Monográfico Belgrano 200 añosmanuelbelgrano.gov.ar › wp-content › uploads › 2013 › 09 ›...
Transcript of Monográfico Belgrano 200 añosmanuelbelgrano.gov.ar › wp-content › uploads › 2013 › 09 ›...
Monográfico Belgrano 200 años
1
Monográfico Belgrano 200 años
2
Sumario
Editorial Pág. 3
Prefacio. Pág. 4
“Semblanza y Legado Belgraniano”
Carlos María Marturet. Pág 6.
“Belgrano: Defensor de los aborígenes”
Pablo Adrián Vázquez. Pág. 16.
“El país que soñaba Manuel Belgrano”
Carlos Ángel Souza. Pág. 25.
“Los caminos hacia la Revolución de Mayo: El proyecto monárquico de Belgrano”
Natalia Daiana García. Pág. 29.
“Belgrano: Hacedor de nuestra historia. Su presencia en Mayo de 1810, Febrero
1812 y Julio 1816”
María Mónica Brown. Pág. 37.
“Los uniformes de Manuel Belgrano (1806-1820). Un aporte a la iconografía del
prócer”
Julio M. Luqui Lagleyze. Pág. 41.
“Belgrano en Santa Fe”
Donata J. Castella de Aranguiz. Pág. 58.
“El general Manuel Belgrano en el Valle de Cianca (Salta)”
Gustavo Flores Montalbetti. Pág. 60.
“Belgrano y el Alto Perú”
Norma Noemí Ledesma. Pág. 72.
“Dispongo la bandera para acalorarlos y entusiasmarlos. Buenos Aires de celeste y
blanco. 23 de agosto de 1812”.
Roberto Colimodio. Pág. 87.
“La disciplina de Belgrano (1812-1813)”
Roberto L. Elissalde. Pág. 91.
“Los amores frustrados de Manuel Belgrano”
Nora A. de Fasani. Pág. 99.
“La última voluntad de Manuel Belgrano”
María Teresa Fuster. Pág. 102.
“La aventura de replicar la pistola española del general Manuel Belgrano”
Osvaldo y Martín Gatto. Pág. 105.
“La inauguración del Mausoleo del general Don Manuel Belgrano”
Eduardo Alberto Sadous. Pág. 113.
Reseñas:
“Razones de una biografía de Manuel Belgrano”
Julio C. Borda. Pág. 116.
ISSN 2683-6904
Año II N- 8 Junio 2020
Staff:
Dirección:
María Teresa Fuster
Redactor principal
Roberto L. Elissalde
Redacción:
Sergio Fuster
Comité científico:
Néstor Careaga Alfonso
Fernando Chao
Jorge N. Di Nucci
Olga Fernández Latour de Botas
Susana Frías
Héctor Patiño Gardone
Mary Monte de López Moreira
M. Cristina Scomazzon
Eduardo Trigo O‟Connor d‟
Arlach
Juan Eduardo Vargas Cariola
Corrección:
Eduardo Fusero
Diseño:
Demis Juliá
San Blas 5158 CABA CP 1407.
Mail: [email protected]
© 2019. Registro de propiedad
intelectual. Ley 11.723. Se puede
citar cualquier parte del contenido de la presente publicación
siempre y cuando se mencione la
fuente.
Monográfico Belgrano 200 años
3
Editorial
Pocas son las personas en nuestra Historia Nacional que han alcanzado la dimensión de
Manuel Belgrano. Fue un hombre como pocos, íntegro, cabal, valiente, inteligente y
honesto; un hombre de honor y de principios. Se destacó en todos los ámbitos en los que
le tocó en suerte incursionar: la ciencia, la política y la guerra. Como todo ser humano
tuvo victorias y fracasos pero siempre mantuvo lealtad a sus principios. Su vida fue
breve, signada por la gloria y el olvido en sus últimos momentos. Y de ese olvido
inmerecido es obligación de todos los argentinos rescatarlo día a día.
Este año 2020 es un año difícil y singular marcado por una pandemia que nos tiene a
todos confundidos y desorientados, como lo fue también el año1820 cuando las regiones
que hoy integran la República Argentina se debatían en una crisis política y social sin
precedentes, obrando a tientas, sin saber a ciencia cierta cuál sería su destino. Solo,
pobre y olvidado ese año Manuel Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, o
sencillamente Manuel Belgrano dejó de existir físicamente aunque su legado
permanecerá por siempre.
En el Bicentenario de su fallecimiento Revista Histopía no puede menos que rendir
un sentido homenaje a Manuel Belgrano con este número especial, dedicado
exclusivamente a su memoria.
Agradecemos la colaboración y el apoyo del Instituto Nacional Belgraniano y sus
autoridades para esta edición especial, en particular a su presidente el Lic. Manuel
Belgrano y a su Secretario Académico Carlos María Marturet por hacerse eco de esta
iniciativa de Revista Histopìa; y por supuesto, a todos los autores que han participado
con sus artículos: Julio Luqui Lagleyze, Osvaldo y Martín Gatto, Roberto Colimodio,
Norma Noemí Ledesma, Roberto L. Elissalde, Gustavo Flores Montalbetti, Carlos
María Marturet, María Mónica Brown, Nora de Fasani, Carlos Ángel Souza, Donata J.
Castella de Aranguiz, Julio C. Borda, Eduardo Sadous, Pablo Adrián Vázquez y Natalia
Daiana García.
Te invitamos querido lector a recorrer en estas páginas de Revista Histopía la vida,
obra y legado del general Manuel Belgrano.■
Lic. Teresa Fuster
Directora de Revista Histopía.
Monográfico Belgrano 200 años
4
Prefacio
Les hago llegar mi agradecimiento a los editores de la Revista Histopía, por dedicarle
este número especial en homenaje al General Manuel Belgrano, precisamente en el año
en que se cumplen los 250 años de su Natalicio y el Bicentenario de su “Paso a la
Inmortalidad” y que fue declarado por el Poder Ejecutivo Nacional como “Año del
General Manuel Belgrano”.
Lamentablemente, debido a las circunstancias especiales que estamos viviendo por la
pandemia que azota a la humanidad a nivel mundial, se suspendieron los actos públicos
en homenaje al prócer, al igual que todas las actividades presenciales (congresos,
conferencias, etc.), que estaban previstas realizarse.
Tengamos presente que el prócer falleció en el hogar familiar en la ciudad de Buenos
Aires un 20 de junio de 1820, conocido como el “día de los tres gobernadores”, en que
reinaba la anarquía en nuestro país. Por ello, la ciudad en que había nacido fue
totalmente indiferente y solo el periódico El despertador teofilantrópico del Padre
Castañeda hizo un artículo alusivo. En 1821, pacificada la provincia de Buenos Aires,
bajo el gobierno de Martín Rodríguez y bajo el ministerio de Bernardino Rivadavia, el
domingo 29 de julio, la ciudad le brindó un solemne homenaje.
Más allá de estas circunstancias puntuales, quiero destacar que Manuel Belgrano,
precursor de nuestras grandes transformaciones sociales, políticas, económicas,
educacionales y militares, abandonó esta vida terrenal pensando, según sus palabras “en
la Eternidad hacia donde voy y en la tierra querida que dejo”. “Espero que los buenos
ciudadanos trabajarán para remediar sus desgracias”, afirmó.
Por lo tanto, les agradezco muy especialmente a los historiadores que colaboraron en
esta revista de homenaje a nuestro insigne prócer, ya que la lectura de los mismos nos
permitirá profundizar el conocimiento de su vida y su múltiple y decisivo accionar, en
los tiempos fundacionales de la Patria naciente.
El afán de cada día debería basarse en perfeccionar una escala de valores que nos
haga dignos de los Padres de la Patria que, superando tremendos desafíos y múltiples
inconvenientes, tuvieron la grandeza de alma de renunciar a los intereses particulares en
función del “bien común”, para que nosotros y nuestra posteridad gozáramos de una
nación libre e independiente. Está en nosotros cumplir con el legado belgraniano.■
Manuel Belgrano
Presidente Del Instituto Nacional Belgraniano
Monográfico Belgrano 200 años
5
Pablo C. Ducros Hicken Año 1944 (MHN)
Monográfico Belgrano 200 años
6
SEMBLANZA Y LEGADO
BELGRANIANO Carlos María Marturet
1
Nacimiento y formación:
Manuel Belgrano nació, siendo un súbdito de la corona española, en la ciudad capital
del Virreinato del Rio de la Plata, el 03 de junio de 1770; y murió, en la misma ciudad,
Buenos Aires, pero por su abnegación, como un ciudadano libre en una Patria en
formación.
Recibió la mejor formación de su tiempo, en una época en que la educación era un
privilegio y no un derecho. Inició su educación formal en el seno de una familia
fraternal que supo y pudo darle, tres gracias que toda persona debe recibir: un apellido,
su identidad; una religión, el don precioso de la Fe, que lo hizo prójimo y trascendente;
y una educación que lo constituyó como persona digna y servicial a su sociedad.
Dedico 16 años, un tercio de su vida, a estudiar. Se formó en parroquias, escuelas,
colegios y universidades, en Buenos Aires y en España, consagrándose como un
ilustrado humanista cristiano. Estudio idiomas para poder leer y traducir a los clásicos
universales y a las personalidades de su época; recorrió bibliotecas, compro, estudio,
atesoro y finalmente dono sus libros. Se entregó con alegría y pasión por el saber, y
gracias a ello fue un funcionario capaz, comprometido, perseverante, honrado y
sensible, que hasta tuvo la nobleza de resignar sueldos y donar premios monetarios
concedidos por sus victorias militares.
El propio Manuel Belgrano, desde su Autobiografía nos exterioriza cómo fue su
educación:
“(…) La ocupación de mi padre fue la de comerciante, y como le toco el
tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus
hijos la educación mejor de aquella época (…) Recibí en Buenos Aires la
enseñanza de las primeras letras, la gramática latina, filosofía y algo de
teología en el mismo. Sucesivamente mi padre me mandó a España a seguir
la carrera de las leyes, y allí estudié en Salamanca; me gradué en Valladolid,
continué en Madrid y me recibí de abogado en la cancillería de Valladolid.
(…) Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había
ido a emprender, como el estudio de los idiomas vivos, de la economía
política y al derecho público, y que en los primeros momentos en que tuve
la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron
sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al
1 GB (R) “VGM” Carlos María Marturet. Licenciado en Estrategia y Organización. Miembro de número y
secretario académico del Instituto Nacional Belgraniano, y miembro de número del Instituto Argentino de
Historia Militar.
Monográfico Belgrano 200 años
7
provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante
objeto, dirigiéndolos particularmente a favor de la patria (…)”2.
Belgrano y el Consulado de Comercio de Buenos Aires
Regresó de España con el título de abogado y con el nombramiento de Secretario
Perpetuo del Consulado de Comercio de Buenos Aires, cargo que ejerció durante 16
años, otro tercio de su vida, desde 1794, hasta la revolución, en mayo de 1810.
Introdujo la modernidad en el virreinato. Su extensa labor como economista político se
resume esencialmente en sus ideas y propuestas para preservar y fomentar la ganadería,
impulsar la agricultura, animar la industria y proteger el comercio regional. Estas
aspiraciones, y muchas otras de orden educativo y de trasformación social, como el
reordenamiento del sistema tributario, dragado y obras de infraestructura de puertos,
viales y fluviales, que fueron plasmadas en las “Memorias del Consulado”, proponían
un programa integral y regional de desarrollo productivo y comunitario, que fue
revolucionario por lo interrelacionado, por lo diverso y por lo detallado.
Belgrano y el periodismo
La actividad periodística de Belgrano se revela siendo Secretario del Consulado y se
proyectará hasta sus campañas militares. Inicialmente, como medio para difundir sus
ideas y propuestas económicas, sociales y educación, y conforme avanzaba las ideas
libertarias, como vigoroso instrumento revolucionario. El “Telégrafo Mercantil, Rural,
Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata”, publicación de interés
general del que solo se editarán ciento diez números, entre abril de 1801 y octubre de
1802, lo contara como un activo colaborador. Un mes antes del cierre de este periódico
se funda el “Semanario de Agricultura, Industria y Comercio” del que llegaran a
publicarse 218 números, entre septiembre de 1802 y febrero de 1807. Esta publicación
cuenta con los auspicios del Real Consulado y se transforma en un verdadero vocero de
ese organismo, al demostrar los beneficios de las teorías económicas vigentes en Europa
y defendidas por Belgrano. El semanario deja de circular a comienzos de 1807 a causa
de la grave situación que enfrenta Buenos Aires con la amenaza de una nueva invasión
de fuerzas inglesas, acantonadas en Montevideo. A partir del 03 de marzo de 1810,
aparecerá el “Correo de Comercio”, la última experiencia periodística de Belgrano
durante este periodo. En sus páginas se observa la doctrina del prócer, es decir, la
importancia de la educación en el país y de la mujer, entre otras cosas. Desde el “Correo
de Comercio”, Belgrano había preparado el terreno de la revolución, difundiendo ideas
independentistas y predicando la causa patriótica. Esta publicación se cierra sin aviso
previo, en abril de 1811, estando Belgrano, su fundador, fuera de la capital.
El “Diario Militar del Ejército Auxiliador del Perú”
La vocación periodística de Belgrano se proyecta como soldado, propagando los valores
de abnegación y patriotismo en la Patria Naciente. Desde La Ciudadela [Tucumán],
durante su segundo comando como General en Jefe del Ejército Auxiliar del Alto Perú
[1816 – 1819], debe señalarse la publicación del “Diario Militar del Ejército Auxiliador
2Instituto Nacional Belgraniano Autobiografía del General Manuel Belgrano, que comprende desde sus
primeros años [1770], hasta la Revolución del 25 de Mayo, en Documentos para la Historia del General
Manuel Belgrano, Tomo III, Volumen II, Quinta Parte: Memorias y Crónicas, documento número 281,
Buenos Aires, s. f., pp. 418 – 432.
Monográfico Belgrano 200 años
8
del Perú”, semanario informativo que divulgaba las noticias de carácter militar,
referentes a las alternativas de la campaña, que incluía claras referencias respecto de los
principios morales que debían impartírsele a la tropa. Se publicaron un total de 78
números, entre el 10 de julio de 1817 y el 31 de diciembre de 1818.
La dirección de la redacción recayó en el Coronel chileno Manuel Antonio Pinto
[1785 – Santiago de Chile – 1858]. Belgrano tuvo especial atención en su designación.
Nacido en Santiago de Chile, estudió derecho y formo parte de las milicias de la
Capitanía General de Chile. En 1816 fue incorporado al Ejército Auxiliar del Perú.
Belgrano no solo aprovechó su aptitud militar sino también su formación académica,
encargándole la traducción y publicación de distintos manuales militares de origen
francés; y también su idoneidad pedagógica, al asignarle la enseñanza práctica de
matemáticas y de geometría para que los oficiales menos experimentados supieran
como conducir a sus regimientos en el campo de combate.
La propalación de las ideas libertarias; la “prensa de imprenta volante”
El 5 de octubre de 1980, el Instituto Nacional Belgraniano, después de un dilatado
proceso administrativo, logró la repatriación – previa compra -, de la prensa de imprenta
volante que el General Belgrano utilizó durante la campaña al Alto Perú para difundir
boletines y proclamas revolucionarias, y que debió dejar en manos del párroco de
Macha luego de la batalla de Ayohúma.
Constituye una reliquia histórica Argentina, como también para el Estado
Plurinacional de Bolivia, pues fue la primera imprenta que tuvo este país hermano, y
que continuo utilizando con el mismo objetivo libertario. En el año 1913, en
oportunidad de celebrarse el Centenario de la Primera Impresión Boliviana, el
historiador y hombre de letras León M. Loza en su obra “Centenario de la Primera
Impresión Boliviana”, expresaba:
“(…) La República de Bolivia es el pueblo americano que tardo más en
poseer una imprenta. El territorio que hoy la forma constituía bajo la
dominación española una rica provincia del virreinato de la Plata. Aunque
dotado de una Audiencia o Tribunal Superior, de un Arzobispado y de una
Universidad, la Presidencia de Charcas, como entonces se llamaba, no tuvo
imprenta propia según creemos hasta el año 1812 (…) más exactamente fue
el ejército argentino que en el año 1813 invadió las Provincias del Alto Perú,
bajo las órdenes del General Manuel Belgrano, quien, llevaba consigo una
pequeña imprenta para la publicación de boletines y proclamas (…)”3.
Se trata de una pieza casi única, construida en el siglo XVIII, de madera dura color
oscuro, de origen inglés, de dimensiones muy pequeñas y muy bajo peso, solo 17 Kg,
para facilitar su operación y su traslado. Se opera manualmente mediante una palanca
con articulaciones de bronce.
¿Porque destacamos la importancia de esta imprenta? sencillamente para evidenciar,
una vez más, la cosmovisión que el General Belgrano tenia de la independencia, es decir
la perentoria e ineludible adhesión de las autoridades y del pueblo a la causa
emancipatoria.
3Loza. L.M., Centenario de la Primera Impresión Boliviana, citado por Aníbal Jorge Luzuriaga, en
Anales número 4 del Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 1996, pp. 49-52.
Monográfico Belgrano 200 años
9
Belgrano y los derechos humanos
Fue un estadista pionero en la promoción de los derechos humanos y sociales: fundó
pueblos, como el de “Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá” [CuruzúCuatia,
Corrientes], el primer Pueblo Patrio, y de “Mandisoví” [Federación, Entre Ríos];
intervino en la mediación, mediante la delimitación geográfica, de conflictos
interjurisdiccionales; e inclusive designó, confirmó y relevó autoridades cuando estos
no estaban la altura de sus responsabilidades en el ejercicio del bien común.
Uno de los primeros en reivindicar a los pueblos originarios: “(…) La Exma. Junta
Gubernativa á nombre de S. M. el Sr. D. Fernando VIl me manda a restituiros a vuestros
derechos de libertad, propiedad y seguridad de que habéis estado privados por tantas
generaciones, sirviendo como esclavos á los que han tratado únicamente de enriquecerse
á costa dé vuestros sudores, y aun de vuestra propia sangre (…)”, declarará en la
introducción del “Reglamento para el Régimen Político y Administrativo y Reforma de
los 30 Pueblos De Las Misiones”, redactado en diciembre de 1810, durante el desarrollo
de la Expedición Auxiliadora al Paraguay. Un acto sin precedente de soberanía jurídica,
por el cual reintegraba, a los aborígenes guaraníes, derechos hasta esos momentos
quiméricos.
Belgrano y la educación
Manuel Belgrano fue precursor de la educación pública. Su decidida acción en favor de
la enseñanza se inicia como Secretario del Real Consulado, logrando la fundación de: la
“Escuela de Arquitectura, Geometría y Perspectiva y todas las demás formas de
Dibujo”, conocida tradicionalmente como la “Escuela de Dibujo”, que funcionara entre
mayo de 1799 y julio de 1804. Entre los argumentos para la creación de esta escuela
Belgrano destacara que: “(…) El dibujo es el alma de las artes (…)”. Demostraba en su
fundamentación, que las nociones de dibujo tenían su aplicación en toda profesión y
oficio. Otra de sus creaciones es la “Academia de Náutica”. Se funda en noviembre de
1799 y funcionará hasta septiembre de 1806. Ambas instituciones pioneras se cierran
como consecuencia del monopolio español comercial porteño, quienes presionaron
corporativamente ante la Corona en España, expresando que: “(…) Servían de adorno y
lujo para una ciudad como Buenos Aires que no tenía instrucción, ni medios para
sostenerlos (…)”4. Además, durante este periodo en el Consulado de Comercio, propicia
y fundamenta la necesidad de instalar otras instituciones educativas como: la escuela de
comercio, la escuela práctica de agricultores, la escuela de hilanzas de lana, la escuela
de enseñanza de oficios, y las escuelas de primeras letras para niños para niñas: “(…)
donde se les enseñará la doctrina cristiana, a leer, a escribir, a bordar, a coser.
Principalmente inspirarles amor al trabajo; combatir en ellas la ociosidad y hacerlas
útiles en su hogar y permitirles ganarse la vida en forma decorosa y provechosa (…)”,
según precisará Manuel Belgrano, en sus Memorias del Consulado.
La próxima institución académica de Belgrano tiene lugar después de la Revolución
de Mayo. La “Escuela de Matemática” se funda el 12 de septiembre de 1810, y
funcionara hasta mediados de 1812. En oportunidad de su inauguración Belgrano
expresara: “(…) En este establecimiento hallara el joven que se dedica a la honrosa
carrera de las armas, por sentir en su corazón aquellos afectos varoniles que son los
4 García Enciso, I. J., La Emancipación – Belgrano maestro de soldados, en II. Formación Militar de
Belgrano, Sus Bases, Academia Nacional de la Historia (De Investigaciones y Ensayos 10), Buenos
Aires, 1971.
Monográfico Belgrano 200 años
10
introductores al camino del heroísmo, todos los auxilios que pueda suministrar la
ciencia matemática aplicada al arte mortífero, bien que necesario de la guerra (…)”5.
También, la acción educacional de Belgrano se proyectará aun durante sus campañas
militares, disponiendo, por ejemplo, durante la expedición auxiliadora al Paraguay, la
venta de tierras públicas destinadas a la creación de un fondo, para el establecimiento y
el sostenimiento de escuelas y el pago a sus maestros; y también, durante la segunda
campaña al Alto Perú. El 08 de marzo de 1813, la Asamblea General Constituyente
[Asamblea del Año XIII], decreta, en reconocimiento por los éxitos militares obtenidos,
que el General Belgrano:
“(…) ha cumplido con sus deberes, y en premio a sus servicios la Asamblea
General ha decretado en este día se le dé un sable con guarnición de oro,
grabándose en la hoja la siguiente inscripción: “La Asamblea Constituyente
al benemérito General Belgrano”, y que ha más se le haga la donación de la
cantidad de cuarenta mil pesos señalados en valor de fincas pertenecientes al
Estado (…)”6.
El 31 de marzo de 1813, el General Belgrano agradece por oficio el honor concedido,
y solicita se destine ese premio económico a un fin superior, reflexionando que:
“(…) el deber, ni la virtud, ni los talentos tiene precio (…), y por lo tanto
(…) he creído propio de mi honor y de los deseos que me inflaman por la
prosperidad de mi patria, destinar los expresados 40.000 pesos para la
dotación de cuatro escuelas públicas de primeras letras en que se enseñe a
leer y escribir, la aritmética, doctrina cristiana y los primeros rudimentos y
obligaciones del hombre en sociedad hacia esta y el gobierno que la rige en
cuatro ciudades a saber, Tarija [Estado Plurinacional de Bolivia], esta
[Jujuy], Tucumán y Santiago del Estero, que carecen de un establecimiento
tan esencial e interesante a la religión y al estado, y aún de arbitrios para
realizarlo, bajo el reglamento que pasare a Vuestra Excelencia (…)”7.
El 25 de mayo de 1813 desde Jujuy, sin perder tiempo, y reafirmando su formación
como abogado y su vocación como educador, remite a la Asamblea para su aprobación,
el reglamento que deberá regir el establecimiento de las cuatro escuelas a ser erigidas.
Se trata de un reglamento que consta de 22 artículos8. A continuación trascribimos dos
de ellos, el primero donde describe el destino que se le debe dar al premio, y el octavo
donde señala la dignidad que reviste la figura del maestro de escuela:
“(…) El primero: Habiendo destinado con aprovación del Supremo Poder
Executivo, el fondo de los quarenta mil pesos que me concedió en premio la
5García Enciso, I. J., La Emancipación – Belgrano maestro de soldados, en II. Formación Militar de
Belgrano, Sus Bases, Academia Nacional de la Historia (De Investigaciones y Ensayos 10), Buenos
Aires, 1971. 6Instituto Nacional Belgraniano, Decreto de la Asamblea General Constituyente, otorgando premios al
General Belgrano, Documentos para la Historia del General Manuel Belgrano, Tomo V [Enero 1811 –
marzo 1813], Buenos Aires, 2008, documento número 233, página número 539. 7 Instituto Nacional Belgraniano, Decreto de la Asamblea General Constituyente, otorgando premios al
General Belgrano, Documentos para la Historia del General Manuel Belgrano, Tomo V [Enero 1811 –
marzo 1813], Buenos Aires, 2008, documento número 263, página número 593. 8Instituto Nacional Belgraniano, Reglamento que deberá regir el establecimiento de las cuatro escuelas,
en Anales número 1, Buenos Aires, 1996, pp. 171 - 174.
Monográfico Belgrano 200 años
11
Asamblea Constituyente por su soberano Decreto de ocho de Marzo de este
año, para que sus réditos se doten quatro Escuelas, una, en Tarija, otra en
esta Ciudad [Jujuy], y las dos restantes en Tucumán y Santiago del Estero,
de á cada una de ellas el capital de diez mil pesos para que el rédito anual de
quinientos se le paguen quatrocientos pesos de sueldo al maestro, y los
cientos restantes se destinen para papel, pluma, tinta, libros y catecismo para
los niños de padres pobres que no tengan como costearlo. Si hubiere algún
ahorro se empleará el sobrante en premios, con que se estimule el
adelantamiento de los Jóvenes (…)”.
“(…) El octavo: En las funciones del Patrono de la Ciudad, del aniversario
de nuestra regeneración política, y otras de celebridad, se le dará asiento al
Maestro en Cuerpo de Cavildo, reputándosele por un Padre de la Patria
(…)”.
Pero la inspiración de nuestro prócer no termina aquí. El 10 de agosto de 1813 desde
Potosí, en plena campaña militar, dirige una carta a su amigo y auditor de guerra del
ejército del Alto Perú, Doctor Teodoro Sánchez de Bustamante, dándole precisas
instrucciones respecto del diseño de los escudos para estas escuelas. Se trata de un ovalo
de madera dura, sobre donde debía pintarse el blasón de la Soberana Asamblea, y le
expresará:
“(…) Dejé pintándose las armas para la puerta de la escuela. La inscripción
que debe ponerse alrededor de ellas es la siguiente: „Venid que de gracia se
os da el néctar agradable y el licor divino de la sabiduría‟. Haga usted que el
pintor ponga, y que se coloque según mis deseos, cada vez anhelo más por
la apertura de estos establecimientos, y por ver sus resultados, porque
conozco diariamente la falta que nos hacen (…)”.
El escudo para la escuela de Jujuy, y la Bandera Nacional de la Libertad Civil, que
presentaremos más adelante, han llegado hasta nuestros días y se conservan, como
reliquia histórica y como Símbolo Patrio histórico, respectivamente, en el Salón de la
Banderas de la Casa de Gobierno de la Provincia de Jujuy.
“(…) Manuel Belgrano fue el primer hombre que medito seriamente la
revolución de nuestra independencia que nos ha tornada tan felices, y dedico
sus esfuerzos a prepararla desde la Secretaría del Consulado, luchando con
tesón contra el monopolio comercial, creando escuelas e instituyendo
premios y estímulos, redactando periódicos, memorias y artículos. Con
justicia puede decirse que éste es también el fundador de la educación
nacional que en Sarmiento tuvo su gran apóstol (…)”9.
Belgrano y los emblemas patrios y revolucionarios
Manuel Belgrano fue el primero en atreverse a pensar, a proponer y a crear símbolos
patrios; y de hacerlos bendecir, de hacerlos jurar por militares y civiles, y de
presentarlos en batalla como un símbolo de independencia, de libertad y de soberanía
9Instituto Nacional Belgraniano, Fragmento del discurso del Presidente de la Comisión Ejecutiva
Central, señor Gabriel L. Souto, haciendo entrega del Monumento en nombre del Pueblo al Gobierno
Nacional, en Anales número 8, Inauguración del Mausoleo del General Manuel Belgrano el 20 de junio
de 1903, Ministerio de Educación, Buenos Aires, 2000, pp.161 – 170.
Monográfico Belgrano 200 años
12
política y popular, años antes que el Congreso General Constituyente reunido en
Tucumán decretara, a fines de julio de 1816, su uso como bandera oficial. Y nos legó no
uno, sino tres emblemas revolucionarios:
- el primero, en noviembre de 1810, fue la bandera militar del “Ejército del Norte”,
durante la expedición Auxiliadora al Paraguay10
.
-el segundo, el primer modelo de nuestra Bandera Nacional, enarbolada por primera vez
en las costas del rio Paraná, en proximidades de la Villa del Rosario, el 27 de febrero
de 1812: “(…) Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola la mandé hacer
blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional (…)”. Bandera
inspirada en los colores de la escarapela nacional que el mismo, días antes, había
solicitado11
.
- Y finalmente el tercero, la “Bandera de nuestra Libertad Civil”. Ofrendado al pueblo y
al gobierno jujeño, el 25 de mayo de 1813, como reconocimiento por la gesta del
éxodo jujeño. Única bandera de la época de la independencia de la que se tiene
registro escrito fidedigno de su creación, de su creador y de su destinatario12
.
Belgrano y la mujer
Manuel Belgrano honró y sublimó a las mujeres, y las mujeres se lo reconocieron. Un
grupo de damas potosinas lo nombraron “Protector de los pueblos del continente
americano”, y se lo materializaron dejándolo grabado en un obsequio de oro y plata, que
constituye una obra de arte de orfebrería, invaluable por su calidad artística, tamaño y
valor: “la Tarja de Potosí”.
En lo personal, dos jóvenes lo amaron a él, y le dieron descendencia: un niño y una
niña. Ellas fueron mujeres decididas, atrevidas, valientes y plenas, y estas cualidades en
una mujer de esa época les significaron alegrías pero también amargos sufrimientos.
Como hombre no pudo entregarse al amor esponsal, ni pudo declarar su amor paternal.
Fue parte de su renunciamiento personal.
El historiador Emilio Ángel Bidondo al describir la tenaz labor de Belgrano al frente
del ejército auxiliar del Alto Perú, también nos evoca la galantería que distinguía a
nuestro prócer: “(…) Sus días fueron sin reposo, y sus noches sin sueño. Asistía
personalmente a todas obligaciones: menesteres de la maestranza, correspondencia de
su despacho, academia de su oficialidad, disciplina de su cuartel, provisión de su tropa;
10
Emblema inspirado en la bandera tricolor de la Gran Colombia, instituida en 1806, por Sebastián
Francisco de Miranda y Rodríguez “El Precursor”. Esta Bandera fue declarada Enseña Oficial de la
ciudad de Curuzú Cuatiá, primer Pueblo Patrio, por Ordenanza Número 496, del 07 de abril de 1988. 11
El 24 de julio de 1816, 15 días después de declarada la independencia, el Congreso General
Constituyente reunido en Tucumán decreta el uso de “(…) la bandera celeste y blanca de que se ha usado
hasta el presente, y se usará en lo sucesivo en los ejércitos, buques y fortalezas, en clase de bandera
menor, ínterin decretado al término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al
territorio, se fijen conforme a ello los jeroglíficos de la Bandera Nacional Mayor (…)”. Con
posterioridad, el 25 de febrero de 1818, el Congreso General Constituyente ya instalado en Buenos Aires,
decreta que: “(…) sirviendo para toda Bandera Nacional los dos colores blanco y azul en la forma hasta
ahora acostumbrados, sea distintivo peculiar de la bandera de guerra un sol pintado en medio de ella
(…)”. 12
Después de la batalla de Salta, librada el 20 de febrero de 1813, y a casi siete meses de exilio, el pueblo
jujeño emprende el regreso a su amada ciudad. El 04 de marzo de 1813, comienza a sesionar el nuevo
Cabildo de Jujuy. El 19 de mayo el General Belgrano restaura la administración en el Alto Perú,
nombrando nuevas autoridades, y el 25 de mayo, en él Te Deum celebrado en la Catedral de Jujuy con
motivo del tercer aniversario de la Revolución de Mayo, el General Belgrano hizo bendecir y luego
entregó al Cabildo de Jujuy en homenaje a su pueblo, la “Bandera de Nuestra Libertad Civil”, Declarada
Símbolo Patrio Histórico como la “Bandera Nacional de la Libertad Civil”, Ley 27.134 del 29 de abril de
2015.
Monográfico Belgrano 200 años
13
y aun se daba tiempo de noche, para alternar con las damas en sus estrados, amable
compañía que en todo tiempo y sitio cultivo (…)”13
.
Belgrano “Brigadier de los Ejércitos de las Provincias Unidas de Sud América”
Manuel Belgrano, se transformó, por su propia decisión, acción y compromiso, en un
conductor militar extraordinario. Encontró en el amor a la Patria, en la Fe en Dios, en el
ejemplo personal, en la abnegación, en la rectitud en el proceder, en la disciplina, en la
capacidad de organización, en la instrucción y en la motivación, las claves de su éxito
militar. Como justamente lo definiera Bartolomé Mitre, Belgrano fue “(…) el fundador
de una escuela militar, que ha dado a la patria guerreros ilustres (…)”.
Fue un soldado de pensamiento y de acción, cuyo norte fue la libertad, la
independencia y el anhelo de paz. Ese sentimiento lo revelara en el oficio remitido a su
circunstancial enemigo, el General realista José Manuel de Goyeneche, cuando en abril
de 1812 desde el campamento en Campo Santo [Salta] le expresaba: “(…) Muy señor
mío y mi estimado paisano (…) Lloro la guerra civil y destruidora en que infelizmente
está envuelta la América, dirijo mis más fervientes votos al Altísimo para que se
concluya y restituya la paz y tranquilidad a nosotros; créame usted que hare cuanto este
de mi parte y sea compatible con el honor y decoro de las armas que mando, para que
cesen tantas desgracias e infelicidades (…)”.
General en Jefe en tres de los cuatro primeros ejércitos patrios: en el “Ejército del
Norte”, en la Expedición Auxiliadora al Paraguay; en el “Ejercito Unido de la Banda
Oriental del Rio de la Plata”; y por fin, en el primer ejército patrio, el “Ejército Auxiliar
del Alto Perú”, que lo fue en dos oportunidades.
Comandó operaciones militares y libró combates y batallas, en Buenos Aires y en dos
teatros de operaciones de nuestra emancipación, con ambientes geográficos disimiles y
difíciles, obteniendo resultados asombrosos, con victorias y derrotas que fueron
desarrollando su resiliencia y forjando su carácter y espíritu militar. Ellas fueron:
- La defensa de Buenos Aires, durante la segunda Invasión Inglesa, en junio de 1807.
- El franqueo del rio Paraná, el combate de El Campichuelo y la ocupación de Itapuá, el
19 de diciembre de 1810; el combate de Maracaná, el 06 de enero de 1811; la batalla
de Paraguarí (o Cerro Porteño), el 19 de enero de 1811; y la batalla de Tacuarí, el 09
de marzo de 1811; libradas durante la Expedición Auxiliadora al Paraguay.
- Y en el marco de la segunda Campaña al Alto Perú: el Combate del rio de Las Piedras,
el 03 de septiembre de 1812; la asombrosa batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de
1812; la estratégica batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813; la batalla de Vilcapugio,
el 01 de octubre de 1813; y la batalla de Ayohúma, el 14 de noviembre de 1813.
Todas estas gestas militares le confirieron - con innegable justicia -, su jerarquía
como “Brigadier de los Ejércitos de las Provincias Unidas de Sud América”, tal como el
mismo lo declara en la admirable afirmación de su Fe Católica, que constituye la
introducción a su testamento, firmado ante escribano público, el 25 de mayo de 1820:
“(…) En el nombre de Dios y con su santa gracia amén. Sea notorio como
yo, Dn. Manuel Belgrano, natural de esta ciudad, Brigadier de los Ejércitos
de las Provincias Unidas en Sud América, hijo legítimo de Dn. Domingo
Belgrano y Peri, y Da. María Josefa González, difuntos: estando enfermo de
13
Bidondo, E., El Tiempo del Éxodo Jujeño, en Anales número 4 del Instituto Nacional Belgraniano,
Buenos Aires, 1996, pp. 15 - 27.
Monográfico Belgrano 200 años
14
la (enfermedad) que Dios Nuestro Señor se ha servido darme, pero por su
infinita misericordia en mi sano y entero juicio, temeroso de la infalible
muerte a toda criatura e incertidumbre de su hora, para que no me asalte sin
tener arregladas las cosas concernientes al descargo de mi conciencia y bien
de mi alma, he dispuesto ordenar este mi testamento (…)”. [Fragmento del
preámbulo del testamento del General Manuel Belgrano]14
.
Epilogo
Manuel Belgrano fue un protagonista fundacional y fundamental de su época, respetado,
admirado, pero también envidiado, y este último sentimiento se lo manifestaron con
enemistades y humillaciones. Intentaron arrestarlo e inclusive someterlo con grilletes.
Fue sometido a proceso militar en tres oportunidades. Uno solo de ellos, el primero, por
su actuación tanto en la Campaña al Paraguay como en la del Uruguay, llego a ser
sustanciado. El apoyo recibido fue abrumador. El Gobierno que ordenó su
procesamiento resolvió absolverlo y emitir el veredicto en la “Gazeta de Buenos
Ayres”:
“(…) Vistos con lo expuesto por el Excmo. Cabildo, Alcaldes de Barrio y
Oficiales del Ejército del Norte, se declara que el General Manuel Belgrano
se ha conducido en el mando de aquel ejército con un valor, celo y
constancia dignos del reconocimiento de la patria; en consecuencia, queda
repuesto en los grados y honores que obtenía, y que se le suspendieron en
conformidad de lo acordado en las peticiones del 6 de abril, y para
satisfacción del público y de este benemérito patriota, publíquese este
decreto en la Gazeta de Buenos Ayres. Firmado: Cossio, Secretario Mayor
(…)”15
.
Todas estas pruebas a su físico y a su voluntad contribuyeron a quebrantar su frágil
salud, pero también a templar su carácter y fortalecer su resiliencia. Como lo expresara
Bartolomé Mitre, Belgrano sufrió enfermedades “(…) del cuerpo y del espíritu (…)”, y
por ello vivió solamente 50 años, muy pocos.
Fallece, luego de recibir los auxilios religiosos, a las siete de la mañana del 20 de
junio de 1820, con la dignidad de quienes lo dan todo por la Patria. Durante su sepelio
no hubo ni formación de tropas, ni discursos, ni gentes, sólo el silencio como homenaje.
Escribiría Sarmiento “(…) Belgrano apareció en la escena política sin ostentación;
desaparece de ella sin que nadie lo eche de menos y muere olvidado, oscurecido y
miserable (…)”.Murió en verdadera pobreza, pero rico en integridad, dignidad y Gracia
de Dios, con pensamientos y palabras de esperanza, agradeciéndole al Altísimo por la
vida recibida y deseando “(…) solo haber sido un digno hijo de la Patria (…)”.
Y si su ejemplo de entrega como Soldado al servicio de su Patria no fuera suficiente,
nos ofrendó muchos otros méritos más: como abogado, como economista político, como
funcionario público, como periodista, como diplomático, como constitucionalista y
protector de los pueblos originarios, como educador, como inspirador de la Escarapela y
Creador de la Bandera Nacional y hasta como numen de Mayo, que lo dignificaron para
ser uno de los “Padres Fundadores de la Independencia Argentina”.
14
Instituto Nacional Belgraniano, Testamento del General Manuel Belgrano, en Anales número 6, Buenos
Aires, 1993, pp. 133 - 135. 15
Instituto Nacional Belgraniano, Dictamen Final del proceso a Belgrano, en Documentos para la
Historia del General Manuel Belgrano, Tomo III, Volumen 1 [1792 – 1811], Buenos Aires, 1997, p. 656.
Monográfico Belgrano 200 años
15
“(…) Señores, Belgrano es el patriota que por siempre reunirá en torno a su
nombre el culto de todo un pueblo que lo admira como modelo de
ciudadano por su pureza sin tacha y su abnegación sin límites, su noble
factura moral, su fe inquebrantable y su sinceridad a toda prueba; su elevada
prohibidad, su austero civismo y sobre todo su desinterés, su modestia y su
tranquila obediencia a los dictados del patriotismo (…)”16
. [Fragmento del
discurso del señor Gabriel L. Souto, Presidente de la Comisión Ejecutiva
Central, haciendo entrega del Mausoleo del General Manuel Belgrano, en
nombre del Pueblo, al Gobierno Nacional, el 20 de junio de 1903].■
16
Souto, G., Discurso del Presidente de la Comisión Ejecutiva Central, haciendo entrega del Monumento
en nombre del Pueblo al Gobierno con motivo de la inauguración del Mausoleo del General Manuel
Belgrano el 20 de junio de 1903, en Anales número 8 del Instituto Nacional Belgraniano, Ministerio de
Educación, Buenos Aires, 2000, pp. 161-170.
Monográfico Belgrano 200 años
16
BELGRANO:
DEFENSOR DE LOS ABORÍGENES
Pablo Adrián Vázquez17
Fue sin duda uno de los grandes intelectuales del cono sur en la época virreinal,
poniéndolo a la par, en cuanto a multiplicidad de conocimientos y facetas, con el
sacerdote José Clementino Mutis y el naturalista Francisco José de Caldas, ambos del
Virreinato de Nueva Granada. Pero mientras el primero nunca insinuó ansias
independentistas, el segundo sí participó activamente en la independencia de Colombia,
sea tomando las armas, como ingeniero militar y creador de la Escuela Militar. Tras el
arribo de la expedición española que intento sofocar la sublevación encabezada por
Pablo Murillo, fue fusilado por éstos en 1816. Aquí Manuel Belgrano - de él me estoy
refiriendo -, si bien guarda semejanza con Caldas, lo supera no solo por haber
supervivido y logrado completar nuestra emancipación e independencia de la corona
borbónica, sino porque pensó un proyecto de nación aún antes de ser independientes.
Aún quedan muchos aspectos de la vida del prócer que no han sido valorados en su
justa dimensión por lo que, aprovechando este 2020 como Año Belgraniano, he de
destacar su especial atención a la problemática de los derechos de los pueblos
originarios de nuestra región.
Expedición al Paraguay
Al establecerse la Primera Junta en 1810, con Belgrano - destacado ideólogo de Mayo -
como vocal, se decidió comisionar expediciones militares al Litoral y al Alto Perú para
afianzar la posición patriota.
Paraguay desconoció el mando de la Junta de Buenos Aires. Ante avances armados
contra Misiones y Corrientes, la Junta envió una expedición “para auxiliar con fuerza
armada a los pueblos de la Banda Oriental, Santa Fe, Corrientes y Paraguay” al mando
de Manuel Belgrano, el 22 de septiembre del Año X.
A pesar del desconociendo del terreno y que sus “conocimientos militares eran muy
cortos”, afrontó el desafío. El prócer siempre tuvo como norte la libre determinación de
los pueblos, teniendo en claro que “el partido de la revolución sería grande, muy en ello,
de que los americanos, al sólo oír libertad, aspirarían a conseguirla”.
Con pocos hombres y mal armados, junto con las severas instrucciones de Mariano
Moreno, Belgrano intentó ganarse el favor de los pueblos litoraleños, planteando
libertades civiles y ventajas comerciales.
Dejo que el propio Belgrano relate su expedición:
“En los ratos que con bastante apuro me dejaban mis atenciones militares para el
apresto de todo, disciplina del ejército, sus subsistencias y demás, que todo cargaba
sobre mí, hice delinear el nuevo pueblo de Nuestra Señora del pilar de Curuzú – Cuatiá;
17 Licenciado en Ciencia Política (UAJFK); Doctorando en Comunicación (UNLP); Prof. Adjunto de
Historia Polìtica Contemporánea (UCES) y Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas.
Monográfico Belgrano 200 años
17
expedí un reglamento para la jurisdicción y aspiré a la re18
unión de población, porque
no podía ver sin dolor, que las gentes de la campaña viviesen tan distantes unas de otras
lo más de su vida, o tal vez, en toda ella, estuviesen sin oír la voz de su pastor
eclesiástico, fuera del ojo del juez, y sin un recurso para lograr alguna educación”.
En dicha expedición el militar cedió ante el estadista: Ante el pleito entre Corrientes y
Yapeyú por la jurisdicción de Curuzú – Cuatiá, a favor del primero, dictó el 16 de
noviembre – siguiendo el texto de Mario Belgrano - un Reglamento de delineación de
los pueblos de Curuzú – Cuatiá y Mandisoví, donde dispuso la venta de solares para un
fondo de construcción de escuelas, buscó la centralización de la población, instó a “los
pudientes” a que solventen el salario del maestro y que los estancieros instalen sus casas
en la planta urbana, ya que “no podía ver sin dolor que las gentes de la campaña
viviesen tan distantes unas de otras unas de otras lo más de su vida… sin lograr un
recurso para logra alguna educación”.
Además eliminó, para los treinta pueblos, el tributo, así como de los demás impuestos
por un plazo de diez años, eliminó restricciones comerciales, y posibilitó que los
naturales pudiesen ocupar empleos civiles, militares y eclesiásticos en igualdad con los
“españoles nacidos en América”, amén de imponer severas penas a quienes vulneren los
derechos de dichas poblaciones.
Quizás pudo haberse inspirado en el relevamiento que realizó Miguel Lastarria y
Villanueva. Este intelectual peruano, interesado en el desarrollo de la agricultura,
minería y cartografía, estuvo desde 1799 a 1801 en Buenos Aires, asistiendo al virrey
Joaquín del Pino. En ese tiempo se relacionó con Félix de Azara, que a su vez tuvo
mucho trato con Belgrano cuando éste estuvo en el Consulado, interesados ambos en
temas económicos y geográficos. Esto derivó por parte de Lastarria en la compilación
de documentación sobre la zona mesopotámica en base a estudiar los límites entre los
territorios portugueses y españoles en el cono sur. De esta tarea surgió Geografía y
Botánica de América, Memoria sobre la línea divisoria de los dominios de S. M.
Católica y del Rey de Portugal, en la América Meridional, y, en especial, Colonias
Orientales del Río Paraguayo de La Plata, éste último editado en 1914 en Buenos
Aires, y destacado por Tulio Halperin Donghi, aunque -creo injustamente- con la
intención de denostar a Belgrano como “recién llegado” al lugar, mientras Lastarria
tuvo un mayor estudio. Infiero que en la relación de los funcionarios coloniales y el
intercambio de conocimiento sobre la labor de gobierno, más en el caso de un estudioso
como Manuel Belgrano, los conocimientos recabados por el estudio peruano no deben
haber pasado inadvertidos para el futuro creador de nuestra enseña patria.
Volviendo a Donghi, reflexionó heterodoxamente sobre el sentir del patriota: “En el
Prometeo desencadenado que da rienda suelta a la euforia que le inspira el
descubrimiento de todo lo que es capaz en el papel de promotor de un nuevo orden…
(Belgrano) animado por una seguridad del triunfo que le inspira sentimientos cercanos a
la omnipotencia (sic); así en el mensaje que envía a la Suprema Junta acerca de su
decisión de tomar bajo su protección a los naturales de las Misiones y ganar de ese
modo el favor de estos para el nuevo orden:
“Persuádase Vuestra Excelencia que como se hallan hoy todos los naturales, y sus
pueblos de nada pueden servir, y que si se los deja como están van a su ruina sin
beneficio d para nadie, y que sólo con unas providencias benéficas llevadas a ejecución,
podrá sacárselos del borde del precipicio en que se ven, degradados en tales términos
que parece que han degenerado de la especie humana en ellos. (…) Mis conversaciones
18
Belgrano, M., Expedición al Paraguay, en Senado de la Nación: Biblioteca de Mayo. Colección de
Obras y Documentos para la Historia Argentina. Tomo II , Buenos Aires, Senado de la Nación, 1960, p.
975.
