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Hilo conductor 01

Hilo conductor rojo

Pastor Erich Engler

En esta nueva serie, que comenzamos hoy, vamos a hacer un viaje a través de la Biblia para

encontrar el hilo conductor que se extiende de principio a fin en ella.

Este hilo conductor, de color rojo carmesí, nos habla de la redención. Es el hilo conductor de

la sangre de Jesús.

Con la llegada de Jesús a la tierra llegó la gracia divina para toda la humanidad. La gracia no

es un tema más entre muchos otros, sino, que desde la perspectiva del nuevo pacto, la

gracia es la misma persona de Jesús.

Dicho de otra manera, la gracia divina tiene un rostro y este es el rostro de Jesús.

De acuerdo al diccionario, la palabra gracia tiene diferentes aplicaciones, pero, su principal

significado es: favor inmerecido.

Si bien la Biblia nos habla de los dones espirituales o dones de gracia, la gracia divina no se

limita a los talentos y/o capacidades que Dios repartió entre los creyentes, pues, de esa

manera, estaríamos basándonos en las obras que realizamos por medio de dichos dones.

Cuando hablamos de la gracia divina estamos refiriéndonos al favor inmerecido. De ninguna

manera podemos hacernos acreedores al favor divino, Él nos otorga dicho favor en forma

totalmente inmerecida.

Por eso, reitero, gracia es sinónimo de favor inmerecido. Naturalmente que junto con ese

favor Dios nos concede dones y capacidades para servir en su reino, pero, lo primero y

principal, y antes de otorgarnos dichos dones, nos dio a Jesús, la gracia divina

personificada.

Nosotros, como hijos de Dios, contamos con el mismo favor divino que contaba Jesús.

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La misma gracia divina que reposaba sobre la vida de Jesús es la que reposa ahora sobre

nosotros. Esto es lo maravilloso del nuevo pacto. Jesús no vino a traernos algo que Él

mismo no hubiese tenido.

Jesús era justo delante de su Padre y nosotros, gracias a Él, hemos sido justificados delante

de Dios. Jesús es el Salvador y vino a traernos la salvación. Jesús contaba con el favor de

su Padre, y nosotros recibimos también ese favor. Es maravilloso saber esto ¿verdad?

Dios escribe la historia por medio de su gracia

Te invito a ir conmigo al libro de Mateo capítulo 1. Allí encontramos la genealogía de

Jesucristo y juntos vamos a descubrir qué es lo que ella nos muestra.

Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a

Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y

a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón,

y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y

Obed a Isaí. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue

mujer de Urías. (RV60)

El árbol genealógico de una persona nos muestra la procedencia de una familia y,

generalmente, se encuentran en él antepasados muy ilustres.

La genealogía de Jesús comienza de una manera maravillosa y nos dice que uno de sus

antepasados directos era el mismísimo rey David. Luego nos habla también de Abraham,

quien fue uno de los mayores patriarcas del antiguo testamento. Siguiendo la línea,

aparecen Isaac su hijo y Jacob su nieto. Todos estos nombres corresponden a grandes

personalidades del antiguo testamento ¿verdad?

Si continuamos leyendo vemos que aparece la mención de Tamar, quien era una mujer. De

acuerdo a la cultura de aquel tiempo, ninguna mujer podía formar parte del árbol

genealógico de una persona. ¿Encontramos aquí un error bíblico? ¿Se trata acaso de una

equivocación del evangelista Mateo?

En la cultura del pueblo de Israel por aquel entonces, era totalmente inusual que las mujeres

fueran mencionadas entre los ascendentes de una persona.

Sin embargo, así y todo, aquí aparece esta mujer cananea de nombre Tamar. La gran

mayoría de las personas no tiene idea alguna de quién fue realmente esta mujer.

En primer lugar, Tamar ni siquiera pertenecía al pueblo de Israel sino que era extranjera.

