Monografia Sobre Piaget
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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS
Facultad de Ciencias de la Educación
Ciencias de la Educación
Monografía.
Córdoba, Fátima.
Córdoba, Fátima
Los avance del nacimiento a la adolescencia.
Prologo.
Nunca había estado en la difícil tarea de encontrar, buscar, pensar, en alguna obra de
algún autor que no fuese para pasar el rato, que no se tratase de alguna novela. Luego de la larga
charla mantenida en clases me encontré con el problema de encontrar, buscar, pensar en una
obra que pueda leer para ver nuevas ideas nuevas maneras de pensar, para plantearme; que en
algún momento aquel autor elegido haya puesto en su camino.
El tema de la psicología, del cómo piensan, del cómo actúan, del porqué, siempre fue parte de
mi interés. Encontré mucha variedad pero estaba el miedo de arriesgarse hacia un autor no
conocido.
Tras la búsqueda, halle a Jean Piaget y una de sus obras relacionada a aquella temática que
siempre eme resulto interesante la psicología.
“Seis estudios de psicología” así se titula la obra que decidí leer para emprender el viaje de la
realización de un trabajo. Sin saber con lo que posiblemente me vaya a encontrar tras la lectura,
existe el temor de haber escuchado que Piaget es alguien que requiere de una lectura con mucho
recorrido. Y esto fue lo que me ocurrió, comenzando a leer decidí solo leer e interpretar la
primera parte de su libro, aunque esta me costó en partes. Pude llegar a interpretar de lo que
Piaget hablaba. Pero al llegar a la segunda parte esto me fue prácticamente imposible y me di
cuenta que sin la ayuda de otras lecturas no podría resolver este problema. Por esto fue que
decidí realizar solo la primer parte de su libro donde Piaget nos va contando paso a paso como
va creciendo la inteligencia, las relaciones, las perspectiva del niño desde su niñez a su
adolescencia.
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Córdoba, Fátima
Jean William Fritz Piaget.
(9 de agosto de 1896 en Neuchatel, Suiza/ 16 de septiembre de 1980, Ginebra)
Epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo, creo la epistemología genética, brindo de muchos
aportes con sus estudios sobre la infancia, teoría del desarrollo cognitivo y de la inteligencia.
Hijo del suizo Arthur Piaget, quien era profesor de literatura medieval en la Universidad
de Neuchatel, y de la francesa Rebecca Jackson. Desde muy pequeño desarrollo interés por la
biología y el mundo de los seres vivos.
Durante sus estudios médicos escribió un tratado de malacología durante sus estudios médicos.
En 1918 se licencio y doctoro en ciencias naturales en la Universidad de su ciudad natal, con
una tesis de aquello que era su interés desde muy pequeño, los moluscos. Hasta 1919,
momentos en el que se trasladó a Paris, trabajo en la Universidad de Zúrich y publico dos
trabajos sobre Psicología, mostrando su desarrollo sobre la naturaleza del conocimiento.
En 1920 ayudo a perfeccionar la prueba de inteligencia. Retorno a Suiza en 1921 y se
desempeñó como director de investigación en el instituto Rousseau de Ginebra.
Hacia 1922 comenzó su interés sobre el Psicoanálisis y con esto una intensa vida académica.
Trabajo y enseñanza en escuela para niños en la calle.
Piaget noto, ante la tarea del test de inteligencia, que los niños y jóvenes daban respuestas
equivocas a ciertas preguntas con constancia. Esto lo llevo a la teoría de que el proceso
cognitivo o pensamiento de los niños jóvenes es inherentemente diferente del de los adultos.
En 1923 se casó con Valentine Chatenay, y tuvo tres hijos: Lucienne, Laurent y Jacqueline.
Estos tres hijos fueron parte del estudio de Piaget. Gracias a esto publico varios estudios sobre
psicología infantil.
Luego de 1936 ejercía la docencia en la Universidad de Lausana y escribía publicaciones
científicas de renombre en el área, también fue nombrado directos del Bureau Internacional de
la Education de la UNESCO.
Piaget creo el Centro Internacional por la Epistemologia Genetica de Ginebra en 1955, y dirigio
el mismo hasta su muerte.
