Misa Dominical - parroquiadecristoreymurcia.es · día con brevísimas palabras» (IGMR, núm. 50)....

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Misa Dominical Centre de Pastoral Litúrgica CPL editorial 16, 23 y 30 de septiembre; 7 de octubre de 2018 CN 00 O CN f) emoviendo papeles, encontró un sobre. F\Lo abrió y, sorpresa, un billete de cin- cuenta euros. A pesar de su esfuerzo no con- siguió recordar cuando y por qué lo había puesto allí. Al mirarlo con atención lo vio con marcas de múltiples pliegues y con al- gún desgarro. Pero arrugado o rasgado se- guía siendo un billete de 50 euros. D. 24 del tiempo ordinario / B D. 25 del tiempo ordinario / B D. 26 del tiempo ordinario / B D. 27 del tiempo ordinario / B Revolvió los cajones buscando cinta adhe- siva y tijeras. Perdió unos cuantos minutos. Finalmente, empezó la operación: alisar el papel, encajar todos los fragmentos, cor- tar una tira de celo, ponerlo con cuidado, recortar lo que sobraba... era un billete de cincuenta euros. Una vez arreglado, el bi- llete no había perdido nada de su valor: cincuenta euros son cincuenta euros. Finalmente, una vez superadas todas las dificultades, solemnemente lo puso en su cartera, satisfecho de haber recuperado un billete, arrugado, medio roto, remendado... pero un billete de cincuenta euros. ¿Por qué nos cuesta tanto hacer lo mismo con las personas? Por muy arru- gadas y rotas que estén, son personas, valen como personas, siguen siendo personas, como tú y como yo. Tal vez lo que nos pasa es que acercarse y acompañar a personas, arrugadas y rotas por la vida (enfermedad, desequilibrio, paro, droga, ludopatía, pobreza, etc.) reclama una mirada que descubra que sigue siendo una persona, como tú, como yo. ENRIC TERMES

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Misa DominicalCentre de Pastoral Litúrgica

CPLeditorial 16, 23 y 30 de septiembre; 7 de octubre de 2018

CN

00

OCN

f) emoviendo papeles, encontró un sobre.F\Lo abrió y, sorpresa, un billete de cin-cuenta euros. A pesar de su esfuerzo no con-siguió recordar cuando y por qué lo habíapuesto allí. Al mirarlo con atención lo viocon marcas de múltiples pliegues y con al-gún desgarro. Pero arrugado o rasgado se-guía siendo un billete de 50 euros.

D. 24 del tiempo ordinario / BD. 25 del tiempo ordinario / BD. 26 del tiempo ordinario / BD. 27 del tiempo ordinario / B

Revolvió los cajones buscando cinta adhe-siva y tijeras. Perdió unos cuantos minutos.Finalmente, empezó la operación: alisar elpapel, encajar todos los fragmentos, cor-tar una tira de celo, ponerlo con cuidado,recortar lo que sobraba... era un billete decincuenta euros. Una vez arreglado, el bi-llete no había perdido nada de su valor: cincuenta euros son cincuenta euros.

Finalmente, una vez superadas todas las dificultades, solemnemente lo pusoen su cartera, satisfecho de haber recuperado un billete, arrugado, medioroto, remendado... pero un billete de cincuenta euros.

¿Por qué nos cuesta tanto hacer lo mismo con las personas? Por muy arru-gadas y rotas que estén, son personas, valen como personas, siguen siendopersonas, como tú y como yo.

Tal vez lo que nos pasa es que acercarse y acompañar a personas, arrugadas yrotas por la vida (enfermedad, desequilibrio, paro, droga, ludopatía, pobreza,etc.) reclama una mirada que descubra que sigue siendo una persona, comotú, como yo.

ENRIC TERMES

LA MISA ES ORACIÓNContinuamos con las catcquesis sobrela santa misa. Para comprender la be-lleza de la celebración eucarística de-seo empezar con un aspecto muy sen-cillo: la misa es oración, es más, es laoración por excelencia, la más alta, lamás sublime, y al mismo tiempo la más«concreta». De hecho es el encuentrode amor con Dios mediante su Palabray el Cuerpo y Sangre de Jesús. Es unencuentro con el Señor.