Monográfico Belgrano 200 años
18
acerca de sus derechos y de los cuidados de Vuestra Excelencia para sacarlos de un
estado de abyección tan espantosa, y algunas distinciones que le (sic) he concedido con
destino al Cuerpo de Milicia Patriótica que dispongo: sentarlos a mi lado, darles la
mano, y aquellas atenciones de hombre a hombre que he practicado con estos infelices
para [sic, quizá por “parece”] que los han sacado de un letargo profundo, y vuéltalos
[sic, quizás por “vuéltolos”] a la luz del día”.19
El análisis de Donghi sobre Belgrano - amén de su placer autosatisfactorio por
señalar algunas faltas en su expresión escrita – se basó en impugnar el amor altruista
que tuvo el prócer hacía sus semejantes, en especial a los sectores más desfavorecidos
como los pueblos indígenas, como forma de compensar sus inseguridades que vino
arrastrando de antaño en la relación con sus padres donde, supuestamente, se sintió
siempre disminuido y devaluado. Más allá de esta particular visión – la cual no
comparto – en el texto citado se patentiza la intención humanista y cristiana de Belgrano
de brindarse al prójimo.
Aquí se plasmó no sólo su pensamiento como Secretario del Consulado, donde
planteó un proyecto político de desarrollo para el Río de la Plata, sino que explicitó un
sentido social de construcción política, a favor de los más desprotegidos, sea – en este
caso – los indígenas, como también las mujeres y los sectores rurales.
El accionar de Belgrano tuvo una dimensión social, disminuida por el mármol, con un
profundo sentido revolucionario de entrega devocional católica de raíz mariana, que
tuvo una cabal expresión en el texto del Reglamento para los Pueblos de Misiones.
Los derechos de “los 30 pueblos de Misiones”
“Reglamento” enviado por Manuel Belgrano a la Primera Junta estableciendo “el
Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 Pueblos de las Misiones”, 30 de
diciembre de 1810:
“A consecuencia de la proclama que expedí para hacer saber a los naturales de los
pueblos de Misiones que venía a restituirlos a sus derechos de libertad, propiedad y
seguridad de que por tantas generaciones han estado privados, sirviendo únicamente
para las rapiñas de los que han gobernado, como está de manifiesto hasta la evidencia,
no hallándose una sola familia que pueda decir, éstos son los bienes que he heredado de
mis mayores, y cumpliendo con las intenciones de la excelentísima Junta de las
Provincias del Río de la Plata, y a virtud de las altas facultades que como a su vocal
representante me ha conferido, he venido a determinar los siguientes artículos, con que
acredito que mis palabras no son las del engaño ni alucinamiento con que hasta ahora se
ha tenido a los desgraciados naturales bajo el yugo de hierro, tratándolos peor que a las
bestias de carga, hasta llevarlos al sepulcro entre los horrores de miseria e infelicidad,
que yo mismo estoy palpando con ver su desnudez, sus lívidos aspectos, y los ningunos
recursos que les han dejado para subsistir:
1. Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de sus propiedades y podrán
disponer de ellas como mejor les acomode; como no sea atentando contra sus
semejantes;
2. Desde hoy les liberto del tributo; a todos treinta pueblos y sus respectivas
jurisdicciones, les exceptúo de todo impuesto por el espacio de diez años;
3. Concedo un comercio franco y libre de todas sus producciones incluso la del tabaco,
con el resto de las Provincias del Río de la Plata;
19
Halperín Donghi, T., El enigma Belgrano: Un héroe para nuestro tiempo. Buenos Aires, Siglo
Veintiuno Editores, 2014, pp. 88 -90.
Monográfico Belgrano 200 años
19
4. Respecto a haberse declarado en todo iguales a los españoles que hemos tenido la
gloria de nacer en el suelo de América, les habilito para todos los empleos civiles,
políticos, militares y eclesiásticos, debiendo recaer en ellos como en nosotros los
empleos del Gobierno, Milicia y Administración de sus pueblos;
5. Estos se delinearán a los vientos nordeste, sudoeste, nordeste, sudeste, formando
cuadras de a 100 varas de largo y 20 de ancho, que se repartirán en tres suertes cada
una, con el fondo de 50 varas;
6. Deberán construir sus casas todos los que tengan poblaciones en la campaña, sean
naturales o españoles, y tanto unos como otros podrán obtener los empleos de la
República;
7. A los naturales se les darán gratuitamente las propiedades de las suertes de tierra que
se les señalen, que en el pueblo será un tercio de cuadra, y en la campaña según las
leguas y calidad de tierras que hubiere cada pueblo, su suerte, que no haya de pasar de
legua y media de frente y dos de fondo;
8. A los españoles se les venderá la suerte que desearen en el pueblo después de
acomodados los naturales, e igualmente en la campaña por precios moderados para
formar un fondo con que atender a los objetos que adelante se dirá;
9. Ningún pueblo tendrá más de siete cuadras de largo y otras tantas de ancho, y se les
señalará por campo común dos leguas cuadradas, que podrán dividirlos en suertes de a
dos cuadras, que se han de arrendar a precios muy moderados, que han de servir para el
fondo antedicho con destino a huertas u otros sembrados que más les acomodase, y
también para que en lo sucesivo sirvan para propios de cada pueblo;
10. Al Cabildo de cada pueblo se le ha de dar una cuadra que tenga frente a la plaza
Mayor, que de ningún modo podrá enajenar ni vender y sólo sí edificar, para con los
alquileres atender los objetos de su instituto;
11. Para la iglesia se han de señalar dos suertes de tierra en el frente de la cuadra al
Cabildo, y como todos o los más de ellos tienen sus templos ya formados, podrán éstos
servir de guía para la delineación de los pueblos aunque no sea tan exacta a los vientos
que dejo de terminados;
12. Los cementerios se han de colocar fuera de los pueblos señalándose en el ejido una
cuadra para este objeto, que haya de cercarse y cubrirse con árboles como hoy los tienen
en casi todos los pueblos, desterrando la absurda costumbre, prohibida absolutamente,
de enterrarse en las iglesias,
13. El fondo que se ha de formar con los artículos 80 y 90 no ha de tener otro objeto que
el establecimiento de Escuelas de primeras letras, artes y oficios, y se han de administrar
sus productos después de afincar los principales, como dispusiera la excelentísima junta
o el Congreso de la Nación por los Cabildos de los respectivos pueblos, siendo
responsables de mancomún e insolidum los individuos que los compongan, sin que en
ello puedan tener otra intervención los gobernantes que la del mejor cumplimiento de
esta disposición, dando parte de su cumplimiento para determinar al superior Gobierno;
14. Como el robo había arreglado los pesos y medidas para sacrificar más y más a los
infelices naturales, señalando doce onzas a la libra, y así en lo demás, mando que se
guarden los mismos pesos y Medidas que en la gran Capital de Buenos Aires, hasta que
el superior Gobierno determine en el particular lo que hubiere conveniente. Encargando
a los Corregidores y Cabildos que celen el cumplimiento de este artículo, imponiendo la
pérdida de sus bienes y extrañamiento de la jurisdicción a los que contravinieron a él,
aplicando aquéllos a beneficio del fondo para Escuelas;
15. Respecto de que a los curas satisface el erario el sínodo conveniente, y en la
sucesivo pagará por el espacio de diez años de otros ramos, que es el espacio que he
señalado para que estos pueblos no sufran gabela ni derecho de ninguna especie, no
Monográfico Belgrano 200 años
20
podrán llevar derechos de bautismo ni entierro, y por consiguiente los exceptúo de pagar
cuartas a los obispos de las respectivas diócesis;
16. Cesan desde hoy en sus funciones todos los Mayordomos de los pueblos, y dejo al
cargo de los Corregidores y Cabildos la administración de lo que haya existente, y el
cuidado del cobro del arrendamiento de tierras, hasta que esté verificado el arreglo,
debiendo conservar los productos en arca de tres llaves, que han de tener el Corregidor,
el Alcalde de primer voto, y el Síndico procurador, hasta que se les dé el destino
conveniente, que no ha de ser otro que el del fondo ya citado para las Escuelas;
17. Respecto a que las tierras de los pueblos estén intercaladas, se hará una masa común
de ellas y se repartirán a prorrata entre todos los pueblos para que unos y otros puedan
darse la mano, y formar una Provincia respetable de las del Rio de la Plata;
18. En atención a que nada se haría con repartir tierras a los naturales, si no se les hacían
anticipaciones así de instrumentos para la Agricultura, como de ganados para el
fomento de las crías, ocurriré a la excelentísima junta, para que abra una suscripción,
para el primer objeto, v conceda los diezmos de la cuatropea de los Partidos de Entre
Ríos, para el segundo, quedando en aplicar algunos fondos de los insurgentes que
permanecieron renitentes en contra de la causa de la Patria, a objetos de tanta
importancia, y que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales;
19. Aunque no es mi ánimo desterrar el idioma nativo de estos pueblos; pero como es
preciso que sea fácil nuestra comunicación, para el mejor orden prevengo, que la mayor
Parte de los Cabildos se han de componer de individuos que hablen el castellano, y
particularmente el Corregidor, el Alcalde de primer voto, el Síndico Procurador, y un
Secretario que haya de extender las actas en lengua castellana;
20. La administración de Justicia queda al cargo de Corregidor y alcaldes, conforme por
ahora a la legislación que nos gobierna, concediendo las apelaciones para ante el
superior Gobierno de los treinta pueblos y de éste para ante el superior Gobierno de las
Provincias en todo lo concerniente a gobierno y a la real Audiencia en lo contencioso;
21. El Corregidor será el presidente del Cabildo, Pero con un voto solamente, entenderá
en todo lo político, siempre con dependencia del Gobernador de los treinta Pueblos;
22. Subsistirán los Departamentos que existen con las subdelegaciones que han de
recaer precisamente en hijos del país para la mejor expedición de los negocios que se
encarguen por el Gobernador, los que han de tener sueldo por la real Hacienda, hasta
tanto el superior Gobierno resuelva lo conveniente;
23. En cada capital del Departamento, se ha de reunir un individuo de cada pueblo que
lo compuso, con todos los poderes para elegir un diputado que haya de asistir al
Congreso nacional, bien entendido que ha de tener las calidades de probidad y buena
conducta, ha de saber hablar el castellano, y que será mantenido por la real Hacienda, en
atención al miserable estado en que se hallan los pueblos;
24. Para disfrutar la seguridad, así interior como exteriormente, se hace indispensable
que se levante un cuerpo de Milicia, que se titulará Milicia patriótica de Misiones, en
que indistintamente serán oficiales así los naturales como los españoles que vinieren a
vivir a los Pueblos, siempre que su conducta y circunstancias los hagan acreedores a tan
alta Distinción: en la inteligencia de que estos cargos tan honrosos no se dan hoy al
favor, ni se prostituyen como lo hacían los déspotas del antiguo gobierno;
25. Este cuerpo será una legión completa de infantería y caballería, que irá
disponiéndose por el Gobernador de los pueblos, igualmente que el cuerpo de artillería,
con los conocimientos que se adquieran de la población, y están obligados a servir en
ella según el arma a que se les destine desde la edad de 18 años hasta los 45; bien,
entendido que su objeto es defender la Patria, la religión y sus propiedades, y que,
Monográfico Belgrano 200 años
21
siempre que se hallen en actual servicio se les ha de abonar a razón de 10 pesos al mes
al soldado y en proporción a los cabos, sargentos y oficiales;
26. Su uniforme para la infantería es el de los Patricios de Buenos Aires, sin más
distinción que un escudo blanco en el brazo derecho, con esta cifra: "M.P. de Misiones";
y para la caballería, el mismo con igual escudo y cifra, pero con la distinción de que
llevarán casacas cortas y vuelta azul;
27. Hallándome convencido de que los excesos horrorosos que se cometen por los
beneficiadores de la yerba, no sólo talando los árboles que la traen, sino también con los
naturales, de cuyo trabajo se aprovechan sin pagárselo, y además hacen padecer con
castigos escandalosos, constituyéndose jueces en causa propia, prohíbo que se pueda
cortar árbol ninguno de la yerba, so la pena de 10 pesos por cada uno que se cortare, a
beneficio, la mitad del denunciador, y la otra para el fondo de las escuelas.
28. Todos los conchavos con los naturales se han de contratar ante el Corregidor o
Alcalde del pueblo donde se celebren, y se han de pagar en tabla y mano, en dinero
efectivo, o en efectos, si el natural quisiere, con un 10 por ciento de utilidad, deducido el
principal y gastos que tengan desde su compra, en la inteligencia de que no
ejecutándose así, serán los beneficiadores de yerba multados por la primera vez en 100
pesos, por la segunda con 5000, y por la tercera embargados sus bienes y desterrados,
destinando aquellos valores por la mitad al delator y fondo de escuelas;
29. No les será permitido imponer ningún castigo a los naturales, como me consta lo
han ejecutado con la mayor iniquidad; pues si tuvieren de qué quejarse, ocurrirán a sus
jueces para que les administren justicia, so la pena, que si continuaron en tan
abominable conducta, y levantaron el palo para cualquier natural, serán privados de
todos sus bienes, que se han de aplicar en la forma dicha arriba, y si usaren del azote,
serán penados hasta el último suplicio. Campamento de Tacuarí, 30 de diciembre de
1810 - Manuel Belgrano”.20
Valoración y alcance del Reglamento para los Pueblos de Misiones
Con puntos del Reglamento que aún resultan preclaros en salvaguarda de la dignidad de
la condición humana, en el marco del ethos modernizador del prócer, se destaca su
compromiso con el semejante, que fue puesto en relevancia por pocos autores.
Un primer punto a destacar fue su formación y vocación de servicio en la cosa
pública, donde el súbdito / ciudadano fue su máxima preocupación, unido a su amor al
prójimo como fiel creyente mariano.
“Manuel Belgrano emerge como el primer estadista – educador de la sociedad criolla
pre y pos revolucionaria. Y lo hace asumiendo el compromiso de un pensador
sistemático que puede hacer dialogar los saberes de la economía política, los
conocimientos modernos de las ciencias experimentales y las artes mecánicas junto con
la postulación de instituciones educativas forjadoras de una nueva sociabilidad
poscolonial.
La potencia de sus propuestas tiene aliento pionero: postula la centralidad del trabajo
manual / intelectual como organizador de la vida personal, social, productiva y cultural.
Fue el primero – afirmó Rafael Gagliano – que discernió la importancia de un régimen
social centrado en la continuidad de las políticas públicas de orden educativo,
económico y laboral. Su reflexión despliega la complejidad de aquel criollo fiel a su
20
Museo Mitre, Documentos del Archivo de Belgrano, tomo III, pps.122 – 128, en Aragón, R: Belgrano y
la educación. Buenos Aires, Leviatán, 2000, pp. 163 - 168.
Monográfico Belgrano 200 años
22
tierra que sabe darle voz a las ideas de la ilustración tanto como a las creencias
religiosas y tradiciones éticas de sus mayores”.21
Efectivamente, su formación iluminista y humanista no pudo prescindir de su
compromiso cristiano: “Belgrano era un criollo ilustrado y católico, revolucionario y
fiel vasallo o ciudadano. Para sostener la tensión de esa síntesis dolorosa y
contradictoria, - afirmó Rafael Gagliano -, leyó el mundo de su tiempo y lo pudo
conceptualizar porque no estaba totalmente sumergido en él, al menos hasta 1810. Creía
firmemente que la modernidad ilustrada y la propia revolución se desplegaban como
cristianismo secularizado sin perder las fuentes espirituales y evangélicas”.22
Y esa complementariedad entre saber moderno y preservación de fe mariana, hizo del
prócer su nota distintiva. Según Miguel Ángel De Marco: “Belgrano era partidario de
una sociedad con justicia para todos, donde quedara excluida para siempre la
prepotencia del más fuerte. Siendo revolucionario, no fue partidario de las imposiciones
arbitrarias y la violencia. Consideró un crimen de lesa humanidad la guerra civil”.23
El autor citado, analizando el rol del ilustre ciudadano en dicha campaña, refirió que:
“Aun así, como jefe miliar se vio obligado a adoptar resoluciones extremas, como pasar
por las armas a dos de los desertores de su tropa en la campaña hacia el Paraguay, a
manera de escarmiento y con la intención de mantener la disciplina de la fuerza.
Asimismo castigó severamente todo atentado contra los bienes y la moral de las
poblaciones que encontró en la marcha”.24
Sin embargo lo señalado, que hace a la excepcionalidad de medidas que se toman en
un proceso revolucionario y el mantenimiento de la disciplina militar en combate,
refirió – casi respondiendo a las dudas sugeridas por Donghi -, que: “A diferencia de
muchos de sus contemporáneos nacidos en la metrópolis porteña, pudo introducirse en
el interior con una marcada voluntad integracionista, comprobando las costumbres, las
angustiantes necesidades y la particular idiosincrasia del gaucho y del indio. Nada le fue
indiferente, en especial las condiciones de vida de la población”. Y, sobre el
Reglamento citado, De Marco sostuvo que es: “considerado uno de los primeros
instrumentos institucionales de la Revolución de Mayo, y a través del cual se otorgaban
a los pueblos originarios derechos a la educación, la libertad, la propiedad, y el ejercicio
de la función pública”.25
Se complementa con Aníbal Atilio Röttjer, quien recordó que dicho documento:
“establece sabias reglamentaciones, inspiradas en sus profundos sentimientos patrióticos
y cristianos”.26
La importancia del Reglamento la señaló Alfredo Díaz de Molina, destacando que fue
el: “primer esbozo de una Constitución provincial, anterior a los estatutos de 1811, y
que detenidamente examinado contiene los principios republicanos de Mayo, consagra
la soberanía del pueblo e inicia el federalismo social, que estaba en las fuerzas telúricas
de nuestra nacionalidad. Cumple con los principios republicanos y con los móviles
internos y externos de la Revolución de Mayo: con el primero al organizar
21
Gagliano, R. (Presentación): Manuel Belgrano: Escritos sobre educación: Selección de textos. La Plata,
UNIPE: Editorial Universitaria, 2011, pp. 11 -12. 22
Gagliano, R., Op. Cit, p. 15. 23
De Marco, M. Á., Manuel Belgrano, en De Marco, M. Á. y Martiné, E: Revolución en el Plata:
Protagonistas de Mayo de 1810. Buenos Aires, Emecé / Academia Nacional de Historia, 2010, p. 84. 24
De Marco, M. Á., Op. Cit, pp. 84 - 85. 25
Ib p. 85. 26
Röttjer, A. A., El General Manuel Belgrano en el Bicentenario de su Nacimiento y Sesquicentenario de
su Muerte: 1970. Buenos Aires, Editorial Don Bosco, 1970, p. 48.
Monográfico Belgrano 200 años
23
institucionalmente los pueblos que iba a libertar; y con el segundo en su empresa que
lleva al Paraguay, que fue un éxito civilizador y político, aunque no lo fuese militar.”27
En sintonía con estas expresiones, Cristina Minutolo de Orsi – amiga y una de mis
mentoras – analizó puntualmente el documento, destacando que: “se trataba de la
primera Constitución redactada para una provincia argentina. En él, declaraba libres a
los habitantes de las Misiones. Les concedía el libre goce de sus propiedades, la
posibilidad de comerciar libremente sus producciones, los habilitaba para optar a los
cargos públicos sin otro requisito que su idoneidad y hablar el castellano, sin renunciar
al idioma nativo. Prohibía las torturas, establecía un fondo para la educación, al tiempo
de organizar la administración de justicia y el régimen municipal.
En el artículo 28 de este Reglamento se establece el salario de los Naturales, el que
debe pagarse en dinero efectivo y solo si estos aceptan con mercaderías pero, en tal
caso, la utilidad para que el empleador sobre el costo de las mismas, no puede exceder
el 10%. Se adelanta en casi 120 años a nuestra legislación nacional, siendo una de las
primeras disposiciones del Derecho Laboral.
Es decir que Belgrano le da sentido social a la propiedad, establece respeto por el
ciudadano trabajador, así como la seguridad y la salud. Diríamos que ingresan los
Derechos Humanos básicos, en ese proyecto constitucional”.28
Consideraciones finales
Pero a sus intenciones de estadista le sobrevino el revés militar ante los paraguayos:
“Al ligero triunfo de Belgrano en Campichuelo, sigue el 19 de enero (de 1811) su
derrota en Paraguay, cercanías de Asunción. El gobierno de Buenos Aires decide enviar
auxilios por agua, montando al efecto una pequeña escuadrilla de tres navíos (…). El 4
de marzo son alcanzados en San Nicolás por naves de superior artillería… no pudiendo
evitar la derrota.
Siete días luego Belgrano es atacado en Tacuary. Peleando con agallas que hacen
memoria, consigue una honrosa capitulación que le permite retirarse con bandera
desplegada y tambor batiente.
Su vencedor, el coronel Pedro Caballero, junto a Fulgencio Yegros y Gaspar
Rodríguez de Francia, establecen el 14 de mayo una Junta de Gobierno paraguaya,
derrocando a las autoridades que respondían a España.
El 12 de octubre firmarán un acuerdo con Buenos Aires, donde se reconoce la
autarquía del Paraguay, hasta tanto un Congreso General establezca la federación de las
provincias del Plata”.29
Lamentablemente los fracasos militares y la independencia paraguaya generaron
malestar desde Buenos Aires contra el prócer. Pero, tras los fracasos de Castelli, será él
quien reemplace a Pueyrredon y comande el Ejército Auxiliar del Norte el 3 de abril de
1812.
El ilustre patriota sumó no sólo la experiencia de la “Guerra de Partidarios” y las
guerrillas altoperuanas, que operaban a la par de las acciones del ejército regular, sino
que tuvo como política entenderse con los aborígenes norteños.
Vale el ejemplo de su encuentro con Cumbay, cacique del Chaco paraguayo, quien lo
proveyó de 2.000 indios para pelear contra los realistas, como su relación con Juan
27
Díaz de Molina, A., “El constitucionalismo de Belgrano”, en Instituto Nacional Belgraniano Anales N°
1. Buenos Aires, Instituto Nacional Belgraniano, 1996, p. 75. 28
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano. 1816: Unidad e Independencia Americana. Buenos Aires,
Instituto Nacional Belgraniano, 2016, p. 54. 29
Perrone, J: Historia de la Argentina. Tomo I. Editores Unidos, Buenos Aires, 1981, pp. 131 – 132.
Monográfico Belgrano 200 años
24
Ascencio Padilla y Juana Azurduy, quienes le sumaron 10.000 milicianos para el
combate.
Tras recibir la orden de Buenos Aires de replegarse, Belgrano ejecutó el bíblico
“éxodo jujeño” del 23 de agosto (siendo más de un “éxodo” y abarcando el actual sur de
Bolivia), donde el pueblo “arribeño” acompañó, de buena gana los sectores humildes,
aymara y coyas, mientras que los sectores acomodados fueron obligando a punta de
bayoneta.
Su proyecto de monarquía constitucional incaica, expuesto en reunión secreta en
Tucumán, en vísperas de la declaración de nuestra Independencia, marca un hito más en
su favor de los pueblos indígenas y de la tradición de la región. “La elocuente y
persuasiva exposición de Belgrano logró la adhesión de la mayoría de los congresales,
que aceptaron instituir una monarquía constitucional “con la representación soberana
de los Incas”… Se vio frustrada – según Bernardo Lozier Almazán – en parte por la
anarquía facciosa en que se encontraban las provincias, y por la astuta política
desarrollada por los diputados porteños que advirtieron el consecuente menoscabo del
poder político y económico que sufriría Buenos Aires si se instaurara el trono incaico en
el Cuzco”.30
Volviendo al Reglamento, éste garantizó derechos para los pueblos originarios
guaraníticos que fueron de avanzada para nuestra región, más allá que puedan o haberse
efectivizado, al tiempo de destacar la proyección del pensamiento político de
integración comunitaria y justicia social.
Pocos autores, sumando a los citados, han abordado esta dimensión del prócer, por lo
que espero sea este texto un aporte para seguir investigando sobre dicho aspecto.
Queda en nosotros profundizar sobre éste y otros aspectos de la vida de quien, en este
año, se conmemoran los 250 años de su nacimiento junto al bicentenario de su paso a la
inmortalidad.■
Bibliografía:
Aragón, R: Belgrano y la educación. Buenos Aires, Leviatán, Buenos Aires, 2000.
Belgrano, M: Expedición al Paraguay, en Senado de la Nación: Biblioteca de Mayo. Colección de Obras
y Documentos para la Historia Argentina. Tomo II. Senado de la Nación, Buenos Aires, 1960.
De Marco, M. Á: Manuel Belgrano, en De Marco, M. Á. y Martiné, E: Revolución en el Plata:
Protagonistas de Mayo de 1810. Emecé / Academia Nacional de Historia, Buenos Aires, 2010.
Díaz de Molina, A: El constitucionalismo de Belgrano, en Instituto Nacional Belgraniano: Anales n° 1.
Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 1996.
Gagliano, R. (Presentación): Manuel Belgrano: Escritos sobre educación: Selección de textos. UNIPE:
Editorial Universitaria, La Plata, 2011.
Halperín Donghi, T: El enigma Belgrano: Un héroe para nuestro tiempo. Siglo Veintiuno Editores,
Buenos Aires, 2014.
Lozier Almazán, B: Mayo de 1810: La Argentina improvisada 1810 – 1860. Medio siglo de
desencuentros. Sanmartino ediciones, Buenos Aires, 2019.
Minutolo de Orsi, C: Manuel Belgrano. 1816: Unidad e Independencia Americana. Instituto Nacional
Belgraniano, Buenos Aires, 2016.
Perrone, J: Historia de la Argentina. Tomo I. Editores Unidos, Buenos Aires, 1981.
Röttjer, A. A: El General Manuel Belgrano en el Bicentenario de su Nacimiento y Sesquicentenario de su
Muerte: 1970. Editorial Don Bosco, Buenos Aires, 1970.
30
Lozier Almazán, B: Mayo de 1810: La Argentina improvisada 1810 – 1860. Medio siglo de
desencuentros. Sanmartino ediciones, Buenos Aires, 2019, p. 83.
Monográfico Belgrano 200 años
25
EL PAIS QUE SOÑABA MANUEL
BELGRANO
Carlos Ángel Souza31
El país que soñaba
Una de las facetas más importantes que tuvo Manuel Belgrano, la que a su vez se ha
perdido en lo profundo de nuestra historia- y muy pocos reparan en ella-, fue su perfil
de economista, para lo cual había estudiado y preparado.
Favorecido por su estancia en España donde se recibió de abogado, pudo acceder a
los libros de economía más avanzados de la época, además vivió muy de cerca la
evolución que iba tomando la revolución industrial inglesa, piedra fundamental del
actual sistema económico que gobierna al mundo. También fue un espectador muy
cercano de la revolución francesa, la que, a la postre se convertiría en el punto de
partida de futuras democracias.
Volvió al Virreinato del Rio de la Plata en 1794 con el cargo del Cónsul, una suerte
de ministro de economía, de educación y trabajo. El nombramiento le había sido
otorgado por el Rey para desarrollar nuestra economía.
Los primeros métodos de siembra, el cuidado de la tierra, la ecología, el desarrollo y
cuidado de la industria nacional, le pertenecen por haberlos aplicados en nuestro país.
La navegación fue una de sus mayores preocupaciones, un país que no tuviera barcos
propios difícilmente se podría desarrollar en forma independiente, por ello creo la
primera escuela de marina, que poco duro gracias a la intervención del rey que la cerró
argumentando que no se podía gastar dinero en ello pero que en realidad no quería
perder el dominio de los mares.
Tuvimos que esperar cerca de 90 años para que el presidente Domingo F. Sarmiento
la reinstalara bajo el nombre Escuela Naval Militar. En memoria de nuestro gran
adelantado, un busto honra a Manuel Belgrano. La educación y el ocio fue otro de los factores que lo preocupaban, decía: “…Esos
miserables ranchos donde se ven multitud de criaturas, que llegan a la edad de la
pubertad, sin haberse ejercitado en otra cosa que la ociosidad, deben ser atendidos hasta
el último punto. Uno de los principales medios que se deben adoptar a este fin son las
escuelas gratuitas, a donde puedan los infelices mandar sus hijos, sin tener que pagar
cosa alguna por su instrucción; allí se les podrán dictar buenas máximas, e inspirarles
amor al trabajo, pues en un pueblo donde reine la ociosidad, decae el comercio y toma
su lugar la miseria”.
31 Historiador y escritor. Presidente del Instituto Belgraniano de Esteban Echeverría (Provincia de Buenos
Aires). Miembro correspondiente del Instituto Nacional Belgraniano.
Monográfico Belgrano 200 años
26
Para ello abrió escuela de Matemáticas, impulsó la creación de la Academia de
Geometría y Dibujo y abogó por la educación de las mujeres. Conocido es la donación
de escuelas con dinero que el estado prometió pagarle y nunca lo hizo.
Creo la escuela de agricultura para jóvenes labradores. Su visión ecologista lo movió
a insistir en el cuidado del suelo “variando las semillas a utilizar de cáñamo, lino y
rotando los cultivos de maíz, trigo y cebada.” Decía “el descanso de la tierra no debe
existir, sus perjuicios son considerables, como queda expuesta a los calores sol se
debilita exaltándose todas las sales y aceites que tiene, los aires atraen además infinitas
semillas de las que aún no conocemos sus cualidades”.
También se lo puede definir como el primer gran ecologista argentino pues, como
gran conocedor del país, sostenía: “Todo se ha dejado a la naturaleza; mas es, aun esta
misma se ha tirado ha destruir, si cabe decirlo así por todas partes que se recorra en sus
tres reinos: animal, mineral y vegetal, sólo se ven las huellas de la desolación. Y lo peor
es que se continúa con el mismo, o tal vez mayor furor sin pensar y detenerse a
reflexionar sobre las execraciones que merecemos de la posteridad y que ésta llorará la
poca atención que nos debe”.
A favor de la brevedad que impone un acercamiento al país que soñaba, solo agregaré
que: propuso un fondo destinado al socorro del labrador que cumpliera con el objetivos
de plantar tres arboles por cada uno que derribara (Debieron pasar muchos años para
que se fundara el Instituto Forestal Nacional) y que se ocupo de evitar la matanza
indiscriminada del ganado vacuno y yeguarizo, prohibiendo la matanza de las hembras
preñadas, entre tantas cosas que quiso hacer y no lo dejaron.
Fue una persona brillante, estudiosa y visionaria al punto tal que muchos de los
métodos que aplicó a fines del siglo XVIII y durante la primera década del XIX, aún
hoy se utilizan.
Finalmente, entiendo que, si Belgrano no hubiera iniciado la carrera militar, donde
también demostró ser un virtuoso estratega y una gran capacidad para liderar en la
condiciones más extremas, y su hubiera continuado con el cargo de Cónsul, nuestra
patria hubiera dado sus primeros pasos muy de otra forma. Hubiéramos tenido un
economía mucho más fuerte y sana, la que acompañado de un mejor nivel de educación,
hubiera generado las bases del país que todos soñamos.
Manuel Belgrano y la Revolución de Mayo
Este ícono de nuestra historia, uno de los más importantes que pudimos tener, tuvo
varios protagonistas, pero hubo dos, quienes a pesar de haber sido tratados a lo largo de
la historia por la mayoría de los historiadores y el imaginario colectivo, como sujetos de
poca relevancia, fueron imprescindibles para que ese 25 terminara con el éxito deseado
por los porteños.
La gesta de Mayo de 1810 se inició por un hecho casual y fortuito, aunque Manuel
Belgrano, Juan José Castelli y Mariano Moreno, entre otros, tenían la idea
revolucionaria como un objetivo, muy lejos estaban de poder cumplirlo. El lunes 14 de
mayo de ese año fue el día en que sus objetivos comenzaron hacerse realidad, la goleta
inglesa HMS Mistletoe, había arribado a Buenos Aires, con la noticia impresa en el
periódico La Gaceta de Londres, que la Junta de Sevilla, madre de todas las juntas
regionales formadas para resistir la invasión francesa y representar de alguna forma, el
poder del destituido rey de España, había caído, por lo que el poder otorgado al Virrey
Baltasar Hidalgo de Cisneros había caducado.
De manera espontánea y casi simultánea, nació en toda la América española el
impulso de constituir Juntas, órganos de gobierno provisionales con amplia
Monográfico Belgrano 200 años
27
participación ciudadana, en aplicación de la doctrina tradicional sobre el poder: en
ausencia del Rey el poder volvía a las manos del pueblo32
. Y el pueblo se organizaría
para hacer frente al terrible peligro que los amenazaba.
Esas Juntas que aparecieron en Caracas, Buenos Aires y otros lugares de las Indias,
prescindieron pronto de los virreyes o Capitanes Generales. Esta doctrina no abarcaba a
las colonias. Pero obtuvieron su derecho por las leyes de las Siete Partidas, que
reconocían "el derecho a constituirse en junta" a las personalidades principales de las
ciudades por necesidad del "bien común". Según el derecho castellano, las juntas así
constituidas obtenían una representación de la ciudad, provincia o reino. Además las
leyes de Indias tenían previsto el derecho de los cabildos de constituir juntas de
ciudades en caso de Vacatio legis33
del Consejo de Indias. Los cabildos podrían legislar
por medio de juntas reunidas del reino.
Por ese entonces Buenos Aires no sumaban más de 40.000 habitantes. La gran aldea
era un crisol de razas donde convivían en un puñado de manzanas: criollos, españoles,
italianos, irlandeses e ingleses entre otras nacionalidades, los más adinerados lo habían
logrado dedicándose a la exportación e importación.
Pero tenían muchos inconvenientes para desarrollar su actividad debido a que la
Corona les imponía que todo producto que entrara o saliera del puerto primero debía
pasar por España, encareciendo notoriamente su valor.
El proceso que finalizó en un gobierno criollo duró muy pocos días. Y mucho de ello
se les debe a dos personajes que apenas son nombrados como dos alegres patriotas que
repartían escarapelas en la festiva Plaza de la victoria, llamada así luego de las
invasiones inglesas. Claro está, estoy hablando de French y Beruti.
Domingo María Cristóbal French y Urreaga, comerciante y primer cartero de Buenos
Aires, devenido en miliciano al momento de resistir a las invasiones inglesas de 1806 y
1807, junto al abogado y militar Antonio Luis Beruti, tenían a su cargo una agrupación
de curiosa mixtura de pobres orilleros y comerciantes acomodados que buscaban agitar
las aguas para desestabilizar al Virrey, allá por los comienzos de mayo de 1810. Eran
conocidos como "los chisperos" nombre que hacía honor a sus armas que funcionaban a
chispa o la “La legión infernal”. Ellos, a su vez, respondían a las órdenes de Manuel
Belgrano y Mariano Moreno.
“Los Chisperos” echaban a correr rumores, sembraban intrigas y calentaban el
ambiente en contra del Virrey. Todo esto, sumado a que French, por su oficio de
cartero, era conocido en toda la ciudad y tenía un largo alcance ya que podía ir puerta a
puerta hablando con la gente.
Ese día, el 25 de mayo, amaneció frio y lluvioso, las mujeres no estaban en la plaza
porque no participaban de la política y el paraguas, construido con derivados del
petróleo, aun no se había inventado, las sombrillas no servían para contener la lluvia.
French y Beruti, junto con su agrupación, que se agolparon en la calle al pie del
Cabildo, sumaban muchos voluntarios, todos estaban identificados con el distintivo que
les habían proveído la dupla, eran de los pocos que soportaron estoicamente el clima
adverso durante todo el día, para seguir las alternativas de lo que ocurría un piso más
arriba.
Al decir del mismo Beruti “… y para conocerse los partidarios se habían puesto una
señal que era una cinta blanca que pendía de un ojal de la casaca, señal de la unión que
reinaba, y en el sombrero una escarapela encarnada y un ramo de olivo por penacho,
32 Luis Navarro García, Catedrático emérito de Historia de América en las Universidades de Murcia y
Sevilla. 33
Locución latina que significa “ausencia del soberano”.
Monográfico Belgrano 200 años
28
que lo uno era paz y el otro sangre contra alguna oposición que hubiera, a favor del
virrey…”34
Su misión no era otra que defender las puertas del cabildo, prohibiéndoles el paso a
todo aquel que quisiera incorporarse a las discusiones y se opusiera a la destitución del
Virrey.
A tal punto este grupo dominó las deliberaciones desde la calle que, según contó un
testigo presencial, Cosme Argerich, Domingo French, impaciente y molesto por la
demora pateó la puerta del cabildo y entró, arma en mano, a la sala de deliberaciones y
de una forma que no debió haber sido muy amable advirtió que "si en el acto no se
acepta la junta de gobierno de los criollos pueden ustedes atenerse a los resultados
fatales que se van a producir , porque de aquí vamos a marchar todos a traer a la plaza
las tropas que están reunidas", agregando que "ya no podemos contener en el límite el
respeto que hubiéramos querido guardarle al cabildo”.
Un día antes, Belgrano le había dicho a algunos criollos: “Juro a la patria y a mis
compañeros que si a las tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo
arrojaremos por las ventanas de la fortaleza”. Obviamente, estaba apoyado por “Los
chisperos”.
Belgrano, que como había dicho tenía como respaldo a este grupo, habría agitado un
pañuelo, señal que las discusiones no progresaban, autorizando a French y Beruti a
actuar.
Luego de la incursión de French, rápidamente se conformó la Primera Junta de
Gobierno que quedó integrada así: Presidente: Cornelio de Saavedra; secretarios:
Mariano Moreno y Juan José Paso; vocales: Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga,
Juan José Castelli, Domingo Bartolomé Francisco Matheu, Juan Larrea y Manuel
Alberti.
Tomás Guido, de especial simpatía hacia los "chisperos", dejaría escrito años más
tarde que había sido Antonio Beruti el que armó la lista de la que sería la Primera Junta,
en un momento en que los criollos no lograban ponerse de acuerdo. De pronto, Beruti
pidió papel y tintero, y de un impulso, escribió los nombres de lo que sería el primer
gobierno patrio.■
34 Archivo del Gobierno de Buenos Aires, La Historia en mis documentos 2, Huemul, Buenos, Aires,
1995.
Monográfico Belgrano 200 años
29
LOS CAMINOS HACIA LA
REVOLUCIÓN DE MAYO
El proyecto monárquico
de Belgrano Natalia Daiana García
35
La creación del Virreinato del Río de La Plata como consecuencia de las reformas
borbónicas tiene su punto máximo de desarrollo a mediados del siglo XVIII, durante el
reinado de Carlos III. Desde España se impulsan reformas económicas, administrativas
e ideológicas. Estas reformas han sido consideradas un “proyecto de modernización
defensiva” mediante el que se impulsan medidas de nacionalización de la economía
interna y colonial, la explotación de tierras ante desatendidas, la liberalización del
comercio dentro del régimen colonial y una nueva división territorial para evitar la
invasión extranjera, principalmente la inglesa36
.
De 1808 a 1814 fue una posibilidad la implantación de una monarquía constitucional
en el Río de la Plata, Chile y Perú. La América descubierta por Colón fue engarzada a la
Corona de Castilla y como propiedad de Isabel la Católica, aquellos dominios fueron
heredados por su marido Fernando II de Aragón y por todos sus sucesores. En este
periodo se sucedieron dos acontecimientos extraordinarios: El primero fue el traslado de
la realeza portuguesa a tierras americanas. La Corte de Braganza (la reina María, el
príncipe regente Joao, la princesa Carlota Joaquina) se mudaron a Rio de Janeiro ante el
avance de las tropas napoleónicas. El segundo, fue la ocupación de las tropas francesas
en España que produjo la vacancia del trono español. En la ciudad francesa de Bayona
el cetro hispánico pasó del rey Fernando VII a su padre Carlos IV y luego quedó en
manos de Napoleón Bonaparte que lo traspasó a su hermano José.37
Este episodio dejo a su suerte a las Españas americanas y precipitó la gesta
revolucionaria de mayo de 1810.Ante la ausencia de rey se crearon las juntas como
gobiernos autónomos de los territorios. El argumento ideológico para justificar su
existencia es la cautividad del rey, ante la ausencia del titular de la soberanía, esta
retrovertía en los pueblos representados por las juntas. Sin embargo, hubo debates y
disputas. En la América española, el proceso emancipador en su afán de establecer una
forma de gobierno que permitiera organizar políticamente al futuro estado
independiente, desde sus inicios se bifurcó en dos corrientes ideológicas heterodoxas:
una proponía un sistema monárquico constitucional y otra una república democrática.
35 Licenciada en Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Miembro del equipo de
investigación del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas. 36
Terán, O., Historia de las ideas en la Argentina. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009. 37
Ternavasio, M., Candidata a la Corona: la infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones
hispanoamericanas. Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2015, p. 144.
Monográfico Belgrano 200 años
30
Los procesos políticos y sociales toman mucho tiempo en desarrollarse. Los
horizontes temporales en las ciencias sociales tienden a buscar causas contiguas y
resultados inmediatos que se desenvuelven rápidamente, entonces en el trabajo se
pierden procesos importantes que no se ven del todo pero que resultan esenciales. El
debilitamiento del lazo colonial y la guerra a escala mundial a lo largo del siglo XVIII
tuvieron un efecto de umbral para la época. Por un lado, la España borbónica se alinea
en contra de la creciente hegemonía británica, lo que le exige un esfuerzo cada vez más
vasto con resultados más remotos. Por otro lado, las nuevas influencias ideológicas:
tanto la revolución liberal en España como el proceso que va a llevar a América a la
Independencia forman parte del mismo proceso histórico que se inicia en el mundo
hispánico a partir de 1808, se trata de la irrupción de la Modernidad que va a
desembocar en la creación de múltiples estados soberanos. El carácter revolucionario de
estos procesos de independencia tiende a difuminarse cuando la revolución se ve como
una transformación de las estructuras sociales y económicas, o como el acceso al poder
de una nueva clase social. Utilizando los criterios de las interpretaciones clásicas de la
Revolución Francesa, se habla de una revolución burguesa realizada en España por la
burguesía revolucionaria o en América por una burguesía criolla, pero se trató de un
movimiento ideológico y cultural mucho más amplio.
La vida cultural en el virreinato se desplegaba dentro de la cultura hispano-católica,
las novedades ideológicas provenían de la Francia de la Ilustración. La Ilustración o
Iluminismo es un periodo histórico-cultural que alcanza su máximo desarrollo en
Francia, Alemania e Inglaterra en el siglo XVIII. Fundamenta la fe en la razón humana
como instrumento capaz de conocer la realidad y en función de dicho instrumento
someter a crítica el pasado. Las pretensiones de la Ilustración quedaron mejor
expresadas en la figura de Immanuel Kant. En su texto ¿Qué es la Ilustración?
manifiesta que la Ilustración es la salida de la minoría de edad, lo que implica no poder
servirse del propio entendimiento humano. La libertad de hacer el uso público de la
propia razón.38
El rol de Belgrano en el proyecto carlotista
Las noticias de lo ocurrido en marzo de 1808 llegaron a América con el lógico retraso
que imponían las comunicaciones de la época. Las novedades llegaron a Rio de Janeiro
en el mes de julio. Por la imposibilidad de su hermano Fernando VII y de toda la línea
masculina de ocupar el trono por estar cautivos de Napoleón, la infanta Carlota Joaquina
reclamó en agosto desde su nueva residencia, encarnar la regencia en América para
tutelar la soberanía real usurpada por los franceses. Así, la infanta inició la disputa por
los derechos sucesorios de la corona que duró seis años.
Una vertiente ideológica, nutrida en el pensamiento de los sans-cullote de la Francia
revolucionaria, estuvo representada por Mariano Moreno. Invocando la soberanía del
pueblo alentó la deposición del virrey y la creación de una Junta, que bajo la máscara
de Fernando VII, ocultaba la verdadera naturaleza y proceso político del
pronunciamiento de Mayo. En contraposición, los proyectos monárquicos tuvieron su
aparición en el escenario político rioplatense en 1808 cuando la crisis de la monarquía
española hizo sentir sus consecuencias en sus dominios hispanoamericanos, al mismo
38
Terán,O., Op. Cit.
Monográfico Belgrano 200 años
31
tiempo que la corte portuguesa se instalaba en Río de Janeiro. Esto último dio inicio a
aquel proyecto para instalar una monarquía en el Río de la Plata, mediante la propuesta
de dos candidatos borbónicos entroncados con la casa Braganza, como lo eran la infanta
Carlota Joaquina de Borbón y Borbón, hermana de Fernando VII y esposa de príncipe
Juan, regente de Portugal. Y con menor adhesión el infante de España y Portugal, Pedro
Carlos de Borbón y Braganza, hermano de Carlota Joaquina.
Los inicios de las gestiones tendientes a instaurar la monarquía se iniciaron mediante
una Memoria elevada el 20 de septiembre de 1808 a la Infanta con la firma de Manuel
Belgrano, Juan José Castelli, Antonio Luis Beruti, Hipólito Vieytes, y Nicolás
Rodríguez Peña. Estos actores son al mismo tiempo conocidos en la historiografía
argentina por su actuación destacada en la gesta revolucionaria. Lejos de ser
improvisada, la postura a favor de la regencia de Carlota Joaquina se apoyaba en
argumentos jurídicos: el “depósito, guarda y tuición” de los infantes era la única salida
legal para mantener la constitución del reino frente a las abdicaciones. Aunque tenían en
cuenta los esfuerzos de la Junta de Sevilla para mantener la fidelidad al rey y reconocían
que esa junta hacía falta en España, habiendo descendientes de los Borbones en
América, los habitantes de estos dominios estaban obligados a otorgarles la posesión
interina de las Indias.
Los autores avanzaron en sus argumentos, su adhesión a la regencia obedecía a una
perspectiva de mayor alcance que ponía en juego tres cuestiones: el estatus de América,
la representación y el reconocimiento. La primera cuestión apuntaba a plantear el
estatus jurídico de América dentro de la monarquía. Los firmantes se preguntaban por la
representación de la Junta de Sevilla, sobre el por qué habrían de reconocerlas si todavía
no había sido reconocida por los reinos de España. La segunda cuestión, apuntaba que el
vínculo jurídico de América era con la Corona de Castilla. Ante la ausencia del rey, las
Indias no tenían obligación alguna con la Junta de Sevilla. Se recuperaba la condición
de reinos de los dominios americanos, lo que suponía una monarquía compuesta por
unidades con cierta independencia. El tercer punto colocaba a los firmantes en
defensores del orden vigente que privilegiaban el vínculo dinástico sobre la junta
ilegítima, “sin justos títulos” en contra de las leyes fundamentales de la monarquía39
Manuel Belgrano por su parte, demostró firmes convicciones monárquicas, fue el más
fiel y perseverante impulsor de una monarquía en el Rio de la Plata. Ideario que
mantuvo con el riesgo que suponía aun después de mayo de 1810 y hasta su muerte en
182040
.Vale la pena detenerse en la correspondencia de Manuel Belgrano con su amigo,
el agente portugués Felipe Contucci, en la que se refiere al fracaso del suceso conocido
como “la Revolución del 1° de enero de 1809”, ocurrido en Buenos Aires y cómo
habían triunfado los partidarios de la Junta Central.
“Después de haber estado a orillas de un gran precipicio, el domingo anterior, por los
partidarios de la Junta, hoy hemos tenido el gusto de que se haya prestado el juramento
de obediencia a la Central de España, y de conservar la constitución Monárquica: con
este motivo se han retirado las tropas, y artillería que se situó para la conservación del
orden y tranquilidad de este Pueblo; Liniers ha experimentado lo que aman estas gentes,
y cada vez se ha asegurado más de que le quieren por su caudillo. Sus amigos, y al
39
Ternavasio, M., Op. Cit. 40
Lozier Almazan, B., Proyectos Monarquicos del Río de la Plata 1808-1925. Buenos Aires,
Sanmmartino Ediciones, 2011.
Monográfico Belgrano 200 años
32
mismo tiempo, amantes del sosiego, nos regocijamos y mucho más, cuando
consideramos la suerte que hubiéramos corrido si los bárbaros hubieran prevalecido. No
sé qué pruebas les quedan que dar a los Patricios de ser amantes de Soberano, y de que
saben respetar a sus representantes. No, Fernando VII ni su Augusta Casa tendrá de
(que) quejarse de ellos. Buenos Aires, 8 de enero de 1809”.41
Felipe Contucci, era un rico comerciante de origen florentino y ascendencia
portuguesa, con fuertes conexiones en el Rio de la Plata y Brasil. A partir de 1808, se
convirtió en un fuerte nexo entre Buenos Aires y Rio de Janeiro.
