Medicina respiratoria - Neumología y Salud · 15 Asma en el lactante y preescolar ... 50 centros...
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Medicina respiratoria
* EDITA: Neumología y Salud, S.L. Condes de Aragón, 14, 10.º B. 50009 Zaragoza www.neumologiaysalud.es
ISSN: 1889-1535.
Depósito Legal: Imp. Santos S.L. BU-201/2008
Abril 2013. Vol. 6 N.º 1
Nota: Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los editores la reproducción parcial o total de esta publicación por cualquier medio o procedimiento.
índice 5 Editorial
7 Detección precoz del cáncer de pulmón
LUIS SEIJO MACEIRAS
15 Asma en el lactante y preescolar
JOSÉ RAMÓN VILLA ASENSI
25 Inmunoterapia con alérgenos para las enfermadades alérgicas respiratorias mediadas por IgE
JUAN FRAJ LÁZARO
33 Medidas prácticas para la prevención de la neumonía nosocomial
MIQUEL FERRER
GIANLUIGI LI BASSI
ANTONI TORRES
45 Actualización de las nuevas vacunas frente a la tuberculosis
ANA MARÍA CORDERO CRUZ
RUTH GIL PRIETO
ANGEL GIL DE MIGUEL
53 Rehabilitación respiratoria. Mantenimiento de los beneficios:¿Tele-Rehabilitación?
JUAN B. GÁLDIZ ITURRI.
AMAIA GOROSTIZA MANTEROLA
editorialLa causa más frecuente de muerte por cáncer es el cáncer de pulmón, con
una supervivencia del 15% a los 5 años en nuestro país. Ante tal cifra el Dr.
Luis Seijo, de la IIS Fundación Jiménez Díaz nos impulsa a reconsiderar
los esquemas de actuación vigentes sobre la detección precoz del cáncer
pulmonar. Los esfuerzos para mejorar la situación se dirigen en dos senti-
dos:1.Adelantar la máximo la detección precoz del tumor y 2.Mejorar su
tratamiento una vez diagnosticado. El artículo del Dr. Seijo se centra en el
primero, dedicando su atención al examen de los procedimientos de detección
mediante técnicas de imagen. Son ya suficientes los años transcurridos desde
que comenzó a usarse la TAC para este propósito. El periodo de tiempo ha
permitido la incorporación de refinamientos técnicos en la TAC y la dispo-
nibilidad de resultados de estudios con suficiente número de pacientes y su-
ficiente periodo de observación. El artículo presenta con claridad y rigurosa
crítica los datos obtenidos y pone de manifiesto la necesidad de una toma de
posición sobre la actitud clínica a seguir a partir de ahora.
Las características de los episodios de disnea y sibilantes en el niño me-
nor de 6 años, su significado y trascendencia al pasar a la adolescencia y al
periodo adulto vienen siendo en las últimas décadas objeto de gran interés,
particularmente por pediatras, epidemiólogos y médicos de adultos dedica-
dos a la atención del enfermo asmático. El Dr. José Ramón Villa, del H.
Infantil Univ. del Niño Jesús ha dedicado buena parte de su actividad a estos
aspectos y revisa para nuestros lectores los diversos aspectos de la cuestión,
además de proponer la personalización del tratamiento con sus particulari-
dades y dificultades.
La inmunoterapia específica con alergenos aplicada a los procesos alér-
gicos respiratorios es un asunto sometido a constante debate y particular
progreso en los últimos lustros. El Dr. Juan Fraj, del Servicio de Alergología
6
en el H. Clínico Univ. Lozano Blesa, revisa el debate y detalla el progreso al-
canzado en la calidad de los extractos alergénicos, su mecanismo de acción y
los criterios de su aplicación en el tratamiento de la alergia respiratoria me-
diada por IgE. Con ello facilita la puesta al día sin prejuicios en un aspecto
terapéutico del asma no bien conocido y poco considerado entre los médicos
no alergólogos dedicados a la atención de enfermos asmáticos.
El Dr. Miquel Ferrer, con el grupo del Servicio de Neumología del H Clinic-
IDIBPS, en la Univ. de Barcelona interesado en las infecciones respirato-
rias graves, presentan las medidas y propuestas para la prevención de la
neumonía en los pacientes hospitalizados y sometidos a técnicas invasivas y
ventilación mecánica. Tras revisar las medidas más eficaces, argumentan la
superioridad de adoptar una estrategia múltiple que aproveche sus beneficios
y orientan sobre la forma de aplicar dicha estrategia para unos resultados
óptimos.
Los Doctores Ana Mª Cordero, Ruth Gil y Ángel Gil del Departamento de
Medicina Preventiva, Salud Pública, Inmunología y Microbiología Médica
de la Univ. Rey Juan Carlos describen las posibilidades de prevención anti-
tuberculosa ofrecidas por la BCG y las diferencias y ganancias de las nue-
vas estrategias de prevención prometidas por las nuevas vacunas contra la
tuberculosis. Finalmente, como un interesante paso hacia delante, presentan
posibilidad en un próximo futuro de disponer de “vacunas terapéuticas” y sus
candidatos como coadyuvantes del tratamiento convencional.
Gracias a los esfuerzos para demostrar su utilidad mediante sólidos ensayos
clínicos, en los últimos años la rehabilitación respiratoria ha ganado una
merecida posición en el tratamiento de diversas enfermedades respiratorias,
particularmente en la EPOC. Su talón de Aquiles, sin embargo, parece locali-
zado en el mantenimiento de sus beneficios a largo plazo. El Dr. Juan B. Gál-
diz, del H. Univ. de Cruces ofrece su propuesta de la aplicación de técnicas
de telemedicina a programas de seguimiento a domicilio de la rehabilitación
de pacientes con EPOC. La propuesta puede asegurar el éxito del manteni-
miento continuado de enfermos crónicos y merece una seria consideración.
Dr. Joaquín Sanchis y
Dr. Víctor Sobradillo
Medicina respiratoria
7
Introducción El cáncer de pulmón es la causa más frecuente de muerte
por cáncer en hombres y se postulará en breve como la pri-
mera causa de muerte por cáncer en las mujeres, superando
a la mortalidad asociada al cáncer de mama.1 El pronósti-
co de los pacientes diagnosticados de cáncer de pulmón es
nefasto en general, puesto que la mayoría de ellos padecen
un estadio avanzado en el momento del diagnóstico. La qui-
mioterapia tampoco ofrece tasas de respuesta altas.2 En
consecuencia, la supervivencia actual a los 5 años no supe-
ra el 13-18%.3 El reto de la detección precoz del cáncer
de pulmón sigue vigente, aunque los resultados de varias
iniciativas internacionales comienzan a dar su fruto, pues
se ha demostrado una mejoría notable de la supervivencia
en pacientes diagnosticados mediante TAC de baja dosis de
radiación. En concreto, los resultados del National Lung
Screening Trial (NLST), un ensayo controlado y aleatori-
2013, 6 (1): 7-14
Detección precoz del cáncer de pulmón
RESUMEN
El cáncer de pulmón es la causa más frecuente de muerte por cáncer en el mundo. La mayor parte de los pacientes diag-nosticados de forma convencional tienen un pronóstico nefasto, y la supervivencia a los 5 años no supera el 15% en nuestro país. La detección precoz de esta patología por radiografía de tórax ha sido descartada tanto por el resultado de ensayos clínicos pretéritos como por las pruebas actualizadas por el estudio PLCO. Sin embargo, la criba mediante TAC de baja do-sis de radiación anual ha demostrado una mejoría notable en la supervivencia de los enfermos que promete revolucionar el estado de la cuestión. Los críticos de esta técnica se oponen al cribado o a su uso generalizado más allá de ensayos clínicos, por el alto riesgo de falsos positivos que puede suponer, el riesgo de la radiación a largo plazo, o el sobre-diagnóstico. A pesar de ello, son cada día más las sociedades médicas que recomiendan el cribado mediante TAC de baja dosis en sujetos adecuadamente seleccionados.
Palabras clave: Cáncer de pulmón, TAC, Detección precoz, Cribado.
LUIS SEIJO MACEIRAS
Médico Adjunto, Servicio de NeumologíaIIS-Fundación Jimenez Díaz-CIBERES
e-mail: [email protected]
8
zado patrocinado por el Instituto del Cáncer (NCI) de los
EEUU se han publicado recientemente. De entre ellos des-
taca una reducción de la mortalidad de al menos un 20%
en los sujetos diagnosticados precozmente, en comparación
con aquellos sometidos a un cribado de control median-
te radiografía de tórax.4 Otras iniciativas, como el estudio
de la cohorte del International Early Lung Cancer Action
Program (iELCAP), un consorcio internacional de más de
50 centros que utiliza un protocolo de detección común,
también han demostrado tasas de curación y supervivencia
a los 10 años muy elevadas.5 En consecuencia, un creciente
número de sociedades científicas apoyan el cribado para
sujetos bien seleccionados, a la espera de los resultados de
otros ensayos aleatorizados como el NELSON europeo.
Definición del concepto de detección precoz y consideraciones generales.La detección precoz del cáncer de pulmón puede definirse
en el contexto actual como el uso protocolizado de técnicas
de imagen en una población de alto riesgo con el propó-
sito de lograr una deriva poblacional en la estadificación
del cáncer de pulmón. Se ambiciona conseguir una mejoría
global de la supervivencia que no se vea contrarrestada por
un aumento de la morbi-mortalidad atribuible a la rea-
lización de técnicas cruentas en pacientes que no tengan
cáncer (falsos positivos). Son fundamentales para la con-
secución de este fin, una adecuada adherencia al protocolo
de cribado así como el estricto seguimiento del mismo para
evitar un exceso de biopsias en la mayoría de sujetos con
nódulos pulmonares de etiología benigna. La experiencia
del centro, de los radiólogos, y la coordinación entre estos
y los neumólogos responsables de comunicar los resultados
al enfermo son clave para mitigar la ansiedad que puedan
producir los falsos positivos, evitar malentendidos y optimi-
zar el seguimiento de los pacientes.
Al hablar de cribado o detección precoz de cáncer de pul-
món asumimos que:
(1) el tamaño de un cáncer de pulmón importa tanto o
más que su biología, (2) los cánceres de pulmón detectados
por el cribado son muy similares a los detectados de forma
convencional, (3) la inmensa mayoría de cánceres de pul-
món detectados por el cribado son invasivos y letales, (4)
podemos minimizar los falsos positivos, y (5) el riesgo de
la radiación y el gasto ocasionado son asumibles. Por últi-
mo, es importante recalcar que la detección precoz no debe
Detección precoz del cáncer de pulmón L. SEIJO
FIGURA 1. Carcinoma de pulmón detectado mediante TAC de baja dosis (flecha). El crecimiento es la clave para determinar la necesidad de una biopsia.
Medicinarespiratoria
9
considerarse jamás como una alternativa a la deshabitua-
ción tabáquica, sino como un complemento de la misma.
Cribado mediante radiografía de tórax.Lecciones del pasado y del presente.Los resultados de múltiples ensayos clínicos realizados
en los años setenta y ochenta fueron desalentadores para
el cribado del cáncer de pulmón mediante radiografía de
tórax convencional. Varias iniciativas lideradas por el NCI
fracasaron en su intento de demostrar una mejoría de la
supervivencia en sujetos sometidos a cribado
mediante esta técnica radiológica con o sin ci-
tología de esputo.6,7 Dichos ensayos, realizados
en centros de reconocido prestigio, no estuvieron
exentos de errores metodológicos que ponen en
cuestión sus resultados, como es el caso de que
varios compararon el cribado anual no con la au-
sencia de intervención si no con un protocolo de
cribado más frecuente, o cometieron errores de
aleatorización que contaminaron los resultados.
En todo caso, los hallazgos fueron negativos en
cuanto a mortalidad se refiere,7 a pesar de que el
cribado se asoció a una mayor detección de cán-
cer, mayor resecabilidad, y mayor supervivencia,8
o incluso comparando los mismos con series
históricas contemporáneas del propio NCI.9 En
general, la ausencia de beneficio se ha atribuido
históricamente al sobre-diagnóstico, hecho fre-
cuente en otras neoplasias como el adenocarci-
noma de próstata.
La publicación reciente de los resultados de
otra iniciativa del NCI norteamericano conocida
como el ensayo PLCO (Prostate, Lung, Colorec-
tal and Ovarian cancer randomized study) ha
sentenciado el debate en detrimento del cribado
de cáncer de pulmón mediante radiografía de tó-
rax convencional.10 En ese estudio que compara el cribado
anual durante 3 años con un grupo control, se objetivó una
incidencia acumulada tras 13 años de seguimiento de 20,1
cánceres por cada 10.000 personas-año en el grupo de cri-
bado y de 19,2 en el grupo control (OR; 1.05, IC del 95%,
0.98-1.12). Las muertes por cáncer de pulmón fueron muy
similares tanto en el grupo de cribado (1213), como en el
grupo control (1230). La histología de los tumores detec-
tados y su estadio en el momento del diagnóstico también
fueron muy similares en ambos grupos. Tan sólo el 32% de
los cánceres de pulmón detectados en el grupo de cribado
se encontraban en estadio I. La adherencia al protocolo fue
aceptable (87%). En consecuencia, los autores concluye-
ron que la realización de una radiografía de tórax anual a
un grupo de sujetos de riesgo no reduce la mortalidad por
cáncer de pulmón en comparación con la práctica clínica
FIGURA 2. Nódulo pulmonar detectado mediante angiocorona-riografía por TAC (flecha). Nódulo típico del cribado, de peque-ñas dimensiones y que no precisa biopsia, tan sólo seguimiento radiológico.
10
habitual. Cabe destacar, sin embargo, que más de la mitad
de los cánceres de pulmón se detectaron tras concluir las 3
rondas de cribado, hecho que podría ocultar el beneficio de
la radiografía anual.
Cribado mediante TAC de baja dosis de radiación. Hacia una revolución en el diagnóstico y supervivencia en el cáncer de pulmón.Los primeros indicios de que la TAC de baja dosis de ra-
diación si podía producir un vuelco en el estado de la cues-
tión datan de 1999, cuando se publicaron los resultados
del estudio pionero del Early Lung Cancer Action Program
(ELCAP), un ensayo prospectivo multicéntrico liderado
por la Dra Henschke de la Universidad de Cornell en Nueva
York.11 En ese estudio, un 89% del total de cánceres detec-
tados en una población de aproximadamente mil individuos
fueron resecables. Otros ensayos posteriores confirmaron la
eficacia de la TAC como herramienta capaz de diagnosti-
car el cáncer de pulmón en estadios precoces, aunque por
su limitado tamaño muestral ninguno pudo demostrar una
reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón atribui-
ble al cribado mediante TAC.12,16
Las evidencias acumuladas en el momento actual suponen
un claro respaldo científico a favor del cribado. Entre los
estudios más destacados en este sentido, cabe resaltar los
resultados del consorcio iELCAP, una continuación inter-
nacionalizada del proyecto original de la Dra. Henschke,
cuyo miembro más destacado en nuestro país es el grupo
de la Universidad de Navarra, liderado por el Dr. Zulueta
(ver experiencia nacional), el NLST, y el estudio NELSON
europeo del que de momento sólo conocemos resultados
preliminares. Se trata de un grupo de ensayos heterogéneo
en cuanto a metodología y protocolo de cribado. Tanto
NELSON como el NLST gozan de un diseño aleatorizado,
mientras que el iELCAP es un estudio observacional pros-
pectivo sin grupo control. Los resultados de este último se
publicaron en el año 2006, mientras que los del NLST lo
fueron el año pasado.
Tras el éxito del estudio piloto publicado en 1999, el gru-
po ELCAP se transformó rápidamente en un consorcio
multicéntrico y plurinacional conocido en la actualidad
como el International Early Lung Cancer Action Program,
(iELCAP).5 Todos los centros que participan en este con-
sorcio se comprometen a utilizar un único protocolo de cri-
bado, modificado en más de una ocasión desde sus inicios.
Los criterios de inclusión pueden variar de centro a centro,
pero se trata de incluir a un gran número de sujetos de
riesgo, incluyendo fumadores o ex fumadores de más de
40 años de edad con un hábito tabáquico acumulado de
al menos 10 paquetes-año (el equivalente de 1 paquete de
cigarrillos diario durante 10 años o más) En general, se
considera positivo aquel estudio basal que identifique al
menos un nódulo pulmonar sólido o parcialmente sólido no
calcificado de 5 mm de diámetro o mayor, o de nódulos no
sólidos mayores de 8 mm de tamaño. El crecimiento de un
nódulo independiente de su tamaño o la aparición de un nó-
dulo nuevo en la TAC de seguimiento también se consideran
positivos. En principio no se recomienda la biopsia a no
ser que el nódulo en cuestión mida más de 15 mm, ya que
la mayoría de nódulos detectados es subsidiaria de control
radiológico mediante TAC a intervalos especificados por el
protocolo.5
Los resultados del estudio iELCAP se publicaron hace
más de 5 años.5 En el momento de su publicación se había
diagnosticado un total de casi 500 cánceres de pulmón en
30.000 sujetos, de los que un 85% se encontraban en es-
tadio I. La supervivencia a largo plazo se mantiene hasta
la fecha en torno al 80%, y es especialmente favorable en
aquellos operados al mes de realizarse la TAC de cribado.
Estos resultados tan positivos han sido ampliamente criti-
cados entre otros por el Dr. Bach, autor de guías clínicas
contrarias al cribado, quien considera estadísticamente
improbable el número de cánceres detectados en estadios
tempranos.17 Cierto es que la incidencia de estadios I en
algunos estudios de detección precoz se sitúa en torno al
Detección precoz del cáncer de pulmón L. SEIJO
Medicinarespiratoria
11
56% de media, muy inferior a iELCAP, aún así mejoran-
do con creces la situación actual. La posibilidad de sobre-
diagnóstico, aunque real, parece poco importante puesto
que la totalidad de sujetos diagnosticados de cáncer en el
grupo de cribado que optaron por no operarse, fallecieron
a consecuencia del cáncer en un plazo breve de tiempo.
También se ha criticado a iELCAP por la ausencia de un
grupo control, hecho que aunque a priori puede parecer un
hándicap, desde el punto de vista metodológico tiene varias
ventajas. Al tratarse de estudiar las virtudes de una prueba
diagnóstica en una población de riesgo con una incidencia
de cáncer baja, inferior al 2%, el diseño prospectivo sin
grupo control permite limitar el tamaño muestral necesario
para obtener conclusiones. Además, dicho diseño, a diferen-
cia del aleatorizado, es dinámico, motivo por el que ofrece
la posibilidad de incorporar con el paso del tiempo más
grupos al estudio y por lo tanto más pacientes, además de
innovaciones técnicas y cambios en el protocolo imposibles
de realizar en un estudio supuestamente riguroso y contro-
lado como el NLST. Como ya sentenció el Dr. Tobin en un
editorial memorable criticando la sacrosanta fe en el para-
digma del ensayo aleatorizado, ¨las guías clínicas basadas
en pruebas de nivel 1, que ignoran ensayos no aleatoriza-
dos, también pueden matar.¨18
Afortunadamente, el debate metodológico abierto por
iELCAP puede considerarse cerrado por el estudio NLST.4
Se trata en este caso de un ensayo aleatorizado que con-
tó con la participación de más de 53.000 fumadores con
edades comprendidas entre los 55 y 74 años, con un hábito
tabáquico acumulado de al menos 30 paquetes-año, y con
una adherencia ejemplar de más del 90%. En el momento
de su diseño, se optó por incluir un grupo control con radio-
grafía de tórax anual anticipando la posibilidad de que el
PLCO resultase favorable a la misma, hecho que como ya
FIGURA 3. Algoritmo de trabajo basado en el protocolo iELCAP. La inmensa mayoría de los nódulos de-tectados por TAC de baja dosis son benignos, subcentimétricos, y tan sólo precisan seguimiento radiológico. El comportamiento y tamaño del nódulo son fundamentales.