Las obras más importantes de Piaget son El lenguaje y el pensamiento en el niño (1923); La
representación del mundo en el niño (1926); El nacimiento de la inteligencia en el
niño (1936); La psicología de la inteligencia (1947); Tratado de lógica(1949); Introducción a la
epistemología genética(1950); Seis estudios de psicología (1964); Memoria e
inteligencia (1968), y El desarrollo del pensamiento(1975).
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“Seis estudios de la psicología” trata del estudio realizado por Piaget durante años y años, el
cual no intenta únicamente conocer mejor al niño y perfeccionar los métodos pedagógicos o
educativos, sino también incluye al hombre dentro de sus estudios. En su obra responde que es
preciso comprender la formación de los mecanismos mentales del niño para captar su naturaleza
y su funcionamiento en el adulto.
Lo que intenta la psicología de Piaget es la elaboración de una epistemóloga.
En la primera parte de la obra se encuentra lo esencial de los descubrimientos de Piaget en el
niño, y en la segunda parte se abordan algunos problemas cruciales según una doble perspectiva
genética y estructuralista.
Este escrito constituyen la mejor y más rigurosa de las introducciones a su pensamiento.
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El desarrollo mental del niño.
El desarrollo psíquico, desarrollado en este libro, consiste esencialmente en una marcha hacia el
equilibrio. Podría considerarse que la vida mental va evolucionando hasta su desarrollo final
que es la vida adulta. Este desarrollo podría considerar un equilibrio que se va realizando. Piaget
lo explica en su libro de esta manera: “Así pues, el desarrollo es, en un sentido, un progresivo
equilibrarse, un paso perpetuo de un estado menos equilibrado a un estado superior de
equilibrio.”. Sin embargo aquí es donde se ve la diferencia del crecimiento físico con el mental
ya que el físico suele avanzar más estáticamente.
Cabe aclarar que ciertas funciones psíquicas, como la visión, siguen una curva análoga, es decir
puede ir avanzando y una vez llegado a un tope comenzar a decaer.
Es de todo esto donde consideramos la evolución del niño y el adolescente un equilibrio, y
aunque anteriormente mencionamos que la evolución psíquica es menos estable que la
evolución mental, si esta es una construcción continua sería más estable.
Llegamos a la distinción de 6 periodos:
1. La etapa de los reflejos o ajustes hereditarios, así como las primeras tendencias
instintivas y las primeras emociones.
2. La etapa de las primeras costumbres motrices y de las primeras percepciones
organizadas, así como los primeros sentimientos diferenciados.
3. La etapa de la inteligencia sensorio motriz o prácticas, de las regulaciones afectivas
elementales y de las primeras fijaciones exteriores de la afectividad.
(Estas tres etapas constituyen la etapa del lactante)
4. La etapa de la inteligencia intuitiva, de los sentimiento interindividuales espontáneos y
de las relaciones sociales de sumisión al adulto. (de los dos a los 7 años)
5. La etapa de las operaciones intelectuales concretas, y de los sentimientos morales y
sociales de cooperación. (de los siete a los doce años)
6. La etapa de las operaciones intelectuales abstractas de la formación de la personalidad y
de la inserción afectiva e intelectual en la sociedad de los adultos (adolescencia)
Todos estos periodos tienen características invariantes. Esto se refiere a que siempre toda acción
o conducta responde a una necesidad (el hambre hace que busquemos alimento). La necesidad
de algo tiende siempre hacia dos objetivos: 1) ajustar el mundo a las estructuras propias ya
construidas (asimilación), y 2) reajustar estas estructuras en función de los cambios externos
(acomodación). Llamaremos adaptación al equilibrio entre ambos procesos de asimilación y
acomodación. Así, el desarrollo psíquico va adaptándose cada vez mejor a la realidad.
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1. El recién nacido y el lactante.
Este periodo, que se extiende desde el nacimiento al lenguaje, está constituido por un gran
desarrollo mental. Muchas veces no es tomado como gran importancia ya que no lleva consigo
el desarrollo mediante palabras que nos hagan conocer lo que va ocurriendo.
