados para los mismos.Contra el burgus el noble solo puede defender su rango efectivo en la sociedad recu-rriendo al rey. En realidad, al Oeste del Elba y de los Alpes Dinricos, hay cada damenos seores feudales mientras crece continuamente el nmero de nobles, es decir,disminuyen los seores con derechos jurisdiccionales mientras aumentan los grupossociales a los que la monarqua atribuye en la sociedad a ttulo hereditario y a cam-bio de sus servicios en la guerra y en la poltica un rango superior y ttulos jerarqui-zados: duques, marqueses, condes, barones, etc., insignias, distinciones honorficas ymedios de existencia, todo dependiendo del Estado.

    En esta lucha de clases radica, quiz, el principal factor del desenvolvimiento de lasmonarquas absolutas.

    Los lmites del absolutismoDesde luego, las monarquas absolutas del Quinientos poseen menos potencia efecti-va e influencia real sobre la vida cotidiana que los gobiernos demoliberales del sigloXIX. El poder real esta limitado por la ley divina cristiana, las leyes fundamentales delreino, que expresan ciertas condiciones referentes a la existencia del mismo, y lasleyes del derecho de gentes, como las que garantizan la propiedad, los cuerpos y co-munidades, sus contratos, costumbres y privilegios. Est limitado, tambin, por el pe-queo nmero de funcionarios reales y la dificultad de las comunicaciones. Atendiendoa los funcionarios civiles, en Francia, donde la monarqua dispona de la plantilla msnumerosa de Europa, hacia 1505 su nmero oscilaba alrededor de 13.000 para unos15.000.000 de habitantes y 480.000 Km.2, es decir, 1 por cada 1.250 habitantes y 40km2. En 1934, en una sociedad mucho ms compleja, haba 1 por cada 70 habitantes

    y 56 por cada 40 km2, La accin del Gobierno central se ejerca, desde luego, conmenos frecuencia, continuidad y eficacia que en nuestros das. Seores, cuerpos ycomunidades llevaban a cabo, bajo la vigilancia real, muchas de las funciones hoyprivativas de los organismos del Estado.

    El principio del absolutismo permiti la integracin, la marcha en conjunto, de agru-paciones distintas en un perodo crucial de suhistoria. Siempre vinculado a la idea decontrato yde costumbre, y sin los excesos que presento en tiempos de Teodosio y deJustiniano, el absolutismo permiti realizar el equilibrio en una poca en que predomi-naban excesivas condiciones de dispersin y de divisin, as como conservar, en me-dio de continuas luchas, la existencia de los reinos e impulsar su progreso hacia untipo de Estado ms centralizado y unificado.

    II. EL TIPO MS EVOLUCIONADO: LA MONARQUA FRANCESA

    Francia fue el pas en que mejor se realizaron las condiciones antedichas de la mo-narqua absoluta. Tambin sus reyes, Carlos VIII (I4!83-1498), Luis XII (1498-1515),Francisco I (1515-1547) y Enrique II (1547-1559), poseyeron un poder efectivo supe-rior al de los restantes monarcas europeos de la poca. El poder absoluto del rey deFrancia era reconocido en Derecho. La soberana proceda de una delegacin divina yel rey solo era responsable ante Dios. Detentaba en sus manos todos los poderes:declarar la guerra y concluir la paz, imponer tributos; legislar, puesto que l era la leyviviente; juzgar, ya que l era el juez supremo y sus decisiones no podan ser apela-

    das. Sin embargo, deba respetar los contratos y costumbres, las leyes fundamentalesdel reino la principal, el orden de sucesin a la corona en la dinasta de Hugo Cape-

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    lo, por primogenitura y exclusin de las hembras, sin que el rey pudiese introducir in-novaciones, y el juramento de la consagracin, que le obligaba a la defensa de laIglesia contra la hereja.