12
hemos comentado no se produjo. En el grupo de interven-
ción se optó por 3 rondas anuales de cribado mediante TAC
de baja dosis, con seguimiento a 10 años. A diferencia del
protocolo iELCAP, se consideró un estudio positivo todo
aquel que objetivase la presencia de uno o más nódulos
pulmonares de al menos 4 mm de diámetro (las medicio-
nes en estos ensayos generalmente son bidimensionales, no
volumétricas, teniendo en cuenta diámetro máximo y mí-
nimo por razones que huelga detallar en este manuscrito)
Por este motivo, se objetivaron un gran número de falsos
positivos en el grupo de cribado (24%) y en total más del
90% de los hallazgos considerados relevantes fueron falsos
positivos, si bien menos del 1% de los pacientes sin cáncer
sometidos a una prueba invasiva sufrieron complicaciones
a consecuencia de la misma.
El tamaño muestral del NLST pretendía detectar, como así
ocurrió, una reducción en la mortalidad de al menos 20%
en el grupo de cribado en comparación con el grupo con-
trol. El estudio concluyó prematuramente en el año 2010
tras alcanzarse el objetivo predeterminado. Se produjeron
247 muertes en el grupo de TAC y 309 muertes en el gru-
po control. En ese momento se informó a los participantes
en el grupo control de los resultados y del perjuicio que
podrían sufrir por no verse sometidos a cribado mediante
TAC de baja dosis. Cabe destacar que la diferencia entre
los dos grupos fue máxima a los 3 años de iniciarse el estu-
dio, y que un porcentaje no desdeñable de casos de cáncer
de pulmón fue detectado tras concluirse las 3 rondas de
cribado anual, hecho que como es lógico minimiza el bene-
ficio real de dicho cribado tal como ocurrió con el PLCO.
El porcentaje de estadios I diagnosticados en el grupo de
cribado por TAC a los 3 años fue del 70%. Este porcentaje
disminuyó considerablemente durante el seguimiento pues-
to que los nuevos cánceres en ese grupo se diagnosticaron
por definición de forma convencional a partir del tercer
año. Por otra parte, se desconoce la magnitud del sesgo del
voluntario sano, aquel que se incorpora al estudio por tener
un mayor riesgo de cáncer de pulmón (p.ej., antecedentes
familiares). Mención aparte merece el modo de notificar
el resultado de las rondas de cribado a los sujetos, que se
hizo por correo sin ceñirse a un protocolo de seguimiento
estricto. Este proceder puede mermar significativamente el
beneficio del cribado exponiendo al sujeto a pruebas cruen-
tas realizadas precipitadamente sin reparar en la idoneidad
y fiabilidad de un seguimiento radiológico protocolizado.
El estudio NELSON, al igual que el NLST es un ensayo
clínico aleatorizado y controlado que comenzó a reclutar
sujetos sanos en el año 2003 comparando cribado median-
te TAC de baja dosis con la ausencia de intervención.19 Los
resultados de esta iniciativa europea que cuenta con más de
16.000 sujetos todavía no se han publicado. De momento
si sabemos que al restringir los criterios de positividad a
nódulos de mayor tamaño, incluyendo análisis volumétrico,
la tasa de falsos positivos se ha visto reducida de forma
dramática.20
Experiencia en nuestro medio con TAC de baja dosis.Como ya se ha mencionado antes, el Dr. Javier Zulueta ha
sido pionero del cribado de cáncer de pulmón en nuestro
país. Su aportación, siempre destacada en cuanto a núme-
ro de sujetos aportados al estudio iELCAP, lo es además en
cuanto al refinamiento de nuestro conocimiento de los vín-
culos que unen patologías tan prevalentes en nuestro país
como el cáncer de pulmón y la EPOC o el enfisema. Fue
artífice junto con el Dr. De Torres de la primera publicación
que demostró la asociación entre el enfisema diagnostica-
do por TAC y el riesgo de cáncer de pulmón.[21] Su grupo
además ha contribuido a conocer el papel que puede des-
empeñar la medicina nuclear en el estudio de nódulos pul-
monares detectados por TAC, además de aquellos factores
o variables que condicionan la adherencia a un programa
de cribado de cáncer de pulmón.22,23 Por último, también
ha aportado pruebas en contra de la hipótesis del sobre-
diagnóstico, al demostrar que los tumores detectados por
cribado son desde un punto de vista molecular e histológi-
co indistinguibles de los tumores que todos conocemos y
tememos.24
El Instituto Valenciano de Oncología con el liderazgo del
Dr. José Cervera, también ha acumulado mucha experiencia
Detección precoz del cáncer de pulmón L. SEIJO
Medicinarespiratoria
13
en este ámbito ciñéndose al protocolo iELCAP y reprodu-
ciendo con gran fidelidad los resultados ya conocidos en
más de 5000 sujetos estudiados en la comunidad valen-
ciana, (ponencia en la reunion de invierno de la SEPAR.
Sevilla 2013).
Riesgos de la radiación, coste, sobre diagnóstico, y deshabituación tabáquica. El riesgo asociado a la radiación ionizante recibida con
motivo del cribado mediante TAC de baja dosis se postula
como una de las mayores preocupaciones relacionadas con
el futuro de estos programas de cribado. Algunas estima-
ciones apuntan a la radiación atribuible a técnicas de ima-
gen convencionales como causa de hasta 4.100 cánceres en
pacientes sometidos a dosis habituales.25 Como ya hemos
comentado, la mayoría de estudios incluyendo el NLST e
iELCAP se limitan a 3 rondas de cribado, motivo por el que
la participación continuada más allá de tres años supone
un riesgo acumulado incierto. En este sentido, cabe desta-
car que la dosis de una TAC convencional supera con creces
la dosis de la TAC de cribado que es entre 8 y 27 veces
inferior (1-2 mSv). Dicha dosis incluso es inferior a la ra-
diación ambiental que nos rodea, que se calcula en 3 mSv
aproximadamente, el equivalente a 1-3 TAC de baja dosis.26
Por este motivo, es poco probable que la participación en
un programa de cribado suponga un riesgo importante de
desarrollar cáncer de pulmón. Además, el refinamiento
constante de la técnica supone una continua reducción en
la dosis de radiación necesaria para valorar el tórax, hecho
que por si solo supone una tranquilidad añadida.
El coste de un programa de cribado ya ha sido analizado
por los investigadores de iELCAP y es favorable, suponien-
do el estudio basal un dispendio de $2.500 por cada año de
vida salvado.27 Los resultados del NLST están pendientes.
Tan sólo la posibilidad del sobre diagnóstico pone en cues-
tión la validez de este cálculo. Pero como ya se ha comenta-
do, es poco probable que el riesgo de sobre-diagnóstico de
un cáncer de pulmón supere el 10-20%, puesto que cono-
cemos la evolución natural del cáncer detectado mediante
cribado en pacientes que se niegan a operarse, existen series
históricas de necropsias que lo descartan, o por el estudio
molecular e histopatológico de los cánceres diagnosticados
por cribado. Por último, una estimación reciente sugiere
que el coste de cribado de cáncer de pulmón es inferior
o similar al de cribado de cáncer colorrectal, mama, o de
cuello de útero.
Como se comenta al principio de este manuscrito, la incor-
poración de un sujeto a un programa de cribado no debe
suponer en ningún caso un salvoconducto para continuar
fumando. Algunos autores han criticado el gasto en detec-
ción precoz puesto que opinan que ese dinero estaría mejor
empleado en financiar iniciativas y programas de desha-
bituación tabáquica.28 Sin embargo, cualquier programa
de cribado supone una oportunidad para la deshabituación
tabáquica de sus participantes como así lo han demostrado
varios investigadores.29-30 De hecho, existen pruebas de que
la participación en estudios de cribado, tanto en el grupo
control como en el de TAC se asocia a una mayor abstinen-
cia tabáquica.31
ConclusionesLa última década ha visto como una serie de iniciativas y
ensayos clínicos han reabierto el debate en torno al criba-
do de cáncer de pulmón. Los resultados de la cohorte de
iELCAP, así como los del estudio NLST suponen un vuelco
en la situación de inmovilismo de los últimos años, ya que
en el momento actual cada vez son más las sociedades mé-
dicas que se postulan a favor del cribado mediante TAC de
baja dosis, incluyendo la American Thoracic Society, Ame-
rican College of Chest Physicians, y la American Society
of Clinical Oncology. El debate sigue abierto en torno a la
magnitud del beneficio, los riesgos del cribado, el coste y
la logística de un programa a gran escala, pero ha llegado
el momento de ponerse manos a la obra para cambiar el
curso de la epidemia de muertes por cáncer de pulmón que
azota nuestro medio.
14
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Detección precoz del cáncer de pulmón L. SEIJO
Medicina respiratoria
15
Asma en el lactante y preescolar
JOSÉ RAMÓN VILLA ASENSI
Jefe de Sección de NeumologíaHospital Infantil Universitario Niño Jesús. Madrid
e-mail: [email protected]
RESUMEN
Casi la mitad de los niños sufren algún episodio de disnea y sibilancias antes de los 6 años de edad y cerca del 20% tienen sibilancias recurrentes (tres o más episodios). La mayoría de estos niños tienen episodios de sibilancias exclusivamente con las infecciones virales y tienen tendencia a mejorar a lo largo de la primera infancia. Por otro lado, la gran mayoría de los adultos asmáticos comenzaron con su asma en los primeros años de vida. Las infecciones virales juegan un papel fundamental en las crisis de asma en el niño y se discute cual puede ser su papel en el desarrollo de asma en los primeros meses de vida.
Los síntomas del asma en el niño pequeño, aunque característicos, son inespecíficos y comunes a otras enfermedades res-piratorias. Esta inespecificidad ocasiona que muchos pacientes estén infradiagnosticados y también, que por el contrario, pueda haber una sobreestimación del diagnóstico en edades en que las sibilancias son muy frecuentes.
El tratamiento del lactante y preescolar con asma o episodios recurrentes de sibilancias supone siempre un reto, pues no es fácil determinar qué niños son los que con más probabilidad se van a beneficiar de un tratamiento determinado, hay pocos estudios bien diseñados en estas edades, no es sencillo administrar la medicación inhalada en los niños pequeños y no se dispone de medidas objetivas y prácticas para el diagnóstico y la valoración del control en estos pacientes.
Palabras Clave: asma, sibilancias recurrentes, preescolar, lactante, tratamiento.
Introducción
Definir el asma es una tarea compleja incluso si se refiere
al niño mayor o al adulto. Algún autor ha sugerido que
intentar definir el asma es como definir el amor, no sabe-
mos cómo hacerlo, pero sabemos cuando estamos ante él1.
Mucho más complejo es concretar qué es el asma en el
niño pequeño que puede sufrir diversas patologías que se
presentan con una clínica similar, no se dispone de pruebas
diagnósticas sencillas que permitan definir la existencia de
la enfermedad o valorar su nivel de control y no hay su-
ficientes estudios que valoren adecuadamente los diversos
tratamientos. No existen criterios claros y aceptados inter-
nacionalmente para la definición del asma en estas edades,
hasta el punto de que el grupo de trabajo de la ERS, al
elaborar su guía2, decidió no utilizar la palabra asma para
referirse a las sibilancias recurrentes por debajo de los 6
años de edad.
2013, 6 (1): 15-24
16
Asma en el lactante y preescolar JR. VILLA
Varios estudios han comprobado que cerca de la mitad de
los niños han tenido algún episodio de disnea y sibilancias
antes de los 6 años de edad3, 4 , y cerca de un 20% tienen
sibilancias recurrentes (tres o más episodios).5 La mayoría
de estos niños tienen exclusivamente episodios de sibilan-
cias con las infecciones virales, que muestran tendencia a
remitir a lo largo de la primera infancia. Por otro lado, la
gran mayoría de los adultos asmáticos, comenzaron con su
asma en los primeros años de vida6.
Respecto a la incidencia de este problema, diversos estu-
dios de cohortes de recién nacidos ofrecen algunos datos.
El número de casos nuevos durante los primeros 2 meses de
vida es muy bajo, la incidencia se incrementa rápidamente
entre los 2 y los 6 meses de edad, posteriormente baja per-
maneciendo estable a lo largo de los 3 primeros años de
vida. La incidencia es aproximadamente un 20% menor en
las niñas.
Factores de riesgo de los episodios de sibilancias en el lactante.
Desde hace mucho tiempo se reconoce el papel fundamental
de las infecciones respiratorias virales en aspectos impor-
tantes del asma7;8, fundamentalmente durante los primeros
años de la vida. Se detectan virus en aproximadamente el
70% de los niños hospitalizados con broncoespasmo. El
virus más detectado es el VRS, seguido del rinovirus (RV),
adenovirus, bocavirus y metaneumovirus. La tasa de detec-
ción viral es mayor en lactantes, que en niños mayores9, 10.
Recientemente se han descrito al menos 50 serotipos más
de RV, la mayoría pertenecientes a un nuevo grupo, el C11.
Estos virus se detectan fundamentalmente en niños con
crisis de broncoespasmo, incluyendo los hospitalizados12,13.
La infección por RV produce síntomas tanto del tracto
respiratorio superior como inferior, de mayor gravedad y
duración en niños con asma alérgica que en aquellos con
asma no alérgica14.
Papel de los virus respiratorios en el inicio del asma.
En los últimos años se han publicado numerosos trabajos
que relacionan las infecciones precoces por RV y la apari-
ción posterior de asma15. El que las infecciones respirato-
rias precoces puedan incrementar el riesgo de asma tiene
sentido porque tanto los pulmones como el sistema inmune
están en pleno desarrollo y podrían ser especialmente vul-
nerables durante este periodo de tiempo. También podría
ser que la relación no sea tan causal sino que los episodios
de sibilancias inducidas por virus únicamente revelen la
tendencia preexistente al asma secundaria a una alteración
de la fisiología pulmonar o del sistema inmune. La hipóte-
sis más plausible es una combinación de las 2 anteriores
en la que las infecciones virales producirían asma en los
niños predispuestos16. Tras un primer episodio de bronquio-
litis, el 50% de los niños tendrá al menos otro episodio y
el 30% de los niños hospitalizados por bronquiolitis aguda
presentará episodios recurrentes de broncoespasmo tras la
primera infección17. Varios estudios prospectivos han en-
contrado una asociación entre la infección precoz por VRS
y el desarrollo posterior de sibilancias recurrentes18-20. Más
recientemente ha cobrado un mayor protagonismo el estu-
dio del papel del RV en el desarrollo de asma.
El estudio COAST (Childhood Origens of Asthma)21 es un
seguimiento de una cohorte de recién nacidos con riesgo
elevado de desarrollo de asma, para intentar identificar el
posible papel de los virus respiratorios en el desarrollo del
asma. Los autores concluyen que el riesgo de asma a los 6
años de edad era sustancialmente mayor en los niños que
habían tenido un episodio de sibilancias secundario a una
infección por RV o VRS a los 3 años de edad que en aque-
llos que sólo tuvieron episodios de sibilancias en el primer
año de vida. El “odds ratio” para el diagnóstico de asma
a los 6 años si el niño había tenido sibilancias con un VRS
durante los primeros 3 años era de 2.6 (1.0-6.3) pero si
la infección había sido por RV era de 9.8 (4.3-22.0). En
una cohorte australiana en la que se siguieron 198 niños
con riesgo de atopia22, encontraron que el riesgo de asma
a los 6 años era casi el doble cuando existía sensibilización
a neumoalergenos. El riesgo de asma se incrementaba 4
Medicinarespiratoria
17
veces si habían tenido más de 2 infecciones respiratorias
con sibilancias durante ese tiempo. De coincidir ambos fac-
tores: sensibilización a neumoalergenos e infección viral, el
riesgo se multiplicaba por 9. Por tanto, aunque los episo-
dios de sibilancias con infecciones virales y la sensibiliza-
ción alérgica son factores independientes, su combinación
parece tener efecto sinérgico.
Malmstrom et al23 realizaron biopsias bronquiales a 47
lactantes (4-26 meses) con sibilancias recurrentes y detec-
taron RV en el 45% de las muestras. Encontraron función
pulmonar alterada (disminución de la conductancia por
pletismografía) con más frecuencia en los niños con RV po-
sitivo (86%) que en los que tenían RV negativo (58%). La
pregunta de si el RV es capaz de producir asma es difícil de
contestar. Dada la altísima prevalencia de las infecciones
por este virus, parece poco probable que esto sea así. Diver-
sas hipótesis intentan explicar la asociación entre las infec-
ciones respiratorias por RV con las sibilancias recurrentes
y el asma. La primera es que el asma podría estar asociada
con la existencia de respuestas inmunes antivirales defec-
tuosas, como la producción deficiente de interferones. En
segundo lugar, podría haber factores ambientales (como la
exposición al tabaco) que promuevan tanto las infecciones
por RV como el asma. La tercera hipótesis propone la exis-
tencia de cepas específicas de RV capaces de producir más
asma. Estas hipótesis no son excluyentes entre sí24.
Fenotipos epidemiológicos de las sibilancias recurrentes en el lactante.
No todos los lactantes con sibilancias recurrentes se com-
portan igual. Es bien conocido que la mayor parte de los
niños pequeños con sibilancias recurrentes, fundamental-
mente durante las infecciones virales, tienen tendencia a
curarse en los primeros años de vida25. Por otro lado, se
sabe que la mayoría de los asmáticos comienzan con sus
primeros síntomas respiratorios en los primeros 3 años de
vida26. Estos diferentes patrones de comportamiento de los
niños con sibilancias recurrentes han podido definirse me-
jor en los últimos años gracias a la publicación de amplios
estudios epidemiológicos con el seguimiento prolongado de
cohortes de niños27-30. Aunque existen diferentes clasifica-
ciones, las sibilancias recurrentes en los primeros años de
vida podrían clasificarse en 3 grandes grupos31:
1. Sibilancias precoces transitorias (60% de los que tienen
sibilancias recurrentes en los primeros 3 años de vida).
2. Sibilancias persistentes no-atópicas (20% de los sibilan-
tes < 3 años de edad).
3. Sibilancias en niños atópicos (20% de los sibilantes < 3
años de edad).
1. Sibilancias precoces transitorias: este es el grupo más
numeroso. Se refiere a niños que comienzan con episodios
de sibilancias durante las infecciones virales muchas veces
ya en el primer año, y que dejan de tener sibilancias entre
los 3 y los 6 años de edad. Generalmente se trata de niños
no atópicos y sin antecedentes familiares de asma o alergia.
Las crisis pueden ser graves y su intensidad a estas edades
no predice una mejor o peor evolución. Uno de los factores
de riesgo mejor definidos para tener esta patología es el que
la madre fume durante el embarazo32. Otro factor de riesgo,
indudablemente también asociado con el anterior, es el ni-
vel de función pulmonar al nacimiento. Varios estudios han
comprobado que los niños nacidos con una función pulmo-
nar más baja tienen una mayor susceptibilidad a mostrar
sibilancias durante las infecciones virales33,34. Estos niños
no tienen una prevalencia aumentada de hiperrespuesta
bronquial a la metacolina cuando son mayores. Los niños
que van a la guardería o tienen hermanos mayores tienen
también mayor tendencia a tener sibilancias recurrentes,
pero este efecto no persiste más allá de los 4-5 años.