En esta fase el niño conquista al universo mediante percepciones y movimientos. Esta
asimilación sensorio-motriz que ocurre se podría comparar con una mini revolución
copernicana. Al comienzo de esta etapa el niño se sitúa en sí mismo, y al finalizar se ve como
un cuerpo entre los demás, en un universo que él ha construido.
¿Qué va ocurriendo?
Principalmente podemos encontrar tres fases entre el principio y final de esta etapa: reflejos,
organización de las percepciones y costumbres y la propia inteligencia sensorio-motriz.
Cuando el niño nace su mentalidad esta reducida al ejercicio de aparato-reflejos, todas estas
conectadas a tendencias instintivas como por ejemplo la nutrición.
Los reflejos: el alimentarse, el reflejo de succión, se va afirmando con la práctica, seguidamente
estos reflejos conducen a discriminaciones o reconocimientos prácticos difíciles de entender,
por ultimo estos reflejos dan lugar a una especie de generalización de su actividad. El recién
nacido asimila al universo con, en este caso, la succión y todo lo que el vea, toque, etc. será
relacionado con esta acción.
Organización de las percepciones y costumbres: durante este tiempo, el niño comienza a
organizar lo que ocurre, sin atribuirle la idea aun de que tiene noción de lo que realiza, capta lo
que ve y con la capacidad de manipular duplica su poder de formar más hábitos de los que tenía.
Esto ocurre gracias a un ciclo donde el niño constantemente va incorporando nuevos elementos
al hábito que ya tenía, y mágicamente, para él, desemboquen fortuitamente resultados
interesantes. Este circuito es una manera evolucionada de las relaciones que hace el lactante.
La inteligencia práctica o sensorio-motriz: aparece la inteligencia, pero aquella llamada práctica,
ya que no se hace a través del lenguaje, sino mediante la manipulación de objetos con
percepciones y movimientos. Esta inteligencia puede ir variando según las relaciones que va
haciendo el niño.
Estas inteligencias se pueden construir de dos maneras:
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En primer lugar las conductas anteriores se multiplican y diferencian cada vez más, adquiriendo
flexibilidad para registrar los resultados de la experiencia: él bebe no se conforma con el
resultado de lo que ha hecho sino que va variando y buscando así diferentes respuestas.
En segundo lugar los esquemas de acción se coordinan entre sí por asimilación recíproca: en
presencia de un nuevo objeto, él bebe, lo incorpora a todos sus esquemas de acción.
En el punto de partida de este periodo no existe diferencia entre el yo y el mundo exterior. Todo
lo que percibe lo centra en el yo. Estamos hablando de un egocentrismo, pero al ir avanzando
en esta etapa se construye un universo objetivo.
En estos dos primeros años de vida el niño se caracterizan por cuatro procesos: espacio, objeto,
tiempo y causalidad.
Objeto: durante los primeros meses no se divisa al objeto propiamente dicho si no que reconoce
algunos cuadros sensoriales familiares, pero no puede situarlos cuando los haya fuera del campo
perceptivo. Para el final del primer año comienza a ver el objeto y buscándolo cuando sale del
campo. Mientras el egocentrismo va desapareciendo es posible la elaboración de un mundo
exterior, el niño sabe que ese objeto existe aun cuando no lo está percibiendo. Al comienzo, los
objetos no tienen permanencia: si deja de verlos considera que desaparecieron mágicamente.
Espacio: Al comienzo hay muchos espacios no coordinados entre si, tantos como ámbitos
sensoriales (bucal, táctil, etc) cada uno centrados sobre los movimientos y actividad propia, pero
luego empieza a concebir un espacio único donde están todos los objetos. Aquí se percibe la
estrecha relación entre este desarrollo y el de la inteligencia sensorio-motriz.
Causalidad: relacionado con su egocentrismo, al relación entre un resultado empírico y una
acción cualquiera que lo haya provocado. Al descubrir por ejemplo la caída de un objeto con
tirar de un hilo, el bebé considera esta acción para el resto del universo. Hacia el segundo año,
en cambio, ya empieza a comprender que los objetos se influyen entre sí más allá de su propia
acción. La evolución del tiempo está unida al desarrollo de la causalidad, así como la del
espacio al desarrollo del objeto.
