Miedo al Amor

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TENDENCIA 02 ABRIL 03 Es paradójico: nos la pasamos diciendo que el amor es lo más importante, que queremos enamorarnos y ser felices de a dos y cuando –finalmente– tenemos la suerte de empezar una relación que va bien, comenzamos a dudar. “¿Será ésta la persona indicada o estoy con ella sólo para no estar solo/a? ¿Y si me equivoco de nuevo, qué van a decir mis padres/amigos/compañeros de trabajo? ¿Que otra vez fracasé? No, no puedo soportarlo, no tengo resto emocional para pasar por esto de nuevo. Mejor cortar ahora, así no duele tanto”. Esto es miedo. En su estado más genuino y evidente. Y su ma- yor aliada es nuestra mente, que tiene gran capacidad para confundirnos y hasta enloquecernos. Ramiro Calle, escritor y maestro de yoga, en su libro Ingeniería Emocional (MR Ediciones) sostiene que si la mente no tiene problemas reales, busca pro- blemas imaginarios para luego tener que hallar soluciones tam- bién imaginarias. ¿Y esto por qué? Porque funciona como un caballo desbocado que no puede parar, y encima tiene el hábito de inventarse miedos y temores. Pero, ¿de dónde proviene el miedo a algo tan bueno como el amor? “En mi experiencia corriente, pero más en el ámbito del consultorio, he podido constatar que el miedo al amor es una si- tuación cada vez más común y que suele darse en el contexto del Un análisis desmedido de lo que dice o hace el otro. Dudas rumiantes acerca de si es “la persona indicada”. Rastreo detectivesco de características potencialmente negativas. Nudo en el estómago que no nos deja en paz. ¿Conoce algo de todo esto? Bienvenido al mundo del miedo al amor. ¿AMOR? NO, GRACIAS ILUSTRACION CELINA HILBERT TEXTO LUISA LARS

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¿Suena raro? Quizás, pero cada vez menos en este mundo donde el psicoanálisis nos muestras cosas de nosotros que nuuuuunca hubiéramos imaginado. Publicada en revista Entrecasa.

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Es paradójico: nos la pasamos diciendo que el amor eslo más importante, que queremos enamorarnos y ser felicesde a dos y cuando –finalmente– tenemos la suerte de empezaruna relación que va bien, comenzamos a dudar. “¿Será ésta lapersona indicada o estoy con ella sólo para no estar solo/a? ¿Y si meequivoco de nuevo, qué van a decir mis padres/amigos/compañerosde trabajo? ¿Que otra vez fracasé? No, no puedo soportarlo, no tengoresto emocional para pasar por esto de nuevo. Mejor cortar ahora,así no duele tanto”.Esto es miedo. En su estado más genuino y evidente. Y su ma-yor aliada es nuestra mente, que tiene gran capacidad para

confundirnos y hasta enloquecernos. Ramiro Calle, escritor ymaestro de yoga, en su libro Ingeniería Emocional (MREdiciones)sostiene que si la mente no tiene problemas reales, busca pro-blemas imaginarios para luego tener que hallar soluciones tam-bién imaginarias. ¿Y esto por qué? Porque funciona como uncaballo desbocado que no puede parar, y encima tiene el hábitode inventarse miedos y temores.Pero, ¿de dónde proviene el miedo a algo tan bueno como elamor? “En mi experiencia corriente, pero más en el ámbito delconsultorio, he podido constatar que el miedo al amor es una si-tuación cada vez más común y que suele darse en el contexto del

Un análisis desmedido de lo que dice o hace el otro. Dudas rumiantes acerca de

si es “la persona indicada”. Rastreo detectivesco de características potencialmente

negativas. Nudo en el estómago que no nos deja en paz. ¿Conoce algo de todo esto?

Bienvenido al mundo del miedo al amor.