2. Sibilancias persistentes no-atópicas: aproximadamente
el 40% de los niños con sibilancias recurrentes siguen pre-
sentándolas después de los 6 años. La mitad de ellos son
atópicos y la otra mitad no. La mayoría de los niños con si-
bilancias persistentes no-atópicas comienzan con sus sínto-
mas durante el primer año de vida, frecuentemente con una
bronquiolitis, y tienen tendencia a mejorar a lo largo de la
18
infancia desapareciendo sus síntomas antes de los 13 años
de edad. Son niños que tienen hiperrespuesta bronquial
desde pequeños, no se sabe si determinada genéticamente o
inducida por la infección por VRS u otros virus, pero que va
reduciéndose a lo largo de la infancia35.
3. Sibilancias persistentes atópicas: aproximadamente la
mitad de los niños con sibilancias recurrentes durante la
primera infancia y que siguen con episodios a los 6 años
de edad son atópicos, es decir tienen IgE total elevada,
pruebas alérgicas a neumoalergenos positivas, dermatitis
atópica o antecedentes familiares de asma o atopia. Los
primeros síntomas suelen comenzar entre el 2º y el 3er año
de vida y suelen persistir hasta la edad adulta. La función
pulmonar al nacimiento suele ser normal pero ya está redu-
cida a los 6 años de edad36. En este grupo la hiperrespuesta
bronquial no mejora con la edad37.
Los diferentes fenotipos conllevan diferentes pronósticos y
quizás requieran distintas actuaciones por lo que parece
importante poder predecir a qué fenotipo pertenece un niño
concreto cuando comienza con las sibilancias recurrentes.
Se han intentado buscar diversos marcadores funcionales o
analíticos38 pero ninguno de ellos tiene suficiente capacidad
discriminatoria para un paciente. El método más sencillo y
útil publicado hasta el momento son los criterios de Cas-
tro39 basados en aspectos clínicos (Tabla I). Un niño que
presenta sibilancias precoces y posee un factor de riesgo
mayor o dos menores tendrá una probabilidad alta de pa-
decer una asma persistente atópica. Sin embargo, debe te-
nerse en cuenta que estos criterios ofrecen una sensibilidad
baja (39.3%), es decir, incluyen bastantes falsos negativos
pero una especificidad bastante alta (82.1%), es decir, ex-
cluyen casi todos los falsos positivos. La realidad es que
intentar predecir la evolución de un niño con sibilancias
recurrentes es muy complejo40.
Fenotipos clínicos de las sibilancias recurrentes en el lactante.
Los fenotipos epidemiológicos se han construido retros-
pectivamente y tienen un valor clínico limitado. Por este
motivo un grupo de trabajo de la ERS ha clasificado las
sibilancias recurrentes en el lactante con criterios clínicos
que se pueden identificar viendo al paciente2. Dividen a los
niños en 2 patrones: sibilancias episódicas virales y sibi-
lancias asociadas a múltiples estímulos. Definen las sibi-
lancias episódicas virales como aquellas que aparecen en
crisis, generalmente en el contexto de una infección viral, y
con el paciente asintomático entre las crisis. Las sibilancias
asociadas a múltiples estímulos son las que, además de pre-
sentarse durante las infecciones virales, también aparecen
con el ejercicio, la risa, el llanto o con estímulos irritativos
como el humo del tabaco o los alergenos ambientales. Un
estudio ha comprobado que los niños con sibilancias a múl-
tiples estímulos tienen una función pulmonar menor que
los niños con sibilancias episódicas y que los niños sanos,
independientemente de su estado atópico41.
Clínica y diagnóstico diferencial.
Los tres síntomas que con mayor frecuencia relatan los pa-
dres de un niño con patología respiratoria son: los ruidos al
respirar, la tos y los episodios de dificultad respiratoria. Hay
muchas razones para que un niño tenga ruidos al respirar,
las vías aéreas superiores son pequeñas, el tejido adeno-
Asma en el lactante y preescolar JR. VILLA
Tabla I: Factores de riesgo de padecer asma atópica
(Índice Predictivo de Asma)39
Factores de riesgo mayores:
• Diagnóstico médico de asma en los padres
• Diagnóstico médico de dermatitis atópica
• Diagnóstico médico de rinitis
• Sibilancias no relacionadas con resfriados
• Eosinofilia >4%
Factores de riesgo menores:
Medicinarespiratoria
19
amigdalar es grande y ocupa gran parte de este espacio y
los niños tienen con mucha frecuencia infecciones respira-
torias virales con gran producción de moco. El ruido del
aire al pasar por las vías superiores se transmite al tórax
simulando la existencia de sibilancias.
Las sibilancias pueden definirse como el ruido musical agu-
do audible con o sin fonendoscopio, producido por el flujo
aéreo turbulento que se produce cuando las zonas margi-
nales del flujo forman remolinos al chocar con la mucosa
edematosa que impide su circulación en líneas paralelas
(flujo laminar normal silente). En el lactante y niño menor
de 2-3 años, el calibre de los bronquios es menor y por ello,
habitualmente los obstáculos al flujo aéreo se traducen
muy fácilmente en sibilancias.
Los padres interpretan mal los ruidos respiratorios por lo
que debemos prestar más valor a las sibilancias cuando
han sido confirmadas por un médico que cuando sólo son
referidas por los padres42.
Otro síntoma muy frecuente, y que en muchas ocasiones no
tiene nada que ver con el asma, es la tos. En el asma, la tos
suele acompañarse de otros síntomas (disnea, sibilancias,
opresión torácica); sin embargo en un determinado número
de niños la tos puede ser la única manifestación. En 1972
Glauser utilizó por primera vez el término de “tos como
variante de asma”43 para describir esa tos sin sibilancias
como síntoma aislado, que empeoraba por la noche, se aso-
ciaba a hiperreactividad bronquial y mejoraba tras el tra-
tamiento con broncodilatadores. Desde entonces el asma se
considera la causa más común de aparición de tos persis-
tente en el niño44, lo que ha llevado a un sobrediagnóstico
de asma. Actualmente ha surgido la duda sobre la verdade-
ra existencia de la tos como equivalente asmático45-47.
Los síntomas del asma en el niño pequeño, aunque carac-
terísticos, son inespecíficos y comunes a otras enfermeda-
des respiratorias (Tabla II). Esta inespecificidad ocasiona
que muchos pacientes estén infradiagnosticados y también,
que por el contrario, pueda haber una sobreestimación del
diagnóstico en edades en que las sibilancias son muy fre-
cuentes.
Con mucha frecuencia el momento de comienzo de los
síntomas tiene lugar entre los 2 y los 6 meses, tras una
bronquiolitis habitualmente producida por VRS o RV. En
ocasiones hay una clara relación temporal con el inicio de
la guardería. Otros niños, fundamentalmente los que desa-
rrollarán asma persistente atópica en el futuro, empiezan
con síntomas después de los dos años. Si los síntomas co-
Tabla II: Diagnósticos más probables de acuerdo con la
edad al inicio de los síntomas y otros antecedentes74.
Primeras semanas de vida:
• Bandas laríngeas
• Parálisis de cuerdas vocales
• Estenosis subglótica
• Laringomalacia
• Traqueo- o bronco-malacia
• Enfisema lobar congénito
• Quiste broncogénico
• Compresión vascular
• Estenosis traqueal/anillos traqueales completos
Primeros 6 meses de vida:
• Laringomalacia (primaria o secundaria a reflujo gastroesofágico)
• Traqueo- o bronco-malacia
• Asma
• Reflujo gastroesofágico
• Fibrosis quística
• Hemangioma subglótico
• Discinesia ciliar primaria
Antecedentes de intubación
• Estenosis subglótica
Antecedentes de prematuridad con necesidad de oxígeno más de 30 días:
• Displasia broncopulmonar
Broncoespasmo asociado con otitis media recurrentes, sinusitis y neumonía:
• Inmunodeficiencia humoral
• Fibrosis quísitica
• Discinesia ciliar primaria
20
mienzan poco después del nacimiento se debe pensar que
pueda tratarse de otro tipo de patología, fundamentalmen-
te anomalías congénitas de la vía aérea.
La presentación suele ser episódica y aunque la duración y
la gravedad de las crisis son variables, en el lactante típico
no son muy prolongadas ni muy graves y no suele haber
síntomas en los periodos intercrisis48. La presencia de tos
o sibilancias con el llanto, la risa o el ejercicio fuera de las
crisis, sugiere el diagnóstico de asma. La forma de presen-
tación del asma es muy variable, fundamentalmente en los
niños. Es variable, no sólo entre los diversos niños, si no en
las distintas épocas de la vida de un niño. En los niños más
pequeños es característico que tengan episodios, incluso
graves, de disnea generalmente con las infecciones virales
y que entre estos episodios estén completamente asintomá-
ticos. Sin embargo, en los niños mayores el asma se parece
más a la del adulto, en general tienen menos crisis pero más
síntomas entre las crisis.
Pruebas complementarias.
En el niño con sibilancias recurrentes en el que no se sos-
peche la presencia de otras patologías diferentes del asma
por la historia clínica y la exploración física no suele ser
necesario realizar ninguna prueba complementaria.
Radiografía de tórax: no hay pruebas de que los estudios
radiológicos ayuden en el diagnóstico y manejo del prees-
colar con asma49. Estos estudios se deben reservar para los
casos más graves o en los que por la historia o exploración
se sospeche la presencia de otras enfermedades.
Saturación de oxígeno: hoy día es muy sencillo obtener
una medición de saturación de oxígeno mediante la pul-
sioximetría. Los niños con asma o sibilancias recurrentes
deben tener una saturación de oxígeno normal excepto en
las crisis importantes. Si se encuentra una saturación per-
sistentemente disminuida se deberá descartar cardiopatía
o afectación pulmonar parenquimatosa.
Estudio de función pulmonar y de hiperreactividad bron-
quial: sería ideal poder objetivar la existencia de una obs-
Asma en el lactante y preescolar JR. VILLA
FIGURA 1. Tratamiento escalonado del asma en función del nivel de control en el niño menor de 3 años53;72.
Medicinarespiratoria
21
trucción reversible al flujo aéreo o de una hiperreactividad
bronquial en todo niño en el que se sospeche asma, pero
esto no siempre es posible en niños pequeños por la necesi-
dad de una técnica cara y laboriosa por lo que en la mayo-
ría de las ocasiones se tendrá que aceptar la existencia de
obstrucción bronquial sugerida por la clínica de dificultad
respiratoria con sibilancias que mejora con broncodilata-
dores inhalados.
Ionotest: en la mayoría de las Comunidades Autónomas
españolas, pero no en todas, se realiza el cribaje neonatal
de fibrosis quística con lo que la gran mayoría de los niños
con esta enfermedad están diagnosticados desde el primer
mes de vida. De todos modos, si no se ha realizado el cribaje
o el paciente tiene clínica sugestiva de fibrosis quística, se
deberá hacer ionotes.
Analítica: pocas veces es necesario realizar estudios analí-
ticos en niños pequeños con sibilancias recurrentes. Se ha
comprobado que la existencia de eosinofilia50 o de niveles
altos de IgE total51 en el niño pequeño con cuadros recu-
rrentes de broncoespasmo tiene un valor predictivo de con-
tinuar con asma.
Pruebas alérgicas: la sensibilización a neumoalergenos es
poco frecuente en lactantes con asma pero se va incremen-
tando a partir del tercer año de vida. La presencia precoz
de sensibilización a neumoalergenos o al huevo52 es un fac-
tor de riesgo de asma atópico a los 6 años.
Tratamiento del asma en el niño pequeño.
El tratamiento del lactante y preescolar con asma o epi-
sodios recurrentes de sibilancias supone siempre un reto,
pues no es fácil determinar qué niños son los que con más
probabilidad se van a beneficiar de un tratamiento determi-
nado, hay pocos estudios bien diseñados en estas edades, no
es sencillo administrar la medicación inhalada en los niños
pequeños y no se dispone de medidas objetivas y prácticas
para el diagnóstico y la valoración del control en estos
pacientes.
Afortunadamente en los últimos años se han desarrollado
guías específicamente destinadas al manejo de estos pa-
cientes y las guías generales disponen de apartados que
abordan este problema de forma particular2,53.
El tratamiento, como en el niño mayor, está basado en 3
pilares: control ambiental, educación y tratamiento farma-
cológico.
Control ambiental:Hay suficientes datos para recomendar con fuerza el evitar
que los niños con asma inhalen humo de tabaco. Tras la im-
plementación en Inglaterra de la ley anti-tabaco en 2007,
se produjo una reducción inmediata del número de ingresos
por asma en niños de un 8.9% con una reducción posterior
de un 3,4% anual54.
Aunque no hay suficientes estudios que lo avalen, parece
razonable intentar reducir la exposición a los alergenos a
los que el niño con asma esté sensibilizado. Esto probable-
mente sea más factible en los casos de alergia a epitelio de
animales.
Educación de los padres y niños:El conocimiento de la problemática del niño sibilante ayu-
da a los padres a enfrentarse mejor a la enfermedad de
sus hijos55. Es imprescindible que adquieran una serie de
habilidades que les permita detectar los primeros síntomas
de un ataque de asma para actuar pronto. Deben saber de-
tectar cuando un niño se está deteriorando y no responde a
la pauta inicial con broncodilatadores inhalados para acu-
dir a urgencias. También deben aprender a reconocer los
síntomas que indican si el paciente está bien controlado o
si requiere un reajuste de su medicación de base. Es a su
vez fundamental el adiestramiento en el uso de las cámaras
de inhalación. Es importante que los padres dispongan de
un plan por escrito para el manejo de las crisis y del trata-
miento de mantenimiento.
Tratamiento farmacológico:Se debe diferenciar el tratamiento de las crisis agudas de
asma del tratamiento de mantenimiento.
Tratamiento de la crisis asmática.Los fármacos más eficaces para el tratamiento sintomático
de las crisis agudas son los broncodilatadores de acción
22
rápida por vía inhalada. En una crisis leve basta con utili-
zar 2 inhalaciones de salbutamol cada 4-6 horas según los
síntomas del paciente. En una crisis moderada o grave se
utilizan inicialmente 3 tandas de 4-8 inhalaciones de sal-
butamol separadas cada 20 minutos. Si no se observa una
respuesta adecuada se debe acudir a urgencias. Es preferi-
ble el uso de cámaras de inhalación con mascarilla en los
más pequeños y con pieza bucal cuando pueden colabo-
rar53. Los niños toleran bien el uso de los beta-adrenérgicos
de acción rápida, y los efectos secundarios como temblores,
palpitaciones, agitación o hipopotasemia se toleran bien y
se producen sólo a dosis altas56. En las crisis graves se pue-
de asociar el bromuro de ipratropio al salbutamol durante
las primeras 24 horas57.
Cuando la crisis es más importante se deben administrar
glucocorticoides por vía sistémica, preferiblemente oral, a
dosis de 1-2 mg/kg/día durante un periodo de 3 a 5 días.
En niños con crisis leves o moderadas relacionadas con in-
fecciones virales, los corticoides orales no han demostrado
tanta eficacia58. La utilización de dosis muy elevadas de
glucocorticoides inhalados (GCI) al inicio de una infección
respiratoria en preescolares, ha demostrado ser útil pero no
carente de efectos secundarios59.
Tratamiento de mantenimiento:
Glucocorticoides inhalados:Los niños pequeños con sibilancias persistentes pueden
mejorar su control clínico con GCI pero no parece que el
tratamiento modifique la evolución a largo plazo de la en-
fermedad60. El tratamiento intermitente durante las infec-
ciones virales con GCI no mejora el control ni la evolución
de la enfermedad61. Los preescolares con episodios inter-
mitentes de sibilancias relacionados con infecciones vira-
les presentan una respuesta escasa al tratamiento62. Los
lactantes con factores de riesgo para desarrollar una asma
persistente o con asma persistente con respuesta a múlti-
ples estímulos, parecen tener también mejor respuesta al
tratamiento60,63,64.
Antagonistas de los receptores de los leucotrienos. Son fármacos útiles para el control del asma infantil65;66,
aunque su eficacia clínica es menor que la de los GCI67. Su
asociación con los GCI mejora el control de los síntomas en
niños con asma persistente no suficientemente controlada
con dosis bajas de GCI68. Podrían ser útiles para reducir el
número de exacerbaciones inducidas por virus en niños con
historia de asma intermitente69.
Asociación de agonistas b2 adrenérgicos de acción larga y glucocorticoides inhalados. Su uso está autorizado por encima de los cuatro años de
edad pero su eficacia en niños no está tan contrastada
como en el adulto70.
Tratamiento de mantenimiento según la gravedad y nivel de control:El “Expert Panel Report 3” recomienda restringir el uso de
tratamiento de mantenimiento para niños con cuatro o más
episodios de sibilancias en el último año, con una duración
de dos o más días y que afectaran al sueño, y que además
tengan factores de riesgo de desarrollar asma persistente.
Se considerará su utilización en niños que requieran tra-
tamiento sintomático más de dos días por semana en un
periodo de más de cuatro semanas o que tengan un segundo
episodio que requiera GC sistémicos en seis meses71.
El tratamiento de mantenimiento puede utilizarse sólo du-
rante los periodos de mayor riesgo como puede ser otoño e
invierno en los niños que sólo tienen crisis con las infeccio-
nes virales. Dado que muchos niños dejarán de tener sínto-
mas según vayan creciendo, es importante probar a retirar
el tratamiento periódicamente para confirmar si lo sigue
necesitando.
La clasificación del asma por gravedad se debe realizar
cuando el paciente está sin tratamiento y es útil para ele-
gir el tratamiento de mantenimiento inicial. Posteriormen-
te, las modificaciones se realizan de forma escalonada, en
función del grado de control obtenido71-73 (Figura 1). Los
niños con asma episódica ocasional deben comenzar su
tratamiento utilizando exclusivamente broncodilatadores a
demanda, sin tratamiento de mantenimiento. Los niños con
asma episódica frecuente deben iniciar el tratamiento en el
escalón 2 y si no se controlan se aumentará el tratamiento
hasta lograr el control. Los niños con asma persistente mo-
derada deben iniciar el tratamiento en el escalón 3. En los
niños con asma grave es preferible iniciar el tratamiento en
el escalón 5 y en cuanto se logre el control bajar de escalón,
buscando siempre la dosis mínima eficaz.