    Los medios de accin del rey

    De hecho, despus del fracaso de los Estados Generales ninguna libertad privada o

    pblica puede oponerse a la voluntad del rey. ste es dueo del impuesto y donde losEstados provinciales lo votan todava, como en Borgoa, Normanda y Provenza, noposeen un derecho, sino un privilegio real, una gracia revocable, limitada de hecho, adiscutir el importe. El rey es seor de la administracin, de justicia. Las juntas popula-res en que los representantes de los rdenes del reino rodeaban al oficial del rey yaplicaban las costumbres son reemplazadas por los tribunales: los bailes, senescaleso sus lugartenientes administran justicia con un consejo de oficiales reales. Ello segeneraliza despus del reinado de Francisco I. El rey posee un ejrcito permanentebastante numeroso hasta 80.000 hombres en 1513pagado por l y mandado porsus capitanes, que ocupa el pas distribuido en 300 plazas fuertes, ciudades amuralla-das o castillos. Sus funcionarios u oficiales son cada da ms numerosos. Toda fun-cin es un cargo, todo cargo, un don del soberano. Todos los agentes del poder pu-

    blicse convierten en representantes del rey. De diez a doce mil funcionarios, la msnumerosa administracin de Europa, hacen ejecutar en todas partes la voluntad delrey. Alrededor de ste, un Consejo limitado, integrado por gentes de su confianza, leayuda en la adopcin de medidas polticas; un Consejo ordinario, formado por el canci-ller y loa relatores o magistrados, ge ocupa de la justicia y de la administracin; unGran Consejo tiene a su cargo la justicia suprema del rey, o justicia reservada. En Par-a y en las provincias mas recientemente incorporadas, los Parlamentos, compuestosde jueces funciona ros, registran las leyes, ejercen funciones judiciales y administranpor sus decretos de ordenanza. Loa gobernadores poseen toda la autoridad del rey enlas provincias. El rey desconfa de sus gobernadores, seores muy poderosos, y sos-tiene contra ellos a los Parlamentos. En 1545, los gobernadores son suprimidos, aexcepcin de las provincias fronterizas. Por debajo de loa Parlamentos, loa bailes ysenescales, con sus lugartenientes y consejos, ejercen loa poderes judicial y de polic-a. Entre el Parlamento y las bailas, Enrique II creo la jurisdiccin intermedia de tribu-nales civiles y criminales de primera instancia. Las finanzas monrquicas, dirigidas porel Consejo del Rey y controladas por las Cmaras de Cuentas, fueron perfeccionadaspor Francisco I, quien, en 1523, creo el Tesoro del Ahorro, donde se centralizaron losingresos y las rdenes de pago. Los tesoreros de Francia y generales de Finanzasvigilaban las circunscripciones financieras. En 1542 fueron creadas 16 Recaudacionesgenerales de Finanzas. As progres la divisin del trabajo.

    Absolutismo e Iglesia

    Gracias a sus medios de accin, la autoridad real se impuso a la de la Iglesia, Losobispos y abades fueron considerados como vasallos del rey y deban acudir en sudefensa. El rey era el jefe temporal de la Iglesia. Sancionaba las leyes eclesisticas yslo l poda, convocar o autorizar los concilios y custodiaba los bienes de la Iglesia.El Concordato de 1516 le otorg el nombramiento de obispos y abades, instituidos porel Papa, excelente medio de atraerse a las familias nobiliarias por la concesin de pin-ges beneficios para los segundones de las mismas. El rey oblig a la Iglesia a contri-buir a las cargas del reino. Por la regala, perciba las rentas de los obispados y abad-as mientras duraban las vacantes de titulares. La Iglesia era administrada por el Con-sejo real. Los Parlamentos sometan a los clrigos a la jurisdiccin real y despojaban alas jurisdicciones de la Iglesia de casi todas sus causas. El Parlamento de Pars ejerc-a la polica general de la Iglesia.

    Absolutismo y feudalidad

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    El rey es seor de los seores feudales y en el reino no hay ms que vasallos. To-dos loe seoros son feudos y cada seor no depende sino del rey. Los seores nopueden ampliar su justicia, construir un castillo ni cambiar su ttulo sin exponerse apersecuciones, procesos y embargos. Los vasallos no son ms que sbditos. El reyimpone su voluntad en el seoro, percibe impuestos de los vasallo a de los seores eimpide que stos lo hagan. Todos los sbditos pueden apelar de la justicia de los se-ores a la justicia del rey. Buen nmero de casos estn reservados a la justicia real.Como medida preventiva, el juez real puede avocar toda causa en la que el juez. Se-orial se a considera do como sospechoso. Las guerras feudales conocen su fin. Laltima es la de Foix (1.484-1512). Los seores zanjan susdiferencias por medio de losjueces reales. La era de las soberanas feudales ha terminado. En 1523, Francisco Iincorpora a la Corona los dominios del duque de Borbn, acusado de felona; en 1532,por un tratado, logra la incorporacin de Bretaa. Slo queda, en el Sur, el principadode los Albret.

