MÓDULO 3. LA MEDITACIÓN · condiciones podrás ayudarte a revitalizarte en tus trabajos de...
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MÓDULO 3.
LA MEDITACIÓN
La meditación
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ÍNDICE:
1 LA MEDITACIÓN: EL SILENCIO INTERIOR. ............ ................................. 3
2 LA POSTURA CORPORAL: ............................ ........................................... 6
2.1 Mudras: La postura de las manos para meditar: . ............................. 7
3 BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN: .................... .................................... 10
4 RESISTENCIAS: ................................... .................................................... 12
5 DETERMINACIÓN Y CONSTANCIA: ..................... .................................. 15
6 CUENTO: EL VERDADERO GUERRERO ................... ............................ 18
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1 LA MEDITACIÓN: EL SILENCIO INTERIOR.
Cuando hablamos de meditación, de la práctica formal de la meditación, nos
referimos a encontrar ese espacio para nosotros mismos, para estar en
silencio, en silencio interior, tomando conciencia de nuestros pensamientos,
observándolos y dejándolos ir.
Estar en el presente, saliéndose del proceso mental, sin saltar del pasado al
futuro, puede resultar muy restaurador. Estos momentos son momentos que
liberan y mitigan las cargas, ayudan a estar en calma y más equilibrado, a ver
las cosas de forma mucho más clara, con mayor distancia, fuera del juicio.
Practicar la meditación es practicar el silencio interior, acallando nuestros
pensamientos y diálogos internos, y es la antesala para llevar la práctica del
silencio interior en nuestra vida, en nuestro día a día.
El hecho de practicar la meditación no significa que siempre estemos en calma
y que seamos siempre amables y generosos con nuestro entorno más cercano,
aunque nos ayuda en gran medida a estar en conexión con nosotros mismos y
con el amor que somos, lo cual nos lleva a tener una actitud amable y positiva
hacía nosotros, hacía la vida y hacía los demás.
Practicar la meditación significa ser más consciente y prestar más atención a lo
que ocurre, pues nos ayuda a observarnos y a observar el momento presente
tal cual es, y nos ayuda a des-identificarnos de nuestros juicios y de nuestros
pensamientos.
Cuando meditamos muchas veces ocurre que no somos capaces de callar
nuestra mente, sobre todo al principio o en momentos que nos rondan grandes
preocupaciones. En estos momentos en que nuestros pensamientos y
emociones inundan nuestra practica meditativa es importante tomar conciencia
de ellos, darnos cuenta que estamos pensando y sintiendo, observándolos. Es
como prestar atención a nuestro proceso mental sin formar parte de él y sin
alimentarlo más. Una vez que has prestado atención a esto y lo has observado,
lo dejamos marchar, sin engancharnos a ellos. Los dejamos ir y volvemos a
prestar atención a la respiración.
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Prestar atención a la respiración y al cuerpo no significa interferir en ellos, si no
prestar atención a lo que tu cuerpo está sintiendo y a las sensaciones
asociadas a la respiración, mientras el aire entra y sale de tu cuerpo de forma
natural.
Las sensaciones de tu cuerpo pueden ser diversas: notar como el aire entra en
el abdomen, se hincha y como sale el aire. O bien puedes notar tensión o
relajación en alguna parte del cuerpo en especial. O puedes prestar atención a
tu postura corporal.
También otra forma de iniciar la meditación es ir prestando atención a cada
parte del cuerpo desde el dedo gordo del pie hasta la coronilla de la cabeza,
pasando por cada parte del cuerpo, por cada músculo, por cada órgano, según
lo que nos queramos enfocar en ellos, esta es la práctica del Escáner Corporal.
Este tiempo dedicado a la meditación, a hacer una parada para estar con
nosotros mismos, no tiene que ser largo. Tiene que ser el tiempo que cada uno
le quiera y le pueda dedicar desde unos minutos en adelante. Lo ideal es que
sean unos 20 minutos diarios.