¿ A M O R ? N O , G R A C I A S

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miedo a los compromisos que definen estados de vida”, describeJulio César Labaké, psicólogo y doctor en Psicología Social.“Hoy aparece una fantasía de la libertad que paraliza frente a loque va más allá de la duración de la ‘química’ entre las personas.”En este caso, el miedo tiene que ver con la sensación de que siuno establece un lazo serio con una persona, se le acaban lasposibilidades de tener relaciones con otras. Y lo paradójico,aquí también, es que por querer tener las puertas abiertas atantas elecciones, finalmente es ‘nada’ lo que se termina eli-giendo. En general se atribuye a los varones esta conducta,que son los que –aparentemente– siempre fantasean con te-ner muchas mujeres y por lo tanto le escapan al compromisocon una sola. En este contexto, Labaké (quien acaba de publi-car Yo amo, tu amas) dice que la mujer parece vivir todo desdeuna interioridad que la ayuda a la entrega total sin tantos“regateos” y, en consecuencia, está más predispuesta al com-promiso amoroso, lo cual significa establecer relaciones queno sean descartables.Pero esto no implica que las mujeres no tengan miedo al amor,sino que lo manifiestan de otra manera: el miedo es a que lesvaya mal de nuevo y a ser abandonadas. Y esto las hace, mu-chas veces, boicotearse en una relación que va avanzando. Se-gún Esther Felman, escritora (autora de Amados y amantes) yguionista (de Lalola y Los exitosos Pells), estos temores empie-zan luego de los 35 años, cuando la sucesión de encuentros ydesencuentros hace que las mujeres se pongan demasiado ana-líticas con las nuevas relaciones (cada palabra y cada gesto del

otro está en la mira) y el problema es que tanto análisis para-liza… ¡como el miedo! “El temor más común es al fracaso –quepor supuesto conlleva el miedo a sufrir–, pero también está el mie-do al estigma social de ser catalogado como alguien que no puedeestablecer relaciones duraderas”, dice Feldman. Y hay mucho decierto en eso, porque nunca faltan las miradas desaprobatorias

y suspicaces que dicen “por algo será” que a tal persona –mássi es mujer– no le “duran” las parejas.

Trampas que funcionanEsta situación de “suma de miedos” no sólo echa a perder lobueno que podría venir, sino que también impide disfrutar delpresente, de las cosas lindas que se están viviendo. EnriqueMariscal es psicólogo y profesor de Filosofía. Hace poco publi-có un libro llamado El poder de lo simple y en eso, en lo simple,sostiene que radica la posibilidad de ser feliz incluso de a dos.Es más, hasta sugiere que las parejas que dan diariamente unavuelta a la manzana tomadas de la mano y en silencio son lasque no se van a separar. Sí, algo tan sencillo como estar juntosun rato, conectados con lo cotidiano pero más allá del trajín detodos los días. Un acto casi trivial, económico y breve, pero quepocos realizan (¡no vale mirar vidrieras en el camino!).Mariscal también afirma que por miedo a sufrir más en el futuro,pagamos por adelantado y al contado males que están más ennuestra mente que en la realidad. “La peor de las tragedias es laque nunca ocurrió pero cuyo imaginario permanente consiguióparalizar nuestras iniciativas en el pantano de las frustraciones,de las excusas y de las complicaciones innecesarias”, dice.“Lasoportunidades son fugaces, están en las potencialidades del presente,del ahora, por lo tanto es fundamental conocerse, tomar concien-cia de nuestros impulsos, deseos y miedos, para observarlos sincondenas ni culpas”.

¿Y cómo hacemos para conocernos? Hay quienes dicen que lameditación ayuda mucho. Otros recurren a la terapia psicoló-gica en cualquiera de sus vertientes. Otros buscarán métodosmenos ortodoxos. Pero una forma de empezar “en casa” –hastadecidir qué estrategia más sofisticada elegir– es hacer una lista“secreta” –es decir, con la certeza de que nadie la leerá, para asípoder ser sinceros– de las cosas que queremos y de las que nosdan miedo. Y también observarnos para ver cómo reacciona-mos ante situaciones diversas o similares entre sí.Por ejemplo, mientras realizaba esta nota, dos personas me re-lataron sus experiencias de actitudes de autoboicot reiteradas.La primera detalló que cada vez que sus novios se iban de viajeo se ausentaban por algo, ella automáticamente salía con otroshombres, “por las dudas”. ¿Por las dudas qué?, fue la pregunta.“Por las dudas que él saliera con otras mujeres o que cuando vol-viera ya no me quisiese más, así dolería menos”, fue la respuesta.¿Hace falta decir que invariablemente todas esas relaciones ter-minaron mal? La segunda persona contó que las veces que ha-bía conocido mujeres que realmente le gustaban, teníaproblemas para mantener relaciones sexuales. “¿Y entonces?”,fue la pregunta. “Salía con otras para ver cómo funcionaba, peroluego se debilitaba la relación con la que me gustaba y al final ter-minábamos rompiendo”, respondió.