Asma en el lactante y preescolar JR. VILLA
Medicinarespiratoria
23
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Asma en el lactante y preescolar JR. VILLA
Medicina respiratoria
25
Inmunoterapia con alérgenos para las enfermadades alérgicas respiratorias mediadas por IgE
RESUMEN
El tratamiento de las enfermedades alérgicas respiratorias, mediadas por IgE, se basa en la evitación alergénica, la farma-coterapia y la inmunoterapia específica con alergenos (ITE). Aunque utilizada desde hace más de un siglo, durante muchos años la ITE ha sido cuestionada, desde ciertos colectivos médicos, hasta que su eficacia y su tolerabilidad han quedado demostradas en ensayos clínicos bien diseñados, aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo. Además, en los úl-timos años, se ha progresado notablemente en el conocimiento de sus mecanismos inmunológicos de acción. Varias guías internacionales han dejado claras las indicaciones actuales de la ITE, siendo su objetivo beneficiar a pacientes alérgicos con rinitis o rinoconjuntivitis intensa o con asma leve-moderada que no se controlan adecuadamente con los tratamientos farmacológicos convencionales o que son reticentes a utilizarlos. Recientes progresos han ayudado a reforzar la posición de la ITE en el tratamiento de la alergia respiratoria mediada por IgE: 1) La mejoría en la calidad de los extractos aler-génicos como resultado de su estandarización biológica, la cuantificación de los alergenos mayoritarios y el uso de ciertos adyuvantes inmunológicos; 2) el mejor conocimiento de los mecanismos de acción de la ITE, y 3) una mejor racionalización en los criterios de prescripción, incluyendo una mejor selección de los pacientes.
Palabras clave: Inmunoterapia específica, rinitis alérgica, asma alérgica, alergenos.
IntroducciónPodríamos considerar que las enfermedades alérgicas son
la consecuencia de una quiebra de la tolerancia inmunoló-
gica a sustancias, por lo demás inocuas, a las que llamamos
alérgenos. La inmunoterapia específica (ITE) se basa en la
administración repetida de dosis progresivamente crecien-
tes de un alergeno a un paciente alérgico con el objetivo
de inducir un estado de tolerancia, clínica e inmunológica,
frente a ese alérgeno1, alterando la historia natural de la
enfermedad. El fin último sería lograr una mejoría sinto-
mática en el paciente.
En los últimos años se han hecho importantes progresos en
el conocimiento de los mecanismos de acción de la ITE. Se
sabe que la inmunoterapia específica subcutánea (ITEsc)
disminuye la producción de IgE específica e incrementa la
producción de anticuerpos bloqueantes2, IgG e IgG4, espe-
JUAN FRAJ LÁZARO
Médico adjunto. Servicio de AlergologíaHospital Clínico Universitario Lozano Blesa
Zaragoza
e-mail: [email protected]
2013, 6 (1): 25-32
26
Inmunoterapia y alérgenos J. FRAJ
cíficos del alérgeno. Estudios más recientes han demostra-
do que estos mecanismos giran alrededor de la modifica-
ción del fenotipo de las células T específicas del alérgeno3.
El efecto de la ITEsc sobre estas células involucra: 1) la
desviación inmunológica desde un perfil de linfocitos TH2,
específicos del alérgeno, hacia un perfil TH1 específico, con
producción de IL-2 e IFN-g, y 2) la maduración y expan-
sión clonal de linfocitos T reguladores (Treg) específicos del
alergeno, productores de citoquinas tales como IL-10 y el
factor de crecimiento y transformación b (TGF-b), claves
en los fenómenos de tolerancia inmunológica al alergeno.
La ITEsc también reduce la inflamación inmunoalérgica
tisular4, disminuyendo el reclutamiento y la activación de
células proinflamatorias (mastocitos, basófilos, eosinófilos
y linfocitos TH2). Todas estas transformaciones en el siste-
ma inmunológico se caracterizan por ser perdurables en el
tiempo, incluso después de la interrupción del tratamiento.
Los mecanismos de acción de la inmunoterapia específica
sublingual (ITEsl) no han sido tan profundamente estudia-
dos pero parecen ser similares a los de la ITEsc, con la par-
ticular implicación de las células dendríticas de la mucosa
oral por su potencial tolerogénico para los alérgenos5.
Aunque con más de 100 años de existencia6 la ITE sigue
siendo, junto con la evitación absoluta del alergeno, el
único tratamiento causal para las enfermedades alérgicas
respiratorias IgE mediadas. Su uso se basa en la evidencia
de su eficacia clínica y en su buena tolerabilidad, siempre
y cuando sea administrada por personal sanitario especia-
lista en la materia. En la presente revisión pondremos en
perspectiva las recomendaciones internacionales actuales
de expertos en el uso de la ITE para la rinoconjuntivitis y el
asma alérgicas, en concordancia con los niveles demostra-
dos de evidencia clínica.
Recomendaciones internacionales.
En los últimos 15 años se han publicado numerosas nor-
mas sobre el uso de la ITE en las enfermedades respira-
torias alérgicas mediadas por IgE. Cabe destacar las pu-
blicaciones hechas por la Academia Europea de Alergia e
Inmunología Clínica (EAACI)1 la Organización Mundial de
la Salud (OMS)7, el Colegio Americano de Alergia, Asma
e Inmunología8, la Organización Mundial de la Alergia8, la
Sociedad Británica de Alergia e Inmunología Clínica10 y
el documento ARIA (Allergic Rhinitis and its Impact on
(Asthma)11, entre otros.
Estas normas se han extraído de la bibliografía publicada
al respecto, centrándose, esencialmente, en la eficacia y
seguridad de la ITE en la rinitis y el asma alérgicas. Ocho
metanálisis han recopilado todos los artículos publicados
en inglés, aleatorizados, doble ciego y controlados con
placebo durante los últimos 21 años, 2 para ITEsc12,13
y 6 para ITEsl14-19. El documento ARIA, elaborado en
colaboración con la OMS20, otorgó, a la ITE, el mayor
nivel de prueba de acuerdo con el sistema de clasificación
de Eccles et al 21. Sin embargo, los diferentes estudios ana-
lizados muestran una gran heterogeneidad clínica y meto-
dológica22 con notables diferencias en las fuentes y tipos de
extractos alergénicos utilizados, duración de los tratamien-
tos, dosis, criterios de valoración, sistemas de puntuación de
síntomas y de consumo de medicación sintomática, rinitis
y asma de desigual gravedad y edades heterogéneas de la
población a estudio (adultos vs niños/adolescentes) y, lo que
es más importante, con un número de pacientes incluidos
en cada uno de los estudios, en general, pequeño23. Debido
a esta disparidad entre estudios, creemos que los resultados
de los metanálisis deberían interpretarse con cautela.
Tabla I: Resumen de los metanálisis para ITEsc.
Ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego, controlados con placebo y publicados en inglés.
Enfermedad Autor y año Estudios incluidos Población
Asma Abramson (2010) 88 Adultos y niños
Rinitis Calderón (2007) 51 Adultos
Medicinarespiratoria
27
Estandarización de alérgenos.
Es esencial disponer de extractos alergénicos de calidad
para el correcto diagnóstico y tratamiento de las enferme-
dades alérgicas respiratorias mediadas por IgE. La mayo-
ría de los extractos comunes utilizados rutinariamente en la
práctica clínica, están estandarizados biológicamente y sus
alérgenos principales cuantificados. Desafortunadamente,
cada casa comercial posee sus propios métodos de estan-
darización biológica y de cuantificación de los alérgenos
principales. Como consecuencia, el número de nombres de
unidades biológicas y de diferencias en las concentraciones
de los alérgenos principales, entre los distintos productos
comercializados, son múltiples, con disparidades notables
entre ellos en cuanto a la potencia biológica, no siendo ade-
más comparables las distintas unidades entre sí24.
En Europa, la determinación de la potencia biológica de
cada extracto alergénico se basa en la comparación con
patrones internos de referencia específicos del propio fa-
bricante. Consiguientemente, cada fabricante establece
sus propias unidades específicas y sus concentraciones.
En la farmacopea europea las preparaciones alergéni-
cas comercializadas para ITE pueden ser: 1) Extractos
alergénicos nativos crudos, no modificados; 2) extractos
nativos modificados físicamente mediante adsorción a
sales inorgánicas (p.e. hidróxido de aluminio) o L-tiro-
sina, también llamados extractos depot; 3) extractos
modificados químicamente mediante la adición de for-
maldehido o glutaraldehido (polímeros de alergoides); 4)
extractos mixtos (polímeros de alergoides adsorbidos a
hidróxido de aluminio o L-tirosina como adyuvantes de-
pot), y 5) alergoides adsorbidos a L-tirosina y adyuva-
dos con monofosforil lípido A (MPL®) 25. Las distintas
composiciones de las vacunas alergénicas prescritas pue-
den reunirse en tres grandes grupos: 1) vacunas cuya com-
posición procede de una única materia cruda; 2) vacunas
compuestas de mezclas con alta reactividad cruzada (p.e.
polen de gramíneas, mezcla de ácaros del género Derma-
tophagoides, polen de betuláceas), y 3) vacunas alergénicas
compuestas de mezclas heterogéneas de alérgenos no rela-
cionados taxonómicamente.
Inmunoterapia subcutánea.
Eficacia
La eficacia clínica de la ITEsc en la rinitis y el asma alér-
gicas ha sido ampliamente reconocida. Los metanálisis
Cochrane sobre eficacia de esta modalidad de tratamiento,
tanto en la rinitis13 como en el asma12 están a disposición
de cualquier interesado en la materia (tablas I y II). Sin
embargo, la interrelación entre la dosis del alergeno admi-
nistrada y la respuesta terapéutica lograda puede llegar a
complicar la perspectiva actual de la ITEsc. A dosis bajas,
Tabla II: Resumen de los metanálisis para ITEsl.
Ensayos clínicos aleatorizados, doble ciego, controlados con placebo y publicados en inglés.
Enfermedad Autor y año Estudios incluidos Población
Asma Calamita (2006) 25 Adultos y niños
Penagos (2008) 9 Niños
Rinitis Wilson (2005) 22 Adultos y niños
Radulovic (2011) 49 Adultos y niños
Rinitis y asma Olaguíbel (2005) 6 Niños
Compalati (2009) 9 Adultos y niños
28
la ITEsc es ineficaz. A dosis altas puede causar reacciones
sistémicas con una frecuencia y gravedad inaceptables. De-
bido a esto, se han hecho, en los últimos años, verdaderos
esfuerzos en encontrar la “dosis óptima mensual” para los
alérgenos más habituales. Esta dosis óptima induciría una
respuesta clínica adecuada, en la mayoría de los pacien-
tes, sin provocar reacciones adversas indeseables. Vendría
identificada en unidades biológicas del extracto alergénico
o, mejor, en μg del alergeno principal. Para la mayoría de
los extractos alergénicos prescritos rutinariamente, la dosis
óptima oscila entre 5 y 20 μg del alergeno principal por
inyección7.
En la rinitis alérgica, la eficacia clínica en términos de re-
ducción en la puntuación de síntomas, del consumo de fár-
macos antialérgicos y de la mejoría en la calidad de vida de
los pacientes, se ha demostrado para el polen de Cupressus
spp, olivo, abedul, gramíneas, Ambrosía spp, Parietaria spp,
Salsola kali ácaros y epitelio de gato26. En el asma alérgi-
ca, la eficacia clínica de la ITEsc ha quedado demostrada
en el reciente metanálisis Cochrane de Abramson et al.12,
basado en 88 estudios aleatorizados, doble ciego y contro-
lados con placebo, que incluyó más de 3000 pacientes. La
duración de la ITEsc, necesaria para garantizar la eficacia
a largo plazo, una vez interrumpido el tratamiento, debe
ser de 3 años27.
Se han evaluado nuevas formas de ITEsc, aplicando el
adyuvante MPL® (agonista de los receptores Toll-like 4)
como inmunoestimulante, con notable éxito28. Otros ago-
nistas de los receptores Toll-like 9, tales como las secuen-
cias inmunoestimuladoras de ADN con dominios CpG no
metilados (ISS-DNA CpG) se están evaluando29 para un
posible futuro uso.
Seguridad
La ITEsc está asociada con un riesgo potencial de reac-
ciones sistémicas de tipo anafiláctico. Pueden aparecer
con cualquier tipo de extracto alergénico estandarizado,
ya sean alérgenos nativos, adsorbidos en hidróxido de alu-
minio o L-tirosina, o con polímeros alergoides, si bien la
probabilidad con estos últimos disminuye significativamen-
te. Son factores de riesgo para la aparición de reacciones
sistémicas la coexistencia de asma inestable en el momento
de la inyección30, el uso de pautas de administración ace-
leradas, el tratamiento concomitante con b-bloqueantes y
la administración de la ITEsc en el domicilio del paciente
o por personal no cualificado31. La gravedad de la reac-
ción sistémica suele ser inversamente proporcional al tiem-
po transcurrido desde la inyección hasta la aparición de
los primeros síntomas. La aparición de reacciones locales
con la ITEsc, incluso extensas, no predice la aparición de
reacciones sistémicas futuras y, por lo tanto, no requieren
ajustes de dosis.
Inmunoterapia y alérgenos J. FRAJ
Tabla III: Indicaciones y contraindicaciones de la ITEsc.
Indicaciones (siempre que se disponga del extracto alergénico adecuado y el paciente reúna los criterios esenciales para el inicio del tratamiento):
• Enfermedad respiratoria causada por sensibilización y exposición a un alergeno relevante.
• Pacientes polínicos con síntomas intensos y/o prolon-gados en el tiempo, con o sin asma leve/moderada.
• Pacientes polínicos que no se controlan adecuada-mente con el tratamiento farmacológico convencio-nal o éste causa efectos secundarios.
• Pacientes que rehúsan el tratamiento farmacológico convencional.
• Rinitis alérgica perenne moderada/severa, especial-mente cuando se asocia con asma leve o moderado.
Contraindicaciones:
• Inmunodeficiencias, enfermedades inmunopatológi-cas u oncológicas graves concomitantes.
• Trastornos psiquiátricos graves.
• Pacientes mal cumplidores.
• Tratamientos con fármacos b-bloqueantes, orales y/o tópicos.
• Asma grave y/o inestable.
• FEV-1 ≤ 70 % del teórico.
• Enfermedades que contraindiquen el uso de adrena-lina (enfermedad coronaria, hipertiroidismo no con-trolado).
• Gestación.
Medicinarespiratoria
29
En España, el Comité de Inmunoterapia de la Sociedad Es-
pañola de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) re-
portó todas las reacciones mortales acaecidas entre 1987
y 200632 Hubo un total de 10 muertes. En 9 pacientes la
reacción se produjo durante la fase de mantenimiento, a 6
se les estaba administrando un extracto alergénico de áca-
ros (Dermatophagoides pteronyssinus), a 2 de gramíneas,
a 1 de Alternaria y a otro de Salsola Kali. La mitad de los
pacientes presentaban asma inestable en el momento de la
inyección de la ITEsc y sólo se tiene constancia de que 3
permanecieran 30 minutos de observación después de su
administración. Dos fallecidos se habían administrado la
ITEsc en su domicilio y otros dos estaban en tratamien-
to con b-bloqueantes. Además, se tiene constancia de que
sólo un paciente recibió adrenalina en el momento de la
reacción y otro de forma tardía. Como vemos, todas estas
muertes eran evitables si se hubieran seguido una serie de
normas elementales. De ahí la importancia de que la ITEsc
sea administrada por personal experto en Unidades de In-
munoterapia aunque, en muchas ocasiones, no es posible.
A pesar de todo, se puede concluir que las reacciones mor-
tales, causadas por la ITEsc, son extremadamente raras y
serían evitables si el personal sanitario que la administra
tuviera una formación básica sobre este asunto.
Indicaciones
Las guías internacionales sugieren el uso de ITEsc en pa-
cientes polínicos cuando los síntomas son intensos y/o
prolongados en el tiempo (particularmente si se asocian
con asma leve/moderada), no se controlan adecuadamente
con el tratamiento farmacológico convencional o éste cau-
sa efectos secundarios (epistaxis, somnolencia). Asimismo,
la ITEsc está indicada en casos de rinitis alérgica peren-
ne moderada/severa, especialmente cuando se asocia con
asma leve o moderada, y en pacientes alérgicos a Alterna-
ria en los que el asma, sin rinitis o con síntomas mínimos de
rinitis, suele ser la única manifestación clínica. Las indica-
ciones y contraindicaciones de la ITEsc quedan resumidas
en la tabla III11.
El éxito terapéutico de la ITEsc se puede optimizar si el pa-
ciente cumple una serie de requisitos específicos evaluados
por el médico prescriptor antes de la iniciación de la ITEsc:
1) Diagnóstico de enfermedad respiratoria mediada por
IgE; 2) existencia de una relación de causa efecto evidente
entre los síntomas del paciente y la exposición al alergeno
que va a ser incluido en la composición de la vacuna; 3)
disponibilidad de un extracto alergénico de calidad com-
probada, estandarizado biológicamente y cuantificado, su
alergeno principal, en μg/ml, y 4) valoración del coste eco-
nómico y de riesgo/beneficio para el paciente. Por otro lado,
el personal sanitario que trata con este tipo de pacientes
debería estar instruido en el tratamiento de las reacciones
anafilácticas y familiarizado en el uso de la adrenalina.
Influencia de la ITEsc sobre la evolución natural de la enfermedad
Estudios con pocos pacientes han demostrado que la efi-
cacia de la ITEsc persiste, durante años, después de que
el tratamiento se haya interrumpido33,34. Además, la ITEsc
puede prevenir el desarrollo de nuevas sensibilizaciones en
niños monosensibilizados a ácaros35 y la aparición de asma
en pacientes con rinitis alérgica causada por polen de gra-
míneas y/o abedul36.
Estimación económica de la ITEsc
Se han evaluado diversos aspectos económico-sanitarios de
la ITE en comparación con el tratamiento farmacológico
convencional para la rinitis y el asma alérgicas en algunos
países europeos de nuestro entorno. Para Berto et al37 la
ITE, en cualquiera de sus formas de administración (sub-
cutánea, sublingual o en tabletas), cuando se compara con
el tratamiento sintomático puede resultar, a medio y largo
plazo, económicamente beneficiosa para los sistemas sani-
tarios públicos en tanto en cuanto se obtengan buenos re-
sultados clínicos que, además, podrían prolongarse durante
años. Como mínimo, aporta un beneficio extra a largo pla-
zo, a un coste económico asumible. Si incluimos los costes
indirectos y la pérdida de productividad causados por la
enfermedad alérgica (pérdida de calidad de vida, visitas al
médico de familia, visitas a urgencias, bajas laborales) en
el análisis económico, los beneficios aportados por la ITE
podrían tener, todavía, un mayor alcance social.
30
Inmunoterapia sublingual.Al igual que la ITEsc, los extractos alergénicos para ITEsl
se estandarizan siguiendo los métodos biológicos e inmu-
nológicos propios de cada fabricante, en función de unos
estándares de referencia, y cuantificado el contenido del
alergeno principal en μg.
Eficacia
La eficacia de la ITEsl, en pacientes con rinitis alérgica,
ha quedado demostrada en 4 metanálisis (tabla II). Sin
embargo, al igual que con la ITEsc, los diseños de los dis-
tintos trabajos incluidos muestran una gran heterogeneidad
por lo que las conclusiones obtenidas deberían interpretar-
se con cautela38. No obstante, recientes ensayos clínicos en
fase III, en pacientes riníticos, alérgicos al polen de gra-
míneas, han demostrado eficacia y seguridad de la ITEsl
con un mayor grado de confianza39,40. La administración de
dosis bajas de ITEsl, equivalentes a 5-7 μg/día del alergeno
principal Phl p 1, no es eficaz. Se requieren dosis diarias
de 15-25 μg para obtener una mejoría clínica estadísti-
camente significativa en la puntuación de síntomas40. La
administración de dosis mayores (33-40 μg de Phl p 1/día)
no es más eficaz que 15-25 μg/día41.