La respiración es la llave para la práctica de la meditación. Centrarse en la
respiración, respirar profundamente. Para ello una buena forma es tomar aire
profundamente durante 5 segundos, mantener el aire ese mismo tiempo y
expirarlo también en 5 segundos y sostener los pulmones vacíos de aire
durante el mismo tiempo y repetir el proceso una y otra vez. Esto nos ayuda a
La práctica de la meditación es un estar presente. Tomar conciencia
de nuestra respiración nos ayuda a enfocar la atenc ión en el aquí y
ahora, enfocar la atención en el cuerpo.
El tiempo para estar con uno mismo en soledad y en conexión con
nosotros, es un sustento importante y profundo para el alma.
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relajarnos, a bajar el ritmo mental, a dejar la extroversión para iniciarnos en
nuestra introversión.
Puedes enfocar tu mente en la zona del vientre, observándolo, sintiéndolo
como se mueve con cada respiración o bien puedes dirigir tu atención a los
orificios nasales, sintiendo como el aire entra y sale a través de ellos. En
cualquier caso no intentes empujar o tirar de la respiración o del vientre,
simplemente que la respiración fluya y que el vientre se mueva como lo está
haciendo. Es un observar y sentir.
También puede pasar que a ciertas personas prestar atención a la respiración
para nada le relaje, ni experimente momentos de paz, sino todo lo contrario,
que experimente ansiedad o distracciones tan constantemente que no exista
una continuidad en la atención a la respiración, o en la práctica meditativa. En
este caso, no pasa nada, la meditación no tiene que ser un momento de
relajación, sino un momento de atención, de observación, de entrenamiento en
nuestra atención. Atendemos entonces a como nos sentidos, si irritados,
confusos, atendemos al ir y venir de nuestros pensamientos, a nuestra
dispersión.
Solo es observar nuestra mente y nuestro cuerpo, sin juicios, ya que lo que
estamos intentando cultivar es una experiencia de no juicio y de no reacción
ante nuestra experiencia sea cual sea.
Por lo tanto si estamos disperso, atendemos a nuest ra dispersión, si
estamos enfadados, atendemos a nuestro enfado, si e stamos tensos,
atendemos a la tensión de nuestro cuerpo.
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2 LA POSTURA CORPORAL:
La práctica de la meditación se puede llevar a cabo sentado con la espalda
erguida, la barbilla mirando al frente, levemente inclinada hacia abajo, las
piernas cruzadas, la barriga ligueramente hacia delante y las nalgas hacia
atrás, soltando los hombros, para liberar todo tipo de tensiones.
Esta postura nos permite mantenernos en un eje de atención, nos permite
mantenernos despiertos. Para ayudar a la postura nos podemos hacer con un
cojín especial o “zafú”.
Al principio esta postura nos puede resultar incomoda, ya que los tendones y
músculos necesitan estirarse durante meses. También puede pasar que a
veces se te duerma una pierna o las dos, esto es normal, al principio por la falta
de costumbre y elasticidad, y a veces solo es una mala posición o
superposición de un nervio.
Si a pesar de ello nos resulta incómodo, podemos meditar de
rodillas apoyando las nalgas sobre las piernas y pies, o bien
apoyando el cojín de meditación entre las piernas, apoyando
las nalgas sobre él.
O bien utilizando un pequeño banquito para meditar apoyando las nalgas sobre
él. Al empezar a meditar en banco de meditación es
normal que al principio tengamos molestias en las rodillas
o en las lumbares, ya que estamos en una postura que
no solemos tener prácticamente nunca. Pero pasado
estos primeros momentos, lograremos alcanzar una
comodidad que facilitará mucho nuestra práctica
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meditativa durante largos ratos. En todo caso
podemos solucionar la incomodidad poniendo
algo que nos proteja de la dureza del suelo.
