MISIÓN BILBAO-CAYAMBÉ Una experiencia misionera de

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EXPERIENCIAS MISIÓN BILBAO-CAYAMBÉ: Una experiencia misionera de verano Txetxu Villota Hemos tenido la suerte de vivir un verano distinto, participando en una experiencia de voluntariado misionero: Ecuador ha sido nuestro destino. El grupo lo conformábamos ocho personas con una trayectoria educativa salesiana de bastantes años, por lo que la realidad de niños y adolescentes no nos era desconocida. La experiencia comenzó varios meses antes del verano. A través de la Delegación inspectorial de PJ y de la Fundación “Juventud y desarrollo”, dedicamos algunas jornadas a compartir nuestras inquietudes, a hacer grupo y a diseñar en lo que fue posible las tareas que nos iban a ser asignadas. Fue un tiempo fructífero en donde volcábamos nuestros sueños de ayudar a niños en situaciones más precarias que las que conocíamos en España, y de intuir las actitudes con las que deberíamos afrontar la realidad. La partida tuvo lugar el 2 de Julio. Después de un día de viajes llegamos a Quito desde donde nos acompañaron hasta Cayambe, destino de nuestra experiencia. El espíritu comunitario Una de las primeras impresiones fue la capacidad de acogida que nos brindaron tanto la comunidad salesiana como las diferentes personas con las que hemos convivido durante el mes y medio. Las prisas aquí se aparcan y siempre hay tiempo para el apretón de manos, el saludo y la charla. Para el recién llegado esto es algo muy importante, porque te ayuda a sentirte parte de un nuevo colectivo humano, perteneciente aunque sea de paso, a una nueva familia. Este elemento comunitario constituye toda una característica de la “Casa Campesina” que nos acogía. Desde este complejo de promoción llamado así, “Casa Campesina”, se teje el desarrollo de las comunidades indígenas de la zona. Los regadíos, las escuelitas infantiles, el programa de micro-créditos tienen este componente comunitario, puesto que el desarrollo que se impulsa no es a nivel particular, sino que afecta al tejido social de cada comunidad, aunque luego repercuta en el bienestar personal, como no podía ser de otra manera. Para nosotros el espíritu comunitario ha tenido la novedad de haber estado conviviendo día a día con la comunidad salesiana de acogida. Estos cinco salesianos han sido nuestra otra familia en este tiempo. Nuestra presencia ha roto, en buena medida, la rutina de la comunidad, al tener día y noche a esta “colonia invasora” que metía algo más de ruido de lo habitual. Les agradecemos el habernos invitado a compartir con ellos la mesa, los espacios y también la oración. Creemos también que les hemos aportado nuestra espontaneidad, risas y este espíritu juvenil, necesario en todas las comunidades salesianas. Las tareas que nos encomendaron Los campos de acción que se nos asignaron han sido plurales. En primer lugar, asumimos como grupo la coordinación de la “Colonia de Verano” para niños, que tendría lugar entre el los días 17

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EXPERIENCIAS

 

MISIÓN BILBAO-CAYAMBÉ: Una experiencia misionera deverano

Txetxu Villota

Hemos tenido la suerte de vivir un verano distinto, participando en una experiencia de voluntariadomisionero: Ecuador ha sido nuestro destino. El grupo lo conformábamos ocho personas con unatrayectoria educativa salesiana de bastantes años, por lo que la realidad de niños y adolescentesno nos era desconocida.

La experiencia comenzó varios meses antes del verano. A través de la Delegación inspectorial de PJy de la Fundación “Juventud y desarrollo”, dedicamos algunas jornadas a compartir nuestrasinquietudes, a hacer grupo y a diseñar en lo que fue posible las tareas que nos iban a serasignadas. Fue un tiempo fructífero en donde volcábamos nuestros sueños de ayudar a niños ensituaciones más precarias que las que conocíamos en España, y de intuir las actitudes con las quedeberíamos afrontar la realidad.

La partida tuvo lugar el 2 de Julio. Después de un día de viajes llegamos a Quito desde donde nosacompañaron hasta Cayambe, destino de nuestra experiencia.

El espíritu comunitario

Una de las primeras impresiones fue la capacidad de acogida que nos brindaron tanto la comunidadsalesiana como las diferentes personas con las que hemos convivido durante el mes y medio. Lasprisas aquí se aparcan y siempre hay tiempo para el apretón de manos, el saludo y la charla. Parael recién llegado esto es algo muy importante, porque te ayuda a sentirte parte de un nuevocolectivo humano, perteneciente aunque sea de paso, a una nueva familia.

Este elemento comunitario constituye toda una característica de la “Casa Campesina” que nosacogía. Desde este complejo de promoción llamado así, “Casa Campesina”, se teje el desarrollo delas comunidades indígenas de la zona. Los regadíos, las escuelitas infantiles, el programa demicro-créditos tienen este componente comunitario, puesto que el desarrollo que se impulsa no esa nivel particular, sino que afecta al tejido social de cada comunidad, aunque luego repercuta en elbienestar personal, como no podía ser de otra manera.