    Absolutismo y comunidades.

    El rey es seor de las provincias y de las seoras colectivas, antiguas municipali-dades ciudades de consulado. Amparndose en elbien comn, viola los tratadosreferentes a la plena autonoma de las provincias, transforma los Consejos de justiciade stas en Parlamentos y sus grandes oficiales en gobernadores, confa cargos aextranjeros de la respectiva provincia, y hace presidir y vigilar los Estados provincialespor oficiales reales. Se apodera de las elecciones en las ciudades, vigila cuidadosa-mente la actividad de los cuerpos elegidos y procede a la desmembracin de sus atri-buciones judiciales y financieras. Erige en sistema la organizacin en corporaciones eintegra a los artesanos y pueblo menudo de las ciudades en cuerpos privilegiados yjerarquizados bajo la jurisdiccin de oficiales reales, quienes, a su vez, regulan el ejer-cicio de los oficios libres.

    Absolutismo y vida econmica

    El rey busca dirigir todas las manifestaciones de la economa y practica una polticade nacionalismo econmico o mercantilismo: lograrla autarqua econmica y aumentarla cantidad de metal precioso, "nervio y fuerza de la cosa pblica" (Canciller Duprat,1517) por medio de leyes suntuarias que impidan las compras al extranjero, y por dis-posiciones contra la salida de especies monetarias. Ambas medidas predominaronsobre los aranceles aduaneros gravando las importaciones, cuya recaudacin era dif-cil de percibir.

    Los rdenes o Estados de la nacin dependen del rey, fuente de toda clase de gra-cias y mercedes: oficios honorables y lucrativos, pensiones, regalos, privilegios, exen-ciones de impuestos, ttulos nobiliarios, honores, etc. La Corte, organismo nuevo,creado por el absolutismo a su imagen, se convierte en una jerarqua, una carrera yuna seduccin.

    De este modo loa ordenes del Estado, separados unos de otros por sus respectivosprivilegios y vinculados al prncipe por su sujecin, aseguran el poder absoluto del reyal neutralizarse por sus rivalidades.

    Limites del absolutismo francs

    El poder real est limitado de hecho. Si el rey acaba por imponer siempre su volun-tad cuando interviene, la escasezde funcionarios y la lentitud de las transmisiones derdenes, no le permiten intervenir en todas partes y siempre. Los poderes locales con-

    servan gran parte de sus iniciativa en una vida provincial muy activa, Por otra parte, acausa tambin de la confusin mental de esta poca, las instituciones son un conglo-merado de muy diversas situaciones de hecho y en perpetua transformacin. Las fun-

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    ciones son, en realidad, un hombre o un grupo de hombres, poco especializados, conun conjunto de derechos y de poderes variables sobr un conjunto social complejo,imposible de delimitar.

    La venalidad de los oficios

    El poder del rey fue limitado, poco a poco, por sus propios oficiales. Durante muchotiempo, los candidatos a un cargo pblico daban dinero a los cortesanos, a los secreta-rios reales o al canciller para que se les otorgara el cargo. Los reyes acabaron porsacar partido de esta costumbre y vendieron los cargos financieros y otorgaron losjudiciales contra un "prstamo a no devolver jams". Desde 1524, Francisco I tuvo unTesoro de Partidas casuales e inesperadas "para servir de tienda a esta nueva mer-canca". Los reyes autorizaren a los oficiales, previo pago, a vender su cargo a un par-ticular, o la transmisin del mismo por herencia. Estas costumbres se difundieron yorganizaron en el transcurso del siglo XVI, hasta convertirse en una verdadera institu-cin, que contribuyo a la multiplicacin de funciones y a la constitucin de cuerpos deoficiales con intereses comunes a defender, mientras la responsabilidad individual se

    dilua en ellos. Estos, oficiales quedaron como propietarios de sus cargos y el rey solopoda despojarles de los mismos en ciertos casos, previo reembolso o. despus delargos, procesos. Los oficiales o funcionarios formaron un "cuarto Estado", cada dams independiente del rey. Desde 1550, ste tuvo que recurrir a los comisarios o in-tendentes, revocables a voluntad, para hacer cumplir sus decisiones.