Belgrano, como se aprecia en la correspondencia se asume como uno de los
principales impulsores del proyecto monárquico con la infanta Carlota Joaquina.
Mediante una carta fechada el 9 de agosto de 1809, le pide que asuma el gobierno de los
dominios hispánicos en América:
“Señora:
Con un exacto conocimiento de todos los fieles amantes Vasallos de V.A.R. que
llevan la dirección de hacer conocer sus reales derechos, he formado la carta que con
esta fecha, dirigimos, suscripta por nuestro emisario primero, para no alterar el sistema
guardado hasta aquí y por el anhelo y medios con que ha cooperado a la existencia de
nuestras máximas, ya que también fue el primero que se nos ofreció para ser el
conductor de nuestras súplicas.
De ella inferirá V.A.R. el estado actual de los negocios y adquirirá los conocimientos
circunstanciados que suministra para su mejor real inteligencia y poder tomar la
decisión que sea más conforme a los reales derechos de su, Augusta Casa, para destruir
la usurpación que de ellos ha hecho la Junta Central, amparándose de la austeridad real
en todos los ramos, cuando apenas le era disimulable que la hubiera adquirido, sin
contar con V.A.R. para rechazar la fuerza con la fuerza, en las circunstancias apuradas
que se vio la Península.
No puede ser otra la decisión que V.A.R. tome más conforme a todos los principios
más sagrados, que la de venir a proclamarse, y hacer reconocerse por Regenta de estos
dominios; porque de otro modo, cada vez más, va V.A.R. dejando que esa Junta de
posesione de la autoridad, y que creando criaturas a la sombra del sagrado nombre de
Fernando VII, mañana sean otros tantos que llevan a todos los dominios españoles el
espíritu de usurpación, o tal vez la prosecución de unas miras tan ajenas a la razón y de
la ley
Si se opone la Inglaterra, si se opone el Portugal, está visto que sus intenciones no
son otras que las del interés, y que no miran por la Augusta Casa de V.A.R. y entonces
diremos, francamente, que siguen las ideas de Bonaparte de acabar con la Real Familia
de Borbón, cuando están más empeñados esas Potencias en hacerle la guerra por lo que
ha ejecutado con los individuos de la Real Casa de V.A.R.
No pudiendo ser esas sus disposiciones, sin caer en una contradicción tan vil y
bajamente, deben amparar, deben auxiliar, con todas sus fuerzas la venida de V.A.R., y
presentar al usurpador en V.A.R. el sostén de la insigne Casa de Borbón, y la majestad
de la soberanía española, libre de todas las insidias y acechanzas.
Pero si así no fuera, tal vez valiéndose de pretextos frívolos, que lo son todos, Señora,
cuantos hasta aquí se han expuesto, y que nos han escandalizado, aún de los que se ha
41
Instituto Nacional Belgraniano: Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, TI.
Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 1993, p.447.
Monográfico Belgrano 200 años
33
valido la Inglaterra para celebrar un tratado de paz con la España, sin contar con V.A.R.
olvidándola a propósito y casi haciéndola caer en desprecio de sus vasallos, todavía
quedan medios para burlar la ambición de esas Cortes y ellos están en manos de V.A.R.
(…)42
”
Con el fracaso de este primer intento, los partidarios de la monarquía pusieron sus
ojos en el infante Francisco de Paula de Borbón y Borbón, otro hermano de Fernando
VII. Sin embargo, el proyecto concluyó negativamente por lo que llegado el año 1816
Belgrano propuso a los congresales de Tucumán la instauración de una monarquía
descendiente de la dinastía incaica, lo cual tuvo implacables detractores. Para Juan
Bautista Alberdi, todo el congreso de Tucumán de 1816 era monárquico, sin embargo,
su fracaso se lo atribuye a los congresales porteños, que actuaron en defensa de sus
intereses comerciales basados en el centralismo portuario. Durante el Directorio de
Pueyrredón, animados por las imposiciones de la Santa Alianza y la expedición
reconquistadora española o la conquistadora británica, se llevó a cabo otro intento
monárquico, esta vez recurriendo a la casa de Orleans y su sorprendente derivación en
la Casa Ducal de Luca. El último proyecto monárquico fue emprendido por San Martín
en el Perú, intento que desactivó Bolívar en el encuentro de Guayaquil43
.
Hubo varios motivos e intereses que impidieron la implantación de una monarquía en
el Rio de la Plata, por un lado, la influencia del Foreing Office británico, que desde un
punto de vista comercial no veía con buenos ojos la instalación de un reino, salvo que
sea de la aliada Casa Braganza. También el desinterés de las potencias europeas por
instaurar una monarquía americana con príncipes de sus propias dinastías. Y en algunos
casos, los representantes o comisionados designados para llevar a cabo las
negociaciones diplomáticas no contaron con el respaldo y atribuciones de sus
mandatarios.
Ya siendo un líder revolucionario e independentista, Belgrano nunca renegó de su
pasado carlotista. En su testimonio no se halla huella alguna de planes independentistas
preconcebidos o de alguna “mascara” monárquica. Luego de los hechos de 1810, seguía
sosteniendo que esa la mejor opción que se habría en ese momento para desplazar a un
gobierno despótico colonial. Así lo recuerda en su Autobiografía:
“Sin que nosotros hubiéramos trabajado para ser independientes, Dios mismo nos
presenta la ocasión con los sucesos de 1808 en España y en Bayona. En efecto, avívanse
entonces las ideas de libertad e independencia en América, y los americanos empiezan
por primera vez a hablar de sus derechos…Entonces fue que no viendo yo un asomo de
que se pensara en constituirnos y sí a los americanos prestando una obediencia injusta a
unos hombres que por ningún derecho debían mandarnos, traté de buscar los auspicios
de la infanta Carlota y de formar un partido a su favor, oponiéndose a los viros de los
déspotas que celaban con el mayor anhelo para no perder sus mandos, y lo que es más,
para conservar la América independiente de la España, aunque Napoleón la dominare;
pues a ellos les interesaba poco o nada, ya sea Borbón, Napoleón u otro cualquiera, si la
América era colonia de España”44
Tulio Halperín Donghi, da cuenta de las luces y sombras de un personaje histórico
poco cuestionado que evoca al sujeto histórico de nuestro presente: un ser tensionado
42
Instituto Nacional Belgraniano: Op. Cit. p.45. 43
Lozier Almazan, B., Op. Cit. 44
Ibídem .p. 147.
Monográfico Belgrano 200 años
34
por las expectativas que sobre él se imponen en un mundo cada vez más complejo e
incomprensible.
Más allá de los relatos de Bartolomé Mitre y José Maria Paz, Halperín muestra por un
lado una trama familiar que implica una “manera de hacer” que implica colmar las
expectativas de una familia-empresa fuertemente vinculada a la Península Ibérica y por
otro un Belgrano que se deja llevar por ilusiones que a corto plazo parecen imposibles,
como construir chimeneas con materiales inaccesibles para la época u ordenar a los
soldados del regimiento de Patricios cortarse las trenzas y provocar un motín sangriento.
El mismo Belgrano quien expone en su Autobiografía, escrita en 1814 durante su
arresto por las derrotas militares, el doble descubrimiento de un mundo distinto y
mucho peor de lo que había imaginado. Percibe su propia falta de competencia para
desempeñar con éxito el papel que había elegido para sí en la Revolución de Mayo. Pero
atribuye esto a la injusticia de los hombres o la estupidez del mundo.
Quedarán forjadas en la historia escrita por Mitre y Paz la imagen heroica que
conocemos. Es en el epílogo de la biografía de Bartolomé Mitre donde mejor queda
plasmada la imagen de Belgrano: admite que no era del tipo de genio como el de San
Martín, sino un tipo de héroe modesto de las democracias, que no es un gran genio sino
más bien la representación de los buenos y los humildes de todos los tiempos y todos
los países que han sido acamados como grandes45
.
A modo de cierre
Los periodos de génesis institucional corresponden a “coyunturas críticas”. Las
coyunturas críticas están caracterizadas por la adopción de un arreglo institucional
particular entre dos o más alternativas. Estas coyunturas son críticas porque una vez que
una opción particular es seleccionada se vuelve progresivamente más difícil para volver
al punto inicial cuando múltiples alternativas están todavía disponibles. Las coyunturas
críticas son habitualmente juzgadas a través del análisis contrafactual en el cual los
investigadores imaginan una opción alternativa para recorrer la historia. Tales
experimentos contrafácticos pueden ilustrar la importancia de una coyuntura crítica
mostrando, que la selección de una opción alternativa podría haber permitido un
resultado final dramáticamente diferente46
.
En ese sentido, vale el esfuerzo de aplicar el ejemplo contrafáctico a la elección de la
forma de gobierno que se dio en mayo de 1810, si se hubiera dado la posibilidad que
asuma la regencia del virreinato del Rio de la Plata la Infanta Carlota Joaquina de
Borbón.
Como mencionamos antes la instauración de la dinastía napoleónica, mediante la
abdicación de Bayona, rompió el pacto preexistente entre la Corona española y sus
dominios del reino de Indias. Las juntas tienen origen en las Partidas de Alfonso el
Sabio que dicen que, en ausencia del rey, faltando sucesión de sangre los habitantes
eligen gobernantes por derecho de gentes. Este fue el origen de la Junta Suprema de
Sevilla e Indias y su sucesora la junta de Cádiz, instituida hasta que la insurrección
armada lograra reponer en el trono a los Borbones. El temor a caer en poder de los
45
Halperín Donghi, T., El enigma de Belgrano. Buenos Aires, Siglo XXI, 2014. 46
Mahoney, J., & Villegas, C., Historical Enquiry and Comparative Politics, en The Oxford Handbook of
Comparative Politics. Oxford University Press, 2007.
Monográfico Belgrano 200 años
35
franceses o a una nueva invasión de los británicos y la ausencia de autoridades
peninsulares, hicieron que los criollos y españoles de las colonias decidieran conformar
juntas como las de España, lo que les permitió descubrir la posibilidad de
autogobernarse y como consecuencia la de luchar por la independencia. En la América
española también se intentó la instalación de “Juntas” que tuvieron por objeto preservar
la soberanía de Fernando VII. Las juntas americanas se negaban a obedecer a la Junta de
Sevilla o Cádiz, porque los americanos no se consideraban súbditos de España
napoleónica, sino de su rey, fue por ello que se proclamaron en nombre de Fernando VII
y no de España.
Al mismo tiempo en Rio de Janeiro se había instalado la Corte lusitana y doña
Carlota Joaquina de Borbón, basándose en la acefalía del trono hispano, se consideró
depositaria y defensora de los derechos de la dinastía borbónica en América. Puso en
marcha una red de contactos políticos para sumar adictos a su causa. Las ambiciones
sobre el Río de La Plata de Carlota Joaquina, distaban mucho de las de su marido, el
príncipe Juan pretendía establecer en el Río de la Plata un protectorado portugués,
mientras que su esposa, contando con el apoyo de influyentes personajes porteños,
aspiraba a instalar una monarquía o regencia. Esto hace comprensible el repudio a las
Juntas de España y la preferencia por Carlota Joaquina de algunos porteños sobre el
príncipe Juan, lo que pone en manifiesto la complejidad de una instauración
monárquica.
El embajador británico Lord Strangford, por su parte desalentaba el plan monárquico
puesto que entendía que las facciones en las que se dividía el virreinato de Buenos Aires
se habían unido en el proyecto común de excluir a Francia. En aquel momento surge la
figura intelectual de Manuel Belgrano, quien atento a los acontecimientos políticos, fue
uno de los primeros en vislumbrar la posibilidad de la instauración de una monarquía
borbónica independiente de la España napoleónica. Entre las causas que determinaron el
fracaso del traslado de Carlota a Buenos Aires se encuentran las objeciones del príncipe
Juan, que planteaba necesaria la aprobación de la Junta Suprema de Gobierno de España
y del Rey de Gran Bretaña, y su temor de que formara un ejército que lo despojara de su
trono. La intervención del ministro lord Strangford, quien según instrucciones de su
gobierno debía trabajar para realizar la independencia de la América Española.
En un caso contrafáctico, Carlota hubiera llegado a Buenos Aires el 25 mayo de
1810, por pedido de Belgrano tras el anuncio de los británicos de la caída de la junta de
Sevilla. El reino de Gran Bretaña, aliada de la casa Braganza y ante el fracaso de las
invasiones de1806 cambia su política de no intervención y autoriza a Carlota para
garantizar un dominio indirecto sobre el Río de la Plata. La reina embarca de forma
secreta y esperan los acontecimientos, mientras los patriotas convocan Cabildo.
Saavedra y Moreno se enfrentan, siendo la facción monarquista de Saavedra la que gana
el enfrentamiento, por lo que la primera junta plantea la adhesión a Carlota. Entonces, el
virreinato del Rio de la Plata queda entonces adherido al imperio del Brasil, junto con
Montevideo, Paraguay, Bolivia y Chile, constituyendo un gran imperio de estados de
Sud América. Por consiguiente ¿no se hubiera producido la guerra argentino-brasileña
de 1825-1828? En el Alto Perú, ¿se hubiera enviado a San Martín a contener los
alzamientos indígenas, quedando él como protector del Perú, bajo dependencia de
Carlota Joaquina? El cambio de trayectoria dependiente, trae consigo cambios en los
procesos de larga data, ya que como queda demostrado una variación de las opciones de
un proceso histórico particular, como lo fue el cambio de la forma de gobierno en el Río
Monográfico Belgrano 200 años
36
de la Plata, pueden dejar como consecuencia un cambio en el equilibrio geopolítico
mundial.
Belgrano como sujeto de su época supo adaptarse al devenir de los acontecimientos.
Aunque resignado en su proyecto monárquico no cesó de trabajar honrada y
desinteresadamente, ello lo demuestra su preocupación por el comercio, la industria, la
agricultura y la educación. En definitiva, por una nación independiente y libre de
opresiones.■
Bibliografía
Halperín Donghi, T., El enigma de Belgrano. Buenos Aires, Siglo XXI, 2014.
Instituto Nacional Belgraniano: Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano. TI.
Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 1993.
Lozier Almazan, B: Proyectos Monarquicos del Río de la Plata 1808-1925. Buenos Aires, Sanmmartino
Ediciones, 2011.
Mahoney, J., & Villegas, C: Historical Enquiry and Comparative Politics, en The Oxford Handbook of
Comparative Politics. Oxford University Press, 2007.
Terán, O., Historia de las ideas en la Argentina. Buenos Aires, Siglo XXI, 2009.
Ternavasio, M: Candidata a la Corona: la infanta Carlota Joaquina en el laberinto de las revoluciones
hispanoamericanas. Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2015.
Monográfico Belgrano 200 años
37
BELGRANO HACEDOR DE
NUESTRA HISTORIA
Su presencia en Mayo 1810, Febrero
1812 y Julio 1816
María Mónica Brown
47
Aunque hayan pasado más de doscientos años de nuestra Independencia Nacional, no
todo está dicho en los análisis de la Historia Argentina.
Manuel Belgrano, al haber presenciado, participado y propiciado nuestros inicios
como Nación –autónoma primero, libre y soberana, después-, es de aquellas figuras
históricas que, bajo la lupa del investigador, nos sorprende una y otra vez por sus
actividades en diversos campos como la política, lo militar, economía, ecología,
educación, periodismo, y diplomacia.
A pesar de su corta vida, sólo 50 años (1770-1820), Manuel Belgrano dijo “presente”
en los hitos fundacionales de la Historia Argentina, como son la Revolución de Mayo de
1810 y el Congreso independentista de Tucumán de 1816; sin olvidar, por supuesto, la
creación de la Bandera Nacional y el uso de la Escarapela en 1812.
Autonomía, independencia y colores patrios, tres ingredientes imprescindibles para
surgir como una nueva nación, y en los tres se destacó la presencia de Manuel Belgrano.
Es el único. Ningún otro de nuestros actores históricos tuvo tal gloria y orgullo.
Veamos someramente los tres momentos.
Mayo 1810
Es poco sabido que entre los asistentes al Cabildo Abierto del 22 de mayo para decidir
la suerte del Virrey Cisneros, se encontraban cuatro hermanos Belgrano: Manuel y tres
de sus siete hermanos varones (también tuvo ocho hermanas).
Según las Actas del Cabildo de Buenos Aires, estuvieron: Gregorio (“capitán
graduado y ayudante mayor”), Domingo (“canónigo de la Santa Iglesia Catedral”),
Manuel (“abogado de los Reales Consejos y Secretario del Real Tribunal del
Consulado”), y Joaquín (“ministro de Real Hacienda”). Sobra decir que fueron 4 votos
favorables a la destitución de Cisneros y a la formación de una Junta de Gobierno.
Junta que duró sólo un día, el 24. Rechazada por los patriotas, dio origen, el 25 de
mayo, a la definitiva Junta Provisional de Gobierno (popularmente, de Gobierno Patrio)
integrada por nueve miembros, siendo Manuel Belgrano uno de sus seis vocales.
En su Autobiografía escribió Belgrano lo siguiente: “Habiendo salido por algunos
días al campo en el mes de mayo, me mandaron llamar mis amigos a Buenos Aires
47
Profesora de Historia. Investigadora. Miembro del Instituto Belgraniano filial Mercedes (Provincia de
Buenos Aires)
Monográfico Belgrano 200 años
38
diciéndome era llegado el caso de trabajar por la Patria para adquirir la libertad e
independencia deseada… Apareció una Junta de la que yo era vocal, sin saber cómo ni
por dónde, en que no tuve poco sentimiento. Era preciso corresponder a la confianza del
pueblo y todo me contraje al desempeño de esta obligación, asegurando, como aseguro
a la faz del universo, que todas mis ideas cambiaron, y ni una sola concedía a un objeto
particular, por más que me interesase. El bien público estaba a todos instantes a mi
vista”.
Por ello, sus actuaciones dentro de la Junta son variadas. Fue Presidente de la Junta
de Monte Pío de Ministros de Justicia y Real Hacienda. Siguió escribiendo en el
“Correo de Comercio”, periódico semanal que había fundado a principios de mayo de
1810, difundiendo sus proyectos culturales e ideológicos que había iniciado desde la
secretaría del Consulado y favoreciendo la instrucción pública, tanto masculina como
femenina. Adhirió a la fundación de la Biblioteca Pública, creada por Mariano Moreno,
donando sus propios libros. Se lo nombra protector de la Escuela de Matemáticas
(continuación de aquella de Náutica que Belgrano crease en el Consulado).
Febrero 1812
Dos años más tarde, Manuel Belgrano se desempeñaba como militar bajo las órdenes
del gobierno (Junta Grande primero, Primer Triunvirato, después), y como tal se lo
envía a defender las costas de los ríos Paraná y Uruguay de las frecuentes incursiones
realistas. En la zona de Rosario establece las baterías Libertad e Independencia –sus
nombres muestran claramente las intenciones políticas belgranianas -. Estando en
Rosario, escribe al gobierno exigiéndole establezca “la Escarapela Nacional que
debemos usar, para que no se equivoque con la de nuestros enemigos y no haya
ocasiones que puedan sernos de perjuicio”.
Es así que el 18 de febrero, el Triunvirato le informa que: “En acuerdo de hoy se ha
resuelto que desde esta fecha en adelante, se haga, reconozca y use la Escarapela
Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal la de los
colores blanco y azul celeste, y quedando abolida la roja con que antiguamente se
distinguían”. Ya teníamos escarapela.
Nueve días después Belgrano da un paso más allá. El 27 de febrero frente a la tropa y
a los habitantes, enarbola una bandera “blanca y celeste conforme a los colores de la
Escarapela nacional” con la evidente intención de distinguir patriotas de realistas,
siendo, además, fiel a sus ideales independentistas, creyendo que el gobierno lo
apoyaría.
Se equivocó, el Triunvirato no la aprueba, aunque Belgrano no se entera porque ya
estaba en marcha para hacerse cargo del Ejército del Norte. Bendiciéndola en Jujuy, en
ocasión del segundo aniversario de la Revolución de Mayo. En julio, al enterarse de la
negativa gubernamental, responde en términos muy duros: “la Bandera la he recogido, y
la desharé para que no haya ni memoria de ella… pues si acaso me preguntaren por ella,
responderé que se reserva para el día de una gran victoria por el Ejército, y como éste
está lejos, todos la habrán olvidado… puede V.E. hacer de mi lo que quiera… pues no
será el primero que he tenido por proceder con honradez y entusiasmo patriótico”. Dos
meses después llegará la victoria en la batalla de Tucumán. La bandera no podrá ser
olvidada.
Monográfico Belgrano 200 años
39
Julio 1816
Al regresar de su misión diplomática en Europa, y estando reunido el Congreso en la
ciudad de Tucumán, Manuel Belgrano es la única persona que, sin ser congresal, es
recibido y escuchado por la asamblea. Las voces de San Martín y de Güemes
presionando a favor de la declaración de independencia se oían en el ambiente a través
de los congresales, pero será Belgrano quien será escuchado en persona en la sesión
secreta del 6 de julio.
En pocas palabras, la respuesta de Belgrano se centró en la necesidad de declarar la
independencia, porque para Europa ya era mucho el tiempo que llevábamos de
indecisión, por lo tanto estábamos solos en la lucha. Además, España, si bien, no tenía
ya la fuerza de antes, era igualmente más fuerte que el Río de la Plata. Expresó además
“que había acaecido una mutación completa de ideas en la Europa en lo respectivo a
forma de Gobierno: Que como el espíritu general de las Naciones en años anteriores era
republicarlo todo en el día se trataba de monarquizarlo todo”, dice el acta. En
consecuencia, Belgrano afirmó que, “la forma de gobierno más conveniente para estas
provincias sería la de una Monarquía temperada, llamando a la dinastía de los incas por
la justicia que en sí envuelve la restitución de esta Casa tan inicuamente despojada del
Trono”.
En consecuencia, tres días después, el 9 de julio, los congresales declaran la
Independencia de las “Provincias Unidas en Sud América” porque “es voluntad
unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a
los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del
alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y
metrópoli” expresa la Declaración. Con el agregado: “y de toda otra nación extranjera”
el 19 de julio.
Respecto de la bandera creada por Belgrano en 1812, la sesión del 25 de julio
establece que: “Elevadas las provincias Unidas al rango de una nación después de la
declaración solemne de su independencia, será su peculiar distintivo la bandera celeste y
blanca que se ha usado hasta el presente, y se usará en lo sucesivo exclusivamente en
los ejércitos, buques y fortalezas, en clase de bandera menor, ínterin, decretada al
término de las presentes discusiones la forma de gobierno más conveniente al territorio,
se fijen conforme a ella los jeroglíficos de la bandera nacional mayor”.
Estas discusiones sobre la forma de gobierno ocurrirán en subido tono de rechazo al
proyecto belgraniano (monarquía temperada incaica) y se irán diluyendo por presiones
de la diputación porteña. Sin embargo, quedará su presencia en el “jeroglífico de la
bandera nacional mayor”, vale decir, el sol incaico, sonriente, con treinta y dos rayos
(entre flamígeros y rectos) en la franja blanca, aprobado por el mismo Congreso –ya
trasladado a Buenos Aires- en enero de 1818.
Cabe aclarar que la diferenciación en dos banderas, una mayor y una menor,
perdurará hasta 1985 cuando una ley nacional del presidente Alfonsín unifique el uso de
una sola bandera azul-celeste y blanca con sol (según un decreto de 1944: el sol de la
primera moneda aprobada por la Asamblea del Año XIII), bandera que enarbolamos
hoy día.
De esta manera cerramos el círculo belgraniano 1810-1816. Su fervor y su infatigable
presencia en los estos tres momentos fundacionales de la argentinidad -en tres palabras,
Mayo, Bandera e Independencia-, ameritan llamar a Manuel Belgrano “hacedor de
Monográfico Belgrano 200 años
40
nuestra historia nacional”. Máxime en este año 2020 establecido por Decreto
Presidencial como “Año del General Manuel Belgrano”, en cuyo mes de junio
cumplimos 200 de su fallecimiento y 250 de su nacimiento.■
Bibliografía:
Brown, M. M., “Belgrano y el rey inca que no fue”, Buenos Aires, 2016.
AA., “Epistolario belgraniano” Buenos Aires, Nueva Dimensión Argentina, Editorial
Taurus, 2001.
Instituto Nacional Belgraniano, “Belgrano, un modelo de vida, una idea de Patria”,
Buenos Aires, Ediverm SRL, 2003.
Museo Histórico nacional del Cabildo y de la Revolución de Mayo, Actas Capitulares
del 22, 23, 24 y 25 de Mayo de 1810, Buenos Aires, 2010.
Acta de Cabildo del 25 de Mayo 1810 (AGN Tesoro)
Monográfico Belgrano 200 años
41
LOS UNIFORMES DE MANUEL
BELGRANO (1806 -1820)
Un aporte a la iconografía del prócer
Julio M. Luqui Lagleyze48
Introducción
La Iconografía contemporánea del general Manuel Belgrano es dramáticamente escasa.
Son muy pocos los cuadros o grabados contemporáneos hechos en vida del prócer y que
puedan considerarse fidedignos. Solo se conocen tres retratos suyos tomados directamente
del natural: la miniatura de 1793 pintada por J.A. Boichard (MHN 1099) y los dos cuadros
pintados por Carbonnier en 1815 (Banco de Olavarría y MNBA). En Grabados: el de T.
Gericault de 1819 y los 3 de Núñez de Ibarra de 1818, 1819 y el realizado en vida pero
editado post mortem en 1821. Los estudios sobre esta Iconografía son aún más escasos,
hasta ahora solo conocíamos uno, el de Alejo González Garaño quien fuera director del
MHN y es un erudito pero corto artículo en el suplemento dominical del diario La
Prensa.49
En punto a los uniformes del Gral. Belgrano, la situación es más terrible aún. Sus hijos y
descendientes al parecer no conservaron absolutamente nada, ni su casaca, ni sus
charreteras o bicornio, siquiera una banda y faja, nada, que sepamos. Su supuesto sable se
conserva en el MHN a través de la donación de los descendientes de otro prócer. Su
atribuido reloj fue robado del MHN hace años. Las piezas de uniforme aludidas o se han
48 Doctor en Historia especializado en Historia y Museología Militar y Naval Hispanoamericana Miembro
de Número Académico del Instituto Nacional Sanmartiniano de la República Argentina desde 1996.
Miembro del grupo de Historia Militar de la Academia Nacional de la Historia desde 1994. Miembro de
Número y ha sido Secretario General del Instituto Nacional Browniano de la República Argentina.
Fundador y Miembro de la Comité Argentino de Historia Militar, filial de la Comisión Internacional de
Historia Militar con sede en Berna –Suiza. Miembro de Número del Instituto de Historia Militar
Argentina del Ejército Argentino desde 2010. Docente universitario, autor de números libros. 49
Cfr. Alejo González Garaño: “Iconografía del General Manuel Belgrano, en La Prensa, domingo 9 de
junio de 1935. Fue reeditado con notas ampliatorias de José Luis Lanuza en el libro “Manuel Belgrano, los
ideales de la Patria.” de Ediciones Manrique Zago, para el Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, pp.
166 a 120. A propósito este libro, que es muy rico en sus trabajos de investigación, es llamativamente pobre
en diagramación y sobre todo en iconografía, ya que ni siquiera pudieron reproducir los grabados y cuadros
que se señalan en el texto. Por otro lado, hace poco hemos sabido del libro de la Dra. Nanzi Sobrero de
Vallejo de “Iconografía Belgraniana” de reciente aparición, pero no hemos podido acceder a un ejemplar
todavía.
Monográfico Belgrano 200 años
42
perdido en el transcurso de los últimos 200 años o se atesoran en el mayor secreto. Ambas
posibilidades son lamentables para el patrimonio histórico de los argentinos.
Por otro lado, en nuestras investigaciones sobre uniformes militares argentinos en
archivos y museos nacionales no hemos encontrado más que los grabados señalados y
ninguna pieza original. Tampoco en los archivos hemos dado con provisiones o entregas
de uniformes o cuentas de sastre del general Belgrano. Lo cual es lógico puesto que como
estos se confeccionaban al coste de los propios usuarios, no tiene por qué conservarse
provisiones o confecciones por parte del estado de esos años. Tampoco las hay de los de
San Martín.
Por ello, el motivo del presente artículo es dar un avance sobre un tema poco tratado y
con poquísima información disponible. Aquí trataremos de arrojar algo de luz y dar los
lineamientos y nuestras interpretaciones en base a las escasa documentación, iconografía y
pruebas existentes de cuales fueron y cómo eran o debieron ser, los uniformes militares
que vistió el general D. Manuel Belgrano en los 15 años de su vida militar, que fueron la
última etapa de su ciclo vital, desde los años de la invasión británica hasta su muerte.
Reseñaremos para ello su carrera militar, nombramientos y ascensos de Belgrano, las
unidades en que sirvió y los uniformes que debió portar.
En el servicio del Rey y la Patria
La historia debería iniciarse en 1797 cuando el Virrey del Río de la Plata D. Pedro Melo de
Portugal y Villena, en virtud de ser Belgrano un “oficial real” o sea miembro del gobierno
y la burocracia colonial en su carácter de Secretario del Consulado, le otorgó el
nombramiento de Capitán del Regimiento de Milicias Urbanas de Infantería de Buenos
Aires, el que fue aceptado por Belgrano por cuestiones reglamentarias de su empleo
colonial. En verdad no podía rechazarlo Al decir de él mismo:
“Si el Virrey Melo me confirió el despacho de capitán de milicias urbanas de la capital, más
bien lo recibí para tener un vestido más que ponerme, que para tomar conocimientos de
semejante carrera.”50
Las milicias de Buenos Aires se reglamentaron a mediados del siglo XVIII. Las distintas
designaciones que se les daban indicaban el carácter del servicio. Eran Disciplinadas o
Regladas, Provinciales y Urbanas. Las Provinciales estaban circunscriptas a una
provincia determinada, de donde no podían trasladarse. Las Urbanas formadas en cada
ciudad o pueblo solo prestaban servicios en la respectiva localidad y la comarca inmediata.
La organización interna estaba adaptada a la de los cuerpos de Línea. Todas eran instruidas
por Asambleas de oficiales de línea alternados con los milicianos.
La primera constitución formal de las milicias fue realizada por el Gobernador D. Pedro
de Cevallos en 1765, en virtud de una Real Instrucción del 28 de noviembre de 1764. Se
formó en la ciudad, instruido por los veteranos de las Asambleas, un Batallón de
Voluntarios Españoles (es decir de blancos) -con 8 compañías de fusileros y 1 de
granaderos-, uniformados de azul y encarnado con ojales de plata. Para 1771 ya revistaba
50
Manuel Belgrano: Autobiografía, Buenos Aires, Carlos Pérez Editor, 1968, p. 23. Las Tomas de Razón
publicadas por el AGN, no registran los nombramientos y ascensos e Belgrano anteriores a 1810, como si
lo hacen de otros próceres contemporáneos. Es decir que por el momento inferimos las fechas con otras
fuentes.
Monográfico Belgrano 200 años
43
como Batallón de Infantería de Milicias de Buenos Aires, que Vértiz organizó como
Regimiento. Este prestó servicios hasta la modificación del 1801 en que perduró siendo
reorganizado. Desde la creación del Virreinato en 1776, éstos se uniformaron de casaca y
calzón azules, chupa, vuelta y collarín encarnados, en el cuello un galón estrecho de plata
como los botones y ojales al frente de casaca y chupa (lámina 1). Es de suponer que éste
fue el uniforme llevado por Belgrano como Capitán en los alardes mensuales a los que
debió de presentarse en los años finales del Siglo XVIII.
Lámina 1 – Sargento del Regimiento de Infantería de Milicias de Buenos Aires por el desaparecido
uniformólogo francés Barón Louis de Beaufort. (Archivo del autor).
Pocos días antes de la invasión de 1806 el Virrey Sobremonte lo convocó para pedirle en
su calidad de oficial de milicias que formara una compañía de “Jóvenes del Comercio”, de
caballería , y que al efecto le daría oficiales veteranos para la instrucción. Pero además de
que encontró resistencia entre los miembros del Comercio, la situación desencadenada a
los pocos días dejó sin efecto las providencias tomadas.51
Fue a la fortaleza el día 26 de junio ante la alarma por el desembarco y se encargó de su
compañía de urbanos, con los que marchó con el resto del Ejército al puente de Barracas.
Pero ante el primer cañonazo de los británicos, el ejército se desbandó hacia la capital.
Producida la invasión e instalados los ingleses en la Fortaleza Belgrano, para evitar el
juramento a Jorge III pedido por Beresford a los miembros del Consulado, huyó a la Banda
Oriental y se refugió en Mercedes. No participó de la expedición reconquistadora de
Liniers y volvió a Buenos Aires recién luego de la capitulación inglesa.
El Comandante de Armas, inmediatamente después de desalojar al invasor dio los
aprestos para la formación de unidades militares para poder hacer frente a la segunda
oleada de invasores que vendrían a asegurar la posesión de estas tierras. La proclama
lanzada por Liniers produjo más que el efecto deseado y se reclutaron más de doce nuevos
cuerpos divididos por las distintas nacionalidades peninsulares y americanas, separados
según las armas.
51
Cfr. Mitre, B., Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina. Buenos Aires, Ed. Anaconda,
1950.
Monográfico Belgrano 200 años
44
Belgrano llegó a la ciudad justo para estar presente en la formación del primero de esos
cuerpos de infantería que sería el más importante por su número y futura trayectoria.
Según él mismo, “mi arribo fue a la víspera del día que los patricios iban a elegir su
comandante para el cuerpo de voluntarios”. Sus amigos lo incitaron a ser de los electores y
se encargó de la recepción y recuento de los votos y gracias a su probidad recayó la
elección en Cornelio Saavedra y Esteban Romero. Luego lo eligieron a él mismo como
Sargento Mayor.
Así, los Patricios, fueron creados el 16 de septiembre de 1806 como Legión de
Voluntarios Urbanos Patricios de Buenos Aires, que no era otra cosa que la
actualización o adaptación de su vieja unidad de milicias urbanas de la capital. Se integró,
como la anterior, con vecinos de la ciudad, tenían su cuartel en el viejo Colegio de los
Jesuitas vecino a la Iglesia de San Ignacio. El cuerpo alcanzó los tres batallones, cada uno
con una compañía de granaderos y siete de fusileros. Cada compañía constaba de: 1
capitán, 1 teniente, 1 subteniente, 8 sargentos, 8 cabos, 1 tambor y 46 soldados. Las planas
mayores fueron particulares para cada batallón, siendo el jefe de todo el cuerpo el coman-
dante del 1er B
on, con un solo Sargento Mayor para los tres y los siguientes oficiales: 1
comandante, 1 ayudante subteniente de bandera, 1 capellán y 1 cirujano.
Fue Comandante del Cuerpo D. Cornelio Saavedra; Comandante del 2º batallón D. Este-
ban Romero; del 3º D. Domingo Urien y Basavilbaso y Sargento Mayor D. Manuel
Belgrano. Los nombramientos de todos ellos, registrados en las Tomas de Razón, lo fueron
con fecha 8 de octubre.52
Esta es la fecha de la entrada a la vida militar de Manuel
Belgrano, que no dejaría sino hasta su muerte.
El uniforme que les fue designado y mandado confeccionar, al coste de cada uno de los
oficiales, fue de una casaca corta de paño azul, cerrada al frente por una hilera de botones
lisos dorados; el cuello - que iba adornado con tres botones más pequeños en línea-, las
vueltas en pico (es decir los puños o bocamangas también con 3 botones en triángulo) y las
barras (o sea el forro y las vueltas de los faldones) eran de color grana. Los calzones
ajustados eran de paño o Mahón de color blanco liso, sin adornos laterales ni galones; las
medias botas al estilo de los húsares, con galón y una borla dorada en la boca de la caña.
La faja en la cintura y una banda sobre el pecho eran de hilo o lana tejidos de color carmesí
con los flecos dorados. Esta era una innovación y una alteración, ya que en España las
fajas rojas estaban reservadas solo a los generales. Pero en la América de esos años se hizo
muy habitual, incluso luego entre los oficiales realistas, que los oficiales llevaran fajas
rojas, contrariando a los generales.
El sable de infantería (de gusto personal, curvo o recto) iba pendiente de un cordón rojo
con refuerzos dorados que terciaba del hombro derecho al costado izquierdo. El sombrero
de los jefes era apuntado o bicornio, en tanto que los oficiales, de capitán abajo y todo el
resto del regimiento, lo llevarían redondo (galera) con el ala izquierda levantada, sostenida
por un chevrón (V) de galón dorado hacia lo alto de la copa que sostenía la escarapela en-
carnada símbolo de España y remataba una pluma de ñandú blanca. (Lámina 2)53
En la manga izquierda sobre la punta del puño, llevaban el escudo de distinción del
cuerpo, que era un ovalo de paño blanco con dos orlas de laurel bordadas de hilo de color 52
El de Manuel Belgrano no figura en la “Tomas de Razón” publicada por el AGN, pero todos los otros están
registrados en esta misma fecha en varios de los cuerpos. Por ello estimamos que fue la misma. 53
Cfr. Iconografía de los Uniformes Militares, Invasiones Inglesas, con notas documentales de E. Williams
Álzaga, Buenos Aires, Emecé, 1967, contiene entre otras las acuarelas con uniformes de oficiales de las
Invasiones que están en el Museo Mitre: MM 23-3-11.
Monográfico Belgrano 200 años
45
entre celeste y verde claro y con las iniciales de Buenos Aires (Bs As) en hilo de oro. De
estos escudos se conservan dos originales, uno de soldado (con letras rojas) en el Museo
Histórico Nacional y uno de oficial (que describimos) en el Museo de Luján. Se los ha
transformado con el tiempo y la tradición oral en uno de color grana con el nombre de
Buenos Ayres en dorado, que es el que hoy usa el RI 1 "Patricios".54
Lámina 2- Oficial de Patricios 1807. Archivo del Museo Mitre, editada por Williams Álzaga en su
“Iconografía de los Uniformes Militares…”
Las insignias de grado eran aquellas de la ordenanza española consistente en charreteras
simples para los oficiales subalternos, de lana y estambre dorado: una a la izquierda para el
subteniente, una a la derecha el teniente y dos (una en cada hombro y de canelones) los
capitanes. Los oficiales jefes: sargento Mayor (hoy Mayor), teniente coronel y coronel,
llevaban galones de estambre dorados de tres líneas de ancho (1 cm. aprox.) en el borde
exterior del puño a la manga. Uno el sargento mayor, dos el teniente coronel y tres el
coronel.55
Este es el uniforme que llevó Belgrano como oficial de Patricios desde 1806 hasta los
tiempos de la Revolución, con la única variación de ir aumentando los galones de la manga
desde que fue sargento mayor hasta que llegó a ser su coronel en 1811.
54
La información sobre Patricios en AGN IX.26.7.10./ IX. 28.8.3./ IX. 26.7.8. 55
Una casaca que se conserva de esta época es la del Tcnl. Antonio Cerviño, jefe del Tercio de Gallegos,
en ella puede verse el corte, estilo, medidas y galoncillos de grado en los puños, que eran iguales en todos
los cuerpos. El sistema de graduaciones español perduró hasta 1813 en que fue cambiado por uno propio,
como veremos.
Monográfico Belgrano 200 años
46
Este uniforme, que no era otro que el mismo que usaban todas las fuerzas de milicias de
infantería españolas en América desde fines del XVIII (azul y rojo), permaneció en uso
hasta los tiempos cercanos a la Revolución de Mayo de 1810 oportunidad en que fue algo
remozado pero manteniendo similar estilo.
Desde el final de la segunda invasión británica hasta los sucesos del 25 de Mayo de
1810, se produjeron modificaciones en la organización de las unidades de milicias
existentes en parte debido a los sucesos políticos anteriores a 1810. La más importante de
esas modificaciones fue la Reforma Militar dada por el Virrey Cisneros de 1809, que sentó
las bases del ejército con que se hallaría la Revolución. Pero Belgrano según su
autobiografía, tras la exitosa resistencia de Buenos Aires volvió a hacerse cargo del
Consulado y dejó nuevamente los estudios militares.
Con fecha 11 de septiembre de 1809 el nuevo virrey D. Baltasar Hidalgo de Cisneros, se
dirigió a las tropas voluntarias de Buenos Aires, exponiéndoles la calamitosa situación en
que se hallaba el Real Erario, a raíz de los enormes gastos y pérdidas que habían
significado las invasiones.56
Por esa razón, decía, se hacía imperiosa una reforma militar
para obtener un nuevo equilibrio. Así dispuso que los cuerpos Urbanos que se hallaban a
sueldo se redujeran a solo cinco batallones, formándose los dos primeros (1º y 2º) de ellos
con los tres que tenía el de Patricios que era la mayor unidad de milicias. Otro batallón (3º)
con los Montañeses; un 4º con los Andaluces y un 5º con los Arribeños. El resto de la
reforma no hace a este artículo.
Para evitar las rivalidades en la nominación de los cuerpos y no habiendo motivo de
preferencia en el distinguido mérito que todos contrajeron, se nombrarían los batallones
por el número que se les asignaba, es decir desaparecería el nombre de los Patricios, que
pasaron a ser el 1º y 2º.
Desaparecieron la mayoría de las unidades voluntarias, que componían el Ejercito
ciudadano formado para las Invasiones Inglesas y se dio paso a la organización militar con
la que contó la Revolución desde mayo de 1810. Los nuevos cuerpos militares, hasta los
tiempos cercanos a la Revolución, continuaron vistiendo el mismo uniforme de 1806, el
que fue cambiado por uno nuevo -general e igual para todos- a partir de los inicios de 1810
y que la junta se encargó de afirmar en su uso.
En el Ejército de la Revolución y en la campaña del Paraguay
La Revolución de Mayo se halló, a partir del día 26 de mayo de 1810, ante la necesidad de
producir reformas que tendiesen a la creación de un componente militar propio, adicto a la
revolución y con el cual llevar e imponer el nuevo orden de cosas al resto de las provincias
del antiguo virreinato. Esto la llevó a modificar la estructura de las viejas unidades del
ejército virreinal, que se verificaron primero en la proclama "a los cuerpos Militares de
Buenos Aires" y en otras innovaciones, producidas ese año y el siguiente. La Proclama del
29 de mayo de 1810, luego de resaltar las virtudes cívicas y militares de los cuerpos,
responsables más que en parte de los sucesos del 25 de Mayo, disponía la Junta que:
Los Batallones militares existentes se elevarán a Regimientos, con la fuerza efectiva de mil
ciento diez y seis plazas; reservando la junta proveer separadamente sobre el arreglo de la
caballería y artillería volante.
56
Los ingleses según señala Mitre, se llevaron 1.438.514 Ps. Fuertes de plata sellada acuñada en Potosí,
la mejor plata de América superior a la de México en pureza, y obviamente la mejor del mundo.
Monográfico Belgrano 200 años
47
La Junta reconoció la preexistencia de las unidades militares de Buenos Aires, y solo las
elevó a Regimientos manteniendo su identidad. La proclama alcanzó en sus considerandos
a todas las unidades militares existentes entonces, todas las cuales, de Infantería, Caballería
y Artillería fueron elevadas a la nueva categoría de Regimientos, tal como se puede
confirmar leyendo los despachos militares desde el mes de junio de 1810.57
Otra de las disposiciones dadas por la Junta para la organización militar fue la de
imponer un "Uniforme General" a toda la Infantería de que disponía. El mismo sería
similar al que entonces usaban los regimientos 1º y 2º aún conocidos como Patricios, se
hizo extensivo a toda el arma. Este uniforme también se hizo extensivo a todo lo que no
fuera caballería ni artillería. Así lo usaron: los oficiales superiores y brigadieres, los
Estados Mayores de Plazas, los inválidos y aún los pocos oficiales navales que hubo lo
llevaron.58
El uniforme nuevo constaba de casaca de faldones largos de paño azul, con las solapas
rectas tipo pechera, el cuello alto y las vueltas (puños) de paño grana; los vivos blancos en
todo y los botones dorados. Las de oficiales llevaban una flor de lis bordada en el ángulo
del cuello, a ambos lados, que se suprimió al poco tiempo.59
Igual sucedió con las solapas
que poco a poco fueron reemplazadas, primero de rojas a azules y luego desaparecieron
por razones de economía, quedando las casacas rectas con cerradura de 8 o 9 botones.
(Lámina 3)
Lámina 3: Oficial Superior Nª1 de Infantería (Año1811) Ilustración de César Puliafito. Con permiso de su
autor.
57
Véase Muschietti, U., "Las Unidades Veteranas del Primer Ejército de las Provincias del Río de la Plata y
su continuidad histórica" en Revista Militar Nº 711 -1983, y "La Primera Junta y la Reestructuración Militar
durante el año 1810." en Rev.Mil. Nº 715-1986. 58
De hecho se conserva una casaca de 1810/1811 en el Museo de Luján que perteneció a un oficial naval
de los plegados a la revolución y en el decreto designando uniforme para los pagadores de marina se
señala que deberán usar el “uniforme general” y lo describe. Cfr. nuestro libro “Historia de los Uniformes
Navales Argentinos”, Buenos Aires 2010. 59
Algunos las reemplazaron por soles de oro, como puede verse en el pequeño cuadro del Gral. Ortiz de
Ocampo, que lleva el uniforme general de la infantería, azul con divisa roja con soles de oro en el cuello.
Se encuentra en el MHN.
Monográfico Belgrano 200 años
48
Los pantalones eran de paño azul en invierno y de brin blanco en verano, al igual que los
botines (polainas) de tropa, que podían ser también de lona negra para las campañas. Sobre
el cuerpo llevaban doble bandolera de cuero blanco, una para cartuchera y la otra para el
sable corto y la bayoneta. Como cubre cabezas de la tropa se adoptó un pequeño chacó
(morrión) de forma cilíndrica de cuero negro, con una chapa muy simple al frente, que
variaba según el regimiento. Los cordones y el penacho de lana blanca. La diferencia entre
las compañías de cazadores, fusileros y granaderos residía en que los primeros llevaban las
casacas más cortas, al igual que los botines; y los cordones y penacho verdes. Los fusileros
el uniforme descripto, y los granaderos una gorra de “piel de oso” (en la realidad de mono,
cabra o perro) con una manga encarnada, sardinetas en las botonaduras de la solapa y
puños; y botines altos de campana hasta medio muslo. Se ha mencionado el uso de
charreteras distintivas pero ello no se puede asegurar ya que no aparecen en los
documentos de provisión contemporáneos.
Este uniforme general fue dado a todas las unidades de infantería existentes y aún a las
que se crearon en los meses siguientes. Ya que así consta en las propuestas de los Patricios
de Salta o la Milicia Patriótica de Misiones -creada por el propio Belgrano en 1811-, que
se uniformaron en forma similar. Pasado el año 1813, por las contingencias de la guerra se
volvió al concepto de uniformar distinto a cada cuerpo, según las existencias de vestuarios
y la propuesta de los jefes, modalidad que se mantuvo durante el resto de la Guerra.
El Nº 1 de Patricios entre 1810 y 1813 por tanto, se uniformó con el uniforme general de
la Infantería, que era el suyo propio. Los diferenciaba el hecho que, en el brazo izquierdo
llevaban el escudo de paño blanco orlado de laureles bordados en celeste y las siglas Bs.
Ays. en lana encarnada. La chapa de los morriones de la tropa llevaba las siglas B.A. / B.P.
-es decir "Buenos Ayres / Batallón Patricios "- esto suscitó problemas en el Alto Perú,
donde se la confundió por un escudo de los de Lima con la leyenda "Bi-Ba Bona-Parte"-.
