MESA 79 TABLE 79 - UB · estos, la cuestión metodológica de cómo abordar y tratar el trauma...

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Mujeres y política. Parte 4 Women and Politics. Part 4 CHAIR Ana María de la O Castellanos (Mexico) MESA 79 TABLE 79 Mario Camarena Ocampo and Rocio Martínez (Mexico): “Mujeres y ciudadanía: las luchas populares en los pueblos de Tlalpan.” Josefina Manjarrez Rosas (Mexico): ““La participación de las mujeres mexicanas en la lucha por la tierra 1920-1980: identidad, memoria y género.” Maria Paula Nascimiento Araujo (Brazil): “Una colección de testimonios: la historia oral de las mu- jeres en la lucha contra la dictadura en Brasil (1964-1985).” María del Carmen Muñoz and Nadia Varo (Spain): “Mujeres, política y movimiento sindical. Comisiones Obre- ras durante el franquismo en Madrid y Barcelona (1963- 1975)”

Transcript of MESA 79 TABLE 79 - UB · estos, la cuestión metodológica de cómo abordar y tratar el trauma...

—Mujeres y política. Parte 4 Women and Politics. Part 4

CHAIR

Ana María de la O Castellanos (Mexico)

MESA 79TABLE 79

—Mario Camarena Ocampo and Rocio Martínez (Mexico): “Mujeres y ciudadanía: las luchas populares en los pueblos de Tlalpan.”

—Josefina Manjarrez Rosas (Mexico): ““La participación de las mujeres mexicanas en la lucha por la tierra 1920-1980: identidad, memoria y género.”

—Maria Paula Nascimiento Araujo (Brazil): “Una colección de testimonios: la historia oral de las mu-jeres en la lucha contra la dictadura en Brasil (1964-1985).”

—María del Carmen Muñoz and Nadia Varo (Spain): “Mujeres, política y movimiento sindical. Comisiones Obre-ras durante el franquismo en Madrid y Barcelona (1963-1975)”

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Mujeres y ciudadanía: las luchas populares en los pueblos de Tlalpan. Mario Camarena Ocampo and Rocio Martínez (Mexico):

Resumen:

El Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur (MPPCS) es una organización social que desde hace cuarenta años han emprendido la lucha por la instalación de servicios y un trato digno para los habitantes de los pueblos y colonias que lo conforman al sur del Distrito Federal. En este trabajo abordaremos el tema de cómo las mujeres del MPPCS construyen una memoria de lucha. El problema a plantear es cómo estás mujeres recuerdan las diferentes formas de participación por ser tomadas en cuenta a lo largo de cuarenta años en un contexto donde la mujer irrumpe en los espacios públicos rompiendo con la idea de que el género femenino debe estar relegado a los espacios domésticos, e impactando en tanto en el ámbito familiar como en el comunitario, y las ha llevado a construir una ciudadanía desde los pueblos. No me centro en las posiciones de las instituciones, sino en lo que las entrevistadas consideran importante: la relación con su familia, con su grupo de acción política (sus organizaciones) y con los vecinos de su pueblo o su colonia, donde podemos ver las transformaciones de las mujeres en la forma de hacer política. Las mujeres que participan en El Movimiento desde su fundación hasta nuestros dias han construido su propia idea de lo que éste es, y su recuerdo no sólo está constituido por los hechos ahí ocurridos, sino por la manera en que la gente los recuerda para contarlos y explicarlos. La memoria colectiva es la construcción de un acontecimiento pasado por miembros de un grupo social con base en su experiencia; es decir, con base en lo que vivieron, imaginaron, les contaron y sintieron hasta convertirlo en su recuerdo. Se trata de una experiencia compartida por un grupo social que, cuando se rememora vuelve a hacerse presente a través del recuerdo expresado en palabras. Así, la memoria colectiva es uno de los elementos necesarios para la cohesión de los grupos sociales, tanto para identificarse como para diferenciarse del otro. El uso que se le da al recuerdo y la elaboración del mismo, puede tener diferentes intenciones, desde legitimar las prácticas y luchas políticas de quien recuerda hasta justificar sus relaciones familiares y la relación hombre-mujer o como una forma de concientización. La pregunta que guía esta ponencia es ¿Cómo las mujeres que participan en el MPPCS se construyen en sujetos políticos durante las ultimas décadas del siglo XX?

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La participación de las mujeres mexicanas en la lucha por la tierra 1920-1980: identidad, memoria y género. Josefina Manjarrez Rosas (Mexico):

Resumen:

En esta ponencia, me propongo reflexionar acerca de la importancia de las memoria de las mujeres, dentro de procesos sociales dirigidos por hombres, como lo fue la lucha por la tierra y el consecuente reparto agrario, después de la Revolución Mexicana, el cual duró aproximadamente 60 años (si bien, el reparto más grande de tierras se realizó entre 1936 y 1940, durante la presidencia de Lázaro Cárdenas). Es decir, se trata de entender la participación de las mujeres, pero sobre todo el significado que tuvo para ellas. Las entrevistas que he realizado a mujeres campesina de la Región de Atlixco, en el estado de Puebla (México), me han llevado a concluir que, aunque ellas no se sienten partícipes de la lucha, su papel ha sido relevante porque contribuyeron a conformar la identidad campesina. Partiendo del argumento de Christopher Boyer, (2003), el cual señala que la identidad campesina se constituyó con la apropiación popular, pero selectiva, del proyecto ideológico del Estado, dirigido a construir nuevos actores sociales, las mujeres fueron fundamentales en esta lucha cultural. A través de sus perspectivas con respecto a la tierra, de los valores familiares, de su relación con los hombres (padres, maridos e hijos) mediante las cuales muchas de ellas adquirieron una conciencia política, de su participación en el proceso productivo, de la transmisión de la memoria de la lucha por la tierra, ellas contribuyeron a darle forma a la identidad campesina. Además de introducir la perspectiva de género en este análisis, el interés radica en qué las mujeres comprendan el papel tan importante que jugaron en este proceso. Cuando he platicado con ellas, se muestran extrañadas sobre las preguntas acerca de la lucha de la tierra y no entienden por qué sus testimonios son relevantes. Algunas han llegado a comentar que ellas no saben nada y es mejor que hablemos con sus esposos. El reto es grande, pero deben buscarse las formas que estos testimonios sean conocidos por las mujeres, o al menos, comenzar a construir archivos sobre la participación de las mujeres en este tipo de procesos.

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A collection of testimonies: oral history of women in the struggle against dictatorship in Brazil. Maria Paula Nascimiento Araujo (Brazil):

Resumen:

Los testimonios son fundamentales para la comprensión de las representaciones subjetivas de una época, el significado de las experiencias y conflictos entre diferentes memorias. El uso de los testimonios como fuentes históricas, permiten al historiador tomar la subjetividad como objeto histórico. El testimonio oral, los diarios, la correspondencia personal abren una ventana para la intimidad y la subjetividad del entrevistado. El estudio de las condiciones y de expresión de la subjetividad en un momento dado permite el conocimiento de la experiencia social humana en dos direcciones:

En la primera podemos señalar el esfuerzo para llegar a comprender los elementos que se mueven más allá de las relaciones sociales establecidas, lo cotidiano, las experiencias banales y ordinarias de la vida, el sentido de la inversión en las decisiones existenciales, las relaciones de amor, de asociación, complicidad o, por el contrario, el rechazo, la desafección, el miedo.

En la segunda dirección se puede situar un esfuerzo por entender los propios sentimientos y emociones como fenómenos históricos, producidos por ciertas coyunturas históricas. Aquí están los estudios que se centran en el tema de trauma político.