    Las guerras de religin

    La muerte prematura de Enrique II, en un accidente deportivo, dej la corona en lassienes de reyes menores de edad, Francisco II y Carlos IX, con una regente, Catalinade Mdicis. En la corte, Guisas y Borbones, se disputaban la influencia: los primerosdefendieron la causa catlica, los segundos la protestante. Las guerras de religin,presididas por la matanza de protestantes en la noche de San Bartolom (24 de agos-to de 1573) comprometieron el poder real atacado por todos los extremistas. DuranteEnrique III, la Liga Catlica de 1536 quiso restablecer los poderes seoriales y elparticularismo feudal. La Liga de 1585 tuvo tendencias democrticas. Los tericos pro-testantes quisieron limitar el poder del rey por Asambleas elegidas, en nombre de latradicin: (Hotman, la Franco-Galia) o en nombre del contrato social (Vindiciae contratyrannos). Los Estados generales fueron convocados varias veces, con interrupcin yreanudacin de sesiones. Los excesos del desorden y la poltica hispanfila y antina-cional de los ligueros favorecieron a Enrique IV, quien, despus del asesinato de Enri-que III por un fantico (1589) abjur el protestantismo (25 de febrero de 1594), pacificel reino y puso fin a las guerras civiles y extranjeras por el edicto de Nantes y el trata-do de Vervins (1598).

    Estas largas guerras acabaron facilitando el desenvolvimiento del absolutismo. A di-ferencia de Inglaterra, el desarrollo del comercio, de la industria y de la burguesa fuefrenado. Numerosos artesanos calvinistas emigraron a Gran Bretaa, llevndose sustcnicas. El proceso econmico fue embarazado en un pas devastado, arruinado ydespoblado. El Gobierno pudo proseguir su reglamentacin de la vida industrial, quelos funcionarios incluso donde aqul careca de poder, continuaron aplicando par aacrecentar su propia importancia. Los edictos de 1581 y 1597 sobre las corporaciones,limitaron rigurosamente el nmero de aprendices y la duracin del aprendizaje, obsta-culizando el desarrollo de grandes empresas. Los pesados impuestos decretados porel rey y por los rebeldes, donde stos dominaban, impidieron la formacin de capitales.La gran burguesa se desenvolvi menos que en Inglaterra y las Provincias unidas, yla nobleza no adopt los mismos hbitos burgueses. Las condiciones del absolutismono fueron reemplazadas por las de una monarqua moderada o templada o de unarepblica burguesa.

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    Captulo II

    LA LUCHA CONTRA LA CRISIS

    V. EL MERCANTILISMOIdea general del mercantilismo

    Se trata, ante todo, de llevar a suapogeo la potencia del Estado y, en consecuen-cia, los recursos del mismo, as como lograr un abastecimiento independiente del ex-tranjero, en armas, municiones, navos, etc. Siendo el principal medio de cambio lamoneda de metal precioso, ella es la que permite, ante todo, comprar y vender, esti-mular, al productor, desenvolver la economa y reducir la gravedad de las hambres yperturbaciones sociales y polticas, que son su consecuencia. Al mismo tiempo la mo-neda permite al Estado el pago de tropas y funcionarios, el mantenimiento del ordenpblico y de la seguridad exterior, y reglamentando el abastecimiento, estimular denuevo la produccin. La moneda de metal precioso ''la sangre de la economa", lamisma sangre del Estado, Pero su masa es muy reducida, Se ha podido calcular queel metal precioso en circulacin en Europa hacia 1660, ascenda a 50.000 millones defrancos de 1928. En consecuencia, todas las potencias europeas a mediados del sigloXVII, vivan con una masa de oro y plata amonedada sensiblemente igual al encajemetlico al del Banco de Francia a fines de 1929.