Si a pesar de esto nos seguimos sintiendo
incomodos, podemos meditar sentados en una
silla, con las piernas en paralelo y la espalda
firme, asegurándote de que tus caderas estén en
la misma línea que tu torso y tu cabeza, no
debes inclinarte hacia la izquierda ni hacia la derecha. Tu tronco debe estar
erguido, pero sin tensión. Puedes colocar tus manos en el regazo o sobre las
rodillas. Elige la postura más cómoda para ti y asegúrate de que no haya
tensión en tus hombros, tu cuello o tu mandíbula.
Si nunca has meditado y deseas empezar a
hacerlo otra forma es meditar tumbados,
aunque no es muy recomendable porque
puedes caer en estados de soñolencia.
2.1 Mudras: La postura de las manos para meditar:
Llamamos mudra a la posición que adoptamos con los dedos de las manos
para abrir o cerrar circuitos de energía, según lo que se quiera trabajar en la
meditación.
Nosotros daremos a continuación los Mudras más básicos con el fin de que
podáis empezar a practicarlos, si así lo deseáis, en el transcurso de vuestras
meditaciones.
La forma de hacer los Mudras, debe de ser suave y completamente relajada.
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Estos Mudras son:
Mudra de la Armonía: Se hace uniendo el dedo pulgar con el dedo índice en
ambas manos y expandiendo el resto de los
dedos, es decir, la palma de la mano debe quedar
completamente abierta y con la unión de los dedos
índice y pulgar. Este Mudra nos ayudará a
relajarnos y a entrar en una armonía perfecta,
estimulando así el conocimiento y la conciencia.
Mudra de la Sabiduría: Se realiza uniendo el
dedo pulgar con el dedo medio de ambas
manos y expandiendo el resto de los dedos al
igual que en el Mudra anterior. Este Mudra
nos conecta con la sabiduría universal.
Mudra de la Energía y de la Vitalidad: Para
realizar este Mudra une tu dedo pulgar con el
anular en ambas manos, el resto de los dedos
permanecerán extendidos, al igual que en los dos
Mudra anteriores. En este caso podrás utilizarlo
cuando tú te sientas cansado o agotado y en esas
condiciones podrás ayudarte a revitalizarte en tus trabajos de relajación y de
meditación.
Mudra del Vacío: Se colocan los dedos juntos de
ambas manos, la derecha y la izquierda, los doblas
formando una curva como una esfera, haces lo
mismo con ambas manos, pones encima la mano
derecha de la izquierda y unes ambos pulgares de
las dos manos, de tal forma que haces un círculo.
Este Mudra tiene como fin, buscar el vacío de tu mente, para que puedas
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encontrar al Ser Interno que llevas dentro. En este caso se persigue el vacío de
la mente y ahí es en donde puedes entrar en contacto con la esencia de vida
interna.
El Mudra del Amor: Este Mudra se forma uniendo las
dos palmas de las manos, a la altura del pecho.
Se utiliza mucho para hacer oración pero
en la meditación transpersonal lo utilizamos para
conectarnos con la fuerza del Amor, que reside en el
centro de nuestro corazón. Es un mudra que ayuda
muchísimo, ya que ya que canaliza la energía del Amor
en ambas palmas, haciendo un reciclaje perfecto de ella
en todo nuestro sistema energético.
Existen muchos otros Mudras, pero por lo pronto es suficiente que conozcas
los más básicos. Además la utilización de ellos es completamente libre. Lo
principal es darle la intención que queremos darle, pues de nada sirve utilizar
los mudras sin ponerle ninguna intención.
Muchas escuelas ponen mucho énfasis en la postura de la meditación, en que
está se lleve a cabo con la postura correcta. Para nosotros la postura es
importante, pero aún más importante es que la persona se sienta cómoda y
pueda prestar a tención a su respiración, para poco a poco llegar a su propia
interiorización sin grandes esfuerzo, sin que se vaya su atención a las
pequeñas molestias por alcanzar la postura correcta. De hecho, para nosotros
es importante que este estado meditativo y de atención a lo que acontece la
pueda llevar en su jornada diaria, andando, cocinando, etc.