Pero primero debemos responder a unapregunta. ¿Qué es realmente la ora-ción? Esta es sobre todo diálogo, rela-ción personal con Dios. Y el hombreha sido creado como ser en relaciónpersonal con Dios que encuentra suplena realización solamente en el en-cuentro con su creador. El camino dela vida es hacia el encuentro definitivocon Dios.

El libro del Génesis afirma que el hom-bre ha sido creado a imagen y seme-janza de Dios, el cual es Padre e Hijo yEspíritu Santo, una relación perfecta deamor que es unidad. De esto podemoscomprender que todos nosotros hemossido creados para entrar en una rela-ción perfecta de amor, en un continuodarnos y recibirnos para poder encon-trar así la plenitud de nuestro ser.

Cuando Moisés, frente a la zarza ar-diente, recibe la llamada de Dios, lepregunta cuál es su nombre. ¿Y quéresponde Dios? «Yo soy el que soy»(Éxodo 3,14). Esta expresión, en su sen-tido original, expresa presencia y favor,y de hecho a continuación Dios añade:«Yahveh, el Dios de vuestros padres, el

Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob»(v. 15). Así también Cristo, cuando lla-ma a sus discípulos, les llama para queestén con El. Esta por tanto es la graciamás grande: poder experimentar que lamisa, la Eucaristía, es el momento privi-legiado de estar con Jesús, y, a través deÉl, con Dios y con los hermanos.

Rezar, como todo verdadero diálogo,es también saber permanecer en silen-cio —en los diálogos hay momentos desilencio—, en silencio junto a Jesús. Ycuando nosotros vamos a misa, quizállegamos cinco minutos antes y em-pezamos a hablar con este que está anuestro lado. Pero no es el momentode hablar: es el momento del silenciopara prepararnos al diálogo. Es el mo-mento de recogerse en el corazón paraprepararse al encuentro con Jesús. ¡Elsilencio es muy importante! Recordadlo que dije la semana pasada: no vamos

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a un espectáculo, vamos al encuentrocon el Señor y el silencio nos prepara ynos acompaña. Permaneced en silenciojunto a Jesús. Y del misterioso silenciode Dios brota su Palabra que resuena ennuestro corazón. Jesús mismo nos ense-ña cómo es realmente posible «estar»con el Padre y nos lo demuestra con suoración. Los evangelios nos muestran aJesús que se retira en lugares apartadosa rezar,- los discípulos, viendo esta ínti-ma relación con el Padre, sienten el de-seo de poder participar, y le preguntan:«Señor, enséñanos a orar» (Lucas 11,1).Hemos escuchado en la primera lec-tura, al principio de la audiencia. Jesúsresponde que la primera cosa necesariapara rezar es saber decir «Padre». Es-temos atentos: si yo no soy capaz dedecir «Padre» a Dios, no soy capaz derezar. Tenemos que aprender a decir«Padre», es decir ponerse en la pre-sencia con confianza filial. Pero parapoder aprender, es necesario recono-cer humildemente que necesitamos serinstruidos, y decir con sencillez: Señor,enséñame a rezar.

Este es el primer punto: ser humildes,reconocerse hijos, descansar en el Pa-dre, fiarse de Él. Para entrar en el Reinode los cielos es necesario hacerse pe-queños como niños. En el sentido de

que los niños saben fiarse, saben que al-guien se preocupará por ellos, de lo quecomerán, de lo que se pondrán, etc.(cf. Mateo 6,25-32). Esta es la primeraactitud: confianza y confidencia, comoel niño hacia los padres,- saber que Diosse acuerda de ti, cuida de ti, de ti, demí, de todos.

La segunda predisposición, tambiénpropia de los niños, es dejarse sor-prender. El niño hace siempre milesde preguntas porque desea descubrir elmundo,- y se maravilla incluso de cosaspequeñas porque todo es nuevo para él.Para entrar en el Reino de los cielos esnecesario dejarse maravillar. En nues-tra relación con el Señor, en la oración—pregunto- ¿nos dejamos maravillaro pensamos que la oración es hablara Dios como hacen los loros? No, esfiarse y abrir el corazón para dejarsemaravillar. ¿Nos dejamos sorprenderpor Dios que es siempre el Dios de lassorpresas? Porque el encuentro con elSeñor es siempre un encuentro vivo, noes un encuentro de museo. Es un en-cuentro vivo y nosotros vamos a la misano a un museo. Vamos a un encuentrovivo con el Señor.