Esta mujer, quien había enviudado dos veces sin tener descendientes, y a causa de haberse

sentido defraudada por su propio suegro quien no quiso entregarle otro de sus hijos como se

lo había prometido, se hace pasar por una prostituta engañándole así también a él. Como

resultado de esa relación fortuita con su propio suegro, ella quedó embarazada con mellizos,

uno de cuáles es Fares (ver Génesis 38) quien continúa en la línea genealógica de Jesús.

Podríamos decir que esta mujer, con semejantes antecedentes, no tendría que formar parte

de esta genealogía ¿verdad?

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Más adelante encontramos la mención de Naasón y Salmón quienes eran dos personas

ilustres, pues ambos eran jefes de tribus de Israel. Salmón era incluso príncipe.

Si continuamos leyendo encontramos a Rahab, y con eso vuelve a aparecer otra mujer, y

encima una mujer que no contaba con una muy buena reputación.

A esta altura podríamos preguntarnos por qué razón es que la Biblia no menciona a mujeres

más nobles tales como: Sara, la mujer de Abraham o Rebeca, la mujer de Isaac. ¿Por qué

aparecen en la genealogía de Jesús precisamente estas mujeres de moral bastante dudosa?

Rahab era una prostituta que vivía en Jericó.

Rahab no se prostituyó una única vez como lo hizo Tamar para engañar a su suegro sino

que ella practicaba la prostitución de manera deliberada y constante.

Lamentablemente no podemos decir que Rahab era una mujer de estirpe noble y con un

título universitario, sino que ella mantenía relaciones sexuales a cambio de dinero. Ella era

una conocida prostituta desde hacía muchos años y practicaba su “oficio” en su casa sobre

los muros de Jericó. Rahab, una mujer que vendía su cuerpo por dinero, aparece en la

genealogía de Jesús. Ahora parece ser que las cosas se vuelven a empeorar.

Al continuar leyendo encontramos a Rut, y con esto, vuelve a aparecer otra vez una mujer

en el árbol genealógico de Jesús, lo cual, como habíamos dicho antes, era algo

completamente inusual en la cultura de aquel tiempo.

Naturalmente que en nuestra cultura actual las cosas son diferentes, pero, cabe recordar

que estas personas vivieron hace muchos miles de años atrás y además que la Biblia no es

un libro escrito para la mentalidad del mundo occidental. La cultura oriental es

completamente diferente a la que estamos acostumbrados nosotros.

La hermosa historia de la redención de Rut está relatada en el antiguo testamento en el libro

que lleva su nombre.

Rut, como mujer moabita, estaba bajo una maldición. Los moabitas eran un pueblo

maldecido y no podían pertenecer al pueblo de Dios. Sin embargo, así y todo, Rut decide

aceptar al Dios de Israel y formar parte del pueblo de Dios.

Rut era la nuera de Noemí, una mujer judía, y cuando quedó viuda decidió acompañar a su

suegra en su regreso a Israel. De acuerdo a las leyes y costumbres de aquel tiempo, Rut,

como mujer moabita y estando bajo la maldición de ese pueblo, no tenía derecho legal a

habitar en la tierra de Israel.

A pesar de ello, ella fue redimida por Booz, y con esto adquirió el derecho legal para habitar

en Israel y entró a formar parte de la genealogía de Jesús. Booz representa simbólicamente

a Nuestro Señor Jesucristo quien nos redimió de la maldición del pecado y nos otorgó el

derecho legal a formar parte de su reino.

Hay que tener en cuenta que la Biblia siempre nos habla en dos diferentes niveles, el natural

y el tipológico.

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Después de la mención de un grande como el rey David, vuelve a aparecer otra mujer de la

cual ni siquiera figura su nombre. Si conocemos la historia del antiguo testamento sabemos

que esta mujer se llamaba Betsabé.

