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MESA DIOCESANA PARA LA ATENCION Y ACOGIDA DE LOS REFUGIADOS Obispado de Cádiz y Ceuta
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IGLESIA SIN FRONTERAS, MADRE DE TODOS
EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS: UNA LLAMADA A LA HOSPITALIDAD
MESA DIOCESANA PARA LA ATENCION Y ACOGIDA DE LOS REFUGIADOS Obispado de Cádiz y Ceuta
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EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS:
UNA LLAMADA A LA HOSPITALIDAD
LA LLAMADA DEL PAPA FRANCISCO
―Ante la tragedia de decenas de millares de refugiados que huyen de la
muerte por la guerra y por el hambre y se hallan en camino hacia una
esperanza de vida, el Evangelio nos llama, nos pide que seamos «prójimos»
de los más pequeños y abandonados. Que les demos una esperanza
concreta. No solamente decir: ¡Animo, paciencia…!. La esperanza cristiana
es combativa, con la tenacidad de quien camina hacia una meta segura.
Por eso, ante la proximidad del Jubileo de la Misericordia, dirijo una
llamada a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los
monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la
concretización del Evangelio y acojan una familia de refugiados. Un gesto
concreto como preparación al Año de la Misericordia.
Cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario
de Europa que hospede a una familia, comenzando por mi diócesis de
Roma.
Me dirijo a mis hermanos Obispos de Europa, verdaderos pastores, para que
en sus diócesis apoyen este llamamiento mío, recordando que Misericordia
es el segundo nombre del Amor: Cada vez que lo hicisteis con uno de estos,
mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mt 25, 40). También las
dos parroquias del Vaticano acogerán en estos días a dos familias de
refugiados‖.
Mensaje del SECRETARIO GENERAL DE LA ONU (Día Mundial de los
Refugiados, 20 de junio de 2015)
―A fines de 2014, 59.5 millones de personas - el mayor número jamás
registrado - se vieron desplazadas por la fuerza en todo el mundo. El actual
conflicto en Siria, así como las crisis en el Iraq, Ucrania, Sudán del Sur, la
República Centroafricana, la zona nororiental de Nigeria y zonas del
Pakistán, han llevado a un crecimiento y una aceleración sorprendentes de
los desplazamientos forzosos en todo el mundo. En 2014, cada día 42,500
personas se convirtieron en refugiados, solicitantes de asilo o desplazados
internos; este ritmo se ha cuadruplicado en tan solo cuatro años.
Al mismo tiempo, muchos conflictos de larga data siguen sin resolverse.
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Y el número de refugiados que pudieron regresar a su hogar el año pasado
fue el más bajo en más de tres decenios. Las situaciones de asilo
prolongado duran ahora un promedio de 25 años.
Una creciente oleada de personas desarraigadas busca protección frente a
la persecución y la violencia. Muchos no tienen más opción que intentar
conseguir su seguridad utilizando medios peligrosos, como ha demostrado
el marcado aumento de los viajes clandestinos por barco en el
Mediterráneo, Asia Sudoriental y en otras zonas del mundo. En tiempos
como estos, es esencial que los gobiernos y las sociedades de todo el
mundo renueven su compromiso de brindar refugio y seguridad a aquellos
que lo han perdido todo como consecuencia de un conflicto o de la
persecución. Ahora que el 86% de los refugiados viven en el mundo en
desarrollo, y que el sistema de respuesta humanitaria está cada vez más al
límite, la solidaridad internacional y la distribución de la carga son cruciales
para satisfacer las necesidades de las comunidades desplazadas, así como
las de las comunidades de acogida.
Los refugiados son personas como las demás, como tú y como yo. Antes de
ser desplazados, llevaban una vida normal y su mayor sueño es
recuperarla. En este Día Mundial de los Refugiados, recordemos la
humanidad que nos es común, celebremos la tolerancia y la diversidad y
abramos nuestro corazón a los refugiados en todo el mundo.‖
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Diversas instituciones y entidades eclesiales de la Iglesia en España -
Comisión Episcopal de Migraciones, Caritas española, CONFER y otros - han
acordado desarrollar una estrategia estatal conjunta como entidades de
acción social de la Iglesia en España para organizar una respuesta generosa
y coordinada al llamamiento que el Papa Francisco ha realizado para acoger
a los refugiados.
Así mismo, en algunas diócesis han surgido iniciativas similares, como la
Iglesia de Madrid que ha constituido la Mesa para la Hospitalidad en la que
participan varias delegaciones y organismos que trabajan con los migrantes
y refugiados.
Siguiendo los deseos de nuestro Obispo que nos anima a una respuesta
generosa y coordinada a la convocatoria del Papa Francisco, se ha creado la
MESA DIOCESANA PARA LA ATENCIÓN Y ACOGIDA DE LOS REFUGIADOS,
en la que participan el Secretariado de MIGRACIONES, CARITAS, CONFER,
Fundación Centro TIERRA DE TODOS y Asociación CARDIJN.
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ALGUNAS REFLEXIONES Y CRITERIOS PREVIOS PARA LA
RESPUESTA DIOCESANA.-
□ Las entidades que componemos la MESA actuamos al servicio de
toda la Iglesia diocesana y daremos pasos de manera conjunta y
coordinada en cada una de las respuestas que se vayan articulando
en todo este proceso de atención y acogida de los refugiados.
□ Nuestra finalidad es facilitar la sensibilización eclesial y, en la medida
de lo posible, una respuesta coordinada y comunitaria al drama que
viven los refugiados.
□ Somos conscientes de que el Gobierno y los poderes públicos son los
primeros y máximos responsables y los garantes de la protección
democrática internacional de estas personas. Los refugiados tienen
derecho a recibir una adecuada protección y una acogida digna por
parte del Gobierno y de los poderes públicos.
□ Cuando el Gobierno defina el itinerario y el espacio de colaboración
que solicita de la sociedad civil, ofreceremos nuestra participación
generosa en aquellos ámbitos en que se nos requiera.
□ Creemos que nuestra respuesta no ha de ser inmediatista, al calor de
los sentimientos y las emociones, sino fruto del análisis, la reflexión y
el discernimiento sereno, animada por la oración y la escucha de las
llamadas de Dios. Por ello hemos de promover un proceso de
reflexión y sensibilización en nuestra comunidad diocesana. En este
sentido, se propone un primer TIEMPO DE REFLEXIÓN Y
DISCERNIMIENTO, seguido de un segundo TIEMPO PARA LA
RESPUESTA CRISTIANA.