Posteriormente se grabaron otras chapas con otra leyenda durante la segunda campaña al
alto Perú, mandadas acuñar por Belgrano en la Casa de Moneda de Potosí, de las que se
conservan dos originales.60
Por tanto el uniforme llevado por Belgrano desde los inicios de la revolución sin duda
fue el uniforme general, con las insignias de grado de sus distintos empleos, primero de
teniente coronel, luego de coronel de su regimiento y finalmente de Brigadier de los
ejércitos. Cabe señalar que los generales de los primeros años de la Independencia,
identificados solamente como brigadieres, no llevaban uniforme particular ni propio sino el
de sus regimientos con las insignias, bandas y fajas de sus “empleos”.61
Por lo tanto el
uniforme de Belgrano en esos primeros años debió ser el suyo de oficial superior de
Patricios, con los distintivos propios de grado, las fajas y el bicornio en vez de la galera.
El 14 de enero de 1811 en un mismo día son ascendidos Cornelio Saavedra y Manuel
Belgrano a Brigadieres de Ejército, grado que Belgrano se resistió a aceptar pero le
correspondió.62
Su uniforme por tanto debió seguir siendo el de Infantería con los galones
o entorchados de Brigadieres. Aunque no está claro si fueran todavía los entorchados
60
Sobre vestuario del RINº 1 en AGN ver: X. 2.10.10. / X.2.10.4. y III.9.10.9. 61
Recuérdese por ejemplo que San Martín vistió siempre el uniforme de su regimiento de granaderos a caballo
con las charreteras y faja y banda de general. Hasta que no fue Protector del Perú no llevó uniforme propio de
generalísimo. 62
Cfr. AGN, Tomas de Razón. Op.Cit. Libro 67, p. 119.
Monográfico Belgrano 200 años
49
españoles, de los que no queda registro alguno en nuestros museos ni nuestros archivos de
que se usaran después de 1810.
El 13 de noviembre del mismo año fue nombrado Coronel (es decir el grado como
equivalencia del cargo de Jefe) del RI 1º.63
Esto señala que debió seguir en uso del
uniforme de la Infantería que estaba en vigencia en los Patricios. Queda claro que en la
Expedición al Paraguay debió llevar el uniforme de su regimiento, con el grado que
ostentaba en este y la banda de general en jefe de ese ejército.
En el Ejército Auxiliar del Perú en la 2ª campaña 1812 - 1813
El 26 de mayo de 1812 fue nombrado como General en Jefe Ejército Auxiliar del Perú.
Siguió conservando la jefatura (es decir es el “coronel”) del RI 1º. Por tanto su uniforme
sigue siendo el mismo de coronel de Patricios con las insignias de Brigadier y del cargo de
General en Jefe del Ejército.
El 20 de octubre de 1812, como premio por la victoria de Tucumán, fue nombrado como
Capitán General del Ejército Auxiliar del Perú. Grado o cargo creado al momento de serle
otorgado y que el definitivamente rechazó de plano.
Su uniforme de campaña en Alto Perú en 1813
En la época de la segunda campaña al Alto Perú entre la victoria de Tucumán y las
derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, el uniforme preferido por Belgrano para campaña fue
una simple chaqueta lisa de subalterno de su Batallón de cazadores. Su uso se confirma en
las memorias de Pardo de Zela, quien dice que el general en su sobriedad prefería el uso
del uniforme que le había dado el mote de “chupa verde”:
“...a que estaba reducido su uniforme de simple cazador del ejército que continuamente usaba,
y era todo de paño verde un poco claro, a que se sujetó a pesar de sus proporciones, para
desterrar el lujo de un ejército que no podía soportarlo por la escasez de sus recursos, y lo que
es mas por acostumbrarlos a la sencillez y a aquellas virtudes que forman el corazón guerrero
para el heroísmo, de que dio tantas pruebas el ejército…”64
Este cuerpo fue creado en 1812 por el general Belgrano en el Ejercito del Alto Perú con
el nombre de Batallón de Cazadores fue el primero de la especialidad. A raíz de la
derrota de Ayohuma en 1813 quedó muy reducido y fue disuelto, siendo reemplazado por
otro batallón llegado de Buenos Aires. Se los denominó Cazadores del Perú para
diferenciarlo de otros cuerpos similares y estaban armados de carabinas y fusiles rayados.
Se lo organizó en seis compañías y en Tucumán estaba mandado por D. Carlos Forest.
Posteriormente su jefe fue D. Manuel Dorrego. 65
63
Ídem anterior, Op.cit. Libro 68 p .6 64
hay varias ediciones de las memorias de Pardo de Zela. la hemos tomado de la: Memoria del general,
don Juan Pardo de Zela, español al servicio de Buenos Aires y del Perú.” en Colección documental de la
Independencia del Perú, tomo XXVI, “memorias, diarios y crónicas, volumen 1 Lima 1971. págs. 93 a
167. Ver además de Ricardo Piccirilli su trabajo bajo el mismo título en Boletín de la Academia Nacional
de la Historia (1ª sección, tomo XXXVI, 1964) p. 387 a 426. 65
Sobre los Cazadores del Perú ver en AGN:X.4.1.3./ X. 6.5.1. / X.43.5.3./ X.36.6.13 y III.8.3.3.
Monográfico Belgrano 200 años
50
El uniforme fue al estilo de los "Riflemen" ingleses de chaquetas verdes con sólo los
vivos granas, pantalones azules, gorras de manga para cuartel de paño verde y unos
morriones de corte cilíndrico al estilo "stovepipe" inglés, con penacho y cordones verdes.
La fornitura, es decir los correajes, era negra con canana al frente. Los sargentos, de
casacas con galón de plata. Por el color del uniforme y los nombres de su creador y su jefe
se los apodó los Chupas verdes de Belgrano o Chupas verdes de Dorrego. Lo que
Belgrano usaba era la chaqueta de oficial subalterno, de paño verde con cuello y puños
granas. Sin duda llevaría colocadas las insignias de su grado de Brigadier o las “coronelas”
(galones de ese grado) entre el puño y la manga. (Lámina 4)
Lámina 4:Belgrano en uniforme de campaña (1813). Reconstrucción artística de César Puliafito con
asesoramiento de J. L. Lagleyze.
Monográfico Belgrano 200 años
51
El reglamento de divisas y grados de 1813
En el año l813, el Soberano Congreso General Constituyente de las PPUU (la Asamblea
del año XIII), decretó un nuevo estilo de insignias que deberían distinguir desde entonces
los grados militares de las fuerzas militares argentinas entre sí y a la vez diferenciarlos de
la usanza española llevada hasta el momento. El sistema consistió -en resumen- en invertir
el uso de las charreteras y los galones. Las primeras, usadas en España para los oficiales
subalternos como vimos, quedaron aquí para los superiores; en tanto que los galones en
puño, usados allá para los superiores pasaron a ser aquí el distintivo de los primeros grados
de la oficialidad. De tal forma el decreto quedo así:
Brigadier:(único grado de generales en la Independencia). Éste usará cuello, solapa y bota
bordada con un entorchado de oro; dos charreteras con la pala negra, también bordada de
oro y los canelones del mismo color, sombrero galoneado y una faja blanca y celeste con
fleco de oro en las puntas, como igualmente dos plumas, blanca y celeste, en el sombrero
[bicornio].
Coronel: deberá usar dos charreteras como las del brigadier, debiendo ser los canelones
(flecos gruesos) y bordados del color del botón del uniforme.
Teniente Coronel: dos charreteras; las palas serán de plata y los canelones de oro, o
viceversa, debiendo ser siempre los canelones del color del botón.
Sargento Mayor: dos charreteras con pala y canelones del color del botón.
Capitán: tres galones estrechos en la manga,
Teniente y subteniente o alférez: 2 y 1 galones estrechos, respectivamente, en las
botamangas, colocados en forma horizontal.66
A estos distintivos se sumarían luego los del Coronel Mayor, grado que se creó a
posteriori el 3 de agosto de 1814, como un paso intermedio entre los coroneles y el de
Brigadier, (último de la milicia de entonces) y cuyo distintivo eran los mismos bordados
del brigadier en cuello y vueltas de la casaca, pero no en las solapas o la botonadura.67
A propósito de estas nuevas insignias de grado, el cambio de los mismos le tocó hacerlo
a Belgrano estando en Potosí antes de la batalla de Vilcapugio y quedó registrado por un
memorialista local:
“Estos dos Sres. Generales Belgrano y Díaz Vélez, antes de que tuviesen salida las tropas de
esta Villa a las estacadas de Vilcapugio… [roto/ileg.]… un convenio muy contra la razón y
opusieron a las reales ordenanzas con todos sus coroneles y capitanes y oficiales de todo grado
y fueron que los generales usaron las insignias de capitanes de las charreteras en los hombros,
los coroneles en la misma forma algo medianas, el Tte. Cnl. una a la derecha (sic-?) y el
sargento mayor otra a la izquierda (sic-?). Los capitanes tres cordones en la bota, de coroneles,
66
Decreto de Divisas del 5 de mayo de 1813 Cfr. Registro Oficial, I, 211, nº 473. Este sistema se usó hasta
pasada la Guerra del Paraguay y fue modificado gradualmente en el ejército y la Armada entre 1875 y 1880. 67
Ídem anterior, I, 282, nº 706. Ver además Ercilio Domínguez, Colección de Leyes y Decretos Militares
concernientes al Ejército y Armada de la República Argentina, tomo 1º, Buenos Aires, Cía. Sudamericana de
Billetes de Banco, 1898.
Monográfico Belgrano 200 años
52
el teniente dos y al alférez uno. Y de este modo sólo ellos y entre ellos distinguían sus grados y
[se conocían] más por nombres y no por sus grados…”68
Por otro lado los “empleos” de General en Jefe y mayores generales de los ejércitos en
campaña estaban regulados por un reglamento que se oficializó en 1814. Este estipulaba
que los generales en jefe llevaran una banda celeste con borlas de oro, descendiendo del
hombro derecho al costado izquierdo de la cintura. El Mayor General una igual blanca
borlas de oro. Los Ayudantes del General en Jefe una faja celeste toda sin borlas. Los del
Mayor General una faja blanca igual. Por esta disposición se prohibía la faja al resto del
ejército pero nos consta que todos los oficiales de capitán para arriba siguieron portando
rojas con borlas de lo mismo.69
Los uniformes de los generales en la Independencia
Como señaláramos, en los años iniciales de la revolución y aún bien entrada la
independencia, a los brigadieres o generales de la Nación no se les había decretado un
uniforme propio ni privativo y portaban los de los cuerpos que comandaban o habían
comandado con el agregado de los entorchados, la banda o la faja y bicornios
correspondientes. Esta moda siguió así hasta muy entrada la Guerra de la Independencia.
Así en una consulta del año 1813 se contestó simplemente “conforme a los mariscales
de campo del Ejército del Rey”, haciendo alusión al uniforme azul y grana español y al uso
de uniformes de los cuerpos por los grados más bajos de los generales españoles. En
respuesta a otra consulta realizada en julio de 1814, se contestó: “deben usar charreteras y
galón de oro en el sombrero con arreglo al uniforme que les está designado en el
regimiento de su cargo, o plata si los cabos de su uniforme así lo exijan”70
.
Finalmente en esos mismos años y siguiendo una propuesta del Gral. Rondeau se
decidió fijar el uniforme de brigadieres (generales) que no tuvieran un cuerpo determinado
en casaca y solapa azul con cuello y puños en grana y bordados de oro.
Los entorchados, es decir los bordados, eran del modelo aprobado en 1813, que se puede
observar pintado en los cuadros contemporáneos de San Martín, Pueyrredon, Hilarión de la
Quintana, Rodríguez Peña y hasta Bernardo O´Higgins, consistente en un entrelazado de
pequeñas hojas de laurel y roble formando una sucesión de 8s a lo largo de los bordes de
cuello, puños y solapas cuando las usaban. No se ha conservado en la Argentina ningún
uniforme original con este bordado, pero sí se han conservado en los restos (solapa, cuello
y puños) del uniforme de O`Higgins en el MHN de Santiago de Chile y se ha preservado
en el galoneado de los uniformes de gala de los generales chilenos hasta la actualidad. En
la Argentina ya hacia finales del periodo de la independencia y entrando en la década de
1820 se empezaron a usar uniformes y bordados importados de Francia y se popularizaron
68
Archivo Histórico de Potosí-Casa de la Moneda-, “Anales inéditos de Potosí, Tomo V, folio 145v de
nuestra copia. Al respecto del valor de esta fuente ver nuestro libro “Historia y campañas del Ejército
Realista.” INS. Buenos Aires, 1997, donde la referenciamos y la usamos ampliamente. 69
Distintivos que por punto general se establecen para la plana mayor de todos los ejércitos del Estado.
febrero de 1814. Publicado en la Gaceta nº 90 de ese año y luego en el Registro Oficial de la República
Argentina, tomo I, pág. 256 (620) Buenos Aires, 1879. El expediente original firmado por Alvear está en
AGN X.7.8.1. y poseemos una fotocopia sacada hace muchos años. 70
La respuesta del 8 de julio de 1814 en AGN X. 7.7.2. los “cabos” a que se refiere es la forma que se
usaba en la época para señalar las partes metálicas y los bordados que llevaba un uniforme, es decir:
botones, placas, chapas y galones que llevara.
Monográfico Belgrano 200 años
53
otros modelos más suntuosos abandonándose el más simple y republicano bordado
original.71
El uniforme de general de Manuel Belgrano
Luego del final desgraciado de la Segunda Campaña al Alto Perú y el relevo del Gral.
Belgrano por el Coronel Mayor San Martín a fines a principios de 1814, nuestro reseñado
volvió a Buenos Aires a soportar el sumario iniciado por la derrota. Sobreseído de culpa y
cargo le fue encargada una misión diplomática a Europa para regresar en 1816 ya en
tiempo del Congreso de Tucumán.
Estando en esa ciudad y luego de informar al Congreso sobre la situación europea, fue
nombrado con fecha 3 de agosto de 1816, por el nuevo Director Supremo Brigadier Don
Juan Martín de Pueyrredon, como General en Jefe del Ejército del Perú, que tras la derrota
de la tercera campaña dirigida por Rondeau, estaba acantonado en Tucumán.72
Para estas fechas ya si hay establecido uniformes para generales como hemos visto.
Azules con la divisa (cuellos, puños y, si tenían, solapas), de paño grana. El estilo ya
referido de los pintados por Gil de Castro para San Martín y los demás oficiales superiores
argentinos en Chile entre 1817 y 1820. Veamos cual pudo ser o fue el llevado por
Belgrano en esos años. Según refiere en sus memorias del General Paz:
“El general Belgrano hacía ostentación de costumbres e ideas enteramente republicanas, sin
que dejasen de ser cultas y delicadas. Vestía como un subalterno y el ajuar de su caballo no se
diferenciaba de otro cualquiera. Cuando en el año 1816 volvió al ejército después de su viaje a
Londres, había variado. Vino decidido por la forma monárquica en la familia de los Incas, sus
maneras eran algo aristocráticas y vestía como un elegante de parís o Londres.” 73
Otro memorialista nos dice que Belgrano llevaba siempre una levita lisa, sin bordados,
de corte civil con solo las charreteras y la faja propias de su grado y un bicornio simple con
dos plumas una celeste y una blanca, que le había regalado Eduardo Holmberg, en los
tiempos de la segunda campaña quizás. Así es como se lo puede ver en la (o las) litografía
contemporánea hecha por de Teodoro Gericault, realizada en 1819 y encomendada al
artista francés por el teniente coronel Ambrosio Cramer, de viaje por París en ese
momento.74
La obra mide 332 mm x 265mm. En ella Belgrano está montado en un caballo
blanco que va o mira a la derecha en tanto que el jinete se vuelve hacia atrás a la izquierda
(siempre desde la posición de la imagen no del que mira) y lleva la leyenda “Dn Manuel
71
Cabe señalar que los únicos cuadros contemporáneos de los oficiales superiores y generales de la
independencia son los del pintor peruano José Gil de Castro y alguna que otra miniatura de excepción.
Por lo tanto todos los otros cuadros de generales fueron pintados después de la independencia y no son
por tanto contemporáneos ni fuente válida para la reconstrucción histórica del periodo 1810-1820. sobre
el periodo puntualmente ver de Jorge H. Fernández Rivas: "Uniformes Militares Argentinos 1810-1820, Ed.
Al Cop. 1972. 72
Registrado en las Tomas de Razón, Libro 78, pág. 311. Cfr. AGN, Tomas de Razón, Ob.cit. 73
Memorias de Paz citadas por A. González Garaño, Iconografía del General Manuel Belgrano, Ob.cit.
p166. 74
Ambrose Jérome Cramer de origen parisino, peleó en el ejército de Napoleón en España y hasta
Waterloo. Llegó al país en 1816 con otros oficiales franceses napoleónicos (Brandzen, los Bruix y Viel).
formó parte del Ejército de los Andes hasta Chacabuco y luego pasó al ejército del Norte donde fue
edecán de Belgrano. En 1819 hizo un breve viaje a Francia donde al parecer encargó la litografía y
orientó al artista sin duda. Por los años en que conoció y estuvo con Belgrano, la imagen que muestra de
éste es la de su última etapa.
Monográfico Belgrano 200 años
54
Belgrano General en Jefe del Exército Auxiliar del Perú.” Hay un ejemplar en el MHN de
Buenos Aires (Lámina 5)
Lámina 5: Litografía del artista francés Teodore Gericault, (1819) MHN.
En la figura Belgrano lleva una casaca larga tipo levita civil de faldones largos, sin
adornos ni bordados, recta del talle hasta el cuello. El de la casaca es también recto sin
ningún bordado. Con pantalones ajustados a la pierna que parecen ser de color claro y unas
Monográfico Belgrano 200 años
55
medias botas de “gentlemen”. Muy parecido es su aspecto a lo que lleva puesto en el
cuadro pintado por Carbonnier en su estadía en Europa de 1815.
Lo único que lo identifica como militar que lleva (como señalaban los memorialistas y
debe haber puntualizado Crámer al artista), son las charreteras de general en los hombros,
sostenidas sin presillas (las que no se usaban en la época siendo muy posteriores). La faja a
la cintura y el bicornio liso con solo un penacho de plumas cortas. No se ve la escarapela
en él porque, como corresponde, estaría del lado izquierdo que es el que está oculto en la
figura. Por último el rendaje, montura y recado del caballo son de estilo inglés y no tiene
ninguna mantilla militar, pero esto debe ser un problema del artista. Esta lámina en sus dos
versiones, con espada y sin espada, nos acercan al Belgrano despojado del lujo y austero.
Más allá de que sin duda debería poseer un “uniforme grande” (como se llamaba al de
gala) de general en regla.
Al respecto hay otros grabados de Belgrano hechos en vida de él, que nos lo muestran
vestido de casaca militar de general, tal como determinaban las regulaciones y son valiosas
para reconstruir su uniforme grande de Brigadier y General en Jefe. Nos referimos a los
dos tipos o modelos existentes de las litografías de Manuel P. Núñez de Ibarra (1782-1862)
titulados “El general Belgrano”, cuyas medidas son 0,20 x 0,26 cm. Dos de ellos fueron,
según los iconógrafos, grabados en vida de Belgrano, en 1818 y 1819, y un tercero,
ligeramente distinto, pero con similar casaca aunque más detallados sus bordados, en 1821.
(Láminas 6)
Lámina 6: Grabado de Núñez de Ibarra (1819) MHN.
En ellos se ve el busto del prócer en uniforme militar de general Belgrano lleva una
casaca de solapas de corte recto, terminadas en una sola punta (típicas de los oficiales de
infantería), y galoneadas de entorchados en los contornos, así como en los bordes superior
e inferior y la cerradura del cuello. La imagen del galoneado es del estilo de hojas de laurel
y roble entrelazadas, que era el que usaban todos los generales de la época y es el mismo
que está pintado en los cuadros de San Martín por Gil de Castro y otros que son de la
Monográfico Belgrano 200 años
56
misma época. Belgrano lleva además las charreteras de general del modelo 1813, que eran
de pala negra con bordados de estrella, gorro frigio y sol que se observan claramente, y los
canelones todo ello en hilo dorado. Le tercia el pecho una banda, símbolo del empleo de
General en Jefe, cruzada de derecha a izquierda que da la impresión de ha querido ser
representada como bicolor celeste y blanco que es como la regulación establecía para los
brigadieres.
En el grabado de 1821 por la Imprenta de la Independencia, también de Ibarra y
dedicado a Bernardino Rivadavia, los bordados de la solapa y cuello se ven aún más
detallados, comprobándose que sin duda que el corte de la solapa era recto y, pese a que no
han sido exactamente logrados, que se trata del entrelazado de roble y laurel formando
ochos, ya aludido. (Lámina 7)
Lámina 7: Grabado de Núñez de Ibarra (1821)
De tal manera podemos afirmar que Belgrano tuvo y llevó antes de su muerte el
uniforme grande de Brigadier y general en Jefe del Ejército del Norte, consistente en
casaca larga de faldones, con solapas rectas en ángulo, toda de paño sin duda azul, con las
solapas probablemente azules y el cuello y los puños azules o granas, no podemos afirmar
uno u otro. Todo el uniforme estaba galoneado del entorchado de laurel y roble que se
Monográfico Belgrano 200 años
57
usaba en la época por todos los oficiales generales y que llevaba faja y banda de brigadier
y general en jefe. Para los detalles de pantalones, botas y tiros podemos remitirnos a los
cuadros de Gil de Castro de esos mismos años pues estos eran a gusto de los portadores.
A modo de conclusión
A fin de resumir enumeraremos los uniformes que estimamos llevó y vistió el general
Belgrano:
1793 a 1806 -De capitán de regimiento de milicias de Infantería de Buenos Aires.
1807 a 1810 - De Sargento Mayor del regimiento de Urbanos Patricios de Buenos Aires.
1811 a 1813 - De coronel del mismo con el agregado de los distintivos de Brigadier.
1813 a 1814 - En campaña, de simple oficial subalterno de sus Cazadores del Alto Perú,
con insignias de Brigadier y faja y banda de General en Jefe del Ejército del Norte.
1816 a 1819 - De diario o cuartel, una simple levita recta de corte civil, verde o azul, sin
galones ni bordados con solo las charreteras de brigadier y la faja de general en Jefe. De
gala la casaca que estipulaban las regulaciones, larga de faldones con solapas rectas, toda
azul, con cuello y puños azules o granas y toda galoneada del entorchado de brigadier, con
faja y banda de General en Jefe. Calzones blancos, anteados, o azules y sobre ellos, las
medias bota de oficial de Infantería. Bicornio liso, con escarapela y penacho corto de
plumas celeste y blanca.
Para cerrar cabría hacer una digresión acerca de la iconografía actual de Belgrano y es
que el cuadro o lámina oficial con que se recuerda en todos lados al prócer. Me refiero a la
que se lo ve con una casaca de color verde con el cuello grana y la solapa blanca, toda
adornada de entorchados dorados y una capa a la espalda agarrada al estilo de los húsares.
Obviamente, luego de leer lo que hemos reconstruido documentalmente, este retrato se
muestra como no fidedigno ni correcto históricamente. Estimamos que la lámina en
cuestión está basada en una de la Litografía de Bacle posterior a la muerte del prócer;
lámina que a su vez está sin duda copiada de las de Ibarra, ya que muestra el mismo
uniforme aunque mejorado. Tiene las solapas con tres picos en vez de recta y los bordados
son los de Ibarra simplificados y embellecidos, pero alejados y fantasiosos con respecto a
los auténticos que ya hemos señalado. Finalmente los colores que se le han atribuido:
casaca verde, cuello rojo y solapas blancas son absolutamente fantasiosos e incorrectos.
Sin duda se quiere representar la “chupa verde” pero esta no era una casaca de general, no
tenía solapas ni entorchados. Además ningún general de la Independencia llevó solapa o
pechera blanca. Ni qué decir de las charreteras que aparte de ser rojas, color que no se usó
para las de generales hasta 1904, muestran un bordado más que fantasioso. ■
Monográfico Belgrano 200 años
58
BELGRANO EN SANTA FE
Donata J. Castella de Aranguiz75
Hablar de las relaciones personales de Belgrano con la Provincia de Santa Fe, honra y
enorgullece a los santafesinos, porque no todas las provincias de la República pueden
ostentar con igual orgullo ese privilegio.
Buenos Aires, cabeza del Virreinato del Río de la Plata, lo vio nacer, morir y guarda
con amor de madre su despojos mortales. Salta y Tucumán fueron testigos de sus
hazañas épicas; Jujuy lo contempló cuando bendijo la primera Bandera Nacional,
escalando altivo y victorioso el altiplano y luego desandando el camino de la derrota.
Santa Fe, cuna de la Bandera Argentina, también se vio honrada, en repetidas
ocasiones, con la presencia física de su figura aureolada de lealtad y patriotismo. Entre
Ríos, Corrientes: lo vieron en su marcha con sus huestes de la Bajada del Paraná hasta
la gobernación del Paraguay, por terrenos desconocidos y ríos caudalosos, sin dejar de
reconocer el apoyo y ayuda económica principalmente de Entre Ríos; Corrientes apoyo
la misión patriótica y colaboró con hombres y armas; Misiones también se comprometió
y ayudó recomponiendo embarcaciones para el cruce del ejercito a las tierras
paraguayas, además los misioneros traían mensajes a Belgrano de la posición del
Paraguay.
Establecido el primer gobierno patrio, graves amenazas comenzaron a ensombrecer
su desenvolvimiento. El partido español que hasta entonces había gobernado el
Virreinato del Río de la Plata, comenzó a obstaculizar a la Primera Junta de Gobierno,
porque veía en ella el paso hacia la independencia americana. La primera provincia en
adherirse a la Revolución de Mayo fue Santa Fe. Acepta la Primera Junta: Capitanía de
Salta, Capitanía de Córdoba y la Banda Oriental, también Mendoza.
El Alto Perú y el Paraguay no adhirieron a la causa americana. Esto motivo que la
Primera Junta organizara expediciones libertadoras para lograr el reconocimiento de su
gobierno.
Así fue designado don Manuel Belgrano, vocal de la Primera Junta, para ocupar la
dirección del Ejército al Paraguay. La Junta advirtió la necesidad de enviar, una
expedición militar que diera a conocer los motivos de la revolución, afirmar sus
principios, esforzarse por incorporar el Paraguay al movimiento iniciado en el
Virreinato del Ríos de la Plata el 25 de Mayo de 1810.
Manuel Belgrano emprende la marcha a mediados de septiembre de 1810, partiendo
desde Buenos Aires, llega a Santa Fe el 1° de octubre.
El gobernador de la ciudad Manuel Ruiz y otras personas le dieron la bienvenida.
Belgrano describe que a pesar de ser la noche oscura y del mucho barro que había en
las calles “oí vivas y aclamaciones del pueblo y el júbilo de los vecinos”, demostraban
sus sentimientos de adhesión al nuevo gobierno.
Este fue el primer contacto de Belgrano con la ciudad de Santa Fe, se realizó en un ambiente de cordialidad. Se alojó en el convento de Santo Domingo para no causar
gastos a ningún particular. El Padre prov. Isidoro Guerra y el Padre Prior José Grela, le
hacen todo el honor y servicio posible. Estando Belgrano a cargo de la Campaña de la
Banda Oriental, recibió el 2 de mayo de 1811 la orden de entregar el mando a Rondeau
75
Historiadora. Presidente del Instituto Belgraniano de La Paz, Provincia de Entre Ríos.
Monográfico Belgrano 200 años
59
y bajar a Buenos Aires para ser sometido a proceso. Hizo el mismo camino de regreso
pasando por Santa Fe.
Ese mismo año en 1811, en agosto, se lo comisiona para ir al Paraguay en misión
diplomática. Buenos Aires dispuso que el hombre adecuado para llevar al Paraguay las
negociaciones diplomáticas era Manuel Belgrano.
Habiendo aceptado, viaja con él en la misión el Dr. Vicente A. de Echevarría,
jurisconsulto versado en negocios. Tanto a la ida como a la vuelta pasará por Santa Fe.
En Paraguay firmó un tratado el 12 de octubre de 1811. Tres puntos importantes
contiene el pacto:
1°) La descentralización de las rentas o sea, la independencia económica.
2°) La demarcación de los límites, que significa la independencia territorial.
3°) El establecimiento de una federación, es decir la independencia política.
Belgrano de vuelta del Paraguay, el 26 de octubre desembarcó en Santa Fe, parte del
vecindario lo acompañaron hasta el convento de Santo Domingo; el 30 de octubre al
amanecer de ese día marcho el caballero Belgrano, con su comitiva para Buenos Aires.
En enero de 1812 Belgrano fue encargado de levantar en la provincia de Santa Fe dos
baterías, en la Villa del Rosario.
Gracias a la ayuda de personas de la Villa y madera que traían de la isla el
campamento estuvo terminado, también las dos baterías estuvieron conformadas,
Belgrano las llamo “Libertad” e “Independencia”.
La primera se levanta en la barranca del río, la segunda en la isla frente a la Villa del
Rosario.
El 27 de febrero al inaugurar las baterías, Belgrano tomo la responsabilidad de hacer
jurar por sus soldados una bandera nueva con los mismos colores de la escarapela
aceptada por el gobierno el 18 de febrero.
El Gobierno Central, que lo habían nombrado general en Jefe del Ejercito Auxiliar
del Perú; no aprobó aquella medida. Pero la desautorización llegó tarde, Belgrano ya
había partido hacia su nuevo destino. Tan solo quedaba una realidad que por siglos iba a
honrar a su patria: la creación de la Bandera Nacional.
Esa realidad había sido concebida y llevada a cabo en territorio santafecino, y el
primer ciudadano que izó esta bandera fue Don Cosme Maciel, elegido por Belgrano
porque era la principal Autoridad presente; Regidor Tercero del Cabildo de Santa Fe.
El día 27 de febrero; Belgrano hizo formar la división sobre la barranca del río, en
presencia del vecindario congregado por orden del Comandante Militar. En aquel
momento, Belgrano que recorría la línea a caballo, mando formar cuadro y levantando
la espada dirigió a sus tropas estas palabras, cuyo borrador que se conserva en el
Archivo General y con las testaduras y agregados hechos en el momento mismo de
levantar la Bandera.
La arenga dice así:
“Soldados de la Patria. En este punto hemos tenido la gloria de vestir la escarapela
nacional que ha designado nuestro Excelentísimo Gobierno:
El juramento que reclamó a sus hombres fue así; juremos vencer a los enemigos
interiores y exteriores y la América del Sur será el templo de la Independencia, de la
Unión y la Libertad. Dando fe que así lo juráis. Decid conmigo ¡Viva la Patria!”.■
Monográfico Belgrano 200 años
60
EL GENERAL MANUEL BELGRANO
EN EL VALLE DE CIANCA (Salta) Gustavo Flores Montalbetti
76
Mapa de Salta de J. Toscano (1905)
Introducción
El presente ensayo intenta demostrar que durante el tiempo en que el General Manuel
Belgrano se hizo cargo y permaneció al mando de las tropas del Ejército Auxiliar del
Perú transitando estos extensos territorios del Virreinato del Río de La Plata; y
precisamente la Gobernación del Tucumán que incluía las actuales provincias de Salta,
Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y La Rioja; recorrió
repetidamente sus precarios caminos y se detuvo en parajes, postas y poblados ubicados
en el Valle de Cianca. Un ámbito natural de estratégica ubicación y poseedor de pasos
naturales que permitieron la conexión entre diferentes pisos ecológicos. Pareciera ser
76 Realizó estudios universitarios en las carreras de Arqueología, Geología y Museología capacitándose en
las áreas de Historias, Turismo y Gestión Cultural. Realizó las primeras investigaciones arqueológicas
sistematizadas en el Valle de Cianca. Fue director del Museo Arqueológico Pío Pablo Díaz (Cachi, Salta).
Adjunto del Museo Antropológico de Salta. Actualmente trabaja en proyectos de investigación
documental siglos XVI al XIX como miembro de la Asociación Argentina de Investigadores en Historia.
Monográfico Belgrano 200 años
61
que inicialmente los pueblos originarios de los valles altos conocieron a esta subárea
como “lugar o valle de los Xuríes”, por la utilización de plumas para adornos personales
por parte de los nativos.
Al llegar los incas a la región cambiaron tal designación por la de “Mojotoro” –que
significa correntada de barro-. Don Juan de Cianca era hijo de un funcionario de la
Audiencia de Lima, quién desde muy joven se dedicó al comercio y luego tentado por el
éxito de la minería, llegó a la Villa Imperial del Potosí. Al contraer matrimonio con
Petronila de Castro, viuda de Villanueva, se transformó en encomendero, debiendo
asumir ciertos compromisos con la Corona, por lo que en el transcurso del mes de enero
de 1566 fue convocado a formar parte de una expedición militar que, desde Charcas,
debía ir a la ciudad de Santiago del Estero, sin que tuviesen conocimientos del espacio
geográfico por el que debían marchar.
Al día siguiente de cruzar una cordillera de monte ingresaron al valle donde los
naturales atacaron a la columna y mataron a dos integrantes; uno era Juan de
Cianca,desde aquél entonces su apellido figura en toda la documentación de referencia.
El valle integraba la llamada “Frontera con el Gran Chaco o Chaco Gualamba”, franja
de contacto cuyo dominio disputaron los invasores durante más de cien años a los
pueblos nativos; y nudo fundamental de comunicaciones y transporte de suministros y
productos a partir de la llegada de los Jesuitas y el establecimiento de las haciendas
coloniales, y escenario de los acontecimientos que se continuaron en el tiempo.
Hacia el Sur colinda con la cuenca del Río Juramento, por entonces, eje del
asentamiento de misiones y fuertecillos construidos por los Jesuitas, donde intentaban
evangelizar trabajosamente a los numerosos grupos nativos y donde los funcionarios y
militares de la corona asentaron en principio y fugazmente algunas ciudades y luego
fuertes-presidios enel transcurso de varias “entradas pacificadoras”.
Hacia el Norte y a partir del antiguo Fuerte de Ledesma, la conexión con el Valle de
Centa imprimió mayor impulso por invadir aquella enorme región y llevó a que se
fundara en primer lugar Santiago de Guadalcázar y más adelante con los años San
Ramón de la Nueva Orán; pero el Valle de Cianca no estuvo ajeno a los
acontecimientos que se fueron sucediendo con las dinámicas planteadas oportunamente.
Al día de hoy resulta llamativo el poco interés por descubrir su historia, pero aún peor
resulta el intento solapado de algunas personas por haber aletargado su conocimiento a
lo largo de los años. Las distintas etapas de la vida del hombre en el Valle de Cianca
abarcan en total casi veintiséis siglos de ocupación ininterrumpida. Queda una larga
tarea por hacer.
El valle de Cianca está enclavado en la zona centro-Norte de la Provincia de Salta
entre el valle de Lerma y el Sistema de Santa Bárbara Norte o de Sierras Sub andinas
abarcando una gran extensión del departamento de General Güemes, una porción del
Sureste del departamento de Capital y la franja Sur de los departamentos jujeños de El
Carmen, de San Pedro y de Santa Bárbara, siendo el río Mojotoro su principal curso de
agua. Por los registros científicos existentes constituyó desde siempre un ámbito con los
recursos naturales necesarios para el establecimiento de grupos humanos, además de ser
un espacio de tránsito y circulación regional que permitió la comunicación entre el
Chaco y los valles de altura por la Quebrada del Gallinato y la del Mojotoro al Oeste,
por los parajes de Santa Bárbara y el Angosto de El Ebro al Este, y el estrecho que entre
los cordones serranos lo conecta con la cuenca del río Juramento. Estos pasos fueron
vías naturales de acceso para los habitantes de diferentes regiones, una de las razones
por la que hacia este lado de los Andes Meridionales se encuentra hoy la cerámica
arqueológica más antigua del país. Constituyó el primer escalón de monte espeso en la
franja donde comenzaba la “Frontera con el Gran Chaco o Chaco Gualamba” por donde
Monográfico Belgrano 200 años
62
posteriormente se trazaron las principales vías de acceso y caminos, y las bifurcaciones
que comunicaban las ciudades más pobladas y las más alejadas del virreinato del Perú
por el Camino Real y otras vías Don Esteban de Urízar y Arespacochaga ingresó en
1710 y 1711 con sendas “Expediciones Pacificadoras”, en la primera de ellas construyó
una pequeña fortificación cerca del Angosto de El Ebro y continuando su incursión
construyó el Fuerte de San José de Balbuena y más adelante el del Río del Valle.
A partir de 1771 se oficializaron y funcionaron oportunamente en territorio del Valle
de Cianca hasta nueve Postas de Correo y Relevo; siendo además el espacio donde
tuvieron lugar muchos acontecimientos históricos mientras perduraron la “Guerra por la
Independencia” y la “Guerra Gaucha”;entre otros hecho que demuestran su estratégica
ubicación a partir de las primeras épocas.
Paso y estadía del General Belgrano
Durante la Guerra por la Independencia las tropas nacionalistas se enfrentaron
repetidamente con los realistas dando lugar a idas y venidas, avances y retiradas,
escaramuzas, emboscadas y enfrentamientosde carácter militar; algunos quizá menores
pero todos muy significativos; que desembocaron en el Éxodo Jujeño y posteriormente
en la Batalla de Tucumán y meses más tarde en la Batalla de Salta.
Cuando el entonces coronel Manuel Belgrano tuvo que hacerse cargo de los despojos
del Ejército Auxiliar del Alto Perú luego de las derrotas de Huaqui y Nazareno, partió
con rumbo a Salta en la madrugada del 24 de marzo de 1812. El dia 29 escribió desde la
Hacienda de Yatasto un oficio al Gobierno informando que allí se encontraba desde el
día 26 y que ya había enviado una primera división hasta el paraje de Campo Santo (o
Camposanto) donde había determinado formar el campamento general, de acuerdo a los
conocimientos que había adquirido acerca de la geografía de la zona y porque distaba
menos de las posiciones que intentaba tomar. El día 30, las tropas del Ejército
Independentista comenzaron a marchar siguiendo el Camino de Postas pasando por la
de Los Algarrobos y atravesandotrabajosamente el río Pasaje. Luego de dejar atrás la
Posta de La Ciénaga, la laguna de Cabeza de Buey y el Fuerte de Cobos –donde
funcionaba otra posta-, estableció el “Cuartel General del Campo Santo”. Desde allí
emitió casi a diario cartas, a los realistas José M. de Goyeneche y a su amigo Pío
Tristán, además de oficios y comunicaciones en los que anunciaba al Gobierno la
reorganización del ejército y determinaba la formación de un Cuerpo de Guías y de
Cazadores de Infantería; la creación de un hospital de campaña para atención y
recuperación de los heridos, la reorganización y administración de las Cajas del
Ejército, y de proveer de camisas y sombreros y alimentar convenientemente a toda la
tropa, además de tomar severas medidas disciplinarias, entre otras que consideró
fundamentales.
Oficio de Belgrano al general José Manuel de Goyeneche. Le informa que
Pueyrredon ha sido elegido miembro del Gobierno. Deplora la guerra civil que
envuelve América y ruega a Dios para que concluya. Espera pronto entendimiento
entre ambos bandos para evitar derramar sangre de hermanos.
[Campo Santo, 26 de abril de 1812]
“Muy Señor mío y mi estimado paisano: En la primera Asamblea Constituyente que
se ha celebrado, salió electo miembro del Excelentísimo Gobierno, Don Juan Martín
Pueyrredon en lugar de Don Juan José Paso quien, conforme a los Estatutos, fuere
movido al término prescripto; cinco días ha que marchó para la Capital, adonde voy a
Monográfico Belgrano 200 años
63
enviar el pliego que incluye otro de mi amado Pío, con el que he tenido la complacencia
de recibir la de usted fecha18 del corriente.
Usted me honra demasiado y distingue cual no merezco mis talentos, mis
conocimientos, no salen de la esfera de los comunes; no tengo más que intenciones
justas y por consiguiente, el deseo más vivo del acierto. Lloro la guerra civil y
destruidora en que infelizmente está envuelta la América, dirijo mis más fervientes
votos al Altísimo para que se concluya y restituya la paz y tranquilidad a nosotros;
créame usted que haré cuanto esté de mi parte y sea compatible con el honor y decoro
de las armas que mando, para que cesen tantas desgracias e infelicidades. Espero que
Pueyrredon trabaje para que logremos el fin de las desavenencias del Gobierno de usted
con el mío y nuestras espadas no se manchen más con la sangre de nuestros hermanos, y
se dirijan contra los verdaderos enemigos de la Patria. Acaso habrán llegado estos
instantes felices por los que anhelamos cuantos amamos la Patria desinteresadamente:
sea quien fuere el que consiga la empresa, el Mundo todo lo distinguirá, y nuestro
reconocimiento será eterno.
Créame usted su afectísimo paisano y servidor. Que su mano besa.
“Manuel Belgrano”
Campo Santo, 26 de abril de 1812
“Señor General Don José Manuel de Goyeneche”
Carta de Belgrano a Pío Tristán donde se aprecia la amistad que los unía; le pide
que interceda ante su primo, el general José Manuel de Goyeneche, para que acabe
“la maldita guerra civil” que los destruía; confiesa que morirá dichoso el día que
América esté en paz.
[Campo Santo, 26 de abril de 1812]
“Mi querido Pío: Deseaba tu contestación y te confieso que la extrañé cuando llegó el
Capitán Hernández, cuyos grillos me duelen, porque yo pensaba que esto era reservado
para que lo usasen los hombres sin principios y que vienen del otro lado, que tú y yo
conocemos muy bien; pero me ha consolado con lo que me dice, que tú le has asegurado
que no mandaste tal iniquidad. ¿En qué consiste que nosotros jamás hayamos tratado
mala los prisioneros, que hayamos puesto en ejecución cuanto dicta el Derecho de
Gentes y todos nuestros enemigos se han encarnizado con los que nos han tomado?
Creo que es porque nos asiste la justicia, y ellos no la tienen. En estas reflexiones
estaba, cuando recibí la tuya de 20 del corriente, que te aseguro me ha servido de mucho
gusto y complacencia; sé cuánto han trabajado los Tristanes por la felicidad de la Patria;
he visto una carta de tu hermano el doctor, dirigida a ti; he visto la orden del Virrey de
Lima contra tu hermano Domingo, fundada en eso y alguna vi, tuya, que este mandó a
Funes, Diputado por Córdoba: por mi parte, les seré eternamente reconocido y a ti,
mucho más, si aprovechándote de la confianza que tienes con tu General, consigues que
se acabe esta maldita guerra civil con que nos destruimos y vamos a quedar para presa
del primero que nos quiera subyugar. Tú me hablas de cosas pasadas que ya no tienen
remedio, que nos sirvan esas de lección para lo presente y futuro, y tratemos de seguir
buenas huellas; busquémoslas y dirijamos nuestros conatos a cimentar la felicidad de
nuestra Patria con solidez; mi norte ha sido siempre la razón y la justicia, y no dudes
que ejecutaré cuanto esté a mis alcances para conseguir un fin tan justo. Pueyrredon
marchó para la Capital, pues ha sido electo Miembro del Gobierno en la Primera
Asamblea Constituyente que se ha celebrado; allá dirijo el pliego que remites para que
Monográfico Belgrano 200 años
64
se conteste y tu carta particular a él. Conozco que el plan necesita tiempo y que
entretanto podría franquearse todas las comunicaciones, cesando las hostilidades
políticas y militares, pero tu General nada se insinúa acerca de esto y de mi Gobierno,
no tengo las facultades para proponerlo; él me dirá. Yo obraré conforme a sus órdenes.
No charlemos de los recursos de mi Gobierno y sus fuerzas, de los enemigos que lo
afligen ni de la situación de España, ni lo que es tu Ejército: tú me conoces y sabes cuál
es mi carácter, amo la verdad, pero no deseo engañarme ni que me engañes; hazme el
gusto de dejar esas conversaciones a un lado, que no son propias para unos amigos que
tratan de buena fe y que no deben ni pueden engañarse uno a otro; sabes que soy franco
y debes permitirme que te hable así. Si hubiera al menos una pequeña parte contigo y
los demás buenos Americanos en la pacificación de nuestro suelo, te aseguro que me
llamaría feliz y ese día gustoso cerraría mis ojos; por eso he trabajado y sufrido lo que
no te puedes figurar; porque jamás me han movido otras relaciones ni intereses que los
de mi Patria. Vive en la persuasión de que te daré mis noticias, así como espero las
tuyas, pues las debilidades jamás estuvieron reñidas con los cargos, según tú lo conoces;
no te remito papeles públicos porque como te dije en mi anterior, vine desde las orillas
del Paraná y no me cuidé de traerlos. Te envío sí, la adjunta manifestación que me ha
arrancado el Obispo de Salta con su fuga escandalosa y que contiene la verdad del
hecho, para que gradúes la justicia de mis procedimientos, tú que eres militar y
aprendiste más temprano que yo. El Doctor Pacheco, a quien no he permitido que pase a
Humahuaca para libertarme de habladurías, me escribe acerca de un sargento tuyo que
está preso aquí; no sé quién es, ni hay preso alguno que corresponda a tu Ejército.
Cuenta siempre con tu fiel amigo.
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Camposanto, 26 de abril de 1812
“Señor Doctor Pío Tristán”
Carta de Belgrano a Bernardino Rivadavia. Opina que para salvar a la patria
hacen falta ejército y dinero. Añade algunos comentarios sobre sucesos del
momento y sus ideas al respecto.
[Campo Santo, 11 de mayo de 1812]
“Mi querido amigo: Gracias porque al menos se haya correspondido en algo a mi
recomendado que llegó felizmente ayer tarde; de mis principios nadie me separa:
Ejército y dinero son nuestras principales exigencias para salvar la Patria; esta es la
verdadera, todo lo demás es andarse por las ramas, y exponernos a ser víctimas de
repente; cuando usted reciba esta ya habrá visto lo que le digo al Gobierno, acerca del
suceso de Asamblea, y es preciso manejar el punto con cordura: hay muchos diablos
que se empeñan en la desunión, y lo conseguirán sien tiempo no se ataja. Que se me
oiga acerca de la Gazeta y no me pongan en la necesidad de publicar que miente, debo
guardar mi crédito, y nadie está autorizado para ofenderme: para otro tanto, los bribones
del5 y 6 de abril me perjudicaron, y perjudicaron a la Patria; ¿qué ventaja se saca de
mentir? Nuestra causa está apoyada en la justicia y verdad; sigamos estay la sacaremos
avante. No me olvide usted, le aseguro que si hubiera tenido una noción de estas cosas,
habría sido mi voto muy diferente del que di; con dos mil hombres buenos, esto se
acaba pronto, y si lo dejamos para luego, mucho me temo que se pierda por siempre; mi
correspondencia dará a usted toda luz. Usted me encarga la franqueza, este es mi dote
propio, según debe usted haberlo conocido; con él me hallará usted pronto en la
inteligencia de que soy su Manuel Belgrano.
Monográfico Belgrano 200 años
65
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Campo Santo, 11 de mayo de 1812
Proclama de Belgrano como General del Ejército del Perú dirigida a sus tropas el
día previo a marchar hacia el interior.
[Campo Santo, 11 de mayo de 1812]
“Proclama del Sr. General del Ejército del Perú Don Manuel Belgrano a sus tropas el
día antes de marchar con ellas hacia el interior. Soldados de la Patria: nuestros
hermanos del Perú nos llaman y nuevas glorias se nos presentan para adornar el templo
de la libertad de estas provincias .La nueva campaña que vamos a emprender, bajo los
auspicios del Todo-Poderoso, que tan al descubierto nos manifiesta su protección, va a
poner fin a los estragos de la guerra civil. Que yo pueda conduciros de la mano ante la
presencia de nuestro Excelentísimo Gobierno para que conozca los héroes libertadores
de la América del Sud, y que al pasar por entre nuestros conciudadanos fijen sus ojos en
vosotros y admiren vuestra constancia y valor. Juremos vencer y la victoria nos
coronará
. “Cuartel general de Campo Santo”,
11 de mayo de 1812.