Ella es la cuarta mujer mencionada en la genealogía de Jesús. Salomón, es el hijo de David

que nació como resultado de su adulterio con Betsabé y el consiguiente homicidio de Urías

su marido.

En la genealogía de Jesús, no sólo encontramos algunas personas que no parecen

demasiado “aptas” para integrar esa lista sino que ahora se suma un adulterio y un

homicidio.

En esta lista genealógica que nos proporciona el Evangelio de Mateo encontramos incluso

que el nombre de Betsabé no es ni siquiera mencionado sino que dice simplemente: la mujer

de Urías, quien era uno de los hombres más fieles y leales al servicio del rey David.

El triste relato del adulterio que cometió el rey David lo encontramos en 2 Samuel capítulo

11. Él, no sólo tuvo relaciones sexuales con una mujer casada sino que envía luego a Urías,

su marido, deliberadamente a la primera línea de batalla con el propósito de que muera. Con

esto, David estaba tratando de ocultar su pecado.

Hay que tener en cuenta que estamos hablando del árbol genealógico de Jesús, donde,

además de los hechos lamentables que formaron parte de la vida de sus antepasados,

aparecen en la lista cuatro mujeres, que de acuerdo a la cultura de aquella época, no

correspondía que fuesen ni siquiera mencionadas. Esta es la línea genealógica que nos

presenta Mateo.

Vamos a saltear ahora algunos de los siguientes nombres para ir directamente al versículo

16 donde leemos lo siguiente:

y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

Aquí aparece María, quien es la quinta mujer mencionada en la lista genealógica, y ahora el

escándalo es todavía más grande. Como si lo que hubiésemos visto hasta aquí no hubiese

sido suficiente, ahora se pone peor todavía, pues, María quedó embarazada no estando

casada todavía con José sino sólo comprometida con él. Esto significaba un enorme

problema para aquella época.

De acuerdo a la tradición judía, debía transcurrir un período de tiempo equivalente a por lo

menos un año entre el compromiso y el casamiento para demostrar públicamente que la

novia era virgen y que no había tenido relaciones sexuales con ningún hombre. La pureza de

la novia era tenida en alta estima.

Dicho sea de paso, esto nos habla simbólicamente de la pureza de la iglesia, la futura

esposa de Cristo.

¿Qué es lo que sucedió en la historia de José y María? Ella quedó embarazada antes de

casarse con José. De acuerdo a la ley de Moisés, esto era motivo de ser apedreada y José

tenía el derecho de abandonarla. De hecho, eso era lo que él pensaba hacer y esto hubiese

significado la muerte para ella.

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El embarazo de María fuera del marco matrimonial y estando comprometida con José

significaba un escándalo sin precedentes. ¿Quién es ese bebé que estaba creciendo en su

vientre? Es el mismísimo Señor Jesucristo.

Como dije anteriormente, de acuerdo a la ley, la sociedad hubiera podido apedrearla y José

hubiese tenido derecho legal de abandonarla dejando sin efecto su relación con ella, lo cual,

de una manera u otra, significaba la muerte para ella.

Pero, esto no fue así porque Dios escribe la historia por medio de la gracia y no por medio

de la ley.

¿Sabes lo que Dios hizo con todas estas personas llenas de defectos y pecados que

conformaron el árbol genealógico de Jesús? Las cubrió con su gracia, la cual sobrepasa

grandemente todos los errores y pecados cometidos.

En la historia de todos estos antepasados de Jesús vemos reflejada nuestra propia historia.

Eso quiere decir, que independientemente de nuestro origen y/o las experiencias negativas

que podamos haber tenido en el pasado, la gracia de Dios está por encima de todo. Me

atrevería a decir, que casi todos nosotros nos podemos llegar a ver reflejados en alguno de

los aspectos que atañen a estas historias. Pero, lo maravilloso en todo esto es saber que

Dios no escribe la historia por medio de la ley de Moisés sino sobre la base de su gracia.

La gracia divina está por encima de la ley y de ninguna manera a la inversa.