□ La atención y acogida de los refugiados se enmarca dentro de un
―proceso a medio y largo plazo‖ que requerirá un planteamiento
de respuesta integral. Respuestas integrales en diversos ámbitos
(vivienda, manutención, vestuario, sanidad, atención sicológica,
servicio jurídico, formación, ocio y tiempo libre, inserción educativa,
social y laboral, etc.) y que habrá que dotar de un método
riguroso de acompañamiento, seguimiento y evaluación. Este largo
proceso posibilitará diversos tipos y formas de colaboración y
participación ante las múltiples necesidades que vayan surgiendo.
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□ Nuestra diócesis de Cádiz y Ceuta está situada en un paso estratégico
de los movimientos migratorios provenientes del continente africano:
la frontera terrestre de Ceuta y la frontera marítima de la costa
gaditana. Por estos espacios fronterizos, cada año, intentan acceder
tanto los refugiados (sirios y de otras nacionalidades que huyen de
situaciones muy conflictivas), como los migrantes que buscan
mejorar su situación de pobreza y desigualdad y acceder a una nueva
vida en Europa.
Desde hace tiempo, nuestra diócesis viene realizando un trabajo de
presencia y acompañamiento de todos, sin establecer diferencias. Y,
en estos momentos, creemos que nuestra Diócesis debe de continuar
realizando este trabajo de acogida y acompañamiento tanto de los
refugiados, como de los demás migrantes, sin hacer distinciones
entre unos y otros, ni agravios comparativos.
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TIEMPO DE REFLEXIÓN Y DISCERNIMIENTO
Es un tiempo para que cada parroquia, comunidad o grupo lo articule en su
metodología y en el tiempo, según mejor considere.
Nos permitirá a todos tener una reflexión y discernimiento para analizar y
conocer la realidad, para iluminar esta situación desde la Palabra de Dios y
para rezar y presentar toda este drama ante la presencia de Dios.
Materiales y medios que se ofrecen para este tiempo de reflexión:
1. Reflexión cristiana, titulada ―EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS: UNA
LLAMADA A LA ACCIÓN‖.
Es un material que puede servir para la reflexión de grupos de
jóvenes y adultos de las parroquias y comunidades, movimientos,
clases de religión, etc.
2. Catequesis para niños, titulada ―LOS REFUGIADOS DE ORIENTE
MEDIO QUE LLEGAN A EUROPA‖.
3. Vigilia de oración, titulada ―HOSPITALIDAD Y JUSTICIA‖.
4. Vídeo de 5‘21‘‘, titulado ―¿PUEDO SER SOLICITANTE DE ASILO?‖,
elaborado por Diputación y Asociación de la Prensa, en colaboración
con la Fundación Centro TIERRA DE TODOS.
https://www.youtube.com/watch?v=j3drGCKS_IY
5. Ciclo de Conferencias sobre ―LA SITUACIÓN DE LOS REFUGIADOS‖:
□ LOS REFUGIADOS NOS INTERPELAN. ¿QUÉ PODEMOS HACER?
Cristina Manzanedo, abogada del Servicio Jesuita a
Refugiados.
Pendiente de concretar la fecha
□ EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS.
Nicolás Castellano, periodista de la Cadena SER, experto en
los movimientos migratorios.
Jueves, 22 de octubre, 20.00h, Salón de Actos del Colegio de
las Esclavas. CADIZ.
6. Artículo, titulado ―REFUGIADOS. VÍCTIMAS DEL DESGOBIERNO Y LA
INDIFERENCIA.‖ Reflexión de Pau Vidal y Santi Torres, publicada
por Cristianismo y Justicia.
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TIEMPO PARA NUESTRA RESPUESTA CRISTIANA
El Papa Francisco ha hecho un llamamiento concreto y directo a toda la
Iglesia de Europa: parroquias y comunidades, religiosos, monasterios y
santuarios.
No podemos diluir o enfriar esta llamada y que con el paso del tiempo
pueda quedar descartada o aparcada.
¿QUÉ PODEMOS HACER?
Es una pregunta personal y, sobre todo, comunitaria.
Nos atrevemos a apuntar algunas sugerencias, a título indicativo, dando
por supuesto que cada parroquia, comunidad religiosa o grupo cristiano
verá las acciones y las respuestas que considere más oportunas y
adecuadas.
1.- ACOGIDA DE REFUGIADOS
La ACOGIDA ha sido la invitación directa del Papa Francisco a las parroquias
y comunidades de Europa.
Es una opción que hay que valorar y considerar, haciendo un discernimiento
sereno y clarificador de todo lo que este compromiso supone. También
teniendo en cuenta los criterios que establezca el Gobierno.
En la COMISIÓN DIOCESANA DE ATENCIÓN A LOS REFUGIADOS ya hay
ofrecimiento por parte de algunas parroquias e instituciones para acoger a
familias de refugiados.
Una vez establecidos los procedimientos, criterios y mecanismos por parte
de las autoridades competentes y, siempre que nuestra colaboración como
Iglesia se considere necesaria y posible, se verá la mejor forma de proceder
a la participación y puesta en marcha de nuestros recursos de acogida.
2.- COLECTA DIOCESANA Y MISA PRO REFUGIADOS
Se propone valorar la posibilidad de la celebración de una Misa con el ritual
dedicado a los refugiados, acompañada de una colecta extraordinaria. Esta
iniciativa de la colecta extraordinaria se consideraría en el supuesto de que
en la Diócesis haya acogida de familias de refugiados.
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3.- ACCIÓN DE APOYO Y SOLIDARIDAD CON LOS
MIGRANTES Y REFUGIADOS:
"CIRCULOS DE SILENCIO"
El Círculo de Silencio es una acción no violenta que se realiza en un
espacio público, habitualmente un día fijo al mes, en solidaridad con los
migrantes y refugiados y que apela a la conciencia de todos para que se
busque una respuesta de justicia y de dignidad a las situaciones que viven
estas personas.