En el asma alérgica, 4 metanálisis16-19, con un pequeño nú-
mero de estudios, han demostrado que la ITEsl es capaz de
reducir, significativamente, los síntomas de asma y el uso de
medicación antiasmática (tabla II). Y, de nuevo, nos encon-
tramos con el mismo problema: Una manifiesta heteroge-
neidad interestudios, aunque es de esperar, en un futuro, que
se publiquen los resultados de grandes ensayos clínicos, en
curso, sobre ITEsl en el tratamiento del asma alérgica.
Seguridad
En la casi totalidad de los ensayos clínicos publicados la
ITEsl ha sido bien tolerada, tanto por adultos como por
niños. Los efectos secundarios locales son los más frecuen-
temente reportados. El prurito orofaríngeo y el angioede-
ma labial, ambos de carácter leve y autolimitado, pueden
observarse en el 60-85 % de los pacientes. Estos síntomas
suelen aparecer de forma inmediata, no requieren trata-
miento médico ni ajuste de dosis y desaparecen definitiva-
mente durante el curso del tratamiento41.
Se han notificado unos pocos casos de reacciones sistémi-
cas anafilácticas tras la administración de ITEsl42,43. Por
este motivo algunos médicos son partidarios de administrar
las primeras dosis de ITEsl en el propio centro sanitario,
con un periodo de observación posterior de, al menos, 30
minutos. No obstante, ya que son los propios pacientes los
que se autoadministran la ITEsl en su domicilio, se les ha
de dar (a los padres, en el caso de un niño) las correspon-
dientes instrucciones, por escrito, claras y simples, sobre los
pasos a tomar si apareciera un acontecimiento adverso.
Indicaciones
Las indicaciones y contraindicaciones de la ITEsl son, bá-
sicamente, las mismas que para la ITEsc. La ITEsl estaría
específicamente indicada en pacientes que hayan sufrido
una reacción anafiláctica con la ITEsc. En estos casos la
ITEsl sería una buena alternativa.
Influencia de la ITEsl sobre la evolución natural de la enfermedad
La ITEsl puede tener, también, un alcance sobre el curso
natural de la enfermedad alérgica. Algunos autores han
sugerido que la ITEsl puede prevenir la aparición futura
de asma en pacientes con rinitis alérgica (44) y reducir
el desarrollo de nuevas sensibilizaciones a alérgenos (45).
Sin embargo, hay escasez de literatura médica sobre este
aspecto y serían necesarios estudios a gran escala y a largo
plazo para confirmar estas primeras observaciones.
Estimación económica de la ITEsl
Algunos autores europeos han analizado los aspectos eco-
nómicos de la ITEsl y comparado con el tratamiento far-
macológico para la rinitis alérgica, estacional y perenne, en
niños y en adultos, encontrando rentabilidad (46), aunque
el número de estudios es, todavía, limitado.
Comparación de la ITEsc con la ITEsl
La eficacia comparativa de la ITEsc vs ITEsl en pacientes
con enfermedad alérgica respiratoria ha sido recientemente
revisada (47). En lo que respecta a la seguridad/tolerabili-
dad, la ITEsl se asocia con una incidencia significativamen-
te menor de reacciones sistémicas. Como se ha comentado
Inmunoterapia y alérgenos J. FRAJ
Medicinarespiratoria
31
en apartados anteriores, la eficacia clínica de la ITEsc está
demostrada, tanto para la rinitis como para el asma. Igual-
mente, la ITEsl se ha validado en este sentido. Lo cierto
es que son escasos los estudios clínicos comparativos de
ITEsc vs ITEsl. Se ha comparado la eficacia clínica, de
una y otra forma de ITE, para diversos alérgenos (ácaros,
polen de abedul, polen de gramíneas) en rinoconjuntivitis
(todos los estudios) y en asma persistente leve/moderada
(dos estudios) (47). Los datos publicados hasta la fecha
muestran escasa o nula diferencia estadística entre ITEsc
vs ITEsl respecto a los criterios principales de valoración:
Puntuación de síntomas y consumo de medicación sin-
tomática. Con todo, se hacen necesarios futuros estudios
comparativos, clínicos e inmunológicos, para confirmar el
grado de eficacia clínica de uno y otro tipo de ITE, su du-
ración a largo plazo y el conocimiento de los mecanismos
inmunológicos diferenciales de ambas vías.
ConclusionesLa ITE con alérgenos viene utilizándose desde 1911, aun-
que sólo en las últimas décadas ha habido notables avances
en la estandarización biológica de los extractos alergéni-
cos, en la cuantificación de sus alérgenos principales y en el
conocimiento de sus mecanismos inmunológicos de acción.
Su eficacia clínica se ha confirmado reiteradamente en pa-
cientes riníticos y/o asmáticos bien seleccionados, cuando
se ha empleado extractos alergénicos de calidad y se ha
administrado dosis óptimas del alergeno. Recientes estu-
dios han demostrado, en pacientes atópicos tratados con
ITE, una vasta respuesta antiinflamatoria con reversión
de un perfil inmunológico predominante TH2 a otro “pro-
tector” de perfil TH1/Treg, similar al observado en indivi-
duos sanos, no alérgicos. Igualmente, se ha corroborado un
efecto beneficioso persistente después de la interrupción de
la ITE. Valorando en conjunto todos estos datos, muchos
autores preconizan el uso de la ITE a mayor escala de lo
que se hace actualmente. Sin embargo, es poco probable
que su uso se incremente en los próximos años, a no ser que
surjan métodos de administración completamente seguros
al alcance de un mayor número de médicos familiarizados e
instruidos en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades
alérgicas IgE mediadas.
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Inmunoterapia y alérgenos J. FRAJ
Medicina respiratoria
33
2013, 6 (1): 33-44
RESUMEN
La prevención de la neumonía intrahospitalaria (NIH) debe enfocarse en evitar los factores de riesgo modificables. Muchas medidas individuales se han mostrado eficaces en estudios clínicos controlados, aunque la mejoría de la mor-talidad es menos frecuente. Por ello el abordaje multifactorial es más factible en la práctica clínica diaria en forma de puesta en práctica de paquetes de estrategias preventivas con eficacia probada, así como programas educativos con evaluación frecuente del cumplimiento por el personal asistencial.
Entre las medidas recomendables para prevenir la NIH figuran la higiene estricta de manos con alcohol, evitar la intubación traqueal y utilizar ventilación no invasiva cuando esté indicado, interrumpir diariamente la sedación y poner en práctica protocolos de desconexión, evitar cambiar rutinariamente los tubos del circuito del ventilador, usar tubos endotraqueales recubiertos con plata o con balón fabricado con materiales y formas nuevas, aplicar niveles bajos de PEEP, aspirar las secreciones subglóticas, mantener la presión interna del balón del tubo endotraqueal en valores recomendados, los cuidados orales con clorhexidina, la posición semi-incorporada y la rotación lateral con-tinua de los pacientes, la alimentación enteral postpilórica en trastornos del vaciado gástrico y la descontaminación digestiva selectiva en pacientes que requieran más de 48 horas de ventilación mecánica.
Palabras Clave: neumonía nosocomial; neumonía asociada a la ventilación mecánica; unidad de cuidados intensivos; aspiración.
Medidas prácticas para la prevención de la neumonía nosocomial
MIQUEL FERRER, GIANLUIGI LI BASSI, ANTONI TORRES.
Servei de Pneumologia, Institut del Torax, Hospital Clínic, IDIBAPS, Universitat de Barcelona, Barcelona. Centro de Investigación Biomedica En Red-Enfermedades Respiratorias (CibeRes, CB06/06/0028).
e-mail: [email protected]
Introducción
La neumonía intrahospitalaria (NIH), especialmente la asociada a la ventilación mecánica (NAVM) conlleva una
importante morbilidad y mortalidad y constituye una carga importante para el sistema sanitario.1,2 Por lo tanto, es
necesario implementar estrategias preventivas para reducir su incidencia. Para una estrategia preventiva eficaz se
necesita conocer primero los principales mecanismos patogénicos de la NIH, así como los factores de riesgo modi-
ficables.
34
Prevención de la neumonía nosocomial M. FERRER et al.
Patogenia
En las infecciones respiratorias nosocomiales, los micro-
organismos potencialmente patógenos (MPP) deben lle-
gar primero a las vías aéreas bajas; los pacientes intuba-
dos tienen un riesgo especial de aspiración de secreciones
orofaríngeas colonizadas. En sujetos sanos no intubados,
cuando las bacterias alcanzan la vía aérea, los mecanis-
mos de defensa como la tos, el aclaramiento ciliar y las
respuestas celular y humoral previenen la colonización.
Los pacientes hospitalizados tienen mayor riesgo de in-
fección debido a su enfermedad subyacente, las comor-
bilidades, el mal estado nutricional y los dispositivos o
procedimientos invasivos. De estos, la intubación traqueal
aumenta mucho el riesgo de infección respiratoria porque
facilita la aspiración de los MPP e interfiere con las de-
fensas respiratorias intrínsecas.
Figura 1. Tubos endotraqueales disponibles de 7.5 mm de diámetro interno que tienen un balón cilíndrico de cloruro de po-
livinilo (PVC) (A); un balón de PVC en forma de huso (B); y un balón cilíndrico de poliuretano (C). Se ha utilizado como
modelo de tráquea humana un tubo cilíndrico de polimetilmetacrilato transparente, de 20 mm de diámetro interno, orientado
oblícuamente, (D-F). Todos los tubos traqueales fueron hinchados dentro del modelo traqueal con una presión en el interior
del balón de 30 cmH2O. Se vertió agua teñida con azul de metileno por encima del balón. La filtración de agua a través de
pliegues longitudinales del balón es más visible con el balón de PVC cilíndrico (D), seguido del balón de PVC en forma de huso
(E), mientras el balón cilíndrico de poliuretano fue el que mostró menor fuga de líquido a su través (F).
Fotografías amablemente cedidas por el Dr. Hugo Loureiro Koechlin, Hospital Clinic, Barcelona.
Medicinarespiratoria
35
Papel del tubo endotraqueal (TET) en la patogenia de la neumonía asociada a la ventilación mecánica
La aspiración pulmonar de secreciones orofaríngeas co-
lonizadas a través del balón del TET es el principal me-
canismo patogénico para el desarrollo de NAVM. El TET
usado habitualmente en la unidad de cuidados intensivos
(UCI) para la ventilación mecánica (VM), incluye un ba-
lón de volumen alto y presión baja. Estos balones se di-
señaron originalmente para controlar la presión ejercida
contra la pared traqueal y prevenir el daño traqueal.3 Sin
embargo, el diámetro potencial de estos balones es 2-3
veces mayor que el de la tráquea; así, cuando se hincha el
balón dentro de la tráquea se forman pliegues a lo largo
de su superficie, lo que consistentemente causa macro y
microaspiración de secreciones orofaríngeas (Figura 1).4
Los patógenos también pueden crecer en la superficie
interna del TET y posteriormente translocarse hacia los
pulmones. El TET está habitualmente hecho de cloruro
de polivinilo (PVC), y las bacterias se adhieren con faci-
lidad a la superficie interna para formar una estructura
compleja denominada biofilm5 (Figura 2). El biofilm se
compone de bacterias sésiles dentro de una matriz exo-
polisacárida producida por ellas mismas.6 Las bacterias
del biofilm son difíciles de erradicar y la eficacia de la
respuesta inmune del huésped y de los antibióticos está
Figura 2. Estudios de laboratorio sobre la formación de biofilm en la superficie interna del tubo traqueal después de inocular
la cepa PAO1 de Pseudomonas aeruginosa en la orofaringe del cerdo y de 72 de ventilación mecánica. (A) Superficie interna
del tubo traqueal después de la extubación, ampliamente cubierta de secreciones respiratorias. (B) Corte transversal del tubo
traqueal teñido con el kit de viabilidad bacteriano LIVE/DEAD® BacLightTM y visualizado con microscopía láser confocal
de barrido. El biofilm bacteriano se adhiere a la superficie interna del tubo traqueal. Las flechas blancas indican bacterias
incrustadas dentro de la matriz de biofilm. (C). Microscopía electrónica de barrido de la luz del tubo traqueal. Se aprecia la
presencia de depósitos amorfos en la mayor parte de la superficie. (D) Imagen más ampliada de la luz del tubo traqueal con
microscopía electrónica de barrido. Se observan claramente células sésiles de Pseudomonas aeruginosa dentro de la sustancia
polimérica extracellular del biofilm.
36
muy disminuida. Durante la VM las partículas de biofilm
se pueden desprender hacia las vías aéreas debido al flujo
inspiratorio y a intervenciones invasivas como la aspira-
ción de secreciones o la broncoscopia.
Origen de la colonización
Durante la estancia hospitalaria los pacientes se pueden
colonizar de forma exógena a través de los equipos de
terapia respiratoria colonizados, el entorno hospitalario
y las manos del personal asistencial. De hecho, varios es-
tudios han descrito brotes en UCI debidos a la coloni-
zación de broncoscopios7, agua corriente, otros equipos
de terapia respiratoria como humidificadores, sensores
de ventiladores, nebulizadores o el entorno ambiental. Di-
versos factores juegan un papel relevante en la reducción
de la transmisión cruzada de patógenos. En particular,
el personal asistencial debería estar instruido en estra-
tegias preventivas y de control de la infección; deberían
utilizarse protocolos estrictos de esterilización y lavado
de manos con soluciones alcohólicas y, finalmente, debería
haber una mayor dotación de personal de enfermería.
Se considera que la colonización endógena es el principal
mecanismo patogénico para el desarrollo de NIH. En el
paciente crítico la flora oral se modifica tempránamente
hacia un predominio de patógenos gramnegativos aeró-
bicos, como Pseudomonas aeruginosa8 y Staphylococcus
aureus meticilinresistente (SAMR). Por lo tanto, después
de la aspiración y colonización de las vías aéreas, la apa-
rición de infección respiratoria depende del tamaño del
inóculo, el estado funcional y la capacidad de las defensas
del huésped.
Placa dental
En personas sanas las propiedades físico-químicas de la
superficie de la mucosa oral, el contenido enzimático de la
saliva, las inmunoglobulinas y proteasas específicas pre-
vienen la colonización oral por patógenos. Los pacientes
hospitalizados tienen un mayor riesgo de colonización de
la placa dental debido a dificultades en la higiene oral,
cambios en las propiedades de la saliva durante la enfer-
medad y cambios en la flora oral por la antibioterapia.
Los pacientes se pueden colonizar por patógenos aerobios
Prevención de la neumonía nosocomial M. FERRER et al.
Figura 3. Representación
esquemática de un paciente
con intubación orotraqueal
y aspiración de secreciones
subglóticas. El tubo traqueal
tiene dos canales en su pared,
uno para mantener la infla-
ción del balón y otro para
aspirar las secreciones oro-
faríngeas depositadas en la
zona subglótica por encima
del balón del tubo traqueal.
Este canal se conecta a un
sistema de aspiración con un
recipiente para su recogida.
Medicinarespiratoria
37
al ingreso, aunque la estancia hospitalaria prolongada au-
menta el riesgo de colonización de la placa dental por
patógenos. Una mejor higiene oral y los cuidados frecuen-
tes de la cavidad oral por el personal asistencial reducen
la aparición o la progresión de la infección respiratoria,
especialmente en pacientes ancianos de alto riesgo que
viven en asilos o que ingresan en UCI.9,10
Senos paranasales
La asociación entre sinusitis y NAVM es tema de debate
desde hace tiempo. Hay estudios que han mostrado que la
sinusitis aumenta el riesgo de NIH. En comparación con
la intubación nasotraqueal, la orotraqueal parece dismi-
nuir la incidencia de sinusitis y en consecuencia las infec-
ciones pulmonares en pacientes críticos.11
Estómago
De acuerdo con la hipótesis de colonización gastro-pul-
monar, la cavidad gástrica de los pacientes ingresados en
UCI se coloniza con frecuencia debido a la alcalinización
del contenido gástrico por la nutrición enteral y los fár-
macos. El reflujo gastro-esofágico facilita la migración
microbiana a la orofaringe, desde donde es aspirada a
través del balón del TET. Diversos estudios han mostra-
do beneficios en la descontaminación selectiva digestiva
y la profilaxis de la úlcera de estrés y han confirmado
que prevenir la alcalinización gástrica y disminuir su car-
ga microbiana se asocia a menor incidencia de infección
respiratoria nosocomial.12 Específicamente en pacientes
intubados, el pH gástrico superior a 4 se asocia consisten-
temente con colonización por patógenos.13 Sin embargo
todavía no hay pruebas concluyentes de que la coloniza-
ción gástrica aumente el riesgo de neumonía y algunos
estudios no han encontrado relación entre las bacterias de
causan infección pulmonar y las que aparecieron inicial-
mente en el estómago.14,15
Tabla I: Estrategias de prevención para
la neumonía nosocomial
• Puesta en práctica de paquetes de estrategias preven-tivas para la neumonía nosocomial con eficacia pro-bada en la reducción de la morbilidad y mortalidad
• Puesta en práctica de programas educativos para cuidadores y evaluación frecuente del cumplimiento por el personal asistencial
• Higiene estricta de manos con alcohol
• Evitar la intubación traqueal y utilizar VMNI cuan-do esté indicado
• Interrupción diaria de la sedación y puesta en prác-tica de protocolos de weaning
• No cambiar los tubos del circuito del ventilador a menos que estén manchados o dañados
• Uso de tubos traqueales con balón fabricado con materiales y formas nuevas
• Uso de tubos traqueales recubiertos con plata
• Aplicación de niveles bajos de PEEP durante la in-tubación traqueal
• Aspiración de secreciones sub-glóticas
• Mantener la presión interna del balón del tubo traqueal dentro de valores recomendados y control cuidadoso durante el traslado de pacientes fuera de la UCI
• Cuidados orales con clorhexidina
• Evitar la profilaxis de la úlcera de estrés en pacientes con riesgo muy bajo de sangrado gastro-intestinal y considerar el uso de sucralfato si está indicado
• Posición semi-incorporada de los pacientes en la cama
• Rotación lateral continua en la cama
• Alimentación enteral post-pilórica en pacientes con trastornos del vaciado gástrico
• Descontaminación selectiva digestiva en pacientes que requieran más de 48 horas de ventilación mecánica
VMNI, ventilación mecánica no invasiva; PEEP, presión
positiva espiratoria final (positive end-expiratory pressure);
UCI, unidad de cuidados intensivos.
38
Alteración de las defensas pulmonares en el paciente crítico e intubación traqueal
En pacientes críticos se alteran diversos mecanismos de
defensas pulmonares. Primero, la intubación traqueal eli-
mina los mecanismos laríngeos que previenen la aspira-
ción y crea un conducto directo para que las bacterias
sean aspiradas a las vías aéreas bajas. Segundo, la intu-
bación traqueal impide el cierre de la glotis y por lo tanto
interfiere con la tos, uno de los mecanismos más eficaces
para prevenir el tránsito de patógenos que hayan accedido
a las vías aéreas. Además, debido a la administración de
diversos fármacos y a las comorbilidades, es frecuente que
los pacientes no puedan generar flujos espiratorios eleva-
dos para impulsar el moco al exterior. Tercero, la presencia
del balón de TET hinchado disminuye notablemente la ve-
locidad mucociliar.16 Se ha demostrado que en pacientes
críticos intubados, la velocidad mucociliar es muy baja
(0.8-1.4 mm/min);17 la disminución del aclaramiento
mucociliar se asocia a mayor riesgo de complicaciones
pulmonares.