Después de todo, nos podemos preguntar ¿por qué no eligió Dios el camino y las

circunstancias ideales para traer a su Hijo al mundo? ¿No podría haber nacido Jesús recién

un año después del casamiento oficial de José con María, como debería haber sido en forma

ideal y de acuerdo a la tradición para que nadie tuviese nada que decir? ¿No podría haber

quedado embarazada del Espíritu Santo después de haber contraído matrimonio con José

como estaba establecido? De esa manera, se podría haber evitado el escándalo ¿verdad?

Aunque nosotros no podamos entenderlo, Dios no eligió ese camino.

Hoy en día, estamos acostumbrados a ver que en casi todo el mundo se conmemora la

hermosa historia de la Navidad con sus bonitos y tiernos personajes ¿verdad? Sin embargo,

esta fue la historia más escandalosa que puede haber existido. Un embarazo

extramatrimonial era sinónimo de muerte segura.

El bebé que crecía en el vientre de María no era un niño cualquiera, y el autor de aquel

embarazo no era un ser humano cualquiera.

Todos nosotros conocemos esa historia como el nacimiento virginal de Jesús, la cual forma

parte de la doctrina y teología de la Iglesia conocida y aceptada en todos los círculos

cristianos, sin embargo, casi nadie tiene en cuenta que esa historia fue sinónimo de un gran

escándalo. ¡Se trata del escándalo de la gracia divina!

Todo el mundo habla de la tierna y dulce historia de la Navidad, pero, si leemos los detalles

en los libros de Mateo o de Lucas encontramos que las circunstancias en aquel momento

eran bastante difíciles y peligrosas. José hubiese tenido el derecho de abandonar

legalmente a María, y de hecho lo quiso hacer hasta que el ángel del Señor se lo impidió.

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María no portaba en su vientre a un niño cualquiera sino al Salvador de la humanidad. La

Biblia nos dice que Jesús, el Logos divino, se hizo carne y habitó entre los hombres.

En el árbol genealógico de Jesús encontramos personas imperfectas y llenas de errores, y

muchas de ellas representan nuestra propia historia.

Hay un conocido dicho popular que reza: “de tal palo tal astilla “, y este se emplea para

referirse a las personas que adquieren algunas características o cualidades de sus padres o

del entorno en el cual crecen o se crían.

Sin embargo esto no es siempre así. Jesús no provenía de una familia perfecta e ideal ya

que entre sus antepasados se encuentran personas de malvivir y mujeres engañadoras. Él

es descendiente directo de una prostituta; de un adúltero y asesino; y su nacimiento fue

producto de un embarazo extramatrimonial. Jesús, quien provino de una familia y una

parentela bastante escandalosa, llegó a ser el Salvador del mundo.

Lo que Dios nos quiere decir con esto es, que aunque nuestro pasado haya sido difícil y

oscuro, Él puede cambiar las cosas para bien y hacer de ellas un futuro maravilloso. Jesús,

cuya línea genealógica no fue la mejor de todas, llegó a ser el Salvador del mundo. Él es el

Salvador no sólo de los judíos sino también de los gentiles.

Con la mención de estas mujeres en la línea genealógica de Jesús Dios está poniendo su

gracia por encima de todos los defectos y errores humanos.

El propósito por el cual Tamar, Rahab, Rut, Betsabé y también María, en total 5 mujeres,

aparecen en la lista de los nombres de los antepasados de Jesús, es exaltar la gracia divina.

Cabe recordar que en la numerología hebrea, el 5 nos habla de la gracia divina.

Todos los problemas, errores, y fallos de estas personas no eran ni determinantes ni fatales.

Eso quiere decir, que siempre hay esperanza.

Ninguno de estos fallos fue tan concluyente como para truncar las ilusiones o esperanzas de

estas personas, sino que Dios, por medio de su gracia, las sacó de esas situaciones y las

llevó a una posición de honor.