Los Círculos de Silencio comenzaron en Toulouse a finales de 2007 en el
seno de una comunidad franciscana. Hoy reúnen en Francia a varios miles
de personas de distinta procedencia, en más de 180 ciudades, una vez al
mes. Esta iniciativa se ha extendido por otras ciudades europeas como
Ginebra, Varsovia, Trento, Bruselas, Liverpool y otras. También en España
se reúnen círculos silencio en ciudades como Madrid, Burgos, Granada,
Jaén, Salamanca, Zaragoza, Sevilla, Valladolid y otras. De esta iniciativa
participan muy diversas personas, creyentes de distintas religiones o no
creyentes, y todas pueden sentirse cómodas.
En nuestra coordinación de la Pastoral de Migraciones entre las Dos Orillas
hay ya una propuesta para la tarde de los segundos miércoles de cada
mes en ambas orillas.
Esta acción se pondrá en marcha el miércoles 14 de octubre, desde las
20.00h hasta las 20.30h, en la plaza de la Catedral de Cádiz y en el
atrio de la Catedral de Tánger.
Otras ciudades como Ceuta, Tarifa, Tetuán y Nador están concretando su
puesta en marcha.
Los que lo deseen pueden valorar la conveniencia de incorporarse a esta
acción o la posibilidad de realizar una iniciativa similar.
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4.- VOLUNTARIADO PARA ACOMPAÑAR A LOS MIGRANTES
QUE ATIENDE LA DIÓCESIS
Voluntariado de agentes de pastoral para conocer y
acompañar a los inmigrantes en LAS PARROQUIAS:
En todas las PARROQUIAS viven y trabajan inmigrantes.
Hay Parroquias que tienen un plan pastoral para acompañar a los
inmigrantes en su experiencia de fe e integrarlos en las diversas actividades
de la comunidad.
En otras, también hay un programa de atención y orientación a los
inmigrantes y se organizan actividades como clases de español, cursos y
talleres de aprendizaje y otros servicios que les ayudan en su integración
social y laboral.
Pero, a veces, hay lugares donde no se tiene contacto con los inmigrantes
que viven en el entorno del territorio parroquial.
Podría ser una buena oportunidad plantearse una colaboración pastoral y
social tanto con quienes tienen actividades y servicios organizados, como
con las otras Parroquias para acercarse y salir al encuentro de los
inmigrantes que viven en nuestros barrios y pueblos.
Voluntariado en los CENTROS de la Iglesia especializados en la
ACOGIDA Y ATENCIÓN DE INMIGRANTES:
Casa de Acogida la Esperanza. Algeciras.
Es un centro ubicado en la Parroquia de Pescadores de Algeciras, donde hay
un programa de acogida y alojamiento para inmigrantes. Ahora mismo se
encuentra en reparación. Cuando vuelva a ponerse en marcha, se podría
colaborar en coordinación con sus responsables.
Centro de Atención de Inmigrantes San Antonio. Ceuta.
Es un centro ubicado en Ceuta, preparado para el alojamiento de los
inmigrantes, donde se orienta y asesora, además de realizar actividades de
atención, acompañamiento, clases de español y otros servicios.
Se podría colaborar en coordinación con sus responsables.
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Comunidad Vedruna de Ceuta. Casa de Acogida. Ceuta.
Las Religiosas Carmelitas de Vedruna tienen la Asociación ELIN que acoge y
atiende a los inmigrantes, realizando diversas actividades de atención,
acompañamiento, clases de español y otros servicios.
Se podría colaborar en coordinación con sus responsables.
Centro de Acogida en Tartessos. Cádiz.
En las instalaciones de Tartessos, que coordina la Asociación Cardijn, hay
un Centro de Acogida donde reside un grupo de inmigrantes y una
residencia que se está preparando para acoger a refugiados. Este Centro
está abierto a todos los voluntarios que quieran colaborar.
Centro TIERRA DE TODOS. Cádiz.
En las instalaciones de la Fundación Centro Tierra de Todos, donde tiene su
sede el Secretariado de Migraciones, están los Servicios diocesanos de la
Pastoral de las Migraciones y hay muy diversas actividades de atención,
formación, asesoramiento y acompañamiento de los inmigrantes.
Este Centro está abierto a todos los voluntarios que quieran colaborar.
Voluntariado en CENTROS dependientes de la
ADMINISTRACIÓN PÚBLICA, donde colabora el Secretariado
de Migraciones.
Centro de Internamiento de Extranjeros. Tarifa.
El Secretariado de Migraciones acude semanalmente al Centro de
Internamiento de Inmigrantes - CIE - de Tarifa.
Es una instalación dependiente del Ministerio de Interior donde se
encuentran detenidos los inmigrantes que han sido interceptados por su
entrada o estancia en el territorio español sin la documentación requerida.
El Secretariado coordina un equipo de voluntarios para las actividades
pastorales, culturales y de acompañamiento.
FORMACIÓN para el voluntariado
Se está preparando un curso con tres sesiones formativas para aquellos
voluntarios que deseen colaborar en el acompañamiento de los migrantes
que atiende la diócesis.
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ANEXO I
LOS REFUGIADOS DE ORIENTE MEDIO
QUE LLEGAN A EUROPA
CATEQUESIS para niños
1.- Punto de partida
Puede ser que hayamos visto en los telediarios a muchas familias que huyen y que están buscando países donde poder vivir en paz y con seguridad. Vienen de países en guerra, donde lo han perdido todo. Y
piensan que en Europa van a encontrar eso que buscan. Hombres, mujeres, ancianos y muchos niños están viviendo estas situaciones terribles.
¿Habéis oído algo sobre esto? ¿Qué comentarios hacen en vuestra casa? Y vosotros ¿qué pensáis? ¿Os parece bien que unos niños como vosotros
estén pasando estas penalidades? ¿Alguna vez habéis pensado si estas cosas os pasaran a vosotros? ¿Qué pensáis de que haya guerras, de que
unas personas maten a otras? ¿O de que tantas personas tengan que huir porque en sus lugares los pueden matar?
2.- Reflexión cristiana
Nosotros queremos ser siempre amigos de Jesús. Y conocemos su historia. Los evangelios nos cuentan que, al poco de nacer, Jesús, junto con la Virgen María y San José, tuvieron que hacerse también refugiados. Lo
leemos en el evangelio de san Mateo:
―El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a
Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, y se fue
a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes‖ (Mt 2, 13-15).
