Moral provisional(redacción)

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Moral “provisional”. En la parte III del Discurso del Método, René Descartes nos expone su propia moral tras haber expuesto las reglas del método y antes de poner en práctica la duda metódica. Esto nos lleva a plantearnos las siguientes cuestiones: ¿Por qué es necesaria elaborar esta moral de provisión? ¿Cuál es su finalidad? En primer lugar, la necesidad de una moral provisional surge con la finalidad de seguir actuando como persona en el ámbito social, por lo que esto implica, no mantenerse irresoluto. Aparece, además, porque el criterio de la verdad no se puede aplicar a la moral, es decir, la voluntad no puede dejar de actuar, no puede suspenderse, mientras que la razón, a nivel teórico sí que puede suspender juicios, mediante el uso de las 4 reglas del método: evidencia, análisis, síntesis y comprobación. En suma pues, la moral provisional forma parte de una filosofía práctica con la cual uno puede alcanzar la felicidad, para no dejar de vivir desde ese momento lo más felizmente que pudiese. A partir de esto, la moral de Descartes es de uso temporal, como bien apunta Descartes en el D.M.: hay que haberse provisto de otra habitación, en donde se pueda estar alojado mientras se trabaja; esto es, mientras reforma los cimientos de la razón teórica. Asimismo, no es definitiva, es decir, no es una moral que da por finalizada la construcción del edificio del saber, aunque finalmente, nunca se llegó a alterar profundamente sus principios, por lo que para Descartes acabó siendo su moral “definitiva”. Además, carece de certezas, principalmente porque no se dispone de ellas. En consecuencia, la validez de la moral provisional está basada en probabilidad, pues realmente son normas de convivencias plausibles, útiles para continuar con la vida cotidiana. También consta de 4 máximas (no reglas) que el propio Descartes expone en la parte III del D.M y que en general, forman una moral de conformismo, con la cual la persona ha de adaptarse al entorno y cuyas influencias son el término medio de Aristóteles, el relativismo moral de Montaigne, el estoicismo y el intelectualismo. En resumen, todas estas características apuntan hacia un pragmatismo moral, es decir, útil para la vida, que sea pues,

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Moral “provisional”.

En la parte III del Discurso del Método, René Descartes nos expone su propia moral tras haber expuesto las reglas del método y antes de poner en práctica la duda metódica. Esto nos lleva a plantearnos las siguientes cuestiones: ¿Por qué es necesaria elaborar esta moral de provisión? ¿Cuál es su finalidad?En primer lugar, la necesidad de una moral provisional surge con la finalidad de seguir actuando como persona en el ámbito social, por lo que esto implica, no mantenerse irresoluto. Aparece, además, porque el criterio de la verdad no se puede aplicar a la moral, es decir, la voluntad no puede dejar de actuar, no puede suspenderse, mientras que la razón, a nivel teórico sí que puede suspender juicios, mediante el uso de las 4 reglas del método: evidencia, análisis, síntesis y comprobación.En suma pues, la moral provisional forma parte de una filosofía práctica con la cual uno puede alcanzar la felicidad, para no dejar de vivir desde ese momento lo más felizmente que pudiese.

A partir de esto, la moral de Descartes es de uso temporal, como bien apunta Descartes en el D.M.: hay que haberse provisto de otra habitación, en donde se pueda estar alojado mientras se trabaja; esto es, mientras reforma los cimientos de la razón teórica.Asimismo, no es definitiva, es decir, no es una moral que da por finalizada la construcción del edificio del saber, aunque finalmente, nunca se llegó a alterar profundamente sus principios, por lo que para Descartes acabó siendo su moral “definitiva”.Además, carece de certezas, principalmente porque no se dispone de ellas. En consecuencia, la validez de la moral provisional está basada en probabilidad, pues realmente son normas de convivencias plausibles, útiles para continuar con la vida cotidiana. También consta de 4 máximas (no reglas) que el propio Descartes expone en la parte III del D.M y que en general, forman una moral de conformismo, con la cual la persona ha de adaptarse al entorno y cuyas influencias son el término medio de Aristóteles, el relativismo moral de Montaigne, el estoicismo y el intelectualismo. En resumen, todas estas características apuntan hacia un pragmatismo moral, es decir, útil para la vida, que sea pues, una alternativa mientras no se tenga nada que sea verdaderamente cierto. Con esta moral, lo que se pretende es mantenerse lo más felizmente y libre posible a pesar de que el contexto político o religioso carezca de benevolencia.