Aunque muchos pacientes presentan colonización bac-
teriana durante la VM, sólo una proporción desarrolla
posteriormente infección respiratoria. En los pacientes
críticos se puede encontrar una inmunoparálisis temporal
al inicio de su estancia en la UCI. Algunas investigaciones
se han centrado en evaluar la expresión del human-leu-
kocyte antigen-DR (HLA-DR) en monocitos periféricos
como marcador la función inmune y han encontrado una
disminución en la expresión de HLA-DR en pacientes que
posteriormente desarrollaron NIH.18,19
PrevenciónLos factores de riesgo para el desarrollo de NIH se pue-
den diferenciar en modificables y no modificables. Los
factores de riesgo modificables son obviamente el objeti-
vo principal de las estrategias para reducir la incidencia
de NIH. La aplicación de estas estrategias (Tabla 1) debe
estar enfocada en reducir la transmisión cruzada, el ries-
go de aspiración a través del balón del TET en pacientes
ventilados y la carga bacteriana de la orofaringe. Las es-
trategias con eficacia probada para reducir la morbilidad
y mortalidad en relación con el control de las infecciones
se deben agrupar y aplicar juntas en forma de paquetes
de medidas, ya que su aplicación conjunta puede resultar
en mejores resultados clínicos que la aplicación por sepa-
rado. El diseño de paquetes preventivos sólo es el primer
paso y debe seguirse de una evaluación continua del cum-
plimiento por el personal asistencial y las mejoras en la
aplicación de las intervenciones.20-22
Medidas preventivas generales
Una buena formación entre el personal de la UCI en re-
lación con la fisiopatología y las estrategias preventivas
de la NAVM puede ser eficaz en disminuir la incidencia
de esta complicación. El personal de enfermería y fisiote-
rapia respiratoria deben ser los principales objetivos de
estos programas educativos, con una evaluación frecuente
del cumplimiento y una retroinformación del personal.22
El cumplimiento de medidas simples para el control de
la infección como la desinfección de las manos con solu-
ciones alcohólicas reduce de forma eficaz la transmisión
cruzada de patógenos y la incidencia de NAVM.23 La Or-
ganización Mundial de la Salud ha respaldado la higiene
de manos como el elemento individual más importante
de las estrategias para prevenir las infecciones asociadas
a dispositivos sanitarios. En conjunto, la mayoría de es-
tudios realizados en UCI ha mostrado consistentemente
una reducción de las infecciones nosocomiales mediante
la aplicación de la higiene de manos con alcohol.
También se recomienda la interrupción y disminución dia-
ria de la sedación para evitar una alteración profunda de
las defensas pulmonares, así como evitar los paralizantes
musculares. Varios estudios aleatorizados en pacientes
ventilados mostraron que la infusión continua de sedación
con interrupción diaria hasta conseguir un despertar re-
ducía la duración de la VM y la estancia en UCI en com-
paración con la infusión continua sin interrupción.24,25
Prevención de la neumonía nosocomial M. FERRER et al.
Medicinarespiratoria
39
Ventilación no invasiva
La intubación traqueal para VM es el principal factor de
riesgo para NIH y por lo tanto debería evitarse siempre
que fuera posible. La ventilación no invasiva (VNI) es
una alternativa válida en pacientes con agudización de
la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el
edema pulmonar cardiogénico y algunos pacientes con in-
suficiencia respiratoria hipoxémica, como los inmunode-
primidos con infiltrados pulmonares e insuficiencia respi-
ratoria.26 Además, la VNI también se puede usar de forma
segura para facilitar la extubación temprana y evitar el
weaning prolongado de la VM. Por lo tanto, cuando esté
indicada se debería intentar utilizar la VNI para evitar la
intubación traqueal o reducir su duración.
Balón del tubo traqueal
En los últimos años se han hecho diversos intentos para
mejorar el diseño de los TET para reducir el riesgo de
aspiración de secreciones contaminadas por patógenos
a través del balón. Recientemente se han desarrollado y
evaluado algunos balones novedosos hechos de poliureta-
no, silicona o látex, tanto en laboratorio como en estudios
clínicos. En particular, un balón de poliuretano tiene un
grosor de 5-10 μm comparado con los 50 μm de los ba-
lones de PVC; en consecuencia, una vez inflados, forman
pliegues mucho mejores y se puede evitar o reducir la as-
piración de secreciones a través del balón (Figura 1).27 La
forma del balón también juega un papel importante en la
prevención de la aspiración. Comparado con los balones
estándar de forma cilíndrica, los balones diseñados con
una forma cónica lisa permiten eliminar los pliegues en la
sección completa de la zona de contacto entre la tráquea
y el balón, con independencia del material utilizado. Es
importante mantener la presión del balón del TET entre
25-30 cmH2O, especialmente cuando se aplican niveles de
bajos de presión positiva al final de la espiración (PEEP)
con el objetivo de prevenir fugas macroscópicas de secre-
ciones contaminadas hacia las vías aéreas bajas y el daño
traqueal. Los ajustes del ventilador pueden jugar un papel
en la patogenia de la NAVM. Concretamente, la PEEP
puede disminuir la incidencia de NAVM al contrarrestar
la presión hidrostática ejercida por las secreciones orofa-
ríngeas por encima del balón del TET, disminuyendo la as-
piración pulmonar. Un estudio reciente mostró que niveles
de PEEP entre 5 y 8 cmH2O en pacientes ventilados con
buena oxigenación disminuyen la incidencia de NAVM.28
Tubos traqueales recubiertos con agentes antimicrobianos
Recubrir los TET con agentes antimicrobianos como la
plata es una estrategia novedosa para prevenir la for-
mación de biofilm dentro de la superficie interna y de la
NAVM. Varios estudios en animales de laboratorio han
mostrado que los TET recubiertos con plata retrasan la
colonización de la superficie interna del TET y disminuyen
la carga bacteriana del parénquima pulmonar, en compa-
ración con los TET estándar.29,30 Sin embargo, la eficacia
del recubrimiento con plata parece disminuir con el tiem-
po. Así, mientras los estudios animales muestran de for-
ma consistente ausencia de colonización y formación de
biofilm después de 24 horas de VM, se ha observado que
al prolongar la VM hasta 72 horas aparece importante
colonización del TET a menos que se extraiga mecáni-
camente el biofilm.31 El estudio North American Silver-
Coated Endotracheal Tube (NASCENT) aleatorizó 2003
pacientes con expectativa de VM superior a 24 horas en-
tre ser intubados con un TET cubierto de plata o un TET
convencional. El TET recubierto con plata se asoció a una
menor incidencia de NAVM confirmada microbiológica-
mente (4.8% vs. 7.5%; p=0.03), con una disminución
relativa del riesgo de 36%.32 Sin embargo, en la práctica
clínica hay que tener en cuenta los beneficios y las limita-
ciones de estos nuevos TET y reservar su uso a pacientes
con expectativa de VM por períodos más prolongados y
con mayores riesgos asociados de NIH.
Aspiración de secreciones subglóticas
La aspiración de secreciones sub-glóticas mediante TET
especiales disminuye la presión hidrostática sobre el ba-
lón y previene potencialmente la filtración macroscópica
a través del mismo (Figura 3). Un meta-análisis mostró
que el drenaje de las secreciones subglóticas disminuye
40
la incidencia de NAVM a casi la mitad, principalmente a
expensas de la neumonía de inicio precoz.33 Sin embargo,
un estudio multicéntrico reciente de Lacherade y colabo-
radores en 333 pacientes aleatorizados a ser intubados
con un TET que permitía el drenaje de secreciones sub-
glóticas o coa un TET estándar mostró una incidencia de
NAVM de 15% en los pacientes del grupo de tratamiento,
comparado a la de 26% en el grupo control (p=0.02).
(34) Hay que remarcar que este fue el primer ensayo clí-
nico que mostró la eficacia de la aspiración de secreciones
subglóticas en disminuir tanto la NAVM de inicio precoz
como tardío.
Manejo del circuito del ventilador
Los estudios clínicos y meta-análisis en adultos muestran
pruebas consistentes de que los cambios rutinarios del cir-
cuito del ventilador no disminuyen el riesgo de infecciones
nosocomiales ni los costes.35,36 Por lo tanto, los circuitos
no deberían cambiarse a menos que se ensucien o dañen.
Aún más importante, la inoculación involuntaria del con-
densado contaminado de los tubos o los nebulizadores en
las vías aéreas bajas debería evitarse mediante un vaciado
cuidadoso de los circuitos del ventilador y las trampas de
agua.37 Hasta el momento no hay datos concluyentes que
muestren cambios en la incidencia de NAVM y el pronós-
tico de los pacientes usando intercambiadores de calor y
humedad o humidificación con agua caliente.38 Por ello
no se puede recomendar ningún método de humidificación
para la prevención de la neumonía.
La instilación de solución salina a través del TET antes de
la aspiración de secreciones es una medida controvertida.
En teoría, en pacientes sedados en posición semi-incor-
porada con la superficie interna del TET colonizada, la
instilación de solución salina puede aumentar el riesgo de
traslado de patógenos a la vía aérea. Por lo tanto, debido
a las pocas pruebas disponibles, no se puede recomendar
esta medida.
Posición corporal
Los pacientes intubados tienen un elevado riesgo de aspi-
ración gastropulmonar cuando están en posición supina
(0º) comparado con la posición semi-incorporada (45º).
Un estudio clínico aleatorizado mostró una reducción en
la incidencia de NAVM en pacientes en posición semi-in-
corporada respecto a los que estaban en posición supina.39
Además, este estudio confirmó mayor riesgo de NAVM en
pacientes con nutrición enteral. Un estudio posterior ha
puesto en duda la factibilidad de la posición semi-incor-
porada y sus beneficios para prevenir la NAVM, ya que los
pacientes se pudieron elevar de media solo 28º por enci-
ma de la horizontal.40 Sin embargo, las recomendaciones
americanas y europeas aconsejan disponer a los pacientes
intubados preferentemente en posición semi-incorporada
(30-45º) en lugar de la supina (0º) para prevenir la aspi-
ración, en especial cuando reciben nutrición enteral.41
Camas rotatorias
La gente sana cambia normalmente de posición, incluso
durante el sueño, cada pocos minutos. Por el contrario, los
pacientes ingresados, especialmente en la UCI, se man-
tienen en la posición supina o semi-incorporada durante
días, con pocos o ningún cambio en la posición corporal.
Algunas camas de UCI permiten la rotación de los pacien-
tes en el eje longitudinal de una posición lateral a la otra
y parece que esto ayuda a reducir el agua pulmonar ex-
travascular, mejorar las relaciones ventilación-perfusión y
mejorar la movilización de las secreciones respiratorias.
En pacientes con riesgo aumentado de inmovilización
prolongada e infección respiratoria la rotación lateral
continua debería considerarse como un método factible
añadido a otras medidas preventivas de infecciones res-
piratorias.42
Profilaxis de la úlcera de estrés y nutriciónenteral en pacientes intubados
Hay pruebas claras de que en pacientes intubados y ven-
tilados el estómago está colonizado frecuentemente por
patógenos.13 La alcalinización del contenido gástrico de-
bido a fármacos para prevenir la úlcera de estrés y la
nutrición enteral continua son los principales factores de
riesgo para colonización gástrica.
Prevención de la neumonía nosocomial M. FERRER et al.
Medicinarespiratoria
41
En la UCI la profilaxis de la úlcera de estrés se hace habi-
tualmente con sucralfato, bloqueantes H2 de la histamina
o con inhibidores de la bomba de protones. El sucralfato
es el único tratamiento que puede prevenir potencialmen-
te la úlcera de estrés gastrointestinal sin aumentar el pH
gástrico.43 En la clínica hay que sopesar los beneficios
potenciales del sucralfato (con menor riesgo potencial de
NAV pero mayor de sangrado gastrointestinal) frente a
los bloqueantes H2 o inhibidores de la bomba de protones
(con mayor riesgo potencial de NAV pero menor de san-
grado gastrointestinal) y probablemente limitar la profi-
laxis de la úlcera de estrés a pacientes de alto riesgo.44
La nutrición enteral está considerada como un factor de
riesgo para el desarrollo de NIH, principalmente debido a
un mayor riesgo de alcalinización del contenido gástrico,
reflujo gastroesofágico y aspiración gastropulmonar. Sin
embargo la alternativa, la nutrición parenteral, se asocia
a mayor riesgo de infecciones asociadas a catéteres, com-
plicaciones en los puntos de inserción, mayor coste y pér-
dida de la arquitectura de las vellosidades intestinales, lo
que puede facilitar la translocación microbiana enteral.
Muchos pacientes de UCI tienen trastornos del vaciado
gástrico; en ellos, la colocación de la sonda de alimen-
tación más allá del píloro puede alcanzar los objetivos
de nutrición sin aumentar el riesgo de aspiración gastro-
pulmonar. Un meta-análisis mostró que la nutrición en
el intestino delgado se asociaba a menor incidencia de
neumonía en comparación con la administración gástri-
ca.45 Sin embargo, otro meta-análisis no confirmó estos
beneficios.46 Por lo tanto, la alimentación post-pilórica en
pacientes de UCI se debería utilizar preferentemente en
caso de trastornos de vaciado gástrico.
Modulación de la colonización orofaríngeay gastro-intestinal
Uno de los factores más importantes en la patogenia de
la NIH son los cambios precoces de la flora oral después
de la intubación traqueal hacia un predominio de patóge-
nos aerobios Gramnegativos. Por lo tanto se han dedicado
grandes esfuerzos para modular la flora orofaríngea en
los pacientes de UCI y así reducir el riesgo de aspiración
de patógenos. Se han estudiado diferentes antisépticos
para la descontaminación orofaríngea, como son el glu-
conato de clorhexidina, el iseganan o la povidona yodada.
La clorhexidina ha sido la sustancia más estudiada.47,48 Es
un antiséptico clorofenil bisbiguanide catiónico que se ha
utilizado durante mucho tiempo como un inhibidor de la
formación de la placa dental y para prevenir la gingivitis.
Los lavados orales con clorhexidina disminuyen la inciden-
cia de NAVM de forma eficaz, especialmente en pacientes
cardio-torácicos en la UCI. Los resultados en pacientes
de UCI no cardíacos son más inciertos. Pero más recien-
tes han demostrado una disminución significativa en las
tasas de NAVM en este tipo de pacientes cuando la con-
centración de clorhexidina se aumentó hasta un 2%.49,50
Por lo tanto, la descontaminación oral con clorhexidina
debería utilizarse de rutina, especialmente en pacientes
cardiotorácicos; su utilidad como estrategia preventiva de
NAVM en otras poblaciones de UCI aún requiere mayor
evidencia, aunque el uso de concentraciones más elevadas
de clorhexidina ha mostrado resultados prometedores.
La descontaminación selectiva digestiva (DSD) se ha
venido utilizando como estrategia preventiva de la NIH
durante casi 3 décadas. La DSD comprende una combi-
nación de antibióticos no absorbibles frente a patógenos
Gram-negativos (p.ej. tobramicina, polimixina E) junto
con anfotericina B o nistatina administrados en el tubo
digestivo, con el objetivo de prevenir la colonización oro-
faríngea y gástrica por bacilos gram-negativos aerobios y
Candida spp. mientras se preserva la flora anaerobia. Al-
gunas pautas incluyen antibióticos sistémicos (habitual-
mente cefotaxima) por un período corto de tiempo junto
con los antibióticos no absorbibles por vía digestiva. La
DSD reduce la incidencia de NAVM y es la única estrate-
gia preventiva individual que ha mostrado beneficios en la
supervivencia de los pacientes de UCI.51,52 Los efectos a
largo plazo de la DSD en la aparición de resistencias bac-
terianas y el riesgo de superinfecciones todavía son temas
controvertidos.53 Los antibióticos usados en la DSD alcan-
zan concentraciones muy altas en el tubo digestivo, lo que
mejora su actividad bactericida y reduce el riesgo de desa-
rrollar resistencias antibióticas posteriormente durante la
re-colonización del tubo digestivo.54 Por lo tanto, durante
la DSD se recomienda llevar a cabo un seguimiento ade-
42
cuado de los patrones de resistencia antibiótica dentro de
la UCI y del hospital. Los antimicrobianos parenterales y
enterales usados en las pautas estándar de DSD son efi-
caces solamente frente a patógenos Gram-negativos aero-
bios y pueden promover un sobrecrecimiento de SAMR y
Enterococcus spp. (incluidas cepas resistentes a vancomi-
cina ) en el intestino. Algunos investigadores recomiendan
el uso de vancomicina enteral en UCIs con altas tasas
endémicas de SAMR. Sin embargo, el uso de vancomicina
como profilaxis genera dudas, ya que es todavía un agente
de primera línea frente a SAMR, al contrario de los anti-
microbianos utilizados frente a patógenos Gramnegativos
y hongos en la DSD estándar.
Los intentos iniciales de profilaxis de la NAVM mediante
antibióticos parenterales fueron infructuosos. Solo un es-
tudio mostró que la administración de cefuroxima tras la
intubación de emergencia y durante 48 horas en pacien-
tes con coma estructural(55) o quemaduras graves fue
una estrategia profiláctica eficaz y disminuyó la tasa de
NAVM. En consecuencia, el uso rutinario de antibióticos
parenterales no está recomendado hasta disponer de más
datos.
Varios ensayos clínicos han intentado modificar el cre-
cimiento gastro-intestinal y orofaríngeo de patógenos
mediante el uso de probióticos. Los probióticos son mi-
croorganismos que se pueden administrar tanto en for-
ma de cepas individuales o en diferentes combinaciones.
Estos microorganismos se administran con frecuencia
con ingredientes alimentarios no digeribles que facilitan el
crecimiento y/o la actividad bacteriana (prebióticos). Los
productos que contienen tanto probióticos como prebióti-
cos se llaman simbióticos. El uso de probióticos es una es-
trategia prometedora en la prevención de la NAVM; (56)
sin embargo, hace falta más pruebas antes de recomendar
su uso en todos los pacientes ventilados mecánicamente,
en particular debido a la heterogeneidad de los estudios
previos.
ConclusiónMuchas medidas preventivas individuales se muestran efi-
caces en estudios clínicos controlados, aunque la mejoría
de la mortalidad es menos frecuente. Ello está posible-
mente relacionado con el hecho de que la mortalidad atri-
buida a la NAVM no está bien establecida. El abordaje
multifactorial es más factible en la práctica clínica diaria
en forma de paquetes de medidas de eficacia probada y
programas educativos para el personal.
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Prevención de la neumonía nosocomial M. FERRER et al.
Medicina respiratoria
45
2013, 6 (1): 45-52
RESUMEN
La tuberculosis causada por Mycobacterium tuberculosis es una enfermedad infectocontagiosa que afecta a más de una ter-cera parte de la población mundial. El objetivo de la vacunación es el de mejorar la respuesta inmune frente la tuberculosis y reducir la incidencia de la enfermedad activa. Desde hace más de 100 años se lleva utilizando la vacuna BCG derivada de una cepa atenuada de Mycobacterium bovis, denominada bacilo de Calmette-Guérin, para la prevención de la TB. La vacuna BCG tiene una eficacia variable, además de que su protección es transitoria y no se puede administrar en personas ya infectadas. En base a nuevos conocimientos sobre el genoma de Mycobacterium tuberculosis y la respuesta inmunitaria antituberculosa se han propuesto más de 200 nuevas posibles vacunas. En este trabajo se hace una revisión de la nueva generación de vacunas candidatas para la prevención y el tratamiento de la tuberculosis.