¿Se parece lo que cuenta el evangelio a lo que viven hoy estas personas que están llegando a Europa? ¿Nos enseña algo Jesús cuando él mismo se
hace un refugiado? ¿Cómo vivirían san José y la Virgen María el tiempo que estuvieron en Egipto? ¿Les ayudarían las gentes de allí o les mirarían mal
por ser extranjeros? ¿Pensáis que para Dios hay extranjeros o todos los hombres son iguales y Él los quiere a todos igual?
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Vamos a leer otro texto del Evangelio, que nos habla de cómo va a ser el final del mundo.
Dios va a hacer un juicio en el que los buenos irán a vivir para siempre con Él y los malos serán rechazados. ¿Y cómo se va a saber quiénes son los
buenos? Mirad lo que dice el Señor:
"Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del
Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer;
tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo,
y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o
sediento, y te dimos de beber?8 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" . Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más
pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mateo 25, 34-40)
El Señor dice claramente: ―Fui forastero y me acogisteis‖. Si acogemos a los ―forasteros‖ de hoy, estamos acogiendo a Jesús, y Él nos dará el premio. Son nuestros hermanos y cada uno de ellos debe tener para nosotros la
«cara» de Jesús.
3.- Nuestra respuesta cristiana ¿Podemos nosotros hacer algo? Puede que sí, y mucho.
Podemos hablar con nuestros padres y con los amigos de lo que hemos
tratado en esta catequesis, y decirles cómo piensan los cristianos. Podemos pensar entre unos cuantos si podemos ayudar a algún niño
refugiado, enviándole cosas que necesite, o algún regalo, juguete, cosas para la escuelas. Preguntaremos a los mayores cómo se puede hacer esto.
Podemos «apadrinar» a un niño, o a los hijos de una familia, escribirles, hacernos sus amigos, para que no se sientan solos. Mandarles fotos y que
ellos nos manden las suyas.
Podemos también rezar a Jesús y a la Virgen para que todas las personas mayores y también los demás niños acojan con cariño a los refugiados, les den vivienda, colegio, amistad, y les ayuden a vivir entre nosotros hasta
que puedan volver a sus países en paz y con seguridad.
Vamos a pensar lo que vamos a hacer y a prepararnos para que, cuando vayan llegando, les podamos recibir con los brazos abiertos.
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ANEXO II
EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS:
UNA LLAMADA A LA ACCIÓN
REFLEXIÓN para jóvenes, adultos, grupos, etc.
1.- LOS DATOS
Desde hace varias semanas, los medios de comunicación no dejan de
presentarnos escenas dramáticas de miles de personas que huyen de los
varios países en conflicto en Oriente Medio. Comentamos y ponemos en
común lo que cada uno conocemos de este problema. ¿Cómo nos hemos
enterado? ¿Nos ha interesado el tema y hemos procurado informarnos
mejor? ¿Qué situaciones nos han impactado más? ¿Qué sentimientos o
reacciones han despertado en nosotros estas situaciones humanas?
¿Migrantes o refugiados? Los problemas que originan estos dos tipos de
personas son diversos. Muchos huyen de la pobreza (norteafricanos y
subsaharianos) y buscan, con pleno derecho, unas mejores condiciones de
vida. Los otros huyen de la guerra y de la destrucción total: buscan
sobrevivir en paz y con seguridad.
Conocíamos el problema de los refugiados «desde lejos»: cuando los
campos de refugiados estaban en Jordania, en Líbano, en Turquía. Hemos
despertado cuando esta masa humana ha comenzado a buscar los países
europeos y lo han arriesgado todo para llegar al «paraíso europeo», con sus
escasas posesiones pero cargados de esperanza.
Y Europa ha comenzado a reaccionar. Está habiendo actitudes de rechazo y
de cerrazón egoísta. Pero, sobre todo, se ha despertado una marea de
solidaridad y de creatividad para organizar una generosa acogida de estas
personas. Desde la Unión Europea, con la lentitud y las limitaciones de sus
complejas estructuras, pero también desde cada País y desde las diversas
instituciones, Iglesia, ONGs, ciudades, entidades, se están comenzando a
estudiar fórmulas para acoger dignamente a estas personas y así dar
respuesta a sus aspiraciones más legítimas: poder tener para sí y para sus
hijos un futuro en paz, siempre con el deseo de volver a sus propios países
en cuanto la situación lo permita.
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2.- LA REFLEXIÓN CRISTIANA
A los creyentes que vivimos en esta vieja y rica Europa, se nos ha
planteado un grave problema de conciencia: estos refugiados son hermanos
nuestros. Muchos comparten nuestra fe y están siendo expulsados de sus
tierras precisamente por ser cristianos - Irak, Pakistán -; algunos tienen
otros credos religiosos, pero están siendo víctimas de la misma persecución
y del mismo radicalismo. Ante todo, son personas, son familias normales,
trabajadores, empleados, profesionales, comerciantes, ancianos, mujeres,
niños, todos víctimas de la misma situación.
Una primera reflexión viene a la mente: somos seguidores de Jesús de
Nazaret, precisamente alguien que vivió la situación de ―refugiado‖. Leemos
en el evangelio de San Mateo unas frases que nos dan la clave:
―El ángel del Señor se apareció en sueños a José y le
dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a
Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque
Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se
levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, y se fue
a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes‖ (Mt
2, 13-15).
¿Qué nos sugiere el hecho de que Jesús, al asumir su condición humana,
haya vivido también esta condición concreta de «refugiado»?
¿Cómo imaginamos que vivirían María y José esta situación nueva e
inesperada para ellos? ¿Modifica esta experiencia de la Sagrada Familia
nuestra actual consideración hacia estas personas?
Ahora consideramos la actual crisis de los refugiados desde otro ángulo: el
de los países que se ven «invadidos» por quienes huyen y que se ven
interpelados y llamados a dar una respuesta humana, fraternal y, a la vez,
urgente. ¿Conocemos ya respuestas que se están dando y que nos parecen
positivas? ¿Nos parecen suficientes? ¿Van resolviendo estas primeras
respuestas las situaciones de urgencia que se han presentado? ¿Las
consideramos soluciones estables, o simplemente de primera emergencia?
Nos hacemos ahora otra pregunta, más directa: ¿Qué podemos hacer
nosotros, desde aquí, con nuestras posibilidades concretas, como personas,
como parroquia, como asociación?