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3 BENEFICIOS DE LA MEDITACIÓN:
Son muchísimos los beneficios que nos aporta la meditación. Beneficios
demostrados por investigaciones científicas y también a partir de la propia
experiencia personal.
La persona que medita asiduamente, una o dos veces al día podrá comprobar
qué:
Aumenta su sensibilidad y la sensibilidad en la vid a cotidiana : Aumenta
la capacidad de percibir las cosas (lo que pasa a su alrededor) y a no
identificarse con ellas.
Incrementa la capacidad de empatía hacía los demás: Existe una
correlación entre la práctica regular de meditación con la capacidad de
ponerse en lugar del otro, lo que mejora las relaciones sociales, siendo
estas más armoniosas y saludables.
Se desarrolla la intuición.
Se resuelvan temas que estaban en el inconsciente: Ya que el hecho de
abrir la conciencia a niveles más profundos, desbloqueamos determinados
aspecto del inconsciente y en consecuencia, soltamos piedras de nuestras
mochilas emocionales no resuelta. Se disuelve el dolor.
Disminuye los niveles de estrés y ansiedad: Sus efectos principales, en
cuanto al alivio del estrés, son:
� Equilibra la activación del sistema nervioso.
� Equilibra los niveles hormonales.
� Aumenta la coherencia cerebral.
Mayor control ante los estímulos externo: Deja de reaccionar para tomar
conciencia de las verdaderas raíces de las acciones.
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Disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculare s: Numerosos
estudios confirmar que la meditación baja la presión arterial.
Aumenta la lucidez mental: Se ha comprobado que existe una mejora en
los resultados de pruebas intelectuales en las siguientes áreas.
� Habilidad de razonar bien en situaciones nuevas.
� Velocidad de procesamiento de información.
� Capacidad de lograr y mantener bienestar emocional y físico.
� Éxito en el trabajo, amor y relaciones sociales.
� Varias características de la función cognitiva, personalidad y
comportamiento social.
� Uso equilibrado de los dominios cognitivos, afectivos y volitivos
(características como comprensión, análisis, curiosidad, síntesis y azar,
evitación de riesgos).
Reduce el consumo abusivo de “alcohol” y la depende ncia a
sustancias tóxicas .
Aun así, es importante que cada uno saque sus propios beneficios de su
experiencia meditativa. También es importante no tener expectativas, sino
practicar la meditación por el hecho de amar la acción por sí misma.
Posteriormente y con el tiempo empezaremos a recolectar sus frutos.
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4 RESISTENCIAS:
La resistencia es la fuerza opositora, es el arma secreta del ego, que nos
sabotea cualquier tipo de crecimiento personal o de toma de conciencia sobre
uno mismo.
Cada vez que intentamos llevar a cabo algún cambio espiritual en nuestra vida,
por ejemplo, trabajar más intensamente con la meditación, el ego se opone con
toda su fuerza para que no seamos capaz de llevarlo a cabo.
Es importante conocer las formas que adopta esta resistencia para poder
controlarla y, sobre todo, desactivarla.
Las resistencias son, entre otras cosas, todas esas excusas que buscamos
para no meditar. Son todas esas falacias y engaños del ego que tenemos que
aprender a reconocer para no dejarnos engañar.
Existen mecanismos para vencer las resistencias y éstos son:
1. Reconocerla: Reconocer de dónde viene esas resistencias, si son
realmente cosas que tienes que hacer, son excusas, si es algo puntual, o si es
o no es realmente el momento, etc.
2. Comprenderla: Comprender de que viene esa resistencia, si es pereza, si
es abandono, si es sabotaje, etc. Comprenderla, tomar conciencia de ella nos
ayuda a entendernos un poco mejor y a dar luz a esa residencia.