    Ello provoca un nacionalismo econmico y una especie de guerra perpetua dedinero entre los Estados. Cada uno busca crearse una balanza comercial favorablepara atraer y atesorar el metal precioso. Las importaciones de lujo deben ser proscri-

    tas, y las de objetos fabricados limitadas en lo posible, teniendo en cuenta que ellasrestan trabajo a los regncolas. Es preciso producir en el pas los objetos fabricados,incluso en el caso de que la produccin resulte mucho ms cara que en el extranjero.Las materias primas deben admitirse ampliamente, pero si se trata de productos nece-sarios a la defensa nacional, mstiles, madera de construccin, brea, camo, resina,etc., debe procurarse en lo posible, su produccin en el pas. En esta poca, la agricul-tura proporciona la mayor parte, de materias primas necesarias a la industria. Sin vaci-lar, es preciso pues, adoptar necesariamente un rgimen aduanero hostil a los agricul-tores del pas, imponer ligeros derechos sobre los productos agrcolas concurrentes oadmitirlos libremente, prohibir la salida del reino o gravarla fuertemente, a fin de dispo-ner de productos agrcolas abundantes y a bajo precio, que aseguren el bajo precio deventa de los objetos fabricados para la exportacin.

    Es preciso, en efecto, exportar lo ms posible y, con preferencia, (objetos fabrica-dos, puesto que el trabajo ha incrementado su valor. Conviene, pues, disponer delmayor numero posible d productores, as como de una poltica de natalidad. Pero,para triunfar en la competencia, es necesario ofrecer las mejores calidades al menorprecio. El inters debe ser, pues, bajos para que el empresario encuentre capitales abuen precio. Los salarios tienen que ser bajos y el nivel de vida del obrero, bajo tam-bin. De otro modo, sin trabajo en un pas mundano primero de productos extranjerosy luego con una economa estancada, imperara la miseria, mientras el Estado, sinfuera, estara expuesto al peor de los males: la invasin y la dominacin extranjera.Por el contrario, el empresario capitalista debe ser estimulado por amplios mrgenes,de beneficios.

    Las colonias deben proporcionar a la metrpoli las materias primas, los productosde consumo que le faltan, absorbiendo, a cambio, los suyos propios para mantener la

  • 7/23/2019 Mousnier Absolutismo y Mercantilismo

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    balanza comercial. Interesa que, procuren gneros, materias primas, u objetos manu-facturados a bajo precio, a fin de que puedan ser re-exportados. Las colonias intere-santes son, sobre todo, las de los pases tropicales, cuyos productos son distintos delos europeos, La colonia es considerada ante todo, como un establecimiento comercialque proporciona al comercio de la metrpoli productos que faltan al competidor o, msbaratos que los de ste. Ello, explica la doctrina del monopolio. El Estado se reservatodas las relaciones con sus colonias. Asegura as su mercado para sus propios pro-ductos, que puede vender, y los coloniales, que compra baratos, para revender al ma-yor precio posible a su vez, mientras atrae hacia susreas la moneda de los Estadosclientes y solo da una pequea parte a las colonias. stas son consideradas esencial-mente como factoras litorales, o como "plantaciones" de emigrantes en los pasesms vastos. Solo los hombres de Estado espaoles y franceses, entre estos ltimosRichelieu y Colbert, se elevaron a la idea de que los indgenas deban ser asimilados,transformados en espaoles o franceses, y que las colonias deban llegar a ser lasprovincias ultramarinas de la metrpoli.

    El mercantilismo es un estatismo econmico. Solo el Estado se encuentra en condi-ciones de reglamentar y estimular la economa como es debido. En un primer grado el

    Estado acta con un deseo poltico para incrementar su podero; No busca la 'prospe-ridad por s misma y la elevacin del nivel de vida no es su objetivo principal. La pros-peridad es un medio, y la elevacin del nivel de vida, una consecuencia feliz yaccesioria. Lo esencial es la fuerza del estado. La poltica se impone a la economa.Luego, el Estado se convierte en la expresin de la rica burguesa comercial eindustrial que l mismo ha desarrollado. La riqueza de esta burguesa se convierte enel fin y la consecuencia es el podero del Estado. La economa se impone a la poltica.Las Provincias Unidas constituyen un buen ejemplo del segundo estadio y Francia delprimero. Entre 1603 y 1668, Inglaterra representa todavia un tipo mixto.