Mexico FG
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Parcial Domiciliario América IIIGuidi Castañeda, Federico. Legajo: 121798
3) El análisis de las interpretaciones que puedan tener los diversos autores desarrollados
más abajo sobre la participación campesina en la revolución mexicana se puede hacer desde
diversas variables. La calificación que haga cada uno sobre el carácter de la revolución, si
es social, campesina, política o hasta incluso populista va de la mano con el rol que le dan a
los trabajadores agrarios dentro del proceso estudiado. A su vez la importancia que le den al
sector dirigente como actor intelectual, con intereses separados o en conjunto con los de las
masas agrarias dice bastante sobre la interpretación que hagan de la participación de las
mismas.
Para explicar la resistencia indígena Mires1expresa cómo con el desarrollo de la dictadura
de Porfirio Díaz los indios sufren la expropiación de sus tierras desarticulando los ejidos,
tierras comunales, que no sólo son la base de su subsistencia sino también de su autonomía.
En momentos insurreccionales la restitución de los mismos se volvería el símbolo de sus
luchas. En este punto hay que aclarar que a inicios del siglo XX eran pocas las regiones en
que subsistían las tradiciones comunales, el mayor foco insurreccional (pero no único, ya
que es significativa la resistencia previa de los yaquis) que se identifica con los reclamos
mencionados arriba es el que se da en Morelos con Camilo Zapata como líder. En lo que
respecta a la participación campesina en los orígenes de la revolución Fernando Mires
señala dos cuestiones principales: en primer lugar que el cuestionamiento a Díaz por las
masas desposeídas del campo es previo al realizado por las clases políticas urbanas por lo
que el levantamiento de Madero se une a rebeliones preexistentes. En segundo lugar, y
relacionado con esto último, dada la polarización social existente en 1910 (el autor da
algunas estadísticas: 77.4% de la población vivía en el campo, donde la mayoría carecía de
tierras o si las tenía las mismas eran paupérrimas; el 85% de las tierras aprovechables
estaban concentradas en menos del 1% de la población)2 era inconcebible el derrocamiento
de Díaz sin recurrir a la movilización campesina y la única manera de que esto sea posible
era considerando las reivindicaciones de propiedad.
Con el nombre con que titula el capítulo estudiado y los diversos subtítulos que desarrolla a
lo largo del mismo, Mires nos da su concepción de la revolución mexicana: “México:
carrusel de rebeliones” y dentro del capítulo distingue entre “La revolución política de
1 Mires2 Mires 169
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Madero”; “El origen de la ‘otra’ revolución” y “La revolución dividida”. Con estas
divisiones da independencia a los reclamos agrarios como expresa al acordar y citar a Silvia
Herzog que considera que la revolución mexicana fue antiburguesa, popular, campesina y
nacionalista. A su vez divide la otra revolución (la agraria) regionalmente, entre sur y
norte. Cuando desarrolla el movimiento encabezado por Pancho Villa ya desde sus inicios
aclara que en el norte la revolución tomaría características muy distintas comparada con el
sur. Atribuye la diferencia a la heterogeneidad social del movimiento norteño lo que ve
reflejado en sus reclamos que considera que son por la obtención de espacios y mejores
condiciones de trabajo en contraste con el reclamo de tierras realizado por las comunidades
del sur. Esto lleva a que vea a Villa como individualista y que se limitaba a distribuir
territorios entre sus soldados.
Siguiendo su análisis, Mires reconoce que la revolución fue social y marca como se
vuelven cada vez más independientes y localistas, con esporádicas alianzas, los
movimientos comandados por Zapata y Villa de los intereses de los sectores dirigentes que
llegan al poder: primero Madero, luego Huertas y por último Carranza. Considera la alianza
entre Villa y Zapata realizada en 1914 como el momento en que la revolución expresa
finalmente su perfil campesino y popular. Por último Mires da como vencedor a Zapata, y
su movimiento, con el reconocimiento de Carranza de la lucha sureña y la necesidad de la
reivindicación agraria para pacificarla. Así y todo distingue entre la revolución como
movimiento que tuvo una gran integración social y la revolución como expresión del poder
estatal donde fracciones de las capas medias y un sector de empresarios modernizantes se
imponen en el gobierno amputando sus dos alas populares, la del sur y la del norte.3
En cuanto a Katz4 y Warman5 realizaron estudios particulares, respectivamente, sobre los
movimientos dirigidos por Villa y Zapata. El primero de los autores resalta la
heterogeneidad del movimiento producido en Chihuahua, donde si bien hay una base
campesina esencial en la División Norte, los mismos tienen la particularidad de ser
descendientes de colonos militares por lo que, a diferencia del movimiento sureño, no
tienen un arraigo comunal a la tierra. La heterogeneidad del movimiento la ve en que a
3 Mires 2234 Katz5
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demás de este grupo importante de colonos se le suman otros dos sectores rurales:
rancheros que logran conservar sus tierras; y trabajadores semiagrícolas y semiindustriales.