Cada una de estas historias refleja, de una manera u otra, algún aspecto de nuestra propia

vida y nos enseña una lección de esperanza.

La historia de Tamar nos muestra como Dios la escogió con un propósito especial. La

historia de Rut nos enseña acerca de la salvación. La historia de Rahab nos habla también

de redención. La historia de Betsabé nos habla de dignidad real.

Todas estas mujeres cometieron errores, algunos de ellos bastante graves como para influir

negativamente en su vida futura, pero, Dios tuvo la última palabra y las condujo hacia un

final feliz.

Independientemente de los errores cometidos Dios las eligió, las salvó, las restituyó, y les

devolvió la dignidad. ¡Esta es obra de nuestro Dios!

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Por eso dije anteriormente, que los errores y fallos de nuestro pasado no son determinantes

en cuanto a un futuro lleno de esperanza. Dios siempre nos concede la oportunidad de

tornarlo para bien.

La historia de Job es un claro ejemplo de esto también, pues, a pesar de las peripecias y

dificultades que le tocó pasar, Dios le ayudó a salir victorioso de todas ellas y su vida futura

fue mucho más gloriosa de lo que había sido al comienzo.

¿No es maravilloso saber que no estamos solos y que contamos con la ayuda de Dios en

cada situación de nuestra vida?

Jesús sabe cómo se siente el ser humano cuando atraviesa diversas circunstancias difíciles

y es por eso que Él ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo.

Si tú has tenido un pasado difícil, o no te ha tocado la familia “intacta y perfecta” que

hubieses deseado, no estás solo, sino que tienes a Alguien que conoce perfectamente tu

situación y está pronto para ayudarte y otorgarte un futuro glorioso.

Nuestros errores y fallos nos conceden la posibilidad de hacernos acreedores al accionar de

su gracia.

La gracia divina no actúa de acuerdo a razonamientos humanos y ese es el motivo por el

cual la odian los religiosos. La gracia divina es un escándalo para la religión.

Dios escribe la historia por medio de su gracia y no de acuerdo a la ley.

La gracia está por encima de la ley. Jesús tiene el señorío sobre la ley.

De acuerdo a la ley de Moisés, María tendría que haber sido apedreada. Si eso hubiese

sucedido, no habría podido nacer Jesús quien es la gracia divina personificada.

Esto demuestra que la gracia está por encima de la ley. La gracia divina es mayor que

nuestro pecado. Donde abunda el pecado sobreabunda la gracia.

Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó,

sobreabundó la gracia; Romanos 5:20 (RV60)

Hay una traducción que lo expresa de una manera todavía más concreta:

La ley de Dios fue entregada para que toda la gente se diera cuenta de la magnitud de

su pecado. Pero, mientras más pecaba la gente, más abundaba la gracia maravillosa de

Dios. (NTV)

Dios no le entregó la ley al ser humano para que viviera de acuerdo a ella, sino para que se

diera cuenta cabal de la magnitud de su pecado. La ley determina claramente lo que es

pecado, por lo tanto, nadie tiene excusa.

Este pasaje nos explica claramente que la ley se introdujo o apareció entre medio para

mostrarle al ser humano lo que era el pecado. El plan de Dios, desde el principio mismo y

hasta el final de la historia, siempre fue la redención.

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El árbol de la vida aparece en la primera página de la Biblia y también en la última. El plan

de Dios siempre ha sido la redención.

Dios le entregó los 10 mandamientos, o ley de Moisés, al ser humano para que fuera

consciente de lo que es pecado y no para que intentara vivir de acuerdo a ellos. Los 10

mandamientos muestran claramente cuál es el verdadero rostro del pecado.

Pecado es: adulterio; homicidio; la profanación de aquello que Dios llamó santo; idolatría;

mentira; codicia. Por medio de la ley conocemos lo que es pecado y nos damos cuenta cabal

de su magnitud.