Palabras clave: vacuna BCG, prevención tuberculosa, vacunas terapéuticas
Aspectos generales dela tuberculosis.A La tuberculosis está producida por el Mycobacterium
tuberculosis (Mtb), descubierto en 1882 por Koch. Otras
micobacterias relacionadas son la M. bovis, la M. african-
num y la M. ulcerans. Las llamadas micobacterias atípi-
cas infectan al hombre, provocan una respuesta inmune,
pero rara vez ocasionan enfermedad, salvo en inmunode-
ficiencias como la infección por VIH1.
La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que provoca
una alta morbilidad y mortalidad en el mundo. El nombre
de tuberculosis deriva de la formación de unas estructuras
celulares características denominadas tuberculomas don-
de los bacilos quedan encerrados. La pulmonar es la forma
más común de tuberculosis, así como la más importante
Actualización de las nuevas vacunas frente a la tuberculosis
ANA MARÍA CORDERO CRUZ, RUTH GIL PRIETO Y ANGEL GIL DE MIGUEL.
Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública e Inmunología y Microbiología Médicas de la Universidad Rey Juan Carlos.
e-mail: [email protected]
46
en términos epidemiológicos. Se estima que una tercera
parte de la población mundial se encuentra infectada con
el bacilo de Koch. En el año 2010 se registraron 8,8 mi-
llones de nuevos casos y 1,1 millones de muertes anuales
en los VIH negativos y 350.000 en los VIH positivos2.
En España, según los datos recientemente publicados por
el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Sa-
lud Carlos III, en el año 2010 se notificaron de forma
individualizada 7.162 casos de tuberculosis, lo que co-
rresponde a una tasa de incidencia de 15,54 casos por
100.000 habitantes. Del total de casos, 5.351 correspon-
den a tuberculosis pulmonar, 100 a meningitis tuberculo-
sa, y 1.711 a tuberculosis de otras localizaciones (tasas
de 11,61; 0,22 y 3,71 casos por 100.000 habitantes,
respectivamente). La tasa global descendió un 8,4% res-
pecto al año 2009, debido principalmente al descenso de
la tuberculosis pulmonar, que fue de un 11%. Dentro de
la UE, España es considerada un país de baja incidencia
de tuberculosis, siendo menor de 20 casos/100.000 habi-
tantes (figura 2). 3
Vacuna BCG.
Desde hace más de 100 años se utiliza el Bacilo de Cal-
mette-Guérin (BCG) para la prevención de la TB. La vacu-
na de BCG se llama así por estar compuesta por el bacilo
de Calmette y Guerin. Albert Calmette (Niza, 1863-París,
1933) y Camille Guerin (Poitiers, 1872-París, 1961),
respectivamente, médico y veterinario, trabajaron juntos
desde el año 1907 a 1919 en la atenuación de bacilos de
M. bovis realizando 230 cultivos sucesivos en un medio de
glicerina, patata y bilis hasta conseguir la pérdida de su
poder patógeno, manteniendo la antigenicidad. Esta vacu-
na viva atenuada (bacilo de Calmette-Guérin, o BCG) co-
menzó a usarse masivamente en Europa en 1921 para la
prevención de la tuberculosis, y actualmente forma parte
de los programas nacionales de vacunación en los países
miembros de la OMS4.
Calmette y Guerin obtuvieron su vacuna de forma empí-
rica, sin conocer en qué radicaba el diferente comporta-
miento entre el patógeno, Mtb, y su vacuna. Sólo ahora,
Vacunas frente a la tuberculosis A. GIL DE MIGUEL et al.
Figura 1. Tasa de Incidencia de tuberculosis a nivel mundial en 2011
Fuente: Informe de la Organización Mundial de la Salud. 2012. http://gamapserver.who.int/mapLibrary/app/searchResults.aspx
Medicinarespiratoria
47
con los avances genéticos y el descubrimiento del genoma
del Mtb, se sabe que en los sucesivos pases se iban per-
diendo genes y que en ello radica la atenuación de patoge-
nicidad. Sin embargo, la BCG aún comparte más del 90%
de su ADN con el Mycobacterium tuberculosis5.
Indicaciones y contraindicaciones
La indicación universal depende del riesgo de infección
tuberculosa que ocurra en el país y la indicación individual
de la existencia de un contacto mantenido e inevitable con
una persona enferma. Entre las contraindicaciones más
comunes destacan la prematuridad con menos de 2.000
g al nacimiento, la inmunosupresión o inmunodeficiencia,
como la de los pacientes con SIDA (salvo casos de muy
alto riesgo, entre los que se incluyen los lactantes infec-
tados con VIH), debido al riesgo de infección diseminada.
También está contraindicada en enfermos de tuberculosis
o infectados con prueba de tuberculina positiva y durante
el embarazo, principalmente en el primer trimestre6.
Eficacia de la vacuna con BCG
La vacuna protege contra las
formas graves de tuberculosis en
el niño (meningitis TB y tuber-
culosis miliar), pero su eficacia
en la prevención de la tubercu-
losis pulmonar en el adulto es
muy variable7. A pesar de que
la vacuna BCG es segura para
su administración en el recién
nacido, (aproximadamente 100
millones de niños son inmuni-
zados con BCG cada año), uno
de los problemas que presenta
es la amplia variabilidad en el
grado de protección que se logra
inducir, particularmente cuan-
do se administra a personas en
edad adulta8. Se ha determinado
que la eficacia de dicha vacuna
varía desde 0 hasta el 80%, de-
pendiendo de diversos factores como son: la cepa vacunal
administrada, la edad del paciente al momento de la apli-
cación, la exposición previa del paciente a micobacterias
no tuberculosas presentes en el medio ambiente y, desde
luego, la participación de factores genéticos intrínsecos
asociados al montaje de la respuesta inmune derivada de
la vacunación9.
Otro de los factores que impactan en la eficacia de la
vacuna con BCG parece ser la localización geográfica de
la población a la que se aplique. En términos generales el
grado más alto de protección se obtiene en las poblacio-
nes más alejadas del ecuador. Por lo anterior, aunque la
BCG se aplica de manera generalizada a los recién na-
cidos en países con incidencia de tuberculosis alta, como
los ubicados en Asia y África, en países donde la inciden-
cia de tuberculosis es baja (como en Austria, Finlandia,
Gran Bretaña, etc.) la vacunación se recomienda sólo a
los individuos que se encuentren en situación de riesgo al
contagi10.
48
Nuevas estrategias de prevención.
Objetivo
El objetivo de las nuevas vacunas es conseguir una pro-
tección más duradera y un mayor porcentaje de eficacia.
Estas características deben alcanzarse sin perder otras
que la BCG posee: de seguridad, bajo coste, aplicabilidad
a cualquier población y compatibilidad con el resto del
calendario vacunal. Además, a pesar de la dificultad que
ello supone, sería muy interesante que fuera eficaz en los
casos de reactivación y reinfección de la TB11-12.
En marzo de 2012, el grupo de trabajo Stop Tuberculosis
Partnership’s Working Group dedicado a las nuevas vacu-
nas frente a la TB publicó un plan estratégico13 que traza
el curso futuro de la investigación sobre la vacuna de la
tuberculosis y pretende ser una guía todas aquellas par-
tes implicadas, desde los investigadores a los dirigentes
políticos. El plan esboza los principales retos científicos
y las prioridades que deben ser abordadas para desarro-
llar vacunas que salven vidas frente a la enfermedad de
la tuberculosis y que están estructuradas en cinco áreas
prioritarias:
• Creatividad en la investigación y el descubrimiento. La
cuestión principal que se plantea es por qué ciertos in-
dividuos infectados con M. tuberculosis son resistente a
la enfermedad de la TB.
• Establecimiento de una correlación entre la inmunidad y
los biomarcadores para vacunas contra la tuberculosis.
• Ensayos clínicos basados en la armonización y la coope-
ración. La principal cuestión que se plantea es si las va-
cunas de TB pueden reducir eficazmente la transmisión
de M. tuberculosis.
• Selección racional de candidatos para una nueva vacuna
contra la TB. Esta área prioritaria aborda el reto de
que todas las líneas de investigación abiertas compar-
tan una serie de criterios uniformes para la selección y
el desarrollo de nuevas vacunas contra la tuberculosis.
• Importancia de la necesidad de colaboración, promo-
ción y financiación. Aquí, el énfasis está puesto en de-
sarrollar enfoques de financiación innovadores para
conseguir financiamiento para la obtención de vacunas
contra la tuberculosis.
Población diana
Según la información recogida de la experimentación in-
munitaria desarrollada y de los ensayos clínicos se plan-
tean dos tipos de poblaciones a proteger, que muy probla-
mente van a necesitar distintas estrategias vacunales y
preparados1.
En primer lugar, estaría un tipo de población no infec-
tada, formada por individuos que hasta ese momento no
han tenido ningún contacto con el Mtb y quizás tampoco
con micobacterias atípicas. Estaría compuesto preferen-
temente de recién nacidos y lactantes con un sistema in-
munitario virgen.
En segundo lugar, se encontraría la población infectada,
integrada por las personas con formas latentes de tuber-
culosis, que se calcula son más del 90% de las infectadas.
En ellas, se ha comprobado que el Mtb consigue modificar
la respuesta inmunitaria y, además, aparecen en el hues-
ped nuevos antígenos tuberculosos que no estaban expre-
sados por el bacilo infectante.
Un subgrupo especial estaría formado por los propios
enfermos tuberculosos para los que la administración de
la vacuna sería una forma de inmunoterapia coadyuvante
simultánea a la terapia anti-tuberculosa.
Nuevas Vacunas contra la TB
Actualmente, las estrategias seguidas en los ensayos clí-
nicos actuales de las vacunas se centran en obtener una
vacuna BCG más inmunogénica, con la esperanza de au-
mentar la protección. Existen vacunas en fase de desarro-
llo que podrían utilizarse para la infección, vacunas pro-
filácticas, o para prevenir la progresión primaria hacia la
enfermedad o la reactivación de la TB latente. También se
están llevando a cabo ensayos para obtener vacunas que
Vacunas frente a la tuberculosis A. GIL DE MIGUEL et al.
Medicinarespiratoria
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podrían usarse como agentes inmunoterapéuticos, tam-
bién denominadas vacunas terapéuticas, para mejorar la
capacidad de respuesta a la quimioterapia en pacientes
infectados1 (tabla 1).
Se están desarrollando dos líneas diferentes de trabajo
para obtener vacunas para la prevención de la TB26. La
primera línea trata de desarrollar vacunas que sustitui-
rían a la BCG, para evitar el riesgo de infección asociada
con la vacuna actual en pacientes con VIH24, pudiendo ser
una versión mejorada de BCG o una nueva vacuna viva
atenuada M. tuberculosis,. La segunda está basada en la
estrategia de refuerzo inductor, “prime-boost”, que con-
siste en administrar en una etapa posterior una vacuna
adicional tras la administración de BCG que se adminis-
traría a los lactantes junto a otras vacunas en 3-9 meses
de edad y como un protocolo de refuerzo en los adultos
jóvenes.
De los 12 candidatos de vacunas en ensayo clínico, 11 son
para prevención de la TB y uno es una vacuna inmunote-
rapéutica.
Vacunas vivas recombinantes derivadas de BCG
Se han desarrollado sistemas vacunales basados en vecto-
res bacterianos que modifican la clásica vacuna BCG para
conseguir aumentar su capacidad protectora. En este sen-
tido, destacan los sistemas recombinantes basados en la
cepa BCG (r-BCG). Los mejores resultados se han obteni-
do mediante la modificación de BCG, que deriva en la so-
breexpresión del Ag85B (rBCG30), proteína de 30 KDa,
logrando una inducción de la respuesta inmune superior a
la conseguida con la administración parenteral de la BCG,
y son resultados derivados de un ensayo clínico fase I. 27
Otra posible vacuna interesante basada en esta misma
estrategia, actualmente en ensayo clínico fase Ib es
VMP100228,29, consiste en la construcción de cepas r-
BCG en las que se ha eliminado el gen de la ureasa y se
ha introducido un gen de la Listeria monocytogenes que
expresa listeriolisina, provocando modificaciones del pH y
de la pared de los lisosomas de las células que fagocitan
los bacilos BCG, facilitando su salida al citosol. Esta cir-
cunstancia, que no ocurre en la BCG clásica, favorece la
presentación de antígenos de clase I de la micobacteria a
las células T CD8+, proceso que en el caso de la vacuna-
ción con BCG se considera ineficiente25.
Vacuna de refuerzo
Debido a que la inmunidad obtenida con la vacunación
de BCG disminuye con el paso del tiempo, la estrategia
de refuerzo inductor trata de aumentar la inmunidad y
la protección generada anteriormente por la vacunación
con BCG.
En los sistemas vacunales de este tipo se emplean vecto-
res virales en los que se expresan antígenos micobacteria-
nos con probada capacidad inmunogénica. Una vacuna de
este tipo es la basada en el virus Ankara (r-MVA) modi-
ficado genéticamente para expresar el Ag85 (MVA85A)
(30). Esta vacuna atenuada se ha diseñado como vacuna
de refuerzo para niños, adolescentes y adultos, y se en-
cuentra en estudios de fase clínica IIb, y se evaluó entre
2009 y 2011 en Sudáfrica sobre 2797 niños. Los resul-
tados se esperan a principios de 2013. Desde el 2011, se
está desarrollando otro ensayo fase IIb en adultos infec-
tados por el VIH en Senegal y Sudáfrica, contando con
1400 sujetos reclutados14.
En otras vacunas virales candidatas muy prometedoras
parcialmente basadas en el uso de la secuencia codificante
del Ag 85, se emplean vectores vacunales de origen viral
de replicación defectiva. Destacan el adenovirus recom-
binante serotipo 5 (Ad5Ag85A), que expresa el antígeno
85A cuya capacidad inmunógena y seguridad está siendo
actualmente evaluada15, y adenovirus recombinante sero-
tipo 35 que expresa los antígeno 85A, 85B y TB10.4 que
está siendo evaluado en un ensayo clínico denominado
AERAS-402/Crucell que está ya en fase IIb31.
Debido a cuestiones de seguridad en la administración de
vacunas vivas o atenuadas, particularmente en pacientes
inmunosuprimidos, así como a los aspectos técnicos de
producción, almacenamiento y transporte, las vacunas vi-
vas atenuadas presentan limitaciones para su aplicación a
gran escala. Por este motivo, se están empleando vacunas
de subunidades para el recuerdo inmunitario por la capa-
Vacunas frente a la tuberculosis A. GIL DE MIGUEL et al.
Medicinarespiratoria
51
cidad del DNA desnudo para ser incorporado por las cé-
lulas adyacentes al sitio de inoculación y de ser transcrito
por la maquinaria de la célula para producir un péptido
o una proteína completa, que se encuentra clonada en un
vector de expresión. El antígeno producido se procesa
proteolíticamente y sus péptidos se presentan en el con-
texto de las moléculas de clase I del complejo principal de
histocompatibilidad (MHC), o bien estos péptidos pueden
ser liberados y posteriormente captados por células pre-
sentadoras profesionales de antígenos para su presenta-
ción a las células T, en el contexto de moléculas de clase
II. Por lo que es decisivo en esta técnica, la elección de
un antígeno presente en la BCG de la primovacunación,
con fuerte inmunogenicidad y para el que haya persistido
memoria inmunológica32.
Entre las principales ventajas de este sistema, se encuen-
tra el ser fáciles de obtener a gran escala mediante inge-
niería genética. Sin embargo, en estudios preclínicos estas
vacunas de ADN han presentado una baja efectividad,
necesitándose de dosis altas de la vacuna para lograr un
efecto protector33.
Actualmente, los ensayo clínicos en proceso, incluyen la
vacuna subunidad M72 (Mtb72F/AS01) (18,19), que se
encuentra en fase II, y que está formada por una serie
de proteínas recombinantes antigénicas que inducen una
fuerte respuesta CD4+ y CD8+ en modelos animales y
sujetos sanos con un resultado positivo en la prueba diag-
nóstica de la tuberculina34.
Otra vacuna candidata en ensayo clínico, en este caso fase
I, es AERAS-404 (Hybrid 4), basada en una proteína re-
combinante obtenida de la fusión del Ag85B y TB10.416
H56-IC3 es otra vacuna candidata en ensayo clínico. Está
formada por un antígeno asociado al periodo de latencia
de la TB (Rv2660c) junto con Ag85B, ESAT-6 y el ad-
yuvante IC3117.
Vacunas Terapéuticas
Hasta hace poco tiempo, la profilaxis de la tuberculosis
se centraba principalmente en la profilaxis primaria de
sujetos que no habían tenido ningún contacto con Mtb,
especialmente recién nacidos. Sin embargo, ante la alta
incidencia de la enfermedad y el alto riesgo de contagio
y diseminación por lo que se buscan vacunas que actúen
como inmunoterapia coadyuvante.
Un candidato de vacuna terapéutica es RUTI20,21, un frag-
mento celular de Mtb inactivado por calor, que ya se en-
cuentra en un estudio clínico fase II en España, que trata
de comparar tres dosis diferentes de esta vacuna tras un
mes de la administración de isoniazida en enfermos adul-
tos HIV positivos y negativos. Los resultados, hasta el mo-
mento, demuestran que el preparado es bien tolerado y la
eficacia está siendo actualmente evaluada.
Además, dos cepas de micobacterias inactivadas por ca-
lor, M. indicus (MIP)22 y M. vaccae (MOD-901)23-24 están
siendo evaluadas en sendos ensayos clínicos fase III en
combinación con el tratamiento quimioterápico para la
infección por Mtb.
Conclusiones
Está claro que la vacuna BCG, de amplio uso, no es eficaz
para prevenir la tuberculosis pulmonar en adultos en mu-
chas regiones del mundo. Nuevas investigaciones clínicas
sobre BCG abordan importantes interrogantes sobre las
correlaciones inmunitarias y la inmunización comparati-
va de las poblaciones destinatarias. Estas investigaciones
han sentado la base para las pruebas de nuevas vacunas
antituberculosas en los países endémicos. En su evalua-
ción clínica deberán abordarse muchas cuestiones críti-
cas, como su uso en poblaciones infectadas por el Mtb y
el VIH, con enfermedad tuberculosa activa o vacunadas
con BCG. La búsqueda del desarrollo de nuevas vacunas
eficaces contra la tuberculosis y de su introducción a los
países más necesitados dependerá del esfuerzo conjunto
de muchos asociados en la comunidad y, lo que es más
importante, del compromiso del personal de salud en las
naciones donde la tuberculosis es endémica35.
En la actualidad la investigación en vacunas contra la tu-
berculosis se encuentra en un momento crucial. Si bien la
última década se centró en el descubrimiento de nuevas
52
vacunas candidatas y su paso desde el laboratorio a los
primeros ensayos clínicos, la actual década está centrada
en consolidar este progreso29. Esto implica conocer la efi-
cacia de vacunas en desarrollo clínico y la identificación
de los tan necesarios marcadores de protección inmunita-
ria que serán de gran ayuda en la selección de la próxima
generación de vacunas candidatas, además de sentar las
bases para el comienzo comercialización y distribución de
la nueva vacuna contra la tuberculosis36.
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Medicina respiratoria
55
RESUMEN
La rehabilitación respiratoria es aceptada como una opción terapéutica efectiva en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica siendo recomendada en todas las guías tanto nacionales como internacionales en pacientes moderados y severos. Existen pruebas de que los efectos beneficiosos obtenidos tras el periodo intensivo de entrenamiento en la mayoría de los aspectos evaluados se mantienen durante un periodo de unos doce meses.