En este artículo se presenta, en base a la recopilación de testimonios orales del archivo "Marcas de la memoria: historia oral de la amnistía en Brasil”, ejemplos de las dos direcciones mencionadas - las experiencias cotidianas de la vida, las relaciones personales y también la dimensión traumática de la experiencia subjetiva en la época de violencia política.

En los ejemplos tratamos de destacar lo testimonios de mujeres, planteando la cuestión de si existe una especificidad de género en términos de violencia y confrontación a un régimen de excepción.

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PALABRAS CLAVES: TESTIMONIOS, TRAUMA, HISTORIA DE MUJERES, DICTADURA MILITAR Esta presentación se basa en una reflexión sobre los testimonios de las mujeres del archivo "Marcas de la Memoria: Historia Oral de la amnistía en Brasil." Este archivo fue un producto de una investigación realizada a nivel nacional cuyo objetivo era obtener testimonios de personas que tuvieron, de alguna manera, su vida relacionada con la dictadura militar y la lucha por la amnistía y la democratización del país: activistas políticos, familiares de los muertos y desaparecidos políticos, exiliados y ex presos políticos desterrados, activistas del movimiento de derechos humanos, abogados de presos políticos, etc. Los testimonios fueron recogidos de distintas partes del país, grabados, filmados, editados y transcritos. Están disponibles para consulta en las universidades donde se desarrollaron los proyectos: las universidades federales de Rio de Janeiro, Pernambuco y Rio Grande do Sul.

En la actualidad existe todo un campo de estudio, reflexión, producción bibliográfica y actuación política preocupado por dar voz a las víctimas de las dictaduras y hacer un registro en la historia de este trauma. Este enfoque ha demostrado ser una preocupación no sólo académica, sino también política.

Las Comisiones de la Verdad, que muchos países han instalado en contextos posteriores a régimenes de violencia política son ejemplos históricos de este esfuerzo. Y los investigadores de historia oral también han jugado un papel en este proceso: filmando, grabando, registrando las voces y los informes de las víctimas, escribiendo y divulgando los relatos que revelan las emociones y los sentimientos relacionados con el trauma político.

A partir de estos temas una serie de investigadores - de diferentes disciplinas – han planteado problemas, límites y posibilidades de una historiografía construida a partir de narraciones en primera persona. Entre estos, la cuestión metodológica de cómo abordar y tratar el trauma político. Esta es la pregunta teórica desarrollada por Dominick LaCapra en su libro "Escribir la historia, escribir el trauma" (“Writing history, writing trauma”). ESCRIBIR SOBRE LA HISTORIA, ESCRIBIR SOBRE EL TRAUMA. El historiador que trabaja con la historia oral y los testimonios se plantea algunos problemas teóricos y metodológicos, que se traducen en preguntas:

¿Cuál es el rol del testimonio en la historia?. ¿Cuales los límites y posibilidades de una historiografía construida a partir de la narración en primera persona? ¿Cuál es la forma de abordar y tratar el trauma político? En su libro “Writing history, writing trauma”1, Dominik LaCapra afirma que el historiador que trabaja con testimonios se convierte en un testigo secundario, porque tiene acceso de primera mano a un informe / registro del pasado, que sólo puede ser conocido a través de ese testimonio que de alguna manera revive los eventos que relata. La cuestión del testimonio es tratada, de manera un poco distinta, por Márcio Seligmann-Silva, centrándose en lo que describió como "literatura testimonial en el contexto de las catástrofes históricas”. El paradigma de esa literatura se construyo a partir del holocausto. La obra “Es isto un hombre?" de Primo Levi2 fue el marco inicial. La obra traducía, según su proprio autor, la necesidad de contar a otros la experiencia del campo de concentración.

1 LaCapra, “Escribir la historia, escribir el taruma”,Buenos Aires, Nueva Visión 2005. 2 Levi, “É isto um homem?”, RJ, Rocco, 1988

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Márcio Seligmann-Silva sostiene que, para el sobreviviente, el testimonio es una actividad básica y necesaria, de la cual "depende la supervivencia de aquel que regresa del campo de concentración”3. Por lo tanto, para esta persona "narrar el trauma tiene en primer lugar este sentido primario del deseo de renacer“4. Los testimonios son fundamentales para la comprensión de las representaciones subjetivas de una época, el significado de las experiencias y conflictos entre diferentes memorias. LOS TESTIMONIOS DE LAS MUJERES Para los investigadores de historia oral que trabajan con historia de las mujeres, hay une cuestión importante: ¿los testimonios de mujeres tienen una especificidad? Lo que narran las mujeres revelan alguna cosa de diverso, que solo se puede conocer a partir de los testimonios de mujeres?

La investigadora Silvia Salvatici, he recogido testimonios de mujeres en los campamentos de refugiados de Kosovo y a partir de ellos escribió un texto: "Memorias de género: reflexiones sobre la historia oral de las mujeres”5. Los testimonios hablan de violaciones, partos, abortos ilegales, el cuidado de los pacientes, la protección de los niños, el almacenamiento de alimentos, la producción de prendas de vestir, la improvisación para lidiar con el frío y el hambre en tiempos de escasez severa, Los testimonios revelan una serie de experiencias de las mujeres y las maneras de hacer frente a las guerras y tiranías que no se conocían, que no aparecían en los informes y registros históricos, ni en los testimonios masculinos. TESTIMONIOS COMO FUENTES HISTÓRICAS Los testimonios permiten al historiador tomar la subjetividad como objeto histórico. El testimonio oral, los diarios, la correspondencia personal abren una ventana para la intimidad: la subjetividad del entrevistado. Los sentimientos y las emociones son fechados. Las personas experimentan, graban, comparten y expresan sus emociones incrustadas en un momento histórico determinado. La decodificación de maneras de mostrar, ocultar o negar los sentimientos y emociones como el amor, la ira, el miedo, el dolor, el deseo, la esperanza, las frustraciones, alegrías son, en cierta medida, determinadas por el tiempo histórico - al mismo tiempo que lo construyen a este tiempo. El estudio de las condiciones y de expresión de la subjetividad en un momento dado permite el conocimiento de la experiencia social humana en dos direcciones: En la primera podemos señalar el esfuerzo para llegar a comprender los elementos que se mueven más allá de las relaciones sociales establecidas, lo cotidiano, las experiencias banales y ordinarias de la vida, el sentido de la inversión en las decisiones existenciales, las relaciones de amor, de asociación, complicidad o, por el contrario, el rechazo, la desafección, el miedo. En la segunda dirección se puede situar un esfuerzo por entender los propios sentimientos y emociones como fenómenos históricos, producidos por ciertas coyunturas históricas. Aquí están los estudios que se centran en el tema de trauma político. En este artículo se presenta, en base a la recopilación de testimonios orales del archivo "Marcas de la memoria“, ejemplos de las dos direcciones mencionadas - las experiencias cotidianas de la vida, las relaciones y también la dimensión traumática de la experiencia subjetiva en la época de violencia política.

En los ejemplos tratamos de destacar los testimonios de mujeres, afirmando nuestra posición de que existe una especificidad de género en términos de violencia y confrontación a un régimen de excepción.