Unas muy recientes palabras del Papa Francisco, el pasado domingo 6 de
septiembre, al terminar el ―Ángelus‖, nos orientan en la buena dirección:
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―Ante la tragedia de decenas de millares de prófugos
que huyen de la muerte por la guerra y por el hambre
y se hallan en camino hacia una esperanza de vida, el
Evangelio nos llama, nos pide que seamos «prójimos»
de los más pequeños y abandonados. Que les demos
una esperanza concreta. No solamente decir: ―¡Animo,
paciencia…!‖. La esperanza cristiana es combativa, con
la tenacidad de quien camina hacia una meta segura.
Por eso, ante la proximidad del Jubileo de la
Misericordia, dirijo una llamada a las parroquias, a las
comunidades religiosas, a los monasterios y a los
santuarios de toda Europa para que expresen la
concretización del Evangelio y acojan una familia de
prófugos. Un gesto concreto como preparación al Año
de la Misericordia.
Cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada
monasterio, cada santuario de Europa que hospede a
una familia, comenzando por mi diócesis de Roma.
Me dirijo a mis hermanos Obispos de Europa,
verdaderos pastores, para que en sus diócesis apoyen
este llamamiento mío, recordando que Misericordia es
el segundo nombre del Amor:
―Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis
hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25,
40).‖ También las dos parroquias del Vaticano
acogerán en estos días a dos familias de prófugos‖.
3.- NUESTRA RESPUESTA CRISTIANA
Ante esa situación humana y social, que se ha comparado con la de Europa
al terminar la Segunda Guerra Mundial, se nos pide una respuesta.
¿Qué podemos hacer, qué vamos a hacer cada uno, personalmente, o
comunitariamente, para responder a esta llamada?
Se pueden leer las sugerencias que se ofrecen en el apartado TIEMPO
PARA LA RESPUESTA CRISTIANA.
Todas las sugerencias y los ofrecimientos que nuestra generosidad pueda
imaginar, son bienvenidos. Entre todos podemos ofrecer un testimonio de
fraternidad y de solidaridad cristiana junto a las demás acciones que desde
otras instancias puedan ponerse en marcha.
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ANEXO III
VIGILIA DE ORACIÓN
HOSPITALIDAD y JUSTICIA
1.- Presentación
Como todos sabéis, el Mediterráneo está viviendo la mayor crisis de
refugiados desde la II Guerra Mundial. El objetivo principal de esta vigilia es
orar para que en Europa demos una respuesta humanitaria que ponga la
vida y la dignidad de las personas en el centro; bajo una mirada integral
que no nos bloquee en el inmediatismo, sino que vaya a sus causas
profundas.
"Queridos hermanos y hermanas: la Misericordia de Dios viene reconocida a
través de nuestras obras […] Ante la tragedia de decenas de miles de
refugiados que huyen de la muerte por la guerra y el hambre, y que han
emprendido una marcha movidos por la esperanza vital, el Evangelio nos
llama a ser ―próximos‖ a los más pequeños y abandonados. A darles una
esperanza concreta.‖ (Ángelus, 6 de septiembre de 2015)
―La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede
esperar, no solo por una exigencia pragmática de obtener resultados y de
ordenar la sociedad, sino para sanarla de una enfermedad que la vuelve
frágil e indigna y que solo podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes
asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían pensarse como
respuestas pasajeras.‖ (EG)
2.- Canto
3.- Palabra de Dios
Mt. 25, 31-46
―Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus
ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se
reunirán delante de él, y él separará a unos de otros, como separa el
pastor las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha, y las
cabras a su izquierda.
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Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: ―Venid vosotros, a
quienes mi Padre ha bendecido; recibid vuestra herencia, el reino
preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui
forastero, y me disteis alojamiento; necesité ropa, y me vestisteis;
estuve enfermo, y me atendisteis; estuve en la cárcel, y me
visitasteis.‖ Y le contestarán los justos: ―Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o falto de
ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te
visitamos?‖ El Rey les responderá: ―Os aseguro que todo lo que
hicisteis por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, por mí lo
hicisteis.‖
Después dirá a los que estén a su izquierda: ―Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Porque tuve hambre, y no me disteis nada de comer; tuve sed, y no
me disteis nada de beber; fui forastero, y no me disteis alojamiento;
necesité ropa, y no me vestisteis; estuve enfermo y en la cárcel, y no
me visitasteis.‖ Ellos también le contestarán: ―Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento o sediento, o como forastero, o necesitado de
ropa, o enfermo, o en la cárcel, y no te ayudamos?‖ Él les
responderá: ―Os aseguro que todo lo que no hicisteis por el más
pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicisteis por mí.‖
Aquéllos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.‖
4.- Nuestras respuestas
―Los migrantes me plantean un desafío particular por ser Pastor de una
Iglesia sin fronteras que se siente madre de todos. Por ello, exhorto a los
países a una generosa apertura, que en lugar de temer la destrucción de la
identidad local sea capaz de crear nuevas síntesis culturales. ¡Qué hermosas
son las ciudades que superan la desconfianza enfermiza e integran a los
diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo!