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Es muy factible que el general Manuel Belgrano, mientras permaneció en Campo
Santo, - paraje también conocido como Hacienda de San Isidro del Pueblo Viejo -
apostara su Cuartel y a la vez se alojara en el edificio contiguo a la Iglesia de Nuestra
Señora de La Candelaria por una cuestión de logística, manteniendo el grueso del
ejército distribuido en las dependencias de las fincas “El Potrerillo” y “Nuestra Señora
de La Concepción o La Población”; establecimientos rurales cercanos entre sí; donde
pudo recibir la colaboración de algunos pobladores, entre los que estaba doña Gertrudis
Medeiros, propietaria de esta última.
Documentos posteriores hacen referencia a los extensos potreros que había en El
Potrerillo, donde los viajeros podían encerrar las recuas y tropillas que guiaban hacia
Jujuy o a Tucumán.
En la Hacienda de San Isidro del Pueblo Viejo había comenzado a funcionar a mayor
escala de molienda, el Ingenio San Isidro en 1760, por lo que en sus alrededores y en las
fincas aledañas se sembraba caña de azúcar principalmente. Otras instalaciones cercanas
fueron la finca La Ramada y la Hacienda de La Viña del Valle de Cianca; que además
de caña de azúcar, producían vino, aguardiente, trigo y maíz entre otros cultivos, ya que
en esta última funcionaba un molino accionado por una corriente de agua. Campo Santo
fue un punto clave en el trayecto Tucumán–Jujuy donde el ejército y la numerosa
caballada y el ganado pudieron abastecerse de los insumos necesarios.
Luego de instalarse en la ciudad de Jujuy y ante la avanzada delastropas enemigas, el
generalordena a la población a integrarse ala retirada de las tropas formando el llamado
“Éxodo Jujeño” en retirada a Tucumán; aplicando el principio de “tierra arrasada”, es
decir, no dejando disponibles para el enemigo alimentos ni ganado alguno. Partió
entonces una larga columna de casi dos leguas de largo que marchaba custodiada por el
ejército.Ingresó al valle de Cianca por Perico, continuó por Las Pavas, Los Porongos,
Monográfico Belgrano 200 años
66
Campo Santo, Cobos y La Ciénaga hasta el río Pasaje -distancia que según cronistas de
la época indican “de Jujuy al Pasaje son 29 leguas”-.
El general Belgrano permaneció en la Cabeza de Buey la noche del 27 de agosto y al
día siguiente lo hizo en la Posta de La Ciénaga antes de trasponer el curso del río Pasaje.
Días después ocurrió el triunfo independentista en el “Combate de Río de Las Piedras”
que insufló nuevo ímpetu al ejército.
Mientras Belgrano estaba en Tucumán el Gobierno le ordenó marchar hasta la ciudad
de Córdoba, pero el general Belgrano viendo la oportunidad de reorganizar y aumentar
el número de sus tropas y armamentos, y de tomar desprevenido al enemigo,
desobedeció ante la inmediatez de los actos y decidió enfrentarlo,y lo derrotóel día 24
de setiembre enla célebre Batalla de Tucumán. Este triunfo lo decidió a regresar a Salta,
y luego de dos días que les llevó a las tropas cruzar el río Pasaje, sobre la barranca
izquierda procedió a la ceremonia que describe en un oficio de su puño y letra:
Oficio del General Belgrano al Gobierno. Manifiesta haber dado cumplimiento al
reconocimiento y juramento de obediencia a la Soberana representación de la
Asamblea Nacional y se refiere a la libertad civil.
[Río del Juramento, 13 de febrero de 1813]
“Oficio del general del Ejército del Oeste al Gobierno. Excelentísimo Señor
Cumpliendo con lo que Vuestra Excelencia me ordena con fecha de 1° del corriente,
procedí en este día al reconocimiento y competente juramento de obediencia a la
Soberana representación de la Asamblea nacional bajo la solemnidad respetuosa de las
armas de mi mando y según la fórmula que Vuestra Excelencia me prescribe. El acto
creo haber sido uno de los más solemnes que se han celebrado en toda la época de
nuestra feliz revolución. La bandera del ejército fue conducida por el mayor general
Don Eustoquio Díaz Vélez, a quien llevábamos en medio el coronel Don Martín
Rodríguez y yo, escoltados de una compañía de granaderos que marchaban al sol de
música. Formado el ejército en cuadro se situó en medio dicho mayor general con la
bandera del ejército, anunciándole la nueva que motivaba aquel acto e hice leer en voz
alta el oficio circular de Vuestra Excelencia e impreso adjunto. Inmediatamente presté
por mi parte el juramento a presencia de las tropas, y bajo la fórmula prescripta ante el
Señor mayor general quien lo ejecutó del mismo modo ante mí: continuaron después los
coroneles y comandantes del ejército y concluido el juramento de estos, interrogué bajo
la misma fórmula a todos los individuos que formaban el cuadro, quienes con sus
expresiones y la alegría de sus semblantes manifestaban la sinceridad de sus promesas,
y el júbilo que había causado en todos el logro de sus justos deseos. Colocando después
el mayor general su espada en cruz con la basta bandera hasta el lugar de mi alojamiento
a la cabeza de todos los cuerpos que le seguían a son de música. Yo no puedo
manifestar a Vuestra Excelencia cuanto ha sido el regocijo de las tropas y demás
individuos que sigue este ejército; una recíproca felicitación de todos por considerarse
ya revestidos con el carácter de hombres libres, y las más ardientes y reiteradas
protestas de morir antes de volver a ser esclavos, han sido las expresiones comunes con
que han celebrado tan feliz nueva, y que deben afianzar las esperanzas de cimentar muy
en breve el gran edificio de nuestra libertad civil. Dios guarde a Vuestra Excelencia
muchos años. Río del Juramento en otro tiempo del Pasaje, 13 de febrero de 1.813.
Excelentísimo Señor Manuel Belgrano. Al Supremo Poder Ejecutivo Provisorio de las
Provincias Unidas del Río de la Plata”. Gaceta de Buenos Aires (1810-1821),…, tomo
III, número 48, marzo de 1813.
Monográfico Belgrano 200 años
67
Permaneció por espacio de algunos días en el Fuerte de Cobos y el Campo Santo, y el
17 marchó con el Ejército hacia la ciudad siguiendo la quebrada del Mojotoro y
desviarse antes de llegar a la ciudad, para dar a las tropas enemigas otra dura estocada
en la gloriosa Batalla de Salta el día 20 de febrero.
Bando del general Belgrano referido a la serie de disposiciones contra los
desertores y vagos, quienes serán destinados para el Ejército. Se deben remitir
copias a los Gobiernos de Córdoba y Salta. [Cuartel de Campo Santo, 13 de mayo
de 1813]
“Cuartel de Campo Santo” –1813, mayo 13
“Don Manuel Belgrano Brigadier de los Ejércitos de la Patria, Coronel del Regimiento
N° 5 y General en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú.
Por cuanto se hace preciso desimpresionar a muchos que juzgan que el abrigar
desmanes no es un delito, e inspiran a los jueces el celo que deben tener para que no
existan en sus partidos, como sucede con escándalo mismo de los vecinos honrados que
conocen la gravedad de ese mal, deseando también limpiarlas ciudades, pueblos y
lugares de toda clase de vagos, estén o no vestidos de poncho o de casaca. Por tanto, he
venido en determinar los puntos siguientes:
1- Sepan todos, que el abrigar a un desertor, darles auxilios para que se deserten, o
inspirarles la deserción, será castigado con severidad, y según su descuido, abandono o
malicia que interviniese, sea cuales quiera el carácter que revistiese a la persona que
semejantes delitos cometiese.
2- Los jueces que no celasen y persiguiesen a los desertores que hubiere en sus partidos,
serán castigados con severidad, y según su descuido, y abandono o malicia sufrirán las
penas que hubiese lugar, y aun la de la vida.
3- Todo hombre útil, que no hubiese ejercido u oficio alguno, de que las ciudades,
Pueblos y lugares están llenas y toda la campaña se destinará para el Ejército y se
remitirán sin acepción algunas de personas pues la que la hubieren serán penados según
corresponda, y guardo de malicia que hubiere.
4- Todo el que presentase en el Ejército los desertores tendrá una gratificación de sus
pesos por cada uno, y el que lo hiciese ante los jueces, será mirado con atención para
que a sus hijos sino fueran vagos, no se les moleste para ningún servicio, pero si nada de
esto bastase, entiendan igualmente, que con sus hijos responderán las fallas del Ejército,
sin conmiseración alguna y sean de la condición que fueren. Y para que tengan estas
mis determinaciones su debido cumplimiento y ejecución, ordeno y mando, que se
publique por Bando a son de Cajas es este Cuartel General y sacándose las copias
respectivas se remitieran los gobiernos de Córdoba y Salta, donde me consta hay
crecido número de desertores, a fin de que se lleven a debido efecto en todas sus
partes”.
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Manuel Dorrego [Rubricado]
Otros hechos acontecieron y luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, el
general Belgrano se replegaba con lo que quedaba del ejército, y desde Humahuaca
comenzó a mantener correspondencia con el general San Martín que llegaba con los tan
solicitados refuerzos desde el Sur. En una de sus misivas expresa: “Hablo con la
franqueza que acostumbro: que V.E. le diese el mando en jefe, quedando yo en el
ejército con mi regimiento. Por dos razones deseo esto: la primera porque es regular que
Monográfico Belgrano 200 años
68
tenga más conocimientos militares que yo, habiendo sido su carrera y no la mía. La
segunda para dar un ejemplo a mis paisanos,” (…).
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Aquél mismo día escribía don José de San Martín: “Mi amigo: no sé cómo decir a
Ud. lo bastante cuanto me alegro de la disposición del Gobierno para que venga de jefe
del auxilio con que se trata de rehacer este desgraciado ejército, (…)
“José de San Martín”
El general Belgrano que marchaba en dirección de la ciudad de Tucumán con su salud
muy deteriorada. Escribió: “Vuele Ud. si es posible; la Patria necesita que se hagan
esfuerzos singulares y no dudo que Ud. los ejecute según mis deseos, para que yo pueda
respirar con alguna confianza y salir de los graves cuidados que me agitan
incesantemente. Crea Ud. que no tendré satisfacción mayor que el día que logre
estrecharlo entre mis brazos y hacerle ver lo que aprecio el mérito y honradez de los
buenos patriotas como Ud.”
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
En un extenso documento de la época recientemente hallado y comenzado a
transcribir, en el primer párrafo el cronista expresa que: “El año de 1.812 don Manuel
Belgrano, después Brigadier General y Capitan General de cuantas provincias pisara de
Tucumán inclusive hacia el Perú; se recibió del Ejército en Campo Santo jurisdicción de
Salta y pasó a Jujuy y de allí a Tumbaya, 11 leguas más adelante y orientado de las
ocurrencias de aquella época con respecto a los movimientos del enemigo se retiró con
la fuerza ese mismo año a Tucumán donde se derrotó al enemigo dando nueva vida a la
Patria”, (…) .El testigo escribiente expresa claramente que el General Belgrano toma el
mando del Ejército Auxiliar del Alto Perúen el paraje de Campo Santo, donde lo
aguardaba la totalidad de las tropas o gran parte de ellas. Y en ningún momento del
extenso texto hace alusión a la “Posta de Yatasto”
En el segundo párrafo dice que luego de descansar y pernoctar en la “Posta de La
Ciénaga el día 16 de enero de 1814: “(…) el Sr. San Martín fue y encontró al Sr.
Belgrano en esta Posta de Los Algarrobos y el Río Blanco(Posta de Las Juntas) como a
las 9 de la mañana, siguiendo juntos hasta la Posta de Concha, (…), Yendo de paso
ambos al punto de esa angostura en el río del Pasaje llevándose consigo al capitán de
artillería don Manuel José Torrens para que delinease un puente levadizo y portátil que
debió hacerse en Tucumán, lo que suplió para evitar con 3 gabarras que mando construir
en el paso común de dicho río el Sr. Juan Santos Rubio que suplieron perfectamente;de
Concha pasaron a un lado del camino hacienda de Torrens los dos generales donde
durmieron y obteniendo Torrens un mapa geográfico de aquellos lugares el Sr. San
Martín salió para Tucumán, a los dos días siguientes salió el Sr. Belgrano para el mismo
punto, (…)”
En otro aparte del relato, menciona: “Mulas y caballos de los que están en invernada
de los potreros de las fronteras de Salta; pertenecientes a Cordoba y Santa Fé y arroyos;
de las cuales regresan muchas y se amadrinan en estos puestos donde han sido
acampeadas para remitirlas y quedarse con las caballadas de auxilio (…), (…) también
se invernaban las caballadas del Ejército que don José Manuel Torrens, Hacendado de
Las Juntas (ilegible) del camino de Jujuy hizo descargar y mandar las carretas varias a
Monográfico Belgrano 200 años
69
disposición del Sr. General; oigando a los troperos y capataces, don Ramón Guevara,
don Zelestino Soria, don P. Moyano, a quién de regreso cargada su tropa (…)”
Oficio de Belgrano a San Martín. Le proporciona noticias sobre el enemigo, le pide
lanzas y carabinas y le reitera la necesidad de una entrevista.
[Ciénaga, 16 de enero de 1814]
“Hoy recién he podido hablar en Cobos y despachar al Comandante de Escuadrón
Río; porque cuando llegó ayer me encontró apurado con la terciana que me ha asaltado
al tercer día de mi salida de Jujuy. Dicho Comandante me significó que le hacían falta
de cuarenta a cuarenta y cinco lanzas, y como veinte carabinas, las cuales hará Vuestra
Señoría que se le remitan. La segunda al mando del Comandante Rojas, podrá regresar
luego que se incorpore al Ejército, y Vuestra Señoría si puede venir a encontrarme en el
caso de que su enfermedad se lo permita, lo agradeceré; pero de no, también regrese
solo a curarse y a escoger la tropa que guste para su Cuerpo, y según mi dictamen, que
sea de los reclutas de Jujuy; porque son más sumisos, valientes, y no pasarán de sus
casas si llegásemos a tener contrastes en el Interior. Seguiré mi marcha mañana si la
terciana mediere tiempo; pues deseo que organicemos lo que podamos a la mayor
brevedad; es una desgracia que bajen de quinientos a seiscientos hombres del enemigo,
y que no los agarremos a todos. Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.
Ciénaga, 16 de enero de 1814. A las cinco de la tarde
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
“Señor Coronel Don Josef de San Martín”
Carta original de Belgrano a San Martín. Le informa que va a pasar el Río del
Juramento y le solicita que lo espere en caso de encontrarse cerca
[17 de enero de 1814]
“Señor Coronel Don José de San Martín. Voy a pasar el Río del Juramento y, respecto a
hallarse Vuestra Señoría con la tropa tan inmediato, sírvase esperarme con ella. Dios
guarde a Vuestra Señoría muchos años. 17 de enero en 1814.
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
Señor Coronel Don Josef de San Martín.
Oficio de Belgrano al Gobernador Intendente de Salta Feliciano Chiclana. Le
informa que el Coronel Dorrego (Jefe de la Retaguardia del Ejército) debió dejar al
descubierto al enemigo el camino por la Posta de Jujuy hasta el paso del Río Juramento.
Le manda que suspenda la obra de un puente y le manifiesta que Apolinario Figueroa
con algunos hombres, es el encargado de sacar los caudales que se hallan en ese río.
Río de la Patria, 19 de enero de 1814
“Manuel Belgrano” [Rubricado]
La Posta de Concha o solamente Concha, fue conocida también como Posta de Metán
(o sea Metán Viejo), nombres con que en aquél entonces se la identificaba.Por otro lado
y al presente no haydocumento que mencione de manera fehaciente la existenciay
funcionamiento de una posta en el paraje de “la Cabeza de Buey” como afirman algunos
Monográfico Belgrano 200 años
70
autores; hacienda antiguamente conocida también con el nombre de “Yumero”; aunque,
seguramente existió un puesto de vigilancia del ganado que allí se criaba. El hecho de
que se haya confundido con la verdadera Ciénagase debe a queen aquél paraje hubo
hasta hace algunas décadas un espejo de agua permanente y extensos pastizales en los
alrededores (recursos indispensables) por donde pasaba la traza del Camino Real que
unía el Fuerte de Cobos con la “Posta de la Ciénaga” o “Posta de La Ciénaga de La
Trampa”. La que al comenzara funcionar como tal,estuvo a cargo de don Manuel Torino
y a partir de 1806 quedó a cargo de doña Angela Sánchez.De acuerdo al libro de
contabilidad de la Provincia de los años de 1837/38,figuran asientos de pago ocasional
Maestro don Bruno Burgos,quiénaún seguía prestando servicios.
La Posta de La Ciénaga, de La Ciénaga de La Trampa, o simplemente Ciénaga como la
menciona el General Manuel Belgrano en susescritos, ha sido recientemente localizada
en el Valle de Cianca mediante el estudio de documentación de referencia y el hallazgo
de mapas y planos que la ubican con precisión dentro del Valle de Cianca. Actualmente
se gestiona un medio de transporte adecuado que posibilite localizar algún resto de
construcción .
Un testamento de 1726 en el que se nombra a don Esteban de Urízar y
Arespacochagaya menciona a “La Ciénaga que es contigua a las tierras de laestancia
llamada de La Trampa”.
“Campo Santo o Camposanto”, es una clara expresión castellana utilizada por los
Padres Jesuitas que comenzaron a cultivar caña de azúcar y viñas a partir del primer
tercio del siglo XVII luego de realizar algunas incursiones en el Valle de Cianca para
evangelizar a los nativos. Así se refirieron al “cementerio o antigal”, lugar sagrado
donde aquellos sepultaban a sus difuntos. Algunos años después los religiosos ya
estaban establecidos en varios parajes del valle y surgieron así la Misión de Santa Ana o
de los Tobas en Cobos, la Ramada de San Isidro del Pueblo Viejo -actual Campo Santo-
la Desembocadura de El Sauce, la Hacienda Mosquera, la Hacienda La Despensa y El
Fuertecillo de Cachipampa en El Algarrobal, entre algunas de sus instalaciones. De allí
en adelante Campo Santo fue utilizado en crónicas y documentos para hacer alusión a la
zona o precisar la ubicación de alguna hacienda; como por ejemplo: “Nuestra Señora de
la Concepción del Campo Santo”. Este poblado, luego de la Hacienda de La Viña del
Valle de Cianca, fue antiguamente uno de los puntos de concentración urbana yen
documentación de mediados del siglo XIX figura como cabecera del departamento que
lleva su nombre. Por otro lado hay datos que aseguran que don Gonzalo de Abreu y
Figueroa en el año 1.574 ingresó al Valle de Cianca e hizo la primera fundación de la
ciudad de Salta en cercanías del asiento de aquella hacienda (paraje hoy conocido con el
nombre de Betania), la cual no prosperó porque los naturales eran demasiado hostiles.
La iglesia de la localidad de Campo Santo cuyo edificio se había concluido en 1.782
con el nombre de “Nuestra Señora de La Candelaria” era por entonces Vice parroquia
de la Iglesia Matriz de Salta.
Doña Gertrudis Medeiros y su esposo, desde los primeros tiempos de la revolución
independentista fueron desinteresados colaboradores de la causa y realizaron, aún sin
que les fuesen requeridos, constantes aportes de dinero, caballos y ganado, y prestaron
valiosos servicios de atención, alimentación y curación de los heridos del ejército en su
finca de La Población del Campo Santo. Cuando años más tarde ella solicitó al Superior
Gobierno de Buenos Aires la correspondiente pensión por la muerte de su esposo en
1811, se instó a algunas figuras principales a expresar por escrito su concepto personal.
El General Manuel Belgrano expresó:
“Luego de la temprana muerte de su esposo, llenó el claro que dejara en las filas de la
patria, realizando hechos superiores a su sexo. La patria ve en Vd. señora una digna
Monográfico Belgrano 200 años
71
compañera de su benemérito hijo don Juan José Fernández Cornejo, cuya memoria le
será siempre grata; y tiene un motivo más para calificarla con el donativo que hace el
ejército. No obstante ese estado de viudedad y tener dos tiernas niñas cuyo porvenir
podía alarmarla, doña Gertrudis no tasó sus larguezas. La patria estaba para ella antes
que todo, primero que los mismos pedazos de su corazón, y sin cuidarse de si ni de los
suyos, siguió contribuyendo con cuanto auxilio hallaba a su alcance. Honraba así la
memoria de su esposo y satisfacía una pasión nobilísima de su alma”.■
Documentos y Bibliografía
Documentos del Archivo General de la Nación.
Documentos del Tesoro, Archivo Histórico de Salta.
Documentos del Museo Mitre, Archivo Histórico. Colección General Manuel Belgrano y Archivo San
Martín.
Documentos del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba.
Documentos del Archivo Histórico de la Provincia Tucumán.
Benencia Arturo J, Como San Martín y Belgrano no se conocieron en Yatasto. Editorial Plus Ultra,
Buenos Aires, 1973.
Dip M., Ideario de Belgrano 4, Instituto Nacional Belgraniano. Fundación Petersen, Buenos Aires, 2019.
Flores Montalbetti G., Doña Gertrudis Medeiros, En Revista Legado Nº 9 del Archivo General de la
Nación, Buenos Aires, 2017.
Flores Montalbetti G., Martirio y muerte de dos Padres Jesuitas en el Valle de Siancas, En Revista Legado
Nº10 del Archivo General de la Nación, Buenos Aires, 2017.
Flores Montalbetti G., Alonso, R. El Valle de los Xuríes o Valle de Cianca. Orígenes y Naturaleza Tomo
I, (inédito), 2020.
Flores Montalbetti G., Chaile, T. y Lema, E., El Valle de los Xuríes o Valle de Cianca. Segunda Etapa
Histórica Tomo III, (Inédito), 2020.
González R., San Martín y Belgrano, una amistad histórica. Universidad del Norte Santo Tomás de
Aquino. San Miguel de Tucumán, 1998.
Instituto Nacional Belgraniano, Documentos para la Historia del General Don Manuel Belgrano, tomo
IV, Buenos Aires, 2003.
Medeiros, María Gertrudis. Legajo Personal, Archivo General de la Nación y documentos del Archivo
Histórico de la Provincia de Salta.
Antiguo mapa de Salta por el Ingeniero José Larramendi (año 1800).
Monográfico Belgrano 200 años
72
BELGRANO Y EL ALTO PERÚ
Norma Noemí Ledesma77
Introducción
En este artículo nos proponemos analizar la actuación de Belgrano con respecto al Alto
Perú. Consideramos que es un aspecto fundamental para entender el desarrollo de la
Gesta de las Guerras de la Independencia en esta parte de Hispanoamérica.
Manuel Belgrano tuvo un primer contacto con el Alto Perú cuando se desempeñó
como Secretario del Real Consulado de Buenos Aires (1794-1810). En este período
mantuvo una nutrida correspondencia con los diputados del Consulado en este territorio,
lo cual le permitió interiorizarse acerca de las características geográficas, flora, fauna,
población y actividades económicas. Esta información le resultó sumamente útil cuando
tuvo que encarar la campaña militar al Alto Perú. 78
En esta campaña, que en general se conoce principalmente por las derrotas de
Vilcapugio (1º de octubre de 1813) y Ayohuma (14 de noviembre de 1813), hemos de
señalar que Belgrano envió, en su doble carácter político y militar, a sus oficiales Juan
Antonio Álvarez de Arenales a Cochabamba y a Ignacio Warnes a Santa Cruz de la
Sierra, quienes tuvieron una destacada actuación en la defensa de este territorio cuando
el Ejército Auxiliar al Perú, bajo las órdenes de Belgrano, se vio obligado a abandonar
el mismo. Además, de las medidas administrativas y educativas que adoptó en este
breve tiempo.
También nos hemos de referir al aporte belgraniano al Plan Continental
Sanmartiniano, en el corto período que compartieron cuando entregó su cargo de Jefe
del Ejército Auxiliador del Perú al Coronel José Francisco de San Martín y su apoyo
constante al mismo.
77 Doctora en Historia por la Facultad de Historia, Geografía y Turismo de la Universidad del Salvador,
2008. Profesora de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en Historia por la Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad de Buenos Aires, 1982. Investigadora histórica en el Instituto Nacional Belgraniano,
integrando el equipo que publica la Colección de Documentos para la Historia del General Don Manuel
Belgrano. Participó de la misma a partir del tomo III, volumen II hasta el tomo VIII. Actualmente se
encuentra, junto al Lic. Prof. Matías Dib, en la fase de elaboración del tomo IX. Colaboró con su artículo
“Manuel Belgrano y el reconocimiento del territorio” en la publicación del Instituto Nacional Belgraniano
Belgrano.1820-2020. Dos siglos de legado, de próxima edición. Por otra parte, actualiza los contenidos
históricos de la página web institucional, -www.manuelbelgrano.gov.ar. Becada por diversas
instituciones, entre ellas el CONICET. Ha dictado conferencias, participando en jornadas y congresos
académicos, y publicado diversos trabajos de su especialidad. Colaboró, bajo la dirección de la Dra.
Cristina Minutolo de Orsi en cuatro tomos de Historia de Tarija (Corpus Documental) y en Los ponchos
de las tierras del Plata, cuya autora es la Dra. Ruth Corcuera. 78 Minutolo de Orsi, C.: Manuel Belgrano. 1816. Unidad e Independencia Americana, Buenos Aires,
Instituto Nacional Belgraniano, 2016. Minutolo de Orsi, C. y Ledesma, N. N.: “Visión geopolítica del
general Manuel Belgrano: El Plan Continental” En Memoria. Primeras Jornadas Internacionales
Argentino-Bolivianas de Historia „Tarija en la Gesta de la Revolución e Independencia Americana”,
Gobierno Autónomo del Departamento de Tarija y Sociedad de Etnografía e Historia de Tarija (SOETIS),
Tarija (Estado Plurinacional de Bolivia), 2017, pp. 165-166.
Monográfico Belgrano 200 años
73
Finalmente, hemos de analizar cuando Belgrano se hizo cargo nuevamente del
Ejército Auxiliador del Perú en 1816, organizando la resistencia contra los realistas a
cargo del General Juan Martín de Güemes, con sus gauchos, en Salta, Jujuy, Tarija y
Orán, y los caudillos altoperuanos, con sus milicias irregulares, en ese territorio.
Belgrano y el Real Consulado de Buenos Aires
Los historiadores e investigadores coinciden en el liderazgo de Manuel Belgrano en el
movimiento revolucionario porteño, que hizo explosión en mayo de 1810. No obstante,
su labor como Secretario Perpetuo del Real Consulado de Buenos Aires ya había
definido su acción como verdadero Estadista.
Belgrano estudió en la Universidad de Salamanca, regresó al Río de la Plata y se hizo
cargo de la Secretaría del Consulado. Fue designado por el Rey Carlos IV, Secretario
Perpetuo del Real Consulado de Buenos Aires. Este cargo lo desempeñó desde 1794
hasta 1810. En esta etapa como “funcionario hispano- colonial”, se reveló como un
verdadero Estadista, como mencionáramos ut supra, por la visión integradora del
territorio del Virreinato, así como por su conexión con el resto de la América Hispana.
Atendió a tres pilares básicos: fomentar la agricultura-ganadería, animar la industria
y proteger al comercio en el orden interno y externo. Consideraba a estos tres rubros, las
fuentes principales de la riqueza y felicidad de los pueblos.
Atento a que el Real Consulado de Buenos Aires tenía jurisdicción sobre todo el
Virreinato del Río de la Plata, Belgrano proyectó su acción no sólo en el ámbito
reducido de la ciudad de Buenos Aires y su campaña, sino que se extendió a todas las
regiones, aún las más apartadas y las que estaban fuera de la frontera. Belgrano adquirió
un notable conocimiento del territorio, en cuanto al desarrollo social, económico,
político, educativo y religioso.
Mantuvo una nutrida correspondencia con los diputados de los Pueblos: Pedro
Espínola (Mendoza); Diego de Oro (San Juan); Miguel de La Quintana, Angel Antonio
de La Bárcena y el coronel Diego Pueyrredón (Jujuy); Pedro Ariscarain y Juan Carrillo
de Albornoz (Cochabamba); Indalecio González de Socasa, Manuel Fernández Alonso
y Domingo de Achucarro (Potosí); Antonio Vigil (Asunción de Paraguay); Juan
Francisco de Larrechea (Santa Fe); Francisco de Segura (Mendoza); Santiago García del
Villar y Juan José de Iramain (Santiago del Estero); Juan Fernández de Riba y José de
Villegas Terán (Catamarca); Lino Rosales (Salta); Salvador Alberdi y Manuel Pose
(Tucumán); Manuel Bedoya y Juan Francisco de Soto (Corrientes); Ambrosio Funes,
Pedro Lucas de Allende y Bernabé Gregorio de Las Heras (Córdoba), así como el
Prefecto Manuel de Salas de la Capitanía de Chile y un diputado por Río Grande
(Brasil).79
Con respecto al Alto Perú también mantuvo correspondencia con Tadeo Haenke,
científico proveniente de Bohemia, que llegó con la expedición de Malaspina y se
instaló en Cochabamba.80
En base a la información proporcionada por los diputados de los Pueblos Belgrano
elaboraba informes que eran dirigidos a la Secretaría de la Balanza, que funcionaba en
la Metrópoli. Ellos eran reproducidos con muy leves retoques en el Correo Mercantil de
España y sus Indias81
. En el Correo de Comercio, periódico dirigido por Belgrano, se
publicaron en número sucesivos las investigaciones realizadas por Tadeo Haenke sobre
79
Minutolo de Orsi, C. y Ledesma, N. N.,Op. Cit., pp. 165-166. 80
Ib, pp. 165-166. 81
Introducción de Dib, M. a Manuel Belgrano y la economía política. Compilación documental, Instituto
Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 2016, p. 21.
Monográfico Belgrano 200 años
74
el territorio de los indios yuracareés, que se ubicaban en la frontera cochabambina, y
también un artículo destinado a las producciones de Oruro82
.
Belgrano: Jefe del Ejército Auxiliar al Perú
Belgrano fue designado por el Triunvirato General en Jefe del Ejército Auxiliar al Perú
en reemplazo de Pueyrredon, el 27 de febrero, es decir el mismo día en que enarboló por
primera vez la Bandera Nacional creada por él. Desde Rosario emprendió la marcha y
encontró a su paso por los pueblos un gran estado de malestar y frialdad. Recorrió a
galera forzada el camino de postas, entre Santiago del Estero, Tucumán y Salta. Los
pueblos estaban desencantados, empobrecidos por la guerra y como él mismo lo
expresaba “hasta enemigos”.
Desde la Posta de la Ciénaga, le dirigió un saludo y una proclama al Cabildo de
Jujuy, señalándole que reemplazaba a Pueyrredon por órdenes del gobierno, para
mantener en seguridad y tranquilidad esos países. Toda su actividad se dirigía al interés
general de la Patria y le solicitaba su apoyo.
En una proclama al Pueblo de Jujuy buscó sumarlo a la Revolución. En ella
manifestaba que esperaba “desempeñar por cuantos medios estén a mi alcance este
cargo; reine la paz, tranquilidad y la unión entre vosotros, y no dudéis de que la virtud
triunfará; desechad las ociosidades; apartad de vosotros todo lo que no sea espíritu de
patria, y no dudéis, que ella logrará aumentar su santa y sagrada causa bajo los
principios más sólidos para vuestra felicidad; a esto nos llama la Religión Santa que
profesamos, aquella digna y respetable Madre y las obligaciones en que estamos
constituidos”. Esperaba “que reine la fraternidad” y que los ciudadanos honrados se
empeñaran en ello.
Debemos destacar la habilidad de Belgrano como conductor, ya que logró disciplinar
un Ejército totalmente desmoralizado y concretó la hazaña que significó el Éxodo
Jujeño (23 de agosto de 1812) y los triunfos de Las Piedras (3 de septiembre de 1812),
Tucumán (24 de septiembre de 1812) y Salta (20 de febrero de 1813), que posibilitaron
el triunfo de la Revolución en esta parte de la América Hispana. Precisamente, la
Revolución en el Río de la Plata fue la única que no fue vencida por los realistas en
ninguna ocasión, más allá de sus reiterados intentos.
San Salvador de Jujuy fue el centro, en el cual Belgrano, dispuso organizar sus
fuerzas y despachar una vanguardia a Potosí, en tanto se producían una serie de
levantamientos en el Bajo Perú. Los habitantes del Alto Perú ante el avance de las
fuerzas patriotas volvieron a adherirse a la Causa de la Patria.
En sus marchas, el jefe patriota estableció medidas severas para que fueran
respetadas las propiedades, al igual que los usos y costumbres de sus habitantes,
implantando la última pena para quienes osaran burlarse con sus palabras o gestos.
Indudablemente, Belgrano buscaba dejar atrás la mala experiencia que habían tenido los
pueblos altoperuanos con el Ejército Patriota en la Primera Expedición Auxiliadora al
Alto Perú, bajo el mando de Juan José Castelli.
82
Haenke, T., “Descripción geográfica, física e histórica de las montañas habitadas por la Nación de
Indios Yuracarees, parte más septentrional de la Provincia de Cochabamba” En Correo de Comercio, t. I,
Nº 12, 19 de mayo de 1810, pp. 95-96; Haenke, T., “Continúa la materia del número anterior” En Correo
de Comercio, t. I, Nº 13, 26 de mayo de 1810, pp. 97-104 y Haenke, T., “Concluye la materia del número
anterior” En Correo de Comercio, t. I, Nº 14, 2 de junio de 1810, pp. 105-109. “Descripción
circunstanciada de los productos y comercio de la Villa de Oruro” En Correo de Comercio, T. I, Nº 12,
19 de mayo de 1810, pp. 92-94.
Monográfico Belgrano 200 años
75
Belgrano: General en Jefe de la Segunda Expedición Auxiliadora al Alto Perú
Recordemos que después del desastre de Huaqui (20 de junio de 1811), el ejército
patriota se vio obligado a abandonar el territorio altoperuano, que fue ocupado por los
realistas. Sin duda, esto constituyó un notable retroceso, ya que los patriotas debieron
dirigirse a Salta. Juan Martín de Pueyrredon se hizo cargo del mando del ejército y
tiempo después renunció por razones de salud.
El fracaso de la primera Expedición Auxiliadora al Alto Perú se debió a la
conducción desacertada de Castelli. El ejército bajo su mando realizó desmanes,
saqueando los tesoros de las poblaciones y maltratando a sus mujeres. Desconoció el
sentir de los Pueblos en sus costumbres y religión. En base a ello, los realistas realizaron
una propaganda tildando a los patriotas de “herejes”, enemigos de la Religión Católica y
contrarios a los valores que conformaban la sociedad de esa época.
Contra todo ello tuvo que combatir Belgrano. En sus marchas al Alto Perú estableció
severas medidas para que fueran respetadas las propiedades de sus habitantes, al igual
que sus usos y costumbres, implantando la última pena para quienes osaran burlarse con
sus palabras o gestos.
El 19 de junio de 1813, Belgrano entró en Potosí, centro del poder realista en el Alto
Perú. Fue recibido con grandes manifestaciones de adhesión. Las damas de esa ciudad
le obsequiaron con una tarja o escudo en oro y plata, que representa la América del Sur,
desde el Istmo de Panamá hasta Tierra del Fuego, incluyendo a las Islas Malvinas. Una
inscripción en oro señalaba: “Belgrano, protector de los Pueblos del Continente
Americano”. Es una joya de arte barroco americano, donde se advierten símbolos y
personajes propios de ese mundo, tan particular. El reconocimiento de las damas de
Potosí resulta especialmente destacable porque demuestra la proyección continental del
prócer.
Belgrano gozaba de gran prestigio en el norte de la actual República Argentina por
su capacidad y el respeto que le tenían sus fuerzas. Como viéramos ut supra, se
caracterizó por implantar una rígida disciplina en el Ejército de su mando. Era, sin duda
alguna, el “hombre del orden”.
Belgrano permanentemente se comunicaba con los pueblos a través de bandos y
proclamas. Los alentaba a seguir con su lucha para alcanzar la libertad, al tiempo que
destacaba el valor de los altoperuanos y sus sacrificios en la defensa del territorio.
Simultáneamente, se puso en contacto con los caudillos que libraban la “guerra de
partidarios”, con los cuales estableció un plan de acción. Entre ellos podemos
mencionar a Vicente Camargo, Manuel Asencio Padilla, Baltazar Cárdenas, José
Miguel Lanza, José Ventura Zárate y Miguel Betanzos.83
Nuevos grupos revolucionarios se fueron organizando en las provincias de Potosí y
Charcas. Belgrano destacó al Teniente Coronel Cornelio Zelaya a Cochabamba, para
conformar un nuevo regimiento de caballería y organizar cuerpos de milicia, a fin de
sostener “la guerra de partidarios”
.
El plan de Belgrano en el Alto Perú
Al entrar a Potosí, Belgrano puso en prácticas el siguiente plan:
Primero: proyección de las ideas de la revolución: Independencia y Unidad.
Segundo: el aspecto administrativo. Tercero: un desarrollo cultural-educativo de los
pueblos.
83 Minutolo de Orsi, Manuel Belgrano…, Op. Cit., p. 79.
Monográfico Belgrano 200 años
76
Organizó administrativamente las regiones altoperuanas, que fueron liberadas del
dominio realista: Potosí, Chuquisaca, Cochabamba y Santa Cruz. Mientras tanto, La Paz
se mantenía en poder de los realistas. Como Gobernador Intendente de Chuquisaca
nombró al Coronel Mayor Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, quien fuera primer
comandante de la Expedición Auxiliadora a las Provincias Interiores en 1810. Como
Gobernador Intendente de Cochabamba al Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales,
natural de Castilla, gran conocedor de la región y de brillante actuación en los
movimientos del año 1809. Como Gobernador Intendente de Potosí al Coronel
Apolinario Figueroa, de destacada actuación en la Batalla de Salta. El Coronel Ignacio
Warnes, porteño y amigo personal del General Belgrano, quien fuera su secretario en la
Expedición al Paraguay en 1810-1811, fue designado en la jurisdicción de Santa Cruz
de la Sierra, a la que se le sumaron los gobiernos militares de Moxos y Chiquitos.84
Todos estos jefes manejaron de manera efectiva la administración de sus
jurisdicciones y respetaron la idiosincrasia de los pueblos sujetos a su mando.
El “respeto a los Pueblos” fue uno de los pilares del pensamiento belgraniano. No
podemos dejar de mencionar su formación humanista cristiana adquirida en sus
primeros años en Buenos Aires, en primer lugar en el seno de su familia, ambos padres
eran terciarios de la orden dominicana, en la escuela que funcionaba en el Convento de
Santo Domingo y en el Colegio Real de San Carlos. Posteriormente continuó sus
estudios como alumno de la Universidad de Salamanca, donde había surgido el
“Derecho de Gentes”. Recordemos que esta escuela cuestionó la organización de
España con respecto a las Indias y puntualizó el respeto que se debía tener a los pueblos
por su cultura, costumbres y religión.
Como jefe político y militar del Alto Perú tuvo ocasión de llevar a la práctica el
principio de respeto a los Pueblos. La Guerra de Independencia Hispanoamericana fue
una guerra de liberación de los pueblos de la opresión de los tiranos, representantes del
absolutismo. No se trató de una “guerra de conquista”, sino de conformar una gran
Nación Hispanoamericana. Independencia y Unión eran ideales centrales en el
pensamiento y el accionar belgraniano. Belgrano fue el gran divulgador y defensor de
los ideales de la Revolución de Mayo. Por ello, es considerado el “Numen de Mayo”.
Dentro de esta política se entiende que en plena campaña Belgrano se ocupara de la
educación y, en especial, de las “primeras letras”, indispensables para formar buenos
ciudadanos.
Belgrano en un oficio dirigido a Arenales del 22 de octubre de 1813, es decir después
de la derrota de Vilcapugio (1º de octubre de 1813), lo alentaba a instalar una casa de
educación a cargo de Centeno y le ofrecía contribuir con la misma.85
Debemos destacar que después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma y de la
“pérdida del Alto Perú” para las fuerzas patriotas, la resistencia altoperuana continuó a
través de la “guerra de partidarios”, liderada por los caudillos Padilla, Betanzos, Arce,
Cárdenas y de las Muñecas, entre otros, con los cuales Belgrano mantuvo contacto, a
través de oficios y de una nutrida correspondencia.86
Por otra parte, tanto Álvarez de Arenales como Warnes no siguieron la retirada del
ejército patriota y se mantuvieron en Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra,
respectivamente, como veremos más adelante.
84
Minutolo de Orsi, C. y Ledesma, N. N., Op. Cit., pp. 172-173. 85
Ib., p. 173. 86
Minutolo de Orsi, C., “Belgrano y las heroínas de la Coronilla” En Revista Fuentes, Vol. 4, Año 9, Nro.
11, Biblioteca y Archivo Histórico de la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, La Paz (Bolivia),
diciembre de 2010. Minutolo de Orsi, C., “Belgrano y las heroínas de la Coronilla. (27 de mayo de 1812)”
En Anales, Nº 14, Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 2014.
Monográfico Belgrano 200 años
77
Belgrano y las sublevaciones del Bajo Perú
Al llegar Belgrano al Alto Perú, se produjeron sublevaciones en las ciudades de
Tacna y Moquegua en el Bajo Perú. Desde Salta Belgrano entró en contacto con los
revolucionarios.
La primera insurrección de Tacna se produjo el 20 de junio de 1811, encabezada por
Francisco Antonio de Zela, de origen limeño. Este asumió el mando político y militar
con el título de Comandante de las Fuerzas Unidas de América.
Si bien numerosos pueblos se plegaron con entusiasmo a esta declaración, al no
poder contar con el apoyo de las tropas rioplatenses, no pudieron resistir mucho tiempo.
En la misma fecha, se produjo la derrota patriota de Huaqui (20 de junio de 1811), en
manos de Goyeneche, dando por tierra con los propósitos de Francisco de Zela. Este
movimiento fue fácilmente dominado y su jefe apresado por las fuerzas del Rey.
En 1812, se produjo el levantamiento de Huánuco en el Perú. Este fracasó y, en
consecuencia, el patriota Juan José Crespo y Castillo fue ejecutado.
Durante esta Segunda Expedición al Alto Perú, Belgrano entró en contacto con los
revolucionarios del Bajo Perú y los alentó en su accionar. Dentro de la política llevada a
cabo por Belgrano encontramos una serie de proclamas a los Pueblos de la Costa Oeste,
exhortándolos a continuar luchando por la libertad e independencia y a no darse por
vencidos.
En el Segundo Grito de Tacna participaron Manuel Calderón de la Barca, los
hermanos Payllardelle y José Antonio Gómez, entre otros. En un primer momento se
esperaba que repercutiera en las Provincias del Cuzco. La represión realista unida a las
derrotas patriotas de Vilcapugio y Ayohuma hicieron que este movimiento fracasara.87
Tenemos que destacar que la Guerra de la Independencia en el Bajo Perú, así como
en el Alto Perú, Jujuy y Salta, mostró su aspecto más cruel. La devastación del
territorio, la pena de muerte para los líderes vencidos y las medidas tomadas contra las
poblaciones realmente conmueven. Se peleaba palmo a palmo por la tierra.
La Dra. Rosa Meli destaca las dotes militares de Belgrano a favor de la Causa
Continental. Éste planeaba una acción conjunta que debía movilizarse en forma
sincrónica en uno de los focos de mayor concentración realista, el actual noroeste
argentino, el Alto y el Bajo Perú.88
Belgrano a través de oficios se comunicaba con la Asamblea General Constituyente,
que se interesaba por la situación altoperuana y publicaba estos informes en la prensa
porteña.
San Martín: General en Jefe del Ejército Auxiliador del Perú
Debido a las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma Belgrano retrocedió con su ejército y se
perdió por segunda vez el Alto Perú en manos de los realistas. El gobierno central envió
como Mayor General del Ejército Auxiliador del Perú al Coronel José Francisco de San
Martín, quien finalmente habría de reemplazar a Belgrano debido a órdenes expresas del
gobierno.
El histórico encuentro entre ambos próceres se produjo el 17 de enero de 1814 en la
Posta de Algarrobos (Salta). Un día después el Director Supremo Gervasio Posadas
nombró a San Martín General en Jefe del Ejército Auxiliador del Perú. Este ejército
derrotado no podía llevar a cabo una acción ofensiva contra los realistas en el Alto Perú
87
Meli, R., “Belgrano y la segunda insurrección de Tacna” En Revista Anales, Nº 14, Op. Cit. 88
Ib.
Monográfico Belgrano 200 años
78
por falta de todo tipo de recursos. San Martín tomó conocimiento, a través de Belgrano,
de lo que sucedía en este territorio con respecto a la “guerra de partidarios”. Conocía
muy bien el arte de la guerra y el empleo y ejecución de la llamada “guerra de
recursos”. De allí que remitiera instrucciones precisas a Álvarez de Arenales. Estas
instrucciones no eran diferentes a las que ya había impartido Belgrano tiempo atrás a
este jefe. Ello nos revela la unidad de criterio entre ambos jefes.
San Martín también envió comunicaciones a Warnes, a fin que enfrentara las
situaciones que se producían en el oriente altoperuano. Recordemos que tanto Álvarez
de Arenales como Warnes habían sido enviados por Belgrano a Cochabamba y a Santa
Cruz de la Sierra, respectivamente. Precisamente, algunos autores atribuyen las derrotas
de Vilcapugio y Ayohuma al hecho de haberse desprendido de estos oficiales y, en
consecuencia, no contar con oficiales lo suficientemente capacitados para enfrentar a los
realistas. Paradójicamente, fueron estos oficiales avezados los que mantuvieron la
resistencia en el Alto Perú cuando el ejército patriota se vio obligado a retroceder. A
ello se suma la actuación de los caudillos altoperuanos en la “guerra de partidarios”.
Por otra parte, San Martín nombró a Martín Miguel de Güemes, como Jefe de la
Vanguardia, quien con sus gauchos tuvo una actuación fundamental en la guerra librada
en el actual noroeste argentino e inclusive Tarija (hoy en día forma parte del Estado
Plurinacional de Bolivia).
San Martín y Belgrano: El Plan Continental
Es importante destacar el encuentro de Belgrano y San Martín, ocurrido el 17 de enero
de 1814, en la Posta de Algarrobos. Como mencionáramos ut supra, Belgrano pasó a
estar bajo las órdenes de San Martín.
Este último a partir de los sucesivos fracasos en las incursiones al territorio
altoperuano por parte de los patriotas, dedujo que por razones de las características
geográficas del territorio, abastecimiento, etc. resultaba imposible llegar a Lima, el
centro político del poder realista en la América del Sur a través del territorio
altoperuano. Se hacía indispensable llegar por mar, es decir a través del Pacífico.
Consideramos que es muy probable que San Martín conociera el Plan elaborado por el
escocés Thomas Maitland en 1800, que preveía desde Mendoza dirigirse a Chile y
después de controlar Chile por el Océano Pacífico llegar al Perú, para liberar estas
regiones del dominio español. Seguramente esto ocurrió en su estadía en Londres en
1811, previamente a su viaje al Río de la Plata.
Retomando el hilo de nuestra exposición, digamos que en las entrevistas que ambos
próceres mantuvieron, Belgrano aportó su conocimiento del territorio y de las gentes.