3. Trabajar sobre ella: Buscar formas de cambiarlas y sustituir eso por otra
cosa.
Muchas veces el ego luchará durante el análisis de la resistencia para que no
sean descubiertas, ya que pone en peligro el dominio que él tiene sobre
nuestra mente.
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Otra forma de vencer las resistencias es engallar al ego:
Por ejemplo:
Decirte a ti mismo que solo vas a meditar un minuto , entonces el ego, dirá:
“Es solo un minuto ¿qué puede pasar?”
Y te pondrás a meditar para ese minuto.
Cuando termines, te puedes decir dos minutos más… y así poco a poco podrás
ir dándote espacios para ti mismo, para conectar con tu interior, para encontrar
unos minutos de paz y silencio interior.
Muchas veces confundimos las resistencias con las distracciones de la mente
cuando meditamos, ya que a la mente le cuesta estar quieta, necesita pensar
continuamente.
Imaginemos que la mente funciona como una bicicleta: si sigues pedaleando, la
bicicleta continúa. Pero cuando dejas de pedalear, llega un momento en que la
bicicleta no se mantiene y se cae. La mente es un vehículo de dos ruedas igual
que la bicicleta, y tu pensamiento es un pedaleo constante. Por lo tanto cuando
dejas de pensar, tu mente entra en pánico, ya que teme caer, caer hacía el
interior de ti mismo, hacía la vacuidad, donde puedes encontrar los indicios de
tu Ser.
Además crees que en el momento en que paras, la mente desaparece.
En este momento estás identificado con la mente. Piensas que eres ella. De
ahí viene el miedo. Si estás identificado con la mente, por supuesto, si la mente
se detiene estás acabado, ya no hay nada más, y no conoces nada más allá de
la mente.
La realidad, es que tú no eres la mente, tú eres algo más allá de la mente; por
lo tanto es absolutamente necesario que la mente se detenga de modo que
puedas saber por primera vez que tú no eres la mente, porque todavía estás
allí.
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Por lo tanto es importante, observarnos cuando estamos meditando, si vemos
que nos enganchamos con un pensamiento tras otro, no pasa nada, es tu
mente que no te acostumbrada.
Por eso es tan importante ser constante en la práctica de la meditación,
primero para vencer las resistencias y segundo y no menos importante para
salir del automatismo del pensamiento.
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5 DETERMINACIÓN Y CONSTANCIA:
Una de las cualidades fundamentales de una persona que medita es la
determinación, ya que sin ella es muy difícil ser constante en la práctica.
Es importante marcarse una rutina, meditar todos los días, al menos, 20
minutos, pero si se medita 5 minutos es mejor que nada, y si solo meditas 1
minuto también es mejor que nada.
Aunque realmente para alcanzar un estado de paz interior, lo suyo es que se
medite al menos 20 minutos.
Al empezar, está bien meditar dos veces al día para afianzar la práctica. Un
buen momento para meditar es nada más levantarse o antes de acostarse,
aunque meditar es una práctica que puede realizarse en cualquier momento del
día.
Para que esa determinación exista tienes que tener muy claro que es lo que
quieres conseguir, cuál es tu objetivo para meditar. Sabemos que el objetivo
principal de meditar es transcender la mente y los pensamientos para alcanzar
un estado mayor de conciencia y paz interna, ya que a través de la práctica de
la meditación se logra que no haya pensamientos, por lo tanto conseguimos
una mayor paz interior, ya que nuestros estados de ánimo no están a merced
de nuestros pensamientos. Si estos son negativos o positivos, o si vamos del
pasado al futuro.
Pero, como ya hemos dicho anteriormente, tiene que ser uno mismo, el que
poco a poco vaya experimentando que beneficios obtiene de la meditación.
Sin una firme determinación es muy difícil que lleg uemos a afianzar la
práctica de la meditación en nosotros.