Jesús dejó bien en claro que al ser humano le es imposible tratar de guardar los 10

mandamientos. No es suficiente con no llegar a cometer el acto mismo del adulterio sino que

se ha pecado ya con solo tener esos pensamientos.

Dios no es un Dios malo y perverso que nos da algo que no podemos cumplir para luego

condenarnos, sino que nos da algo para que nos demos cuenta que necesitamos un

Salvador pues no podemos cumplirlo por nosotros mismos.

El propósito de la ley o los 10 mandamientos es ensalzar la obra de la gracia.

Dios le dio los 10 mandamientos al ser humano para que sea consciente del enorme valor

de la gracia.

Cuando nos damos cuenta de la magnitud del pecado es cuando comenzamos a valorar

realmente la gracia. No podemos valorar realmente lo que es la gracia divina si no

conocemos lo que dice la ley.

Actualmente existe una tendencia muy pronunciada en el ambiente cristiano a hablar

solamente del amor de Dios como si el pecado no existiera.

Naturalmente que Dios es amor, pero, al mismo tiempo es innegable la realidad del pecado.

Cuando conocemos la magnitud del mismo entendemos la profundidad de su gracia.

Algunos predicadores hablan de la gracia divina como si esta fuera la cosa más común y

corriente que puede existir. ¡Esto no está bien, pues la gracia divina es algo muy especial y

tiene un valor incalculable!

No podemos considerar la gracia divina como si fuera algo normal, común y corriente, sino

que ella es lo más preciado que puede existir. Jesús tuvo que morir en la cruz para que

nosotros pudiéramos acceder a la gracia divina.

Algo muy importante que muchos no llegan a comprender es que Jesús no sólo pagó por

nuestros pecados para que nosotros pudiéramos recibir los beneficios de la gracia, sino que

cumplió también con las demandas de la ley que nosotros no podíamos cumplir. Dicho de

otra manera, Él cumplió con las dos partes.

Jesús cargó sobre sí mismo toda la maldición de la ley. La Biblia dice que aquel que es

colgado en un madero es maldito. Jesús cargó sobre la cruz con esa maldición para que

nosotros pudiéramos tener la bendición divina.

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Por eso, si bien por medio de su obra Él nos concedió el beneficio de la salvación, no dejó

de cumplir con las demandas de la ley. Él cargó con la maldición que nos hubiese

correspondido a nosotros para otorgarnos la bendición que no merecemos.

El mensaje y la enseñanza acerca del amor del Padre tiene una grandísima importancia. De

hecho, nosotros, como iglesia local y también por medio de nuestra escuela bíblica

predicamos y enseñamos mucho acerca de este tema.

Pero, hay quienes hablan del amor del Padre como si para Dios el pecado no tuviera

ninguna relevancia. Es bastante peligroso poner el énfasis sólo en el amor del Padre

olvidándose al mismo tiempo que Él no tolera el pecado. Es importante que escuchemos el

correcto mensaje de la gracia y no uno que sólo enfatiza una parte.

Romanos capítulo 2 nos habla de la bondad de Dios pero también de su justicia.

Cuando nos damos cuenta de la magnitud de nuestro pecado valoramos mucho más la

gracia divina. Recién allí nos damos cuenta que la gracia divina supera grandemente

nuestros pecados y transgresiones.

Cuando leemos acerca de los errores, fallos, y pecados de esas personas que conformaron

el árbol genealógico de Jesús, nos damos cuenta que la gracia divina fue mucho mayor.

Cuando entendemos que Dios extiende su gracia divina sobre nosotros a causa de que

Cristo pagó el precio que correspondía por el pecado, la valoramos muchísimo más. La

gracia está por encima del pecado y es mucho más abundante que este.

En Jesús, la gracia personificada, vemos reflejada la gloria de Dios.