Más allá que San Martín en la heroica Gesta del Cruce de los Andes utilizó los pasos
ubicados en La Rioja, San Juan y Mendoza, recordemos que Belgrano, como Secretario
del Real Consulado de Buenos Aires, se ocupó de fomentar la labor de expedicionarios
como José Cerro y Zamudio, José Sourriére de Souvillac y Justo de Molina, entre otros,
que buscaron un “camino expedito a Chile”, que permitiera el cruce de la Cordillera de
los Andes, aún en pleno invierno. Estos pasos se ubicaban en el sur mendocino y en el
norte de Neuquén. Los informes y la cartografía pasaron del Consulado a la Secretaría
de Guerra, al igual que el abundante material existente sobre las diversas regiones que
conformaban el Virreinato del Río de la Plata.89
89
La extensión de este trabajo no permite que nos extendamos en este tema, se puede consultar como
fuente: Instituto Nacional Belgraniano: Documentos para la historia del General Don Manuel Belgrano,
Buenos Aires, 1981, t. I. Diversos autores se ocuparon del tema, entre otros: Minutolo de Orsi, C.,
“Belgrano y sus dos utopías” En Anales, Nº 14, Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 2008, pp.
Monográfico Belgrano 200 años
79
Por otra parte, algunos de los oficiales que estuvieron al mando de Belgrano, le
acercaron planes de táctica y estrategia sobre la guerra, que fueron enviados al
Departamento de Guerra. Entre otros, los de Enrique Paillardelle, Fernández de la Cruz
y Villanueva. Este material fue agregado a los informes que tuvo en cuenta la Secretaría
de Guerra en Buenos Aires y que fueron utilizados por San Martín. Tomás Guido,
Oficial Mayor de esta Secretaría, después de sus conversaciones con San Martín en
Saldán (Córdoba), mantenidas durante la convalecencia de San Martín en 1814, elaboró
su célebre “Memoria”, en la cual exponía los diversos aspectos económicos, políticos y
militares del Plan Continental. Proponía que una fuerza de 4000 hombres realizara el
Cruce de la Cordillera de los Andes para liberar en primer término a Chile y
posteriormente dirigirse por mar al Perú. El Cruce de la Cordillera de los Andes fue
considerado por Belgrano como una verdadera hazaña, a punto que lo llamó a San
Martín “El Cid Campeador”, considerándolo como el artífice de la Independencia de la
América del Sur. Prueba de ello es la pirámide que mandó a erigir en La Ciudadela en
homenaje a los triunfos de Chacabuco (12 de febrero de 1817) y Maipú (5 de abril de
1818). Según las Memorias de José María Paz, la victoria de Maipo fue celebrada con
locura en Tucumán después del desastre de Cancha Rayada.
Retomando el hilo de nuestra exposición, San Martín, como Comandante del Ejército
Auxiliador, pidió licencia y obtuvo el nombramiento de Gobernador Intendente de
Cuyo, a fin de llevar a cabo su plan.
En la proclama de Belgrano a los Pueblos del Perú del 25 de febrero de 1814, les
comunicaba que más allá de los peligros pasados en Vilcapugio y Ayohuma, había
conservado la bandera del Ejército que depositó en manos del Coronel San Martín y
agregaba: “[…] no dudéis que la tremolará sobre las más altas cumbres de los Andes,
sacándoos de entre las garras de la tiranía y dando días de gloria y de paz a la amada
Patria”.90
Por lo cual, consideramos indudable que estaba en conocimiento del Plan
Continental.
Belgrano: segunda etapa como Jefe del Ejército Auxiliador del Perú
A partir del proceso de la revolución de 1815 en Buenos Aires, que desembocó en la
convocatoria al Congreso de Tucumán, nos encontramos con un panorama muy
definido en el país. Tres vertientes quedaron perfectamente identificadas.91
Primera: las operaciones que se desarrollaron en la región cuyana, donde se organizó
el plan libertario trazado por San Martín para el territorio chileno, cuya proyección se
extendió posteriormente a Lima-Perú, centro del poder realista en América del Sud.
Segunda: los intereses de la región litoraleña, a través del liderazgo de José Gervasio
de Artigas, líder de la Confederación o Liga de los Pueblos Libres integrada por: Banda
Oriental (actual República del Uruguay), Santa Fe, Misiones, Corrientes y Entre Ríos.
Su influencia se extendía a Córdoba y La Rioja. A ello se le agrega el Paraguay, que
tenía un gobierno autónomo. Artigas, “Protector de los Pueblos Libres”, mantenía
conflictos con la Corte Portuguesa establecida en el Brasil y el gobierno central.
129-159. Navarro Floria, P.: “Sólo la crisis del Virreinato y Mayo impidieron a Belgrano llegar a la
Patagonia” En Anales, Nº 9, Instituto Nacional Belgraniano, Buenos Aires, 2000. Minutolo de Orsi, C. y
Ledesma, N. N., Op. Cit., p. 175. 90
Archivo General de la Nación: Sala VII Legajo 628 C. N. P. H. Donación del Dr. J. E. Uriburu, Archivo
del General Arenales, “Belgrano 1813-1814”, p. 78. Véase también: Dib, M.. Ideario de Belgrano.
Instituto Nacional Belgraniano y Fundaciones Grupo-Petersen, Buenos Aires, 2019, p. 280. 91
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano..., Op. Cit.. p.p. 146-147. Minutolo de Orsi, C. y Ledesma, N.
N., Op. Cit., p.p. 180-181.
Monográfico Belgrano 200 años
80
Tercera: aquí contemplamos los intereses del norte rioplatense que abarcaba las
provincias de Jujuy, Salta, Tucumán y el Alto Perú (actual Estado Plurinacional de
Bolivia). En esta advertimos las figuras de los Generales Manuel Belgrano y Martín
Miguel de Güemes. En Salta y Jujuy se libró la “Guerra Gaucha”, bajo la conducción
del General Güemes, Jefe de Vanguardia del Ejército Auxiliar al Perú, y las “Guerras de
Partidarios”, en el Alto Perú, bajo la conducción de los caudillos altoperuanos. Todos
ellos mantuvieron una importante correspondencia con el General Belgrano, Jefe del
Ejército Auxiliador al Perú, quien estaba al tanto de sus movimientos y transmitía la
situación de este frente de guerra al Director Supremo Pueyrredon.
Belgrano fue nombrado por segunda vez Brigadier General del Ejército Auxiliar del
Perú por el Director Supremo Pueyrredon en reemplazo de José Rondeau y en agosto de
1816 se hizo cargo de este ejército. En esos momentos tan significativos para el futuro
de la Revolución, Belgrano había logrado un importante predicamento. Antes de que
fuera nombrado Pueyrredon como director supremo del Estado, entre los nombres que
se consideraban para dicho cargo figuraban los de Belgrano, San Martín, Soler y
Pueyrredon, según consta en la correspondencia que mantuvieron Guido y José
Darragueyra. Se definieron por Pueyrredon, entre otros motivos porque se consideraba
necesaria la presencia de Belgrano como Jefe del Ejército Auxiliador del Perú. Después
de su llegada de la misión europea que desempeñó en 1815 junto con Rivadavia, expuso
en la sección secreta del 6 de julio de 1816 sobre los acontecimientos que se estaban
desarrollando en Europa y propuso el establecimiento de una monarquía temperada,
bajo la dinastía de los Incas. A tan solo tres días de esta sesión, el 9 de julio de 1816, el
Congreso declaró la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América.
Belgrano era la personalidad más adecuada para desempeñar este cargo, ya que por
sus conocimientos y preparación era respetado por los distintos sectores de opinión. Era
considerado “el hombre del orden”, por lo cual parafraseando palabras de San Martín
era “lo mejor que tenemos en la América del Sud”. Belgrano se caracterizaba por la
rígida disciplina que imponía en los ejércitos bajo su mando, por lo cual era el jefe que
requerían las circunstancias para organizar ese ejército indisciplinado y conflictivo, que
después de la derrota de Sipe-Sipe (20 de noviembre de 1815), en la cual Rondeau había
sido vencido por Goyeneche, había provocado cantidad de situaciones de saqueos, falta
de respeto a las poblaciones y tantas otras que violaban la moral y la ética. Belgrano
puso orden y rigidez y estableció una dura disciplina, estructurando al Ejército, cuyo
lema era “subordinación y orden”.
En tanto, Belgrano, como Jefe del Ejército del Perú, y Güemes, como Jefe de
Vanguardia, se debatieron por la falta de recursos, tanto en víveres, caballadas, armas,
municiones, etc., pues el Gobierno central no le enviaba refuerzos con regularidad.
Además muchas veces no le llegaban porque eran capturados en su recorrido por los
federales de Santa Fe o de Córdoba, que bajo la influencia artiguista se oponían al
gobierno directorial.
En tanto, San Martín organizaba el Ejército de los Andes en Mendoza, cuyo primer
paso sería alcanzar Chile y una vez que éste estuviese liberado, organizar una escuadra
para obtener el dominio del mar en el Pacífico y así evitar que el Perú enviara tropas a
Chile y estar preparados para transportar, por vía marítima, los efectivos revolucionarios
a la costa del Perú.
San Martín buscaba ejecutar una operación de desembarco para llevar a cabo una
maniobra por líneas interiores, aislando al Ejército Real del Alto Perú del existente en el
Perú, para poder abatirlos separadamente. Se debía promover la insurrección
generalizada, tanto en el Perú como en el Alto Perú. A través de la correspondencia que
Monográfico Belgrano 200 años
81
Belgrano mantuvo con San Martín y Guido, advertimos que adhería fervientemente a la
proyección marítima del plan.92
San Martín proyectó combinar la maniobra de desembarco en el Perú, con otra que
realizaría el Ejército Auxiliador del Perú, que debía mediante una operación ofensiva,
retener al Ejército Real del Alto Perú con la doble finalidad de impedir evitar una
invasión a Jujuy y Salta e impedir que esta tropa realista reforzara a las que operaban en
el Bajo Perú.
San Martín al elaborar el Plan Continental u Operativo no había dejado de tener en
cuenta el importante papel que debía cumplir el Ejército Auxiliador del Perú.
Es indudable el genio militar de San Martín en cuanto a haber pergeñado este plan y
en su ejecución. Los especialistas en historia militar lo han destacado constantemente.
Hemos relevado la información existente en el Archivo Guido, que se encuentra en el
Archivo General de la Nación, así como documentos existentes en el Museo Mitre. Ello
nos permitió conocer la correspondencia que Belgrano mantuvo con Guido y San
Martín, siempre alentando el accionar sanmartiniano, interesándose por su estado de
salud y elogiando su plan de combinar elementos navales y terrestres. Inclusive le hizo
apreciaciones acerca del posible lugar de desembarco, cantidad de tropas, etc.93
Acción del Teniente Coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid: Batalla de La Tablada
El accionar del Teniente Coronel Gregorio Aráoz de Lamadrid en el Alto Perú y el
triunfo patriota en la Batalla de la Tablada (15 de abril de 1817) revisten una particular
relevancia porque fue la última incursión del Ejército Auxiliador del Perú en territorio
altoperuano, a partir de ello las acciones de resistencia a los realistas hasta 1825 iban a
estar a cargo exclusivamente por los caudillos altoperuanos.
El 19 de septiembre de 1816, el General realista José De la Serna se hizo cargo del
Ejército Real del Alto Perú y elaboró un “plan de campaña”. Se propuso llevar a cabo
una invasión al territorio de Salta y Jujuy, llegar a Tucumán y reforzar las líneas de
comunicación con el Alto Perú, estableciendo una base de operaciones para poder
maniobrar. Al mismo tiempo, debería realizarse una avanzada por Catamarca hacia
Mendoza o por Córdoba, con el objetivo de impedir el accionar del Ejército de los
Andes. Ello permitiría a los realistas chilenos invadir Mendoza durante el verano.
Buscaba que las fuerzas realistas de Chile y el Alto Perú alcanzaran Buenos Aires, a fin
de abatir el centro de la revolución en el Río de la Plata. 94
De la Serna, si bien desconocía las características geográficas del territorio, de
acuerdo a este plan a fines de ese año llevó a cabo la invasión realista a los territorios de
Salta y Jujuy, Se la denominó “invasión de los sarracenos”. El accionar decidido de
Güemes y sus gauchos la repelió y De la Serna tuvo que retrogradar al Alto Perú, a
quienes sojuzgó de manera cruenta. Frente a ello, Belgrano resolvió enviar al Teniente
Coronel Lamadrid con unos 300 jinetes, 150 infantes y dos piezas de artillería, con el
agregado de algunos milicianos de Tucumán para que marchara por el camino del
Despoblado o de los Contrabandistas, a fin de penetrar en este territorio hasta Oruro.
92
Por razones de extensión de este artículo no nos extenderemos en este tema. Véase: Minutolo de Orsi,
C., Historia de Tarija (Corpus Documental). Universidad Juan Misael Saracho, Tarija (Bolivia), 1983, t.
I. La autora de este artículo fue colaboradora en la investigación histórica realizada en los repositorios
existentes en la Ciudad de Buenos Aires, tales como Archivo General de la Nación, Museo Mitre y
Academia Nacional de la Historia. 93
Ib. Véase también: Dib, M., Op. Cit. 94
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano…, Op. Cit., p. 314.
Monográfico Belgrano 200 años
82
Lamadrid debía cumplir con los siguientes objetivos:95
Primero: amagar el flanco oeste de los realistas sin comprometer acciones bélicas.
Segundo: insurreccionar la región entre Tupiza, San Pedro de Atacama y el área nor-
Chichas.
Tercero: convencer al Comandante del Ejército Realista que esta operación formaba
parte de otra más importante, que lo tomaría sobre sus espaldas.
Cuarto: impedir que los realistas emprendieran una ofensiva hacia el sur.
Según las Memorias de Lamadrid, debido a la falta de cabalgaduras no se pudo
ajustar a las instrucciones verbales de su jefe y debió apartarse del camino del
Despoblado para dirigirse hacia Tarija, con el objeto de incrementar su caballada.
El 15 de abril de 1817 tuvo lugar la Batalla de Tarija, en la cual Lamadrid con el
apoyo de fuerzas tarijeñas al mando de Eustaquio Méndez (alias el Moto Méndez), José
María Avilés y Manuel Uriondo, venció a las tropas realistas comandadas por el
Coronel Andrés Santa Cruz. Gracias a este significativo triunfo pudo tomar dicha
ciudad.
Lamadrid avanzó en el territorio altoperuano, obteniendo la victoria de Cachimayo, y
con sólo 400 hombres avanzó hasta Chuquisaca e intentó tomar la ciudad sin poder
lograrlo. Fue vencido nuevamente en Sopachuy, por lo cual debió retirarse hasta Orán y
dirigirse a Tucumán, donde llegó a fines de noviembre de 1817. Lamadrid fue
ascendido a coronel, después de haber incursionado en el Alto Perú. Más allá de no
haber obedecido las órdenes de Belgrano, demostró un valor y audacia a toda prueba,
que lo caracterizó a lo largo de su vida.
Belgrano, Güemes y el Plan de la Montaña (1817)
Belgrano y Güemes mantuvieron una nutrida correspondencia. En la misma, se advierte
como Belgrano elogiaba el valor de Güemes y sus gauchos y su constante interés por
tratar de brindarle recursos. Tanto Güemes como los caudillos altoperuanos libraron
una “Guerra de Recursos”, defendiendo el territorio palmo a palmo. El “ethos de
América” responde al “jus solis”, en tanto que en Europa prevalece el “jus sanguinis”.
Esta “Guerra de Recursos” fue elogiada por el Mayor Radulovic, especialista militar en
la Segunda Guerra Mundial.96
Como mencionáramos anteriormente, Belgrano reclamaba reiteradamente a
Pueyrredon la necesidad de recursos para enfrentar la ofensiva realista proveniente del
Alto Perú. Los recursos necesarios eran de todo tipo: numerario, vestuario, caballada,
mulas, municiones, etc. Sin ellos no podían realizar un operativo eficaz para
combatirlos, sólo se debían limitar a una guerra defensiva. Pueyrredon volcó la mayor
parte de los recursos del Estado en apoyar el plan sanmartiniano y, además, en algunas
ocasiones los envíos fueron capturados por los caudillos federales.
Belgrano había proyectado un plan, en conformidad con Güemes, de avanzar en
territorio altoperuano en 1816, con los escasos efectivos que contaban, por tres flancos
distintos. Lo iban a llevar a cabo Gregorio Aráoz de Lamadrid y Juan Bautista Bustos,
en combinación con Güemes. Este proyecto no logró llevarse a la práctica, por lo cual
Güemes en 1817, sin poder moverse de su territorio, tuvo que soportar con sus fuerzas
todo el peso de la invasión realista del General de la Serna.97
95
Bidondo, E. A., La guerra de la Independencia en el Alto Perú. Círculo Militar, Buenos Aires, 1979.
Véase también: Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano…, Op. Cit., p. 306. 96
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano…, Op. Cit. Minutolo de Orsi , C. y Ledesma, N.N., Op. Cit., p.
167 y p. 182. 97
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano…, Op. Cit., pp. 285-286. Minutolo de Orsi, C. y Ledesma, N.
N., Op. Cit.
Monográfico Belgrano 200 años
83
Finalmente Belgrano y Güemes tuvieron un histórico encuentro en “el balcón del
cuarto de Gurruchaga” en junio de 1817. Ambos próceres se encontraron en la casa de
los Toledo Pimentel.
En la entrevista se trataron varios aspectos. Los temas, según la documentación,
fueron los siguientes: operaciones del ejército, retorno de los emigrados, remoción del
Gobernador Intendente de Tucumán (Bernabé Aráoz), medidas destinadas a la
recuperación económica de Salta, que buscaban implementar el desarrollo de su
producción y comercio y el regreso de capitales que habían emigrado a otras provincias.
Parte de lo tratado en la entrevista entre Belgrano y Güemes lo advertimos en las
cartas fechadas el 26 de septiembre de 1817 y el 7 de noviembre del mismo año. El
tema principal de la conferencia en el aspecto militar fue la combinación que debía
operarse con respecto al Ejército de los Andes.
Ambos jefes aspiraban pasar a la ofensiva contra los realistas no bien estuviera
asegurada la suerte de Chile y fuera posible atacar al enemigo por el Pacífico. En la
carta de Belgrano a Güemes del 26 de septiembre de 1817, le comunicaba: “San Martín
me dice que por momentos esperaba resultados del asalto a Talcahuano; sigue con sus
achaques y va para ayudarlo el compañero Antonio Balcarce; la fuerza del Ejército
Unido pasará a esta fecha de ocho mil hombres. Los reclutas no han entrado allí por
unidades como a mí, y rara vez, sino por doce y hasta quince cientos”.98
Belgrano y los caudillos altoperuanos
Debemos considerar que si bien algunos historiadores consideran que Belgrano se
mantuvo inactivo en Tucumán, dado que el ejército bajo sus órdenes se encontraba
acantonado, consideramos que esta apreciación es errónea dado que no tiene en cuenta
sus comunicaciones con Güemes, Jefe de Vanguardia de este Ejército Auxiliador del
Perú, ni su contacto con los caudillos altoperuanos. Mantuvo una nutrida
correspondencia con ellos y permanentemente los alentaba en su accionar. Al tiempo,
que comunicaba a Pueyrredon del accionar de Güemes y de estos caudillos.
Antes de referirnos a la acción de los caudillos altoperuanos, tenemos que hacer
especial mención del Coronel Ignacio Warnes, quien fue enviado como Gobernador
Intendente a Santa Cruz de la Sierra por el General Belgrano en 1813. Allí organizó un
gobierno político-militar, que comprendía también los territorios de Moxos y Chiquitos,
en el oriente altoperuano. Warnes gobernaba bajo la autoridad de las Provincias Unidas
del Río de la Plata, dado que fue designado por Belgrano, quien en su Expedición al
Alto Perú tenía un doble carácter político y militar. En la práctica, Warnes se manejó
con total autonomía dado que tampoco resultaba fácil comunicarse con el gobierno
central.
Organizó un ejército formal, a diferencia de los caudillos altoperuanos que
combatían con tropas irregulares. Cuando después de la derrota de Ayohuma el ejército
se retiró a Salta, Warnes mantuvo su gobierno. Reforzó la artillería y caballería y
aumentó la infantería creando el batallón de pardos y morenos. En consonancia con lo
establecido por la Asamblea General Constituyente del Año XIII, decretó la libertad de
todos los esclavos de esa provincia.
Obtuvo junto con el Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien tuvo que
abandonar Cochabamba y fue vencido por el Coronel José Joaquín Blanco en el
combate de Angostura, el triunfo de la Batalla de La Florida (25 de mayo de 1814) y
luego la victoria de la Batalla de Santa Bárbara en Chiquitos (7 de octubre de 1815).
Finalmente fue derrotado en la batalla de El Pari por el Coronel Francisco Javier
98
Ib., p. 291.
Monográfico Belgrano 200 años
84
Aguilera el 21 de noviembre de 1816. Previamente este coronel realista había abatido a
Manuel Ascencio Padilla en la batalla de La Laguna (13 de septiembre de 1816).
En El Pari, considerada por algunos como la más cruenta batalla de la Guerra de la
Independencia, Warnes fue abatido y Aguilera logró apoderarse y establecer un
gobierno en Santa Cruz de la Sierra. Las mujeres frente el maltrato de los realistas, se
refugiaron fuera de la ciudad y uno a uno fueron matando a los soldados que fueron a
someterlas, dejando a muy pocos con vida. Este es un ejemplo más de la valentía
demostrada por las mujeres altoperuanas en la Guerra de la Independencia, al igual que
las jujeñas y salteñas. Los restos del ejército patriota se cobijaron en el fuerte de Saipurú
y desde allí continuaron su lucha. Finalmente tomaron la ciudad de Santa Cruz de la
Sierra el 14 de febrero de 1825. Dos semanas después se realizó el sepelio de Warnes
con todos los honores. Belgrano, amigo de Warnes, le había enviado el 10 de enero de
1818, después de haber confirmado su fallecimiento, una conmovedora carta a su
madre, en la cual lo consideraba un héroe, ejemplo para las generaciones venideras.
Debemos señalar que la gran diferencia entre la “Guerra Gaucha” y la “Guerra de
Partidarios” es que mientras en la primera había un único conductor, lo cual facilitaba
su eficiencia, en la segunda había varios caudillos que no coordinaban sus acciones y
entre los cuales se produjeron divergencias.
Se hacía necesario contar con un jefe que aunara los esfuerzos. Belgrano, así como
en una primera etapa tuvo el apoyo de Warnes y Álvarez de Arenales, oficiales del
Ejército, a partir de 1817 ante la muerte de Warnes y de los principales caudillos
altoperuanos en mano de los realistas, tales como Camargo, Padilla e Ildefonso de las
Muñecas, nombró a José Antonio Acebey, un jefe con excelente preparación, para que
organizara un comando único. Este luego se enfermó y fue reemplazado por Salazar.
Por otra parte, tanto en la “Guerra Gaucha” como en la de “Guerra de Partidarios”
encontramos nombres épicos. En la primera: Pachi Gorriti, Rudecindo Alvarado,
Álvarez Prado, Apolinario Saravia, Luis Burela, Pérez de Urdininea, el Marqués de
Tojo y tantos otros. Dentro de la segunda podemos citar a: Baltazar Cárdenas, Vicente
Camargo, Miguel Lanza, Ventura Zárate, Miguel Betanzos, Manuel Ascencio Padilla,
Juana Azurduy, Eustaquio Méndez (alias el Moto), y Francisco de Uriondo, entre otros.
La mayoría de estos caudillos sucumbieron y no pudieron ver el final de las guerras de
la Independencia. La Batalla de Tumusla (1º de abril de 1825) fue la última de la Guerra
de la Independencia en esta parte de Hispanoamérica y se libró en territorio
altoperuano.99
Como mencionáramos ut supra, merece destacarse la participación de las mujeres
altoperuanas en esta guerra, al igual que las salteñas y jujeñas. Juana Azurduy luchó
junto a su esposo Manuel Ascencio Padilla, en el área de Chuquisaca. Belgrano en
oficio elevado al Director Supremo Pueyrredon, fechado en Tucumán el 26 de julio de
1816, señalaba que Juana Azurduy había arrebatado una bandera al enemigo en una
acción en el Cerro de la Plata a once leguas al este de Chuquisaca. Asimismo se refería
a los “esfuerzos de su valor y de sus conocimientos en la milicia poco comunes a las
personas de su sexo”. Y agregaba que “continúa en sus trabajos marciales del modo más
enérgico, y a quien acompañan algunas otras más en las mismas penalidades”. Por lo
cual, la recomendaba a Pueyrredon. El 13 de agosto de 1816 fue nombrada Teniente
Coronel de las Milicias Partidarias de los Decididos del Perú. 100
Lamentablemente, el Ejército Auxiliador del Perú no pudo colaborar con San Martín
en el Plan Continental, como estaba previsto. En 1819, Pueyrredon le ordenó a San
99
Minutolo de Orsi, C., Manuel Belgrano…, Op. Cit.. Véase también: Minutolo de Orsi, C. y Ledesma,
N. N., Op. Cit., p. 183. 100
A.G.N. Sala IX, 23-2-3. Véase también: Dib, M., Ideario de Belgrano, Op. Cit., p. 256.
Monográfico Belgrano 200 años
85
Martín y Belgrano que detuvieran sus operaciones contra los realistas y bajaran, con sus
respectivos ejércitos, al Litoral a sofocar la rebelión santafesina, al mando del caudillo
Estanislao López. San Martín desobedeció las órdenes, en tanto Belgrano las acató,
haciéndose cargo de la jefatura de operaciones. No nos detendremos en estos hechos
porque exceden el tema de nuestro trabajo, simplemente diremos que Belgrano,
encontrándose gravemente enfermo y establecido con su ejército en la Capilla del Pilar
(Córdoba), solicitó su relevo al Director Rondeau y el General Francisco Fernández de
la Cruz el 10 de septiembre asumió su mando. Finalmente, después de retornar a
Buenos Aires, falleció en el hogar familiar el 20 de junio de 1820. El 1º de febrero de
1820 había tenido lugar la Batalla de Cepeda, en la cual Estanislao López y Francisco
Ramírez, que respondían a Artigas, vencieron a los directoriales, derrocando a las
autoridades nacionales: directorio y Congreso. Güemes falleció el 17 de junio de 1821.
Una nueva etapa se abría en la Historia de nuestra Patria.
A modo de conclusión
Una de las primeras conclusiones a la que podemos arribar es el contacto temprano que
Belgrano mantuvo con el Alto Perú como Secretario del Real Consulado de Buenos
Aires (1794-1810), que le fue de suma utilidad en cuanto al conocimiento del territorio
y de sus gentes cuando le tocó realizar la Expedición al Alto Perú como Jefe del Ejército
Auxiliador del Perú en 1813 y posteriormente cuando nuevamente se hizo cargo del
mismo en el período 1816-1819.
Si bien generalmente se conoce la Segunda Expedición al Alto Perú al mando de
Belgrano por las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, rescatamos su doble carácter
político y militar, que le permitió enviar a cuatro de sus oficiales con el nombramiento
de gobernadores intendentes a Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y Santa Cruz de la
Sierra. Dos de ellos, Álvarez de Arenales e Ignacio Warnes, destinados a Cochabamba y
Potosí respectivamente, permanecieron en el territorio altoperuano cuando el ejército al
mando de Belgrano se vio obligado a abandonar el territorio. De hecho, Warnes logró
mantener un gobierno y organizar un ejército que libró las victorias de La Florida y
Santa Bárbara, hasta ser abatido en 1816 en la Batalla de El Pari, en la cual perdió su
vida.
Además, Belgrano durante esta campaña se puso en contacto con los caudillos
altoperuanos que resistían la acción enemiga en una “guerra de recursos”, conocida
como la “guerra de partidarios”. Simultáneamente, apoyó la sublevación de los patriotas
en el Bajo Perú (Segundo Grito de Tacna) a través de una serie de proclamas a los
Pueblos de la Costa Oeste. Ello nos demuestra las dotes de Belgrano en cuanto a
organización, estrategia y su visión del conjunto.
Asimismo, advertimos la importancia del encuentro con San Martín, cuando le
entregó el mando del ejército. Los aportes de Belgrano al Plan Continental, elaborado
por San Martín, son relevantes en cuanto a cartografía e informes existentes en el
Consulado que pasaron a la Secretaría de Guerra y de los informes de sus oficiales
(Paillardelle, Fernández de la Cruz y Villanueva) acerca de la necesidad de buscar un
camino alternativo para llegar a Lima, centro del poder realista en la América del Sur.
Más allá de ello, consideramos fundamental el encuentro entre ambos “Padres de la
Patria”, porque compartían los mismos ideales y el mismo interés en asegurar la
Independencia Americana. San Martín valoraba sumamente el conocimiento que tenía
Belgrano acerca del territorio y de sus gentes. Consideramos que San Martín le informó
a Belgrano acerca del Plan Continental por la Proclama que dirigió este a los Pueblos
del Perú, mencionando que la bandera tremolaría sobre las más altas cumbres de los
Monográfico Belgrano 200 años
86
Andes. Desde un primer momento, se mostró totalmente partidario del plan
sanmartiniano.
En 1816, cuando se hizo cargo por segunda vez del Ejército Auxiliador del Perú, a
pesar de la gran escasez de recursos, destinados fundamentalmente al accionar
sanmartiniano, que lo obligaron a mantenerse acantonado en Tucumán, no se mantuvo
inactivo. Estuvo en permanente contacto con Güemes, su Jefe de Vanguardia, y con los
caudillos altoperuanos. En esas circunstancias fue necesario apelar a la “guerra de
recursos”. El accionar heroico de Güemes a través de la “Guerra Gaucha” en el
territorio de Salta, Jujuy, Orán y Tarija y de los caudillos altoperuanos, que
implementaron la “Guerra de Partidarios” en el Alto Perú, salvaron la Revolución en el
Río de la Plata.
Para finalizar, queremos brindar un sentido homenaje a las figuras de Belgrano, San
Martín y Güemes, héroes de la Gesta de la Independencia y a todos los caudillos
altoperuanos. Estos últimos sin contar con el apoyo del ejército rioplatense, cuya última
incursión fue la de Aráoz de Lamadrid en 1817, mantuvieron la resistencia al ejército
realista hasta su independencia en 1825.
Lamentablemente, el Ejército Auxiliador del Perú no pudo colaborar con San Martín
en su Plan Continental como estaba previsto. El 1º de febrero de 1820 se produjo la
Batalla de Cepeda. Los caudillos federales Estanislao López y Francisco Ramírez,
quienes respondían a Artigas, vencieron a los directoriales y derrocaron a las
autoridades nacionales: el directorio y al congreso. Belgrano falleció el 20 de junio de
1820 y Güemes el 17 de junio de 1821. Se abría una nueva etapa en nuestra Historia
Patria.■
Monográfico Belgrano 200 años
87
DISPONGO LA BANDERA PARA
ACALORARLOS Y
ENTUSIASMARLOS
Buenos Aires de celeste y blanco
23 de Agosto de 1812
Roberto Colimodio101
Iglesia de San Nicolás de Bari.
A pesar de las reprimendas que Belgrano recibió de parte del Gobierno -en especial de
Bernardino Rivadavia- por izar la enseña blanca y celeste en la barrancas del Rosario; es
interesante destacar que los colores flamearon en la ciudad de Buenos Aires en un acto
“no oficial” en la parroquia de San Nicolás de Bari, a casi 6 meses de haber sido
enarbolada por primera vez en Rosario y a tres meses de su jura en Jujuy.
Precisamente, desde esta última ciudad, Belgrano, enterado del severo apercibimiento
recibido por lo “relativo a Bandera Nacional” ofrecía a Rivadavia su descargo. Uno de
101
Historiador, escritor. Miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia, Miembro
Correspondiente del Instituto Nacional Belgraniano, Miembro Correspondiente de la Academia
Sanmartiniana
Monográfico Belgrano 200 años
88
los motivos esgrimidos pueden servirnos para entender lo ocurrido en San Nicolás el 23
de agosto de 1812:
“Vengo a estos puntos (se refiere a Salta y Jujuy), ignoro como he dicho, aquella
determinación, los encuentro fríos, indiferentes, y, tal vez, enemigos; tengo la ocasión
del 25 de Mayo, y dispongo la Bandera para acalorarlos y entusiasmarlos…”
Fríos e indiferentes, la Bandera es el elemento de entusiasmo a los pueblos. Belgrano
comprendía el significado de un símbolo de identidad y pertenencia, tan necesario para
distinguirnos de las demás Naciones del Globo…
Fríos e indiferentes también en la actualidad pasamos frente a una de las caras del
obelisco porteño donde está inscripta la leyenda:
“En este sitio en la torre de San Nicolás fue izada por primera vez en la ciudad LA
BANDERA NACIONAL el XXIII de agosto de MDCCCXII”.
Donde hoy se levanta el ícono de la ciudad estaba la parroquia de San Nicolás de Bari
protagonista de esta historia102
.
Comprendiendo en todo las intenciones de Belgrano, un grupo de patriotas tomó la
iniciativa de que en Buenos Aires las cosas no permaneciesen “frías e indiferentes”.
Mientras Belgrano emprendía la marcha hacia el sur; en una Buenos Aires aún
convulsionada por los acontecimientos de lo que la historia llamó “la conjuración de
Álzaga” y sus posteriores enjuiciamientos y ajusticiamientos, se celebró en la parroquia
de San Nicolás una solemne función. Juan Manuel Beruti en sus “Memorias Curiosas”
narra ese episodio con sumo detalle:
“El 23 de agosto de 1812. En la parroquia de San Nicolás se hizo una solemne
función de acción de gracias dedicadas a la Santísima Trinidad, patrona titular de esta
ciudad, con su Divina Majestad manifiesto todo el día en debido reconocimiento de
haber librado a este pueblo, con el descubrimiento que se hizo, de la conjuración
tramada por los europeos españoles; cuya función la costeó el vecindario del cuartel 12
para el cual recojo de limosna fue nombrado su alcalde de barrio de dicho cuartel 12,
don Juan Manuel Beruti, quien la promovió y se efectuó con la mayor magnificencia
posible, en estos términos”.
Haciendo una pausa en el relato de Beruti, podemos establecer que él mismo -
encargado de promover el evento - tuvo que ver con los hechos que siguen:
“Toda la torre en sus cuatro perillas estaba puesta una bandera celeste y blanca de
seda y cubierta por los cuatro frentes de una iluminación espléndida, como también lo
demás del frontis de la iglesia, de cuya ventana del coro salía otra igual bandera…”.
Como vemos, no fue un acto oficial, sino costeado por los vecinos del cuartel 12 del
que el propio Beruti era el Alcalde de Barrio y recaudador de limosna. Si bien la
presencia de autoridades puede darle un tono oficioso, no lo fue.
El cronista cuenta además, de la abundante iluminación pues se colocaron varias
ruedas de fuego que ardían con hermosas luces, cohetes voladores, bombas artificiales,
cohetes de mano y masas que iluminaban el templo, a cuyo frente se erigió un tablado
adornado de tapices y faroles donde tocó una orquesta de música que acompañaba a
cuatro niños vestidos de indios “con su bandera en la mano uno de ellos y otra en el
tablado cantaban varias canciones llanas y por punto de solfa con mucha gracia y
primor, alusiva a la libertad de la Patria”.
102
Parroquia San Nicolás de Bari, erigida en 1733 por Domingo de Acassuso estaba ubicada en la calle del
Sol (luego de San Nicolás y hoy Av. Corrientes) en los extramuros de la ciudad en zona pantanosa y
pobre. Es la única iglesia colonial que no se conservó. Demolida a principios de la década de 1930, fue
trasladada a la Av. Santa Fe 1364 en 1936, año de la inauguración del obelisco.
Monográfico Belgrano 200 años
89
Beruti prosigue su relato indicando algunos de los personajes presentes; quien cantó
la misa fue el provisor don Diego de Zavaleta103
, predicó el fray Mariano Piedrabuena104
y asistieron el “señor de Pueyrredon105
, vocal del gobierno”, el señor gobernador
intendente Azcuénaga106
, los dos señores alcaldes del Cabildo y el comandante de las
tropas auxiliares de Chile107
con su oficialidad.
Concluida la función se echaron al público desde el coro de la iglesia “papeletas
dibujadas de colores” con frases como “Viva la Patria y su Independencia”; Viva la
América del Sur” y “otras de ese tenor”. Desde el tablado se gritaba “Viva la Santísima
Trinidad”, “Viva la Patria” y “Vivan nuestras autoridades”...
Este evento tuvo muchas similitudes con un acto político moderno… Acaso lo
fuera…
La presencia de las banderas celestes y blancas, que el gobierno había desautorizado
aparecieron desafiantes en un acto público junto con folletos que vivaban la
independencia. Lamentablemente el único testimonio documental que tenemos sobre el
hecho, es el de Beruti, que no sólo lo narró sino que también fue parte integrante de la
organización. Pensamos - y es solo una especulación racional - que las banderas celestes
y blancas aparecieron como símbolos de un facción política anti gubernamental que
coincidía más con las ideas de Belgrano de Libertad e Independencia inmediatas que el
cauto pensamiento del Triunvirato actuando en nombre de Fernando VII.
Ya la Bandera identificaba al movimiento, a la Nación, tal cual la premisa
belgraniana.
Nuevamente Beruti nos cuenta de otra aparición de los colores unos días después,
conocida la noticia en Buenos Aires del triunfo de Belgrano en Tucumán el 24 de
setiembre. En la mañana del 5 de octubre además de los festejos, repiques de campanas
y alegría del pueblo, el autor de las Memorias curiosas nos entera que:
“Al mediodía hubo otra salva de artillería y al ponerse el sol que se arrió la bandera
del Fuerte, contestando a éste los barcos de guerra, habiendo tenido el pueblo el gusto
103
Diego Estanislao de Zavaleta, nacido en Tucumán en 1768, doctor en teología y bachiller en derechos.
Catedrático del Colegio San Carlos. Adhirió desde el inicio a la Revolución de Mayo, siendo célebres sus
sermones y arengas. Elegido el 27.Mar.1812 como Provisor gobernó durante tres años el Obispado.
Vicario General Castrense de los ejércitos de la Patria desde 1813 hasta 1822. Miembro del Congreso de
1816 y redactor de la Constitución. Deán de la Catedral porteña en 1818. Diputado del Congreso en 1824.
De ideas unitarias, colaboró con Rivadavia y Lavalle y votó en contra del otorgamiento de las facultades
extraordinarias requeridas por Juan Manuel de Rosas en 1835. Recluido y gravemente enfermo falleció en
Buenos Aires en 1842. 104
Mariano Piedrabuena, Cura Lector de la orden seráfica. Doctor catedrático de Filosofia por 1805.
Mencionado en el Diario de Viajes de Dámaso Larrañaga como anfitrión en su casa de San Salvador
(Uruguay) en 1815. 105
Juan Martín de Pueyrredon, en ese entonces vocal del Triunvirato, elegido en el mes de abril. 106
Miguel de Azcuénaga, nacido en Buenos Aires en 1754, militar destacado que llegó al grado de
Brigadier General. Vocal de la Junta de Gobierno de 1810. Desterrado a Mendoza por morenista en 1811
junto a Gervasio Posadas. De regreso en 1812 fue nombrado gobernador intendente de la Provincia de
Buenos Aires y Comandante General de Armas. De larga trayectoria falleció en 1833 en su casa de
campo en Olivos. 107
Pedro Andrés de Alcázar, nacido en Concepción y enviado a Buenos Aires por el gobierno chileno en
1811 comandando el “Cuerpo de Dragones del Reyno de Chile” que permaneció inactivo en el Fuerte
durante casi dos años para luego regresar y participar en varios combates en 1814. En 1815 regresó a
Buenos Aires hasta que fue incorporado al Ejército de los Andes, combatiendo en Chacabuco. Nombrado
Comandante General de la Frontera Sur combatió en Chillán. Con el cargo de brigadier falleció en 1820
en campaña contra los indios en Tarpeyanca.
Vale destacar que algunos integrantes del mencionado cuerpo de Auxiliares de Chile se incorporaron
como voluntarios al flamante Escuadrón de Granaderos a Caballo creado por José de San Martín en 1812;
destacándose entre ellos el capitán del Río y el granadero Alzugaray (natural de Quillota) quien falleciera
en el combate de San Lorenzo.
Monográfico Belgrano 200 años
90
de ver que en la misma asta de bandera se puso por el gobierno en la parte superior un
gallardete de color celeste y blanco, divisa de la patria, que dominaba a la bandera
española de amarillo y encarnado que estaba debajo de la nuestra, preludio de que
pronto declaremos nuestra independencia sacudiendo y apartándonos de la dominación
del tirano gobierno español, que por espacio de 300 años nos ha tenido tiranizados,
privándonos de nuestra libertad y derechos naturales…”.
Días después - el 8 de octubre - caía el Primer Triunvirato.
Llama la atención, a diferencia de lo acontecido en San Nicolás, que la aparición del
gallardete celeste y blanco fuera - a decir de Beruti - puesto por el gobierno en el asta
(mástil) del Fuerte; o sea, esta vez sí, en un acto oficial o al menos ordenado por el
Gobierno.108
La política interna y las manifestaciones espontáneas - o no tanto - habían tomado a
los colores celeste y blanco como símbolo. Ya era nuestra bandera.
Ya Belgrano había dispuesto de la Bandera para acalorar y entusiasmar a los
pueblos...Belgrano no estaba solo…■
Bibliografía y Fuentes:
Beruti J. M., Memorias Curiosas. Buenos Aires, Emecé editores, 2001.
Cútolo, V.O., Nuevo Diccionario Biográfico Argentino. Buenos Aires, Editorial Elche,1978.
Epistolario Belgraniano. Buenos Aires, Ed. Taurus, 2001.
108
Sin embargo estas manifestaciones no se repitieron hasta meses después. El mismo Beruti se lamentaba
en ocasión de celebrar el tercer aniversario de la Revolución de Mayo: “… en este día no se puso la
bandera española en el Fuerte (…) sintiéndose que no se hubiera puesto la nuestra en reemplazo de
aquella que distinguía la tiranía; pero creo que ínterin la nuestra no se coloque, no volverá a enarbolarse
más la española”.
Monográfico Belgrano 200 años
91
LA DISCIPLINA DE BELGRANO
(1812-1813) Roberto L. Elissalde
109
El R.P. Guillermo Furlong (profundo conocedor y admirador de Belgrano) escribió en
1960 que bien se le podía aplicar la frase que el general Robert Lee había aplicado a
Jorge Washington “El primero en la paz, el primero en la guerra y el primero en el
corazón de sus conciudadanos”110
.
Uno de los trabajos del mencionado Historiador fue dentro de la colección “Escritores
coloniales rioplatenses”, en donde un trabajo sobre el jesuita Diego León de Villafañe,
tucumano y su carta sobre la batalla de Tucumán”111
, que editado en 1962 permite
conocer otros aspectos de dicha acción militar y agregar algunos comentarios a esas
líneas; completando artículos de la década del 30112
.
Tucumán fue como en el caso de Villafañe -nacido en esa ciudad el 11 de abril de
1741- cuna de varios miembros de la orden,113
entre ellos sus contemporáneos José
Alberto y Juan Nicolás Aráoz, Antonio y Juan Tomás Gutiérrez y Luis de Toledo, con
quienes compartió la expulsión y también la internación en Faenza. Villafañe era el
segundo hijo y primer varón del maestre de campo Diego de Villafañe y de doña María
de Corvalán Mansilla, ambos criollos y vinculados socialmente a las primeras familias.
Más cuando don Diego enviudó dejando cuatro hijos, casó con doña María Aráoz
Echave que lo hizo padre de tres mujeres, lo que nos hace suponer que lo relacionaba al
Diego León con los jesuitas de ese también antiguo apellido en el Tucumán.
Sólo Furlong ha sido el más autorizado biógrafo de Villafañe, y Abad de Santillán lo
cita en su obra enciclopédica.114
Ingresó el 3 de mayo de 1763 a la Compañía de Jesús
en el Paraguay y la orden de expulsión la recibió en el Monserrat de Córdoba el 12 de julio de 1767. Como muchos otros pasó a Faenza y desde 1785 hasta 1798 estuvo en
Roma. En 1799 regresó a Tucumán, a pesar de ser reclamado por las autoridades
españolas, el Cabildo local donde contaba su familia con no pocas vinculaciones, salió
en su defensa, ejerció su ministerio y atendió a los feligreses cercanos a su residencia en
Santa Bárbara. Falleció el 7 de abril de 1830 en su ciudad natal.
La carta de Villafañe sobre la Batalla de Tucumán prácticamente desconocida en las
biografías de Belgrano brinda unas líneas interesantes para comentar a la luz de otros
documentos. Dice en la misiva: “relación verídica de la acción del día 24 de setiembre y
de la victoria que consiguió Tucumán sobre el ejército, con que la acometió el general
Tristán. El ejército enemigo vino por la parte de los Lules, y se acercó abriéndose en los
alas, una hacia el Norte la de la ciudad, y otra por el Sur. El Barón, sin darles tiempo
109
Historiador. Miembro Número del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades del Instituto
de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces, de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina.
Académico Correspondiente de la Academia Paraguaya de la Historia, del Institutito Histórico y
Geográfico del Uruguay y de la Academia uruguaya de Historia Marítima y Fluvial. 110
Furlong, G., “Belgrano” En Historia, Buenos Aires, 1960 Nª 20 p.5 111 Furlong, G, Diego León de Villafañe y su “batalla de Tucumán” Buenos Aires, 1960. 112 Furlong, G, “El jesuita Diego León de Villafañe. Antes y después de la Revolución de Mayo”, En
Estudios, Buenos Aires, 1936, Abril/Jun. Tomo LIV. 113
Storni H., Catálogo de los Jesuitas de la Provincia del Paraguay (Cuenca del Plata) 1585-1768”,
Instituto Historicum S.I., Roma, 1980, p. 329. 114 Abad de Santillán, D., Gran Enciclopedia Argentina, Ediar Editores, Buenos Aires, 1963, T. VIII., p.
329.
Monográfico Belgrano 200 años
92
para bajar de sobre las mulas, ni siquiera un cañón, empezó la acción con un cañonazo,
y sin dar lugar al enemigo, se fueron acercándoles los nuestros de modo que se vino a
las armas blancas. Esto se evidencia por los muchísimos heridos que se recogieron, los
más de sables, lanzas, etc.; pocos de balas. Es cierto que el ejército enemigo estaba
compuesto de gente muy disciplinada y diestrísima en el manejo del fusil. Nuestra
caballería con guardamontes los desconcertó. Ayudó a desconcertarlos una partida de
vallistas115
que llegaron aunque desarmados por las espaldas. El enemigo creyó otra
cosa, y se desordenó. Los vallistas recibieron su descarga, murieron algunos, y los
demás echaron a correr, y los vimos pasar a todo galope de retirada a sus casas, y
huyendo por delante de nuestra casa de Santa Bárbara, sin querer acercarse por más que
los llamábamos. Tal era el julepe que llevaban a cuestas”.116
Cuando Villafañe menciona al “Barón” se refiere a Eduardo Ladislao Kaunitz, el
barón de Holmberg, el mismo general en la parte de la acción informa que comandaba
“el tren de artillería volante, y las cuatro piezas de que se componía al del capitán don
Francisco Villanueva, teniente D. Juan Santamaría, teniente D. Juan Pablo Luna y
teniente D. Antonio Giles; las municiones en dos carretillas a cargo del subteniente D.
José Velázquez; todos cumplieron su deber, y los tiros que hicieron fueron acertados;
sirvió de ayudante D. José María Paz”.117
Prosigue la crónica de Villafañe que “el enemigo, después de la acción de la mañana,
se reunió y estuvo haciendo fuego toda la tarde, aunque no contiguo. Toda la noche del
jueves 24, estuvieron haciendo fuego, como dando tiempo para la retirada, que
efectuaron. El general Belgrano se vio perdido, y se ha retirado con unos pocos
soldados al lugar que llaman el Rincón, que está a dos leguas distante de la ciudad,
hacia el Sur; aquí se le fueron agregando otros soldados de a caballo con un cañón. Es
prueba de lo asustado que estaba, porque el viernes siguiente, el día del combate, muy
de mañana, aparecieron unos soldados en Santa Bárbara, trayendo el dicho cañón, como
temiendo que el enemigo se los tomara. Díaz Vélez en la ciudad, trataba de esconderse
y salvar su persona, como lo ha dicho el Barón, testigo de vista. La cosa estuvo en
estado, que si el ejército enemigo viene esa noche de ataque a la ciudad, lo toma sin
remedio”.118
Este comentario de Villafañe sobre Eustoquio Díaz Vélez y aparentemente atestiguado
por Holmberg, nos dará motivo a un comentario más adelante.