Afectividad: se da lugar a un desarrollo paralelo al cognoscitivo. Hay un constante paralelismo
entre la vida afectiva y la vida intelectual y esto se va a ir desarrollando durante toda su infancia
y adolescencia. Al principio hablamos de los primeros miedos, como puede ser la perdida de
equilibrio o bruscos contrastes, etc. A los hábitos corresponden los afectos de lo agradable o lo
desagradable, surgidos de la acción, así como sentimientos de éxito o fracaso (alegría o tristeza,
respectivamente). Luego de esto el niño relaciona estos sentimientos consigo mismo, con su
cuerpo, luego lo lleva más allá, a los objetos y finaliza en relacionar esto con las personas. Esta
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relación afectiva de los sentimientos hacia las personas se efectúa, primero con la madre y luego
con el padre.
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2. La primera infancia de los dos a los siete años.
Con la aparición del lenguaje las conductas se modifican en su aspecto afectivo e intelectual. El
niño es capaz mediante las palabras de hacer relato todas sus acciones antepasadas y también las
futuras. De esta nueva acción derivan 3 consecuencias para el desarrollo mental: el principio de
la sociabilización, aparición del pensamiento y una interiorización de la acción como tal. Desde
el punto de vista afectivo tiene como consecuencias una serie de transformaciones paralelas:
desarrollo de los sentimientos interindividuales y de una afectividad interior más estable.
Las nuevas conductas que van apareciendo son relativamente continuas, conectadas, con las
conductas anteriores.
Cuando aparece el lenguaje en el niño se enfrenta con el mundo social y el de la
representaciones interiores.
Así como en el lactante se presenta cierto egocentrismo con los objetos materiales y los cuerpos,
al niño de ahora le sucederá lo mismo respecto a las relaciones sociales y al pensamiento
naciente. A esto se debe que se lleve a cabo una evolución realizada por el lactante para las
adaptaciones prácticas.
A. La sociabilización de la acción:
Lo más evidente frente a la aparición del lenguaje es permitir un intercambio y una
comunicación con otro individuo. Estas relaciones se van germanizando el niño de hoy
reproduce movimientos nuevos y complejos que fue probando y que se fueron reproduciendo
con anterioridad durante la lactancia. La imitación de los sonidos es parecida.
Las relaciones interindividuales se limitan a la imitación de los gestos corporales y exteriores.
Se presentan 3 categorías de hechos: en primer lugar los hechos de subordinación y las
relaciones de coacción espiritual ejercida por el adulto sobre el niño, el que antes era visto como
más grande, más fuerte, ahora revelan sus pensamientos y voluntades y se crea un mundo lleno
de seducción y prestigio.
Aparece un YO IDEAL, un modelo que el intento de copiar o igualar. Al niño en su primera
infancia se le dan órdenes y consignas y este las realiza y acepta por el respeto que tiene hacia
el grande el pequeño, aun así este nuevo infante desarrolla una sumisión inconsciente de
afectividad hacia el adulto.
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En Segundo lugar: intercambio con los demás, esta intercomunicación presenta un decisivo
papel en el progreso de las acciones. En este lugar el niño cambia sus conductas materiales en
pensamientos, con la reciente aparición del lenguaje esta memoria se relaciona con el relato.
Pero el niño no puede comunicarse de lleno con los demás, hasta los siete años de edad los
niños apenas saben discutir entre si y se limitan a confrontar afirmaciones contrarias. Cuando
tratan de comunicarse con mucho esfuerzo logran situarse en el punto de vista de lo que hablan
y hablan como si lo hicieran para sí mismo. Y generalmente les sucede hacer monólogos.
La tercer categoría de hechos, el niño habla a si mismo sin cesar en monologo diversos que
acompañan sus juegos y su acción. Estos monólogos constituyen más de una tercera parte del
lenguaje espontaneo entre niños de 3 a 4 años y disminuye hacia los 7 años.