En el evangelio se habla de un ciertoNicodemo (Juan 3,1-21), un hombreanciano, una autoridad en Israel, que vadonde Jesús para conocerlo,- y el Señornos habla de la necesidad de «renacerde lo alto» (cf. v. 3). ¿Pero qué signi-fica? ¿Se puede «renacer»? ¿Volver atener el gusto, la alegría, la maravilla dela vida, es posible, también delante detantas tragedias? Esta es una preguntafundamental de nuestra fe y este es eldeseo de todo verdadero creyente: el

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deseo de renacer, la alegría de reco-menzar. ¿Nosotros tenemos este de-seo? ¿Cada uno de nosotros quiere re-nacer siempre para encontrar al Señor?¿Tenéis este deseo vosotros? De hechose puede perder fácilmente porque, acausa de tantas actividades, de tantosproyectos que realizar, al final nos que-da poco tiempo y perdemos de vista loque es fundamental: nuestra vida delcorazón, nuestra vida espiritual, nues-tra vida que es encuentro con el Señoren la oración.

En verdad, el Señor nos sorprende mos-trándonos que Él nos ama también ennuestras debilidades. «Jesucristo [...]es víctima de propiciación por nuestrospecados, no solo por los nuestros, sinotambién por los del mundo entero» (í

Juan 2,2). Este don, fuente de verdade-ra consolación -pero el Señor nos per-dona siempre— esto, consuela, es unaverdadera consolación, es un don quese nos ha dado a través de la Eucaristía,ese banquete nupcial en el que el Espo-so encuentra nuestra fragilidad. ¿Puedodecir que cuando hago la comunión enla misa, el Señor encuentra mi fragili-dad? ¡Sí! ¡Podemos decirlo porque estoes verdad! El Señor encuentra nuestrafragilidad para llevarnos de nuevo anuestra primera llamada: esa de serimagen y semejanza de Dios. Este esel ambiente de la Eucaristía, esto es laoración.

Audiencia general dei papa Francisco,miércoles 15 de noviembre de 2017

LA IMPORTANCIADEL COMIENZO

Lo que bien comienza, bien acaba. Y eso vale también para la misa. Por ellolas celebraciones nunca comienzan directamente con las lecturas, sino quesiempre hay unos ritos introductorios que «tienen el carácter de exordio,de introducción y de preparación. Su finalidad es hacer que los fieles reu-nidos en la unidad construyan la comunión y se dispongan debidamentea escuchar la Palabra de Dios y a celebrar dignamente la Eucaristía» (IGMR,núm. 46). Así, la procesión de entrada con el celebrante y los ministros,con todo el pueblo en pie, tiene este sentido eclesial. Y el canto de entrada,cuya finalidad «es abrir la celebración, promover la unión de quienes estáncongregados e introducir su espíritu en el misterio del tiempo litúrgicoo de la festividad, así como acompañar la procesión del sacerdote y losministros» (IGMR, núm. 47). Debemos escoger bien el canto y cantarlocon toda la comunidad. «Terminado el saludo del pueblo, el sacerdote, oel diácono o un ministro laico, puede introducir a los fieles en la Misa deldía con brevísimas palabras» (IGMR, núm. 50). Con pocas palabras, perobien escogidas, ya que del contenido y del tono de estas palabras puededepender el fruto del resto de la celebración.

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LA SEGUNDA FÓRMULADEL ACTO PENITENCIAL

Como bien sabemos,dentro de los ritos ini-ciales de la misa estáel acto penitencial. Elcelebrante invita a losfieles a arrepentirse y,después de un brevesilencio, la comunidadpide perdón al Señor.Esta confesión el misalprevé hacerla con tresfórmulas posibles:

1. La oración del «Yoconfieso», que dicentodos a la vez.

2. El diálogo «Señor,ten misericordia denosotros. / Porque he-mos pecado contra ti./ Muéstranos, Señor, tumisericordia. / Y danostu salvación».