Prosigue Villafañe: “Se debe concluir que Dios ha querido humillar el orgullo del
enemigo, y como me lo dijo el general Belgrano: deposuit potentes de sede, et exaltavit
humildes119
. En la Iglesia Matriz se había hecho una novena a los Santos Apóstoles
Simón y Judas, y se hacía la Novena a San Miguel Arcángel. La victoria la debemos al
cielo por la intercesión de nuestros Santos protectores, Eso es lo cierto”.
Prosiguiendo en mi historia. Se ha hecho y celebrado un novenario de Nuestra Señora
de las Mercedes en la Iglesia y después su Misa Solemne en acción de gracias, con
sermón, que predicó el doctor Molina, con asistencia de la ciudad y del General
Belgrano. El día 28, día de los Santos Apóstoles Simón y Judas, salió la procesión con
las estatuas de dichos santos, de Nuestra Señora de [las] Mercedes, y de San Miguel
115
Habitantes del valle. 116 Furlong G., Diego…” Op.cit., p. 98. 117
Instituto Nacional Belgraniano, Documentos para la Historia del general don Manuel Belgrano,
Buenos Aires, 2003, T. IV., p. 587. 118
Furlong G., Diego…” Op. cit., p. 99. 119
“Ha quitado a los poderosos de su trono y exaltó a los humildes” según Evangelio de San Marcos 1:52.
Monográfico Belgrano 200 años
93
Arcángel y se enderezaron al campo de las Carreras, que es al poniente de la ciudad y
lugar de la victoria. Hubo ceremonias, y el General Belgrano entregó el bastón a la
Santísima Virgen. Acciones todas muy religiosas y cristianas, que le hacen a Belgrano
más honor que ningunas otras. Yo como que mi casa está aún ocupada, no he estado, ni
presenciado nada de las sobredichas funciones”.120
El doctor Molina, es el Pbro. José Agustín Molina, amigo de Villafañe y partidario de
la causa de la revolución, de destacada actuación en esa ciudad que lo había visto nacer
y donde desarrolló su vida pastoral y política.
Prosigue Villafañe: “Como a las Ave Marías del 28 de octubre, entró el General Díaz
Vélez con su tropa, de vuelta de su expedición, siguiendo al enemigo: oigo que se ha
perdido alguna gente. El enemigo se ha fortificado en Salta. Los políticos hagan sus
reflexiones y cálculos. El Barón ha partido a Buenos Aires, bien disgustado –dicen- del
resultado; sabremos o sabremos”.
Esta es la respuesta a la duda de aquella partida a Buenos Aires. El 29 de setiembre
de 1812 apenas cinco días después de la batalla de Tucumán, el barón de Holmberg que
había servido con honor y a quien Belgrano había elogiado anteriormente, fundado en
“las indisposiciones que padece mi salud, he determinado pedir mi licencia… y de que
concederme pueda retirarme hoy mismo a una de las casas de la Sras. de Ojeda que se
halla a media legua de la ciudad”. 121
Al día siguiente Belgrano ofició en estos duros términos al Triunvirato: “El barón de
Holmberg, me ha presentado el memorial que acompaño: abusó de mi amistad y por
consiguiente del aprecio y distinción que le he hecho, y me faltó el respeto debido; por
cuyo motivo le mandé arrestado a su casa; esto acaloró, sin duda, su imaginación, y le
ha empeñado en solicitar su licencia absoluta”. Pero Belgrano que no tenía empacho en
reconocer las virtudes de Holmberg prosigue con estos términos que lo distinguen: “es
sujeto de muchos conocimientos, útil, utilísimo, y acaso al lado de V.E: más contenido,
y dedicado a las ramas de artillería o de ingenieros, proporcionará a la Patria muchos y
buenos servicios, pues tiene celo, constancia y luces, que no son vulgares entre nosotros
en este Ejército; aquí ha trabajado; aquí ha trabajado mucho, ha desempeñado cuanta
comisión le he dado; ha sido interesante en su contracción y confieso que le amo por
estas cualidades; pero su genio vivísimo o sea no entender el idioma, él se ha
precipitado y ya con ese castigo jamás creo gustará servir en este Ejército, donde me ha
sido preciso tomar aquella medida para evitar un mal ejemplo de insubordinación, aún
en el modo de hablar”. 122
Este párrafo explica claramente el concepto que gozaba aquel
que había trasladado la Bandera el 25 de mayo de 1812 en Jujuy desde la posada de
Belgrano “para enarbolarla en los balcones del Ayuntamiento”123
Digamos también en
su honor que la Gaceta de Buenos Aires un mes después publicaba “los grandes elogios
de los conocimientos, actividad y patriotismo” que demostraba el joven oficial.124
Nada
de esto opaca a “Holmberg el artillero”, como lo llamó su descendiente Luis Holmberg
120
Furlong G., Diego…”, Op.cit., p. 99. 121
Instituto Nacional Belgraniano, Documentos para la Historia del general don Manuel Belgrano,
Buenos Aires, 2003, T. IV., p. 574.
122 Ibídem, Tomo IV., p. 427. 123
Ibídem, Tomo IV., p. 575. 124
Ibídem, Tomo IV., p. 576.
Monográfico Belgrano 200 años
94
en su libro; aunque el 11 de octubre el gobierno ratificó la sanción impuesta por
Belgrano.125
Como ejemplo a poco más de una semana del Éxodo Jujeño, desde el Río Pasaje el
31 de agosto de 1812, Belgrano le escribía a Bernardino Rivadavia, refiriéndose: “Ud.
me sorprende con la noticia de [Manuel] Dorrego, y siento no me diga su delito; si ha
cometido alguno, que sufra; me gusta mucho la justicia y para aplicarla no tengo
consideración a ningún viviente: tenga Ud. esta regla y verá la autoridad sostenida sin
mucho trabajo”. Sin embargo al final de la carta agregó esto: “Dorrego es todo un
oficial, no me lo detengan… lo necesito mucho”, 126
párrafo que habla muy bien de
ambos. Tiempo después el “enfant terrible” que llevaba adentro del bravo Manuel
Dorrego habría de ser sancionado por San Martín cuando fue a hacerse cargo del
ejército del Norte por una burla al general Belgrano.
En marzo de 1813 Villafañe en otra carta elogia los cambios después “de un año de
usurpación y rebeldía, y en el que tantos desastres con el derramamiento de tanta sangre
en Buenos Aires, que hacen bramar a la humanidad, se legitimiza con haber reconocido
el gobierno ejecutivo la soberanía de los pueblos unidos en la Asamblea General.
Roguemos a Dios que nos dé un gobierno estable, justo, y que remedie los males que
experimentamos, de poca o ninguna subordinación en los criados, la falta de la
educación pública, el libertinaje en las costumbres y las usurpaciones de los bienes
ajenos. De otra suerte, se verá en la práctica, y experimentarán los pueblos que fue
soñada la felicidad, que se buscaron a costa de tanta sangre y sacrificios con mudar de
amo”. 127
La conspiración de Martín de Álzaga y la serie de fusilamientos que conllevó,
las medidas sobre los bienes de los españoles europeos y las cargas tributarias, y otros
cosas con las que Villafañe no estaba de acuerdo.
Con respecto al “libertinaje en las costumbres” esos días previos a la Batalla de Salta
fueron caldo propicio para el cotilleo con un asunto de polleras, de un oficial salteño
con la mujer de un santiagueño, que obligó a Belgrano a intervenir.
Dos cartas nos revelan a otro Martín Miguel de Güemes, lo que no es baldón alguno a
la gesta que protagonizara. Fue la que Belgrano remitió al gobierno desde Tucumán el
10 de noviembre de 1812: “Habiéndome informado el alcalde de la ciudad de Santiago
del Estero Dn. Germán Lugones de la escandalosa conducta del teniente coronel
graduado don Martín Güemes con Da. Juana Inguanzo, esposa de Dn. Sebastián Mella,
teniente de dragones en el ejército de mi mando, por vivir ambos en aquella ciudad
aposentados en una sola mansión, y habiendo adquirido noticias que este oficial ha
escandalizado mucho antes de ahora con esta mujer de la ciudad de Jujuy, llamé a su
esposo Mella y le reconvine que estaba separado de ella, a que me contestó haciéndome
presente la amistad ilícita que tenía con el expresado Güemes, quien le había amenazado
repetidas veces, que le iba a quitar la vida, por intentar poner remedio a este exceso, y
reconviniéndole que porque no me había dado parte jamás, me expuso que no lo había
hecho por no molestarme, pues en tiempo del general Pueyrredon había impuesto ante el
una queja, y no sacó otra cosa, que el ser burlado y vejado, de cuyas resultas se había
dispuesto ya a abandonarla. Con estos antecedentes indubitables, considerando que
cualquier procedimiento judicial sobre la materia, sería demasiado escandaloso y acaso
ineficaz, he tomado la resolución de mandarle a Güemes, como lo hago con esta fecha,
125
Ibídem, Tomo IV., p. 575. 126 Ibídem, Tomo IV., p. 561. 127 Furlong, G., Diego…”, Op.cit., p. 103.
Monográfico Belgrano 200 años
95
que dentro de veinticuatro horas de recibida mi orden se ponga en camino para esa
ciudad en donde se deberá presentar a V.E. por convenir así al servicio de la Patria, y al
teniente gobernador de Santiago, le oficio previniéndole, que le haga saber a Da. Juana
Iguanzo, que dentro de tres días, que deberán correrle desde el acto de la intimación,
salga para esta ciudad a unirse con su esposo, y para que pueda efectuarlo sin el menor
embarazo, le proporcione por su justo precio los auxilios que necesite, pero que en caso
de contravención tomará las medidas más ejecutivas y eficaces para que tenga mi orden
cumplimiento”. Agregaba finalmente que con estas medidas “he tenido por objeto la
conservación del orden, el respeto a la religión y el crédito a nuestra causa”.128
El 26 de
noviembre el gobierno aprobó las medidas adoptadas por Belgrano.129
El 26 de febrero del año siguiente, a pesar del “jubileo” por la Batalla de Salta desde
esta ciudad, volvió Belgrano a referirse a Güemes en estos términos: “Si el teniente
coronel Dn. Martín Güemes procediese con el honor que corresponde a su carácter, se
abstendría de pedir se le hiciesen saber las causas que dieron motivo, no a ser
confinado, sino que marchase a la capital a la orden de V.E., pues él no puede ignorarlas
cuando su propia conciencia le debe acusar de que su vida escandalosa con la Iguanzo
ha sido demasiado pública en Jujuy, en ésta y en Santiago del Estero… Las virtudes y
servicios militares de que ha sido informado V.E. no son tantas ni de tanto valor como
se ponderan vulgarmente. Virtudes ciertamente no se le han conocido jamás, sus
servicios han sido manchados con ciertos excesos, o mejor diré delitos, de que tengo
fundamentos muy graves para creerlos, aunque no documentos, porque cuando llegaron
a mi noticia, juzgué inoportuno y extemporáneo el indagarlos…”. Belgrano trataba de
depurar a su ejército “de toda corrupción” como base para el apoyo de los pueblos a las
armas de la Patria.130
Pero la grandeza de Belgrano superó con los años este concepto y en setiembre de
1816 le escribió: “Como yo he hecho ostentación de la amistad de usted en
consecuencia de que habían hablado algunos de que usted no la tendría conmigo, así
porque lo mandé a Buenos Aires, como porque a Rondeau dicen que usted le manifestó
que no me admitiría, seguramente se han venido a valer de mí para que me empeñe con
usted, y yo me he gloriado de esto, conociendo que aquel ridículo concepto ya no
existía…”131
Tomás Manuel de Anchorena era abogado, ocupó cargos públicos, pero también
estaba dedicado al comercio llevando adelante los negocios familiares, bien sabida es su
amistad y cercanía y fidelidad al general Belgrano a quien sirvió como secretario.
Después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, Belgrano quedó sólo. Una carta de
Anchorena a su hermano Nicolás residente en Buenos Aires, fechada en Jujuy el primer
día del año 1814, a raíz de los comentarios donde le aclara perfectamente la opinión
sobre el prócer en la capital, asume en forma contundente su defensa y no tiene
empacho en describir la realidad de ese momento, donde aparecen Díaz Vélez, según lo
dijimos y otros oficiales:“del estado de luto en que se halla ese pueblo, y las
execraciones con que se producen muchísimos contra Belgrano. Ya es sabido que todo
128
Instituto Nacional Belgraniano, Documentos para la Historia del general don Manuel Belgrano,
Buenos Aires, 2003, T. IV., p. 667-668. 129
Ibídem, Tomo IV., p. 668. 130
Ibídem, Tomo IV., p. 427. 131
Güemes, L., Güemes documentado, Editorial Plus Ultra, Buenos Aires, 1980, T. VI, p. 125.
Monográfico Belgrano 200 años
96
general vencedor es un héroe, aunque sea un facineroso o tirano, y que el vencido es un
inicuo, aunque esté lleno de virtudes, porque los pueblos, en lo más de su número,
corrompidos e ignorantes, juzgan de las acciones por su resultado, y gradúan su mérito,
según más o menos lisonjean sus pasiones y deseos. Belgrano sólo siente la pérdida, y
desprecia todo cuanto digan, pues ni él se ha constituido jamás en la obligación de
vencer siempre, sino tan solamente de poner los medios para lograr la victoria; y, de
éstos, los que están a su alcance como un ciudadano, que jamás ha aprendido el arte de
la guerra, y es general porque le mandan que lo sea, ni se considera culpable de las
desgracias acaecidas… Es bien constante que él se ha sostenido hasta el fin, cuanto ha
podido en las dos acciones, que los jefes no le han ayudado en nada, y que éstos,
muchos de los comandantes, y la mayor parte de la oficialidad, han procedido con la
mayor cobardía, huyendo unas veces, escondiéndose tras de morros y barrancas, otras,
tendiéndose de barriga en el suelo, de modo, que, al fin de las investigaciones, no ha
tenido la tropa oficiales que la manden. Y de esto ¿quién tiene la culpa? El gobierno,
que ha conferido los empleos militares a hombres sin talentos, sin honor y sin
educación, que sólo sirven para sacrificar a los demás, por atender a consideraciones
particulares, y dar de comer a quienes vivían en la miseria por su inutilidad. El gobierno
que no tuvo rectitud y energía para castigar a los cobardes del Desaguadero (es el
culpable de estas derrotas). El gobierno no ha sabido sostener a Belgrano en los castigos
que ha hecho con varios oficiales ineptos, y que cuando han sido algunos arrojados de
este ejército, por indignos de vestir el uniforme, al momento los ha colocado y aún
ascendido, a pesar de los informes que se le han hecho, execrando de este modo la
autoridad y la justicia, y protegiendo abiertamente el crimen. ¿No es un escandaloso
crimen que debe ser castigado con un presidio el que Perdriel y Aráuz, únicos
comandantes que han quedado de infantería, viendo el estado de desorganización en que
se halla el ejército y nuestros graves apuros, hayan pedido licencia para retirarse a ésa,
el primero, y al Tucumán el segundo? Pues esto mismo han hecho varios oficiales, y el
General que a todos se las concede, porque conoce su cobardía e ignorancia, y la
perversidad de su corazón, que son capaces de todo mal, estrechándolos a servir contra
su voluntad. Díaz Vélez pasó a Tucumán a activar los trabajos de la fábrica, y curarse,
al mismo tiempo, de una sarna leprosa que le ha salido. De mismo modo se hallaban en
todos los demás ramos de su facultad, y si se duda de esto, pregúntese ¿Cuándo se los
ve leer a nuestros oficiales? ¿Qué obras militares tienen? Pero ¿qué digo que obras
militares? ¿Otros tienen las ordenanzas y el color, y en que tiempo las saludan? Y, por
aquí, fácilmente se podrá colegir el sumo grado de ignorancia en que se hallan. No
piensan en otra cosa que en jugar y putear, y es necesario que el General visite los
cuarteles, para que se barran, porque de lo contrario la tropa se atolla en inmundicia y se
enferma, que recorra continuamente los hospitales, el parque y maestranza, pues de no,
todo está en desorganización, y, por último, que ande por las calles, de día y a deshora
de la noche, celando la tropa, que no juegue ni se reúna en las pulperías, rompiendo a
cada paso bastones en dar palos, porque ni para esto, ni para contener de noche en los
cuarteles a los soldados, sirven los señores oficialejos. Todo su Dios y atención es la de
recorrer estrados, jugar y fornicar cuanta puta se les presenta, para después salir
enfermos, y licenciarse al mejor tiempo, a pretexto de curarse. Dirá cualquiera ¿y
porque Belgrano no los contiene? Pero, ¿cómo? Nadie ignora todo lo que se requiere
para imponer un castigo grave a un oficial, y cuando Belgrano ha procedido contra
alguno, como ha debido y lo exigían las circunstancias, el gobierno ha aprobado su
Monográfico Belgrano 200 años
97
conducta en papel, pero la ha desairado con sus manejos, protegiendo a los delincuentes.
En cuanto a mí, va enhorabuena que crean me han engañado y que estoy atolondrado. Si
esto es así, me servirá por ahora de fundamento para seguir en mi atolondramiento, el
que todos estos pueblos lo estén, pues a pesar de estos contrastes aprecian sobremanera
a Belgrano, porque, aunque no lo tengan por héroe, creen que no ha de venir otro mejor
que él. La muchedumbre de Potosí que se ha reputado y reputa aunque tan contraria a
nosotros, lo recibió a su regreso de Ayohuma, como a un general victorioso. Estos dos
pueblos, el de Tucumán, Santiago del Estero y Catamarca, han hecho motu propio con
sola la noticia de nuestra última desgracia, con lo que dan una prueba, la más decisiva y
auténtica, de la confianza que tienen en este jefe, y del aprecio que les merece”. 132
Estos párrafos esclarecedores sobre la conducta de Perdriel y de Aráuz que no es otro
que el general Aráoz de Lamadrid, los había leído el R.P. Guillermo Furlong S.J., en la
biblioteca del reconocido coleccionista John Walter Maguirre, a los que Marcos
Estrada, un estudioso de la relación entre Belgrano y Anchorena volvió a dar a luz, hace
un cuarto de siglo.
La opinión de Anchorena sobre muchos hombres, se la había hecho conocer el 24 de
diciembre de 1812 a su hermano Juan José desde Tucumán; cuando asumió las
funciones de Secretario del Ejército del Norte, texto que vale transcribir para interpretar
con qué males debió luchar el Belgrano y la realidad desconocida en Buenos Aires; y
algunos de esos párrafos podrían suscribirse a muchos años de nuestra Argentina:
“Todos sabemos que la patria es juguete de las pasiones y la máscara para cometer toda
clase de delitos… La política de los cortesanos el día en esa (Buenos Aires) es
demasiado grosera para que pueda ser imperceptible aún a los más advertidos, y tanto
más cuanto creen que los habitantes de los demás pueblos ni piensan, ni tienen luces
para conocer sus patrañas...”.133
Vuelto Anchorena al Norte, en setiembre de 1815 fue elegido diputado por Buenos
Aires al Congreso, sobre lo que apunta a su hermano “yo me reí mucho de la ocurrencia
de los Señores Electores, pues no sé cómo, reconocida por el Estatuto Provisorio la
libertad e independencia de las Provincias, y estando yo ausente de esa ciudad y de todo
su distrito, no siendo vecino de ella desde la edad de 25 años, ni finca, ni aún comercio
que siempre lo he hecho sobe estos países y Perú… este nombramiento no es un acto
nacional, sino peculiar de esa Provincia, fuera de cuyos límites no puede extenderse la
autoridad de la Junta Electoral”. 134
Anchorena fue igualmente diputado al Congreso, viendo la ineficacia de Rondeau al
frente del Ejército, le escribió en febrero de 1816: “Ahora han conocido en Tucumán, en
todo el Perú y en el ejército, lo que éste [Belgrano] valía; que entendía más de lo que
pensaba del arte de la guerra, sin haber estado en ninguna escuela ni al lado de grandes
generales; que sus pérdidas fueron casuales, y por falta de hombres que lo ayudasen; y
que le energía con que obraba, a que llamaban despotismo, era necesaria para sostener
el orden en los pueblos y en el ejército. Claman por él, aún sus mayores enemigos; lo
desean por instantes, pero creo que ya es tarde”.135
No estaba en lo cierto Anchorena, se haría cargo del ejército, y el 6 de julio de 1816
le escribió a su hermano “Ahora mismo nos vamos a reunir en Congreso en que se
132
Estrada, M.de, “Causales de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma”, en Anales, Instituto Nacional
Belgraniano, Buenos Aires, 1983, N. 5, p. 59-63. 133
Ibarguren (H). C., “Tomás Manuel de Anchorena comenta el Congreso de Tucumán y los sucesos
políticos de 1816”, en Historia, Buenos Aires, 1966, No44, p. 60.
134 Ibídem, p. 64.
135 Ibídem, p. 65-66.
Monográfico Belgrano 200 años
98
traerán a la vista las comunicaciones de esa Junta, y se le oirá a Belgrano, que llegó a
ésta antes de anoche a las 10, y fue prevenido para que concurriese hoy a hacer algunas
exposiciones al Congreso”136
Pero esa es otra historia, bastante conocida…■
136
Ibídem, p. 69.
Monográfico Belgrano 200 años
99
LOS AMORES FRUSTRADOS DE
MANUEL BELGRANO
Nora A. de Fasani137
María Josefa Ezcurra
137 Profesora de Historia. Miembro Correspondiente del Instituto Nacional Belgraniano. Presidente del
Instituto Belgraniano del Partido de Gral. San Martín Presidente de la Federación de Entidades de
Estudios Históricos de la Provincia de Buenos Aires. (MC). Presidente de la Asociación Cultural
Sanmartiniana “Maipú” de Gral. San Martin. Presidente de la Junta de Estudios Históricos de Gral. San
Martin. Vicepresidente de la Asociación Dante Alighieri de Gral. San Martin
Monográfico Belgrano 200 años
100
Transcurría el año 1802. Manuel Belgrano que gustaba de las reuniones sociales,
asistió a un “sarao” como se decía entonces en casa de la familia de Mariano
Altolaguirre, y conoció allí a una bella joven, de quien se enamoró perdidamente, ella
era María Josefa Ezcurra, de 17 años, perteneciente a una familia de muy buena
posición económica.
La joven había recibido una esmerada educación para la época que se completaba con
clases de música, canto y danza. Asistían juntamente con Encarnación, su hermana
menor.
Manuel Belgrano tenía en ese momento 32 años. Era atractivo, muy educado, de
modales refinados y muy amena conversación. Desde ese momento comienza un
romance entre los jóvenes, pero éste se interrumpe por la oposición del padre de María
Josefa, motivada por la menguada fortuna de los Belgrano en ese momento.
Como era habitual en la época, el padre de María Josefa resolvió casarla con un
primo hermano, Juan Esteban Ezcurra, quien procedente de Navarra, España, estaba
instalado en Buenos Aires hacía tiempo con un próspero negocio.
Como era de esperar, la pareja no se llevaba bien. Con los sucesos de la Revolución
de Mayo de 1810, Juan Esteban que era realista, resuelve volver a España, abandonando
a su esposa después de siete años. Algunos historiadores creen que María Josefa y
Manuel reanudaron su relación amorosa.
Luego de la campaña al Paraguay, Belgrano es designado General en Jefe del Ejército
del Alto Perú, ante la renuncia de Juan Martín de Pueyrredon por cuestiones de salud,
por lo que Manuel Belgrano debe hacerse cargo del mismo.
Como vemos, las circunstancias y los acontecimientos llevaron a Belgrano a asumir
responsabilidades impensadas.
Estamos ya en 1812. María Josefa viajó a Jujuy, a encontrarse con Manuel,
encarando con mucho coraje una travesía plagada de riesgos e incomodidades que se
prolongó por dos meses aproximadamente.
Por fin juntos, comparten el Éxodo Jujeño, el 23 de agosto de 1812 y el triunfo de
Tucumán el 24 de septiembre del mismo año.
Estos avatares obligan a María Josefa, que estaba embarazada, a viajar a Santa Fe,
alojándose en una estancia familiar, donde el 30 de julio de 1813 nace su hijo Pedro
Pablo.
El niño es bautizado en la iglesia matriz de Santa Fe. En el texto de la partida de
nacimiento y bautismo leemos textualmente “De padres no conocidos”, en el margen
“huérfano”, padrinos: D. Rafael Ricardos y Da Trinidad Mauana. Sería adoptado por el
matrimonio formado por Encarnación Ezcurra, hermana menor de la madre y Juan
Manuel de Rosas, permaneciendo siempre junto a María Josefa Ezcurra, su verdadera
madre.
Luego de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, a fines de 1814, Belgrano debe
regresar a Buenos Aires, para ser sometido a un Consejo de Guerra, que finalmente lo
absuelve quedando sobreseído.
A comienzos de 1815, Belgrano es enviado en misión diplomática a Europa con
Bernardino Rivadavia. Al regreso de esa frustrada misión, debe viajar a Tucumán para hacerse cargo
nuevamente del Ejército Auxiliar del Alto Perú. En esa circunstancia es citado a
participar de una reunión secreta realizada el 6 de julio de 1816, para que explique la
situación europea.
En esa reunión secreta expresa su proyecto de instaurar en estas tierras una
monarquía temperada proponiendo que sea coronado un miembro de la dinastía Incaica.
A pesar de la aprobación de muchos diputados, el sorpresivo proyecto no prosperó.
Monográfico Belgrano 200 años
101
Al declararse la independencia, Belgrano, de 46 años de edad, había conocido en una
fiesta realizada el 10 de julio de 1816 a una hermosa joven llamada María Dolores
Helguero y Liendo, de 18 años, con quien inicia un romántico idilio. Esta joven,
pertenecía a una respetable familia del lugar. Como resultado de esta relación, la joven
queda embarazada, pero nuevamente Belgrano debe atender sus responsabilidades
militares impostergables, que le impiden concretar su promesa de casamiento, a tal
punto que los padres de Dolores resuelven casarla con un amigo de la familia, Manuel
Eugenio Rivas, bastante mayor que ella.
Belgrano recibe la noticia del nacimiento de su hija, llamada Manuela Mónica del
Corazón de Jesús, el 4 de mayo de 1819.
Cuando la niña tiene 5 años su madre la envía a Buenos Aires a la casa de la familia
de los Belgrano donde vivían sus tíos, Juana y el sacerdote Dr. Domingo Belgrano,
quienes asumieron la responsabilidad de su educación. Los niños Pedro Pablo y
Manuela Mónica se tratarían asiduamente durante toda su vida.
Los estudiosos de la grafología científica, al analizar la multiplicidad de sus escritos,
nos dan la idea de una personalidad que fue evolucionando notablemente a medida de
las circunstancias que le tocaba vivir.
Llegamos a los instantes finales de su azarosa vida, con su salud irremediablemente
quebrantada.
Muchos logros personales, importantes triunfos para la Patria, algunas lamentables
derrotas y enfermedades, como también grandes desilusiones.
Pero su acendrado sentido del deber y su inclaudicable amor a la Patria, le
impidieron disfrutar del cariño de sus hijos, dejando indudablemente en su espíritu una
profunda huella, imposible de dimensionar.
La energía del ánimo es lo que caracterizó a Belgrano. Los graves problemas de salud
que lo aquejaron, los pudo superar gracias a su fuerte voluntad y espíritu de sacrificio.
Toda la labor belgraniana está orientada hacia el bien común a través de la familia, la
educación, el trabajo, la salud, la seguridad y el amor a Dios.
A 200 años de su desaparición física aún nos conmueven sus últimas palabras:
“Pensaba en la eternidad a la que voy y en la tierra querida que dejo. Yo espero que los
buenos ciudadanos trabajarán por remediar sus desgracias. Ay Patria mía!”■
Bibliografía:
Anales del Instituto Nacional Belgraniano.
Monográfico Belgrano 200 años
102
LA ÚLTIMA VOLUNTAD DE
MANUEL BELGRANO
María Teresa Fuster138
El 20 de junio de 1820 fallecía en la ciudad de Buenos Aires el general Manuel
Belgrano, un hombre que, a juicio del general Miller, “fue uno de los hombres más
liberales, más honrado, más desinteresado que ha producido la América del Sud” 139
y
según el General Paz “poseía un juicio recto, una honradez a toda prueba, un
patriotismo el más puro y desinteresado…y un valor moral que jamás se ha
desmentido”.140
En estado de pobreza, prácticamente olvidado, apenas rodeado de algunos de sus
hermanos y contados amigos pasó sus últimos momentos el mayor prócer que tuvo
nuestra patria.
Era un tiempo en que el país, por el que entregó todo, se debatía en el caos.
Semanas antes, coincidencia o no, en el décimo aniversario de la revolución de
Mayo, un día 25 de mayo, testaba expresando su última voluntad ante el Escribano
Narciso de Iranzuaga. Sus bienes eran escasos.
En su testamento se acuerda de aquellos a quienes debe y de las ceremonias
religiosas que darán descanso a su alma. No menciona a ninguno de sus hijos. Este
silencio evidentemente se debe a que tanto Pedro, el niño que nació en 1813 y que tuvo
con Doña Josefa Ezcurra cuñada de Juan Manuel de Rosas, y que éste criara como
propio, y Manuela Mónica que tuvo con Doña Dolores Helguero en 1819, no habían
nacido dentro de una unión marital. El honor de las madres, ambas casadas, debía
resguardarse en una época de tantos prejuicios.
Su última voluntad se encuentra en el Registro 4 del Fondo Protocolos de Escribanos
del año 1820. Uno de los valiosos fondos documentales existentes en Archivo General
de la Nación Argentina.
Compartimos la testamentaria de Don Manuel Belgrano
Testamento de Manuel Belgrano141
(transcripción)
"En el nombre de Dios y con su Santa gracia amén. Sea notorio como yo, Dn. Manuel
Belgrano, natural de esta ciudad, Brigadier de los exercitos de las Provincias Unidas en
Sud América, hijo legítimo de Dn. Domingo Belgrano y Peri, y Da. María Josefa
González, difuntos: estando enfermo de la que Dios Nuestro Señor se ha servido darme,
138 María Teresa Fuster es Licenciada en Historia (UBA) y Profesora de Enseñanza Superior en Historia
(UBA). Especialista en historia colonial. Académica correspondiente de la Academia Argentina de Artes
y Ciencias de la Comunicación. Miembro del Comité Argentino de Lucha contra el Tráfico Ilícito de
Bienes Culturales (UNESCO) y del Consejo Consultivo Honorario (Ministerio de Cultura de la Nación).
En la actualidad se desempeña en el Área de Comunicación del Archivo General de la Nación
(Argentina). 139
Cita de Memorias del General Miller, Londres, 1829, extraída de Mitre, B., Historia de Belgrano,
Volumen 1, Buenos Aires, 1859, p. 5. 140 Paz, J. M., Memorias Póstumas del brigadier J. M. Paz, Buenos Aires, 1855 pp.11, 12. 141
En la presente transcripción se conserva la ortografía original.
Monográfico Belgrano 200 años
103
pero por su infinita misericordia en mi sano y entero juicio, temeroso de la infalible
muerte a toda criatura e incertidumbre de su hora, para que no me asalte sin tener
arregladas las cosas concernientes al descargo de mi conciencia y bien de mi alma, he
dispuesto ordenar este mi testamento, creyendo ante todas las cosas como firmemente
creo en el alto misterio de la Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, tres
personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y
sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa madre Iglesia Católica Apostólica
Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como
católico y fiel cristiano que soy, tomando por mi intercesora y abogada a la Serenísima
Reina de los Ángeles María Santísima, madre de Dios y Señora nuestra y devoción, a su
amante Esposo el Señor San José , al Angel de mi guarda Santo de mi Nombre y
devoción y demás de la corte celestial, bajo de cuya protección y divino auxilio otorgo
mi testamento en la forma siguiente:
"1ª Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la crió de la nada, y
el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, y quando su Divina Magestad se digne
llebar mi alma de la presente vida a la eterna, ordeno que dicho mi cuerpo, amortajado
con el ábito de patriarca de Sto. Domingo, sea sepultado en el Panteón que mi casa tiene
en dicho Convento, dejando la forma del entierro, sufragios y demás funerales a
disposición de mi alvacea.
"2ª Item: ordeno se dé a las mandas forzosas y acostumbradas a dos reales con las que
separo mis bienes.
"3ª Item, declaro: Que soy de estado soltero, y que no tengo ascendiente ni
descendiente.
"4ª Item, declaro: Que debo a Dn. Manuel de Aguirre, vecino de esta ciudad, dieciocho
onzas de oro sellado, y al Estado seiscientos pesos, que se compensarán en el ajuste de
mi cuenta de sueldos, y de veinte y quatro onzas que ordeno se cobre por mi albacea, y
preste en el Paraguay al Dr. Dn. Vicente Anastasio de Echeverría, para la compra de una
mulata: Quarenta onzas de que me es deudor el Brigadier Dn. Cornelio Saavedra, por
una sillería que le presté quando lo hicieron Director; dieciséis onzas que suplí para la
Fiesta del Agrifoni en el Fuerte, y otras varias datas: Tres mil pesos que me debe mi
sobrino Dn. Julián Espinosa por varios suplementos que le he hecho.
"5ª Para guardar, cumplir y executar este mi testamento, nombro por mi albacea a mi
lexítimo hermano el Dr. D. Domingo Estanislao Belgrano, dignidad de Chantre de la
Santa Iglesia Catedral, al qual respecto a que no tengo heredero ninguno forzoso
ascendiente ni descendiente, le instituyo y nombro de todas mis acciones y Dros.
presentes y futuros. Por el presente revoco y anulo todos los demás testamentos,
codicilos, poderes para testar, memorias, u otra qualesquiera otra disposición
testamentaria que antes de ésta haya hecho u otorgado por escrito de palabra, o en otra
forma para que nada valga, ni haga fe en juicio, ni fuera de él excepto este testamento
en que declaro ser en todo cumplida mi última deliberada voluntad en la vía y forma que
más haya lugar en Dro.
En cuyo testimonio lo otorgo así ante el infrascrito escribano público del número de
esta ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa María de Buenos Ayres, a veinte y
cinco de mayo de mil ochocientos veinte. Y el otorgante a quien yo dho Escribano doy
fe conozco, y de hallarse al parecer en su sano y cabal juicio, según su concertado
razonar, así lo otorgo y firmo, siendo testigos llamados y rogados don José Ramón Mila
de la Roca, Dn. Juan Pablo Sáenz Valiente, y Dn. Manuel Díaz, vecinos.
Rúbrica: M, Belgrano
Rúbrica: Narciso de Iranzuaga
Monográfico Belgrano 200 años
104
Escribano Público." 142
La humilde, valerosa y desinteresada personalidad de Manuel Belgrano se evidencia
en su última voluntad. Un hombre digno de imitar.
Vale la pena rescatar las palabras del discurso del entonces presidente de la Nación
Don Domingo F. Sarmiento un 24 de noviembre de 1873143
, en momentos en que se
inauguraba un monumento ecuestre del general Manuel Belgrano en la Plaza de Mayo,
ciudad de Buenos Aires:
“Hay, pues, una inmortalidad humana que se adquiere por el genio, la abnegación o el
sacrificio; pudiendo extenderse, según la perfección e influencia de aquellas virtudes, a
un pueblo, a toda la tierra, a un siglo, a todos los que le sucedan mientras exista la raza
humana. Belgrano, cuya efigie contemplamos, participa para nosotros, y en la medida
concedida a cada uno, de esas cualidades que hacen al hombre vivir más allá de su
época (…) Su nombre, empero, sin descollar demasiado, se liga a las más grandes fases
de nuestra Independencia, y por más de un camino, si queremos volver hacia el pasado,
la candorosa figura de Belgrano ha de salimos al paso. Cuando el Gobierno agradecido,
quiso premiarlo, por la memorable victoria ganada en Tucumán en este día,
disminuyendo su pobreza fundó con el premio cuatro Escuelas Primarias, las primeras,
que cuatro ciudades, que son hoy capitales de Provincia, veían abrirse para la educación
de sus hijos”144
.
Recién ciento dieciocho años después se rindió un merecido homenaje a su memoria
cuando el 9 de junio de 1938 el Congreso Nacional Argentino sancionó la Ley 12.361
que establecía el día 20 de junio, fecha del fallecimiento de Manuel Belgrano,
como “Día de la Bandera”. Siendo finalmente reconocido Manuel Belgrano, por haber
enarbolado por primera vez en Rosario, a la vera del río Paraná, un 27 de febrero de
1812 nuestra bandera nacional.
Ley N° 12.361, de 9 de junio de 1938- Declarando Día de la Bandera, el 20 de junio
Artículo 1°- Declárese Día de la Bandera el 20 de junio que será feriado en todo el
territorio de la República
Art. 2°- Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Dada en la Sala de Sesiones del Congreso Argentino, en Buenos Aires a 8 de junio de
1938145
Aunque el homenaje sea tardío Manuel Belgrano vive más allá de su época, como
expresó Sarmiento, y recordarlo es un deber.■
142 El presente texto puede hallarse en AGN Protocolos de Escribanos. Registro 4 Año 1820. 143 La inauguración coincidió con el aniversario número 61 de la Batalla de Tucumán. 144
Discurso pronunciado por el presidente de la República Don Domingo F. Sarmiento en honor de la
Bandera Nacional al inaugurar la estatua del general Belgrano el 24 de septiembre de 1873, Buenos
Aires, Imprenta La Tribuna, 1873. 145 Legislación Argentina. Leyes Nacionales clasificadas y seguidas de su reglamentación (1939).
Editorial “La Facultad” Buenos Aires p. 420
Monográfico Belgrano 200 años
105
LA AVENTURA DE REPLICAR LA
PISTOLA ESPAÑOLA
DEL
GENERAL MANUEL BELGRANO Osvaldo y Martín Gatto
146
Desde hacía muchos años sentíamos la necesidad de reproducir una pistola que habría
pertenecido al general Manuel Belgrano, uno de los creadores de nuestra Patria.
Nunca se intentó un proyecto similar con un arma de fuego que haya pertenecido a
alguno de nuestros próceres. De tal modo que el desafío resultó aún mayor, el de ser los
precursores en proponerse semejante meta.
Al general Belgrano, se le adjudica la posesión, (hasta donde se sabe), de tres pistolas
y no se le conoce la propiedad de ningún arma de fuego larga. Y justo es decir, que de la
que menos se sabe, es ésta que reprodujimos en detalle.
146 Osvaldo Reynaldo Gatto es Profesor de Historia, Formación Ética y Profesor de Dibujo y Pintura.
Artesano en Armas Antiguas, especializado en la materia desde hace más de 40 años.
Martin Osvaldo Gatto es Técnico Químico y se ocupa de las técnicas de grabado y decoración en las
réplicas de armas. Ambos son propietarios del único taller habilitado en Latinoamérica de este oficio.
Monográfico Belgrano 200 años
106
La pistola del MHN
En esta primera parte, nos ocuparemos de la que se encuentra en nuestro país, exhibida
en el MHN (Museo Histórico Nacional), y que fuera donada en 1890, por el tres veces
ministro de relaciones exteriores, Don Estanislao Zeballos, según consta en las actas del
museo de ese tiempo.
Las otras dos, que constituyen un par, fueron fabricadas en Londres y sólo serán
mencionadas más adelante a título informativo y de curiosidad.
De acuerdo a los archivos del museo, con motivo de las batallas de Tucumán y Salta,
el Cabildo de Buenos Aires, le obsequió al general Belgrano, una pistola de origen
español, con todas las características de las armas fabricadas en Ripoll. Aparentemente,
nuestro general tuvo dicha pistola consigo en su vivienda desde 1814 hasta su muerte,
en 1820.
Por lo que sería el arma de fuego que más tiempo quedó en manos de nuestro prócer.
Es muy probable que la disparara en numerosas oportunidades, habiendo tenido que
entrenarse en el manejo de las armas en los tiempos de la independencia (o quizá con
anterioridad).
Teniendo en cuenta que se trata de un arma de uso civil, es factible que lo
acompañara en algún viaje hacia alguna de las provincias interiores, o en sus caminatas
desde su casa a destinos diversos. El mismo Cabildo, por ejemplo.
La pistola es de tamaño mediano, cañón liso en su interior, y su calibre es de 16mm.
Su exterior presenta las características propias de las armas españolas, con rebajes a dos
órdenes como suele llamarse a estos cañones, redondeado hasta casi la mitad y
octogonal con fuga hacia su parte trasera. No presenta marca de fabricante alguna. Esto
puede atribuirse a que posiblemente fue construida en tiempos de la invasión
napoleónica a España y su fabricante habría procurado por este medio su anonimato.
En algún momento indeterminado llegó al Río de la Plata, y especulando,
imaginamos que habría formado parte del inventario de alguno de los comerciantes en
Buenos Aires, donde fue comprada con el propósito que conocemos, esto es,
obsequiarla en homenaje y agradecimiento al general Belgrano.
El mecanismo de disparo, denominado llave, es del tipo tradicional español llamado
de Miguelete, con su muelle real externo y pie de gato o martillo de formas angulosas.
Prensando la mordaza, encontramos una típica argolla formando parte en una sola
pieza del tornillo pedrero, es decir, del tornillo destinado a sujetar por compresión, al
pedernal. El pedernal es una piedra tallada, generalmente de sílex, cuyo propósito será
generar las chispas para el encendido de la carga de pólvora.
El rastrillo facetado y en ángulo recto bajo, presenta gran cantidad de surcos,
característica que los españoles consideraban importantes para una profusa producción
de chispas, mucho más que otros fabricantes europeos o americanos.
El muelle del mismo se encuentra oculto por una ingeniosa medialuna grabada y
anclada en la cazoleta. Esto no solo sirve para esconder el pequeño muelle, sino que
además sirve de tope para que éste no se escape de la platina.
La culata, elaborada en nogal, presenta un remate en forma de bola, característico en
este tipo de armas. Encontramos también un gancho para transporte a la cintura, éste se
afirma a la platina en su parte trasera, por uno de los tornillos de la contraplatina.
También es interesante comentar que el ejemplar original, éste que estamos
describiendo presenta una reparación muy antigua en la madera de la culata a la altura
de la mitad del caño. Puede verse incluso en las fotos, un fragmento de madera más
Monográfico Belgrano 200 años
107
clara, producto de una rotura cuya causa ignoramos, que recorre desde la llave hasta la
abrazadera, en la parte derecha del arma.
El cañón se sujeta a la cuna de la culata, mediante un tornillo que llega desde abajo, e
ingresa en la rabera. Una abrazadera de latón, decorada con grabados, se ubica
precisamente en el sitio donde el cañón cambia de orden, en otras palabras, hacia la
mitad de su extensión.
El arco guardamontes es de acero, también habitual en las armas de ese tiempo y
procedencia. Sin embargo presenta una decoración adicional en latón pulido y grabado,
que cubre la parte alta de la culata, el pomo o bola y los alrededores de cola del
disparador. Esta decoración se fija a la madera mediante pequeños clavos de bronce.
El arma resulta muy liviana lo cual sorprende cuando se la empuña, siendo esto
mucho más cómodo que lo que aparenta sus formas.
Sobre el cañón nos encontramos con algo muy interesante. En la sección ochavada,
las tres caras superiores exhiben incrustaciones en metal blanco. En plata de baja
densidad, dos de sus caras ostentan diseños en formas de flecha, mientras que en la cara
de la parte alta, se lee claramente “General M.J. Belgrano”. Este fue el sitio elegido por
los armeros para dejar sus marcas y punzones, mismas que como ya se mencionó están
ausentes en esta arma.
Suponemos que el grabado que la identifica con el prócer, debió realizarse en algún
momento posterior al de las flechas citadas, esto quizá se deba a que cuando el Cabildo
concretó la compra del arma, la pistola ya traía esas flechas como parte de su
decoración, al que solo restaba agregarle el nombre del futuro homenajeado.
Llegamos a esta conclusión, porque los grabados presentan distintas características.
Las flechas difieren en su estilo del utilizado para el nombre del General Belgrano,
incluso en el método de insertado del metal.
La pistola no cuenta con puntos de mira, es decir, no trae ni alza ni guión.
La baqueta de carga es de madera de nogal, es obscura en su vástago y trae un
refuerzo metálico en la puntera.
Si no fuera que conocemos el nombre de su célebre propietario y las circunstancias en
las que le fue entregada, estaríamos hablando de un arma sencilla y común en los
tiempos de la colonia.
Para esa época, comienzos del siglo XIX, las armas eran todas de encendido a chispa,
también llamadas a pedernal, tanto aquí, como en el resto del mundo.
Sin embargo, en el ámbito civil y militar, el estilo dominante era el surgido de una
conjunción de la llave estilo inglés y de la llave estilo francés. El mismo era conocido
con el nombre de a la moda o moderna, donde la mayor parte del mecanismo se
ensamblaba en el interior de lo que llamamos platina.
La platina es una planchuela sobre la que va montado el mecanismo, que en la llave
española que mencionamos y que estudiamos se destaca por tener el mayor número de
sus componentes en la cara exterior, resultando una culata cuya madera es menos
cavada que en los otros sistemas, y se obtiene gracias a ello, una empuñadura más
robusta.
No obstante, fue la llave a la moderna la que se impuso en la mayoría de las armas.
La réplica
El primer paso fue tomar contacto con la pistola original, por lo que se le escribió a los
administradores del museo. Estos accedieron a que visitáramos el lugar, abriéndonos
generosamente la vitrina en donde se exhibe la pistola, junto a una miniatura que
Monográfico Belgrano 200 años
108
ilustraba el rostro del general muy joven y poco conocida y adyacente a un catalejo
utilizado en batalla por el mismo Belgrano.
Para la solemne ocasión estrené guantes blancos de origen inglés, que no volveré a
utilizar, dando inicio así a la rigurosa tarea de registrar todas las mediciones necesarias
para el proyecto, como así también obtener fotografías desde todos los ángulos posibles.
Durante el desarrollo de este estudio, hemos descubierto una anomalía que la pistola
no trajo de origen.
Ignoramos que causó lo que vamos a describir, pero previamente es conveniente
ampliar ciertas terminologías técnicas, mencionando que a este tipo de llaves, también
se las llamó “de patilla”; aunque resulte redundante. El nombre proviene de un apéndice
en el martillo, al que se le conoce también como pie de gato y que tiene la finalidad de
trabar al mismo en una primera posición o punto de transporte y en una segunda
posición o punto de disparo. Esta característica está presente en todas las pistolas, ya
sean estas de pedernal o de percusión que presenten este estilo de llave de encendido. Su
función procura que una vez cargada el arma, estuviera en situación de dispararse lo
más velozmente posible. Así el martillo descansa en una media posición de recorrido,
que permite a su vez, mantener cerrada la tapa de la cazoleta, que en cualquiera de estas
armas de chispa formaba parte del mencionado rastrillo. La finalidad de este mecanismo
fue el de evitar que la pólvora depositada en la cazoleta pudiera perderse al derramarse a
consecuencia de golpes o sacudidas, asegurando que ésta se encontrara en la cazoleta al
momento de decidir el disparo.
Algún desconocido intervino en la pistola original, probablemente entre 1820 y 1890,
acortando la patilla por lo que actualmente el martillo no permite (en el punto de
transporte o de seguro) mantener el rastrillo cerrado sobre la cazoleta. Surgiendo así un
punto ignorado y desconocido en la historia de la presente pistola.
