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“Mens sana in corpore sano”Esos consejos para estar lo mejor posible y rendir al máximo,

en nuestro estudio, en la oposición,… y en la vida.


Capítulo 2: Tonificando el cuerpo. Los consejos que se ofrecen a continuación están

especialmente pensados para aquell@s que no practican habitualmente ningún deporte ni realizan frecuentemente actividad física concreta.

Se trata, por tanto, de refrescar esas nociones básicas que acercan la actividad física a lo cotidiano.

No se pretende “entrenar” ni convertir el deporte en el centro de la “agenda semanal”, sino adoptar algunos hábitos que ayuden a nuestro cuerpo a tener un mínimo de tono muscular para evitar que la fatiga y el estrés entren en escena.


Cap. 2.1: Metas asequibles Es muchísimo más eficaz y motivador,

comenzar con metas pequeñas y asequibles e irlas subiendo, que aspirar a grandes entrenamientos para luego no cumplirlos y frustrase.

10 minutos de gimnasia o 30 de caminar deprisa pueden ser la base para construir nuevos hábitos agradables y, sobre todo, que luego apetezca mantener.


Cap. 2.2: Busca aquello que te gusta El objetivo es ser constante e incorporar a tu vida una

forma de actividad física, por tanto, dar con aquello que te gusta será fundamental para lograrlo.

Si no sabes cuál es tu deporte, ve probando varios: gimnasia, correr, natación, caminar, montar en bicicleta, etc. Si no te decides, ve intercalándolos hasta descubrir cuál es al que más te adaptas.

No hay prisa, ¡el proceso ya es beneficioso!


Cap. 2.3: No te dejes desanimar Una vez que encuentres el entrenamiento adecuado para

ti, practícalo durante dos semanas como mínimo antes de valorarlo: sólo cuando el cuerpo esté tan ágil como para realizar los movimientos necesarios con facilidad y la coordinación se haga sin pensar, sentirás la verdadera satisfacción de practicar esa actividad.

Paralelamente, escucha siempre a tu cuerpo: si determinados ejercicios te producen dolores de espalda o en las articulaciones, interrumpe el entrenamiento. Puede ser que no estés realizando los ejercicios correctamente. En este caso lo recomendable es acudir a un gimnasio para que un entrenador profesional te

dé unas pautas de entrenamiento adecuadas a tu físico.


Cap. 2.4: Constancia y frecuencia.

Hacer ejercicio de forma regular es la mejor forma de llenarnos de energía y recargar las pilas para el día siguiente. Esto ocurre porque vivimos gobernados por las hormonas y cuando hacemos ejercicio nuestro cuerpo segrega endorfinas, hormona que es considerada una droga natural ya que produce placer, alegría, bienestar y euforia. Por eso tras realizar ejercicio nos quedamos con la sensación de sentirnos muy bien y con mucha energía.

Pasadas las primeras sesiones que suelen ser las que cuestan un poco más, disfrutamos de las sensaciones positivas. La constancia es la forma de llegar a ellas y ¡¡mantenerlas!!

Además, si hay frecuencia entre las sesiones de actividad física, nos ayudamos a tener ganas de la siguiente sesión. Es decir, no solo no es beneficioso para el cuerpo darse un “atracón” de deporte un día a la semana, sino que además al dosificarlo y practicarlo con frecuencia, el cuerpo tiene la memoria de las sensaciones positivas y le “apetece” más.


Cap. 2.5: ¡No tengo tiempo! Está demostrado que el ejercicio tiene un efecto acumulativo, por lo

tanto 10 minutos de cualquier rutina en la mañana antes de partir al trabajo, una caminata de 10 minutos después del almuerzo por los alrededores de la oficina y otros 10 minutos de paseo continuo antes de coger el coche y volver a casa, tienen un buen efecto para acondicionarnos físicamente. ¡Ya no hay excusas con respecto al tiempo!

No podemos negar que tenemos obligaciones y responsabilidades que marcan horarios y condicionan las actividades que realizamos en nuestra jornada, pero también es verdad que, sin descuidar esa realidad, podemos priorizar para reservar “momentos” para esa vida más activa físicamente: por ejemplo, no desaprovechar las oportunidades de mantenerse en forma que puede suponer sencillamente olvidar el ascensor, y subir escaleras; ir de compras a pie en lugar de en coche, en lugar de ir a la parada de autobus/ metro más cercana, ir a la siguiente, etc Cualquier movimiento que conduzca a una respiración más intensa, es un pequeño entrenamiento. ¡Busca el tuyo!


Así que, recuerda:

Ponte metas asequibles. Busca lo que te gusta. Inténtalo durante un mínimo de dos semanas antes de

valorar una nueva actividad deportiva. Escucha a tu cuerpo. Las claves: constancia y frecuencia. El ejercicio tiene un efecto acumulativo: ¡siempre hay

tiempo aunque sea en ratitos de 10 minutos!


¡¡Estaremos mejor, nos sentiremos mejor y rendiremos más!!

Quien se habitúa a realizar actividad física suele tener un mayor bienestar general, consigo mismo y con los demás. Ayuda a descargar tensiones de diverso tipo y a aportar alegría, diversión y confianza en uno mismo.

Imagen obtenida de http://blogsaludmentaltenerife.blogspot.com/2010_10_01_archive.html

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