Microrrelato

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El Templo del Sol, que El fuego no quemó. (Microrrelato por: Gladys Cely) En el silencio de la noche, se escuchaba la lengua chibcha en voz pasible y pausada dando tranquilidad, era el cacique Suamox dando tregua a una guerra con los españoles liderados por Jiménez de Quesada quien sonreía aclarando, que ellos eran más fuertes resguardados en escudos y violencia inclemente. Se escucha un grito unísono fuego! fuego! -Saliendo al llamado Sugamuxi y Jiménez, observan las llamas el guayacán en forma de bohío del santuario de la nación Muisca. -El cacique y Jiménez dando como misterio en sus mentes, quién pudo ser capaz de tan descomunal desdicha? A gritos las llamas daban como víctima a aquel anciano y silencioso sacerdote quien resplandecía con brillo de sol en barbacoas de finas maderas resinosas, los cuerpos momificados de sus antepasados ilustres, pero que en el hilo de su vida se topó con dos importunos con acento español asediados de avaricia y empeñados en riqueza, que por su olvido y obsesión dieron paso al desastre que causó mucha confusión. Con desconsuelo una nación, por causa de Sánchez y Rodríguez sin entender su deseo por el brillo del amarillo veían como

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Page 1: Microrrelato

El Templo del Sol, que El fuego no quemó.

(Microrrelato por: Gladys Cely)

En el silencio de la noche, se escuchaba la lengua chibcha en voz pasible y pausada dando

tranquilidad, era el cacique Suamox dando tregua a una guerra con los españoles liderados

por Jiménez de Quesada quien sonreía aclarando, que ellos eran más fuertes resguardados

en escudos y violencia inclemente.

Se escucha un grito unísono fuego! fuego!

-Saliendo al llamado Sugamuxi y Jiménez, observan las llamas el guayacán en forma de

bohío del santuario de la nación Muisca.

-El cacique y Jiménez dando como misterio en sus mentes, quién pudo ser capaz de tan

descomunal desdicha?

A gritos las llamas daban como víctima a aquel anciano y silencioso sacerdote quien

resplandecía con brillo de sol en barbacoas de finas maderas resinosas, los cuerpos

momificados de sus antepasados ilustres, pero que en el hilo de su vida se topó con dos

importunos con acento español asediados de avaricia y empeñados en riqueza, que por su

olvido y obsesión dieron paso al desastre que causó mucha confusión.

Con desconsuelo una nación, por causa de Sánchez y Rodríguez sin entender su deseo por

el brillo del amarillo veían como la furia del fuego desaparecía su santuario y con El su

tradición.

Jiménez y Sugamuxi, concretaban el designio de sus hombres; el primero sin respetar la

cultura y tradición, no llamándolo Cacique sino al contrario Don Alonso, perdiendo la

identidad de un legado sin patrón, y el segundo sin potestad y con una profunda decepción

desaparece de esta vida para juntarse con el sol.

Quedando una nación sin identidad y con ruinas de verdad, desolados en sus mentes y

esclavizados en su cuerpo; anhelando aquellos tiempos en que eran una familia que

brillaban con el sol y de pronto no entendían por qué los españoles los asediaban y mentían,

saqueando sus tierras y dejando como escombros las cenizas de aquello que era de mucho

asombro.

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Así es como se pierde la inocencia de un tributo, en el cual se le daba al sol abundancia y

mucho culto, pero que los españoles no creían en lo mismo, sino en que la profusión fuera

solo para si mismo.

Pero aquí aparece un héroe boyacense, hijo del valle de Tobasia y adoptado en Sogamoso,

quien se apasiona por los muiscas, por allá en 1942, encontrando un cementerio con

momificaciones de linaje muiscas especificando que allí era el sitio en donde se alzaba en

Templo del sol; con pica y pala y excavando Silva Cellis da paso a una era en donde

conocieran lo que allí había pasado, y que por un error humano se había desolado.

Hoy si quieres conocer el Templo del Sol Muisca a Sogamoso debes echar de ver y venir

por una vista.