Y aquel Verbo (=Jesús) fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria

como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14 (RV60)

Como ya hemos visto en enseñanzas anteriores, en el idioma original griego, gracia y verdad

se escribe en singular pues son una y la misma cosa.

El apóstol Juan conoció a Jesús personalmente. En este pasaje, él se refiere a Jesús en

relación a la gloria de Dios. Es interesante notar que la palabra “gloria” aparece dos veces

en este enunciado. Jesús, quien es la gracia divina personificada es al mismo tiempo la

gloria de Dios.

Hay algunos que se preguntan ¿qué es la gloria de Dios? Precisamente la gracia. Cuando

experimentamos la gracia divina somos exaltados por medio de la gloria de Dios.

La Palabra nos dice que el que se humilla será ensalzado y recibirá más gracia.

Cuando vemos a Jesús estamos viendo la gloria de Dios.

En la lista de las personas que conforman el árbol genealógico de Jesús encontramos,

además de los hombres, la mención de estas cinco mujeres: Tamar, Rahab; Rut; Betsabé; y

María. Dios las ensalzó por medio de su gracia.

A través de todas sus historias se extiende el hilo conductor de la gracia divina.

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Nuestra vida pende del hilo rojo de su gracia

Te invito a que prestes atención a ese hilo conductor de la gracia divina en tu propia vida. Es

importante que seas consciente de ello. Si no lo ves, te vas a sentir frustrado y desilusionado

con el Señor.

El mundo que nos rodea nos oprime constantemente y a menudo, nosotros, a pesar de ser

creyentes, nos desilusionamos y perdemos el ánimo rápidamente.

Tenemos que pensar que cuando nos encontramos en esa situación Dios siempre tiene

preparada una salida. Por eso, es importante descubrir ese hilo conductor de su gracia en

nuestra vida. Cuando lo descubrimos nos damos cuenta que nada nos sucede por

casualidad o por accidente.

Nuestra vida no es producto de la casualidad ni estamos en este mundo por accidente sino

que Dios así lo ha querido y tiene un plan para nuestra vida.

El hilo conductor de su gracia se extiende sobre nuestra vida de principio a fin.

Hay veces que, a causa de las circunstancias, parecería que nuestra vida está pendiente de

un hilo, sobre todo cuando tratamos de vivir de acuerdo a la ley.

Podríamos decir que hay dos tipos de hilos que sostienen nuestra vida, por un lado, el hilo

de la ley el cual es débil e inseguro y está propenso a cortarse en cualquier momento; y por

otro lado, el hilo rojo de la gracia divina que nos sostiene y guía hacia un futuro glorioso.

En el libro de Deuteronomio leemos algo que tiene que ver con la ley:

Tu vida estará ante ti como pendiente de un hilo y andarás asustado de noche y de día.

Deuteronomio 28:66 (BLA)

Aquellos que intentan cumplir la ley para agradar a Dios viven en constante zozobra y es

como que sus vidas penden de un hilo el cual es tan débil que se corta de nada.

Otra traducción lo expresa de la siguiente manera:

Tu vida siempre penderá de un hilo; día y noche vivirás con miedo, sin ninguna seguridad de

sobrevivir. (NTV)

Tratar de agradar a Dios por medio del cumplimiento de la ley produce temor e inseguridad.

El ser humano no puede de ninguna manera cumplir con las demandas de la ley, para eso

murió Cristo. La razón principal por la cual muchos creyentes se frustran y desilusionan con

demasiada rapidez es porque intentan vivir la vida cristiana bajo el yugo de la ley.

A menudo, estas frustraciones y desilusiones se convierten en un círculo vicioso que

conduce a bajar los brazos y a abandonar todo.

Pero, esto tiene que tener un punto final. No estoy queriendo decir con esto que vamos a

estar totalmente exentos de pensamientos de desánimo, pero, esos tienen que ser pasajeros

y de ninguna manera tienen que ser determinantes.