3. Las tres invocacio-nes seguidas del «Se-ñor, ten piedad. / Cris-to, ten piedad. / Señor,ten piedad».

Seguidamente el ce-lebrante dice la con-clusión que, aunqueaún en algún lugar sela llame «absolucióngeneral», no tiene enabsoluto la eficacia delsacramento de la peni-tencia.

Inmediatamente des-pués del acto peniten-cial se dicen las invo-caciones «Señor, tenpiedad / Cristo, tenpiedad/ Señor, ten pie-dad». Cada invocaciónla canta (o dice) prefe-rentemente el cantoro el coro, y todos larepiten. Propiamen-te estas invocacionesno forman parte delacto penitencial/ aho-ra bien, si se ha usadola tercera fórmula, yaestán incluidos en él ypor tanto no se repiten.

Hay que tener en cuen-ta la posibilidad, losdomingos (sobre todoen Tiempo Pascual) desustituir el acto peni-tencial por el rito de laaspersión del agua ben-dita en memoria delbautismo. Y tambiénque, si la misa empiezacon rito propio (la ben-dición de las candelasel día de la Candelaria,la conmemoración dela entrada del Señor enJerusalén el Domingode Ramos, los salmosde la Liturgia de lasHoras...), se omite elacto penitencial. Los

ritos iniciales de la misaacaban seguidamentecon el himno del «Glo-ria a Dios» (los domin-gos —excepto por Ad-viento y Cuaresma—,fiestas, solemnidadesy otras celebracionessolemnes) y la oracióncolecta.

Está bien alternar estastres fórmulas. Duranteel tiempo de Cuaresma,por ejemplo, puede sermás adecuada la prime-

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ra. También durante laPascua, como hemos di-cho, es aconsejable sus-tituir el acto penitencialpor el rito de la asper-sión. La tercera fórmulatiene la ventaja de quepermite muchas varian-tes, algunas adaptadasa los tiempos litúrgicosy otras que pueden sermás adecuadas para se-gún qué fiestas.

La segunda fórmula esla que se utiliza menos,y vale la pena conocer-la, también. Recorde-mos el diálogo una vezmás:

Señor, ten misericordia de

nosotros. /Porgue hemos pe-

cado contra ti.

Muéstranos, Señor, tu mise-

ricordia. I Y danos tu sal-

vación.

Seguidamente el cele-brante dice la conclu-sión y a continuación sedicen las invocaciones«Señor, ten piedad /Cristo, ten piedad / Se-ñor, ten piedad».

Por su referencia a la mi-sericordia, en Misa Do-minical recomendamosel uso de esta fórmuladurante el Año Santode la Misericordia. Pero

después también vale lapena conservarla y utili-zarla regularmente. Poresto, desde este envío yhasta el final del año li-túrgico, la proponemosen la hoja para la cele-bración de MD.

En los lugares dondeno se sepa de memoriapuede ser conveniente,por lo menos los prime-ros días, citar la páginadel cantoral MD dondelos fieles pueden en-contrar el texto, o bienrepartirlo, publicarloen la hoja parroquial,proyectarlo en la pan-talla...

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El Centro de Pastoral Litúrgica acabade publicar un cartel y una hojita,de la que adjuntamos un ejemplar,que expresan las grandes intuicionesde la Exhortación Apostólica delpapa Francisco sobre la santidady que pueden ser muy útiles paradifundir entre los fieles de parroquiasy comunidades.

Cartel: 2,00 €Paquetes de 200 hojitas: 7,00 €

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Sugerencias para «Misa Dominical»:Oración, arte, pedagogía

Valoro positivamente laaportación y la utilidadde Misa Dominical. MisaDominical ya es un subsidiohabitual en nuestras cele-braciones litúrgicas. Ayudaa una mejor comprensiónde la Palabra de Dios,favorece la preparaciónde las homilías por partede los presbíteros, diáconos y laicoscon misión pastoral. Recuerda lasjornadas, colectas y conmemoracio-nes, hace oportunas sugerencias paralos cantos... Muchos sienten quecuando falta Misa Dominical falta unelemento prácticamente inseparablede la misa del domingo.

Se me ocurren algunas propuestasde futuro para Misa Dominical. Unade ellas sería ofrecer subsidios parala oración para que tanto los presbí-teros como los laicos nos preparáse-mos fructuosamente para la cele-bración. Cuando una lectura, unahomilía o incluso una monición estápasada por la oración, se nota.