¡Qué lindas son las ciudades que, aun en su diseño arquitectónico, están
llenas de espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento
del otro!‖ (EG 210)
―La Iglesia cuenta con una larga experiencia de trabajo sobre la realidad de
la migración y el refugio, tanto en las regiones de origen como en los países
de tránsito y de acogida. Conocemos tanto sus causas como las necesidades
de acompañamiento y protección de cada una de las personas que
abandonan sus hogares en busca de justicia, libertad y dignidad.‖ (Nota
informativa, 8 de septiembre de 2015)
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―Se necesita por parte de todos un cambio de actitud hacia los inmigrantes
y los refugiados, el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés
o de marginación –que, al final, corresponde a la ‗cultura del rechazo‘- a
una actitud que ponga como fundamento la ‗cultura del encuentro‘, la única
capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor.‖
(Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado 2014)
―No vale decir solo: '¡Ánimo, paciencia!...' La esperanza cristiana es
combativa, con la tenacidad de quien va hacia una meta segura. Por tanto,
[…] hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a
los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la
concreción del Evangelio y acojan a una familia de refugiados‖. (Ángelus, 6
de septiembre de 2015)
―No estamos sólo ante una crisis humana, sino ante la evidencia de un
fracaso absoluto de las políticas europeas de migración y de cooperación,
que han estado más preocupadas en cerrar las fronteras a cualquier precio
antes que ocuparse de la desesperada situación de miles de seres humanos
o de la obligada protección de sus derechos humanos. No se trata
únicamente de una crisis de refugiados. Y no podemos ni debemos
quedarnos sólo en una respuesta de emergencia a todas esas personas que,
efectivamente, necesitan de nuestra protección.‖ (Nota informativa, 8 de
septiembre de 2015)
―Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de
Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan
integrarse plenamente en la sociedad‖ (EG, 187), ―lo cual implica tanto la
cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para
promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples
y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que
encontramos‖ (EG, 188)
―Se ha desarrollado una globalización de la indiferencia‖ y una "cultura del
bienestar‖ que ―nos anestesia‖ (EG, 54) ―La necesidad de resolver las
causas estructurales de la pobreza no puede esperar, no solo por una
exigencia pragmática de obtener resultados y de ordenar la sociedad, sino
para sanarla de una enfermedad que la vuelve frágil e indigna y que solo
podrá llevarla a nuevas crisis. Los planes asistenciales, que atienden ciertas
urgencias, solo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no
se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la
autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y
atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los
problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es raíz
de los males sociales‖ (EG, 202)
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―Nos preocupa, en ese sentido, el riesgo para la convivencia que supone la
consolidación del mensaje que se escucha estos días de ―refugiados sí,
migrantes no‖. Debemos ser capaces de romper ese mensaje, trasladando a
toda la opinión pública y a nuestros espacios y comunidades eclesiales la
complejidad de las causas comunes que motivan la movilidad humana, ya
se trate de refugio o de migración, como ámbitos inseparables e
íntimamente relacionados. Urge, por ello, recordar la inspiración evangélica
de nuestro compromiso, que ante la pregunta «Señor, ¿cuándo te vimos
forastero, y te acogimos?», Dios Padre nos responde: «En verdad os digo
que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí
me lo hicisteis» (Mt 25,31-46).” (Nota informativa, 8 de septiembre de
2015)
“Buscar un desarrollo auténtico e integral, trabajar para que haya
condiciones de vida dignas para todos, para que sea respetada, custodiada
y cultivada la creación que Dios nos ha entregado… Nuestro corazón desea
„algo más‟,… El mundo sólo puede mejorar si la atención primaria está
dirigida a la persona, si la promoción de la persona es integral, en todas sus
dimensiones, incluida la espiritual; si no se abandona a nadie,
comprendidos los pobres, los enfermos, los presos, los necesitados, los
forasteros (cf. Mt 25,31-46); si somos capaces de pasar de una cultura del
rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida.” (Jornada Mundial del
Migrante y del Refugiado 2014)
“…no podemos limitarnos a correr tras las emergencias. El fenómeno se ha
manifestado ya en toda su amplitud y de una forma que hace época. Ha
llegado el momento de enfrentarlo con una perspectiva política seria y
responsable que toque todos los niveles: mundial, continental, de macro-
regiones, de relaciones entre las naciones, hasta el ámbito nacional y local.”
(Discurso a Embajadores, 15 de mayo de 2014)
5.- Un gesto
Escribir en un pequeño trozo de papel aquella palabra o frase que más
resuene en nosotros. Tal vez, una petición, un ofrecimiento,… A medida que
vamos escribiendo la frase la depositamos en una cesta junto al altar. Este
gesto irá acompañado de un ambiente que ayude a la oración.
6.- Peticiones
En esta fecha en la que recordamos a aquellas personas que tienen que
dejar su tierra huyendo de la muerte y buscando una vida más digna,
pidamos al Dios de bondad que en su caminar encuentren en nuestras
comunidades una mano amiga, un futuro mejor y una vida con mayores
condiciones de igualdad.
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A cada petición respondemos:
DIOS PEREGRINO: DANOS VIDA EN ABUNDANCIA
Pedimos por la Iglesia
1. Por la Iglesia, la familia de los hijos de Dios, para que viva y promueva
en todo el mundo la fraternidad y la hospitalidad con los migrantes y
refugiados: Roguemos al Señor…
Pedimos por los gobernantes
2. Por los gobernantes y legisladores, para que dejándose guiar por los
valores del Evangelio, definan políticas y leyes que promuevan y defiendan
la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente de los
migrantes: Roguemos al Señor.
Pedimos por los Dirigentes de Europa
3.- Por los líderes comunitarios para que den una respuesta humanitaria y
generosa que ponga la vida y la dignidad de las personas en el centro:
Roguemos al Señor.
Pedimos por los migrantes
4. Por todos los migrantes y refugiados, para que sean reconocidos en sus
derechos y valores, acogidos y ayudados y puedan integrarse
humanamente en los distintos países en los que están en diáspora:
Roguemos al Señor.
Pedimos por las instituciones que trabajan por la integración y la
convivencia
5. Por las instituciones que acompañan a las personas que buscan un futuro
mejor, algunas que vienen desde situaciones de conflicto, para que el Señor
les ayude a ser testigos de su amor misericordioso para con ellos/as:
Roguemos al Señor.
Pedimos por nuestras parroquias y comunidades
6. Por nuestras parroquias y comunidades, para que sepamos
transformarlas en espacios de convivencia y solidaridad con los hermanos y
hermanas que llegan de otros países: Roguemos al Señor.
Pedimos por la paz
7. Por el mundo y cada uno de nosotros, para que seamos constructores de
la paz en un proceso dinámico y participativo, combatiendo la guerra, los
conflictos, la violencia, la discriminación y la opresión: Roguemos al Señor.
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Pedimos por cada uno de nosotros
8. Por todos nosotros, para que la celebración de esta Vigilia nos una más a
Jesucristo y a toda Iglesia en una respuesta solidaria y generosa ante el
drama que estamos viviendo: Roguemos al Señor
7.- Canto
8.- Oración final
Viajar hacia Ti, eso es vivir. Partir es un poco morir; llegar nunca es llegar
definitivo hasta descansar en Ti.
Tú, Señor, conociste la migración y la hiciste presente a todo hombre que
comprende qué es vivir y quiere llegar seguro al puerto de la vida.