3 Seligmann-Silva, “Narrar o trauma – A questão dos testemunhos de catástrofes históricas” IN: Psic. Clin., Rio de Janeiro, VOL.20, N.1, pp65-82, 2008. 4 Idem, pp 66. 5 Salvatici, “Memórias de gênero: reflexões sobre a história oral de mulheres”, IN: História Oral – Revista da Associação Brasileira de História Oral, v. 8, nº 1, p. 29-42, 2005

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Los testimonios muestran que esta especificidad se manifiesta en dos niveles casi opuestos: las formas específicas de violencia contra la mujer y la experiencia de la vida cotidiana y la vida familiar y amorosa (elementos siempre presentes en los testimonios de mujeres). TESTIMONIOS DE MUJERES Y HISTÓRIA ORAL DE LA DICTADURA MILITAR EN BRASIL Vamos presentar aqui algunos extratos de testimonios de mujeres de la colección “Marcas de la Memória”. Son diferentes mujeres, algunas se quedaran encarceradas (unas por poco, otras por mucho tiempo), otras son compañeras, esposas, hijas de muertos o desaparecidos políticos.

En la prisión, la violencia contra la mujer es casi siempre la violación. Uno de los más impresionantes testimonios de denuncia de violación es el de la periodista Rose Nogueira. Rose fue arrestado menos de un mes después de tener un hijo y todavía tenía leche

“(…) Yo era una niña, como todas, y me llamaron "Miss Brasil". Había un tipo que era un pervertido, no podía verme. (…) Su nombre era Tralli, llamado Tralli. (...) Y luego tuve que quitarme la ropa. Así fue siempre la misma historia, sin preguntas. (...) Yo tenía leche, y me dijo que la leche impedia su deseo. Entonces él me envió una inyección para cortar la leche.” (Rose Nogueira, ex presa política)

Humillaciónes de varios tipos también fueron relatadas. El testimonio de Ana Miranda (Ana Bursztyn), detenida como militante de la Acción de Liberación Nacional (ALN), ahora miembro del “Grupo Tortura Nunca Más” revela sorprendentes formas de intimidación “A veces no te da una golpiza pero lo pone en cima un cocodrilo. Un cocodrilo! No es demasiado grande, después dijeron que era desdentado. Por lo tanto, si se le pregunta, dirá: "la tortura no. Era sólo una choquinho. ¡Ah! El caimán no hizo nada!" Minimizan, ¿entiendes? Ellos pusieron el caimán y cada uno tenía un nombre! Mi cocodrilo era Marighela. (...) No estan batiendo todo el tiempo, pero también es tortura!” (Ana Bursztyn ex presa política) Una experiência típica de las mujeres es el duelo de las madres, hermanas, hijas y esposas. Aunque si no sean militantes, que ni siquiera han pasado por la cárcel, el exilio o la tortura, son ellas que generalmente emprenden el viaje en busca de sus familiares. Los testimonios de mujeres hablan del duelo.

“Mi madre acabo de enterrar a mi padre (...) cuando recibió el certificado de defunción en 1995. Y esa es la diferencia entre los que pueden enterrar a sus muertos y los que no. Recientemente hemos descubierto que cada uno de nosotros enterramos a mi padre en un año diferente. (...)” Vera Paiva: psicóloga, ex líder estudantil, hija del diputado Rubens Paiva, detenido desaparecido Una mujer en Brasil, se convirtió en un símbolo de todas que han pasado años buscando el paradero de sus esposos: Clarisse Herzog, viuda del periodista Vladimir Herzog. La dolor de Clarice fue inmortalizada en la canción de Chico Buarque, que dijo: "lloran Marias y Clarisses en el suelo de Brasil". Herzog fue asesinado en la cárcel y la policía presentó el caso como un suicidio. Esa fue la grande pelea de su esposa “Decidí que probaría que Vlado había sido asesinado. Nunca tuve ninguna duda de eso. Entonces empecé a buscar a los abogados (...) Fui varias veces ... Pensaba que tenía abogado, pero cuando se trataba de hacer lo que debía, ello se iba (...) El sindicato dijo que vendría con un abogado, una demanda en contra de la Unión (...) Entonces, hasta el Sindicato también me abandonó. Yo estaba desesperada.” Clarisse Herzog, Pero más allá de la violencia, los testimonios de las mujeres enfatizan las relaciones familiares y amorosas en la clandestinidad y en el exilio, así como la rutina de los días en la cárcel. Eses testimonios dan cuenta de las posibilidades de "el amor en los tiempos del cólera", usando las palabras de Garcia Marques.

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Victoria Grabois, que perdió su hermano y su marido en la guerrilla de Araguaia, vivió durante años en la clandestinidad después de la muerte de la familia, sola con su hijo, ella y el niño con identidades falsas (...) Yo viví con mi madre y mi hijo. Yo no tenía marido, no tenía amigos, no tenía a nadie (...) me quedé en la clandestinidad aos 20 años de edad y fue al 36 (...) Vivir en la clandestinidad es indescriptible (...) en mi caso particular, con un niño pequeño, con nombre falso, un niño que no tiene parientes (...) tuve que inventar que su padre estaba separado. Porque él era muy joven y no sabía lo que estaba pasando. Quiero decir, este padre ausente que nunca aparece (...) Todos los niños tenían familia, él no tenía familia. Fue algo muy duro! Victoria Grabois El activismo político y la clandestinidad imponen condiciones específicas de vida familiar y amorosa para las familias y parejas. Aquí tomamos el ejemplo de dos parejas: Clara Charf y Carlos Marighella y José Luis y Nair Guedes. Clara Charf, la viuda de Marighella, fundador de la Acción de Liberación Nacional (ALN), vivió con su marido dos dictaduras (la dictadura de Vargas y de la dictadura militar impuesta en 1964). Sobre la experiencia de la vida en la clandestinidad, dice Clara

“Les puedo decir algunas cosas, que la vida ilegal era algo horrible, horrible en ese sentido, que vivía con el nombre cambiado, vivimos en varios barrios, yo no recuerdo mucho más que el lugar en que entramos. Había lugar que llamava Vera, tuvo lugarque llamada Mara, (...). No pude hacer amistades para prevenir que los vecinos entren en la casa.” Clara Charf

El testimonio de Clara hace hincapié en la idea de aislamiento de la clandestinidad, la imposibilidad de hacer relaciones de amistad con los vecinos. La vida de la pareja estaba totalmente limitada por esta condición. Clara salió de la casa para exiliarse en Cuba tras la muerte de Marighella.

Pero la historia de otra pareja - José Luis y Nair Guedes - ilustra otro camino. La vida de la pareja, que se conoció en la universidad, fue totalmente guiada por la militancia política. Juntos asta hoy, José Luis y Nair Guedes cruzaron diferentes momentos de la dictadura brasileña y experimentaron diferentes formas de afrontamiento: el movimiento estudiantil en los años 60, la integración de la producción de la fábrica y del campo y el exilio. Durante este período, los hijos nascieran y los acompañan durante toda la vida de activismo político. Ellos vivieran más de 50 años juntos, actuando políticamente. “Hemos tomado una decisión, yo y Zé Luis. Muchos compañeros han tomado la decisión de no tener hijos, pero enamoramos, hemos vivido esta experiencia, hemos casado (...) Hemos tomado la decisión de tener hijos, sabíamos que era arriesgado, pero nos decidimos a tener una vida normal. Es complicado, porque sé que nuestros hijos han sufrido con esta opción. Nascieran en una familia de activistas”. Nair Guedes Los testimonios revelan una serie de estrategias para mantener la cotidianidad de la vida: una casa, una vida en pareja o en familia, el trabajo doméstico. Sea en la clandestinidad, en la cárcel, en la integración en la producción o en el exilio. En muchos testimonios, el mantenimiento de la vida cotidiana se presenta como estrategia de supervivencia psíquica, especialmente en la prisión. Flavia Schilling, hija de Paulo Schilling, importante político brasileño exiliado en Uruguay, se unió a la organización de izquierda de los Tupamaros uruguayos. Fue herida y detenida en Uruguay, donde permaneció durante ocho años. Su testimonio relata el enorme esfuerzo por mantener una vida normal y cotidiana en la cárcel. “Otra cosa es por ejemplo: decorar la celda con las cosas de colores. Recuerdo una colcha colorida absurdamente. También las fotos, por último, un ornamento, ¿no? Era un ambiente mucho más pequeño que la habitación. Pero nosotras adornábamos la celda, en realidad nos apropiábamos del espacio, tratábamos de cambiar todo el tiempo, era ese sentido de resistencia de Foucault.” Flavia Schilling

