Ahumada Jiménez, Enrique J. Grupo 331

El origen de todas las cosas

Era el espacio abierto, la pura extensión limitada, el abismo. Lentamente, del Caos surgió la

primera realidad solida: Gaia o Gea, la Tierra. Fue ella quien dio un sentido y un orden al Caos,

al limitarlo a ciertas cosas, e instalo en él el suelo, lugar de la vida. Después vino la noche, la

profunda oscuridad. Y debajo de la tierra creó el Erebo o Érebos (el crepúsculo), morada de las

sombras. Quedaba todavía, sobre Gaia, un espacio vacío. Para llenar este espacio, ella creo un ser

igual a si misma, capaz de cubrirla completamente. Por si misma creo a Urano, el cielo estrellado.

En soledad origino también las montañas y a Ponto, el mar inquieto y profundo.

Como la Tierra, la noche engendro el Éter (luz que iluminaria a los dioses en lo más alto de la

atmosfera), y el día, claridad de los mortales que, en el espacio, se alterna con su madre para no

cansarla.

Por eso entonces rondaba en el Caos el poderoso Eros, el amor universal. A partir de entonces

ninguna fuerza podría engendrar nada sola. Movida por Eros, Gaia se unió a Urano, su

primogénito, engendrando con él muchos y muchos hijos. Una raza violenta que pobló la Tierra y

la animo con nuevas formas de vida.

La serpiente pitón

Se cuenta que Leto, hija de los titanes Febe y Ceo, tuvo relaciones sexuales con el dios Zeus y, de

estas relaciones, nacieron Apolo y Artemisa. Al busca un lugar adecuada para dar a la luz, la

celosa Hera, trato de impedir la supervivencia de los recién nacidos, logro que Gea creara a la

serpiente Pitón para que los devorara apenas nacidos, pero Febo Apolo creció en tan solo cuatro

días y logra matar a la terrible serpiente.

Prometeo y Pandora

Prometo era hijo del titán Jápeto y la oceánida Climene. Aunque Prometeo permaneció neutral en

la revuelta de los titanes, al final del conflicto, viendo que las cosas se inclinaban hacia los

olímpicos, simulo que los hubiera apoyado desde el principio, y así se ganó un lugar entre los

dioses.

Se dice que Zeus le pidió a estos hermanos que poblaran la Tierra con animales. Epimeteo se

adelantó y los creo a todos, de manera que cuando Prometeo se disponía a hacer cualquier

animal, su hermano ya lo había creado. De la rabio y desconsuelo, le salieron lagrimas que

cayeron a la tierra, y él pensó, que podría hacer un hombre de ese barro. Moldeo un hombre

semejante en el aspecto a los dioses pero de un tamaño mucho menor, dando origen a la raza

humana.

Prometo, amo mucho a su creación, es por eso que les enseño la agricultura, a trabajar la madera,

a construir casa, etc. Los hombres, agradecidos, sacrificaban corderos y frutas en honor de su

creador. Zeus empezó a tener envidia de este y preparo un plan para castigar al hijo de Jápeto.

El plan era pedirle a Hefestos, quien podía hacer todo, una lindísima mujer y este, sin negarse,

creo los deseos de Zeus. La mujer realmente quedo bien hecha, un perfecto modelo de

hermosura. Los dioses del Olimpo, al verla quedaron asombrados por la belleza de la mujer, y

cada uno le fue dando un regalo que iban guardando en una caja, sin que ella supiera. Atenea le

dio sabiduría, Afrodita, amor y así cada cual le fue entregando regalos. Hermes, el dios de los

bromistas, ladrones y mentirosos le dio puras cosas malas: la envidia, la mentira, enfermedades,

ira, etc. Dado que los dioses le habían otorgado dones, ella tomo el nombre de Pandora que en

griego significa “todos los regalos”.

Mercurio, el mensajero y Zeus, le hizo entrega formal del regalo a Prometeo, diciéndole que el

gran dios del Olimpo se sentía muy orgulloso de él y es por eso que le daba el presente. Prometeo

agradeció el gesto y cuando se hubo retirado Hermes, aparto a la mujer a un lado de su casa y no

quiso tener nada que ver con ella, ya que supuso que Prometeo sabia de la trampa que le había

puesto Zeus.

Después llego Epimeteo, hermano de Prometeo, quien quedo atontado al ver a Pandora, cuando

supo quién era y que su hermano no la quería, le rogo que se la diera a él, Prometeo le advirtió

que podría ser peligroso, que seguramente era un truco de Zeus, pero Epimeteo suplico tanto a su

hermano que le diera a Pandora que este finalmente acepto. Epimeteo y Pandora se casaron,

vivieron muy felices por un tiempo, has que la muchacha curiosa queriendo saber que contenía la

caja que los dioses le habían entregado, la abrió y comenzaron a salir las cosas buenas y todos los

males que Hermes le había regalado, solo la esperanza quedo en esa caja.

Bibliografía

Comotto, A. (2002). El libro de los mitos griegos: relatos de hoy y de siempre. Ediciones B:

Barcelona.