Tú sacaste de su tierra a Abraham, padre de todos los creyentes. Tú
recordaste cuáles eran los caminos para llegar a Ti, por los profetas y los
apóstoles.
Tú mismo te hiciste migrante del cielo a la tierra en el seno de tu Madre,
apenas concebido, en tu precipitada fuga a Egipto, por los caminos
sembrando el Evangelio, multiplicando el pan, sanando a los enfermos y
regresando al Padre en tu ascensión.
Concédenos fe inconmovible, esperanza confiada y alegre, caridad ardiente
y generosa, para emigrar con paz en el alma y llegar hasta Ti cada día, y el
último día. Amén
(Mons. Francisco Valdés Obispo de Osorno (1908—1982)
9.- Bendición
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ANEXO IV
REFUGIADOS. VÍCTIMAS DEL DESGOBIERNO Y LA INDIFERENCIA
Pau Vidal Santi Torres
papeles CRISTIANISME I JUSTÍCIA
Suplemento del Cuaderno n. 195 de CJ - (n. 229) - Septiembre 2015 Roger de Llúria 13 - 08010 Barcelona - 93 317 23 38 – [email protected] www.cristianismeijusticia.net
59,5 millones
Ésta es la cifra de personas que en 2014 se encontraban desplazadas de su
lugar de origen a causa de persecuciones, conflictos, violencia generalizada
o violación de derechos humanos. Pero 59,5 no es sólo una cifra, sino
multitud de rostros y de historias que constituyen lo que hoy en día sería el
24º país más poblado del mundo. Impresiona las dimensiones de esta
tragedia, pero aún impresiona más cuando dejando la foto fija observamos
que esta cifra se ha incrementado en 8,3 millones de personas con respecto
al año 2013. Esto supone que durante el año 2014, cada día 42.500
personas tuvieron que abandonar sus casas buscando protección en otro
sitio.
Un mundo en guerra
Este incremento se debe en buena parte a la guerra de Siria. Según el
informe de Amnistía Internacional de junio de 2015, casi 4 millones de
mujeres, hombres y niños se habían visto obligados a abandonar el país en
lo que se considera una de las crisis de refugiados más graves de la
historia. Pero no sólo Siria ha contribuido a esta fatal tendencia, sino que
también lo han hecho la persistencia o el empeoramiento de conflictos en
muchos lugares del mundo. En el África subsahariana, con conflictos nuevos
y viejos como la guerra civil en Sudán del Sur, en la República
Centroafricana, en Etiopía, en Uganda, en la República Democrática del
Congo y en Sudán; en la zona de Asia y el Pacífico, con los casos ya casi
endémicos de Afganistán y de Pakistán; en América Latina, con Colombia al
frente; en la zona de Oriente Medio y del norte de África, profundamente
desestabilizada estos últimos años, desestabilización que ha conducido a
importantes movimientos de población en diferentes direcciones; y,
finalmente, en Europa, sí, también el continente europeo ha visto durante el
año pasado un aumento del número de personas refugiadas a causa del
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conflicto del este de Ucrania, hasta estimar en cerca de 250.000 personas
las que tuvieron que huir hacia la Federación Rusa. Desde principios de siglo
no había en el mundo un mapa de conflictos tan extenso y con tantos
fuegos abiertos a la vez como el que tenemos en el presente.
Retornos, reasentamientos y plena ciudadanía
Aunque hablamos globalmente de refugiados, lo cierto es que entre estos
casi 60 millones de personas desplazadas hay una enorme variedad de
situaciones. 19,5 millones serían propiamente refugiadas y, por lo tanto,
personas que han tenido que abandonar su país de origen; 38,2,
desplazados internos y 1,8 millones demandantes de asilo. Es importante
tener en cuenta esta categorización porque determina las tres soluciones
que en este momento se ofrecen: El retorno voluntario hecho, sin embargo,
en condiciones de seguridad y dignidad. Esto sólo será posible cuando en
los países en conflicto tengan lugar procesos de paz estables y seguros que
garanticen el retorno. Por desgracia los datos son poco alentadores.
Durante el año 2014 solamente 126.800 refugiados decidieron retornar y lo
hicieron con la asistencia de ACNUR. Este número de retornados es el más
bajo desde 1983. Por sí solo, este indicador nos tendría que alarmar, ya que
nos indica una extensión de la inseguridad y el conflicto, así como una
creciente incapacidad para su resolución pacífica. Otra solución es la del
reasentamiento. Ante la imposibilidad de retorno a medio y largo plazo, y
para evitar la masificación y la cronificación de determinados campos de
refugiados, algunas personas son reasentadas en otros estados. Sin
embargo, los países de acogida tienen unos criterios de selección muy
estrictos que sólo benefician a los más capaces, en cambio las personas
más vulnerables (viudas, gente mayor, enfermos crónicos) han de quedarse
en los campos. 26 países acogieron así a 105.200 refugiados. Se trata de
cifras superiores a 2013 pero claramente insuficientes para absorber el
número creciente de refugiados. Estados Unidos sigue siendo el país que
más refugiados acoge, seguido de Canadá, Australia y Suecia. En este
sentido el compromiso de la UE de establecer cuotas de acogida a los
estados miembros supone un paso adelante en esta solución estable y
duradera para muchas personas refugiadas. Y finalmente, la incorporación a
los países de destino a través de procesos de integración legal, económica y
cultural que facilita a las personas refugiadas el poder iniciar una nueva vida
en los países receptores disfrutando de los derechos de plena ciudadanía.
No obstante, solamente 27 países han informado sobre procesos de este
tipo para 32.100 personas. Mirando estas cifras es fácil darse cuenta de
hasta qué punto todas las soluciones puestas en marcha para garantizar
una vida digna a los refugiados son absolutamente insuficientes. Mientras
tanto, éstos sobreviven en enormes campos en unas duras condiciones de
vida, o bien emprenden trayectos desesperados aprovechando las mismas
rutas migratorias.
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Sometidos en estos casos a las dinámicas de tráfico de personas, y con un
riesgo enorme para sus vidas, como lo corroboran las cifras de muertos y
desaparecidos muy cerca de nosotros en el Mediterráneo. No podemos
seguir contemplando este drama con la indiferencia y la pasividad actuales.
Pensemos que el 51% de las personas refugiadas son menores de 18 años.
Trayectorias truncadas y condenadas a un no-futuro cuando apenas
despiertan a la vida.