En conclusión: en esta nueva etapa lo que el niño realiza es una sociabilización para con los
demás pero no lo hace exponiendo su punto de vista y viendo el de los demás si no que lo hace
de un punto egoísta
B. La génesis del pensamiento:
Durante la primera infancia hay un cambio de la inteligencia que se transforma a partir del
lenguaje y la sociabilización. El lenguaje le ayuda a reconstruir el pasado y anticipar lo que
posiblemente ocurra. Este es el punto de partida del pensamiento, a esto se le suma el conducir
al lenguaje a la socialización de las acciones que da lugar a mas actos de pensamientos que
involucra conectar palabras y hechos con los demás.
El niño debe comenzar a incorporar datos a su yo y a sus actividades. Entre los dos y siete años
el pensamiento tendrá una gran evolución, primeramente la evolución es la del pensamiento por
incorporación o asimilación puras, y la segunda forma es la del pensamiento adaptado a los
demás y a lo real.
El pensamiento egocéntrico se encuentra en los juegos simbólicos, estos consisten en satisfacer
al yo mediante una transformación de lo real en función de los deseos.
En otro extremo podemos encontrar una forma de pensamiento más adaptado a la realidad, los
cuales se denominan pensamientos intuitivos. Entre estos dos surge otro tipo de pensamiento
que es verbal, distinto a los demás. Llamado pensamiento normal del niño.
Para saber cómo piensa el niño se puede hacer analizando las preguntas que van surgiendo
como el ¿Donde? ¿Cómo se llama? ¿Qué es eso? y hacia los siete años aparece los ¿Porque? y a
esto se puede observar que los adultos no encuentran siempre la respuesta totalmente correcta.
Estos porque están situados para conocer la finalidad y la causa, saber la razón.
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Otra nueva función que tienen los niños en esta fase es la tendencia a concebir las cosas como si
estuvieran vivas y dotadas de intenciones.
Es evidente que el animismo, al igual que el finalismo resulta de una asimilación de las cosas a
la propia actividad, pues en ambos casos se trata de modificar las cosas adscribiéndoles
intenciones.
Como vemos en este periodo hay una in diferenciación entre lo psíquico y lo físico al asignarse
intenciones psíquicas a las cosas. Las leyes naturales se confunden con las leyes morales y el
determinismo con la obligación: los barcos flotan porque "tienen" que hacerlo", y la luna
alumbra solo de noche porque "ella no es quien manda".
C. La intuición:
Afirma todo el tiempo y no demuestra jamás, esto se debe al egocentrismo
Hasta alrededor de los siete años, el niño sigue siendo prelógico y suple la lógica por la
intuición, simple interiorización de las percepciones y los movimientos en forma de imágenes
representativas y de "experiencias mentales", que por tanto prolongan los esquemas senso-
motrices sin coordinación propiamente racional.
Cronológicamente primero aparece la intuición primaria, luego la intuición articulada y
finalmente la operación, luego de los siete años. La intuición primaria es simplemente una
acción senso-motriz convertida en pensamiento, es rígida e irreversible. La intuición articulada
sigue siendo irreversible, pero tiene la ventaja que el niño puede prever consecuencias y
reconstruir estados anteriores.
D. La vida afectiva:
La vida afectiva se ve afectada por las transformaciones que se producen al sociabilizarse.
Todos los actos, como los verbales, siempre implican un aspecto afectivo.
En esta etapa surgen 3 novedades en la vida afectiva: 1) desarrollo de los sentimientos
interindividuales como afectos, simpatías, antipatías, ligados a la socialización de la acción, 2)
aparición de sentimientos morales intuitivos surgidos de la relación con los adultos, y 3)
regulaciones de intereses y valores, relacionadas con el pensamiento intuitivo en general.
Cuando hablamos de interés estamos situándonos frente a las necesidades que se presentan. El
interés cumple dos funciones, por un lado regular las energías y por el otro lado implica un
sistema de valores (uno interesa más que otro)
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En relación con los intereses se establecen el auto-valoración derivable de si obtuvo fracasos o
éxitos en su acción. En relación con ellos están también los valores interindividuales
espontáneos. Los sentimientos espontáneos nacen de un intercambio cada vez más rico de
valores (simpatías, antipatías, etc). Por lo general, habrá simpatía hacia las personas que
respondan a los intereses del niño y que lo valoren. También en esta fase surgen los valores
morales, es decir que aparece lo obligatorio, lo que se debe y no hacer. Sin embargo, aunque
surgen estos valores, se sigue dependiendo de las reglas exteriores y no de reglas que se
autoconstruye.