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CONSIDERACIONES FINALES Entender la subjetividad humana puede ayudar a comprender mejor la experiencia social humana. Pero los historiadores que se centran en el tema del trauma y la violencia no buscan sólo conocer esta realidad. También son movidos por un compromiso político.. Dar voz a las víctimas, denunciar la violencia y violaciones de derechos humanos, señalar los responsables y restituir la dignidad a las víctimas de traumas políticos tiene también un contenido político que el historiador no debe eludir. Esta es su forma (la nuestra) de contribuir a la consolidación de la democracia.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

ARAUJO, Maria Paula “Uma história oral da anistia no Brasil: Memória, testemunho e superação”. IN: Araújo; Montenegro & Rodeghero (Orgs), Marcas da Memória: história oral da anistia no Brasil, Recife, Editora da UFPE, 2012.

ARAUJO, Maria Paula, Sentimento e subjetividade na história: a contribuição da história oral. IN: Maia, Andréa Casa Nova & Moraes, Marieta de (Orgs.) Outras Histórias. Ensaios em História Oral Rio de Janeiro, Editora Ponteio, 2012.

KOSELLEK, Reinhardt. “Futuro passado: contribuição à semântica dos tempos históricos”.

Tradução de W.P.Maas e C. A. Pereira. Rio de Janeiro, Contraponto, Ed. PUC-Rio, 2006. LACAPRA, Dominick. “Escribir la historia, escribir el trauma”, Buenos Aires, Nueva Visión, 2005. LEVI, Primo, “É isto um homem?”, RJ, Rocco, 1988. SELIGMANN-SILVA, Márcio. “Narrar o trauma – A questão dos testemunhos de catástrofes

históricas” IN: Psic. Clin., Rio de Janeiro, VOL.20, N.1, pp65-82, 200 SELLIGMAN-SILVA, Márcio (Org.), “História, memória, literatura: o testemunho na era das

catástrofes”. Campinas, Editora da UNICAMP. VELHO, Gilberto. “Memória, identidade e projeto”Destino e Projeto”. IN: Projeto e Metamorfose, Rio

de Janeiro, Zahar, 1994.

FUENTES PRIMÁRIAS Colección de testimonios Orales: “Marcas de la Memória – história oral de anistia en Brasil” (Laboratório de Estudos do Tempo Presente/Instituto de História/ UFRJ). Testimonios de:Ana Bursztyn, Clara Charf, Clarice Herzog, Flavia Schilling, Nair Guedes, , Rose Nogueira, Vera Paiva, Victoria Grabois.

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Mujeres, política y movimiento sindical. Comisiones Obreras durante el franquismo en Madrid y Barcelona (1963-1975). María del Carmen Muñoz and Nadia Varo (Spain):

Resumen:

La dictadura del general Francisco Franco (1939-1975) supuso la eliminación de las libertades políticas en España y, por tanto, puso en cuestión el concepto mismo de ciudadanía, puesto que no se concebía la noción de exigencia y control de los poderes públicos por parte de la población. En el caso de las mujeres, trató de supeditarlas al varón y de limitar su participación en la esfera pública, objetivo que se materializó en el ámbito laboral con el establecimiento de trabas para el trabajo femenino extradoméstico, especialmente el de las mujeres casadas. Pese a estas limitaciones, las mujeres participaron en el mercado de trabajo y se implicaron en el movimiento obrero. Como la dictadura prohibió la huelga y los sindicatos al margen del sindicato único, dio un significado profundamente político al movimiento obrero y la conflictividad laboral. En la comunicación se analiza la participación de las mujeres en una organización obrera antifranquista aparecida en España durante los años sesenta, Comisiones Obreras (CC.OO.). Las fuentes orales han permitido rescatar la experiencia sindical de estas mujeres, invisibilizada en su momento y también posteriormente en algunos estudios sobre el movimiento obrero. Se analizan las trayectorias de varias mujeres que participaron en este movimiento en dos de las ciudades más dinámicas económica y socialmente durante el franquismo: Madrid y Barcelona. A partir de sus testimonios, se puede comprobar como la participación de las mujeres en las CC.OO. de Madrid y Barcelona estuvo muy condicionada por las diferencias entre los mercados de trabajo de ambas zonas y, sobre todo, por la masculinización del movimiento sindical, pues la mayoría de militantes de CC.OO. tendían a pensar que la clase obrera estaba formada sobre todo por obreros industriales varones, que eran quienes debían protagonizar el movimiento obrero y la conflictividad laboral.

Abstract:

The General Francisco Franco’s dictatorship in Spain (1939-1975) suppressed political freedom. Consequently, it questioned the notion of citizenship, as public power was not thought to be controlled or requested by population. In addition, the dictatorship tried to subject women to men and exclude them from the public sphere, hence it put burdens on women’s work, especially married women’s. Regardless these restrictions, women took part in labor market and got involved in labor movement. As francoism banned strikes and trade unions except the government’s labor union, labor movement and conflict got a deeply political implication. This paper analyzes women’s involvement in an antifrancoist labor organization called Comisiones Obreras (CC.OO.), which was set in motion in the 1960’. Oral sources have let us rescue these women’s union experience, usually ignored during the dictatorship and afterwards in some studies on labor movement. We study the militancy career of several women who took part in CC.OO. in two of the most economically and socially dynamic cities during the dictatorship: Madrid and Barcelona. Their testimonies demonstrate that two key factors to understand women participation in CC.OO. in Madrid and Barcelona were the differences between labor markets in both areas and the masculinization of labor movement. Most CC.OO. militants thought that working class consisted mainly of male industrial laborers, who should leader labor movement and protests.

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La dictadura del general Francisco Franco (1939-1975) supuso la eliminación de las libertades políticas en España y, por tanto, puso en cuestión el concepto mismo de ciudadanía, puesto que no concebía la noción de exigencia y control de los poderes públicos por parte de la población. Por tanto, si consideramos la ciudadanía un “estatus legal” garantizado por el Estado, un conjunto de derechos y deberes otorgados a la población, difícilmente se puede hablar de ciudadanía durante la dictadura franquista. Sin embargo, si concebimos la ciudadanía como resultado de prácticas legales, políticas y simbólicas, podemos rastrear cómo algunos grupos trataron de poner en práctica prácticas democráticas que resultaron claves para el aprendizaje de la ciudadanía (RADCLIFF, 2007: 344-345). Como indica Marcelo Caprarella (2007: 339) “El movimiento obrero y la lucha vecinal se presentan como los dos mayores factores de movilización colectiva y concienciación ciudadana durante el franquismo (…) Entre la lucha por los derechos durante el franquismo y la posterior instauración de la democracia existe una estrecha relación”. Así pues, los movimientos sociales adquirieron una importante dimensión política durante la dictadura.