Otra propuesta sería aprovecharmás las posibilidades del patrimonioartístico, cultural y litúrgico de lasparroquias y comunidades: iconogra-fía, simbología, explicación de obrasmaestras o populares con que los ar-

tistas han querido plasmarlas solemnidades del añolitúrgico, sugerencias porartistas de hoy (en muchasparroquias los hay.. .) . Unaexperiencia: en la parro-quia de San Francisco deAsís del barrio de Búfala(Badalona) buscamos ungrupo de artistas que, de

manera rotativa cada domingo delaño, creaban una obra de arte sobre10 que les sugería la Palabra de Diosdel domingo siguiente. Nos animó aello la Carta a los artistas de Juan Pablo11 (1999). La poníamos a un lado delpresbiterio en un caballete y el pro-pio artista la explicaba al comienzode la misma. También la poesía de-bería tener un lugar en nuestras ce-lebraciones. Disponemos de un ricopatrimonio poético mariano, eucarís-tico... Dada la creciente ignoranciareligiosa hacen falta explicacionespedagógicas sobre la disposición delos fieles, sobre los ornamentos, loscolores litúrgicos, el tono, los gestos,las flores, la decoración...

JaumeAymar,sacerdote, historiador y director de Radio

Estel y de Catalunya Cristiana

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Última página£¿ SA&&ATfAKA

Jesús respondió a los fariseos con eldicho emblemático: «El sabbat es parael hombre y no el hombre para el sa-bbat» (Me 2,27), declarando así que nohay ley superior al bien del ser huma-no. San Pablo, en ICor 14,26, aplicaeste principio a la liturgia: «Cuando osreunís, que todo se haga para vuestraedificación». El criterio básico de todolo que se ha de hacer en la liturgia essiempre la «edificación» de la comuni-dad allí reunida, su provecho espiritual.No hay rúbrica ni ley litúrgica superioral bien del pueblo congregado. Es de re-cordar cómo, en la primera sesión delVaticano II, el cardenal Montini -luegoPablo VI- se apoyó precisamente enese doble texto bíblico para exigir unalengua comprensible en la liturgia.

Pero el latín traducido no deja de ser,con frecuencia, un lenguaje secreto yextraño. Por eso el Consilium, orga-nismo creado por el mismo Pablo VIpara aplicar la Constitución, en su Ins-trucción sobre la traducción de los textoslitúrgicos (25 enero 1969) decía: «Laoración de la Iglesia es siempre la deuna comunidad concreta, congregadaaquí y ahora. Esa comunidad reunidadebe poder hacer, del texto traducido,su propia oración viviente y actual. Poreso, no será suficiente traducir con unaexactitud puramente verbal y materialtextos formulados en otra época y otra

cultura» (núm. 20). Y el documentoconcluía: «Para una liturgia plenamen-te renovada, no serán suficientes textostraducidos a partir de otras lenguas.Serán necesarias nuevas creaciones»(núm. 43). En esa dirección, la refor-ma litúrgica había previsto además delpaso a la lengua vernácula y la reformade los libros litúrgicos, la posibilidad de«adaptaciones más profundas» no yaa partir de los libros romanos, sino delas situaciones y necesidades concretas(SC 40). Es el gran tema de la «incultu-ración», que atañe no solo a los paísesde misión. Ésta debía ser la tercera eta-pa de la reforma litúrgica.

Pero, poco después, se quiebra esa líneay queda entre paréntesis la reforma. Seincuba de nuevo un concepto de litur-gia intemporal y misteriosa: en conse-cuencia, intocable. Nuevos «profetas dedesventuras» propugnan insatisfechosla «reforma de la reforma», hasta anun-ciar la vuelta del latín en un próximoadviento. En el actual pontificado, tanfecundo en tantos aspectos, el tema dela liturgia parece ser el pariente pobrede la familia. Se afirma enfáticamenteque «la reforma litúrgica es irreversi-ble» pero ¿dónde encontrar ese impul-so conciliar y renovador, que atiendahoy a las necesidades reales de nuestrascomunidades?

XABIER BASURKO

Centre de Pastoral LitúrgicaH Nápols 346, 1 - 08025 Barcelona"8 933 022 235 ^& [email protected] - uuuuuu.cpl.es

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