Soledades y solucionesSi miramos y escuchamos a nuestro alrededor, veremos que escierto que este miedo extraño comienza entrados los 30.¿Quién pensaba en estas cosas a los 22? En esa época, a lo sumoel miedo era a un embarazo inesperado o a dar mal un parcial yno recibirse nunca. Ahora bien, junto con el paso de los añosaparecen miedos, hábitos y costumbres que son dificilísimos decambiar y más cuando se ha pasado mucho tiempo solo. Loque sucede es que la gente se acostumbra mucho a la soledad yluego no quiere negociar espacios. Y para que una relación

empiece a funcionar, se necesita una cuota de pasión, pero tam-bién de tolerancia y flexibilidad. Además, no nos olvidemos deque todo cambio –aunque sea para bien– siempre genera ciertorechazo porque el ser humano tiende a permanecer en lo que yaconoce, aunque no haya ni rastros de felicidad en eso.Miedo a perder la libertad. Miedo a volver a fracasar. Miedo aser tildado de problemático. Miedo a cambiar las rutinas. Enfin, miedo. Cuando está ahí, instalado, ¿qué hacemos con estemiedo? ¿Cómo lo combatimos? Osho sostiene que no es posibleeliminar ni dominar el miedo; solamente se puede comprender(por eso lo de la lista y la observación que mencionamos másarriba) porque si uno trata de dominarlo, el miedo permanece-rá agazapado en la profundidad de nuestro ser. ¿Y qué pasa en-tonces? Que uno puede reprimirlo hasta eliminarlo de laconciencia, es decir que no seremos concientes de él, pero esemiedo seguirá ejerciendo su influencia sobre nosotros y nos haráhacer cosas sin que sepamos por qué, ¡lo cual es desesperante!“Es preciso comprender el miedo”, insiste Osho y para ello es nece-sario observarlo sin juzgarlo. Es decir, no partamos de la premisade que “está mal tener miedo a tal cosa”, porque entonces loúnico que veremos es nuestro prejuicio sobre el miedo, no elmiedo mismo. ¿Cuál es la diferencia entre un cobarde y unvaliente? ¿Que uno tiene miedo y el otro no? No, no es eso.

Según Osho, la diferencia radica en que el valiente avanza a pe-sar del miedo, mientras que el cobarde se paraliza. Ambos te-men, pero actúan distinto. “Ser valiente significa poder actuar apesar del miedo”, explica.Cuando nos domina el miedo, lo primero que nos sale es un“no”. No a creer, a estar alegres, a entregarnos al cariño. Nosvolvemos fríos y acorazados, hasta tal punto que no podemosdisfrutar de ese rayo de sol que nos acaricia o de un mate a lamañana. El miedo lo tiñe todo y nos hace quedarnos en casa,hace que veamos en cada gesto de acercamiento una intenciónmaquiavélica solapada, o que cualquier cosa que no sea exacta-mente la que estábamos esperando parezca el indicador de queel otro no es para nosotros, y que hay que dejarlo antes de quenos haga más daño.Si buscamos seguridad, el miedo es el mejor aliado, porque noshace quedarnos justo donde estamos, y lo conocido es lo segu-ro; pero claro, el precio es quedar empantanados. La otra op-ción es contundente: vivir “peligrosamente”, en el sentido deanimarse a lo desconocido, a lo que nos hace temblar un pocolas rodillas, pero que al mismo tiempo nos demuestra que esta-mos sanos y libres. Como ocurre con el amor, que cuando lleganos pone todo patas para arriba, pero que siempre vale la pena,aunque no termine exactamente como habíamos pensado.•

> E S T R A T E G I A S D E C A M B I O

El miedo al amor se combate:

• Sincerándonos acerca de qué cosa puntual nos damiedo.

• Observando nuestromiedo sin juzgarlo.

• Haciéndole frente de cualquier manera que nos sea útil: hablando en

voz alta o escribiendo acerca de lo que nos pasa.

• Comprendiendo en qué se basa nuestromiedo.

• Teniéndonos paciencia.

MARISCAL AFIRMA QUE POR MIEDO A SUFRIR MAS EN EL FUTURO, PAGAMOS POR ADELANTADO Y ALCONTADO MALES QUE ESTAN MAS EN NUESTRA MENTE QUE EN LA REALIDAD.

SI BUSCAMOS SEGURIDAD, EL MIEDO ES EL MEJOR ALIADO, PORQUE NOS HACE QUEDARNOS JUSTODONDE ESTAMOS, Y LO CONOCIDO ES LO SEGURO; PERO CLARO, EL PRECIO ES QUEDAR EMPANTANADOS.

> S E M U E R D E L A C O L A

Elmiedo al amor tiene sus raíces enotrosmiedos:

• Al fracaso que se reitera.

• A la censura social porque ninguna pareja “dura”.

• A que luego el otro no nos quiera tanto como queremos nosotros.

• A ser abandonados y sufrir una nueva soledad.

• A no ser lo suficientemente buenos para que nos quieran.

• A perder al ser querido, una vez que estamos enamorados.