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Todos nosotros somos atacados, de tanto en tanto y de una manera u otra, con desánimo y

desaliento pero no por eso vamos a abandonar todo.

El versículo que acabamos de considerar tiene que ver con la ley, pero, gracias a Dios que

no estamos más bajo la ley. De hecho, la ley de Moisés nunca fue dirigida a nosotros los

gentiles, sino que ésta le fue dada a los judíos. Nosotros, los creyentes, estamos bajo la ley

de Cristo y Él nos dirige por medio del hilo conductor de su gracia.

El libro de Josué nos habla del cordón rojo que Rahab ató a su ventana como señal para

que su casa no fuese destruida cuando Israel fuera a tomar la ciudad de Jericó. Este cordón

escarlata, o cordón de grana como se denomina también en algunas traducciones, nos habla

simbólicamente del hilo conductor de la gracia.

Consideremos ahora las instrucciones que le hicieron los espías a quienes ella había dado

refugio:

A menos que, cuando entremos en la tierra, ates este cordón de hilo escarlata a la ventana

por la cual nos dejas bajar, y reúnas contigo en la casa a tu padre y a tu madre, a tus

hermanos y a toda la casa de tu padre. Y sucederá que cualquiera que salga de las puertas

de tu casa a la calle, su sangre caerá sobre su propia cabeza, y quedaremos libres. Pero la

sangre de cualquiera que esté en la casa contigo caerá sobre nuestra cabeza si alguien

pone su mano sobre él. Pero si divulgas nuestro propósito, quedaremos libres del juramento

que nos has hecho jurar. Y ella respondió: Conforme a vuestras palabras, así sea. Y los

envió, y se fueron; y ella ató el cordón escarlata a la ventana. Josué 2:18-21 (LBLA)

Rahab procedió de acuerdo a lo que había pactado con los espías antes de dejarlos ir.

Rahab es una mujer, y en la simbología bíblica, la iglesia de Cristo es representada por una

mujer. El cordón escarlata representa simbólicamente a Cristo y a su obra de redención. Ella

salvó su vida y la de toda su familia gracias a este cordón escarlata. Dicho de otra manera,

ella tenía a Jesús en su casa. Él estaba representado en ese cordón escarlata que colgaba

de la ventana de su casa, y eso le salvó la vida y le otorgó seguridad.

Esto nos habla simbólicamente de la iglesia, donde tenemos salvación y seguridad. El hilo

conductor escarlata de la gracia divina, que ofrece salvación y seguridad, debería ser visible

para todos en la casa de Dios, su iglesia.

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En el gráfico que observamos a continuación encontramos la letra hebrea HE. Como ya

hemos visto en enseñanzas anteriores, esta es la quinta letra del alfabeto hebreo, y es

representada por medio de una ventana.

Como ya sabemos, todas las letras hebreas son pictogramas con un simbolismo en

particular. La HE nos habla de la gracia divina.

En este otro gráfico vemos una ventana con un cordón escarlata colgando de ella. Esta fue

la señal que le salvó la vida a Rahab y a toda su familia.

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Teniendo en cuenta todo lo que hemos estado considerando podríamos decir, que en la

gracia divina encontramos nuestra salvación. La historia de Rahab lo ilustra perfectamente.

Te animo a descubrir el hilo conductor de la gracia divina en las páginas de la Biblia y a verlo

en tu propia vida personal.

Resumen:

Nuestra vida pende del hilo color escarlata de la gracia divina. En ella estamos seguros y

tenemos salvación.

Oración:

¡Gracias Señor porque en tu Palabra puedo ver el hilo conductor de tu gracia! ¡Gracias por

saber que dependo de ti y todo lo que tengo y soy es gracias a tu favor inmerecido! Tu

gracia está por encima de todos mis fallos y errores. ¡Gracias por la obra de Cristo a mi favor

y porque Él solucionó el problema del pecado y me dio acceso a las bendiciones del Padre!

Amén.

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