En esta fase de 2 a 7 años surgen dos tipos de mentira una que es utilizada para ocultar una mala
acción y otra que es utilizada para exagerar. Lo extraño es que para el niño el exagerar es la
mentira más fea.
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3. La infancia de los siete a los doce años.
Principio de la escolaridad, lo que significa un giro decisivo en el desarrollo mental, en la vida
psíquica, vida afectiva, relaciones sociales, actividades individuales y nuevas formas de
organización.
A. Los profesos de la conducta y de la socialización:
Antes de los 7 años el niño no distingue entre actividad privada y colaboración interindividual:
los niños hablan, pero no se sabe si se escuchan entre sí. Después de los siete años se advierte
nítidamente concentración individual cuando están solos, y colaboración efectiva cuando están
con otros.
Así surgen las discusiones, que implican una comprensión. Junto a esto las explicaciones, que
están en el plano del pensamiento y no únicamente en el plano de la acción material.
En cuanto al comportamiento colectivo de los niños constatamos un notable cambio en las
actitudes sociales en los juegos reglamentados. Los jugadores, a partir de los siete años,
presentan un doble progreso. Aun sin conocer todas las reglas del juego poseen, al menos, la
unificación de las reglas admitidas durante una misma partida y se controlan entre sí para
mantener la igualdad frente a una ley única. Ganar adquiere un significado colectivo.
El niño, ahora, piensa antes de actuar y empieza de este modo a conquistar esa difícil conducta
de la reflexión.
El niño de siete años empieza a liberarse de su egocentrismo social e intelectual y es capaz de
nuevas coordinaciones que van a tener mayor importancia tanto para la inteligencia como para
la afectividad.
B. Los progresos del pensamiento:
El niño deja el egocentrismo de explicar por identificación, algo crece porque yo lo hago. Ahora
establece nexos causales objetivos entre fenómenos, algo crece porque algo a su lado creció.
Van abandonando su original egocentrismo.
En resultado lo que se descubre es que el niño, desde los 7 años en adelante, construye
explicaciones propiamente atomísticas y además en esta época aprende a contar.
Es frecuente ver en estos niños explicaciones atomísticas: primero explican que el azúcar se
disolvió en el agua porque desapareció, luego porque se transformó en agua, y finalmente
porque el azúcar se convirtió en pequeñas partículas, migajas o átomos. Vemos que las dos
últimas explicaciones suponen la noción de conservación de la sustancia. También de las
nociones de causalidad y conservación, los niños progresan en la noción del tiempo y velocidad.
Se conoce que existe un tiempo único para todo.
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Son capaces de hacer relaciones con respecto a la velocidad, entre los 7 y los 12 años,
relacionan el espacio recorrido con el tiempo empleado.
C. Las operaciones racionales:
Las operaciones surgen por encima de las intuiciones. Estas operaciones son una acción
cualquiera, cuyo origen es siempre motriz, perceptivo o intuitivo. Las intuiciones se
transforman en operaciones a partir del momento en que constituyen sistemas de conjunto a la
vez componibles y reversibles. en otras palabras, dos acciones se hacen operatorias cuando
pueden componer una tercera acción del mismo tipo, y cuando pueden realizarse al revés.
Con todas estas relaciones el niño puede realizar operaciones de aritmética, física, lógica, etc.
Surge la noción de respuesta de número ante una operación de clasificar. El niño adquiere la
noción de clase y de serie.
D. La afectividad, la voluntad y los sentimientos morales:
Profundas transformaciones afectivas se llevan a cabo.
Antes el niño daba sentimientos morales al adulto, al padre o madre. el nuevo sentimiento que
se efectúa consiste en un respeto mutuo hacia los demás niños y hacia la sociedad en si. Este
respeto mutuo lleva a más sentimientos morales, distintos a la obediencia exterior inicial. El
niño advierte que la regla une a los niños entre sí tanto como a los niños con sus padres.