El franquismo, al prohibir la huelga y los sindicatos al margen del sindicato único –la Organización Sindical Española (OSE) –, dio un significado profundamente político a la conflictividad laboral y a la militancia sindical en organizaciones ilegales. Además, muchos militantes y dirigentes de estos grupos también formaban parte de partidos políticos antifranquistas. En concreto, las Comisiones Obreras (CC.OO.) fueron vistas desde su aparición en los años sesenta como una de las formas más efectivas para luchar contra la dictadura, cosa que favoreció la implicación de numerosas personas que no siempre respondían al prototipo de trabajador industrial (MOLINERO-YSÀS, 1998: 1-17; YSÀS, 2004: 75-121).

En el caso de las mujeres cabe tener en cuenta que la dictadura trató de imponer un modelo de feminidad que intentó asegurar la supeditación femenina al varón. En materia laboral, se desarrolló una legislación que obstaculizaba el trabajo remunerado regular, especialmente a las mujeres casadas. A partir de 1942 la mayoría de reglamentaciones laborales estableció que las trabajadoras, al contraer matrimonio, debían abandonar su puesto de trabajo a cambio de una indemnización denominada “dote”. No obstante, en sectores con gran proporción de mano de obra femenina esta medida no se aplicó (BORDERÍAS, 1993: 37). En virtud de las reglamentaciones, las mujeres percibían salarios inferiores a los de los hombres por el mismo trabajo, de manera que su substitución por varones hubiese significado un aumento de los costes laborales (VALIENTE, 2003). A partir de 1961, con la Ley sobre Derechos Políticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, se eliminaron algunos obstáculos legales para el trabajo femenino, pero la legislación continuó siendo discriminatoria (RUIZ FRANCO, 1995; CARBAJO 2003).

La participación de las mujeres en los movimientos sociales, estrechamente ligados a la oposición al régimen franquista, constituyó una de las formas de cuestionar la adscripción de las mujeres al ámbito privado, que hizo posible el aprendizaje de la ciudadanía (DUCH-FARRÉ, 2009: 227). Por otra parte, la bibliografía internacional sobre la relación de las mujeres con el movimiento obrero en los siglos XIX y XX muestra que tuvieron una relación difícil, fruto de la definición en masculino de la clase obrera que hacían el movimiento. Desde el siglo XIX, las organizaciones sindicales tendieron a pensar en los trabajadores como varones y, en consecuencia, defendieron sus intereses (por ejemplo, ROSE, 1997). Esta situación se vio matizada en algunos contextos históricos en los que las organizaciones obreras intentaron favorecer la movilización de mujeres (WEITZ, 1999: 408-414; MIRA, 2011: 111-122). Así pues, cabe preguntarse si la dictadura franquista hizo que las organizaciones obreras fomentasen la incorporación de mujeres, pese a su tendencia a pensar que la clase obrera estaba formada por trabajadores varones. Los estudios sobre la militancia femenina en CC.OO. durante el franquismo han mostrado la participación de mujeres desde los inicios del movimiento. Asimismo, también han permitido constatar masculinización de CC.OO. y las dificultades de las mujeres para ser consideradas representativas, alcanzar puestos de liderazgo y para que las reivindicaciones de las trabajadoras fuesen consideradas una prioridad (GARCÍA-NIETO, 2002; BORDERÍAS-BORRELL-IBARZ-VILLAR, 2003; DÍAZ SÁNCHEZ 2000 y 2006; MUÑOZ RUIZ, 2007; LÓPEZ HERNÁNDEZ, 2009, VERDUGO, 2011 y 2012).

Llegados a este punto, resulta interesante establecer comparaciones entre las formas de participación femenina en los diversos núcleos de CC.OO. para entender los factores que la condicionaron. En esta

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comunicación se estudiarán las trayectorias de vida de varias mujeres que participaron en CC.OO. en dos de las áreas metropolitanas más dinámicas económica y socialmente durante el franquismo: Madrid y Barcelona. Partiendo de diferencias en el entramado económico y en la aplicación de la legislación franquista, estudiaremos cómo combinaron la lucha antifranquista con la militancia sindical. Se trata de un estudio preliminar en el que se examinará la relación entre la militancia antifranquista y la participación en CC.OO. teniendo en cuenta que, obviamente, hay muchos otros elementos a tener en cuenta.

Para elaborar este trabajo se han utilizado fuentes orales que consisten en entrevistas de larga duración, en forma de historias de vida. En el caso de Madrid, se ha utilizado la colección Biografías Obreras y Militancia Sindical en Comisiones Obreras, del Archivo del Trabajo de la Fundación 1º de Mayo. De las 33 entrevistas a mujeres de en esta colección, hemos seleccionado las que estaban vinculadas directamente con CC.OO. Nos centramos en las mujeres que nacieron, trabajaron o pasaron parte de su vida laboral y militante en Madrid. En total serán 25 biografías divididas en tres grupos generacionales. Esta división nos ha parecido pertinente debido a las diferencias que encontramos en estas mujeres respecto a su edad, especialmente en relación con las dos variables que estamos analizando en este texto: las relaciones entre el trabajo asalariado y la participación en el movimiento sindical. Las mujeres de los grupos 1 y 2 participaron en acciones de CC.OO. desde los años sesenta. El grupo 3 estaría formado por mujeres que iniciaron su actividad militante en la década de los setenta, con algunas excepciones.

En el caso de Barcelona, hemos utilizado 53 historias de vida de mujeres que participaron en las CC.OO. de la provincia durante el franquismo, procedentes de varias colecciones de fuentes orales. 33 proceden de colección Biografías obreras y militancia Sindical en Comisiones Obreras del Archivo Histórico de CC.OO. de Cataluña; 8 forman parte de la colección El movimiento obrero en el Baix Llobregat de la Fundación Utopía-Juan N. García-Nieto; 1 procede de la colección L’Hospitalet antifranquista del Archivo Municipal de L’Hospitalet de Llobregat-Arxiu Històric y 11 han sido elaboradas por Nadia Varo. En Barcelona la división por generaciones presenta dificultades, de manera que resulta más útil clasificarlas por su fecha de incorporación a CC.OO.: las que iniciaron su participación durante los años sesenta y las que lo hicieron en los años setenta. MUJERES, MERCADO DE TRABAJO Y MOVIMIENTO OBRERO EN EL TARDOFRANQUISMO En Madrid, a partir de los años cincuenta y sesenta, se desarrolló una industria de tipo fordista que ocupó a grandes contingentes de trabajadores. Según el censo de 1970 las mujeres asalariadas trabajaban sobre todo en los servicios personales y del hogar, en el comercio minorista y la industria textil (BABIANO, 1995: 78-79). En esos años las mujeres se introdujeron en sectores como el textil, la industria de componentes electrónicos, en puestos de administrativas, en el sector de la banca y los seguros, la enseñanza y el servicio doméstico. En Madrid el despliegue de la industria textil se produjo entre 1959 y 1975; a partir de 1965 en grandes naves, que agrupaban a un número importante de jóvenes solteras, que empezaban como aprendizas y dejaban el trabajo cuando se casaban, aunque luego continuasen con la labor “a domicilio”. La mayoría se acogían a “la dote”, aunque en el textil no se aplicaba obligatoriamente. De hecho, en las reglamentaciones laborales no había especificación de las cuantías porque los empresarios no quisieron, para poder manejar el mercado laboral (DÍAZ, 2001: 140).