En la actualidad uno de los retos que tiene la rehabilitación respiratoria es el conseguir programas de mantenimiento efica-ces y que sean extensibles a un gran número de pacientes, tal como recomiendan las guías. La aplicación de la telemedicina a la práctica clínica diaria es cada vez más frecuente habiéndose incorporado asimismo a programas de rehabilitación .En el caso concreto de la rehabilitación respiratoria son todavía escasas las pruebas de su posible aplicación aunque desde un punto teórico las potenciales aplicaciones son evidentes.
Palabras claves: rehabilitacion respiratoria, mantenimiento, telemedicina
Introducción
La Rehabilitación respiratoria (RR) ha demostrado apor-
tar beneficios en los pacientes con EPOC con un grado de
evidencia A. Estos beneficios se centran fundamentalmente
en un incremento en la capacidad de esfuerzo para las
actividades de la vida diaria y en una mejoría en la ca-
lidad de vida relacionada con la salud (CVRS)1. Sin em-
bargo, la relación coste-eficacia de los programas de RR
es cuestionable1-2, siendo este aspecto aún no resuelto una
limitación para la implantación sistemática de la RR en
algunos países. La mayoría de programas se realizan en
centros hospitalarios o de rehabilitación y consisten en pro-
gramas amplios que se componen generalmente de Edu-
cación, Fisioterapia, entrenamiento de los distintos grupos
musculares y soporte psico-social1-6. Los programas suelen
estar constituidos por tres o cinco sesiones semanales de
30 a 90 minutos y la duración total del programa suele ser
2013, 6 (1): 53-60
Rehabilitación respiratoria. Mantenimiento de los beneficios: ¿Tele-Rehabilitación?
JUAN B. GÁLDIZ ITURRI. AMAIA GOROSTIZA MANTEROLA
Laboratorio Exploración Funcional. Servicio Neumología y Sección de Rehabilitación Respiratoria. Hospital Universitario Cruces,Ciberes(UPV/EHU)
e-mail: [email protected]
56
Rehabilitación respiratoria JB. GÁLDIZ et al.
de 8 a 9 semanas. Es bien conocido que el entrenamien-
to muscular es el componente de la RR más importante
para conseguir esta mejora1-4. Algunos estudios también
demuestran que el asociar el entrenamiento de los múscu-
los respiratorios al entrenamiento general incrementa los
beneficios en términos de disnea y capacidad de esfuerzo7-9
Una crítica constante a la RR es el hecho de que los be-
neficios alcanzados con los programas se pierden de for-
ma progresiva y constante una vez el paciente finaliza el
tratamiento y pierde contacto con el equipo. Vale et al10
y Ketelaars et al11, muestran que los beneficios obtenidos
tanto en capacidad de esfuerzo como en CVRS se pierden
progresivamente cuando el paciente finaliza el programa y
ambos sugieren que deben buscarse estrategias para man-
tener los efectos. Posiblemente existen varios factores que
pueden influir en el mantenimiento o no de los beneficios de
la RR a largo plazo. El grado de intensidad de la obstruc-
ción, la propia evolución de la enfermedad, la existencia
de comorbilidad, la intensidad, duración y ubicación de los
programas, y finalmente y sobre todo, la aplicación o no
de técnicas de mantenimiento. No parece que el grado de
obstrucción de la vía aérea tenga relación con la persisten-
cia de los beneficios12-17. El estudio de Mall et al18, pone de
manifiesto la importancia de la evolución de la enfermedad
y la comorbilidad en el mantenimiento de los beneficios de
la RR y la intensidad y duración del programa de RR no
parecen influir en los resultados a largo plazo13-17 19,20. Sin
embargo, el lugar donde se realizan los programas si podría
tener un papel. Wijkistra et al21 y Stribjos et al22, mostraron
el mantenimiento de los beneficios hasta 18 meses cuando
el programa se realiza en el domicilio. Parece lógico pensar
que cuando se aplica una medida simple de mantenimiento
al acabar el programa, ya sea la realización estructurada
de ejercicios generales en grupo una vez por semana, o una
llamada periódica por vía telefònica14,15,19,23 o simplemente
el mantener el contacto con el equipo24, los resultados son
más positivos, consiguiéndose mantener tanto la capacidad
de esfuerzo como la CVRS, aunque no mucho más allá de
1-2 años. Lo que si parece claro es que cuanto menos in-
tensa es la estrategia de mantenimiento, menos eficaz es.
La introducción de la telemedicina para los programas de
rehabilitación respiratoria aporta una nueva herramienta
que puede utilizarse tanto en el periodo inicial de 8-9 se-
manas como en el periodo posterior, con el objetivo de pro-
longar los efectos beneficiosos obtenidos en la fase inicial.
Es teóricamente asumible que si se realizara un programa
de mantenimiento con una intensidad y duración suficientes
para mantener un buen cumplimiento a lo largo del tiempo,
los beneficios alcanzados en la fase intensiva de tratamien-
to podrían mantenerse a más largo plazo, influyendo posi-
tivamente en la evolución de la enfermedad, en la supervi-
vencia y finalmente en los costes sanitarios.
Siguiendo estos supuestos si en los pacientes con EPOC
se realizara un programa de Rehabilitación respiratoria
utilizando la telemedicina y fuera tan eficaz como el pro-
grama actual, tanto en la fase inicial como en la fase de
mantenimiento, y se consiguiera mantener los beneficios
alcanzados por la RR a largo plazo, incidiendo positiva-
mente en la evolución de la enfermedad, tendríamos una
nueva aproximación para realizar programas de RR. Un
programa de RR de mantenimiento mediante telemedicina
aplicado en pacientes con EPOC debería plantearse las si-
guientes exigencias: 1. Ser capaz de mantener a largo plazo
los beneficios sobre la capacidad de esfuerzo y la CVRS,
2. Reducir el coste total del tratamiento de los pacientes a
través de una reducción en el número visitas al hospital y
un menor número de exacerbaciones.
Eficacia a largo plazo
Los programas de rehabilitación para pacientes con en-
fermedad pulmonar obstructiva (EPOC) están bien esta-
blecidos como medio de reforzar la terapia estándar para
controlar y aliviar los síntomas, optimizar la capacidad de
ejercicio y mejorar la CVRS. La mayoría de los programas
de rehabilitación pulmonar se han realizado en un hospital
o Centro de salud bajo la supervisión directa de un médico
profesional y, según se ha comentado previamente, la falta
de acceso a la rehabilitación pulmonar es un impedimento
para el uso generalizado de esta intervención en la mayo-
ría de los países. Como alternativa a la realización de los
programas hospitalarios se ha propuesto la realización de
dichos programas en el domicilio. De una manera teórica, la
realización de programas domiciliarios implicaría que con
Medicinarespiratoria
57
una supervisión mínima y, por tanto, con menos recursos se
podrían incluir un mayor número de pacientes. Pero no hay
acuerdo sobre su eficacia y aceptación.
Recientes revisiones sistemáticas de estudios aleatorizados
de rehabilitación respiratoria en el ámbito domiciliario en
pacientes con EPOC evaluan los beneficios de esta inter-
vención teniendo como variable principal el incremento en
la capacidad de ejercicio25,26. Como objetivos secundarios,
analizan los riesgos de la rehabilitación pulmonar domi-
ciliaria y si los hallazgos son consistentes a través de los
diferentes grupos de pacientes con EPOC. Así, evaluando
estudios realizados en un periodo entre los años 2000-
2010, y analizando el mantenimiento de los beneficios
iniciales de la rehabilitación pulmonar, teniendo en cuenta
características del diseño, tamaño del grupo y duración del
seguimiento, se observó que la metódica empleada variaba
considerablemente entre los diferentes estudios. Quince es-
tudios evaluaron el rendimiento físico, la calidad de vida o
la disnea en pacientes con EPOC hasta 24 meses después
de su rehabilitación. Seis estudios realizaron evaluaciones
de seguimiento en pacientes con enfermedad pulmonar in-
tersticial y 1 estudio incluía pacientes con diagnóstico de
asma. Las tasas de exacerbación y el uso de los recursos
sanitarios se evaluaron en 20 estudios de pacientes con
EPOC. Los resultados indicaron que se consigue un man-
tenimiento de los efectos primarios hasta 1 año después de
la rehabilitación pulmonar en la EPOC, pero tales efectos
fueron menos pronunciados en pacientes con enfermedad
pulmonar intersticial. Las mejorías en parámetros secun-
darios como la tasa de exacerbaciones y el uso de los re-
cursos sanitarios no fueron consistentes a lo largo de los
estudios y las enfermedades. Las conclusiones de los au-
tores son que la RR tiene un efecto positivo a corto plazo
aunque investigaciones más recientes admiten mejorías en
las tasas de exacerbaciones y en el uso de recursos sanita-
rios, aunque existe acuerdo sobre la necesidad de trabajos
adicionales para demostrar la eficacia a largo plazo de la
rehabilitación respiratoria.
Otros autores han valorado los efectos de la rehabilitación
sobre parámetros de eficacia referidos al coste/beneficio de
dicho tratamiento. Griffiths y cols28 estudiaron 200 pa-
cientes con EPOC asignados a programas de rehabilitación
de seis semanas de duración o a atención médica están-
dar (grupo control), con un seguimiento durante 1 año. En
comparación con los del grupo control, los pacientes in-
cluidos en el grupo de rehabilitación demostraron mejorías
más significativas en la tolerancia al ejercicio y los test de
calidad de vida. Después de un año de seguimiento hubo
una pérdida progresiva de los efectos de la rehabilitación,
aunque las diferencias entre los dos grupos se mantuvieron
todavía estadística y clínicamente significativas.
Varios estudios han evaluado intervenciones de rehabilita-
ción a largo plazo con resultados no concluyentes. Guell y
cols5 aleatorizaron 60 pacientes con EPOC en un progra-
ma de 12 meses de intervención (6 meses de rehabilitación
intensiva diaria, 6 meses de mantenimiento supervisado se-
manal) o en un grupo con tratamiento estándar y un segui-
miento de 2 años. Comparando con el grupo control, se ob-
servaron mejorías en el grupo experimental en la tolerancia
al ejercicio, los síntomas (disnea) y CRQS. Los beneficios
continuaron presentes, pero descendieron en el segundo año
de seguimiento.
Troosters y cols29 distribuyeron al azar 100 pacientes con
EPOC en dos grupos: 6 meses de entrenamiento o medidas
habituales de cuidado médico, con un seguimiento de 18
meses. En los 70 pacientes que completaron la interven-
ción y el seguimiento de 6 meses, la tolerancia al ejercicio y
CRQS mejoraron a los 6 meses y persistieron durante el si-
guiente año. Engstrom y cols30 estudiaron 50 pacientes con
EPOC en un periodo de 12 meses o con seguimiento habi-
tual. La tolerancia al ejercicio mejoró significativamente en
los sujetos del grupo intervención, pero no hubo ninguna
mejora significativa en la calidad de vida (St. Georges Res-
piratory Questionnaire, perfil de impacto de la enferme-
dad). Wijkstra y cols21 estudiaron 36 pacientes con EPOC
distribuidos en tres grupos. Dos grupos recibieron durante
18 meses rehabilitación respiratoria domiciliaria con dos
sesiones semanales durante 3 meses, seguidas, seguidas de
mantenimiento semanal o mensual. El grupo de control no
recibió rehabilitación. y todos los pacientes fueron seguidos
durante un periodo de 18 meses. Se observaron mejorías en
la CRQS en el grupo experimental en comparación con el
grupo control, aunque tras más de 2 años de seguimiento
no hubo diferencia en la supervivencia entre los dos grupos,
58
y los beneficios disminuyeron a lo largo de 18 meses de
estudio.
En general, los estudios muestran que los diseños que inclu-
yen contacto telefónico semanal y una rehabilitación super-
visada mensual producen efectos modestos en el manteni-
miento de mejoras3,4,6.
Hay varias explicaciones posibles para los modestos efec-
tos de la intervención de mantenimiento y la imposibilidad
de obtener beneficios a largo plazo, pudiéndose considerar
tres: debilidad de las medidas estudiadas, ineficacia de la
intervención y los retos y cambios asociados con la propia
enfermedad crónica. En resumen, estos resultados sugieren
que un programa de mantenimiento de contacto semanal
por teléfono más sesión mensual de refuerzo supervisada
sólo tuvo un éxito modesto en el mantenimiento de los be-
neficios de salud y no fue suficiente para evitar totalmente
la progresión de la enfermedad en pacientes con enferme-
dad pulmonar crónica avanzada.
Se ha intentado buscar métodos para promover la adhesión
a realizar la RR en el ámbito domiciliario con diferentes
métodos en los que se empleaban llamadas telefónicas, mo-
nitores de actividad, telefonía móvil con diferentes aproxi-
maciones, llamadas semanales, tres veces por semana o
una llamada mensual. Este diseño podría considerarse una
continuación de la rehabilitación pulmonar en la fase in-
tensiva, 8 semanas, que puede no ser factible para muchos
centros. Las ventajas de los ejercicios supervisados una vez
por semana incluyen la prestación de un apoyo al paciente,
detección precoz de las exacerbaciones y la oportunidad de
obtener progresos en el entrenamiento con ejercicios31,35.
Otros diseños como el utilizado por Foglio20 que en un
estudio clínico aleatorizado de rehabilitación pulmonar
evaluando la eficacia de repetir los programas 1 y 2 años
después del tratamiento inicial en 61 pacientes con EPOC,
observaron que el retratamiento produjo mejoras en la ca-
pacidad de ejercicio, la tolerancia a la disnea y mejorías
en la calidad de vida, pero que a los 2 años los cambios
no difieren entre el grupo experimental y el grupo control.
Rehabilitación respiratoria JB. GÁLDIZ et al.
Figura 1. Número de publicaciones en enfermedades crónicas de telemedicina en los últimos 20 años
Medicinarespiratoria
59
Estas conclusiones quedaban limitadas por la alta tasa de
abandonos (25/61 de los pacientes, el 41%, no completa-
ron el estudio).
Telerehabilitación
Aunque las aplicaciones de la telemedicina en estos últimos
años han registrado un gran auge, todavía quedan aspectos
por evaluar, aparte de la propia eficacia de los métodos uti-
lizados, como es el coste/beneficio de dichas intervenciones
(Fig1). Rara vez se informa del coste y el beneficio en la
evaluación de estas técnicas. No está claro si en algunos
de los estudios publicados sobre las técnicas relacionadas
los investigadores estaban obligados a pagar por el equipo
utilizado para llevar a cabo la investigación. Los costes ge-
nerados por los equipos adicionales de telecomunicaciones
para estos pacientes son en su mayoría desconocidos, como
también se desconocen los costes de las mejoras de técni-
ca previas y los criterios que los pacientes deben satisfacer
para ser incluidos en los estudios y qué período de tiempo
se determina para la máxima mejoría clínica.
En el aspecto concreto de la aplicación de la telemedicina
a la rehabilitación existen numerosas publicaciones en pro-
cesos tan diversos como las enfermedades neurológicas o
traumatológicas, siendo aún escasas las experiencias en el
campo e la rehabilitación respiratoria.
En un estudio reciente37 cuyo objetivo fue examinar la efi-
cacia de un programa de tele-RR en comparación con un
programa tradicional se planteó la hipótesis de que la tele-
RR puede ser tan eficaz como la RR estándar en la me-
joría de la calidad de vida y la capacidad de ejercicio. Un
total de 147 pacientes EPOC se incluyeron en el programa
de tele-RR, mientras que un total de 262 pacientes lo fue-
ron en el programa estándar-RR para el mismo período de
tiempo. El programa de RR se llevó a cabo dos veces por
semana durante ocho semanas y los pacientes realizaban
ejercicios durante 2 h y educación de grupo durante 1 hora
por sesión. El programa de ejercicio fue supervisado por
Figura 2.
60
terapeutas respiratorios u otros profesionales de salud cali-
ficados y se seguían las pautas de RR para ejercicio.
Los pacientes asistieron al programa de tele-RR dos veces
por semana durante ocho semanas dentro de su comunidad
local. De igual forma que el estándar-RR, los pacientes con
tele-RR realizaron ejercicio de grupo de 2 h y asistieron a
la educación de grupo durante 1 hora por sesión. Los pa-
cientes del programa tele-RR recibieron sesiones de educa-
ción idénticas a las de los del programa estandar realizadas
a través de videoconferencia. Al final de cada sesión, a los
pacientes se les ofreció la oportunidad de hacer preguntas
a la página principal a través del teleprograma.
En función de datos previos propios, los autores asumían
que un programa estándar-RR había demostrado que tras
completar un programa de RR los pacientes utilizan menos
recursos sanitarios en el año siguiente tras RR, resultando
en una reducción neta de los coste de salud. Los resulta-
dos que obtuvieron los autores mostraban que el programa
de Tele-RR y el estándar conseguían tanto el programa de
Tele-RR como el estándar, mejoras estadísticamente signi-
ficativas en el SGRQ (5±0% versus 4.1±0.6%; P <0.05)
para ambos grupos. Del mismo modo, la capacidad al ejer-
cicio, el test de marcha 12 minutos, mejoraba igualmente
en ambos casos: Tele-RR y estándar-RR (81±10 m versus
82±10 m; P <0.05). La conclusión fue que un programa de
Tele-RR era un instrumento eficaz para conseguir mejoras
en la calidad de vida y capacidad de ejercicio comparable
con el programa estándar-PR.
Otros autores38 han presentado recientemente el proyecto
denominado TELEKAT, que pretende llevar a cabo un aná-
lisis coste/utilidad (CUA) de la tele-rehabilitación respira-
toria. El concepto del proyecto TELEKAT es reducir los
ingresos hospitalarios al permitir a los pacientes de EPOC
realizar el autocontrol y mantener las actividades de re-
habilitación en su propia casa. En el estudio se incluyen
pacientes con EPOC grave y muy grave .
Asimismo (Gorostiza y cols, datos no publicados) han de-
sarrollado un programa de Tele-RR (Fig 2,3) utilizando
sistemas de telemedicina en pacientes EPOC grave y pa-
cientes incluidos en lista de pretransplante pulmonar. Se
Rehabilitación respiratoria JB. GÁLDIZ et al.
Figura 3.
Medicinarespiratoria
61
han incluido 15 pacientes que, tras realizar un programa
intensivo de RR de 8 semanas en el Hospital, fueron es-
tudiados durante un periodo de 6 meses con el objetivo de
ver si se mantenían los beneficios obtenidos y si disminuían
la utilización de recursos sanitarios, respecto a los 6 meses
previos al estudio. Los resultados preliminares del estudio
muestran que todos los pacientes son capaces de realizar el
envío de datos (SatO2, frecuencia cardiaca, síntomas clíni-
cos, tiempo de ejercicio) a través de una PDA configurada
específicamente para el estudio, habiéndose obtenido una
adherencia de >90% al tratamiento con el mantenimiento
de los beneficios y un menor coste de recursos sanitarios.
En resumen se puede concluir que, a día de hoy, no existe
evidencia de métodos que cumplan la doble función de ser
eficaces en mantener los beneficios iniciales de la RR y al
mismo tiempo ser de uso general que permitiera incluir a
un gran número de pacientes. Los sistemas que se sirven
de la telemedicina presentan ventajas para su utilización
universal aunque deben demostrar su coste/eficacia.
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