Sin embargo, tratándose de un material de alta dureza, la rotura de la patilla puede
haber ocurrido en tiempos de Belgrano en vida. De ser éste el caso, opinamos que
habría sido en fechas cercanas a su deceso, pues la reconocida meticulosidad atribuida a
Don Manuel, no hubiera permitido que semejante defecto quedara sin reparar. El
desperfecto hacía insegura el arma y casi imprudente su transporte, dado que solo
montada puede cerrarse la cazoleta.
En todo caso no deja de ser una interesante posibilidad a considerar.
Por lo tanto, y en vista a lo antedicho, nos vimos en la tarea de corregir el desperfecto
en nuestra réplica, porque en realidad resulta absolutamente improbable que algún
fabricante, ni siquiera siendo inexperto, pudiera haber fabricado una llave con semejante
defecto.
Es nuestra opinión, que si nos propusiéramos disparar la pistola exhibida en el museo
y que perteneció al general Manuel Belgrano seguramente lo conseguiríamos, pero si
nos preguntamos si ésta acción sería segura, como si se hubiera realizado en épocas de
sus mejores días; la respuesta entonces debe ser no. Desde el descanso del martillo, se
salta directamente al segundo paso, llamado “de disparo”, no existiendo posibilidad
alguna de transportar la pistola cargada sin que inevitablemente se pierda la carga de
pólvora colocada a fin de cebar la cazoleta.
El material reunido tras las observaciones, mediciones y fotografías en nuestro viaje
al museo de la capital porteña, fue analizado lentamente, mucho más de lo que
hubiéramos deseado, pues fue recién entonces cuando comenzamos a comprender la
magnitud que implicaba el proyecto. Simultáneamente había que continuar trabajando
en los encargos realizados por nuestra numerosa clientela, dejando el proyecto de esta
réplica, demorado para un momento más oportuno.
Monográfico Belgrano 200 años
109
Fue así que en 2019 decidimos parar durante dos meses todo trabajo en el taller, para
que, limando, forjando metales, cortando maderas y ensayando, lográramos finalmente
obtener una réplica prototipo, de la que luego resultarían los modelos para los futuros
ejemplares.
En este punto, queremos hacer un modesto y merecido comentario.
En países del primer mundo, es habitual homenajear a sus próceres por medio de
fundaciones, reproduciendo, o haciendo reproducir objetos que les pertenecieron y por
los cuales se les reconocen. Es común que nos encontremos con sables, espadas, dagas,
pistolas y hasta revólveres de personalidades que contribuyeron a dar libertad a su
nación.
Vista de arma original y réplica.
La cantidad de unidades de este material es infinitamente superior a lo que pudimos
hacer nosotros en nuestro taller, donde solo trabajamos tres personas de manera
artesanal. Debe tenerse en cuenta que esto se realizó sin financiamiento alguno y con un
futuro por completo incierto, ya que el trabajo sobre la réplica no es de manufactura
austera. El trabajo demandó además, gran cantidad de horas, pues en gran medida se
basó en la prueba y error, donde fue preciso aprender a cada paso y para ello debió
dejarse de lado trabajos de los que obtenemos nuestros sustentos diarios. Cada pieza
componente, fue realizada en nuestro taller, hasta el más pequeño de sus tornillos.
Así llegamos entonces a esta notable réplica, que al igual que su original, se
construyó utilizando metales similares, respetando sus medidas y alcanzando la misma
funcionalidad. Sobra con decir, que la original difiere de nuestra replica en solo 25
gramos, además de su carga histórica por supuesto, lo cual sitúa a la original en una
pieza única, mudo testigo de ignoradas circunstancias y silenciadas conversaciones.
La copia que aquí presentamos, pretende alcanzar humildemente, el parentesco de
“hermanita gemela”. Resguardada dentro de una caja de madera lustrada, construida de
forma muy particular, de estructura maciza ahuecada, cuenta en su cara superior con un
óvalo de latón grabado a mano con la firma facsímil del general Manuel Belgrano en
bajorrelieve.
El paño aterciopelado de color negro, busca resaltar el contraste entre la madera,
bronce y metal envejecido, consiguiendo lucir la plata grabada en el cañón y su profuso
decorado.
La caja incluye un número de municiones que muestra el calibre de la pistola y nos
encontraremos también con algunos pedernales sin los cuales el arma sería
absolutamente inútil.
También se incluye un medallón que nos recuerda la figura del general Belgrano, en
bronce pulido en forma artesanal y que evoca al momento de la creación de la estatua
ecuestre del prócer en el parque Independencia de la ciudad de Rosario, Santa Fe.
Monográfico Belgrano 200 años
110
Se ignora en qué condiciones se le presentó la pistola al general Belgrano, ya que no se
ha encontrado vestigio ni mención, de que ésta alguna vez estuvo contenida dentro de
alguna caja con sus accesorios de limpieza etc.
No hay que perder de vista que la réplica realizada tiene todas las capacidades del
funcionamiento que tiene y tuvo la original. Si bien a nadie se le ocurriría utilizarla para
la práctica de tiro de precisión, se puede gozar de dispararla tal y como lo hubiera hecho
el mismísimo Manuel Belgrano, cuando fue su propietario.
Componentes de la pistola réplica
El cañón está elaborado partiendo de un barrote macizo perforado de acero 1045,
construido a dos órdenes. La primera mitad es cilíndrica con pequeño brocalete o anillo,
la segunda mitad es ochavada en forma cónica, a lima y su calibre es como ya se dijo de
16 mm.
Este ochavado ostenta grabados en plata baja en sus caras superiores. En la cara
central se lee el nombre del General Belgrano, respetando con fidelidad los caracteres
de la escritura a usanza de la época.
La madera utilizada en la réplica es genuino nogal. El gancho de cintura, la cola del
disparador, la llave de encendido, el arco guardamontes son de acero y los tornillos son
realizados a torno y terminados a mano, siempre en acero 1045. El muelle real externo,
el del rastrillo y el del fiador se realizaron utilizando acero 1070 de origen sueco,
conformados, templados y revenidos en nuestro taller.
Los revestimientos decorativos y calados son de latón pulido y fueron claveteados a
la madera mediante legítimos clavos de bronce. La abrazadera delantera es de latón
moldeado.
La baqueta es de madera de ébano en su vástago y nogal en su puntera y entre ambas
un anillo de acero asegura su fortaleza.
Si la pistola hubiera incluido su caja de presentación, es probable de acuerdo a la
tradición, que la baqueta de carga hubiera sido un componente aparte de la fisonomía y
la estructura de la pistola. Las baquetas de madera se rompían en forma irremediable si
conservaba para su uso las medidas que presenta la pistola, Generalmente se recurría a
accesorios pertinentes como martillos de carga, iniciadores, atacadores de mayor
diámetro, o simplemente baquetas metálicas, esto último se descarta dada la
característica de la pieza reproducida.
Esta y las otras dos pistolas del general Manuel Belgrano
En otro momento, en nuestro trabajo referimos que Manuel Belgrano tuvo en su haber,
tres pistolas. Una es de origen español, y es la que nos ocupa en el presente trabajo.
Las otras dos, forman una pareja contenida dentro de una caja y se encuentran desde
el año 2006 en manos de un coleccionista privado en los Estados Unidos de
Norteamérica.
Con reservas, consideramos de importancia hacer una pequeña referencia respecto a
estas dos hermosas piezas. Tanto éstas, como la que estudiamos para fabricar la réplica,
tienen puntos obscuros no documentados de manera fehaciente, sin perjuicio de la
existencia de numerosas historias divulgadas, tanto del ejemplar exhibido en el Museo
Histórico Nacional, como del par que cruzó el Océano Atlántico varias veces. Se nos
presentaron, entonces, algunas dudas que permiten algunas especulaciones. Muy cierto
es que para la verdad histórica, nada tendrá más valor que un documento escrito. Sin
embargo, esa pieza de papel y tinta, no siempre está disponible, se ha perdido, o nunca
Monográfico Belgrano 200 años
111
existió y como el tiempo todo lo devora, casi es imposible identificar qué cosa fue
escrita en relación a este tema si no se encuentra la referencia puntual.
¿Por qué el Cabildo de Buenos Aires, luego de la Revolución de Mayo, le regalaría a
Belgrano una pistola española, sin marcas, (sin demostrar que fue fabricada por un
prestigioso armero), cuando se viene de derrotar a fuerzas españolas que pretendían
afianzar su dominio en Tucumán y en Salta? Podríamos tranquilamente pensar, que eso
al homenajeado poco le preocupó, quizá fue así, pero en ese tren de sucesos también
cabe preguntarse; ¿Por qué la Asamblea del año 1813, para la misma fecha solicitaba la
realización en Inglaterra, a la firma Tatham and Egg & Son, de un hermosísimo par de
pistolas de corte inglés apartada de la austeridad y la sobriedad de que gozaban las
armas inglesas en ese tiempo?
Se envió un trozo de meteorito para la fabricación de los cañones, por lo que no
resulta alocado decir que las pistolas aparentemente obsequiadas por la Asamblea,
tendrían cañones de otro mundo. Esta afirmación, curiosa por cierto, se desprende de
quien fuera propietario de ellas tras la muerte del general Belgrano, el brigadier general
Juan Manuel de Rosas.
Hay quienes sostienen que las pistolas llegaron a manos de Belgrano el mismo año en
que el Cabildo le entrega la pistola española. No lo creemos posible, dado que pasó muy
poco tiempo entre las dos batallas que motivaron el obsequio, Tucumán en 1812, Salta
en 1813 y 1814, momento en que le fueron entregadas, según el decir de algunos
historiadores.
Consideramos pertinente mencionar que se conocen párrafos en documentos
publicados y adjudicados a la Asamblea del año 1813, donde se arriesga el costo de las
pistolas, el envío del trozo de meteorito, etc. ¿ Y entonces?
Es que hubo que mandar hacerlas en tiempo de navegación a vela y luchas constantes
Digamos que no nos cierran las fechas.
Mientras tanto, como ya se dijo, la pistola de Ripoll se encontraba con seguridad, en
Buenos Aires. Ya estaba fabricada hacía varios años, aún cuando debemos suponer que
era nueva, ya que formó parte del obsequio de agradecimiento.
Consideramos probable que el par de pistolas inglesas le llegaran a Belgrano mucho
tiempo después. Algunos escritores afirman que les fueron entregadas en Tucumán, con
motivo del Congreso, otros aseguran que el mismo Congreso las mandó a hacer, pero
eso no se condice con la dedicatoria que las armas llevan en sus cañones y es justo decir
que Belgrano recibió no solo las pistolas, sino también la suma de 40.000 pesos que
donó para la construcción de cuatro escuelas. También recibió un sable ornamental de
origen francés decorado con motivos egipcios y aparentemente comprado en Francia.
El sable utilizado por Belgrano en batalla, se lo obsequio el mismo general a Juana
Azurduy por sus méritos en combate. ¿Qué sable le acompaño en las batallas
siguientes?
¿El ornamental?, no lo creemos posible, pues no es un sable de guerra y
desconocemos cuando lo recibió.
Pero volviendo a las pistolas inglesas, contenidas dentro de una caja de palo de rosa,
presentan profusión de grabados y entre ellos la inscripción en la cara superior del
ochavado “La Ciudad de Buenos Aires at General Belgrano – vencedor en Tucumán y
Salta – La Libertad de la Patria Establecida”.
El grabador, inglés, confundió al, con at, en la dedicatoria; sin embargo no deja dudas
esta inscripción, que quien entrega las pistolas es la Ciudad de Buenos Aires, pudiendo
haber sido la Asamblea, ya que existen cifras aparentes de lo que se pagó por el par de
pistolas.
Monográfico Belgrano 200 años
112
También interpretamos las estrellas que se ven incrustadas en las culatas, como un
indicio del origen cósmico de los cañones.
Muerto Belgrano, las pistolas pasaron a manos de Juan Nepomuceno Terrero,
consuegro de Rosas, quien años después, se las obsequió al jefe de la Confederación
Argentina, el mismo Rosas, quien a su vez las nombra en su testamento de 1876
redactado en Inglaterra, a donde se había refugiado “…las dos pistolas, fierros del
Tucumán, las dejo a Máximo.”, yerno de Rosas, quien las conservó consigo hasta su
muerte. Tras la muerte de Manuelita, salieron a la venta y fueron compradas por un
coleccionista inglés, luego otro, de apellido Mc. Neal, quien las tuvo hasta su muerte en
los años 1970. De allí pasaron a manos de un secretario de Estado norteamericano y
luego se ofrecieron a subasta a comienzo del siglo XXI.
El Estado Argentino dejó pasar esta excepcional oportunidad de adquirir las pistolas.
No se interesó y no mandó ningún oferente a la subasta, por lo que las pistolas
terminaron siendo adquiridas por un coleccionista norteamericano cuyo nombre no ha
trascendido.
Pero volviendo a las pistolas y su historia, en ningún lado Rosas menciona que las
pistolas pertenecieron a Belgrano, sin embargo el grabado que ostentan y el hecho de
hacer alusión a “fierros del Tucumán”, para nosotros, alcanza.
Pese a todo lo expresado, no pudo documentarse que Belgrano llegara a disparar
alguna vez estas pistolas, pues es muy probable que las recibiera estando ya muy
enfermo. Suponemos que no lograron captar la atención y el cuidado que debió tener en
ésta pistola que nosotros hemos reproducido.
Cuando decimos que nos llama la atención la fecha de entrega de la pistola española,
lo hacemos en la convicción que pudo estar en manos de Belgrano mucho antes de lo
que se estipula. La puede haber entregado el Cabildo, pero el Cabildo español…
Desde temprana edad y hasta 1810, Belgrano trabajó como funcionario para las
autoridades del Virreinato y no debe olvidarse que fue el creador del Consulado. En
1797, fue nombrado jefe de milicias urbanas, y aunque no tuvo un papel destacado en la
defensa de la capital del Virreinato durante las invasiones inglesas, destacó como gran
organizador y protector de las instituciones, hasta ese momento españolas; mismas que
no hubieran tenido problemas en obsequiar esta pistola en retribución a su desempeño al
defender la capital de la Colonia.
De tal modo, el hecho de que la pistola sea española, cobraría así un renovado
significado.
También dijimos que el cañón no tiene marcas, éstas pueden haber sido eliminadas
luego de la Revolución de Mayo y grabado en su reemplazo el nombre del general;
inclusive existe la posibilidad de que se realizara por pedido o encargo de él mismo
Belgrano, siendo el arma de su propiedad, lo que explica que carezca de dedicatoria.
Expresamente queremos aclarar en forma enfática, que todo lo expresado fuera de lo
argumentado en la ficha del Museo, que la tiene catalogada como entregada por el
Cabildo de Buenos Aires en 1814, son simples especulaciones nuestras y no es nuestra
intención, modificar la historia.■
Bibliografía
Saldías, A., Papeles de Rosas, Buenos Aires, 1904.
Mitre, B., Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Buenos Aires, 1887.
De María, R.M., Historia de las Armas de fuego en la Argentina, Buenos Aires, 1969.
Halperin Donghi, T., El Enigma Belgrano, Buenos Aires, 2013.
Balmaceda, D., Belgrano, El Gran Patriota Argentino, Buenos Aires, 2019.
AAVV., Armas de fuego Antiguas, Buenos Aires, 1981.
AAVV., Guía de Armas Antiguas, Buenos Aires, Grijalbo, 1982.
Monográfico Belgrano 200 años
113
LA INAUGURACIÓN DEL
MAUSOLEO DEL GENERAL D. MANUEL
BELGRANO
Eduardo Alberto Sadous147
Mausoleo de Manuel Belgrano (AGN s/f)
El 20 de junio de 1903 fue inaugurado el imponente mausoleo que guarda los restos
mortales de quien, junto con el Libertador San Martín, comparten la gloria de ser los
más grandes próceres de la historia nacional.
El nombre mausoleo deriva de un personaje del siglo IV antes de Cristo, Mausolo,
sátrapa del Imperio Persa en Halicarnaso, a cuya muerte su esposa hizo erigir un
147
Abogado. Docente universitario. Diplomático de carrera. Fue Embajador de Argentina en Malasia,
Brunei y Venezuela. Académico y presidente en dos mandatos de la Academia Argentina de Ceremonial.
Miembro de la Academia Argentina de la Historia, de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la
Comunicación y la Academia del Plata.
Monográfico Belgrano 200 años
114
fastuoso monumento para guardar sus restos. Desde entonces, una forma de perpetuar la
memoria de gobernantes y personajes de importancia o de gran riqueza fue la erección
de monumentos funerarios a su memoria denominados como mausoleos.
En Buenos Aires se había generado en torno del acontecimiento mucho entusiasmo
en el pueblo, y así lo reflejan los medios de la época. Debe recordarse que al morir
Manuel Belgrano, el 20 de junio de 1820, en plena anarquía, con tres autoridades que
se disputaban el poder en la provincia de Buenos Aires, La Gaceta le dedicó a su
fallecimiento apenas unas pocas líneas. Belgrano, nacido en el seno de una familia muy
acomodada, finalizó sus días en la pobreza, como muchos otros prohombres de la época.
Buen ejemplo para los políticos y gobernantes de los últimos años.
El cenotafio, construido por el escultor italiano Ettore Ximénez, nacido en Palermo,
Sicilia en 1855 y fallecido en Roma en 1926, en el atrio de la Basílica de Santo
Domingo, en las proximidades de la que fuera la casa paterna del ilustre abogado,
funcionario, diplomático y general, fue inaugurado con la presencia de las más altas
autoridades nacionales del gobierno del Teniente General Julio A. Roca.
Según lo establecido en el contrato firmado el 23 de agosto de 1898 entre el gobierno
y el escultor, el basamento debía ser de piedra de Sierras Bayas y el sarcófago debía
construirse en mármol negro de nuestro país, mientras que las estatuas, bajorrelieves y
decoraciones debían ser de bronce. La altura total del monumento debía ser de 9 metros
desde el nivel del suelo hasta el coronamiento.
Una verdadera multitud, según los periódicos, se había agolpado frente al templo, así
como también en balcones y azoteas de casas vecinas.
A las 12.00 en punto, conforme a las disposiciones del ministro de Guerra, llegaron
las tropas que debían desfilar frente al monumento, tras su inauguración. La Escuela
Naval se formó sobre la calle Defensa, mientras que el Colegio Militar y las demás
tropas se ubicaron sobre la avenida Belgrano.
Veinte cadetes de la primera y otros veinte de la segunda, designados para formar la
guardia de honor se dirigieron, portando la bandera de su respectiva institución, a
custodiar la urna donde se hallaban los restos del homenajeado. Esta guardia
permaneció en su puesto hasta el final de la ceremonia.
Mientras tanto, sobre la Avenida Paseo Colón y Belgrano se había emplazado una
batería de artillería, que disparó un cañonazo con intervalos de diez minutos, desde el
inicio hasta el fin de la ceremonia. Al término de ésta hizo una salva de 101 cañonazos.
Estaban presentes en la conmemoración los ministros del Interior Dr. Joaquín V.
González, y de Guerra, General Pablo Riccheri, el prior del Convento de Santo
Domingo fray Modesto Becco, otras personalidades y descendientes de la familia del
prócer.
En una iglesia atestada, se inició el tedeum. La urna conteniendo los restos del
general Belgrano, cubierta por una bandera nacional, se hallaba ubicada en el altar
mayor, sobre un túmulo.
Poco antes de las 13.00 se hizo presente la comitiva oficial, que se ubicó en la nave
central del templo.
En los sitiales del altar mayor se encontraban el arzobispo de Buenos Aires,
monseñor Romero, el alto cabildo y la congregación de Santo Domingo.
El Presidente de la República, Teniente General Julio A. Roca, el general Bartolomé
Mitre y los ministros del Poder Ejecutivo González, Drago, Betbeder, Riccheri,
Escalante, Fernández y Civit y los descendientes de la familia Belgrano se ubicaron en
las primeras filas, acompañados por los subsecretarios de estado, el cuerpo diplomático,
los doctores Uriburu y Villanueva, casi íntegras las Cámaras de Senadores y Diputados,
el director del Museo Histórico, el cuerpo académico de las facultades y muchas más
Monográfico Belgrano 200 años
115
personalidades. Es decir, las más altas autoridades de la nación y lo más representativo
del país homenajeaban así a uno de los próceres máximos de la República Argentina.
Tras subir al púlpito, el sacerdote dominico fray Raimundo Gabelich pronunció la
oración fúnebre. Calificó al recordado como vencedor de vencedores, evocando con
sentidas palabras la epopeya de la independencia americana, las glorias de Belgrano y
su actuación destacada en la lucha por la libertad. Se refirió luego a la muestra de
gratitud que en la fecha daba el pueblo argentino al héroe virtuoso que supo sacrificar
todo por su patria. Agregó que no bastaba que cada compatriota levantara en su corazón
un altar a Belgrano sino que era necesaria una obra, como la que se inauguraba, en el
mismo atrio de la iglesia donde hasta hace poco se guardaban sus cenizas. Finalizó
pidiendo que el cielo derramase sus bendiciones sobre ese mausoleo “que será para el
pueblo argentino el emblema de la abnegación y el patriotismo”.
En el atrio de Santo Domingo se habían levantado, rodeando al mausoleo, tres
grandes tribunas, una para la comitiva oficial y las otras dos para el público invitado.
Finalizado el tedeum, se dejó oír un toque de atención y mientras las bandas de los
cuerpos militares tocaban marcha regular, seis cadetes, tres de la Escuela Naval, y tres
del Colegio Militar, condujeron la angarilla, construida con fusiles y lanzas en el
Arsenal principal de guerra, expresamente para esta ceremonia. Sobre ella se había
colocado la urna conteniendo las cenizas del prócer, la que fue colocada al pie del
monumento. En esa ocasión las bandas militares ejecutaron nuestro Himno Nacional.
Una vez que finalizó la canción patria, comenzó la ronda de discursos. En primer
lugar lo hizo el presidente de la Comisión Popular de Homenaje al prócer Sr. Souto
quien se refirió detalladamente a la vida de Manuel Belgrano, en un largo discurso de
una hora. A su término, comenzó a hablar el Dr. Joaquín V. González, Ministro del
Interior, pero aquí ocurrió un hecho insólito. Se produjo un gran tumulto, ya que la
multitud rompió las barreras que le impedían seguir de cerca la ceremonia y se abalanzó
al atrio. Tras la intervención del secretario de la Policía Sr. Ballvé se logró controlar la
situación con el despliegue de agentes y bomberos, restableciéndose el orden con
grandes esfuerzos. Dijo el destacado autor de “Mis Montañas”, entre otras cosas,
“Belgrano es ya un inmortal ante las leyes más altas de la nación, y ante esa otra ley,
mucho más alta aún, del sentimiento nativo. La poesía, la elocuencia, la historia, las
artes plásticas, las instituciones todas de la república, han hecho de su nombre y de las
ideas que el condensa, fuente inagotable de concepciones y enseñanzas”.
Finalizado el discurso del Dr. González se procedió a descubrir el mausoleo, cubierto
por una enorme tela blanca. Al caer ésta, una salva de aplausos saludó a la obra de arte
inaugurada.
Cabe añadir que, con motivo del acto realizado, se publicó un libro titulado Belgrano,
destinado a la glorificación del prócer, lujosamente impreso en gran formato, donde
aparecen colaboraciones de figuras tan prestigiosas como el general Mitre, el Dr. Luis
V. Varela, el general Garmendia, los doctores Alfredo Caeiro, Andrés Ugarriza,
Bernardo Frías, Carlos Baires, Pastor Obligado, Fray Raimundo Gabelich, Manuel
Carlés, Isaac P. Pearson y muchas otras. En la portada aparece un dibujo alegórico que
encuadra un retrato del prócer.
El mismo día se inauguraron varias placas de bronce de homenaje en el mausoleo.
Por la noche, en el teatro Victoria hubo una función de gala conmemorando el
aniversario de la muerte de Manuel Belgrano.
De esta manera se homenajeaba a uno de los héroes de nuestra emancipación, a 83
años de su fallecimiento. Homenaje tardío, pero que compensó en parte, con su
magnificencia, esa larga espera de tantos años.■
Monográfico Belgrano 200 años
116
Reseñas por sus propios autores
Libro: “Aquel Gran Hombre. Vida del General Manuel
Belgrano” Autor: Julio C. Borda Buenos Aires
Editorial Armerías
2019
254pág.
Razones de una Biografía de Manuel Belgrano
Julio C. Borda
Cuando mi amigo Roberto Elissalde me
sugirió que escribiera un artículo sobre
Belgrano para la Revista Histopía, enseguida
se me ocurrió dar a conocer las razones por
las cuales la figura del prócer me inspiró para
escribir la biografía sobre el héroe.
Belgrano es una figura central de nuestra
rica historia patria; un hombre que nos debe
servir de guía, de faro luminoso para un
barco que muchas veces se interna en un
mar de incertidumbre, de temporales
incontrolables sin que tenga la voluntad de
salir a flote en medio de tanta tempestad.
El prócer cargaba la Patria en su espíritu;
en medio de su pecho brillaban ya los colores
de esa bandera que nos legó, mucho antes de
que la creara. Un hombre poco común, un
gigante que se enfrentó a la adversidad como
nadie, que supo luchar en los momentos
difíciles a pesar de su frágil salud, que lo
tenía a maltraer.
Manso, piadoso, humilde de corazón, Manuel
Belgrano es el prototipo de hombre al cual
todo argentino de bien debe aspirar, tratando
de ejercer al menos una de las innumerables
virtudes que poseía, como el amor a la Patria,
el valor, el sentido del sacrificio, de la
piedad, del desprendimiento de las cosas
materiales, de la honestidad, del honor, de la
integridad, de la dignidad, entre otras.
¿Cómo no escribir entonces sobre
distintas etapas de su admirable vida? ¿Cómo
no postrarse ante la grandeza de un hombre
sin par? Si hasta el General San Martín
guardaba por él una inmensa admiración.
Los argentinos nos podemos enorgullecer
de los grandes próceres que dejaron sus
fortunas, sus comodidades para luchar por
una nación que necesitaba de sus hijos para
que ella emergiera a la superficie; muchos
guerreros entregaron sus vidas en el campo
de batalla en pos de una libertad que todavía
se veía lejana.
Resistieron y combatieron contra un
enemigo superior que no daba tregua, que
parecía imbatible, pero que la perseverancia
y el arrojo de hombres de la talla de don
Manuel Belgrano, hicieron doblar la cerviz
de tan orgulloso y engreído adversario.
Creo sin embargo que la figura de
Belgrano se agiganta ante los demás, sobre
todo por una razón fundamental: sin tener
vocación militar, fue el protagonista saliente
de tres gestas enormes: el éxodo jujeño,
como así también las victorias de Salta y
Tucumán; y a esas gestas sin par, podemos
agregar la incomparable epopeya de Tacuarí
– combate librado el 9 de marzo de 1811- en
donde las fuerzas patriotas al mando del
prócer que contaba sólo con 235 hombres,
tuvo a maltraer a un poderoso ejército
compuesto con más de 2000 soldados. Es
que Tacuarí fue un ejemplo de coraje,
entrega y abnegación fuera de lo común en
donde Belgrano, puso en juego toda su
capacidad una victoria épica, en donde la
infantería nacional avanzó sin temor alguno
contra las fuerzas enemigas.
Monográfico Belgrano 200 años
117
Mitre describe con enorme admiración
esta hazaña sin par, señalando que tanto la
infantería como la caballería de las fuerzas
nacionales cumplieron un papel
preponderante en esa lucha desigual, donde
los soldados de Belgrano combatieron
durante siete horas sin dar ni pedir tregua.
¡Admirable! ¿Cómo no escribir entonces
una nueva biografía sobre un hombre cuya
vocación era la de ser economista,
diplomático, educador, estadista, pero no
militar? Y sin embargo ¡qué ejemplo! ¡Qué
grandeza! ¡Qué sentido de la obediencia en
bien de su Patria!
Belgrano soportó las más terribles presiones
por parte de un Gobierno que no simpatizaba
con él. A pesar de todo, el prócer dio todo de
sí para cumplir con las órdenes absurdas que
muchas veces le imponían, como por
ejemplo ponerse al frente de la campaña
contra el Paraguay, una provincia rebelde
que se alzó contra los principios de la
Revolución de Mayo. A pesar de todo
Belgrano se puso al servicio de ese flamante
gobierno en una misión que no le
correspondía.
Es que el prócer consideraba que la
obediencia en esos primeros meses de
gobierno patrio, era fundamental para que el
camino hacia la libertad que tanto ansiaba, se
hiciera realidad.
Su lealtad, su fidelidad, su patriotismo -en
suma su heroísmo- fueron las que me
movilizaron para emprender la tarea de
escribir una nueva biografía sobre este prócer
que a mi criterio, es inigualable.
Su deber era para con la Patria; su única
ambición era servir a ese suelo que tanto
amaba.
La tarea que cumplió Belgrano en su
trajinada vida, fue enorme. La claridad con
que exponía sus ideas, los sólidos
fundamentos de los que se valía para
mantener firmemente sus convicciones,
hacen del creador de la bandera una
personalidad única.
Pero hemos de centrarnos apenas en dos
de sus facetas en las que a mi juicio, más se
destacó: la primera en la educación y la
segunda, en el campo militar. Ello, sin
perjuicio de la real trascendencia que tuvo
tanto su paso por el Consulado – que como
siempre, sus inquietudes e iniciativas eran
obstaculizadas permanentemente por un
gobierno que no toleraba progreso alguno-
como así también en la política, donde
volcó ideas propias de un estadista de un
nivel superior.
Dicho esto, vayamos a lo que Belgrano
puso en práctica en materia educativa, con el
fin de construir el camino hacia una nación
próspera y un futuro venturoso.
Es que el prócer era un convencido que una
buena educación era la llave de ingreso al
progreso y grandeza de un país; sin ella nada
es posible. La educación es fuente de cultura,
de sabiduría, de sana competencia, de
desarrollo; la educación es la base para
sostener una economía sólida, es la
posibilidad de obtener un trabajo digno, una
profesión respetable, una posición honorable
para todo ciudadano, y Belgrano era
consciente de que sin educación, un pueblo
cae en el abismo… Hoy lo podemos observar
en esta cruda realidad que nos toca vivir.
Pero vayamos entonces a las inquietudes que
le embargaban a Belgrano en el campo
educativo, y las actividades que se debían
ejercer en esa materia, en un país donde
estaba todo por hacerse.
Es que para él, como ya señalé, la
educación es un factor primordial para el
progreso de las naciones. Nada de tanta
trascendencia como de difundir el
aprendizaje entre los hijos de la Patria. Todo
debe realizarse en torno a la educación. El
prócer pondrá todo su esfuerzo, todo su
empeño en que Buenos Aires cuente con
instituciones de alto nivel educativo en donde
los hombres, las mujeres y los niños tengan
oportunidad de acceder a una enseñanza
digna. Es por eso que impulsa la creación de
una escuela de Comercio, como así también
una de Náutica y otra de Dibujo.
Asimismo, se preocupa de la educación de
las mujeres, señalando que se deben crear
escuelas gratuitas para ellas en donde
aprendan a leer, escribir, coser y bordar,
como así también el aprendizaje de la
doctrina cristiana; asimismo sostiene que se
les debe inspirar el amor al trabajo para
separarlas de la ociosidad, tan perjudicial, o
más, en las mujeres que en los hombres.
Tan fuerte era su inclinación por un
sistema educativo de alto nivel que un
estudioso de la obra del prócer dijo que
Belgrano “ fue el verdadero propulsor de la
educación, el verdadero padre de la escuela
primaria argentina, pues él dio a la
revolución la fórmula concreta de política
Monográfico Belgrano 200 años
118
educacional, un cuarto de siglo antes de que
Rivadavia iniciase las fundaciones que le han
dado justo renombre”148
Belgrano se entusiasma además con la
posibilidad de que la agricultura sea
enseñada en distintas instituciones, pues
según señala en una Memoria presentada en
1795 al Consulado “todo depende y resulta
del cultivo de las tierras, sin él no hay
materias primas para las artes, por
consiguiente, la industria, que no tiene cómo
ejercitarse, no puede proporcionar materias
para que el comercio se ejecute… es pues
forzoso atender primeramente a la agricultura
, como que es el manantial de los primeros
bienes. En todos los pueblos antiguos –
continúa Belgrano- la agricultura ha sido la
delicia de los grandes hombres y aún la
Naturaleza parece que se complace en que
los hombres se dediquen a ella. Aspira a que
en la escuela se enseñen aspectos básicos de
agricultura y como señala un investigador a
obtener y aprovechar los innumerables frutos
naturales y que la salida de sus productos sea
libre de las trabas naturales que los
gobernantes se dedican a oponer el trabajo
honrado de los hombres”.
Con esas nuevas ideas que trae desde
España, Belgrano demuestra ser un hombre
de una enorme capacidad, de una gran
iniciativa, con una clara visión de futuro, con
una fe inquebrantable en el sacrificio y la
entrega que podían ofrecer los habitantes del
Virreinato del Río de la Plata, para que esas
tierras fueran prósperas y productivas. Sin
embargo, las ilusiones le iban a durar poco
tiempo por la desazón y el desaliento que
pronto se iban a adueñar de su corazón, ya
que se iba a enfrentar a numerosas trabas,
entre ellas las que ponían aquellos que
rechazaban el libre comercio interior por el
que bregaba Belgrano, pues afectaban los
innumerables privilegios de los que ejercían
el monopolio comercial y abusaban de sus
prácticas. Es que sus ideas tocaban intereses
muy poderosos, y esto no podía ser tolerado
por los grandes mercantilistas. Los escollos
por superar iban a ser demasiados, la lucha
sería desigual y el ánimo de Belgrano, iría
decayendo de a poco hasta dejarlo exhausto.
148 Antonino Salvadores, La instrucción primaria
desde 1810 hasta la sanción de la ley 1420, Bs.
As., 1941, págs.25/6
Las escuelas fundadas por su iniciativa
muy pronto serían cuestionadas por la Corte
de España, pues como lo manifiesta en su
Autobiografía, “esa institución consideraba
que todos esos establecimientos eran de lujo
y Buenos Aires todavía no estaba en
condiciones de sostenerlos”.
Resulta sorprendente que la metrópoli
rechazara todas esas ideas expuestas por el
creador de la Bandera, pues todas ellas
reflejaban progreso, adelanto, educación. El
desencanto de Belgrano lo sumió en una gran
amargura; una inmensa impotencia se
apoderó de su espíritu ya que todo lo que
había soñado para su país, era despreciado y
rechazado en forma humillante.
Quiso transformar un territorio donde todo
estaba por hacerse; quiso fomentar las
labores agrícolas, quiso instalar escuelas
gratuitas para los hijos del país con el fin de
que no cayeran en la ociosidad, en la
vagancia. Es que Belgrano es un agudo
observador de la realidad que lo circunda,
analiza profundamente las condiciones de
vida de las familias, de los agricultores, de
aquellos hombres y mujeres que viven en
austeras viviendas. El prócer no deja nada al
azar; todo le inquieta, todo le preocupa. En
uno de sus documentos señala: “He visto con
dolor, sin salir de esta capital, una infinidad
de hombres ociosos en quienes no se ve otra
cosa que la miseria y desnudez; una infinidad
de familias que sólo deben su subsistencia a
la feracidad del país que está por todas partes
denotando la riqueza que encierra, esto es, la
abundancia… Esos miserables ranchos
donde ve uno la multitud de criaturas que
llegan a la edad de la pubertad sin haber
ejercido otra cosa que la ociosidad, deben ser
atendidos hasta el último punto”.
Su gran obsesión –reitero- era la
educación, pues ésta es la base para el
desarrollo personal y para el soporte de una
sociedad. Es por ello que en un artículo
publicado en el Correo de Comercio, señala
con énfasis: “La educación es el fundamento
más sólido y el origen de la felicidad pública
¿Cómo se quiere que los hombres tengan
amor al trabajo, que las costumbres sean
arregladas, que haya copia de ciudadanos
honrados, que las virtudes ahuyenten los
vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de
sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la
ignorancia va pasando de generación en
generación con mayores y más grandes
Monográfico Belgrano 200 años
119
aumentos? Pónganse escuelas de primeras
letras costeadas de los propios y arbitrios de
las ciudades y villas, en todas las Parroquias
de sus respectivas jurisdicciones, y muy
particularmente en la Campaña… Obliguen a
los Jueces a los padres, a que manden a sus
hijos a la escuela por todos los medios que la
prudencia es capaza de dictar”.
Palabras de un profeta que aún hoy en la
actualidad argentina, no son tenidas en
cuenta ni valoradas como es debido.
Manuel Belgrano fue un adelantado a su
época, un visionario, un verdadero estadista
que no fue comprendido por las autoridades.
Ya sea por intereses mezquinos o por simple
ignorancia, lo cierto es que Belgrano no pudo
desarrollar en el territorio que tanto amaba
esas grandes ideas que ya había elaborado en
su paso por España. Un bagaje de proyectos
que quedaron truncos por la poderosa
burocracia gubernamental.
Todo este cúmulo de grandes ideas para
aplicar a un Estado en plena formación, no
sólo cayeron en saco roto sino que también le
hizo ganar al precursor de ellas gran cantidad
de enemigos que veían en Belgrano un
hombre distinto. Tal vez la envidia – propia
de los mediocres- o tal vez el egoísmo de
esos hombres limitados, fueron las causas
principales del fracaso de la implementación
de esos proyectos basados en el adelanto y el
progreso. El principal combate que se había
propuesto el prócer era contra la vagancia y
la indolencia, dos funestos caminos que
llevan indefectiblemente, a un sistema de
sometimiento, oprobio y esclavitud.
Pero no fue escuchado; muy por el
contrario muchas veces fue ridiculizado,
humillado y hasta calumniado.
Durante la campaña al Paraguay, las
tropas de Belgrano transitan por distintos
pueblos donde en muchos de ellos son
recibidos con un enorme entusiasmo,
demostrando en esos recibimientos la
adhesión al nuevo orden. Uno de los
territorios que atraviesa Belgrano, es La
Bajada del Paraná; en esa localidad
santafecina se interesa por el modo de vida
que llevan sus habitantes y por el sistema
educativo reinante. El pensamiento del héroe,
por consiguiente, no se encerraba sólo en la
misión bélica que se le había encargado, ya
que quería ver con sus propios ojos el
progreso de esos pueblos, las inquietudes de
sus pobladores, los trabajos y labores que allí
realizaban. De modo tal que su mente y su
voluntad estaban al servicio de la Patria a la
que amaba con tanto fervor; no dejó detalle
por analizar. Su preocupación por la
educación de los niños se convirtió para él en
una obsesión, en un deber que los padres
debían cumplir al pie de la letra.
Es por eso que cuando se entera de la
poca asistencia de los menores a las escuelas
santafecinas, hace conocer su disgusto al
Cabildo de Santa Fe, por lo que sugirió a los
cabildantes que advirtieran a los padres por
la irresponsabilidad en que incurrían al no
enviar a sus hijos a la escuela. Aconsejaba
que “no distrajesen a sus hijos del cultivo de
sus tiernas inteligencias pues la patria
necesita de ciudadanos instruidos”.
Expresa su biógrafo Giménez que su
actitud desconcierta. “No se concibe a un
general de cuarenta años que, llamado a
apoyar pueblos y liberarlos si es preciso, se
ocupe de escuelas y de la educación de los
niños y aun que las leyes respectivas fueran
cumplidas incluso a costa de malquistarse
con los dignatarios de la Iglesia pese a su
profunda devoción católica”.
La vocación de Belgrano en el aspecto
educativa, en suma, era indudable; un tema
que lo atraía y lo apasionaba, como bien
hemos visto en esta pequeña reseña.
Hemos de recordar ahora una de las
mayores hazañas de la historia argentina y
que fue organizada desde sus comienzos por
el admirable prócer: el éxodo jujeño. Aquella
gesta heroica se produjo con el fin de que los
realistas se vieran privados de contar con las
posesiones de los habitantes de la tierra
norteña, cuando aquéllos pisaran ese suelo.
Debido a la difícil situación por la que iba
a atravesar, el genio de Belgrano se va a
manifestar en todo su esplendor. Al tomar
conocimiento de los propósitos de invasión
del general realista Goyeneche, el prócer
comienza a reorganizar el maltrecho ejército
que estaba bajo su mando.
Ya el gobierno a través de Instrucciones
reservadas, le sugería una retirada para evitar
el enfrentamiento contra un adversario varias
veces superior. Es entonces cuando
Belgrano decide ponerse al frente de esa
grandiosa empresa que fue el éxodo jujeño.
Su decisión no fue mirada con buenos
ojos por gran parte de la gente que habitaba
las provincias del norte, pues a través del
bando expedido el 19 de julio de 1812, las
Monográfico Belgrano 200 años
120
órdenes debían ser cumplidas en forma
inmediata. Esas órdenes consistían en el
abandono de las viviendas, de los animales,
en la quema de los campos y productos
pertenecientes a los labradores, a los
hacendados y a los comerciantes, y de todo
aquello que pudiera ser de utilidad para los
hombres que componían el ejército realista,
que se hallaba cada vez más cerca de su
objetivo. Es cierto que el polémico bando
dirigido a las provincias de Salta y de Jujuy –
ya que ésta pertenecía a la jurisdicción de la
primera- era de un rigorismo tal, que
despertó entre sus habitantes un
indisimulable terror, pues el castigo que se
iba a aplicar en caso de desobediencia, era el
de la pena de muerte. Así, sin más; no había
posibilidad de apelación, ni de clemencia
alguna. La orden además, debía ser cumplida
en el acto.
Bernardo Frías, un duro crítico del bando
expedido por el jefe del ejército, sostenía que
tales disposiciones eran inhumanas, pues
iban en contra de los intereses de los
norteños.
Expresa el destacado investigador
salteño que tanto el Cabildo de Salta como el
de Jujuy elevaron su súplica en nombre de
los vecinos, ya que al tomar el pueblo
conocimiento del bando, las penas y los
lamentos se dejaban oír por todo el territorio;
y con el fin de evitar tantas medidas
rigurosas y llegar a un acuerdo satisfactorio
para todos, se le ofreció a Belgrano hacer
aportes voluntarios, ofrecimiento que el jefe
del Ejército del Norte rechazó de plano. Nada
fue suficiente para torcer la voluntad del
General, pues consideraba que lo que estaba
en juego era el futuro de la Patria y a ella
había que someterse.
En defensa de su firme posición, el prócer
señalaba: “No busco plata con mis
providencias: busco el bien de la Patria. Yo
no oigo clamores de particulares, sino el bien
general. Los que no quieran sufrir esos
perjuicios, anímense a defender la provincia,
y no por conservar unos ganados, que serían
para el enemigo, permanezcan fríos
espectadores de las desgracias de la patria”.
Las palabras de don Manuel eran
sinceras, le nacían desde el fondo de su
corazón y estaba convencido que procedía
correctamente porque para él no había acto
más grande y noble que ponerse al servicio
de la Patria en espíritu y alma.
Pero también resulta razonable que
mucha gente se sintiera despojada de los
pocos bienes que poseía, por una causa que
para muchos era incomprensible; esa gente
veía en el proceder de Belgrano una actitud
prepotente, soberbia, propia de una
personalidad ajena a las necesidades de los
norteños. Frías, siguiendo con su postura
contraria a la conducta del comandante,
sostenía que la medida tomada por Belgrano
era cruel, intempestiva y violenta.
Con hondo dramatismo Ovidio
Giménez ilustra en forma brillante ese
momento crucial de la historia patria:
“ganados retirados, sementeras destruidas,
viviendas abandonadas, acequias
destrozadas. Si algo quedaba, era la
humareda de las hogueras en sus rojas
expresiones… era el holocausto de un pueblo
persiguiendo su derecho a ser libre. El
enemigo sólo debía encontrar casas desiertas,
campos yermos, bosques talados, pozos sin
agua y percibía, al avanzar sobre escombros,
que no tenía que habérselas con un ejército,
sino con todo un pueblo levantado en heroico
gesto”.
Las circunstancias por las que atravesaba
la Patria naciente obligaba a tomar medidas
extremas, y Belgrano sabía que si empezaba
a dudar de su decisión o a tener en cuenta los
ruegos de los más tibios, el resultado sería
desastroso. No había lugar para reclamos,
para justificaciones sin sentido. La libertad
estaba en juego y por ella se debía matar o
morir. Así lo entendía, y por lo tanto se debía
proceder lo más pronto posible para que las
tropas del rey transitaran por un desierto,
acosadas por el hambre, la sed, la
incertidumbre y la desolación más espantosa.
Esa estrategia convertiría a ese ejército de
soldados aguerridos como el realista, en un
conjunto de hombres desesperados,
desmoralizados y sin deseos de presentar
batalla.
Pero para ello, había que dejar atrás la
tierra natal dejando los bienes más preciados:
las casas, los animales, los campos…A la
tarde del 23 de agosto de 1812, comienza la
gran marcha. Alguien escribe que las carretas
van colmándose de muebles, de provisiones,
de fardos y personas. A su alrededor se
agitan peones a caballo, esclavos,
mulatos…tropas de ganado cruzan las calles,
arreadas por soldados del ejército ayudados
por gauchos…en las calles se amontonan los
Monográfico Belgrano 200 años
121
enseres que no pueden llevarse para ser
entregados a las llamas. No debe quedar nada
ni nadie.
Hombres, mujeres, niños, artesanos,
campesinos, abogados, médicos… todos,
absolutamente todos - unos por la fuerza y
otros por propia voluntad- van en búsqueda
de un nuevo destino, en búsqueda de un
camino que los guiara hacia la independencia
que tantos deseaban.
Y el sacrificio no fue en vano, pues los
triunfos conseguidos en Salta y Tucumán,
fueron el justo premio a una empresa heroica,
donde la grandeza de su organizador ha
quedado marcada en el bronce para siempre.
Belgrano, el patriota; Belgrano, el héroe;
Belgrano, el hombre al que todos debemos
mirar… Belgrano, el terror de los corruptos,
de los inmorales…Un hombre que aún en la
actualidad no se lo valora en su real
dimensión y lo vemos en el olvido constante
de su admirable obra, en la indolencia e
indiferencia de los políticos, en la ignorancia
alarmante de la clase política sobre los
hechos principales de nuestra historia patria y
que hicieron grande este suelo.
Una Patria malherida, entristecida por la
falta de principios de quienes tienen que
regir los destinos del país; una Patria que
vive de recuerdos gloriosos, únicos,
guardados en un arcón enmohecido y que la
viveza criolla ha enterrado para siempre.
Una Nación en donde la mentira manda,
el corrupto dispone, y el rufián ordena. La
Patria del dolor, de la impotencia, de la
división, del latrocinio y la devastación;
hombres pequeños que ignoran a los grandes
próceres por temor a ser señalados, porque
representan la antítesis del héroe, del
valiente, del honesto, del buen patriota.
Tal vez llegue el día que don Manuel
Belgrano sea valorado en toda su dimensión
como realmente lo merece.■
Monográfico Belgrano 200 años
122
Detalle del uniforme del general Manuel Belgrano
Por Daniel Pedrazzoli
Basándome en la imagen del famoso cuadro del general Manuel Belgrano realizado por Pablo C.
Drucós Hicken, he realizado una figura en 54 mm con el uniforme que vistiera Manuel Belgrano al
comandar el ejército del Norte.
La figura difiere de la representada por el pintor ya que he incorporado detalles aportados por el Doctor
Julio Luqui Lagleyze fruto de sus investigaciones uniformológicas las cuales se detallan en el articulo
“Los uniformes militares del Manuel Belgrano” del Dr. Julio Luqui Lagleyze.
Figura realizada por Daniel Pedrazzoli para Regimientos de América - regimientosdeamerica.com)
Monográfico Belgrano 200 años
123
Afiche c. 1950 (AGN)
Monográfico Belgrano 200 años
124
ρ