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Aunque cada persona puede buscar en la meditación un objetivo diferente ,
algunos de los más comunes son
Misticismo: Desarrollar la consciencia de unidad con el todo.
Descanso mental: Acallar la mente y liberarla de las preocupaciones
diarias.
Creatividad: Limpiar la mente para hacerla más creativa.
Felicidad : Estimular las zonas del cerebro asignadas a la felicidad.
Salud: Estimular el sistema inmune y los mecanismos de auto curación.
Relax: Liberar el estrés y la ansiedad, y permanecer en un estado de
bienestar.
Concentración: Potenciar el estado de concentración y memoria.
Intelecto: Incrementar las capacidades intelectuales.
Se han hecho muchos estudios científicos sobre los efectos de la meditación,
midiendo la actividad cerebral a través de un encefalograma. Los estudios
demuestran que, según se avanza en la profundidad de la meditación, nuestro
cerebro pasa por distintas etapas:
Ondas Beta: Concentración
Ondas Alfa: Relajación, creatividad
Ondas Theta (meditación profunda): Solución de problemas
Ondas Delta (meditación avanzada): Sueño profundo sin dormir
Gracias a esta actividad cerebral, existen algunos estudios que vale la pena
revisar para comprobar los efectos de la práctica meditativa:
1. Un estudio de la Universidad de Yale:
Concluyó que las personas que practican la meditación a lo largo de su vida
desarrollan una red neuronal con la que tienen mayor consciencia de sí mismos
y del presente y menos ensoñaciones.
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2. Otro estudio de la Universidad de Wisconsin:
Concluyó que Matthieu Richards, monje budista, es el hombre más feliz de la
tierra, gracias a que la meditación agranda las áreas del cerebro reservadas a
la felicidad.
3. La Universidad de Harvard :
Determinó que la meditación reduce la hipertensión arterial y estimula el
sistema inmunológico.
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6 CUENTO: EL VERDADERO GUERRERO
Satoor era un verdadero campeón de las artes marciales de su escuela, pero
aún a pesar de su destreza, sabía que todavía no conocía plenamente las artes
marciales que él en su corazón presentía. Y aunque dominaba el manejo de los
músculos y sabía de la rapidez y del valor, también intuía que carecía de algo
importante, algo… que quizá tenía que ver con la conciencia despierta.
Llegó el día en que decidió cambiar su vida y dirigirse a un lugar en las
montañas en el que se hallaba un conocido maestro de nombre Budham, que
aunque no era precisamente el más famoso, quizá porque nunca asistía a las
competiciones, Satoor presentía que era el único capaz de transmitir y
despertar lo que en tantas ocasiones atrás había percibido.
Cuando se presentó ante las puertas de aquel monasterio en las montañas, en
donde hombres y mujeres eran fuertemente entrenados, pidió a Budham que le
admitiese.
Éste escuchó a Satoor acerca de su deseo y le dijo:
- “No estás preparado, no sabes de paciencia, no debo sembrar la semilla en
una tierra insuficientemente trabajada”.
- “Pero maestro, interpeló Satoor, haré lo que me pidas, vengo desde muy lejos
y he llegado aquí tan sólo con el deseo de aprender los secretos milenarios de
la flexibilidad y de la fuerza”.
- “No sirves, eres caprichoso y tu mente está llena de espejismos y pasiones.
No sabes aguantar tus deseos y, además, eres un inmaduro para los frutos del
alma. Así que, lárgate”, dijo Budham, dando media vuelta y cerrando aquella
enorme puerta.
Satoor se sentía decepcionado y deprimido, pero, sin embargo, seguía
percibiendo que allí, tras aquellas puertas, se enseñaba aquello que siempre
había presentido; por lo que decidió sentarse y esperar pacientemente junto a
la puerta.
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Pasaron tres días y tres noches, en los que Satoor se mantuvo en el umbral sin
comer y sin beber, hasta que al final, Budham apareció de nuevo y dijo:
- “Te he dicho que te largues”.