Para nosotros el espíritu comunitario ha tenido la novedad de haber estado conviviendo día a díacon la comunidad salesiana de acogida. Estos cinco salesianos han sido nuestra otra familia en estetiempo.  Nuestra presencia ha roto, en buena medida, la rutina de la comunidad, al tener día ynoche a esta “colonia invasora” que metía algo más de ruido de lo habitual. Les agradecemos elhabernos invitado a compartir con ellos la mesa, los espacios y también la oración. Creemostambién que les hemos aportado nuestra espontaneidad, risas y este espíritu juvenil, necesario entodas las comunidades salesianas.

Las tareas que nos encomendaron

Los campos de acción que se nos asignaron han sido plurales. En primer lugar, asumimos comogrupo la coordinación  de la “Colonia de Verano” para niños, que tendría lugar entre el los días 17

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de julio y 7 de agosto. Previamente, tuvimos una semana de formación para los que habrían de serlos animadores de la colonia, junto con nosotros. Han sido cuatro semanas fantásticas al lado deestos niños –más de 200 cada día- a los que se les ha ayudado a convivir, compartir y valorar lavida que tenemos. En este tiempo fuimos detectando algunas situaciones de niños con contextosfamiliares más preocupantes. Con ellos hemos tomado el compromiso de ayudarles mediante unaspequeñas becas a lo largo del curso entrante.

De esta experiencia oratoriana creemos haber aportado una cualificación práctica en el ámbito dela animación en el tiempo libre, con un banco interesante de recursos y metodologías adecuadas. Acambio hemos descubierto un Oratorio muy vinculado a la experiencia de la fe, en donde no esextraño el momento cotidiano de oración y buenos días, así como otros elementos de expresióncreyente. Este elemento es uno de los que hacen del Oratorio una experiencia verdaderamentepastoral. Tal vez, debería ser un elemento de contraste permanente en todos nuestros Oratorios yCentros juveniles.

Por las tardes cada uno de nosotros asumió otra tarea, vinculada a su preparación académica olaboral. Así, hemos colaborado en el departamento de educación de la “Casa campesina”, con lavisita a las escuelitas infantiles en las comunidades y con varios programas de cualificación depromotores/as infantiles: “Curso de primeros auxilios”, “Organización en el aula” “Psicomotricidad”“Necesidades educativas especiales”, “Animar en el tiempo libre”.

También, y en la parte técnica, hemos desarrollado diversos trabajos de amejoramiento endiversos sectores de la Casa,  como la renovación del sistema de megafonía en la Iglesia y elteatro, la instalación del nuevo Servidor informático y la puesta a punto del nuevo taller deelectricidad.

Compartiendo la fe de la gente sencilla

Una de las vivencias más gratificantes desde el punto de vista de la fe ha sido el compartir laseucaristías de los domingos con las comunidades. Al contacto con estas gentes la fe deja de serideología y se convierte en algo vivo y relacional. Nos causaba impresión cómo la gente nos recibíacon alegría al ir a animar y compartir nuestra fe común. Los rostros denotaban la dureza de la vidacon unas condiciones sociales y económicas nada fáciles. Aquí hemos descubierto la fe sencilla queve a Dios como algo necesario y muy en conexión con la vida de los suyos, con la salud, y tambiéncon los que ya se fueron. La vida y la fe viven entrelazadas, de ahí la continua presencia de losagrado: el agua bendita, la necesidad del “padresito” (sacerdote) como amigo y puente con“Diosito”, la solicitud para bendecir personas e imágenes sagradas, entre otros detalles. La fuerzadel evangelio se descubre en medio de tanta sencillez y a través de esos “milagros” obradosprecisamente desde este espíritu comunitario que se alienta en las comunidades, y a los que nosreferíamos más arriba.

Consideraciones finales

Estamos a punto de volver a casa. Cada uno se lleva en su mochila más íntima recuerdos, caras,detalles de este mes y medio: son los afectos de esta misión. Podemos entender a los discípulos deJesús cuando regresaban contentos de su misión, y le contaban todo lo que habían hecho. Así nossentimos en parte, contentos y con ganas de contar lo que hemos vivido.

Damos gracias a los que han hecho posible que nosotros viniéramos hasta acá: ojalá que otrostengan la misma suerte de ensanchar la vista y la vida, como nosotros hemos hecho. Queremosdar gracias a Dios que sigue valiéndose de gente “normal” para seguir dando vida y compartir loque tienen y son con los demás. Eso es lo que hemos intentado porque el Reino de Dios es comoun granito de mostaza…que va creciendo sin prisa pero con determinación.

TXETXU VILLOTA

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DELEGADO DE PASTORAL JUVENIL DE SALESIANOS BILBAO