Pese a la legislación restrictiva, las mujeres estuvieron muy presentes en el mercado laboral barcelonés. El trabajo femenino en el textil estaba muy arraigado y tuvo gran importancia durante todo el franquismo, especialmente en los años cuarenta y cincuenta. Como no se aplicaba la excedencia obligatoria por matrimonio, muchas trabajadoras del sector tuvieron trayectorias laborales que se prolongaron más allá del matrimonio y la maternidad. Además, numerosas mujeres trabajaban en el servicio doméstico y el comercio. Durante los años sesenta y setenta, en un contexto de crecimiento económico, se produjo una diversificación de las ocupaciones femeninas. Algunos subsectores del textil iniciaron una crisis, aunque continuó siendo el sector industrial con mayor número de trabajadoras (LLONCH, 2004: 77-93; NASH, 2010: 128-154). Según el censo de 1970, las actividades que ocupaban a más mujeres eran la industria textil, los servicios personales, el comercio minorista y la industria metalúrgica. En el sector servicios, el

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servicio doméstico continuó teniendo importancia y aumentó la cantidad de mujeres en sectores como la enseñanza, la sanidad o la banca. Por otra parte, la inmigración, el crecimiento demográfico y el desarrollo de sectores en los que se aplicaba la excedencia obligatoria por matrimonio –como el metalúrgico– favorecieron un rejuvenecimiento de la población activa femenina6.

En Barcelona la conflictividad laboral femenina estaba muy arraigada, también durante la posguerra. De hecho, las trabajadoras textiles tuvieron un papel protagonista en los conflictos laborales producidos entre 1946 y 1956. A partir de esa fecha las protestas de los trabajadores varones del sector metalúrgico adquirieron mayor relevancia (VARO, 2007: 146-161). Además, en ellas tuvieron una influencia creciente los activistas de organizaciones católicas obreras y de partidos políticos antifranquistas –mayoritariamente varones–, que desde finales de los años cincuenta empezaron a coordinarse entre ellos (VARO, 2012 a: 165-179). Esta colaboración no fue exclusiva de Barcelona: en 1962 la cooperación entre miembros de diferentes grupos políticos y trabajadores no encuadrados cristalizó en la Comisión Obrera Provincial de Vizcaya; en septiembre de 1964 se creó la Comisión de Enlaces y Jurados de la Metalurgia Madrileña, posteriormente denominada Comisión Obrera del Metal; el 20 de noviembre de 1964 se celebró la primera asamblea de la Comisión Obrera de Barcelona. Posteriormente se fundaron Comisiones Obreras en otros lugares. CC.OO. se convirtió en la principal organización obrera antifranquista durante la dictadura, con una notable capacidad de movilización pese a su prohibición en 1967. En su acción sindical, utilizó recursos legales, como la participación en las elecciones a cargos de la OSE, que en algunos casos permitían participar en la negociación de los convenios colectivos; además, también recurrió a acciones entonces ilegales, como la huelga. Combinó las reivindicaciones laborales –como las salariales– con otras que en aquel contexto dictatorial eran políticas: la reivindicación de la libertad sindical, el derecho de huelga y la amnistía para los presos políticos (RUIZ, 1993 BALFOUR, 1994; BABIANO, 1995; DOMÈNECH, 2008). Los diversos núcleos de CC.OO. inicialmente contaron con una escasa proporción de mujeres. Se trataba de un movimiento obrero masculinizado desde su misma concepción, pues la mayoría de personas que militaron en él consideraban que los trabajadores eran hombres y que eran ellos los que tenían que protagonizar el movimiento obrero y las protestas laborales (MUÑOZ, 2007: 276; VARO, 2007: 172)

POLÍTICA Y OBRERISMO EN LOS INICIOS DE CC.OO. Durante los años sesenta participaron en las CC.OO. de Madrid mujeres de dos generaciones distintas, con características diferentes entre sí. La primera la conforman mujeres nacidas entre 1920 y 19317. Éstas vivieron la guerra civil y sufrieron la represión política directa. No trabajaban en la industria porque no había empleos para ellas, con excepción de Paquita Martín, que llegó a trabajar como especialista en una empresa del metal. Pero su labor en CC.OO. no fue dirigente. Ella tenía más que perder que sus compañeros si era despedida, porque su inserción en el mercado laboral formal era más difícil.

Esta primera generación de mujeres de CC.OO. se caracterizó por militar primero en el Partido Comunista de España (PCE) y vincularse posteriormente al movimiento obrero. Sus orígenes eran diversos. María Luisa Suárez estudió Derecho y abrió un despacho laboralista en Madrid, donde defendió a militantes de CC.OO. Entre ellos estaba Marcelino Camacho, uno de los primeros organizadores de CC.OO. en Madrid, hermano de Vicenta Camacho y marido de Josefina Samper. Ellas se organizaron en el grupo de mujeres que auxiliaban a los familiares presos en Carabanchel, especialmente junto a las mujeres que desarrollaron el Movimiento Democrático de Mujeres (MDM) en Madrid, fundado en 1964. Vicenta Camacho estuvo en la cárcel de Ventas. Ninguna de las dos tuvo una trayectoria profesional formal debido a la represión y a los problemas de las mujeres para integrarse en el mercado laboral formal (MUÑOZ, 2013, 139-160). Pamela O'Malley fue un caso excepcional. Había nacido en Irlanda y vino a España por razones personales. En Madrid trabajó en la enseñanza y se destacó primero sindicalmente y luego fue captada por el PCE para organizar las CC.OO. de Enseñanza.

6 INE, censos de 1960 y 1970 y EPA de 1975. Dipòsit d'Arxius de Cervera (DAC), cajas 150 y 165, Memorias anuales de la Delegación Provincial de Barcelona de la OSE, años 1968 y 1973. 7 AHT, Fundación 1º de Mayo, entrevistas a María Luisa Suárez, Pamela O'Malley, Josefina Samper, Vicenta Camacho y Paquita Martín.

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Las mujeres de la segunda generación nacieron entre 1932 y 19468. Vivieron la posguerra y también militaron mayoritariamente en el PCE. Ya encontramos mujeres que organizaron el movimiento obrero en sus fábricas: Josefa Pérez Grueso en el textil, Susana López en químicas y Julia Jiménez como administrativa en Metal Magda. Estas mujeres y las del tercer grupo tenían unas biografías similares a las de sus compañeros de generación, salvo en su relevancia política y sindical tras la legalización de CCOO. Empezaron a trabajar y a militar en los años sesenta, y ya en los setenta formaban parte de los jurados de empresa. En esta segunda generación también hubo algunas mujeres que no se integraron en el movimiento obrero a través del PCE, sino por impulsos personales de lucha contra la injusticia social, que canalizaron primero en las organizaciones obreras cristianas y luego en el movimiento obrero. En este sentido tenemos que interpretar también la trayectoria de dos abogadas laboralistas que aprendieron con María Luisa Suárez: Manuela Carmena y Cristina Almeida. Ellas no militaron directamente en el movimiento obrero, pero fueron importantes por su relación con los hombres y las mujeres de CC.OO.

Como se ha indicado, en el caso de Barcelona la división generacional no es tan clara, puesto que la industria barcelonesa favoreció la presencia en el mercado de trabajo regular de mujeres nacidas en los años veinte y treinta. Durante los años sesenta la participación femenina en CC.OO. adquirió diversas formas. Una de ellas fue la de mujeres que participaron en CC.OO. pero que no fueron consideradas militantes por el hecho de no trabajar en la industria o en algunos centros del sector servicios (como podían ser grandes hospitales) y por haber entrado en contacto con el movimiento a través de sus maridos. En este grupo se encuentran informantes nacidas entre 1918 y 19439. Estas mujeres participaron en asambleas y manifestaciones de CC.OO., en la elaboración y reparto de propaganda y facilitaron sus domicilios para realizar reuniones. Cuando se producían detenciones, algunas se organizaron colectivamente para asistir a los detenidos y favorecer la solidaridad con éstos. Sin embargo, como normalmente no asistían a las reuniones, no estaban en los centros de decisión política y estratégica de CC.OO. Su vinculación a través del marido y el hecho de no ser consideradas trabajadoras hacían que se las viese como “mujeres de”10.