- “Pero maestro”, dijo Satoor, “Juro por mis padres, que obedeceré sin rechistar
lo que me ordenes, por difícil que esto me parezca”.
Budham, mirándole fijamente, dijo con severidad:
- “¿Prometes obedecer sin rechistar lo que aquí se te ordene durante un
periodo ininterrumpido de 3 años?”.
- “Sí, sí; lo juro”, dijo Satoor con una ráfaga de esperanza en su rostro.
El maestro abrió la puerta y Satoor cruzó el umbral.
Cuando transcurrió el primer año, Satoor seguía haciendo las labores más
básicas de la cocina y de la limpieza de aquel enorme lugar, y todavía no había
pisado una plataforma de instrucción. Sin embargo, pensaba para sus
adentros: “El Maestro debe estar probándome, por lo que debo aguantar.
Seguro que de un momento a otro comenzará mi enseñanza”.
Cuando había transcurrido el segundo año sin salir de aquel lugar, Satoor
seguía sirviendo en la casa. Limpiaba, cocinaba, arreglaba el jardín y cuidaba
de las labores más modestas, y aunque ya no se mostraba tan inquieto e
impaciente, a veces se decía:
- “No sé, no sé, creo que he caído en manos de un sinvergüenza que me
explota. Maldita promesa que le hice. Desde luego, qué vano error he cometido
cayendo en manos de este caradura que encima ni me habla”.
Ya cerca de los tres años de permanecer en aquel lugar, Satoor se encontraba
tan adaptado que ya ni recordaba lo que había venido buscando. Podría
afirmarse que las artes marciales y sus juveniles objetivos de llegada le
dejaban indiferente. Sentía que se había convertido en nada, ya que pensaba
que nadie le respetaba.
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Aquella tarde, aparentemente como las demás, encontrándose en el jardín,
apareció de repente Budham blandiendo un palo y, sin venir a cuento, le asestó
un formidable golpe en la espalda. Hecho esto, desapareció rápidamente sin
decir nada.
- “¡Anda! Si además de explotador, está loco el viejo imbécil éste”, se dijo
Satoor horrorizado.
Al día siguiente por la noche, encontrándose Satoor dormido fue, de súbito,
despertado por la nueva llegada de Budham que le propinó un bastonazo en la
cabeza, haciéndole ver todas las estrellas del firmamento. Hecho esto se retiró
rápido y silencioso.
Satoor se dio cuenta que si quería salvar su vida de manos de ese loco
furibundo tenía que estar atento, tenía que guardar una obsesiva alerta.
A los pocos días y encontrándose lavando trastos en la cocina, Budham se
presentó de improviso y trató nuevamente de golpearlo, pero ¡oh sorpresa!,
Satoor, que ya empezaba a despertar lo intuyó repentino y, girando vertiginoso
paró el formidable golpe del maestro con una cacerola. Budham desapareció
de inmediato.
Poco a poco, tanto en las noches como en los días, Satoor presentía. Se podía
decir que veía, oía y sentía a través de sus sentidos internos las llegadas
furtivas de Budham, antes de que sus golpes llegaran a su dolorido cuerpo.
Satoor vivía en un estado acrecentado de atención, y ninguna labor que
realizaba ocupaba tanto su conciencia como para no percibir la llegada
sorpresa de los sucesos que lo probaban.
Y así, día a día, expiró el plazo que había jurado mantener. Fue entonces
cuando Budham, de manera insólitamente amable y con un brillo de lucidez y
complicidad en sus ojos, le dijo:
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- “Bien, mi querido Satoor. Has finalizado ya tu aprendizaje y estás preparado
para enfrentar los tres peores enemigos del guerrero interior:
El victimismo, la desatención y la impaciencia.
Lo que aquí has aprendido, de hoy en adelante lo enseñarás sobre la Tierra"