Activar políticas internacionales
Ante este panorama se requiere una reacción de los estados y de los
organismos internacionales que hasta ahora no se ha producido. Esta
fragmentación de los conflictos parece haber dado la sensación de guerras
de baja intensidad, y sólo el caso de Siria ha conseguido despertar una
verdadera atención internacional. El resto de conflictos se desarrollan en
medio de un silencio mediático mortal que deja las poblaciones en manos
de los señores de la guerra y de los comerciantes de armas, los verdaderos
ganadores de esta situación. Urge una reactivación del papel de las
Naciones Unidas y de sus agencias tanto en lo que respecta a la prevención
de los conflictos como también a su resolución pacífica y negociada. De
prolongarse el actual desgobierno mundial pueden cronificarse, en
determinadas zonas, situaciones de guerra que acaben extendiéndose a
estados limítrofes sobre todo cuando estos estados son débiles.
Paralelamente hace falta dar mayor dimensión y relevancia a las políticas de
reasentamiento y acogida en el caso de aquellos conflictos que se alargan
en el tiempo. Pensemos que actualmente los países que más refugiados
acogen son Turquía, Pakistán, el Líbano y la República de Irán. Quizás el
caso más destacado es el del Líbano, un país de 4 millones de habitantes y
donde actualmente se encuentran 1,15 millones de refugiados, situación
que está llevando al límite las capacidades socioeconómicas de acogida de
este pequeño país, con todo el riesgo que ello comporta.
Crisis como las que hemos vivido tan cerca en el Mediterráneo, y que han
provocado que Italia pidiera la solidaridad del resto de países de la UE,
obligan a activar a nivel internacional rutas seguras de reasentamiento de
refugiados que eviten que éstos tengan que caer en manos de los que
trafican con la vida de las personas.
En un momento en el que el número de refugiados no para de crecer,
tenemos que considerar literalmente como criminales aquellas políticas de
―seguridad‖ que tiendan a blindar fronteras y a levantar muros.
Es el momento de la solidaridad activa, de la búsqueda conjunta de
soluciones, y en esto las opiniones públicas de los países potencialmente
acogedores tenemos que ser mucho más conscientes, claras e insistentes
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ante nuestras autoridades. Y es que además, como países productores de
armas, como participantes en dinámicas de explotación de recursos y de
materias primas, o simplemente como actores internacionales con silla en
los consejos de seguridad de las Naciones Unidas, ¿tenemos que negar
cualquier responsabilidad sobre la actual situación de inestabilidad y
desgobierno mundial? ¿Tenemos que seguir esperando indiferentes a que
en 2015 el número de personas desplazadas siga creciendo hasta llegar a
los 70 millones de personas?
“Recuerda...”
Y toda esta situación, como ya hemos dicho, tiene rostros concretos como el
de Leila.
Tiene 27 años y es madre de cuatro criaturas. A los 23 años de edad tuvo
que dejar su casa en Sudán y anduvo durante semanas huyendo de los
bombardeos indiscriminados sobre la población civil del gobierno de
Khartoum. Cuando llegó a Maban (Sudán del Sur), se instaló con 130.000
refugiados más buscando acogida. Actualmente se encuentra atrapada
entre dos guerras, la guerra de la que huyó en su país de origen y la que ha
estallado en el país que la acoge. Desea poder volver un día a su país con
sus hijos; pero de momento la violencia no se lo permite. Cuando le
preguntamos qué es lo que más echa de menos, responde ―añoro el hogar y
los familiares que no pudieron huir con nosotros. Los echo de menos y me
gustaría mucho poder volver a verlos‖.
Leila forma parte de un nuevo pueblo, el pueblo de los que lo han tenido
que dejar todo para salvar su vida y la de los suyos. Su existencia y su
dolor no nos tendrían que dejar indiferentes, y más cuando formamos parte
de una tradición que lee palabras de advertencia como éstas: ―Recuerda
que también tú fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de
allí desplegando gran poder‖ (Dt 5,15).
Nuestra tradición empieza con un pueblo que huía de la opresión y la
esclavitud. La memoria nos tendría que ayudar a entender hasta qué punto
hoy en día se hace necesaria la acogida incondicional de los que viven la
experiencia del exilio: ―recuerda‖. Memoria contra una instalación que nos
hace miedosos, memoria que nos tendría que impulsar a vivir abiertos al
deseo de articular una hospitalidad y una acogida no sólo a nivel personal,
sino también a nivel comunitario y nacional.
Como personas y sociedades que un día fuimos refugiados y que formamos
parte de una tradición que nos ―recuerda‖ nuestro origen... no podemos
permanecer indiferentes a la situación que viven 59,5 millones de personas
de todo el mundo.
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Darles la espalda supone también negar aquella humanidad que nos
hermana. Una humanidad herida por la injusticia pero a la vez llamada a
vivir fraternalmente.
Acompañar, servir y defender
Una respuesta concreta a esta situación es el Servicio Jesuita a Refugiados
(JRS). Desde hace 35 años el JRS ha articulado con estas tres palabras una
manera de responder a esta brutal realidad de desplazamiento forzado de
millones de personas. Quizás puedan también inspirar nuestra solidaridad
personal y comunitaria.
Acompañar significa permanecer junto a las persones refugiadas, escuchar
su historia y reconocerla, en definitiva, establecer una relación personal y
un vínculo.
Servir encarna la decisión de construir juntos alternativas a un exilio
demasiado largo, ofreciendo educación, formación y otras actividades que
dignifiquen esta espera y que eviten que la persona acabe cayendo en la
depresión y el desánimo por la añoranza.
Defender exige analizar, entender y denunciar las causas que obligan a
tantos millones de personas a vivir como refugiadas, para poder incidir en
las raíces profundas de los conflictos armados.
Acompañar, servir y defender son tres dimensiones que se necesitan,
enriqueciéndose mutuamente. Son tres dimensiones que nos permiten
concretar la fraternidad y reconstruir la esperanza allá donde todo parecía
perdido.
Pau Vidal
Santi Torres
Pau Vidal es jesuita responsable del proyecto del Jesuit Refugee Service (JRS) en Maban (Sudán del
Sur). Santi Torres es jesuita director adjunto de Cristianisme i Justícia y miembro de la Fundación Migra
Studium.