Como sucedió en Madrid, gran parte de estas mujeres participaron en las redes de solidaridad del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC, el partido comunista en Cataluña)11. En algunos casos habían militado formalmente durante la guerra y la posguerra y estaban casadas con otros militantes, pero se habían retirado de la militancia formal para evitar que la represión afectase ambos miembros de la pareja y, por tanto, a los hijos. Otras mujeres se habían enterado de la militancia de su marido durante los años cincuenta o sesenta, cuando éste fue detenido por actividades relacionadas con CC.OO. o el PSUC. Posteriormente, decidieron implicarse en las redes solidarias del PSUC y CC.OO. No lo hicieron únicamente por colaborar con su esposo, sino por sus propios valores, a menudo trasmitidos por su familia de origen. De forma similar, algunas esposas de militantes católicos obreros que dieron un importante apoyo a su militancia habían participado previamente en organizaciones católicas obreras y habían adquirido en ellas una clara conciencia de clase12.

Otra forma de participación en CC.OO. fue la de mujeres que se vincularon al movimiento por su actividad profesional. Entre las entrevistadas, las hay nacidas de 1927 a 1950. Encontramos algunas abogadas

8 AHT, Fundación 1º de Mayo, entrevistas a Josefa Pérez Grueso, Julia Jiménez, Manuela Carmena, Lucía García, Susana López, Cristina Almeida. 9 AHCO, entrevista a Carmen Jiménez Tonietti. AML’H-AH, entrevista a Purificación Fernández García. FU, entrevista a Rosalia Sánchez Novell. Entrevistas a Paquita Clavería Palos, 08/02/2007; Pilar Ferrer Pla, 30/03/2003-26/04/2006; M.ª Rosa Martínez Bereda, 28/11/2007; Rosa M.ª Rísquez Gómez, 19/12/2007; Piedad Samper García 22-29/02/2008. 10 El papel ejercido por estas personas guarda relación con la figura de la “mujer de preso”, que tiene su origen en la represión política. (ABAD, 2008 y 2012). 11 AHCO, entrevista a Carmen Jiménez Tonietti. AML’H-AH, entrevista a Purificación Fernández García. Entrevista a Pilar Ferrer Pla, 30/03/2006-26/04/2006; Rosa M.ª Rísquez Gómez, 19/12/2007; Piedad Samper García 22/02/2006-29/02/2006. 12 Entrevistas a Paquita Clavería Palos, 08/02/2007 y M.ª Rosa Martínez Bereda, 28/11/2007.

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laboralistas13 y asistentes sociales14. Durante los años sesenta las asistentes sociales tuvieron un papel importante en varios núcleos de CC.OO. de la provincia de Barcelona. Habían entrado en contacto con militantes de CC.OO. a partir de su trabajo y éstos tuvieron mucho interés en integrarlas en el movimiento por sus conocimientos y los recursos a los que tenían acceso. Actuaron como militantes de pleno derecho, puesto que participaban en reuniones donde se decidían los objetivos y formas de actuación.

Finalmente, desde 1966 se puede detectar la presencia de mujeres consideradas militantes de CC.OO. por su condición de trabajadoras industriales, tanto obreras de fábrica como administrativas. Entre las entrevistadas, hay mujeres nacidas de 1915 a 1951. Cabe destacar que entraron en contacto con CC.OO. a partir de su militancia previa en el PSUC u organizaciones católicas obreras y, en menor grado, después de militar en otros movimientos sociales o por medio de los compañeros de trabajo. Algunas de las mujeres que comenzaron a militar en CC.OO. a través del PSUC ya estaban en contacto con el partido desde los años cincuenta o incluso antes15. No obstante, la mayoría eran más jóvenes, pues habían nacido a partir de 1940. Muchas procedían de familias que habían sufrido la represión franquista y que les transmitieron valores contrarios a la dictadura. Varios estudios centrados en Barcelona han mostrado la importancia de la transmisión familiar de la experiencia de la represión franquista y de los valores antifranquistas entre los militantes CC.OO., sobre todo entre los que iniciaron su militancia durante los años sesenta (BORDERÍAS-BORRELL-IBARZ-VILLAR, 2003; TÉBAR, 2004; DOMÈNECH, 2012). Esto se puede apreciar claramente entre las trabajadoras que comenzaron a militar en CC.OO. después de vincularse al PSUC. Sin embargo, no está tan claro entre las que lo hicieron a partir de organizaciones de apostolado obrero, que también tuvieron un papel muy relevante en CC.OO.16 Procedían de familias con diferentes orientaciones políticas. En general lo que las impulsó a implicarse en el movimiento obrero fue su propia militancia en las organizaciones obreras católicas, donde adquirieron una clara conciencia de clase (MARTÍNEZ HOYOS, 2000; FERRANDO, 2000).

LAS MILITANTES DE CC.OO. DURANTE LOS AÑOS SETENTA En esta década, en Madrid nos encontramos con un grupo bastante homogéneo de militantes, formado por mujeres nacidas entre 1947 y 195317. Desde muy jóvenes fueron protagonistas del movimiento obrero en la capital junto a sus compañeros aprendices. Eran sobre todo trabajadoras del textil y administrativas del metal. Cuando comenzaron a trabajar también se vinculan a diversos grupos de apostolado seglar. Esta primera fase de concienciación social la superaron con la entrada en la política clandestina, en partidos como el PCE, el Movimiento Comunista (MC) o la Organización Revolucionaria de Trabajadores y, sobre todo, con la actividad sindical. Sus referentes eran los hombres mayores de CC.OO. y los jóvenes con los que compartieron experiencias en las CC.OO. juveniles y las Juventudes Comunistas.

Los problemas que trataban los y las militantes sindicales se referían a la clase obrera como totalidad, dejando en un segundo plano los problemas como trabajadoras. Las militantes tuvieron que entrar en contacto con las mujeres del MDM o con el movimiento feminista de la Transición a la democracia, para que algunas empezaran a tratar los temas relativos a los derechos de las mujeres y las trabajadoras. Algunas intentaron introducirlos en el propio sindicato, con muchas dificultades (MUÑOZ, 2007: 245-285). Por otra parte, la implicación de estas trabajadoras en la lucha contra el franquismo no se vio compensada con puestos de relevancia sindical en la misma medida que sus compañeros, una vez alcanzada la legalización de CC.OO. (BABIANO, 2007: 57-58).

13 Véase el caso de Montserrat Avilés en TÉBAR, 2011. AHCO, entrevista a Remei Bona Puigvert. Entrevista a Ascensió Solé Puig, 27/12/2006. 14 AHCO, entrevistas a Remei Bona Puigvert, Anna Morató Sáenz, M.ª José Pardo Lanuza, M.ª Eugènia Sánchez Carraté y Conxita Vila Puigdefàbregas. Entrevista a MTR, 09/02/2007. 15 AHCO, entrevistas a Maria Bigordà Montmany, Celia García López, Francisca Redondo Cubero, Carme Giménez Tonietti. 16 A partir de AHCO, entrevistas a Resurrección Fernández Páez y Conxita Roig Frasquet. Entrevista a ALV, 30/01/2008. 17 AHT. Fundación 1º de Mayo, entrevistas a Begoña San José, Natividad Camacho, Dulce Nombre Caballero, M.ª Isabel Carrasco, M.ª Carmen Fraile, Raquel Soto, Alicia de Diego, Salce Elvira, Juana Navas, Pilar Durán, Ramona Parra, Rosario Arcas, Milagros Hernández, M.ª Jesús Vilches.