El respeto muto lleva consigo el sentimiento de justicia. Un niño pequeño considera justa la
obediencia a la autoridad y juzga como justo un castigo que tiene mucho daño material. pero de
apoco el niño se va dando cuenta que es más importante la intención con que se efectúa algo y
no su resultado (considerar como inocente a alguien que hizo algo malo sin querer).
Este respeto mutuo lleva a una reorganización de los valores morales, en esta etapa serian
importante la honestidad, el sentimiento de la justicia y la reciprocidad.
Si los sentimientos se van organizando, se va generando la voluntad, esta aparece cuando hay un
conflicto de tendencias. la voluntad es una regulación que se volvió reversible: si el deber se
vuelve más débil que el deseo, en esta etapa el niño, con su voluntad es capaz de transformar
esto y tomando en primer lugar el deber.
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4. la adolescencia:
Por todo lo ya mencionado podríamos creer que el desarrollo mental termina a los doce años y
que la adolescencia es solo un viaje a la adultez. Si bien existe un desequilibrio en esta fase, no
podemos olvidar que los pasos que hay de una a la otra son muy importantes.
Deberíamos colocar como importante en esta fase que el pensamiento y la afectividad son
superiores a la segunda infancia.
Lo que se va a analizar es el pensamiento con sus nuevas operaciones y la afectividad,
incluyendo el comportamiento social.
A. El pensamiento y sus operaciones:
El adolescente construye sistemas y teorías. El niño de alguna manera podríamos decir que los
hacia pero no los reflexionaba nunca. El adolescente se interesa por los problemas, así sean del
pasado, problemas a futuro o imaginarios. Tiene la capacidad de elaborar teorías abstractas.
Hacia los once o doce años se efectúa un cambio en el pensamiento del niño, el paso del
pensamiento concreto al pensamiento formal. (hipotético-deductivo)
Hasta esa edad, las operaciones de la inteligencia son únicamente concretas, solo se refieren a la
realidad. Pero hacia los once o doce años el pensamiento formal se hace posible, este viene a ser
Hipotetico-decutivo, ya que es capaz de deducir las conclusiones que deben extraerse de
hipótesis y no solo de una observación. Esta actividad requiere de una actividad de pensamiento
mucho mayor.
El niño debe reflexionar operaciones independientemente de los objetos, o sea sustituirlos por
proposiciones. En la adolescencia estamos en una libre actividad de la reflexión espontanea.
En la pubertad existe un egocentrismo intelectual, parecido al del lactante, el cual se manifiesta
mediante la creencia en el infinito poder de la reflexión. “el yo es lo suficientemente fuerte para
reconstruir el universo y lo suficiente grande para incorporárselo. Progresivamente este se va a
ir disminuyendo.
B. La afectividad de la personalidad en el mundo social de los adultos:
La vida afectiva de la adolescencia se afirma mediante la doble conquista de la personalidad y
de su inserción en la sociedad adulta.
¿Qué es la personalidad? existe un yo que está en el egocentrismo, la personalidad resulta de la
autosumición del yo a una disciplina cualquiera.
La personalidad se inicia en la infancia de 8 a 12 años con organización de reglas, valores, etc.,
pero la persona no se limita a estos factores únicamente. Podríamos decir que hay personalidad
a partir del momento en el que se constituye un programa de vida, que es a la vez la fuente de
disciplina para la voluntad e instrumento de cooperación.
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La personalidad implica algo así como una descentralización del yo. El adolecente con su
naciente personalidad se sitúa como un igual de sus mayores pero se siente distinto, por esto
quiere superarlos y sorprenderlos transformando así el mundo. Por esto mediante estudios se ve
entre los niños una mezcla de entrega a la humanidad y de agudo egocentrismo.
Principalmente se ve al adolecente asocial, sin embargo, este medita en función de la sociedad.
Aunque principalmente esta sociedad es la que quiere reformar, se va insertando con los adultos
mediante proyectos, programas de vidas, sistemas que a menudo son teóricos. Lo hace a través
del pensamiento, y casi mediante la imaginación. El plan de vida que se crea supera lo real.
Finalmente la adaptación se lleva a cabo cuando el adolecente deja de ser reformador pasando a
ser realizador.
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