A su vez menciona que los hombres dirigentes del movimiento de Guerrero, salvo una
excepción, son miembros de la élite tradicional del distrito. Katz sostiene que dentro de este
movimiento la redistribución de tierras confiscadas estuvo determinada por los intereses
personales de Villa y sus generales, aunque si bien hubo irregularidades, en general se
buscaba compensar a los soldados y generar recursos para solventar el mantenimiento del
ejército. Incluso que la ocupación de tierras por campesinos despojados es una excepción.
Concluirá que no hubo cambios revolucionarios durante el villismo que lo que hubo fue el
reemplazo de una clase terrateniente por otra, esto a su vez fue posible porque la población
campesina era menor comparada con otros distritos. Por su lado Warman analiza el
proyecto político del zapatismo y elaborará como tesis principal la cuestión que dentro del
movimiento revolucionario del sur la teoría política es radical y coherente pero es precedida
por la práctica, siendo el eje el problema agrario y la comunidad como unidad social básica.
Esta última no es vista sólo desde el lado productivo si no que a su vez es unidad política
básica.
Knight6 a la hora de hacer su análisis sobre la revolución contrasta con otras visiones, en
primer lugar sostiene que el movimiento popular fue de mayoría agraria y fue el corazón de
la rebelión, contrastando según el autor con visiones que ponen a las masas como
subordinadas a las direcciones de un grupo dirigente burgués que las direcciona según su
parecer. Esta última visión es cercana al planteo de Córdova7 que sostiene que las masas
carecían de tradición de lucha y que la conciencia de la revolución nace por fuera de las
masas y que los exponentes de las clases medias fueran pioneras en proclamarlas. A su vez
Córdova enuncia que los dirigentes incorporan los intereses de las masas para poder
direccionarlas.
Siguiendo la línea de Knight, el mismo sostiene que primero el campesinado se apodera del
poder y que después los caudillos se encargan del mismo. Este mismo autor amplía con
respecto a otros, las regiones que tiene en cuenta para analizar los reclamos agrarios
comunales desmitificando que el zapatismo sea un caso excepcional, incluyendo casos
6 Kinght7 Cordova
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como el de Sonora, Veracruz, Tlaxcala o Puebla e incluso reconociendo reclamos
comunales en Durango y Chihuahua donde se ha caracterizado al villismo de bandolerismo
sin metas. Knigth sostiene que hay que tener en cuenta varias particularidades a la hora de
analizar los reclamos agrarios: hay comunidades que se disgregaron e incluso hubo
conflictos entre aldeas por diferenciaciones económicas; en las regiones que las haciendas
tenían un peso considerable no era de extrañar que los trabajadores no logren organizarse o
si lo lograban sean desarticulados rápidamente; identifica a su vez diferentes niveles de
intensidad en los reclamos de acuerdo a las regiones y encuentra modificaciones de los
mismos de a cuerdo al paso del tiempo y los acontecimientos. Knight coincide con Tutino
que mantiene que la pérdida de autonomía es una de las principales causas que lleva a los
campesinos a la insurrección. Éste último a su vez sostiene que los campesinos toman las
vías insurgentes cuando pierden por agravios de las clases dirigentes su autonomía o su
seguridad de acuerdo a su condición. Pero a su vez para que la insurrección se vuelva
revolución depende del número pero también de sus líderes y de su organización. Para el
caso mexicano Tutino explica que la revolución social no produjo la realización de la
utopía campesina pero sí una modificación de la estructura rural. A su vez sostiene que no
hubo una victoria agraria final ya que no loga consolidarse un frente de carácter nacional.
Por último el autor considera que los campesinos logran cierta victoria en la década del
treinta recién cuando Cárdenas les da “tierras y Estado”.
Córdova considera en términos económicos y sociales a la revolución como continuadora
del porfirismo dentro de un marco mayor que es el desarrollo del capitalismo. A su vez este
autor distingue entre la revolución política de Madero y la revolución que se realiza
después que es de carácter “populista” que incorpora políticas de masas.
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