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En Barcelona, durante los años setenta, la implicación femenina en CC.OO. creció cuantitativamente y cambió cualitativamente. Las entrevistas muestran una notable presencia de trabajadoras industriales que fueron consideradas militantes. La mayoría habían nacido en los años cincuenta y tenían unos 20 años cuando empezaron a militar. Por lo que respecta a los motivos que las llevaron a implicarse en CC.OO., durante los años setenta la importancia de la transmisión familiar de valores antifranquistas de redujo, porque tenían orígenes variados y muchas familias silenciaron la represión política sufrida en la posguerra (BORDERÍAS-BORRELL-IBARZ-VILLAR, 2003: 191).

Las jóvenes militantes entraron en contacto con CC.OO. de diversas maneras. Las más habituales fueron a partir de la militancia en otros movimientos sociales o partidos políticos antifranquistas (como el PSUC, Bandera Roja o el MC), por una parte, y de los compañeros y compañeras de trabajo, por otra. En el primer grupo, la mayoría había nacido en la provincia de Barcelona, en familias de clase media o media-baja y habían podido cursar estudios de grado medio o incluso superior. Cuando se implicaron en las organizaciones antifranquistas, la idea de que los trabajadores eran los protagonistas en la lucha contra la dictadura y el capitalismo impulsó a algunas a dejar sus estudios o sus trabajos de “cuello blanco”, para buscar trabajo como operarias industriales. Una vez trabajaban como obreras empezaron a militar en CC.OO.18

Gran parte de las mujeres que se incorporaron a CC.OO. durante la primera mitad de los setenta lo hizo a través de compañeros o compañeras de trabajo19. La mayoría habían nacido fuera de la provincia de Barcelona y cursaron estudios primarios. Trabajaron como operarias industriales y su experiencia de trabajo fue determinante en su decisión de militar. Muchas de ellas entraron en organizaciones políticas de forma simultánea20 o poco después21. Otras mantuvieron una relación más distante con la política, aunque en el entorno del PSUC22.

La militantes CC.OO. jugaron un doble papel. Trataban de mejorar sus condiciones laborales planteando reivindicaciones en la empresa donde trabajaban, donde a veces militaban con otras mujeres que les servían de referentes. Además, eran las enlaces con la organización (clandestina) de CC.OO. La mayoría de informantes combinaron el liderazgo en sus respectivas empresas con la participación en organismos coordinadores de CC.OO., tanto de carácter local23 como sectorial24. Sin embargo, como sucedió en Madrid, pocas de ellas llegaron a adquirir puestos de liderazgo en las coordinadoras locales, sectoriales y en la Comisión Obrera Nacional de Catalunya (CONC)25.

Estas mujeres desafiaron los roles de género de la época de diversas maneras: con su militancia en una organización obrera antifranquista, con su continuidad en el mercado de trabajo regular y también con sus relaciones personales. Sin embargo, durante la dictadura la mayoría pensaban que los objetivos prioritarios de CC.OO. eran la consolidación del movimiento, la lucha contra la dictadura y la defensa de los derechos de los trabajadores (pensados en masculino). Posteriormente, la influencia del movimiento feminista de la Transición fomentó que algunas cuestionasen la definición masculina de la clase obrera, lo que implicó cambios en lo que entendían por trabajo, en las reivindicaciones y en cómo se debían organizar las trabajadoras. En Barcelona esta influencia se produjo a partir de las Jornadas Catalanas de la Mujer de mayo de 1976, ya que los núcleos del MDM se disolvieron entre 1969 y 1971 (VARO, 2012 b).

18 AHCO, entrevistas a Anna Bosch Parera, Núria Casals Pérez, Carme Ortega Company y M.ª Jesús Pinto Iglesias. FU, entrevista a Mercè Sellés Comellas. 19 En 10 de las 20 entrevistas analizadas para el período las informantes afirman que lo hicieron de esta manera. AHCO, entrevistas a M.ª Dolores Carrión Cazorla, Esperanza Calvo, Conchi Castellano Remesal, Aurora Gómez Cano, Isabel López López, Olga Miralles i Fossas, Consol Moreno Monterroso y Ángeles Romero Pérez. FU, entrevistas a Isabel Aunión Morro, Ana Hero Sirvent y Aurora Huerga Barquín. 20 AHCO, entrevistas a M.ª Dolores Carrión Cazorla y Esperanza Calvo. FU, entrevista a Isabel Aunión Morro. 21 AHCO, entrevistas a Aurora Gómez Cano, Isabel López López, Olga Miralles i Fossas y Consol Moreno Monterroso. 22 AHCO, entrevistas a Conchi Castellano Remesal y Ángeles Romero López. FU, entrevista a Aurora Huerga Barquín. 23 AHCO, entrevistas a Núria Casals Pérez, Josefa Moral Siles y Ángeles Romero Pérez. 24 AHCO, entrevistas a Núria Casals Pérez, Adoración Díez Hernando, Aurora Gómez Cano y M.ª Jesús Pinto Iglesias. 25 Para la CONC, AHCO, entrevistas a Anna Bosch Parera y Olga Miralles i Fossas.

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Algunas de las militantes de CC.OO. decidieron organizar la que sería a partir de 1978 la Secretaría de la Mujer de la CONC.

CONCLUSIONES La relación entre la militancia sindical y la política de las mujeres de CC.OO. en Barcelona y Madrid estuvo fuertemente condicionada por la participación de las mujeres en el mercado de trabajo y, sobre todo, por la masculinización de este movimiento sindical. Durante los años sesenta en Barcelona se pueden encontrar más mujeres trabajadoras industriales que se integraron en CC.OO. como militantes, debido a las características del mercado de trabajo de la zona. Sin embargo, tanto en Madrid como en Barcelona hubo numerosas mujeres que participaron en CC.OO. sin ser consideradas militantes porque no tenían un trabajo fuera del domicilio, a jornada completa y preferiblemente en la industria: no se correspondían a la idea de “trabajador” de los militantes. Eran vistas como “mujeres de”, por estar casadas con militantes. Por otra parte, en los inicios de CC.OO. sus militantes varones tendieron a entrar en contacto con mujeres que, por su profesión, tenían conocimientos útiles para el movimiento. En el caso de las mujeres trabajadoras, previamente habían tenido que mostrar su “valía” como militantes políticas o en organizaciones católicas obreras.

Por lo que hemos visto a lo largo de estas páginas, todo apunta a que esta situación cambió durante los años setenta. Tanto en Madrid como en Barcelona la voluntad de ampliar la capacidad de movilización hizo que los militantes varones también trataran de integrar en CC.OO. a trabajadoras industriales. Además, una generación de mujeres jóvenes quiso participar en el movimiento. Una parte importante de éstas se habían implicado previamente en organizaciones de la izquierda antifranquista; otras se vincularon a CC.OO. a través de compañeros o compañeras de trabajo, y para ellas el elemento de “concienciación” más importante fue la propia experiencia laboral. Sin embargo, el carácter socio-político de CC.OO. y la propia dictadura favoreció su politización y que muchas de ellas también militasen en grupos políticos antifranquistas.

En definitiva, la dictadura, el carácter socio-político de CC.OO. y la propia masculinización del movimiento obrero favorecieron que entre las activistas de CC.OO. hubiera una profunda imbricación entre la militancia política y social. Estas mujeres decidieron ejercer la ciudadanía en una época en que ésta estaba “secuestrada” por el régimen franquista (CAPARELLA, 2007), y para hacerlo rompieron las normas de género del momento.

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